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Autor Tema: [One-Shot][Yuri] Is grá liom thú~  (Leído 2620 veces)

Saoirse Granger Desconectado
« en: Marzo 05, 2011, 07:54 pm »

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[One-Shot][Yuri] Is grá liom thú~
« en: Marzo 05, 2011, 07:54 pm »
Ok... mi primer aporte a este maravilloso foro. Espero que les agrade, tomatazos y flores en un comentario, ¿sí? Los apreciaría mucho.


Is grá liom thú~

Las gotas de lluvia repiqueteaban en la ventana de forma rítmica. El clima afuera se podía haber descrito como terrible, de ésos climas que suelen ocurrir en Clare antes que el cielo se decida a dejarse poseer por la primavera y los primeros vestigios de reverdecimiento se dejasen contemplar en las sinuosas colinas y los hermosos parajes.

Era una verdadera delicia poder caminar sobre el pasto humedecido por la brisa del rocío a primera hora de la mañana, era alegría pura el sentir el pasto entre tus dedos y saberse dichoso de estar en uno de ésos sitios en los que hay más verde que gris. Clare no era tan  importante como Dublín, ni había tanta gente en ella… todo era más rural, más hermoso. Cualquier persona estaría ansiosa por que la primavera llegara, porque el verano la sucediera y pudieran ver las flores, los campos, los establos y la gente en todo su esplendor.

Pero Ailana no estaba preocupada por la lluvia, ¡por ella bien podría haber un tornado afuera! Y estaría agradecida por el tornado, estaría rogándoles a los dioses por un huracán, rogando para que milagrosamente surgiera un volcán que hiciese erupción, sólo para ella. Sólo para incinerarla.

Ya se había sentido incinerada el día anterior, pensó,  girando en la cama para colocar su rostro sobre la mullida almohada. La almohada que habían compartido muchas veces antes. Aún conservaba su aroma… el aroma más delicioso de todos… << ¡No!>> pensó, reprendiéndose. Ése tipo de pensamientos habían sido los que en tantos problemas la habían metido ya.

Cuando pasas dieciséis años de tu vida al lado de una persona, cuando se conocen desde bebés, cuando ordeñaron vacas desde la infancia en el mismo sucio, rústicamente improvisado y maravilloso establo se forma una conexión ¿no? ¿No tenía entonces derecho a enamorarse perdidamente de esa persona?

No, no lo tenía.

Porque aunque poseyera los ojos más verdes del mundo… más aún que el color que toma el mar durante ésos días que puedes jurar que en competencia contra el pasto ganaría con creces,  unos labios tan divinos que con una sonrisa te mandan a volar más allá del cielo, unos dientes perfectos encerrando una lengua que te tentaba a que la probaras y que su cuerpo fuese un pecado sólo por ser tan perfecto… no podía ser el objeto de su afecto.

Porque era la persona más maravillosa de todas, la más pura… la más buena, noble, adorable.

Y ayer Ailana se le había declarado.

Decidió levantarse de la cama dando traspiés, no tenía ganas de moverse pero necesitaba un té muy fuerte, y quizá un par de ésos panecillos de manzana y canela que había preparado la noche anterior para la fiesta. Para esa maldita fiesta... maldita fuese por tener un ambiente tan perfecto y romántico que no le dejara elección más que de ponerse romántica. Ponerse estúpida.

Se sirvió la taza de té y estuvo a punto de llevársela a la boca cuando el timbre sonó. Como detestaba a quien estuviera del otro lado de la puerta… apretó los dientes y se dispuso a abrir no hasta después de meterse un panecillo casi entero en la boca.

- ¿Quhiem sss? –Preguntó.  No recibió respuesta alguna, tragó el panecillo, casi haciéndose daño en la garganta y habló de nuevo-. ¿Quién es?

-Ah… -Dijo una voz dulce del otro lado de la madera-. Soy yo, lamento molestarte Aila… pero es importante.

Niamh.

De todas las personas en el mundo tenía que ser ella. El mundo se le cayó a los pies… su alma descendió tanto por su cuerpo que le pareció rozar el mismísimo infierno, si no… ¿Por qué otra cosa podría sentir tanto calor sólo con escuchar su voz?

-¡No estoy! –Gimió, sintiéndose cobarde… y luego de razonarlo, también se sintió estúpida.

Mala jugada, ahora Niamh sabía que estaba tratando de evitarla. Adiós a su plan de un casual “es que no nos habíamos topado… ¿Qué tal van tus vacas?”. A la mierda todo.

-Pasa… -terminó suspirando. Se escuchó como el pomo de la puerta giraba con lentitud deliberada y ella decidió hacer una incursión rápida al espejo. La depresión no le sentaba bien. Tenía el pelo rubio enmarañado y los ojos azules estaban casi rojos donde debía ser blanco, en sus buenos días incluso podía resultar bonita, pero éste no era uno de ésos días-. cén fáth dom? –musitó entre dientes.

-Ailana... –Niamh se acercó y le dedicó una de ésas sonrisas que detenían el corazón-. Estás hermosa… deja de mirarte en el espejo.

La rubia la miró fijamente, ¿por qué hacía eso? ¿Cómo lo hacía? Después de lo ocurrido la noche anterior… cuando se había trabado con las palabras y todas trataron de escapar de su corazón directo a sus labios, sin pasar por el buen filtro del raciocinio, ¿cómo lograba estar como si nada?

-Venía a hablar sobre lo que ocurrió anoche… -Niamh miró a su amiga con un rostro inescrutable. Probablemente su frialdad, su calma… la tranquilidad de su mirada se debía a que ya sabía que le iba a decir: te odio, no te acerques más a mí, me das asco, pecadora… Nada de eso sorprendería a la ojiazul, no en Clare, pero si la lastimaría, la destrozaría.

Ailana tomó una liga para el cabello y se anudó la melena rubia en una cola de caballo para poder controlar sus pensamientos, cuando las cosas se salían de control anudarse el cabello siempre la despejaba. Ojalá hubiese un truco similar para su corazón.

- Ar mhaith leat cupán tae? –intentó salirse por la tangente, no le funcionó.

-No, no quiero. –La pelirroja se pasó la mano por el cabello ondulado con frustración-. ¿Tan molesta estás conmigo como para sólo hablarme así?… Mira, no lamento haber venido, ni lamento ser más valiente al parecer. Lo peor de todo fue cuando huiste, ¡Dios santo, ya tienes dieciocho! Toma las cosas con más dignidad.

Y aún lo recordaba, y le quemaba como ácido. Había dicho las palabras atropelladamente y luego había corrido, pero, ¿qué más podía hacer? Le gustaba una mujer, y no cualquiera… su mejor amiga, la más perfecta de todas, la más dulce… ¡Y no sólo le gustaba! La amaba.  Abrió la boca para defenderse pero la más menuda de las dos, y al mismo tiempo la más temperamental siguió hablando.

-Después de todo, ¿no hemos pasado ya por muchas cosas juntas? Estamos unidas desde siempre, comimos juntas, hemos dormido juntas... –Un repentino rubor se asomó por sus mejillas al recordarlo-. Ya sabes, lo hacíamos todo juntas. ¿Por qué juegas conmigo entonces?

Y una lágrima corrió solitaria por su mejilla.

-¿Jugar? Yo…

-No me interrumpas. –La ojiverde la miró con furia-. ¿Con quién hiciste la apuesta?

Oh… bueno, eso le facilitaba las cosas a Ailana, si Niamh creía que había sido sólo una broma, entonces podría solucionar las cosas. Podría –casi con éxito total- fingir que no estaba enamorada de ella. Así como había hecho por años. ¡Perfecto!

-Eso no importa. –Sintió como su corazón se estrujaba al decirlo. No era un juego… jamás lo sería-. Sólo quería ver tu reacción, -se sintió complacida por la calma que podía fingir en ése momento-, yo…

Y sólo escuchó el sonido del golpe.

Su mejilla ardía, por eso supo exactamente cuál había sido el objetivo de la bofetada. Su amiga la miraba con furia y con un llanto mal contenido en los ojos.

- Go hifreann leat! Espero que así sí entiendas... ¡Te odio! ¿Por qué apostar con mis sentimientos? ¿Por qué no rechazarme y ya? –La rubia no comprendió la reacción, pero aún así la tomo del brazo y la miró fijamente.

-Ódiame. –Susurró-. Pero si has de hacerlo, ódiame por haberte mentido... Te mentí, jamás hubo apuesta.

Lo había hecho de nuevo, se le había presentado la oportunidad de arreglar las cosas y ella la había dejado escapar entre sus dedos, todo por ese irracional y tonto amor que sentía por la pelirroja. Lo que aun no comprendía era por qué se había molestado tanto Niamh.

-Te quiero –Susurró Niamh-. Y si alguien te lo dijo, sólo cuéntamelo y ya. No te culparé si no quieres ser mi amiga nunca más. Te quiero y eso es todo, no hay forma alguna de que me hagas cambiar de parecer.

Ailana parpadeó y pensó por un segundo que el té la había drogado. Ya no lo haría tan cargado, decidió. Pero al mismo tiempo supo que no era un sueño o algo similar, ni en su más grande delirio hubiera imaginado que su pequeña petirrojo diría algo así.

Tan grande fue su sorpresa como su shock ante su propia reacción: tomó la barbilla de la chica y con cuidado, casi como si fuese de porcelana la acercó a su rostro. Primero rozó sus labios y luego, más ligero que un suspiro comenzó a besarla. Sus labios sabían a miel y sol, a la brisa del verano, al té más ligero; la urgencia de su beso la llevó a probar su boca, sus lenguas comenzaron a jugar una danza pacífica y cómoda. Acogedora. Ailana se sintió segura, amada, en su hogar.

Cuando la pelirroja se separó debido a falta de oxígeno, la rubia tomó su turno para hablar.

-¡Tonta! –Rio divertida y se llevo una mano a los labios, eso había sido lo más surrealista de su existencia-. Tanto tiempo y acabas de notar que te amo…

La pelirroja parpadeó y se ruborizó de nuevo.

-Porque lo hago… y por la manera en que respondiste ese beso, quiero creer que tú sientes algo por mí. –Suspiró-. ¿Quieres…?

Tomó aire, no estaba lista para eso.

-¿Quieres ser mi novia? –Soltó la pelirroja apresuradamente, colocando sus manos en las mejillas de la ojiazul-. No aceptaré un no.

Ailana pensó en todo lo que acarrearía eso. En su país, con su forma tan cerrada de ver las cosas, ni siquiera en Dublín serían bien vistas. Era cierto que ella había comenzado con todo pero, ¿sería lo mejor para Niamh? Ella tenía futuro… si una madre soltera no podía hallar cupo, ¿qué haría una mujer enamorada de otra?

- Conas a dearfá te amo as Gaeilge?- dijo Niamh con una sonrisa demasiado amplia y acercó a Aila con premura para poderle dar un beso en los labios. Uno de verdad, de esos que te recorren cada sistema del cuerpo, te aturde y siempre te dejan deseando por más.

 Se miraron fijamente un rato que se les antojó eterno, maravilloso, perfecto.

- Is grá liom thú –Pegaron sus frentes y decidió, como si lo hubiese sabido siempre, que si para amarla tenía que viajar a la misma Antártida, lo haría-. Is grá liom thú. –Dijo de nuevo, y sonrió.
There are moments when I don’t know if it’s real
Or if anybody feels the way I feel...
I need inspiration
Not just another negotiation




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