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Diosa de la caza
Snade:
PROLOGO
—Hola, maldito bastardo — Mencionó la chica que colgaba del techo de piedra de un túnel que estaba por debajo de la casa antigua a la que debió invadir con su presencia y la de las otras personas de su despiadado equipo. Al pronunciar eso, inmediatamente se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja, bastante macabra a decir verdad y apretó el gatillo del subfusil que había utilizado tantas veces para agujerear la cabeza de muchos de esos bastardos, como lo consideraba ella.
La sangre que disparó para todos lados producto de que la cabeza de ese sujeto explotara por completo como un zapallo que chocaba contra el suelo, mojó por completo el rostro de la muchacha, que de sangre fría y cruel para hacer su trabajo, siguió sonriendo con cierta emoción al haber efectuado tal atrocidad, normal para ella y el pan de cada día que la sustentaba como cualquier otro trabajo.
Suspiró pesadamente cuando el cuerpo del infortunado sujeto cayó para atrás sin la cabeza. Desajustó un poco el arnés del techo y bajó al suelo para recoger el arma del difunto. Se llevó un dedo a la punta de la nariz y se daba ligeros toquecitos, mientras pensaba quién tenía que ser el próximo que iba a derribar. Todos eran unos hijos de puta que contribuyeron a su sufrimiento en un corto pasado, y no tendría ni la más mínima compasión. Ejerció presión con el dedo en la nariz también.
—Y también adiós — Pronunció sin ningún tipo de sentimientos.
Corrió hacia el otro extremo del pasillo del túnel, escondiendo su humanidad en la oscuridad, disparando con silenciador desde las sombras solo cuando era necesario hacerlo. Pero al final, de vez en cuando, terminaba descontrolándose al dejar llevarse por las ganas y el placer de derramar sangre, finalizaba sus acciones macabras con más muerte todavía.
De repente, mientras estaba en un profundo frenesí, recibió un mensaje a través del Walkie-talkie.
—Concéntrate, Artemis.
—Soy más que un mero instrumento de trabajo — Pronunció ella pisando el charco de sangre y bailando lo más campante sobre él.
Hubiera amado tener ropa blanca en ese momento, para que las manchas brillaran en la tela clara…
Nostalgie:
Hola, vi el título, el que me pareció interesante. No leo lecturas que sean tan sangrientas y fuera del personaje sanguinario, el que obviamente debe ser así, pues el título alude a eso, tu redacción me gustó bastante. Buena ortografía, ideas bien planteadas y definidas. Te felicito por tu buen trabajo.
Mas veo que hace tiempo lo publicaste. ¿Debo esperar continuación?
Snade:
Para continuar esta historia había estado esperando una respuesta. Dios escuchó mis oraciones je...
Gracias por pasarte , aunque la temática no sea de tu preferencia. Pero no todo será sangre.
CAPITULO UNO
Esa misión en pleno día –o madrugada– laboral había sido fantástica. Pude completar mi objetivo con una facilidad increíble, llegando a creer que todo ese equipo e instrumentos de espionaje que me habían dado para traer consigo, habían estado de más durante la operación de eliminación.
La ejecución de aquel enemigo en manos de la organización “Las sombras perdidas”, en la cual trabajaba yo cumpliendo la función de ser la segunda cabecilla al mando de uno de los equipos más importantes de la formación de esta, llegó a ser un completo éxito.
Me habían asignado la labor de eliminar a los enemigos que custodiaban celosamente los túneles bajo tierra de la mansión en la que residía el sujeto a quien debíamos borrar de la existencia, que también servían como vía segura de escape , no solamente como un montón de caminos secretos en los que podías llegar a perderte. Pero pronto ese panorama no tardó en cambiar gracias a mi estratégica intervención: No solo me encargué de llevarme puestos y por delante a todos esos tipejos que tanta repulsión me daban, sino que también cabe destacar que pisé ferozmente cada una de sus cabezas y convertí aquellos túneles en catacumbas , recientes , pero catacumbas igual.
A pesar que mi superior me echó la bronca por haber estado haciendo mucho revuelo allí abajo, no me dijo nada cuando despejé el terreno de aquellos molestos guardias.
Aunque al encontrarme cara a cara con algunos miembros del resto de mi equipo, me quedaron mirando un poco estupefactos por la tranquilidad que irradiaba mi rostro a pesar de estar, literalmente, bañada en sangre.
Consideré que no debían sorprenderse de nada, puesto que éramos unas lacras que solo nos ofrecíamos como prostitutas baratas por dinero y a veces por el mero gusto de reventar a alguien (o algunos). Y yo, personalmente, más que hacerlo por dinero, lo hacía sencillamente por la inmensa adrenalina que me causaba eliminar a alguien, el poder que podía sentir recorrer por mis venas, e incluso aquel remolino de emociones que se experimentaba cada vez que seguía haciendo ese tipo de fechorías; pero la razón principal, es porque yo consideraba que ya no tenía un corazón. Me explayaré más detalladamente un poco más adelante. También podría agregar que otra de las razones primordiales era que, sencillamente, tenía un odio irracional acumulado en mi interior, tan, pero tan grande, que terminaba desquitándome de la peor manera para aliviar esa sed de sangre que tan latente estaba en lo más profundo de mi alma.
Sin embargo, nadie emitió opinión alguna. Siquiera debían comentar una palabra, puesto que nuestro trabajo era así, impredecible en cuanto a las acciones de sus miembros, pero bastante predecible su resultado. Todo terminaba en muerte y no había más que agregar. Cualquier frase era estúpidamente innecesaria.
Evidentemente estaban muy enojados conmigo, supongo que tal vez por el escándalo que me podría haber ahorrado; ahora ya estaba. No había vuelta atrás. Y juraría hasta por mi madre que los sonidos de los huesos de las cervicales de esos sujetos quebrándose como un palito de helado no habían siquiera resonado a través de las paredes de los túneles, que como ya he mencionado anteriormente, se conectaban entre sí.
Seguimos nuestro camino sin problemas, incluso dándonos el bendito lujo de correr, manchándonos las botas de sangre y dejando atrás aquel rastro de muerte que yo misma había causado con mis propias manos y con ayuda de armas con silenciador.
Cuando llegamos a los salones principales de la mansión, en vez de quedarnos todos juntos para que nos eliminaran de una, nos separamos y fuimos a distintas habitaciones que también se enlazaban con otras y así.
Nos cercioramos de que los explosivos que habíamos colocado unas semanas antes mediante un infiltrado, estuvieran allí aun. Y sí, se encontraban como si nada en su lugar. Solo faltaba mandar la orden a “Tenete” (que así se hacía llamar el que detonaba los explosivos; ridículo, lo sé) por medio del transmisor de mano para que volara todo en mil pedazos. Pero primero debíamos encontrar al señorito al cual asesinar.
Fue demasiado fácil: no habían sirvientes a esa hora y todos los que custodiaban la mansión estaban afueras o muertos en los pasadizos de los túneles bajo la inmensa casona.
Me sorprendió gratamente que al encontrarlo, el tipo me mirara fijamente al rostro como si nada estuviese pasando. Parecía que ya había estado pensando que ya le llegaba la hora y que tenía sus miserables minutos contados.
Yo tampoco le quité los ojos de encima.
No era hora de compadecerse de un viejo traficante de drogas, mujeres y niños.
— ¿Sabes? Los perros deben comer balas — Le dije con una mueca asquerosamente típica en mi cuando llegaba el momento de apretar el gatillo y vaciar por completo el cargador en ese pedazos de basura, no tan distinto a mí, pero por lo menos yo no hacía rameras a las mujeres que secuestraba.
Salí de la habitación luego de eso.
—Dile a Tenete que active la cuenta regresiva. Debemos salir — Me dirigí hacia un compañero que recién había llegado al oír mi voz haciendo semejantes declaraciones mezcladas con evidente burla en mi tono.
Y así fue como nos escapamos: por donde vinimos, los túneles (Ahora “catacumbas”), sin siquiera ser descubiertos por nadie.
Oh Dios, mataría de nuevo para ver la cara de esos granujas cuando observaran el estético agujero que había dejado en la cabeza de su amado jefecito. Seguramente querrían buscarnos y arrancarnos la cabeza con las manos, usar nuestras orejas para hacer un guisado o quien sabe… Pero no podrían. “Las sombras perdidas” éramos unos expertos no dejando huellas de ningún tipo que levantara sospechas de que habíamos sido nosotros los homicidas. Todo era un mágico secreto que se guardaba celosamente a la perfección entre sus miembros y cualquier archivo sobre eso, se eliminaba al instante para evitar futuros dolores de culo.
Una vez que salimos, la mansión voló por los aires, con guardias y todo.
Un día cualquiera de trabajo, solo que más sencillo y prácticamente regalado.
Nostalgie:
Ah, pues aquí está mi respuesta a este capítulo. ¿Qué puedo decir? Como el anterior, muy bien redactado y vaya, esta chica sí que es una asesina sin corazón, pero, ¿será verdad que no tiene corazón? ¿Ese corazón figurado en donde se vierten todas las emociones? No sé. Se ve que le gusta lo que hace, sin embargo, así como siente esas emociones al matar, podría sentir otras que la llevan a no querer hacerlo.
Auch, pobres perros, ¿cómo que ellos deben comer balas? Hay perritos que se portan mejor que un humano... comentario hecho sin deseos de ofender a nadie :)
Mmm, en mi país, la palabra culo es una mala palabra, ofensiva a los ojos y oídos, aun cuando esté en el diccionario xD. Vaya esto de las culturas.
Snade:
CAPITULO DOS
Al llegar a mi casa tuve bastantes pesadillas al respecto, pero había una especial que me había dejado carcomiendo por dentro. Seguramente lo que había sucedido en los túneles de la mansión me había afectado un poco, pues la conciencia no paró de recriminarme en toda la noche mediante sueños que yo no era mejor que aquellos a los que le había tomado la vida como si nada valieran. Incluso comenzaron a zumbarme los oídos de tal forma que creí que el cerebro me estallaría en mil pedazos.
—Perfecto— Mencioné entre sueños, tal cual cómo puedo recordar.
Soñé que estaba corriendo en medio de la noche, en un barrio común de una de las pequeñas ciudades de donde estaba viviendo ahora, percibiendo como el aire se tornaba sumamente denso, irrespirable; y las calles se ondulaban de tal manera que parecía como una especie de distorsión de los sentidos, o más bien, de la realidad. Pero lo curioso es que yo podía permanecer de pie como si nada estuviese pasando, incluso caminar y correr.
La oscuridad de aquella calle se volvió tan cerrada que apenas podía ver exactamente de que era de lo que estaba huyendo. Algo en mí decía que de ese manto negro saldría algún ser espectral que infligiría daño sobre mi persona y no tendría compasión a la hora de atacarme en cuanto me atrapara.
Paré de correr y observé un punto determinado, con un espanto terrible, esperando lo peor, como si yo no pudiera utilizar mis piernas para huir de ese pavoroso destino. Y definitivamente, un ser oscuro, malintencionado y nefasto dejó de fusionarse con la negrura y se dio a mostrar con arrogancia ante mí, teniendo el atrevimiento de hacerlo también ante la débil luz de la luna en el cielo, pero a una distancia considerable, donde pude notar sus brillantes fieros ojos carmesí; tan rojos como la sangre que derramaba constantemente debido a este sucio y deshumanizado trabajo. Era un miserable perro, un perro negro salido de la boca del averno, un can Cerbero mandado por la mismísima muerte , que venía por mí para hacerme pagar mis crímenes y absorber mi alma, y así , finalmente ,acompañar a las incontables y desdichadas vidas que yo también tomé.
Antes de siquiera emitir un grito de agonía, en un milisegundo, el can, a una velocidad inhumana, me atrapó y devoró de tal manera que nunca más en la vida podré olvidar…
No cabe la duda de que desperté muy sobresaltada por esa experiencia. Podría calificarla hasta de traumática.
Era hora de hacer lo que acostumbraba cada vez que me surgían estas situaciones: ir a prepararme un café.
Ya sé lo que puedan llegar a pensar de mi: “¿Cómo una persona puede ingerir cafeína estando nerviosa?”, “¿Es que no te das cuenta que así dormirás menos?”, entre otras cosas de las que tienen razón… Pero yo no quería volver a dormirme, porque no quería de nuevo vivir esas ilusiones que parecían más una catastrófica realidad.
Me levanté con un terrible mal humor, pero a la vez una calma inhumana que surgía de mi mente para no perder la cabeza. Supongo que son los efectos secundarios de llevar una vida de asesina a sueldo constante, día y noche o según la hora que tocara salir a la calle.
Fui hacia la cocina del pequeño mono ambiente y calenté el agua, y la dejé allí hasta que casi hirvió.
Mientras tanto fui pensando en la vida que podría haber tenido anteriormente si mis padres hubiesen sido otras personas; principalmente mi padre, si hubiera sido de otra calaña en vez de un asqueroso mafioso. Pero, ¿Por qué pensar en tiempo pasado y no de forma actual? , así que volví a reformular mi pregunta: ¿Qué sería hoy día de mí?
Empecé a recordar algunos fragmentos de mi infancia, incluida la internación (que mencionaré también más adelante) y posteriormente a eso. Que hacía de todo para llamar la atención de papá y que a raíz de eso, fui descubriendo cada vez más y más las cosas que podía hacer yo. Y cuando fui creciendo, incluso las que abarcaban un nivel de peligrosidad enorme, como lo es el manejo de armas blancas y entonces, también las de fuego.
También las cosas buenas, como mis clases de caligrafía japonesa, arreglo floral, poesía, danza moderna y patinaje artístico, entre otras.
Entonces, llegué a la conclusión que mi vida había dependido netamente de la porción de atención que me daba mi papá y que hacía hasta lo imposible por ser la mejor en todo, la niña perfecta e ideal, solo para complacer sus expectativas, que hasta el día de hoy no sé si realmente lo logré o si alguna vez tuvo esas exigencias para conmigo.
Mi cabeza se había convertido en un terrible caos de reflexión en menos de lo que canta un gallo. Eso me causó cierto dolor en el pecho, puesto que odiaba cuando me ponía así de melancólica por un pasado que siquiera era digno de presentarse en mi vida actual. Pero, lamentablemente, todo tenía que ver y hacía conexión con este presente maldito del que también quería huir. A su vez parecía que yo no quería cambiar esto y por eso seguía estando así como estaba, porque enfermizamente lo quería.
Finalmente, terminé de beber todo mi café. Me tiré en mi puff favorito y eché la cabeza hacia atrás, símbolo propio del cansancio y el estrés.
Agarré el control de la radio y le puse “play” al primer CD de los tres que estaban puestos en la compactera. Por fortuna, la voz del cantante que empezó a resonar a lo bajo en la habitación era uno que me llenaba mi oscura vida de un alegre optimismo.
Sonreí tontamente al oír la letra de su canción. Simplemente parecía que me describía a mi misma…
La letra trataba de una chica que era una fugitiva, pero no especificaba de qué sino hasta el final del single. Describía con animosidad mezclada con un tono áspero y triste que esta persona, la chica, había llegado a “nuevas tierras”: un parque de diversiones mágico, donde todo lo que deseabas que ocurriera, hasta la más impensado, sucedía. No había motivos para desear algo malo, puesto que absolutamente todo lo que veías y sentías a flor de piel era divertido porque era todo tan único y real que no deseabas estar en ninguna parte más. Allí el tiempo transcurría rápido, puesto que toda la fantasía que habitaba en ese lugar te hacía feliz. La chica, al envejecer, y notar que estaba hecha un trapito, se miró al espejo, para descubrir que nada más todo había sido un delirio con el que había intentado tapar sus errores, para así no sufrir más; y de quien se había fugado realmente, había sido de ella misma y sus dolencias, además de la realidad, pero nunca había podido enfrentarlas para superarlas, por la distracción que le provocó su presuntuoso ensueño.
Desde que había venido a Dublín, que mi vida era así, como la desdichada chica de la canción de aquel artista al que tanto admiraba. Quién iba a decir que un simple intérprete salido de la nada iba a dar en el clavo en alguien como yo…
Por cierto, si no lo he mencionado antes, lo haré ahora: Es la primera vez que estoy en Escocia, luego de que pasara aquel terrible incidente en el hospital privado de la capital, en Tokio –cosa a la que me referiré también–. Antes de eso, estuve un tiempo en Alemania, donde terminé la escuela secundaria y empecé con este oficio debido a mis habilidades innatas para este negocio.
Miré por la ventana. Ya había amanecido.
@Nostalgie , ¿Qué puedo decir? Simplemente se irán develando más cosas sobre la personalidad de esta chica a medida que avance la historia. Pero puedo asegurar y tener la certeza de que sigue siendo una persona , aun muy en el fondo.
Es cierto , los perros no tienen culpa de nada... pero imagínate estar en una situación así , ¿Que otra cosa se le hubiera podido ocurrir con la adrenalina? xD.
Pues habla así por malas compañías , supongo...
En fin , gracias por pasarte.
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