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Autor Tema: La oportunidad de Víctor Cap. 2  (Leído 5540 veces)

Nostalgie Desconectado
« en: Octubre 04, 2011, 10:39 am »

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La oportunidad de Víctor Cap. 2
« en: Octubre 04, 2011, 10:39 am »
Hola, aquí dejo otra historia cursi. Para aquellos que leyeron el "armario" reconoceran en este capítulo a sus personajes, pero como dice el título, el resto se concentrará en Víctor Monarquet, ese personaje que le gustó mucho a mis amigas. 

Sin más:


Capítulo 1

El hombre pasó su visión de un lado a otro del enorme salón y detuvo su mirada en su rubio hermano  que, sosteniendo en sus brazos a la hermosa chica del cabello plateado, la hacía danzar por la pista de baile al compás de la música que la orquesta, ubicada en un lugar estratégico del salón, hacía sonar con maestría los instrumentos.

La melodía era muy bella y le hizo recordar por un momento aquella vez en que pudo robarle un beso a la chica del cabello de plata que en ese momento, se veía muy feliz en los brazos de su esposo. Suspiró nostálgico por los recuerdos.

-¡Hey!- Alguien se sentó a su lado- Un centenario por tus pensamientos.

Víctor Monarquet se volvió a mirar  a la rubia y sonriendo un poco, preguntó:

-¿Cómo es que lograste escapar del posesivo de tu marido?

Edith Azulino soltó una breve risa y defendió a su querido marido:

-¡Oh! Isaac no es ningún posesivo, simplemente que en este momento no puede vivir sin mí ni su hijo- y de manera suave, se dio unos golpecitos sobre el vientre, en el que ya se notaba un embarazo avanzado- ¡Me cuida de manera exagerada, lo admito!

Y para que sus palabras no quedaran en entredicho, Isaac Méndez llegó apresurado a su lado:

-¡Edith, cariño! ¿Estás cansada? ¿Quieres irte ya?

-¿Qué dices?- la rubia miró a su esposo con seriedad- ¡Esto apenas comienza! Además, todavía no bailo con Víctor…

-¡Ah, no, Edith! ¡No quiero bailar- la interrumpió el moreno- mejor sigue bailando con este desagradable posesivo que tienes por esposo.

-¿Posesivo, yo?- Isaac sonrió algo burlón cuando posó su mirada en Víctor desde arriba, pues se mantenía de pie frente a su esposa- Cuando menos no soy una niñera.

Víctor soltó la carcajada y entre risas, sentenció:

-Descuida, pronto lo serás y además de eso, seguirás siendo un desagradable posesivo.

-¿Quién es un desagradable posesivo?- preguntó Cristina Izazo que se había acercado a ellos tomada del brazo de su prometido, Andrés. Por sus acalorados rostros, se notaba que ya habían bailado mucho.

-Isaac- respondió Víctor.

-Creí que solamente yo lo había notado- dijo Andrés con actitud aparentemente seria- Es un celoso y posesivo.

-¡No soy un desagradable posesivo! ¡Y mucho menos celoso!- se defendió Isaac mirando a sus amigos muy sorprendido. No sabía que todos tenían esa idea de él por el simple hecho de cuidar a su querida esposa con tanto esmero- ¿No creen en serio que lo soy, verdad?

-Edith- dijo Tina con expresión reprobadora- Si se te complica la vida por vivir al lado de este celoso posesivo, no dudes en pedir ayuda.

Isaac abrió los ojos color miel al máximo. ¿Pero qué carambas estaban diciendo sus amigos?

-No dudaremos en conseguirte un buen abogado para el divorcio- terció Víctor y ahora, todos estaban muy serios y miraban fijamente a Isaac, quien volvió a repetir:

-¡Que no soy ningún celoso posesivo!

-Tranquilo, mi querido amigo- una fina mano se posó en el brazo de Isaac que ya lucía un rostro rojo por la indignación de escuchar hablar de esa manera a sus amigos.

-¡Angie!- Isaac miró a la pareja que se les había unido y con voz susurrante afirmó-: No soy un hombre celoso y posesivo en el sentido que creen.

Angelina Azulino sonrió abiertamente cuando miró a su cuñado tan preocupado. En verdad le preocupaba que se pensara así de él, pero fue ahora Christian Monarquet quien habló:

-Por supuesto que no eres esa clase de hombre Isaac, Edith no se hubiera enamorado de ti si lo fueses- y sonrió también ampliamente cuando lanzó una breve mirada a los demás-: Vamos, chicos, déjenlo en paz.

Fue entonces cuando todos soltaron las carcajadas, obviamente muy divertidos, excepto Isaac, por supuesto.

-Bailemos, Víctor- pidió después Angie, tendiendo su delicada mano a su cuñado- No haz bailado en toda la noche.

Víctor dejó de sonreír y miró la mano. Esa mano invitadora, suave y gentil que lo atraía a asirse a su anhelado contacto, pero declinó la invitación. Ni siquiera se permitió el lujo de dejarse llevar por su deseo de bailar con ella aunque fuera solo una pieza. Aún le era muy difícil doblegar sus sentimientos por Angie.

Antes de que pudiera negarse con un “para la próxima será”, el intercomunicador que estaba sobre la mesa, ante la cual había permanecido sentado la mayor parte de la fiesta, dejó escuchar el llanto infantil de una de las trillizas. Se levantó de inmediato diciendo:

-Sigan bailando ustedes. Yo iré a ver que tienen mis lindas sobrinas.

Sin darles tiempo de nada, se marchó mientras Angie miraba con preocupación a su guapo esposo. Chris la tomó de la mano para conducirla de nuevo a la pista de baile y le susurró al oído cuando la abrazó amoroso:

-Deja de preocuparte por él. No lo necesita.

Angie respondió al responder:

-Lo sé, pero siento su soledad. Necesita una compañera.

-No querrás conseguirle a una linda chica y hacerla de celestina, ¿verdad, querida?

-¡Oh! ¡Deseos no me faltan!

-¡Cielo santo!- exclamó Chris estrechándola todavía más, aprovechando para aspirar el delicado aroma del cabello de ella mientras se movían juntos al compás de una romántica melodía- ¡Pobres de mis hijas cuando estén en edad de los novios y esas cosas! ¡Mmm, hueles delicioso!

Angie volvió a suspirar feliz y respondió:

-¡Ah, no! Con mis hijas será diferente. Me armaré hasta los dientes para espantarles a todos sus pretendientes- ahora fue su turno aspirar el aroma de la colonia de él. Un olor fuerte, pero agradable- y tú hueles apetitoso.

-¡Vaya!- dijo Chris divertido- ¡Y acusaban a Isaac de ser celoso y posesivo!

La tomó de la mano para hacerla girar al cambio de ritmo de la música, esa música que lograba llegar al piso superior en donde Víctor había entrado a una amplia habitación iluminada tenuemente por una pequeña lámpara de mesa.

-Ya, pequeña- Se acercó a la cuna de una de sus sobrinas que había despertado y lloraba quedamente- ¿Qué te despertó?

Christine dejó su llanto cuando vio a su tío. Él la levantó para acomodarle entre sus brazos mientras seguía susurrándole:

-Vamos, preciosa, ya no llores. Despertarás a tus hermanitas.

Cerca de una de las cunas había una mecedora en donde se sentó. Christine, llamada así en honor de su padre, aunque a Cristina le gustaba presumir diciendo que le habían puesto así por ella, se acomodó placenteramente en los brazos protectores de su tío mientras desde su posición miraba con sus grandes ojos azules el moreno rostro que le sonrió cariñosamente.

-Eres muy hermosa, preciosa- Christine devolvió la sonrisa, complacida al sentir como su tío comenzó a balancearse hacia atrás y adelante en un agradable vaivén que comenzó a arrullarla, mientras el hombre seguía susurrándole con voz melodiosa-: Tú y tus hermanitas, Victoria e Isabella, son muy hermosas a pesar de que las tres tienen los rasgos de su padre. Si no fuera por el color de cabello que las diferencia, no sabríamos quien es quien.

Acarició la cabellera plateada de Christine, tan parecida a la de su madre. La pequeña abrió su boquita en un enorme bostezo.

-Eso es, preciosa. Vuelve a cerrar tus ojitos y duerme.

Víctor siguió meciéndose, acunando a la pequeña de ocho meses de edad en sus brazos, perdiéndose ésta en ellos. El hombre no tenía la forma de saber el cuadro tiernamente bello que presentaba. Su rostro siempre serio, desprovisto de emociones, en este momento estaba relajado y la sonrisa llena de ternura que dirigía a su sobrina, suavizaba de manera desconocida para todos, sus facciones. Un buen pintor hubiera ofrecido una fortuna para capturar esa escena, sin duda alguna.

Christine por fin se durmió, así que Víctor dejó la mecedora para regresar a la cuna y depositar a la bebé allí con mucha suavidad para no despertarla. Parecía mentira que un hombre tan duro como él, tuviera semejante delicadeza y mirara con tanto amor a su linda sobrinita y no sólo a Christine, sino que aprovechó el momento para pasar por las dos cunas y lanzar una profunda mirada a las otras dos bebés.

Victoria e Isabella, ambas tan parecidas a Christine, excepto por el color del cabello. Victoria lo tenía negro, como él mismo, esa era la razón de que le hubieran puesto por nombre Victoria e Isabella lo tenía rubio, como su padre, pero la habían nombrado con el nombre de la madre de Víctor, quien en algún momento en su vida pasada, había descubierto que así se llamaba. Los nombres habían sido la voluntad de Angie y nadie se opuso.

Satisfecho del sueño de las niñas, salió de la habitación con el mayor de los sigilos para no despertarlas. En el pasillo, se acercó al barandal de madera y desde allí miró hacia donde se ubicaba el salón de fiestas. La música se escuchaba suavemente, sin gran volumen, por lo mismo, para no despertar a las niñas. Chris había preparado la fiesta en honor del cumpleaños de Angie y algunas familias distinguidas de Viñalinda estaban presentes.

Dudó en regresar al salón. Se recargó en el barandal de manera desganada. Definitivamente no regresaría. Deseaba marcharse ya a Villanueva para seguir meditando en una idea que desde los últimos días se había posesionado de su mente, así que se enderezó decidido y caminó con rapidez por el pasillo hasta llegar a la escalera por donde descendió a la lujosa sala que lucía diferente que cuando llegó allí por primera vez. Angie había decorado toda la mansión Romelí a su gusto.

-¡Adela!- Llamó a la joven sirvienta que en ese momento pasaba por la sala llevando un carrito con cocteles y otras bebidas.

-¿Sí, señor Monarquet?

-.Me iré ahora. ¿Puedes por favor informarle a la señora Angelina para que esté pendiente de las niñas?

-Claro que sí, señor Monarquet- Adela sonrió de manera agradable- No se preocupe, de cualquier modo, mandaré a Lola para que las vigile.

-Gracias, Adela.

Sin más, se dio la vuelta y se dirigió a la puerta principal de la mansión Romelí, mientras Adela se quedaba mirándolo hasta que desapareció de su vista, sin poder retener el suspiro entusiasta que brotó de la profundidad de su pecho al momento de exclamar:

-¡Por Júpiter! ¡Qué hombre!

Ajeno al efecto causado en la chica, Víctor salió al aire fresco. Buscó su camioneta entre la fila de autos en el estacionamiento. Después de más de dos años, seguía conservando la misma camioneta, esa que lo había conducido aquel día hasta esta mansión. Aún podía verse llegando allí y esperar a Chris. La expresión de su hermano al verlo, la mirada llena de disgusto y odio.

Ese día parecía tan lejano, así como el odio y todos aquellos malos sentimientos y todo, gracias a esa gran mujer llamada Angelina Azulino, esa gran mujer que se había adueñado de su corazón y que desde los últimos dos años, poco más, no había podido sacar del todo de su terco corazón.

Por esa razón, comprendió que no podía continuar aquí. Había llegado la hora de cortar de una vez para siempre ese sentimiento que no le hacía ningún bien y para ello, debía marcharse.

Para cuando subió a su camioneta, la decisión ya había sido tomada. Los extrañaría a todos, más a esa hermosa mujer de cabello plateado y a sus lindas sobrinas, pero no daría marcha atrás. Dejaría sus propiedades en manos de Gerti y ese numeroso ejército de empleadas que tenía. Se iría. ¿Por cuánto tiempo? No lo sabía. Quizás ya no regresara. Quizás sí. En este momento todo lo que deseaba era poner distancia y comprendió que había tardado mucho tiempo para hacerlo. Tal vez fuera porque no había tenido la suficiente fuerza de voluntad para dejar de ver a Angie, pero esa fuerza de voluntad se había fortalecido y ahora es que era muy fuerte como para inducirlo a irse.

Ni una vez miró hacia atrás mientras se alejaba de la mansión Romelí.


Continuará.

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No me gustan mucho esos guioncitos, pero la lap no tiene de los otros, así que lamento cualquier inconveniente al leer... jaja, si es que leen xD

jxmxn Desconectado
« Respuesta #1 en: Octubre 04, 2011, 12:47 pm »

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Re:La oportunidad de Víctor Cap. 1
« Respuesta #1 en: Octubre 04, 2011, 12:47 pm »
¡Graciasssss! El tiempo en espera vale. Como siempre hermosa forma de escribir, me encanta.
Estoy feliz, por tener otra maravillosa historia que leer. Haha, todos molestando al posesivo Isaac. Y esa romantica escena de Angie y Chris bailando, que lindos.
Me ha parecido muy tierna la escena de Víctor y la niña, por eso Isaac lo estaba llamando niñera haha.
"Un buen pintor hubiera ofrecido una fortuna para capturar esa escena, sin duda alguna" me encanta esa línea, muy cierto.
Me parece muy doloroso lo que él estaba haciendo todo este tiempo, permanecer como amigo de una mujer a la que quiere. ¿A donde irá? espero que regrese a mi pronto xDD

Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.
Lo siento, no he podido olvidar eso. Ya no será mío xDD
Veremos quien será la afortunada *-*

Nos vemos, querida. Cuídate mucho.
Ya sabes, ¡conti! xD


PennyDraco
« Respuesta #2 en: Octubre 11, 2011, 12:11 am »

Re:La oportunidad de Víctor Cap. 1
« Respuesta #2 en: Octubre 11, 2011, 12:11 am »
Gracias por avisarme amiga, si pues, ese mismo dia lo lei pero me olvidé comentar XD, que tonta soy.
Pero bueno, era justo que le hagas algo a Victor, tremendo hombre no podia quedarse solo, ese si que es un sueño...(dormiré pensando en él) jojo, buena narración, buen incio y ah...impecable ortografía, como siempre, dejando a gusto a los lectores..u.u...
Oh si, espero que el bombomcito de Víctor halle alguien que sea acorde a lo que merezca...

En fin, espero saber lo que sigue amiga mia.
Te me cuidas POR FAVOR y muchos besos..

Dorentyna Desconectado
« Respuesta #3 en: Octubre 12, 2011, 08:53 am »

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Re:La oportunidad de Víctor Cap. 1
« Respuesta #3 en: Octubre 12, 2011, 08:53 am »
Ay, mi querida Maricruz, esperaba tus historias.
Ahora si, la lindura de Victor tendrá su propio camino, su propia historia, su propia vida.
Tan fascinante como siempre mi querida amiga, la narración exquisita que solo se ve en tí, claro, es lo que veo.
Mi estimada Maricruz, espero la pronta continuación.
Desde aquí, te mando los éxitos del mundo.
Tu amiga Dana
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.

Revelación Desconectado
« Respuesta #4 en: Octubre 14, 2011, 07:39 am »

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Re:La oportunidad de Víctor Cap. 1
« Respuesta #4 en: Octubre 14, 2011, 07:39 am »
Genial, otra de tus historias lindas y pues sí, admitámoslo, algo cursis, aunque cuando uno vizlumbra el amor en el horizonte de la vida, estas cosas ya no llegan a ser tan cursis xDDD

Ah, me ha parecido estupendo que tambié Víctor tenga su oportunidad, original el nombre ¿no? xD
Póbrecito, si que ha sufrido mucho por Angie, pero una vez que se vaya, comenzará a olvidarla. Tardó mucho para irse. Tambié quiero saber quien será la afortunada.

Espero la conti.

Nostalgie Desconectado
« Respuesta #5 en: Octubre 18, 2011, 12:49 pm »

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Re:La oportunidad de Víctor Cap. 1
« Respuesta #5 en: Octubre 18, 2011, 12:49 pm »
Hola, preciosas, gracias por sus lindos comentarios. Aquí les dejo el cap dos. Algo corto, mi musa no dio para más xD. Tengo cuenta en otro foro y tengo allí un amiguito que se llama Ladrón de Musas... creo que finalmente me robó mi musa xDDD


Capítulo 2


La chica caminó por la calle con aire despreocupado, en apariencia, porque su mirada estaba centrada en el semáforo al cual se acercaba con rapidez, haciendo cálculos mentales acerca del momento en que éste cambiaría a verde, ya que en ese instante estaba en rojo y el tráfico aprovechaba su momento para avanzar por una de las avenidas más atestadas de la ciudad.

Angélica Niro ya iba tarde a la entrevista de trabajo y uno de los requisitos de la larga lista que aparecía en la columna  de la carta que le habían enviado cuando aceptaron su currículum, era ese: “Solicitantes al puesto, presentarse puntual a la cita”. Como si los malditos empresarios que atenderían la larga fila de aspirantes al puesto de secretaria, fueran a ser puntuales a la hora de solicitar su presencia ante ellos.

Suspiró al momento de apresurar sus pasos al ver como el semáforo en rojo cambiaba a la luz anaranjada que preveía a la gradual detención del tráfico, así, para cuando aparecía el color rojo, los vehículos ya debían estar detenidos para permitir a los peatones que, ansiosos, esperaban apiñados como pingüinos, uno al lado de otro, uno detrás de otro, uno delante de otro, cruzar la avenida y entre ellos, cruzó Angélica. Eran tantas personas apiñadas que fue un milagro que no se empujaran unos a otros.

Y como todas las demás personas, logró cruzar a salvo. Sin detenerse, miró su reloj y casi sintió pánico. Cinco minutos para la hora prevista y todavía debía caminar la mitad de esa cuadra, dar vuelta en la esquina y caminar casi la cuadra completa a la que desembocaría al dar vuelta, así que ya prácticamente se echó a correr.

“¡Maldición!” pensó fastidiada. “¡Llegaré tarde! ¡Malditos burócratas que no quieren darme mi licencia de conducir!”

“Lo sentimos, señorita Niro”, se habían excusado así. “No podemos hacer nada para ayudarla”

Para colmo, ya tenía un mal record en la agencia de vialidad y tránsito por tantos intentos que había hecho por obtener su licencia y por haber estado detenida una vez por haber provocado un accidente violando la ley al conducir sin licencia y aunque el accidente no había sido grave…

No, nada grave, pero al recordarlo, se dijo: “Sólo estuviste a punto de matar a la niña de esa desobligada mujer que debía sostener la mano a esa chiquilla que se me atravesó”

En fin, había sido detenida toda la noche por el oficial de tránsito que precisamente transitaba por ahí. Por supuesto, ella había culpado a la madre de la hiperactiva criatura, la madre la había culpado a ella, el oficial de tránsito había culpado la maldita hora en que se le ocurrió pasar por ahí y verse sometido a los gritos acalorados de las mujeres y a los berridos de la chiquilla que estaba muy asustada y no dejaba de llorar, culpando así a los adultos por tenerla ahí en vez de llevarla al hospital para que el pediatra le administrara un sedante para la histeria, o que le diera un dulce, o un buen pellizco para que aprendiera que no debía atravesar  la calle simplemente porque sí y de paso ponerle una cadena y regresársela encadenada a su madre para que ésta última no olvidara que debía llevar bien sujeta a su criatura cada vez que saliera a la calle… ¡Por favor! ¿Cómo una cadena? ¡Era una niña berrinchuda, pero linda, no un animalito! ¡Allí la única culpable era la madre que…!

Los neumáticos de un auto se escucharon de manera estruendosa al frenar con brusquedad cuando ella, sumida en los recuerdos de aquel día en que casi atropella al animalito… quedó claro que animalito no, sino a la pequeña niña, dio vuelta en la esquina y bajó de la banqueta para atravesar la calle sin poner atención y cerciorarse que no había tráfico circulando. Tampoco pareció que escuchara el espeluznante sonido de los neumáticos, ni el ensordecedor claxon, porque siguió corriendo sin detenerse y continuar su carrera, más que nada contra el tiempo, dirigiéndose al edificio donde tendría la entrevista, así que menos vio que el auto se había desviado de su trayectoria para no atropellarla a ella, porque la repentina aparición de la joven había tomado por sorpresa al conductor, quien había terminado por estampar el auto en un delgado poste al que coronaba un laminado  que tenía el dibujo de un autobús con el que anunciaba que esa área era exclusiva para que los camiones permitieran descender y ascender a las personas que eran sus pasajeros.

-¡Idiota!- gritó el conductor mientras manoteaba irritado sobre la bolsa de aire que había decidido dejar su compartimiento secreto para protegerlo en el accidente- ¡Muchacha idiota!

La espalda de la muchacha idiota llenó sus pupilas cuando el conductor se bajó del impactado vehículo y la miró alejarse, tan quitada de la pena, como si no hubiera sucedido nada.

-¡Idiota! ¡Idiota!- siguió exclamando el hombre y lanzó una maldición cuando el laminado se desprendió del delgado poste que había quedado doblado por el golpe del cofre del auto y caía sobre el mismo.

El hombre miró con acritud como el laminado había caído esquinado y arruinado la textura de la pintura. ¡Qué diablos! El golpe con el poste había arruinado toda la defensa delantera, así que lo de la lámina era un daño menor. Menos mal que ya casi llegaba a su destino, así que volvió al interior del auto un breve momento para tomar su portafolios de trabajo y después, mientras caminaba por la banqueta rumbo al domicilio al que se dirigía antes del accidente, hizo una llamada por su celular:

-Mercedes- dijo en cuanto le contestaron- tuve un accidente… ¡tranquila! ¡Estoy bien! El auto quedó en esta misma calle del edificio. Manda a Stan para que se haga cargo de él. Voy llegando…

Cerró el móvil con fuerza. El disgusto por lo sucedido había disminuido, así que para cuando llegó a su oficina, situada en el sexto piso de uno de sus edificios, de hecho, todo el sexto piso era su oficina, ya se encontraba más sereno.

-¡Señor Monarquet!- lo recibió una mujer mayor, con expresión preocupada- ¡Está bien, gracias al cielo!

-Buenos día, Mercedes- trató de brindarle una sonrisa, aunque fue muy ligera- ¿Están ya todas las solicitantes?

-La última acaba de llegar, señor, cinco minutos tarde, pero llegó. Todas están en la sala de espera.

Víctor Monarquet frunció el ceño disgustado.

-Ya comenzó mal- dijo con frialdad entrando en la privacidad de su lugar de trabajo con Mercedes detrás de él llevando en sus manos algunos folders- ¿Cuál es su currículum? Si es de las mediocres podemos despedirla ya. No quiero perder mucho tiempo con estas chicas.

Mercedes Wild sacó un folder de entre los otros diez y lo abrió ojeándolo con brevedad.

-Es de hecho, uno de los mejores, señor- le informó- ¿quiere verlo?

Víctor declinó con un movimiento de mano al momento que decía:

-Ya lo veré. Le daremos la oportunidad de la entrevista. Veamos cómo se comporta. La chica que la supla a usted, Mercedes, debe por lo menos, llegarle a los talones.

Mercedes disfrazó un repentino suspiro con una sonrisita. Las palabras de Víctor le llegaron al corazón. Lo miró casi enamorada, mientras él se sentaba detrás del amplio escritorio en el sillón de piel color negro.

Aún le costaba creer que este hombre tan atento, fuera el mismo Víctor Monarquet que hacía dos años y medio se había ido a un largo viaje. En los tres meses que habían pasado desde su regreso, la había compensado de todo el maltrato que sufrió en tiempo pasado. No podía negar que en aquel tiempo, fue un jefe déspota y cruel, pero ahora era un jefe atento y adulador, aunque seguía conservando su aire duro y hasta cierto grado, cruel, pero no con ella, que era lo que le importaba.

-Comencemos, Mercedes. Dejemos a esa impuntual para el último. Haga pasar a la primera, por favor.

A eso se refería Mercedes al pensar en Víctor como duro y cruel. No tenía compasión a la hora de dar una lección. Compadeció a la chica que ocupara su lugar. Su jefe, aunque atento y adulador, seguía siendo muy estricto en cuanto a trabajo se refería y ni mencionar en cuanto a las normas establecidas.

Se asomó a la sala de espera por una puerta que comunicaba su propia oficina con ésta y que estaba ubicada en el lado contrario de donde estaba otra puerta que comunicaba con los dominios de trabajo de Víctor.

-¿Señorita Martina Plaza?- llamó

-¿Sí?- respondió una linda chica que saltó de la silla donde había permanecido sentada desde su llegada hacía casi una hora.

-Por favor, señorita Plaza, diríjase a la puerta que está a su izquierda y entre. El señor Monarquet la recibirá ahora.

-Gracias, señora- Murmuró la chica con voz nerviosa y se dirigió a la puerta señalada.

Las demás chicas la siguieron con la mirada hasta que desapareció detrás de esa puerta.

“¡Genial!”, pensó Angélica Niro sintiéndose más fuera de lugar con cada minuto que avanzaba. Se sentía sudada y desaliñada por la carrera. Había llegado cinco minutos tarde y la mujer mayor, supuso que era la secretaria a la que una de ellas supliría, la había mirado con cierto desdén. Si eso había hecho una empleada, no quiso pensar cómo las trataría el dueño y señor de todo esto.

“Todo esto” era lo que ahora veía Angélica. Una enorme estancia que fungía como sala de espera y que tenía muebles finos y costosos. Si esta lujosa estancia era la sala donde los plebeyos esperaban, no podía imaginar cómo serían los interiores que ocultaban al dueño y señor.

Suspiró nerviosa. Rápidamente pasó la mirada sobre las otras chicas y casi se sumió en el asiento al sentirse aún más desaliñada. No se sentía competente por motivo de la belleza de todas ellas. No es que todas fueran bellas, pero se habían arreglado tan bien que parecían muy finas y lindas. Ella en cambio debía verse como se sentía.

Se pasó los dedos por la melena castaña que le llegaba a los hombros y la peinó. Sólo Dios sabía cómo lucía ahora después de haber salido corriendo de su departamento sin alcanzar a secarlo con la secadora y mucho menos se había maquillado de manera decente. Lo único que se había puesto era un poco de colorete en los labios y algo de rímel e sus onduladas y largas pestañas, lo que sabía causaba el efecto de que se vieran más largas.

“Como patas de araña”, pensó arrepintiéndose de haberse puesto el rímel. “Necesito ir al tocador para refrescarme un poco”, se dijo, pero cuando se iba a levantar, la puerta por donde había entrado la señorita Plaza se abrió y salió. Todas la miraron, pero la chica no miró a nadie. Simplemente pasó como una exhalación a su lado y se fue para siempre de allí. La primera rechazada.

Mercedes se asomó para llamar a otra chica y la dueña del nombre se levantó para perderse por la misma puerta.

 “No puedo ir al tocador”, siguió Angélica con su monólogo interior. “¿Y si me llaman cuando esté allá? ¿Me darían otra oportunidad? ¿Y por qué tarda tanto el dueño y señor de todo en entrevistar a las chicas? ¿Qué tanto hace con ellas?”

Trató de recordar cómo era el dueño y señor de todo esto. En alguna ocasión lo vio en las revistas o en la sección de sociales en el periódico, pero no logró recordarlo muy bien.

“¿Cómo ha de ser?”, se preguntó distraídamente. “Seguro es como todos esos ricos insensibles, déspotas y orgullosos. Ese tipo de personas que no soporto. ¡Oh, cielos!”

Su mirada se puso brillante y se hundió más en el asiento acojinado.

“¡Cielos! ¿Por qué ahora?”

Se cruzó de piernas con inquietud al sentir el deseo de acudir al baño por razón de, ya no para refrescarse, sino porque su cerebro comenzó a mandar señales a su contenedor de líquido interno  de que necesitaba desechar.

Se puso recta en la silla y siguió cruzada de piernas desobedeciendo la orden de su cerebro, controlando el deseo de ir a vaciar su vejiga. No podía dejar esta silla. ¿Qué tal si la llamaban y ella no estaba? Pero, ¿qué tal si no la llamaban enseguida? ¿Qué tal si era la última? “Awww”, susurró mientras los deseos de ir al baño crecía. Pensó que tal vez sería la última en ser llamada. Había llegado al último, ¿no es verdad?

Pero la chica que había pasado primero no era la primera que había llegado. Lo supo porque otra chica, la que sí había llegado primero, se quejó con su compañera de al lado informándole que ella había sido la primera en llegar, así que no las estaban pasando por orden de llagada.

“¡Cielos!” Se mordió los labios. Ella tenía un organismo de función inmediata. No podía contenerse mucho, pero no quería perder la oportunidad que se le había abierto de trabajar en una de las empresas más grandes, conocidas y exitosas de la ciudad. No podía ni siquiera pensar en la posibilidad de arriesgarse… ¡Y la maldita chica que había entrado no salía todavía!

“¡Maldición!”, masculló su pensamiento diez minutos más tarde. Entonces, salió la segunda y entró la tercera. “¡Esto está peor que una consulta médica en un gran hospital!”, se dijo airada. “Y eso que en el hospital duras todo el día. ¡En cuanto llamen a la cuarta, si no soy yo, corro al baño!”, se prometió y rogó para que llamaran a la siguiente pronto.

Y el involuntario vaivén de su cuerpo atrás y adelante por la urgencia que sentía, fue su manera de contenerse.

Continuará xD

Saludos.


jxmxn Desconectado
« Respuesta #6 en: Octubre 21, 2011, 05:08 pm »

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Re:La oportunidad de Víctor Cap. 2
« Respuesta #6 en: Octubre 21, 2011, 05:08 pm »
Aloha~
Este capitulo es narrado por la afortunada chica entonces, mmm. Es graciosa xD
lol que maravilloso encuentro, lastima que ni siquiera se fijó en el hombre que iba dentro del auto. Ahora quiero ver que pasa cuando Víctor vea la cara de la chica que aspira trabajar para él.
Esa escena de no sentirse cómoda con su apariencia y luego no aguantar las ganas de hacer piss me causó tanta gracia, es decir ¿por qué no fue cuando entró la tercera? pobre, el arriesgarse le costaba tanto haha y si ella también se tarda en su entrevista... omg! xD
¡Excelente capitulo!
Me tocará imaginar mientras espero el siguiente capi, saludos y te cuidas mucho :3

PennyDraco
« Respuesta #7 en: Octubre 25, 2011, 09:47 am »

Re:La oportunidad de Víctor Cap. 2
« Respuesta #7 en: Octubre 25, 2011, 09:47 am »
Oh Kami, no podía irme sin leer esto.
Jajaja, siento por Angélica, auch, sé que es pasar por ese momento, cuando tienes algo importante que acudir y te da la ganas de ir al baño, ay, sientes que todo el mundo se te cae por pedazitos y ruegas por dentro a que se te vaya las ganas de abordar la vejiga >< me apiado de Angélica.
Pero, digamos, la suerte es que tendrá la entrevista con un super galan como Víctor...ah...bueno, creo que le dará más ganas de ir al baño jajajaja.
Veamos pues como lo supera, espero no le gane porque eso si seria su vergüenza jajjaa.
Nos vemos amiga

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