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Fugitiva en Morning Beach [AMOR] [AVENTURA]
Sugarbabe:
FUGITIVA EN MORNING BEACH
CAPÍTULO 1
NICKY
¿Tenía que continuar siguiendo las órdenes del profesor? Ya estaba harta del colegio y aún quedaban unos meses, pues estaba recién comenzando la primavera. Comenzó a ordenar sus cosas para guardarlas, y todos notaron de inmediato que lo estaba haciendo.
-¿Qué haces, Nicky?- le preguntó su compañera de al lado, extrañadísima.
-Me voy de aquí, ya no soporto- contestó con simpleza, sin parar de guardar sus cosas en su bolso.
-¿Sweeney?- preguntó su profesor, molesto y con el ceño fruncido, dirigiéndose a la adolescente que ya cerraba su bolso -¡Nicole Sweeney!- exclamó ya enojado golpeando la mesa, mientras sus compañeros miraban anonadados y en silencio cómo su compañera de clase dejaba la clase sin más. El profesor salió corriendo a la puerta y ella corrió aún más veloz, ya suspiraba de alivio.
Escapó a la puerta trasera del colegio luego de atravesarlo completo, se encaramó como pudo y en unos minutos estuvo fuera del colegio. Corrió, corrió y corrió, hasta que encontró un taxi y dió las indicaciones para llegar a su casa.
¿Casa? ¡Era más bien una mansión! Estaba ubicada en el barrio alto de la ciudad, y era grande y lujosa. Nicole entró velozmente, rogando para que su tía anduviera en casa. Dejó sus cosas en su habitación y corrió allá, no resistía las ganas de contarle acerca de su decisión. Por suerte, estaba.
La mujer de 50 años, de aspecto serio y duro, revisaba sus papeles y sus cosas en el computador.
-Hola, tía Monica- le dijo, a lo que la mujer sólo le dirigió una mirada. La chica se sentó en la silla al frente de ella, esperando para ser tomada en cuenta -Qué quieres- preguntó, parecía estar muy ocupada.
-Quiero que me apoyes en la decisión que he tomado- contestó Nicole, firmemente. Monica dejó sus cosas, para tomarle atención a su sobrina, mirándola con el ceño fruncido.
-Veamos, ¿de qué se trata?
-Hoy me escapé de clases. Estoy aburrida de ir al colegio, y...
-¿Disculpa? ¿Te escapaste de clases? Gracias por traerme más ocupaciones de las que ya tengo- reclamó enojada y sarcásticamente Monica.
-No, tía, no. No tendrás que ocuparte más de mí, lo prometo. He pensado en ir a vivir mi vida con la herencia de mis padres a la casa en la playa que me dejaron- dijo Nicole ante una Monica casi en estado de shock. Sin embargo, se apoyó en el respaldo para pensar antes de hablar -Piénsalo así. Sé que soy un problema más para tí y si me voy, todo éso se acabará. Recuerda que soy tu responsabilidad, así que lo único que pido es que administres para mí el dinero de la herencia de mis padres y yo no volveré más a ésta ciudad- continuó hablando Nicole, dejando aún más boquiabierta a su tía. Había estado planeando aquél plan hace 2 semanas atrás, y todo éso tenía sentido.
Monica había tenido que asumir la custodia de Nicole cuando sus padres murieron a los 9 años de la niña junto a su esposo Ernest, el tío sanguíneo de Nicole. Monica nunca había querido hijos en su vida apesar de estar enamorada de Ernest, pero él siempre había soñado con tener una niña, por lo que le resultó un placer recibir a su sobrina en casa.
Ahora que tenía 16 años, la muerte de sus padres enfatizó al pasar de los años el sentido de la vida que siempre le transmitieron sus padres: vivir la vida como una gran aventura. Nicole nunca disfrutó realmente pertenecer a la alta sociedad, sino que soñaba con tener una vida como la que habían tenido sus padres antes de hacerse ricos. Una vida más sencilla, disfrutando día a día a concho y deleitándose con las cosas simples, que pasan mientras todos se preocupan por el trabajo y las banalidades del mundo moderno. El único amor que vivía era el de su tío Ernest y el de sus dos amigas del colegio, Kiara y Maci. Sin embargo, soñaba con vivir el amor verdadero, con un chico que la aceptara y amara tal como ella es y con todo lo que trajera en su bolso.
Dejar ir a su sobrina no era mala idea, al contrario. Para ella no era problema administrar su herencia y no poner un peso de su dinero. Continuaría su vida con una carga menos, y sonaba maravilloso depronto.
-Mmm... Me sorprendes, sobrinita- dijo, sonriendo levemente.
-¿Qué dices? Dí que sí- la incitó Nicole con una sonrisa de petición.
-Lo pensaré- dijo Monica, bastante tentada y Nicole dió un aplauso de entusiasmo. Sus ojos se iluminaron de ilusión -Ahora, si me dejas trabajar...- insinuó, volviendo a sus papeles y a su computadora. Nicole simplemente se puso de pié y se retiró apresurada.
Monica la miró irse sonriendo maliciosamente, como la villana cuando sabe que tiene en sus manos a la heroína de la historia. No resistió las ganas de llamar a su esposo y comunicarle la "buena nueva". Al principio, él se mostró horrorizado por su niña, pero poco a poco, Monica fue dandole a entender que en verdad el destino de Nicole no tenía por qué continuar junto a ellos, por lo que era lo más sabio dejarla irse. Ernest sabía que Monica le decía esas cosas para convencerlo, pues tenía claro que hace años que su esposa quería a su sobrina lejos de allí. No obstante, era muy cierto que Nicole no tenía razones para seguir viviendo toda su vida junto a ellos, aunque estaba seguro de que iba a dolerle mucho dejarla ir.
Llegando a casa, necesitaba hablar con ella, por lo que fue de inmediato a verla a su habitación. La muchacha se lanzó a sus brazos como lo hace una hija con un padre, y él la estrechó más fuerte que de costumbre. Solían hablar de los eventos de su día aunque fuera unos momentos, en realidad se adoraban mucho. Nicole había encontrado en él a una copia de su padre, y Ernest había encontrado en Nicole a la hija que nunca tuvo. Le era muy difícil tocar el tema sobre su decisión, como también le costaba a ella.
-Nicky, escucha... Tu tía me contó que... tienes pensado irte de casa y dejar el colegio- comenzó Ernest, serio pero sereno. Nicole se puso nerviosa de inmediato.
-Tío, por favor, de verdad que no quiero volver al colegio- rogó ella.
-No te preocupes por eso, un tiempo menos en el colegio no importan- continuó él, haciendo suspirar de alivio a Nicole -Lo que me preocupa es que te vayas a vivir sola a la casa en Morning Beach- siguió, cambiando el tono a preocupado y angustiado -Aún eres una niña para mí, y no quisiera que nada malo te pasara... Pero también sé que en cualquier momento ibas a tener que tomar tu camino por tí sola...- dijo, con los ojos llenándose de lágrimas. A Nicole se le formó un nudo en la garganta, pero se aguantó las ganas de llorar -Te adoro, Nicole. Eres la hija que nunca tuve, y te deseo la mejor de las suertes- dijo Ernest con la voz quebrada y Nicole rompió en un llanto que no pudo controlar. Ernest la abrazó y lloraron juntos, antes de volver a la realidad.
Ernest y Monica comenzaron por sacar a Nicole del colegio, mientras ella se despedía llorando de Maci y Kiara. La siguiente semana, fue entre triste y feliz para Nicole. Sus tíos mandaron a limpiar y a hacer arreglos especiales para su sobrina en la casa de playa, y también mandaron una mudanza para dejar sus cosas.
El último día en la capital, Nicole lloró como nunca había llorado desde que sus padres habían muerto. Estaba dejando su niñez y parte de su adolescencia y vida, para ir al encuentro con su nueva vida en Morning Beach. El apacible atardecer la recibió con lo que quedaba de sol y de luz y con los típicos vientos marinos de primavera. Dió un hondo respiro cuando por fin se halló sola en la acogedora pero bella y distinguida casa de madera localizada en uno de los cerros del lugar, justo frente al mar. Cerró sus ojos para escucharlo y sonrió ampliamente por fin, ése era el primer momento de ensueño, de muchos que estaban por venir en Morning Beach.
Mística:
oooh, el capítulo te ha quedado genial a pesar de que lo haz escrito en un tiempo record xDDD. De verdad, tienes muy buenas ideas.
Para comenzar, me ha gustado Nicole, intrépida, sencilla y segura de sí misma. Ha tomado una enorme decisión que seguro la llevara a tener esas aventuras del título, las cuales por cierto no puedo imaginar. ¿Qué le depara su vida en la casa de la playa? ¿Cómo conocerá a ese chico con el que sueña?
Me gustó mucho la escena del tío y ella. El que su tío la quiera como si fuera su verdadera hija me enterneció mucho, qué bueno que tiene a alguien que la quiere así, pues supongo que ha de ser triste no tener papás. Pero esa tía es muy egoista por querer deshacerse de ella desde que la tuvo xDD.
Espero la continuación para saber qué sucedera en esa hermosa casa de la playa ewe.
Gracias por escribir esta historia y también por avisarme. Abrazos.
Nekros:
Hermosa historia :3
Concuerdo con Mistica,tambien me gusto Nicole
es una chica muy sencilla,me parecio agradable.
Ademas se escapo del colegio,todos lo hacemos xDD
con mas razon lo hizo ella
ya quiero ver que pasa en Morning Beach
deseguro que encuentra a una chica que le trata
de quitar a su amado Lol
Sugarbabe:
CAPÍTULO 2
EL CHICO DE LOS GIRASOLES
Su primera mañana en Morning Beach fue muy linda. Para empezar, no fue una mañana, pues despertó a eso de las 1 de la tarde. Se puso su bikini verde fluorescente y encima, una solera de mezclilla con pabilos delgados, cuya parte del busto tenía algunos pliegues y caía desde la base del busto, en ondas hasta la mitad de sus muslos. En los pies, sandalias abotinadas en blanco. No alcanzaba el 1,60 de altura, y era de contextura delgada. Su cabello lila y liso, caía un poco más allá del final de su espalda y sobre la frente tenía un flequillo recto. Sus ojos eran grandes, almendrados y de un impresionante turquesa, delineados por frondosas, largas y arqueadas pestañas que sólo aparentaban llevar rímel. Las mejillas y los delicados labios que contenían una casi perfecta dentadura, los llevaba siempre con un rosa natural. Cruzando su cuerpo, llevaba un bolso de mezclilla oscura en el cual llevaba un espejo, bronceador, su toalla y un poco de dinero. Éste dinero era parte de la mesada mínima mensual que le darían sus tíos según lo acordado, pues Nicole quería vivir más bien alejada del dinero.
Salió entonces a caminar hacia la playa, a pie. El día estaba soleado y ligeramente caluroso, con brisa marina corriendo. Estando ya abajo, pasó a comer un almuerzo liviano a una fuente de sodas: sandwich de atún en pan integral con palta, tomate y lechuga, y un vaso de jugo de piña natural.
Posterior a su feliz desayuno, caminó unas cuadras a la playa. En la Avenida principal al frente de la playa, se encontraban un muchacho, una muchacha y un niño trabajando en plena calle. Ambos muchachos hacían malabares con varias pelotas de colores en conjunto y por separado arriba de monociclos, mientras el niño ofrecía limpiar los vidrios de los autos en un rápido movimiento. Se notaba que eran hermanos, o por lo menos, parientes cercanos. Los tres eran de piel blanca y tenían los ojos celestes, pero diferían en el color de su cabello. El muchacho y la muchacha lo tenían anaranjado, mientras que el niño lo tenía azulado. El muchacho aparentaba unos 18 años y medía algo así como 1,70 y algo de altura. De contextura delgada, llevaba el cabello corto y revuelto, junto con una nariz roja de payaso. La delgada chica debía tener unos 14 años, era un poco más alta que Nicole, su cabello liso iba amarrado en una trenza que llegaba hasta sus codos y llevaba flequillo en punta sobre su frente. El niño parecía tener 7 años, era pequeño y delgado.
Nicole y el chico cruzaron miradas y por un momento, se detuvo el tiempo. Sintieron una conexión innata, pero la ignoraron de inmediato al darse cuenta de que estaban despiertos. Él continuó su trabajo y Nicole siguió su camino hacia la playa. Era su playa preferida, la adoraba. Las arenas cálidas eran blancas y las aguas justo del color de sus ojos, tibias y apacibles. Había muy poca gente, sólo los habitantes de por allí, pues aún no era época de vacaciones.
No resistió, se quitó el vestido y las sandalias y dejándolo escondido en un roquerío junto a su bolso, se zambullió en el mar. Nadó muchísimo y en todos los estilos por un par de horas, pues cuando era pequeña tomó clases de natación y nunca olvidó nada. Después, tomó sus cosas del roquerío y sacando su toalla, se dispuso a tomar sol. En un momento, se incorporó para mirar el mar y sus alrrededores. A su lado, se encontró un maravilloso girasol esperando por ser tomado y a lo lejos, un niño corría saliendo de la playa. ¿Alguien la había estado observando sin que se diera cuenta y le había dejado un girasol en galante señal? Qué misterioso. Varios chicos la habían cortejado antes, pero era primera vez que uno le regalaba una flor. Además, los girasoles eran sus flores preferidas y crecían como vegetación natural junto a otras flores y plantas en los alrededores de la playa y los cerros. Una linda coincidencia que la hizo sonrojar, claro. Tal vez, pronto iba a conocer al chico del girasol y se moría de curiosidad al pensar en éso, pero de inmediato cambió su actitud. Debía dedicarse a disfrutar y a vivir su vida en Morning Beach, pues el amor iba a llegar cuando ella menos lo esperara.
Después de pasar la tarde tomando sol, cuando su bikini estuvo seco, decidió volver a casa a tomar su bicicleta y andar en ella por los alrrededores. Al caminar a casa, notó en la Avenida Principal a los trabajadores de la calle y volvió a cruzar miradas con el chico. Ésta vez, él dibujó una sonrisa que hizo a sus ojos volverse más pequeños y rasgados de una manera muy especial, haciendo sonreír también a Nicole. En casa, dejó el girasol en un florero de vidrio, tomó su bicicleta y bajó a andar a la playa. Pasando nuevamente por la Avenida principal, ella y el chico se miraron por tercera vez, sonriendo de nuevo. Ahora, él descansaba junto a la chica y el niño, quienes también le sonrieron. Nicole continuó a velocidad moderada, pero unos momentos después, escuchó a alguien corriendo tras ella.
-¡Oye, tú! ¡Niña linda!- exclamó la voz de un niño. Nicole se detuvo sorprendida y volteó para darse cuenta de que era el niño limpiador de vidrios. Traía otro girasol en su mano -Es para tí- le dijo, alcanzándoselo con una amplia sonrisa. Nicole sonrió, sonrojándose.
-¿Otro más?- le preguntó esperando respuesta, pero el niño sólo la miraba en silencio -¿Quién lo ha enviado? ¿Tu amigo con el que trabajas?- indagó.
-¿Mi hermano? No, mi hermano no fue.
-¿Entonces?
-Es alguien que dice que eres la muchacha más linda que ha visto en su vida- dijo con simpleza el niño, y se fue corriendo.
-¡Oye, niño! ¡Dile que está bien si me habla, no muerdo!- le exclamó Nicole, luego de sonrojarse el doble ante el comentario del niño. El pequeño continuó corriendo y ella siguió andando en bicicleta, aún sonriendo. ¿Quién era el que le enviaba los girasoles? Esperaba conocerlo en verdad, por fin haría amistad por esos lares.
Mientras tanto, el niño llegó donde sus hermanos, quienes terminaban su trabajo para dejar a los autos pasar.
-¿Se lo entregaste, Jacob?- le preguntó el muchacho al niño.
-Sí, dijo que no muerde y que puedes hablarle.
-Háblale, Daniel- lo alentó la chica.
-No creo que sea buena idea.
-¿Por qué? Podrían conocerse y ser amigos, ¿no?
-Alice, ¿no entiendes que nuestro hermano quiere ser su novio?- preguntó Jacob. Daniel rió sonrojado.
-No estaría mal ser su novio, pero éso no se puede conseguir al instante- le explicó.
-Por éso, hermano. Por algo se empieza- dijo la niña, y el semáforo cambió -Ya, a trabajar de nuevo- les dijo, y fue seguida por ellos.
Nicole se tomó casi toda la tarde recorriendo los confines de Morning Beach, una localidad muy exótica. Contaba con cerros y dunas, bosques, zonas campestres y zonas urbanas además de la paradisíaca playa. Aprendió otro camino para volver a casa, por lo que se preparó una ensalada de frutas para luego bajar a pié nuevamente a la playa. Estaba atardeciendo y se estaba volviendo frío, por lo que se puso un bolero tejido blanco. Guardó sus pocas pertenencias en un pequeño bolsito de mezclilla cruzado, y bajó a la playa. Le causaba mucha curiosidad el lugar donde vivían los chicos de la Avenida principal y planeaba seguirlos. Sólo esperaba que no fuera muy lejos. Se escondió donde los pudiera ver, y ellos dejaron su trabajo en unos momentos. Nicole los siguió a su casa, que estaba ubicada más allá del final de la playa, escondida en un bosque. Era una casa descuidada y más bien pobre. Luego de que entraron sin darse cuenta del seguimiento de Nicole, ésta última se acercó a mirar por las ventanas. Mientras Alice ordenaba todo, Daniel cocinaba lo poco que tenían para comer, que era la mitad de un paquete de arroz y unas pocas salchichas. Nicole se deprimió. Estaba consciente de que existía gente que comía poco, pero jamás había visto a chicos como ella en esa situación.
Derrepente, sin querer hizo bulla con unas hojas y ramas en el suelo, lo que de inmediato percibió Isaac. Preocupada, Nicole salió corriendo, pero tropezó con una roca y cayó de bruces al suelo. Daniel se había asomado a ver quién andaba, y de inmediato reconoció a la chica de la playa levantándose.
-Hola, ¿estás bién?- preguntó acercándosele, y la ayudó a ponerse de pié amablemente. Nicole levantó la vista y se miraron en silencio por unos segundos. Ella era simplemente maravillosa, y olía deliciosamente a una mezcla entre vainilla, canela, manzanas y limón. Para ella, Daniel no era de lo más guapo porque en verdad no lo era, pero sí lo era en cierta medida y algo había en su mirada y en su expresión que le encantaba al instante.
-Estoy bien, gracias- sonrió apenada y avergonzada Nicole, sonrojándose.
-¿Por qué no golpeaste la puerta? ¿Quieres pasar?- preguntó el chico, sonriendo embelesado y sonrojado.
-¿De verdad?- preguntó ella, sorprendida y entusiasmada. Daniel asintió.
-Yo soy Daniel, ¿tu nombre?
-Nicole, pero dime Nicky- sonrió, y Daniel la dirigió a la entrada de la casa. Jacob los esperaba con una gran sonrisa.
-Hola, tú eres la niña linda- dijo, sonrojado. Había encontrado a Nicole tan linda como la había encontrado Daniel. Ella rió y asintió.
-Nicole o Nicky, como tú quieras.
-Nicky. Yo me llamo Jacob- dijo el pequeño, cuando entró seguida por su hermano y él cerró la puerta. En éso, apareció la chica desde el pasillo.
-Hola, mi nombre es Allice. ¿Y el tuyo?- preguntó, con una sonrisa.
-Nicole, pero pueden llamarme Nicky.
-Nicky, lindo nombre- comentó la chica. Nicole rió levemente, lo que hizo a todos reír también -Puedes tomar asiento- le dijo, indicándole el sillón. Ella se sentó, y los chicos se sentaron cerca. Daniel se sentó al frente y se miraron fijo.
-Tú me enviaste los girasoles- afirmó, haciendo sonrojar a Daniel.
-No, para nada- contestó él tranquilamente.
-Mmm.
-¿Vives por aquí? Nosotros nacimos aquí y nunca te habíamos visto- preguntó Alice. Nicole negó con la cabeza.
-Soy de King Town, llegué ayer aquí.
-¿Y cómo es la capital?- preguntó Jacob.
Así comenzaron a llenar de preguntas a Nicole, la que respondió encantada. Les contó que tenía 16, mientras que Daniel tenía 17, Alice 15 y Jacob, 8 años. Ella les mencionó aspectos generales sobre sí misma y sobre su venida a Morning Beach, y se dieron cuenta de que tenían mucho en común con ella. Todos eran huérfanos, pero al menos Nicole tenía a su tío que la adoraba. Los hermanastros no tenían familiares que se preocuparan de ellos, sólo se tenían a ellos mismos. La casa donde vivían había pertenecido a ellos y a sus padres, y estaba bastante descuidada, se notaba la soledad y la falta de recursos de los 3. Al menos tenían un techo bajo el cual vivir.
Los chicos comieron e invitaron a comer a Nicole, pero hubiera sido un abuso si se pusiera a comer junto a ellos. Sólo se dedicaron a conversar, compartir anécdotas, reír y conocerse un poco. Cuando ya era algo tarde, Daniel se prestó deseoso para ir a dejar a Nicole a la puerta de su casa. La escencia de Daniel le recordaba a Nicole a sus padres, y sentía cosas por él que no podía describir. Nicole era para Daniel la chica a la que siempre había soñado encontrar, ahora esperaba tener su amor algún día. Se despidieron en la entrada con un delicado beso en la mejilla y Nicole los dejó invitados para tomar desayuno con ella en casa.
A la mañana siguiente, Nicole tomó un baño, se vistió y preparó el desayuno. Waffles con salsa de chocolate, crema y frutillas, tostadas con mantequilla y leche fría. Estaba terminando de llevar todo a la mesa, cuando sonó su timbre. Eran los chicos. Éstos la saludaron entusiasmados y emocionados con lo que había cocinado. Se sentaron a comer hambrientos y disfrutaron cada bocado y sorbo del desayuno, sin parar de conversar y reír entre ellos.
Nicole se volvió una más de ellos. Pasaba sus días compartiendo con ellos, acompañándolos en su trabajo y también bañándose y tomando sol en la playa juntos. Luego de casi un mes, ella los invitó a vivir a su casa. Después de todo, estaba sola y no tenía con quién compartir todo lo bueno que tenía en casa. Ésta tenía 5 habitaciones, por lo que cada uno de los hermanos pudo tener la suya. Sin embargo, iban a tener que aprender a arreglárselas para vivir con la mesada mínima de Nicole y con el dinero del trabajo de los chicos.
Durante casi 2 meses, la convivencia no se hizo para nada difícil, al contario. Nicole y Alice se volvieron muy buenas amigas, casi hermanas. Jacob veía a Nicole como una mezcla entre hermana mayor y amor platónico, y ella lo veía casi como su hijo. Entre Daniel y Nicole había algo extrañamente inevitable. El uno se conectaba y complementaba de una forma natural y hermosa. Era todo un romance inocente, aunque ninguno de los dos lo reconociera. Hablaban y reían por montones, jugaban, se abrazaban, se acariciaban y se besaban en la mejilla, en la frente y en las manos. Ambos empezaban poco a poco a darse cuenta de que el amor había llegado a sus vidas inesperadamente, y era realmente maravilloso.
Un atardecer de domingo que descansaban en la playa, depronto Daniel les dijo extrañamente que los esperara. A los momentos después, volvió con 5 girasoles en mano. Nicole rió nerviosa y sonrojada, finalmente confirmaba que él era el chico de los girasoles. Él se le acercó sonriendo ampliamente y también sonrojado, mientras Alice y Jacob miraban enternecidos y emocionados. Daniel le alcanzó el ramo y Nicole lo recibió de inmediato.
-Así que tú eras el chico de los girasoles- dijo Nicole.
-Y tú eres la muchacha más linda que he visto en mi vida- le dijo Daniel. En un impulso, Nicole se lanzó a sus brazos y posó sus labios sobre los de Daniel. Él la recibió en un delicado abrazo y respondió al suave y tierno beso. Sin duda, para ambos era el primer beso de amor verdadero.
chibit:
Esta buena la historia, me confundi cuando decia Isaac y luego Daniel...pero bueno, solo un pequeño consejo separa los dialogos para que sea mucho mas comodo leer y uno no se pierda, es un consejo, todo lo demas perfecto esperare el proximo capitulo, porque escribes muy bien.
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