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Autor Tema: Caminos cruzados [SasuSaku]  (Leído 12788 veces)

Akemi_U Desconectado
« en: Julio 19, 2013, 02:11 pm »

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Caminos cruzados [SasuSaku]
« en: Julio 19, 2013, 02:11 pm »
Título: Caminos cruzados
Género: Romance/Humor
Serie: Naruto
Pareja: Sasuke Uchiha, Sakura Haruno
Advertencias: lenguaje obsceno, lemon (+18)
Publicaciones: en fanfiction, fanfic y MSS
Resumen: Dos vidas distintas que se unen de la manera más inesperada. /-Te odio, Uchiha./-Hn, no decías eso mientras gemías en mi cama./ Ambos se necesitan el uno al otro, desde el día en que chocaron sus miradas.



Capítulo 1.- El día en que todo cambió.

Un portazo. Se despertó de un portazo. "Hoy no va a ser mi día", pensó.

Ella ya sabía de dónde venía aquel sonoro golpe, seguido de unos pasos arrastrándose hasta alguna habitación. Y todo volvió a quedar en silencio. Rika acababa de llegar, solo esperaba que Yuuki no se hubiera despertado como ella.

Sakura Haruno presentía que aquel día iba a suceder algo, aunque seguramente fueran imaginaciones. Había humedad en el ambiente, pero el calor seguía siendo insoportable para ser septiembre, apenas había dormido unas horas y sus músculos estaban agarrotados. Además, eran las 6 a.m y si no se levantaba pronto, llegaría tarde a las prácticas en el hospital.

Sakura Haruno no sabía que en menos de un par de horas su vida iba a dar un giro.

Se levantó perezosamente, encaminándose a la ducha, y se despojó de sus ropas con parsimonia mientras observaba su reflejo en el espejo del baño. Lucía agotada, con el rostro surcado por las ojeras, sin ápice de jovialidad que había de ser propia de una chica de 25 años. A pesar del cansancio que profesaba su rostro, no perdía la hermosura de sus grandes y jades ojos, que conjuntaban con su pequeña pero tentadora boca de labios rojizos y gruesos. Su piel pálida estaba en armonía con su cuerpo. Estatura más bien baja, piernas finas y torneadas, anchas caderas y estrecha cintura. Escalando hacia su ombligo, su abdomen plano y, más arriba sus pechos grandes y bien formados, hacían suspirar al sector masculino.

Aunque de todo su cuerpo, Sakura destacaba por su cabello, lacio y rosado hasta más allá de los hombros.

Se ubicó bajo la ducha y el agua comenzó a fluir por su cuerpo, intentando llevarse consigo el cansancio acumulado de toda una noche sirviendo copas un un pub. Pues sí, el dinero para costear la universidad y mantener la casa no caía del cielo, y menos aún teniendo a Rika consumiéndolo todo en bebida. Desde el abandono de su padre cuando la joven pelirrosa tenía apenas 15 años y la hermana menor unos meses, su madre cayó en depresión y, más tarde, en la bebida. Rika Haruno dejó de ser llamada "mamá" por Sakura, quien ahora ejercía de verdadera madre.

Suspiró con frustración y salió de la ducha, apurándose para no llegar tarde. Con avidez se vistió y bajó a desayunar, cuál fue su sorpresa al ver a su hermana pequeña tras la encimera.

-¡Buenos días Sakura-chan!.- Saludaba una pequeña pelifucsia, viva imagen de su hermana mayor.

-Yuuki-chan, ¿cómo estás despierta ya?.- Inquirió.

-Mamá me despertó al entrar.-

Sakura la miraba con preocupación, pues su mayor deseo era irse de esa casa, llevándose a la pequeña Yuuki también. No quería que creciese con el peso de una casa y con el desprecio de una madre. No quería que se despertase cuando su madre llegara en la madrugada ebria, ni tampoco quería que la golpease cuando estaba enfadada, ni...

-Bueno, ¿quieres que te lleve a la escuela?.- Preguntó la mayor, olvidándose de a dónde la llevaban sus pensamientos.

-Está bien onee-chan.- Y sonrió dulcemente.

Sakura cogió las llaves y, como llegaba tarde y no había desayunado, decidió hacerlo por el camino, cogiendo una tostada y zumo. Ambas montaron en la camioneta (que dicho sea de paso, pagó ella misma), y se dirigieron a sus destinos.

La mayor dejó a su hermana en la escuela, despidiéndose con un beso y una sonrisa verdadera, y se apresuró para no retrasarse más.

Mientras conducía al hospital, miraba al cielo, que no dejaba sitio para que luciera el sol entre las espesas nubes.

"Qué día más extraño", volvió a pensar.



Suspiró por séptima vez en las pocas horas que llevaba despierta, ese atasco no iba a acabar nunca. Así que, haciendo uso de su habilidad para maniobrar con la monstruosa camioneta, giró 90º a la derecha, hacia un callejón que la llevaría a su destino más fácilmente.

Comenzaba a llover a cántaros, aunque paraba de vez en cuando. Mientras la joven de cabello rosa maniobraba ágilmente, bebía su zumo, mas no pudo acabar cuando se le cruzó un coche y pegó un volantazo.

-¡¿Pero qué haces, tarado?!.- Gritó agresivamente Sakura sacando la cabeza por la ventanilla.

El conductor que casi la mataba simplemente la respondió con el dedo corazón. "Qué gilipollas".

Su zumo se había echado todo a perder, empapando su blusa blanca y sus jeans. Además, el agua de lluvia caía estrepitosamente por la ventanilla y buscaba la tostada como loca por el suelo del automóvil. Mientras tanteaba por el suelo con una mano, con la otra subía la ventanilla y de vez en cuando atendía al volante para girar. Pero volvía la vista al suelo para buscar la dichosa tostada, dejando de prestar atención por momentos a la carretera.

"No pasa nada, recorro este camino a diario", se autoaseguraba.

Cuando por fin recogió el trozo de pan del suelo y levantaba la vista, Sakura supo que ese, definitivamente, no era su día.

Al alzar el rostro, por milésimas de segundo sus ojos verdes se encontraron con unos negros como el carbón que la miraban asustados. Se quedó paralizada, apenas se dio cuenta de que estaba en un paso de cebra y su coche se empotraría en menos de un par de segundos contra el joven que tenía ante ella. Rápidamente, frenó con todas sus fuerzas y giró el volante, pero no pudo evitar atropellar a aquel chico.


Akemi_U Desconectado
« Respuesta #1 en: Julio 22, 2013, 08:16 am »

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Capítulo 2: ¡TÚ!
« Respuesta #1 en: Julio 22, 2013, 08:16 am »
Capítulo 2.- ¡TÚ!

Como cualquier otra mañana desde hacía unos meses, se duchaba, desayunaba y cogía su maletín para encaminarse a la empresa de la que -por razones no deseadas- tuvo que hacerse cargo. Normalmente tomaba su BMW M3 negro y tardaba 8 minutos en llegar a Uchiha's Corp, empresa de software conocida mundialmente. Sin embargo, quizá el nubloso día que se alternaba con claros deslumbrantes, o quizá un mal presentimiento nada más levantarse, lo invitaban a pensar que había algo en aquella jornada de lunes que no sería la misma.

Efectivamente, nada más montarse en el auto este no arrancaba. Pero como no podía pararse a ensuciar su impecable traje, ni demorarse en ver qué mal le iba al coche, decidió ir a pie hasta la empresa; una importante firma se reuniría con él esa misma mañana. Haciendo uso de su intachable forma física -conseguida cada tarde en el gimnasio de su casa-, se encaminó a paso firme, casi corriendo. Qué mal hiciste, Sasuke Uchiha, debiste haberte quedado a ver que el coche no arrancaba porque dejaste las luces encendidas la tarde anterior y no quedaba batería.

Nuestro joven y atractivo moreno paró un segundo a pedir un café para llevar y continuó con su camino, no sin antes llevarse el número de la camarera anotado en el borde del cartón. "Baratas", pensó él. Comenzaba a oscurecerse el día, quizá lloviera de nuevo, y mientras cruzaba el paso de cebra tomó un sorbo de su café, comprobando que sabía aguado, por las recientes gotas que ahora caían. Miró al cielo refunfuñando por no haberse llevado paraguas, y un estruendo chillido de ruedas derrapando lo alertó a su izquierda.

El Uchiha volteó y pudo distinguir una mata de pelo rosado y la cara de pánico de la conductora, quien luchaba con el volante por girar lo máximo posible y evitar la tragedia. Pero no fue así.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Sakura salió del coche temerosa, aunque la sangre fría de llevar tantos años en medicina, hasta operando muertos, la hizo conservar la calma. Consiguió girar lo bastante el coche como para golpear al viandante con la puerta del copiloto, pero este salió despedido unos metros chocando con el bordillo de una acera su cabeza, lo que la hizo alarmarse verdaderamente.

Mientras llegaba al cuerpo inconsciente, llamó a una ambulancia y se dispuso a atender, nerviosa, al primer paciente del día. Se agachó para evaluarlo y vio que el hombre podría tener su edad, rasgos marcados y masculinos, nariz perfecta, piel nívea y cabello rebelde y negro-azulado. Su pecho, que ahora respiraba con dureza, denotaba que estaba trabajado, por lo que la buena forma física probablemente hubiera resistido el impacto. El chico no estaba mal a primera vista, lo grave vendría cuando apartase su cabeza del bordillo.

Con sutileza, recordó cómo actuar frente a estas situaciones y giró la cabeza de su accidentado, saliendo un hilito de sangre a su paso. Suspiró aliviada, por suerte solo habría que darle unos puntos, y tendría fracturas en los brazos o costillas. Se dispuso a abrirle los ojos a modo de revisión, pero el Uchiha lo hizo antes que ella.

-Tengo prisa... Déjeme ir ya, loca al volante.- Dijo este, tosiendo con fuerza e incorporándose.

La Haruno se quedó sorprendida, esperaba que la insultara, o que se asustara por la sangre y el impacto, pero no que la pidiera marchar como si tal cosa.

-Discúlpeme, de verdad, no prestaba atención y... Mil perdones, no me denuncie, por favor... No puedo pagarle, pero si me da tiempo, quizá si... Yo... Lo siento mucho. Por favor, quédese a esperar a la ambulancia, soy médico en prácticas y sé cómo tengo que actuar.- Masculló una rápida disculpa, aún nerviosa. Aquel chico era muy atractivo, sus ojos verdes no podían desviar la vista de aquellos ónix, y ese aire tan duro al querer levantarse sin más...

-Déjelo estar, está bien, no necesito sus disculpas ni su dinero.- Acabó de incorporarse el pelinegro.

-¡Pero está sangrando! Espere de una vez por todas a la ambulancia, no me haga tener que inmovilizarlo.- Contestó la pelirrosa tajante.

La situación le resultaba cómica al Uchiha, cierto es que no podía olvidar el intenso dolor de su nuca, ni su golpeada espalda, pero que aquella insolente a a la que sacaba más de una cabeza le insinuase -no, le amenazase- con inmovilizarlo... Dejó escapar una carcajada.

-Mire, ya le he dicho que estoy bien, ¿ve?.- Dijo él moviendo los brazos y girando el cuerpo para que ella observase.

Sakura, tonta de ella, posó su vista en el trasero que se mostraba ante ella y las anchas espaldas. "Pareces una adolescente", se reprendió a sí misma sonrojándose.

-No, no lo veo.- Respondió firmemente, haciendo acopio de toda su dureza. Cogió al sujeto por las dos manos tras la espalda, y giró las muñecas de este de tal manera que sintiera una punzada de dolor si quisiera moverse.- Y ya puede estarse quieto si no quiere tener otro accidente, ¿ve?.- Usó el mismo tono socarrón que él antes había empleado.

Esto era el colmo, pensaba Sasuke, se estaba retrasando y esa mañana tenía una cita importante, algo que le daba igual a su molesta acompañante. Con rudeza, se liberó del agarre de Sakura, haciendo que ella frunciera el ceño sorprendida.

-Escúcheme bien, señora...

-Haruno, señorita Haruno.

-Señorita Haruno, bien, déjeme explicarle. Tengo mucha prisa y, seguramente, muchas más ocupaciones que atender que usted. Ya le he dicho que me encuentro perfectamente y no necesito ninguna atención médica. Si se queda más tranquila, de que acabe mi ocupada agenda iré a mi doctor. Mientras tanto, deje de entrometerse en mi camino, que bastante ha hecho ya con esa camioneta destartalada suya.

-¡No me lo puedo creer! ¡El paciente regañando al médico!

-Yo no soy paciente, y usted aún no es médico, dijo que estaba en prácticas.

-¡Me da igual.- Infló los mofletes.- Usted se quedará aquí, conmigo, el hospital se encuentra a tan solo unas cuadras. No insista, porque yo también soy muy testa...

El pitido de un coche la sacó de su monólogo.

-¡Oigan! ¿¡Quieren quitar la maldita chatarra de en medio!?.- Gritó un conductor ofuscado.

Claro, el automóvil estaba en mitad de la carretera, obstaculizando el paso.

-¡Puede ir por otro lado! ¿No ve acaso que hay un accidentado?.- Su tono de voz delataba su creciente enojo, primero el grosero conductor la interrumpió, y luego llamó chatarra a su querida camioneta roja.

-¿¡Está loca!? ¡No hay nadie! ¡Deje de hacerse la imbécil y aparte su coche de ahí!

¿Cómo que no había nadie?... Un momento, giró para encarar a su anterior interlocutor, y no había nadie.

-Será malnacido.- Farfulló Sakura mientras subía a su coche y lo retiraba.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

-Se-ñor Uchiha, ¿se encuentra bi-bien?.- Inquiría preocupada su secretaria mientras su jefe pasaba a la oficina.

-No es nada Hinata, simplemente me caí.- Claro, el genio Uchiha, que estudió en Oxford, que ha heredado una de las más prestigiosas empresas del mundo, no podía admitir que se había quedado embobado mirando al cielo, dejando que lo atropellaran.

-Pe-Pero está sangrando...- Hinata, su secretaria desde hacía unos meses, se ocupaba de todo el papeleo que Sasuke dejaba. Trabajaba como la que más, por eso Sasuke la apreciaba y la tenía en su equipo. Era muy eficiente, aunque bastante tímida -aclaremos que Sasuke Uchiha intimidaba a cualquiera-. A pesar de levantar todas las envidias en el sector femenino de la empresa, Hinata Hyuuga nunca había intentado nada con su jefe; era consciente de que su atractivo levantaba pasiones, pero lo veía como un hermano. Habían estudiado juntos en la universidad y no era su tipo; él siempre estaba rodeado de atractivas mujeres que lo acompañaban como mucho durante un par de días, además, se enfadaba con facilidad y era algo gruñón y prepotente. Aun así, Hinata lo apreciaba y se resignaba a ordenar su papeleo con eficiencia y una sonrisa.

De la secretaria, digamos que tenía su atractivo. Su larga melena negra y sus ojos perlados la hacían ver realmente hermosa, era de complexión delgada y bajita, y siempre vestía trajes-falda, acordes con el protocolo de la empresa. Hinata era muy dulce, aunque no había encontrado al amor de su vida a sus 28 años, y pensaba que se la pasaría el arroz algún día no muy lejano.

-No te preocupes, no es nada, y no me tutees que hace años que nos conocemos.- Contestó Sasuke limpiándose la sangre seca con una toalla del baño de su oficina. Sí, excentricidades del Uchiha menor.

-E-Estuvo aquí Itachi, Sasuke-san.

-¿Qué quería ese malnacido?

-N-No te pongas furioso... So-solo quería pasarse a saludar, nada de negocios.- Conluyó ella con una sonrisa tranquilizadora. Debía admitir que las relaciones entre los dos hermanos nunca habían sido las mejores. Al fallecer los padres de ambos, el testamento sorprendió cuando era el hijo menor el heredero de la empresa y, por tanto, fortuna Uchiha (lo que enfrió sus relaciones). Aunque, a pesar de todo, Itachi podía mantenerse en su propia empresa de joyas que iba adquiriendo fama a pasos agigantados.

-Hmp. Sea lo que sea, no me da buena espina. Ya sabes lo que pienso al respecto de Itachi, y no solo yo, la policía también. Lo quiero lejos de esta empresa Hinata, tú también lo conoces.

Para todos era sabido que el mayor de los Uchiha estaba bajo sospecha de asesinato. Extrañamente, los padres de Sasuke fallecieron una noche en su domicilio, envenenados. Hinata estaba con Sasuke en el aeropuerto de regreso a sus casas -habían finalizado ya sus estudios-, cuando el jardinero del domicilia Uchiha, que ya se iba y se lo comunicaría a sus señores, llamó al teléfono alertándolo de que sus padres yacían sobre sus platos inconscientes. Cuando Hinata y Sasuke llegaron, los forenses dictaminaron la muerte de Mikoto y Fugaku por envenenamiento a las 9:30 p.m, una hora después de que su hijo mayor los visitase, desapareciendo a los pocos minutos.

Así, Itachi cayó bajo la sospecha. Se supuso que el motivo era heredar cuanto antes la empresa, ya que la suya comenzaba a tener pérdidas y Fugaku se negaba a ayudarlo. Pero era demasiado cruel hacerle algo así a unos padres solo por unas leves pérdidas... Es por eso que Hinata confiaba en al inocencia del hermano de Sasuke, pero no se lo diría.

-Co-como digas Sasuke-san. T-Tu tío Madara dijo que estaría aquí en unos minutos, la reunión está a punto de comenzar.

-Está bien, vayamos a la sala de juntas a ver qué quiere ese otra vez.- Un deje de desprecio salió de los labios de Sasuke, tampoco su tío Madara era de sus favoritos.

Ambos dejaron la oficina para adentrarse en la misteriosa reunión que Madara convocó el día de antes, ¿qué querrá ese viejo?, pensaban.

.-.-.-.-.-.-.-.-.

-Eso es todo, el papeleo está ya preparado, basta firmar para tener todo el control de software del país, y pronto el del resto de naciones.- Las ansias monopolísticas de Madara no eran algo nuevo para Sasuke, quien se hallaba reacio ante la proposición de su tío.

-Buen planteamiento, Madara, pero no me convence. Aún no estamos creciendo con toda la rapidez que quisiéramos y no me he adaptado al control de mi empresa. Déjame hacer las cosas por mí mismo.

-No te estoy ofreciendo venderme tu alma, Sasuke, solo una simple fusión entre dos empresas. Tío y sobrino, ¿qué hay mejor que eso? Yo pondré la experiencia que tú precisas.

Sasuke no deseaba firmar ese acuerdo bajo ningún concepto. Sabía que si se fusionaban, él saldría perdiendo, puesto que Uchiha's Corp dominaba el país, pero no el comercio internacional -punto fuerte de su tío-. Además, no le había quedado claro su posición en la jerarquía de la empresa si aceptaba el trato.

-Ya sabes, yo estaré al mando, pero tú serás mi segundo. Y en cuanto este viejo se tome su merecido descanso, toda tuya.- Decía con una socarrona sonrisa.

Falso, todo falso. Presentía Sasuke.

-Me lo pensaré.- Afirmó el menor recogiendo el documento a firmar.

Madara no estaba contento, necesitaba que aquel criajo le firmase el maldito documento, pero sonrió con falsedad y se despidió cordialmente de allí.

-S-Sasuke-san, no lo harás ¿verdad?.- Preguntaba Hinata una vez finalizaba su horario y se disponía a irse a casa.

-No creo Hinata, aún tengo que levantar más esta empresa y llevarlo al plano internacional. Papá hizo bien encomendándome a mí.- Sasuke suspiró cansado, la insistencia de la fusión le quebraba la cabeza.

Hinata, por su parte, asintió feliz y deseó buenas noches a su jefe, marchándose y dejando a Sasuke con sus amigas, las horas extra.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Increíble, absolutamente increíble. ¡Esto no la podía estar pasando! La habían doblado el turno en el hospital, es decir, ni siquiera llegaría a casa para hacerle la cena a Yuuki. "Estoy ocupada, Sakura, hazte cargo de las urgencias tú", decía la vieja. "Ocupada", repitió Sakura con odio. Su sensei se ocupaba, sí, pero con el sake y los hombres, sabía perfectamente que se había escaqueado para quedar con ese viejo baboso que se encargaba del pub donde trabajaba, Jiraya.

Maldito día en que se llevó a su jefa a su -otro- trabajo. Malditos pervertidos cuarentones que querían sofocar su calentura. Borrachos. Malos jefes. Sakura fruncía más y más el ceño mientras acababa con los informes de las urgencias y esperaba a que su turno finalizase. Rellenaba con furia los últimos datos mientras pensaba en el incidente de esa mañana, el atractivo señor soy-una-persona-ocupada-y-más-importante-que-tú. Si se moría desangrado, era su problema.

Vio el reloj por última vez antes de dejar el hospital, eran las 11 p.m.

-Adiós Shizune-san.- Se despidió Sakura de su superiora.

-Adiós Saku, cuídate mucho.

La noche había entrado ya, solo echaría un par de horas en el pub "Konoha" y despues iría a casa. Necesitaba acabar con esa agotadora jornada. Malditos lunes.

El pelinegro sonrió arrogante mientras rememoraba el suceso con la chica de extraño cabello rosado esa misma mañana. Era toda una furia, y muy sexy, pero una furia sexy pesada. Su vena de doctora lo había irritado en demasía, él tenía cosas más importantes que hacer, como quedarse hasta tarde en el trabajo por ese estúpido retraso.

Hastiado por el largo día, cerró las puertas de la oficina, saludando de paso al conserje, el pobre que también debía quedarse cuando el jefe lo hacía. Decidió ir a beber un trago, no lo haría mal olvidarse de todo el trabajo y llevarse a alguna mujer fácil a su cama. Descartó esto último por el dolor en su nuca y en las costillas, donde ya aparecían manchas moradas.

"Igualmente irresistible", pensó con chulería.

Entró al local de música suave, era agradable a simple vista. Era negro, techo y suelo, y con manchas de pintura de todos los colores por las paredes, además, tenía una pequeña pista de baile con sofás. Todo el lugar presentaba unos cómodos taburetes de piel, también negros, y una barra bastante extensa.

Se sentó en el rincón más alejado, con la mirada apuntando hacia las hermosas piernas y trasero de la camarera que se encontraba de espaldas y agachada buscando las bebidas.

-Un wishky solo, con hielo.- Alzó la voz para que la preciosidad que tenía delante de él se girase y le sirviese. Podría olvidar el dolor que hasta hace unos minutos le molestaba.

-Marchando.- La voz de ella contestó, increíblemente familiar para él, la había oído en alguna parte...

-¡TÚ!.- Gritaron al unísono.

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« Respuesta #2 en: Julio 22, 2013, 08:17 am »

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Capítulo 3.- Limón.
« Respuesta #2 en: Julio 22, 2013, 08:17 am »
Capítulo 3.- Limón.

-Un wishky solo, con hielo.- Alzó la voz para que la preciosidad que tenía delante de él se girase y le sirviese. Podría olvidar el dolor que hasta hace unos minutos le molestaba.

-Marchando.- La voz de ella contestó, increíblemente familiar para él, la había oído en alguna parte...

-¡TÚ!.- Gritaron al unísono.

-¿Qué haces aquí?.- Preguntó el moreno.

-¿A ti qué te parece? Trabajar sirviendo copas a un alcohólico que ni aun habiendo sufrido un accidente deja de beber.- Contestó ofuscada.

-No soy alcohólico ni he tenido ningún accidente, como ves estoy perfectamente. Deja ya de incordiar, molesta, y sírveme calladita.

-¡Ni loca!.- Sasuke hizo una mueca de desagrado ante esto, pues entre la música, el dolor de cabeza que ya llevaba y la voz chillona que le gritaba, creía que iba a explotar.

-No eres tú quien da las órdenes. Es un pub, yo pido.- se señaló a sí mismo- y tú te callas y me sirves.- concluyó señalándola.

-Mire, señor importante, le serviré para que se calle de una vez y deje de protestar. Si se muere, no es mi problema.- Y dicho esto, cogió una copa malhumorada, la plantó delante del Uchiha y aventó dos hielos, haciendo notar su cabreo. Acabó llenando la copa de whishky y dejándola en su sitio de un golpe.

-Tsk.- "Dijo" Sasuke al verla parada enfrente suyo con los brazos cruzados. Tenía el ceño enormemente fruncido "le habrá bajado la regla", pensó.

-¿Y bien?

-¿Y bien, qué?- Empezaba a colmarle los nervios la actitud de esa mujer.

-Págame.- Finalizó tajante.

-No me has puesto la rodaja de limón.

-No necesitas limón para emborracharte.- ¿Lo que veía en la ceja de la pelirrosa era un tic? Tal vez sería más gracioso de lo que pensaba hacerla enfadar.

-Hasta que no me sirvas correctamente no pienso pagarte.

Sakura comenzaba a llegar a su límite, arrojando (mentalmente) toda clase de improperios contra el escultural chico que la exigía una puta rodaja de limón, sacó uno de la despensa. Lo que aún más la ofuscaba era el hecho de no poder apartar la mirada de sus labios cuando esbozaban esa sonrisa arrogante, ni de sus ojos penetrantes. Definitivamente, necesitaba sexo, porque habría que ser muy idiota o muy necesitada para fijarse en ese estúpido.

Mientras, Sasuke se divertía a costa de la chica con la que se había topado ya dos veces en ese día. Le divertían sus muecas, la manera en la que lo chillaba, cómo pegaba saltitos mientras lo hacía, haciendo que sus senos botasen por encima de la blusa...

-Aquí lo tiene.- Y ahí tenía de nuevo parada a una muy molesta Sakura, con la mano abierta esperando a recibir dinero.

-Aún no.- Sasuke entrecerró los ojos.

-¿Aún no, qué?- Oh, cómo disfrutaría poniéndola a prueba. Quizá se estaba mereciendo una cachetada, pero...

-Falta la sombrillita.

...

...

...

-¡SAKURA-CHAN, NO!

-DÉJAME NARUTO, DÉJAME QUE LO MATE AHORA MISMO.

Un apuesto rubio sujetaba a su compañera de trabajo por la cintura, haciendo acopio de todas sus fuerzas para que su amiga no se le escapase de entre los brazos y asesinase con su fuerza bruta al pobre que la hubiese provocado así. Sakura, entre tanto, pataleaba detrás de la barra llamando la atención, intentando agarrar y clavarle las uñas al sujeto que reía como si le hubiesen contado un chiste.

-¡Eh! ¡Teme! ¿Qué haces aquí?.- Naruto parecía reconocer al alma que había salvado de las garras de su amiga.

-Hmp, dobe. No sabía que trabajas en este sitio.

-¡Te lo dije en el apartamento, pero no me escuchas cuando te estás tirando a una de tus amigas!

Sakura no podía estar más sorprendida. Había parado con sus pataleos y miraba curiosa a los dos atractivos hombres que tenía delante, desconociendo que se llevaban bien.

-Un segundo, vosotros dos... ¿os conocéis?

-¡Pues claro Sakura-chan, él es el Teme y vive conmigo! Teme, esta es Sakura-chan, mi compañera de trabajo y amiga.- El rubio parecía ajeno a las miradas de odio que se lanzaban el uno al otro.

-Ah... Conque este es el amargado con el que me dijiste que compartías piso. Nee, Naruto, no sabía que tenías amigos tan imbéciles como este.

-No soy un amargado.

-Oh, claro que lo eres, AMARGADO.

-Eh, eh, calma chicos.- intentó poner paz Naruto- ya veo que os habéis conocido. Teme, no creí que fueras tan idiota de provocar a Sakura-chan, me ha costado horrores intentar que no te clave las uñas en los ojos.

-Hmp.

-Bueno, ya casi acaban nuestros turnos Saku-chan, ¿qué os parece si nos vamos de juerga los tres por ahí? Ya sabéis, para limar asperezas.- Sugirió Naruto con una sonrisa zorruna en su rostro.

-No creo que el señor amargado, alias "me atropellan y no siento nada" sea del tipo que les guste la sociedad.- Dijo Sakura con burla.

-Habló la casi-médico que en vez de ayudar se queda embobada observándome mientras, según ella, me desangro.

-¡Tenías los ojos cerrados!.- Sakura se sintió como cuando a un niño lo pillan haciendo una trastada.

-Tsk, estabas babeando.

Además.- prosiguió la pelirrosa ignorando el comentario anterior- me sumaron turno en el hospital y hoy me he quedado hasta más tarde en el pub, tengo que dormir si mañana quiero ser persona.

-Bueeeeeeno.- apaciguó de nuevo- pues dejamos esta agradable conversación aquí. Teme, me retrasaré porque iré a ver un rato a Hinata-chan, ve tú solo al apartamento.

-Ni que fueran a violar a este.

-Cuídate con lo que dices, Haruno.- Contestó el Uchiha amenazador.

-Venga chicos, ¡hasta mañana! ¡Buenas noches Sakura-chan!.- Y se despidió de ella con un tierno beso en la mejilla.

-Adiós Naru-baka.- le sonrió ella.

Sasuke los miraba con recelo, no es que estuviera celoso, pero los labios de la pelirosa eran muy tentadores para cualquier hombre con pene.

Naruto se despidió de la mano y se encaminó a la salida, no sin antes ser acribillado por una masa de mujeres en celo. Sakura lo miraba divertida, su amigo atraía la atención de cualquier chica. No es que le gustase, pero sí reconocía que era muy guapo, sus ojos azules derretían a cualquier fémina, además de tener un cuerpo musculado y una sonrisa perfecta y brillante. "Qué suerte que Hina haya encontrado a alguien", pensó.

El Uchiha la observaba atento, vio cómo suspiró con tristeza mientras Naruto marchaba. Quizá estaba enamorada de su rubio y estúpido amigo chillón. Algo molesto, decidió romper el silencio.

-Hmp, adiós.

-¿Eh? Ah, adiós, cuídate esa herida en la cabeza, necesitas un par de puntos...- Parece que el enfado se le había pasado y seguía aun preocupada.

-Molesta.

-Gracias a ti también por tu atención.- Respondió con ironía.

Y se dio la vuelta haciéndose la ofendida. Realmente no quería dejar de molestarla, ni de verla, algo en ella le había llamado la atención, pero lo dejó pasar cuando vio que estaba lo suficientemente lejos como para contestarla algo.

Se pasó una mano por la melena azabache y decidió irse ya, estaba agotado.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

-Ese estúpido... "No me escuchas cuando te estás tirando a alguna de tus amigas".- imitó Sakura al rubio- Ese Naruto es un estúpido por pararme, ¡una buena hostia se tenía que haber llevado el maldito señor fuerte!

Sakura hablaba consigo misma mientras recogía su bolso y se iba del pub. Se había cambiado de ropa para trabajar, puesto que su jefe casi la obligaba, alegando que "tenían que atraer más hombres al sitio", pervertido... Por eso mismo, ahora deseaba más que nunca irse a su casa para deshacerse de los tacones que la estaban matando, y de la minifalda demasiado mini para su gusto que la prestó su amiga Ino. Qué incómoda estaba con todo ello, por eso aún conservaba su blusa que, aunque algo manchada de café, no se notaba y seguía igual de sexy para cualquiera que la mirase.

Atravesando la muchedumbre, miró a todos lados para localizar al pelinegro, con la intención de... Con ninguna intención, solo quería verlo. Quizá para comprobar que no tenía heridas más graves, sí, era por eso, se dijo a sí misma. Aunque a pesar de ello, no podía ocultarse sus propios pensamientos e instintos más básicos: se había sentido extremadamente atraída por Sasuke Uchiha. Y se culpaba por eso, puesto que a pesar de que no creía en los príncipes azules (3 relaciones rotas son un claro ejemplo), por lo menos esperaba un poco de humanidad por su parte. Pero nada, era un completo amargado.

Sumida en sus pensamientos, seguía haciéndose paso hasta llegar a la entrada y salió. Su camioneta estaba a tan solo un par de calles más abajo, así que se apresuró el paso, pero no pudo seguir cuando sintió su muñeca atrapada fuertemente en la mano de alguien y volteó a ver.

-Hola encanto, me alegra que hayas venido a verme.- Un pelirrojo alto, delgado pero fuerte la miraba con interés mientras se acercaba a ella, sin dejar de soltar el agarre que ejercía sobre la pequeña mano.

Sakura intentó tirar, agarró su bolso y se lo llevó al pecho por instinto. Ese hombre parecía fuerte, aunque olía a borracho y probablemente si tiraba, conseguiría escapar.

-Oh, pero mira, Sasori, la gatita asustadiza intenta huir.- Otra voz sonaba a sus espaldas, haciendo que la joven temblase inconscientemente, estaba atrapada.

El pecho del hombre que acababa de llegar se topó con la espalda de Sakura, y la agarró fuertemente por la cintura con una mano, mientras deslizaba la otra por su abdomen.

-¡¿Qué estáis haciendo?! Dejadme en paz si no queréis que chille y alerte a alguien, esta calle está muy transitada.- Intentó mentir Sakura para tratar de asustarlos, pero no consiguió apartar la angustia reflejada en su voz.

-Oh, no pasa nada pequeña, te llevaremos a un callejón donde soléis estar las putitas lindas como tú.- El hombre de detrás atrapó un pecho con sus manos, e hizo a Sakura lanzar un chillido de dolor al ser aprisionado tan bruscamente.

-Eh, Deidara, deja algo para mí.- Sonrió ladinamente el pelirrojo, para así llevar la mano que no la tenía agarrada al otro pecho.

Sakura creía que iba a vomitar del asco, no podía escapar, pues estaba agarrada y no había manera de huir. Intentó vanamente pegar un pisotón al hombre que respondía al nombre de Deidara con su tacón, pero al darle solo consiguió que se enfadara más y la arrancase la blusa de un tirón.

-Vaya, con que la putita quiere jugar. Bien, pues yo también quiero.- Susurró a su lado Deidara.

Sasori rió con su amigo, y la aferraron más a sus cuerpos malolientes y sudorosos. Deidara apartó su blusa y atrapó parte de la carne de sus pechos con la mano, mientras, Sasori acariciaba su vientre bruscamente y bajaba la minifalda de Sakura. La Haruno no podía hacer nada, aunque se encontraba chillando por clemencia, solo salían lágrimas de sus ojos.

Deidara lamió su cuello de arriba a abajo, haciendo a Sakura querer morir de la repugnancia que le daba aquel gesto. El otro compañero se encargaba de llevarlos mientras a una parte más oscura de la calle, con pasos torpes.

"No me lo puedo creer", pensaba ella, "me van a violar".

El sujeto que tenía enfrente la miraba con cara de psicópata, deseoso de probar la carne de ella. Sin embargo, antes de que pudiera llevar sus dientes al cuello de Sakura, un golpe en la sien lo derribó, cayendo al suelo estrepitosamente.

Ante la ojiverde, su salvador miraba al agresor que aún ella tenía detrás con furia, se veía realmente enfadado.

-Sa... Sasuke... Ayúdame.- Pidió ella.

-De eso nada, guapa.- Sintió cómo algo frío reposaba sobre su nuca.- Alguno de los dos se mueve, y disparo.

sasuanto
« Respuesta #3 en: Enero 21, 2015, 10:05 pm »

Re:Caminos cruzados [SasuSaku]
« Respuesta #3 en: Enero 21, 2015, 10:05 pm »
Mi hola ^^ estuve leyendo tu fic y me ha encantado, la trama y tu forma de escritura,  es una lastima que no lo hayas continuado , tienes talento. Bueno, me despido,  espero que leas mi mensaje, en verdad me encantaría que lo continuarás, lo dejaste en la mejor parte :/

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