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[+16]Reflejos de mi pensamiento[S&S]

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Dresti:
Hola gente! siento haber tardado tanto pero es que me cuesta un montón hacer contis para esta hstoria porque es muy complicada jeje pero bueno aquí está, espero que haya quedado bien porque estoy teniendo unos problemas con el imbécil de mi ordenador que no have más que cambiarme las frases y los párrafos de sitio.

En fin, que aquí está y en este capi Sasuke y Sakura hablan por primera vez, un encuentro un tanto extraño pero encuentro xD, bien os dejo leer y espero que os guste^^


3.Un gusto conocerte

18 de Abril de 2011, Ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 13:00 del mediodía.

Hacía dos horas que había vuelto en sí y seguía allí, solo, después de un día entero de estar tumbado en la camilla bajo los efectos del sedante, nadie había tenido el suficiente interés de pasarse por allí para ver que tal estaba o si necesitaba algo, ni siquiera para mirar si seguía allí y no se había escapado, pero claro, como iba a escaparse si tenía los brazos atados a la camilla.

Suspiró y cerró los ojos, estaba cansado, como si uno hubiese dormido un porrón de horas, pero siempre se sentía así después de haber estado bajo los efectos de algún estupefaciente, fuese cual fuese. Al menos parecía que su padre se había marchado por ahora y podría tener un rato de paz y de tranquilidad.

-¿Puedo pasar?-preguntó una voz fuerte de mujer desde la puerta de la enfermería.

La persona en cuestión era una mujer alta y de imponente delantera, de piel y cabellos claros y ojos del color dulce de la miel pero duros y afilados.

-Soy Tsunade, la doctora encargada de la Residencia-dijo mientras se acercaba a él y lo desataba.

Sasuke intentó zafarse de su agarre y escaparse de la camilla pero se encontró con que no siempre era verdad lo de ‘’el sexo débil’’ pues esa mujer casi le arranca un brazo al devolverlo a la camilla.

-Yo que tú no lo intentaría de nuevo-le dijo con un tono más duro.

-Hmp.

-Supongo que te preguntarás por qué te han atado a la camilla.

No respondió.

-Ya veo, no eres de los que hablan-dijo-siento decirte que conmigo vas a tener que hacerlo, soy tu psiquiatra.

La cara de Sasuke demudó por completo de una de indiferencia a otra de pura rabia, así que al

final era cierto y lo habían encerrado en un manicomio, pues la llevaban clara él no permitiría que ningún loquero ni nadie anduviese experimentando con su cabeza.

-Tú solo experimentas con tu cabeza.

Su padre apareció detrás de la doctora.

Tsunade observó confundida como la cara del chico pasaba de la más pura ira al más frío de los miedos.

-Cállate-lo escuchó susurrar.

-¿Pasa algo?-preguntó ella.

-Eso Sasuke, ¿pasa algo?-se burló su padre-¿por qué no le cuentas a la doctora que es lo que has hecho? ¿Por qué no le dices que eres un asesino?

-No-se lamentó-déjame, cállate.

Tsunade se acercó al pelinegro, Sasuke había empezado a temblar y no hacía más que girar la cabeza de un lado a otro como si intentase huir de algo.

-Uchiha… Uchiha, ¿qué te sucede?-intentó agarrarlo para que dejara de temblar pero el pelinegro volvió a estallar en ira.

-¡Déjame ya en paz! ¡No maté a nadie!-gritó hacia un punto detrás de ella.

Entonces comprendió, según había leído ese chico era drogadicto y uno de los efectos que podía producir la droga era esquizofrenia, Sasuke sufría visiones que lo atormentaban, aquello era peor de lo que pensaba.

Sacó inmediatamente una jeringuilla del bolsillo y la llenó con un poco de líquido y como pudo se lo inyectó en el brazo al Uchiha que poco después quedó sumido en una especie de trance.

-Tengo que notificar esto inmediatamente-dijo saliendo de la habitación con alma que lleva el diablo.

-Mier…da…-masculló el pelinegro.

Tenía que detener a esa mujer, si informaba a alguien más de lo que había pasado nunca más lo dejarían salir de allí. Intentó levantarse pero en el momento en que lo hizo cayó de bruces al suelo, la dosis que le había inyectado Tsunade no había sido lo suficientemente fuerte como para dormirlo pero si le había dejado el cuerpo muy débil. Alzó un poco la cabeza y sus ojos fueron a dar hacia unos pequeños zapatos de color blanco. Con esfuerzo se reincorporó un poco y apoyó la espalda contra la camilla, quedando frente a frente con una niña de unos cuatro años.

No pudo más que preguntarse qué demonios hacía una niña en un lugar como aquel y más vestida de aquella manera tan arreglada. Llevaba un vestidito de color azul, manchado un poco de tierra por los bordes al igual que sus pequeñas manos. Los ojos, de un azul aguamarina, lo miraban completamente serios y el pelo liso castaño estaba un poco desordenado. Llevaba una muñeca de trapo un poco ajada en una de las manos, también tenía un vestido azul pero el pelo y los ojos eran negros.

La niña continuaba mirándolo fijamente sin decir nada y a Sasuke ya lo estaba cansando, no le gustaban los niños y aquella niña tan rara mucho menos, en general, no le gustaban mucho las personas.

-Vete a tu sitio niña, molestas-dijo.

Pero la niña no se movió, más que nada se encogió de hombros y se sentó a su lado y se quedó mirándolo.

-¿Es qué estás sorda, mocosa?-continuó-es mi cuarto y no te quiero aquí, lárgate con tu muñeca a otra parte.

La niña se puso a jugar sin hacerle ni caso. Seguramente era sorda, o muda, o hasta podía estar mal de la cabeza, quién sabe qué clase de gente había allí encerrada.

-Hmp.

Tsunade no tardaría en volver y la vería allí y se la llevaría y luego él podría pensar con tranquilidad como se marcharía de aquel estúpido lugar. Pasó una larga media hora en que la niña no dejó de jugar silenciosamente. Sasuke estaba medio sumido en un trance cuando el silencio fue roto por unos pasos que se escucharon desde el pasillo. La niña se levantó de golpe.

-Te van a reñir si te encuentran a aquí y te lo tienes merecido-se burló.

La niña agarró con fuerza su muñeca y caminó hacia la puerta, luego se giró, levantó la mano y la sacudió en una especie de saludo y luego se fue. Ni un minuto más tarde tardó en aparecer la impresionante silueta de Tsunade.

-¿Qué haces por los suelos?-le preguntó acercándose para ayudarlo a volver a la camilla.

-No me toque-dijo él apartándose.

-Vaya, veo que hablas-continuó ella sin hacerle caso y lo regresó a la camilla-y ahora tú y yo tendremos una charla.

-Hmp.

-¿Desde cuándo tienes alucinaciones, antes o después de que empezaras a drogarte?

Sasuke le mantuvo la mirada, desafiante. No pensaba decir nada, no tendrían nada para usar en contra de él.

-Mira Uchiha-dijo la doctora al ver su actitud-a mi me da igual si hablas o no pero si no lo haces no podremos ayudarte y no saldrás de aquí en mucho tiempo.

-Hmp.

-Como quieras, yo ya te he avisado, volveré mañana, espero que para entonces hayas cambiado de forma de pensar.

Un minuto después Sasuke volvía a estar solo.

18 de Abril de 2011, Ciudad de Konoha, afueras de la ciudad, 18:30 de la tarde.

Sakura se bajó del coche con ayuda de su padre, aunque bien podría haberlo hecho sola. Pisó el asfalto y ni pudo dar un paso antes de notar un brazo agarrándola, sin duda el de su madre, nadie tenía tanto valor como para echarse 50 litros de Chanel nº5 encima.

-No debes precipitarte hija, puedes tener un accidente.

La peli rosa suspiró.

-Puedo moverme yo sola mamá, no estoy inválida.

-Tonterías, necesitas ayuda.

Su madre la arrastró hacia el interior de su casa, al menos la que anteriormente había sido su casa.

-Tu habitación está ordenada como a ti te gusta y la silla eléctrica ya está instalada.

-¿Silla eléctrica?-preguntó.

-Sí, la que te ayudará a subir las escaleras para evitar que te pase algo.

-Mamá, te dije mil veces que no quiero ninguno de esos aparatos, no soy ninguna muñeca de porcelana.

Pero como siempre su madre no le hizo caso y la siguió arrastrando hacia dónde ella sabía que estaba el comedor. Sin duda aquel había sido el peor fin de semana de muchos otros, el peor con diferencia.

Por suerte para ella el timbre de afuera sonó en ese momento, una de las sirvientas fue a abrir y gracias a su agudo oído pudo escuchar la voz de su amiga Hinata preguntando por ella. La cara se le iluminó con una sonrisa y se zafó de su madre para ir al encuentro de la pelinegra.

-¡Hinata!-exclamó abrazándola-te extrañé tanto.

-Perdóname Sakura, sé que llevo una semana sin ir a verte pero esta semana estuve tan ocupada…

-No pasa nada-dijo, a Hinata le perdonaba cualquier cosa-pero mejor vamos a dar una vuelta y me cuentas tus cosas que ya tenía ganas de hablar contigo y así de paso me libras un poco de este calvario.

-¿Ha pasado algo?-preguntó la chica al notar a su amiga un poco triste.

-Lo de siempre, pero esta vez ha sido peor-susurró-pero por favor, vámonos.

El olor a Chanel nº5 volvió a inundarlo todo, señal de que su madre estaba detrás de ella.

-Ah, eres tú, Hinata-dijo con tono desapasionado-si has venido a llevarte a Sakura siento decirte que ahora está ocupada probando la silla eléctrica que…

-Voy a salir con Hinata, mamá, volveré para la hora que tenga que regresar a la Residencia, no me pasará nada así que tranquila-la interrumpió y sin darle tiempo para replicar buscó el brazo de Hinata y salió a una velocidad impresionante de la casa. No veía pero se la conocía de memoria.

-Sakura ya estamos lejos reduce el paso por favor o moriré de agotamiento-dijo Hinata entre jadeos de cansancio.

-Lo siento Hinata-aflojó el paso-pero es que tenía ganas de salir de allí.

No pudo más y se abrazó a su amiga, echándose a llorar.

-No puedo más Hinata, ayer otra vez me han vuelto a llevar de viaje, esta vez fuimos a América.

-¿Qué ha pasado, Sakura?-preguntó preocupada.

-¿Qué crees que ha pasado? Han dicho que no hay nada que hacer, que solo un médico loco se atrevería a operarme pero es igual, mis padres no quieren escuchar, tuvo que ir la policía, ¡la policía Hinata! Porque casi acaban con el pobre médico y yo ya no sé qué hacer, les digo que paren, que yo estoy bien así que no les guardaré rencor si abandonan pero…

Se separó de Hinata y se secó las lágrimas. Su cara ahora denotaba rabia.

-¿Ha pasado algo más?-preguntó su amiga, intuyendo que algo más sucedía.

-Esta mañana, cuando volvíamos en el avión, escuché a mi madre hablar con mi padre-dijo volviendo a llorar-ellos pensaban que estaba dormida pero lo oí todo-escuché a mamá decirle a papá que estaba cansada de ser el hazmerreír del vecindario.

-¿Y eso por qué?

-Tú no conoces a los de clase alta Hinata, si alguien descubre un defecto en otro se lanzan a por él como víboras, durante todos estos años los vecinos no han hecho más que extender rumores sobre cómo me quedé ciega, algunos dicen que iba drogada y que no vi el coche y por eso tuve el accidente.

-¡Pero eso no es cierto y tu madre lo sabe!

-Sí, ya lo sé, mi madre me quiere y me cree pero ella es como es, su vida social es muy importante y se está hundiendo.

-Pero tú eres su hija Sakura, ella no puede permitir que algo tan superficial como eso afecte a vuestra relación y…

-Van a dejar de ir a buscarme, les oí decir que no soportaban más la situación y que yo estaría mejor en la Residencia, como lo he estado siempre.

Mientras decía aquellas palabras sentía como el alma se le partía en mil pedazos, quería a sus padres y pretendía entenderlos pero aún así le dolía que hubiesen decidido dejarla y más aún sin decírselo a ella.

-Oh, Sakura, cuanto lo siento-dijo abrazándola con fuerza-pero ya sabes que a mí me tendrás para siempre, eres mi amiga y nunca te dejaré.

-Gracias Hinata-sollozó-siempre te has portado muy bien a pesar de todo lo que te hice…

4 horas más tarde.

Ya había vuelto a la Residencia y ahora estaba sentada en el comedor con Ino, acabando de tomar la cena.

-Pues que me perdonen tus padres pero eso es una auténtica cerdada, ¿y ni siquiera han tenido el valor de decírtelo a la cara? Si no van a volver al menos que te lo digan.

-Creo que no me lo han dicho porque no quieren hacerme daño.

-¿Y creen que no te harían daño al ver cómo dejaban de venir a verte sin motivo aparente?-dijo furiosa.

Ino tenía razón, pero ella no tenía ánimos para discutir nada.

-Mejor cambiemos de tema, ¿ha pasado algo interesante en mi ausencia?

Pronto notó un cambio de actitud en su amiga.

-He conocido al chico nuevo, el de la sobredosis, hoy me tocaba ayudar a Shizune, ya sabes, y lo vi-dijo toda emocionada-y no sabes lo bueno que está, todo alto y fuerte, como para comérselo con queso, pero es raro, no habla y mira a todo el mundo como si quisiese matar.

-Hay que tener cuidado con esa gente, no sabes que son capaces de hacer.

-Tienes razón, bueno ya he terminado la cena y un grupo de chicas me ha invitado a una fiesta nocturna, ¿quieres venir?

-No, me duele la cabeza y solo quiero dormir y que me trague la tierra, ve y diviértete, no te preocupes por mí.

-¿Seguro?

-Seguro, iré a buscar una aspirina y me meteré en la cama.

-Entonces hasta mañana.

-Hasta mañana.





Sasuke estaba a punto de quedarse dormido cuando escuchó como alguien abría la puerta.

-¡He dicho que no diré nada!-gritó convencido de que eran Shizune o Tsunade que volvían a someterlo a su interrogatorio.

Pero no era ni la una ni la otra, la chica que había visto la mañana anterior estaba parada en medio de la puerta, con la mano sobre la perilla. Tenía el ceño fruncido, pero sus ojos en ningún momento se posaron sobre él, más bien parecía como si estuviese concentrada en oír algo.

Era guapa, muy guapa, más ahora que la veía de cerca. Esa noche llevaba puesta una camisa blanca y un chaleco del color de su pelo, rosa pálido y una minifalda plisada del color de la blusa. La luz de la luna que entraba por la ventana la iluminaba toda, haciéndola parecer un ángel. Por un momento quedó totalmente embobado.

-Lo siento, solo vengo a buscar una aspirina y ya me marcho-dijo mientras avanzaba a tientas hacia uno de los estantes y palpaba varias cajas de medicamentos.

Había algo extraño en ella, no actuaba como una persona normal, aunque allí lo que escaseaban eran personas normales.

-Hmp.

-Tú eres el chico de la sobredosis, ¿verdad?-preguntó-parece que si-dijo en voz baja, parecía como si hubiese estado llorando-soy Sakura, Haruno Sakura, sé que al principio es un poco duro acostumbrarse a este lugar pero luego todo marcha muy bien, aquí estamos bien atendidos.

Él no contestó, estaba desconcertado, toda la gente que había visto allí hasta ahora lo trataban como a un loco o un bicho raro y aquella chica que no lo conocía de nada lo trataba como a cualquier otra persona. De hecho era la primera persona que desde el accidente le hablase con aquella naturalidad y no con odio o desprecio.

-Me voy a ir-contestó, menos arisco.

-¿Tu familia viene a por ti?

Se extrañaba tanto de tener una conversación normal que casi ni se da cuenta de la pregunta.

-Me voy a fugar-contestó con rabia.

Ella se echó a reír, un sonido tan extraño para él, ¿qué era lo que le hacía tanta gracia?

-Vale, pues suerte-dijo sin dejar de reírse y volviendo hacia la puerta, otra vez a tientas.

Sasuke la siguió con la mirada, desde luego aquella conversación era lo más extraño que había vivido desde hace bastante tiempo.

-Ah, y muchas gracias, conocerte ha sido lo mejor de este día-dijo antes de desaparecer por el pasillo.

Vale, aquello sí que había sido extraño. Ella también estaba loca, nadie en su sano juicio se alegraba nunca de haberlo conocido.

Dresti:
Hola, a quien le interese agregarme me he creado una cuenta en twitter donde procurare ir subiendo nuevas noticias y novedades sobre mis fanfics y responder a todas las dudas que pueda, así que aquí la dejo para los interesados.

Cuenta en twitter: DrestiChan

Dresti:
Aquí traigo la conti, ya sabéis dudas o lo que sea respondo aquí o en twitter.

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4.Amenaza

20 de Abril de 2011, Ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 9:00 de la mañana.

Aquel era el tercer día que llevaba en aquella residencia, ahora sabía que era una residencia y no un manicomio. Él no había vuelto a llamar a su familia, los conocía bastante bien como para saber que no irían a buscarlo ni ahora, ni más adelante, pero el personal de la residencia si lo habían hecho, recibiendo siempre la misma respuesta: ‘’Esta familia solo está compuesta por la señora Uchiha y su hijo el señor Itachi Uchiha, nadie más’’ Si antes era un fantasma en su propia casa, ahora ya podía declararse como oficialmente muerte, en su mente perversa ya se imaginaba a su madre en el panteón familiar sellando una tumba vacía con su nombre y diciéndole a sus vecinas: ‘’el pobre falleció en un accidente de tráfico’’ como si a alguna de aquellas víboras les importase.
Estaba sentado solo en aquel pequeño patio interior donde había estado hacía apenas unos días, llevaba puestos unos jeans desgastados y una sudadera negra que ‘’misteriosamente’’ había aparecido con un mensajero en la puerta de la residencia asegurando que era para él, pues esa ropa no era otra que la suya propia, seguramente cortesía de alguno de sus amados familiares, que ya habrían retirado cualquier rastro de su existencia de la casa.
En realidad no le importaba, solo le daba asco y rabia pensar que alguna vez había querido ser parte de esa familia, agradarlos, por suerte era cierto aquello que decían que con la salida de la infancia se pierde la inocencia. A él se le había caído el velo y había empezado a vivir por y para él mismo. Además, en el fondo tampoco estaba tan mal allí, Tsunade había acertado con los medicamentos y las visiones de su padre se habían reducido en más del 50%, lo que no quería decir que hubiese abandonado su idea de abandonar aquel lugar, estaba estudiando el terreno y mientras se dejaba tratar.
Aquel precisamente era el primer día que lo dejaban solo y le permitían pasear por la residencia sin vigilancia, aún así él solo se había molestado en ir a aquel lugar, no era sociable y no le hacía falta ni hacer conocidos en un lugar del que acabaría marchándose. Una vez había tenido amigos, pero hacía tiempo que había dado de lado a Sai y a Naruto, después de la muerte de su padre no podía soportar la compañía de nadie.
Escuchó como la puerta del jardín se abría y por ella entraba la niña aquella que había visto en la enfermería, esta vez iba vestida de calle, con un chándal azul a juego con sus ojos y el pelo castaño recogido en una coleta, la muñeca la mantenía agarrada con su mano derecha. Se miraron durante unos segundos sin expresión ninguna.
La niña se acercó a él y le tendió la muñeca.
-No pienso cogerla, ¿me ves cara de crío o qué?
La niña insistió otra vez con más fuerza.
-Te he dicho que no-dijo dándole un manotazo a la muñeca con tan mala surte que la niña perdió el equilibrio.
Por acto reflejo él la agarró del brazo con una mano.
-Oh, joder-maldijo al ver un enorme cardenal en la muñeca de la niña.
La pequeña retiró el brazo con fuerza, su cara estaba congelada por el terror y se echó a correr hacia otro lado del jardín, fuera de su vista.
-Todos conocemos a la pequeña Mai-chan-dijo una voz tras él.
Sobresaltado se giró y quedó frente a frente con aquella hermosa peli rosa, Sakura se llamaba, había entrado tan sigilosamente que no la había escuchado. Como las dos veces anteriores que la había visto le llegó esa extraña sensación de que ya la conocía de antes y el sobrecogimiento de paz y belleza que le transmitía.
-Yo no le hice nada-dijo a la defensiva.
-Ya lo sé-contestó ella acercándose-ella es así con todos.
Llevaba puesto un uniforme blanco de enfermera, seguramente ese día tenía turno en la enfermería, algunos residentes participaban en ese tipo de actividades.
-No le gusta que la toquen-concluyó mientras se sentaba a su lado en el banco.
-¿Por qué?-se sorprendió preguntando.
La cara de la peli rosa se contrajo un poco.
-Su padre era un borracho y la maltrataba a ella y a sus hermanos-contestó-una vez la paliza fue tan brutal que del miedo que agarró se quedó muda, aún hoy en día le quedan secuelas en el cuerpo de las agresiones, la pobre nunca ha tenido una infancia fácil, pocos pueden entenderlo.
Era cierto, pocos podían entender que tu familia te dejase abandonado como un perro.
-Seguramente ahora esté escondida en algún lugar llorando-dijo ella-¡Mai-chan! Sé que andas por aquí, sal que quiero verte, sabes que aquí nadie va a hacerte daño.
Sasuke alzó las cejas, dudaba mucho de que la niña saliese, él conocía ese tipo de sentimiento y sabía que en esos momentos lo que uno menos quería era público, pero para su sorpresa ni medio minuto después Mai salía de entre unos arbustos con la cara llorosa y la ropa desarreglada. Pasó por su lado mirándolo con desconfianza y se acercó a Sakura y le cogió una mano y empezó a hacer gestos con la suya propia sobre la de la peli rosa. Él las observó a las dos, Sakura miraba al frente con el ceño fruncido y la niña tenía la mirada clavada en él mientras seguía haciendo gestos sobre la mano de la otra.
-Dice que la has asustado cuando la agarraste, que…-la voz de Sakura se atragantó-que así la agarraba su padre cuando la llevaba al cuarto para pegarle, ella cree que ha hecho mal y que por eso te enfadaste, pensó que la ibas a pegar, dice que tenías una mirada muy fría.
-Hmp, yo no iba a pegarte, solo quería apartar esa muñeca-contestó él-sino me la hubieras metido en las narices no habría pasado nada.
Mai volvió a hacer gestos en la mano de Sakura.
-Dice que parecías triste y que ella cuando está triste abraza a Yumi.
Mai se giró hacia él y simuló un amago de sonrisa, antes de marcharse corriendo.
-No necesito la compasión de ninguna niña muda.
La cara de Sakura se contrajo.
-¿Sabes? Aquí no eres el único que tiene problemas y harías bien en tratar mejor a la gente que solo quiere ayudarte.
Se enfureció, ¿qué sabía ella sobre él? No era nadie para decirle como debía actuar o comportarse.
-¿Y tú que sabrás? ¿Qué problema tan grave tienes tú?-preguntó con desprecio.
Ella se levantó llena de rabia.
-Soy ciega, no lo considero un problema, pero ya que te molesta tanto que la gente se preocupe por ti te dejo a solas, pudriéndote en tu miserable soledad.
Y dicho eso se marchó, dejándolo completamente confundido. Ni por un segundo había pensado que ella fuese ciega, es más, ni siquiera pensaba que tuviese ningún tipo de problema físico o mental.
-Hmp-pero bueno, eso a él no le importaba ¿no? Cada uno atendía a su vida, y él ahora tenía que pensar un plan para escaparse.

20 de Abril de 2011, Ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 18:00 de la tarde.

-¿Por qué no le tiraste uno de los tiestos a la cabeza?-preguntó Ino-yo lo hubiera hecho aunque después me tocase fregar todos los suelos del edificio.
Sakura resopló, las dos estaban sentadas en el salón de la residencia, Ino tirada cuan larga era sobre uno de los sofás y Sakura apoyada contra una de las estanterías de madera de roble.
-No habría solucionado nada-contestó-además hay algo en él que es muy triste, creo que por eso se comporta así, porque está triste y necesita ayuda, pero él no lo sabe.
-Oh, no-rezongó su amiga-ya empezamos, ahora me dirás que tenemos que ayudarlo, como pasó con los otros miembros de tu ‘’Club de aislados de la Sociedad’’, primero fue Mai, luego Sai…
-Adoras a Mai y estás enamorada de Sai, no creo que seas la más indicada para hablar.
Ino se puso roja como un tomate.
-Bueno, he de reconocer que les he cogido cariño pero ese chico nuevo… da miedo Sakura, tiene la mirada perdida, como si estuviese loco, tú no puedes verlo pero es espeluznante.
-Yo no creo que sea espeluznante-insistió-solo tiene problemas.
-Como todos los que estamos aquí.
Sakura rodó los ojos.
-Problemas más fuertes, además te recuerdo que hace dos días eras tú la que se moría por estar con él porque es guapo.
-Sí, eso fue antes de oírle a Tsunade como le decía a Shizune que había que tenerlo controlado porque parece que tiene esquizofrenia, además se droga Sakura.
Sakura se quedó callada, esquizofrenia… eso si que era grave, no podía imaginar qué tipo de cosas le habían pasado a ese chico.
-No hay que juzgar a la gente sin conocerla y eso tú y yo lo sabemos muy bien-dijo.
-¿Sabes qué? Me rindo, eres imposible Sakura Haruno, yo solo te digo que ese tío es peligroso pero allá tú si quieres relacionarte con él, yo por ahora me marcho, tengo cosas que hacer, nos vemos más tarde.
-Adiós.
Escuchó como las pisadas de su amiga se alejaban de allí y poco después otras se acercaban.
-Hola Sakura-saludó Sai-me pareció escuchar tu voz y la de Ino y decidí acercarme.
-Hola Sai-saludó con una sonrisa-pensaba que estabas ayudando a Shizune en la enfermería, yo tenía intención de ir hoy, pero al final no me he presentado.
-Hoy no, la enfermería está cerrada porque hay que archivar las fichas de los nuevos pacientes que van a entrar el mes que viene así que procura no ponerte enferma.
-No, no te preocupes, ¿y a ti qué tal te va?
-Mejor, gracias a ti he podido empezar a superar mi problema, nunca podré agradecértelo suficiente.
-No es necesario, en este lugar debemos ayudarnos unos a otros si algún día queremos volver a salir al mundo exterior.
-Eso es verdad, pero no todo el mundo lo comprende.
Los dos se quedaron un rato en silencio.
-Escuché que hablabais de Sasuke, el chico nuevo.
Sakura asintió.
-Yo quiero ayudarle pero Ino me dice que estoy loca, ¿te lo puedes creer? Ese chico lo único que necesita es ayuda.
-Ayuda psiquiátrica-dijo él-es agresivo y Tsunade no sabe cómo va a actuar cuando tenga el ‘’mono’’
-¿Mono?-preguntó.
-Recuerda que es drogadicto, cuando están sin droga se vuelven violentos y no digamos cuando tienen esquizofrenia, yo que tú haría caso a Ino y me alejaría de él lo máximo posible, esa gente no trae nunca nada bueno.

20 de Abril de 2011, Ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 21:00 de la tarde.

Estaba en su nuevo cuarto, Shizune había cerrado la enfermería por papeleo y él ya no podía seguir ocupando una camilla que podía ser necesaria en cualquier momento por lo que a él le habían buscado un lugar donde vivir. Y Allí estaba, en un pequeño apartamento que se componía de un pequeño saloncito, un baño y una habitación con una cama, un escritorio y un armario, nada más.
No se podía comparar con su antigua habitación pero al menos era algo, y allí no tendría porque soportar la presencia de nadie, salvo del vigilante que quedaría en la puerta y de las enfermeras, que tenían permiso para pasar cuando quisieran aunque él no lo quisiese.
Alguien llamó a la puerta. ¿Había mencionado que allí nadie lo molestaría? Sin duda estaba equivocado. No contestó, si era una enfermera que entrase ella, para algo les habían dado ‘’permiso’’, pero la puerta no se abrió y continuaron llamando.
De mala gana atravesó el apartamento y abrió la puerta, era un residente, más joven que él, con el pelo pajizo y ojos perdidos.
-Tienes visita, vete a recepción-y se marchó sin esperar respuesta.
¿Visita? ¿De quién? ¿A caso Itachi o su madre habían sufrido un golpe en la cabeza?
Contrariado se dirigió hacia la recepción, allí solo había una persona vestida con una gabardina y un sombrero y estaba de espalda por lo que no podía verlo, pero si estaba seguro era de que no se trataba de ninguno de sus familiares.
-¿Quién eres?-preguntó.
El hombre se giró y ambos se quedaron cara a cara. Si su cara no fuese de tendencia inexpresiva a Sasuke se le hubiera descolgado la mandíbula en ese momento ya que no se esperaba para nada encontrarse a esa persona allí.
-Buenas noches pequeño Sasuke-saludó el hombre mientras se sacaba gabardina y sombrero-¿a que no te esperabas mi visita?
-¿Qué haces tú aquí?-preguntó gélidamente-quedamos en que no volveríamos a vernos después de aquel día.
-Si, en eso quedamos, pero he cambiado de parecer después de que el encargo no diese los resultados apetecidos-dijo.
-Hmp, eso no tiene nada que ver conmigo.
-¿No? Escúchame mocoso-gruñó mientras se acercaba amenazadoramente-he perdido mucho dinero y he tenido problemas, y ya sabes qué pasa cuando alguien me causa problemas.
Sasuke no dijo nada, se limitó a mantenerle la mirada, gélida sin un ápice de sentimiento.
El hombre volvió a colocarse el sombrero y la gabardina, dirigió una última amenazadora al pelinegro.
-¿Por cierto que tal llevas el no meterte droga? ¿Ya empiezas a necesitarla no?
Con una sonrisa se marchó y lo dejó solo con sus pensamientos.
El pelinegro permaneció allí por más tiempo, no entendía que estaba pasando pero aquella amenaza no le había gustado nada, además la mano derecha hacía unas horas que había empezado a temblarle, la ausencia de droga empezaba a pasarle factura.

Dresti:
Hola! de verdad siento muchísimo haberos hecho esperar tanto pero realmente me fue imposible tener la conti hecha antes, entre otras cosas porque los exámenes de la universidad y de la escuela de idiomas están muy cerca, y también porque esta es una historia muy cumplicada de escribir, el personaje de Sasuke es muy complejo y eso me dificulta mucho hacer los capis, más que en otras historias, pero en fin, aquí está y espero que os guste, espero no tardar tanto para la próxima.

El tema de por qué Sai no ''recuerda'' a Sasuke (o no quiere recordarlo) y porqué está en ese centro no lo explico en este capi pero si aparecerá en uno de los siguientes.

Cuenta de twitter: DrestiChan

5.Voy a ayudarte

27 de Abril de 2011, Ciudad de Konoha, Centro Comercial, 16:00 de la tarde.

-¡Estás genial, Sakura!-exclamó su amiga a todo pulmón.

‘’Menos mal que soy ciega y no puedo ver la cara de vergüenza ajena con la que nos estará mirando la gente’’ pensó.

Ese día habían dejado salir a un grupo de pacientes con unos pocos vigilantes, ya que aquello era parte del plan para su posterior reinserción a la sociedad, así que allí estaban, en el centro comercial.

Ino la había arrastrado como una loca poseída por todas las tiendas de ropa y la había usado de maniquí.

-¿De qué color es y qué forma tiene?-preguntó agarrándose la prenda que le acababa de meter por los brazos-y no me mientas Ino, porque si es alguna de tus excentricidades acabaré dándome cuenta.

-Es una preciosa blusa de tirantes de color rosa, ideal para el baile que habrá dentro de un mes.

Ah, sí, el baile. El baile que la Residencia realizaba todos los años y al que ella no tenía intención de ir pero Ino la iba a arrastrar, así que de todas formas iría.

-Y esta falda corta blanca de brillantinas te quedaría genial con ella.

-Ino, ya me has comprado medio centro comercial, no creo que necesite nada más.

Sakura podía imaginarse la cara de espanto que pondría su amiga, a Ino ni siquiera le parecería suficiente comprarse una ciudad entera de ropa. No pudo evitar sonreír, hacía unos años ella hacía totalmente lo mismo. Sacudió la cabeza. No, ella ya no era la misma y ni siquiera quería recordar a la antigua y odiosa Sakura, con eso no le hacía ningún bien a nadie, y menos a ella misma.

-Pero no sabes la de cosas que pueden pasar en el último momento, un deshilachado, un agujero… hay que estar preparados.

-Imaginaba que diría algo así-susurró.

-¿Qué?

-Nada, nada, que estoy contenta así-dijo-si quieres comprar la ropa, cómprala, no tengo fuerzas para pararte.

-Por supuesto que no.

Sakura se quitó la ropa y se la dio a su amiga y luego volvió a ponerse la suya, ambas salieron del probador entre la cantidad de bolsas que Ino había ido acumulando al salir de cada tienda.

-Sakura…-murmuró, parándose de golpe.

-¿Si?-preguntó extrañada.

-Será mejor que esperemos un poco para ir a pagar, acabo de recordar que necesito otro vestido.

La peli rosa sabía de sobra que algo estaba pasando, el tono de voz de Ino se notaba tenso y lleno de ira y dudaba mucho que fuese por un simple vestido.

-¿Qué pasa, Ino?-preguntó preocupada.

-Nada, insisto en que volvamos hacia atrás-dijo empezando a empujarla.

La ojijade iba a replicar pero alguien la interrumpió.

-Vaya, vaya, mira quien ha vuelto al mundo, no es otra que Sakura Haruno.

Aquella voz… Sakura se quedó quieta, notando el tenso agarre de Ino en su brazo.

-Karin-se limitó a decir.

-Que bien que nos veamos de nuevo, bueno no… que yo te vea a ti de nuevo-dijo con burla.

Sakura notaba el agarre de Ino cada vez más tenso y sabía que como continuasen allí su amiga acabaría acusada de asesinato.

-Si, como siempre es un placer, ¿nos vamos, Ino? Ya deben estar esperándonos.

Echó a andar pero al primer paso se chocó contra un cuerpo y luego escuchó varias risitas, al parecer Karin no iba sola.

-Perdona Sakura, a veces se me olvida que eres ciega, tengo curiosidad ¿cómo haces para vestirte? ¿Te compras ya todo negro para que haga juego con lo que ves? Ya sabes, oscuridad.

Bien, ahora el agarre de Ino era como el acero y ella también estaba empezando a enfadarse.

-Quítate de en medio Karin-amenazó.

-¿O sino qué? ¿Vas a pegarme, como hacías con Hinata? Eres una vulgar cegata, no acertarías ni el primer golpe.

Lo que pasó a continuación fue una gran cantidad de sonidos juntos a la misma vez (gritos, golpes e insultos) que no le permitieron percatarse de lo que pasaba, solo sabía que Ino ya no la agarraba.

-Como puedes ver-escuchó a su amiga-yo sí que puedo pegarte, y bien fuerte, imbécil, vámonos Sakura, respirar el mismo aire que estas idiotas nos puede afectar al cerebro.

La peli rosa se dejó arrastrar fuera de la tienda, y luego del centro comercial, sin decir nada, pero una vez notó el aire fresco de la calle en su cara le preguntó a Ino que era lo que había hecho, aunque podía imaginárselo.

-Le pegué un puñetazo-contestó llanamente-iba a darle en la nariz pero luego pensé que le molestaría más que le dejase un buen morado en la cara, tendrá que usar mucho maquillaje para ocultarlo.

-No tenías por qué haberlo hecho-dijo la peli rosa.

-¿Bromeas? Se estaba riendo de ti Sakura, y estaba faltando al respeto a las personas como tú, no somos monos de feria para que se anden riendo de nosotros, bastante desgracia tenemos ya para que nos anden tratando así-contestó.

-Ella solo quiere humillarme, fue lo que hice yo durante mucho tiempo con ella y el resto de mis ‘’amigas’’.

-Eso no es una excusa para que te trate de esa manera y si vuelve a hacerlo no será solo un puñetazo lo que reciba, le daré una paliza de órdago.

Sakura no pudo evitar sonreír.

-No puedes defenderme siempre-dijo.

-Al menos déjame intentarlo, ¿gritó mucho?

-Sí, y te llamó de todo.

-Sí, algo pude leerle en los labios-dijo en mitad de una carcajada-bueno, ahora es mejor que nos olvidemos de este mal encuentro, ahora solo podemos pensar en el baile y con quien iremos.

-No te olvidas del tema ¿eh?

-Nunca, así que vete pensando con quien vas a ir.

-Ya te dije que iré sola Ino.

-Y yo ya te dije que no permitiría que fueras sola, así que vete pensando con quien irás o yo misma tendré que elegirte acompañante.

-Pero si ni siquiera tú le has pedido a nadie, ¿por qué no te centras en ti?-protestó-ah, claro, porque tú si tienes a alguien en mente, el problema es que no tienes valor de pedírselo.

Ya podía imaginar lo sonrojada que estaría Ino en ese momento.

-Ya sabes, puedo preguntarle a Sai si quiere ir contigo-ofreció la peli rosa.

-No será necesario-contestó bruscamente.

27 de Abril, Ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 20:30 de la tarde.

Estaba muerto de frío, como nunca antes lo había estado, y por encima el cuerpo le dolía por todas partes y la mente no le funcionaba bien. Estaba asustado y ansioso al mismo tiempo.

Llevaba varios días encerrado en su apartado, sufriendo en silencio, aunque se imaginaba que Shizune, Tsunade y el resto del cuerpo médico de la Residencia sabía perfectamente lo que le estaba pasando y por qué había decidido mantenerse encerrado en su cuarto.

La necesidad de droga era insoportable, era lo peor que había tenido que soportar en toda su vida y no ayudaba en nada el hecho de que su padre había vuelto otra vez.

-Vas a morir.

-Cállate-masculló.

-Sabes que si no te matan las ganas de drogarte Orochimaru lo hará.

-¡He dicho que te calles!

-¿Sabes, Sasuke? Nunca imaginé que podría ser tan cobarde, me has sorprendido.

Esta vez el pelinegro ni se molestó en contestar, sabía que su padre no lo dejaría nunca y que estaría ahí siempre, toda su vida atormentándolo.

-Orochimaru te va a matar por no haber cumplido tu trabajo.

FLASH BACK

Sasuke se bajó de su coche en cuanto aparcó delante de aquel edificio destartalado y solitario que había en medio del polígono industrial que había a las afueras de Konoha. Fuera hacía frío pero él iba en camiseta de manga corta. Aunque no quisiera reconocerlo, estaba algo asustado, siempre se sentía así cada vez que recibía un encargo de Orochimaru, pero era lo que le quedaba si quería seguir manteniendo el pellejo.

Antes de llegar a la puerta, un hombre negro y alto salió de entre las sombras y le pidió su identificación y le preguntó sus intenciones.

-Orochimaru-sama me ha citado para que le haga un encargo.

El hombre negro se encogió de hombros y le abrió la puerta, dejándole pasar.

Sasuke accedió al interior, que estaba más desastroso que por fuera, si es que eso era posible, recorrió todo el pasillo y se paró delante de la única puerta por la cual salía una rendija de luz. Adentro se escuchaba el golpetear de unos dedos sobre el teclado de un ordenador, pero este sonido se detuvo nada más él llamó a la puerta.

-Puedes pasar Sasuke-kun-escuchó la silbante voz de Orochimaru desde el interior.

No se hizo de rogar y entró adentro, con la cabeza bien alta y su acostumbrada expresión neutra, una cosa es que estuviese alerta y un poco asustado y otra era que lo mostrase delante de aquel ser, Orochimaru era un persona que tendía a aprovecharse de las debilidades de las personas que caían en sus redes para obligarlas a hacer siempre todo lo que él deseaba.

-Estoy muy contento con tu trabajo, Uchiha-sonrió.

Orochimaru era un hombre más bien alto, con la piel blanca como un folio, el pelo largo y liso de color negro, los profundos ojos de un miel intenso y las facciones finas y muy marcadas. No era muy musculoso pero sí ofrecía un aspecto atlético y sinuoso que daba la sensación de ser tan ágil y maleable como el de una serpiente, animal con el que solía identificarse.

-Hmp-se limitó a murmurar el Uchiha.

-Quien iba a decir que el menor de los Uchiha fuese tan eficiente, si tu padre aún viviese estaría orgulloso de lo que ha hecho su hijo-dijo con sorna.

Sasuke apretó los puños con fuerza, pero por lo demás se mantuvo igual de inexpresivo que antes.

-Sí, ya veo, como siempre no consigo sacar ni una triste emoción de tu interior, es una pena que vaya a perderte.

En ese momento Sasuke se permitió fruncir el ceño, extrañado, ¿perderle? ¿Es que acaso iba a mandarlo fuera? ¿O tenía intención de matarlo como había hecho con otros?

-Ya veo que te extrañas, bueno te diré que con este último encargo quedará saldada tu deuda para conmigo y podrás irte cual pajarillo, yo te prometo que si haces bien lo que voy a mandarte no te molestaré nunca más.

-Dime qué tengo que hacer-se limitó a decir.

Orochimaru sonrió ladinamente mientras sacaba una carpeta roja de debajo de su escritorio.

-Hay encontrarás todos los detalles, tienes una semana para llevar a cabo lo que ahí se te ordena, no hace falta que vengas hasta aquí cuando hayas terminado el trabajo, yo me enteraré si lo has hecho o no.

Sasuke se quedó quieto en su sitio con aquella carpeta en la mano.

-Bien, eso es todo, un placer haberte conocido Sasuke Uchiha, no nos veremos nunca más si cumples con lo mandado, que te vaya bien en tu vida-y le hizo un gesto con la mano para que se marchase.

Antes de que el pelinegro saliese por la puerta Orochimaru volvió a hablar.

-Sino cumples lo pactado yo mismo te mataré Sasuke, ya sabes que nunca bromeó.

Sasuke no esperó ni un minuto más y salió de allí. Cuando estuvo fuera del edificio entró en el coche y se alejó a toda velocidad para volver a detenerse en un descampado a unos kilómetros de distancia.

Cogió la carpeta roja y la abrió. El corazón se le paró al ver lo que ponía ahí dentro.

FIN DEL FLASH BACK

-Eres un fracasado-continuó atormentándolo Fugaku-no te mereces ni llevar mi apellido.

Sasuke se acurrucó aún más debajo de las mantas y cerró los ojos con fuerza. Quería morirse, en ese momento era lo único que quería, morirse para dejar de aguantar todo ese dolor. Sentía que ya no podría más.

La puerta del apartamento se abrió pero no hizo caso, sería alguna enfermera que venía a traerle aquellos medicamentos que nunca le hacían nada. Escuchó los pasos delante de la puerta de su cuarto pero no se giró, no quería ver a nadie, solo esperaba que la enfermera se fuese lo más rápido posible.

-¿Estás aquí?

Quien preguntaba no era una enfermera, Sasuke reconoció la voz de aquella chica ciega, Sakura. No sabía qué hacía allí, pero en ese momento no la quería cerca.

-¿Qué quieres? Lárgate-contestó.

Al poco rato sintió como el colchón de la cama se hundía un poco, señal de que ella se había sentado al otro lado. Con un bufido se giró y se la quedó mirando. Ella tenía la mirada clavada en algún punto indeterminado al frente, por lo que él solo la veía de perfil. Llevaba un vestido corto de tirantes y de color rosa y el pelo recogido en un simple moño. Estaba hermosa, pero eso era algo propio en ella.

-Lo siento-dijo ella de repente.

Él se quedó de piedra, ¿por qué le pedía perdón?

-Lo siento muchísimo-parecía estar a punto de llorar-siento que tengas que sufrir tanto.

Desde luego él se había esperado todo menos aquello.

-Vine antes aquí, pero las enfermeras no me dejaron entrar, creen que eres peligroso.

Bueno, aquello no le extrañaba, él mismo estaba convencido de ello, pero ¿entonces que hacía ella ahí?

-Entonces, ¿por qué has venido?-no pudo evitar preguntar.

Ella se giró un poco y él pudo ver que estaba llorando, ¿llorando? ¿Por él?

-Porque no creo que seas peligroso, solo eres un chico asustado.

La firmeza y sinceridad con las que dijo esas palabras lo dejaron de piedra y un inmenso frío se instaló en su interior, ¿por qué ella que apenas lo conocía de unos días iba allí llorando y le decía aquellas cosas?

-Cuando yo me quedé ciega era así como tú, trataba mal a todo el mundo para que me dejasen sola, quería convencerme a mí misma que no pasaba nada y que yo sola podría con todo, pero lo que pasaba en realidad es que tenía miedo, estaba asustada y me sentía sola.

Le costaba creer que una persona como ella, que parecía buena y sincera, pudiese haber tratado mal a nadie.

-Si no fuese por la ayuda de los demás residentes me hubiera hundido cada vez más en aquel pozo negro, yo no sé qué te habrá pasado a ti Sasuke, pero quiero ayudarte, no está bien juzgar a una persona por las apariencias y tú no eres mala persona, soy ciega pero puedo ver el interior de la gente con claridad y sé que tú no eres malo y que lo que te haya hecho acabar aquí no ha sido culpa tuya.

La reacción de Sasuke ante esas palabras fue ponerse furioso, ¿Qué sabía ella? ¿Quién se creía ella para ir a decirle aquellas cosas? Ella no lo conocía de nada y él no necesitaba la compasión ni la lástima de nadie. Se incorporó con dificultad en la cama, pues todo su cuerpo temblaba, y la miró fijamente.

-Quiero que te marches ahora-le espetó con tono envenenado-no necesito la compasión de ninguna ciega que necesita consolar a los demás para sentirse mejor.

Estaba seguro de que ella se levantaría y se iría ofendida, como había pasado la última vez, pero Sakura no se movió ni un ápice y giró la cara hacia él. Sasuke se quedó paralizado ante la fuerza que despedían aquellos ojos apagados, había tanta tristeza en ellos que Sasuke llegó hasta sentir culpa y tuvo que acabar apartando la mirada, aunque sabía que ella no podría notarlo.

-No te tengo lástima-dijo ella-odio la lástima tanto como tú, solo quiero ayudarte.

-Estoy enfermo, nadie puede ayudarme ¿entiendes? No quiero la ayuda de nadie-gruñó.

Sakura se secó las lágrimas y se levantó de la cama.

-Tengo que irme, dentro de poco vendrán a traerte la cena y nos echarán una buena bronca si me encuentran aquí-dijo con una pequeña sonrisa.

Caminó lentamente hacia la puerta de la habitación y una vez allí se giró.

-Voy a ayudarte-dijo convencida y luego se marchó.

Dresti:
¡Hola gente! sí, lo sé, he tardado muchísimo, mi excusa es la misma, los estudios y el cansancio no me dejaban escribir pero en fin, como recompensa he hecho una conti más larga de lo que suelo hacer normalmente. Para la próxima intentaré venir antes pero no prometo nada, me quedó una asignatura para septiembre que es muy larga y además estoy en la autoescuela así que sigo sin tener mucho tiempo libre u.u

Espero que os guste la conti y me dejéis comentarios para hacérmelo saber^^

Cuenta de twitter: DrestiChan

6.Confesiones

18 de Mayo de 2011, Ciudad de Konoha, Cafetería del centro, 12:00 de la mañana

-¿Y dices que ese chico aún no se repone?-preguntó Hinata-es triste ver como algunas personas tiran su vida por la borda.
-Sí, aunque yo sigo pensando que él se ha metido en las drogas porque tenía problemas y no sabía cómo afrontarlos, no por diversión-contestó la peli rosa mientras se llevaba su taza de café a los labios.
Ese día Hinata había ido a buscarla a la Residencia para ir a dar una vuelta y que se despejase un poco. La verdad es que habían pasado un mes desde que había empezado a ayudar a Sasuke pero las cosas no habían mejorado para nada. La ausencia de drogas le había empeorado el carácter y apenas era capaz de mantener el control sobre el temblequeo de su cuerpo. Ella había ido todas las noches a visitarlo, los primeros días él le dedicaba desplante tras desplante, pero ella no se iba, y estos últimos días ya no le decía nada, se dedicaba a darle la espalda y mantenerse quieto, como si estuviese dormido, mientras ella le contaba lo que había pasado en la Residencia a lo largo del día.
-Se te ve muy preocupada por él-dijo su amiga.
Sakura suspiró.
-¿Y cómo no estarlo? Me recuerda a mí cuando llegué a la Residencia, no te haces ni idea de lo solo que debe sentirse en estos momentos.
Hinata le pasó una mano por la espalda para animarla.
-Ese chico no sabe la suerte que tiene de tenerte como amiga, estoy segura que con tu ayuda y la de los demás de la Residencia logrará salir adelante, no tienes por qué estar triste.
Sakura asintió y sonrió, su amiga tenía razón, además no era momento para aburrirla con sus penas, Hinata quería decirle algo importante y hasta ahora había sido ella la que había estado hablando todo el rato.
-Disculpa Hinata, tú querías hablarme de algo y yo no te he dejado hablar.
-Emm… es cierto-dijo algo nerviosa, Sakura incluso intuyó que estaría roja hasta la médula.
-¿Y bien?-preguntó al ver que su amiga no continuaba.
-Es que yo…-susurró-tengo novio.
La peli rosa se quedó a cuadros, se había esperado cualquier tipo de declaración menos esa, no es que pensara que Hinata no fuese capaz de tener novio, al contrario era una chica muy guapa y muy buena, pero también era muy tímida y eso la limitaba mucho a la hora de relacionarse con los demás, no digamos para tener novio.
-Me alegro mucho por ti Hinata-dijo sinceramente-espero que sepa tratarte como te mereces, pero cuéntame, ¿cómo es él?
-Pues verás se llama…

A la misma hora en la Residencia de Reintegración a la Sociedad…

-¡Naruto!-gritó Tsunade a pleno pulmón por los pasillos de la Residencia.
Tenía la venita de la frente hinchada y sus ojos despedían el más ardiente de los fuegos.
Hacía apenas dos meses atrás su hermana y su cuñado, que vivían en China desde hacía cuatro años, le habían mandado a Naruto, su sobrino, a pasar una temporada en Konoha, el chico había vivido su infancia y su adolescencia entre Konoha y Suna y añoraba su antigua vida, más aún cuando llevaba cuatro años en el extranjero.
Ese era el primer día que le permitía acompañarla a la Residencia y ahora lo había perdido de vista, no es que él a sus 22 años necesitase niñera, pero su carácter hiperactivo podía provocar cualquier tipo de problema en un lugar como ese.
-¿Dónde se habrá metido?-preguntó abriendo cada puerta que se encontraba por delante.


-¿Es que en este sitio no tiene baño o qué?-preguntó el rubio hastiado de recorrerse la Residencia de arriba abajo en busca del bendito servicio.
Resignado, dio media vuelta por dónde había venido, pero iba tan ofuscado que ni siquiera vio al chico que doblaba la esquina en dirección contraria a la de él, el golpe fue de órdago. Naruto cayó al suelo y el otro chico fue a dar contra la pared.
-¡Demonios!-exclamó el rubio sobándose el golpe que había llevado en el trasero mientras se levantaba-lo siento, ¿está bi…?
No consiguió acabar la pregunta, se había quedado mudo de la sorpresa, pues aquel con el que se había chocado no era otro que su antiguo compañero de juergas, Sai. El chico moreno apenas había cambiado, llevaba el mismo corte de pelo, la expresión de su cara era exactamente igual, la única diferencia es que su cuerpo se había acabado de formar del todo y había crecido unos centímetros.
-Disculpa, iba distraído y no me fijé en ti, eres nuevo ¿verdad?-preguntó el moreno.
Naruto se quedó estupefacto, Sai actuaba como si no lo conociese de nada, pero eso no era posible, él no había cambiado tanto en esos cuatro años para que su viejo amigo no lo reconociese.
-¿De verdad no me reconoces, Sai?-preguntó-soy yo, Naruto.
Sai lo miró fijamente, pero en sus ojos seguía sin aparecer señal alguna de reconocimiento.
-Lo siento, tal vez sea cierto que me conozcas-contestó-hace algunos años sufrí un accidente en el que perdí la memoria, desde entonces no recuerdo nada.
Naruto no podía estar más impresionado, claro, eso explicaba el hecho de que Sai estuviese en aquel lugar. El rubio se vio obligado a decir algo ante la confusa mirada del que había sido uno de sus mejores amigos.
-¡Así que estabas aquí!-exclamó Tsunade, apareciendo por el lugar que anteriormente había ocupado Sai-¿no te habrá estado molestando verdad, Sai?
-Oh no-contestó-todo lo contrario, dice que yo era uno de sus mejores amigos.
Tsunade sustituyó su mirada de enfado por una de incredulidad y después por otra de alegría.
-¿Es eso cierto?-preguntó mirando a su sobrino.
-Sí.
-Eso es algo fantástico-dijo la mujer-nos puede ayudar mucho con Sai que le hables de cómo vivía él antes de perder la memoria.
Naruto asintió, sin saber muy bien que decir, en la vida había pensado que le pasaría eso, pero él no sabía que aquella Residencia encerraba muchas más cosas de las que él conocía.
A la misma hora, en la habitación de Sasuke…
Apenas lograba mantener un poco de control sobre su cuerpo y mucho menos de su mente desde el momento que dejó de tomar drogas, él creía que había sufrido el peor infierno posible en su casa hasta entonces pero aquello… aquello era peor que el fuego eterno, su cuerpo dolía y no respondía a señal alguna que le mandase su pobre cerebro, ni siquiera su cerebro era capaz de comprender lo que sucedía a su alrededor, solo gritaba por la necesidad de droga y por lo asustado que estaba frente a las ya permanentes visiones de su padre, que no dejaban de atormentarlo. Por lo menos ahora estaba mejor, hacía dos semanas n siquiera era capaz de procesar las imágenes que pasaban por delante de sus ojos, ahora al menos podía mantenerse sentado y contestar a las preguntas que le hacían las enfermeras o Tsunade, en sus visitas diarias cuando iban a ver como se encontraba.
Sinceramente, ni entendía cómo es que seguía vivo y cuerdo, todo lo cuerdo que podía estar una persona que ve a su padre muerto. Para él aquel mes había sido, y seguía siendo aún, una tortura física y mental constante, y lo había pasado todo él solo, a veces incluso había llegado a pensar que estaba muerto y había ido a parar al infierno a pagar por todo lo que había hecho. Pero a fin de cuentas no era nada nuevo, él siempre había estado solo y así seguiría, la gente era demasiado egoísta y cada uno solo miraba por sí mismo como para preocuparse por un despojo como él.
-Y siempre seguirás solo-la voz de su padre se hizo eco de sus pensamientos-porque eres un asesino.
Ya ni siquiera reaccionaba ante la voz de su padre, iba a seguir allí aunque él gritase o luchase porque se fuera.
La verdad es que Sasuke en el fondo sabía que no había estado tan solo, cierta molesta peli rosa había ido a su cuarto todas las noches. Al principio le había gritado que lo dejara en paz pero ella parecía no escucharlo porque seguía sentada junto a él y hablando, la mitad de las cosas no lograba entenderlas, por culpa de su torturada mente, pero a veces si lograba escuchar, ella le hablaba del día a día en la Residencia y que cada día lo notaba un poco mejor. Eso lo desconcertaba, ¿por qué ella, que no lo conocía de nada, iba todas las noches allí para contarle tonterías que a él ni le iban ni le venían? No lo entendía, no podía encontrar un motivo para la forma de actuar de la peli rosa. Él por supuesto nunca le hablaba a ella, de todos modos ¿Qué iba a decirle? No la conocía de nada y no le interesaba jugar a los amiguitos con nadie, ¿entonces por qué le daba tantas vueltas a la cabeza al tema? Tal vez fuera porque cuando ella estaba su padre se retiraba de su mente…
La puerta del apartamento se abrió, interrumpiendo sus pensamientos, y poco después lo hizo la de su cuarto. Sasuke ya estaba preparado para la revisión de la enfermera pero lo último que se había esperado es que quién entraba a visitarlo era aquella niña pequeña, Mai. La niña sonrió levemente y lo saludó alzando una mano. Luego caminó hacia él y se sentó en el lugar de la cama donde solía hacerlo Sakura.
El pelinegro se fijo que en sus dos pequeñas manos llevaba un paquete de galletas y una bolsa de patatas fritas. Sin ningún tipo de miramiento, la niña extendió las patatas hacia él. Sasuke se quedó quieto, sin entender muy bien lo que pretendía la niña, vamos, ni siquiera sabía qué demonios estaba haciendo allí. Al ver que él no reaccionaba ella insistió pero él continuó sin hacer caso. Frustrada, se sacó una pequeña libreta del bolsillo y un lápiz y empezó a escribir algo, luego se lo dio al pelinegro.
‘’Hoy es el día de las chuches, todos nos llevamos un montó a nuestras habitaciones, había ositos de goma, mis preferidos, y muchas cosas ricas, cogí un montón, y luego me acordé que tú como estás malito no podías ir a coger para ti, así que cogí algo para traértelo, te iba a dejar algunos ositos de goma pero están tan ricos que me los comí todos. ’’
Sasuke estaba incrédulo, en la vida alguien se había acordado de él cuando estaba enfermo y no podía valerse, ni siquiera su madre, que cuando él era más joven y estaba enfermo lo dejaba sólo en casa para ir a sus ‘’reuniones sociales’’.
Cogió la bolsa de patatas y el paquete de galletas con cara inexpresiva. La niña no dejó de mirarlo mientras comía y solo cuando terminó volvió a escribir en la libreta.
‘’Tengo que marcharme, si saben que he venido aquí me castigarán toda la tarde contra la pared, pero prometo que volveré, tengo que enseñarte a jugar con mi muñeca’’.
Y después de eso hizo algo que a Sasuke aún lo descolocó más, se acercó a él le dio un fugaz abrazo y se marchó corriendo mientras se oía su risa en la distancia.

18 de Mayo de 2011, Ciudad de Konoha, Residencia de Reintegración a la Sociedad, 11:30 de la noche.

Hacía un buen rato que Ino dormía, se había quedado agotada después de estar todo el día ultimando las cosas del baile que se celebraría en la Residencia dentro de unos pocos días, escuchaba su respiración desde el otro lado de la puerta, la envidiaba, ella no, hoy era una de esas noches en que los recuerdos no la dejaban dormir, los recuerdos… y los remordimientos, pero esa noche en concreto ningún recuerdo ni ningún remordimiento eran los culpables de sus desvelos, sino la añoranza, la añoranza de algo que nunca tuvo y que probablemente nunca tendría, amor.
Había sido Hinata, con su alegre parloteo sobre su novio, la que le había recordado algo que ella tal vez nunca llegaría a recibir, porque no era tonta, ella se consideraba como cualquier otra persona pero sabía muy bien que casi nadie estaría dispuesto a estar con ella siendo ciega, por no hablar de las cosas horribles que había hecho en el pasado, cosas que ni se atrevía a recordar. Era un monstruo, un ser humano vil y cruel que se merecía todo lo malo que le pudiera pasar.
No quería llorar, pero no podía evitarlo, la culpa y la infidelidad pesaban sobre ella como una losa y cada vez se veía menos capaz de soportar su peso.
El apartamento la ahogaba, así que salió y echó a andar, tal vez con cada paso andado podría dejar atrás un poco de pesar, pero bien sabía ella que no sería así, se podía huir de cualquier cosa menos del pasado. Al final se detuvo y se dio cuenta de que no sabía dónde estaba, había caminado sin rumbo y estaba perdida. Se dejó caer como un fardo al suelo y apoyó la espalda contra la pared, lloró con todas sus fuerzas, sin importar que todo el mundo estuviese en la cama o que alguien pudiese escucharla, le daba igual. Sólo quería que todo acabase, que se acabase de una vez.
Al otro lado de la puerta junto a la que se había sentado Sakura, Sasuke también permanecía despierto, pero él no estaba preocupado, siempre le había costado horrores conciliar el sueño, pero lo que realmente le ponía nervioso era que alguien se había puesto a llorar a moco tendido al otro lado de la puerta, ¿es que no tenían vida propia que tenían que amargarle más la suya? Al ver que el lloriqueo no paraba, empleó todas las fuerzas de su cuerpo para incorporarse, no estaba seguro de poder andar, pero si lo lograba echaría a aquel pesado del pasillo.
Abrió la puerta de muy mala gana pero se quedó quieto al ver que no era otra que Sakura la que estaba sentada en el suelo, llorando, como si algo horrible le hubiese pasado. La peli rosa escuchó una puerta abrirse y por un momento se quedó quieta, escuchando.
-¿Hay alguien ahí?-preguntó con voz nasal.
Tenía la cara llena de manchitas rojas y los ojos hinchados de tanto llorar. A Sasuke le fastidiaba la gente llorona y Sakura parecía ser una de esas, ya debía ser la segunda o tercera vez que la veía llorar en el poco tiempo que se conocían y eso la hacía aún más molesta.
-Si quieres llorar lárgate a tu cuarto que aquí molestas-le dijo.
-Así que eres tú-la escuchó susurrar pero no respondió nada-siento haberte molestado, ya me voy.
La observó levantarse y dar unos pasos hacia la izquierda, luego se detuvo de repente, con el cuerpo temblándole, y volvió a sollozar de nuevo. Sasuke rodó los ojos, ¿podía ser posible que eso le estuviese pasando a él?
-Lo siento-se disculpó ella entre lágrimas-pero estoy tan nerviosa que no recuerdo como volver a mi cuarto.
Oh, genial, ahora le tocaría hacer de niñera, eso o tenerla fuera en el pasillo llorando toda la noche. Se paró a pensar, él apenas si lograba tenerse en pie así que mucho menos podría acompañarla hasta su apartamento. Se llevó una mano a la cabeza y suspiró, no quedaba más remedio que dejarla entrar.
-Pasa, cuando te tranquilices te vas-le dijo.
La peli rosa dio media vuelta y asintió, entró en el apartamento después de él. En vez de ir al cuarto se sentaron en el pequeño sofá del salón, Sasuke se iba a ir a su cuarto y dejarla allí sola pero ella empezó a hablar.
-Soy un monstruo-dijo.
No supo porque pero aquella afirmación llena de pena y de culpa le heló la sangre, hacía apenas unos minutos él había estado pensando eso de sí mismo.
-Crees que tú eres un monstruo-continuó ella-pero yo soy peor, mucho peor.
-Que sabrás tú-se sorprendió contestándole.
Ella rio ácidamente.
-Sé muchas cosas, sé cosas sobre la pena y la culpa, llevo cargando con ellas desde hace cuatro años, ya te lo dije muchas veces, soy una mala persona.
Sasuke no podía entender que le llevaba a decir esas cosas, era una fastidiosa llorona y muy molesta cuando se lo proponía, pero en aquel corto tiempo que se conocían nunca la había visto hacer nada que perjudicase a los demás, muy al contrario, ayudaba, intentaba ayudarlo a él, y ese era el motivo de que esa chica lo desconcertase tanto, la ayuda desinteresada que ofrecía a todo el mundo que la necesitase.
-Antes de venir aquí, de quedarme ciega, hice cosas horribles-susurró aterrada.
Las piernas de Sasuke se estaban quedando sin fuerzas así que de mala gana tuvo que sentarse al lado de ella en el sofá, además, debía reconocer que la chica había despertado su curiosidad y él nunca sentía curiosidad por nadie.
-Lo que más recuerdo fue algo que pasó pocas semanas antes de mi accidente-dijo.

FLASH BACK
Era la 1:00 de la madrugada cuando Sakura llegó a la plazoleta en el coche de Kiba. Todo el lugar estaba abarrotado de gente y el sonido de las motos lo llenaba todo.
-Más te vale que ganes hoy Kiba-advirtió-o no volverás a verme el pelo, yo no ando con perdedores.
El castaño hizo una mueca de disgusto pero no dijo nada, nadie contrariaba a Sakura Haruno sin pagar consecuencias, y eso lo sabía él muy bien. Sin decirle una palabra se fue hacia el grupo de moteros, allí estaban sus amigos esperándolo con su moto, mientras Sakura se dirigió hacia donde estaban Karin y Tayuya.
-Pensábamos que no venías Sakura-dijo la última.
-No es que me guste frecuentar estos lugares asquerosos llenos de chusma-dijo haciendo una mueca de asco-pero a veces no se puede evitar.
-¿Correrás con Kiba?-preguntó Karin.
-¿Qué otra cosa sino puedo hacer aquí?-preguntó con desgana.
-Pues os deseo suerte, hoy han venido corredores muy buenos, ¿ves aquel de allí?-dijo señalando a un chico alto y fornido vestido de cuero y casco negros-dicen que es el mejor de toda la región y que es invencible.
-¿Ah, sí?-lo miró frunciendo el ceño-lástima que esta noche vaya a perder.
FIN DEL FLASH BACK

-Y claro que perdió-susurró-perdió por mi culpa.
Sasuke estaba a punto de mandarla al cuerno, ¿y eso era tan horrible? ¿Qué por su culpa una persona hubiese perdido una carrera? Esa tía estaba chalada.
-Antes de que empezara la carrera-continuó ella-él dejó sola la moto y yo fui y le truqué los frenos, la carrera empezó, Kiba me llevaba a mí de pasajera y él a una chica que yo no conocía, él iba ganando hasta que llegamos a la última curva, quiso frenar pero…
Tuvo que parar ante la incontable cantidad de sollozos que inundaban su garganta. Sasuke empezó a adivinar lo que había pasado.
-La moto se descontroló y fue a chocar contra un edificio, luego todo pasó muy rápido, los servicios de emergencias hicieron todo lo que pudieron pero ya era tarde, el chico sobrevivió pero ella murió en el acto, ¿y sabes en lo único que pensaba yo mientras se llevaban su cadáver?-preguntó con ira-en que mi novio y yo habíamos ganado la carrera, nadie nunca encontró al culpable del mal estado de los frenos ¡soy un monstruo!
El pelinegro se quedó callado, le costaba creer que aquella chica le estuviese diciendo la verdad. Se quedó mirándola largo rato mientras ella temblaba y lloraba, sus ojos, que eran incapaces de ver, estaban llenos de angustia y culpa. Era sobrecogedor y no pudo evitar verse a él reflejado en ella, la misma mirada, el mismo temblor, la misma sensación, él sentía lo mismo respecto a la muerte de su padre, él había muerto por su culpa.
-Yo también maté a una persona-susurró-maté a mi padre
Sakura guardó silencio, incrédula. Él también estaba sorprendido, ¿por qué había dicho eso? ¿Por qué le había contado eso a ella? Pero su boca había empezado a funcionar por su cuenta, incapaz de callarse, incapaz de seguir guardando dentro aquella culpa, porque aunque él se negase a verlo necesitaba compartirla con alguien.
-Mi padre vino a buscarme a una fiesta, yo estaba muy borracho y me negué a ir con él en su coche, me subí al mío y él también, yo sabía que estaba muy borracho y que no podía conducir, que podría matarme, pero no me importó, solo que no fui yo quien murió, sino él.
Fue como quitarse un peso de encima, aligerar levemente la carga que llevaba sobre sus hombros. Nunca antes se lo había dicho a otra persona, ¿para qué? ¿Para qué le dijesen lo que él ya sabía? ¿Qué era un asesino? Pero ella era diferente, porque arrastraba la misma culpa que él. Tal como había dicho ella, él también era un monstruo.
Ninguno de los dos dijo nada hasta pasado un buen rato. Sasuke empezó a sentirse ridículo, ¿qué estaba haciendo? Él no necesitaba ni la ayuda ni de la compasión de nadie y menos de ella, no necesitaba a nadie.
-Márchate-le espetó.
La peli rosa ya no lloraba, tenía sus ojos clavados en él, mirando sin ver, como había hecho otras veces. Le molestaba, le molestaba esa mirada de profunda y pena y comprensión con la que lo miraba, porque le hacía dudar de sí mismo, hacer y pensar cosas que nunca haría. ¿Quién era ella? ¿Por qué le hacía reaccionar así?
-Márchate-volvió a repetir, esta vez cargado de enfado.
-Estaría bien que soltaras tu dolor, no va a cambiar nada de lo que ha pasado-dijo ella acercando una mano insegura a su mejilla y acariciándola suavemente-pero al menos no te matará tanto por dentro.
Él se quedó de piedra cuando la peli rosa se acercó levemente a él y depositó un suave beso en sus labios, apenas si un roce de piel con piel, no había nada de burla o simple interés carnal en aquel leve roce, solo buscaba dar consuelo, pero Sasuke no estaba preparado aún para aceptar ayuda y mucho menos consuelo y ella lo entendía, lo sabía porque ella había hecho lo mismo, pero llegaría un momento en que necesitase a alguien, ella había tenido a Ino, y él la tendría a ella.
Ella no sabía que le había llevado a actuar así, creyó que las circunstancias la habían llevado a hacer eso, al igual que él no lograba ver lo que estaba pasando entre ellos dos, aunque no tardaría en darse cuenta.
En silencio y despacio retiró la mano de la mejilla del pelinegro y se alejó de él. Él quería estar solo y ella también necesitaba tranquilidad así que era momento de irse. Ninguno de los dos se despidió o dijo nada, la situación era demasiado incómoda. Sakura estaba avergonzada por la confianza que se había tomado al besarlo y él aún estaba sorprendido, incapaz de reaccionar ante el cúmulo de sensaciones que lo asaltaban. Solo volvió en sí cuando escuchó cerrarse la puerta del apartamento. Sakura se había ido dejando un inesperado vacío en la estancia.

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