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Autor Tema: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]  (Leído 22173 veces)

Dresti Desconectado
« en: Febrero 16, 2011, 08:30 am »

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[+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« en: Febrero 16, 2011, 08:30 am »
Nombre: Exóticos Placeres
Autor: Dresti
Género: policíaco y romance
Clasificación: +18
Advertencias: Lemon, lenguaje obsceno y algo de violencia y OoC en algunos personajes
Publicaciones: MundoSasuSaku, NaruHina Foro, imperio-shippuden y anteriormente en Fanfic.es(me borraron la cuenta)
Resumen:Naruto Uzumaki (Kyubi)

Edad: 26 años

Profesión: ''Ilegal de noche, legal de día'', ''pasarla bien con las chicas lindas''

Estado: Picando de flor en flor.

Lema: ''Una joya bonita lo vale todo, pero mi culo fuera del trullo lo vale aún más''



Hinata Hyuuga


Edad: 25 años


Profesión: Inspectora de policía


Estado: Soltera

Lema: ''Dar caza al delincuente''


Ultimamente la policía metropolitana de Konoha no tiene descanso, sobre todo la sección de robos a gran escala.

Kyubi, un joven ladrón, mantiene a todos los museos y tiendas más importantes del país en vilo.

Vestido con traje y máscara de cuero nunca nadie le vio la cara pero su pícara sonrisa es conocida por todos los policías, al igual que sus habilidades para robar.

Todas las mujeres mueren por él y hasta tiene un propio club de fans que le proporciona información sobre objetos valiosos con tal de volver a verle.

Hinata siempre odió a todo aquel que inflinje la ley y para ella el ladrón no es más que un vulgar ratero al que encarcelar.

Paseando con su amiga Ino cuando derepente escuchan algo estallar.

Hinata se acerca al lugar, pero lo único que encuentra es a un auténtico Dios rubio de la belleza, comiéndosela con la mirada.

Nunca se había interesado tanto por un hombre, pero vastó una simplemirada para saber que aquel era de los que con un simple roce te hacía gozar de los más exóticos placeres.


Hi people!! bien pues aki empiezo de nuevo mi amado fic NaruHina jejeje, siento los k ya habia leido todos los capis pero tendreis k aguantaros y verlos otra vez :D en fin procurare subirlos todos lo mas rapido posible ;D

Prólogo

La alarma sonó por todo el edificio mientras corría como un condenado por los largos pasillos del museo de Konoha.

A pesar de estar completamente en forma y de conocerse de memoria todos los rincones del lugar sentía que los guardias de seguridad y la policía le pisaban los talones.

Apretó los dientes y por un segundo miró la vasija que llevaba en sus manos.

Según le habían informado pertenecía a la antigua familia real japonesa y en el mercado negro se calculaba su precio en unos mil millones de dólares.

Y aparte de eso, pesaba una tonelada, a penas si podía sostenerla sobre sus brazos.

Las radios de los policías cada vez se escuchaban más cerca y él ya no sabía qué hacer.

Se metió dentro de un cuarto oscuro y dejó la joya de porcelana en el suelo, mirándola fijamente.

¿Qué debía hacer? si se la llevaba podía sacar una buena tajada pero si no se la llevaba tenía más posibilidades de escapar, y eso era lo más conveniente teniendo en cuenta que era el ladrón más buscado de toda América del Norte, China y Japón.

Cogió la vasija y volvió a salir al pasillo, ¿dónde podía dejarla?

Como ángel caído del cielo uno de los de seguridad apareció en ese instante con una pistola en la mano.

Por propia experiencia sabía que solo era de fogueo.

El guardia se quedó petrificado al ver a aquel hombre alto, vestido todo de cuero negro y con una máscara que le cubría media cabeza, dejando solo al descubierto la nariz y la boca del hombre que tan bien conocía por las noticias.

Kyubi, el ladrón más buscado del momento.

-¿Sabes? me vienes como anillo al dedo-dijo acercándose al guardia.

-¡No te acerques o te agujereo!-gritó nervioso apretando la boca de la pistola contra el pecho de Kyubi.

Kyubi rodó los ojos y apartó la pistola de un manotazo.

-No juegues con eso que te puedes lastimar-dijo-en fin, a lo que iba, tengo a toda la pasma detrás y esta vasija es una preciosidad pero mi culo fuera del trullo es más precioso aún, así que guárdamela, ya vendré a buscarla otro día.

El guardia estaba estupefacto mientras el ladrón le dejaba la vasija en las manos.

-¿No te la ibas a llevar?

Kyubi suspiró.

-Colega, tengo a todos los polis detrás y eso pesa más que el Everest, puede costar mucho pero valoro más mi vida.

Las radios de la policía cada vez se oían más cerca.

-¡Ahí está!-gritó un agente.

La luz de las linternas enfocaron a Kyubi de lleno en la cara.

-¡Inspector Inuzuka! ¿Vio que tenía razón cuando dije que nos veríamos esta semana otra vez?-dijo con una sonrisa dirigiéndose al hombre que iba al frente-creo que es la cuarta vez que nos vemos esta semana y la cuarta vez que me escaparé.

El hombre de pelo castaño y aspecto lobuno rechinó los dientes, ese tío lo sacaba de quicio, parecía el típico ladrón chapucero, siempre sabían dónde iba a atacar, pero era todo un profesional que tenía en vilo hasta al FBI.

Alzó la pistola y le apuntó directamente al pecho, luego dirigió una mirada de reojo al guardia que estaba junto a él, llevaba la vasija.

-¿No me digas que estás arrepentido?-dijo volviendo a mirar al ladrón-el gran Kyubi dejando los objetos que vino a robar.

-Bueno, tenía intención de volver más tarde a por ella pero si tanto te molesta que manche mi reputación me la llevaré, ah claro, entonces es la tuya la que queda por el suelo.

-Me acompañarás en este momento y te llevaré a una habitación especial con rejas y allí te haré hablar.

Kyubi sonrió de medio lado.

-No te ofendas querido, pero solo entraría en una habitación con rejas con una morena cachonda y no precisamente para hablar.

El inspector llameó de furia.

-¡Cogedle!

Kyubi volvió a sonreír antes de meter las manos en el bolsillo y sacar dos bombas de humo.

Era una suerte haberlas encontrado por casualidad.

-Chao, corazón-dijo lanzándole un beso al policía.

Acto seguido tiró las bombas al suelo y todo se llenó de humo.

-¡Demonios!-gritó el castaño-¡no dejéis que escape!

Pero el humo no dejaba ver nada.

Uno de los policías llegó a tientas a una de las ventanas y la abrió.

Cuando el humo se hubo ido Kiba gruñó de rabia.

La vasija había desaparecido de los brazos del guardia y no quedaba ni rastro del escurridizo ladrón.

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Hinata Hyuuga permanecía sentada con los ojos cerrados y la espalda recostada en la silla que quedaba en frente de su escritorio en la comisaría de Konoha.

El pelo largo y negro caía en cascada por el respaldo de la silla hasta casi rozar el suelo.

Sus delgadas y torneadas piernas permanecían descansando sobre la desgastada mesa del escritorio y entre montañas de papeles apiñados por toda la extensión exceptuando donde el viejo ordenador estaba instalado.

A esas horas de la mañana el departamento de tráfico de la policía de Konoha estaba totalmente vacío, salvo por ella y su compañera Ino que holgazaneaban en sus mesas mientras discutían sobre quien era más guapo, si Brad Pit o Jude Law.

-Lo que a ti te pasa es que te pirran los rubios-dijo Ino-y desde que viste Troya te has obsesionado con Brad Pit.

Ino, a sus veinticuatro años había sido compañera de academia y promoción de la pelinegra, posteriormente ambas fueron mandadas como becarias a la comisaría de Konoha y ahora eran dos agentes del departamento de tráfico.

La chica era todo lo contario a Hinata, rubia y de ojos azules, con un cuerpo exuberante que quitaba el hipo a cualquier hombre. Ino era alta y se movía con elegancia.

Ella era delgada y bajita, de pelo negro largo y de ojos perla, no se quejaba de su físico pero tampoco era que todos los hombres se matasen por ella, no cuando veían antes a Ino.

De todos modos nunca le importó, su trabajo era todo lo que necesitaba en esos momentos y le había cogido tal asco al amor que la idea de tener novio apenas si ocupaba algo de espacio en su mente.

No odiaba a los hombres, simplemente sus novios habían sido un fracaso.

Todavía recordaba al último con el que había estado. Chuk había intentado hacerla jugar a la ouija porque estaba convencido que en su casa había un espíritu que corría las cortinas por la noche.

Cuando acabaron, Hinata se había encargado de explicarle que el hecho de que se moviesen las cortinas era por el ventilador que encendía por la noche, sin duda un espíritu aterrador.

-¿Y qué pasa si me gusta Brad Pit?-dijo abriendo los ojos-es más ni siquiera dije que Jude Law me parezca feo, no se me pasaría por la cabeza.

Ino se rió con ganas.

-Es bueno saber que tu connotación sexual es estable, estaba empezando a preocuparme.

-Ino, a diferencia de ti, no necesito a un hombre rondando detrás de mí todo el día diciendo cuanto desea apretarme el trasero.

El último novio de Ino se encargaba de hacérselo saber a su amiga a todas horas.

-Vamos, Akira dijo eso con cariño-sonrió la rubia-aunque no negaré que me gusta que me apriete el trasero mientras...

-Suficiente-cortó la pelinegra levantándose-aquí no pasa nada, yo me estoy aburriendo y no necesito saber tus intimidades.

-La verdad es que si, como envidio a los de robos, se pasan todos los días arriba y abajo detrás de Kyubi-ronroneó la chica.

-Oh no, ya empezamos-susurró la ojiperla.

-Vamos Hinata, no me digas que nunca tuviste la fantasía de tirarte a un delincuente, yo de solo imaginar como es Kyubi en realidad se me derriten los huesos.

-Si nunca le has visto la cara, además no sé como puedes fijarte en él, es un ladrón que no respeta la ley y déjame que te diga que nosotras representamos la ley.

-La imaginación es suficiente, ojalá me robase a mí así podría descubrir que ''otras cosas'' sabe hacer, la ley a veces es injusta.

La rubia estiró la espalda por toda su silla con los ojos cerrados y una expresión típica de ''no recomendada para menores'' en la cara.

Desde luego que no entendía cómo podían ser amigas.

-Algún día descubrirás que el sexo no es la felicidad.

Ino se reincorporó con una ceja alzada.

-Y tú te convertirás en una amargada sexual por no aprovechar más tu cuerpo.

-Estoy muy bien como estoy y mi vida es perfecta, no necesito a ningún machito que me guarde la moto, gracias.

Ino iba a contestar algo pero en ese momento la puerta se abrió y por ella entró su jefe, el inspector Sai.

La cara de Ino se contrajo de inmediato en una mueca de aburrimiento.

Su amiga lo aborrecía, por el simple hecho de que era el único hombre con un físico de infarto que no había caído a sus pies.

Sai era alto y moreno, algo extraño pero agradable y era un buen jefe.

Esa mañana vestía camiseta de manga corta negra y ajustada con unos tejanos, nada habitual en un inspector de policía.

-Esto es para ti-dijo lanzándole un sobre.

Hinata lo cogió a duras penas.

Su boca se abrió tal cual extensa era al ver que era una carta de Asuntos Internos.

-Vaya, vaya, ¿qué habrá hecho la inocente Hinata?-dijo Ino tras ella.

-¿Quién te lo dio?-preguntó esta a Sai.

Él se encogió de hombros.

-Estaba en uno de los buzones.

Hinata rasgó el sobre con terror, si Asuntos Internos te mandaba una carta, solo significaba o bien que estabas despedida o bien que te habían ascendido, considerando la poca acción que había en su departamento ella sabía cuál era la opción más posible para ella.

Pero lo que allí ponía la dejó totalmente descolocada.

-Me han ascendido-susurró.

Ino profirió un grito de alegría y la abrazó mientras daba saltos.

Por fin, tras varios años por fin la habían ascendido.

-A ver, a ver, wow, inspectora del departamento de robos, ¡Hinata conocerás a Kyubi!-exclamó Ino fuera de sí-que envidia me das.

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Apoyó los codos en el lavabo mientras se miraba al espejo tras haberse dado una ducha.

Todo su bronceado cuerpo quedaba al descubierto salvó la zona cubierta por una toalla, dejando que la imaginación de cualquiera que lo viese así volase muy alto, pero que muy alto.

Sonrió al ver que detrás de él, sobre el váter, estaba la vasija japonesa.

No pudo reprimir las carcajadas al recordarse de la cara del inspector cuando vio que se había escapado con ella delante de sus narices.

Sin duda adoraba aquel trabajo, la adrenalina y la acción valían mucho más que cualquier cosa.

Ahora lo único que tocaba elegir era que hacer con esa vasija.

Normalmente se quedaba con lo más valioso en su colección privada pero el resto de objetos eran cambiadas por dinero, el cual mandaba a un fondo común con otros ladrones.

Porque aunque no lo pareciese él no estaba solo, no señor, pertenecía a una banda de ladrones que tenía al mundo en jaque.

Estaba formada por nueve ladrones (Ichibi, Nibi, Sanbi, Yonbi, Gobi, Rokubi, Shichibi, Hachibi y Kyubi) todos dirigidos por un líder común, Kakashi.

Bien ya lo decidiría más tarde ahora necesitaba relajarse, la noche anterior había sido muy larga y tras haber dormido poco ahora necesitaba un poco de aire y sol.

Volvió a mirarse en el espejo con una nueva sonrisa, nadie jamás lo reconocería.

Debajo de aquella máscara y ese traje de cuero se escondía un hombre alto, de cuerpo proporcionado y fibrado bastante bronceado, con el pelo rubio y algo largo, que generalmente llevaba recogido en una pequeña coleta, y unos ojos azules intensos.

No es que fuese presuntuoso pero era consciente de que las mujeres lo miraban y él como buen ladrón se dedicaba a robar corazones cada vez que podía.

Las mujeres eran su eterna tentación y la pasaba bien con ellas cada vez que podía.

Se vistió de forma casual y se puso unas gafas de sol de tipo aviador.

No tendría que ir a trabajar hasta las doce del mediodía.

Si señores, los ladrones también trabajan, y él lo hacía de mecánico.

Esa mañana entraba más tarde porque había conseguido que su jefe le diese unas horas libres, el pobre hombre aún no comprendía tan siquiera como un tipo rico como él se empeñaba en trabajar en un taller como el suyo.

Él simplemente lo hacía porque amaba los coches y porque odiaba mantenerse inactivo, así era él.

Ilegal de noche y legal de día.

Salió a la calle y comenzó a andar, como siempre, robando las miradas de todas las féminas.

Pero aún así no se dio cuenta de la persona que lo observaba entre las sombras.

-Queda muy poco para que tu felicidad se venga abajo, estúpido ladrón-dijo el hombre con furia.

1.Tentación

UN MES DESPUÉS

El sonido del despertador invadió todo el cuarto haciendo que Hinata se despertase con un sobresalto.

Miró el reloj y casi se cae de la cama. Hoy era su primer día de trabajo como inspectora y ya llegaba tarde.

Se levantó de la cama enredándose los pies en las sábanas y cayendo de bruces al suelo.

Maldiciendo se levantó y abrió el armario, no estaba segura de que sería más adecuado ponerse, si algo formal o informal.

Según le habían dicho su compañero, el inspector Inuzuka era alguien muy serio.

Optó por ponerse una falda lisa hasta las rodillas, una blusa y una chaqueta.

Entró al baño, dispuesta a darse una ducha rápida aunque fuese en agua fría, ayer en la noche se había roto el depósito del agua caliente.

Dejó que el agua le recorriese todo el cuerpo mientras suspiraba.

Estaba gafada, lo tenía asumido, cada vez que algo le salía bien sucedían un montón de fatalidades que acababan por fastidiarla.

Y no solo profesionalmente sino también sentimentalmente.

No por nada vivía ella sola en una casa de cien metros cuadrados con una terraza que daba a la calle central de la ciudad.

Todavía no lograba entender como había conseguido una casa así.

Pero el hecho era que Ino tenía razón, estaba sola y amargada, pero que iba a hacer ella si estaba destinada a que todo le saliese mal.

Salió apurada del baño y se alistó, una cosa era gafada y otra cosa era provocar su despido a propósito en el mismo día que comenzaba.

Se tomó un café rápido y se comió una tostada, no había tiempo para más.

Iba a salir de la casa y se acordó de que había olvidado la pistola y la placa en su cuarto.

Las recogió rápidamente y luego salió a la calle.

Era un día precioso, lástima que tuviese que encerrarse en una oficina.

Iba tan apurada que no se fijó en el hombre que venía delante de ella hasta que se chocaron.

-Los siento, señor, discúlpeme llego tarde al trabajo.

Lo único que llegó a ver de él fue su altura y su extraño pelo rubio pero no se molestó en fijarse en nada más.

Probablemente si lo hiciera descubriría la sonrisa divertida que cruzaba un rostro de ojos azules.

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Naruto sonreía divertido mientras veía a la pelinegra corriendo a toda velocidad por la acera.

Iba pensando en su próximo golpe y ni siquiera se había percatado de ella hasta que su cuerpo chocó con el suyo.

Aquellas exquisitas curvas inmediatamente le hicieron recorrer escalofríos por toda la espalda.

Ella era linda, muy linda.

Su pelo negro largo le caía alrededor de una exquisita delantera, que ya quisieran para sí varios equipos de fútbol, y a pesar de aquella falda pudo adivinar que sus piernas eran exquisitas.

Era pequeña, apenas si le llegaba al hombro pero realmente lo hipnotizó cuando lo miró de volada con unos extraños ojos perla.

Un fuego abrasador le atravesó el cuerpo cuando ella se separó de él rozando su vientre con la mano y se disculpó saliendo a todo correr.

Era exactamente su tipo de mujer, lastima no haberla encontrado en otras circunstancias.

Bajó la mano y suspiró al ver que cierta zona de su cuerpo había reaccionado ante aquella mujer, diablos ¿qué le pasaba que se ponía cachondo con solo haberla rozado un segundo?

Se obligó a matar el fuego que lo quemaba por dentro y regresar su mente al ataque de esta noche.

El mes pasado había logrado robar aquella vasija por los pelos y si no quería que lo pillasen debía planearlo todo mejor, no quería recibir una llamada de Kakashi haciendo de padre protector y mucho menos tener que rebajarse ante el estúpido inspector Inuzuka.

Iba a robar uno de los cuadros más importantes de Asia que estaba por una semana de exposición en el museo de Konoha.

Había estudiado de nuevo todos los pasillos del lugar a pesar de conocérselos de memoria, si hasta sabía en qué esquina estaba cada cámara.

El museo era como su segunda casa, pero cualquier ladrón bueno que se preciase debía tener cuidado.

Continuó caminando hacia el taller de mecánica donde trabajaba cuando de repente un hombre igual de alto que él, vestido de negro y con pasamontañas lo empujó hacia un callejón.

-¿Quién coño...?-preguntó zafándose del agarre.

Antes de que pudiese hacer nada el tipo sacó una navaja y le apuntó directamente al corazón.

-Volvemos a vernos-dijo en un susurro para que no le reconociese la voz.

-Mira tío si no dejas de apuntarme con eso te juro que te alargo con ella la raja del culo-dijo el rubio.

El tipo profirió un sonido de risa.

-Veo que no te acuerdas de mí, Kyubi-susurró.

Naruto entrecerró los ojos, eso sí que era peligroso, casi nadie sabía quién era él.

-Sí ya me acuerdo de ti-dijo-eres Osama Vinladem en versión rock y vienes a proponerme que tiremos las torres gemelas, siente decirte que te equivocas de década, de país y de persona.

El hombre se contrajo en ira y arrimó la navaja al cuello de Naruto más aún así este no se acobardó.

-No sabes con quien estás hablando-amenazó.

Naruto rodó los ojos, ¿y ese tío quería parecer amenazador? con ese atuendo ni Sherlock Holmes lo reconocería.

-Te diré una cosa, esta noche te espero a medianoche en la torre costera de Konoha, si tardas juro que volaré toda la zona en pedazos.

El rubio supo que no se marcaba un farol cuando le enseñó el explosivo de goma 2 que llevaba en la chaqueta.

-¿Quién eres?

-Alguien que está cansado de ti.

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Hinata entró como una exhalación en la comisaría y se dirigió al guardia de la puerta.

El hombre la observó con una ceja alzada mientras ella recuperaba la respiración y se aferraba al escritorio.

-Busco la oficina de robos-dijo como pudo.

-Usted es la nueva ¿no?-dijo con tono cáustico y echándole un visual-llega tarde.

-Lo sé-refunfuñó ella-¿puede decirme donde queda la oficina? llego tarde pero no quiero perder un minuto más.

El guardia señaló con el pulgar uno de los pasillos.

-Al fondo a la derecha y...suerte.

Hinata recorrió el pasillo mientras pensaba en porqué le deseaba suerte hasta que abrió la puerta y lo comprobó.

Aquello más que una oficina de comisaría parecía una de correos, todo estaba lleno de papeles.

El despacho hubiese parecido grande de no ser por las montañas de folios y periódicos que se amontonaban hasta encima de la cafetera.

‘‘¿Dónde me he metido? ¿En la leonera? ‘pensó mientras intentaba avanzar entre el desorden.

-Buenos días, ¿hay alguien?

Uno de los montones de papeles se movió y tras él apareció un hombre alto y atractivo.

Tenía el pelo castaño despeinado y unos ojos y una boca que le daban cierto aire perruno, el cuerpo estaba bien formado, seguramente de pasar horas en gimnasios, lo cierto es que era guapísimo.

Ino se moriría por trabajar allí.

-Tú debes ser Hinata-dijo él-yo soy Kiba Inuzuka.

Hinata abrió los ojos de par en par mientras el inspector jefe le tendía una mano.

¿El tipo serio y gruñón tenía su misma edad y estaba así de bueno? algo en las definiciones sobre él fallaba.

-Encantada-dijo estrechándole la mano.

-¡Chouji, Shino! la nueva ha llegado.

La pelinegra casi se muere del susto cuando al lado de ella cayó una pila de papeles y por ella apareció la cara más terrorífica que había visto.

El hombre estaba tapado con la chaqueta hasta el cuello, llevaba gafas de sol y un gorro de color negro, parecía sacado de una película de vampiros.

-Soy Shino, encantado-dijo antes de volver a desaparecer.

-Shino no es muy hablador-dijo Kiba.

Del otro lado apareció un chico rellenito que agarraba de tal manera su bolsa de patatas que parecía que la vida se le iba en ello, aún así le sonreía amablemente.

-Hola yo soy Chouji, cualquier cosa que necesites solo búscame entre los papeles.

Chouji llevaba el pelo castaño recogido y con un atuendo más propio de un partido de fútbol que de una comisaria.

Hinata no pudo evitar mirar su ropa, definitivamente quedaba fuera de lugar.

-Perdona el desorden-se disculpó Kiba-pero es que esta noche intentaremos cazar a Kyubi y necesitamos estar preparados.

Hinata asintió.

-Entonces dime que hacer y así no estorbaré en la misión-dijo tranquilamente.

Aunque la verdad es que estaba emocionada, el día que llegaba y ya saldría de misión.

----------------

El museo se alzaba delante de él en medio de la noche.

Siempre solía estar relajado pero en ese momento el corazón le iba a mil por hora, todo el día había estado pensando en el tío que lo había amenazado y en su cita.

Miró el reloj, quedaba una hora para medianoche, así que tenía que apurarse sino quería que todo el barrio costero volase por los aires.

Algo en ese tipo le decía que era totalmente capaz de eso y mucho más.

Respiró varias veces y se coló por el conducto del aire.

No es que el sitio fuese muy cómodo, en realidad apenas si podía moverse por ese espacio tan reducido, pero era el modo más seguro de entrar, al menos esa noche.

Sabía que la policía lo tenía todo acordonado, pero siempre lograba escaparse sin sufrir ningún contratiempo.

Se deslizó sobre el conducto durante varios minutos más y luego fue a parar al sótano de la limpieza.

Se acomodó bien la ropa y la máscara y luego salió silenciosamente.

Bien, ahora se dirigiría al ala oeste y se llevaría lo que había ido a buscar.

Hinata respiraba trabajosamente, era la primera vez que hacía un trabajo de ese tipo y por encima se trataba del gran ladrón.

Estaba sola en esa ala del museo porque Kiba se encargaba de cubrir el ala oeste donde estaba el cuadro.

Maldijo por lo bajo, había estado toda la tarde trabajando y no había podido cambiarse de ropa ni calzado, ahora los tacones la estaban matando.

Escuchó un ruido al fondo y se quedó estática, con el corazón a mil por hora.

Echó a andar tranquilamente por el pasillo hasta que vio una sombra al fondo.

Apretó la pistola con fuerza y luego echó a correr hacia el lugar.

Y entonces chocó y cayó al suelo con algo encima de ella.

-Vaya, vaya, que linda sorpresa-le susurró una seductora voz masculina al oído.

Todos los nervios de la pelinegra se agitaron mientras el extraño hombre respiraba en su oído.

Abrió los ojos y se encontró con un hombre totalmente vestido de negro con una máscara, su corazón se le paralizo.

Era Kyubi.

Quiso moverse pero cada fibra de su cuerpo estaba pegada íntimamente al del chico.

Por alguna extraña razón eso le gustó, el cuerpo de él se sentía suave y cálido sobre ella casi como si...

¿Pero en que estaba pensando? tenía que levantarse y arrestarlo.

Pero sus manos sujetando firmemente sus muñecas le impedían levantarse, es más siendo sincera no quería levantarse porque aquello era la sensación más grata que había vivido en mucho tiempo.

Cada terminación nerviosa de su cuerpo tembló cuando él volvió a hablar.

-Empezaba a preguntarme cuando el inspector Inuzuka traería a alguien digno de ver, parece que se tomo en serio lo de encerrarme con una morena cachonda-ronroneó-y aquí estás muñeca, realmente hermosa.

Hinata se quedó sin aliento, ¿un ladrón la estaba ligando?

Se removió pero con eso solo consiguió notar el intenso bulto que él tenía entre sus piernas.

Su cuerpo se encendió como si alguien la hubiese enredado y sintió una cálida humedad entre sus piernas.

Genial, se estaba poniendo cachonda con un delincuente al cual solo conocía de los periódicos.

Naruto aspiró el aroma que desprendía el pelo de la chica y sintió como el fuego prendía más en su interior.

No la conocía de nada pero estaba dispuesto a hacerla suya allí mismo.

Era tan delicioso sentir sus senos aplastados contra su pecho y ver como se estremecía cada vez que él respiraba en su oído.

Rozó con su nariz su cuello y la escuchó jadear, sonrió.

-¿Sabes muñeca? me resultas endiabladamente sexy y me muero de ganas de arrancarte la ropa aquí mismo y enseñarte todas las formas de llegar al cielo.

Un gemido inconsciente escapó de los labios de Hinata.

¿Pero qué estaba haciendo?

Las manos de Kyubi acariciaban lentamente los laterales de su cintura impidiéndole pensar con claridad.

¿Qué le estaba pasando? debía empujarlo y arrestarlo, pero su cuerpo no le respondía y en el fondo de su ser sabía que aquella situación le encantaba.

El morbo, la promesa de placer con ese cuerpo fuerte, vigoroso y que la hacía temblar.

-¿Cómo te llamas muñeca?-preguntó él mientras rozaba sus labios con los de ella.

-Mmm...Hinata...

-Hinata...lindo nombre-dijo mientras seguía rozando sus labios con los de ella y acariciaba su piel bajo los bordes de la blusa.

Iba a apoderarse de sus labios cuando escuchó la radio de los policías en el otro pasillo.

¡Mierda, se había olvidado de donde estaba! ni siquiera había robado el cuadro y ya tenía a la poli encima.

Miró a Hinata, nunca le había pasado algo así, se había abstraído por completo con aquella chica.

Tenía que escapar pero su cuerpo palpitaba con fuerza por ella, si estuviesen en su casa no la dejaría salir hasta el amanecer.

-Bueno muñeca, ha sido un placer conocerte, si todos los polis fuesen como tú dejaría que me arrestasen pero hoy tengo otra cita.

Dicho esto le dio un corto beso en los labios y se levantó, dejándola en el suelo y echándose a correr.

Hinata era incapaz de moverse, todo su cuerpo temblaba y su cuerpo se quejaba por el placer insatisfecho.

No se reconocía, desde luego aquel no era su día, por Dios casi dejaba que el delincuente más buscado le hiciese el amor, aunque antes no le había parecido tan escandaloso.

Se llevó una mano a los labios, se había sentido tan devastadores al roce con los de él, se mordió el labio inferior echando de menos el contacto de su cuerpo sobre el de ella.

-¡Hinata!

Kiba apareció al fondo y fue hacia ella.

La pelinegra se sobresaltó y se levantó de golpe, arreglando su ropa y pelo.

-¿Estás bien?

La pelinegra se sonrojó, estaba mejor de lo que ella quería.

‘‘¡Ya basta! pareces una adolescente calenturienta, ¡recobra el control!'' se dijo, pero lo único que consiguió fue imaginarse cómo sería hacer el amor con aquel pasional ladrón.

Kiba la miraba extrañado, Hinata se ponía roja por momentos y otros fruncía el ceño en una mueca acusatoria.

-Estoy bien-contestó-quise detener al ladrón pero fui incapaz.

Por no hablar que casi se lo había tirado, gracias a que ellos habían aparecido sino no sabía a donde habría llegado todo aquello.

Se llevó una mano al pelo y se apartó el flequillo para atrás, su piel seguía ardiendo y no precisamente por la calefacción.

Bien, ella no era así, esta reacción era por culpa de Ino y sus siempre exaltadas hormonas que no hacían más que meterle cosas en la cabeza, eso era.

Además ese tío seguro que solo había hecho eso para dejarla en ridículo y evitar que lo atrapase.

Pues bien, eso no volvería a pasar, ella era una buena policía.

Dejó a Kiba con el resto de policías y bajó a tomar el aire.

Se sorprendió al ver que el exterior del edificio estaba lleno de gente que sostenía pancartas de ánimo hacia Kyubi, su club de fans.

-¡Hinata!

Se sorprendió al ver a Ino acercándose a ella con una pancarta que decía: ''I love You Kyubi''

-¿Eres policía y vienes a animar a un ladrón? menos mal que dijiste que eras mi amiga-dijo.

La rubia rodó los ojos y sonrió.

-Oh venga, eso no tiene nada que ver, ese chico me encanta, me muero de ganas por saber cómo es, si besa bien, como es su cara...

Con cada enumeración Hinata se ponía aún más roja.

-Acompáñame a tomar el aire por favor, ha sido una primera noche muy intensa.

Ino la siguió mientras caminaban lejos de la gente.

-¿Y bien? ¿Lo has visto? ¿Cómo es?

Estaba completamente segura de que no contestaría ninguna de esas preguntas y que borraría de su mente todo rastro de respuesta en imágenes.

Respiró varios veces mientras otra imagen de Kyubi besándola la atravesaba.

-No, se nos escapó y no tuve tiempo de verlo.

-¡Que lastima!

-A ver Ino, solo es un simple ladrón, no es un sex bond-dijo más para sí misma que para su amiga.

-Sí, lo que tu digas, ¿sabes? es medianoche y no tengo intención de malgastar mi tiempo con tu amargado carácter.

-¿Te pido un paseo para despejarme tras una misión y así me ayudas?

Ino iba a contestar pero en ese momento se escuchó una horrible explosión hacia el barrio costero.

-¿Qué ha sido eso?-preguntó Ino.

-Ino avisa a Kiba y llama a una ambulancia yo iré a ver.

Hinata echó a correr calle abajo, el barrio costero quedaba a unas manzanas de distancia.

En pocos minutos se encontró delante del incendio más grande que había visto en su vida.

Se tapó la nariz con la manga de la blusa y se acercó para buscar supervivientes.

--------------

Había ido a verse con su ''chantajista'' y se había quitado el disfraz por el camino, no quería arriesgarse a que alguien más lo viese y avisase a la policía.

Pero cuando llegó no había nadie y casi instantáneamente todo el barrio estalló por completo.

Tuvo escasos segundos para no quedar atrapado en el fuego pero no pudo llegar muy lejos ya que un trozo de hormigón le cayó encima de una pierna.

¡Había caído en una trampa! menudo estúpido.

Ahora moriría arrollado por el fuego y eso no era lo peor, toda la gente del barrio también.

Maldijo y estaba a punto de rendirse cuando delante de él apareció la persona menos esperada.

Casi estuvo a punto de gemir su nombre, hasta que recordó que ella no lo conocía.

Hinata se inclinó hacia él con su dulce cuerpo y le sonrió cálidamente.

-¿Estás bien?

Él, hipnotizado, asintió y luego sonrió pícaramente al pensar que extraña era la vida, le mandaban a un policía a rescatarlo.

Hinata miró al hombre rubio con atención, decir que estaba como un queso era quedarse corta, ese chico era el hombre más guapo que había visto, ¿qué pasaba esa noche que Dios le presentaba tantas tentaciones?

Inconscientemente estiró una mano para tocar los duros músculos de los brazos y se imaginó como sería ser abrazada por ellos.

Él sonrió más al ver como ella lo miraba, Dios mío esa mujer era como una llamar ardiente que hacía que su deseo colapsase su modo de razonar.

Y su mano tocándolo así...el pantalón le apretó dolorosamente.

-Corazón siento interrumpirte la vista pero el fuego nos va a quemar-dijo al ver las llamas.

Hinata despertó de su trance al escuchar esa voz masculina potente, le sonaba y mucho.

Se sacudió la cabeza, tenía que alejarse de Ino por un tiempo o acabaría violando a alguien.

Lo ayudó a levantarse y a salir de allí.

Por Dios, él tío era un gigante y realmente estaba bien musculado.

Su mirada viajó por él hasta cierto punto que estaba animado, se sonrojó y apartó la mirada.

Él volvió a sonreír.

-Me ponen las chicas valientes.

Una descarga recorrió a Hinata mientras alzaba los ojos y los clavaba en los azules del rubio, inconscientemente se mordió el labio inferior haciendo que él desease besarla, en lugar de eso se presentó.

-Naruto Uzumaki.

-Hinata Hyuga.

Él le dedicó una devastadora sonrisa, por favor, necesitaba un psicólogo ya, si seguía así empezaría a pensar que estaba loca.

Pero que podía hacer cuando estaba junto a un hombre que con cada parte de su cuerpo prometía regalar el más exótico de los placeres.

2.Devastador

Naruto abrió poco a poco los ojos.

Un dolor punzante le laceraba la cabeza y sentía partes de su cuerpo escocer dolorosamente.

Todo estaba a oscuras y no se veía nada.

¿Cuándo había llegado él a su cuarto? lo último que recordaba era que había estado en el museo tratando de robar un cuadro y que por el camino se había encontrado con la poli más sexy que había visto.

Hinata.

La imagen de la chica tendida debajo de él y jadeando provocó que el cuerpo le estallase en llamas.

La profesión cada vez se volvía más divertida.

Decidió levantarse, sería tarde y tendría que ir a trabajar, a pesar de sus condiciones.

Se levantó de la cama pero se encontró con algo extraño, un mueble que antes no estaba ahí.

Recorrió la estancia a oscuras y a pesar de no ver nada se dio cuenta de que aquel cuarto era más pequeño que el suyo.

Extrañado, recorrió el lugar en busca del interruptor de la luz y cuando lo hubo encendido se quedó pasmado.

Aquello estaba lejos de ser su cuarto, en el que estaba sin lugar a dudas había sido decorado por una mujer.

¿Cómo había llegado él allí? no recordaba haberse ido con ninguna mujer.

Se miró a sí mismo y descubrió que únicamente estaba vestido con sus pantalones, su pecho estaba al descubierto y enrollado en una venda por el bajo vientre.

Entonces recordó todo, el hombre del pasa montañas, iba a reunirse con él en el polígono que quedaba en la parte costera de la ciudad cuando de repente todo había estallado en mil pedazos.

Hinata lo había salvado cuando él creía que moriría y con su ayuda consiguió salir de las llamas, y después de eso no recordaba nada más.

Aturdido salió del cuarto, para dar a un pasillo que terminaba en una especie de salón.

Escuchó trastos de la cocina chocando entre sí y con los sentidos alerta fue caminando hasta el lugar de donde procedían.

Atravesó el enorme salón y descubrió que al otro lado de este había un pasillo que daba a una terraza y del que solo contaba con una puerta, seguramente la cocina.

Se acercó y abrió la puerta silenciosamente, para sorprender al intruso, hasta que vio quién era.

Hinata le daba la espalda, danzando de un lado a otro de la cocina preparando algo que debía ser el desayuno.

Dejó que su mirada la escanease e inmediatamente la boca se le hizo agua.

La pelinegra llevaba un camisón azul claro que únicamente le llegaba hasta debajo de las nalgas y que marcaba su exquisita figura, eso bastó para poner a Naruto más que caliente.

-¿Es Navidad? sino no me explico el hecho de estar aquí contigo-dijo él asustándola-en tu casa...

Hinata se giró para quedar mirando al rubio.

Dios, inmediatamente se sintió babear, aquel pecho era el más exquisito que había visto nunca, bueno, en realidad todo Naruto era exquisito, y aquella forma ardiente con como la miraba hacía que ciertas zonas de ella reaccionasen.

''Céntrate Hinata, solo es un desconocido al que salvaste ayer por la noche y que se desmayó, nada más''

Si, pero vaya desconocido, ojalá y todos los desconocidos fuesen como él.

Naruto sonrió de una forma tan devastadora que creyó que sus piernas se habían vuelto de gelatina.

Y entonces rememoró lo que él había dicho, el chico estaba pensando algo que no era y por algún motivo eso no la molestó, solamente logró calentarla más.

El rubio se le había acercado peligrosamente y ahora solo se encontraba a dos pasos de ella, a esa distancia Hinata se vio envuelta por el delicioso olor a hombre que desprendía Naruto y la llama se prendió en su interior cuando descubrió el bulto que sobresalía de su pantalón.

La boca se le quedó seca y una necesidad imperiosa de bajar la mano allí abajo y comprobar si estaba tan bien dotado como parecía la abrumó.

Naruto se endureció más al ver la forma en que ella lo miraba y en como una pequeña capa de sudor recorría su cuerpo llegando al escote que recogía sus perfectos senos.

Pero justo en el momento en que la fue a tocar ella se alejó de él y fue hacia el microondas, de donde sacó un tazón de leche que dejó encima de la mesa.

-Me alegra saber que estas bien-dijo procurando mirar a todos lados menos a él-ayer me dejaste muy preocupada cuando te desmayaste.

El rubio se sentó en una de las sillas que había mientras observaba como sus caderas se movían en un seductor compás mientras ella andaba de un lado para otro.

-¿Qué pasó? no logro recordar lo que sucedió después de que me salvaras, corazón.

La forma en la que dijo corazón hizo que el cuerpo de Hinata se convulsionara y que casi un gemido ahogado escapase de su boca.

¿Qué se supone que le estaba pasando?

-Te desmayaste y como las ambulancias no daban abasto te traje a mi casa, no sabía donde vivías así que me pareció la mejor opción-contestó con voz trémula.

Naruto sonrió, entonces había sido ella la que le había quitado la camiseta y quién le había puesto la venda.

La idea de las manos de Hinata recorriendo su cuerpo hizo que un escalofrío le bajase por todo el cuerpo.

-Y dime corazón, ¿debe preocuparme el hecho de que una mujer me haya desnudado mientras estaba desmayado?

Hinata se detuvo de golpe, sonrojada hasta la médula y negándose a darle la cara, mientras los recuerdos la invadían.

FLASH BACK

Ino y ella llegaron a la puerta de su casa cargando con el cuerpo inconsciente de Naruto.

-Esto si que es un hombre-exclamó la rubia recorriéndolo de arriba a abajo con la mirada-todavía no comprendo como accedí a traerlo a tu casa y no llevármelo a la mía, yo si que lo cuidaría bien.

Ya claro, pensó Hinata mientras sacaba las llaves y abría la puerta de su casa.

-La idea es que descanse y que se cure Ino, no que una ninfómana como tú acabe por matarlo, además te recuerdo que tú estás con Akira.

La rubia profirió un sonido vulgar mientras cerraba la puerta y lo conducían por el pasillo donde se encontraban los cuartos.

Iban a llevarlo al de huéspedes pero Hinata recordó que lo había estado pintando y que apestaba a pintura.

-¿Lo vas a meter en tu cuarto?-preguntó Ino al ver hacia donde se dirigía su amiga.

Hinata no contestó, conocía a Ino lo suficiente como para saber que la mente perversa de su amiga estaba trabajando y no quería darle más ideas.

Lo metieron en el cuarto y lo dejaron tumbado en la cama.

-¿De veras no te pone ni un poquito tener a un tío así tumbado en tu cama?-preguntó Ino de repente.

Hinata se sonrojó por completo y no pudo evitar mirar a Naruto, por su puesto que tenerlo en su cama la ponía cachonda y le daban ganas de...

Sacudió la cabeza y tiró de Ino para fuera.

-¿Qué haces se quejó la rubia?

-Él necesita descansar Ino y tú y tus estúpidos comentarios no ayudáis-contestó mientras la arrastraba hasta la puerta de salida.

-Lo que a ti te pasa es que quieres quedarte con el bombón tú solita-dijo con picardía-no te culpo, yo haría lo mismo, y bueno...que si que ya me voy Dios, mañana te llamo, pasa una buena noche.

Hinata le cerró la puerta en las narices mientras su pulso se aceleraba.

Sabía que aquello no estaba bien que debía dejarlo descansar pero sus pies ya la estaban llevando de camino a su cuarto.

Se quedó parada en la puerta mientras lo veía allí tumbado mientras por su mente circulaban imágenes poco sanas de Naruto en su cama...con ella.

Iba a marcharse para apartar esos pensamientos de su cabeza cuando se dio cuenta de que la camiseta del rubio estaba manchada de sangre en el bajo vientre, al parecer estaba más herido de lo que pensaba.

Entró en la habitación y luego al baño que tenía en ella y sacó que kit de primeros auxilios que guardaba en su botiquín.

En la academia de policía le habían dado algunas clases en caso de emergencia así que tendría que ser capaz de ayudar a Naruto de alguna manera.

Volvió al cuarto y se sentó en la cama al lado de él.

Las manos le temblaban mientas indecisa se dirigía a quitarle la camiseta.

Con el corazón en la boca le fue quitando la prenda poco a poco hasta dejar al descubierto un torso de infarto, su cuerpo se incendió inmediatamente en respuesta.

Dios mío, aquel hombre era un auténtico Adonis.

Sin poder detenerse extendió sus manos y tocó aquellos perfectos pectorales.

Cerró los ojos y se mordió el labio, Ino tenía razón, Naruto era la tentación en persona.

Bajó su mano para encontrarse con la más exquisita de las tabletas de chocolate que jamás había tocado y visto, ese hombre era perfecto.

Pero luego sus ojos se clavaron en aquella quemadura fea que tenía en el bajo vientre.

Obligándose a abandonar esos pensamientos libidinosos empezó a hacerle las curas para luego vendarlo.

Luego echó un vistazo a su trabajo y se sonrojó al ver que su mano rozaba el cinturón del pantalón del rubio.

Si la bajase un poco más podría sentir que tan hombre era.

Pero la cordura la detuvo y se obligó a sí misma a guardar el kit de primeros auxilios y salir de cuarto antes de que cometiese una estupidez.

FIN DEL FLASH BACK

-Me limité a curarte, no soy ninguna clase de pervertida-contestó mordazmente.

Él sonrió mientras se levantaba.

Se colocó detrás de ella dejando a Hinata apresada entre su cuerpo y la encimera de la cocina.

Llevó sus manos hacia ambos lados de la chica y las apoyó en el frío mármol.

Hinata soltó un jadeo cuando sintió la erección de él apretándola en su espalda.

Tenía que apartarlo, era un desconocido y el único testigo del caso, los polis no hacían esas cosas con los testigos.

Pero su mente se nubló cuando sintió la lengua de Naruto en su oreja.

-Personalmente me hubiese gustado estar despierto y así podríamos haber jugado juntos corazón-dijo mientras lamía su cuello y notaba como Hinata jadeaba fuerte-aunque bien pensado, este es el momento perfecto para jugar.

La giró bruscamente y estampó su boca contra la de ella apretándola fuerte contra él.

Hinata se sintió desfallecer al sentir esa tórrida boca en la suya y aquella devastadora lengua recorriendo con fiereza su cavidad.

Sabía que aquello estaba mal, pero por Dios ese hombre besaba de maravilla y sentir sus manos en su cadera manteniéndola pegada a él la volvían loca.

Llevó sus propias manos al pelo de él topándose con una pequeña coleta la cual le quitó, con sus dedos fuertemente enredados en el cabello dorado lo atrajo más hacia sí.

Naruto sentía que la bestia de su interior tiraba de él, aquella mujer sabía de maravilla.

La alzó con las manos y la sentó en la encimera haciendo que sus intimidades se rozasen a través de la ropa en un lento compás.

Un sonoro gemido escapó de la boca de la chica mientras él empezaba a ocuparse de su cuello y subía una de sus manos hasta uno de sus pechos.

Hinata no sabía como su cuerpo era capaz de resistir semejante torrente de lava, en su vida había sentido lo que sentía en esos momentos.

Naruto la aferró más contra él al mismo tiempo que descendía con su boca hasta el escote y ella enredaba sus brazos en su ancha espalda.

''Estoy loca, voy a hacer el amor con un desconocido'' le decía su voz interior, quería apartarlo pero simplemente no podía, lo único que lograba hacer era gemir como una loca y apretarlo más contra ella.

Se sentía desfallecer mientras la lengua de él trabajaba sin control y sus entrepiernas se rozaban una y otra vez.

Si nadie los paraba acabarían haciendo algo de lo que Hinata sabía que acabaría arrepintiéndose.

Y justo en ese momento sonó el teléfono de casa.

Hinata suspiró y con toda su fuerza de voluntad apartó a Naruto.

-Esto no debe volver a pasar, yo soy policía y tú eres un testigo, solamente eso-dijo bajándose de la encimera y colocándose el camisón-desayuna, después tenemos que llevarte a la comisaría para que prestes declaración.

Naruto suspiró y asintió a regañadientes, su cuerpo todavía ardía a causa del deseo insatisfecho pero se obligó a centrarse en su desayuno mientras ella iba a contestar el teléfono, si este nunca hubiese sonado él ahora mismo estaría terminando con lo empezado.

Hinata salió de la cocina a pesar de que su cuerpo le gritase que se diese la vuelta y volviese a los brazos de Naruto.

Esto solo era culpa de Ino que anoche le metió ideas indecentes en la cabeza.

Con un suspiró alcanzó el teléfono y contestó.

-¿Diga?

-¿Qué tal con el caramelito?-preguntó Ino al otro lado.

-Está perfectamente gracias-contestó molesta.

-¿Lo has visto desnudo? ¿La tiene gra...?

-¡Ino por favor!-exclamó sonrojada-¿es que no puedes pensar en otra cosa? ¿Solo llamas para eso?

Escuchó como la rubia se reía al otro lado del aparato.

-No, solo quería saber si hoy irías a trabajar.

-Claro que voy, tengo que llevar a Naruto a declarar, es el único testigo que no está herido grave en el hospital.

-Ya bueno, yo hoy me pasaré por tu comisaría.

Hinata alzó una ceja.

-¿Y a qué debemos ese gran honor?

-Bueno verás, el jefe-idiota me ha mandado ir a recoger unos informes-rezongó.

-No trates así a Sai, él se porta bien contigo.

-Si, bueno, ahora te tengo que dejar, a lo mejor nos vemos más tarde, adiós.

-Chao.

Hinata colgó el teléfono y cerró los ojos.

Desde allí escuchaba a Naruto desayunar.

Estaba loca, rematadamente loca.

Dejó el teléfono en su sitio y fue hasta su cuarto para vestirse.

----------

Se encontraba en medio del salón de su apartamento en Los Ángeles con una sonrisa de oreja a oreja.

En su mano tenía un baso de Vodka y sus ojos estaban clavados en la enorme cristalera desde la cual se veía casi toda la ciudad.

Estaba feliz y nada lograría enfadarlo, por fin tras mucho tiempo había logrado lo que tanto ansiaba, acabar con Kyubi.

Él muy imbécil había caído en su trampa y había ido a encontrarse con él.

Él mismo había visto como estallaba la bomba y Kyubi quedaba en medio de las llamas antes de marcharse.

Ahora estaría ardiendo en el infierno.

Lo único que quedaba era encontrar lo que él había buscado durante todos estos años y que lo tenía totalmente obsesionado, un objeto de incalculable valor.

El cetro de oro del dios griego Zeus.

Había desaparecido hacía unos cuantos años y él estaba completamente seguro de que estaba en manos de Kyubi, donde lo tenía, esa era otra cuestión que estaba dispuesto a averiguarlo fuera como fuese.

Sonrió divertido, ¿qué haría Kakashi ahora sin uno de sus huérfanos-ladrones? él muy imbécil siempre había sido un blando con los críos y por eso fue tan fácil de capturar al noveno de sus ladrones.

Bastó con decirle que si él asistía a la reunión nadie del barrio saldría herido, estúpidos sensiblones, el barrio había estallado igualmente en llamas dejando a todos muertos o heridos de gravedad, ese imbécil incluido.

Solo quedaba una última ficha por mover y esa era el mismo peligris.

En cuanto Kakashi se enterase de la muerte de su subordinado viajaría de inmediato a Japón para hacerse cargo de todo.

Al estar Kyubi muerto se vería obligado a sacar todos los objetos robados con los que este se quedaba y llevárselos con él.

Lo único que debía hacer era vigilar a Kakashi, él mismo le llevaría hasta lo que quería, todo era demasiado simple.

Aún así debía ser cuidadoso, Kakashi era un hombre extremadamente inteligente y un rival a tener en cuenta.

Sería una lucha interesante.

Hinata y Naruto iban caminando por la calle en pleno silencio hacia la comisaría.

La pelinegra se obligaba a mirar fijamente al frente aunque de vez en cuando su mirada escapa de reojo a él.

-¿No tienes familia a la que decirle que estás bien?-preguntó.

Naruto se encogió de hombros.

-No tengo familia.

Eso no era del todo cierto, pero él era lo suficiente mayor e independiente como para andar llamando a Kakashi, el peligris tendía a aparecer y encerrarlo en casa hasta que considerase que el peligro había pasado, pero Naruto no estaba dispuesto a ser tratado como un niñito y perderse la acción.

Recordaba aquella vez que su hermano Hachibi, en realidad su mejor amigo ya que él no tenía familia de sangre, se había metido en un lío al robarle un yelmo de César a la camorra napolitana.

Habían sido dos días seguidos de persecución y tiroteo hasta que Kakashi llegó y sin saber como habló con ellos y consiguió que todo se tranquilizase.

-Pero debes tener alguien que se preocupe por ti, ¿no?

-Si, pero realmente no quieres encontrarte con Kakashi-dijo Naruto-en cuanto lo vieses no dudarías en arrestarle.

Hinata se asustó.

-¿Es un delincuente?

-Al menos eso parece-contestó divertido-el Motorista Fantasma al lado de él parece un muñeco de Hello Kitty, en serio, siempre va en moto y con la música rock a todo volumen.

Hinata intentó imaginarse al tipo en cuestión y un escalofrío la recorrió de arriba a abajo.

-Seguramente se llevaría bien con Ino, a ella le gustan los tipos duros.

Mientras hablaba Naruto tenía la mirada fija en el pelo de la chica, siempre le había gustado el pelo negro y el de ella era como la noche y muy largo, le daban ganas de estirar la mano y acariciarlo pero sabía que ella no le dejaría.

Esa mañana había dejado muy claro que nada pasaría entre ellos dos y el podría ser un ladrón pero no un hombre desalmado que obligaba a las mujeres a complacerlo.

Es más, estaba seguro de que aunque lo intentase, no saldría bien parado, una mujer policía y con carácter era algo serio a lo que enfrentarse y sinceramente él quería conservar todo su cuerpo intacto.

Sonrió cuando la pelinegra entró en el edificio de la comisaría y le decía al becario que le dijese al inspector Inuzuka que se reuniese con ellos en la sala de interrogatorios.

Todo aquello era una pura ironía, él era un ladrón y estaba entrando voluntariamente en una comisaría para reunirse con su peor enemigo, le gustaba aquella situación.

-El inspector Inuzuka te hará unas pocas preguntas y luego podrás irte tranquilo a tu casa-dijo ella.

-A mi me apetece más que me interrogues tú, me siento más cómodo-dijo.

Hinata se vio obligada a tragar el nudo que le apareció en la garganta, debía conservar la calma.

Cuando llegaron a la zona de interrogatorios Kiba ya los estaba esperando.

-Este es el testigo del que te hablé ayer por la noche.

Hinata lo había llamado después de curar a Naruto.

Kiba asintió y clavó su vista en el rubio que hacía esfuerzos por no reírse ante la situación.

-Kiba Inuzuka, solo le haré unas cuantas preguntas y podrá irse-le tendió la mano.

-Naruto Uzumaki, un gusto conocerlo inspector Inuzuka-contestó estrechándosela.

Los tres entraron en la sala de interrogatorios y no salieron hasta una hora después.

Naruto se vio obligado a montarse la historia de su vida ya que si les decía la verdad descubrirían quién era.

Los tres se dirigieron a la entrada donde Naruto tuvo que dejar su número de teléfono por si volvían a necesitarlo, después el inspector Inuzuka los dejó solos porque tenía trabajo que atender.

-Eso ha sido todo-dijo Hinata.

Por fin él se iría, no se volverían a ver y ella podría recuperar su normalidad, pero lejos de agradarla no le apetecía ni un poco dejar que ese Dios masculino la abandonase.

-Si, bueno, me marcho ya, ha sido un placer conocerte Hinata-dijo con una sonrisa pícara antes de irse.

Hinata se quedó en la puerta viendo como él se alejaba, por fin todo volvería a la normalidad.

aki dejo stos tres, si algien kiere ir adelantando lectura k se pasa x mi foro(ahi es donde subo primero las contis)arteanime.foroactivo.com ja na^^
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

Si Justin Bieber amenaza con saltar de un edificio:
El 85% de personas entran en depresión
El 10% le dicen que salte
Copia y pega esto en tu firma si eres del 5% de las personas que suben y le da una ayudita (lo empujan) (^w^)

Osaki Ivii Desconectado
« Respuesta #1 en: Febrero 19, 2011, 10:19 am »

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Re: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« Respuesta #1 en: Febrero 19, 2011, 10:19 am »
Buenas...
Me gusto mucho tu historia, no soy de leer NaruHina pero está muy genial :P
Muy candente eso si, ojalá puedan tener un final happy :)
Bueno, espero conti...
Bye-bye  :D

Taichi Yagami
« Respuesta #2 en: Febrero 24, 2011, 11:38 am »

Re: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« Respuesta #2 en: Febrero 24, 2011, 11:38 am »
Me ha gustado mucho
=)
no quiero adelantos en otros links..quiero leer los caps directo de aqui xD
me gusta tu narrativa, y a comparación de otros fics, si me dejas la sensación de que son sus personalidades originales, hay otros fics en que dices ...y este es naruto?...
Te felicito =)
En serio espero que actualices, sere seguidor fiel de tu fic.

Saludos~~


Sakuramin20 Desconectado
« Respuesta #3 en: Febrero 25, 2011, 10:31 pm »

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Re: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« Respuesta #3 en: Febrero 25, 2011, 10:31 pm »
Sabes, esta es una de las pocas historias que no segui las continuaciones  de cada capitulo al pie de la letra, pero en esta ocacione lo intentre, en serio que lo hare.
Espero igualarme lo mas pronto posible hasta donde me quede.

Nos vemos

Sakuramin20 :P

Dresti Desconectado
« Respuesta #4 en: Febrero 26, 2011, 07:30 am »

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Re: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« Respuesta #4 en: Febrero 26, 2011, 07:30 am »
Hi people!! aki regreso jejeje con otros tres capis mas, a ver si asi alcanzo el capi x el k voy, en fin k muchas graaz x los coments, mm kreo k ia lo habia puesto antes pero sino lo vuelvo a repetir kien kiera adelantar en la historia puede entre aki: arteanime.foroactivo.com, y si no es mucha molestia echarle un vistazo al foro ya k necesito ayuda para sacarlo adelante, de igual forma sto es opcional xk segire subiendo los capis aki, y ahora si me callo :-X os dejo con la conti ;D

3. Fogoso

-¡¿Qué hiciste qué?!-exclamó la rubia levantándose de golpe y dando una fuerte palmada en la mesa.

Hinata se sonrojó mientras veía a todos los lados de la cafetería, todo el mundo la miraba por culpa del grito de Ino.

-Siéntate y deja de gritar, todos nos miran-dijo entre dientes.

La rubia sonrió a los demás a modo de disculpa y luego se sentó clavando de nuevo la vista en Hinata.

-Tiene que haber un tipo de problema contigo-aseguró, esta vez en voz baja.

Hinata resopló.

Hacía una semana que había sucedido lo de Naruto y como había estado demasiado ocupada con el asunto del ladrón y de la bomba no había tenido ni un minuto para hablar con su amiga hasta ese día.

Kiba había empezado a preocuparse por ella y las horribles ojeras que le coloreaban el rostro y la había mandado descansar.

Por eso ahora se encontraba en una cafetería del centro con la loca de Ino hiperventilando delante de ella.

-Hice lo que tenía que hacer.

-¿Lo qué tenías que hacer?-dijo la rubia sarcástica-yo te diré lo que tenías que hacer, ignorar el teléfono y llevarte a ese tío a tu cama, ¿qué hay mal en ti, Hinata?

Hinata frunció el ceño, que ella se comportase de ese modo no significaba que toda mujer se lanzase encima del primer desconocido que le cayese en el camino.

-No hay nada malo en mí, era necesario que contestase al teléfono, podía tratarse de una emergencia.

-Emergencia es lo que tú interrumpiste cuando atendiste a la llamada-insistió la rubia-Dios, podías haber gozado de ese dios masculino, no importa que yo te llamase.

¿A caso pensaba que ella no era consciente de eso? desde aquel día sufría sueños porno con el tipo en cuestión y eso era algo realmente vergonzoso para una persona como ella.

-No tengo tiempo para andar con tonterías Ino, Kiba está preocupado y yo también.

Ino cambió su semblante por uno de seriedad.

-¿A caso ha pasado algo malo?

-En realidad solo es una suposición pero no estoy muy segura-contestó-verás yo creo que fue Kyubi el que hizo estallar la bomba.

Ino abrió los ojos de par en par.

-Pero eso no puede ser, tú misma declaraste que se fue por el lado contrario a donde estalló la bomba, tendría que ser muy rápido para colocarla y poder escapar.

-Es un ladrón que tiene en jaque a medio mundo, honestamente lo creo capaz de hacer cosas que consideramos imposibles-añadió.

La rubia no contestó, solo se limitó a dejar vagar su mirada por toda la cafetería.

-No sé Hinata, él es un ladrón y todo eso pero nunca agredió a nadie.

Y eso no tenía nada que ver, siempre había una primera vez para todo, pero Ino tenía razón, al menos hasta que se demostrase lo contrario y lo cierto era que no sabía como.

-¿Entonces que sugieres?

Ino se llevó un dedo a la sien y la miró fijamente.

-Que volváis a interrogar a los testigos, a lo mejor de esta segunda vez podéis sacar algo más en claro, estarán más tranquilos y podrán pensar mejor.

Si, tenía razón, eso era lo que necesitaban hacer.

Fugazmente en su mente volvió a revivir la escena de ella y Naruto besándose en su cocina y no pudo evitar un escalofrío al darse cuenta de que entonces volvería a verlo.

----------

Esa mañana llegó pronto al trabajo tal y como venía haciendo durante esa semana.

No se había atrevido a salir a robar por miedo a que alguien más saliese herido a causa de una bomba o algo peor.

El tipo del pasamontañas no había vuelto a dar señales de vida más aún así era mejor no arriesgarse y seguir manteniendo la fachada de normalidad durante una o dos semanas más.

A parte de eso era uno de los testigos principales, por lo que la policía podía aparecerse en su casa en cualquier momento y no sería conveniente que lo atraparan en mitad de algo que no debían ver.

Suspiró mientras se llevaba una mano a la frente y se secaba la sudorosa piel.

En el taller hacía un calor insoportable y el hecho de estar tumbado debajo de un todoterreno no ayudaba en absoluto.

-¡Eh, tío! ¿Quieres una cerveza? hace un calor agobiante y están de la nevera-le dijo su compañero Juugo.

Naruto salió de debajo del coche y asintió.

Volvió a llevarse una mano a la frente mientras se apoyaba contra la mesa, esperando a que Juugo volviese con las cervezas.

Se quitó los guantes y los dejó encima del tablero donde estaba el periódico del día.

Al principio no le llamó la atención, no se molestaba nunca en leer los periódicos, pero cuando vio su foto en primera plana en un momento en que no había cometido ningún robo llegó a preocuparse.

Tomó el periódico en las manos y empezó a leer la portada quedándose estupefacto.

''De ladrón a asesino'' rezaba el título.

Abrió por la primera página y continuó leyendo en voz baja.

-''Tras repetir una serie de interrogatorios la policía ha descubierto que el causante del atentado de la semana pasada en el barrio de la costa de Konoha no es otro sino el famoso ladrón internacional Kyubi, al que se le atribuyen más de 100 robos en lo que va de año en la región del Pacífico. Esa misma noche había anunciado su aparición en el museo de Konoha para robar un carísimo cuadro, el cual nunca se llevó, dejando el edificio del museo minutos antes de que la bomba estallase y arrasase con todo. El inspector Inuzuka, quien lleva años tratando con este sujeto, asegura que Kyubi nunca había llegado hasta tales extremos pero que esto solo vale para aumentar su pena de cárcel. Ruega encarecidamente que si alguien lo ha visto o tenga información sobre él que se ponga inmediatamente en contacto con la brigada de robos de la policía metropolitana de Konoha''

-Nunca creí a Kyubi capaz de algo así-dijo Juugo tendiéndole una cerveza, la cual Naruto recogió sin apartar la vista del periódico-joder tío, debes estar de los nervios, casi te mata, lo que no sabía yo es que habían vuelto a tomarte declaración.

Esa era la cuestión, no lo habían hecho.

Juugo lo miraba con el ceño fruncido postura que le daba un aire terrorífico si lo unías a su enorme altura y constitución y a su llameante pelo naranja, sin contar que el aceite de coche sobre su piel no daba muy buen efecto, aún así era una de las mejores personas que Naruto había conocido.

Miró el reloj de su muñeca, el cual marcaba la una de la tarde.

-¿Es el periódico de la mañana?-preguntó el rubio.

Si fuera así podría ser que aún siguiesen interrogando a gente y que dieran esa noticia como anticipo.

-No, acaba de llegar al quiosco hará una hora.

Vale, entonces si que ya no había excusa para la policía.

Realmente había creído que Hinata no lo dejaría de lado respecto a ese tema, ya no era el hecho de que ahora todos lo verían como un asesino sino el hecho de que a nadie le importase su testimonio, ¿a caso habían descubierto que era falso? imposible, era demasiado bueno mintiendo como para que se diesen cuenta.

-Juugo, tengo que ir a la comisaría, díselo al jefe, nos vemos mañana-dijo mientras se acababa la cerveza.

Su amigo asintió antes de que Naruto saliese todo apurado del taller.

----------

Hinata estaba tendida en el sofá de su casa mientras ojeaba los archivos de información sobre Kyubi.

Con todo lo que allí ponía que había robado el tío bien podía superar con creces la fortuna de Bill Gates.

Ya se imaginaba al seductor ladrón vistiendo un traje con corbata, ¿cómo sería? una gran curiosidad por ver su cara la inundó.

Él era alto y musculoso y tenía unas manos realmente gloriosas, casi podía recordar como la había recorrido aquel día en el museo, con esos roces suaves a los extremos de su cintura mientras su cuerpo se acomodaba encima del de ella.

Y entonces cambió, volvía a estar en aquella cocina, sentada en la encimera y siendo atrapada por los brazos y labios de Naruto.

Cada vez que él había posado sus labios y manos en su cuerpo ella había sentido una enorme llama de deseo hacia él y por no hablar de los tortuosos y placenteros movimientos del miembro del chico rozando su intimidad.

Un gemido inconsciente escapó de su boca.

Por Dios, ¿qué le pasaba que ahora tenía fantasías sexuales con un ladrón y un testigo al mismo tiempo?

Empezaba a creer a Ino cuando decía que había algo malo en ella, nunca le había pasado algo así.

Se obligó a volver a centrarse en el trabajo y a seguir leyendo sobre el ladrón.

Nadie sabía de donde era, hablaba japonés a la perfección pero también lo hacía con el inglés y el hecho de que nadie había visto su cara nunca no ayudaba en nada.

¿Cómo sería, rubio o moreno?

-¡Que más da!-se regañó a sí misma-es un ladrón, como si quiere ser un moco, no debe importarme.

Los únicos datos que guardaban sobre él eran su uniforme negro y que nunca nadie había sido capaz de pillarlo.

Genial, eso la ayudaba mucho.

Los testigos aseguraban que no habían visto a nadie pasar por allí en el momento del atentado pero sí que oyeron ruidos extraños en el edificio donde había sido colocada la bomba pero no se extrañaron ya que a esas horas solían ir obreros que por el día se habían dejado algo en el polígono industrial.

La necesidad de declarar un sospechoso les había obligado a declarar ante la prensa que el principal culpable era Kyubi, cosa de la que ellos estaban convencidos.

Bien era cierto que no habían interrogado a todo el mundo pero había tantas personas que no había tiempo de volver a interrogarlas uno por uno.

Dejó los papeles tirados en el suelo y dio un suspiro.

Ino se presentaría en cualquier momento por allí para pedirle los detalles del asunto ya que todos los periódicos habían salido a la calle y ella necesitaba estar relajada.

Decidida a tomarse una ducha se levantó del sofá y se fue hacia el baño.

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Naruto entró como una exhalación en la comisaría y pidió por la presencia de Hinata.

-La inspectora Hyuuga no está en estes momentos-dijo la becaria lanzándole una mirada por encima de las gafas, bastante insinuadora.

-¿Para que buscas a la inspectora?-preguntó una voz demasiado conocida detrás de él.

Kiba lo miraba extrañado.

A Naruto casi le provocó una risa el no oír el tan famoso ‘‘¡cogedlo!'' de su boca mientras estaba en presencia de él, en lugar de eso le dio una mirada de desdén y lo encaró.

-Verá inspector, tengo entendido que estuvieron interrogando a los testigos y yo venía a prestar declaración.

Kiba le devolvió la mirada desdeñosa y sonrió de medio lado.

-Sino te llamamos es porque no era necesario, ahora puedes irte, parece que...necesitas un baño.

''Y tú una hostia, imbécil’ dijo a sus adentros.

Llevaba la parte de abajo del buzo de trabajo y una camiseta de tirantes verde ceñida al cuerpo llena de aceite al igual que sus brazos y cara.

-Discúlpeme inspector, tal vez para la próxima recuerde que debo desempolvar mi Armani para venir aquí, de todas formas me gustaría saber donde está Hinata.

El castaño alzó las cejas.

-La inspectora Hyuuga está en su casa, donde no puede atenderte-dijo antes de marcharse.

-Si tú supieras...-murmuró.

Bien, él tenía que aclarar ciertos puntos con Hinata, y si ella estaba en su casa allí iría a verla.

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Hinata salió de la ducha con una tolla envolviendo su cuerpo y otra la cabeza.

Aquella gratificante ducha era lo mejor que su cuerpo había probado en ese día tan agotador, sus tensos y cansados músculos por fin habían tenido un minuto de paz.

Se quedó parada en frente al espejo mientras se secaba el pelo con la toalla y luego lo cepillaba despacio para no hacerse daño.

Seguía siendo la misma desde los 16. Nada había cambiado en ella y mucha gente seguía tomándola por una adolescente a pesar de tener 25 años. La mayoría de las mujeres se sentirían alagadas ante algo así pero a ella en cierto modo la incomodaba ya que a veces hacía que sus compañeros no la tomasen en serio, ni siquiera los hombres de su edad.

Salvo aquellos dos que...

Se sacudió la cabeza, debía dejar de pensar ya en aquello o sino acabaría loca de remate.

Justo cuando iba a empezar a secarse y a vestirse sonó el timbre de su casa, esa debía ser Ino.

Se afincó bien la toalla a modo que no se le cayese y fue directa hacia la puerta, la cual abrió sin miramientos.

Más cual fue su sorpresa al ver que lo único que aquel ser tenía de Ino era el mismo color de pelo y ojos.

Naruto se quedó boquiabierto mientras la miraba una y otra vez.

Hinata era realmente sensual.

La boca se le secó en el mismo momento que unas incesantes ganas de devorarla lo recorrieron.

El pelo le caía largo y mojado por encima de los hombros hasta sus pechos, los cuales solo estaba cubiertos por una fina toalla blanca, igual que el resto del cuerpo.

Su erección fue instantánea, aquello era lo máximo que un hombre podía soportar, ni siquiera comprendía como aún no había hecho nada.

Solamente tendría que extender una mano y arrancar aquella prenda dejándola expuesta a él.

Hinata se quedó sin respiración mientras Naruto la devoraba con la mirada, ¿qué hacia él allí?

Su vista viajó por él, desde su cara sudorosa, pasando por sus brazos y camiseta manchados de aceite que conferían un aire demasiado sexy sobre todo cuando la tela estaba tan ceñida a aquel magnifico cuerpo.

Su mirada siguió bajando hacia donde comenzada el buzo hasta aquel bulto que era el miembro del chico.

Su boca se hizo agua y un aguijonazo de deseo la atravesó hasta el centro de su cuerpo.

Dios mío, necesitaba tanto sentir su cuerpo con el de ella que casi dolía y podía ver que él sentía exactamente lo mismo.

Volvió a mirarlo a la cara más él no la miraba a ella, miraba directamente a sus pechos, como si deseara devorarlos allí mismo.

Y ella lo único que pudo hacer fue rogar para sí misma que así fuera.

La mano de Naruto se extendió hasta rozarle con la yema de los dedos la piel que quedaba bajo su seno, aquello se sentía tan suave.

La piel de Hinata se encendió y estuvo tentada de agarrarle la mano y guiarla hacia su seno, quería que la tocara. Pero la mano de Naruto descendió.

El chico estaba dispuesto a acercarse a ella para devorarle los labios con pasión cuando un momento de lucidez atravesó a Hinata quién reaccionó cerrándole la puerta en las narices, de modo que la madera se estampó con fuerza en la cara del rubio, que quedó aturdido y frustrado.

-¡¿Qué coño haces?!-le gritó a la puerta-casi me dejas sin nariz.

La pelinegra escuchaba desde dentro con el corazón a mil, ¿qué pasaba que cada vez que veía a ese hombre perdía la cabeza? y más cuando tenía la puerta abierta y alguien de la calle podía haberlos visto.

Tomó aire una y otra vez intentando calmarse y controlar las llamas del deseo insatisfecho que le corrían por las venas.

Puso en funcionamiento sus piernas y fue a vestirse con lo primero que encontró, una camiseta negra de manga corta y una minifalda vaquera.

Luego ya más calmada volvió a abrir la puerta.

Naruto seguía allí, frotándose la nariz como si fuese un niño.

No supo porque pero aquello la llenó de ternura.

El rubio volvió a mirarla para encontrarla esta vez vestida, aún así lejos de lo que pensó el deseo no disminuyó, esa mujer era una verdadera tentación.

-¿Puedo pasar o vas a golpearme otra vez?-dijo frustrado-porque si es así me apartaré para no acabar en un hospital.

Hinata se apartó de la puerta y lo dejó entrar.

-No es culpa mía si me encuentro a un tío empalmado y lleno de aceite en mi puerta, no suelo tratar con pervertidos.

Él alzó las cejas y la miró de reojo.

-¿Qué esperabas? una mujer me sale casi desnuda a la puerta y yo no soy ningún jodido imbécil para resistirme a eso-contestó-más bien debería preocuparte el hecho de que has salido casi en bolas a abrirle la puerta a alguien, ¿haces eso con todos? porque si es así, estaré encantado de visitarte más veces.

Hinata se sonrojó hasta la médula.

-Y sobre lo de no dejar entrar a alguien empalmado y lleno de aceite a tu casa, felicidades inspectora, acabas de hacerlo-dijo con una sonrisa divertida.

Inconscientemente la mirada de Hinata volvió a clavarse en aquel punto específico de su cuerpo el cual pareció endurecerse más ante su mirada.

-¿Qué quieres?-preguntó desviando el tema.

-Saber por qué no se me ha interrogado por segunda vez como a todo el mundo.

-No era necesario-contestó sin mirarle.

Naruto bufó.

-¿Y qué es esa tontería de que Kyubi es un asesino?

Esta vez Hinata si que lo miró.

-¿Y qué te hace creer que no le es?

Ups, Naruto se dio cuenta de que estaba entrando en un juego peligroso, ¿cómo podía suceder? él siempre se cuidaba muy bien las espaldas aunque claro con esa maldita pelinegra nunca sabía lo que iba a pasar.

-Lleva años robando y nunca ha hecho daño a nadie-se limitó a decir.

Hinata se echó a reír.

-¿Quién eres tú, su niñera? o espera no, creo que ya sé lo que eres, tú eres uno de esos fans de él que andan en esos foros raros de los que Ino no se despega.

Naruto estuvo tentado de decirle que él estaba mucho más allá de eso pero se obligó a controlarse.

-Pues sí, ¿qué pasa?

Ella rodó los ojos de una manera tan sexy que lo endureció hasta el extremo de que le doliese el cuerpo.

-Eres como un niño que a pesar de que todo el mundo le dice que Papá Noel no existe se empeña en seguir creyendo en él.

Naruto se estaba enfadando y dio un paso hacia ella sin ser consciente.

-A veces lo que la mayoría dice no es la verdad.

Ella lo fulminó con la mirada y también se acercó a él.

-Tú lo has dicho, a veces.

Estuvieron durante un minuto entero mandándose miradas de furia mezclada con deseo hasta que Hinata se movió hacia la puerta.

-Es mejor que te vayas-dijo.

-Tienes razón, no quiero que me vuelvas a pegar con otro objeto, no hasta que revise mi seguro-dijo quedando en la calle enfrente de ella-aunque pensándolo bien si que hay un sitio en el que me gustaría que me ''golpearas'', ya sabes.

Hinata se sonrojó y lo fulminó con la mirada.

¿Cómo se atrevía?

-No conseguirás lo que quieres conmigo-gruñó.

Una sonrisa traviesa atravesó el rostro del rubio.

-Hay una cosa que debes saber Hinata, siempre que quiero algo lo consigo.

Dicho esto la agarró por la cintura y estrelló sus labios con los de ella.

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Había estado todo el día siguiendo a Kyubi ya que le convenía mantenerlo vigilado por si hacía algo que le descubriese donde escondía el cetro pero él muy imbécil solo había estado en el taller y luego en la comisaría.

Había leído los periódicos y se había puesto hecho una furia y eso no hacía más que complacerlo a él.

Ahora estaba escondido viendo como se daba el lote con una de los policías que llevaban su caso.

La chica era guapa pero no para tirar cohetes, Kyubi solía tener mejor gusto.

Esa mujer debía crearle más curiosidad que solo sexo ya que no era tan tonto como para involucrarse así por así con un poli.

Sonrió, él podría sacar partido de todo aquello.

Después se dio la vuelta y se marchó, dejando a Kyubi con su mujercita.

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Hinata gimió cuando la demandante lengua del rubio entró como poseída en su boca mientras sus brazos la apretaban más contra él.

Incapaz de negarse ella llevó sus manos al cuello del chico profundizando más el beso.

Él sabía a gloria.

Naruto no podía estar más que contento de haber ganado por fin la batalla y esta vez nada ni nadie los interrumpiría.

Su cuerpo se estremecía cada vez que los senos de Hinata se rozaban con su pecho llegando a desearla hasta unos límites insospechados.

Más aún así de golpe Hinata se soltó y le dio una cachetada.

-No vuelvas a hacer eso-dijo antes de entrar en su casa y volver a cerrarle la puerta en las narices.

4. Pecado

-Buenos días-saludó Hinata a los becarios que atendían la entrada de la comisaría.

Todos estaban concentrados en la inmensa cantidad de papeleo en la que estaba sumida la comisaría esos días. Había pasado ya un mes desde lo que había sucedido en el polígono del barrio de la costa de Konoha pero aún así todos andaban como locos escarbando en toda la información que tenían sobre el ahora asesino Kyubi.

El ladrón no había vuelto a dar señales de vida, ni siquiera había intentado recuperar el cuadro que no se había llevado el otro día y eso era algo muy inusual en él, pero esa relativa calma no servía para calmar el nivel agobiante de trabajo al que el inspector Inuzuka tenía sometido a sus subordinados.

No sería la primera vez que Hinata se quedaba hasta las tantas de la madrugada en la comisaría acompañando al inspector jefe en busca de algo que a él le pareciese productivo para el caso.

Siguió caminando hacia el despacho en el que trabajaban, estaba agotada y se quedaba dormida en cualquier sitio, esa noche no se había quedado en la comisaría pero aún así había hecho algo de horas extra en su casa repasando de nuevo los interrogatorios.

Todos aseguraban haber visto a un hombre enmascarado y vestido de negro entre las doce menos cuarto y las doce en punto, todas las descripciones hechas cuadraban perfectamente con el atuendo físico del ladrón pero aún así ella sentía que algo no cuadraba del todo en esa historia, no se lo había dicho a Kiba porque no estaba segura, pero ella había pasado cinco minutos completos con el ladrón, desde las doce menos diez a las doce menos cinco, ¿habría tenido tiempo él de montar una bomba en tan escaso período de tiempo?

El impacto había surgido exactamente entre las doce y cinco y las doce y diez, si Kyubi hubiese ido a colocar la bomba después de haber estado con ella no tendría tiempo de escapar y hubiese sufrido el ataque.

Pero allí no había ni rastro del ladrón, solo habían encontrado a...

Se quedó parada en mitad del pasillo con los ojos abiertos como platos, no era una posibilidad muy fiable porque estaban ausentes de pruebas, pero ella misma había reconocido que había escuchado la voz de Naruto antes y que sus ojos le eran conocidos, ¿podría ser que el rubio fuese Kyubi?

Pero en contra de eso también existía la posibilidad de que Kyubi hubiese colocado la bomba a las doce menos cuarto, cinco minutos antes de que ella lo encontrase en el museo, eso explicaría porque no había tenido tiempo de llevarse el cuadro, y justo antes de que la bomba estallase estaría fuera del edificio y tendría diez minutos para alejarse de allí sin resultar herido.

Entró en la oficina con la cabeza hecha un lío.

Para su sorpresa no se encontró con el ya típico cuarto desordenado con todos los papeles tirados por el suelo, sino que todo estaba ordenado perfectamente en su sitio. Después de un mes trabajando allí Hinata descubrió que el suelo era de madera.

Escuchaba a alguien removiendo en los papeles pero no podía verlo.

-Buenos días-saludó.

Poco después Kiba salió de detrás de unas estanterías. Tenía el pelo desordenado y aún llevaba la ropa del día anterior, lo que sin duda significaba que se había vuelto a quedar trabajando toda la noche. El inspector jefe era una persona extraña, podía pasarse horas hablando de casos policiales en los que había y no había trabajado, pero a la hora de dejar el tema de trabajo era incapaz de mantener una conversación y siempre esquivaba las preguntas volviendo a hablar de algún caso.

Todas las mujeres de la comisaría babeaban por él, el chico lo valía, pero en todo ese tiempo no le había conocido ninguna novia o algún lío, habían llegado a rumorear que era homosexual, pero Hinata no creía eso, ella más bien veía al policía como una persona solitaria que no le gustaba hablar de sí mismo.

-Hoy llegas pronto-le dijo él volviendo a lo que hacía.

-Bueno sí, lo cierto es que no dormí bien esta noche y no tenía nada que hacer en casa, ¿has encontrado algo nuevo?-contestó mientras se acercaba a donde estaba él.

-Nada, ¿tú?

-Estuve revisando de nuevo los interrogatorios pero son demasiado confusos, la gente estaba demasiado asustada para fijarse en todos los detalles.

Kiba asintió.

-He mandado a Chouji y a Shino al lugar de los sucesos para analizar el terreno y conseguir una situación más concreta, hay algo en todo esto que no me cuadra-dijo-el modo en que describieron los testigos la ropa y la forma de actuar de la persona que vieron concuerda exactamente con la de Kyubi pero él también estaba en el museo y tú lo viste, si colocó la bomba después de que tú lo vieras no tendría tiempo de haber escapado.

-Yo también pensé en eso, ¿pero no puede ser que la colocase antes de ir al museo?

El inspector negó con la cabeza.

-Cada una de las entradas del museo estaba acordonada por policías, es más, los guardias de seguridad aseguran que él llego quince minutos antes que nosotros y que lo oyeron andar de un lado a otro, de modo que solo pudo hacerlo después de encontrarse contigo, sus métodos son más útiles para huir de la policía que para conseguir engañarla y entrar al museo, además la distancia que hay desde el museo hasta el polígono industrial cubre diez minutos si vas a pie.

-Yo solo tardé cinco corriendo-dijo la pelinegra.

-Pero él no podía arriesgarse a hacer ruido, recuerda que cerca había muchos policías de modo que no le quedaba más remedio que ir andando-aclaró-llegaría al polígono industrial alrededor de las doce y cinco, los de laboratorio nos aseguraron que la bomba estaba programada para estallar dos minutos después de ser accionada, Kyubi no tendría tiempo de escapar.

Hinata tragó grueso, aquello solo dejaba una solución posible y no le resultaba especialmente grata.

-Tú encontraste a ese hombre rubio justo en la escena del crimen después de que estallase la bomba ¿no?-preguntó Kiba.

Hinata asintió y él frunció el ceño.

-Tienes que localizarlo e interrogarlo, ahora él es nuestro principal sospechoso.

Hinata se quedó muda, ¿interrogarlo? ¿Ella? no estaba segura de querer volver ver a Naruto, bueno sí, quería volver a verlo pero ella sabía lo que sucedía cada vez que estaba cerca de ese hombre.

-¿No puedes hacerlo tú o cualquier otro de los chicos?-preguntó.

-Yo no le caigo bien y Chouji y Shino están ocupados, además parece que le caes bien, a ti te dirá más cosas-respondió-así que sácale todo lo que puedas.

Hinata no dijo nada más.

-Tienes su dirección en uno de esos archivos de ahí-dijo el castaño señalando un montón de papeles que había sobre su mesa-te aconsejaría que antes de ir a verlo preguntases por él en su trabajo y en los sitios que frecuenta para hacerte una idea de como es.

La pelinegra asintió y recogió la carpeta donde ponía Naruto Uzumaki y empezó a tomar los datos.

Aquel sería un día agotador.

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Kakashi estaba sentado en la barra de un bar dándole vueltas a su cigarro en la mano.

Su reflejo quedaba reflejado en el baso de vodka que tenía enfrente a medio llenar. Las violáceas ojeras hacían juego con su atuendo negro y con la máscara azul oscuro que recubría la mitad inferior de su cara. Estaba un poco molesto con la temperatura pero ya estaba acostumbrado a tener que sufrir los cambios climáticos de un país a otro.

La semana pasada había estado en Grecia, en la casa que poseía en la famosa isla de Delfos pero una grave situación había requerido su atención y se había visto obligado a viajar a Japón en el último vuelvo ayer por la noche.

Uno de sus cachorros, como el gustaba llamarlos, lo había llamado y lo había citado en aquel lugar, estaba intrigado ya que no solía recibir llamada ninguna de ellos y cuando eso sucedía era porque algo iba realmente mal.

De vez en cuando dirigía su mirada hacia la puerta del local pero por allí solo entraba gente desconocida que se lo quedaba mirando debido a su poco normal atuendo. Su collar de pinchos, su chaqueta de cuero negra y su pantalón ceñido verde oscuro podrían haber pasado por normales sino fuera porque iban acompañados de una camiseta blanca en la que rezaba: ''Yo maté a mi madre y me comí su cadáver'', unas botas de motorista negras con gruesos cordones y un impresionante arete atravesándole la carne de en medio de la nariz.

Shukaku hacía años le había apodado con el nombre de Motorista fantasma ya que siempre iba a todos los lados con su amada Harley Davidson negra. Bien, tampoco es que él fuese una persona normal, era el ladrón más buscado de la historia y estaba seguro de ser uno de los hombres más ricos del mundo, nadie nunca llegaría a imaginar que clase de cosas tenía Kakashi en su poder.

Se acabó su vodka y llamó a uno de los camareros, que se acercó a él con cierto miedo, solía provocar ese efecto, y le pidió otra copa de lo mismo.

En ese momento se abrió la puerta y por ella entró la persona que lo había llamado, sonrió de medio lado al ver a Hachi, el octavo de sus ''hijos''. Siempre los apodaba con números ya que era de vital importancia que nadie escuchase sus nombres.

El hombre consiguió montar realmente un revuelo en el público femenino, llevaba una camiseta de manga larga verde claro con el cuello en pico, unos sencillos jeans, unos deportivos y unas gafas de sol negras a juego con su también negro cabello.

Cuando Hachi lo hubo localizado se dirigió hacia él y se sentó a su lado pidiendo al camarero lo mismo que bebía Kakashi.

Hachi no le saludó, era el más callado y frío de los nueve y Kakashi sabía por qué, ninguno de sus ''niños'' había tenido una vida feliz antes de ser lo que ahora eran.

-¿Y bien?-preguntó yendo al grano.

Hachi le tiró un periódico encima, sin decirle ni palabra.

Kakashi lo miró, era una edición de hacía un mes, se preguntaba a que venía aquello pero su cara perdió color cuando vio la foto de Kyu y leyó el titular. Rápidamente abrió el periódico y leyó atentamente la noticia.

Hachi esperó paciente a que su mentor acabase para así poder hablar.

-Y llevamos así un mes entero-dijo con su grave voz-estuve intentando localizarlo por móvil, pero el muy dobe no contesta ni a una triste llamada.

Kakashi se llevó una mano a la cara, pues si que era grave el asunto.

-¿Por qué no me llamaste antes?

Hachi lo miró, alzando las cejas.

-¿Tú que crees? hace cuatro días que llegué a Japón y me llevó tiempo informarme de todo el asunto, el muy imbécil tiene a toda la pasma detrás de él, he preguntado a todos mis contactos y he entrado en su web de fans pero nadie sabe nada, lleva un mes entero sin robar nada, se borró del mapa-contestó-a Nana y a mí casi nos da algo cuando hemos leído esto en los periódicos.

Kakashi asentía mientras el hombre hablaba.

-¿Quién crees que ha hecho esto? porque conozco a Kyu lo suficiente como para saber que esto no es obra de él.

Hachi se encogió de hombros.

-Tenemos una lista interminable de enemigos, pudo haber sido cualquiera.

Los dos se quedaron callados mientras pensaban que podían hacer.

El rubio se había metido en un grave problema por lo cual ellos también estaban metidos en un grave problema ya que no podían permitir que ningún miembro de su organización cayese en manos de la policía, tanto por cuestiones de trabajo como por cuestiones de afecto.

Kakashi los quería a todos como si fuesen sus propios hijos y los nueve entre ellos se querían como si fuesen hermanos, salvando a Nana y a Hachi que vivían juntos como pareja.

-Esto es lo que haremos-dijo Kakashi-yo intentaré encontrar al que anda haciendo esto y tú te pondrás de inmediato a buscar a Kyu, dile a Nana que te ayude, ese imbécil me va a oír cuando lo encontréis, ¿vale?

Hachi asintió y se levantó.

-Tened cuidado, presiento que esto no es nada bueno-le dijo Kakashi antes de que se fuese.

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Hinata estaba realmente cansada.

Se había pasado toda la mañana y la tarde recorriendo los lugares que solía frecuentar Naruto pero al parecer no había nada extraño en el comportamiento del rubio. El dueño del taller en el que trabajaba lo había definido como una persona trabajadora y generosa, también le había dicho que al principio le había extrañado que alguien rico como él se hubiese empeñado en trabajar en un taller como el suyo, pero al parecer la única ostentación de sus bienes que hacía Naruto era el deportivo rojo que poseía, por lo demás nadie nunca llegaría a imaginar que era una persona del alto nivel.

Su compañero de trabajo había añadido que era un buen amigo y que siempre lo ayudaba si pasaba por algún mal momento económico. Solían salir juntos de noche y Jugo lo había definido como un tipo que se las llevaba a todas de calle aunque a penas si hacía caso a alguna mujer en particular, solo tenía rollos de una noche.

Nada manchaba la impecable y normal vida del rubio, aunque a veces las personas más normales e impecables eran las que escondían más secretos.

Ahora estaba de camino a su casa, hacía rato que había entrado en el barrio residencial de la ciudad y se hallaba rodeada por inmensas casas y los coches más caros que ella jamás había visto, tenía que reconocer que a ella Naruto no le había parecido una persona rica, se lo imaginaba viviendo en un piso de cincuenta metros cuadrados y no en una mansión de dos mil.

No tardó mucho en divisar la mansión blanca donde estaba aparcado un deportivo rojo. Se quedó de piedra al ver cuantos lujos poseía el rubio.

Se acercó a la puerta y tocó el timbre, esperando que alguna sirvienta le abriese.

La puerta se abrió y por ella apareció un Naruto únicamente vestido con una toalla alrededor de sus caderas.

La cara de la pelinegra se puso roja como un tomate mientras él pasaba del asombro a una sonrisa burlesca.

-Parece que estamos destinados a encontrarnos medio desnudos y en la puerta de casa-dijo divertido-¿Ahora es cuando yo te cierro la puerta en las narices o debo esperar primero a que me pegues una bofetada?

Hinata se sonrojó más al recordar su último encuentro.

-Pasa adentro, la verdad es que no esperaba volver a verte-dijo agarrándola de la mano y haciéndola entrar a su casa.

Hinata se quedó asombrada ante lo preciosa que era la mansión, las paredes estaban pintadas de dorado y estaban llenas de cuadros que no supo juzgar si eran reales o eran imitaciones, pero que sin duda pertenecían a los más famosos pintores de la historia. Los muebles y las esculturas también eran carísimos pero no tuvo tiempo a fijarse en ello ya que Naruto reclamó su atención.

-¿Y a qué debo tu presencia en mi casa, corazón?-preguntó.

En ese momento Hinata se dio cuenta de que todavía la agarraba de la mano, un intenso calor subió por su cuerpo y no pudo evitar pasear durante dos segundos la mirada por aquel esplendido y mojado cuerpo.

-He venido a interrogarte-contestó.

Naruto se sorprendió.

-¿Por qué?

La pelinegra se soltó de su agarre y se alejó dos pasos de él.

-Porque creo que tú eres Kyubi.

Naruto sintió como todo el mundo se le venía encima, ¿cómo podía ella sospechar de él?

-Eso es una estupidez-contestó totalmente serio.

Ella sonrió irónicamente y extendió los brazos.

-De hecho ver esto me hace sospechar más-dijo.

Naruto frustrado echó a andar hacia el salón de la mansión, seguido de cerca por ella.

Esta vez Hinata no se dedicó a admirar la estética del lugar sino a observar atentamente al rubio que tenía en frente. Naruto se sentó en uno de los caros sofás blancos y ella lo imitó, sentándose al lado de él.

-Esta casa la heredé de mis padres, eran banqueros y tenían una gran fortuna, eso no significa que yo sea un ladrón-dijo él.

-Tienes razón, eso no es una prueba, ¿pero qué me dices el hecho de estar en el lugar del accidente?

El rubio resopló. Tenía que tener cuidado con lo que le iba a decir.

-Mucha gente estaba en ese lugar el día del accidente.

-También es cierto, ¿pero qué hacía allí alguien como tú? no tenía motivos para estar en aquel lugar.

El rubio se maldecía en su interior, aquello estaba yendo mal, muy mal.

-Estaba de paseo.

Hinata se echó a reír.

-Te diré lo que pienso al respeto, Kyubi abandonó el museo a las doce menos cinco, yo lo vi y puedo afirmarlo-comenzó-la gente afirma haberlo visto por el barrio entre las doce menos cuarto y las doce en punto puede incluso que un poco más tarde, Kyubi programó la bomba pero los dos minutos que tenía para escapar le fueron insuficientes por lo que él quedó herido en la escena del crimen.

Hijo de puta, ese cabrón lo había pensado todo muy bien para cargarle las culpas a él y ahora su identidad estaba en peligro, debía hacer algo y ya.

Se encogió de hombros.

-Puedes pensar lo que quieras, si yo fuese Kyubi creo que llevaría puesta la máscara y el traje, no tienes pruebas de que lo que dices sea cierto-dijo con una sonrisa que hizo que todo el cuerpo de la pelinegra se estremeciese de deseo.

Era vergonzoso sentir como cierta zona de ella palpitaba porque él la tocase, lo cierto es que no había dejado de pensar en Naruto desde la última vez que lo había visto, cada noche soñaba que él regresaba para hacerla suya y que le hacía el amor salvajemente.

El rubio era consciente de la forma en que ella lo miraba, devorándolo con la mirada, lo cierto es que él también deseaba el cuerpo de aquella mujer, puede que no fuese una extremada belleza pero había algo en ella que le hacía volverse loco. Sin poder evitarlo estiró una mano hacia ella y le acarició la cara.

Hinata fue incapaz de resistir las órdenes que le mandaba su cuerpo y cerró los ojos moviendo su cara al compás de aquella mano que la hacía delirar.

-En estas tres semanas-le susurró Naruto al oído-no he dejado de preguntarme como sonaría tu voz mientras te hago el amor salvajemente.

Aquellas palabras encendieron de tal manera a Hinata que no pudo evitar soltar un gemido. Aquella era la señal que estaba esperando el rubio, sin previo avisó la agarró fuertemente y le plantó un beso feroz en los labios.

Las terminaciones nerviosas de la pelinegra estallaron cuando la lengua de él se abrió camino en su boca en un devastador beso.

Él no podía aguantarse más, esta vez no le daría tiempo de escapar, decidido como estaba rompió la camiseta de Hinata dejándola en un provocador sujetador blanco. Sus manos no se hicieron esperar y recorrieron con furia aquel exquisito cuerpo, acariciando y apretando cada trozo de piel.

Hinata se sentía abrumada por las manos del rubio que parecían estar en todas partes de su cuerpo a la vez, acariciándola de forma salvaje mientras su lengua no dejaba de batallar con la suya propia.

Sus manos cobraron vida y pellizcaron y acariciaron aquella fuerte y mojada espalda, um sí, ese hombre era exquisito.

La boca de Naruto abandonó la suya para enterrarse en su cuello, el cual lamió, mordió y tironeó.

-Tienes el sabor más exquisito de la Tierra gatita-dijo en un mormullo ronco.

Aquellas simples palabras bastaron para que el cuerpo de la pelinegra se estremeciese bajo el suyo haciendo que se pusiese duro al instante.

Buscando una posición más cómoda para ambos, la sentó en su regazo de forma que su erección quedó pegada al vientre de la chica. Naruto ahogó un gemido en el hombro de Hinata el cual mordía con desesperación mientras sus dedos peleaban contra los botones del pantalón de la chica.

La pelinegra jadeó con fuerza mientras él le retiraba los pantalones lentamente mientras rozaba con sus dedos la parte interior de sus piernas, empezando por la ingle y acabando en la rodilla, después ella misma se quitó el pantalón dejando paso a una pequeño tanga blanco.

Naruto se relamió los labios con la lengua, si, él probaría cada pedazo de aquel blanco cuerpo, no quedaría un lugar de ella que no conociese la tortura de su boca y sus manos. La pelinegra volvió a apegarse a él buscando con desespero sus labios, aquellos labios que la volvían loca.

Sabía que lo que hacía estaba mal pero él la trataba tan salvajemente que su mente era incapaz de mandarle órdenes claras, todo su razonamiento quedaba nublado por el intenso placer que él le hacía sentir, nadie, ningún hombre en su vida la había hecho sentir tan consciente de ella misma como este.

Naruto le apretó con fuerza las nalgas, pegándola más a él para que ella supiese cuanto disfrutaba él de aquella situación.

Hinata sentía que el sujetador le estorbaba cada vez más y lentamente se separó de él para quedárselo mirando fijamente, Los ojos azules del rubio estaban oscurecidos por la intensidad del momento y ver el deseo que ella provocaba en él la calentó a un más.

Se llevó las manos al cierre del sujetador y ella misma se lo desabrochó y lo mando bien lejos, inmediatamente sintió la intensa mirada del chico, más él no se movió, esperando a ver que hacía ella.

-Eso es corazón, desnúdate para mí-fue lo único que dijo.

Hinata se desconocía a sí misma cuando se inclinó hacia adelante y empezó a trazar círculos lentamente alrededor de los pezones del rubio. Naruto gruñó varias veces, la lengua de esa mujer era la cosa más esplendida que el jamás había sentido sobre su piel, Hinata era una persona con un carácter pasional aunque se molestaba en ocultarlo tras una vida aburrida.

Mientras ella jugaba con sus pezones le acariciaba el vientre con las manos, rozando de vez en cuando sus brazos contra su hinchado miembro. Buscando corresponderla bajó una de sus manos hacia el borde del tanga y empezó a jugar con su vello púbico provocando que ella misma empezase a moverse para tener más contacto con su mano.

La ojiperla estaba absolutamente convencida que de seguir así moriría, ahora los dedos de Naruto la atormentaban acariciando su clítoris y ella descargaba todo ese placer en seguir con su tarea de lamer todo aquel exquisito cuerpo.

-Dime Hinata. ¿Cómo se siente cuando un sospechoso te toca así?-dijo introduciendo de improviso dos dedos dentro de ella.

La única respuesta de la chica fue un sonoro gemido, Dios mío había tenido un orgasmo con solo ese gesto, los dedos de él se quedaron quietos en su interior mientras la miraba divertido.

Sabía que estaba jugando con ella, pero en ese momento no le importaba, no le importaba absolutamente nada, solo quería que siguiese con aquella placentera tortura.

-¿Quieres que pare?-le preguntó-dime, corazón.

-Sigue por Dios-gruñó ella entre dientes.

El sonrió y cumplió sus deseos moviendo salvajemente los dedos en su interior.

Naruto se excitaba cada vez más al escuchar como ella se movía y gemía ante su contacto, de seguir así acabaría explotando y solo había un lugar en el que quería explotar, dentro de ella. Retiró sus manos de la entrepierna de la ojiperla recibiendo un gruñido por parte de ella y se desató la toalla que cubría su tan necesitado miembro.

Hinata no pudo evitar la tentación de mirar allí abajo, ''Oh, Dios mío'' fue lo único que se le pasó por la cabeza, aquello era más de lo que ella podía soportar. Naruto la atrajo hacia así y la besó ferozmente mientras la penetraba enteramente. Los dos ahogaron sus gemidos en los labios del otro.

Una de las manos de Naruto permaneció en las caderas de la chica, moviéndola de arriba a abajo, mientras que la otra subió hasta uno de sus pechos, con el cual empezó a jugar. El otro recibió la misma atención salvo que con la incansable lengua del ojiazul.

Hinata lo único que podía hacer era seguir el ritmo de las penetraciones y llevar sus manos desde los revueltos cabellos del ojiazul a su ancha espalda, la cual rasguñaba con cada potente embestida y con cada mordida que el rubio daba a su torturado pezón.

Sentía que no aguantaría mucho tiempo más de esa forma, moriría, eso es, moriría por tanto placer.

Naruto gemía descontroladamente contra la piel de la chica, ella era delirantemente deliciosa, sus manos en su espalda, sus fuertes gemidos, sus paredes rodeando su miembro, era lo más exquisito que él había probado.

Ella sospechaba de él y él debía alejarse de ella pero era absolutamente imposible, imposible del todo.

El móvil de Naruto empezó a sonar encima de la mesita que tenían en frente, el rubio se estiró para apagarlo pero fue Hinata quien lo cogió, él la miró confundido mientras no dejaba de penetrarla.

-Fuera teléfonos-dijo la pelinegra mandando el móvil al suelo.

Él se echó a reír y aumentó el ritmo de las penetraciones.

-Eres una mujer mala Hinata-dijo entre jadeos-no eres tan inocente como aparentas.

-Tú tampoco-dijo antes de que su cuerpo se retorciese en espasmos y otro orgasmo la invadiese.

Verla disfrutar de esa manera y sentir como sus paredes se oprimían contra él fue suficiente para que Naruto explotase dentro de la chica con un sonoro gemido.

Hinata se derrumbó contra su pecho y cerró los ojos mientras recuperaba el control sobre sí misma.

''Dios mío, que es lo que he hecho'' pensó.

Debería arrepentirse, pero ver allí a Naruto, junto a ella con los ojos cerrados y jadeando a causa del momento que acababan de vivir le hizo darse cuenta de que era imposible arrepentirse.

Enfadada consigo misma se levantó y empezó a recoger su ropa.

Esto solo había sido un juego para él, un juego para engañarla, ella misma había comprobado que él no tomaba en serio a las mujeres, su compañero de trabajo y más gente se lo habían dicho y ella no era la excepción.

-¿Pasa algo?-preguntó él.

-Pasa que me has engañado perfectamente para que dejase de sospechar de ti porque pensabas que me quedaría colgadita de ti por un simple polvo-dijo-pues estás muy equivocado.

Hinata hablaba y se vestía tan rápidamente que apenas dejaba tiempo a que Naruto dijese algo.

-Mañana vendrá Kiba a interrogarte-dijo ella echándose a andar hacia la puerta.

Él se puso la toalla alrededor de las caderas y la siguió.

-Oye Hinata yo...

La pelinegra no le dio tiempo a hablar, de nuevo le había cerrado la puerta en las narices.

--------

Era de noche y Naruto aún seguía pensado en lo que tres horas antes había pasado en el salón de su casa con la policía.

Era cierto que él adoraba a las mujeres pero nunca se metería con una que pudiese meterlo en problemas, ¿entonces cómo era que había acabado enredado con Hinata? había algo tan irresistible en ella que al verla hacía desearle tocarla y saborearla y ahora que la había tenido deseaba volver a tenerla otra vez. Sin duda alguna aquel había sido el mejor sexo de su vida entera y eso convertía a Hinata para él en la cosa más deseable del mundo.

Se había vestido con unos pantalones de chándal y estaba sentado en ese mismo sofá tomando una cerveza cuando vio el móvil en el suelo. Lo recogió para ver quien era el que llamaba pero estaba roto, genial, fantástico, en él tenía guardados todos los teléfonos y ahora no le quedaba otra que comprarse uno nuevo e intentar recuperar la tarjeta intacta.

Alguien llamó al timbre de la puerta y su cuerpo se estremeció al pensar que de nuevo sería la pelinegra. Se sacudió la cabeza tendría que darle borrón y cuenta nueva a esa tarde o acabaría perdiendo su identidad.

Abrió la puerta pero allí no había nadie, solo un extraño papel en el suelo con letras de periódico pegadas en él que hacían un mensaje.

''He conocido a esa poli que tanto te interesa, sería una pena que algo malo le pasase''

Naruto tiró el papel al suelo soltando todo tipo de cacos.

Si la cosa estaba fea ahora se puso peor, el tipo ese lo había estado espiando y se pensaba que él y Hinata estaban juntos y eso solo quería decir una cosa.

La pelinegra estaba en peligro.
Hinata regresó totalmente cansada.

Después de salir de la casa de Naruto había ido a dar una vuelta para relajarse, se había comportado como una descerebrada y ahora debía pagar las consecuencias, es más no se habían protegido, ¿y si él le había contagiado alguna ETS? ¿O si la había dejado embarazada? por no hablar de la posibilidad de que él fuese un ladrón y un asesino.

Realmente estaba loca.

Se quedó extrañada al comprobar que la puerta de su casa no estaba cerrada con llave, que raro, ella siempre pasaba el cerrojo para evitar robos.

Entró a casa y encendió la luz quedándose horrorizada al ver que todas sus cosas estaban revueltas y tiradas por el piso.

Asustada cogió el teléfono y llamó a la policía y después a Ino.

Su amiga le dijo que se tranquilizase y que enseguida iba a buscarla.

¿Quién podría haber echo eso?

Estaba tan asustada que no vio al hombre que tras ella abandonaba la estancia por la puerta.
El hombre maldijo mientras se ocultaba en la calle, pensaba encontrar alguna pista del paradero del cetro en la casa de la pelinegra pero no había encontrado nada y ahora tendría que salir de allí sino quería que la policía lo encontrase.

Todo sería más difícil a partir de ahora, Kyubi estaba avisado y estaría alerta.

5. Mentiroso

-¡Hinata!

Ino bajó de su coche al borde del infarto cardíaco.

La casa de Hinata estaba rodeada por dos coches de policía y Kiba se encontraba en la puerta hablando con la pelinegra.

Ino se acercó a ellos y abrazó a su amiga, comprobando primero que nada malo le había pasado.

-¿Te han hecho algo?-preguntó preocupada.

-No, por suerte, cuando llegué ya no había nadie en la casa así que no me pasó nada.

Ino suspiró, llena de alivio.

-De todas formas debes hacer inventario y mirar sino te falta nada-aconsejó Kiba-y buscarte un lugar donde dormir, él podría volver.

Ino lo miró con interrogante.

-¿Él?

-Kiba cree que fue Kyubi, piensa que él nos está mandando un aviso para que lo dejemos en paz-dijo la pelinegra.

-Es más, no lo creo, estoy completamente seguro-alegó.

Ino se llevó una mano a la cabeza, ¿por qué Kyubi haría algo así? la policía siempre había intentado truncar sus planes pero nunca se había comportado de esa manera.

Miró a Hinata, su amiga estaba más relajada que cuando la había llamado pero aún así podía notar su inquietud.

-¿Puedes llevarla contigo a tu casa?-le preguntó el castaño-sigo diciendo que no es muy seguro que se quede aquí.

La rubia se apenó, su casa era un pequeño apartamento de una sola habitación. No le importaría que Hinata fuese a dormir con ella sino fuese por el hecho de que ella dormía con Akira.

-No tengo sitio-reconoció.

-Yo te invitaría a mi casa-se ofreció Kiba-pero solo hay un cuarto y no creo que...

Hinata se sonrojó ante la sola mención.

-No pasa nada-contestó-yo veré que hago.

En ese momento se escuchó el sonido de un fuerte frenazo al final de la calle y pronto no tardaron en divisar un deportivo rojo que se acercaba a ellos a toda velocidad con las luces cortas encendidas.

-¿Quién es?-preguntó Kiba con cara de disgusto.

Hinata iba a decir que no sabía hasta que el coche aparcó y pudo leer la matrícula y ver quién iba sentado en el asiento del conductor.

Naruto bajó del coche con el ceño fruncido.

La tensión en Hinata aumentó, ¿qué hacía él allí? su mirada rápidamente viajó por todo él.

Se había vestido con unos jeans y una camiseta azul de manga corta con unas letras negras en el centro incomprensibles. Se había atado el desordenado pelo en su pequeña coleta habitual.

Vale, pusiese lo que se pusiese estaba como un tren.

Un tren con el que se había acostado hacía pocas horas.

La cara se le tiñó de rojo mientras el rubio se acercaba a ellos y por su mente iban viajando imágenes de todo tipo con una clara señal de prohibición para menores de edad.

-Voy a ignorar que trabajo en el departamento de tráfico antes de ponerte una multa como una catedral-dijo Ino cuando el rubio llegó a su altura.

Naruto ignoró el comentario mientras su atención se fijaba en los alrededores, al parecer algo había pasado.

-¿Qué haces tú aquí?-preguntó Kiba con un claro tono de hostilidad.

Naruto se quedó en blanco, la sorpresa que había recibido al ver aquello le había impedido urdir una explicación coherente.

-Vine a buscar a Hinata-se limitó a contestar.

La nombrada se quedó como una piedra, ¿buscarla? ¿A ella? ¿Para qué?

La cara de Kiba se contrajo de rabia, ese estúpido le molestaba un montón, con sus aires de tío rico y galán, ¿se creía que podía molestar a Hinata o a cualquiera de ellos cuando se le viniese en gana?

-Resulta que estamos ocupados, así que puedes largarte-le dijo.

Naruto le lanzó una mirada condescendiente al policía.

-Por que lo digas tú-luego lo ignoró por completo-¿qué ha pasado aquí?

-Alguien entró a robar en la casa de Hinata mientras ella estaba fuera-contestó Ino.

Los ojos de Naruto se abrieron como platos y luego se clavaron en Hinata, se acercó a ella y la agarró de los hombros, comprobando que no le habían hecho daño.

¿Ese tipo se había atrevido a entrar en su casa? ¡Demonios! tenía que hacer algo inmediatamente, se llevaría a Hinata con él pero antes tenía que quitarse a la policía de encima.

Hinata estaba aturdida mientras Naruto miraba a cada trozo y parte de su cuerpo con el ceño fruncido, ¿qué estaba buscando? esa forma de actuar y el modo en que sus manos apretaban sus hombros hizo que un escalofrío le bajase por la columna.

-¿Qué crees que haces?-dijo Kiba apartándolo de ella.

Naruto lo encaró molesto.

-Comprobar que no le hayan hecho nada.

-Bueno, bueno, relajaros chicos-dijo Ino interponiéndose entre ellos dos-haremos una cosa, ahora que Naruto está aquí puede ayudarnos a comprobar que no falta nada en la casa, ¿vale?

Kiba resopló y se alejó un paso.

-De acuerdo, nos dividiremos en dos grupos, Hinata y yo por un lado y vosotros dos por otro.

Naruto lo fulminó con la mirada, él quería ir con Hinata para hacerle ciertas preguntas pero al final se resignó y asintió.

Hinata se sentía incapaz de apartar los ojos de aquellos dos, saltaba a la vista que ninguno soportaba al otro y sintió alivio cuando Naruto aceptó sin plantarle cara a Kiba.

-Entonces comencemos, Naruto y yo vamos al pasillo de la cocina, vosotros mirad lo otro.

Kiba asintió.

La pelinegra se dispuso a seguir a Kiba hacia el pasillo que les tocaba cuando sintió una punzada de celos al ver que Ino y Naruto se iban juntos.

Ino era hermosa y Naruto...Naruto estaba como un queso, ambos hacían una linda pareja, no como ella que era bajita, flaca y poca cosa. Se reprendió a sí misma por estar pensando en eso, ¿qué le importaba a ella si esos dos acababan teniendo algo? a fin de cuentas ella y Naruto no tenían nada, no había nada entre ellos.

Pero hacía unas horas...Dios todavía podía sentir los labios de él en su boca, ese torrente devastador de emociones mientras le hacía el amor salvajemente.

Se odiaba a sí misma por haber caído tan bajo, solo le quedaba el consuelo de que no volvería a hacerlo otra vez.

Además, aún quedaba la duda sobre él, estaba casi segura de que Naruto era Kyubi pero no creía que él fuese el que robó en su casa, ¿o si? solo había dos formas de llegar desde su casa hasta la de ella y por el camino por el cual había ido la pelinegra no había pasado ningún deportivo rojo y mucho menos él a pie, pero pudo haber ido por el otro lado...

Kiba ya había empezado a revisar las cosas pero se paró al ver que ella se quedaba quieta en la puerta del cuarto mirando a ninguna parte.

-¿Te encuentras bien?-le preguntó.

Hinata salió de su ensoñación y caminó hacia el puñado de cosas que estaban tiradas en el suelo.

-Claro-contestó-empecemos a organizar esto.

Kiba la ayudó, no muy convencido.

-¿Y para que crees que vino ese tipo a verte?-preguntó.

Era cierto, ¿a qué había venido Naruto a su casa? ¿A llevarse algo que antes no había podido encontrar? eso en el caso de que él fuese el ladrón, pero sino lo era ¿a qué había ido?

-No tengo ni idea.

Kiba asintió.

-¿Cómo te fue en el interrogatorio? porque fuiste a interrogarle ¿no?

Hinata se molestó ante ese signo de desconfianza, ella era una profesional, aunque aquello no había sido exactamente un interrogatorio.

-Por supuesto que sí, pero no pude sacar nada en limpio, el tío está forrado pero eso no es una prueba definitiva.

-Yo aún así sospecho de él, no me parece de fiar, sobre todo por esa manera de estar obsesionado contigo.

Hinata casi se echó a reír por eso pero luego se dio cuenta de que Kiba estaba muy serio.

-Puede parecerte gracioso pero creo que deberías tener cuidado con él, te mira como si fueses algo... ¿cómo decirlo? algo comestible o por el estilo.

La ojiperla se quedó callada, ¿en verdad Naruto la miraba así?

-Son impresiones tuyas Kiba, él solo es un sospechoso, nada más.

------

Ino llevaba todo el rato mirando a Naruto mientras ordenaban la cocina en silencio.

Dios, el tío estaba como quería, pocos hombres de los que ella había visto estaban así de buenos como él, ni siquiera Akira. Pero ella sabía a lo que atenerse, este chico llevaba escrito en la frente: ''soy propiedad de Hinata'' y ella estaba decidida a que su amiga no dejase escapar una oportunidad con un trasero tan bonito como esa.

-Bueno yo soy Ino ¿qué tal con Hinata?-preguntó de golpe.

Naruto dejó lo que estaba haciendo y se la quedó mirando.

-¿A qué te refieres?

¿La pelinegra le había contado lo sucedido esa tarde?

-Bueno no sé, ella me dijo que el día que yo la llamé por teléfono interrumpí algo, ¿no?

Naruto sonrió de medio lado al saber de lo que le hablaba la rubia, bueno creía que Hinata no era de las que contaban esas cosas pero a él no le importaba. Ya había decidido que lo único que haría por la ojiperla era vigilarla hasta que el tipo ese lo dejase en paz y después cada uno haría su vida.

-Me jodiste un poco la verdad-contestó-aunque Hinata debió agradecértelo, las últimas veces que nos hemos visto nuestra conversación acabó con ella cerrándome la puerta en los morros.

Ino también sonrió.

-Ya, bueno, ella se hace la difícil pero creo que le gustas-la rubia se acercó a él-es más, me aventuro a decir que ella también te gusta a ti.

Naruto alzó las cejas.

-No es mi tipo.

-Tú tampoco eres su tipo-contraatacó ella encogiéndose de hombros-pero soy demasiado experta en el tema para ver como reaccionáis en cuanto entráis en el campo de visión del otro y, no es que quiera sonar arrogante, pero cuando bajaste del coche la miraste a ella y a mí ni me hiciste caso, normalmente eso suele pasar al revés.

Naruto no necesitaba preguntar eso, el cuerpo de la rubia hablaba por sí solo, era cierto, por ella sentía ese típica atracción animal que sentía por todas las mujeres lindas, pero el deseo que sentía al ver a la ojiperla iba más allá de algo racional o puramente animal.

-De todas formas, ambos podéis seguir negándoos a aceptar lo que hay, pero óyeme una cosa, sino te gusta ¿qué demonios haces aquí?

Esta vez el rubio estaba preparado para contestar.

-También entraron en mi casa a robar mientras estaba en mi cuarto por eso pensé que era buena idea venir a decírselo a Hinata-contestó.

Ino lo miró con desconfianza, como sino acabase de creerse del todo la respuesta.

-¿Tú también crees que soy el famoso ladrón Kyubi?-se atrevió a preguntar.

Ino se echó a reír.

-Ni de lejos-contestó-alguien como tú no puede ser Kyubi.

''Te sorprenderías'' pensó el rubio.

-Además, él no es rubio y mucho menos lleva coleta.

Naruto medio sonrió.

-No puedes saber si es rubio porque lleva una mascara que le cubre casi toda la cabeza.

Ino se encogió de hombros.

-¿Estás reconociendo a caso que tú eres él?

El rubio sonrió ampliamente, tenía que tener cuidado, eso tenía pintas de convertirse en un interrogatorio peligroso.

-Solamente me dedico a responderte lo que es obvio.

Ino volvió a echarse a reír.

-Me caes bien.

Naruto también se rió.

-Y tú a mí.

Cuando estaban acabando de organizarlo todo Hinata y Kiba aparecieron junto a ellos.

-Nosotros ya acabamos, el ladrón no se llevó nada de las habitaciones.

-De aquí tampoco-dijo Ino.

La mirada de Kiba fue a clavarse en la azul del rubio con desconfianza.

-Naruto me dijo que habían entrado en su casa a robar mientras estaba en su cuarto.

Kiba y Hinata clavaron de nuevo su mirada en el rubio.

-¿Estando en casa no te enteraste de que entraban a robar?-preguntó el castaño con sorna.

-Mi casa es de 1.000 m2 y mi cuarto está en la parte más alejada del segundo piso, a parte las alarmas de seguridad llevan unos días esperando a ser arregladas, por su puesto que no me enteré.

Hinata le dio crédito, con lo inmensa que era la casa y sin aparatos de seguridad era imposible darse cuenta de que alguien entraba a robar si te encontrabas lejos de la entrada.

-¿Y por qué no llamaste a la policía?-preguntó Kiba.

-¿Qué crees que vine a hacer aquí?-contestó el rubio-lo menos que me esperaba es que a Hinata le robasen también.

-Puede que hayas venido aquí con esta teoría para crearte una coartada.

Naruto rodó los ojos, ese tipo si que era duro de roer.

-Si claro y por eso mi casa está totalmente patas arriba.

-Podrías haberlo hecho tú.
<b
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Dresti Desconectado
« Respuesta #5 en: Febrero 26, 2011, 07:32 am »

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Re: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« Respuesta #5 en: Febrero 26, 2011, 07:32 am »
-¿Bromeas? acabo de decirte que mi casa es de 1.000 m2 necesitaría dos días enteros para hacerlo yo solo.

-¿Sugieres que ha sido más de una persona?-preguntó esta vez Ino.

-Sino me creéis podéis preguntarle a Hinata, ella ha pasado la tarde conmigo y mi casa estaba perfectamente, cuando ella me dejó subí a mi cuarto y estuve todo el rato viendo la televisión, debieron ser unas horas, hasta que bajé y me encontré el estropicio.

Eso era cierto, Hinata sabía que cuando ella se fue la casa seguía ordenada.

-Lo que dice es verdad-corroboró.

Kiba gruñó, derrotado, él estaba seguro que todo aquello era una engañifa del rubio.

-Entonces será mejor que mande un policía a hacer guardia a tu casa-dijo.

-Yo tengo una idea mejor-propuso Ino con un brillo extraño en la mirada-la casa de Naruto es muy grande, Hinata no tiene donde quedarse y además es policía, propongo que vaya a quedarse a casa de él.

Naruto la miró completamente sorprendido, Ino acababa de hacerle la cama, él estaba desesperado buscando una forma de quedar a solas con Hinata y la rubia se lo había dejado a huevo.

-Además así Hinata podrá ver si es cierto que su casa está desordenada.

‘‘¡Mierda!'' pensó el rubio.

Su casa estaba de todo menos desordenada.

Con disimulo tanteó uno de sus bolsillos en busca de su aparato de emergencia y apretó el botón, en ese momento le agradecía a su hermano Hachi el haber tenido la idea de mecanizar la casa, con ese aparato se produciría un pequeño temblor que bastaría para dejar todo por el suelo pero que no afectaría a la cámaras secretas donde guardaba su tesoro.

''Te quiero hermano'' pensó para sus adentros.

Kiba no parecía muy convencido ante la idea pero al final acabó aceptando.

-¿Oye y quién me pide opinión a mí?-preguntó la pelinegra.

Estaba muy bien todo eso, pero al menos deberían preguntarle si ella se quería ir con Naruto.

-No tienes opción-dijo Ino empujándola hacia la calle y luego hacia el deportivo rojo.

Naruto se subió al asiento del conductor con una media sonrisa mientras Ino la empujaba a ella adentro del asiento del copiloto.

-Mañana te mandaré algo de ropa, ya buscaré la dirección de Naruto en la ficha que dejó en la comisaría, ala nos vemos.

Hinata fue incapaz de decir nada ya que el coche arrancó a semejante velocidad que su garganta se perdió por el fondo de sus entrañas.

-¿No puedes conducir como una persona normal? soy poli y además quiero seguir viva-dijo.

-Puedes multarme, mi bolsillo no lo notará.

Le creía.

-¿Por qué creo que esto es una especie de conspiración de Ino y tuya contra mí?

-Puedes pensar lo que quieras, pero esto es el método más seguro.

-Claro, tú eres el principal sospechoso, esto no es seguro.

-Me encantará ver como intentas arrestarme-dijo él con tono picante.

La garganta de pelinegra se secó, ¿por qué él tenía que hacer eso? no era justo.

Queriendo defenderse decidió picarlo.

-Bueno ahora progresas, es la primera vez que te veo y no estás empalmado.

Él volvió a sonreír.

-Si te molesta solo tienes que avisar, estaré encantado de repetir lo de esta tarde.

La cara de Hinata se puso como un tomate, ¿cómo se atrevía?

-Eso fue un error que no volverá a pasar.

-A mí me parece que no te lo tomaste como un error, recuerda como gemí...

Hinata le tapó la boca con la mano haciendo que Naruto tuviese que dar un giro brusco con el coche.

-¿Estás loca?-gritó-casi haces que nos matemos.

La pelinegra se quedó pegada al asiento con los ojos abiertos de terror.

-Yo... ¡oye! ¿Y a ti quién te manda provocarme con esas guarradas? además eres tú el que conduce como un loco.

El resto del trayecto fueron en completo silencio, Hinata fulminándolo con la mirada y él ignorándola de mala manera.

Empezaba a pensar que no era buena idea vivir ni tan siquiera un día con esa mujer, menudo humor.

Cuando hubo metido el coche en el garaje, ella echó a andar sin hablarle hacia la entrada de casa.

Naruto abrió la puerta rezando para que el aparato funcionase, sino mataría a Hachi.

Para su suerte todas las cosas estaban tiradas por el piso, suspiró aliviado.

-¿Ahora me crees?-dijo mirando a Hinata.

Ella medio había esperado que aquello fuese mentira.

El rubio la miraba divertido.

-Me voy a dormir-gruñó.

Echó a andar, escaleras arriba, seguida de Naruto que no dejaba de reírse.

-Bien, buenas noches-dijo parándose ante la primera puerta que encontró.

-No seré yo el que te detenga si quieres dormir en mi cuarto-dijo divertido.

Ella lo fulminó con la mirada mientras se ponía roja como un tomate y luego le daba la espalda para ir a meterse en otro cuarto.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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Sabaku no Marina Desconectado
« Respuesta #6 en: Febrero 28, 2011, 02:40 am »

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Re: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« Respuesta #6 en: Febrero 28, 2011, 02:40 am »
Hola!!!! wiiiii por fin ya puedo comentar y por fin ya pude pasarme a checar si habias continiado con tu historia despues de lo q paso con el anterior foro jeje, que bueo q lo publicaste aqui lo estaba esperando, y ten por seguro q asi seguire, tu fic es genial me facina ^w^

sigue asi!!!
sayo  ;)
Antes sufría de amnesia, ahora no me acuerdo XP

Taichi Yagami
« Respuesta #7 en: Febrero 28, 2011, 08:30 am »

Re: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« Respuesta #7 en: Febrero 28, 2011, 08:30 am »
Estuvo super xD
pobre Hinata siempre intentando estar cuerda y Naruto le rompe los esquemas xD
jeje me gustó mucho
Veamos que pasa xDD estare ansioso por saber
Saludos~~

Sakuramin20 Desconectado
« Respuesta #8 en: Febrero 28, 2011, 04:21 pm »

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Re: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« Respuesta #8 en: Febrero 28, 2011, 04:21 pm »
No me canso de leer esa personalidad de Hinata, es unica, nunca pense algo asi de ella

Nos vemos

Sakuramin20 :P

Dresti Desconectado
« Respuesta #9 en: Marzo 04, 2011, 05:18 pm »

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Re: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« Respuesta #9 en: Marzo 04, 2011, 05:18 pm »
Holaaa, wenoo aki la conti, aviso: ya subi el capi 17.Cólera al foro asi k si kereis leerlo entrad en la dire k di en el primer post^^

6. Peligroso

Un extraño ruido procedente de la planta baja perturbó su silencioso sueño.
Al abrir los ojos se encontró en la negra y espesa oscuridad del cuarto de huéspedes de Naruto. Suspiró, ella, que había prometido no acercarse nunca más a él y ahora amanecía en su casa.
Se levantó lentamente de la cama mientras prendía el interruptor de la luz.
El cuarto era sumamente acogedor y cómodo, la cama era grande y con suaves sábanas de algodón, las mesillas de noche de caoba fina, al igual que la madera del suelo. El tocador, se le hizo extraña que Naruto tuviese un tocador, parecía muy antiguo, de madera de castaño con un enorme espejo engarzado en la parte superior.
Del techo colgaba una imponente lámpara de lágrimas de cristal muy elegante que hacía juego con el color marrón casi blanco de las paredes.
Pero si la habitación la había sorprendido, el baño la deslumbró, tenía un impresionante jacuzzi y una ducha hidromasaje, aparte de contar con un armario lleno de cremas de todo tipo.
Debía reconocerlo, Naruto tenía un gusto exquisito.
En cuanto entró al cuarto la noche anterior se sorprendió de que esa zona de la casa no estuviese revuelta pero después supo que, quitando los enseres del baño, el resto de muebles estaba completamente vacío.
El ruido extraño que la había despertado volvió a repetirse y eso la hizo reaccionar, ¿y si los ladrones habían vuelto?
Con la templanza digna de una policía como ella, cogió su pistola, la había guardado en un cajón de una de las mesillas, y retiró el seguro.
Abrió la puerta y salió al pasillo en completo silencio, al comprobar la situación descubrió que Naruto no estaba en su cuarto. El temor la alcanzó.
¿Y si le había pasado algo?
El ruido continuaba en la planta baja por lo que no debían haberla escuchado.
Bajó las escaleras suavemente, con la pistola apuntando al frente y todos los sentidos alerta.
A diferencia que la noche anterior se encontró con todo ordenado, que extraño.
El ruido cada vez se escuchaba más cerca pero después de comprobar todos los pasillos fue incapaz de encontrar nada.
Tampoco había rastro de Naruto por ningún sitio, lo que hizo que se preocupase aún más.
Decidió no cejar en la búsqueda y se guió de su oído para saber de dónde venía exactamente el ruido.
Al parecer venía de uno de los pasillos más alejados de la entrada pero allí no había nadie.
Hasta que Hinata escuchó unos pases que no venían ni de adelante ni de atrás, sino de abajo.
Con sorpresa descubrió que en el piso del pasillo había una trampilla tan bien disimulada que antes había pasado desapercibida a sus ojos.
Se apartó dos pasos de ella y apuntó hacia allí con la pistola, los pasos cada vez estaba más cerca, y si eran ladrones ella los pondría en su sitio.
La trampilla se abrió y todo sucedió muy rápido.
Naruto había salido con una especie de vasija en la mano cuando vio a Hinata delante de él apuntándolo con una pistola.
Del susto perdió el equilibrio y cayó por las escaleras de la trampilla cayendo al suelo, la vasija había resbalado de sus manos y se rompió en mil pedazos.
Maldijo por lo bajo, esa vasija era una pieza muy cara e iba a llevarla al banco para guardarla en el fondo común que tenía con Kakashi y el resto de sus ''hermanos''.
Hinata tiró la pistola al suelo y bajó por la trampilla a todo correr, ¿y si Naruto se había matado?
Pero al llegar abajo suspiró cuando vio que el rubio se levantaba, ileso, lo que no podía decirse de la vasija que llevaba antes.
-Por un momento pensé que querías matarme, corrijo, casi me matas-protestó el rubio-no todos los días me encuentro a alguien apuntándome con una pistola, ¿sabes?
-Lo siento, pensé que eran los ladrones que volvieron a entrar-se disculpó mientras empezaba a recoger los pedacitos del suelo.
Naruto sacudió la cabeza y luego se agachó para ayudarla, Kakashi lo mataría en cuanto se enterase de que había destrozado una de las piezas más valiosas de Japón.
De repente se quedó helado ante la evidencia, la vasija era lo de menos, si Kakashi tenía noticias de lo que estaba pasando él podría darse por muerto y estaba seguro de que el peligris ya estaba enterado, tenía contactos hasta debajo de las piedras.
Hinata lo miró preocupado, Naruto se había puesto pálido.
-De verdad que siento lo de la vasija, ¿era muy importante?-preguntó.
-Me la había prestado un banquero por unos días y tenía que devolverla hoy-mintió.
Hinata se sintió culpable.
-Ahora tendré que devolvérselo en dinero-la voz le tembló.
La pelinegra consideró eso, si alguien tan rico como Naruto temblaba al hablar de pagar por la vasija podía hacerse idea de cuán cara era.
Naruto pegó un puñetazo en el suelo.
-SI al menos no me hubieses apuntado como si fuese un criminal...
-Oye, que yo solo estaba preocupada, ya te dije que lo sentía.
-Pues muchas gracias-refunfuñó él mientras subía por las escalerillas.
Hinata lo siguió, totalmente ofendida.
-Mira, no es culpa mía que esta casa parezca el laberinto del fauno-le dijo mientras el rubio caminaba hacia la cocina-no te encontré en tu cuarto y eso me hizo sospechar, te sorprenderías del índice de casos en el que los ladrones vuelven a robar en sitios que ya lo hicieron en anteriores ocasiones.
Naruto casi se echa a reír, y eso se lo decía a él, quién había robado 200 veces en el museo de Konoha, 400 por cada uno de los museos importantes de Estados Unidos y otros sitios de los que ya no llevaba la cuenta.
-Fue mala idea traerte aquí, ¿Dios es que no puedes ser un poquito normal?-refunfuñó.
Hinata se quedó petrificada junto al marco de la puerta de la cocina.
-Perdóneme, señor ''ego perfecto'', no te preocupes ahora mismo me largo-dijo girándose en dirección al salón.
Naruto tiró los pedacitos de la vasija, irreconstruible, en la basura y luego fue hacia ella.
De un solo movimiento jaló a Hinata hacia atrás y la dejó acorralada entra la pared de la cocina y su cuerpo.
No podía dejarla ir, si lo hacía ella podría estar en peligro o incluso ir a donde sus compañeros policías a contarle lo que cada vez más sospechaba acerca de él.
La respiración de Hinata se aceleró al sentir el cuerpo del rubio tan cerca, su cara estaba a escasos centímetros de la de ella y sus alientos se chocaban en una perfecta sincronía.
Naruto la miró de arriba a abajo prendiendo la llama en su interior, demonios, él siempre lograba eso con ella.
-Tal vez-dijo él acercándose a su oreja-no sea tan mala idea que te quedes en mi casa.
Naruto pegó la nariz al pelo negro de la ojiperla, inspirando el dulce y envolvente aroma, ahora lo único que quería era llevársela a su cuarto y arrancarle la ropa.
-Mmm-susurró ella cuando la lengua del rubio empezó a jugar con el lóbulo de su oreja.
¿Por qué siempre pasa eso? ella quería apartarlo, pero sus brazos caían inertes a cada lado de su cuerpo negándose a apartar aquel cuerpo de de ella, no cuando él se comportaba así.
Naruto deslizó la mano por los bordes de la chaqueta negra que llevaba la pelinegra desde el día anterior y la dejó en una camiseta de tirantes de color gris claro que se le apretaba al cuerpo.
La boca se le hizo agua, él nunca podría ignorar algo así, nunca.
Dejó la oreja de Hinata y descendió hasta su hombro para devorar con infinita hambre una de sus clavículas.
La respiración de Hinata se hizo más pesada cuando las manos de Naruto volvieron al ataque para masajearle y apretarle los senos por encima de la ropa.
Cansado ya de jugar con su clavícula ascendió y sin previo aviso juntó sus labios con los de ella en un beso arrollador, de esos que sabía que tanto le gustaban a la ojiperla.
Las manos de Hinata, que hasta entonces habían permanecido fuertemente cerradas a cada lado de su cuerpo, se enredaron en el pelo del rubio, tiró fuerte de la coleta, que era lo único que no le gustaba de él.
Su lengua y la de Naruto protagonizaban una ardiente danza por ver quién lograba dominar a quién.
En un gesto inesperado para el rubio, Hinata tomó impulso y rodeó la cintura del chico con sus piernas, haciendo que él acabase de ponerse duro.
Las manos de Naruto la agarraron de los muslos para evitar que cayese al suelo.
Ambos se separaron durante un instante para tomar una bocanada de aire pero poco después volvían a estar besándose frenéticamente.
-¡Traigo un paquete para señorita Hinata Hyuga!-exclamó una voz mientras tocaba el timbre de la puerta.
Naruto maldijo, ¿cómo es que siempre pasaba algo como eso?
A regañadientes dejó a Hinata en el suelo, que estaba roja como un tomate, y que salió de inmediato de la cocina.
Abrió la puerta mientras luchaba por recobrar la respiración.
El mensajero se la quedó mirando extraño cuando ella firmó y recogió el paquete.
-¿Pasa algo?-preguntó Hinata.
-Em...bueno verá señorita...-dijo haciendo un gesto que señalaba su clavícula.
Hinata descendió la vista hacia su propia clavícula y se puso más roja que nunca, Naruto le había hecho tremendo chupón que hasta el más miope lo vería.
Sintió como otra llama prendía de nuevo en su interior, pero esta vez de furia.
-Gracias por traer el paquete-le dijo al mensajero antes de cerrar la puerta.
Volvió a la cocina en la actitud de una leona, ese atrevido se iba a enterar. Cuando regresó, Naruto estaba sentado tranquilamente tomándose un café.
-¿Quién te manda paquete?-preguntó tan tranquilo.
Hinata lo odió más solamente por ese hecho.
Dio un golpe en la mesa con la mano, haciendo que se le cayese el café por encima al rubio.
-¡Mira lo que has hecho!-exclamó el chico quitándose de inmediato su camiseta, pues el café prácticamente ardía.
-¡Mira que me has hecho tú a mí!-dijo ella señalando el chupón.
-¿Y tanto escándalo por eso?
Hinata refunfuñó y con un gruñido se salió de la cocina cargando el paquete. Aún llena de ira lo tiró encima del sofá y sacó la tapa.
Llevaba la misma ropa desde ayer y necesitaba urgentemente ropa limpia.
Sacó la primera prenda de ropa que encontró y se quedó de piedra al ver que aquello no era suyo.
-¿Qué-es-esto?-murmuró.
-Ojojojo-dijo Naruto que apareció tras ella-¿de verdad tú usas eso?
Hinata se puso roja como un tomate, toda la caja estaba llena de camisetas de tirantes, shorts y mini faldas, por no hablar del calzado y la ropa interior.
Naruto saltó el respaldo del sofá y se sentó junto a ella.
-Al final eres una poli mala ¿eh?-preguntó él divertido mientras le jugaba con el pelo.
-¿Qué crees que haces baboso?-dijo separándose de él-esta ropa no es mía, no sé qué habréis planeado Ino y tú pero esto... ¡me largo de aquí!
Hinata se levantó del sofá y fue directa a la puerta, la cual se abrió de golpe.
Hinata se quedó muda junto a la puerta cuando de repente apareció una chica vestida con un corpiño negro y una falda de vuelo corta y también negra.
Colgando del cuello tenía una enorme cruz plateada que hacía juego con los pendientes de misma forma y material. Tenía el cabello de un rosa claro recogido en dos colas con lacitos de color rojo. Sus labios estaban pintados de un carmesí intenso y llevaba la raya en los ojos que hacían resaltar su magnífica tonalidad verde. Sin duda era una gótica total.
-¿Quién eres tú?-se preguntaron las dos al mismo tiempo.
Naruto se quedó mudo cuando vio a Nana entrar por la puerta. Demonios, aquello no podía estar pasando, no a él.
-Yo soy la hermana de Kyubi-contestó con una sonrisa.
Hinata se quedó helada.
-¡Nana-chan!-exclamó el rubio.
-No me digas que...ella no lo sabía-dijo llevándose una mano a la boca.
-Ella es policía-susurró Naruto mientras Hinata empezaba a alejarse de la puerta y a coger su teléfono móvil.
-Por favor Hinata, no llames a la policía-pidió él.
Ella lo miró.
-¿Qué no lo haga?-se echó a reír-¡eres Kyubi!
-Puedo explicarlo-dijo el rubio.
-Puede explicarlo-corroboró Nana.
-Solo necesito que me escuches Hinata.

7. Fastidioso

Hinata se quedó por un rato más mirando a los dos.
A pesar de que ella tenía ciertas sospechas era incapaz de creerse que Naruto fuese Kyubi, no, porque eso significaría que ella habría estado liándose con un ladrón.
La cabeza amenazaba con explotarle de un momento a otro mientras Naruto intentaba acercarse a ella.
-No me toques-dijo apartándose-déjame en paz.
Dicho esto se dio la vuelta y subió las escaleras de regreso al cuarto que había usado esa noche para poder aclarar la mente.
Naruto quiso seguirla pero Nana se lo impidió con un gesto negativo.
El rubio se llevó una mano a la cabeza, ¿era posible que solo a él le pasasen estas cosas en uno de los momentos más críticos de su vida?
Cuando Hinata hubo cerrado la puerta de un portazo él se dirigió hacia Nana.
-¿Cómo has entrado?
Su casa estaba rodeada de todo tipo de cacharros de alta seguridad aunque él hubiese dicho que no delante de la policía.
La pelirosa rodó los ojos.
-¿Tengo que recordarte cual es mi profesión?-preguntó-entrar en una casa me es tan fácil como entrar a ti en un museo.
Nana era especialista en robar tiendas de moda carísimas y objetos en las casas de los personajes más ricos del mundo.
-Bien, solo espero que tengas una buena excusa para entrar así y meterme en el mayor berenjenal de mi vida-dijo Naruto.
-Tranquilo Kyu, en estos momentos esa chica y yo somos los menores de tus problemas-contestó mientras entraba a la casa y se sentaba en uno de los sofás-no sé a quién has cabreado para que te tenga tan cogido por los huevos pero por lo menos podrías habernos llamado, a nosotros o a cualquiera de nuestros hermanos, te habríamos ayudado.
Él lo sabía, pero no los había llamado porque no quería meterlos en problemas a ellos también.
-Déjame adivinar, Hachi te deja participar en esto, ¿verdad?-dijo Naruto a sabiendas de como era su hermano y que en la vida permitiría que Nana se jugase el cuello en algo como eso.
-Hachi no puede decidir en mi vida así que no le queda más remedio que aceptar lo que hay, pero ahora explícame tú una cosa, ¿qué coño hace una poli metida en todo esto?
Naruto se llevó una mano al pelo y se rascó la cabeza.
-Verás, el tío chantajista me pilló besándola y ahora va a por ella porque piensa que es mi novia.
-Tenía yo razón cuando te dije que ir detrás de tantas mujeres algún día te traería algo malo.
Naruto sonrió.
-Tienes razón, el más vivo ejemplo es Hachi, se pasaba la vida detrás de las mujeres hasta que apareciste tú, debo cortar a tiempo antes de que algo tan malo como eso me pase a mí.
Nana lo fulminó con la mirada.
-Si supiese tu nombre ahora mismo figurarías en todos los medios de comunicación del mundo, idiota.
-Vamos, vamos, en el fondo me quieres.
-En el fondo de un saco sin fondo.
Nana siempre era así y por eso casi siempre que se veían estaban peleando, aunque era más divertido hacerlo con Hachi, la paciencia de su hermano realmente era igual a cero.
-Sabes que me encanta charlar contigo hermanita, pero debo subir arriba antes de que Hinata nos meta en un lío muy gordo a ti y a mí.
La pelirosa se encogió de hombros y empezó a mirar la ropa que había dentro de la caja que había dejado Hinata mientras que él subía las escaleras.
Solo rezaba porque la pelinegra no hubiese llamado a la policía y porque no volviese a tener la pistola a mano, en esas, seguro que acabaría igual que un colador.
Mientras caminaba hacia la puerta iba discurriendo cual era la explicación más exacta que podía darle a la policía, pero casi ninguna de ellas le convencía. Al final se quedó parado frente a la puerta y tragó grueso antes de llamar.
La puerta tardó un rato en abrirse.
Hinata se volvió a sentar en la cama mientras Naruto entraba y se sentaba al lado de ella. Aún sabiendo lo que sabía sobre él su cuerpo seguía reaccionando al del rubio, que seguía sin camiseta, y sus manos no tardaron en ponerse sudorosas.
-Entré con miedo ¿sabes? te imaginaba con una pistola, apuntando directamente a la puerta-dijo.
Hinata no pudo más que enfurecerse por la forma tan original que tenía él de comenzar una explicación.
-Si sigues riéndote de mí llamaré a mis colegas y entonces la ''pistola'' que te va a preocupar es la tuya y no la mía.
Naruto no pudo más que echarse a reír ante la ocurrencia pero inmediatamente se puso serio al ver que Hinata extendía la mano hacia su teléfono móvil.
-Está bien, está bien, te contaré la historia de mi vida.
Hinata regresó la mano a su regazo y clavó la mirada en el suelo.
-Yo nací en Yokohama-empezó el rubio-mi padre era traficante de drogas y maltrataba a mi madre y de vez en cuando a mí, aunque fuese pequeño.
Hinata no pudo más que alzar la vista, sorprendida, para nada se hubiera esperado algo así. Miró a Naruto, pensando que le mentía, pero la mirada del rubio era totalmente sincera.
-Los negocios de mi padre no iban muy bien a lo último y debía mucho dinero, así que a mi madre no le extrañó que un día lo encontrasen muerto en medio de la calle-continuó-parecía que por fin llegaría algo de paz a nuestra vida.
Hinata pudo notar que aquel tema era realmente delicado para el rubio, pues Naruto hacía esfuerzos por controlar el temblor de su voz. Según sabía él era huérfano por lo tanto algo debió de sucederle a su madre.
-¿Qué pasó con tu madre?-se atrevió a preguntar.
-Mi madre...ella no se merecía lo que le pasó, era una persona muy dulce y siempre hacía todo lo posible para que yo pudiese tener una buena vida, al principio nos iba bien pero... yo nunca supe lo que mi madre se vio obligada a hacer para poder mantenerme y llevarme al colegio.
Hinata seguía escuchando en silencio, sin atreverse a decir nada, puede que él estuviese diciendo la verdad pero también era un ladrón y podría ser capaz de mentir bien. Era la mirada triste de Naruto la que la hacía dudar.
-Se contagió de una ETS y murió, dejándome a mí solo-continuó-los servicios sociales me llevaron a un orfanato y allí fui donde conocí a Kakashi. Él era un tío de veinte años y venía acompañado de otros cuatro niños, Ichi, Ni, San y Shi, respectivamente. Fue muy amable conmigo, dijo que a partir de ahora tendría una familia y mis propios hermanos, a parte de los cuatro que te nombre después fuimos a buscar a otros cuatro, Go, Roku, Nana y Hachi, el último soy yo, Kyu.
Sus ojos se clavaron en los perla de Hinata, sabía que la chica estaba dudando pero él no podía hacer nada más que contarle la verdad.
-Pronto descubrimos a lo que se dedicaba Kakashi, robaba a los ricos para darle a los pobres, una especie de Robin Hood moderno, resulta que los orfanatos de lo que proveníamos nosotros eran mantenidos gracias a él-dijo-de modo que nosotros fuimos entrenados por él y cada uno recibimos el nombre de un demonio, así Ichi pasó a llamarse Shukaku, Ni a Nibi, San a Sanbi, Shi a Yonbi, Go a Gobi, Roku a Rokubi, Nana a Shichibi, Hachi a Hachimata y yo a Kyubi.
Hinata abrió los ojos de par en par al escuchar el nombre de los nueve ladrones más buscados del mundo.
-¿Entiendes Hinata? nosotros no robamos por interés propio, lo hacemos para que otros niños como nosotros y otra gente que no puede llevar una vida digna por ellos mismos puedan vivir como viven las demás personas, sin pasar hambre o frío.
Eso sí que se negaba a creerlo, no, no podía ser, no había ladrones buenos, eso solo existía en las películas. Además, si él no se quedaba nada, ¿cómo era posible que fuese tan rico?
-Ya y toda esta riqueza te lo pagas con el dinero que ganas en el taller ¿no?-preguntó escéptica.
-En realidad esta casa me la regaló Kakashi, antes de empezar a robar él ya estaba forrado.
-No te creo-dijo levantándose-y ahora mismo me largo de aquí.
-Esa es otra cuestión, no puedes.
Hinata lo miró con el ceño fruncido. ¿A caso iba a secuestrarla? o lo que es peor ¿matarla por saber su secreto?
-Eres un asesino, no me quedaré contigo.
Naruto cerró los ojos.
-¿Puedes dejar de lado tanto rencor y dejarme acabar? diablos esto parece Escenas de Matrimonio-susurró lo último.
-No pienso escuchar más tonterías, te dejo que sigas disfrutando de tu vida de salvador junto a tu hermana la chiflada, yo me voy.
Naruto se levantó y la agarró de un brazo.
-Que pesadita, si te vas de aquí pueden hacerte daño.
-Perdona, ¿estoy en la casa de un ladrón que aparte es un asesino y me dices que si me voy pueden hacerme daño? da gracias que no tengo la pistola aquí ni ganas de liarme a porrazos contigo para demostrarte que es un poquito difícil hacerme daño.
-No lo pongo en duda, corazón-dijo perdiendo la paciencia-pero ahí fuera yo seré el menor de tus problemas.
-Así ¿por qué?-dijo acercándose a él-¿mandarás a tu hermana chiflada detrás de mí para que me mate?
Naruto estaba empezando a perder la paciencia.
-Nana sería incapaz de hacer algo así pero si hay una persona que podría matarte y esa es la persona que ha estado cometiendo crímenes en mi nombre.
-Ajá, y dime fenómeno, ¿qué pinto yo en esa batalla contra ti?-preguntó con sarcasmo.
-Me vio besándote en la puerta de tu casa y se piensa que eres mi novia, por eso estás en peligro y tienes que quedarte aquí para que no te pase nada.
Hinata sentía que lo que le estaba pasando era totalmente surrealista.
-¿Eso quiere decir que eres mi guardaespaldas?
-A términos generales si, ¿a qué mola?-dijo.
-Oh, claro, vamos a ver, repasemos, estoy secuestrada en la casa de un ladrón con sospechas de ser asesino, que está siendo perseguido por un asesino de verdad y que ahora también me persigue a mí y que en cualquier momento puede conseguir lo que quiere, mola mazo tío-dijo-sigo sin creerme nada.
Naruto se llenó de frustración ante la terquedad de la chica.
Sus caras estaban a escasos centímetros mientras cada uno fulminaba al otro.
-No te queda más remedio que creerme-dijo.
-Eso nunca.
Entonces sin previo aviso Naruto estampó sus labios contra los de ella, demonios, era endemoniadamente sexy incluso cuando se enfadaba.
Hinata hacía fuerza para separarlo, pero como siempre su cuerpo acabó por desobedecer y abandonarse a las exigencias de Naruto.
-Vaya y yo que pensé que necesitabas ayuda-dijo Nana desde la puerta-no me imaginé esto.
Hinata se separó inmediatamente del rubio, completamente roja de vergüenza y de rabia.
-¡No me vuelvas a tocar!
-No pusiste mucha resistencia-dijo el rubio divertido.
-Bien, siento llegar en momento tan inoportuno pero necesito de tu atención Kyu-dijo la pelirosa tendiéndole un móvil negro y dorado con incrustaciones de piedras preciosas-es Kakashi.
La cara de Naruto empalideció por completo. Estaba muerto, sería cadáver.
-Dice que quiere vernos esta tarde en el centro comercial de Konoha y que quiere hablar contigo.
Naruto fulminó a su hermana.
-Te arrepentirás de haberlo avisado.
-Yo también te quiero hermanito.
Naruto contestó.
La línea estuvo un rato en silencio hasta que Kakashi se decidió a hablar.
-¿Sabes realmente por qué Shukaku me puso el sobrenombre de motorista fantasma?-preguntó con una voz cadavérica.
Naruto tragó grueso.
-Estás a punto de comprobarlo esta tarde y te aconsejo que llegues puntual, mi paciencia para contigo está pendiendo de un hilo, ¿comprendido?
-Completamente-contestó el rubio antes de que Kakashi colgase.
-¿Y bien?-preguntó Nana.
Naruto le devolvió el teléfono con una mirada gélida.
-Ya me he puesto en contacto con la funeraria más cara de Japón, que vayas a morir como un perro no quiere decir que no te enterremos con todos los honores-dijo la pelirosa como si nada.
Hinata los miraba sin comprender. Dios mío, en menudo lío estaba metida, ¿por qué habría aceptado ir a la casa del rubio? era una completa estúpida.
-¿Puedo hacer una llamada?-preguntó.
Naruto y Nana se la quedaron mirando.
-No pienso llamar a la policía, solo quiero llamar a Ino para que me mande ropa de verdad, una que sí sea mía-dijo.
Naruto sonrió de esa forma devastadora que solo él poseía.
-A mí me gustaba la ropa esa.
-Puedes quedártela, seguramente a ti te queda mejor que a mí-le espetó.
-¿Nana alguna vez te dije que eras la mujer más insoportable del mundo?
-Cada vez que me ves-contestó la gótica.
-Te relevo del cargo, ella te supera con creces.
-¿Me vas a dejar llamar sí o no?
Naruto se encogió de hombros y le pasó su teléfono móvil, uno nuevo ya que había sido imposible arreglar el otro aunque si había podido recuperar la tarjeta.
Hinata marcó el teléfono de su amiga pero Ino no contestó y al final le regresó de mala gana el teléfono a Naruto.
-Cuando quieras te dejamos sola para que puedas cambiarte-dijo divertido.
La pelinegra lo fulminó con la mirada mientras salía del cuarto para ir a buscar ropa limpia, más tarde ya mataría a Ino y a él, por supuesto.
Naruto aprovechó que Hinata no estaba para hablar con Nana.
-¿Tenéis idea de quién puede ser el tipo que me sigue?-preguntó.
-No es fácil averiguarlo-reconoció-nuestra lista negra tiene como unas 2.000 páginas con nombres escritos en letrita pequeña, Hachi hace todo lo que puede pero últimamente algo está afectando a nuestro sistema informático.
Su hermano Hachi era un superdotado en cuanto a tecnología, y el hecho de que alguien estuviese saboteando sus ordenadores, que estaban más protegidos que los de la CIA, era algo a tener en cuenta.
-¿Posibles candidatos?
-Entre todos los que hay Kakashi piensa que podemos reducir la búsqueda a unos 100 pero tendremos que esperar a que Hachi encuentre al Hacker para poder realizar el trabajo sin ninguna interferencia-contestó-ayudaría más si me dijeras lo que ese tipo quiere exactamente.
-No lo sé, no recuerdo que me hubiese mencionado nada, más bien creo que es una especie de venganza personal.
-¿Sabe tu nombre?-le preguntó la pelirosa.
-Estoy casi seguro de que si-contestó-pero ese es el menor de los problemas.
La chica asintió y luego miró hacia el piso de abajo.
-¿Qué hay de ella? ¿Cuánto le has contado?
-Lo básico-contestó-no es necesario meterla más en el asunto.
Nana se echó a reír.
-Debes aprender a controlar tu ''pajarito'' Kyu, mira hasta donde te ha llevado, tendremos que hacer algo con ella, no podemos arriesgarnos a que hable con la policía.
Naruto era consciente de eso, pero ya se encargaría más adelante, ahora tendría que lidiar con la reunión que tenía con Kakashi.
-¿Vas a estar tú en la reunión?-le preguntó a Nana.
La chica negó.
-Tengo que encargarme del centro comercial, sabes que Kakashi odia aparecer en las grabaciones de seguridad y me ha mandado que sabotee todo el cordón de seguridad y además me ha dado carta blanca para ''limpiar'' la joyería de Swarovski-dijo con los ojos brillantes.
Bien, estaba claro que Nana nunca cambiaría.
Continuaron hablando sobre la extraña vida de pareja que mantenían ella y Hachi hasta que quince minutos después Hinata subió vestida con nueva ropa.
A Naruto se le fue el aliento mientras la veía subir por las escaleras.
Hinata llevaba puesto un short marrón claro a cuadros de un marrón un poco más oscuro y una camiseta blanca con tres botones que encerraban su pecho en un escote en forma de uve. Además se había recogido el largo pelo negro en una coleta larga dejando su fina cara completamente libre.
-¿Necesitas un cubo o prefieres una bolsa de plástico para contener las babas?-preguntó Nana-en serio Kyu, necesitas una novia o un psicólogo ya.
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-¿Y qué se supone que debemos hacer aquí?-preguntó Hinata en cuanto ambos pusieron los pies dentro del centro comercial.
Antes de contestar, Naruto dirigió una mirada a la cámara de seguridad de la entrada y le giñó un ojo, a esas aturas Nana ya tendría saboteado todo el control de seguridad.
-Pues yo tengo una reunión con Kakashi, ¿no escuchaste?
Si que había escuchado, el problema era que no entendía que hacía ella allí.
-¿Por qué tengo que estar presente?
-Porque bueno, ya que los dos somos el principal blanco del tipo ese debemos estar juntos ¿no?-dijo-vale que eres una poli pero no tiene que pasarte nada por culpa mía.
Hinata se quedó muda ante esa frase, ¿cómo hacía eso? se comportaba como un real capullo y de repente le soltaba un comentario como ese.
-Yo no soy como las demás chicas big-boy, no me conquistarás con frases baratas.
-Puedes pensar lo que quieras-dijo él-¿sabes dónde queda el McDonald’s?
-En la planta de arriba, un momento... ¿vamos a reunirnos en un McDonald’s? ¿Eres consciente de que alguien puede oírnos?
Naruto no le dio importancia mientras iba mirando a todos lados, en la planta baja solo había dos guardias visibles y, conociendo a Nana, esta ya los habría convencido para que hiciesen la vista gorda en el caso de que llegase a pasar algo.
Llegaron junto al ascensor y subieron junto a un grupo de chicas que se comían a Naruto con la mirada, a pesar de que este solo hacía caso a una en concreto.
Hinata conseguía que la boca se le hiciese agua. No podía más que darle las gracias a Ino por mandarle aquella ropa.
Tenía una piel blanquísima que hacía juego con esos ojos grises tan extraños que ella tenía y que le daban un aire angelical. Se obligó a tragar grueso, sin duda ella era lo más cercano a la perfección que él había visto.
Hinata volvió la cabeza y vio como él la miraba, de una manera demasiado intensa, como si ella fuese lo único que existía en el mundo.
Naruto empezó a acercarse a ella cuando de repente la puerta del ascensor se abrió dando paso al segundo piso.
-Tu jefe no estará esperando-cortó ella saliendo del ascensor.
Él suspiró y la siguió.
''Bien Naruto, disfruta de lo que te queda de vida'' pensó.
Caminaron en completo silencio hacia el McDonald’s. Hinata se preguntaba cómo sería Kakashi, pensando en alguien que era jefe de ladrones pensaba en un tipo vestido de Armani y con gafas, parecido a los ''capos'' de la droga y que daría mucho miedo, por eso no se encontraba preparada para lo que vio.
Había un único hombre sentado en las mesas de a fuera del local y que miraba a Naruto fijamente.
La mandíbula se le descolgó cuando vio su nada normal vestuario. Llevaba unos pantalones de color granate oscuro con una cadena negra, una camiseta de manga corta negra que rezaba ''soy un monstruo en la cama'' en color blanco, llevaba la mitad inferior de la cara cubierta con una máscara azul oscuro, un impresionante arete atravesándole la nariz y un collar de pinchos de lo más extraño. Después de calzado llevaba unas bambas blancas con unos gruesos cordones de color negro. El pelo gris apuntaba completamente hacia arriba.
Por lo que Naruto le había contado el hombre debía de tener al menos unos cuarenta y seis años pero no aparentaba más de treinta y cinco.
Kakashi se levantó y caminó hasta quedar enfrente a ellos.
-Eres un auténtico gilipollas-le dijo a Naruto con una voz grave-da gracias que te tengo algo de aprecio y no te mato aquí mismo, ¿qué se supone que haces llamando la atención todo el rato?
-¿Te crees que yo he buscado esto? en cuanto a lo de llamar la atención-dijo mirándolo de arriba a abajo-mejor me evito cualquier tipo de comentario.
El peligris ignoró por completo esa última frase y siguió fulminándolo con la mirada.
-He tenido que ordenar a tus hermanos que se retiren de su trabajo por unas semanas por culpa de tu negligencia-recriminó-¿en qué estabas pensando?
Naruto se quedó estupefacto.
-¿Negligencia? ¿Quién te dice que ese tipo no quiera vengarse de toda la organización y me usa a mí de excusa? yo no cometí ninguna negligencia.
-Eso es cierto-dijo Hinata-si fuese así, nosotros ya lo abríamos encarcelado, la única negligencia que comete a menudo es ser un idiota completo, pero eso se lo podemos perdonar porque es un defecto de nacimiento.
Por primera vez Kakashi se fijó en la chica menuda y bajita que casi quedaba eclipsada por el enorme cuerpo de Naruto. Ella debía ser la policía de la que le había hablado Nana.
-¿Tú de qué lado estás?-dijo el rubio.
-Tengo que vengarme de ti y este tío quiere patearte el culo, mientras sea así le apoyaré en todo lo que sea.
Kakashi se echó a reír.
-Tú debes ser la inspectora Hyuga, de la brigada de robos de la policía metropolitana de Konoha.
-Así es-contestó ella-y tú el gran jefe al que persiguen los míos.
Kakashi le estrechó la mano, al menos no era la típica chica llorica, esta parecía echada para adelante y mientras la tuviesen de su lado podría serles de utilidad.
-Vayamos a sentarnos, tengo hambre y no me acabé mi hamburguesa-dijo el peligris.
Los tres regresaron a la mesa que antes ocupaba él solo y se sentaron.
-He puesto a toda la organización alerta y ahora todos estamos intentando rastrear a ese mal nacido, ¿no hay nada que pueda identificarlo?
Naruto negó.
-Absolutamente nada, usaba pasamontañas y no conseguí reconocerle por la voz-contestó-aunque él dijo que me conocía.
-¿Y sabes qué es lo que quiere?
-No, no me lo ha dicho, la última noticia que tuve de él es que estaría vigilando a Hinata, ayer entró a robar en su casa.
-¿Fue él?-preguntó la pelinegra-entonces también entró en la tuya.
-¿Entró en tu casa?-preguntó Kakashi.
Naruto se rascó la cabeza mientras sonreía.
-La verdad es que use el dispositivo-terremoto de Hachi para que Hinata creyese que habían entrado en mi casa.
La ojiperla abrió la boca de par en par.
-Lo siento Hinata pero era la única forma de que te quedaras conmigo.
La respuesta de Hinata fue vaciarle el vaso de coca cola por la cabeza.
-Ahora me siento mucho mejor-dijo.
-¿Estás loca? ¡Mira como me has puesto!-le gritó.
Kakashi miraba la escena con diversión.
-La coca cola sienta bien al color de tus ojos-dijo la chica.
-No quiero interrumpir-dijo Kakashi-pero debo irme dentro de poco y dejar las cosas bien claras, no quiero exhibiciones, ¿me oyes Naruto? así que Kyubi desaparecerá por un tiempo del escenario y ella debe regresar a la policía.
-¿Estás de broma? puede delatarnos.
-Me alegra que confíes en mí-dijo Hinata-aunque tienes razón, os delataré.
-Créeme, no lo harás-aseguró Kakashi-tengo contactos hasta en la policía y no te gustaría ser enemiga mía.
Algo en el tono de voz del hombre hizo que ella comprendiese hasta donde alcanzaban esas palabras.
-Además no te queda más remedio que cooperar, el tipo ese también va a por ti, por lo cual debes ayudarnos a cazarlo, después puedes continuar con tu vida.
-¿Y qué debemos hacer?-preguntó Naruto.
-Investigar y tú tratar de ponerte en contacto con el chantajista-dijo mientras se levantaba-y una cosa más Naruto, eres mayorcito y yo no tengo ganas de jugar al papi enfadado contigo, vuelve a cagarla y...
No fue necesario decir nada más, la amenaza había quedado patente en el aire mientras el peligris abandonaba el centro comercial sin ningún comentario más.
-Que angelical es tu papi-dijo Hinata-bien, ahora que ya hablamos con el papá de la mafia ¿qué viene ahora? ¿Tomar un té con Sherlock Holmes y el profesor Moriarty?
-¿Desde cuándo te has vuelto tan simpática?-preguntó, era la primera vez que la pelinegra se comportaba de esa forma.
-Desde que el humor es lo único que me salva de volverme loca.
-Pues bien querida Watson, ahora iremos a comprarme ropa nueva y agradece que en este momento hay otra persona que se merece más la venganza que tú, pienso comprar los artículos de moda más caros con el número de tarjeta de Nana.
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Estaba sentado en su sala informática, delante del ordenador central, cuando uno de sus subordinados entró en la sala.
-Señor, ya se ha oficiado la reunión entre Kakashi y Kyubi, la policía estaba con ellos-informó.
Sonrió, interesante, Kyubi lo sorprendía al implicar a la chica en el asunto pero era obvio que Kakashi necesitaba tenerla cerca para que no los delatase y también para poder obtener información a través de la policía.
En estos momentos estaban dando palos de ciego como locos, le había costado una semana entera poder penetrar en el sistema informático de Hachi, otro de los ladrones, y ahora estaba intentando sabotear todas sus cuentas.
Él conseguiría lo que quería fuese como fuese y entonces sería el hombre más poderoso de la tierra, todo el mundo estaría a sus pies.
-Bien, quiero que le digas a los demás que empiecen a prepararse, no tardarán en empezar a moverse y yo necesito tener vigilados todos sus movimientos, que también vigilen a la chica, es una pieza importante en todo esto y utilizando las formas correctas podemos engañarla y hacer que se pase a nuestro bando.
-Como digáis señor.
-Otra cosa, quiero un grupo de hombres preparados para cualquier cosa que pueda pasar y también necesito que le lleves este mensaje a Kyubi, no hace falta que te diga que si valoras tu vida no dejes que te descubra.
El hombre recogió el papel que le entregó y luego se fue.
Las cosas estaban saliendo tal y como él esperaba, ahora Kyubi sabía exactamente lo que él buscaba y siendo así todos se concentrarían en proteger el objeto y así lo llevarían directamente al lugar donde lo tenían guardado. Sabía que no sería fácil conseguirlo, pero para esas él ya lo tendría todo preparado.

8. Tórrido

Naruto abrió los ojos de par en par y boqueando en busca de aire. El sudor frío le perlaba la frente y todo el cuerpo pareciendo como si el rubio hubiese corrido alguna maratón mientras dormía.
El ojiazul se llevó una mano a la cabeza y se secó la frente para luego después removerse el cabello que le había quedado pegado a la nuca.
Se quedó sentado en la cama y flexionó las piernas, rodeándolas con los brazos.
Otra vez lo mismo, otra vez el sueño que lo atacaba casi todas las noches.
Respiró pausadamente intentando controlar los acelerados latidos de su corazón.
Desde pequeño soñaba que estaba en el orfanato, era de noche y todos los pasillos estaban vacíos, él corría de un lado a otro buscando a su madre pero ella no le contestaba y entonces, al final del pasillo, se oían pasos y se dejaba ver una sombra que se acercaba.
Él se quedaba quieto mientras una figura aparecía a lo lejos sujetando algo en la mano. Siempre en ese momento un haz de luz atravesaba una de las ventanas y ante los ojos de Naruto se presentaba una escena de lo más macabro.
Su padre, frente a él, agarrando la cabeza cortada de su madre por los pelos.
-Tú serás el siguiente-le decía.
Tras eso, Naruto siempre se despertaba.
Después de conseguir que su estado volviese a la normalidad, se levantó y fue al baño a lavarse la cara.
Se miró fijamente al espejo y maldijo, cada vez que lo hacía era como ver el reflejo de su padre, al parecer Dios consideraba que no lo había torturado lo suficiente durante todos esos años.
No se peinó ni nada, y salió al pasillo solamente con el pantalón de pijama y con el pelo todo revuelto.
Bajó las escaleras y ya estaba llegando a la cocina cuando escuchó risas en el interior.
La puerta estaba medio abierta y él se detuvo para observar por el resquicio que quedaba abierto. Nana y Hinata estaban sentadas a la mesa tomándose un café con un croissant.
Como de costumbre, la pelirosa llevaba un pijama negro de tirantes y pantalón corto con rayitas rosas y el pelo iba recogido en sus acostumbradas coletas con lacitos rojos. Pero la delicia de los ojos de Naruto era sin duda la ojiperla.
Llevaba un sencillo camisón de color blanco de tirantes y que le quedaba un poco más abajo de las nalgas, el pelo le caía desordenado por la espalda, dándole un aire angelical. Definitivamente le haría un regalo a Ino por aquello.
Entró a la cocina interrumpiendo las risas de las chicas que se lo quedaron mirando.
Hinata sintió como el torrente de lava volvía a atravesarla hacia cierto punto de su cuerpo que ya dolía ante la presencia del rubio, era increíble la de sensaciones que ese hombre despertaba en ella con solo aparecer, y claro, más si lo hacía como en esos momentos, con todo su magnífico torso al aire libre.
-¿Qué haces en pijama en mi casa?-le preguntó el rubio a la pelirosa.
-Dormir y desayunar-contestó con la mayor naturalidad del mundo-pensé que esta era mi casa como ahora te dedicas a comprar cosas con mi dinero.
El rubio resopló y se sentó al lado de ellas, esta vez mirando fijamente a Hinata, quién tuvo que tragar grueso ante la intensa mirada que le dedicó el chico.
-¿Creando vínculos con el lado oscuro?-preguntó divertido.
-Que sea una ladrona no quiere decir que ella no me caiga bien-salió Nana en defensa de la pelinegra que se había puesto roja al no saber qué contestar-¿podrías dejar de ser tan capullo?
-¿Y de que hablabais?-preguntó ignorándola por completo.
Una sonrisa cruzó por el rostro de las dos chicas y al rato las dos volvieron a echarse a reír. Naruto les lanzó una mirada cargada de extrañeza.
-Nana me ha contado cosas de cuando eras pequeño-dijo Hinata.
La cara de Naruto palideció y se clavó con horror en su hermana, a saber qué tipo de cosas le habría contado de él.
-No sabía que dormiste con una mantita de Doraemon hasta los doce años-dijo la ojiperla.
La cara de Naruto pasó del blanco más blanco al rojo más intenso mientras fulminaba a Nana con la mirada.
-E-eso era porque...porque tenía frío y tú lo sabes-dijo.
-Por Dios Kyu-dijo la chica-si hasta le pusiste nombre y te la llevabas a todos los lados, todavía recuerdo cuando cumpliste doce años y te echaste a llorar porque desapareció de tu cuarto.
-Kakashi la quemó y tú lo sabes, no tenía ningún derecho.
Hinata observaba la escena con una sonrisa divertida, lejos de ser lo que eran, dos ladrones, aquello parecía la escena cotidiana de dos hermanos peleándose por cualquier tontería.
-¿Hachi no te echa de menos?-preguntó el rubio-no, claro, seguro que esta agradeciendo en estos momentos un rato de paz sin ti.
-Ja, ja y ja, de verdad Hinata te compadezco por tener que soportar a este babuino todo el día y tú-dijo señalándolo-no te preocupes que ya me voy, al contrario que otros yo no me ando metiendo líos y puedo continuar con mi vida normal.
Nana se levantó de la silla y le echó la lengua antes de desaparecer por la puerta.
-¡Adiós Hinata!-exclamó desde lejos.
-¿Se va en pijama?-preguntó la pelinegra.
-Conociéndola es muy capaz-contestó Naruto.
Hinata se levantó de la silla y se dirigió al fregadero para limpiar su taza de café.
Naruto clavó la mirada en el cuerpo menudo de Hinata y en seguida sintió como aumentaba el deseo de volver a poseerla. Cada vez que el camisón se movía cuando ella hacía alguna acción hacía que todo el cuerpo de Naruto ardiese.
Cuando Hinata se giró se encontró a Naruto delante de ella devorándola con la mirada, la boca se le secó mientras que todo su cuerpo empezó a flaquear ante la necesidad de sentir aquellas manos morenas recorrerla de arriba a abajo.
Naruto se movió un poco al frente, dejando solo milímetros entre ellos.
-Yo...tengo que ir a...ducharme-dijo-seguro...que huelo a rayos.
Naruto cogió un mechón de su negro pelo y se lo llevó a la nariz.
-A mi me parece que tienes el aroma más exquisito del mundo.
-Te-tengo que...ir a trabajar-dijo sin mucha convicción mientras Naruto no apartaba la mirada de sus labios.
Hinata casi podía leer el deseo de él por besárselos y el deseo de ella porque así fuera.
La temperatura en la estancia había subido veinte grados de golpe, Naruto estaba convencido esa vez nada ni nadie interrumpiría lo que él tenía pensado hacer con Hinata.
Sin previo aviso terminó de acortar la distancia entre sus labios y los de ella juntándose en un beso salvaje y pasional.
Hinata fue incapaz de contener un gemido ante la intensidad de aquello candentes labios. Los brazos de Naruto le rodearon la espalda pegándola con fuerza a él.
Era delicioso sentir como aquellos senos se aplastaban contra su pecho y como ahora Hinata removía una y otra vez su pelo con aquellos finos y suaves dedos.
El beso se volvió muchísimo más exigente, como si ansiaran el devorarse uno a otro. Naruto la alzó en brazos pudiendo notar por debajo de la ropa cuanto disfrutaba ella esa al igual que él.
La amarró fuertemente con los brazos y como pudo salió de la cocina, las piernas de la pelinegra se cerraron en torno a su cintura.
A tientas Naruto abrió una de las puertas cercanas a la cocina y prendió la luz.
Hinata separó por un momento sus labios de los de él al ver que estaban en un baño.
-Dijiste que querías ducharte-dijo roncamente el rubio mientras cerraba la puerta.
Dios ella no debería hacer eso, no, otra vez no, ella era una policía y el un ladrón, no podía estar haciendo eso.
-Yo no...
Pero Naruto volvía a estar junto a ella, acorralándola contra la pared y acariciándole las piernas.
-Sabes que deseas esto tanto como yo-dijo jugando con los bordes del camisón mientras que le mordisqueaba la barbilla-ahora se buena y espérame aquí mientras enciendo la ducha.
Ella suspiró, como si pudiese escapar o marcharse, porque siendo sincera consigo misma ella se moría por devorar a aquel adonis.
Naruto sentía la mirada de Hinata fija en él mientras giraba la llave de la ducha y el agua tibia empezaba a caer golpeando en el suelo.
-¿Qué te parece si yo te desvisto a ti y tú me desvistes a mí?-susurró.
El cuerpo de Hinata estalló en llamas deseoso de que Naruto cumpliese con lo que decía, cada poro de su piel rogaba por sentir aquellas dos manos recorriéndola de arriba a abajo. Ni siquiera hizo falta contestar, Naruto había leído la respuesta en su cara. Volvió junto a ella y alzó las manos, acariciándole los bordes de la cintura con los nudillos mientras descendía lentamente hacia el borde del camisón. Sus manos se metieron por debajo de la tela, acariciando el plano vientre de la ojiperla la cual gemía quedamente.
Hinata sentía como las manos de Naruto iban ascendiendo por su cuerpo poco a poco debajo de la tela e iban a parar al cierre del sujetador el cual fue desabrochado. Las manos de Naruto volvieron a descender rozando ligeramente los duros pezones de la chica la cual no pudo contener un gemido.
Fue liberada del camisón y del sujetador en un suspiro, quedando en braguitas y completamente expuesta ante aquella mirada felina que la recorría por todos los lados devorándola.
Naruto volvió a acercarse, esta vez para hundir su boca entre el medio de los dos senos de la chica y empezó a repartir lametones. Las mano de Hinata se aferraban con fuerza a él para evitar caerse ante las mareas de placer que la inundaban y hacían que sus piernas se olvidasen de que estaban allí para mantenerla en pie.
Pero todo empeoró cuando la lengua de Naruto empezó a jugar con uno de sus pezones, primero rozándolo a penas con la punta y luego mordiéndolo y tironeándolo con los dientes mientras una de sus manos atendía el otro pezón y la otra la despojaba de sus braguitas. La ojiperla gemía sin control hasta que Naruto se separó de ella. La pelinegra se quejó pero el posó el dedo índice sobre sus labios.
El agua seguía cayendo y ahora el baño estaba lleno de un finísimo vaho que había provocado que el pelo de Naruto se aplastase a causa de la humedad. Estaba buenísimo. Él le sonrió de aquella manera tan suya que hacía que toda su voluntad se esfumase.
-Es tu turno, corazón.
Hinata se puso roja como un tomate al saber lo que él le estaba pidiendo, su corazón empezó a latir a mil por hora mientras su mirada viajaba por todo el cuerpo del rubio sabiendo cómo se vería él una vez que ella lo hubiese desnudado.
-No muerdo-dijo él divertido.
Con paso trémulo ella se acercó a él y dejó que sus manos cayeran en los hombros de él mientras volvía a atraerlo hacia sí en un tímido pero pasional beso. Sus manos empezaron a moverse a un ritmo pausado por el torso del chico rozando sus estupendos pectorales y acariciando aquellos abdominales fantásticos.
Naruto se dejaba hacer, las manos de Hinata sobre él eran como llamas de fuego que hacían que su cuerpo se estremeciese de la forma más placentera que él había sentido. Los labios de la ojiperla se desprendieron de los suyos y descendieron hacia su cuello lamiendo y succionando aquella bronceada y exquisita piel mientras sus manos continuaban su labor de acariciar todo cuanto encontrase del rubio.
Descendieron de nuevo por sus abdominales hasta el bajo vientre, donde sus dedos se enredaron con el cordón de pantalón del pijama el cual soltó y cayó al suelo, dejándolo solo en bóxers y el bulto de entre sus piernas visiblemente notorio.
Con decisión introdujo una de sus manos por debajo de la tela y rozó ese pedazo de carne con sus dedos.
Naruto cerró los ojos y un gemido roncó escapó de sus labios, aquello era absolutamente fantástico, apoyó sus manos en la pared que había detrás de Hinata y cerró los ojos dedicándose solo a sentir.
Hinata le había bajado los bóxers y ahora sus caricias eran mucho más rápidas y alteradas con pequeños apretones que volvían loco a Naruto. Por otra parte su lengua recorría la parte superior de sus pectorales, chupando y mordiendo mientras el rubio gemía sin control.
Naruto sentía que si seguía así todo acabaría pronto de modo que se separó de ella.
-Hora de ducharse-dijo.
Agarró a Hinata de la mano y los introdujo a ambos dentro de la ducha. El agua tibia lejos de aliviar su intenso calor lo intensificó aún más, volvieron a besarse con desesperación. Naruto alzó a la chica agarrándola de las piernas y la penetró de golpe.
La pelinegra sintió que todo el mundo se venía abajo en un potente gemido que hizo compañía al de Naruto.
El rubio empezó a moverse en un compás lento pero profundo.
-Se siente tan bien la forma en que me envuelves-le susurró al oído.
Hinata apenas si logró sonreír entre la marea de gemidos.
Cada vez iban más rápido y no tardaron en sentir el familiar cosquilleo recorrerles el cuerpo. Ambos aceleraron el ritmo y la intensidad. Hinata se abandonó al orgasmo en un intenso gemido y él se salió de ella para derramarse sobre la bañera.
Ambos se quedaron bajo el agua, jadeando y mirándose el uno al otro.
-Esto no cambia nada-dijo la chica.
-Sí, sí, nada cambia, todo sigue igual-dijo él-tú eres la poli y yo el chico malo, pero una alegría de vez en cuando no le hace daño a nadie.
-Sal por favor, quiero ducharme-pidió seria.
Él se encogió de hombros, quitó una toalla de un cajón y salió del baño dejándola sola. Hinata apoyó la frente contra la pared mientras el agua caía sobre ella.
No entendía por qué hacía todo eso.
----------------------------------------------
Nana abrió la puerta trasera de su casa solariega en el más escrupuloso de los silencios.
Hacía una hora había salido en pijama de la casa de Kyu y había partido hacia su casa en su mini de color blanco con rayas rosas. Su casa en Konoha se encontraba en medio del campo, a las afueras de la ciudad, donde era mucho más fácil maniobrar sin levantar ningún tipo de sospechas.
La finca era una vasta extensión de terreno rodeada por una valla electrificada y a la que se accedía a través de una cancela gris con estrictas medidas de seguridad, solo se podía entrar si alguien de adentro te abría o si tus datos genéticos estaban recogidos en el lector digital en el cual ella posó su dedo índice para acceder al interior.
Dejó el coche en el garaje, este quedaba no muy lejos de la entrada a la finca, y se dispuso a subir en completo silencio el empedrado camino de la cuesta que la separaba de la casa de madera.
Todo parecía tranquilo y desde lejos se veían las persianas bajadas. Mejor, así evitaría problemas con su novio.
No tardó mucho en llegar a la altura de la puerta y repitió el mismo repertorio que en la entrada de la finca, tras leer su huella dactilar la puerta se abrió y ella accedió al interior de la casa que estaba completamente a oscuras.
Se quedó quieta al lado de la puerta, la cual se cerró automáticamente y en silencio, y esperó atentamente por si se oía algún ruido, más todo se mantenía en el más absoluto de los silencios.
Suspiró aliviada y ya más tranquila y se dirigió tranquilamente hacia la cocina. La luz se prendió desde el otro lado del pasillo.
Delante de ella se presentaba un hombre alto, de pelo y ojos negros como la noche en toda su perfección y ella conocía mucho de su perfección, comprobada en largas y placenteras noches de pasión.
En ese momento ella se hubiera tirado sobre él y no le dejaría levantarse, pues únicamente llevaba puesto su pantalón azul de pijama con todo el perfecto torso al descubierto, pero la expresión en la cara del chico le decía que lo que venía a continuación no era precisamente una sesión de besos.
-¿Puedo saber de dónde vienes en pijama?-preguntó con su ronca y masculina voz.
Ella fingió tranquilidad y se acercó a él.
-Sasu-chan te eché de menos-dijo mientras le rodeaba la cintura con los brazos.
-Hmp, ¿dónde estabas?-repitió-no estoy para ningún jueguecito Sakura.
Ella enterró su cara en el pecho de él mientras contestaba.
-Estuve en casa de Kyu-contestó-y conocí a la policía esa que ahora está con él, es muy simpática ¿sabes?
Notó como todos los músculos de Sasuke se contraían.
-A partir de ahora te quedarás aquí-dijo con tono cortante.
Sakura conocía lo suficiente al pelinegro como para saber cuando pasaba algo que lo preocupase y por lo general, a Sasuke nunca le preocupaba nada. Se separó de él y lo miró, más él tenía la mirada desviada.
-¿Qué sucede?
-Hace un rato estuve hablando con Kakashi-empezó-él se pondrás en contacto con todos y les dirá que se vengan de inmediato para aquí.
-¿Por qué? ¿No es suficiente con paralizar las actividades? es peligroso que todos nos juntemos, la policía.
Sasuke la abrazó.
-No sé cómo es que lo ha logrado-dijo lleno de ira-pero ese imbécil ha entrado hasta en la última carpeta de nuestro sistema informático.
Sakura palideció.
-Pero... eso es imposible, tú eres el mejor informático del mundo, no...-intentó decir pero luego reflexionó sobre lo que él había dicho-¿qué sabe ese tipo ahora de nosotros?
-Todo, donde están nuestras casas, nuestros nombres...
La pelirosa tembló ante la sola mención de eso.
-Entonces sabe... sabe lo de los orfanatos y lo de las cámaras secretas.
-Bueno, eso no, eso solo se encuentra en el ordenador privado de Kakashi, son archivos demasiado importantes incluso para dejarlos en mis manos, y suerte que no ha sido así.
La pelirosa se llevó una mano a la cara.
-¿Avisaste a Kyu?
-No contesta al teléfono.
------------------------------------------------------
El silencio llegó a ser tan incómodo para Hinata como lo había sido hacía unos días el hecho de que el rubio le hablase.
Ahora ambos iban en el coche de Naruto, ella a la comisaría y él con el mono de trabajo del taller.
Por su parte Naruto también se sentía incómodo, Dios que habían hecho el amor no había matado a nadie, además ni siquiera era la primera vez que eso pasaba, pero la pelinegra se mostraba cual noble ofendida a la que un cortesano le había robado la virginidad.
-¿Su majestad se dignará a dirigirle la palabra a este pobre mecánico o tendré que empezar a dar volantazos para hacerla reaccionar?
Hinata lo miró de lado y suspiró.
-Solo inténtalo y mañana tu buzón estará lleno de multas y órdenes de arresto-contestó con desgana-y mejor no te contesto a lo de pobre mecánico, es algo que ni tú mismo te crees.
Naruto se encogió de hombros y fijó su vista al frente.
-No sé qué te molesta tanto-insistió-no se acaba el mundo, solo fue...un polvo, nada más Hinata.
La ojiperla lo fulminó con la mirada.
-Seguro que en estos momentos debes estar pensando que debo sentirme honrada de compartir contigo, a fin de cuentas eres famoso, rico y estás como un queso-ante esto último se tapó la boca al darse cuenta de lo que acababa de decir.
Una sonrisa triunfal atravesó el rostro de Naruto de lado a lado.
-¿Así que piensas eso? no sabía que te resultase tan irresistible, por cierto esa marca de la clavícula te queda genial, cuando quieras te hago otra.
Hinata estaba roja como un tomate, por suerte el teléfono del rubio empezó a sonar y este contestó desviando la atención de ella.
-¿Hachi? ¿Pasa algo?-contestó el rubio al ver que se trataba de su hermano.
Hinata prestó atención, por la palidez que estaba adquiriendo Naruto las noticias no eran buenas.
En un punto de la conversación el rubio desvió la atención de la carretera y coche se botó afuera, chocando con una farola.
-¡Imbécil!-gritó la pelinegra saliendo del coche como pudo-¿Qué coño te pasa?
Naruto había salido del coche con el móvil en la mano y miraba compungido a su coche.
-Mi coche.
-¿Tu coche?-estalló la pelinegra-a la mierda el coche, me niego a seguir contigo, lo que quieres es matarme.
Se giró, dispuesta a marcharse, cuando se dio cuenta de que el rubio había tomado la carretera de las afueras y que ahora se encontraban en medio de la nada.
-Genial, fantástico, ¡espléndido! ¿Por qué no baja alguien y me lleva presa?
Como caídas del cielo se oyeron las sirenas de un coche de policía a lo lejos, el cual no tardó en aparecer.
-Bien Hinata, ¿ahora por qué no pides que lleguen los de la CIA y nos dejen presos en mitad del desierto de Arizona?-gruñó al ver que los policías se bajaban del coche.
-¿Qué es lo que ha pasado muchachos?-preguntó el que parecía el jefe.
-Nada señor, un perro se salió a la carretera y al intentar esquivarlo nos salimos, por suerte estamos ilesos.
La pelinegra le lanzó una mirada que claramente demostraba cuan patética le parecía su excusa, sin embargo el policía pareció creérselo.
-Ya bueno, verá joven, venimos registrando su coche y desde hace unos metros iba por encima de los límites de velocidad, la cosa quedaría en una simple multa pero esto...es necesario que nos acompañéis a la comisaría.
-Señor, yo soy policía de la brigada de robos, mi nombre es...
-No se moleste señorita, ante la ley no hay placa ni nada que nos defienda, muy al contrario, siendo usted policía debería haber advertido a su acompañante.
La cara de Hinata quedó roja como un tomate y fulminó a Naruto cuando lo escuchó reírse.
-Señor, sus documentos personales.
La sonrisa de Naruto se le borró de la cara.
-Verá señor...yo...no los tengo aquí pero mi nombre es Uzumaki Naruto.
-Bueno, en comisaría solucionaremos las cosas, metedlos en el coche.
Hinata y Naruto entraron en la parte de atrás del coche que quedaba separada de la delantera por una barra que aislaba tanto a los de atrás de los de adelante como viceversa.
-Esto es fantástico, arrestada contigo-bufó-¿qué es lo próximo? ¿El juicio final?
-Lo próximo no será nada de eso-respondió el rubio-no te preocupes, en cuanto esto se acaba nunca más sabrás de mí, las cosas han llegado hasta un punto que se ha vuelto demasiado peligroso Hinata.

9. Reunión

-Esto es increíble-dijo la ojiperla cuando los dos policías los metieron entre rejas-¿ni siquiera el coche es tuyo? ¿También lo has robado?
-¡Claro que no! es solo que está a nombre de Kakashi, ¿te parecería buena idea que alguien como yo vaya registrando cosas a su nombre?-exclamó el rubio.
Hinata se sentó en el banquillo de la celda mientras ponía una expresión de lo más enfurruñada. La cosa era que habían llegado a la comisaría y el policía que los había llevado metió la matrícula del coche de Naruto en el ordenador y allí salió que este pertenecía a un tal Kakashi Hatake, cuya foto no se parecía un ápice a Naruto. Como consecuencia ahora estaban detenidos por el robo de un coche.
-Espero que llamen a Kakashi pronto y esto se solucione-dijo el rubio empezando a dar vueltas por la celda-no me gusta estar aquí.
Hinata soltó una risita.
-Imagínate, si a ti te cuesta creer que estás aquí siendo lo que eres y quién eres no creas que una policía como yo se enorgullece de esto-contestó.
Naruto sonrió.
-Debe ser emocionante estar al otro lado de la banda.
-Sí, muy emocionante, tan emocionante que cuando salgamos de aquí te mataré-sentenció.
El rubio se encogió de hombros.
-Ya te dije que en cuanto saliésemos no sabrías nada más de mí.
Hinata se quedó seria y lo miró fijamente. No le gustaba lo que sentía cuando él le decía esas cosas, era como si una prensa hidráulica le estuviese apretando las entrañas. El mundo no volvería a ser normal, no después de haber conocido a Naruto.
-¿Y eso a qué se debe?-preguntó.
-La llamada de teléfono que recibí fue de Hachi-contestó él con tono preocupado-el tipo que nos anda persiguiendo ha pirateado todo el sistema central, lo sabe todo de nosotros.
Hinata abrió la boca de par en par.
-¿Cuando dices todo es...todo?
-Bueno hay ciertas cosas que no, pero sabe lo más importante, donde vivimos y nuestros nombres-contestó-nadie sabe nuestros nombres, ¡Dios! ni yo mismo sé como se llaman mis hermanos.
La ojiperla no supo que decir, debería estar contenta ¿no? en el caso que el tipo ese cediese algo de información sería pan comido para la policía cazar a esa panda de rateros pero luego por su cabeza pasaron imágenes de ella y nana charlando amigablemente en la cocina e imágenes de como la trataba Naruto, ellos no se comportaban como malvados villanos.
-Dijiste que Hachi era el mejor informático del mundo.
-Joder y lo es, pero ese tío debe ser jodidamente bueno para lograr hacer eso.
-Puede darle vuestros nombres a la policía.
-Lo sé y es por eso que a partir de ahora tú te quedas fuera-dijo él.
El corazón de la chica se aceleró ante ese gesto, él no quería que ella saliese mal parada. Entonces de repente le surgió la pregunta que siempre rondaba su cabeza, él ya se la había contestado pero ella aún guardaba sus dudas.
-Dime por qué robas realmente-murmuró, no era necesario que nadie más los escuchase.
Él sonrió.
-Te lo he dicho, quiero que otros niños como lo fui yo puedan sonreír-contestó-los niños deben vivir en la inocencia, jugar y divertirse, los niños como yo nunca hemos tenido eso y es por ese motivo que yo quiero que recuperen su infancia.
Él lo decía sinceramente, Hinata podía notarlo en su cara y en sus ojos. Una ola de tristeza la inundó y sin previo aviso le asaltaron las lágrimas, obligándola a taparse los ojos con una mano. Naruto la miró preocupado. La ojiperla había empezado a temblar.
-Hinata...
-Me molesta-dijo ella conteniendo los sollozos-me molesta que unos ladrones como vosotros que infringís la ley hagáis esas cosas-¿cómo deja eso entonces a la policía?
Naruto se quedó en silencio, nunca se habría imaginado que Hinata le creyese y menos que dijese algo como aquello.
-Toda mi familia son policías-continuó-mi madre, mi padre, mis abuelos, mis tíos...yo...yo siempre he vivido con eso, mis padres detenían a los malos para ayudar a los buenos por eso yo también me hice policía para acabar con los delincuentes y hacer que este fuese un lugar mejor.
-Pero tú...
-¿Y qué he hecho hasta ahora? poner multas y detener a gente porque iba borracha al volante y ahora llega uno de los ladrones más buscados del mundo y me dice que roba para devolver la felicidad a unos pobres niños, ¿te das cuenta? se supone que tú no haces eso y que yo soy la que debo ayudar a los demás, en cambio mira lo que tú haces por los demás y yo...yo no he hecho nada.
Ahora Naruto comprendía la razón de que ella llorase, había roto con lo que ella pensaba que era el mundo, para ella lo que se hacía mal era en defensa del mal, por eso el hecho de que alguien obrase mal para hacer el bien la descolocaba. Naruto suspiró. Pasó uno de sus brazos por los hombros de ella y la acercó a él, hasta que la cara de Hinata quedó apoyada en su hombro. Ella
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

Si Justin Bieber amenaza con saltar de un edificio:
El 85% de personas entran en depresión
El 10% le dicen que salte
Copia y pega esto en tu firma si eres del 5% de las personas que suben y le da una ayudita (lo empujan) (^w^)

Sakuramin20 Desconectado
« Respuesta #10 en: Marzo 04, 2011, 06:24 pm »

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Re: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« Respuesta #10 en: Marzo 04, 2011, 06:24 pm »
Ayyy, pero que emocion, me encanta esta historia, seguire esperando a que sigas con los demas capitulos para igualarme con todo

Nos vemos

Sakuramin20 :P

Taichi Yagami
« Respuesta #11 en: Marzo 07, 2011, 08:45 am »

Re: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« Respuesta #11 en: Marzo 07, 2011, 08:45 am »
Gran continuación.
Hinata se ve atada de manos debido a la influencia que tiene Kakashi.
Quien podria ser mejor en cuanto a informatica que Hashi? intento pensar..acaso sera algun npc? xD
Quedo atento a la continuación.
Esperando saber que sucede con Naruto y Hinata en la cárcel.

Saludos~~

Dresti Desconectado
« Respuesta #12 en: Marzo 07, 2011, 10:45 am »

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Re: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« Respuesta #12 en: Marzo 07, 2011, 10:45 am »
Ella no hizo nada por separarse.
-Que equivocada estás-susurró-dime Hinata, si tú no hubieses detenido a esos borrachos que dices ¿qué crees que hubiera pasado si continuaban conduciendo? podría haber un accidente en el que ellos y otras personas muriesen, ¿a caso no es eso salvar vidas? tu cumples la ley y yo robo, cada uno tiene su manera de ayudar a los demás.
Ella escuchaba en completo silencio lo que él le decía, con su sola presencia él había logrado que su interior se calmase, el brazo alrededor de sus hombros le proporcionaba una calidez que nadie jamás le había dado y con su voz le había hecho comprender que había varias maneras de ayudar a los demás, aunque no siempre fuesen las correctas.
Él era una buena persona, ningún vulgar ladrón que delinquía por su propio beneficio, había sido una estúpida al tratarlo de una forma tan mala, él no se lo merecía. Le habría gustado tanto continuar así con él pero la situación les jugó una mala pasada.
La puerta del salón donde se hallaban las dos celdas, la de ellos y otra más, se abrió. Los dos se separaron cuando vieron entrar a un policía de uniforme junto con el inspector Inuzuka. Hinata pudo notar como los músculos de Naruto se tensaban y soltaba un irritado suspiro.
El policía abrió la puerta de la celda.
Kiba lo miró con infinita molestia, bueno eso no sería nada comparado con lo que haría si supiera quién era realmente Naruto. Pero al parecer aún así había algo que nunca encajaría entre ellos. Eran enemigos naturales.
-Que bien, ya podemos respirar aliviados, el señor inspector ha venido a liberarnos-dijo Naruto con sarcasmo.
Kiba sonrió de medio lado, sin una pizca de amabilidad.
-Dijiste que la próxima vez que nos veríamos llevarías un Armani-contestó.
Naruto se encogió de hombros.
-Intenté convencerlos tío, pero ninguno de estos polis me dejó ir a casa a por él.
-Sí, solemos hacer eso con la gente que infringe la ley.
-Naa, ¿ahora se le llama así a conducir el coche de tu tío? demonios nadie se molestó en llamar a Kakashi antes de meternos aquí-prosiguió.
Hinata los observaba callada, no entendía de qué iba todo eso.
-Seguro, tendrás muchos coches que arreglar como para estar perdiendo el tiempo.
-Y tú muchos delincuentes que atrapar, podrías haber mandado a otra persona, ¿o es que no tienes tantas ganas de atrapar a ese...ah sí, a Kyubi el asesino?
Los ojos de Kiba centellearon de pura rabia. Hinata decidió intervenir en ese momento, las cosas estaban tomando un cariz muy feo.
-Gracias por venir a sacarnos Kiba-agradeció.
La mirada del castaño se serenó mientras la miraba a ella.
-Vengo a por ti, de este ya se encargaran cuando logren hablar con ''su tío''.
-¿Esto es un adiós?-dijo Naruto fingiendo tristeza-inspector coño, pensé que nuestra relación daba más que para esa fría despedida.
-No juegues con fuego imbécil, puedo hacer que te quedes aquí de por vida.
-No, me echarías mucho de menos-contestó.
-Te espero afuera Hinata, si sigo aquí mataré a ese tipo-dijo Kiba saliendo por la puerta.
-¿Tienes que ser así de desagradable?-preguntó la pelinegra.
-No veo como voy a tratar al tío que está obsesionado con cazarme, ¿sabías que uno de los cuartos de su casa está lleno de fotos mías como Kyubi? eso me da que pensar sobre él.
Hinata no pudo evitar sonreír ante la expresión de falso terror que había puesto el rubio.
Luego ambos se quedaron en silencio.
-Supongo que esto es un adiós-dijo el rubio.
-Así lo has dicho tú.
Él asintió.
-Bueno Hinata, ha sido un placer conocerte-sonrió.
Ella, lejos de sonrojarse o enfadarse, se echó a reír ante el juego de palabras.
-Sí, lo mismo digo-dijo-espero que nos volvamos a ver.
-¡Oh Dios! ¿Tantas ganas tienes de verme en la cárcel?
-No es eso, lo digo porque estoy segura de que Kakashi no me quitará el ojo de encima por miedo a que os delate.
-Yo sé que no lo harás-dijo él completamente serio.
Ahora sí que logró sonrojar a la pelinegra.
-Bu-bueno...adiós entonces.
-Sí, adiós-susurró él mientras la veía salir por la puerta.
Poco después volvió a entrar el policía uniformado para volver a cerrar la celda.
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Kakashi estaba sentado en uno de los sofás raídos de aquella vieja cabaña, no es que le hiciera gracia reunirse en aquel lugar pero dada la situación debía obrar con mucho cuidado.
El sitio en cuestión no es que fuese muy amplio, en si no debían ser más allá de 40 m2, y el aspecto que tenía era de todo menos acogedor. Las paredes eran de un oscuro marrón madera, la cual había quedado en ese estado debido a la cruda humedad del bosque donde se hallaba, y los únicos muebles que había eran dos sofás color vinagre raídos y una mesa de madera con cuatro sillas, en el suelo una remendada alfombra estaba colocada justo delante de la puerta de entrada.
Miró hacia el otro sofá, donde Hachi estaba sentado en completo silencio mientras Nana no hacía más que dar vueltas alrededor de la estancia.
-¿Sabrán localizar el sitio?-preguntó nerviosa.
-Estás hablando de tus hermanos, claro que encontrarán el lugar-respondió Kakashi-lo que más me preocupa ahora es que el inútil de Kyu está en la cárcel de una comisaría, yo no sé qué entendió cuando le dije que no iba a jugar con él a papás y mamás.
-Al menos no lo han detenido por nada grave-dijo Hachi-solo a ese dobe se le ocurre la idea de pasearse por la calle sin documentación.
-Sasuke-kun también pasea por la calle sin documentación-dejo caer Nana-sería más imbécil si saliese con ella.
Al pelinegro le cayó una gotita al estilo anime.
-Chicos, ¿qué tal si dejáis de usar vuestros nombres? vuestros hermanos están a punto de llegar, es más creo que acaba de llegar alguien.
Era cierto, afuera podía escucharse el sonido de un coche aparcando, oh bueno, si el coche aún existía después de aquel inmenso trompo que hizo chirriar el suelo.
-Vale Ichi ha llegado-dijo Kakashi-reconocería el chirrido de un jaguar a kilómetros.
Ichi era de los hermanos el experto en coches y...en robarlos.
-No viene solo-dijo Hachi asomado a la ventana-Ni viene con él.
Nana se asomó a la ventana a tiempo de ver como dos chicos guapísimos bajaban de un Jaguar negro último modelo.
Uno de ellos tenía el pelo azul claro y unas lentillas que hacían que sus ojos pareciesen violetas, vestía al estilo rockero, unos pantalones negros ajustados, una camiseta de tirantes anchos de color gris oscuro con letras blancas que ponían ''Harley Davidson'' y una auténtica chupa de cuero, ese era Ni, el pobre quedó traumatizado después de ver el armario de Kakashi. Como bien podía comprenderse Ni era el encargado de robar cosas un tanto peligrosas, robaba las pistolas de los gángsters y después las revendía a las armerías de la policía con un sobrenombre. A pesar de que era robar, podía considerarse como una buena acción.
El otro era Ichi, más conocido como Shukaku, el ladrón más famoso de coches del mundo y junto con Kyubi y Ni un capullo integral que se creía muy gracioso. Llevaba puesto unos piratas vaqueros y una camiseta de color rojo de manga corta que hacía juego con su cabello pelirrojo, parecía aterrador, sobre todo esos ojos aguamarina que tenía, por eso muchos corredores ilegales se meaban por las patitas cuando lo veían.
Los dos venían riéndose de algo cuando entraron por la puerta.
-¿Qué hay tíos?-preguntó Ni al entrar.
-¿Vosotros la parte de venir sin llamar la atención la habéis entendido?-dijo Nana.
-Hemos venido por carreteras secundarias-contestó Ichi como si eso solucionase el tema de llamar la atención.
-Genial-susurró la chica-¿y qué es lo que os hace tanta gracia?
Ichi y Ni se miraron con una sonrisa.
-Da igual que se lo digamos, se enteraran hoy mismo-sentenció Ni.
-¿Y bien?-preguntó ahora Kakashi.
-Bueno ya que lo quiere saber el Motoris...esto Kakashi-se corrigió Ichi-San y Go se han liado y ahora están saliendo juntos, lo siento chicos ya no sois la única pareja de incesto.
Hachi lo fulminó con la mirada.
Nana sonrió, le agradaba que por fin su hermano y su hermana se decidieran a declararse lo que sentían el uno por el otro. No es que ella y Hachi hubiesen sido muy directos, realmente habían estado dos años ignorando lo que sentían.
-Bueno, nos han pillado-sentenció Ichi tirándose en uno de los sofás-¿qué haremos?
-Hablaremos cuando lleguen los demás.
Como si hubiesen oído sus palabras otros dos vehículos aparcaron junto al Jaguar, uno era un BMW descapotable azul eléctrico y el otro una Harley Davidson.
En la Harley iban dos personas, San, una chica alta y de cuerpo de infarto con cuatro coletas que recogían su pelo rubio, de ropa llevaba una camiseta de manga corta ajustada de color lila y unos pantalones cortos de color blanco, el de delante era Go, un chico alto y guapo, se enorgullecía de que todos sus hermanos fuesen así, llevaba el pelo castaño oscuro recogido en una coleta alta y vestía unos simples vaqueros con una camiseta ancha estilo hip-hop, para él el tema de la ropa era tan problemático que a uno le costaba creer que fuese rico.
San y Go se dedicaban a robarle el dinero a los magnates tipo Bill Gates o más multimillonarios.
Para sorpresa de ella y de los demás del coche azul bajó una chica de pelo castaño en moños y con una camiseta sin tirantes marrón claro y una minifalda blanca, era Yon eso no era de extrañar, pero sí el hecho de que viniese en el coche de Roku, al que odiaba con toda su alma. Roku era un chico de pelo castaño y largo hasta más abajo de los hombros con unos ojos perlas hipnotizantes y con una actitud casi tan fría como la de Hachi, ese día vestía de traje lo que significaba que lo habían pillado en medio de algún negocio.
Roku era narcotraficante y creador de empresas fantasma, su trabajo era uno de los más peligrosos pero él lo llevaba todo con una inmensa mentalidad fría y calculadora, aunque en el fondo ella sabía que no era tan malo como aparentaba.
Por su parte Yon estafaba a la mismísima policía, de hecho Yon era ''policía''.
San y Go entraron cogidos de la mano mientras que Roku y Yon lo hicieron peleándose.
-Hogar dulce hogar-susurró Ichi.
Antes de que nadie pudiese decir nada otro coche aparcó en la explanada, esta vez era Kyu, ya estaban todos.
-Podrías haber hecho que me liberasen antes ¿no?-dijo nada más entrar apuntando a Kakashi-tres horas, estuve tres horas encerrado.
Kakashi se miró las uñas de las manos mientras los demás se quedaban en silencio.
-Piensa que serán muchas más si cometes una idiotez peor-contestó-¿dónde está Hinata?
-Le dije que se fuera.
Kakashi se llevó una mano a la cara.
-Yon hazme el favor de localizar a una policía de la metropolitana de Konoha llamada Hyuga Hinata y mantenla vigilada.
La castaña asintió y miró al rubio.
-Tranquilo Kyu, no haré nada que la pueda molestar-dijo al entrever que había cierta preocupación de él por la chica.
-¿Ahora nos dirás qué demonios debemos hacer? esto es muy problemático-se quejó Go.
Kakashi se encogió de hombros.
-Hablaremos con todos nuestros contactos, cada uno buscaréis en el negocio que os ocupa menos tú-señaló a Naruto-luego te diré lo que harás, Yon tú solo te ocuparás de que nada de nosotros llegue a la policía y de mantener vigilada a Hinata, empezarás ahora mismo.
La chica asintió y se dirigió a los demás.
-¿Alguien me deja un coche? cierto estúpido se ha cargado el mío-dijo mirando a Roku.
Este le torció la cara.
-Toma el mío-dijo el rubio lanzándole las llaves.
Yon se marchó de inmediato.
-Ichi busca información en corredores ilegales y tratantes de coches, Ni encárgate de buscar a través de las armerías, San y Go ya sabéis que hacer, el enemigo puede ser alguno de los magnates que habéis estafado y lo mismo va por ti en relación a las empresas Roku-dijo-en cuanto a ti Nana quiero que peines todos los sistemas de seguridad en busca de cualquier sujeto extraño y tú Hachi, intenta arreglar el sistema central y rastrear al tipo ese por la red, empezad ya.
Todos asintieron y con gestos de despedida se marcharon.
Kakashi miró a Naruto en cuanto se quedaron a solas.
-Me está vigilando a mí-dijo Kakashi.
Naruto abrió los ojos de par en par.
-No sé lo que quiere pero me hago una idea de cómo va a obrar, yo soy el hilo conductor hacia eso que tanto aprecia, me conoce y eso ya de por si lo hace peligroso.
-¿Cómo sabes eso?
-la carpeta que hay sobre mí en el sistema central está intacta y dado que yo soy el líder eso solo significa una cosa, que ya me conoce.
-¿Por qué no se los ha dicho a los demás?
-No es necesario aunque creo que Hachi ya se ha dado cuenta, tú trabajarás conmigo al tiempo que investigas a los tratantes de arte a los que vendes la mayoría de las piezas que robas en los museos ¿ok?
Naruto asintió.
-Y a mí me ayudarás haciendo de mensajero, él solo se comunica contigo de modo que tú y yo intentaremos averiguar quién deja los mensajes.
-Vale correcto pero...
Kakashi sonrió de medio lado, llevaba la misma ropa que en el centro comercial y ese gesto le hacía verse aterrador.
-No hay de qué preocuparse, Yon hace bien su trabajo.
Naruto no dijo nada.
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Hinata iba en completo silencio en el coche patrulla mientras Kiba conducía.
Debería estar aliviada, nunca más volvería a ver a Kyubi pero lo único que lograba sentir era tristeza y miedo porque se preocupaba de que ese ser le pudiese hacer algo.
Ella tenía que hacer algo, porque algo podría hacer ¿no? en esos derroteros iba su mente cuando llamaron a móvil de Kiba y este contestó.
-Sí, la inspectora Hyuga está conmigo, ¿quién la busca? de acuerdo-contestó-Hinata es para ti, es una tal inspectora Sato.
Hinata frunció el ceño mientras cogía el móvil, ella no conocía a ninguna inspectora Sato.
-¿Diga?
-Escúchame atentamente Hinata-dijo la mujer-soy inspectora de policía pero no me llamo Sato, soy hermana de Kyubi.
La mano de Hinata se agarrotó, ¿le habría pasado algo?
-Sí, ¿qué quiere?-intentó sonar tranquila.
-Kakashi me ha ordenado que te vigile y proteja, no soy tu enemiga pero me gustaría que me dijeras de un sitio donde podamos reunirnos, hoy no, dentro de tres días mejor, ¿te parece?
-Claro que si Sato-contestó-nos veremos dentro de tres días n el parque de Suna, como siempre a las cuatro ya tenía ganas de verte-fingió la pelinegra.
-De acuerdo, allí estaré, adiós-luego colgó.
Hinata se quedó por un momento con el móvil en la mano, era consciente de que Kakashi la vigilaría pero nunca imaginó que la fuese a avisar y menos por una de sus ''hijas''.
-¿Te encuentras bien?-preguntó Kiba-te has puesto pálida de golpe, ¿malas noticias?
-¿Eh? ah, no, era una amiga que hace mucho que no veo, trabaja en la policía y al no poder localizarme a mí seguro que pasaron la llamada a tu móvil-dijo.
Kiba se encogió de hombros.
-Em...oye Hinata, ¿te importaría si te invito a comer?-preguntó algo sonrojado.
-Bueno, vale-aceptó la chica sin inmutarse-creo que distraerme un poco no me vendrá mal.
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-Señor, Hachi ha detenido todas sus operaciones de defensa-informó una de los informáticos que tenía contratados.
Se acercó al ordenador con interés.
En la enorme pantalla verde figuraban todas las carpetas del sistema central de los ladrones pero de repente la pantalla empezó a temblar y se puso de color rojo.
-¿Qué sucede?-preguntó cuándo empezó a sonar la alarma del ordenador y los allí reunidos empezaron a teclear como posesos.
-Nos ha mandado un virus, uno que nunca había visto y que es demasiado potente-informó-no sé cómo detenerlo y lo está borrando todo.
Sus ojos se abrieron como platos, Hachi había sido capaz de infectar su propio sistema centrar y a través de eso había llegado también a sus ordenadores. Haciendo eso Hachi perdía todo lo que tenía en su ordenador y al mismo tiempo él también lo perdía.
-¡Mierda!-exclamó-¿guardáis alguna copia de seguridad?
-Solo hemos logrado salvar la mitad de la información señor, el virus ha trabajado demasiado rápido.
Soltó un grito de odio, esto no quedaría así.
Él le enseñaría a Kakashi y sobre todo a Kyubi, que nadie lograba vencerlo.

10.

Eran aproximadamente las once de la noche cuando, por el pequeño y estrecho callejón, apareció un sujeto de mediana estatura, caminaba entre las sombras y era imposible determinar que ropa llevaba o cuantos años tenía porque iba ocultándose profesionalmente.

Sakura no pudo evitar echarse a reír, tal vez las cámaras de seguridad no pudiesen identificar el aspecto del sospechoso pero era suficiente con que sus sensores de movimiento hubiesen captado su señal.

Se giró hacia un lado para encontrarse a su novio inmerso en un millón de letras que descendían velozmente por la pantalla del ordenador.

-Sasu-chan-lo llamó de la forma que él tanto odiaba-tenemos a un intruso en un callejón cerca de la casa de Kyu, el número de la cámara es 143, ya sabes lo que hacer.

Dicho esto ella se levantó de su sitio, su trabajo estaba acabado, ella era la encargada del trabajo práctico, colocar cámaras, micrófonos...etc., mientras que él se encargaba del material recogido en su ordenador.

El pelinegro no le contestó, estaba enfadado, había tenido que sacrificar su propio ordenador para que el sistema del acosador se jodiese también y ahora había tenido que cambiar todas las configuraciones del ordenador central y traspasar de nuevo la información que antes de meter el virus había copiado en unos CDs y Pen Drivers.

Sakura suspiró, era la primera vez que iba a realizar un trabajo peligroso ella sola, por lo general, cuando ella había instalado las cámaras o otra cosa y él hubiese reunido la información que necesitaba, eran los dos los que se presentaban a cometer el robo o cualquier cosa que fuesen a hacer, esta vez tenía que ir ella sola y eso en parte también era lo que enfadaba al ojinegro, pero él no podía hacer nada, habían sido órdenes estrictas de Kakashi que ella saliese y él se quedase.

Se acercó a él y lo abrazó por la espalda.

-Ten cuidado-susurró Sasuke-en el momento que te pase algo mato a Kakashi y quién haga falta.

La pelirosa le creyó, él era totalmente capaz, sonrió.

-Me conoces bien, sabes que no pasará nada, además estaré con Ichi y con Ni.

-Un corredor de carreras ilegales que nunca va a menos de 160 y un tío que trafica con armas y que lleva una Tokarev que a cualquier roce se dispara, si me quedo muy tranquilo.

Sakura encogió los hombros, abandonando su intento de tranquilizarlo, le dio un beso y se dirigió a la puerta de entrada.

Esa noche sería larga.

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Hinata se quedó clavada en el restaurante, sin saber muy bien que era lo que exactamente estaba haciendo allí.

Llevaba un vestido largo de satén fino y color azul apagado. Sus manos se aferraban desesperadamente a un bolso de mano pequeño y del mismo color mientras que sus ojos se posaban en cada detalle de aquel restaurante tan caro.

El salón era inmenso, pintado de color bronce y adornado con cortinas doradas y escarlatas. La pared de enfrente eran todo cristalera, con vistas preciosas de la ciudad, incluso al fondo podía verse la playa de la alejada zona de Suna.

Las mesas eran circulares y salpicaban  con su blanco colorido todo aquel lugar, contrastando con el caoba del suelo.

Todo el mundo allí vestía muy elegante y se felicitó mentalmente por haber escogido, más o menos, bien lo que debía ponerse.

Mas aún así eso no conseguía arrancarle la incomodidad del cuerpo. A esas horas ella debía estar en su casa reflexionando sobre las preguntas que le haría a la hermana de Naruto al día siguiente y no yendo a cenar con Kiba.

Se llevó una mano a la cara, lo que había empezado como una quedada para comer en el McDonalls acabó convirtiéndose en una cena en el Royal de Konoha, el restaurante más caro de la ciudad.

-¿Puedo ayudarla, señorita?-le preguntó uno de los camareros.

Hinata recuperó de inmediato la postura y sonrió con desgana.

-Yo...había quedado en cenar aquí con el señor Kiba Inuzuka, no sé si él llegó.

El camarero recogió el listado de clientes que había sobre una pequeña mesa cuadrada de madera, en la que ella no había reparado antes, y echó una ojeada a los folios hasta que, asintiendo lentamente, volvió a dejar la lista en su sitio.

-El señor Inuzuka todavía no ha llegado pero ha llamado con anterioridad para que le dijésemos a usted que fuese entrando y empezando la cena mientras él no llegaba-informó-si tiene la amabilidad de seguirme.

La ojiperla lo siguió en completo silencio hasta una de las mesas más apartadas y se sentó mientras él iba a buscar la carta de comidas. Suspiró. Tenía el presentimiento de que aquello se haría más lardo de lo normal. ¿Dónde demonios andaría Kiba a esas horas?

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Cuando Nana llegó al barrio donde vivía Kyu, Ichi y Ni ya la estaban esperando.

Su hermano mayor, Ichi, se había vestido con unos vaqueros flojos, una camiseta amarilla y una chaqueta negra normal y corriente que hacía juego con la gorra del mismo color que le tapaba casi por completo su pelo rojo.

Ni por su parte iba como siempre, con unos pantalones de cuero verdes oscuros y una camiseta floja de tirantes anchos y color negro en la que rezaba ''I am Heavy Metal player'', como si fuese necesaria esa frase para darse cuenta.

Había venido en uno de los tantos coches de Ichi, un Mercedes descapotable azul marino.

También venían cargados, Ni con su queridísima Tokarev TT-33 e Ichi con un Viking 466, ambas dos armas rusas bastante peligrosas. De todas formas, aunque solo esas estuviesen a la vista, estaba completamente segura de que Ni se había traído todo un arsenal de armas.

-Vaya Nana-saludó Ichi-pensé que teníamos que ir a arrancarte de los brazos de Hachi.

-Solo estaba retrasando el momento del encuentro onii-chan (hermanito)-contestó-estaba demasiado bien espiando a la señora Kanto desde la cámara de seguridad que instalé en su casa, ahora quedaba escogiendo entre un Dior o un Versace.

-Es una pena distraerte de tus tan pesadas tareas-añadió él-pero fue tu querida cámara callejera la que nos hizo mover el culo hasta aquí así que en parte es tu culpa.

Nana lo fulminó con la mirada, luego se giró hacia Ni, que los observaba con una media sonrisa.

-¿No tienes algo para mí? ¿O es que me odiáis tanto que no me daréis un arma para defenderme?

-Sírvete tú misma-le contestó el ojivioleta abriendo el maletero del coche.

A Nana casi le da un pasmo ante semejante despliegue de armas, allí había pistolas de corto alcance, revolvers de a saber cuantos años atrás y demás armas, incluso habían traído una metralleta.

-Solo es un tipo-dijo-¿hacía falta esto?

-¿Un tipo?-dijo Ichi arqueando las cejas-no sé que tal estaría al asunto cuando saliste, pero a mí Hachi me ha dicho que eran seis y que el número iba ascendiendo.

Nana abrió los ojos de par en par.

Si el acosador mandaba a seis lacayos suyos, significaba que por su mente pasaba algo más que un simple allanamiento de morada.

-¿Y sabes lo mejor?-continuó-todos vienes cargaditos hasta arriba de armas, el detector señaló que por lo menos cada uno de esos tipo llevaba encima cuatro.

La pelirosa se llevó las manos a la cabeza, los iban a acribillar.

-¿Y los demás?-preguntó.

-Kakashi y Kyu han ido a reunirse con Hachi, los tres nos harán de refuerzo, Yon se está encargando de mantener a la poli fuera de esto, y San, Go y Roku se encuentran al otro lado de la calle-contestó Ni-no sé que quiere realmente ese tipo pero esto no me gusta nada, nosotros somos ladrones no asesinos a sueldo y esos tienen toda la pinta de ser profesionales en lo que hacen.

-¿Cuál es el plan?-cuestionó Sakura mientras su mente hervía en busca del arma más rápida y letal.

-Plan dice-se carcajeó Ichi-querida no sabemos el número de asaltantes y yo personalmente no soy James Bond.

-Vale no hay plan, ¿posibilidades de fracaso?

-Con sus armas, calculo que perderíamos por un 86%, no es el 100% así que tranquila.

-Oh si, ahora estoy mucho mejor-alegó sarcástica.

Ni echó una ojeada por encima de su hombro, estiró el brazo y cogió una pistola.

-Es una FM 9mm, no es lo mejor que hay, pero es bastante fiable-dijo tendiéndole el arma-en caso de emergencia coges de inmediato una metralleta, ¿vale? lo mismo va por ti Ichimaru (-maru es un sufijo que se le suele poner a los nombres masculinos).

Los otros dos asintieron.

-Esto es mejor que una peli-de acción-alegó el pelirojo-ahora creo que hubiese sido mejor traer el Ferrari por si tenemos que realizar alguna retirada estratégica.

Nana rezó.

-Dios asísteme, estamos a punto de morir y él solo piensa en coches.

Ni se echó a reír pero la risa duró poco tiempo.

-Chicos-sonó la voz de Hachi por los pinganillos que llevaban en las orejas-el objetivo está jodidamente cerca, catorce en total. Se han dividido en dos grupos, siete van hacia vosotros y otros siete hacia el lado de Go, San y Roku. He logrado filtrarme en sus bases de comunicación, pincharon nuestros teléfonos y a través de ahí supieron que íbamos a instalar sistemas de escucha y video vigilancia por todo el barrio, saben que estáis ahí y sus órdenes son acabar con todo lo que se interponga en su camino, no sé lo que quieren pero son peligrosos, este es un rival a tener en cuenta.

Los tres tragaron pesadamente.

-Sakura-la pelirosa supo que ahora solo se comunicaba con su pinganillo-no...No hagas nada peligroso, márchate si es necesario pero...como se que no lo harás yo...por favor, ten cuidado.

Tras eso cortó la comunicación y la pelirosa tuvo que hacer un horrible esfuerzo por aguantar las ganas de llorar.

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Hinata se cansó de esperar, llevaba allí desde las diez y ya eran las doce de la noche y Kiba no se había presentado.

Lo había llamado una y mil veces al móvil pero no obtuvo respuesta así que como la cuenta ya estaba pagada y ella estaba cansada de esperar, se terminó los últimos bocados de Ootoro y se fue del restaurante.

Afuera hacía algo de fresco y se le puso la piel de gallina. Miró a ambos lados de la calle pero no encontró ni un triste taxi que pudiera llevarla hasta casa así que no le quedó más remedio que irse caminando.

Era una noche sin Luna y a pesar de las farolas la iluminación era escasa. Aún así ella no tenía miedo, era cinturón negro en Karate y llevaba su arma reglamentaria guardada en el bolso, así que el que quisiera atacarla debería pensárselo dos veces.

Estaba preocupada por Kiba y a la misma vez enfadada, debería haberla avisado de que no podría ir pero por otra parte se preguntaba si le abría pasado algo. Justo iba a llamarlo cuando se dio cuenta del lugar en el que se encontraba.

Claro, el Royal se encontraba en el barrio rico de la ciudad y en ese mismo barrio vivía él. Su corazón empezó a latir desenfrenadamente, no había logrado sacárselo de la cabeza en aquellos dos días.

¿Qué estaría haciendo Naruto en esos momentos? se lo imaginaba sentado en el sofá del salón sin la camiseta y tomando un café mientras veía la tele y se reía de las tonterías que decían de él en las noticias, pero también se lo imaginaba en anos de aquel invisible acechante, solo y sin nadie que le ayudase. Ella más que nadie conocía los métodos de Naruto para mantenerse oculto y confiaba en él pero también sentía miedo.

Cuanta ironía, ella ahora sentía miedo por un ladrón, pero él había dejado de ser un delincuente para ella en el mismo momento que lo conoció, a él y a su triste historia. No, definitivamente, él nunca sería una mala persona y no sería ella quién delatase a su peculiar familia.

Pero lo que más la perturbaba era el hecho de extrañar su presencia hasta un nivel tan elevado, los sueños eróticos del principio habían regresado. Su cuerpo le pedía a gritos el de él y al no poder conseguirlo su subconsciente jugaba con ella cada noche hasta tal punto que llegó a considerarse una enferma pervertida. Mas siendo Naruto, ¿quién no se haría pervertido por un cuerpo como ese?

En esas divagaciones estaba cuando de repente empezó a oír disparos y gritos.

Su corazón se paró en seco al reconocer una de las voces que gritaban. Nana.

Eso solo significaba una cosa, estaban atacando la casa de Naruto. Sin pensárselo dos veces echó a correr hacia allí.

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Kiba se quedó mirando fijamente al hombre que tenía delante de él.

Hacía varias horas lo había citado diciéndole que tenía información muy importante  sobre el caso Kyubi y allí se hallaba él, dejando plantada a la mujer que le gustaba por centrarse en resolver el caso que lo obsesionaba desde hacía bastante tiempo.

Habían estado dos horas hablando sobre el tema pero el hombre no había mencionado ni por un momento la verdadera identidad del delincuente y eso lo tenía muy frustrado.

-Veo que está muy informado sobre el caso y que conoce aspectos que yo desconocía, pero ese no es el motivo por el que usted y yo nos hemos reunido-dijo-me contó que sabía el nombre de este sujeto y que me lo proporcionaría.

El hombre sonrió.

-Veo que es usted una persona que va al grano inspector-contestó-y siento haberle fastidiado su cita, pero debe entender que yo le pida algunas cosas a cambio de tan importante información.

Kiba frunció el ceño, el cariz que estaba adquiriendo la conversación no le gustaba ni un pelo.

-Y esas condiciones ¿serían...?

-Usted debe mantenerme informado de todos los avances que haga la policía.

El castaño alzó las cejas.

-Usted sabe que no puedo hacer eso, es ilegal que un policía venda información de un caso a un civil.

El hombre volvió a sonreír.

-¿Y eso qué importa? lo que yo puedo decirle es mucho más importante que todo ese royo burocrático, además tengo otra cosa que le interesará mucho a toda la policía.

Kiba no dijo nada.

-Usted sabe que Kyubi no trabaja en solitario, que es parte de una organización de nueve ladrones y que estos están liderados por un tal Kakashi.

-Shukaku, Nibi, Sanbi, Yonbi, Gobi, Rokubi, Shichibi, Hachimata y Kyubi, los ladrones más famosos del mundo, ¿a caso también sabe sus identidades?-preguntó escéptico.

-No solo eso-contestó el hombre-he logrado penetrar en sus archivos y conozco cada una de las propiedades de ellos y cada mínimo detalle de su trayectoria personal.

Kiba se quedó perplejo, aquello era imposible.

-Eso es...del todo imposible, la policía ha trabajado en eso y ninguno consiguió jamás acceder a semejante información.

-Ciertamente Hachimata es uno de los mejores informáticos del mundo, por no decir el mejor, pero incluso alguien como él necesita ayuda y su ayuda viene nada más y nada menos que de dentro de la policía.

A ese punto del tema Kiba sentía que lo que allí se estaba hablando era algo más importante que la captura de un simple ladrón, sino nada más y nada menos de una organización entera.

-Sino me cree, las pruebas están en esta carpeta-dijo señalando el objeto que había encima de la mesa-solo encontrará información sobre el espía, de los demás se la iré pasando una vez vaya cumpliendo lo que le pida y cuando yo considere necesario el otorgársela.

El castaño se dio cuenta de que había vendido la investigación a un tipo totalmente desconocido y del que no se fiaba un pelo, pero lo cierto era que la policía nunca había llegado tan lejos como esa persona y que no le quedaba más remedio que aceptar lo que le proponía.

-Está bien-contestó.

El hombre sonrió por enésima vez mientras abría la carpeta.

-Esta es Yonbi-dijo señalando a una mujer que había en una foto-tiene veinticinco años y su trabajo consiste en estafar y espiar a la policía, de ella depende mantener encubiertas todas las operaciones de la organización, o al menos las más importantes, nació en China, era de familia pobre, a su padre lo mataron por deudas con el gobierno y su madre fue violada decenas de veces delante de ella antes de morir desangrada, al quedar huérfana la mandaron a un orfanato en Japón donde llegó con siete años y fue recogida con nueve para entrar a formar parte de la organización, su verdadero nombre es Tenten Ling pero en la policía todo el mundo la conoce como la inspectora de asuntos internos Yuna Sato.

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-Hijos de puta-rechinó Ichi escondiéndose detrás de su coche para protegerse de los disparos que les llovían por todas partes-este coche me costó dos millones de dólares.

-Querrás decir...-gritó Ni mientras se asomaba, disparaba y luego se volvía a esconder-que costaba dos millones de dólares cuando lo robaste.

-Por muy increíble que parezca este lo compré y no pienso dejar que esta panda de gilipollas me lo destrocen.

Asomó la cabeza por encima del coche y disparó, segundos después le contestaron con una descarga de balas que le fallaron la cabeza por muy poquito.

-Tiran a matar-dijo cuando volvió a ocultarse.

-¡¿Y qué te esperabas cacho imbécil?!-le gritó Nana-joder, esto no me gusta nada, yo no soy ninguna asesina.

-Yo tampoco pero antes de que me maten ellos a mí los destrozo yo-alegó Ni-y estos no saben con quién se meten.

-Chicos-sonó la voz de San por el pinganillo-le han dado a Roku en una pierna y no para de sangrar, nos están acribillando así que nos largamos.

Nana escuchó con desesperanza las palabras de su hermana.

-¡Joder! ¡Hachi!-llamó a su novio.

-¿Si?-contestó este por el pinganillo.

-Necesitamos que vengáis ya, le han dado a Roku y se van a retirar, nosotros tres no vamos a poder con todo.

-¡Salid de ahí ahora mismo! abandonad.

Pero en esos momentos Sakura no lo escuchaba lo que estaban viendo sus ojos no podía ser cierto.

Hinata acababa de aparecer en la calle de la nada y miraba a todos, aterrada, vio como la pelinegra sacaba su móvil, seguramente llamando a la policía, y luego colgaba y lo volvía a guardar para acto seguido sacar su pistola.

Nana vio impotente como uno de aquellos hombres se acercaba a ella por las espaldas.

-¡Hinata!-gritó.

Pero fue demasiado tarde, la pistola eléctrica impactó de lleno en la espalda de la ojiperla y esta inconsciente cayó al suelo. El hombre la recogió y se la llevó a sabe Dios donde, Nana no pudo verlo.

-Hachi...-susurró-han cogido a Hinata.

Poco después empezaron a escucharse las sirenas de la policía.

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Hachi se quedó en completo silencio mientras su mente procesaba el gran fracaso de la misión.

Detrás de él Kakashi se mantenía sentado en una silla, muy quieto y pensativo, mientras que Kyu no hacía más que dar vueltas de un lado a otro como un león enjaulado.

Naruto pensaba que él debería estar con sus hermanos, era él quién era perseguido, pero Kakashi había insistido en la importancia de que él se quedara. Se sentía inútil y culpable de todo.

-Roku, San y Go se retiran, Roku ha sido herido en una pierna-informó con rabia contenida-¿qué hacemos Kakashi?

-Yo ir para allí-dijo Naruto.

-Aborta la operación-ordenó Kakashi-y tú ni se te ocurra salir por esa puerta.

Naruto volvió a su sitio mientras Hachi le gritaba como loco a Nana que saliesen de allí de inmediato.

Después se quedó callado y miró a Naruto con ojos como platos y viniendo de Hachi, eso no era nada bueno.

El rubio se alarmó.

-¿Qué pasa?-preguntó.

-Hinata apareció por allí y esos tipos se la han llevado.

Naruto se quedó completamente paralizado. Lo que él decía no podía ser verdad, no, no era posible, Hinata estaba fuera de aquello no podría haber ido allí, pero sabía que su hermano no le mentía. El corazón dejó de latirle para convertirse en un pedazo de carne muerto.

-Ni se te ocurra Naruto-dijo Kakashi anticipando lo que el rubio pensaba hacer.

-Me importa una mierda lo que me digas, no pienso dejar que ese gran hijo de puta le haga daño, ni a ella ni a ningún otro de mis hermanos-dijo-si me quiere a mí, a mí me tendrá.

Tras eso salió disparado de la estancia.

Kakashi y Hachi se quedaron en completo silencio.

-Yo también voy Kakashi-dijo el pelinegro-no pienso dejar que nadie le haga daño a Sakura-dicho esto salió por la puerta.

Kakashi se llevó las manos a la cara.

-El amor-susurró-vuelve estúpidos a los listos y temerarios a los valientes, solo espero que sepan lo que hagan.

Poco después recibió una llamada de Tenten. La habían descubierto y se había visto obligada a abandonar Konoha.

Aquello no era más que el inicio del caos y él lo sabía muy bien, con un suspiro activó el control de seguridad de los ordenadores y después él también se marchó, a fin de cuentas aquellos eran sus hijos, y un padre siempre protege a su descendencia.

11.

Notó la cabeza pesada como un bloque de hormigón en el momento en que recobró la conciencia. Quiso moverse pero sus piernas y brazos no contestaban, posiblemente debido al hecho de que estaban tan fuertemente amarrados con una cuerda que la falta de circulación hizo que sus cuatro extremidades se durmieran.

Cayó presa del pánico, abrió los ojos y se encontró que todo era negro. Se tragó su propio aullido de terror, ¿tal vez había quedado paralítica y ciega? pero, ¿dónde demonios estaba?

Tras el momento de confusión volvieron a su mente las últimas escenas vividas. Había un tiroteo en la calle donde vivía Naruto, ella se había quedado paralizada y lo único que pudo hacer fue llamar a la policía, luego un tipo de esos la había herido en la espalda con una pistola eléctrica. Seguramente era causa de eso el hecho de que casi todo su cuerpo estuviese sometido y que fuera incapaz de moverse.

Fue a abrir la boca para pedir auxilio pero se dio cuenta de que esta estaba tapada con cinta, entonces no se había quedado ciega, lo más probable es que también le hubiesen puesto una venda en los ojos.

Reprimió el miedo que empezaba a nacer en su pecho y se obligó a sí misma a concentrarse, ella era policía y debía estar preparada para cosas como aquellas, esperaría a que su cuerpo volviese a reaccionar e intentaría soltarse o por lo menos intentar averiguar a través de sus oídos en donde estaba y quién la retenía.

Luego otra duda invadió su mente, ella había visto a lo lejos a Nana junto a otros dos hombres, seguramente más hermanos de Kyubi, ¿qué habría sido de ellos? debía reconocer que le había cogido cariño a aquella estrambótica pelirosa, esperaba que nada malo le hubiese pasado, porque si los habían cogido a ellos era obvio que Naruto había corrido la misma suerte.

Si ella hubiese hecho algo...

Estaba en medio de sus lamentaciones cuando su oído percibió un leve sonido, junto a ella se escuchaba la respiración de otra persona.

Su primer instinto fue buscar una pared a la que arrimarse pero luego lo pensó mejor, uno nunca debía mostrarse débil frente al enemigo, así que se limitó a permanecer en su postura con todos los sentidos alerta.

-Así que tú eres Hinata.

La voz era de un hombre y sonaba con un ligero tono de burla.

-Me presentaría pero que tú sepas mi nombre no es importante, debes perdonar toda esta falta de cortesía por mi parte, no suelo tratar así a todos mis invitados, pero es un hecho de vital importancia que tú no sepas nada acerca de mí-prosiguió-la verdad es que no creí que fuese tan fácil llegar hacia ti.

Hinata continuaba quieta, sin moverse y sin emitir ningún ruido.

-Te preguntarás que haces aquí, es comprensible, pero tranquila, nada te pasará si colaboras-dijo-ahora te quitaré la cinta, puedes gritar todo lo que quieras, aquí nadie te oirá.

Hinata sintió como su boca era liberada de aquel asqueroso celo y lo primero que hizo fue tomar una bocanada de aire.

-Bien, empecemos, ¿sabes donde Kyubi guarda su tesoro?

La pelinegra mantuvo la boca cerrada, como si aún tuviese la cinta, no pensaba decir ni una sola palabra.

El hombre suspiró.

-Te dije que sería bueno contigo si colaborabas pero con esta actitud no conseguirás nada-dijo él-te doy otra oportunidad.

-Puedes hacer lo que quieras porque de mi boca no saldrá nada-gruñó ella.

El hombre se echó a reír.

-Que curioso, si, muy curioso, ¿desde cuando los policías defienden a los ladrones? que ingenua eres, ¿piensas que si él estuviese en tu lugar no me daría la información que te pido yo a ti ahora? tú te niegas a hablar pero él te vendería a la primera de cambio.

La duda se sembró en la pelinegra, Naruto no era así, él no haría eso, ¿o si? al fin y al cabo ella no lo conocía también y él era un ladrón...

-Yo no sé nada de Kyubi.

-Otra vez vuelves a ser ingenua, os vi juntos, besándoos, ¿cómo debo interpretar eso?

Hinata se obligó a pensar, ese hombre sabía demasiado y si ella se negaba a contestar no sabía lo que podía pasar. Tenía que hacer algo, ya, o sino acabaría mal. En ese momento sintió un leve cosquilleó por su cuerpo, bien eso quería decir que su cuerpo empezaba a recobrarse, bien, si lograba entretener a ese tío mientras se recuperaba había posibilidades de escaparse.

-Está bien, tienes razón-contestó.

Ya podía mover los dedos e intentó localizar el nudo de la cuerda, para su mala suerte este se encontraba hacia arriba y de ese modo le sería imposible así que lo único que podía hacer era mover la cuerda sin que ese tipo se diese cuenta, por otro lado sabía que la cuerda estaba demasiado apretada y que al moverla se arriesgaba a desollarse las muñecas, pero era eso o no hacer nada.

-Te contaré todo lo que sé-dijo mientras empezaba su labor.

Al acto notó como la piel empezaba a desprenderse de su carne pero eso no la detuvo, era su única posibilidad de liberarse.

-De acuerdo, escuchemos lo que tienes que decir-dijo el hombre.

---------------------------------------------------------------------------------------------

Naruto se maldijo a sí mismo, llevaba horas buscando a Hinata y no la encontraba por ningún lado, por ninguno.

En su mano apretaba fuertemente el localizador que le había dado Hachi. Aquel objeto llevaba un microchip incorporado y se pondría a pitar cuando sintiese la presencia del ordenador del maldito acosador.

El problema era que llevaba horas dando vueltas por la ciudad y ese maldito artefacto no registraba ninguna señal y él ya estaba empezando a impacientarse.

Cualquier cosa podría haberle sucedido a Hinata mientras él andaba perdiendo el tiempo.

Soltó un taco al aire y volvió a repasar los sitios que le quedaba por rastrear.

Había ido al museo, al zoo, a los barrios bajos...había ido a todos sitios y no había ni rastro.

Luego una vaga idea pasó por su cabeza y sus ojos se abrieron como platos.

Joder, había un lugar perfecto para esconder a Hinata sin que él se diese cuenta, el lugar menos pensado. Luego miró el aparato que llevaba en su mano y lo guardó en el bolsillo, si aquella corazonada que tenía resultaba ser cierta aquel aparato ya no le servía para nada.

Se dio la vuelta y miró el reloj, las cinco y media de la mañana, debía darse prisa.

Había salido tan apurado que se había dejado su coche en el garaje de la casa de Hachi y Nana, aunque tampoco le hubiese servido de mucho, el accidente que había sufrido hace poco lo había dejado algo tocado.

Suspiró y volvió a renegar otra vez, hasta que dobló una esquina y vio lo que exactamente necesitaba. Una parada de taxi.

Se subió al primero de los vehículos amarillos que encontró vacío y le dio la dirección al conductor.

-Y por favor vaya todo lo rápido que pueda, es urgente, la vida de una persona corre peligro.

El taxista no hizo preguntas y arrancó a toda velocidad, en su oficio estaba acostumbrado a ver todo tipo de personas y a enfrentarse a todo tipo de extrañas peticiones.

A pesar de la velocidad que llevaba el coche el rubio sentía que nunca llegaría.

-Párese aquí-ordenó, ni siquiera esperó a que el coche parase de todo para salir, luego tiró unos cuantos billetes al taxista.

-Quédese con el cambio y lárguese ya, esta noche no es conveniente andar por aquí.

El taxista le hizo caso y se fue del lugar como alma que lleva el diablo.

El rubio se quedó quieto, apoyado contra la pared de la esquina mientras meditaba lo que debía hacer, estaba completamente seguro que ese lugar estaría hasta arriba de vigilantes ocultos si es que allí se encontraba la ojiperla, y que si se arriesgaba a ir lo más probable era que lo cosiesen a balazos. Suspiró, ¿tan importante era ella como para arriesgarse? él nunca había puesto su culo en peligro por otra persona, bueno también contaba el hecho de que todas sus personas queridas, sus hermanos y Kakashi, no necesitaban precisamente un regimiento de guardaespaldas y se defendían bien.

Pero aún así lo meditó, ¿lo haría? no podía dejarla morir o cualquier cosa por culpa suya, si algo le pasaba a ella, él estaría recriminándoselo el resto de su vida.

-Cruel destino, arriesgándome por una mujer policía-dijo irónicamente.

En ese momento echó en falta un arma con la que defenderse pero él nunca había sido bueno para eso así que solo contaba con sus pies y sus puños para atacar y defenderse.

Tomó una bocanada de aire y echó a andar calle abajo.

Ni bien dio veinte pasos le salieron al encuentro dos tipos, al parecer sin armas.

-Vaya, vaya, mira quién ha venido a por la palomita, si lo capturamos el jefe nos dará una buena recompensa-dijo uno de los hombres.

-Si me dices donde tenéis a Hinata puede que sea bueno y no os patee el culo-replicó Naruto.

-Eso no va a pasar porque antes te mataremos-dijo el otro hombre mientras él y su compañero se lanzaban a por el rubio.
------------------------------------------------------------------------------------
-Entonces él me confesó que guardaba su tesoro fuera de Japón, creo haber entendido que en la zona de Asia menor, tal vez en Israel o algún sitió cercano-mintió la ojiperla.

Llevaba veinte minutos hablando, contando toda una serie de mentiras que creía que jamás podría inventar.

Ahora había conseguido alcanzar el nudo de la cuerda con los dedos, pero se le presentaba otro problema, la sangre le manchaba las manos y sentía que no tenía fuerzas para deshacer aquel tremendo nudo.

-Me resulta muy difícil de creer ese cuento, quiero que me digas la verdad.

-Pues es la verdad-dijo ella desesperada mientras conseguía aflojar algo la cuerda-no tengo intención de sacrificar mi vida, me he dado cuenta de que es mejor contártelo todo.

El hombre se mantuvo callado durante unos minutos, tiempo suficiente para que ella lograse deshacerse de la cuerda que le aprisionaba las muñecas. Rezó porque él no se hubiese dado cuenta, ella no podía verlo y no sabía si se daba cuenta de lo que hacía, pero al ver que él no decía nada con disimulo fingió que se cambiaba de postura para acomodarse y llevó las manos al nudo de la cuerda que le ataba los tobillos.

No fue difícil deshacerlo.

Ahora venía lo decisivo, quitarse rápidamente la venda de los ojos para contar con el factor sorpresa y atacar.

-Está bien, continúa, tenemos un pacto y lo respetaré.

-Pues yo no.

Hinata se levantó en un nanosegundo y se retiró la venda de la cara.

El hombre que estaba delante de ella era moreno y tenía la piel tostada, era occidental y sus ojos eran de un intenso verde manzana. Su cara hubiese sido hermosa sino estuviese contraída en aquella ridícula mueca de sorpresa. Hinata no lo dudó y aprovechó su oportunidad, le asestó tan patada en la cara que le rompió la nariz y lo dejó inconsciente en el suelo.

No se molestó ni en averiguar quién era, estaba segura de que un tipo como aquel no llevaría documentación encima, pero si que se quedó pasmada al reconocer el lugar donde había estado encerrada. Ese lugar era nada más y nada menos que su propio salón, al principio no lo había reconocido porque todas las persianas estaban bajadas, pero ahora que sus ojos se habían acostumbrado a la penumbra pudo identificar el lugar sin problemas.

Se había quedado estática cuando su conciencia la trajo de vuelta al mundo real.

Debía salir de allí inmediatamente.

Fue corriendo hacia la puerta de entrada y salió a la calle, ni bien anduvo escasos pasos hacia afuera vio una escena que la sorprendía en grado sumo.

Un poco más arriba se encontraba Naruto, peleando con tres tipos que lo tenían rodeado.

---------------------------------------------------------------------------------

Naruto sentía que su cuerpo empezaba a flaquear, llevaba casi treinta minutos seguidos peleando sin descanso y cada vez sus acciones eran más lentas. Por encima, cada vez que abatía a alguno otro venía de inmediato a atacarle sin ofrecerle ningún tipo de descanso.

Logró esquivar un puñetazo que le iba directamente a la cabeza y él se defendió dando una patada en el estómago. El tipo cayó derrumbado al suelo, pero aún así quedaban otros dos y Naruto sentía que ya no aguantaría mucho más.

Aprovechando su distracción uno de los hombres lo agarró por la espalda mientras el otro se desquitaba dándole un puñetazo en la barriga.

-Peleas bien, pero no tienes nada que hacer, somos dos contra uno.

Naruto ya estaba esperando el golpe final cuando sucedió algo muy extraño. Se oyó un golpe secó y el tío que lo amenazaba cayó como una muñeca de trapo al suelo dejando al descubierto a Hinata, la cual llevaba el vestido de satén azul por las rodillas y uno de los finos tacones de su sandalia manchados de sangre.

-Tiene razón, somos dos contra uno-jadeó la pelinegra.

Naruto sonrió y utilizando las pocas fuerzas que le quedaban derribó al tipo que le sujetaba por la espalda y lo noqueó.

-Gracias-dijo volviendo a mirar a la ojiperla-pero ¿cómo...?

-Soy poli, ¿recuerdas? larguémonos de aquí.

El rubio asintió y los dos echaron a correr calle arriba y no pararon hasta que se encontraban lo suficientemente lejos de la casa de la pelinegra.

Naruto la escaneó con la vista, estaba completamente sudada por el esfuerzo y el pelo se le pegaba por todas partes a la cabeza pero lo que le llamó la atención fueron sus muñecas, las cuales estaban en carne viva.

Las aletas de la nariz se le abrieron y los ojos le ardieron en ira.

-Te han hecho daño-dijo.

Hinata se miró las muñecas y se encogió de hombros.

-Esto me lo hice yo cuando me desaté, se me pasará.

Naruto se llevó una mano a la cabeza, aliviado, y luego sin previo aviso la abrazó.

Hinata se quedó sorprendida, para nada se había esperado aquel gesto pero sus doloridos brazos obraron por ella y correspondió al abrazo, ambos habían estado tan preocupados el uno por el otro que ver que estaban a salvo los había puesto felices a los dos.

-¿En serio que estás bien?-preguntó Naruto.

-Si, ¿y tú?

-Eso no importa, joder Hinata podrían haberte matado por mi culpa, ¿entiendes ahora por qué no puedes volver a verme?

La pelinegra se acurrucó más en su pecho, la verdad es que se estaba de maravilla allí, y agarró con fuerza su camiseta.

-La culpa fue únicamente mía, no tendría que haber bajado la guardia, ni siquiera tendría que haber ido por donde tu barrio.

-Entonces, ¿por qué lo hiciste?-preguntó él.

-No lo sé-contestó-no lo sé, no entiendo nada.

Naruto suspiró.

-Yo tampoco-dijo-pero al parecer separarnos es la opción incorrecta.

-El tipo ese está convencido de que tú y yo somos pareja-dijo ella echándose a reír-absurdo no.

-Hombre, cosas más extrañas se han visto, además si sabe lo que tú y yo...

Hinata se separó de él y le fulminó.

-¿Por qué siempre tienes que estropear las cosas? ya vuelves a estar burlándote de mí.

-Pero si es la verdad-dijo girándose.

-Tú y yo no tenemos nada, absolutamente nada-dijo empezando a andar calle abajo.

-Hinata oye...

-¡Déjame!

-No es eso es que...por ahí vuelves hacia tu casa.

La pelinegra rugió frustrada y dio la vuelta, pasando por delante de él.

-¡Eres una auténtica insoportable! te ven a salvar y así me lo pagas.

-Soy yo la que te salvé, ¡idiota!

-¡Lo tenía todo controlado! no necesito a ninguna Lara Croft para defenderme.

-Tampoco yo necesito a ningún chulo ''cariño yo controlo'' que no soporta ningún ataque a su orgullo de macho herido.

Y dicho esto aceleró el paso alejándose más de él.

Naruto la siguió en silencio mientras una sonrisa de medio lado aparecía en su rostro.

Unos pasos más adelante ella seguía enfadada porque él se empeñaba en decir que él le gustaba a ella, pero no enfadada con él sino con ella misma porque en el fondo él tenía un poquito de razón.

Sonrió, a pesar de todo él había ido a buscarla y esas peleas siempre acababan divirtiéndole.

--------------------------

Los dos iban sentados en el asiento de atrás, cada uno mirando por su ventanilla y con el ceño fruncido, negándose incluso al más leve contacto de miradas.
El conductor los miraba desde el asiento de adelante, enfocando su mirada en el espejo retrovisor y suspirando. No hacía ni media hora que aquel rubio le había mandado que saliese corriendo del lugar al que lo había llevado, porque al parecer sucedería algo peligroso, y ahora lo llevaba de vuelta a él y a aquella señorita que parecía que había estado en medio de la más extraña de las peleas, aunque el rubio no estaba mejor.
Al principio, al verlos, pensó que habían estado peleándose el uno con el otro, lo cual parecía cierto dado que ambos se fulminaban el uno al otro y en ningún momento s dirigieron la palabra. Estuvo tentado de llamar a la policía pero luego, pensándolo mejor, se dijo que no tenía por qué meterse en asuntos que no le incumbían y mucho menos hacer conclusiones de cosas que él no había visto.
-Llévenos a las afueras de Konoha, una vez allí ya le diré donde debe parar-le había dicho l rubio.
Y él arrancó sin pedir explicaciones, no quería problemas.
En el asiento de atrás, Hinata miraba los borrones de casas que pasaban a toda velocidad por su lado, no es que le interesase el paisaje nocturno de Konoha a esas horas pero estaba dispuesta a mirar a todos los lados menos al rubio que tenía a su lado.
¿Quién se creía él para restregarle en la cara que los dos se habían acostado? ni que eso fuese la gran cosa, no tenían nada y él no tenía por qué estar recordándoselo a cada rato, faltaba más.
Por si fuera poco se había dado los aires de gran superman por el mero hecho de haber ido a rescatarla, que ni siquiera eso había hecho porque fue ella la que lo tuvo que rescatar a él, y el hecho de habérselo dicho había hecho saltar su ego de hombre herido.
Y ahora estaba montada con él en un taxi sin saber a dónde demonios la llevaba.
Por su parte Naruto no estaba tan enfadado, al menos no con ella, sabía cómo se las gastaba el genio de Hinata y que cualquier intento de conversación con ella ahora terminaría en el saliendo por la ventanilla de una patada en un sitio que mejor no quería ni pensar.
La pelinegra era así, ibas a salvarla y ella se revolvía defendida, era cierto que al final fue ella quién lo ayudó a él pero creía que la mera intención de haberse preocupado por ella valía al menos algún tipo de recompensa y no la furia con que lo había tratado.
Lo que sí que le preocupaba era que aquellos tipos se hubiesen atrevido a entrar en la casa de la ojiperla. Eso quería decir que estaban desesperados y dispuestos a lograr su objetivo, fuera cual fuese, y de cualquiera manera.
Lo bueno de aquello es que ahora podían calcular más o menos las fuerzas con las que contaba el enemigo.
Su móvil empezó a sonar, era Kakashi.
-¿Sabes? este no es el momento adecuado para una charla ''obedece a tus padres''-dijo.
-Deja de hacerte el gracioso y atiende-contestó Kakashi serio-han descubierto a Yon así que ahora no contamos con nadie entre los nuestros que mantenga a la policía fuera de esto, prefiero no pensar que tu amiga ha tenido algo que ver con esto.
Naruto se giró y miró a Hinata de reojo.
-¿Te has chivado?-le preguntó.
A regañadientes, Hinata se giró hacia él y lo fulminó con la mirada.
-Claro, me he arriesgado a contarlo todo para que mis compañeros me arresten por cómplice y por ocultar información-contestó ácidamente para luego volver a torcerle la cara.
-Ella no ha sido-contestó Naruto.
-¿Está contigo? ¿No estaba secuestrada?
-Es algo largo de explicar-contestó el rubio-ahora estamos de camino a casa de Hachi, ¿encontró a Nana y a los demás?
-Nana, Ichi, Ni y Hachi ya están aquí, Go y San se llevaron a Roku al hospital pero parece que todo está bien, la bala no afectó a nada importante.
Naruto suspiró, aliviado.
-¿Cómo demonios han descubierto a Yon?
-No lo sabemos-contestó-Yon estaba en su despacho cuando entraron dos guardias a arrestarla, por suerte ni todo el cuerpo de policía podría con ella.
El rubio sonrió pero luego volvió a ponerse serio.
-¿Crees que fue él quien filtró la información?-preguntó.
Al otro lado de la línea Kakashi guardó un segundo de silencio.
-Estoy seguro, lo que no sabemos es quién de la policía recibe la información-respondió-Hachi ha entrado en el sistema de seguridad de la policía pero no hay ni rastro de nada, así que deduzco que la información se entrega mano a mano.
-Bien, esto mejora a cada segundo, ¿significa eso que mañana puede que en cada una de nuestras casas se presente media policía japonesa a arrestarnos?
-Sí.
Ahora Hinata había girado la cara y miraba con interés a Naruto.
-Para quieta Nana, él está bien-dijo Kakashi-tu hermana intenta arrancarme el teléfono.
Era típico de Nana hacer esas cosas.
-¡Eres un imbécil!-escuchó como la chica le gritaba, sin duda ya con la propiedad del móvil de Kakashi-¿cómo se te ocurre ir solo? ¿Es que quieres que maten pedazo de inconsciente? ¿Tú estás bien de la cabeza? cuando llegues aquí te haré entender que las cosas que haces no son de personas normales.
El ojiazul soportó toda la parafernalia de su hermana con una sonrisa, era una pesada y una repelente pero siempre se preocupaba por él y se lo agradecía.
-No me ha pasado nada, tanto Hinata como yo estamos bien.
-Pásame con ella de ti no me fío-gruñó-eres capaz de estar agonizando y no decírmelo.
Naruto se encogió de hombros y le tendió el móvil a Hinata.
-Nana quiere hablar contigo-dijo.
La ojiperla cogió el teléfono y contestó.
-Hinata-dijo Nana-¿de verdad que estáis bien? ¿Mi hermano no me miente?
-Tranquila, no ha pasado nada-contestó-estamos bien, por suerte pudimos defendernos de esos asquerosos, ¿y vosotros que tal?
-Mi hermano Roku tiene un disparo en la pierna, pero nada importante, por lo demás el resto estamos ilesos-contestó-oye Hinata, aquí algunos dudan de ti pero yo sé que tú no has delatado a Yon, no creo que seas capaz de cosas tan viles cuando sabes por qué motivos actuamos de esta forma.
Hinata sonrió agradecida, ella también le había cogido cariño a la extraña hermana de Naruto y se alegraba de que no le hubiese pasado nada malo.
-Yo no lo hice Nana, ¿pero cómo la han descubierto?-preguntó.
-El tal acosador ha establecido contacto con la policía pero no sabemos con quién ni de qué forma, no hemos encontrado nada.
-Y por eso Kakashi piensa que he sido yo, bueno, no puedo culparle, pero yo no soy y en cuanto lo veo se lo demostraré.
-Lo sé, bueno ahora tengo que dejarte, tú y mi hermanito cuidaros mucho ¿eh? nos vemos ahora, adiós.
Hinata le regresó el teléfono a Naruto y volvió a mirar por la ventanilla.
El taxi se detuvo.
-Oiga, todavía no hemos llegado a las afueras-dijo Naruto.
-Por lo que he oído ustedes tienen problemas con la policía así que quiero que se bajen aquí.
Naruto fue a abrir la boca para replicar pero ya estaba cansado de discusiones por esa noche así que lo único que hizo fue bajarse del taxi.
-Yo soy policía, señor-replicó Hinata sin bajarse.
-Y por lo que veo corrupta, no quiero tener problemas con la ley así que márchense ya o llamaré a las autoridades.
Hinata se puso roja de ira y bajó del coche dando un portazo.
-Esto es el colmo-dijo mientras veía como el taxi se alejaba a todo correr.
Cuando se giró descubrió a Naruto doblándose de la risa algo que hizo que se pusiese aún más roja de rabia.
-¿De qué te ríes?-le espetó-no tiene ninguna gracia.
-Lo siento-se disculpó.
-¿Y ahora qué hacemos? las afueras de Konoha quedan muy lejos para ir a pie, es más ¿qué íbamos a hacer allí?
-Allí viven Hachi y Nana, pero tienes razón ahora no podemos ir hasta allí y pedir que nos vengan a buscar sería muy peligroso-contestó-no podemos ir a tu casa y está claro que a la mía tampoco.
Hinata dio una patada en el aire.
-Entonces nos quedamos en la calle ¿no?-ironizó-seguro que eso es mucho más seguro.
Esta vez fue Naruto quién la fulminó.
-Pues si eso es lo que prefieres adelante, yo había pensado en otra cosa-dijo dándose la vuelta-por aquí cerca está el museo y allí pienso pasar la noche.
Hinata alzó las cejas.
-¿Piensas dejarme sola a mi merced?-preguntó.
-Tú misma has demostrado que te defiendes muy bien tú solita-contestó empezando a dejarla sola-estoy cansado de ti.
La pelinegra quiso agarrarlo y emprenderla con él a bofetadas pero se contuvo, la verdad es que peleándose no ganaban nada y debía admitir que le daba cierto miedo quedarse sola en medio de la calle donde posiblemente volverían a apresarla y de esta vez seguro que no sería tan fácil escapar.
-De acuerdo, me voy contigo-dijo mientras lo seguía.
El rubio sonrió para sus adentros, eso era una pequeña derrota en contra del orgullo de la ojiperla.
El museo no estaba muy lejos así que no tardaron en llegar.
-¿Cómo hacemos para entrar?
Naruto se llevó una mano a la cara.
-Que me preguntes estas cosas, muñeca, ¿tú de verdad sabes quién soy yo? he entrado miles de veces en este sitio y ni una sola ha saltado la alarma ni los sistemas de seguridad.
Hinata pidió perdón con un gesto de la mano.
-Sígueme, tal vez más tarde se vuelva a en mi contra que te muestre por donde me cuelo, pero no me queda otra opción.
Hinata tragó grueso, iba a ver por donde se colaba el ladrón de arte más famoso del mundo pero menudo chasco se llevó cuando Naruto la leo a la parte de atrás y le mostro la entrada del conducto de ventilación.
-¿Un vulgar conducto?-preguntó.
-¿Y qué te esperabas? ¿La entrada de una catedral? tú no sabes lo difícil que nos lo ponen en esta época, hay que buscarse todo tipo de remedios, de todas formas si no quieres pasar...
-No dije que no fuese a pasar, solo que me parece cutre para alguien como tú.
Naruto sonrió triunfal.
-Gracias por el cumplido.
Ella gruñó y se metió a gatas por el conducto, con él detrás.
Rápidamente sintió aquel familiar torrente de lava que la inv
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

Si Justin Bieber amenaza con saltar de un edificio:
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Dresti Desconectado
« Respuesta #13 en: Marzo 07, 2011, 10:46 am »

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Re: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« Respuesta #13 en: Marzo 07, 2011, 10:46 am »
Rápidamente sintió aquel familiar torrente de lava que la invadía cada vez que sentía la presencia del rubio tan cerca de ella. Sentía un ardor insoportable en cierta zona de su cuerpo reclamando por él.
Detrás de ella Naruto no podía evitar apartar la mirada del cuerpo de la chica, ya no solo porque se deslizaba delante de él sino por el hecho de que inevitablemente su mirada viajaba hacia allí.
No tardó en notar como el pantalón empezaba a apretarle en su zona más íntima, demonios, Hinata lo volvería loco, loco de remate.
Ambos llegaron a un cruce.
-Sigue hacia delante-dijo el rubio intentando apartar la necesidad de su voz-luego encontrarás una salida que da a uno de los pasillos laterales.
La chica hizo caso y no tardó en ver el otro extremo del conducto de ventilación, alargó la mano e intentó arrancar la chapa de aluminio, pero esta estaba sujeta fijamente.
-No puedo-dijo.
-Deben haberla reforzado, inténtalo de nuevo con las dos manos.
Hinata obedeció pero aún así no consiguió nada.
Naruto suspiró.
-Intenta hacerte a un lado, lo haré yo.
Pero el espacio era tan reducido que cuando Naruto se echó hacia adelante sus cuerpos quedaron pegados por completo, cosa que no mejoró ni su situación ni la de la chica.
Hinata tuvo que llevarse una mano a la boca para ahogar un gemido, la rodilla de Naruto estaba tan cerca de su intimidad que esta le dolía de deseo. Intentó concentrarse en el sonido del aluminio cuando el rubio tiró la chapa, pero este perdió el equilibrio y ambos cayeron al suelo del pasillo, él encima de ella.
La erección de él sobre su bajo vientre fue tan notoria que de esta vez fue incapaz de contener el gemido.
El rubio se la quedó mirando, consciente que ella deseaba eso tanto como él y sin aguantarse más aplastó sus labios contra los de ella. Los saboreó a placer y ella hizo lo mismo con los de él porque eran la cosa más rica que ambos pudiesen probar.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

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Taichi Yagami
« Respuesta #14 en: Marzo 08, 2011, 08:35 am »

Re: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« Respuesta #14 en: Marzo 08, 2011, 08:35 am »
jjejej buen momento para hacer eso xD
si esto de los instintos....para que tenerlos si no se usan? xD esta bien...mejor usarlos.

Me gusto la continuacion, bastante extensa xD
=)
felicidades! quedo a la espera de continuacion.

Saludos~~

Sakuramin20 Desconectado
« Respuesta #15 en: Marzo 08, 2011, 06:42 pm »

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Re: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« Respuesta #15 en: Marzo 08, 2011, 06:42 pm »
ayyy pero que bueno que esta!!!
dresti-san, espero que este muy pronto la continuación
en serio que lo necesito

Nos vemos

Sakuramin20 :P

Sabaku no Marina Desconectado
« Respuesta #16 en: Marzo 09, 2011, 02:10 pm »

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Re: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« Respuesta #16 en: Marzo 09, 2011, 02:10 pm »
Wiiiiii!!! ya casi llegamos en lo q me quede!!!!  :) no puedo esperar a q lo pongas!!!! tal vez vaya a tu otro foro y lo lea!!!  ;) es q las ansias me matan jaja tal vez lo haga

sigue asi!!! escribes genial!!!  ;D
sayo  :)
Antes sufría de amnesia, ahora no me acuerdo XP

Dresti Desconectado
« Respuesta #17 en: Marzo 13, 2011, 12:21 pm »

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Re: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« Respuesta #17 en: Marzo 13, 2011, 12:21 pm »
aki keda la conti^^

12.

Hinata sentía que su cuerpo era inundado por la más intensa de las lavas, tanto que llego a pensar que en cualquier momento se consumiría por semejante fuego interno, ¿qué tenía él para ponerla así? ella nunca había sido una persona de ese tipo, que necesitaba sexo o se imaginaba sexo con alguien a todas horas.

Su razón tambaleó cuando una de las manos de Naruto descendió a su trasero, el cual oprimió con fuerza arrancando un gemido por su parte que quedó ahogado en el tan potente beso.

-¿Tanto te pone que la roce contra tu cuerpo?-preguntó mientras incrementaba los roces de su entrepierna contra el bajo vientre de la pobre Hinata.

La pelinegra luchaba por mantener su cuerpo bajo control pero le resultaba totalmente imposible con Naruto haciéndole las cosas que le hacía. Pos Dios si cualquiera podría llegar y descubrirlos.

Posó sus manos sobre el pecho de Naruto y lo empujó levemente, sin entusiasmo, pues aunque quisiera negárselo, era obvio que ella quería seguir sintiendo el calor que emitía su cuerpo pegado al de ella.

-¿Qué pasa? ¿No te gusta?-preguntó él, desconcertado.

Un intenso rubor cubrió las mejillas de Hinata ante esas preguntas, no le gustaba, le encantaba y la volvía loca que le hiciese esas cosas pero aquello no estaba bien, no estaba nada bien.

Naruto intentaba controlar los impulsos animales que le instaban a que se abalanzase sobre ella y acabase lo que había iniciado sin pensar, pero al parecer algo no andaba bien con Hinata y él no era de la clase de hombres que forzaba a una mujer a hacer algo que no quisiese, así que se obligó a controlar su irrefrenable deseo y esperar a que ella contestase.

-¿Y bien?-preguntó al ver que ella se mantenía callada y sin mirarle a los ojos.

-Las cámaras-acabó contestando.

Se sentía tan estúpida haciendo aquello, era como darle la razón, como decirle ''si, me pones tremendamente cachonda y quiero que me folles'', pero en ese momento fue lo único que pudo decir para que él comprendiera.

Una sonrisa divertida cruzó el rostro del rubio, Hinata estaba reconociendo que le gustaba aquello tanto como a él y eso no hizo más que calentarlo al máximo, si a ella le preocupaban las cámaras por eso no había problema. Se separó de ella escuchando como la chica soltaba un suspiro de anhelo al no tenerlo ya pegado a ella y como su propio cuerpo protestaba por la lejanía, pero él no pensaba hacerla muy duradera.

-Bueno corazón-dijo-todo el edificio está rodeado de cámaras.

Hinata no supo que contestar, la forma en que él la estaba mirando, o devorando más bien, hacían que se volviese loca por saltar sobre él pero luego el sentido del ridículo jugaba en su contra, ¿y si alguien los estaba viendo? no, ella tendría que soportarse el calentón y largarse de allí antes de que cometiese alguna estupidez.

-Pues yo me voy de aquí, no soy ninguna puta barata a la que graban en video y mucho menos una perra caliente que va detrás de ti suplicándote que me des placer, hay más hombres en este mundo.

Naruto alzó las cejas, estupefacto, era increíble lo que sus oídos escuchaban, ¿a pesar de todo se atrevía a negar lo que quería? si se notaba a leguas que estaba igual de desesperada que él, no había más que fijarse en aquellos hermosos senos, sus pezones erectos le lanzaban señales para que él se acercase a devorarlos, igual aquello fue comparable al pinchazo que sintió en su orgullo ante semejante desprecio hacia él.

-Pues perfecto, lárgate, también hay más mujeres en el mundo que tú y más bonitas-contestó.

Hinata frunció el ceño llena de rabia, y por qué no, también asqueada de imaginarse a Naruto satisfaciendo su necesidad con cualquier vagabunda.

-¿Te crees que por ese método me quedaré contigo? estoy demasiado por encima de esa clase de cosas como para sentir celos de algo así.

-¿Quién habló de celos Hinata?-dijo él con una sonrisa-¿tu boca se hace eco de tus pensamientos?

Vale, hasta ahí podíamos llegar, la pelinegra profirió un sonoro gruñido y se giró, dispuesta a irse.

La sonrisa de Naruto se borró de golpe al ver que ella no bromeaba cuando decía que se iba a largar y lo cierto es, que a pesar de lo que había dicho, a él solo le apetecía estar con ella y no con ninguna más, solo Hinata podría apagar el torrente de lava que se había vuelto su cuerpo. Sin pensarlo dos veces la agarró del brazo y la arrinconó entre su cuerpo y la pared haciendo que ella gimiese de sorpresa.

-¿Qué haces?-preguntó enfadada y tratando de soltarse.

-¿Piensas dejarme en este estado?-dijo él.

Hinata no pudo evitar que su mirada bajase hasta el hinchado miembro del rubio y que toda una serie de imágenes pornográficas pasasen por su cabeza, Dios mío lo que haría ella con eso, inconscientemente se mordió el labio inferior de una forma tan letal que Naruto casi tiene un orgasmo ante esa sola imagen.

-Tú lo deseas tanto como yo-le susurró en el oído mientras con su lengua chupaba el lóbulo de la oreja-corrígeme si me equivoco y te dejaré marchar.

Hinata fue a responderle pero en el mismo momento que abrió la boca lo único que salió de allí fue un gemido altísimo. Naruto había bajado una de las manos hasta su entrepierna, la cual era acariciada de una forma tan lenta que casi era un tortura para su pobre cuerpo.

-No me has contestado-repitió él cada vez más caliente ante los gemidos que su mano sacaba de ella.

Sus dedos deslizaron la tela de las braguitas hacia un lado y entraron en contacto con la ya húmeda zona de ella.

-No, para...-dijo ella sin mucha convicción cuando Naruto empezó a jugar con clítoris.

-Hasta que tú me detengas yo no pienso pararme-le susurró al oído-estoy dispuesto a arrancarte los gemidos de placer más intensos que hayas sentido.

Las piernas de la pelinegra flaquearon cuando dos dedos de él entraron de golpe en su intimidad y empezaron a moverse dentro y fuera a un ritmo que la enloquecía por completo.

''Tengo que pararlo, tengo que pararlo'' se repetía una y mil veces, pero su cuerpo se negaba a responder, dominado por la presencia influenciante del hombre que se encontraba frente a ella. Su cuerpo le jugó una mala pasada y se deshizo en gemidos imposibles de controlar ante tal acto y de repente todo se esfumó, no importaban las cámaras, no importaba su dignidad, no importaba nada, solo importaba el placer que él le daba.

Naruto sonrió triunfal al ver como ella cerraba los ojos y se dejaba llevar por el momento, sin retirar los dedos de su interior estampó de nuevo sus labios con los de ella y así iniciaron una irrefrenable batalla de lenguas, cada cual luchando por invadir el terreno de la otra.

Las manos de Hinata pasaron de estar colgando inertes de sus brazos a amarrarse con fuerza a la camiseta de él y jalarlo hacia sí con fuerza. La otra mano de Naruto viajó hasta una de sus piernas, izándola hasta sus propias caderas para así poder acceder más fácilmente con los dedos a la intimidad de ella. Oh si, esa mujer sabía a gloria y él no dejaría ningún rincón de aquella inmaculada piel sin probar.

Sus labios fueron bajando como un torrente por el níveo cuello de la ojiperla que al tener los labios libres inició de nuevo una placentera cadena de gemidos.

-Si, canta para mí-murmuró él con la voz ronca de deseo.

Sacó los dedos de su intimidad y se los llevó directamente a la boca y degustó aquel néctar como si fuese la comida más exquisita del mundo, Hinata lo miraba todo con un intenso rubor en las mejillas.

-¿Alguna vez te he dicho lo sexy que eres?-preguntó mientras sus manos cubrían los senos por encima de la tela del vestido-cada vez que te veo siento la necesidad de abalanzarme sobre ti y devorarte entera.

Hinata no lo soportaba más, los roces que él pretendía hacer casuales por encima de sus pezones la estaban derritiendo, con determinación cubrió las manos de él con las suyas y las aplastó contra sus senos, marcando ella el ritmo de las caricias.

-Así se hará-sonrió él.

Hundió los dedos por la tela del escote y rasgó el vestido de arriba a abajo liberando los tan ansiados senos de la ojiperla. Hinata cerró los ojos, impaciente por sentir las manos y los demandantes labios de él sobre sus pezones pero aquello distaba de los planes de Naruto. El rubio la sentó en el suelo, con la espalda apoyada en la pared y colocó ambas piernas de la chica sobre sus hombros.

Casi inmediatamente empezó a repartir besos y lamidas por las pantorrillas de la ojiperla mientras poco a poco iba retirando las braguitas de su intimidad, molestaban bastante para lo que pensaba hacer.

-Joder...-exclamó la chica mientras Naruto iba bajando por sus muslos hasta llegar a la ingle.

Ya había perdido la razón por completo, sabía que después habría consecuencias pero ahora ni su tan conocida conciencia hizo acto de presencia, era como si ella también supiese que ninguna lamentación sería comparable con el inmenso placer que sabía que iba a sentir, Aunque ni lejos imaginó cuanto más podía estallar su cuerpo cuando repentinamente los labios de Naruto se abrieron cavidad por el núcleo de su cuerpo. El gemido fue instantáneo y su mente luchó como una posesa por mantener la consciencia, buscó desesperada algo a lo que aferrarse mientras las olas de placer la atravesaban como cuchillos, pero el suelo estaba completamente desnudo así que sus manos se aferraron a lo único que encontró, la rubia cabellera de su amante.

El ojiceleste escuchaba enfebrecido como Hinata gemía sin parar y lo empujaba con sus manos en una muda súplica de que no detuviese lo que estaba haciendo y él no tenía intención de hacerlo pero su pobre cuerpo también le clamaba por un poco de atención, aceleró el ritmo de su lengua y casi al instante sintió como la ojiperla se corría en su cara con un potente gemido.

Escuchó como la pelinegra jadeaba ante los restos del primer, y no último, orgasmo de la noche mientras él se levantaba y se hacía cargo de su propia ropa.

La pelinegra no apartó la vista ni un instante mientras Naruto se desvestía dejando ese increíble torso al descubierto.

El rubio sintió la mirada deseosa clavada en su piel y él mismo clavó sus ojos en aquellos perla que lo miraban tan intensamente. Era impresionante la cantidad de apetito sexual que despertaban el uno en el otro y a veces él se llegaba a pensar si no sería algún tipo de embrujo porque en la vida él se había sentido tan necesitado de poseer alguien.

-¿Te gusta lo que ves?-preguntó cuando la mirada de Hinata volvió a bajar hasta su miembro-porque estoy dispuesto a dejarte hacer todo lo que quieras.

-Imbécil-murmuró ella mientras apartaba la mirada-no me creas tan pervertida.

-Como quieras-dijo él encogiéndose de hombros-pero si no vas a hacer nada, por favor no mires mientras me desvisto.

Hinata continuó con la cara vuelta, con un poco de razón recobrada, ella no mostraría debilidad, podía desvestirse tranquilo que ella no miraría, pero en cuanto escuchó el sonido del cinturón desabrochándose fue como la misma perdición, sus ojos ardían por mirar cada línea de aquel magnifico cuerpo masculino y aunque le daba pena y rabia sus manos se morían por delinearlo.

El rubio se echó a reír al ver los esfuerzos que hacía ella por resistirse, la cogió por los hombros y la alzó, obligándola a que le diese la cara. Ella no pudo resistirse a recorrerlo de arriba a abajo con la mirada, solo estaba en bóxers pero lo que allí abajo se veía no era un calcetín precisamente, sus fuerzas le flaquearon y sus manos cobraron vida, moviéndose lenta y suavemente por aquellos pectorales, vio como el rubio cerraba los ojos y disfrutaba de aquel momento. La expresión de su cara fue tan dulce y tranquila que llenó el corazón de Hinata de una ternura que nunca antes había sentido y solo entonces fue plenamente consciente de lo hermoso que resultaba él en ese momento. Sus brazos se enredaron alrededor de su cuello mientras ella misma lo acercaba así para juntar de nuevo sus labios.

Por su parte él la aferró por la espalda y la tumbó en el suelo, dispuesto a acabar con aquel placer que lo estaba matando. Ahora que ella no oponía ningún tipo de resistencia a sus caricias abandonó de nuevo sus labios y esta vez enterró la cara con ferocidad en el nacimiento de los pechos de la ojiperla que ahora le acariciaba con frenesí la cabeza, impartiendo los dos un mismo ritmo acelerado.

Los gemidos de Hinata volvieron a salir a flote cuando Naruto succionó uno de sus pezones y empezó a morderlo al mismo tiempo que el otro era atendido con igual intensidad por sus expertos dedos. Aquello era lo más parecido a tocar la nubes, era como ir volando dejando al mundo entero detrás.

-Ya no aguanto más-escuchó como decía Naruto mientras se deshacía de inmediato de la única prenda que le quedaba. Su miembro estaba completamente erecto e hinchado por causa de tan intenso placer y necesitaba ya que Hinata le devolviese aunque solo fuese una mínima parte de lo que él le había brindado.

Volvió a recostarse sobre ella abriéndole as pierna, buscando un contacto cómodo y la penetró mientras cerraba los ojos y dejaba que un ronco gemido acompañase al de Hinata. Los movimientos y las embestidas rápidas y profundas no se hicieron esperar y con cada golpe Hinata sentía que el acabaría partiéndola en dos.

Ahora las nubes quedaban lejos para cualquiera de los dos, aquello era decididamente el paraíso y pronto llegarían a su más placentero lugar, el clímax no tardaría en llegar y Naruto hizo que las estocadas fuesen cada vez más profundas hasta que sintió como el cuerpo de Hinata temblaba y se liberaba en un potente orgasmo.

Media desmayada se encontraba ella cuando sintió que él también acababa y se salía de ella jadeando sin control y quedando boca arriba a su lado.
Cerró los ojos, ahora que había acabado todo su conciencia volvía a castigarla, lo había hecho de nuevo, como si ella fuese una vulgar ratera, ¿qué estaba haciendo? ¿Qué demonios le pasaba?

Se sentó en el suelo y se llevó una mano a la cabeza, ella que presumía de persona seria y de mente fría de había dejado llevar por el estúpido deseo carnal. Se levantó en busca de su ropa, pero solo se pudo poner las braguitas porque el vestido estaba totalmente destrozado.

-Ponte mi camiseta-le dijo Naruto.

Él seguía tirado en el suelo, sin prisas por vestirse. Hinata recogió la camiseta, que por cierto le quedaba enorme, y decidió que no quería seguir viéndolo.

-¿A dónde vas?-preguntó al ver que ella se alejaba por el pasillo.

¿Le había pasado algo? ¿Tal vez él había sido muy brusco y la había lastimado? preocupado se puso la ropa interior de los pantalones y fue a buscarla.

Pero a ver donde demonios estaba ahora, ese pasillo tenía innumerables salas y la pelinegra podía haberse metido a cualquiera de ellas. La encontró en una de las salas intermedias, al fondo de todo, de pie, mirando un inmenso cuadro que Naruto conocía muy bien. ''Venus y Marte'' de Carlo Saraceni, sin duda algo muy apropiado para lo que acababan de hacer ellos dos.

-Esto no va a volver a pasar-dijo Hinata-nunca más.

El asintió, mientras se quedaba parado a su lado, con la vista clavada en el cuadro.

-Muy bien-dijo-pero antes explícame a que vino que te largaras sin más.

Hinata sonrió sarcásticamente.

-Porque todo está mal ¿tal vez? desde que nos conocemos nada ha ido bien en mi vida, yo no hago estás cosas en mi vida-enfatizó.

-Así que ese es el problema, que te cuesta aceptar que disfrutes del sexo conmigo-dijo con autosuficiencia-te cuesta aceptar que yo tengo razón.

-¡No!-gritó furiosa y enrojecida-gracias a Dios yo no soy una loca pervertida que me empalmo cada vez que estoy cerca de una tía.

-No lo haces porque no tienes nada que se te empalme-declaró el rubio.

-¡Arg!-exclamó ella-no te aguanto, en serio, no te aguanto, Dios mío y ahora todas esas guarradas quedaron guardadas en una cinta de vídeo, este es el fin de mi vida, ¡y todo por tu culpa!

Naruto presenciaba divertido todo aquel despliegue de ira que protagonizaba la pelinegra.

Hinata lo fulminó mientras se acercaba a él y le sacó el móvil de bolsillo.

-¿Qué haces?

-Llamar a un taxi, me voy-exclamó-lejos de donde estés, no te aguanto.

-¿Ajá y a donde vas?-preguntó.

-A casa de Ino a ver si así puedo recuperar mi vida-contesto- ¿hola? ¿Central de taxis? ¿Podrían venir a recogerme a la entrada del museo de Konoha de inmediato? muchas gracias.

Colgó y le devolvió el teléfono a Naruto el cual miraba divertido como ella se alejaba hacia el pasillo.

-Por cierto, te ves muy sexy con mi camiseta-le gritó-al taxista le dará algo cuando te vea así.

Hinata le contestó alzando su dedo corazón.

13.

Kakashi se recostó sobre la pared mientras observaba las volutas de humo que desprendía su cigarro recién encendido. Se había pasado toda la mañana revisando los equipos de seguridad con Nana y Yon, luego había ido a comprobar los sistemas de defensa que habían incorporado Ni y Go en la casa de Hachi y Nana, la cual ahora era su centro de operaciones.

Las cosas cada vez estaban más difíciles, Naruto y Hinata habían logrado  escapar pero estaba convencido de que la próxima vez no sería tan fácil por lo cual había mucho por hacer y eran esos pequeños momentos de relax los que había que aprovechar. Pero algo seguía dándole mil vueltas en la cabeza y era el hecho de que ahora se les presentaba un nuevo problema, otro peligro igual de amenazador, el hecho de que alguien en la policía estaba manteniendo contacto con el chantajista y este le estaba pasando información.

En cualquier momento sabía que podría aparecer un coche de la policía allí mismo, en la explanada donde él y sus hijos aparcaban sus flamantes coches.

Se acabó el cigarrillo y volvió adentro, donde Hachi seguía observando una y otra vez todas las pantallas de los ordenadores.

-No entiendo como no estás mal de la vista con tanto ordenador-dijo.

-Hace dos años que llevo lentillas-se limitó a contestar el pelinegro.

Bien, era bueno saber que la información que le llegaba sobre sus hijos presentaba lagunas como esas. Pero ese no era el momento para charlas paternales, necesitaba que Hachi le hiciese un trabajo, un trabajo de suma importancia.

-Tengo un trabajo para ti.

-Ya lo he hecho-cortó el pelinegro-he bloqueado todas las cámaras de seguridad y detectores de la comisaría, ahora mismo iba a ir a por los documentos, según mi criterio no soy tan estúpido como para entrar en la comisaría tirando las paredes con un coche, apuntar a todos con una Tokarev rusa y mucho menos utilizar bombas de humo, así que me limitaré a hacer lo convencional para conseguir esos documentos.

Kakashi se quedó de piedra, ¿es que ahora todos actuaban sin su consentimiento? ¿No era el jefe el que mandaba?

-Nunca he obedecido órdenes y lo que hago lo hago porque me da la agana-se limitó a decir Sasuke-me llevo el coche del dobe.

El peligris observó como el otro se iba. Si, era cierto que Sasuke no era del tipo que montaba escándalos para entrar en los sitios que iba a asaltar, Sasuke era del tipo que era capaz de entregarse a la policía para conseguir algo y luego volarla en mil pedazos con sus modernísimas bombas electrónicas.

Solo esperaba que esta vez no hiciese ninguna tontería.

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Naruto estaba tumbado en el jardín de la parte trasera de la casa de Nana y Hachi, dejando que sus ojos vagasen desde el verde de la hierba hasta el profundo azul del cielo. Ayer había sido un día muy difícil y extraño. Primero casi los mataban a él y a sus hermanos, luego casi lo matan otra vez cuando fue a rescatar a Hinata y luego pasa un momento de lo más apasionado con ella en una de los pasillos del museo.

Sus días no es que fuesen muy normales, pero tales extremos...

-Hinata-susurró.

Ella estaría ahora en casa de Ino odiándolo porque seguramente pensaba que él la estaba utilizando como un simple consolador, y en la mayoría de los casos sería así pero para él, ella era más que un simple cuerpo que le descargaba de su necesidad social, al contrario de sus otras amantes, de las cuales no recordaba ni siquiera el nombre, ella tenía cara, tenía voz y recordaba perfectamente lo bien que podía sentirse estando con ella, no únicamente sexo, sino que también le gustaba discutir con ella. Le gustaba estar con ella.

Suspiró, ¿qué se suponía que le pasaba? él nunca creyó que pudiese sentirse tan confundido hacia una persona y menos hacia una que de modo tan extraño lo fascinaba tanto.

-¿Qué es lo que tienes, Hinata?-se preguntó-¿qué tienes que para mi eres tan diferente?

Sentía que se volvería loco si seguía así, necesitaba una respuesta pero sabía que en ese momento no la tendría, ella debía estar maldiciéndolo en ese instante y no le tomaría en serio si la llamase.

-Joder, basta ya.

Tenía que dejar ese tema a un lado, ahora estaban sucediendo cosas más importantes que sus malditos sentimientos y confusiones. Debía hacer algo, debía buscar la forma de solucionar aquel problema, porque era su problema y era responsabilidad de él resolverlo, no era asunto de Kakashi y mucho menos de la estúpida policía metropolitana.

Se levantó del suelo, iría en ese mismo momentos a la comisaría y les arrebataría la información que tenían y luego se encargaría de encontrar al topo que recibía información, así tuviese que tirar el edificio entero.

Se dirigió hacia la explanada donde había dejado su coche, pero no había restos del coche rojo por ningún sitio. Genial, ahora tendría que pedir prestado el coche de alguno de sus hermanos.

Justo en ese momento Ichi salió por la puerta de entrada, iba vestido con unos vaqueros caídos de color negro, una camiseta roja de manga corta y una gorra negra. Ichi solo llevaba gorra cuando iba a hacer alguno de sus chanchullos relacionados con coches.

-¿Vas a alguna parte?-le preguntó-porque necesito tu coche.

Su hermano se giró y se lo quedó mirando.

-¿Para qué?

-Cosas-contestó Naruto.

Ichi entrecerró los ojos, estaba claro que sabía que el rubio iba a hacer algo.

-Voy contigo, ¿qué pasa si utilizas mi coche para un atraco?

-Tú lo usas para carreras ilegales y robo, ¿qué diferencia hay?

El pelirojo se encogió de hombros.

-Quiere decir que si quieres mi coche tendrás que llevarme a mí, huelo emoción y adrenalina y no pienso perdérmelo.

Naruto rodó los ojos, sino había más remedio.

-De acuerdo, ven.

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-¿Estás segura de que no quieres llamarlo?-repitió Ino por enésima vez.

Hinata, que iba sentada en el asiento de copiloto del coche de Ino, suspiró y clavó la mirada al frente, concentrándose en el tráfico que circulaba delante de ellas.

-Por milésima vez Ino, ya te he dicho que no, me tiene harta, se acabó Naruto para mí-contestó.

O eso se hacía creer a sí misma, porque sabía que Kakashi nunca le quitaría los ojos de encima por el resto de su vida, por no mencionar que ella trabajaba en la brigada de policía encargada de perseguir a Kyubi, en fin, una situación de lo más perfecta que le demostraba lo realmente inútil que había sido al no dejar que el rubio se achicharrase en aquel incendio junto al museo.

''Sufrirías de conciencia sino lo hubieses hecho, tu deber es ayudar a la gente'' le dijo su voz interna.

-Es que las cosas no pueden quedar así Hinata, al menos si me explicases por qué razón te presentaste en mi casa solamente vestida con su camiseta...

-No pasó nada Ino, absolutamente nada y deja ya el tema porque no quiero seguir hablando de ello.

-Está bien, entonces cuéntame que tal fue tu cena con Kiba ya que no entiendo que si estabas con él acabases con...

-¡Ino!-se quejó-yo si que fui a la cita, fue Kiba el que me dejó plantada a mí.

Ino asintió.

-Y tú fuiste a refugiarte en los brazos de ese príncipe, has hecho bien.

La pelinegra se cubrió la cara con las manos, derrotada, ¿cómo le hacía entender a Ino que no quería seguir hablando de ese tema? Al parecer sería más fácil enseñarle a hablar a un burro.

-De todas formas si te ha hecho algo tú me lo dices y le parto los dientes-continuó la rubia-aunque después me arrestasen por estropear tal obra de la naturaleza.

Hinata se mantuvo callada, ya estaban cerca de la comisaría por lo que no tendría que soportar por mucho más la verborrea de su amiga. Eran sorprendentes las ganas que tenía de volver al trabajo, al menos así podría estar distraída y dejar de pensar en lo sucedido la noche anterior.

Ino dobló la esquina bruscamente y ella fue a reclamarle pero inmediatamente se quedó muda al ver el tan conocido coche rojo aparcado en frente mismo de la puerta de la comisaría.

-Parece que hoy no es tu día de suerte-se echó a reír la rubia mientras aparcaba su coche justo detrás del otro.

Hinata se bajó dando un portazo y se quedó mirando de reojo hacia el coche, no había nadie, bien, entonces ella podía evitar de cualquier manera encontrárselo. Entró a la comisaría y sin saludar a nadie ni esperar a Ino, se dirigió de inmediato hacia su despacho.

Como de costumbre todo estaba desordenado, las cuatro mesas, la de ella y las de sus compañeros, estaban completamente cubiertas de montones y montones de papeles.

-Buenos días-saludó a la nada.

Normalmente Chouji o Shino asomarían la cabeza y la saludarían pero hoy la recibió el completo silencio, ni siquiera Kiba estaba allí.

Se apoyó en su mesa y dejó que tanto sus ojos como su mente viajasen por distintos derroteros. Ella habían entrado rápido para no encontrarse con él pero lo cierto es que su corazón latía con fuerza al pensar que ambos se encontraban en el mismo edificio y que en cualquier momento se podrían encontrar. Se sentía mal, mal por no poder controlar todo eso que estaba pasando, por sentir cosas que no quería sentir pero que al mismo tiempo no quería dejar de sentir.

''Te gusta'' esa frase viajó por su mente en una mínima fracción de segundo.

-No-susurró-claro que no Hinata, claro que no.

Pero era difícil olvidar su cara, sus labios, sus ojos, sus manos... todo volvía a su cabeza una y otra vez. La manera en que él la había tratado cuando habían estado juntos, las caricias, los besos...

-Me estoy volviendo loca-susurró.

Al fondo del pasillo escuchó la voz exaltada de Kiba acompañada de unos cuantos pares de zapatos que se dirigían apresurados hacia allí. Medio segundo después la puerta del despacho se abrió y por ella aparecieron Kiba, Chouji, Shino y detrás de ellos un hombre vestido completamente de negro, con unos ojos y pelos del mismo color y una piel blanca como el marfil, guapísimo y altísimo.

-Buenos días Hinata-saludó el inspector.

Hinata sintió como el pelinegro  clavaba su vista en ella y la miraba intensamente, produciéndole escalofríos en la nuca.

-Buenos días, ¿sucede algo?-preguntó.

Kiba se sentó en su sitio y señaló al hombre desconocido.

-Este hombre ha robado un coche, adivina cual, nada más y nada menos que el del tipo ese, Naruto.

Hinata miró al hombre de reojo, si sus sospechas eran ciertas ese hombre no había robado el coche por casualidad, podía tratarse de uno de los hermanos del rubio y eso era muy peligroso para él y, por extensión, para ella.

-¿Y sabes que es lo mejor de todo?-dijo Kiba-que dice que es suyo cuando sabemos que está a nombre de Kakashi Hatake.

-Hmp, encontré ese coche abandonado en un desguace-respondió con frialdad-si te fijas está casi inservible.

Sin saber por qué, eso la alivió, ese hombre podía ser una persona normal y corriente pero algo en ella le decía que estaba relacionado con Kyubi, un hermano o tal vez un enemigo.

-Nadie se cree que hayas encontrado un coche como ese abandonado en un desguace-dijo Chouji-mejor reconoce que eres un vulgar ladrón y empieza a largar.

El pelinegro sonrió de medio lado.

-¿Entonces me interrogaréis?-preguntó en burla, mientras volvía a mirar a la ojiperla.

Ella debía hacer algo ya, tenía que saber quién era ese tipo y que hacía allí, y tenía que ser a solas.

-Yo lo haré-dijo.

Los otros tres policías la miraron desconcertados.

-Pero Hinata, tú nunca has hecho un interrogatorio de este tipo, no tienes experiencia-dijo Kiba.

-Puedo hacerlo-dijo seria-además me debes una por haberme dejado plantada.

El desconocido sonrió mientras Kiba se quedaba totalmente estupefacto.

-Sígame, por favor-pidió ella dirigiéndose al pelinegro.

Hinata salió al pasillo con el hombre siguiéndola de cerca para luego entrar en la sala de interrogatorios que se encontraba al fondo de ese mismo pasillo. Dejó que el pelinegro entrase y se sentase en la silla de los presos mientras ella cerraba la puerta y se quedaba apoyada en ella con la mirada fija en el suelo.

-¿Quién eres?-preguntó.

-Hachi-contestó sin más.

Suspiró, así que aquel tiarrón era el novio informático de Nana, bueno, eso en parte hacía las cosas más fáciles.

-¿Qué estás haciendo aquí?

-Buscar los papeles que tiene la policía de mí y mi familia y a ser posible cargarme al topo, pero tal vez lo deje para luego ahora me interesa mucho más saber quién de mis hermanos es Naruto, para mandarle postales por Navidad.

Hinata reprimió una sonrisa ante el negro humor de Hachi y se sentó en la silla que quedaba en frente de él.

-¿Ha pasado algo?

-No, pero no queremos andar con la soga al cuello, nos llega con la orden de busca y captura que la policía ha lanzado en contra de mi hermana Yon.

Hinata se quedó de piedra, ella no sabía eso.

-Necesito que me lleves a donde está la sala de documentos, si me ven contigo no tendré problemas, bueno, ellos no tendrán problemas.

-¿Ahora?-exclamó-no puedo hacerlo, está todo vigilado.

Dios santo, aquella situación era de locos, ¿cómo había acabado ella metida en todo eso? ¡Ese tío pretendía robar en una comisaría!

El pelinegro sonrió.

-Oh no-gruñó Hinata-dime que no te has cargado las cámaras.

-No exactamente, así que ahora llévame a donde te dije.

El tío no se andaba con medias tintas pero ella no podía hacer lo que le pedía, una cosa era guardar su secreto pero otra muy diferente era robar a sus propios compañeros.

-No pienso hacerlo.

Él volvió a medio sonreír de manera burlona, algo que ya empezaba a irritarla.

-Tengo cierta grabación en mi poder...las noches en el museo son muy...

Hinata le tapó la boca, roja como un tomate.

-¿Qué haces tú con eso?

-Hmp, mi ordenador graba toda actividad sospechosa del museo así que fue una verdadera sorpresa encontrar ese video-contestó-tranquila solo muestra la parte en la que os liais.

Ahora si que estaba metida en un lío, si ese tío estaba la mitad de ido que Naruto, sería completamente capaz de emitirlo en público y entonces su vida acabaría para siempre. Menudos problemas traía un simple polvo. En actitud resignada se llevó las manos al pelo y se lo retiró de la cara.

-De acuerdo, pero no pienso intervenir si pasa algo.

-La cinta...-dejó caer.

-¡Arg! ¡Está bien! te llevaré al archivo.

Enfadada se dirigió a la puerta y él la siguió.

Con cada paso que daba, la pelinegra sentía que el corazón se le saldría por la boca. Sentía que todo el mundo la observaba, ¿tan obvio era que estaba aterrada? El sudor comenzó a caerle por la frente y la respiración se le agitó cuando dobló uno de los pasillos y se encontró de frente con la puerta del archivo y el policía que la vigilaba.

-Tienes que distraerlo-susurró el ojinegro.

-Gracias por señalar la obviedad, si me llegan a descubrir a ti y a Kakashi os faltará mundo para dar vueltas y a tu hermano Kyu, que es el mayor culpable por meterme en esto, lo caparé-aseguró en un arranque de ira.

-Mientras no me lo hagas a mí-apostilló mientras se apoyaba en la pared.

Hinata tomó una buena bocanada de aire y se dirigió hacia el guardia.

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Esperó hasta que la ojiperla consiguió convencer al guardia de que abandonase su puesto y, cuando ambos pasaron por su lado y desaparecieron de la vista, él se acercó a la puerta.

-Genial, un puto código exento-maldijo.

Observó el aparato con detenimiento mientras con un ojo observaba al torrente de gente que pasaba de largo ante la entrada del pasillo.

El aparato era un pequeño rectángulo de metal que tenía su propio mecanismo, por eso no se había desactivado cuando él había inutilizado los circuitos de seguridad de la comisaría. Estaba compuesto por números digitales, si se quería entrar debía introducir un número de cinco cifras que, desde luego, no conocía. Bien, no conocía el código pero si conocía la estructura de esos aparatos, un juego de niños para un buen informático. Ahora que si llevaba a cabo lo que pensaba hacer luego tendría que moverse rápido, de todos modos él era una persona que carecía de miedo así que la policía no era algo que le importase. Si hacía aquello tendría que atinar bien, si fallaba lo más mínimo el aparato rompería y esa puerta no volvería a abrirse hasta instalar un aparato nuevo.

Se alejó dos pasos de ella, alzó la pierna y pateó fuerte en el centro del aparato accionando el circuito de apertura de la puerta, la cual se abrió al instante. Lo que encontró lo dejó anonadado.

Ichi se encontraba recargado en una de las paredes mientras Kyu revolvía en los ficheros secretos de la policía. Una de las ventanas rotas del fondo estaba rota y por ella colgaba una cuerda, esos dos habían subido cuatro pisos por una vulgar cuerda. El rubio se giró.

-¿Qué haces tú aquí?-preguntaron ambos al mismo tiempo-buscar los papeles-volvieron a contestar al unísono.

-Impresionante vuestra capacidad de conexión, me hacéis llorar-intervino Ichi, quién por cierto, estaba con la cara llena de hollín-pero ahora tenemos prisa, alguien ha estrellado mi coche contra un pared de la comisaría y otro ha llamado aún más la atención al reventar la puerta del archivo.

-Hmp-lo fulminó-¿encontrasteis algo?

Naruto continuaba removiendo con frenesí, allí tenían que estar, estaba seguro.

-Pues no.

-Yo una revista de FHM pero no creo que interese-añadió Ichi.

Los otros lo miraron irritados.

-Chst-dijo Sasuke-viene alguien.

Los tres se ocultaron rápidamente en las jambas de la puerta. Los pasos cada vez se oían más cerca y cuando estuvieron al lado de ella Naruto apresó con fuerza al recién llegado por el pecho. Eso, hasta que se dio cuenta que los senos que estaba aplastando eran los de Hinata.

La pelinegra se quedó muda de miedo hasta que vio quién la tenía agarrada y dónde la tenía agarrada, todo el calor se le subió de inmediato a la cara.

-¡Imbécil!-dijo soltándose de él.

-Hinata-susurró.

-¿Imbécil? ¿Hinata?-preguntó Ichi confundido-¿me estoy perdiendo algo?

Hinata miró de arriba a abajo al pelirojo, guapísimo también.

-¿Qué haces tú aquí?-exclamó volviendo a prestarle atención-¡pero en que lío me he metido! ¿Quién es él?-preguntó refiriéndose al pelirojo-¿y quién ha dejado la puerta así de estropeada?

-La rompió él-señaló Naruto mirando a Hachi-y él es Ichi.

-Encantado preciosa-saludó tendiendo la mano.

Ella lo ignoró de mala manera.

-Joder como está el patio-murmuró retirando la mano.

-Si tenéis los papeles largaos ya, ha saltado la alarma de la comisaría y no quiero meterme en líos.

-Bueno, ya lo has hecho-se burló el rubio.

-Lo hice porque tu hermano me amenazó con sacar a la luz una cinta de tú y yo ayer en el museo.

-¿Y qué? es algo natural que hace todo el mundo.

Hinata se hubiese esperado todo tipo de reacción menos aquella.

-Esto es peor de lo que pensaba, estáis todos locos, ¿es qué no te tomas nada en serio?-dijo, empezaron a oírse a los policía al fondo-¡marchaos ya!

-Hmp, tiene razón y además tenemos que encontrar los papeles.

Ichi estaba asegurando bien la cuerda para volver a usarla, no era conveniente que se les soltase a tantos metros de altura, Hachi mientras aceleró la búsqueda de los documentos.

Naruto se quedó mirando a la pelinegra durante un buen rato, como siempre que ella aparecía se coronaba como el centro de atracción de su vista y esa personalidad tan fuerte hacía que se volviese loco.

-Aquí están los documentos-dijo Hachi señalando una carpeta llena de papeles-vayámonos ya.

Naruto asintió.

-Hinata-dijo-no te creas que te librarás de mí, todavía tienes que devolverme mi camiseta.

-Que pena, me quedaré sin trapo para fregar los platos.

El rubio sonrió.

Ichi y Hachi ya estaban medio descolgándose por la cuerda cuando él los siguió, pero antes volvió a girarse y a mirarla durante un rato. Hinata se quedó hipnotizada ante la intensa mirada que él le dedicó y sintió como todo su cuerpo se estremecía. Entonces él, en dos zancadas, acortó la distancia y sin previo aviso la besó, dejándola atónita y otra vez la sorprendió al soltarla tan rápido.

-Una cosa más, yo voy en serio contigo ¿y tú?-preguntó él.

Hinata se quedó de piedra, sin saber qué hacer o qué decir. Las voces de los policías cada vez se oían más cerca.

Él sonrió y se apartó de ella.

-Ya nos veremos-se despidió antes de descolgarse por la ventana.

Ella no se movió, su corazón latía desenfrenado a causa de tan repentina escena. Él le había dicho que iba en serio y sabía que lo había dicho de verdad, él iba en serio, entonces, ¿significaba que ella le gustaba? pero lo que realmente era preocupante era cual era su respuesta, ¿ella también iba en serio?

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-¿Dónde estabas?-le recriminó Hachi cuando llegó al suelo.

Naruto miró hacia la ventana. Desde la noche anterior él se había dado cuenta de que aquello era mucho más que sexo.

-Nada-contestó.

-Pagarás mi coche Kyu, mira como ha quedado Christine.

El jaguar de Ichi estaba empotrado contra la pared, totalmente destruido.

-¿Christine?-preguntó-¿qué mierda de nombre es ese?

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-¡Eres un inútil!-exclamó mientras le daba una bofetada.

El hombre de piel tostada se quejó al recibir la bofetada en el mismo sitio en que Hinata le había golpeado.

-¿Como has podido dejar que escapase? creí que eras el mejor de mis hombres y resulta que eres un completo fracaso-siguió exclamando-acabas de arruinar todo mi plan y pagarás por ello.

-No fue culpa mía, señor, ella fue muy...

-¡Es una mujer! ¡Una maldita mujer! ¿No te da vergüenza que te haya vencido? ¿Qué clase de hombre eres tú?

No contestó porque sabía lo que le esperaba.

-Pagarás por esto.

Por culpa de ese memo todo se había ido a la mierda y ahora él tendría que retirarse durante un tiempo e idear un nuevo plan de ataque.

Y la próxima vez no fallaría.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

Si Justin Bieber amenaza con saltar de un edificio:
El 85% de personas entran en depresión
El 10% le dicen que salte
Copia y pega esto en tu firma si eres del 5% de las personas que suben y le da una ayudita (lo empujan) (^w^)

Sakuramin20 Desconectado
« Respuesta #18 en: Marzo 13, 2011, 07:57 pm »

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Re: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« Respuesta #18 en: Marzo 13, 2011, 07:57 pm »
Mmm.. me parece que eso no lo habia visto todavia
pero vaya que naruto si que es decidido cuando se lo propone
e ichi pone nombres a sus coches.. hahahahaha!!!!!!!

Nos vemos

Sakuramin20 :P

Taichi Yagami
« Respuesta #19 en: Marzo 15, 2011, 11:08 am »

Re: [+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
« Respuesta #19 en: Marzo 15, 2011, 11:08 am »
Super, me gustó la continuación

si esta dicho que Hinata y Naruto están echos el uno para el otro =P
jejeje
me dio risa lo de los nombres de los autos xD
encajan perfectas las personalidades de los personajes =P
jej felicidades

Saludos~~

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