— ¿Ah? ¿En serio? ¿Es por la zorrita por la que me dejaste? Lamento informarte que… hasta que no me des el dinero que yo te pido y no seamos amantes, vas a tener que soportarme. Si no, le diré a tu mujer que tengo un hijo tuyo no reconocido y a tus hijas que están esperando un nuevo hermanito… de mi —sonrió cínica.
Luego tocó el turno de peinar y maquillar y peinar a Meian , no sin antes vestirla.
Le había aplicado una pintura suave, no natural, pero sí que contenía blancos, dorados y rosados.