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Autor Tema: Su boca sabrá a ajenjo (Capítulo Seis)  (Leído 16096 veces)

Fluoradolescent. Desconectado
« en: Febrero 11, 2011, 02:37 pm »

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Su boca sabrá a ajenjo (Capítulo Seis)
« en: Febrero 11, 2011, 02:37 pm »
Hola, bueno, como ya saben, se han borrado muchos temas, así que volveré a poner esto desde el prólogo, para inaugurar -de nuevo- la sección de historias originales del foro. Cada día una continuación, hasta llegar al capítulo 6, que es el último que he subido en Alishea's Dreams, otra página donde tengo subido el fic. Quisiera aclarar tres puntos fundamentales antes de empezar:

*Tomé prestado el título de un libro de Poppy Brite, pero ambas historias no tienen nada más en común :)

*Los personajes y la historia presentados son creación de mi imaginación, y queda prohibido que terceros puedan publicarlos por cualquier medio, sin mi debida autorización :)

*Esta historia está basada en hechos ficticios y cualquier semejanza con la realidad es una mera (y absolutamente increíble) casualidad


Bien, aclarados los tres puntos, puedo presentar el prólogo, que lo disfruten:



Prólogo

Es pálida, y tiene los cabellos lisos, y rojos como el fuego. Se sitúan en una extraña altura justo por encima de los hombros, y están cortados perfectamente rectos, al igual que el flequillo que cubre sus cejas.

Tiene los ojos de una rara tonalidad, que funde lo alegre del verde con lo intenso del azul. Su mirada es intensa. Aun cuando todo su lenguaje corporal indica que está aburrida, esa mirada fija en algún punto de su vaso, en la superficie del burbujeante líquido transparente, expresa algún tipo de profusa emoción que no sé especificar. Pareciera ser como una mezcla de rabia, tristeza, amor y verdad.

Se lleva el vaso a los labios, traga con un suave movimiento de su garganta. Sé que es soda. No es lo suficientemente mayor como para beber alguna otra cosa. Se pasa la lengua ligeramente por los labios.

Es extraño que sus labios sean tan oscuros, sobre todo al considerar que su piel es tan clara. También sé que no están pintados, no dejan ninguna marca en el vaso.

Me gustaría saber en qué está pensando, allí, bella y sola, sentada en la barra. Me gustaría saber a qué extraños asuntos dedica toda su atención. Quisiera averiguar por qué no me mira. Me pregunto si sabrá que la estoy observando y me esquiva, o si simplemente ignora que desde hace un rato la he convertido en mi presa.

Usualmente, las mujeres voltean instintivamente hacia mí cuando las miro así. Usualmente, ellas vienen a buscarme. Pero ella no era una mujer, después de todo. Tan sólo una niña.
Me lo confirma su mirada, inocente, volátil y sublime como una mariposa, que se posa en mí sólo unos segundos.

Espero, impasible. Mis ojos son negros como el carbón, como una noche oscura sin luna, sin estrellas. Y el secreto que ellos esconden es todavía más negro y oscuro.

Lo presiente, aparta su mirada. Vacía su vaso de un último trago, y tomando su cartera, se levanta de la butaca, para luego caminar rápidamente hacia la salida del club.

No, pequeña, no vas a escaparte tan fácil. Esta noche… lo lamento, pero ni los ángeles van a poder salvarte...

Eso ha sido todo... ¿Les ha gustado? Espero que sí, dejen un comentario con sus impresiones, sugerencias o lo que quieran, los comentarios son el alimento de los escritores de fics... :)
Nos leemos
Au revoir ~




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azulcielo Desconectado
« Respuesta #1 en: Febrero 11, 2011, 05:41 pm »

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Re: Su boca sabrá a ajenjo (Prólogo)
« Respuesta #1 en: Febrero 11, 2011, 05:41 pm »
Wah, que pereza volver desde el principio... pero bueh, tú bien sabes que pienso seguir tu fic :3
Así que sigo aquí, esperando hasta que vengan capis nuevos.
Deseos.
Todo el mundo pide deseos.
Desean que se cumplan sus deseos.
Desean que se cumplan en un instante.
De tal manera que no tengan que hacer ningún esfuerzo.
Que simplemente pase.
Y me pregunto, ¿Cuál es el punto?
Si no caminas no llegas a ningún lado.
Los deseos no se cumplen sin ningún esfuerzo…
Y tampoco si no das algo a cambio. (yo)


No sufro de demencia, la disfruto a cada rato. (algún tipo de cuyo nombre no me acuerdo)

Yemibella Desconectado
« Respuesta #2 en: Febrero 11, 2011, 05:45 pm »

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Re: Su boca sabrá a ajenjo (Prólogo)
« Respuesta #2 en: Febrero 11, 2011, 05:45 pm »
Hermoso , realmente hermoso, oh, si que me ha dejado ese gustito de saber mas, jajaja, que puedo decir...
Dado que solo es un prologo...se que sera el pirmer capitulo....
espero que me cautive por completo y es que el prologo gano un tope jajaja

Bueno, espero saber ....
Te cuidas



Fluoradolescent. Desconectado
« Respuesta #3 en: Febrero 11, 2011, 06:10 pm »

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Re: Su boca sabrá a ajenjo (Prólogo)
« Respuesta #3 en: Febrero 11, 2011, 06:10 pm »
Muchas gracias a azulcielo y Renesme por sus comentarios! El primer capítulo lo subo mañana.

Nos leemos, au revoir!



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.Unconscious Desconectado
« Respuesta #4 en: Febrero 11, 2011, 07:13 pm »

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Re: Su boca sabrá a ajenjo (Prólogo)
« Respuesta #4 en: Febrero 11, 2011, 07:13 pm »
Revivió el foro, pero por favor Dalsy, se constante quiero saber que pasa (:

Saludos.
The Smiths~[♫♪]


Fluoradolescent. Desconectado
« Respuesta #5 en: Febrero 11, 2011, 07:42 pm »

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Re: Su boca sabrá a ajenjo (Prólogo)
« Respuesta #5 en: Febrero 11, 2011, 07:42 pm »
Gracias por tu comentario, Unconscious, sí, claro que sí, seré bien constante al menos hasta el cap 6, pues, como ya dije, pondré un cap cada día, y desde allí pues... las contis tardarán más, pero no abandonaré mi fic, de modo que no hay de qué preocuparte. Nos leemos, au revoir



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Hoshi Desconectado
« Respuesta #6 en: Febrero 12, 2011, 04:36 am »

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Re: Su boca sabrá a ajenjo (Prólogo)
« Respuesta #6 en: Febrero 12, 2011, 04:36 am »
Menos mal que lo sigues aquí xDD. Ya sabes, espero hasta el cap 6 =)


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Fluoradolescent. Desconectado
« Respuesta #7 en: Febrero 12, 2011, 08:13 am »

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Re: Su boca sabrá a ajenjo (Prólogo)
« Respuesta #7 en: Febrero 12, 2011, 08:13 am »
Gracias Hoshi por tu comentario, y también a todas las demás, que ya les he respondido. Aquí va el capítulo 1. Ojala les guste ;)

Capítulo Uno



Empecé a caminar entre la multitud de personas que bailaban, siguiéndola. Sentí a alguien agarrarme uno de los glúteos, y luego escuché las risitas de dos chicas. Cualquiera de ellas habría sido más fácil.

Pero a mí jamás me ha gustado ir a lo fácil.

Continué mi camino sin voltear, y divisé la mata de cabellos rojizos traspasando las puertas del club. ¿A dónde creía que iba?

Sonreí mientras cruzaba la puerta yo también, escuchando a lo lejos un par de tacones repiqueteando contra el suelo.

-Oye, guapo -dijo una voz a mi lado- Te doy lo que quieras…

Miré a la mujer del costado, evidentemente ebria, y excesivamente maquillada. No tenía idea de lo que acababa de ofrecer, o al menos, de a quién se lo había ofrecido.

La ignoré, y caminé en la dirección en la que la pelirroja se había marchado.

Iba por la calle escasamente iluminada por alguna esporádica farola, o por los letreros de neón de clubes y bares que minaban esa parte de la ciudad.

El rastro de la chica seguía fresco, podía oler su ansiedad y su miedo, y podía oír el repiqueteo de sus tacones, más adelante, abriéndose paso en la oscuridad de las calles cada vez más desiertas.
Ella era tan solo una niña, y no sabía que andar sola en la noche es peligroso.

De nuevo podía verla. Estaba una cuadra más adelante. La miré, y ella lo supo instantáneamente. Volteó, pero no podía verme a mí.

Aún así, el deleitante aroma de su pánico llegaba hasta mí en cálidas oleadas. Su intuición de verdad era admirable.

Había alguien más por ahí. Eran tres hombres ebrios, decepcionados de sus existencias banales y monótonas. La habían visto y se codeaban. Quién sabe qué clase de obscenidades pasaron por sus turbulentas mentes mientras veían esos jeans ajustados a la femenina figura de la chica.

-Preciosa, ¿qué haces tan sola? -dijo uno de ellos, interceptándola.

La chica intentó pasar por su lado, pero el hombre se lo impidió. Volteó, y fue entonces cuando vio a los otros dos frente a ella. Estaba rodeada, y lo sabía. Comenzó a rogar en su interior que la dejaran en paz.

-¿Por qué vas tan rápido, preciosa? Podemos pasar un buen rato los 4 juntos.

Percibí el asco, la absoluta repugnancia que esos tipos le provocaban.

Me pregunté qué era lo que debía hacer yo, mientras me detenía a una distancia prudencial. ¿Abandonarla a la merced de tres sucios hombres borrachos? ¿O reclamarla para mí?

-No, gracias -dijo ella, intentando no demostrar su miedo- déjame pasar.

-No seas aguafiestas, cariño.

-Dije que me dejaras pasar -repitió ella en tono algo amenazador.

-Uy… Se puso brava -dijo uno de los hombres- habrá que castigarla.

Y entonces tiraron de ella hacia un callejón, ocultándola de mi vista.

-¡Suéltenme! -gritó antes de que una mano rechoncha pudiera taparle la boca.

Caminé lentamente hacia allí, todavía sopesando qué debía hacer, escuchando sus gritos ahogados. Oí el sonido de la tela rasgándose, ciertas risas cómplices, una bragueta bajándose.

Y entonces me di cuenta de que ya estaba en la entrada del callejón.

Uno de los hombres estaba forcejeando con los jeans de la chica, la tenían tendida en el suelo.

Y allí lo decidí, iba a reclamar a mi presa. Yo la había visto primero, después de todo.

Caminé firmemente hacia los tres.

-¡Fuera de aquí, pichón, si sabes lo que te conviene! -gritó uno de los tres.

La chica aprovechó su descuido y le mordió la mano.

-¡Ayuda! -se las ingenió para gritar antes de ser abofeteada por uno de sus captores.

La vida da tantas vueltas. Ella huía de mí, al principio, y ahora estaba pidiéndome ayuda.
Continué acercándome.

-¿¡Qué no escuchas, tú, niño bonito?! -gritó otro de los hombres, levantándose.

Se me acercó, e intentó asestarme un puñetazo. Pobre iluso. Jamás habría podido contra mí. Jamás, con su torpeza de ebrio y su fragilidad de humano.

Tomé su cabeza entre mis manos y disfruté con el crujir de sus vértebras al romperse.

Espiró su último aliento y lo dejé caer. El otro hombre tomó un pedazo de hierro del suelo y arremetió contra mí.

Interpuse mi brazo entre su inútil golpe y mi rostro. Sonreí, deleitándome de su horror, lo tiré al suelo con una patada.

Esa sucia, inmunda rata se arrastró como pudo, un poco hacia atrás. ¿No se daba cuenta de que es imposible huir de mí?

Caminé dos pasos, y luego puse mi pie sobre su cabeza. Presioné hasta escuchar el crujir de los huesos de su cráneo al quebrarse. Sí, lo había aplastado justo como a una repulsiva y sucia cucaracha.

El último de los hombres salió corriendo. Podría haberlo perseguirlo, pero no valía la pena. Su muerte no me habría dado más que la efímera diversión de arrebatarle la vida. Y era esa chica la que me interesaba después de todo.

Caminé hacia ella, se arrebujó contra el suelo, retrocediendo hasta la pared. Su cuerpo se sacudía involuntariamente de terror.

Me puse de cuclillas, frente a ella, y permanecí así unos segundos.

-N-no me lastimes -farfulló.

Sin responderle, la tomé en brazos, e inmediatamente empezó a llorar, toda asustada, toda convulsa.

Cada bocanada de aire que expulsaba tenía sabor a miedo, alivio, y una loca mezcla de incredulidad y certeza.

Me puse de pie y me quedé quieto. ¿Qué era lo que debía hacer con ella? Se encontraba totalmente indefensa en ese instante, habría sido tan… fácil.

Sin embargo, lo fácil jamás había sido ni apasionante, ni divertido, simplemente un ligero cosquilleo de satisfacción, justo como asesinar a esos torpes humanos.

Decidí esperar a que estuviera calmada. Pero supuse que no le sería muy fácil, encontrándose en el lugar de los hechos, frente a los cadáveres de dos de sus atacantes.

Comencé a caminar hacia afuera del callejón.

-¿Cómo te llamas? -le pregunté.

-Zoe -contestó entre sollozos.

-Zoe -repetí, saboreando su nombre, haciéndolo rodar en mi lengua- ¿A dónde vas a ir?

-A casa -contestó, temblando, mientras recostaba su cabeza contra mi pecho.

-¿Por aquí? -pregunté nuevamente, señalando el camino que ella estaba recorriendo antes.

Asintió suavemente, y yo empecé a caminar.

La temperatura de la noche comenzaba a bajar. El silencio reinante en ella sólo lo rompía la pelirroja con su llanto. Caminé con ella en brazos algo así como tres cuadras, hasta que me indicó doblar a la derecha.

Había dejado de llorar, pero seguía convulsionándose de vez en cuando.

-Aquí -dijo señalando un edificio que, de alguna manera, era a la vez idéntico y completamente diferente de los que habíamos ido pasando en el camino.

Avancé hacia el lugar indicado, y un hombre viejo, sentado adormilado sobre una silla se levantó a abrir la puerta desde dentro.

-¡Zoe! -exclamó- ¿qué le pasó? -me preguntó a mí, sin mirarme.

-No se siente bien. Al parecer tuvo una reacción alérgica, por eso sus ojos están hinchados -mentí yo. Ella sólo asintió levemente.

El portero nos dejó pasar hacia unas escaleras que se encontraban en bastante mejor estado de lo que sugería el exterior medio desvencijado del edificio.

-Tercer piso, apartamento 18. Es el último del pasillo -dijo ella débilmente.

Estaba rindiéndose al sueño. Se sentía completamente segura en mis brazos. Grave error.

Llegué hasta la puerta indicada. Probé el picaporte, estaba cerrada con llave.

Zoe ya se había dormido. Palpé la pequeña saliente del marco. Sí, ahí estaba la llave. Los humanos son tan predecibles... Todos ellos guardan sus llaves sobre la puerta o debajo de tapetes.
Abrí la puerta cuidadosamente. El lugar estaba completamente oscuro, pero ese no era un problema para mí. Sentí la presencia de dos personas más en el lugar. Ambas estaban dormidas, y podía oír sus respiraciones pausadas.

El aroma de Zoe estaba en todo el departamento, pero se sentía con más intensidad hacia una puerta en específico, que estaba entreabierta.

Entré al lugar. Era una habitación de paredes lilas, con poco mobiliario, algo desordenada. Definitivamente, ese era su cuarto.

La coloqué sobre la cama. Su ventana estaba abierta, y el frío de la noche entraba a través de ella. Decidí cerrarla.

La luz de la luna acariciaba a la chica que dormía plácidamente sobre la cama, arrancándole ciertos destellos plateados a la piel blanca de sus senos, que se hallaban parcialmente cubiertos por un sostén de satén negro.

La blusa de color azul eléctrico que aún tenía puesta estaba rasgada hasta su ombligo. Con razón el portero había continuado mirándome con recelo mientras me alejaba de él.

La cubrí con una manta morada que se hallaba tirada en el suelo.

Me había equivocado, después de todo. Suele pasarme cuando blasfemo. No la salvaron los ángeles esa noche... la salvé yo.

Bueno, y... ¿qué les ha parecido? Espero sus coments, con... ya saben, su opinión, sugerencias, etc... Gracias por leer!



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Hoshi Desconectado
« Respuesta #8 en: Febrero 12, 2011, 09:01 am »

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Re: Su boca sabrá a ajenjo (Capítulo Uno)
« Respuesta #8 en: Febrero 12, 2011, 09:01 am »
Ya sabes que tu historia me encanta. Es original, misteriosa y está bien redactada sin llegar a tener una prosa demasaido compleja. Tiene algo que engancha. Como suelo decir yo, "respira". De nuevo espero el capítulo 3.


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Fluoradolescent. Desconectado
« Respuesta #9 en: Febrero 12, 2011, 09:20 am »

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Re: Su boca sabrá a ajenjo (Capítulo Uno)
« Respuesta #9 en: Febrero 12, 2011, 09:20 am »
Muchísimas gracias, Hoshi! Otro cap mañana :3



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TinaK Desconectado
« Respuesta #10 en: Febrero 12, 2011, 02:14 pm »

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Re: Su boca sabrá a ajenjo (Capítulo Uno)
« Respuesta #10 en: Febrero 12, 2011, 02:14 pm »
Yey!!!
Vuel IN vuelve esta grandíosa historia, una vez más decirte que me encanta la forma que toma tu narrativa yque estaré atenta a cada capi
Nos leemos.
sólo, dejenme ser...
Reír es saludable

Fluoradolescent. Desconectado
« Respuesta #11 en: Febrero 12, 2011, 02:29 pm »

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Re: Su boca sabrá a ajenjo (Capítulo Uno)
« Respuesta #11 en: Febrero 12, 2011, 02:29 pm »
Gracias por el comentario, TinaK, sí, mañana habrá otro cap... Nos leemos! Au revoir :3



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azulcielo Desconectado
« Respuesta #12 en: Febrero 13, 2011, 05:44 am »

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Re: Su boca sabrá a ajenjo (Capítulo Uno)
« Respuesta #12 en: Febrero 13, 2011, 05:44 am »
Perdón si te molesta que diga esto, epro como ya sabes lo que me encanta la historia y considerandoq ue ya vi este capi voy a seguir esperando hasta los nuevos.
Sólo para que sepas que pasé por aquí
Deseos.
Todo el mundo pide deseos.
Desean que se cumplan sus deseos.
Desean que se cumplan en un instante.
De tal manera que no tengan que hacer ningún esfuerzo.
Que simplemente pase.
Y me pregunto, ¿Cuál es el punto?
Si no caminas no llegas a ningún lado.
Los deseos no se cumplen sin ningún esfuerzo…
Y tampoco si no das algo a cambio. (yo)


No sufro de demencia, la disfruto a cada rato. (algún tipo de cuyo nombre no me acuerdo)

Fluoradolescent. Desconectado
« Respuesta #13 en: Febrero 13, 2011, 09:12 am »

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Re: Su boca sabrá a ajenjo (Capítulo Uno)
« Respuesta #13 en: Febrero 13, 2011, 09:12 am »
Te lo agradezco mucho, azulcielo. Y a todas a las que ya les respondí los comentarios.
Ahí va el cap 2:


Capítulo Dos
Zoe


Dolor. Eso fue lo primero que pude sentir. Lo percibí incluso en el sueño que ya se alejaba de mi memoria y se volvía tenue y borroso, en el que alguien me había disparado en la cabeza.

Y ésta sería, definitivamente, una de las peores jaquecas que tenía en mucho tiempo.

Me levanté de la cama y volví a caer sentada en ella. Mi cabeza parecía tener el triple de su tamaño normal. Tenía que llegar al escritorio, y tomar las píldoras para la migraña.

La distancia de la cama al frasco me parecía infranqueable, y al levantarme me di cuenta de que aquel horrible dolor entorpecía también mi equilibrio. Fui prácticamente tambaleándome hasta mi objetivo.

Tomé dos píldoras y las tragué en seco, ir hasta la cocina por un vaso de agua realmente no era una opción. No sé de qué forma logré llegar a la cama otra vez.

Mi cabeza parecía ser un completo embrollo, apenas podía recordar qué día era, pero me parecía que había dormido durante siglos. Pensar parecía empeorar el dolor de cabeza, pero tenía que hacerlo.

Me pregunté por qué rayos no me había quitado los zapatos para dormir. ¿Qué hacía yo con los jeans puestos, y por qué mi camiseta favorita estaba rota? Iría paso a paso.

El día anterior había sido un viernes. Y nunca iba a olvidar esa tarde.

Flash Back


Acababa de salir de la clase de Literatura del séptimo periodo, me dirigía hacia las puertas del instituto, y sentí a alguien tomarme del brazo. Volteé, y me quedé absolutamente petrificada. Era Tyler Rhonson. ¡Tyler Rhonson, el popular chico estrella del equipo de fútbol americano!

-Oye… -me dijo con una sonrisa de dientes blancos y perfectamente alineados- te llamas Zoe ¿cierto?

-S-sí -tartamudeé, qué patética- ¿necesitas algo?

-Soy Tyler -se presentó. Como si no lo supiera de memoria- y… bueno, he estado observándote desde comienzos de año, ¿sabes?

Me quedé boquiabierta y con la mente en blanco. Eso no podía, sencillamente no podía ser cierto. Me dio otra sonrisa.

-Sé que no nos conocemos… pero quería invitarte a salir.

-¿Salir? -dije, tenía la boca seca- ¿q-qué quieres decir con eso?

-Salir como, ¿qué tal si nos vemos esta noche, en el club que se abrió la semana pasada...? Se llama Circus, creo. ¿Qué dices? -preguntó.

-Claro, ¿por qué no? -me apresuré a responder.

-De acuerdo. Nos vemos allí a las 10:30, ¿te parece? -volvió a preguntar

-Bien -asentí, y entonces se fue, luego de hacer una seña con la mano.


Fin del Flash Back


Sabía de sobra que mamá no me habría dejado ir. No si él no pasaba a buscarme, no a un club, no por la noche. Había corrido como una poseída hasta encontrar a Rhonda, mi mejor amiga, y se lo había contado.

Ella tampoco había podido creerlo, pero estaba igual de eufórica y feliz que yo. Fuimos a su casa, y empezamos a planear cómo haría yo para asistir a mi cita.

Finalmente habíamos decidido que le diría a mamá que me quedaría en su casa a estudiar, y que llegaría un poco tarde a casa, pero que Rhonda me llevaría.

Y así lo hice. Estuve lista y en el pub exactamente a las 10:32, lo sé porque me fijé en el reloj. Pero Tyler no estaba allí. Y los minutos pasaron rodando lentamente. Él no aparecía, y el hombre de la barra me había preguntado por tercera vez si iba a pedir algo. Soda. No era lo suficientemente mayor como para pedir cualquier otra cosa.

Miré al reloj de mi teléfono móvil por enésima vez. Las 11:44. Me había dejado plantada. ¿Cómo no se me había ocurrido que él podía hacer algo así? Era tan terriblemente obvio, lo único que había querido era burlarse de mí.

Y entonces, empecé a sentirme vigilada e incómoda. En toda la noche, prácticamente nadie había reparado en mí. Imaginé que según la mayoría de los chicos presentes, había chicas más hermosas -y mayores- en el club, chicas a las que no tendrían que molestarse en terminar de criar. Así que me pareció extraño.

Me ordené a mí misma no voltear, pero no pude soportar por mucho tiempo. La curiosidad mató al gato.

Así que pasé mi mirada por el antro rebosante de personas, y localicé de inmediato al único par de ojos fijos en mí.

Y ¡cielos! Ese era el chico más hermoso que había visto. Aún más hermoso que Tyler Rhonson, aún más perfecto que las estrellas de cine que más me gustaban. Su cabello era negro, desordenado, liso y reluciente, como las plumas de un cuervo. Y esos ojos… esos ojos también eran negros como dos pedacitos de cielo en una noche muy oscura.

Su nariz recta y orgullosa, sus pómulos, sus labios… parecían estar esculpidos en el mármol blanco de su piel perfecta.

Pero algo en mi interior me gritó que huyera. Y esa vocecita siempre tenía la razón.

Lo siguiente… no hizo más que empezar unas puntadas horribles en mis sienes. No quería recordar aquello. Me esforcé por desviar mis pensamientos, pero las imágenes, las sensaciones… se proyectaron en mis ojos y en mi cuerpo como si mi cerebro estuviera jugándome una muy mala pasada.

Vi de nuevo cada uno de los tres rostros de esos hombres ebrios, olí su aliento apestando a whisky sobre mi cara, sentí sus manos descuidadas sobre mi cuerpo, escuché sus voces, sus risas dementes.

Me di cuenta de que estaba temblando, había experimentado por primera vez lo que era la verdadera furia. Impotencia. Ellos iban a violarme. Y entonces ese chico del club apareció en el callejón. Los había asesinado, sin asco, sin perder ni por un segundo la elegancia y esa ligera mueca asemejada a una sonrisa en su rostro perfecto.

Y me había traído a casa.

Necesitaba limpiarme. No podía estar un segundo más con la ropa de aquella noche, me sentía sucia, quería quitarme de encima el tacto de aquellos hombres, quería borrar de mi mente esos recuerdos. Y no podía permitir que nadie, pero absolutamente nadie se enterara de aquello.

En primer lugar, era demasiado vergonzoso. Y en segundo, ¿quién iba a creerme? Ciertamente, visto en perspectiva, todo parecía tan estúpida y patéticamente irreal. Como si fuese parte de un sueño.

¿Y si era un sueño, después de todo? No, no podía ser así. ¿Cómo explicaría lo de la ropa entonces?

Mi jaqueca seguía sin disminuir, pero no podía estar un instante más con aquella horrible sensación en mi cuerpo, así que como pude, junté mis cosas y fui a darme un largo baño de agua fresca.

***


Mamá y Steve, su esposo, que debo aclararlo, no es mi padre, no estaban en casa. Me habían dejado una esquela en la mesa. La nota decía:

“Fuimos a casa de tía Dorothy, volveremos por la tarde, hay salchichas en el refrigerador, te hemos dejado dormir porque sabemos que estudiaste hasta tarde. Si necesitas cualquier cosa llámanos.
Con cariño, mamá y Steve.”


Los últimos resquicios de la migraña que me había aquejado durante toda la mañana se alejaron luego de que hube comido las salchichas que mamá había sugerido.

El teléfono sonó, caminé perezosamente hasta la sala, para atenderlo.

-¿Zoe? -preguntó la voz ansiosa y aguda de Rhonda en línea

-Rhonda -contesté, sin entusiasmo

-Tienes que contarme absolutamente todo -dijo ella rápidamente.

-Me dejó plantada -resumí tétricamente- lo esperé por una hora, pero no se dignó en aparecer.

-Dios, Zoe, lo lamento -dijo ella, me la podía imaginar mordiéndose el labio inferior, como siempre hacía.

-Tranquila, no importa. Hablaremos en el colegio, ¿quieres? -dije. No estaba de humor para hablar por teléfono.

-De acuerdo. Si necesitas cualquier cosa, llámame, ¿OK? -dijo ella antes de cortar.

Me quedé quieta por un momento, con el auricular en la mano. ¿Qué iba a hacer ahora? Necesitaba alguna ocupación, y la necesitaba pronto. No quería pensar en nada de lo que me había pensado la noche anterior.

Fui hacia la sala y me tiré en el sofá, frente al televisor, pero nada de lo que pasaban era suficientemente interesante como para mantener mi atención.

Sentía un vacío dentro de mi pecho. Y estar sola en casa no ayudaba. Podría haber llamado a Rhonda, podría haberle pedido que viniera a visitarme, pero entonces tendríamos que hablar de mi cita fallida, y no quería hablar de eso, sinceramente no quería.

-Daría cualquier cosa por no estar sola -murmuré apagando el televisor.

Me levanté para dirigirme a mi habitación.

-Define cualquier cosa -oí un susurro en mi espalda, y cada uno de los vellos de mi cuello se levantó.

Tenía miedo de voltear, pero sabía que no me había imaginado eso. Lo hice lentamente, cerrando los ojos.

Cuando los abrí, no supe definir exactamente si me sentí como si estuviera dentro de un sueño o de una pesadilla. Era el chico del club. Era más alto que yo, me pasaba por una cabeza, y se hallaba muy cerca de mí.

Tanto que podía sentir su respiración fría y pausada en mi frente. Tuve que alzar la cabeza para mirarlo a la cara. Tenía una sonrisa de lado, rayos. Era tan lindo.

-¿Q-qué rayos haces aquí? -me las arreglé para preguntar, al tiempo que retrocedía un par de pasos.

-Dijiste que no querías estar sola -dijo. Su voz era profunda, y al mismo tiempo casi parecía ser el sibilante siseo de una serpiente venenosa jugando con su presa. Hizo una pausa y continuó- Más específicamente, dijiste que darías cualquier cosa por no estar sola. Así que… aquí he venido a hacerte compañía.

Y me dio una sonrisa llena de dientes, que me aterrorizó por completo.

-¿Quién eres? -pregunté, presa del pánico- ¿Cómo has entrado?

-Mi nombre es Noah -se presentó, su mirada me mantuvo helada y paralizada- y dime… ¿de verdad quieres saber cómo fue que entré?

Dio dos pasos hacia mí, y volvió a situarse muy cerca de mi rostro. Bajó la cabeza, de forma que sus labios casi rozaban los míos, y no me sentí con fuerzas como para retroceder más, parecía que todo a mi alrededor empezaba a desvanecerse, tornándose borroso y sin importancia.

-Yo creo que lo que en realidad quieres es un beso -susurró sin dejar por un segundo de verme a los ojos.

Quise gritar, retroceder, alejarlo, pero descubrí que no podía moverme. Descubrí que ni siquiera podía apartar la vista, y que él estaba jugando conmigo. Comenzaba a caer en una especie de sopor, en el que ya no me importaba luchar. Me encontré a mí misma preguntándome ¿a qué sabrían sus labios?

¿Serían dulces como la miel? Quizá salados, como las lágrimas… O quizá fueran amargos, como el ajenjo.

-Dilo, Zoe -dijo entonces, aún sonriendo. Tenía una extraña manera de pronunciar mi nombre- di que quieres un beso -y cada vez que movía sus labios, éstos rozaban casi imperceptiblemente los míos.

-Quiero un beso -repetí involuntariamente, en voz muy baja, como si una fuerza ajena a mí me empujara, pero en el fondo aquello no me molestaba.

Noah sonrió y alzó una ceja, y luego se estiró de nuevo, para dejar un beso en mi frente. Sus labios se sintieron cálidos y suaves contra mi piel, y su beso quedó impregnado en ella, quedó como sellado en mi frente y en mi mente, como una marca indeleble que no se podría borrar.

Tararán! Eso ha sido todo, ¿qué les ha parecido? Dejen sus coments con sugerencias, opiniones y lo que quieran... Gracias por leer



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Saga Desconectado
« Respuesta #14 en: Febrero 13, 2011, 10:20 am »

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Re: Su boca sabrá a ajenjo (Capítulo Dos)
« Respuesta #14 en: Febrero 13, 2011, 10:20 am »
Debo admitir que me parecio realmente interesante, la historia promete.
Solo eh leido hasta el capitulo 1, pronto leere el 2° y espero que el 3° este listo pronto porque quiero leerlo.
Incluso ya me dieron ganas de publicar una historia original, algun dia tla vez.
Me parecio muy interesante, misteriosa y algo de suspense. Buen trabajo.
Continualo pronto vale?


Al final de todo, el cielo nos conecta. Mientras todos brillemos, no importa lo lejos que estemos seremos capaces de vernos dando lo mejor de nosotros mismos

.Nico. Desconectado
« Respuesta #15 en: Febrero 13, 2011, 11:29 am »

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Re: Su boca sabrá a ajenjo (Capítulo Dos)
« Respuesta #15 en: Febrero 13, 2011, 11:29 am »
Hola,

Admito que entré por casualidad, más curiosidad que por otro motivo y seguí leyendo por eso mismo, casi no lo hago después de las dos primeras líneas (prefiero dar mi juicio sobre un fic rápido, para no decepcionarme luego), pero me alegro de dudar y haber seguido.

Me enamoraron tus palabras, hace tiempo que no encuentro una historia que capte mi atención en fanfics y que esa atención sea capaz de vencer a mi frustración por tener una rigidez que me impide escribir, celos, mejor dicho; muy pocas personas logran vencer esa barrera, en fin, creo que tengo más madera de crítica que de escritora, lamentablemente.

Pero me encantó la trama, aunque Zoe no me caiga del todo bien, creo que es muy prometedora y, desde luego, me encanta Noah, aún cuando su personalidad se parezca mucho a los protagonistas de este tipo de historias sobrenaturales.

Todavía hay muchas cosas en el aire y espero que se sepan pronto, hasta entonces, no dudes que estaré atenta al siguiente capítulo.

Nos veremos.

PD: ¿Has leído Cazadores de Sombras? Noah me huele a Jace.


Quiero ser más...

¿Más qué?

No sé, simplemente... más.



Marta Uchiha
« Respuesta #16 en: Febrero 13, 2011, 06:39 pm »

Re: Su boca sabrá a ajenjo (Capítulo Dos)
« Respuesta #16 en: Febrero 13, 2011, 06:39 pm »
Wow no sabía que escribías tan bien. Ahora te tengo un mayor respeto. Muy buena la historia y la expresión.

PD:Por alguna razón el título me encanta

Fluoradolescent. Desconectado
« Respuesta #17 en: Febrero 13, 2011, 07:28 pm »

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Re: Su boca sabrá a ajenjo (Capítulo Dos)
« Respuesta #17 en: Febrero 13, 2011, 07:28 pm »
Muchísimas gracias a Saga, Nico y Marta Uchiha por sus comentarios, me alegra sobremanera que les guste el fic. Mañana colgaré otro cap :P



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Saga Desconectado
« Respuesta #18 en: Febrero 13, 2011, 11:05 pm »

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Re: Su boca sabrá a ajenjo (Capítulo Dos)
« Respuesta #18 en: Febrero 13, 2011, 11:05 pm »
Acabo de terminar el capitulo 2, simplemente genial. Desafortunadamente algo corto, pero no por eso malo.
Interesantes las reacciones de Zoe, desde el comeinzo sabemos que no es una chica como las demas, y al parecer Noah es demasiado misterioso, y lo cortaste muy bien, justo para que esperemos con ansias el capitulo siguiente.
Espero y lo continues pronto. Quiero leer que sigue despues de ese infimo pero tan poderoso beso.


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Fluoradolescent. Desconectado
« Respuesta #19 en: Febrero 14, 2011, 08:36 am »

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Re: Su boca sabrá a ajenjo (Capítulo Dos)
« Respuesta #19 en: Febrero 14, 2011, 08:36 am »
Saga, me alegra mucho que te haya gustado el capítulo dos. Gracias por comentar.
Y para quienes lo esperaban, aquí va el capítulo tres:


Capítulo Tres

-No me digas que te vas a desmayar -dijo su voz profunda con cierta diversión, pero la escuché desde tan lejos…

Me encontraba absolutamente atontada. No podía pensar, simplemente sentía, y lo que sentía era una completa relajación. Abrí y cerré los ojos un par de veces, y a medida que pasaban los segundos, todos los problemas, los miedos y las inhibiciones parecían borrarse de mi mente. Imagino que así es como se siente estar drogado.

Unos puntos lilas y negros aparecieron en toda la habitación, y todo se volvía borroso. Y todo a mi alrededor comenzó a girar, y girar, y girar… Y dio tantas vueltas que me había mareado y sabía que estaba a punto de caer.

Sentí a las poderosas manos de la gravedad tirar de mí hacia el suelo, y luego oí el ruido sordo que hizo mi cuerpo al chocar contra el piso. Abrí los ojos por un momento, y sólo distinguí los pies de Noah, justo frente a mí. Estaba parado allí, pero no tuve fuerzas para alzar la vista y ver si estaba mirándome. Y entonces, todo se obscureció.

***


Desperté en mi cama, estaba obscuro, era de noche.

Pasé mi vista por mi habitación, todo estaba en su lugar, justo como debía ser. Me senté en mi cama, y sentí un horrible dolor, de nuevo. Pero en ese momento, éste se originaba en el lado derecho de mi cabeza. Llevé una mano temblorosa al punto exacto, un poco más arriba de mi oreja, y encontré una protuberancia. ¿Cómo rayos me había lastimado para tener semejante chichón en la cabeza?

Un nombre de tan sólo cuatro letras vino a mi mente: Noah.

El nombre empezó a tomar forma en mi mente al mismo tiempo que todo lo demás. Su pelo negro y desordenado, su piel blanca, sus ojos obscuros como abismos sin fondo… sus pies enfundados en zapatillas Nike negras con suelas blancas y perfectamente limpias, como si no hubiese caminado siquiera con ellas.

-Desgraciado. Ni siquiera intentó sostenerme para que no cayera -murmuré con rabia.

¿Qué hora era? ¿Habían vuelto ya mis padres? ¿Quién rayos era Noah y por qué no dejaba de pensar en él?

-¿Por qué tendría que haberlo hecho? -dijo entonces aquella voz profunda y ligeramente sibilante, con un tono divertido.

Miré hacia mi costado, desde donde había provenido la voz.

Noah estaba allí, a mi lado, sentado en mi cama. Me llevé un gran susto al verlo, tan tranquilo. Prácticamente se había materializado allí, porque -de esto estaba completamente segura- él no estaba allí en cuanto me desperté.

Solté un pequeño grito ahogado.

-¿Te asusto, Zoe? -otra vez su extraña forma de decir mi nombre, que me causaba escalofríos.

-¿D-de dónde rayos saliste? -le pregunté, en parte asustada, y en parte molesta.

-Deberías agradecerme. Al menos te traje hasta tu habitación y abrí un libro sobre tu cama para que tus padres pensaran que te quedaste dormida estudiando -dijo mientras se recostaba en mi cama- aunque creo que les pareció un poco extraño que pases tanto tiempo “estudiando” últimamente.

Se veía tan hermoso. Había cruzado sus fuertes brazos tras su cabeza, y tenía puesta una camiseta gris algo ajustada, que me dejaba entrever los poderosos músculos de su pecho amplio y fuerte.

-Sí, Zoe, ya sé que estoy buenísimo. Ahora límpiate la baba -dijo con tono arrogante, y una sonrisa de lado.

¿Cómo rayos supo que estaba mirándolo?

-No respondiste mi pregunta -dije molesta.

Él no respondió. Solo me miró fijamente a los ojos.

Había algo extraño, algo malo en él. Algo terriblemente obscuro y perverso. Su sonrisita divertida parecía ocultarlo un poco, pero lo rodeaba un aura de maldad, perfidia y crueldad que no podía describir. Dejaba mi alma helada como un témpano, me hacía temerle.

Y aún así, él sólo me había salvado.

-Zoe, Zoe, Zoe -dijo, estirando sus brazos sobre su cabeza- pequeña niña pelirroja de ojos color mar… -y soltó una ligera carcajada que heló la sangre en mis venas, y me produjo unas terribles ganas de gritar- ¿qué es lo que debo hacer contigo?

Volvió a mirar a mis ojos, esta vez sin rastro de diversión, no, mirar a mis ojos no es la expresión correcta, era más bien como si mirara dentro de ellos, como si pudiera descubrir cualquier secreto de mi mente. Y descubrí que, otra vez, no podía moverme.

Esos ojos negros se salpicaron de pequeñas lucecitas de mil colores por una fracción de segundo. Y entonces, desapareció.

Se desvaneció como si hubiese sido tan sólo una imagen emitida por un proyector que alguien había desenchufado inesperadamente.

Y grité. Grité con todas mis fuerzas, a todo lo que daban mis pulmones, por un espacio de tiempo que pudo haber sido tan corto como un segundo o tan largo como una hora, ni siquiera importaba.

-¡Zoe! ¡Hija! ¿¡Qué te sucede?! -la voz de mi madre pareció transportarme fuera de la dimensión de los ojos obscuros con puntitos de colores, no obstante, continué gritando, porque no sabía qué más hacer.

-Zoe, ¿qué pasó? -preguntó también Steve, sus manos sobre mis hombros, sacudiéndome.

Todo sucedió en cámara lenta. Mi madre levantó su mano blanca hacia mí, y, con los ojos embebidos en preocupación, me dio una bofetada en la mejilla izquierda, que me quitó el aliento.

Solo atiné a abrazarme a su pecho, y sentí las lágrimas quemando mis ojos y mejillas, mis sollozos atorándose en mi garganta. Sentí también los brazos de mi madre alrededor de mi espalda, abrazándome fuertemente, ella estaba temblando, también.

Steve colocó su mano en mi cabeza, y acarició suavemente mis cabellos.

-Tranquila, Zoe, sólo fue una pesadilla -dijo él.

¿Una pesadilla? Ojala hubiese sido solamente eso. Sin embargo, no tenía sentido contarles lo que en realidad había sucedido. Así que simplemente asentí.

-¿Quieres hablar de ello, Zoe? -preguntó mamá, apartándose un poco de mí, para mirarme a los ojos.

-N-no creo que sea necesario -murmuré con la voz ronca de gritar.

-Nos has dado un tremendo susto -dijo entonces, colocándose un mechón de su largo pelo color caramelo detrás de la oreja.

-Yo también me lo he dado -respondí, soltándola.

Ahora tendría que pensar en un par de cosas que no quería preguntarme, pero debía.

-¿Vas a estar bien? ¿Quieres que nos quedemos un momento contigo? -preguntó Steve.

En ocasiones como esta, me preguntaba por qué lo odiaba. Él se esforzaba por ser bueno conmigo. Aunque quizá, el hecho de que me haya robado a mi madre puede ser una buena razón.

-No será necesario. Sólo fue una pesadilla, tú mismo lo dijiste -dije cortante.

Era extraño, no quería quedarme sola, pero tampoco quería que ellos estuvieran en mi cuarto.

Me desearon las buenas noches y salieron, dejándome sola con los planteamientos que debía realizarme. Porque no podía seguir fingiendo que todo estaba bien un solo segundo más.

Noah no era un chico corriente. Esa era una realidad concreta y palpable, y tan cierta como que tengo 5 dedos en mi mano derecha. Era más fuerte que un chico corriente, más rápido, más hermoso y más maligno. Y se desvanecía así como así. En síntesis, Noah no era humano. Quizá él era… un vampiro.

Él de seguro me había seguido para beber mi sangre la noche anterior, pero terminó salvándome de aquellas bestias.

Aún así, aquello no quería decir que él fuera bueno. De seguro sólo estaba esperando al momento adecuado para asesinarme. Pero eso no sucedería.

Me invadió la determinación, y una extraña emoción que no supe identificar, mezcla de miedo y anticipación. No, él no iba a asesinarme. O al menos, no se lo pondría fácil.

***


-¡Zoe! -gritó mamá desde algún lugar del apartamento.

-¿Qué, mamá? -pregunté, enjuagando el último plato de la cena del domingo.

-Tienes visita -dijo Steve, entrando en la cocina.

-Qué raro -murmuré. De seguro era Rhonda, pero era raro que ella llegara a casa sin llamar antes.

Me sequé las manos con un repasador, y asomé mi cabeza hacia la sala. Y mi respiración se detuvo al ver a nada más y nada menos que Noah en la puerta, charlando con mamá.

-Hola Zoe -dijo con un tono de voz tan normal como el de cualquier chico de su edad. O que aparentara su edad, me corregí a mí misma.

-¿Qué estás haciendo aquí? -pregunté rápidamente. No lo quería cerca de mamá de ninguna manera.

-Zoe, no seas grosera -me reprendió mamá, mirándome mal con sus grandes ojos cafés- tu compañero ha venido a pedirte prestada la tarea. Por cierto, ¿cómo te llamas, chico?

-Me llamo Noah, señora. Es un placer conocerla -y le sonrió.

Mi madre estaba absolutamente encantada con él. No sólo su forma de hablarle la delataba, sino el hecho de que nos haya dicho que vayamos a mi habitación. O tal vez ese sucio vampiro estaba ejerciendo algún tipo de control mental sobre ella, ya que, en situaciones normales, ella jamás dejaría que un chico entrara a mi habitación conmigo.

No obstante, era mejor. Cuando planeé que no me rendiría sin luchar, lo hice en mi habitación, ese era mi territorio, y sería mejor librar nuestra batalla allí, después de todo.

-¿No gustas un poco de chocolate caliente? -preguntó mamá cuando entramos a mi cuarto.

-No -me apresuré a responder por él- Noah no bebe chocolate -bebe sangre, terminé en mi mente, aunque, desde luego, no lo dije en voz alta.

Mamá me miró algo enojada por mi comportamiento grosero, y Noah tenía en su rostro una mezcla de asombro y diversión. Cuando la puerta se hubo cerrado, me senté en mi cama y le dije:

-¿Qué es lo que quieres?

-Pareces enojada, Zoe -respondió, caminando a través de mi habitación- sólo he venido a hacerte una visita… -y sonrió con la ceja levantada.

-No seas cínico -reprendí. Lo cierto es que por dentro, me moría de miedo y anticipación, pero no lo iba a demostrar- Sé lo que eres.

Sus ojos se abrieron mucho, y luego alzó sus cejas. Su mirada se tornó aún más obscura -si cabe- y el miedo por poco me paraliza.

-¿Y qué vas a hacer al respecto? -preguntó serio, levantando una ceja.

Y entonces, me incliné hasta tomar la estaca de madera (fabricada con un pedazo de escoba) que había preparado y colocado bajo la cama, y arremetí contra él con todo el impulso de mi salto y el peso de mi cuerpo.

Ni siquiera hizo ademán de moverse. La estaca chocó contra su pecho y se astilló, pero no perforó su piel, que parecía estar hecha de acero. Inmediatamente, solté el trozo de madera, y retrocedí un par de pasos.

-¿Acaso acabas de intentar estacarme, Zoe? -dijo su voz sibilante, no lucía nada amigable.

Bueno, considerándolo bien, yo tampoco tendría una actitud amigable si alguien intentara clavarme un pedazo de madera en el pecho.

-¿Piensas que soy un vampiro? -y caminó dos pasos hacia mí, yo continué retrocediendo. Tenía la boca seca.

Y cuando pensaba en voltear y correr hacia alguna parte, lejos del hermoso y aterrador chico que se me acercaba, me topé con el borde de la cama, y por culpa del impulso, caí en ella.

En cuestión de un latido de corazón, Noah estaba encima de mí, apoyado sobre sus manos, que se encontraban una a cada lado de mi rostro, y sus rodillas, hincadas a mis costados.

-¿Quieres que beba tu sangre? -preguntó muy cerca de mi oído, en un tono de voz que me hizo temblar, y me paralizó por completo.

Sabía que no iba a poder moverme, de modo que ni siquiera lo intenté, y sentí la su respiración fría sobre mi cuello.

Entonces me mordió suavemente, pellizcando mi piel con sus dientes, sin hacerme daño, enviando cientos de señales eléctricas a través de mi cuerpo tembloroso.

-Personalmente, Zoe, yo creo que has visto demasiadas películas. -dijo, ya sin ese aterrador tono de voz- Pero quiero saber qué piensas tú al respecto, ¿soy un vampiro? -preguntó, rozando mi oreja con sus labios.

Sentía mi sangre hirviendo en mis venas, y los latidos de mi corazón se habían acelerado hasta un punto inaudito. Y volví a preguntarme ¿a qué sabría su boca?

-L-los vampiros no existen -suspiré, cuando logré encontrar mi voz.

-¿Entonces qué rayos creíste que hacías? -gruñó, y ahora ya no estaba encima de mí, sino en el lugar donde había estado parado antes de mi estúpida ocurrencia.

-Corroborarlo, creo -mascullé, tratando de conseguir las fuerzas -físicas y mentales- necesarias para sentarme en la cama.

Espero les haya gustado, comenten mucho! Besos!



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