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Autor Tema: Hermanos - Capítulo 4.  (Leído 7141 veces)

AiixChaan Desconectado
« en: Octubre 15, 2015, 01:57 pm »

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Hermanos - Capítulo 4.
« en: Octubre 15, 2015, 01:57 pm »
Capítulo 4: Confesión

Naruto abrió la boca para decir algo, pero luego la cerró. Volvió a abrirla pero lo único que salió de él fue un confuso gemido. Miró boquiabierto a su hermana. Dio un rápido vistazo a Sasuke y luego bajó la mirada y la clavó en el suelo. Era… acaso era verdad…?
-   Tsunade, te llamo luego… Tengo que hablar con él. – La rubia colgó el teléfono y miró a su hermano.
En ese momento Sakura y Hinata ingresaban al edificio. Llegaron corriendo al lado del trío que se encontraba parado y silencioso justo enfrente de la oficina de Naruto.
La peliazul miró a los presentes y luego clavó la vista en su marido, que al levantar la vista comprobó que estaba llorando. Hinata dio dos pasos largos y lo acurrucó entre sus brazos. Lo besó  y lo abrazó más fuerte hasta que las lágrimas cesaron un poco.
-   Mi amor… esta mujer realmente es tu hermana?
El Uzumaki asintió y se secó las gotitas que pendían del rabillo del ojo.  Su mujer miró a Kokona, Kokona la miró a ella, capaz fueron segundos pero se hizo una eternidad hasta que Sasuke interrumpió.
-   Acaso… Jiraya-san Pidió que vinieras? – Todos giraron en torno a Sasuke, luego miraron interrogantes a la uzumaki.
-   Nada mal para ser un Uchiha…
-   A… a que te refieres? – Hinata abrazó a s esposo - ¿Cómo puede ser que Jiraya-san pidiera que vinieras después te tanto tiempo? Es verdad que ha muerto? Realmente eres quien dices…?
-   Hinata… - Naruto le apretó levemente el brazo para pararla, luego le sonrió con tristeza y ella bajó la vista preocupada cediéndole el lugar a su pareja. Naruto tosió para aclarar su garganta.- Hermana… creo poder decirte asi… Cómo puede ser esto posible? Y cómo es que Jiraya murió? Quisiera algunas… respuestas…
-   Tienes toda la razón, hermano – Kokona suspiró y sonrió amargamente – pero tú no fuiste el único con una amarga vida…

Mientras tanto en el instituto…
-   Eh? – Yota miró sorprendido a Hoshiko – EEHHH?!!!
-   Perdón que no se los dije antes…-  Hoshiko sonrió – Es que ni siquiera pude decirle a esa persona lo que siento… está claro que soy una idiota – La castaña mostró una sonrisa deslumbrante. Nunca se dejaba ver triste.
Hiroto nunca ocultaba su furia, y esta no fue la excepción.
-   Vámonos – dijo fríamente y comenzó a avanzar delante de las chicas. Mei y Hoshiko se miraron preocupadas. Yota, sin saber bien que hacer, corrió hasta alcanzar a su amigo.
Estaba finalizando el verano. El sol era algo agotador pero una brisa fresca decoraba el aire. Muchas polleras cortas ondeaban por el viento. Muchos pelos alborotados danzaban bajo la brisita veraniega. Muchas lágrimas se borraban en el estupor de la tarde.
Hiroto quitó las pequeñas lagrimitas que quedaban en su rostro al escuchar las pisadas que lo seguían.
-   Idiota – dijo una voz a sus espaldas.
-   Cállate – el peliazul bajó la vista indignado.
-   Imbécil – Insistió nuevamente Yota.
-   Cállate
-   Hi…
-   No entiendes todavía, Yota? Acaso no te das cuenta? Ya no hay chances para mi… Perdí toda oportunidad con Hoshiko…
Yota tragó saliva. No era bueno levantando el ánimo de las personas…

Naruto suspiró.
-   Te escucho.
-   Cuando yo nací, según me contaban Tsunade y Jiraya, Mamá y papá estaban en su mejor momento. Mamá era pediatra en el hospital central de Tokyo y papá, como ya sabes, era el jefe de esta enorme compañía, Konoha . – Kokona sacó una hoja papel de su bolsillo y lo desdobló. Lo miró con nostalgia y luego se lo alcanzó al rubio parado frente de ella – Aquí están, en la puerta de nuestra casa. Yo soy la pequeña en los brazos de mamá… En fin, cuando yo nací todo era perfecto, pero enfermé y papá decidió tomarse una pequeña licencia. Daba órdenes y solucionaba problemas desde casa. Pero no fue suficiente… Akatsuki aprovechó la vulnerabilidad de ésta y logró ponerla en bancarrota, extorsionó muchos empleados, les pagaba el doble, robaba correspondencias clasificadas, hasta llegó a jackear la cuenta bancaria de papá… Fue realmente una desgracia… sin embargó nuestro padre, Minato, logró poco a poco, reconstruirla, cambió muchos empleados y usó sistemas mucho más complejos… Finalmente la empresa volvió a su auge cuando yo cumplía mis 6 años. En estos años yo vivía junto a Tsunade y Jiraya… que básicamente me criaron, aunque mis padres siempre que podían me veían y yo me sentía feliz… Cuando Mamá, Kishuna, Volvió a quedar embarazada nos volvimos a juntar los tres para esperar al pequeño nuevo integrante…  Cuando mamá ya estaba en el noveno mes, Akatsuki logró ingresar a la base de datos de Konoha y volvió a joderlo todo. – La oji celeste se humedeció los labios y frunció el entrecejo algo nerviosa, estaba reviviendo en su propia mente todo lo que relataba. – Papá no salió de la empresa por ningún motivo, debía mantenerla en pie. Jiraya y Tsunade cuidaron de mi esos dos días que mamá permaneció en el Hospital. Llegó a casa junto a Jiraya y el nuevo hermanito… Yo estaba tan feliz, mucho no entendía lo que pasaba pero estaba feliz de verte allí con mamá. Sin embargo ese mismo día mama recibió una llamada, eran los del hospital.  Al cortar, recuerdo haberla visto casi transparente, pálida como una hoja de papel. Se acercó a Tsunade y Jiraya, les dijo algo que no pude entender y luego se acercó a mi  me dijo con su espléndida sonrisa: “Nunca te separes de Tsunade, juega con tu hermanito y mantén alejado a Jiraya de las menores. Te amo, Hija. ” Besó mi frente desesperada, giró sobre sus talones y abrió la puerta. Cuando puso un pie fuera de la casa, pude ver cuando ella… moría.

Mientras Kokona contaba su lamentable historia, cuatro alumnos de la preparatoria llegaban a un café de las afueras de Tokyo.
-   Me encanta este lugar aunque quede algo lejos – Mei había estado hablando todo el camino, sintiendo la tensión todo el tiempo – Además tenía hambre – le pegó un bocado a su pequeño pedazo de torta y miró desesperada a Yota.
-   Si… claro es un lugar muy tranquilo… -  Yota sorbió de su jugo – No piensan los mismo?
Hiroto miraba por la ventana, mientras sorbía sin casi degustar su batido. Hoshiko suspiraba y revolvía su café sin mucha convicción.  Los dos estaban sumidos en sus propios pensamientos.
-   Bien… - Dijo Yota incorporándose – Creo que voy a salir a comprar algo cerca de aquí… Mei puede acompañarme?
Mei asintió rápidamente, entendiendo las intenciones de su amigo. Se levantó como un rayo y salieron del café casi a los tropezones.
Hoshiko tomó de su café y luego miró preocupada a Hiroto.
-   Hiroto-Kun… Te pasa algo?
El joven de ojos celestes bajó la vista y no respondió.
-   Hiro-chan? – la castaña lo miraba preocupada – estas enojado conmigo? Te hice algo..? Si es eso dímelo por favor… - Sus precioso ojos color del mar se llenaron de lágrimas.
-   No llores… Son solo celos…
-   Celos?  De quién? – Hoshiko se secó las cristalinas lágrimas y lo miro algo nerviosa.
-   De… de quién amas. Ahora entiendo porque somos solo amigos… – Hiroto se levantó, miró lleno de tristeza a la Joven que lo miraba confusa y encaró hacia la puerta.
-   Espera!! – Hoshiko lo tomó del brazo para detenerlo – De quién estas celoso Hiroto-kun… Si la persona que me gusta… eres tú?

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