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Autor Tema: Mi niñera *w* Actualizacion. EL FIN  (Leído 20039 veces)

DarkHime
« Respuesta #20 en: Octubre 03, 2012, 10:12 am »

Re:Mi niñera *w* Actualizacion. Cap. 14
« Respuesta #20 en: Octubre 03, 2012, 10:12 am »
Cap. XV: “Y esto aún sigue”


Nimi estaba acostada en el sofá grande de la sala. Veía el blanco techo que se alzaba sobre su cabeza. Pensaba en lo que Denor le había dicho ayer. Cuando las naves estuvieran reparadas y los cannie fueran recuperados, ya no tenía por qué estar allí. Debía regresar a su origen. Además, prácticamente la nave de los cannie estaba completamente reparada y sólo faltaban por atraparse un par de cannie. El día anterior se había encontrado uno cerca de allí. Al parecer, todo ese lapso de tiempo se la pasó rondando cerca. Por si fuera poco, había dos cannie nuevos. La cannie estaba premiada y había tenido a sus crías y su estado era muy sano. Se levantó para quedar sentada en el sillón cuando escuchó a Kevin pasar por el lugar.

—Oye, crío.

— ¿Qué pasa?

—Es posible que nos vayamos. Sólo faltan dos cannie y las naves ya están bien, técnicamente.

—Ya veo —se puso algo triste al escuchar eso—. Era inevitable.

—Tengo una idea. ¿Qué te parece si salimos a dar un paseo?

—De verdad me encantaría, pero voy a ir con mi papá a comprar cosas.

No dijo nada ante la negación, porque le encantó eso, de ahora en adelante, David se iba a encargar de su hijo. Iban a salir, a pasear, a comprar o hacer ese tipo de cosas que unirían más sus lazos entre padre e hijo. Nimi se alegró enormemente por eso, aunque muy en el fondo se sentió desplazada. Sabía que no debía sentirse así ya que era algo necesario. Salió de sus pensamientos al escuchar la voz de David.

—Bien, nos vemos, Nimi.

Ella se puso de pie y con una sonrisa se despidió de ellos.

—Que le vaya bien, jefe, y Kevin, cuida bien de tu padre. ¡Ah! Una cosa, jefe. A ver cuándo me presta un rato a Kevin.

Después de una risa divertida por parte del señor Ibarra, este cerró la puerta y lo último que Nimi escuchó de Kevin fue renegar algo como “¿Prestar? ¿Acaso soy un juguete?” Nimi volvió a sentarse.

— ¿Y ahora qué va a hacer la niñera sin niño?

—Podría ir a ayudar a su hermano —dijo Denor sentándose a un lado de ella— Él necesita mucha ayuda.

— ¿Por qué la niñera no quiere irse?

—Porque la niñera se ha encariñado con esta familia. Pero la niñera sabe que tarde o temprano tendrá que irse.

—Aunque por el momento —se levantó muy animada— hay que encontrar a los cannie faltantes —miró a su hermano—. ¿Y tú por qué estás aquí?

Así, más tarde, Nimi, Denor y Aley se vieron por las calles del pueblo buscando a los dos últimos cannie. Si no los encontraban allí, los buscarían en las afueras. En la búsqueda, ocurrió lo de siempre para exasperación de Aley, que los hermanos discutían en tanto ella los seguía pocos pasos detrás de ellos, esperando que dejaran de pelear. Habían ido a buscar animales extraterrestres, no a discutir.

— ¡Miren! —los interrumpió Aley al ver por una valla del patio trasero de una casa.

Los hermanos regresaron sobre sus pasos para ver lo que su compañera había visto y se sorprendieron al descubrir a uno de los cannie, que estaba medio oculto en la hierba crecida del patio aquel.

— ¿Y ahora qué vamos a hacer? —preguntó el mayor.

— ¿Cómo que qué vamos a hacer? Está claro que atraparlo.

Tanto ella como Denor comenzaron a trepar la valla para cruzarla, pero Aley los tomó de la parte inferior de la camisa y los estiró hacia abajo, logrando que volvieran sus pies a la tierra.

— ¡¿Estás locos?! —Se exaltó la secretaria—. No pueden hacer eso. Puede haber un policía por aquí.

—Aley tiene razón —concordó Denor mirando a su hermana.

Nimi miró la casa y notó que ésta estaba vieja, algo deteriorada y un tanto descuidada.

—A lo mejor el cannie entró por el otro lado —sugirió Denor—. Este lado está cercado con esta valla y puede que el otro lado no.

Con esa idea, los tres se asomaron al otro lado y se decepcionaron un poco al ver que había una reja de madera, pero esa depresión se convirtió en una pregunta. ¿Cómo había entrado el cannie al patio si no había abertura posible?

—Es mejor entrar —se decidió Nimi—. La casa está abandonada, solo miren esa selva en el jardín. Saquemos al animal antes de que alguien lo vea —caminó al frente de la casa y dirigiéndose a una ventana, observó a través de ésta al interior de la morada.

—Chicos…Creo que sí vive gente.

— ¿Eh? ¿Vive alguien? —Denor se acercó sorprendido y también miró a través de la ventana, distinguiendo a una persona sentada y recargada en un sillón, dormitando—. ¿Y cómo es que no se ha dado cuenta que hay un monstruo en su patio?

—Tal vez no ha mirado detrás de su patio —intentó dar una respuesta coherente la secretaria.

—Pues sea lo que sea, es mejor sacar al cannie de allí antes de que de verdad lo vean y cunda el pánico.

— ¿Y cómo lo vamos a sacar sin entrar a propiedad privada? —quiso saber Denor, interesado.

—Es una muy buena pregunta, tan buena que no hay respuesta para ella.

—Siempre hay respuesta para todo —avaló la morena—. Sólo hay que pensar un poco.

Sin que Denor o Aley se dieran cuenta, Nimi ya estaba tocando la puerta de la casa.

— ¿Pero qué haces?

El hombre se dirigió rápidamente a donde ella para detener su locura, pero llegó demasiado tarde porque la puerta se abrió. Detrás de ésta se encontraba un hombre robusto y que usaba lentes oscuros.

— ¿Dígame?

—Señor —Nimi tomó la palabra. Denor se limitó a mantenerse callado, esperando que Nimi supiera lo que estaba haciendo, porque sabía que no era tonta—, nuestro perro escapó hace días y al estalo buscando lo vimos atrás, en su patio.

— ¿Su perro? —el hombre suspiró. Nimi y Denor esperaron que les dijera que no había nada—. ¿Entonces es suyo?

— ¿Quiere decir que usted lo ha visto? —dijo Denor sorprendido. ¿Cómo era posible eso?

—Si les pertenece llévenselo —se hizo a un lado para que pudieran pasar.

—No hay problema por eso. Mañana venimos por él —comentó Nimi dándose media vuelta para irse de allí.

Denor no entendió lo que pasaba y siguió a su hermana y Aley lo siguió a él, nada sorprendida por la acción de Nimi, pero sí curiosa por saber.

—Espera… ¿Por qué hasta mañana?

—Dime una cosa, ¿por qué crees que suspiró? ¿Por qué crees que el cannie estaba allí? ¿Por qué crees que no se ve asustado?

— ¿Por qué? ¡No lo sé! No entiendo muy bien.

— ¿Por qué, Nimi? —inquirió Aley interesada.

—Porque el hombre es ciego…

— ¿Ciego? —dijeron al unísono el mayor y su secretaria.

—Suspiró porque creo que se encariñó con el “perro”. Bueno, los cannie puedes llegar a ser muy cariñosos, por eso le dije que mañana lo recogía.

—Aun así no lo entiendo muy bien —dijo Aley tratando de pensar igual que Nimi, pero era muy difícil— ¿Lo dejamos más tiempo con él para que se despida? ¿Para hacerse a la idea de que la mascota que pensó había adoptado le será quitada?

—Pero para el que vive solo, hoy o mañana serán igual —mencionó Denor—Si se encariñó con el cannie, será triste para él de cualquier manera, ¿no? —Miró a su hermana—. ¿En qué piensas?

Nimi levantó el dedo índice para hablar.

—Lo diría, pero ahora tengo algo más importante que hacer —y ante esto, salió corriendo del lugar.

— ¡Oye, espera! —intentó detenerla Denor, pero fue en vano. Ella ya había desaparecido de su vista.


Nimi llegó a la casa de los Ibarra. Se dirigió a la puerta y la abrió, esperando encontrar a los dueños allí. Ingresó al hogar y la notó muy vacía, dando a entender que no habían regresado, o habían vuelto a salir. Se encogió de hombros. Se dirigió a la sala y quedando frente el sillón grande, donde dormía los últimos días, se agachó y estiró su brazo por debajo de él para sacar una bolsa. En ésta había un par de mudas de ropa que Nimi solía usar. Se levantó al escuchar la puerta abrirse y enseguida las voces de David y Kevin. Ella se acercó a ellos.

—Hola, jefe.

—Nimi, perdón por no avisarte que volvíamos a salir.

—No se preocupe por eso. Yo sólo vine a informar mi retiro.

— ¿Te vas? —preguntaron sorprendidos ambos.

—Efectivamente. Creo que mi trabajo terminó desde hace unas semanas —le entregó a David la llave de la casa—. Gracias por confiar en una total desconocida.

—Es decisión tuya. Fue divertido pasar tiempo contigo —se sinceró David.

— ¿De verdad te vas? —preguntó el joven, triste.

Nimi sonrió y le mostró el dedo índice.

—Uno, falta uno. Me voy de la casa únicamente, así que todavía seguiré por aquí molestando. ¡Bien! Hasta luego, señores.

Y sin más, se retiró de la presencia de los Ibarra, saliendo de su casa para dirigirse ahora a donde Denor y Aley se quedaban a dormir. Ellos rentaban un departamento algo pequeño en el que había un baño, un cuarto, la cocina, la que no usaban realmente, y una pequeña sala que no estaba amueblada debido a que sólo se quedarían por un tiempo. Aunque ese tiempo se había convertido en meses. Denor había dejado pasar a su hermana. Él dormía en el sofá y Aley en una cama. Nimi se encontraba muy deprimida y eso lo notó Denor, por lo que como buen hermano y capitán, se acercó a ella para animarla un poco, tal vez.

— ¿Qué es lo que te preocupa?

— ¿A mí? —Se quedó observando unos instantes a la nada y sin dirigirle una sola mirada en ningún segundo, continuó—: Dime, ¿qué es un hombre caballeroso?

— ¿Caballeroso? —se sorprendió ante la cuestión de ella—. Bueno, es una persona que trata a los demás con amabilidad, cortesía y modales.

— ¿Y tú eres caballeroso?

— ¿Yo? Bueno, sí, lo intento…

— ¡Me alegro! —Sonrió y se acostó en el sofá—. Muchas gracias por dejarme dormir aquí.

— ¡Nimi! ¡Era una trampa!

— ¿Qué? ¿Acaso no eres un caballero?

—Bueno, aun así, ¿y tú?

—Yo estoy muy cómoda, gracias por tu preguntar.

Y de esta manera, con esa treta y engaño, Nimi durmió esa noche en el sofá y Denor en el suelo.

A la mañana siguiente, Aley se había levantado y como era su costumbre, despertó a Denor, aunque se extrañó de no ver a Nimi en el sillón. Cuando el hombre se hubo espabilado por completo, Aley preguntó por la otra mujer. Sin embargo, Denor también se sorprendió de no verla. ¿Dónde pudo haberse metido esta vez? De seguro se había levantado mucho antes que ellos y se había escapado para no ayudar. Denor tan simplemente suspiró ante la posibilidad de aquello.

—Mira, Denor —escuchó la voz de la morena—. Dejó una nota pegada en la puerta.

Él la tomó y comenzó a leerla.

—Pero… ¿cuál es su plan?

La verdad nunca había podido descifrar los planes que Nimi podía llegar a tener. A pesar de pasar una vida  con ella, nunca pudo saber lo que le cruzaba por la mente. Ella era alguien completamente imprevista, por lo tanto, no vieron que en ese instante, Nimi estaba frente a la casa donde había visto al cannie el día anterior. Se encaminó a la puerta y la tocó. El mismo hombre la atendió.

— ¿Dígame?

—Buenos días señor, soy la de ayer y he venido a llevarme a ese animalito.

—Es verdad. Pasa por favor.

Nimi entró a la casa y el hombre la guió hasta la puerta trasera, por donde se salía al patio. Él contaba cada paso que daba debido a su discapacidad. Abrió la puerta y lo primero que hizo Nimi fue acercarse al animal.

—La primera vez que lo escuché andar por aquí me asusté —reconoció el hombre sentándose en una silla, con cuidado—. Esta aquí. Casi todos los días salgo a tomar aire y a oír las aves cantar, a veces a los niños jugar. Eso me pone feliz. Disculpa por la invasión que tengo de hierbas. No sé como está, pero hace más de dos años que el señor que arreglaba el patio no viene.

—No hay problema por eso —dijo Nimi acercándose al hombre para sentarse en el suelo a un lado de él—. ¿Qué sucedió cuando se asustó al escucharlo?

El hombre soltó una risa al recordad aquello.

—En ese entonces esa valla no estaba y no era de extrañar que los niños entraran al patio, pues creían que la casa estaba sola. Yo creí que se trataba de ellos, pero supe no era así cuando escuché que caminaba entre la hierba y que gruñía. Eso era un perro, sin duda alguna. En ese momento no supe qué hacer. Pensé que si me movía me vería y se iría contra mí. Y se agregaba el hecho de no poder ver y no saber de qué raza era y si no tenía rabia.

—Me imagino lo horrible que debió sentirse.

—Sí, pero después escuché que se acercaba a mí. Mi corazón latía muy rápido y yo quería tranquilizarme. Porque había escuchado que los perros se ven tentados a atacar más ferozmente a las personas que les tienen miedo, pero no podía dejar de temerle al percatarme que subía esos escalones y que estos rechinaban por su peso, dándome a entender que era de una raza grande. Cuando sentí que su hocico tocaba mi rodilla con suavidad, descubrí que no era salvaje y lo acaricié.

— ¿Y se encariñó con él?

—El plan era dejarlo allí hasta que sus verdaderos dueños tocaran la puerta y buscaran un perro perdido. Se los devolvería. Sin embargo, creo que está enfermo porque no come. La vecina me mencionó que si necesitaba algo la llamara y le dije que me trajera comida para perros y cuando dejo el plato para que coma, al día siguiente sigue igual de lleno.

—No se preocupe por eso —la extraterrestre se puso de pie—. A esa clase de caninos les gusta cazar su propio alimento y son muy amigables.

En eso, tanto el señor como Nimi escucharon un camión estacionarse frente a la casa del hombre.

—Creo que vinieron por mí-susurró ella con una pequeña sonrisa.

El hombre y Nimi se dirigieron al umbral de la puerta principal. Nimi vio como Denor bajaba del camión y se acercaba a ambos. Se dirigió a la mujer.

—Renté esa furgoneta. ¿Y el animal?

—Donde mismo.

-Con su permiso-dijo Denor mirando al hombre, quien asintió.

Y así, Denor entró a la casa para ir al patio, poder dormir al cannie.

—Bueno, creo que tarde o temprano iba a ocurrir esto —mencionó el hombre, algo abatido.

Aley bajó del camión y se dirigió a la casa. Llevaba un perrito raza golden retrevie en sus brazos y se lo entregó a Nimi.

—Aquí está el pedido.

—Gracias, Aley —se volvió al señor—. Estire sus brazos —el hombre así lo hizo y Nimi le acercó el perro para que lo tocara—. Ahora tiene un nuevo amigo.

— ¿Para mí? —el hombre lo cargó y el animalito empezó a lamerle la cara.

—Sí, gracias por encargarse del nuestro. Cuídelo bien que éste sí come de plato.

Con esto, Denor llevó al cannie dentro de la furgoneta. Aley y Nimi subieron a ésta y se despidieron del hombre, quien se hallaba muy feliz de no volver a quedarse solo.

De esta manera, a nuestros amigos extranjeros les falta meramente un último cannie para regresar a sus casas e irse de la tierra.

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Continuará.


DarkHime
« Respuesta #21 en: Octubre 05, 2012, 01:27 pm »

Re:Mi niñera *w* Actualizacion. Cap. 15
« Respuesta #21 en: Octubre 05, 2012, 01:27 pm »
Cap. XVI: “La otra parte de la verdad”


Varios hombres trabajaban en la construcción de una fábrica en las afueras del pueblo. Estaban terminando la labor de la mañana para tomar un merecido descanso y merendar algo. El día de trabajo transcurrió como cualquier otro, por lo que ignoraban por completo al cannie que se mantenía no muy lejos de donde ellos trabajaban. El animal se había refugiado detrás de una pequeña montaña de arena.

En eso, un camión tan grande como si estuviera compuesto de tres vehículos de carga llegó al terreno donde se construían las industrias. Como querían terminar rápido, habían contratado los servicios de aquel camión “monstruo” para que pudieran cavar el hoyo de los cimientos más rápido y comenzar a alzar los pilares principales. El ruido que hacía era tremendamente ensordecedor.

— ¡Oye! —Gritó el conductor del furgón para que el hombre de abajo lo escuchara—. ¿Dónde está el trabajo?

— ¿El trabajo? —El otro hombre también elevó la voz—. Por allí, pero ahora vamos a tomar un descanso para comer algo.

— ¿Comer? Oh, me hubieran dicho para haber venido hambriento —dijo con una divertida sonrisa ante el comentario—. Antes de venir comí.

—Para la próxima. Pero baja y acompáñanos.

—Está bien, voy a apagar esto.

—De acuerdo, estamos en aquella dirección.

El obrero apuntó un pequeño lugar que habían levantado para hacer una sombra y poder disfrutar de los alimentos bajo ésta, dejando de lado el caloso sol por un rato y comenzó a caminar hacia allí. El hombre encargado de manejar el camión enorme estaba apunto de apagar el motor de la máquina para poder bajarse y convivir un rato con los que serían sus compañeros; pero antes de hacerlo, hizo sonar el claxon, no para informar de su llegada, porque con el rugido del motor era más que suficiente para eso, sino porque le encantaba sonar el claxos. Era muy divertido ver como todo mundo se sobresaltaba al escucharlo. La potente bocina se escuchó a varios metros a la redonda ya que era varias veces más fuerte que un claxon común.

El sonido llegó hasta los frágiles oídos del cannie, que se encontraban cerca, haciendo que éste reaccionara bruscamente, por supuesto, reaccionó peor que los compañeros del hombre. Regularmente, debido a que los oídos de los cannie son muy delicados ante los ruidos fuertes, provocan que ellos se espanten y que huyan del lugar; pero si se trataba de un ruido mucho más que fuerte, la reacción del animal no era el de huir, sino el de atacar. Llegaban a enfurecerse mucho y eso fue lo que sucedió. El cannie se despertó con ganas de atacar algo o alguien, y lo primero que vio fue a los trabajadores.

-o-
Nimi recorría las calles centrales del pueblo. Dado que Kevin había regresado a la escuela, ella se encontraba un tanto aburrida y ahora que vivía con Denor, le era más difícil escaparse de é,l pues la tenía bien vigilada. Por ejemplo, esa mañana, en lugar de ir a buscar al cannie faltante como en las últimas mañanas, Denor había decidido comprar la cosa faltante para ampliar la comunicación del radio y poder comunicarse con su Blipon. Y vaya que quería hacerlo.

No obstante, en una pequeña oportunidad que tuvo, Nimi se fue de su lado. Mientras caminaba, vio lo pacífico que estaba todo. El día era nublado y hacía un poco de frío debido al viento que soplaba. Las calles se encontraban casi sin transeúntes,pero se podían divisar autos estacionados. A pesar de esa tranquilidad, muy dentro de ella sentía que esa paz era ilusoria. Algo andaba mal. Aspiró una bocanada de aire y lo sintió algo tenso. Después dirigió su mirada a un hombre que a lo lejos se veía y que corría en su dirección. Se le veía pálido, asustado. Nimi caminó más  aprisa y vio que el hombre chocó con una mujer mayor.

—No vaya en aquella dirección —dijo con voz cansada, quizás por correr tanto, y asustada—. Ah, hay un… Es algo horrible… Un monstruo.

“¿Un monstruo?”

—…Un animal que está atacando.

Con esto, siguió corriendo hasta pasar por un lado de Nimi, quien lo sujetó por la parte trasera del cuello de su camiseta, deteniéndolo.

— ¿De qué monstruoso animal estás hablando?

—Déjeme ir —El hombre no pudo zafarse, sentía que se ahorcaba si lo intentaba—. De un animal feroz por allá —Volvió a apuntar el lugar donde había aparecido. Ella lo dejó ir y él prosiguió su camino.

“¿Será acaso un cannie?” Negó con la cabeza. ¿Feroz? Esos animales eran amigables.

“Tal vez se dio a conocer y la gente se asustó”.

Mientras pensaba en eso, siguió avanzando trotando y se dio cuenta de que más gente corría en dirección contraria a donde ella iba. Después de los gritos de pánico, escuchó un gruñido que le resultó familiar. Obviamente se trataba del cannie. Nimi observó a la criatura acercársele velozmente en tanto gruñía fúrico. Las personas siguieron corriendo en sentido contrario.

— ¿Pero qué…?

No entendía la razón de que estuviera actuando así. Observó a sus lados. No tenía el equipo para combatirlo. Ése lo llevaba Denor, además, quería evitar que mordiera a un ser humano. Sería letal. Llamó su atención al hablarle y cuando el animal la captó, comenzó a correr hacia ella.

— ¡Maldición! ¿Dónde está Denor cuando se necesita?

Se acercó rápidamente a un auto estacionado y sin pensarlo dos veces, ya que la feroz bestia le pisaba los talones, arrancó una puerta del carro y lo usó como escudo, haciendo que el cannie chocara con ésta y ante el impacto, Nimi retrocedió y chocó con el vehículo hasta abollarlo.

Definitivamente, esa cosa estaba brava y eso era un problema. El cannie empezó a morder y mover la puerta con fuerza y Nimi se deslizaba hacia abajo con cada movimiento hasta quedar sentada; luego, con brutal fuerza empujó la puerta junto con el cannie y ya teniéndolo un momento distraído, se metió debajo del auto en un abrir y cerrar de ojos. El cannie intentó entrar para para atraparla, alargando sus patas debajo del vehículo cuando no cupo por su tamaño, así que trató de alcanzarla con sus grandes garras y arañarla, más no lo consiguió.

Nimi no podía hacer nada sin el equipo y sin el escudo, cualquier cosa que utilizara sería en vano. Tendría que encontrar a Denor. Él nunca dejaba el espray y el escudo. Se deslizó hasta el otro lado del automóvil, respiró hondo, pues cuando saliera de allí, correría como nunca. Así lo hizo. Dejó su escondite y corrió hacia donde había dejado atrás a su hermano.

-o-
Denor andaba por una de las tantas calles. Al ver a la gente tan paranoica y gritando “¡cuidado, un monstruo!”, se imaginó que podría tratarse del cannie faltante. Se detuvo a media cuadra al ver como Nimi giraba en la esquina muy velozmente y corría hacia él.

—Nimi, ¿sabes lo que creo?

Ella se detuvo frente a él.

—Ya encontré al cannie faltante; aunque creo que él me encontró a mí.

— ¡Ja! Lo sabía…

Denor dejó de hablar al ver como el animal daba la vuelta, tal como Nimi lo había hecho y a una distancia prudente, se dispuso a saltar para atacarlo a él, cosa que lo sorprendió demasiado, pues nunca a un cannie lo había visto con tanta fiereza.

— ¡Cuidado!

Nimi arrancó un delgado poste que tenía una señal de transito y con este en su poder, golpeó fuertemente a la criatura antes de que llegara con el mayor. Ante esto, el cannie cayó al suelo adolorido y un tanto destanteado debido a que el golpe había sido en la cabeza. En tanto eso ocurría, Nimi aprovechó y sujetó al hombre de la muñeca, estirándolo para que la acompañara, ambos corriendo.

— ¡¿Por qué hiciste eso?! —Gritó furioso el mayor.

— ¡No es momento para esto!

— ¿Por qué actúa de esa manera? ¡¿Qué le hiciste?!

— ¡Nada y no lo sé! Lo importante es dónde está el equipo.

—Aquí lo traigo.

Denor, mientras seguía corriendo y miraba sobre su hombro que el cannie casi les daba alcance, se quitó la mochila que llevaba colgada en su espalda y en cuyo interior estaba el equipo.

—Escucha —mencionó Nimi—, ponte el equipo y llévate lo más lejos que puedas al cannie.

En una esquina, Denor y Nimi se separaron. Ella se fue a la izquierda y Denor a la derecha. El cannie siguió a Nimi. Denor silbó para llamar su atención, pero no le hizo caso. Se empeñó en perseguir a la mujer.

— ¡Rayos! ¿Por qué me sigue a mí?

— ¡Le hiciste algo!

— ¡Que nada! ¡Lánzame el brazo!

El mayor hizo lo sugerido y le lanzó el brazo en el momento en que ella se detenía y antes de que el perro espacial se le abalanzara. En cuanto se colocó el brazo metálico, el animal mordió este y ante su fuerza, la extraterrestre cayó al suelo. Ella luchaba en mantener su brazo izquierdo firme, por lo que tuvo que apoyar el derecho en éste.

— ¡El espray!

Denor esculcó la maleta y sacó la lata. Se lo lanzó a Nimi y ella rápidamente desocupó su mano derecha para atrapar el cilindro, pero Denor se lo había arrojado con mucha fuerza y éste cayó metros lejos de ella.

— ¡Denor!

—Lo siento.

Nimi empezó a deslizarse por el suelo para alcanzar el cilindro, mientras soportaba el peso del cannie sobre ella. La bestia sólo mordía con firmeza el brazo con la intención de zarandearlo y arrancarlo. Con gran esfuerzo, Nimi llegó hasta el espray y estirando el brazo, lo tomó y lo acercó a la nariz del cannie, apretándolo para que el líquido saliera e hiciera su efecto. Pero el líquido no salió. Preocupada, lo agitó.

— ¡Denor!

— ¿Qué?

— ¡No hay espray!

— ¿Cómo? Oh…

— ¡Denor!

— ¿Qué?

—¡Mi brazo se va a desprender!

Al escuchar esto, el hermano silbó y movió los brazos como loco, intentando llamar la atención del cannie.

—Por favor, perdóname por esto.

Agarró una lata que estaba tirada por allí cerca y se la arrojó al perro. Sólo de esta manera pudo llamar su atención, pues dejó de morder a Nimi y se fue contra el que ahora sería su presa. Denor corrió.

Nimi se quitó el brazo de metal y pudo ver como el suyo propio y la mano le temblaba. Los cannie enojados eran lo doble de fuertes. Tenían que detenerlo lo antes posible.

Denor corrió teniendo a la criatura detrás de él. En tanto corría, se movía en zigzag, mas no quería que se le escapara. Tenía que evitar que de alguna manera dañara el pueblo y sus habitantes. Entonces tuvo una idea. Con la pulsera de comunicación llamó a Aley y le dijo que le trajera el espray para dormir que estaba detrás del asiento de él de la nave. Aprovechó que Aley se encontraba en la nave reparando el transmisor. Ella hizo lo ordenado y empezó a dirigirse a las coordenadas que su jefe le había dado. El lugar era a las afueras del pueblo donde el capitán llevaba al feroz animal.

Nimi los había seguido. ¿Qué más podía hacer? Veía como el animal se acercaba más a su hermano. Ella se volvió a colocar el brazo y silbando llamó la atención del animal, el que se detuvo de seguir al hombre para irse contra la mujer. Denor se detuvo y mientras inhalaba grandes bocanadas de aire, vio como de nuevo el animal mordía el brazo. Pero el mayor comprendió la idea que Nimi había pensado.

El capitán volvió a llamar la atención del animal y cuando ahora se iba contra él, Nimi se quitaba el brazo y se lo lanzaba a Denor para que se lo colocara y evitara una mordida. Así se la pasaron, intercambiándose el brazo para cada uno retener al animal por un tiempo. Y cuando llegó Aley, le había tocado el turno a Nimi. La secretaria, por orden de su jefe, lanzó el bote cilíndrico a Nimi, ella lo atajó y colocándolo frente a la nariz del perro, roció una buena cantidad de sustancia, haciendo que el cannie quedara profundamente dormido en un instante.

Nimi, acostada sobre el suelo, extendió los brazos a los lados y miró el cielo, cansada. Suspiró sintiendo armonía. No le importó que el cannie estuviera sobre ella. Cerró los ojos y sintió como Aley y Denor se acercaban a ella, tapándole la luz del sol y aún con los ojos cerrados dijo:

—Por fin paz y tranquilidad.

—Por fin ha terminado —mencionó el mayor—. El último cannie ha sido capturado.

-o-
Nimi y Denor estaban en el departamento donde esos días había estado durmiendo la extraterrestre; es decir, en el que Denor y Aley rentaban. Recogían sus pertenencias. Antes, habían llevado al cannie junto a los otros y ya todos reunidos, los llevaron a la nave donde venían y en donde también habían dejado a Aley, quien daba lo toques finales a las coordenadas del destino original de los cannie.

—Hola.

Los dos hermanos escucharon la voz de Kevin y se volvieron a verlo.

—Hola, crío, ¿qué tal la escuela?

—No me quejo. ¿Qué hacen?

—Kevin —tomó la palabra Denor—, hoy atrapamos al cannie restante.

—Me lo imaginaba —mencionó el joven—. Al llegar a casa mi papá estaba viendo las noticias locales y se nombraba mucho a un perro grande que atacaba el pueblo. La primero que pensé fue en el cannie —Guardó silencio unos segundos antes de continuar—. Entonces, ya tienen el último.

—Así es, este es el final.

Después escucharon la voz de Aley que provenía de la pulsera de Denor.

—Denor, la nave está lista. La voy a despegar.

—De acuerdo.

—Una cosa, acabo de comunicarme con el Blipon. Dice que llegó con bien a su destino.

—Me alegra escuchar eso.

—Pero el mayor quiere que regresemos ¡ya!

—Eso es lo que vamos a hacer —Colgó el comunicador—. Ya escuchaste. Nos vamos.

Nimi le entregó las cosas que habían guardado en una bolsa y con una sonrisa dijo:

—Que les vaya bien.

— ¿Eh? ¿Cómo que les vaya bien? Toma tu nave y vámonos de aquí…

— ¡No! —Dijo ella en tono serio—. Aún no he acabado aquí.

Ahora sí Denor no comprendía nada de lo que decía. La verdad, nunca la había comprendido, pero esa vez no tenía ni una mísera idea.

— ¿Por qué? ¿Por qué viniste a la Tierra?

—Para atrapar al asesino de mi hijo.

— ¿El asesino? ¿De qué hablas? Tú sabes que murió por su condición…

— ¡No es verdad!

— ¡Sí lo es! ¡Lo sabes!

— ¡No lo es! Lo mató un RAC.

— ¡No te mientas…!

—Lárgate tú, pero yo me quedo.

Con esto, Nimi salió corriendo como una bala del departamento.

— ¡Nimi, espera…!

Denor quiso detenerla, pero una vez afuera se le perdió.

..................................................

Continuará.

DarkHime
« Respuesta #22 en: Octubre 06, 2012, 10:26 am »

Re:Mi niñera *w* Actualizacion. Cap. 16
« Respuesta #22 en: Octubre 06, 2012, 10:26 am »
Cap. XVII: “Y esto termina así”


Kevin estaba sentado en su butaca; era la primera clase después del receso y a pesar de estar en forma física allí, su mente no prestaba atención a la clase. Estaba preocupado por Nimi. Hacia dos días que había salido corriendo del departamento de su hermano y desde entonces nadie sabía nada de ella. Además, él comprendía un poco el dolor de ella. Siempre estaba pensando en su hijo y todo ese tiempo sufrió en silencio. Sin embargo, hablaron de un asesino. ¿No se suponía  que su hijo había muerto por su condición?

Simplemente no había podido descansar bien los últimos días por pensar en Nimi. Quería ayudarla, tal como ella lo había ayudado y animaba en todo momento que estaba a su lado. Pero estaba en la escuela y para colmo, ni atención le ponía. De repente, el joven su puso de pie bruscamente, golpeando la mesa del pupitre. Todos los del salón, igual que el profesor, lo miraron extrañados.

— ¿Te encuentras bien, Ibarra? —preguntó el profesor, no sólo por la reacción del chico, sino también porque se veía distraído.

—No.

Y ante lo dicho, sin esperar un segundo más, salió corriendo del salón.

— ¡Kevin!

Kevin corrió por los pasillos de las instalaciones hasta que salió del módulo, para dirigirse a la salida de la escuela. Al llegar a ésta, descubrió que se encontraba cerrada, para evitar precisamente que los alumnos se hicieran la pinta. Detrás de él, el profesor se acercaba gritando su nombre. Retrocedió unos pasos de la puerta y miró a ambos lados. Del lado derecho había un árbol grande que estaba dos o tres metro alejado de la pared, pero sus altas ramas quedaban del otro lado de la barda. Sin pensarlo dos veces, se acercó al árbol y comenzó a escalarlo para columpiarse por las ramas, y finalmente pudo salir de la escuela. Una vez en el suelo, comenzó a correr a la primera dirección que se le ocurrió.

Él quería estar con Nimi. Quería encontrarla para estar a su lado, para intentar hablar con ella o animarla. No sabía si ella quería estar con él, pero no le importó. Quería saber si se encontraba bien. Se encontró con Denor y Aley, quienes también buscaban a Nimi.

— ¿Kevin? —Se sorprendió el mayor de verlo—. ¿No deberías estar en clases?

— ¡Nimi! ¿Saben algo de ella?

—Aún nada —contestó la morena.

—Nada —repitió Kevin, decepcionado—. ¿Dónde podrá estar?

—Aquí, allá —dijo Denor y negó con la cabeza—. Quién sabe.

— ¿Qué es RAC? —preguntó por fin al recordar que había mencionado algo de eso.

— ¿RAC? Es un planeta. Uno de los más temibles y poderosos, pero esa raza se extinguió hace muchos años.

— ¿Se extinguió?

—Era una raza que se alimentaba de energía. Succionaba la energía de cualquier cosa viva o fuente de poder. Eran temidos por esa razón; además de que tenían una estructura como la del humo y eran imposibles de golpear por su inestabilidad molecular. Pero un día toda la vida de su planea comenzó a escasearse, hasta que ya no quedó alma viviente salvo ellos; además de que sus fuentes de energía también fueron desapareciendo con el paso del tiempo. Ante esta crisis, se dieron cuenta de que podían alimentarse de ellos mismos. Ese “descubrimiento” fue el acabose de su propia raza. Te estoy hablando de millones de años atrás, Kevin. O cuando menos, eso cuenta nuestra historia.

— ¿Y de verdad no pudo sobrevivir alguno?

—Imposible. Ningún planeta ni galaxia ha visto a ninguno y créeme, sería fácil identificarlos. Así que si un día llegaran a verlo, la noticia se expandiría por el universo entero. Pero reitero, nadie ha visto a ninguno desde que desaparecieron. Ahora mismo el planeta RAC es inhabitable. Ni ellos mismo pensarían vivir allí.

—Entonces no crees lo que Nimi dice.

—Creo que el que una madre pierda a su hijo es un gran trauma y eso puede provocar que la madre crea algo ficticio.

—Entonces no crees lo que dice.

El hombre no dijo nada y Kevin comprendió. Se alejó de ellos corriendo y siguió buscando a Nimi. Él creía lo que ella decía y afirmaba. Siguió andando durante varias horas. De aquí para allá. Gritando su nombre. Del centro a las orillas del pueblo y no paró ni un segundo, a pesar de que sentía que sus piernas no podrían continuar.

— ¡Nimi! —gritaba a todo pulmón para que, fuera donde fuera que estuviera, lo escuchara—. ¡Nimi, ¿dónde estás?!

No obstante, no importó el esfuerzo que había estado poniendo, porque no la vio ni le respondió, ni nada. Parecía como si hubiese desaparecido o que ya se hubiera ido.

— ¡Nimi!

Llegó hasta donde estaban construyendo la nueva fábrica, y que por ahora no se hacía nada por precaución de cuando había pasado lo del animal feroz; el que ellos seguían buscando.

— ¡Nimi!

— ¡¿Qué?!

Escuchó la voz de la nombrada y emocionado por obtener respuesta, la buscó ansioso a su alrededor.

—Por aquí, crío—dijo su voz. Kevin ubicó el lugar de donde había provenido la indicación alzando un poco la cabeza para descubrir que Nimi estaba sentada sobre el camión monstruo. Kevin se acercó a éste e inició la tarea de treparlo para llegar a donde ella. Al acercarse, ella lo ayudó a subir.

— ¿Te encuentras bien? —preguntó el joven al notar el silencio de ella.

—Sabía que Denor no me creería —dijo sin responder a la pregunta—. Por eso no le dije nada. Lo vi; yo vi cuando se escapó.

—¡Oye! —Escucharon la voz de su hermano, que finalmente también la había encontrado y ya subía por el camión —Vámonos de aquí. Recoge tus cosas, despídete del crío…

— ¡No! Tú vete y déjame. ¿Por qué quieres que vaya si dices que soy una molestia?

—Eso es verdad. Eres la persona más molesta que en mi vida he conocido, pero desde que te conocí siempre quise ayudar a mi hermanita. Ser un buen hermano mayor y no quiero dejarte aquí donde quién sabe qué pueda sucederte…

—Pero no me crees.

—Es que jamás he oído hablar de eso. Además, ¿cómo sabes que va a venir aquí?

—Fácil. He estado investigando por mucho tiempo y me he dado cuenta de que este sobreviviente viaja de planeta en planeta y tiene una secuencia. Este planeta, la Tierra, es el siguiente de la lista y he verificado que es verdad porque al tele-trasportarse deja una marca, como cuando una fogata se apaga y deja rastro de cenizas, y eso parecido sucede con él y esa señal estaba por los alrededores de donde…

— ¿Por eso aceptaste trabajar en el Blipon?

—Así es. Ya que el Blipon se dedica a transportar orígenes vivos, fue fácil llegar a cierta ruta. Además, me era fácil entrar a los archivos de la computadora.

— ¿Lo que tratas de decir es que esa cosa que mató a tu hijo va a aparecer aquí en la tierra? —preguntó Kevin no comprendiendo todo al cien por ciento.

—Sí. Las coordenadas que siempre utiliza para transportarse a cualquier lugar, son las mismas. No le importa, nadie sospecha de que existe, pues para el universo, no existe. Esas coordenadas son esas —La mujer apuntó el suelo, unos metros alejados de ellos—. Allí.

— ¿Has estado pendiente de eso?

—Todos los días desde que estoy aquí. Su temporada favorita es cuando hay fresco, le encantan las corrientes de aire.

—Como su planeta original.

—Él está a punto de llegar. Es su hora…

Mientras estaban hablando, el cielo se había nublado precisamente sobre ellos, como si estuviera a punto de caer una gran tormenta. El viento fue haciéndose más y más denso.

—Otra de las cosas por las que se les tenía miedo —comentó la mujer en tanto se ponía de pie para bajar al suelo—, era por su capacidad de tele-transportarse de un lugar a otro sin importar los miles y millones de años luz que hubiese de distancia. Pero uno de sus grandes defectos es que son predecibles y siempre tienen una secuencia que seguir.

En el lugar señalado antes por Nimi, el viento empezó a concentrarse, como si se tratara de la formación de un tornado, pero en vez de que el viento destruyera, una figura con forma humana empezó a formarse. Poco a poco, ésta fue tomando forma y obtuvo la altura de dos metros y su color era el de un color negro sucio, con grandes ojos blancos. Cuando el viento les permitió ver, observaron que la figura con forma de humano parecía también una gran mancha, y el color pasaba en partes a ser gris oscuro. A su alrededor podía notarse mucha estática; semejante a la pantalla de un televisor encendido, pero sin señal, además de que lo que parecían ojos, eran meras cuencas blancas.

—Está aquí.

Los ojos de Nimi brillaban de sombro. Su predicción había resultado verdad. Denor se quedó unos pasos atrás y también estaba sorprendido, pero no por lo mismo que su hermana, sino porque ahora estaba viendo algo que nunca en su vida imaginó ver. Algo que se suponía no existía.

Una ventaja que tenía Nimi, era que esa raza tenía que esperar cierto tiempo, unos minutos, antes de poder usar su poder nuevamente de tele-transportarse. En ese corto tiempo, ella debía atraparlo. ¿Cómo? Con un máquina que parecía una especie de aspiradora de mano. Ésta estaba fabricada, en el interior, por un manto duro e impenetrable tomado de una roca que se encontraba en el planeta RAC. La única que no podían traspasar debido a su estructura.

Nimi se acercó al RAC, quien había dado un par de pasos, dispuesto a hacer lo que venía a hacer. Buscar una fuente que le suministrara alimento. Pero cedió sus pasos al ver como la mujer se le acercaba. Sabía que se trataba de no humano. A ella ya la había visto en otra ocasión. Le resultaba familiar. La vio detenidamente, mientras ella paso a paso, se aproximaba a él. ¿Dónde la había visto?, pensó al ver sus ojos, tratando de descubrir de dónde la conocía. Anteriormente había visto a muchas clases de vivientes, debido a que viajaba mucho; mas nunca había visto a los mismos vivientes otra vez y mucho menos a uno que lo hubiese visto a él.

—MDaerysKT —Se escuchó un sonido provenir del RAC, que significaba: ¿Quién eres?

Fue cuando lo recordó. Al hacerlo, retrocedió. Sabía muy bien que volverse a ver con ella sería su perdición. Corrió en dirección a la que se disponía al principio. Al percatarse de eso, Nimi sacó de su bolsa una especie de red pequeña que tenía ocho piedritas alrededor y la arrojó hacia el extraterrestre. En el aire, la red fue extendiéndose y las piedritas fueron separándose una de la otra y dado que la red era eléctrica, al llegar al espécimen lo envolvió en un campo del mismo tipo que tenía el RAC, pero más fuerte y lo sujetó de lo que sí se podía tomar de él. En cuanto la descarga le dio de lleno, el RAC lanzó lo que pareció ser un grito de dolor al mismo tiempo que intentaba quitas la red de encima, afectado.

Nimi aprovechó la oportunidad de que él se había detenido en su huida, y corriendo se hasta que estuvo a una distancia prudente. Puso a funcionar la máquina aquella y, asiéndola firmemente con ambas manos, empezó a aspirar.

El RAC estaba sorprendido. Se había confiado del hecho de que nunca sabrían de su existencia. Pero sabía muy en el fondo que ella lo buscaría para… Ahora estaba siendo succionado por esa “aspiradora”. No quería que todo acabara ahí.

Nimi finalmente había atrapado al que había estado buscando desde aquel instante. Por fin podía descansar. Al fin iba a tener lo que merecía ese RAC por haberle quitado la vida a Gray. A su Gray. Creyó que había terminado todo, pero se dio cuenta de que no cuando sintió que el RAC luchaba por salir de esa aspiradora. Pero sabía que no podría.

Sujetó fuertemente la “aspiradora” con ambas manos, ya que ésta se le quería escapar de entre ellas. Se sorprendió al notar que el extraterrestre intentaba escapar tan ferozmente, que sentía no seguiría soportando sostener la máquina. Las palmas de las manos empezaban a ponérseles rojas y le dolían; además de sentir que el mango del aparato se salía de su agarre. Era de tal manera la cosa que sus brazos se movían de aquí para allá, descontroladas, junto con la máquina.

¡PUM! Lo que menos esperaba ocurrió. La “aspiradora” no pudo contra el RAC. Se rompió en mil pedazos, dejando escapar al extraterrestre, quien al verse libre, el humo con el que estaba compuesto se esparció hasta llegar a unos metros lejos de ella y en una fracción de segundo, volvió a su forma original. Sin pensarlo un minuto más, empezó a concentrar su energía para irse de allí lo más pronto posible, pues sabía que allí corría riesgo.

Nimi estaba frustrada. Había corrido a tomar la red que lanzaba descargas eléctricas para volver a lanzarla contra él, pero no pudo; además, la máquina se había roto y ya no tenía otra. Esa le había costado mucho trabajo hacerla. El RAC le había ganado y se había ido; pero ella apenas comenzaba. Lo buscaría por todo el universo hasta dar con él y vengar a su hijo.

—Nimi, ¿te encuentras bien? —Preguntó Denor aproximándose a ella con velocidad—. No puedo creerlo… —Aún se encontraba sorprendido de haber visto a un RAC vivo—… Era uno de verdad…

Nimi no dijo nada. Se limitó a seguir viendo el lugar donde había desaparecido el RAC; después escuchó la voz de Kevin, quien estaba indudablemente emocionado, impresionado.

— ¿Esa cosa era un extraterrestre? Nunca había visto uno así.

—Sí. Se escapó por ahora, pero para la próxima no se escapará.

— ¿Él fue quien…?

—Así es.

Sin más, se fue de allí, seguida de Kevin y Denor. Ahora sí se podían ir. Algo les decía que Nimi ahora sí iba a querer irse; tal vez todavía con la idea de encontrar al verdadero asesino de Gray.

A la mañana siguiente, Kevin fue a la escuela. El día anterior, antes de que Denor y Nimi lo llevaran a su casa, se habían despedido de él. Kevin sabía que tarde o temprano iba a pasar eso.


Denor y Aley estaban haciendo los últimos chequeos en el exterior de la nave para poder despegar del planeta azul e ir a su respectivo lugar. Y Nimi también los estaba ayudando; por fin los ayudaba.

—Bueno, creo que eso es todo —le dijo el mayor a su fiel secretaria en tanto cerraba la puerta de atrás de la nave—. ¿Qué es lo que hace falta?

—Difinitivamente creo que es todo. La nave está lista para el despegue —dijo ella sonriendo feliz de que ya regresaría a sus tierras originales.

—Pues muy bien, vámonos.

Al decir esto, sintió como la nave se encendía y comenzaba a elevarse. Él se alejó un poco de la nave, sorprendido

— ¿Pero qué…? —Denor, levantando su vista vio a Nimi en el interior de la nave—. ¡¿Qué haces?!

—¡Me llevo esta, hermanito! ¡La otra está en la fábrica! — gritó ella por el intercomunicador.

Con esto, la nave se elevó más y se fue de allí rápidamente, perdiéndose en el azul del cielo.

— ¡Espera! Pero… ¿qué le pasa...?


Kevin había salido de la escuela y se disponía a ir a su casa, aunque antes de llegar se encontró con alguien que nunca imaginó ver.

—Buenos días, joven —saludó Darío Guerra.

—Buenos días.

— Me preguntaba dónde podía encontrar a su niñera.

— ¿Mi niñera? ¿Ella? Lo siento, ella se fue a su lugar natal

— ¿Qué? ¿Se fue? —preguntó un tanto decepcionado.

—Sí. No se preocupe, a mí también me rechazaron.

— ¿Eh?... No es lo que parece… Es sólo que… ella… —los hombros del oficial cayeron y dándose media vuelta, se alejó del joven.


Denor llegó a la fábrica donde Nimi había dejado su nave. Con rapidez abrió la puerta y luego de ingresar y ver otra puerta, la abrió también, descubriendo la nave. La nave donde Nimi había llegado. La misma que nunca reparó y que seguía igual de destrozada. ¡Tenía mucho que hacer! ¡Por un instante, enloqueció de irritación!

— ¡Nimiiiiii! —Gritó a todo pulmón.

Fin

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