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Autor Tema: [+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*  (Leído 37398 veces)

sakuritha_haruno Desconectado
« Respuesta #20 en: Diciembre 03, 2011, 07:31 pm »

  • Imbecil... Que Me Hiciste Para Que Me Enamorara Tanto De Ti
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Re:[+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*
« Respuesta #20 en: Diciembre 03, 2011, 07:31 pm »
Es Que En Realidad... No Puedes Dejar Asi La Historia Por Favor Dress-Chan TT_TT Continuala Onegaii

Dresti Desconectado
« Respuesta #21 en: Diciembre 05, 2011, 02:35 pm »

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Re:[+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*
« Respuesta #21 en: Diciembre 05, 2011, 02:35 pm »
Gomen, gomen, gomen nasai, se k tarde mil años en terminar la conti pero esk la universidad no me deja tiempo para nada, pero ahora si, aki la traigo, y el reencuentro de SasuSaku que es un poco corto y rapido pero sera bastante mejor en el proximo capi lo prometo y pronto pondre lemon jajaja, ahora os dejo leer, supongo k este es uno de los momentos mas esperados de la historia, ya vereis xk jajaja

11.Nacimiento

-Esto no se ve bien-murmuró Tenten sin apartar los ojos de Demetrio.
El vampiro rubio se mantenía quieto pero algo en su retorcida sonrisa avisaba de que pronto atacaría.
-Naruto llévate a Tenten, Hinata y a Sai-sama lejos de aquí-ordenó Itachi.
-No me voy a mover de aquí Itachi, deberías saberlo-contestó.
-Es una orden que te da un sangre pura y como vampiro de rango menor debes obedecer-gruñó.
Quería a todos fuera de allí, él solo acabaría con todo aquello aunque tuviese que morir en el camino, no permitiría que se derramase más sangre, nunca más. Naruto se giró hacia él, serio, más serio que nunca.
-Escúchame bien mocoso-dijo en un tono que el pelinegro nunca le había escuchado-este hombre estuvo implicado en el asesinato de mi padre, mató a Idel y ahora amenaza a la que es mi nueva familia, no me voy a mover de aquí.
-¡Itachi-san!-la voz de Hinata los alertó a los dos.
Demetrio se había deshecho en millones de motas de polvo que se esparcieron por el suelo alrededor de ellos.
-¿Qué es esto?-preguntó Sai.
-Su poder de sangre pura le permite desfragmentar su cuerpo en partículas minúsculas-explicó Naruto mientras se alejaba del polvo-no lo piséis, no dejéis que os toque, si eso ocurre estáis perdidos.
Pero aquello era más fácil decirlo que hacerlo, pues el polvo avanzaba a una velocidad casi tan sorprendente como la de la luz.
-¿Qué pasará si nos toca?-preguntó Tenten.
 -No lo sé-contestó Naruto-nunca me molesté en probarlo.
Pronto tuvieron que dejar la conversación y centrarse en escapar del finísimo polvo que cada vez recortaba más terreno. Hubo un momento en el que no tenían hacia donde retroceder pues el polvo se hallaba en todas partes. Entonces sin previo aviso, Demetrio volvió a aparecer delante de Hinata, que se había encaramado al cartel de una de las tiendas, la agarró por el pelo y la tiró al suelo abriendo un enorme hoyo.
-¡Hinata!-gritó Naruto, lanzándose a por él, pero Demetrio volvió a desaparecer.
-Pensé que tu padre te había enseñado que nunca le des la espalda a tu enemigo-le susurró desde atrás, asestando un golpe al centro de la espalda que nunca llegó a su destino.
Sai se había transformado en lobo y se había lanzado con las fauces abiertas a por el cuello del vampiro pero este volvió a desaparecer, en mil partículas.
-¡Ah!-esta vez era la voz de Tenten, Demetrio era tan rápido que ni sus sentidos súper sensibles habían sido capaces de detectar su presencia.
Al igual que hizo con Hinata la enganchó por el pelo pero solo hizo para descubrirle el cuello.
-Tú eres demasiado valiosa como para desperdiciar tu sangre-dijo mientras se lamía los labios-uh, pero qué…
-¿Pensabas que en todos mis siglos de vida había vivido como una inocente dama?-dijo retirando el codo de la boca del estómago de su adversario-es una pena que tengas un concepto tan deplorable de las mujeres.
Sai y Naruto volvieron a lanzarse sobre él y así volvió a iniciarse el combate.
Itachi observaba todo detenidamente, al contrario que los demás él no se había lanzado al ataque, después de comprobar que Hinata solo estaba inconsciente se centró en estudiar los movimientos de su enemigo. Naruto trabajaba bien y era un guerrero inigualable, pero era un romano y atacaba antes de pensar, por su parte Sai tenían la fuerza de un lobo y vampiro pero era demasiado inexperto y no duraría ni dos segundos en un combate a solas con un oponente como aquel, y Tenten… ella siempre se había fiado de su poder de visión para atacar y defenderse pero ahora que parecía que Demetrio lo controlaba de alguna forma, ella había cerrado su ojo visor y su defensa no era tan buena.
En cuanto al enemigo, simplemente era perfecto, no realizaba ningún movimiento fuera de tiempo y sincronizaba sus ataques con total impresión, por mucho que buscase no encontraba ni un solo error, ni un solo fallo en su defensa, y eso no era bueno, porque sus compañeros estaban empezando a perder.
Piensa, piensa, tenía que haber algo…
-¡Déjalo salir, Itachi!-le gritó Tenten.
El pelinegro la miró sin comprender, ¿dejar salir? ¿De qué estaba hablando?
-¡Tienes que hacerlo Itachi, no aguantaremos mucho más!-repitió la peli café.
-No sé de qué me hablas.
-Tú conoces la leyenda del origen del clan Uchiha.
El pelinegro abrió los ojos de par en par, ¿cómo era posible? Solo su padre y él, como primogénito, conocían la existencia del lugar donde se ocultaba la verdadera historia de la familia, y ni siquiera él lo había leído todo, nadie más… pero claro, Tenten sabía muchas cosas.
-Conoces la lista Itachi.
¿La lista? ¿Qué tenía que ver la lista?
-¡Tienes que concentrarte en los nombres!-continuó gritando ella mientras recibía ataques continuos-en todos y cuando lo hagas sabrás que hacer.
Itachi no comprendía nada pero aún así obedeció.
‘’El padre Izanagi…’’ comenzó y luego siguió nombrando al resto de dioses hasta que su mente se quedó en blanco.
Aquel nombre, aquel nombre que había atravesado su cabeza había hecho que algo cambiase, algo no iba bien, no, mejor dicho, aquello se sentía muy bien.
Levantó la cabeza y observó a su alrededor, lo extraño es que él no había ordenado ese movimiento, su cuerpo se movía solo, veía todo con una claridad y comprensión increíbles. Su cuerpo empezó a andar lentamente y con tranquilidad hacia la pelea. Naruto y Sai sangraban profusamente, el olor a sangre despertó su apetito pero su cuerpo no reaccionó a aquello, seguía controlado  por aquel titiritero invisible.
Demetrio se quedó quieto y lo miró, sus ojos borgoñas se abrieron durante un segundo de sorpresa, pero pronto su expresión volvió a mostrar aquella risa maquiavélica.
-Vaya, vaya, ahora sí que se ponen las cosas interesantes.
-¿Itachi qué…? ¿Qué coño te pasa en los ojos?-preguntó Naruto.
¿Los ojos? ¿Qué tenía en los ojos? Quiso preguntar pero nada salió de su boca, los labios ni se habían movido un poco, seguía mirando fijamente a Demetrio y notó como la ira crecía en su interior y como poco a poco se iba apagando su conciencia hasta que no fue consciente de nada.
Naruto observó estupefacto como aquellos dos se miraban sin moverse, en concreto los ojos rojos que ahora tenía Itachi, de repente la cara de Demetrio se puso pálida y empezó a sudar, sus músculos se contrajeron y apretó con fuerza la mandíbula, como si estuviese soportando un dolor muy fuerte.
-Es Tsukuyomi-dijo Tenten a su lado-los ojos rojos son el Sharingan, en estos momentos Demetrio está soportando una tortura mental, cada segundo en esa visión pueden significar 60 años, solo alguien muy fuerte es capaz de sobrevivir a ello.
-Es el momento ideal para matarlo-dijo Sai.
-Itachi está controlado por Tsukuyomi, ahora no distingue entre amigos y enemigos, si alguno de vosotros se cruza en su camino ahora no vivirá para contarlo, mejor dejad que se ocupe él de Demetrio y pensad como haremos luego para que Itachi vuelva.
Pero todo se hizo eterno, Demetrio era más fuerte de lo que pensaban y mantenía el pulso al poder del dios, aunque cada vez estaba un poco más pálido.
-Esto no acaba y Hinata no vuelve en sí-refunfuñó el rubio-hay que hacer algo Tenten, ¡ya!
Como venidos del cielo los tres lobos entraron montando un enorme escándalo que distrajo lo suficiente a Itachi, Tsukuyomi, y desvió la vista rompiendo la enlace y dejando a Demetrio libre, este aprovechando la confusión se esfumó.
-¡Agarradlo!-gritó Tenten.
Sai y Naruto se abalanzaron de inmediato contra Itachi, que empezó a gruñir y removerse tan fuerte que apenas lo daban sostenido. Sin entender la situación, Neji, Ino y Kiba recuperaron sus formas humanas y ayudaron a sujetarlo.
-¿Qué mierda pasa?-preguntó Neji.
-Está poseído-contestó Tenten-ya os lo explicaré, ahora hay que hacer que vuelva en sí, ¡Itachi, sé que estás ahí y tienes que volver!
Pero el pelinegro parecía no escuchar nada.
-¡Itachi vuelve!-gritó Naruto.
-Esto es ridículo-dijo Kiba, soltó el brazo que estaba agarrando y le soltó tan puñetazo al pelinegro que lo dejó inconsciente-menuda cara más dura tiene.
Los demás lo miraron estupefacto.
-Os dije que era indispensable en esta misión y no me equivocaba-se jactó.
-¿Desde cuándo golpeas tan fuerte?-preguntó Ino sorprendida.
-Siempre he golpeado fuerte-contestó.
-¡Silencio!-exclamó Tenten-está sonando un móvil.





Como en cualquier momento del año ese día hacía un frío tremendo en la ciudad rusa de Vladivostok, frío que él no notaba pero que le hacía sentirse bien, siempre había soportado mejor el frío que el calor, y no solo por su naturaleza, el frío siempre había estado más acorde con su carácter, aunque en ese momento más acorde hubiese sido el fuego del infierno.
No habían tardado ni un día en cruzar el mar y pasar de Japón a Rusia, poniendo tierra de por medio, pero bien sabía él que si querían encontrarlos daba igual en qué lugar del mundo estuviesen. En fin, que fuese a buscarlo quien le diese la gana, ahora solo tenía en mente una cosa.
Estaban sentados en el salón de una casa prefabricada que había alquilado apenas unas horas antes, Eishel se mantenía en su forma de hada, revoloteando de una ventana a otra vigilando que nadie los viese o escuchase.
Él y Mikoto estaban sentados delante del fuego de la chimenea, ella miraba a las llamas y él no separaba sus ojos de ella.
-¿Por qué?-preguntó-solo quiero saber por qué.
Mikoto no se movió pero el pelinegro sabía que lo estaba escuchando.
-Porque nos hiciste creer que estabas muerta.
-Me preguntas lo mismo que me preguntó Itachi-susurró.
-¿Y qué te esperabas?-dijo con una sonrisa ácida-¿dime qué pregunta te esperabas?
No contestó.
-Dime por qué madre ¡ya!
-No podía decir nada, si decía algo, si intentaba ponerme en contacto con alguien corría el riesgo de ponerme en peligro a mí y a esa persona, nunca haría algo que os perjudicase.
Sasuke se levantó hecho una furia y tiró el sillón de un manotazo.
-¡Toda mi vida pensando que estabas muerta! ¡No tienes ni idea del odio que he sentido! ¡Ni idea! ¡Y tú mientras tanto de vacaciones sin importar lo que estuviese pasando! ¡Ni siquiera te molestaste nunca en decirnos que eras una sangre pura!
Mikoto soportó toda esa descarga de ira, se la merecía, se merecía cada uno de los reproches que tuviese que hacerle su hijo, ella no rebatiría ninguno.
-Deciros que erais de la realeza solo hubiese servido para traeros sufrimiento.
La cara de Sasuke se convirtió en una máscara de puro hielo, ¿sufrimiento? ¿Le hablaba ella de sufrimiento? No tenía ni idea de todo lo que había tenido que pasar él desde el día que ellos habían desaparecido, su hermano le dejó solo para irse con la asesina de su familia y él había acabado convirtiéndose en una persona fría, solitario y sanguinaria.
-La vida de un miembro de la realeza no es tan fácil como todo el mundo piensa-continuó Mikoto-tienes privilegios sí, pero pagas muy caro por ellos, nuestra sangre es más fuerte que la sangre mestiza de los nobles o la completamente humana de los convertidos, nos curamos de todas las heridas, no sufrimos enfermedades, es muy difícil que nos maten pero nada de eso compensa la soledad, el sacrificio y la vida llena de obligaciones, todos te admiran pero te temen, todos te quieren pero en el fondo te odian, yo no quería eso para mis hijos.
La pelinegra apartó la vista del fuego, no lloraba, pero en sus ojos se reflejaba cada sentimiento guardado en su corazón. Sasuke se quedó sobrecogido ante aquella sabiduría tan antigua que reflejaban. Él no era más que un niño comparado con ella, pero eso no justificaba todos aquellos siglos sin saber nada de ella.
-En realidad nunca me alejé de vosotros, siempre me mantuve cerca, al menos cuando me lo permitían vuestras obligaciones, era muy difícil estar cerca de ti cuando escoltabas a tus protegidos y no digamos a Itachi en palacio o cuando salía con la hija de Demetrio a…
-¿Con la hija de Demetrio? ¿Qué hija de Demetrio?-preguntaron Sasuke y Eishel a la vez.
-La niña de pelo verde, ¿no lo sabíais?-preguntó sorprendida.
-Hmp.
Desde luego que su hermano era una caja de sorpresas y Alecto…era Alecto.
-Y luego tú te enamoraste de la princesa Serim-dijo con ternura-al principio tuve miedo, por el peligro que ibas a correr, pero luego me alegré, ella es muy buena.
Hablar de Sakura volvió a ponerlo de los nervios.
-Entonces debes saber que ella se largó, como tú-contestó.
-Lo que yo sé es que está embarazada y a punto de dar a luz, con un ejército detrás de ella para matarla y mi hijo está aquí sentado.
-¡Como te atreves madre!-exclamó agarrándola de un brazo-la he estado buscando es ella la que se divierte escapando de mí.
Eishel, que había dejado de moverse de un lado a otro, se acercó a ellos con la mirada gacha.
-Prométeme que no te enfadarás Sasuke-aunque sabía que eso era imposible después de lo que le iba a decir-yo tengo un mensaje para ti, en realidad ella me dijo que te lo contara cuando despertaras pero con todo esto que paso…
Sasuke dejó a su madre y fijó toda su atención en Eishel.
-Mientras estabas enfermo Sakura apareció y…






-No lo puedo creer, ¿Itachi y tú juntos?-preguntó la peli rosa mientras seguían corriendo en medio del inmenso campo, que era lo único que habían visto desde que habían abandonado las mazmorras.
-Sé que es difícil de creer pero sí-contestó sonrojándose mientras mantenía el móvil pegado a la oreja-no contesta.
-No me lo puedo creer-continúo-sobre todo la parte en que has dicho que trabajaba para la Reina solo para vengarse de ella.
Y eso no era todo, pero por ahora era mejor no revelarle toda la verdad de golpe a la peli rosa, tenían que alejarse de aquel lugar tan pronto como pudiesen y su prima no estaba en situación de sufrir ningún sobresalto. ¿Por qué no contestaba Itachi? ¿Tal vez le había pasado? Estaba empezando a ponerse de los nervios cuando una mujer le contestó al teléfono.
-¿Tenten-sama, qué hacéis vos con el teléfono de Itachi?-preguntó sorprendida.
-Es una larga historia, acabamos de enfrentarnos a tu padre.
-¿Qué? ¿Pero cómo…? ¿Estáis bien? ¿Está Itachi bien?
-Todos estamos bien, ¿estás con Ojo-sama? ¿Dónde estáis?
-Tenéis que venir a buscarnos ya, acabamos de escapar de las manos de Akatsuki y no sé cuánto tardará en encontrarnos-contestó-creo que estamos en algún lugar de Francia, lo más probable en Borgoña, las mazmorras donde nos tenía encerradas formaban parte de las ruinas de un antiguo monasterio cisterciense abandonado, pero no estoy muy segura.
-¿Estáis en algún pueblo o ciudad?
-Estamos en medio de la nada, llevamos media hora corriendo y no hemos visto ni un alma, ¿tú no puedes localizarnos en una de tus visiones?
-Demetrio controla mi poder así que he cerrado mi ojo vidente para evitar que va mis visiones, lo siento pero tendréis que buscar un núcleo de población y desde allí llamarnos para iros a buscar, tened cuidado.
-De acuerdo, pero antes quiero hablar con Itachi.
-Ahora no puede ponerse, está resolviendo unos asuntos y me ha dejado sus cosas, ya hablaréis luego-y colgó.
-¿Y bien?-exigió saber Sakura.
Alecto le contó su conversación.
La peli rosa suspiró, estaba aterrada, tenía miedo por ella, por su prima, y más que nada por el bebé. Entendía perfectamente la preocupación de Alecto, ella misma había dejado a Sasuke más muerto que vivo y todavía no sabía como estaba, solo esperaba que hubiese despertado y Eishel le hubiese contado todo lo que estaba pasando.
-Tienes que llamar a Sasuke-dijo su prima-tal vez él sepa dónde estamos, conoce muy bien Francia.
-Sasuke está inconsciente Alecto, ya te conté…
Sakura se quedó sin palabras al ver la cara llena de lágrimas de su prima.
-Llama a Sasuke por favor, entiendo que no quieras ponerlo en peligro, yo haría lo mismo pero ya está bien, él se merece estar aquí, también es su hijo el que está en peligro y es muy egoísta de tu parte mantenerlo al margen como si él no fuese nadie, es un sangre pura y tiene todos los mismos derechos que tú, y… y yo quiero ver a Itachi, Sakura, sé que Tenten-sama me oculta algo y yo…
La peli rosa se quedó callada, Alecto tenía razón, era un egoísta, solo se había preocupado por ella y no había prestado atención a los sentimientos de nadie más, a saber cuánto había sufrido Alecto por mantener oculto su amor con Itachi, probablemente incluso mucho más que ella, y Sasuke… lo había apartado de su vida como si no fuese nadie, cuando él lo era todo.
-Tienes razón, dame el teléfono voy a… ¡ah!-exclamó.
Algo malo pasaba, su tripa dolía como el infierno y el bebé no hacía más que moverse.
-Oh cielos-dijo Alecto mirándola-dime que ahora no, no, ahora no Sakura.
Pero ahora sí, acababa de romper aguas. Sakura estaba aterrada, no podía dar a luz ahora, no tan cerca del enemigo. Pero el dolor era tan grande que apenas era capaz de moverse.
-¿Y ahora qué hago yo?-se preguntó Alecto desesperada.






Sasuke corría desesperado campo a través, hacía exactamente una hora que Eishel le había terminado de contar todo lo que había estado haciendo Sakura en su ausencia. Estaba furioso, casi tanto que Susanoo volvía a estar amenazando con salir a la superficie en cualquier momento. Su velocidad era tal que ya había llegado a Francia, pues él conocía perfectamente el sitio a donde habían llevado a Sakura, no en vano hacía exactamente varios meses que él y Naruto habían estado tomando unas ‘’agradables vacaciones’’ con Orochimaru por allí. Estaba a punto de llegar, y cuando llegara arrasaría con todo pero primero torturaría y mataría lentamente al hijo de puta de Akatsuki por atreverse a tocarle un solo pelo a su hembra e intentar usar a su hijo para que Demetrio pudiese abrir la puerta al infierno.
Sakura, ella era otra parte del asunto, la quería, pero aquello que le había hecho era difícil de perdonar, no había confiado en él y lo había mantenido al margen como si él no fuese nadie.
Los árboles pasaban como manchas borrosas a su alrededor y la hierba apenas tenía tiempo de moverse a su paso, iba tan rápido que casi se pasa del lugar. Se quedó quieto en medio de las ruinas, junto a las mazmorras donde él había estado encerrado y donde ahora tenían a Sakura y a Alecto.
No se tomó tiempo ninguno en derribar la pared de un puñetazo y entrar hecho una furia, echó todas las celdas abajo pero no encontró a nadie, no había nadie. El aire estaba vacío y no llevaba consigo ningún olor conocido o desconocido, no había ningún ser vivo o no-vivo en cuatro kilómetros a la redonda.
El rugido que salió de su garganta fue tan potente que hizo temblar el suelo. Susanoo estaba empezando a escaparse de su control pero en ese momento no le importaba, no le importaba acabar con todo, no, con tal de encontrar de encontrarla.
Pero entonces sonó el teléfono, si, el teléfono en un momento como aquel, estaba dispuesto a tirarlo cuando vio que en la pantalla ponía ‘’Alecto’’
-¿Dónde estáis?-preguntó como loco nada más contestar.
-Hemos escapado, estamos en una cueva, no contestabas y tuve que llamar a Eishel y dijo que habías salido como loco a Francia-contestó-tienes que venir, Sakura está de parto y no sé que hacer.
Sasuke sintió como la fuerza de Susanoo desaparecía por completo y era sustituida por un inmenso pavor.
-¿Dónde estáis?-repitió.
-No sé, tal vez a unos sesenta kilómetros al oeste del monasterio, por favor no tardes.






-¡Aaaaaaaaaaaaah!-exclamó la peli rosa.
Aquello estaba siendo más doloroso de lo que pensaba, llevaba una hora de parto y parecía que nada avanzaba. Alecto le decía que empujase y respirase pero nada servía, y el bebé continuaba dentro.
-No quiero que se muera, Alecto-sollozó-tiene que haber algo que puedas hacer para sacarlo.
-No sé Sakura-contestó desesperada-nunca en mi vida asistí un parto, pero debemos confiar en Sasuke, él llegará pronto y espero que tenga más idea que nosotras, por ahora sigue empujando.
Alecto estaba sentada en medio de las piernas de su prima, intentando ver la cabeza del bebé pero allí no había nada, absolutamente nada.
-No puedo más Alecto.
-Tienes que seguir Sakura, si te paras el bebé no saldrá, ¡venga!
-¡Arg!-volvió a empujar con todas sus fuerzas.
-¡Ahora! ¡Ahora veo la cabeza!-exclamó la peli verde-¡sigue Sakura sigue!
La peli rosa continuó empujando, está vez más fuerte ante la idea de que su hijo ya empezaba a salir, sintió como algo abandonaba su interior y poco después se escuchó un débil llanto.
-¡Está bien!-exclamó Alecto con lágrimas de alegría y alivio-¡es una niña! Sakura es tan bonita…
Pero Sakura no la escuchaba, había perdido el conocimiento.
-¿Sakura? ¡Oh, mierda!-exclamó mientras la niña lloraba más fuerte.
-¡Alecto!-era la voz de Sasuke desde la entrada.
-¡Corre, Sasuke! ¡Sakura no despierta!
Un segundo más tarde el pelinegro estaba allí, ojeroso, con la ropa descolocada y la cara desencajada, pero en aquel momento a Alecto le pareció el ser más divino del mundo, él sabría qué hacer.
Sin perder un minuto Sasuke se abalanzó sobre la peli rosa y la zarandeó, le gritó desesperado por su nombre, pero ella no contestaba. Estaba desesperado, ¿y si había llegado tarde? ¿Y si ella había muerto? Solo imaginarlo lo ponía enfermo.
-Tenemos que llevarlas a un hospital, Sasuke.
¿Llevarlas? Entonces reparó en el pequeño ser lleno de sangre que estaba en los brazos de Alecto, unida aún a su madre por el cordón umbilical. El mundo se le paró al ver aquella pequeña cara tan parecida a la de su madre Mikoto, aquel pelo negro como el carbón y los pequeños ojos cerrados con fuerza mientras lloraba a pleno pulmón.
Si tuviera que expresar lo que sentía en ese momento no habría encontrado palabras para hacerlo, era como si en ese momento acabara de enterarse de que estaba vivo y que merecía la pena estar vivo. No reaccionó hasta que Alecto lo movió.
-Un hospital Sasuke, lo necesitamos ya.
Él asintió y se giró hacia Sakura, si hacía falta él mismo construiría uno, pero ahora que la había encontrado no permitiría que nadie los volviese a separar, ni siquiera la muerte.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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ann91 Desconectado
« Respuesta #22 en: Diciembre 06, 2011, 01:32 pm »

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Re:[+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*
« Respuesta #22 en: Diciembre 06, 2011, 01:32 pm »
¡¡Hola!!
Ha estado genial el capitulo...Aww Sakura ya dio a luz ¡¡Que lindo!!...Pobre Alecto sin saber en realidad como esta Itachi...Ufff ya quiero leer la continuaciuón... :ohnoes:¡¡Hasta Pronto!! :ohnoes:

Dresti Desconectado
« Respuesta #23 en: Enero 15, 2012, 06:56 am »

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Re:[+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*
« Respuesta #23 en: Enero 15, 2012, 06:56 am »
Hola, a quien le interese agregarme me he creado una cuenta en twitter donde procurare ir subiendo nuevas noticias y novedades sobre mis fanfics y responder a todas las dudas que pueda, así que aquí la dejo para los interesados.

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Dresti Desconectado
« Respuesta #24 en: Enero 20, 2012, 03:57 pm »

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Re:[+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*
« Respuesta #24 en: Enero 20, 2012, 03:57 pm »
Mensaje borrado
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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ann91 Desconectado
« Respuesta #25 en: Enero 25, 2012, 07:27 pm »

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Re:[+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*
« Respuesta #25 en: Enero 25, 2012, 07:27 pm »
¡¡Hola!!
Aww no te entendi nada  :=s:
Pero, bueno supongo que a partir del otro capitulo
comenzare a entender jejejeje  :=p:
Espero la continuación
 :ohnoes:¡¡Hasta Pronto!! :ohnoes:

Dresti Desconectado
« Respuesta #26 en: Enero 26, 2012, 08:20 am »

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Re:[+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*
« Respuesta #26 en: Enero 26, 2012, 08:20 am »
lo siento fue un error, en realidad esta es la conti de ''Reflejos de mi pensamiento'' ahora la quito y la pogo en su sitio, disculpad por el error pero estos dias estuve enferma y no sabia ni por donde me venia el aire xD
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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ann91 Desconectado
« Respuesta #27 en: Enero 26, 2012, 06:12 pm »

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Re:[+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*
« Respuesta #27 en: Enero 26, 2012, 06:12 pm »
lo siento fue un error, en realidad esta es la conti de ''Reflejos de mi pensamiento'' ahora la quito y la pogo en su sitio, disculpad por el error pero estos dias estuve enferma y no sabia ni por donde me venia el aire xD

Jajajajja Con razón no entendi!!  :lol:
Buehh...Espero la continuación
 :ohnoes:¡¡Hasta Pronto!! :ohnoes:

Dresti Desconectado
« Respuesta #28 en: Febrero 18, 2012, 06:53 pm »

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Re:[+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*(12. Despertar) NEW CAP!
« Respuesta #28 en: Febrero 18, 2012, 06:53 pm »
Hola! (Dresti se acerca con armadura y escudo para evitar los posibles ataques) antes de nada tengo que pedir obligadas disculpas por estar tanto tiempo ausente pero como sabéis los exámenes de la universidad me tenían por completo aislada de todo y solo ahora que los terminé pude ponerme con la conti. Me he tirado cuatro horas seguidas escribiendo así que espero que el capi merezca la pena y que os guste, no hay Lemon (T_T) pero si que lo habrá en el próximo capi jejejeje (espero no tardar tanto en poner la conti, haré todo lo posible por venir cuanto antes) y ahora os dejo que leáis, espero que os guste^^

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12. Despertar

Sasuke corría como loco de un lado a otro del pueblo con Sakura en brazos, era de día y la gente llenaba las calles, pero al él no le importaba que la gente se lo quedase mirando porque fuese corriendo a una velocidad poco normal, no le importaba nada, solo quería encontrar un hospital.
-Où est l’hôpital?-gritaba como loco. (¿Dónde está el hospital?).
Alecto iba detrás de él, con la niña en brazos envuelta en su camiseta, lo cual la dejaba a ella en ropa interior y no en muy buenas condiciones debido a la sangre que le manchaba los brazos. Aguantaba las ganas de llorar como podía, tenían que encontrar un hospital, puede que los vampiros no fuesen como los humanos pero algo podrían hacer los médicos para ayudarla, algo tenían que hacer.
Después de un buen rato acabaron por llegar al hospital, Sasuke tiró con la puerta llamando a gritos a un médico. Dos camilleros salieron corriendo hacia él y se llevaron a Sakura a toda prisa hacia el interior del hospital. Una enfermera se acercó a Alecto para cogerle la niña pero Sasuke lo impidió poniéndose delante y gruñendo. La enfermera se apartó asustada.
-Sasuke-dijo Alecto en tono conciliador-tienen que llevársela para que vean si está bien.
-No-gruñó.
No se iban a llevar a su hija, ¿y si aparecían los Sombra para llevársela? Bastante hacía con permitir que se hubiesen llevado a Sakura sin él como para dejar que se llevasen al bebé también. Su deber era proteger a su familia, no podía permitir que les pasase nada.
-Elle est bien-le dijo a la enfermera. (Ella está bien).
La enfermera no necesitó más para marcharse aterrada.
-¿A ti que te pasa? ¿Y si la niña no está bien?-le reprochó Alecto.
-El bebé está bien-sentenció él-dámela.
La peli verde fue a replicar pero la mirada que tenía Sasuke era suficientemente clara así que le tendió la niña.
Cuando el pelinegro la tuvo en sus brazos sintió como si parte de la ira que sentía se fuese de un plumazo. Más calmado se volvió hacia Alecto.
-Vuelve a llamar a Tenten, los necesitamos aquí ya-dijo-Akatsuki no debe estar muy lejos.
Alecto asintió y salió corriendo del hospital.


Demetrio estaba sudando frío desde el momento en que había salido de aquel maldito centro comercial, no podía creer que una persona pudiese tener poder semejante, ni siquiera un sangre pura de una de las familias más poderosas de los Luminati.
Lo que le había enseñado aquel vampiro en sus visiones casi le provocó la locura, todos los momentos más complicados de su vida habían desfilado por delante de sus ojos, varias veces seguidas, y por último… lo último fue lo peor de todo. Con un escalofrío se sacudió esos pensamientos de la cabeza, no era momento de centrarse en eso. Habían descubierto su tapadera en Italia, así que el frente en Europa debía ser abandonado, por completo. Ahora mismo cogería un avión hacia Francia, no era conveniente que ningún vampiro lo viese recorriendo él solo y a pie el camino hasta Borgoña y menos en ese estado.
El móvil empezó a sonar, iba a pasar de él pero al ver que era Akatsuki el que llamaba decidió conquistar.
-¿Qué quieres?-contestó.
El teléfono se quedó en silencio durante un rato bastante largo.
-Señor…-se escuchó la débil voz de su siervo-hay algo que…
-¿Qué demonios pasa, estúpido?-dijo perdiendo la paciencia, presentía que lo que ese idiota tenía que decirle no era nada bueno.
-Mi… mi hermana y…Alecto…
-¡No sigas!-exclamó-¡no sigas que ya sé lo que viene! ¡Vuelve de inmediato a Japón y cuando nos veamos allí te mataré! ¡Juro que te mataré!
Colgó y tiró el teléfono al suelo y gritó. ¿Cómo podía estar rodeado de tantos incompetentes? Ahora la princesa había escapado y con ella su hijo, al que necesitaban para el sacrificio y el tiempo se agotaba, no quedaba nada. Sabía que Suigetsu estaba reuniendo a los sangre pura y nobles fieles a los Serim para lanzarse en una guerra contra él y contra Crimilda, serían pocos pero él sabía muy bien que a veces los números no ganaban las batallas.
Volvió a recibir otra llamada, pero esta vez no era telefónica, Anferis había entrado en su mente porque quería comunicarse con él.
‘’Padre’’ la escuchó ‘’debéis volver de inmediato a Japón, tenemos problemas’’
‘’ ¿Qué pasa ahora?’’ exclamó mentalmente.
Pero Anferis había cortado la comunicación, gruñó, ahora tendría que dejar de lado el tema de Sakura y regresar a su morada, a saber qué demonios habían hecho sus hijos en su ausencia.
No podría imaginar que lo que allí sucedía era más preocupante de lo que él pensaba.


Cuando Sakura abrió los ojos descubrió que estaba en un lugar completamente blanco, no había suelo ni cielo, todo era blanco, todo era uno.
-Buenas tardes, ojo-sama-dijo alguien detrás de ella.
Asustada se giró y quedó en frente de un hombre alto y facciones muy marcadas y aterradoras, pero de sonrisa y mirada amables, sus ojos eran verdes, normales, pero el pelo, era blanco como la nieve. Llevaba puesto un esmoquin de color negro y unos mocasines del mismo color.
El hombre se echó a reír ante la mirada perspicaz y desconfiada de la chica.
-Te das cuenta de lo rápido que pasa el tiempo cuando vez lo rápido que crece la gente joven-continuó.
Sakura seguía callada, ese hombre parecía conocerla muy bien pero ella no sabía quién era él.
-Es curioso ver cómo te pareces a tu madre, es como si el destino no quisiese que su recuerdo cayese en el olvido y te mandase a ti en su lugar.
-¿Conoció usted a mi madre?-preguntó con curiosidad pero sin bajar la guardia.
El hombre sonrió.
-Ella tampoco se fiaba mucho de la gente desconocida, recuerdo que cuando la conocí me miró de la misma forma que tú lo estás haciendo ahora, en fin, algo tuve que hacer bien para que al final acabara cansándose conmigo, ¿no crees?
Sakura se quedó de piedra, no… no podía ser cierto, ese hombre no…, no podía ser porque tenía que estar… muerto, pero ese hombre estaba allí, delante de ella. Su cara se contrajo en una mueca intentando contener las lágrimas, si lo que ese hombre decía era cierto entonces él era…
-Y también pones la misma cara que ella cuando llora…
No pudo terminar porque Sakura se le había lanzado a los brazos y lloraba desconsoladamente en su hombro. Él correspondió al abrazo y le pasó la mano por el largo cabello.
La verdad es que Sakura no sabía muy bien como debía sentirse en ese momento, estaba inmensamente feliz, pero a la vez confundida.
-Disculpadme, no he sido muy educada, Majestad-dijo separándose y haciendo la mejor reverencia que pudo.
Él sonrió y la obligó a levantarse.
-Nunca he obligado a mis propios hijos a inclinarse ante mí cuando era rey, y menos ahora que ya no lo soy, y mucho menos a tratarme de usted o ‘’vos, Majestad’’.
-Pero vos… tú estás…
-Muerto-concluyó él-no lo digas con temor, porque es la verdad, estoy muerto.
-Pero no puede ser, si vos… si tú estás muerto ¿cómo es que puedo verte?
Él volvió a sonreír, mostrando su blanca y perfecta dentadura, ni siquiera esos enormes caninos lograban restarle un ápice de ternura a su sonrisa.
-Bueno, es un asunto bastante complicado de explicar, verás este lugar en el que estamos se conoce con el nombre de ‘’limbo’’ generalmente, aunque también se conoce como ‘’purgatorio’’ es el lugar a donde van todas las almas antes de ser juzgadas.
-¿Entonces estoy muerta?-preguntó horrorizada, si ella estaba muerta, el bebé…
-No, hija, tú no estás muerta, a este lugar también vienen las personas que están en riesgo de morir, hace poco estuvo aquí Sasuke, y estuve hablando con él, un hombre muy sensato y valiente, has elegido bien.
La peli rosa no pudo evitar sorprenderse, pero claro, la vida de Sasuke hacía poco corría peligro.
-Pero ¿él no está muerto de verdad?
-No-contestó su padre-claro que no, todavía no es lo suficientemente viejo, además es él quien te ha traído al hospital.
-¿Hospital?-preguntó.
-Ahora estás siendo atendida en un hospital de Francia, Eishel le contó todo y él fue a buscarte, perdiste mucha sangre durante el parto.
La cara de la ojijade se puso totalmente lívida.
-El parto…oh, señor… el bebé…
-No te preocupes, la niña está bien, Sasuke no dejará que le pase nada malo.
Sakura suspiró aliviada, al menos su bebé, que al parecer era una niña, estaba sana y salva con el pelinegro, eso la tranquilizó.
-Me alegra ver que tu vida es feliz, bueno todo lo feliz que puede ser la vida de un sangre pura-añadió.
-Y en gran parte es al gran sacrificio que habéis hecho todos por mantenerme a salvo-dijo-al principio sentí rencor y rabia pero ahora que voy a ser, que soy, madre puedo entender la cantidad de cosas que un padre está dispuesto a hacer para mantener a salvo a su hijo.
-No fue fácil ver como uno de tus hijos mata a sus hermanos delante de tus ojos y que tú no puedas hacer nada-dijo dolido.
-Sí, he tenido el placer de conocer a Akatsuki-susurró.
-Al menos tú has sobrevivido, y Sai, los únicos junto a tu tío que quedáis de los Serim, y junto a tu prima Alecto, una chica muy valiente.
Sakura sonrió, era cierto, su prima era muy valiente, sin ella no habría podido sobrevivir durante todo ese tiempo.
Hablando sobre vivir y morir, se quedó mirando fijamente a su padre.
-¿Llevas esperando dieciocho años por tu juicio, aquí en el ‘’limbo’’?-preguntó preocupada-esto es muy solitario.
Él se rió.
-Oh no, este sitio y yo somos viejos amigos, incluso cuando estaba vivo venía a pasear por aquí.
Sakura abrió los ojos como platos, sorprendida.
-Mi poder sangre pura me permitía transportarme del mundo de los vivos al de los muertos, con limitaciones por supuesto, ya debes saber que hay ciertos lugares en los que nuestra presencia no es bien recibida.
-Sí, soy conocedora del odio de… Él hacia nuestra especie, ¿entonces estás en el infierno?-la preocupación volvió a asaltarla.
-Oh no, incluso para nosotros hay un lugar al que ir sino hemos sido ‘’muy malos’’ en vida, pero eso no es lo que importa ahora, tengo poco tiempo para hablar contigo-su cara ahora se puso seria-se avecina una guerra Sakura, una guerra muy peligrosa que no solo afectará a los vampiros, conoces a Demetrio, sabes de lo que es capaz y lo que pretende hacer.
La chica asintió.
-Debes estar preparada, conocerte a ti misma, potenciar tus virtudes y corregir tus defectos, cualquier mínimo error podría ser fatal.
-Tenía entendido que los sangre pura no moríamos-dijo, pero antes de acabar se dio cuenta de lo estúpida que había sido esa frase.
-Y no es frecuente es cierto y eso es porque nuestra sangre es más fuerte que la de cualquier vampiro, el veneno demoníaco recorre nuestra sangre y eso es lo que nos hace tan poderosos y letales, pero como todo ser que habita esta tierra podemos morir.
Él vampiro frunció el ceño en señal de seriedad y concentración.
-La sangre completamente humana de los renacidos hace que estos, aunque sean vampiros, sean incapaces de regenerarse de las heridas más graves-explicó-los vampiros nobles tienen sangre humana y pura mezclada por lo que los hace más fuertes que los renacidos pero pueden morir si alguien los decapita o les clava una estaca en el corazón, de ahí nació la leyenda de que los vampiros solo moríamos si nos clavaban estacas de madera en el corazón.
-No sabía eso-reconoció ella-la verdad es que no sé mucho de nuestro mundo, solo lo que me enseñó Shikamaru-sensei en esos pocos días.
-Tendrás tiempo de aprender pero ahora escucha-prosiguió-nosotros, con nosotros los sangre pura no se acaba tan fácilmente, nos curamos de cualquier herida, incluso de una estaca clavada en el corazón, nuestros huesos son duros como el acero por lo que no pueden decapitarnos ni mutilarnos, somos técnicamente invencibles, pero existe una forma de matarnos, una única forma de hacerlo.
Sakura centró toda su atención en lo que su padre le decía, sentía curiosidad y a la vez miedo por conocer lo que podría causar su propia muerte.
-Nuestra sangre.
-¿Nuestra… sangre?-preguntó confundida-¿no es la sangre lo que nos da la vida?
Su padre sonrió.
-¿Irónico, verdad?-dijo-lo que casi mata a Sasuke es la ponzoña que Crimilda le inyectó en el cuerpo, tu morirás sino detienen la hemorragia… esa es la manera de matarnos, infectando nuestra sangre o bien desangrándonos, nuestra sangre es a la vez la más fuerte y la más débil de todas, por eso existen los guardianes, por eso nos protegen, no solo nos protegen, si lo puros dejamos de existir los vampiros estarían condenados a la extinción.
-Es… increíble-murmuró ella.
-Por eso tú y Sasuke sois los elegidos para esta misión, él ahora tiene la barrera infranqueable, nadie puede tocarle, ni hacerle un leve rasguño y tú… oh, Sakura ni tú misma has alcanzado a ver cuán poderosa eres, hasta ahora solo has descubierto la tele transportación pero eso solo es la mitad, hay más y solo tú puedes sacar a la luz tu verdadero potencial.
-Pero… ¿cómo?
-Confiando en ti, eres más fuerte de lo que crees, escucha, Suigetsu está reuniendo un ejército, tu ejército, al que tú debes dirigir como heredera al trono, tranquila-dijo al ver la palidez que estaba adquiriendo su hija-tienes gente que te ayudará a tu lado, Sasuke, confía en él, él sabrá cómo ayudarte, y será su deber como rey consorte.
Rey consorte, ejército… la información pasaba por ella a toda velocidad.
-No queda tiempo, debes volver, pero no sin antes transmitirte un mensaje de tu madre, Akari desearía verte pero ella no puede salir de donde ahora vivimos, solo quiere que sepas que te quiere y que siente mucho no haber podido estar contigo, siempre tendrás nuestro apoyo, siempre.
Entonces fue como si el lugar se fuese apagando lentamente, como una puesta de sol y su padre a lo lejos, despidiéndose con un ademán y una sonrisa.


Dormía, a pesar de todo el escándalo que había a su alrededor ella dormía, a pesar de que habían pasado horas allí en ese hospital y Sakura ya estuviese fuera de peligro en aquella habitación, ella seguía durmiendo, y la niña igual, como si ambas estuviesen en una misma sintonía.
Al final había consentido que una enfermera examinase a la niña y la limpiase y la vistiese, todo con él presente claro, no podía separarse de ella, su naturaleza de vampiro le impedía dejar sola a su descendencia sino estaba la madre presente, y bueno, con naturaleza o sin ella tampoco lo haría.
Y allí la tenía Alecto en sus brazos, ya que él estaba demasiado nervioso y tenía miedo de lastimarla, completamente lavada, con un pijama rosa y envuelta en una manta blanca, humana y frágil, como todos ellos cuando llegaban al mundo.
-Itachi no tardará en llegar-dijo Alecto-volví a llamar hace un rato y dijo que estaban de camino hacia aquí, sonaba débil pero no quiso contarme nada.
-Hmp, muy propio de él.
-En realidad muy propio de los Uchiha-protestó en apenas un susurro.
Sasuke iba a replicar algo pero en ese momento Sakura se removió y sus parpados empezaron a moverse. Un intenso frenesí se apoderó del cuerpo del pelinegro, que recorrió lo que restaba de habitación en un suspiro. Con alivio y alegría vio como la peli rosa abría los ojos y se lo quedaba mirando, primero con confusión y después con felicidad.
-¡Sas…!-quiso reclamar pero los labios de él sellaron las palabras en un intenso beso que duró varios minutos.
Ambos estaban felices, al saberse juntos y ver que los dos estaban vivos y que nada más los volvería a separar.
-Oh, Sasuke, lo siento mucho-empezó a balbucir ella entra sollozos-no quería pero tenía que manteneros a salvo a ti y al bebé… acabo de ver a mi padre y él…
Sasuke no entendía casi nada de lo que ella le decía pero le daba exactamente igual, tenían tiempo para hablar, lanzar reproches, discutir, reconciliarse… ahora solo quería abrazarla y besarla y asegurarse de que no se volvía a escapar, porque esta vez no la dejaría.
Volvió a besarla otra vez y otra vez y otra, y así unas cuantas veces más hasta que la leve risa de Alecto los interrumpió. Sakura se sonrojó y él se separó un poco, por un momento habían olvidado donde estaban.
-Me alegra ver que estás bien Alecto, lo siento mucho de verdad, lo siento por todos, he sido una egoísta y…
-No pasa nada, no eres ninguna egoísta, solo hacías lo que creías mejor, nadie puede condenarte por ello-dijo su prima con una sonrisa-además, todos estamos bien y eso es lo único importante.
Sintió como la mano de Sasuke apretaba la suya en un gesto de cariño y ella le devolvió el apretón pero ahora sus ojos se encontraban clavados en aquella manta que tenía Alecto en sus brazos, el sentimiento de ansiedad y expectación que la invadió fue completamente nuevo para ella, mezcla de ternura, protección y amor.
Alecto se acercó a ella y le tendió la niña. Sakura la cogió con manos temblorosas, había empezado a llorar, no se podía creer que ese bebé fuese suyo, después de nueve meses y ahí la tenía, la cosa más bonita que había visto en su vida.
Sasuke observaba sobrecogido como Sakura inspeccionaba a su hija de arriba abajo, reacción natural de toda madre, como la acariciaba y como la arrimaba a ella con infinito cuidado y amor. Él, que nunca había creído en milagros, en ese momento se sentía más cercano al cielo que otra cosa. La niña se había girado y pegados sus mejillas al pecho de su madre y así se quedó.
-Oh, por favor, me estoy emocionando-escuchó murmurar a Alecto mientras se secaba dos lágrimas con la mano-en fin, nunca pensé que llegaría el momento en el que vería algo que realmente hicieses bien Sasuke.
-Hmp.
Sobreponiéndose un poco a su propia confusión se levantó.
-Tenemos que abandonar el hospital-anunció-¿te ves capaz?
Sakura asintió decidida.
-Saldremos de aquí y esperaremos a los demás en las inmediaciones y luego partiremos hacia Rusia junto a mi madre y Eishel-dijo recuperando el tono frío que lo caracterizaba.
Sakura suspiró y sonrió, le hubiera gustado tener un momento más de esa paz y tranquilidad pero no podía ser, ya tendría tiempo de pasar tiempo a solas con Sasuke y la niña. La miró, con el pelo negro como la noche y la piel blanca, le recordaba a aquel lugar, al ‘’limbo’’ al principio blanco y luego negro y sonrió. Era como una puesta de sol, como el crepúsculo, la naturaleza de un vampiro en estado puro. La primera de una nueva dinastía de Luminati.
-Hinoiri-susurró-el crepúsculo que da fuerza a los vampiros.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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Dresti Desconectado
« Respuesta #29 en: Marzo 09, 2012, 06:50 pm »

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« Respuesta #29 en: Marzo 09, 2012, 06:50 pm »
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13. Un rato de felicidad

Estaban fuera del hospital, esperando a que Sasuke terminase de hacer lo que sabe quién estaba haciendo en esos momentos. No podía evitar sentirse nerviosa y asustada, su instinto materno la obligaba a estar continuamente alerta observando todo lo que sucedía a su alrededor por si había algo sospechoso, aunque viendo el manojo de nervios que era también el cuerpo de su prima le hacía pensar que no estaba tan paranoica.
-¿Dónde demonios se ha metido este hombre?-la escuchó rezongar mientras miraba por enésima vez a la puerta del hospital-seguramente tenemos una horda de Sombra, demonios y sabe qué más persiguiéndonos y se entretiene ahí dentro.
El olfato agudizado de Sakura enseguida sintió otro olor, aquel olor tan dulce acompañado por el sonido de sirenas.
-Una ambulancia-dijo tragando grueso.
El olor dulce cada vez era más fuerte y cuanto más lo sentía más le ardía la garganta. Oh señor, se horrorizó, llevaba varios días sin alimentarse y además acababa de perder una gran cantidad de sangre. Sus colmillos apretaban contra sus labios, la sed empezaba a hacerse insaciable.
-Sakura-era la voz de Alecto, ella también sonaba ansiosa pero no lo parecía tanto como ella-será mejor que vayamos a esperar a Sasuke a otro lado, en nuestra situación no es seguro que nos quedemos aquí.
Sakura cerró los ojos y sujetó con más fuerza a su pequeño bebé. Hinoiri estaba dormida, ajena al resto del mundo. Ella quería marcharse, tenía que hacerlo, no solo para no llamar la atención, no solo por ella, aquella persona que iba en la ambulancia que en cinco minutos llegaría al hospital, en concreto aquella mujer que había recibido un balado en el estómago, merecía vivir, ella no era nadie para matarla. En realidad ella nunca fue nadie para haber matado a tantas personas como lo había hecho en esos casi doce meses que había descubierto lo que era, un monstruo.
-Vámonos Sakura, por favor-sabía que su prima también estaba sedienta.
-No puedo-dijo desenfundando sus colmillos-no puedo hacerlo… huele tan bien…
Abrió los ojos de par en par, allí estaba la ambulancia y todo dejó de importar, no había nada más que ella como depredador y aquella mujer como su presa, su comida. Cuando quiso darse cuenta iba corriendo a toda velocidad hacia el vehículo. Estaba llegando y ella estaba preparada para saltar cuando algo se cruzó en su camino y la empotró contra la pared. Ella se revolvió y se deshizo en puñetazos y mordiscos contra aquel ser que la sujetaba, le decía algo pero ella no escuchaba, solo escuchaba como latía el corazón de la mujer en la ambulancia, cada vez más lentamente, más lentamente, más lentamente, hasta que el sonido se apago y el olor a sangre fue esfumándose poco a poco, al igual que fue regresando su control.
Solo entonces se dio cuenta de que aquello que la retenía era el cuerpo de Sasuke, que la mantenía pegada contra la pared de un edificio. Al ver que ella había regresado en sí él la soltó. Estaba lleno de mordidas por todos lados, mordidas de ella. Sakura se llevó las manos a la boca horrorizada, pero se detuvo a mitad del camino. Sus manos… sus brazos estaban vacíos, el terror la llenó por completo, el bebé, ¿dónde estaba el bebé? Horrorizada se dio cuenta de que cuando echó a correr ya no la tenía, ¿dónde estaba?
-Tranquila Sakura, bebe esto-dijo Sasuke acercándose con cautela a ella y ofreciéndole un plástico lleno de líquido carmesí-te sentirás mejor.
-La niña Sasuke, ¿dónde estás Hinoiri? ¿Qué le he hecho?-sollozó.
-Hinoiri, está con Alecto, ella la recogió del suelo y está a salvo.
-¿Qué he hecho?-se recriminó-soy un monstruo, abandoné a mi hija.
-No, Sakura, no la has abandonado es normal que…
-¡¿Normal?!-exclamó histérica-he abandonado a mi hija para satisfacer mi sed, ¿es que no lo entiendes? ¡Soy un monstruo!
Se dejó caer como un fardo al suelo, ocultando la cabeza entra las piernas flexionadas. De inmediato sintió como Sasuke se sentaba a su lado y la rodeada con un brazo.
-Esa mujer ha muerto y yo lo único que podía pensar era en lo bien que se sentiría su sangre en…-un sollozo cortó la frase.
Sintió como Sasuke le colocaba la bolsa de sangre entre las manos. En ese momento se daba asco a sí misma por lo mucho que deseaba beber de aquel néctar, pero debía hacerlo antes de que pasase algo peor. Se bebió todo el contenido en diez tragos y enseguida se sintió mejor, físicamente, porque sicológicamente se sentía como una mierda. El pelinegro la ayudó a alzarse y a caminar, podía ella sola, pero necesitaba su ayuda o ella misma se dejaría caer.
Pronto apareció Alecto con la niña en brazos y Sakura no pudo más que cogerla y abrazarla mientras lloraba a lágrima viva y Sasuke le ofrecía otra bolsa a su prima.
-He hablado con Tenten-dijo el pelinegro-ha tenido problemas en el aeropuerto de Roma pero en cuanto puedan pillarán el primer avión a Rusia, nos encontraremos en Vladivostok, ya les di la dirección.
Alecto asintió algo apenada.
-Nosotros debemos irnos ya, tenemos que ir corriendo, estarán buscándoos por todos los aeropuertos y estaciones de transporte públicas, no podemos arriesgarnos.


-No me lo puedo creer-susurró Itachi-¿de verdad yo hice todo eso?
Estaban sentados en el aeropuerto, esperando a su avión, hechos todos una mierda, con las ropas destrozadas y con varias heridas feas, los lobos eran los únicos que se librarían si no fuese por los desgarrones que la transformación había producido en sus ropas.
-Parecías poseído Itachi-san-reconoció Sai-parecía como si Demetrio estuviese sufriendo la peor de las torturas.
-No recuerdo apenas nada-dijo el Uchiha-solo que no podía controlar mi cuerpo, ¿y dices que era Tsukuyomi? Pero ¿cómo? De todos es sabido que Ellos odian a las criaturas del demonio.
-No intentes comprender a las fuerzas del bien y del mal, no es tan simple, así como el maligno encontró en Lucifer, uno de los arcángeles celestiales un servidor, no resulta extraño que Él o Ellos, según se vea, tenga servidores entre las huestes del mal.
-Pues puedo asegurar que aquellos parecía más cosa del diablo que de Dios-dijo Kiba, recibiendo por respuesta un bufido de cinco vampiros a la vez-ah sí, se me olvidaba que no se puede mencionar la palabra tabú.
-Lo importante es que nadie resultó herido y mi prima está bien-dijo Neji.
Hinata estaba sentada al lado de Naruto, completamente curada, por suerte todo había quedado en un susto.
-Siento haber sido un estorbo-se disculpó.
-No debes disculparte Hinata, en realidad si Tsukuyomi no llega a hacer su aparición todos habríamos acabado muy mal-contestó Tenten.
-En realidad el mérito fue de nuestra manada particular-añadió Naruto-porque a Tsukuyomi le importaba más bien poco si mataba a Demetrio o a uno de nosotros, lo siento Itachi pero es así.
-Eso solo pasó porque nos pasó porque nos pilló desprevenidos-dijo la peli café-con el tiempo Itachi aprenderá a controlarlo.
-Es imposible-dijo él-no te haces idea la cantidad de poder que había.
-Era un dios, es normal-interrumpió Kiba, recibiendo de nuevo un bufido por parte del público noctámbulo.
-¿Por qué no cierras la boca, estúpido?-le regañó Ino-que tu puñetazo haya salvado la situación no cambia que seas un bocazas.
PASAJEROS DEL VUELO 411 CON DESTINO A VLADIVOSTOK, EL VUELO SALDRÁ EN DIEZ MINUTOS, LES ROGAMOS QUE SE VAYAN DIRIGIENDO A LA PUERTA DE EMBARQUE.
-Es nuestro avión-dijo el rubio-nunca pensé que diría esto pero estaba deseando largarme de Roma.


Sasuke observaba como su madre arropaba a su hija tras haberla aseado y envuelto con dos mantas. Habían llegado hacía una hora y el estado anímico de Sakura había sido tan deplorable que no podía hacerse cargo de la niña. Allí en el salón también estaba Alecto, con la mirada perdida en la ventana, esperando la llegada de Itachi, sin duda tenían muchas cosas de las que hablar, pero ahora no tenía ganas ni fuerzas para hacerlo.
-Será mejor que vayas con ella-le dijo su madre-no dudo que Eishel la cuide bien, como quién dice es su madre, pero ella te necesita a ti y tú la necesitas a ella, lleva contigo a la niña te hará bien.
Él asintió.
-Alecto, querida, tenía pensado salir a comprar u poco de ropa para el bebé y pasar de paso por el aeropuerto, tal vez quieras venir conmigo y no nos haría mal llevarnos también a Eishel, ¿podría avisarla, hijo?
Sasuke sonrió de medio lado mientras asentía, Apreciaba lo que su madre quería hacer así que entró al cuarto con el bebé.
Sakura estaba sentada con las rodillas abrazadas sobre la cama, mientras que Eishel le tapaba los hombros con una manta. Sasuke le transmitió la noticia al hada y esta los dejó solos, escuchándose poco después la puerta de la calle, sinónimo de que ahora solo ellos tres quedaban en esa casa.
-Te he traído a la niña, tiene hambre-dijo sentándose a su lado.
-Harías bien en mantenerla alejada del monstruo de su madre-susurró sin moverse un ápice.
-No eras tú Sakura, es algo normal después de lo que te hizo ese animal de tu hermano, al cual mataré en el mismo instante que se aparezca ante mis narices-gruñó-la niña te necesita, eres su madre.
Pero Sakura siguió sin moverse. Algo tendría que hacer para animarla.
-En 1680 trabajaba como soldado en el ejército francés, tenía un amigo humano, se llamaba François, por supuesto él no sabía lo que yo era-empezó a hablar-yo por aquel entonces no había llegado ni a los 50 años pero creía que tenía mi naturaleza completamente bajo control así que no dude ni un segundo en ir a la guerra.
Ahora Sakura lo miraba fijamente, atenta a lo que él contaba.
-Pero aquello no era lo que yo pensaba, puedes controlarte ante pequeñas cantidades de sangre pero con todos aquellos cadáveres… fue horrible, me volví loco y empecé a beber delante de todos, me miraban horrorizados pero yo no volví en mí hasta que varios hombres me sacaron de encima de mi última presa, era François.
Sakura abrió los ojos de golpe.
-Fui capturado por la inquisición y me llevaron al mismo lugar donde tú estuviste cautiva, me torturaron de todas las formas habidas y por haber, pero nada me dolió más que haber matado a mi amigo, fue horrible sí, pero si quieres aprender a vivir con esto debes luchar por controlarlo, y eso no se consigue si tú no pones un poco de tu voluntad, así que coge a la niña y haz lo que tienes que hacer.
-Yo… está bien-se resignó ella.
Sasuke tenía razón, no podía dejarse vencer así que cogió a la niña, que empezaba a llorar de hambre.
Se quitó su camiseta y desabrochó el sujetador y empezó a darle el pecho, ante la mirada atenta del pelinegro.
-¿Lo haremos bien, Sasuke? Se espera tanto de nosotros…
-Hmp-en ese momento no podía importarle menos lo que se esperase de ellos.
Hinoiri terminó pronto y Sakura volvió a vestirse para luego llevarla a una cuna improvisada que Eishel había creado con magia.
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.
-Espero que puedas perdonarme.
-Ha sido difícil Sakura, llegué a pensar que estabas muerta, no dejaré que vuelvas a hacerme esto, nunca más-dijo serio-porque entonces no respondo.
-Te lo prometo-contestó ella-yo misma me di cuenta de lo idiota que he sido, solo quería proteger a todos pero…
-Casi mueres, Sakura, ¿qué crees que podías hacer tu sola que no pudiésemos hacer juntos? Casi te matan, yo podría haberte ayudado.
-Lo sé, pero fue un intento de alejarte de esto, pero es imposible, debí recordar que eres más cabezota que yo, y que eres capaz de enfrentarte a estas cosas mucho mejor que yo, además Hinoiri también es tu hija, no tengo derecho a separarte de ella, y…
-¿Y?
-No podría vivir mucho tiempo sin verte-reconoció.
-Lo sé-sonrió con arrogancia.
Ella le dio con la almohada en la cabeza, pero luego se lo compensó con un beso. Tenía que aprovechar ese ratito de felicidad.
-Nuestra hija duerme como una piedra-susurró mientras miraba hacia la cuna.
-Eso no es algo tan malo-añadió él.
Los dos se echaron a reír.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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Dresti Desconectado
« Respuesta #30 en: Junio 03, 2012, 01:08 pm »

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« Respuesta #30 en: Junio 03, 2012, 01:08 pm »
Hola! Si lo sé, merezco lo peor por haber tardado tanto en pasar por este fic, pero tengo justificación, la semana que viene tengo todo exámenes finales de la Universidad y no he tenido (y sigo sin tener) a penas un minuto de libertad, pero gracias a Dios acabo esta semana y después estaré libre! y podré escribir cuando quiera.

En fin que aquí os traigo la conti, y creo que os voy a confundir más aún pero en fin, espero que os guste, ya me diréis^^

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14. Conexión...1º parte

Demetrio no pudo más que sorprenderse cuando Anferis había contactado de nuevo con él, lo citaba en el puerto Hakodate en lugar de esperarlo en su casa de Konoha, hecho que no hacía más que despertar su inquietud, algo tenía que haber pasado para que Anferis, que nunca salía de entre las paredes de aquel edificio, se aventurase a abandonar la ciudad.

Hacía apenas diez minutos que había abandonado Sapporo, la capital de la isla, y había emprendido la marcha hacia la pequeña casa tradicional que tenía en las inmediaciones del puerto de la ciudad de Hakodate. Ahora había dejado atrás el centro de la turística población y ya podía divisar la fina línea del mar al fondo y cerca una mansión de paredes blancas y tejado a dos vertientes, era una casa grande, pero se quedaba pequeña a la hora de albergar a los hijos que vivían con él y a sus principales lugartenientes, así que aquello le hacía extrañarse aún más.

Gracias a su potente olfato sabía que en el interior de la casa había alrededor de unas diez personas, entre las cuales se hallaba la propia Anferis, otros dos hijos suyos y un puñado de sus mejores lugartenientes. No llamó a la puerta y tampoco nadie se inmutó cuando apareció por la puerta del salón. Ninguno de los allí presentes le miró a la cara. Tenían las ropas descolocadas y llenas de sangre, una sangre que olía asquerosamente.

-¿Qué ha pasado?-preguntó con voz autoritaria.

Recorrió a todos los presentes con la vista, sus “súbditos” se encontraban todos juntos en una de las esquinas del salón, con los trajes negros desgarrados y llenos de sangre y suciedad, al otro lado del cuarto se encontraban tres de su numerosa prole de hijos, el mayor de todos, Casius, nacido en la Grecia romana, con el pelo negro tapándole la hermosa tez morena llena de cicatrices y sangre, al lado de él estaba uno de sus hijos más jóvenes, Kai, de cien años y nacido en Japón, con el corto pelo castaño desaliñado y la ropa hecha jirones, y por último ella, la más cruel de sus hijos, Anferis, la única que lo miraba a la cara, el pelo dorado estaba tan lleno de sangre que apenas si se apreciaba su verdadero color.

Demetrio se dirigió a ella, quedando a solo cincuenta centímetros de distancia él uno del otro.

-No voy a repetir la pregunta-dijo, furioso.

-Señor, no fue culpa mía-empezó su hija-nadie se imaginó que esto llegaría a pasar.

-¡Dime de una vez que es lo que habéis hecho y donde están los demás! ¡Porque solo una guerra justifica que la práctica totalidad de la escolta que teníamos en casa se haya esfumado!-gruñó dando un puñetazo a la pared, derribándola.

Anferis tembló, pero se mantuvo en su sitio.

-Han sido los lobos padre-contestó Casius-centenares de ellos, llegaron en mitad de la noche, aparecieron de la nada y se lanzaron por nosotros como poseídos.

-¡¿Y qué demonios ha pasado para qué los lobos ataquen?!

-Son partidarios de los Luminati, padre-contestó.

-¡Cuentos!-exclamó-todos sabemos que solo un puñado de ellos se han unido libremente a la princesa Serim, el resto desconfían, o al menos desconfiaban, de los Luminati y no tenían pensado participar en esta guerra.

-Entonces no se me ocurre…

-¡Claro que no, porque estoy rodeado de ineptos!-retiró la cara de su hijo y volvió la vista hacia Anferis-pero tú sí que lo sabes, ¡lo sabes y aún así ha pasado esto! ¡Y ahora mismo me lo vas a contar!

El silencio que vino a continuación estaba cargado de tanta tensión que cualquiera podría haberlo cortado con un cuchillo, pero lo peor era el miedo que sentía exudar de todos los allí presentes, todo el mundo sabía que cuando Demetrio se enfadaba nadie que estuviese cerca, por muy grande que fuese el número de gente que lo rodease, sobrevivía.

-Ha sido Akatsuki señor-acabó contestando-cuando llegó a Konoha venía muy alterado, enloqueció, sabía que lo ibais a matar, el miedo y la ira lo cegaron pero nunca llegué a imaginar que los lobos se lo tomasen tan mal…

-¿Qué fue lo que hizo?-siseó.

-Mató a un cachorro, una pequeña muchacha llamada Hanabi, no le di importancia, ¿quién iba a preocuparse por una cría insignificante?

Demetrio la agarró por el cuello y la tiró contra otra de las paredes, tirándola.

-¡No es una vulgar niña! ¡Era la hija menor de Hiashi, el jefe de la manada!-bramó-¡y ahora los lobos están a favor de Sakura! ¡Inútiles!
Demetrio agarró al menor de sus hijos, Kai, y lo destripó delante de todos y luego bebió la sangre de su cuello. Todos lo miraron con horror e intentaron huir, pero Demetrio los mató a todos de manera sangrienta, incluido a Casius, su hijo mayor. Toda la casa quedó cubierta de sangre y órganos internos y trozos de cuerpos descuartizados. La única que quedó con vida fue Anferis, que miraba con puro terror a su padre.

-Tú me eres útil, por eso sobrevives, pero si me vuelves a fallar acabarás muerta.




Crimilda estaba que no podía con los nervios más aún así se mostraba tranquila y con cara de póquer, tenía que reconocer que Suigetsu le echaba valor al asunto. Hacía bastante tiempo que el vampiro le había mandado un e-mail en el que le declaraba la guerra, un e-mail, sin duda para burlarse de los métodos medievales que ella aún utilizaba.

En esos dos meses tanto un bando como otro habían estado ocupados reuniendo a sus “tropas” y ya habían realizado alguna que otra escaramuza en bando enemigo, todavía no habían entrado en combate pero estaba preocupada, no había señales de Demetrio por ningún lado y no sabía cuánto tiempo tardaría Suigetsu en encontrar a su sobrina y declararle, por tanto, a ella la guerra.

-Majestad-dijo alguien tras ella, sin duda su capitán-yo intenté detenerlo pero él entró sin permiso y yo…

-Ya deje de disculparse capitán, si esta mujer tiene ganas de destriparlo lo hará se disculpe usted o no.

-Capitán, déjenos a solas y organice de inmediato la defensa del castillo, ¡averigüe como es que este sujeto ha entrado hasta tan dentro sin que nadie se diese cuenta!

El capitán tragó grueso, sabedor que él mismo pagaría el error de que su guardia de soldados no hubiese interceptado a aquel sangre pura antes de entrar en el castillo.

-¿Qué te trae aquí Suigetsu?-preguntó, cuando ya estuvieron a solas.

El vampiro se había sentado en un sillón con las piernas extendidas, como si fuese el dueño de la casa.

-Vengo a hablar con la dirigente del bando enemigo.

-Podría matarte ahora mismo, estás en mi territorio-dijo.

-No podrías hacerlo, ¿o piensas que he venido solo?-preguntó-me subestimas.

Crimilda le enseñó los dientes pero él solo se limitó a sonreír.

-Dime que es lo que quieres antes de que te mate-gruñó.

El ojivioleta se puso serio de repente y se levantó, quedando a escasos pasos de ella.

-He encontrado a mi sobrina, ya sé donde está y dentro de poco volverá para reclamar lo que es suyo, supongo que ya te imaginarás lo que eso significa.

-No se atreverá a volver porque sabe lo que le espera, por traidora.

-¿Traidora?-escupió-no me hagas reír Crimilda, que nos conocemos bastante bien, todo el mundo sabe quién es la verdadera traidora aquí.

-Si viene morirá, tu ejército es demasiado pequeño para protegerla.

-No necesito a mi ejército para acabar contigo-le dijo-para eso me vasto y me sobro yo solo, el odio que te tengo es suficiente como para acabar contigo y tu ejército.

-¿Ya has acabado? ¡Porque si no te largas ahora mismo pagarás las consecuencias!-rugió.

-Como quieras, quedas advertida, en cuanto me reúna con mi sobrina me echaré sobre ti y acabaré contigo, aunque muera en el intento.



Todos habían ido al aeropuerto de Vladivostok a recoger a sus amigos, todos menos Eishel que se había quedado en la cabaña junto a la pequeña. Sakura hubiera deseado quedarse con el bebé, odiaba separarse de ella, pero también sabía que era su deber ir con sus amigos, a fin de cuentas todo lo que estaba pasando era por ella y sería de muy mal gusto no ir. Además, alguien tendría que hacerse cargo de Alecto, saber que iba a volver a ver a Itachi la ponía sumamente nerviosa, Sakura nunca la había visto temblar de esa manera.

-¿Estará bien?-preguntó por enésima vez.

Sakura sonrió, no hacía mucho había sido ella la que había estado así, pero por el otro Uchiha. Miró a Sasuke, como siempre apartado del resto, y la expresión fría tan suya con los ojos perdidos en el vacía, a veces Sakura creía que cuando hacía eso era capaz de ver cosas que a los demás se les escapaban, y era hermoso, la cosa más hermosa que ella había visto en su vida.

-Ahí están-escuchó decir a Mikoto.

Sakura siguió la dirección de su mirada, al fondo pudo ver al grupo de personas que conocía tan bien, Naruto y Hinata, charlando animadamente, Kiba e Ino peleándose, Tenten y Neji pegados hombro con hombro e Itachi, serio como siempre. Pero quien llamó su atención fue el último. Sakura sintió un ramalazo de miedo al ver a la copia perfecta de Akatsuki, agarrado de la mano de Ino. Pero no era él, eran tan igual y a la vez tan distinto, en su manera de andar no había aquella arrogancia típica de Akatsuki y sus ojos, sus ojos eran negro no rojos y su expresión era benévola, por tanto no era Akatsuki, debía ser su gemelo, Sai, y por ende hermano de ella.

A su lado, pasó Alecto corriendo y se lanzó a los brazos de Itachi, siendo recibida con un sonrisa y un dulce beso por parte de él.

-¡Sakura-chan!-exclamó el rubio cogiendo a Sakura en un fortísimo abrazo-¡no sabes qué alegría me da ver que estás bien! ¡Estábamos tan preocupados…!

-Yo también estaba preocupada por vosotros-dijo mientras abrazaba a su amiga Hinata y luego a Ino.

-Promete que nunca más volverás a escaparte-le regañó la rubia.

-Lo prometo.

Después se dio la vuelta y saludó con  un abrazo a Tenten y con un apretón de manos a Neji y a Kiba. Después todos fueron a saludar a los demás y ella quedó sola delante del único que faltaba.

Sai la miraba con ojos vidriosos y asombrados, sin duda el parecido con su madre era asombroso, era como si Akari estuviese allí, mirándolo de esa forma tan intensa, como cuando era pequeño y hacía algo que no estaba bien o cuando iba a darle el beso de buenas noches.

-Hola-saludó ella tímidamente.

Sakura también estaba muy afectada, el afecto que ese chico le demostraba con su mirada era apabullante, no, definitivamente no era Akatsuki.

-Hola, soy Sai, soy tu…

-Hermano-dijo ella emocionaba mientras lo abrazaba.




En aquel lugar todo era blanco, no había nada. Aquello era la nada. Pero él, Mitsuhito Serim, antiguo rey de los vampiros Luminati, como sangre pura había aprendido hace tiempo a no dejarse impresionar por lo que le permitía hacer su poder. El limbo siempre había sido así, cuando él estaba vivo, y ahora cuando estaba muerto.

Estaba preocupado, hacía días que tenía una sensación de intranquilidad y se lo había hecho saber a Akari, por eso, ambos había tomado la decisión de que Mitsuhito utilizase su poder para abandonar el “cielo” y él entrase en el limbo para intentar comunicarse con alguien de su bando, nunca había llegado a imaginar que entre las personas con las que había hablado se encontraba la hija a la que nunca había conocido, Sakura.

Pero ella no había sido la única, había hablado con más gente para advertirles que algo extraño estaba sucediendo en el “otro mundo”, allí en el limbo y donde él vivía todo parecía estar bien pero él sentía, él sabía que algo estaba pasando y presentía que no era nada bueno y que tenía una relación mi directa con la reaparición de su hija y la guerra que había en puertas entre las dos razas de vampiros.

Ahora mismo estaba esperando, iba a intentar a hablar con alguien al que no veía desde hace mucho tiempo, de esa conversación dependía mucho, por eso estaba tan nervioso, ni siquiera sabía si aquella persona iba a responder a su llamado, después de todo no era tan fácil lograr comunicarse con otro muerto.

-¿Qué quieres de mí?-escuchó una voz rasposa a sus espaldas.

-Vaya, por un momento llegué a pensar que no vendrías.

-No vine por ti, lo que decías en tu llamado es bastante alarmante, ¿es verdad?-preguntó.

-Lo es, y por eso estamos aquí, necesitamos tu ayuda, tú eres la única persona que puedes hacer que entre en razón.

Sintió su mirada de desconfianza, pero Mitsuhito sabía que aceptaría su propuesta, tendría que hacerlo.

-Yo no puedo hablar con los vivos y no tengo nada que decirle a esa persona, se ha perdido desde hace bastante.

-Sabes que no es cierto, te escuchará, y no te preocupes yo puedo hacer que te comuniques con los vivos pero necesito encontrar el momento adecuado, solo espero que no sea muy tarde.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

Si Justin Bieber amenaza con saltar de un edificio:
El 85% de personas entran en depresión
El 10% le dicen que salte
Copia y pega esto en tu firma si eres del 5% de las personas que suben y le da una ayudita (lo empujan) (^w^)

°Horo° Desconectado
« Respuesta #31 en: Julio 10, 2012, 05:01 pm »

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« Respuesta #31 en: Julio 10, 2012, 05:01 pm »
Amo tu historia  :ohnoes: :ohnoes: :ohnoes: es una de las mejores que he leido,
me encantaaa, las cosas ya se pusieron aun mas interesantes (ODIO a la reina :bird: no se pudo evitar es una tonta malvadaa  >:( ), espero la continuaciomuy muy emocionada XD :ohnoes: :ohnoes: :ohnoes: :ohnoes: :ohnoes: :ohnoes: :ohnoes:


BYE :=D:


Dresti Desconectado
« Respuesta #32 en: Julio 18, 2012, 06:35 am »

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Re:[+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*
« Respuesta #32 en: Julio 18, 2012, 06:35 am »
Konnichiwa mina! lo siento, I'm sorry, pardon, síntoo, gomen y s me acaban los idiomas para pedir disculpas por haber tardado tanto, esty de vacaciones pero desgraciadamente me quedó una asignatura para septiembre y el libro es de nada más y nada menos que de 2000 páginas aproximadamente y estoy como loca y con el estrés apenas si me ha venido un poquito de inspiración pero al final logré acabar el capi, un bombazo de capi, ya entenderéis por qué lo digo cuando lo leais xD Espero que os guste^^

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-¿De verdad teníamos tantos hermanos?-preguntó la peli rosa sorprendida.

-Varios siglos de matrimonio dan para mucho-contestó Sai con una sonrisa.

Iban ‘’caminando’’ (entiéndase andando a velocidad vampírica) hacia el refugio donde se estaban alojando antes de irlos a buscar al aeropuerto, y Sakura no se había despegada ni un segundo de su hermano. Por lo poco que había visto y comprobado, Sai era muy agradable y alegre, su persona transmitía la tranquilidad y protección del hombre lobo, no era híbrido, como su gemelo, sino que había sido transformado en hombre lobo antes de convertirse totalmente en un vampiro, lo mismo que le había pasado a Hinata, pero al revés.

-Nunca llegué a imaginar que te parecerías tanto a madre-repitió él por enésima vez-sois idénticas, salvo que ella…

-Tenía rasgos occidentales y yo no-contestó por inercia-lo sé, he visto un retrato en la casa de Sasuke.

Sai sonrió al ver la sonrisa inconsciente de su hermana al nombrar al pelinegro, que iba unos cuantos metros más atrás hablando con Naruto, aunque bien notaba Sai su mirada clavada en la nuca de vez en cuando.

-¿Te trata bien?-preguntó-tiene fama de ser una persona muy fría.

Sakura giró la cabeza y sonrió de nuevo, como siempre Sasuke y Naruto habían empezado a pelearse.

-Sasuke puede ser muchas cosas, pero no es frío-respondió-transmite esa sensación, pero si le conoces bien te das cuenta de que solo es una coraza, solo su forma de sobrevivir a todas las cosas malas que le han pasado, en realidad, Sasuke es la persona más cálida que he conocido en mi vida.

-Me alegro por ti.

-Yo también me he fijado en que tú y mi amiga Ino estáis juntos-dijo ella con una sonrisa.

-Sí, ha sido todo un poco precipitado, pero así es la vida de un inmortal, no hay espacio para la tranquilidad.

Sakura se puso seria.

-No, es cierto, supongo que ya sabes que en breve estallará la guerra, nuestro tío Suigetsu ha estado reuniendo a nuestros aliados y ahora que todos estamos de vuelta Sasuke no cree que tarde mucho en ponerse en contacto con nosotros.

-Estás nerviosa-observó él.

-Se esperan muchas cosas de mí, pero no sé si podré hacerlo, nunca tuve que enfrentarme a algo como esto.

-La verdad es que la situación impone, pero sé que podrás hacerlo, naciste para esto y podrás hacerlo.

Sakura suspiró.

-A ti no se te ve muy asustado-dijo.

Sai sonrió.

-Pues estoy más aterrado que nunca, también es la primera vez que entro en batalla, al menos en una tan grande como lo será esta.

Los dos se quedaron durante unos minutos en silencio.

-Si fuéramos humanos sería tú el que heredaría el trono.

-Sí, pero las cosas son diferentes por aquí, las mujeres vampiro son las que traen a la vida a nuevos miembros de la especie, son las que continúan y transmiten el linaje, nosotros, los hombres vampiro, debemos luchar para encontrar nuestro sitio-contestó-el mismo día de nuestra transformación, Akatsuki y yo fuimos expulsados de la familia.

Sakura se quedó de piedra.

-¿En serio?

-No es tan grave como parece, seguimos conservando nuestro apellido, pero ya no somos parte de la familia, no podemos seguir viviendo con nuestros padres, solo se quedan las mujeres porque son ellas las que heredan los títulos y las dirigentes de la familia.

-Eso es muy injusto-susurró la peli rosa, odiaba el machismo pero que se favoreciera solo a las mujeres tampoco le parecía justo.

-¿Tú crees? Las mujeres estáis sometidas a una dura educación y a una gran presión, nosotros una vez fuera de nuestra casa somos libres para hacer todo aquello que se nos antoje sin dar explicaciones a nadie, además, podemos ver a nuestros familiares siempre que se nos antoje, la diferencia es que no heredamos nada, salvo que en la familia no existan mujeres para heredar, en ese caso, heredan los hombres.

Bueno, visto así tampoco era tan malo.

-Podría decirse entonces que yo he vivido como ‘’un hombre vampiro’’.

La conversación no duró mucho más, Sakura se había quedado pensativa, ella sabía que había tenido otras hermanas mujeres que podrían heredar antes que ella, pero entre los sangre pura era diferente, entre las mujeres se seleccionaba a aquella que recogiese todos los distintivos del clan, y esa había sido ella, su pelo rosa y sus ojos verdes lo atestiguaban, aunque sus hermanas hubiesen vivido, ella sería reina igualmente, era su destino. Suspiró, era tarde e inútil luchar contra ello, esa era la realidad, sería coronada y sería un miembro activo importante en la guerra que se avecinaba. Solo se le ocurría una cosa para hacer.

Prepararse para matar a aquellos que habían asesinado a su familia, ella los vengaría a todos.

 

Crimilda no entendía lo que estaba pasando, hacía apenas unos minutos que se había ido a dormir y ahora se encontraba en medio de… la nada, ya que en ese sitio todo era blanco. No entendía nada, estaba confusa, hacía como unos diez años o más que no dormía, no lo necesitaba, pero aquella vez era diferente, se acercaba una gran guerra y necesitaba todas sus fuerzas, pero no recordaba que dormir fuese algo como aquello.

-Sed bienvenida al “limbo” señora-dijo una voz detrás de ella.

Crimilda quedó enfrente del hombre, que había estado todo el rato a su espalda, y que ella no había percibido. Un sudor frío le bajó por la nuca al ver a Mitsuhito Serim allí, sonriéndole.

-Esto… no es posible-murmuró-estáis muerto.

Tenía que ser una pesadilla, ese hombre estaba muerto, ella lo había visto morir. La sonrisa de Mitsuhito se convirtió en una máscara fría e implacable.

-Y sigo muerto señora mía, solamente me he trasladado a vuestros sueños para hablar con vos y convenceros de que paréis este sin sentido.

-¿Y qué os hace pensar que os haré caso? En su día vos y vuestra esposa también ignorasteis mis peticiones.

Mitsuhito no mostró ningún tipo de reconocimiento ni culpa ante esa acusación.

-Bien cierto es eso señora-reconoció-pero ya debías saber, como reina que sois ahora, que mi deber era preservar el bien de mi pueblo, ¿o a caso pretendíais que condenase a toda mi raza sólo por complacer vuestros anhelos?

Crimilda apretó los puños con fuerza y le enseñó levemente los dientes.

-Vos podíais haber evitado la muerte de Hastings, podías haberlo liberado del resto de su manada.

El hombre negó con la cabeza.

-Vos misma sabéis lo inútil que habría sido eso, las órdenes provenían de Él y nada podía hacerse, los lobos son, eran-se corrigió-sus siervos ¿a caso pensáis que yo y mi esposa podríamos derrotar a todas las fuerzas de la Luz? Sobrevaloráis mis capacidades Crimilda, es como si Satán os hubiese condenado a vos, Hastings no habría podido hacer nada para salvaros, ¿de verdad pensáis que me vanagloriaba en vuestro dolor? Vos misma sois consciente que hasta un rey tiene sus propias limitaciones y hay cosas que por más que quiera no se pueden hacer.

La rubia bufaba de rabia y rencor hacia aquel hombre, lo odiaba, lo odiaba con todas sus fuerzas.

-Parad esta guerra, os lo ruego, morirán muchas personas, sólo por vuestro sufrimiento y rencor contra mi familia, ¿de verdad podréis soportar ese peso en vuestra conciencia?

-Hace tiempo que dejé de tener conciencia, señor-contestó-vos matasteis todo lo bueno que quedaba en mí.

-Habláis desde el dolor, estáis ciega ante lo que sucede, esto no os hará ningún bien.

Crimilda se echó a reír, una risa ácida y sin ganas.

-¿Ahora os preocupa como me siento? Es un poco tarde “Majestad”-escupió-vos no queréis salvarme a mí, buscáis la salvación de los restos de vuestra familia, queréis quitarme del medio para que la zorra de vuestra hija ocupe mi trono, pero yo no se lo pondré tan fácil, la mataré.

-Como me duele ver en lo que os habéis convertido, señora, yo al menos intenté convenceros, pero ahora no está en mi mano.

Y como por arte de magia el hombre, desapareció, dejándola sola en aquel vacío.

-Tan solo habéis contemplado el monstruo que habéis creado vos, ¿me escucháis Mitsuhito Serim? Toda la gente que vaya a morir será por culpa vuestra y de Akari, sois vos los que me habéis convertido en lo que soy, todo es culpa vuestra.

-Veo que sigues hablando sola-dijo una voz detrás de ella.

Esta vez Crimilda sí que se quedó de piedra. Aquella voz… se llevó una mano a la boca mientras los ojos se le llenaban de lágrimas.

-¿Qué clase de tortura me habéis preparado Mitsuhito?-susurró sin darse la vuelta.

-Vaya, ahora soy una tortura, y yo que pensaba que me querías, aunque ya no sé qué pensar la verdad, me cuesta reconocer a la antigua Crimilda en esta mujer.

Al final la rubia acabó por dar la cara a su interlocutor. Y allí estaba él, su pelo negro, sus ojos azules y esa sonrisa, igual que siempre, como si no hubiesen pasado tantos siglos y él continuase vivo, como si hiciese apenas un suspiro que se habían visto.

-Hastings-dijo a media voz.

Él se puso serio, mirándola de esa forma tan intensa que solo él lograba.

-¿Qué has hecho Crimilda?-preguntó, con la voz cargada de tristeza-¿en qué has convertido tu vida?

-Yo… tenía que vengarte, ellos…

-¿Vengarte?-la cortó él-¿vengarte de qué, Crimilda?

Ella se quedó bloqueada, no lograba comprender el enfado de él, ¿qué le pasaba? ¿No entendía que todo lo que hacía era por él?

-Ellos debían pagar por dejarte morir-contestó.

-¿Pagar por mi muerte? No te reconozco Crimilda-exclamó-precisamente tú, que odiabas la venganza, que decías que eso solo era propio de criaturas del diablo.

Ella rió por lo bajo.

-Parece que has olvidado que eso es precisamente lo que soy, ¡un monstruo, una criatura del diablo!

-¡Excusas!-gritó él agarrándola de los hombros-¡te conozco lo suficiente para saber que no piensas así! ¡Siempre luchaste contra tu naturaleza! ¡Odiabas las muertes innecesarias y te lamentabas por aquellas imposibles de matar! ¡¿Y ahora dices que siempre fuiste un monstruo?! ¡Lo que eres es una cobarde! ¡No te reconozco!

-¡Ellos te dejaron morir!

-¡En las guerras muere gente!-continuó él apretándola cada vez más, lleno de ira-yo sabía lo que hacía Crimilda, ¿de verdad creías que nadie se iba a enterar de lo nuestro? Yo sabía que estaba condenado desde el primer día que te besé.

La ira de Crimilda se esfumó de su cara de un plumazo, ¿le estaba diciendo que sabía que iba a morir?

-Entonces, ¿por qué no me dejaste?

Ahora fue el turno de él de suspirar, frustrado.

-Porque no me importaba, me daba igual morirme-contestó-por ti habría muerto todas las veces que hiciese falta, soy yo el único culpable de mi muerte.

-No es cierto, yo pedí ayuda a los Serim y ellos…

-¡Yo pedía ayuda a los Serim!-gritó él-¡yo me arrastré como un perro ante tus reyes para suplicarles por tu vida!

-¡¿Qué?!-exclamó ella-¡¿por qué?!

-Porque no solo yo estaba condenado a muerte, también iban a matarte a ti, no solo era que fueses un vampiro sangre pura, a los ojos de mis compañeros eras una criatura peor que una Luminati, eras hija de él.

¿Una criatura peor que una Luminati? ¿La hija de quién? ¿De qué estaba hablando?

-¿Qué quieres decir?-preguntó ella.

Hastings se quedó callado, había hablado más de la cuenta.

-¡Contéstame!-rugió-¡¿Sabes quién es mi padre y nunca me lo has dicho?!

No podía creer lo que le estaba pasando, ella que se había pasado media vida buscando sus orígenes y resulta que Hastings lo sabía, sabía quién era su padre.

-No me hagas caso Crimilda, es mejor que lo olvides-contestó.

-¡No! ¡No te callarás y me dirás lo que sabes! ¡Quien es mi padre para que los tuyos me considerasen más repulsiva que los Luminati!

Hastings agachó la cabeza, derrotado, tarde o temprano ella tendría que saberlo ¿no? Pero no quería que ella sufriese, no más.

-Para un licántropo solo hay una criatura más repugnante que un Luminati-se limitó a decir.

Crimilda fue abriendo los ojos y negando con la cabeza, no, no podía ser.

-Un Sombra, mi padre era un Sombra.

-Y tu madre también-terminó él.

Crimilda se llevó las manos a la cabeza.

-No, no, no-murmuraba mientras le corrían lágrimas por la cara-no…

Ella odiaba a los Sombra, es cierto que había colaborado con ellos para lograr sus fines, pero siempre los había considerado la peor escoria del mundo, y ahora resulta que ella era hija de dos.

Hastings asistió impotente a su desesperación.

-Tu madre murió al darte a luz y tu padre te abandonó a tu suerte-continuó.

-¿Cuándo lo supiste? ¡Contesta!

-Antes de morir, me lo dijeron los miembros de mi manada, hacía tiempo que querían matarte.

-¿Te dijeron quienes eran?-preguntó rota y desesperada.

Hastings no contestó, pero por la expresión de dolor de su cara ella supo que sí.

-El nombre de tu madre no lo sé, pero él… tu padre… es Demetrio.

-No, me estás mintiendo-dijo abrumada-no es verdad, ¡me estás mintiendo! ¡Eres como ellos, un mentiroso! ¡Dices que me quieres y me haces tanto daño como ellos! ¡Te odio Hastings, te odio!

Él no pudo retener las lágrimas, le dolía verla así, le dolía más que si le hubiese pasado a sí mismo, quiso abrazarla y reconfortarla pero la conocía tan bien que sabía que ella no le dejaría.

-Estás compinchado con los Serim, me engañas porque Mitsuhito te lo ha dicho, ¡pero no lograréis nada! ¡Nada! ¡Los mataré a todos! ¡A tus sucios perros también! ¡¿Me oyes?! ¡Todos morirán y será culpa vuestra!

 

Crimilda despertó en su cama, presa de la ira y el dolor, había enloquecido.

 

-No ha servido de nada-sollozó Hastings.

-Tarde o temprano iba a descubrir la verdad-dijo Mitsuhito.

-Tú lo sabías-dijo él entre sorprendido e iracundo-¡tú lo sabías y no hiciste nada por ella!

-Hice todo lo que pude Hastings, pero no puedo luchar contra la verdad.

-¡Maldito bastardo!-gritó lanzándose contra él-¡si pudiera te mataría de nuevo! ¡Le has destrozado la vida! ¡No quiero volver a verte! ¡Nunca más vuelvas a convocarme! ¡Nunca!

 

Sakura estaba sola en su cuarto, con su hija en brazos, dándole de mamar. Hacía apenas un segundo ese cuarto había estado lleno de gente, todos querían conocer al bebé, pero la pequeña había empezado a llorar exigiendo su comida y todos habían abandonado la estancia para que Sakura pudiera darle de comer.

-Como te envidio pequeña-le dijo a su hijita-tú no tienes que preocuparte de nada, y es mejor así, tampoco lo necesitas, yo me encargo de que tengas todo lo que necesitas y que nada malo te pase.

La niña acabó de comer tranquilamente. Sakura le revolvió el corto pelo negro.

-No podrás ser mi heredera-le dijo, dándose cuenta en ese momento-no tienes el pelo rosa y aunque tus ojos sean verdes dará lo mismo.

Luego se quedó pensando que nunca le había visto los ojos, siempre los tenía cerrados.

-¿De qué color serán?-preguntó intrigada-espero que no dejes a mamá intrigada y me los muestres pronto.

Se levantó y fue hacia la cuna, debía cambiarle el pañal y la ropa y a ello se puso.

-¿Qué es esto?

En la pequeña espalda de su hija había dos cicatrices paralelas una a cada lado de la columna, desde el inicio hasta prácticamente el final. Sakura la observó, preocupada, pero nada parecía estar mal, las cicatrices estaban curadas, solo habían quedado como marca en la piel, ¿pero como habrían llegado allí? Luego recordó las dificultades de su parto.

-Tal vez se hirió con alguna roca de la cueva, Alecto dijo que había mucha sangre y pudo no haberse dado cuenta, lo importante es que la niña está bien.

Ya despreocupada acabó de vestirla y la cogió de nuevo en brazos. Se escuchó un revuelo al otro lado del cuarto, había llegado alguien y Sakura sabía quién era. Su excelente oído y su fino olfato lo habían percibido desde el mismo instante que se acercó a toda velocidad a la casa. Se puso nerviosa pero aún así asió bien a su hija y salió al otro cuarto. Todos se quedaron en silencio al verla aparecer, había una gran tensión en el aire. Hinoiri empezó a llorar.

Suigetsu estaba de pie, en medio de la estancia, no se reía ni dijo nada, no hacía falta, Sakura sabía a lo que venía, lo había esperado desde hacía varios días y podía leerlo en su cara. Detrás de él había otros dos hombres, no eran sangre pura sino dos nobles que se arrodillaron nada más verla entrar.

-Ojo-sama-dijeron solemnemente.

Sakura no les prestó atención, no podía separar la mirada de la de su tío, mientras con su cuerpo intentaba calmar el incesante lloro de la niña, alguien se la quitó de los brazos. Sakura no vio quien fue pero supo al instante que había sido Hinata, quien acabó por calmar al bebé. Solo entonces Suigetsu se movió, dos pasos hacia ella. Sakura notó la presencia de Sasuke a su lado y le dio la mano, él le devolvió el apretón con fuerza.

-Buenas noches sobrina-la saludó Suigetsu-siento interrumpir así pero he venido a buscarte, en realidad, vine a buscaros a todos, no iba a venir hasta mañana pero lo pasado hace apenas dos horas ha empeorado todo, la Reina ha enloquecido y ha cargado con todas sus fuerzas contra una de nuestras fortalezas-informó.

-Eso no es propio de ella-dijo Itachi-no es impulsiva, le gusta tenerlo todo controlado.

-Ya dije que ha enloquecido, algo ha debido suceder para que haya pasado esto, desconocemos el que, solo sabemos que ahora es más peligrosa-contestó-los Sombra aún no han movido su ejército, pero son impredecibles y pueden atacar en cualquier momento.

-Ya no hay marcha atrás-susurró Sakura, todos la miraban fijamente, Sasuke se acercó más a ella.

-No-reconoció Suigetsu.

-La guerra ha empezado y yo como heredera debo ponerme al frente del ejército-dijo, más para sí misma que para el resto.

Nadie dijo nada.

-Si me disculpáis un momento, necesito que me dé el aire-se disculpó, saliendo de la casa antes de que nadie pudiese detenerla.

Corrió, corrió todo lo rápido que le permitía su cuerpo, a una velocidad que solo era superada por la de la propia luz. Recorrió kilómetros y kilómetros hasta quedar detenida en medio de la nada, en un campo cubierto por la nieve bajo el frío helado de Rusia, se dejó caer al suelo y lloró, lloró todo lo que pudo y más.

Sasuke la había seguido hasta allí, se había dado cuenta, y la observaba a unos pasos de distancia.

-Si quieres huir solo tienes que decirlo y nos marcharemos-dijo él.

Sakura lo miró sorprendida, sabía lo que significaba eso para Sasuke, para él huir eran un gran deshonor, una cobardía, algo que él detestaba, pero estaba dispuesto a hacerlo por ella.

-No-contestó-no quiero huir Sasuke, no puedo más, estoy cansada de huir.

Se abrazó a él y este le devolvió el abrazo.

-Tengo miedo, siempre me consideré mayor y capaz de muchas cosas pero ahora sé que solo soy una niña, ¿cómo podré liderar un ejército?

Él la entendía, la entendía perfectamente, él también por primera vez sentía miedo ante una batalla, eran tantas las cosas por perder y tan incierta la victoria… pero una cosa tenía clara, no dejaría que nada malo le pasase a su familia aunque por el camino él mismo tuviese que morir.

-No te pasará nada, yo estaré contigo-le dijo a la peli rosa.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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karin-sakura Desconectado
« Respuesta #33 en: Julio 24, 2012, 08:52 pm »

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« Respuesta #33 en: Julio 24, 2012, 08:52 pm »
DIOS ES LO MÁXIMO MUJER!!!! tienes que seguirlo plisss; pobre la reina me da un poquito poquito de pena, pero ella sufrio mucho..... tienes que poenr el siguiente capítulo lo antes posible tu puedes síguelo. :lol: 8)

°Horo° Desconectado
« Respuesta #34 en: Julio 30, 2012, 09:06 pm »

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Re:[+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*
« Respuesta #34 en: Julio 30, 2012, 09:06 pm »
Geniaaaal el capi, siempre sospeche q crimilda tenia algo raro XD
me ffacino el capi tienes q cntinuarlo cada vez mejor mejor mejor
me tienes en un ansia :ohnoes: :ohnoes: :ohnoes: :ohnoes: :ohnoes: :ohnoes:
espero el sig capi


BYE :bird:


Dresti Desconectado
« Respuesta #35 en: Septiembre 03, 2012, 06:30 am »

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Re:[+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*
« Respuesta #35 en: Septiembre 03, 2012, 06:30 am »
Hola gente! si lo sé, queréis matarme y yo no tengo perdón por haber tardado tanto, mis disculpas son que estuve un mes de vacaciones y allí a donde fui no había internet y no podía conectarme y hasta ahora que he vuelto no he podido terminar el capi y subirlo.

Bueno algunos, sino la mayoría (eso seguro), desearéis mi muerte después de leer este capi así que me marcho a fortificar mi casa y a comprarme una armadura mientras os dejo leer.

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16. El adiós de una princesa.

Cuando llegaron al aeropuerto de Narita era noche cerrada, por precaución habían decidido viajar de noche en lugar de coger los vuelos más atestados que había a lo largo del día, sabían que corrían el mismo riesgo o más, pero no era necesario involucrar a los humanos en una guerra que no les concernía, al menos no directamente. Ahora se encontraban en un edificio abandonado a las afueras de Tokio.

Sakura se mantenía callada, sentada al lado de Sasuke y Hinata, quien seguía con Hinoiri en brazos. La peli rosa, a pesar de su posición y expresión estática estaba muerta de miedo, pues en esos momentos caminaban hacia la que sería la tumba de muchos de ellos, la de sus súbditos venidos de todas las partes del mundo y que la seguirían en aquella alocada aventura.

Suigetsu le había dicho que a su convocatoria había asistido unos cien sangres pura, dos mil nobles y seis mil renacidos. Un ejército de unos ocho mil hombres y mujeres, numeroso para alguien novato como ella pero a todas luces insuficiente para enfrentarse a los ejércitos de Demetrio y Crimilda juntos, nadie sabía cuántos serían pero Suigetsu ya había hablado de unos quince mil partidarios de la reina, y sin duda el ejército de Demetrio sería también bastante numeroso. Era un suicidio, pero no quedaba otra opción. Ella lo sabía muy bien, era su destino y no se podía escapar del destino, como le había dicho Tenten.

-¿Se ha decidido ya dónde tendrá lugar la batalla?-preguntó Naruto.

-Nadie lo sabe, Crimilda avanza de un lado a otro sin ningún tipo de organización y de Demetrio no se sabe nada.

Itachi negó con la cabeza.

-Esto no me gusta-dijo al fin-los sombra no suelen pasar inadvertidos y esta tranquilidad y repentino silencio no pueden traer nada bueno.

Naruto asintió.

-No podemos seguir así, el terreno ya no nos es muy favorable como para que por encima no sepamos a lo que atenernos cuando vayamos a combatir.

-No deberíamos haber vuelto a Japón-esta vez fue Sasuke quien intervino.

Todas las miradas se fijaron en él.

-Japón es el país más seguro para nosotros-dijo Itachi-dominamos casi todo el terreno y además los lobos están aquí.

-Japón no es ni de lejos el lugar más seguro para nosotros-contestó con su habitual tono frío-en primer lugar, es bastante obvio que vendríamos aquí y sin duda será el primer lugar a donde vengan a buscarnos por lo tanto perdemos el factor sorpresa, tampoco es el terreno adecuado para nosotros, es muy boscoso y no estamos acostumbrados a luchar juntos, mientras que nuestro enemigo sí y, además, Hokkaido pertenece a los Sombra.

-Esto va a ser una masacre-afirmó el rubio.

Sakura se había mantenido callada y pensativa durante toda la conversación, tampoco es que ella pudiese ayudar mucho, no sabía nada sobre organizar ejércitos o estrategia militar pero hacía un rato que una idea le rondaba la cabeza, era algo descabellado y seguramente imposible, pero visto lo visto era la única solución algo viable, no, ella sabía que era la única solución, muy a su pesar lo sabía perfectamente.

-Yo tengo una idea-dijo en voz baja, aún así todos la escucharon y clavaron sus ojos en ella-es algo descabellado y que posiblemente no funcione pero si se lograra podríamos resolver todos esos problemas que ha mencionado Sasuke.

Mantuvo un minuto de silencio ante tan atento público. La verdad es que cuanto más lo pensaba más loco le parecía su plan pero era la única forma, la única forma de que lograsen la victoria.

-Yo había pensado que el lugar del combate sea Japón, o eso les haremos creer a ellos-añadió rápidamente al ver un puñado de bocas abiertas dispuestas a replicarle.

-Demonios Sakura, habla de una vez-le espetó Ino.

-Yo puedo tele trasportar a ambos ejércitos al lugar que vosotros me digáis-terminó.

Nada más acabar de decir aquello todos negaban con la cabeza, todos menos Suigetsu, que la miraba interesado y pensativo.

-Es una locura, no controlas tu poder-dijo Alecto-pasados unos minutos volveríamos al campo de batalla de Japón y además eso te dejaría tan agotada que no podrías defenderte, hay que buscar otra forma.

Los demás asintieron.

-Pues a mí me parece un plan perfecto-dijo Suigetsu-sorprenderíamos al enemigo y llevaríamos nosotros la ventaja y tendríamos un grupo dedicado exclusivamente a proteger a Sakura para que nada malo le pasase.

-Sakura podría morir-añadió Alecto.

-Puedo entrenar, ya he mejorado bastante, podría lograr…

-No-se escuchó a voz de Sasuke-no vas a hacer nada.

-Es la única forma…-empezó Naruto, que empezaba a ver las ventajas del plan.

-¡He dicho que no!-rugió el pelinegro.

Sakura torció el gesto, estaba bien que quisieran protegerla, pero ella era la reina e iba a entrar en combate, estaría en peligro de muerte tele trasportara o no al ejército.

-No creo haber dicho que necesitase vuestra opinión-gruñó.

-No pienso permitir que…-empezó Sasuke.

Sakura se enfureció y le enseñó los dientes, cosa que dejó a todos sorprendidos, principalmente al pelinegro.

-Soy la Reina por derecho legítimo, no necesito que tú ni nadie me permita o no hacer lo que considere oportuno-escupió.

La mirada que le dedicó Sasuke fue la más gélida que había visto en toda su vida y Sakura enseguida se sintió mal por lo que acababa de decir, pero ya estaba cansada de que todos se arriesgasen por ella y que ella no hiciese nada, no era ninguna cobarde.

Sasuke le torció la cara y se marchó de la estancia dando tal portazo que rompió la puerta. El resto de presentes se mantenía en absoluto silencio. Suigetsu fue el único que se atrevió a romperlo.

-¿Entonces qué hacemos… Majestad?-añadió al final.

Sakura se puso colorada, pero tanto ella como ellos debían acostumbrarse a aquello, no en vano eso era lo que era, la legítima dueña del trono.

-Haremos lo que he dicho, solo falta buscar un lugar adecuado para la batalla y que yo lo veo con anterioridad, sino me será imposible hacer la tele trasportación-ya le sería bastante difícil de todos modos.

-Yo conozco un lugar-dijo Alecto-deshabitado, sin mucha vegetación y rodeado de montañas que nos pueden valer de defensa.

-¿Y cuál es ese lugar paradisíaco?-bromeó Suigetsu.

-El Tíbet.

Enseguida todo se convirtió en una refriega entre los que estaban acuerdo y los que estaban en desacuerdo pero Sakura no se quedó a escuchar, ellos entendían más que ella y ya le comunicarían lo que se haría al final, ella ahora tenía que buscar a Sasuke y solucionar el abismo que se había creado entre ellos dos.

No le costó encontrar su rastro y poco después se lo encontró sentado en la copa de un árbol con la mirada clavada en la luna casi llena.

-¿A qué has venido, Majestad?-le preguntó gélidamente.

-Tenemos que hablar Sasuke.

-Hmp.

Ella se encaramó al árbol y se sentó a su lado, en silencio, el primer silencio incómodo entre ellos dos desde que estaban juntos.

-Pensé que te habías marchado-susurró.

-Hmp.

Estaba claro que él no se lo iba a poner fácil y eso le dolía, ella no tenía opción, no podía apartarse de todo aquello, era la reina, la futura reina y era su deber estar allí, y él lo sabía, siempre lo había sabido.

-No me puedes hacer esto, Sasuke.

Una media sonrisa irónica apareció en el rostro del pelinegro.

-No se me ocurriría nunca decirle a su Majestad que debe o no debe hacer.

-Pensé que sería más razonable pero veo que no.

-¡¿Razonable?!-explotó él, arrancando una rama de cuajo-¡¿Qué no soy razonable?!

Sakura se quedó paralizada, era como si el ojinegro estuviese poseído por algo maligno, la estaba asustando.

-¡¿Fui yo el que se largó durante meses sin dar señales de vida?! ¡¿Fui yo quién te ocultó que íbamos a tener un hijo?! ¡¿Soy yo el que se va a lanzar a un ataque suicida?!

La miró fijamente a los ojos y así estuvieron durante un rato hasta que él se calmó y volvió a sentarse a su lado sin tocarla.

-¿Quién es la que no es razonable? Siempre haces lo que quieres Sakura, siempre.

-Yo no elegí esto, sabes lo asustada que estoy-las lágrimas le rodaban por las mejillas.

Él no contestó.

-No me lo hagas más difícil Sasuke, te necesito.

-Me necesitas Sakura-escupió él-yo también te necesito, te necesito viva, porque ten claro que si vas a esa batalla y llevas a cabo tu maldita idea no sobrevivirás, ¿o a caso piensas que los enemigos van a esperar a que recuperes las energías después de la tele trasportación? Verán lo débil que estas y se lanzarán a por ti, y te matarán, eso tenlo seguro, ¿eso es lo que quieres?

-No tengo otra opción-dijo derrumbándose-no puedo rendirme y no puedo seguir huyendo, ¿qué quieres que haga? ¿Qué mande a morir a todos mis amigos y gente que me apoya mientras yo me quedo calentita en algún lugar lejos del peligro? ¿Tú harías eso, Sasuke? ¿Serías capaz de dejar morir a la gente que quieres mientras tú estás sentado sin hacer nada? ¿Crees que no sé que me voy a morir?-las lágrimas abandonaban sus ojos como ríos de sal-no volveré a ver a mi hija, no volveré a estar contigo, nunca más volveré a Konoha ni a toda la gente que me quiso mientras era humana.

Mientras hablaba lo miraba fijamente y pudo ver como el odio desaparecía poco a poco y regresaba el Sasuke de siempre, el que la abrazaba cuando tenía miedo, el que estaba siempre con ella pasase lo que pasase.

-Me voy a morir-sentenció, dejando entrever todo el miedo que sentía-y no quiero estar sola.

Sasuke suspiró y apartó la mirada, pero no lo suficientemente rápido para que ella no viera la lágrima que se le había escapado del ojo.

-No me pidas que te deje morir-dijo en un susurro apenas audible-no lo permitiré.

-¿Sabes?-dijo ella-antes de subir al avión estuve hablando con Tenten, ella me vio morir, no me lo quiso decir antes, no quería preocuparme, pero al final me lo dijo, me dijo que solo ganaríamos la batalla si yo moría, no me dijo como, solo que pasaría, y si voy a morir Sasuke, será salvándoos a vosotros y llevándome por delante a tantos de ellos como me sea posible.

Había dejado de llorar, compartir aquel secreto con Sasuke la había llenado de una extraña paz, en cambio la cara de Sasuke era una máscara gélida de nuevo, como cada vez que intentaba ocultar todo lo que sentía.

-Nos rendiremos-dijo.

-Sabes que dará igual, si nos rendimos, morimos todos, si luchamos, sobreviviréis la mayoría.

-No te voy a ver morir-gruñó-te encerraré.

Sakura le cogió la cara con las manos y apoyó su frente en la de él.

-Mi valiente guardián-susurró-siempre me has protegido y me has querido como nadie, ahora tienes que dejar que me vaya.

-No puedes pedirme eso.

-Ganaremos y tú serás coronado rey y vivirás, vivirás para protegerlos a todos y para… y para cuidar de nuestra hija, yo no estaré para hacerlo y te necesitará, tú le darás el cariño que yo no podré darle y estarás con ella, será una buena niña y una buena mujer.

Volvía a llorar y lo que le hacía más daño, él también, Sasuke lloraba como nunca lo había hecho en sus tantos siglos de vida, lloraba de impotencia, de pena, pero sobre todo lloraba de dolor, siempre le habían arrebatado todo lo que quería y ahora Sakura se marcharía, para no volver nunca más, pero él no podía permitirlo, no quería aceptarlo, a la mierda el destino, el cielo y el infierno y toda esa mierda, él no la iba a ver muerta.

-No vas a morir-sentenció.

Ella negó con la cabeza, sabía que él no lo aceptaría fácilmente, ella en su lugar tampoco lo haría, pero la verdad era la verdad, por muy dura e injusta que fuese, aunque ya no tenía más ganas de intentar convencerlo, estaba asustada y lo único que quería era aprovechar los últimos minutos de vida que le quedaban con él.

Arrimó su cara a la suya y le dio un dulce y largo beso bañado en lágrimas.

Detrás de ellos se escuchó un grito espantoso, ambos reconocieron la voz enseguida.

-Hinata.

 

Demetrio sonrió triunfal cuando su hija Anferis le entregó el pequeño botecito de cristal lleno de sangre roja.

-No fue difícil conseguirlo tal y como vos dijisteis padre, la mujerzuela de Naruto tiene una mente fácilmente manipulable y bastaron solo unos segundos para hacerme con su mente y que mordiera al bebé, todo se sumió en el caos y me metí en la mente de los demás para que ninguno de sus malolientes cerebros me viese entrar en la habitación y robar la sangre de la niña.

-Podías haber aprovechado el momento y matarlos a todos-contestó él.

-El control mental exigía cada una de mis fuerzas, a penas si pude mantenerlo mientras escapaba y mucho menos podría matarlos, moriría yo en el intento.

-Es igual-sonrió él-lo importante es que tenemos la sangre y ahora podremos abrir la puerta y cuando Lucifer entre en este mundo con su ejército de demonios nada ni nadie será capaz de derrotarnos.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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Dresti Desconectado
« Respuesta #36 en: Noviembre 05, 2012, 03:22 pm »

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« Respuesta #36 en: Noviembre 05, 2012, 03:22 pm »
Hola gente! buf por fin puedo venir a subir la conti, creía que no podría volver al ordenador en años, de hecho los que me habéis visto por twitter fue desde el movil y poco... pero bueno por fin pude escaparme a subir la conti.

Las cosas se complican y la guerra ya está super cerca y con ella el final de este fic, pero en fin para eso todavía quedan algunos capítulos y ahora os dejo leer, ya me contaréis que tal.

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17. La Llegada

Si Sasuke había pensado que las cosas no podrían ponerse peor, en el momento que vio el cuerpo de su hija cubierto de sangre se dio cuenta de que estaba equivocado. En su mente todo se volvió rojo, escuchó los gritos de alguien y después un fortísimo golpe. No fue hasta el momento en que volvió en sí que se dio cuenta de que el grito había salido de la garganta de Sakura y el golpe fue provocado por Itachi cuando lo sujetó a él contra el suelo.

-¡Suéltame!-vociferó, forcejeando con toda la fuerza de su cuerpo-tiene que pagar lo que ha hecho.

Al otro lado del cuarto, Mikoto, Suigetsu, Neji, y Alecto agarraban entre todos a una enfurecida Sakura, y aún así les costaba retenerla, que había perdido todo atisbo de cordura. Naruto por su parte sostenía en brazos a una inconsciente Hinata.

Tenten, Kiba y Sai estaban ayudando a Itachi a sujetar a Sasuke mientras que Eishel se había llevado a la niña para curarla. Ino daba vueltas por todas partes, en una postura muy extraña, agachada con la nariz pegada al suelo y olfateando.

Pero en todo lo que pensaba Sasuke era en matar a la pelinegra que estaba en brazos de Naruto, solo quería matar a Hinata por lo que acababa de hacer.

-¡Soltadme de una jodida vez!-rugió lanzándole dentelladas a su hermano y a los demás-¡suéltame o acabo contigo, Itachi!

-¡No fue Hinata!-exclamó Ino como una loca para hacerse oír por encima de semejante caos.

-¿Qué estás diciendo? ¿Te has vuelto loca?-dijo Kiba-todos vimos a Hinata…

-A parte de nuestro olor aquí huele a otra persona, es un olor muy vago, casi imperceptible, pero te puedo asegurar que es el olor de un sombra.

¿Un sombra? ¿Demetrio? Si era así ese hijo de puta acababa de firmar su sentencia de muerte.

-Pero si eso fuese cierto lo habríamos visto-dijo Mikoto, que seguían forcejeando con el cuerpo enfurecido de la peli rosa.

-No tiene porque ser así-intervino Tenten-si esto ha sido llevado a cabo por Anferis, que es capaz de controlar las mentes, es totalmente posible, te felicito Ino, tienes un olfato excelente, nadie había captado ese rastro.

La rubia inclinó la cabeza en señal de reconocimiento.

-¿Has oído, ototo?-le susurró Itachi al oído-no ha sido Hinata, así que cálmate y te suelto, los de ahí necesitan mi ayuda para controlar a tu mujer.

Sasuke se quedó quieto y lo soltaron, pero para nada estaba relajado, un sombra se había colado delante de sus narices y casi había matado a su hija, sintió la ira subir por su cuerpo y lo que era peor sintió la ira de Susanoo en su cuerpo y como él iba perdiendo el control sobre sí mismo.

-¡Sasuke, no!-gritó su madre al ver como el cuerpo de su hijo se transformaba en el temible dios.

Cuando el chacra violeta rozó las paredes de la casa, esta se derrumbó y la tierra empezó a temblar.

En ese mismo momento Sakura dejó de pelear, volviendo por fin a ser dueña de su cuerpo y contemplaba como todos los demás el espectáculo terrorífico que ofrecía Sasuke.

Pero no tuvieron tiempo a seguir mirando porque enseguida Susanoo empezó a atacarlos con su enorme espada, provocando tal temblor que los mandó a todos por los aires.

Sakura estaba horrorizada, Eishel le había contado lo de Sasuke, él mismo le había hablado de Susanoo, pero ver aquello era horrible, allí no quedaba nada de Sasuke, eso era un auténtico demonio descontrolado, y si nadie lo paraba no quería ni imaginarse que podría llegar a pasarles a ellos o al propio Sasuke. Se giró en busca de la única persona que había visto anteriormente aquellos, Mikoto. La pelinegra estaba igual de aterrada que ella, no solo por lo que pudiese pasar, sino por el daño que podría sufrir su hijo en esos momentos.

-Mikoto-sama-la llamó la peli rosa-tienes que decirme como lo parasteis la anterior vez.

La pelinegra se quedó mirándola fijamente, al principio como si no fuese a decir nada, pero luego reaccionó.

-Eishel-san se transformó en vos ojo-sama-contestó-y entonces él se tranquilizó, pero esta vez… está más descontrolado, Susanoo no era tan grande la primera vez.

Sakura miró al monstruo, medía a lo menos 30m.

Se armó de valor, tenía que hacerlo, y se echó a caminar con paso decidido hacia el monstruo. Al momento se vio detenida por casi todos, sabía que no la soltarían, así que hizo lo único que podía hacer, desapareció y reapareció un paso al frente, volvieron a abalanzarse sobre ella pero su cuerpo regresó a su lugar de origen, aprovechando la confusión echó a correr hacia el pelinegro.

-¡Aquí!-gritó, para llamar la atención de Susanoo-¡aquí bestia inmunda!

Y lo logró, Susanoo se giró hacia ella e intentó matarla con su espada, pero ella la esquivó a tiempo.

-¡Escúchame Sasuke!-gritó-¡sé que estás ahí dentro y me oyes, tienes que volver! ¡Si no nos matará a todos! ¡Tienes que recobrar el control o… o si no me matarás!

Aquellas palabra fueron como la llave de un resorte, Susanoo se quedó paralizado y emitió un grito horroroso y después empezó a encoger, hasta convertirse en el inconsciente cuerpo del pelinegro, rápidamente corrió a abrazarlo.

-Es la ira-dijo Tenten.

Todos la miraron.

-La ira despierta a los… a Susanoo y los de su especie, y cuanto más profunda sea la ira mayor será el poder que ellos tengan sobre su portador-ante esto miró también a Itachi-sino aprendéis a controlar vuestra ira Tsukuyomi y Susanoo se apoderarán de vuestro cuerpo y vuestra mente y nunca más volveréis a ser libres.

 

El cuerpo de Hinata temblaba con tanta violencia que Naruto temía que la chica se fuese a deshacer en pedazos, por eso la llevaba fuertemente agarrada por los hombros. La situación ya se había normalizado, Sasuke volvía a estar consciente e Itachi y Alecto habían salido en busca de un nuevo lugar donde pudiesen quedarse ya que Susanoo lo había destrozado todo. Sakura había hablado con Hinata y, pese a que en un principio se había puesto hecha una furia, como era lógico al ver herida a su hija, había ido a donde Hinata, la había abrazado y se había interesado por su salud, diciéndole que no la culpaba a ella de nada de lo que había pasado pero aún así la pobre pelinegra era incapaz de dejar la culpa que sentía.

-Soy demasiado débil-susurró la ojiperla-no debería estar aquí, puedo poneros en peligro, el bebé… Hinoiri… casi muere por mi culpa.

Se acurrucó en el pecho del rubio, incapaz de aguantar los sollozos que le venían a la garganta.

-Te atacó a ti Hinata, porque aparte de Sakura eres la más joven, y a ella no se atreven a atacarla de ese modo porque su sangre es más fuerte, todavía no te has adaptado bien a tu nueva naturaleza, y además en tu caso es más complicado, porque estabas destinada a ser una mujer lobo, de esa forma los genes de vampiro no solo tienen que pelear contra los humanos sino que también contra los del lobo, eso debilita tu cuerpo, así que no debes culparte, más bien cúlpalos a ellos-dijo rechinando los dientes-esto te lo prometo Hinata, en cuanto me los eche a la cara les haré pagar con sangre lo que te han hecho.

-No quiero que cometas ninguna locura y menos por mí, no merece la pena-contestó ella medio sonrojada.

Naruto se paró en seco, la agarró fuerte de los hombros y la miró directamente a los ojos con el ceño fruncido, Hinata nunca lo había visto tan serio y enfadado.

-Ni por un momento vuelvas a pensar que luchar por ti no merece la pena, en todos mis dos mil años de vida nunca, óyeme bien, nunca había conocido a una persona tan especial como tú y ahora que te he encontrado no dejaré que nada ni nadie te lastimen, antes de hacerlo me doy un baño en agua bendita.

A la ojiperla se le nublaron los ojos, pero esta vez de felicidad, no entendía como alguien tan excepcional como Naruto la había elegido a ella, una chica tímida incapaz de defenderse a sí misma, sin nada especial.

Él se relajó un poco y le sonrió mientras le daba un beso en la frente.

-Aprenderás a valorarte, y cuando lo hagas nadie en este mundo podrá contigo-le susurró-así que basta de llorar y sonríe, no le des al demonio la satisfacción de ver a un ser de luz llorar.

Hinata se secó las lágrimas y sonrió, siempre era así, Naruto lograba sacar siempre lo mejor de ella misma, él también le devolvió la sonrisa y juntaron sus labios en un largo y profundo beso.

 

Suigetsu caminaba en círculos en medio de la oscuridad, una y otra vez, una y otra vez, cada vuelta más rápido. Desde unos metros de distancia Itachi y Alecto lo miraban fijamente.

-Tenía que ser justo ahora el momento elegido por los sangre pura para llegar a Japón-rezongó el pelinegro.

Los tres habían salido en busca de una nueva morada para pasar la noche después de lo pasado con su hermano y justo en medio del trayecto Suigetsu recibió una llamada avisando de la llegada de los sangre pura, todos los sangre pura que lucharían con ellos estaban llegando en esos momentos a Japón y los habían citado allí, en algún lugar perdido en medio de la absoluta nada.

-Por muchas vueltas que des no van a venir antes, así solo conseguirás prenderle fuego a la hierba-le dijo a su tío.

Este se giró y le levantó el dedo de en medio, y, aunque estaban a bastantes metros de distancia, Alecto, con su gran oído y aguda vista, vio y oyó perfectamente la respuesta de su tío.

-Es como un niño, no me extraña que quedase fuera de la línea sucesoria-dijo en voz bien alta.

Itachi sonrió.

-Entonces eso explica tus conductas infantiles.

Recibió un codazo que casi lo tumba en el suelo.

-Cuidado soldado, esta niña podría herirte y no precisamente en la barriga-advirtió con una sonrisa.

-Perro que ladra no muerde-contestó él apretando su cuerpo contra el de ella, en actitud desafiante y juguetona.

-¿Quién te ha dicho que yo sea un perro? Y, créeme cariño, muerdo, y mucho-dijo besándolo fieramente.

Itachi no pudo evitar una carcajada en medio del beso, era fascinante estar con Alecto, aunque fuese en un momento tan difícil como aquel.

-¿Debería, como tío que soy, preocuparme por la integridad de mi sobrina?-preguntó desde la distancia el peligris.

-No si quieres seguir conservando todas las partes de tu cuerpo intactas-le contestó la peli verde.

-Solo porque tu padre es quien es te perdono esa falta de educación-le respondió.

Alecto lo ignoró y volvió a besar a Itachi, esta vez más pausadamente.

-¿Qué crees que pasará?-le preguntó, ya hablando en serio.

-No lo sé, ahora Demetrio puede abrir la puerta y…

-Y si eso pasa todo habrá terminado-concluyó la ojiazul-a veces me doy asco a mí misma por tener algo de su veneno corriendo por mis venas.

-Tú no eres como él.

-Menos mal-contestó sarcástica.

Itachi la miró fijamente y notó su frustración.

-¿Qué te pasa realmente Alecto?

-Pasa que llevo toda mi vida viviendo con Anferis, conozco su aroma como si fuese el mío propio y no me he dado cuenta de su presencia, y una chica loba que nunca la ha visto en su vida ha sido capaz de notar su olor, eso pasa.

-Tampoco los demás nos enteramos, nos engañó a todos, si es culpa de alguien, es de todos por no estar lo suficientemente alerta.

Ella suspiró.

-Supongo que tienes razón.

-Yo siempre tengo razón-contestó él.

-Uchiha engreído-dijo con una sonrisa-después de todo tu hermano y tú no sois tan diferentes.

Itachi iba a contestar algo pero en ese momento un intenso olor dulzón, el más intenso que había captado en su vida, invadió el aire y ese olor solo podía pertenecer a la sangre dulzona de varios sangre pura acercándose.

 

Sakura se encontraba sentada con su hija en brazos junto a Eishel, que sostenía la cabeza de Sasuke en su regazo mientras murmuraba una especie de letanía relajante y de la mano le salía polvo de hada. Sasuke había vuelto a caer inconsciente debido a las secuelas del Susanoo y Eishel traba de ayudar lo máximo que podía.

El hada parecía una niña con su lustroso pelo naranja adornándole la cara pero sus ojos naranja fuego denotaban que había vivido y visto más de lo que ella tan siquiera podía imaginar, y esos ojos estaban preocupados. Sakura la recordó con nostalgia, no como hada, sino como su madre, la persona que la había criado y cuidado con amor.

-Nunca te he agradecido lo que has hecho por mí-susurró-ahora podrías estar con el resto de Hadas del Sol, sin tener que jugarte la vida con nosotros.

El hada la miró y le sonrió.

-Todo lo que he hecho lo hice a gusto y estoy orgullosa de ello-contestó-nunca podría arrepentirme, además la hadas lucharán, las hadas de la noche se han hecho poderosas y han sometido a los demás clanes y se han unido a los sombra, mi gente no se quedará con los brazos cruzados Sakura, esta guerra lejos de lo que parece, nos incumbe a todas las criaturas, incluso a los humanos, es una batalla entre el bien y el mal, y cualquiera que sea el resultado cambiará el mundo.

La chica asintió.

-Sé lo que te ha dicho Tenten sobre… sobre tu destino-prosiguió-he estado repasando todos mis hechizos por si encontraba alguna manera de ayudarte pero no he encontrado nada, si fuera necesario daría mi vida por la tuya.

-¿Por qué harías eso?-preguntó la peli rosa, sobrecogida.

-Porque aunque no sea tu madre biológica he cuidado de ti como tal en todos estos años y una madre no debe ver morir a sus hijos-dijo con lágrimas en los ojos.

Sakura miró a su hija y la entendió, hacía poco ella casi había enloquecido al pensar que su bebé podría estar muerta.

-No, no debería-contestó-¿puedo darte un abrazo, Eishel?

-Claro que sí-contestó el hada y las dos se fundieron en un afectuoso abrazo.

-Siento interrumpir-dijo Tenten-pero Suigetsu acaba de llamar, él, Itachi y Alecto vienen de camino, con todos los sangre pura, ha llegado el momento de que asumas el mando, Sakura.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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sakuritha_haruno Desconectado
« Respuesta #37 en: Diciembre 05, 2012, 06:29 pm »

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« Respuesta #37 en: Diciembre 05, 2012, 06:29 pm »
*O* *O* *O*!
Creo Que Morire x.x
Te Habia Dicho Que Eres Mi Idola? No?
Entonces Ahora Lo Digo
Eres Mi Jodida Y P E R F E C T A  *-*  I D O L A  (Disculpa El Termino Jodida xD)
Espero Con Ansias La Continuacion

Dresti Desconectado
« Respuesta #38 en: Febrero 13, 2013, 11:05 am »

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Re:[+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*
« Respuesta #38 en: Febrero 13, 2013, 11:05 am »
Hola gente, hacía mucho tiempo que no venía por aquí pero ha sido por una causa justificada, a parte de que esta semana he tenido los exámenes de la universidad, estos meses he tenido problemas personales en casa y he estado sufriendo ataques de ansiedad y no tenía ganas ni de salir de casa ni fuerzas para hacer nada y las pocas que tenía las gastaba en estudiar, así que no tenía las fuerzas ni los ánimos suficientes para ponerme a escribir, pero ahora ya estoy mejor y ya tengo ganas de escribir de nuevo. Este capi que traigo no es muy largo por un sencilla razón, como no quería haceros esperar más he decidido ir subiendo lo que ya tenía escrito del capi y cuando acabe la otra parte ya la subiré.
 
Bueno, solo espero que después de leer esto nadie quiera matarme, aunque los últimos capis que he escrito van a acabar llevándome derechita al cadalso xD
 
En fin, que ya no volveré a tardar tantos meses, no prometo actualizar todas las semanas porque no voy a poder, seguramente hasta me costará actualizar una vez al mes porque también tengo otra historia que escribir, pero prometo no abandonar esto, seríainacapaz, y ahora si os dejo leer :)

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18. Obsesión... 1ª parte


Demetrio no había estado más exultante en toda su vida, por fin después de tantos siglos podía llevar a cabo su sueño de dominar al mundo, por fin podría invocar a Lucifer, señor de las tinieblas.
 
Seguía en Hokkaido, porque sólo allí podría llevar a cabo su ritual, sólo allí. El lugar que más odiaba del mundo, el lugar que se lo había quitado todo hacía tanto tiempo. Siempre lo habían creído indigno, incluso ella que tanto dijo haberlo amado, esa estúpida mentirosa, la persona a la que más odiaba en el mundo.
 
Akari Milana Serim.
 
Cada vez que pensaba en ella le hervía la sangre, esa puta… ojalá estuviese ardiendo en el mismísimo infierno en ese momento, ella y el estúpido de su marido y sus hijos. Si, era el único consuelo que encontraba, que estaba muerta y la gente a la que ella quería también, bueno, casi toda, pero eso era algo que él remediaría en poco tiempo.
 
Una sonrisa maquiavélica apareció en su rostro cuando se imaginó como mataría a los dos hijos que le quedaban vivos, sobre todo a la princesita que tanto se parecía a ella, con ella sí que se iba a divertir, y a ese engreído romano también le guardaría su parte como esclavo privado, seguro que ahora estaba retorciéndose de ira al saber que había utilizado a su puta para atacar a la hija de Sakura. Sí, todo estaba saliendo mejor de lo que cabría esperar y pronto sería mejor. Tendría su venganza y como premio se convertiría en el dueño del mundo.
 
ROMA AÑO 939 D.C.
 
Odiaba esa ciudad, la odiaba con toda su alma y por eso le gustaba ir a ver las ruinas de los edificios que antaño habían sido el orgullo de sus explotadores. Le gustaba ver como se derrumbaba el Coliseo, donde hacía mucho tiempo había tenido que combatir varias veces como gladiador en la arena para divertir a los idiotas patricios romanos y sus mujeres. Le complacía ver el foro de Julio César completamente destrozado y más que nada, el inmenso hueco donde antes había estado la inmensa domus (mansión romana) en la que había vivido como esclavo de Marco (Naruto), el hijo bastardo de Julio César.
 
Sí, si seguía yendo frecuentemente a ese sitio era para ver como la arrogancia del Imperio Romano había acabado reducida a cenizas. Ahora Roma era la sede cristiana por antonomasia, después de Jerusalén obviamente, y sus calles estaban llenas de iglesias, que suponían un suplicio para él como vampiro que era, así como las ruinas de los antiguos templos, pero no le importaba, estaba acostumbrado al dolor.
 
Esos días la ciudad estaba muy animada, nadie diría que los aspirantes al Sacro Imperio Romano Germánico habían estado en guerra y que Italia era uno de los territorios más codiciados. Pero así era Roma, tan vanidosa que ninguna guerra la amedrentaba. ‘’La ciudad inexpugnable’’, escupió en el suelo.
 
Pero ese año en concreto no estaba allí por ninguna de las cosas anteriormente nombradas, eran asuntos de humanos y él hacía varios siglos que había dejado de ser uno. Ahora era un sangre pura vampiro, al principio despreciado por todos por no tener familia ni linaje conocidos, pero desde que era un Sombra había ido ganando poder y peso entre los suyos y ahora su nombre era pronunciado con temor. Pero no, ni siquiera había ido hasta allí por eso. Estaba allí por ella. Por la mujer que le robaba el sueño y lo volvía loco de deseo. Su peor enemiga, su amante ardiente, la hija de los Reyes vampiros.
 
La vio parada en medio de la gente, delante de una iglesia que mostraba su interior a través de sus puertas abiertas, miraba directamente hacia Jesús clavado en la cruz, sin pestañear, sin mostrar ni un solo atisbo de dolor. Se preguntaba como lo hacía, si él intentaba hacer lo mismo sentía los ojos arder y la cabeza dolerle como el mismo infierno. Era hermosa, la misma tentación en persona. Con cabello largo y rosa trenzado que le llegaba hasta el suelo (el pelo de una hembra sangre pura crecía varios centímetros cada día), un vestido ceñido del color de la sangre de los de su especie, borgoña oscuro, y una tiara dorada con rubíes y esmeraldas adornándole la cabeza. Su cuerpo era esbelto y curvilíneo, con la piel blanca y fina, labios rojos y pestañas largas y rizadas. Era hermosa incluso entre las de su raza.
 
Cuando estuvo a escasos pasos de ella, la mujer se giró, mirándole con aquellos ojos jade magnéticos y una enigmática sonrisa apareció en su rostro cuando lo vio allí plantado, mirándola.
 
-Deberíais saber señor mío, que no es correcto mirar tan descaradamente a una dama-dijo con su voz aflautada y cadenciosa cuando estuvo a su lado.
 
-Y vos, señora, deberíais saber que yo puedo mirar lo que a mí me plazca.
 
Ella sonrió y asintió, mientras miraba por encima de su hombro.
 
-Será mejor que vayamos a otro lugar, aquí podría vernos alguien-susurró.
 
Y eso no les convenía, ella era Luminati, miembro de la familia real, y él un Sombra, un asesino caníbal. No deberían estar allí juntos, nunca. Pero así era, así había sido desde que habían coincidido por casualidad y habían roto todas las reglas al mantener relaciones. No se amaban, pero la atracción había sido tal que habían pasado de coqueteos a besos furtivos y de ahí a mucho más, en tan sólo un mes. Era estúpido jugarse la vida por algo como eso, pero la tentación era demasiada como para poder resistirla, así que cada vez que tenían un rato libre se escaqueaban juntos.
 
En cuanto estuvieron ocultos de todo el mundo en un pequeño callejón dieron rienda suelta a todos sus anhelos. Demetrio le arrancó la ropa a mordiscos, mientras ella hacía lo mismo con su traje, yendo ambos a parar al suelo.
 
Demetrio reclamó los rojos labios y atacó la boca ajena con su lengua en un arrebato de furia animal, mientras ella se alzaba, rodeándole las caderas con sus piernas y tirando con sus manos de su rubia cabellera. Él gruñó cuando la sintió frotarse contra su erección. Se separó de sus labios para acto seguido atacar sus senos, uno con la mano y otro con la boca. Ella, con la boca ahora libre, no podía evitar gemir y aumentar el ritmo de las fricciones.
 
Aquello fue demasiado para él y de un fuerte envite la penetró, haciendo que Akari soltase todo el aire que llevaba dentro en un sonoro gemido, mientras él marcaba el ritmo que les resultaba más placentero a ambos. No tardaron mucho en llegar, en un potente orgasmo.
 
-Me voy a Escocia-dijo ella mientras se vestían.
 
Él no dijo nada, ella viajaba allí con frecuencia a ver a su hermano pequeño.
 
-No volveremos a vernos-continuó.
 
Esta vez sí que la miró, frío pero interrogante.
 
-Me he comprometido con Mitsuhito Serim, el príncipe de Japón, nos casaremos el próximo año-se la veía muy ilusionada-así que no nos veremos más.
 
Se sintió ofendido, no la amaba ni le importaba con quien se casase pero el hecho de que pareciese sentirse aliviada de no volver a verle le tocó su orgullo, ninguna mujer deseaba nunca que la dejara, pero esta parecía no importarle, como si él fuese un pésimo amante.
 
-Eres una puta-le dijo-sólo quieres a los hombres para revolcarte con ellos.
 
La cara de ella se contrajo en un furia impropia mientras le propinaba una bofetada.
 
-Como te atreves, sucia rata inmunda-gruñó, enseñándole los dientes- me das asco, no sé cómo te he matado antes.
 
-Estabas muy ocupada disfrutando lo que te estaba dando-contestó él-¿rata inmunda? ¿Qué diría mamá Serim si supiese que su amada Akari se ha revolcado con uno de los Sombra más importantes del mundo? Pensaría lo mismo que yo, que eres una perra y una traidora.
 
TIEMPO ACTUAL
 
Desde aquella no la había vuelto a ver nunca más, al menos no en persona. Un año después se había casado en la isla de Hokkaido y no tardó ni un día en decirles que sabía de buena información que él solía ir a Italia, concretamente a Roma, al menos una vez cada mes. Nunca se había sentido más humillado, y nunca mencionó su relación porque sabía que eso sólo lograría humillarlo más y hacerle quedar en ridículo delante de los notros Sombra, y aún así no podía evitar pensar en ella, era enfermizo.
 
Se había obsesionado con ella, y por eso la odiaba, por desearla tanto y poco más de dos décadas atrás no había podido aguantarse y fue a Japón, como no pudo raptarla a ella se llevó a una de sus hermanas y la torturó y violó cuantas veces se le antojó, aquella había sido la madre de Alecto, pero no era Akari, y aquello lo frustró aún más, la otra mujer, ya ni de su nombre se acordaba, no vivió mucho más y a él no le quedó más remedio que mantener a esa asquerosa abominación que ella había parido, y así se lo había gradecido, largándose con la mosca muerta de su prima. Pero poco les iba a durar la felicidad.
 
-Padre-la voz de Anferis lo sacó de su ensoñación-todo está preparado, podéis iniciar el ritual cuando gustéis.

Demetrio sonrió, por fin había llegado la hora.

 
 
Los sangre pura no aparecieron todos juntos, eso habría llamado mucho la atención y aparte, como los felinos, los vampiros gustaban de independencia y soledad, no llevaban bien eso de convivir en grandes grupos, no al menos con frecuencia.
 
Suigetsu soltó un bufido imperceptible antes de ensayar su mejor sonrisa y empezando a saludar a la primera pareja que había llegado. Un hombre y una mujer exactamente iguales, altos, de piel blanca, ojos azules y de una gran belleza.
 
-Son los duques de Noruega, Erick y Katrina, gemelos, llevan casados desde que tengo memoria y hace tiempo que dejé de contar cuántos hijos han tenido-informó el pelinegro.
 
-No sé si podría casarme con mi gemelo, ni siquiera con un hermano mío.
 
-Ya sabes el ideal sangre pura de mantener la pureza de la sangre y del linaje-contestó él-y de todos modos, nadie en su sano juicio querría casarse con alguno de tus hermanos.
 
Alecto sonrió divertida.
 
Los recién llegados saludaron a Suigetsu con una gran sonrisa pero cuando vieron a Itachi y a Alecto su expresión se congeló y los fulminaron con la mirada.
 
-Presiento que no seremos muy populares entre nuestro nuevos amigos-susurró Itachi-no creo que olviden fácilmente nuestro pasado.
 
Itachi tenía razón, según fueron llegando, los sangre pura trataban de manera muy amable a Suigetsu pero a ellos si bien no los ignoraban, y en algunos casos hasta hubiera sido mejor en vez de las miradas amenazantes, ni se molestaban en dirigirles la palabra.
 
Y no era para menos lo de sentirse intimidada, Alecto, aunque nunca había visto a esa gente, conocía a la mayoría de ellos por historias y leyendas y sabía que sólo era necesario el pestañeo de uno de ellos para borrarla a ella definitivamente del planeta Tierra, y si no lo hacían era porque sabían que ahora ellos estaban de su lado, aunque dudaba que en el fondo lo creyesen, podía leer la desconfianza en el rostro de todos ellos.
 
De repente todas las voces se apagaron, haciéndola salir de su ensoñación, interesada en ver u oír que era aquello que había silenciado a más de un centenar de sangre pura. Un hombre caminaba en solitario hacia ellos sin guardián (todos los sangre pura habían aparecido con sus respectivos guardianes nobles, quienes se mantenían en un discreto segundo plano), llevaba puesto un abrigo gris largo, unos pantalones negros de cuero, era muy alto, sobrepasaba con creces los dos metros, su pelo rubio oscuro le quedaba a la altura de las orejas y sus ojos… sus ojos eran de un naranja tan intenso…
 
-Oh, madre mía…-susurró la peli verde-pensé que era un mito.
 
-Yo también-contestó Itachi.
 
Suigetsu tuvo que hacer un gran esfuerzo para componer su rostro cuando el hombre se plantó delante de él y le tendió la mano, Suigetsu se quedó mirando durante un buen rato hasta que reaccionó y se la estrechó de tal manera que parecía que temiese que el hombre que tenía delante era de cristal.
 
Pero era normal cuando te encontrabas delante de una leyenda. Aquel hombre era Zael, no era un sangre pura, pero llevaba siendo vampiro más tiempo que ninguno de los sangre pura allí presentes, nadie lo había visto nunca, de hecho se creía que era un mito, pero allí estaba, el vampiro renacido más famoso del mundo, pero no era un renacido cualquiera, porque antes de ser un vampiro, Zael había sido un ángel.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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karin-sakura Desconectado
« Respuesta #39 en: Marzo 16, 2013, 02:57 am »

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Re:[+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*
« Respuesta #39 en: Marzo 16, 2013, 02:57 am »
Que cruel eres como ns dejas con ese final super interesante T.T. Muy bueno el capitulo e encanto voy ha esperar con ansias tu siguiente publicacion.

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