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Autor Tema: Hermanos - Capítulo 15  (Leído 7038 veces)

AiixChaan Desconectado
« en: Enero 10, 2016, 10:44 pm »

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Hermanos - Capítulo 15
« en: Enero 10, 2016, 10:44 pm »

Capítulo 15: Martini.

Eran las 3.12 a.m. Un hombre de cabellos oscuros como la noche tragaba su quinto shot de tequila. El ardor en la garganta lo hacía volver a la realidad por unos segundos, pero su mente, mareada y con poca reacción  estaba en otro sitio. Sus reflejos ya no le respondían muy bien y sabía que si se levantaba e iba al baño se tambalearía y quedaría como un idiota. Aunque el bar estaba lleno, un bar pequeño a las afueras de Tokyo, lo verían como un ridículo ya que era el personaje de más edad sentado en aquella barra. Quería un bar alejado de su casa y ese fue el primero que encontró.
Pidió un seco Martini y en dos tragos ya lo había terminado. De repente le nacieron unas fuertes ganas de vomitar, pero se contuvo. Trago saliva para calmar esa sensación de nauseas y recordó todo lo que había pasado, así que pidió sin titubear su segundo Martini, aunque este comenzó a tomarlo lentamente. Se comió la aceituna, aunque sabía horrible. Tomó la copa del tallo y miró con interés y algo desconcertado el líquido que danzaba dentro de la copa. Tenía el aspecto del agua, pero era seco y fuerte y le hacía aplacar sus preocupaciones.
Alguien entro al bar, pero si volteaba a ver quién era seguro  el alcohol le subiría más rápido a la cabeza. Continuó tomando el Martini en silencio, intentando no pensar en nadie, ni en nada. Sintió como se sentaban en la silla alta a su lado en la barra. Seguía mirando su Martini con interés y recelo, ese liquido tan transparente lo hacia la mierda que él sabía que era, pero no podía dejarlo, no después de todo aquello.
-   Un Martini – dijo su vecino.
La voz le sonó conocida pero no parecía interesado en saber de quién provenía, prefería concentrase en su Martini. Levantó la vista y vio al cantinero que miraba con desconfianza a su compañero de barra, sin embargo comenzó a servirle el trago.
-   Vienes mucho por aquí? – le preguntó su acompañante. Seguía sintiendo alguna cercanía con respecto a su voz, pero estaba tan mareado tan descolocado de sus pensamientos, su cerebro no funcionaba bien.
-   Pued… - la lengua le patinaba, no podía articular bien las palabras, era genial el efecto que el alcohol tenía en él y cuanto más borracho mas podía olvidar.- no, no vengo seguido… - dijo arrastrando la s. Luego sorbió otro trago y tosió para aclararse la voz.- y tú?
-   No… ni siquiera sabía que existía este lugar – algo en la voz del acompañante denotaba que era menor de la edad permitida pero Sasuke no dijo nada, se limitó a darle un largo trago a su Martini. El cantinero dejó el Martini del otro hombre sobre la barra, éste lo bebió con confianza pero al acto el escozor lo hizo quejarse y comenzar a toser una tos seca y corta. – Mierdaa – dijo aún con la molestia en su garganta – Si esto es lo que tomas, ya sé porque te pones asi, padre…
Sasuke creyó haber escuchado “padre” pero… tal vez era síntoma de su borrachera. Sin embargo la voz del sujeto le seguía pareciendo familiar. Lentamente giró la cabeza para evitar el mareo, cuando su vista se aclaró, observó a su acompañante sentado inclinado sobre la barra con la cabeza vuelta hacia él. Lo miraba con reprobación y pena, dos sentimientos que a Sasuke lo hicieron sentir un desgraciado.
-   Que… haces aquí? – dijo intentando no perder la poca habla que le quedaba
-   Vine por ti.

El timbre retumbó molesto y casi infinito en la silenciosa casa Uzumaki. Hinata había sentado en una de las sillas al más pequeño de los Uchiha, quién aún tenía la mirada vidriosa y perdida. La peli azul cerró el celular y lo colocó sobre la mesa de la cocina, casi con desprecio. No era quién para juzgar a Sasuke pero… quién se creía que era? Acaso no podía pensar en Sakura, en sus hijos o… en Naruto, su socio… su… mejor amigo?! La furia de Hinata se iba incrementando, pensado en todo lo que había perjudicado y casi arruinado Sasuke. Ella no era quién para odiarlo, sin embargo sentía una ira incontrolable cuando se trataba de la felicidad de su amado marido. A veces hubiera deseado que la primera vez nunca hubiera acabado. Pero claro eso hubiera significado la muerte para el Uchiha… Pero… y Naruto? Por qué después de todo lo que había pasado seguía apoyando al ser tan aborrecido por Hinata? Siempre lo buscaba, lo apoyaba, y aunque se enojaba con él, siempre terminaba perdonándolo… Maldición, por eso se había enamorado de Naruto.
El rubio abrió la puerta con el gesto rígido y algo atemorizado por la reacción de Sakura. La Haruno entro lentamente, con la mirada perdida y el paso endeble. Tenía el celular en la mano y los ojos rojos e hinchados.
-   Sakura… alguna noticia?
Sakura no lo miró pero asintió lentamente y le acercó el celular al Uzumaki. Él lo tomó con su mano derecha y tocó la pantalla para iluminarla. Había un mensaje de Ino en la casilla de entrada.
“ Sakura, lo siento. Yota dejó una nota… lo siento lo siento muchísimo. No dijo a dónde fue pero… lo siento no pude detenerlo yo no pensé… no pensé…”
A continuación Ino había adjuntando una foto tomada directamente con su celular. Era una nota, firmada por Yota, que claramente anunciaba que iría por su padre.
Naruto cerró el mensaje y guardó el celular de Sakura en su bolsillo. Luego la tomó de ambos brazos y la hizo caminar hacia la cocina. Ella pestañó, se frotó los ojos y manifestó que ya estaba mejor. Sin embargo se sentó lentamente y accedió al vaso de agua que le ofrecía Hinata.
-   Naruto… - dijo al fin – Ya no se qué hacer. Hace unos años lo mismo… y ahora esto. Ni siquiera fue por lo mismo…- Estaba nerviosa pero su voz era tenue y poco audible – Como quiere que continúe después de esto? Es el padre de mis hijos, el hombre que he amado por tanto tiempo… nunca se me había cruzado por la cabeza pero… - Sakura giró su cabeza hacia Ryuto que la miraba aterrorizado. Él no tenía ninguna imagen de su padre agresivo, de su padre borracho, ni siquiera del padre que había rogado y llorado por el perdón de Sakura.
-   Ma…mi…- dijo el pequeño entre lágrimas – que… que le pasó a papá?
-   Ry… uto… - La Haruno no pudo contenerse y rompió en llanto. Un llanto desgarrador y perturbador que le hizo helar la sangre al pequeño Uchiha. Lo abrazó tan fuerte que el niño tuvo que inspirar aire para poder respirar con normalidad. Al cabo de unos segundos ambos estaban llorando sin consolación.
Hinata y Naruto se miraron perturbados y en un acto re reflejo se tomaron de las manos.

Sasuke apretó tan fuerte la copa que se hizo añicos.
-   Tú pagarás eso, amigo.- le dijo el hombre detrás de la barra. Sasuke lo miró con fastidio y luego se detuvo en la mirada decidida de su hijo.
-   Qué haces aquí, Yota?
-   Ya te lo dije, demonios, yo…
-   Encima que te tomas un Martini… eres un menor sin derecho al alcohol tu desgra…
-   Y tú por ser mayor tienes derecho a abandonarnos por algo tan horrible como esto?
Sasuke se petrificó por un momento, acaso su sumiso hijo lo estaba… desafiando? Tragó saliva, nuevamente contuvo esas desgarradoras y temibles ganas de vomitar.
-   Tu inmadurez no lo entendería…
-   Cállate, cállate, que un niño como yo deja de ser inmaduro cuando a los cinco años ve a su padre volver a casa borracho y terminar en el sillón con un cúmulo de vomito al costado del mismo… tú eres el que no entiende… - Yota estaba al punto del llanto, pero debía contenerse, no podía comenzar un escándalo en un lugar como ese…
-   Qué sabes tú de problemas? – Sasuke puso la cabeza entre sus manos – No tienes idea…
-   Aunque no sepa de problemas… crees que el alcohol es la manera de solucionarlos?
Sasuke guardó silencio. Ya no tenía como responderle a su hijo, y si emitía algún otro comentario todos sus problemas terminaría saliendo despedidos de su boca. Sasuke giró su cabeza hacia otro lado para evitar la mirada acusadora de su hijo, éste se enfureció aún más.
-   Deja eso ya padre! – gritó Yota sin considerar el ambiente que lo rodeaba. Todos giraron a verlo, pero él siguió gritando – No sabes por todo lo que tuvo que pasar mamá y menos que menos por lo que tuve que pasar yo! Eres un desconsiderado y, además, si vas ahogar tus penas en alcohol  y te vas a arruinar la vida, preocúpate por eso y no por arruinar las nuestras! – Con bronca dejó el pago del trago en la barra, giró sobre sus talones y se marchó del bar.
Sasuke idiotizado se quedó mirándolo, mirando las anchas espaldas de su hijo, las espaldas del hombre que ocuparía su lugar. Esa sensación de aborrecimiento hacia él lo golpeó tan fuerte que logró marearlo, sintió cada sorbo de tequila y cada una de las copas de Martini, el trago que lo quemaba por dentro, que eran tan transparente pero dañino como él, como su propia vida. Tragó saliva, pero era muy tarde. Se paró tambaleándose y corrió hacia el descuidado baño de hombres, abrió bruscamente una de las puertas y vomitó con fuerza. Vomitó cada trago, cada bocado de su almuerzo, vomito verde, amarillo, marrón, naranja, rosado, vomitó hasta parte de su ser. Cuando cesó se sentó aturdido sobre el suelo y se tomó la cabeza. Una lagrima resbaló sobre su mejilla, luego le siguió otra y luego otra, otra, otra… Cuando quiso parar ya no podía, el llanto lo había invadido por completo.
El hombre de la barra, quién casualmente también era el dueño, fue a buscarlo al baño, abrió la puerta del compartimiento en donde se encontraba y lo encontró llorando.
-   Oye amigo… no quiero molestarte pero debes irte…
El moreno levantó la vista conmocionado, tenía los ojos rojos y el rostro congestionado. No le contestó pero mientras las lágrimas seguían cayendo se levantó, se lavó el rostro y salió a paso pausado del lugar.
Yota lo esperaba.
-   Eres un cobarde.
Sasuke lo miró realmente entristecido. Nunca imaginó que todo terminaría así. Se miró las manos dañadas por el vidrio de la copa y comprendió que se había convertido en la peor lacra que jamás haya conocido. Levantó la vista hacia su hijo con los ojos llorosos. Yota lo miraba furioso e impaciente. Sasuke, de repente, se desplomó sobre sus rodillas y apoyó con fuerza las manos en el piso. Una última lágrima abandonó su rostro y luego dirigió la mirada a hacia su hijo mayor.
-   Si me lo permites, te lo explicaré todo, hijo. Pero antes déjame pagar los tragos, un hombre no debe dejar cuentas pendientes…

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