Rincón del Artista > Expresión escrita
Peligrosa Adicción /Capitulo 2/
Charly:
Para empezar, tienes imagenes grandes, bajale el tamaño.
La historia esta buena, ja, aunque el prefacio que se nota raro, me parece haberlo oido...Ña, bromeo, no pensé que lo escribirias, ja, tus alocados sueños podrian dar buenos frutos.
Aunque no me gusta que le dediques a otro, ¿porque no al gran Charly? sabes que soy el mejor, mejor que Sebastian.
Como veo, tienes amigos por aqui, bien por ti, a ver si esto te motiva a seguir tu verdadero camino preciosa...(no te la creas mucho, tengo que ser amable con las damas).
Espero leer el capitulo 2 y a ver si veo tus errores.
ChDr.. :lol:
Brownie:
Interesante... Muy excesivamente interesante...
La trama, los diálogos, todo es increíblemente fascinante.
Eres ingeniosa, no sé, pero sabes darle un toque original.
Pero he quedado picada... No es justo, Penny x.x Quiero leer más, ¿cuándo colgarás el próximo capítulo?
Estaré ansiosa esperándolo. Mis felicitaciones por tan excelente historia.
Au revoir~
Charly:
Ya enana, anda, sé buena
¿Cuando posteas la continuacion de la historia?
Llevo tiempo y sabes que no sé esperar
PennyDraco:
Autora: Penny D.K.S...Esta historia es exclusiva de mi propiedad
Dedicado: A mi querido Bull Fritz
Titulo: Peligrosa Adiccio
Había dejado todo en aquel momento que le comunicaron sobre la noticia.
No dejó explicaciones, no dijo ni una sola palabra en cuanto le pidieron una respuesta sobre su comportamiento. Él solo tomó su abrigo y las llaves de su auto para salir apresuradamente de su clase.
El clima era inesperado, el frio era total y bruscamente la nieve cubría las italianas calles de Florencia, pero eso no le importaba, lo que ahora importaba era saber lo que había ocurrido y como estaba ella.
El hombre, de aproximadamente unos 25 años de edad, se convirtió automáticamente en el centro de atención en el lugar del destino de su repentina llegada, su físico había captado a muchas de las enfermeras y los pacientes como visita del lugar, pero eso no le importaba en lo absoluto, solo debía ir y pedir el número de habitación de la paciente que había llegado en las últimas horas. La enfermera, muy amable, le dio lo que pidió y, sin desperdiciar los segundos, fue a la velocidad más posible para verla.
Tocó dos veces la puerta y la pequeña e inconfundible voz femenina le dio permiso de entrar.
—Tic tac—dijo ella sonriendo como si nada hubiera ocurrido—Llegaste justo como lo pensé.
—Santo Dios—habló él que se inclinó para estar más cerca a ella y revisar por su cuenta como estaba—¿Ahora que pasó?
—Solo estuve de salida y un auto me invistió. No exageres—sonrió como si se tratara de un juego—No hubieras venido a estas horas. Tienes trabajo.
—El trabajo no es importante ante la salud de la única persona que tengo—su voz era inexpresiva, ella sabia lo que significaba—Siempre es lo mismo Lena, son diez veces en este mes que terminas en el hospital y todo por lo descuidada que eres.
—Ya, no me regañes—su típico puchero mostró el lado inocente—No fue mi intención preocuparte….Lo lamento.
Ella bajó la mirada en arrepentimiento cosa que para él sintió culpa por hacerla sentir así. No podía regañarla, aunque se esforzase por corregirla, ella siempre sabía como apaciguar su ánimo, sabia donde lastimarlo.
—Deja de gimotear, no te voy a regañar—tomó de la mejilla a la chica—¿Por qué terminas por llorar?—secó las lágrimas con su fría mano—No hagas esto Lena, sabes que no me gusta ver salir lágrimas de esos negros ojos tuyos.
—Es que sé que estás molesto por las cosas que hago—siguió gimoteando—Siempre hago tonterías y malogro tus planes…Soy una tonta.
—Lena basta ya—atrajo el delicado cuerpo de ella para abrazarla—Haces cosas tontas que me preocupan pero jamás te gritaría. Sabes muy bien que tu bienestar está sobre todas las cosas, sabes lo que te pase es de mi mayor importancia—acarició los azabaches cabellos
de la chica—Deja de llorar o en verdad me molestaré.
Lena alzó la mirada, la ternura que aquellos ojos emitía concienciaron el corazón del hombre. No le dijo nada, es más, no hablaron más del tema, para él daba la misma respuesta. Había tenido el accidente por despistada, nuevamente. La doctora había ingresado y Lena notó el sonrojo en las mejillas de la mujer. Todo el efecto que el físico del hombre hacia sobre la mujer, pero no era nada novedoso para la chica. La postura de Sebastián era de envidiar, su pálido rostro bien formado y atractivo alborotaba las hormonas de toda fémina, más su sutileza y educación volvían anonadas a la del sexo femenino, Lena ya debía de recibir “amistad” de por sí por causa de su hermano, su bello y endiosado hermano mayor.
—Esto es muy incomodo Sebastián—dijo ella algo molesta—Viste como se puso la doctora, ni siquiera sabia donde tomarme el pulso.
—No es la única—suspiró el hombre—Creo que debería venir enmascarado.
—Jajaja, hay hermano, eso no seria la solución—con una risa se refirió la azabache—La belleza lo tienes desde que tengo memoria, de niños siempre eras el preferido y el más genio.
—Eso no se compara con lo que tú posees.
—No es gran cosa—él la arropó cuidadosamente—además eres tú el genio, papá y mamá debieron sentirse orgullosos de tener a un hijo perfecto.
—Ya deja de menospreciarte Lena.
—Es la verdad hermano.
—La única verdad es que sin ti no seria nada de mí—le dio un beso en la frente—Ahora descansa.
—No. No quiero—se negó con un tono inquietante—Quiero estar despierta…Temo cerrar los ojos y ver…
—No verás nada—le interrumpió—Yo me quedaré para velar de tus sueños como siempre lo hecho.
—Por eso nunca duermes bien Sebas
—Duermo lo suficiente—acarició por última vez la mejilla sonrojada de la chica antes de
sentarse en el sofá—Mi tiempo está establecido así que duerme, estaré aquí si algo se te ofrece.
La chica observó a su hermano antes de pestañar y quedarse dormida totalmente, por otro lado, él la observó detenidamente. Había sido un momento de incertidumbre el haber oído al supervisor sobre la llamada en media clase que dictaba, cuando escuchó que Lena había sufrido un accidente sintió que parte importante de él se estaba yendo y es que había armado un lazo muy fuerte por su menor hermana, su única familia, su único sentido de vida; se levantó del sofá, se acercó para darle un beso en la mejilla y acariciar la suave piel de ella con su nariz, luego se dirigió hacia la ventana de la habitación. Afuera, la tormenta de nieve seguía azotando la ciudad pero entre aquella ventisca sintió que había alguien observando desde afuera, no solo lo sentía, sino podía presenciar una fuerza hambrienta rondando.
Sebastián sonrió con molestia al concluir el verdadero motivo de los accidentes que Lena sufría, si, ellos aún no habían olvidado su rotunda negativa de aquella ocasión. Sus puños se crisparon, hizo una mueca que dejó a la vista sus perfectos dientes y, entre los principales, los colmillos de su resultado de aquella noche. Sebastián aún mantenía el odio sobre ellos y a la vez un agradecimiento por otorgarle poder, un poder que lo utilizaría para proteger a lo que amaba con locura, un poder para ofrecérselo a su menor hermana…
Una semana después:
Ambos hermanos habían llegado a casa. Lena había sido dada de alta sin complicaciones aunque debía de seguir las recomendaciones del doctor como ya era de costumbre.
Con suma atención, Sebastián la llevó a su habitación para que descanse del largo dio además de que aún debía de recuperar fuerzas.
—Pero estoy bien—la terquedad de ella se escuchó—No me siento débil.
—Debes dormir—la arropó como si fuese una bebé.
—Tengo que ponerme al día en la preparatoria—se levantó para salir de cama.
—Descansa—la volvió a meter a la cama—Las clases las recuperarás, ya he hablado con el director y te dio todo el tiempo que desees para recuperarte así no hay escusas.
Ella no dijo nada. La expresión de Sebastián fue decisiva y ante eso no había contradicción. La adolescente chica refunfuñó por la desagradable suerte, estaba ya aburriéndose de solo ver las cuatro paredes de su habitación. Eso era lo que se merecía por eso su hermano la dejó allí, la soledad le haría reflexionar.
Sebastián solo siguió preparando la cena aunque eso le demandaba mucho esfuerzo pues su naturaleza le impedía disgustar de la comida sólida, pero todo era posible a causa de la motivación que su menor hermana le provocaba. Sin embargo, él se puso a pensar por lo que últimamente ocurría alrededor de ellos y más al de Lena; pensó dos veces lo que en verdad sucedía alrededor de ella, si, la esencia era misma en cuanto Lena se metía en problemas. Se molestó tanto que el plato recibió su furia.
Sebastián esbozó fastidio.
Miró el reloj de la sala y notó que aún era prudente de ir verlos así que sirvió lo que había preparado. Con rapidez se dirigió a la habitación de su hermana. Desde luego, ella no estaba en cama, su decisión de no obedecer le causaba molestias.
—Creo que te ordené a que duermas—dijo él mientras le ponía el tazón con sopa en el escritorio—Pero te levantaste oportunamente, ya no tendría que darte de comer en la boca.
—Ah no, no me gusta tomar sopa Sebas.
—Quieras o no lo tomarás—dijo serio mientras le daba una cuchara—Bien, saldré un momento.
—Pues anda, yo me quedo aquí—se llevó una cucharada de sopa a la boca—de todas formas me dejarás encerrada para no hacer tonterías como ya es costumbre.
—Solo iré hablar con unos colegas. Vendré temprano, pero si tienes algún problema solo me llamas y en la brevedad posible estaré aquí.
—Descuida, solo jugaré en la laptop un momento y luego me voy a dormir—esa expresión de súplica no dejó alternativa al joven.
—Esta bien pero solo un rato—acarició los cabellos de su hermana—Trata de abrigarte más, esta haciendo frio afuera.
Lena asintió graciosamente.
Él salió de la casa y montó su auto para dirigirse a ver a sus amigos. Sus verdaderos amigos.
El lugar más obvio donde podían hallarlos era en los bares más escondido de la ciudad, a esos que solo la gente ruda asistía, bueno, en este caso, la gente como él. Sebastián estacionó su auto a unos cuantos centímetros de la entrada del Bar-club Delenda para luego ingresar al lugar.
Siempre había captado la atención de los que estaban presentes, bueno, de las femeninas principalmente. El cantinero sonrió como si un buen premio o noticia llegase al lugar, sinceramente, eso era lo que Sebastián emitía.
—¿En que te puedo servir Kazzio?—preguntó el hombre.
El joven ya estaba acostumbrado a ser llamado así, una forma de ocultar su verdadera identidad frente a las humanas como había en ese lugar.
—Solo iré donde están mi grupo—respondió para seguir su camino.
El cantinero sonrió y le indicó en donde se hallaban los demás.
Apartados en otro ambiente, un grupo-aparentemente-de jóvenes tomaban y se hacían bromas, aunque no eran los únicos de allí, no, también habían otros grupos pero todos ellos eran de igual naturaleza y una única belleza.
—Miren quien decidió aparecer—dijo con burla un joven de cabellera castaña que saludó con la mano a su mejor amigo—El hijo prodigo vuelve. Bienvenido.
—Tratar de estabilizarte en la sociedad ha hecho que nos olvides—habló otro del grupo, un rubio algo inexpresivo.
—Nada de eso—dijo Sebastián que se sentó en el sitio que su amigo le apartó—Estuve un poco ajetreado con algunos asuntos personales.
—No me digas. Seguro que Lena se volvió a meter en líos—Sebastián asintió—Whou, esa niña si que es adicta al peligro.
—Como Gerald—habló un tipo de cabellera rojiza que hizo reír a todos de grupo—le dio el resultado de estar así. Un descarriado.
—Bla, cierra la boca—Gerald le dio un golpe en la espalda al joven pelirrojo.
—Ya, eso déjenlo para después—la voz de Alex hizo que todos dejaran de reír.
Max, el más joven del grupo, sirvió un poco del trago especial que consumían solo ellos. Sebastián solo bebió un poco por las razones de controlar su naturaleza, su verdadera y fría naturaleza.
Las noticias le llegaron de a montones, tenia que ponerse al día de todo lo que habían hecho su grupo ya sea buena o mala, aburrida o interesante; sin embargo, Sebastián tenia otra cosa que decirlas pero eso se tuvo que esperar por el simple comentario que Travis, el genio y sensato del grupo, dijo:
—Hubo una masacre en un pequeño pueblo de España—llamó la atención de los sangre fría
—Fue hace una semana.
—¿Y recién lo cuentas?—Max profirió con fastidio
—Todos debían estar reunidos para decirles lo que pasó—se defendió Travis a lo cual le pidieron que siga narrando—Estuve en España por razones de hallar algunas pertenencias de mi familia, cuando, me dispuse a correr por los bosques ocultos que existe en los alrededores de Andalucía, el aroma de sangre era muy pronunciado…—se tomó un trago—era el aroma de humanos, humanos tiernos.
—Solo niños—dijo Max
—Estaban cubiertos de sangre, estaban desconcertados—Travis prosiguió su narración—El mayor de los niños solo tiene 16 años y la niña 8 años
El grupo se quedó en silencio. Un pequeño pero profundo silencio. La mayoría de ellos sabían que significa perder a alguien importante, la mayoría de ellos, fueron niños que perdieron a su familia, allá, en aquellos años del siglo XVI. Pero, la repentina intervención de Ryan hizo que Travis se ponga tenso:
—Dijiste que tiene—siempre era así de persuasivo—¿Qué significa eso Travis?
El silencio otorga, ellos coincidieron en esa respuesta.
—Eres un imbécil Travis—dijo Ítalo—Ahora, los líderes sabrán que hemos dejado que dos humanos sepan de nuestra naturaleza.
—¿Qué querías que haga?—un poco exaltado se expresó Travis—¿Querías que los deje allí? ¿Querías que otros vampiros los asesinaran?—desafiante miró a Ítalo—Okey, tu vida ha sido llena de lujo y oportunidades, pero no soy como tú. Sé que es sufrir, sé lo que es ver como aniquilan a una familia y te dejan solo…Tú eres el imbécil por decir cosas que no has vivido.
—Cálmate Travis—intervino Gerald—No es para que te exaltes.
—Entonces dile a este idiota que se ponga en mi lugar—el joven tomó su chaqueta—Hasta que lo entienda, yo debo irme. Esos niños aún siguen con ese trauma.
Antes de que Max hablara, Travis desapareció del lugar tras el umbral de la puerta de madera con diseños góticos. Sebastián solo observó lo que había pasado, él podía comprender la vida de Travis, podía comprender la acción de su amigo y lo tildó de buena, tan amable para ser un descarriado vampiro.
El joven solo tomó una copa de sangre antes de salir del lugar. Sus amigos solo prefirieron no decir nada ante las acciones de Sebastián, conocían como era, conocían como tomaba las cosas.
Sebastián olfateó el ambiente, el aroma de Travis estaba perdiéndose, debía de admitir que era muy rápido, el más rápido de los vampiros que había visto. Subió a su auto, pisó el acelerador y se puso en marcha.
El departamento era un poco simple, económico seria la palabra.
Solo subió hasta el quinto piso para buscar en donde él estaba. También quería ver lo que él había hecho, no para juzgarlo, no para recriminarle o matar a los testigos, solo quería ver la verdad del caso.
Sebastián tocó el timbre.
Sabía que lo había seguido, el aroma también lo delataba y por ello abrió la puerta para hacerlo pasar.
—¿Acaso te mandaron a vigilarme?—preguntó en cuanto cerró la puerta.
—¿Por qué tendría que vigilarte?—dijo Sebastián que le dio unas bolsas de comida—Supongo que no sabes nada de niños y su metabolismo.
Travis solo sonrió. Un buen punto, no sabía nada.
El vampiro lo guió hasta la sala. Allí, en un rinconcito de la habitación, uno de los hermanitos se había sentado. Parecía estar con todo el miedo en sus hombros.
—Está así desde que la traje—habló Travis para responder la preguntaba que se notaba en los oscuros ojos de su amigo—Su hermano solo duerme. Desde que lo traje no se ha sentido bien.
Sebastián observó por un instante a su amigo para luego hacerlo sobre la niña. Realmente, en ese pequeño e infante rostro emitía la cruda verdad de lo que había sucedido, de lo que en verdad existía. Travis dijo que era inútil hacerla hablar, el trauma la había convertido en una personita muy tímida y callada, profundamente callada. Sebastián solo se acercó, la niña parecía estar perdida, la mirada era ausente.
—Esas escenas le ha chocado—habló mientras acariciaba el cálido y suave rostro—Es como si no sintiera, es como si…la hubieran dejado en un estado vegetal.
—¿Qué podría hacer con ella?—preguntó Travis—¿Debería borrarle el recuerdo de su mente?
—Seria bueno pero…no, no seria justo
—¿No ser justo?—indagó con incredulidad—No seria justo dejarla con ese recuerdo.
—Pero es lo mejor, debe tener la verdad
—¿Verdad? No deberías hablar de eso—dio un paso adelante—Tú más que nadie debería comprender esto—Sebastián tomó a la niña para cargarla—Tú sabes bien lo que hiciste
—Lo sé y por ello te lo digo—la niña no emitió ningún reflejo.
—Eres injusto. Esta niña también tiene derecho
—No discutiré contigo sobre esto—lo miró con seriedad—No utilizaré mi poder para borrarle la memoria.
—Lo hiciste con ella—las miradas chocaron—cuando era así de niña—Sebastián solo desvió la mirada hacia la niña en sus brazos—Fue precisamente como lo estamos viendo, es como si es tus brazos estuviera esa niña, como si se volviera a repetir.
—No será asi—puso a la niña en el sofá para abrigarla con una cobija—Esta niña tendrá que vivir con el recuerdo—Travis solo emitió enojo—Ve la lógica…Tú tienes a dos niños, nunca has estado con humanos tiernos y de aroma tan fuerte como es esta pequeña.
—Jamás los lastimaría.
—Si ellos saben que y como eres estoy seguro que las cosas serán más fáciles—dijo amablemente mientras acariciaba el tierno rostro de la niña—Si piensas tenerlos es mejor que tengan presente la verdad, pero…si deseas llevarlos a un orfanato entonces les borraré la memoria ¿Qué me dices?
Travis cayó rendido en un sofá.
Las palabras y opciones de su amigo eran realmente lógicas y difíciles de elegir. En verdad había sentido un sentimiento que estaba ya muerto hace siglos, en verdad, ahora, sentía algo especial por esos niños. Era como si todo empezaba tener un objetivo en su vida, era como si ahora ya había encontrado un camino que seguir.
Sebastián, por otra parte, ya había dado en el blanco.
Conocía muy bien a su amigo, sabia que esto era nuevo para él, pero sobre todo, que su verdadero motivo de seguir estaba frente a sus ojos.
—La niña es muy tierna ¿no lo crees?—habló él con una diminuta sonrisa.
—Si, es tierna y…—respondió pero entendió la verdadera pregunta que le estaba haciendo
—¿Crees que sea ella?
—¿Por qué la salvaste?—indagó un poco serio—¿Qué te motiva a cuidarla?
—Yo…No sé—estaba dudando por lo que él no podía ver y Sebastián si—Espera…esto no podrá ser.
—¿Lo dices por esa vez?
—Los sentimientos humanos murió con ella—la voz de Travis era hostil—No volveré a jugar con algo como aquello. Gina fue cosa del pasado…Nunca se debe confiar en una mujer.
—No todas son iguales
—¿Ah si?—con burla habló Travis—Seguro que Lena no es como Penélope
—Penélope no fue como Gina
—Pero igual se fue de tu lado
—La vida decidió que fuera así. Pero recibí a una compañera, esa es Lena—se puso de pie
—Solo inténtalo o, como dicen los humanos, date tiempo
El vampiro solo guardó silencio en cuanto Sebastián fue a ver al otro niño.
Los recuerdos y posibilidades abundaron por seguido en su eterna mente.
¿Qué tal si era así? ¿Esa niña era su motivo? ¿Seria cierto que podía tener un buen fin su naturaleza? Sonrió. Debía ser cierto, Sebastián lo había dicho, él más que a nadie sabía lo que era eso…Exacto, así fue cuando su amigo estuvo así.
La misma escena, las mismas circunstancias pero era aquella vez en que Sebastián no tenía quien le podía asesorar.
Travis se acercó a la niña. Pudo ver lo muy tierna que era, lo muy suave que es y lo muy hermosa que seria. Su aroma, si, ese impactante aroma tenia atraído al joven vampiro. Entonces, quizás, Nicol seria una luz, su nuevo camino.
—Tienes razón Sebastián—dijo él mientras acunaba a la niña dormida—Has visto algo que ni yo he podido. Es quizás que sea esta pequeña que cambie las cosas.
—Lo hará—admitió amablemente—Lena cambió la mía y Nicol cambiará la tuya, mientras que el muchacho, quizás será mejor entrenarlo.
—Maldición, había olvidado eso
—Solo es cuestión de hablar en cuanto despierte. Por suerte, su cuerpo esta bien, solo su mente esta dañada pero podré curarlo.
—¿Por qué haces esto?
—Porque te debo el favor—respondió Sebastián—Porque gracias a ti conocí a Lena—Travis sonrió.
—Ahora dime ¿Cuál fue el motivo verdadero que te hizo llegar al club? Pensamos que ya no tenías tiempo para nosotros.
Sebastián cerró los ojos, toda expresión se fue de ello.
—Los accidentes de Lena no son de casualidad—observó por la ventana mientras seguía parado—Supuse que era la mala suerte de su destino pero, cuando estaba en el hospital, vi que tres sujetos estaban observándonos desde lo lejos—se detuvo por unos momentos—Estuve revisando el lugar sin hallar pistas que pueda demostrar mis sospechas.
—¿Crees que sea…
—Si…Son ellos
—El Concilio te quiere—eso le causó un poco de incomodidad—Quiere decir que…
—Quieren castigarme por donde más me hiere—observó a su amigo—Quieren quitarme a
Lena y…supongo que eso también pasará contigo.
—No si yo me muevo primero.
—La verdad era contar con el apoyo de ustedes. Que vigilen los alrededores para darme señal si ellos son.
—Eso sabes que puedes confiármelo. Pongo mi disposición en ello, además—cargó a la niña para llevarla a su habitación—yo también estaré en su mira, mejor dicho, querrán matar a estos niños y es mejor enfrentarlo cuanto antes.
—Sabía que me entenderías.
—Somos amigos.
—Siempre lo serás hasta nuestra última hora.
—En fin, mañana mismo buscaremos a esos y de paso vemos si esos quienes se hacen llamar “dioses” siguen buscando al heredero o heredera.
Gracias a todos por sus comentarios:
Dorentyna, siempre tu apoyándome, jajaja, pues digamos que tengo preparada muchas cosas, solo espero que te gusten como a todos los que leen esto. Por supuesto, ya entendia sobre la adopcion. Yo tambien te quiero.
Bull Fritz, lol, si ya me dijeron de ese grosso modo, >< espero que aqui no me haya fallado la memoria. Descuida, todavía hay mas cosas, solo espera y verás
ann91, bueno, agradezco que hayas estado aqui y hayas dejado tu comentario.
Lilia Inuzuka, me es un placer tenerte por aqui amiga, espero que esta historia te agrade mucho y trataré no tener errores.
Mk Terryus, papi, siempre me es alegria cuando dejas tus mensajes, buenot, tamto Dorentyna como tú me convencen para lograr hacer lo que más me apasiona. Te quiero mucho
Charly, lol, tú y tus comentarios, okey, esto es dedicado para un amigo y no tienes que estar molesto, ya habra otro en que te dedique uno...Plop, si pues, los sueños que tengo son raros pero ayudan mucho. >< y no me creo lo que dices, siempre me molestas, a ver si este capitulo no te trae recuerdos
Brownie, muy agradecida por tu visita, solo hago lo que sé hacer y tratar de mejorar las cosas, bueno, espero gustes de este capitulo.
Nos vemos
Lilia Inuzuka:
Me arrepenti... :lol:
Este capitulo estuvo genial!. ^^
De verdad tienes mucha imaginacion,penny. n.n
Espero el proximo capitulo. :aww:
Bye bye gente. xDD
Navegación
[#] Página Siguiente
[*] Página Anterior
Ir a la versión completa