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[+18]*Poisonous Blood: 1.Renacer*[S&S]
Dresti:
Historia: Poisonous Blood: 1.Renacer
Autora: yo, Dresti, y nadie más xD
Género: Romance y sobrenatural
Clasificación: +18
Advertencia: Lemon, tortura, violencia y lenguaje obsceno, en ocasiones OoC.
Publicaciones: MundoSasuSaku, ArteAnime y anteriormente Fanfic.es(hasta k borraron mi cuenta)
Holaa people!! bueno komo ya casi alcance el ritmo k llevo en otras paginas de mis otros fics k tengo aki(Exoticos Placeres y Seduccion ¿el dia o la noche?) pues voy a ir subiendo ste y mas tarde subire todos los demas k me kedan(buff) este fic sta dividido en dos: esta k es la primera parte y esta terminada y luego la segunda k sta inacabada y la subire kuando termine sta, si algien kiere adelantar en la historia puede leerla en mi foro: arteanime.foroactivo.com y ahora si os dejo leer, nos vemos^^
1.
Era de noche y como de costumbre caminaba sin apenas hacer ruído por las anchas y solitarias calles, de hecho él estaba acostumbrado a la soledad y la oscuridad, había sido siempre así desde que su memoria le permitía recordar.
Llevaba un traje de cuero negro y las manos metidas en los bolsillos, la típica pose de ''Ay, que sexy soy'' y no era para menos, pues siempre había tendio éxito con las mujeres, no había ni una sola que se le resistiese, ya fuese por esa nívea piel blanca, por ese brillante pelo negro, pos sus ojos, su cuerpo, sus labios...
Sus labios, objeto de deseo de tantas mujeres..., si al menos supiesen cual era su verdadero fin para con ellas seguro que no se ofrecían a que él las llevase a casa.
Como la chica de aquella noche, si, había pasado un buen rato con ella pero acabó como todas las demás.
Notó una presencia a su espalda y se giró, quedando cara a cara con el que tiempo atrás había sido su hermano mayor y el cual ahora era su ''superior'' por llamarlo de algún modo, ya que llevaba unos cuantos años en ''paro''.
-Supuse que andarías por aquí, nunca cambias tus hábitos Sasuke.
-Hmp, y tú sigues siendo igual de mal educado que siempre, ¿qué no sabes respetar el terreno de los demás?
-Nadie está invadiendo tu propiedad solo he venido a decirte que tienes trabajo.
Sasuke no se movió.
-Eperaba un poco más de alegría, no sé llevas 100 años sin que te encarguemos nada.
-¿De qué se trata?-preuntó él pasando olímpicamente del comentario anterior.
Itachi sonrió, su hermano era igual de impaciente que siempre.
-Hemos localizado a un miembro de la familia real...Serim-dijo Itachi observando a Sasuke a sabiendas que este odiaba con todo su ser a la realeza.
-¿Y?
-Tienes que vigilarla, no hagas estupideces como la vez anterior, es muy importante para nuestra clase.
La ''clase'' de Sasuke, o nobleza como se le llamaba entonces, eran de ramas secundarias por lo cual eran los encargados de velar por la seguridad de ciertas familias reales.
-¿Y quién es? ¿una princesa en peligro? ¿un noble loco? ¿o quizás una reina que resulta que al final pactaba en secreto con los de la sombra?
-Ninguna de esas cosas-dijo Itachi ignorando el tono sarcástico de su hermano menor-esta es muy especial, es...la hija de Akari y vive como humana.
A Sasuke le costó bastante controlar la sorpresa.
¿Una humana parte de una de las familias reales vampírcas y más siendo...? por que si, eso era él, un vampiro.
-No es humana pero ella lo ignora por lo que vive como si lo fuese, de todas formas en estos papeles tienes toda la información.
Sasuke cogió los folios que le entregaba su hermano.
-Ah, y otra cosa Sasuke, deja un poco en paz a las chicas a los ancianos no les gusta mucho que te sobrepases con los humanos-dicho esto se retiró dejando a Sasuke solo.
Miró a los papeles y suspiró, bien después de 100 años de descanso ya era hora de un poco de acción.
-Una shii-sonrió.
Shii eran aquellos vampiros que se comportaban y vivían como humanos.
Aquello sería bastante interesante.
...
-¡Mamá ya me voy a clase!-gritó la pelirosa desde la puerta.
-Que tengas buena mañana cariño-se despidió su madre.
Una chica de pelo azul la esperaba fuera con la vista clavadaen el cielo.
-¡Buh!
La chica se estremeció del susto.
-Sakura no vuelvas a hacer eso.
La pelirosa se echó a reír al ver la cara de susto de su amiga.
-Ya deja de quejarte Hinata o llegaremos tarde.
Las dos comenzaron a andar.
Hacía bastante frío por lo que Hinata se envolvió más fuerte en su abrigo, el día era gris y estaba hecho un asco, por lo menos para ella ya que cierta pelirosa sonreía de oreja a oreja.
-No sé como no tienes frío, hace un día horrible.
La pelirosa la miró con una ceja alzada.
-Tonterías tuyas Hinata, hoy hace un día estupendo, la temperatura adecuada y la luz adecuada.
Hinata la miró con una gotita al estilo anime, si para ella era adecuada una temperatura de 14 grados y suficiente luz se refería a la de un día sombrío ella no le llevaría la contraria.
Entre otras razones porque ahora pasaban por enfrente de aquella enorme mansión que tanto miedo le daba y más en días como aquel que le daban un aspecto más siniestro, como de casa del terror, de hecho llevaba años abandonada y nunca nadie pasaba por allí.
-Mira hay un coche aparcado-le dijo a Sakura.
-Y vaya coche-dijo su amiga.
Eran de esos que solo se veían una vez en la vida o en las pelis de Hollywood, un flamante Mercedes negro.
-Hay luces en las ventanas-dijo la peliazul asustada, pues se rumoreaba que había espíritus que por la noche encendían las luces de esa casa.
La pelirosa se rió.
-Hinata ¿y no será que alguien se ha mudado a ella? no creo que el coche sea de un fantasma, aunque he de reconocer que se necesitan bastantes años para amansar una fortuna capaz de sostener un coche como ese y una casa como esta.
La mansión era bastante grande y según decía tenía unos cuantos siglos de antiguedad, una familia adinerada había vivido en ella pero por razones desconocidas un día los habían encontrado muertos en el jardín y ya se sabe como es la mente humana con esas cosas, que si había sido un fantasma, que si la casa estaba maldita, etc, etc.
-Me gustaría conocer al nuevo vecino-soltó de golpe-tiene que ser alguien muy importante para tener semejante masa de dinero.
Hinata palideció.
-No digas tonterías Sakura mira que si nos pasa algo por entrar ahí, además ya llegamos tarde a clase.
Sakura rodó los ojos.
-Está bien.
Las dos continuaron caminando, ajenas a la persona que la miraba desde la ventana más alta de la casa.
Llegaron al instituto y entraron en la clase, por suerte el profesor todavía no había llegado y no les había puesto falta.
Iban en el último curso de bachillerato, por lo cual solo contaban con 17 años.
-¿Sabéis que hay un nuevo inquilino en la mansión maldita?-les dijo Ino.
Vaya, al parecer ya todo el mundo lo sabía, Sakura se dejó llevar por la curiosidad.
-¿Lo conoces?
-No, pero hay gente que lo vio ayer en la noche, dicen que es un chico de unos 18 y que es guapísimo.
-¿Y vino solo?-pregunté extrañada.
-Al parecer si, pero nadie sabe como se llama ni nada sobre él, solo que es el tío más rico del barrio.
-Yo en mi vida iría sola a vivir en esa casa-aseguró Hinata.
-Eso es porque eres muy asustadiza-dijo la pelirosa sonriendo.
...
Estaba sentado en una de las vejas sillas de época con un vaso de wisky en la mano y los papeles de la Shii en la mano.
Su nombre humano era Haruno Sakura, vivía con ''su madre'' unas cuantas casas más abajo, tenía 17 años y asistía al instituto del barrio, tenía el pelo rosa y unos hipnotizantes ojos jade, no cabía duda que era un miembro de la realeza Serim, casi todas las mujeres de ella tenían esos hipnóticos ojos y ese tono de cabello.
Esa misma mañana la había visto por la ventana, iba con una humana de verdad sería su amiga, estuvieron un rato paradas frente a la verja de la casa y se habían quedado mirando como bobas su coche.
Ella pareció no enterarse de nada, de hecho era casi seguro que no lo hubiese hecho ya que no era consciente de su verdadera naturaleza.
Volvió a clavar la mirada en los papeles.
Era hija de los últimos reyes del clan Serim, sus padres y hermanos habían muerto hacía unos cuantos años y alguien la salvó y se la llevó, nunca más se supo de ella, hasa ahora..
La situación de la chica era delicada, no sabía nada de su mundo pero este dependía en gran grado de ella, pues era una de las pocas sangre pura que quedaba y, como consecuencia, una de las principales candidatas a la corona vampírica, sobre todo teniendo en cuenta de quién era hija.
Y eso solo podía significar una cosa, era uno de los objetivos principales de los ''sombras'', él prefería llamarlos escoria asquerosa, los ''sombras'' eran vampiros tabién a diferencia que estos vivían dedicados al mal, a hacer pactos con el demonio y a realizar masacres entre los humanos y los propios vampiros, digamos que no estaban de acuerdo con la civilización de los vampiros como ellos, los ''luminati'' y que vivían en continua guerra.
Si alguno de los ''sombras'' descubría el paradero de Sakura, esta moriría, por eso él había sido designado como su protector, a pesar de que no le hacía ni una pizca de gracia.
Por ciertas experiencias vividas no les guardaba especial cariño a los de la realeza pero compartía con ellos su odio por los ''sombras'' así que no le quedaba más remedio que hacer lo que debía, defender a los miembros de la familia real.
Dejó los papeles encima de la mesa y se apuró el vaso de wisky de un trago.
-¡Teme!
Una centella amarilla se coló por la ventana y dejó paso a Naruto, un vampiro rubio de su ''clase''. Cualquiera que lo mirase diría que era de todos menos un vampiro de alto status, su exótica cara medio asiática y medio occicental, portaba unos sagaces y divertidos ojos azules y una sonrisa de oreja a oreja.
El rubio echó un vistazo general y silvó.
-Nunca sé como haces para encontrar estas casonas-sijo.
-Se le llama ser organizado, entiendo que no lo comprendas dobe.
-¿Y bien? ¿ya encontraste a su alteza?
Lo miró con total indiferencia y se bebió otro vaso de wisky.
-Ajá, es cierto que no tiene ni idea de quien es, la he visto esta mañana y se comporta como una humana.
Naruto recogió los papeles y les echó una ojeada.
-¿Ya tienes un plan para protejerla? es un pez gordo y cuando los ''sombra'' la localicen se os echarán encima.
El pelinegro ya había pensado en eso y la solución era muy simple.
-No la dejaré ni a sol ni a sombra.
-Ya, bueno, pero alguna vez tendrás que alimentarte ¿no? y no creo que te la lleves contigo.
Lo miré aburrido.
-Oh perdona, se me olvidaba que eres Sasuke, el chico con más cantidad de recursos que hay en la tierra, tú no irás a por la presa, la presa vendrá a ti.
Sasuke sonrió de medio lado.
-¿Y que querías?-le preguntó.
Conocía lo suficiente a Naruto como para saber que este no estaba solo de visita.
-Los ancianos están preocupados por ti teme-dijo-últimamente cazas más de lo habitual y temen que te pases al otro lado.
Ese otro lado era el de los sombras.
-Hmp, yo no soy uno de esos, simplemente el aburrimiento y la gran cantidad de tiempo libre hicieron que me aficionase a las mujeres y a...sus encantos.
-Ya bueno, yo solo te traía el mensaje, y en fin me voy ya, yo también tengo que trabajar aprovechando que no hace sol.
Dicho esto el rubio se fue por donde llegó.
Solo esperemos que no hubiese humanos por la calle, ver a alguien saltar desde un cuarto piso y quedar ileso sembraría la duda en todos y lo único que le faltaba era más rumores de fantasmas y aparecidos.
...
Las horas de clase ya se habían acabado y Sakura y Hinata se despidieron de sus amigas.
-¡Esperad chicas!-gritó Ino-quiero conocer al nuevo vecino así que voy con vosotras.
-¿Todavía seguís con esa idea?-dijo Hinata aterrada.
-Ay Hinata si no quieres venir nadie te obliga, pero mira que si resulta ser el hombre de tu vida-dijo la rubia.
-Si eso fuese cierto no viviría en esa casa de locos-dijo la ojiperla siguiéndolas.
-¿Será sexy?-fantaseba Ino por el camino-a lo mejor es mi tipo y todo.
-Nadie nos garantiza de que esté fuera de la casa-dijo Hinata.
-Pero lo más probable es que esté dentro-dijo Sakura.
-No pensaréis...
-Venga Hinata no me dias que no te da morvo llamar al timbre de la casa maldita-dijo la pelirosa.
-¡Lo que me da es miedo y no pienso acompañaros como hagáis eso!
-Tú misma-dijo Ino-mira ya estamos llegando.
Las tres se quedaron paradas en frente de la verja de la casa.
-Allí hay alguien-dijo Hinata aterrada.
Las demás miraron a donde ella indicaba.
Un chico pelinegro de más o menos su edad caminaba hacia el Mercedes.
Ino se mordió el labio inferior, el chico estaba de vicio.
-Acabo de conocer al hombre de mi vida-dijo la rubia.
La pelirosa tenía la vista clavada en él.
Entonces el pelinegro se giró y ambos se quedaron observando.
Una especie de electricidad recorrió todo el cuerpo de Sakura, aquel chico le daba miedo y a la vez le atraía de alguna manera, era como si ella supiese algo sobre él aún a pesar de no conocerlo de nada.
Entonces el chico rompió el contacto visual y se subió al coche, poco después abandonaba la casa a gran velocidad.
-Estoy de acuerdo en que esta casa está embrujada, sino no me expico como ese tío está tan bueno, seguro que hizo un pacto con el diablo.
-¡Ino cállate ya!-rechistó Hinata-vayámonos de aquí.
Ino fue riéndose de su comentario por el camino, pero Sakura iba pensativa, aquellos ojos....parecían los ojos de un cazador.
2.
-Me gustaría saber como se llama-repitió Ino por enésima vez.
Sakura resopló.
-Ino, solo es un chico.
-¿Qué solo es un chico? ¿pero tú realmente le has visto bien?
Claro que lo había visto bien y estaba tan ansiosa o más que su amiga por conocerlo.
-Si Ino, lo he visto perfectamente, y es guapo pero tampoco hay que ponerse así.
-Ai lo que tú digas pero yo peinso averiguar como se llama, aunque tenga que ir a preguntarle a él mismo.
Hinata las escuchaba a las dos, callada, no vaya a ser que dijese algo que las avivase para ir a aquella maldita casa, ya había sido demasiado con lo de ayer, además ese chico no le acababa de parecer normal del todo.
La camapana sonó indicando el comienzo de clase.
-Que mal, ahora toca con Kakashi-sensei, no creo que pueda resistir otra clase de biología-se quejó la rubia.
Las tres caminaron hacia los laboratorios, donde impartían la clase y, como siempre, a Sakura le tocó sola.
Su situación era algo extraña, despertaba admiración en todo el mundo y sabía que muchos chicos se la comían con los ojos pero casi nadie se le acercaba, es como si, como si en el fondo le tuviesen algo de temor.
Bueno saltaba a la vista que su aspecto no era el más normal, tenía el pelo de color rosa, la piel fina y blanca y unos labios finos de color rosado que contrastaban con sus siempre impecables dientes.
Tampoco ella era muy sociable la verdad, se sentía un poco fuera de lugar y sabía que todo el mundo la miraba como si fuese un bicho raro, así que no era de extrañar que nadie se sentase con ella.
Ino y Hinata estaban asignadas en el otro lado del laboratorio así que aunque quisiese no podría sentarse con ninguna de ellas.
Suspiró y cogió el microscopio que tenía delante, echándole un pequeño vistazo a aquel pedacito minúsculo de tejido muscular.
El profesor entró en clase pero ella ni siquiera le miró.
-Buenos días alumnos, siento el retraso pero tuve que ayudar a una ancianita...
Se escuchó un abucheo general a sabiendas de que mentía, pues siempre ponía escusas de ese tipo.
La clase siempre era así, ahora él se pondría a explicar y después ellos tendrían que hacer los ejercicios, pero ese día algo no estaba bien y Sakura no tardó en averiguar que pasaba.
-Hoy contamos con la presencia de un alumno nuevo, viene de Rumanía, seguro que todos los conceís, ya que es sabido que vive en la ''casa embrujada''
El corazón de Sakura se paró de golpe, ¿qué era aquello que sentía? ¿aquella especie de olor dulzón que lo invadía todo? Con cada segundo se sentía más ansiosa y no se movió hasta que escuchó al profesor.
-Bienvenido Sasuke.
Instintivamente levantó la vista y sus ojos se quedaron clavados en aquella mirada negra y fría, todos se habían quedado en silencio, incluso el profesor, no parecían conscientes de aquel juego de miradas.
Algo ardía dentro de Sakura, aquella extraña sensación de miedo y a la misma vez paz.
-Por favor Sasuke, toma asiento, creo que el único sitio libre es al lado de la señorita Haruno.
-Hmp.
Sasuke la miraba con curiosidad, de lejos no podía haberla a visto bien pero ahora que estaba de cerca no cabía duda alguna de que ella era lo que era, una auténtica princesa negra(princesa vampira).
Apartó la mirada de aquellos ojos jades y se sentó a su lado sin decir nada.
La clase seguía en completo silencio, siempre pasaba lo mismo, ese deje de fascinación y temor.
-Bien, comencemos la clase-dijo Kakashi-hoy hablaremos de los genes.
Sakura apenas prestaba atención, tenía los ojos clavados en la mesa pero algo dentro de ella le gritaba que lo mirase, que dijese algo.
Le miró de reojo, él tenía la vista clavada en el encerado pero se giró en el momento que notó la della sobre él.
-Hola...-saludó la pelirosa-me llamo Sakura.
Él no contestó, solo se limitó a mirarla de aquella forma tan intensa.
La ojijade pudo notar como cada membrana de su cuerpo temblaba ante aquellos ojos.
-Ayer te vi salir de...tu casa, tienes un coche fantástico-medio susurró.
Sasuke sonrió de medio lado, ¿a caso la pelirosa se estaba esforzando en mantener una conversación con él?
-Em, ¿y cómo es que te has ido a vivir a esa casa? dicen que hay espíritus y todo eso.
-No me da miedo-se decidió a contestar.
Una especie de subidón inundó a Sakura al escuchar aquella grave voz, sonrió.
-Bueno ya no soy la única que opina eso-dijo-es una tontería creer en esas cosas, todo el fenómeno paranormal, y eso de que ahora te miren así solo por vivir en esa casa, ni que fueses un monstruo.
Él rió ante tal ironía.
Sasuke ya lo había notado, todas las miradas estaban clavadas en él.
-A lo mejor ellos lo consideran así-contestó con una media sonrisa.
Después de eso volvieron a quedarse callados, Kakashi estaba explicando algo cuando se hizo oír en las mentes de los alumnos, aunque la clase estuviese en silencio nadie prestaba atención a lo que él decía.
-Y bien, ¿alguien puede decirme por qué es tan importante el ADN?
Sakura levantó la mano y el profesor sonrió.
-¿Si, señorita Haruno?
-El ADN, ácido desoxirribonucleico, es importante porque en él se acumula toda la información génetica de cada persona-contestó.
-Bien, se ha ganado un positivo, como siempre.
La pelirosa sonrió.
Sasuke la observaba atentamente, la chica era interesante en muchos aspectos.
Ninguno de los dos volvió a decir nada en el resto de la clase.
La campana sonó indicando el fin de clase y ambos recogieron en silencio.
La pelirosa lo miraba de reojo de vez en cuando, era tan guapo, pero esa especie de aura que latía a su alrededor lo hacía algo imponente, difícil de alcanzar.
El pelinegro se marchó sin despedirse, dejándola embobada hasta que desapareció de su vista.
-Que suerte tienes-dijo Ino a su lado.
La pelirosa dio un respingo, Ino la había asustado.
-Si, tal vez.
Volvió su vista hacia la mesa y vio que Sasuke se había dejado su boli.
Lo recogió y se dirigió hacia la puerta a ver si aún seguía por allí pero el pelinegro ya se había ido.
-¿Sakura qué haces?-dijo Hinata-¿a quién buscas?
-Sasuke se ha dejado su boli y estaba mirando a ver si aún andaba por aquí.
Sus amigas también echaron un vistazo alrededor pero no lo vieron.
-Se habrá ido ya para su casa, nadie se queda en el instituto cuando acaban las clases-dijo Ino.
-Se lo devolveré en la primera clase.
-O mejor-dijo la rubia con un brillo en los ojos-vete a su casa y devuélveselo.
Sakura se sonrojó un poco, ir a casa de Sasuke, no es que le diese miedo, pero la ponía un poco nerviosa pensar en verlo otra vez.
-No sé si será buena idea, sería descortés que el día de conocernos me aparezca en su casa.
Ino apoyó sus manos en los hombros de la pelirosa con ojos llameantes.
-Vamos a ver Sakura-dijo en un tono muy serio-¿qué importa que os hayáis conocido hoy? cualquier excusa es perfecta y la tuya lo es y mucho, si yo estuviese en tu lugar iría, por ese chico cualquier cosa, luego sacaría cualquier excusa para que me dejase entrar y ver si la mansión es tan aterradora, fingiría escuchar algún ruido, y por accidente me colgaría de su cuello, él tan caballero me abrazaría, me diría que nada malo pasa, me invitaría a tomar algo y luego me llevaría a casa, jojojo.
A la vez que hablaba Ino iba representando la escena con gesto mientras Sakura y Hinata la miraba con una gotita estilo anime.
-Deja de ir tanto al cine-dijo la pelirosa.
Ino volvió a su mirada seria de antes.
-Así que debes ir, y sino...tendré que hacer el sacrificio de llevarle yo el boli-dijo en plan amiga que hace un favor.
-Ya, sacrificio-dijo Hinata.
La pelirosa se lo pensó un poco, la verdad era que le apetecía volver a ver a Sasuke, se sentía muy...normal en su presencia, era algo que nunca había conseguido con sus amigas ni con nadie más.
-Se lo llevaré-decidió con un leve sonrojo.
Ino sonrió.
Las tres chicas salieron del instituto.
...
Salió a la calle con las gafas de sol y se subió en su Mercedes negro.
Todos los miembros de la casta vampírica japonesa habían quedado en el lugar de siempre, debían reunirse y charlar sobre lo que debían hacer.
Los sombra cada vez eran más y eso ponía en grave problema tanto a la monarquía luminati, como a ellos y sobretodo, a los humanos.
Él no solía asistir a ese tipo de asambleas pero debía hacerlo sino quería ser troceado y mandado a la hoguera, últimamente los ancianos tenían metido en mente que él se iba a pasar para el otro lado.
Conocían su antipatía hacia los sangre pura y la reina, por no hablar de su carácter frío y de los habitos alimenticios que había adoptado últimamente.
Arrancó a toda velocidad y salió de la parcela que cercaba su casa, odiaba conducir de día, más concretamente, odiaba salir de día, el sol le dañaba en profundidad los ojos y le hacía sentirse débil, y vale que el cielo estubiese encapotado y la temperatura fuese baja pero no podía compararse con la tranquila noche.
Mientras iba conduciendo algunas imágenes cruzaron su mente.
La chica Shii despertaba en él una gran curiosidad, nunca había visto a un vampiro comportarse de ese modo.
Él tenía que hacer bastantes esfuerzos cuando se encontraba rodeado de humanos, tanto olor a sangre a veces hacía que perdiese el control, pero ella parecía no notarlo, se movía y actuaba como todos ellos.
Se sacudió la cabeza, no era momento de que ninguna chiquilla ocupase su cabeza.
Hacía cinco minutos que había abandonado la ciudad y al sitio donde quería ir era imposible llevar el coche, así que lo dejó bien apartado a un lado del camino.
Se afianzó bien las gafas frunciendo el ceño en una mueca molesta.
Se adentró en el bosque y ahí empezó la verdadera carrera.
Si quería podía correr el doble de rápido que el coche más veloz del mundo, pero ante los humanos había que disimular.
-¡Teme!-gritó Naruto sobre su cabeza.
Sasuke miró para arriba sin detenerse, como siempre Naruto iba saltando de árbol en árbol, como un mono.
En dos minutos los dos hubieron llegado al lugar indicado, al más oscuro y sombrío del bosque.
Estaban todos los del clan pero al contar se dio cuenta de que había más gente y en medio de ellos...no podía ser, su corazón empezó a latir fuerte.
Aquel rostro angelical de ojos verdes claro y pelo rubio que en tiempos había pertenecido a una valiente valkiria lo miraba intensamente.
-Santa madre-susurró Naruto.
La rubia sonrió apartando la mirada de Sasuke y clavándola en Naruto.
-Me alaga la comparación Naruto pero creo que yo no soy la más indicada para ser comparada con la divina María.
El rubio se sonrojó.
-Etto...discúlpeme majestad-dijo con una reverencia a regañadientes-pero es que no esperaba verla aquí.
La reina volvió a mirar a Sasuke.
-¿Tu no me saludas Sasuke?
Todos los presentes se giraron hacia el pelinegro, a Sasuke no le quedaba más opción, faltarle el respeto a la reina, como ellos la llamaban, era considerado traición y podría pasarlo muy mal.
Medio inclinó la cabeza y murmuró un casto saludo.
-Ejem-dijo Itachi avanzando un paso vestido con su uniforme de trabajo-no deseo interrumpirla majestad, pero debemos continuar con la reunión, todos sabemos que esto no es una visita de cortesía.
La rubia se puso seria y miró al hermano mayor.
-Por supuesto que no, nos encontramos en una situación muy delicada-dijo-los enemigos han empezado a masacrar a los nuestros en el Norte del país.
Hubo un murmullo general.
-Temo por nuestra seguridad-continuó-Demetrio cada vez es más fuerte y nuestro ejército es brutalmente diezmado por sus sicarios.
-Perdone la intromisión majestad-dijo una vampiro de pelo castaño recogido en una cola-mi nombre es Shikamaru y me gustaría dar mi opinión.
-Adelante-dijo la reina.
-No puedo decir que sea alguien experimentado en temas de batalla pero considero que no vamos a llegar a ninguna parte de este modo, el ejército cada vez es más pequeño y dentro de poco nosotros también tendremos que ir a la guerra, pero si eso pasa ¿quién defenderá a los sangre pura?
La vistas fueron a parar a la reina, esta se mostró inexpresiva.
Sasuke medio sonrió, incluso ella no podía ignorar una razón de semejante peso.
-Tienes razón Shikamaru-contestó con tono cordial-sería catastrófico que sucediese algo así, pero confío en que no hará falta, el motivo de esta reunión no es que ustedes vayan a guerra sino que se queden aquí protegiendo a quienes deben.
Al decir esto clavó la vista en Sasuke.
-Creo que esa opción tampoco es la mejor majestad-alegó Shikamaru.
-Pero es la opción que doy yo y con eso basta-dijo.
Nadie más replicó ni dijo nada.
Minutos después la reunión se relajó un poco y cada uno fue juntándose a sus habituales o lléndose de nuevo a trabajar.
-Siempre tan solo Sasuke-dijo la reina acercándose a él.
-Hmp.
-Y siempre tan comunicativo, ¿no tienes nada que decirle a tu reina?
Sasuke la fulminó con la mirada, tenía muy claro que ella nunca sería su reina.
-Parece ser que has vuelto a trabajar, ¿a quién protejes?
El pelinegro resopló.
-¿Sigues sin fiarte de mi verdad?
-No tengo nada que hablar contigo...majestad-dijo entono frío y marchándose.
Corría como loco por el bosque, ahora que la reina estaba allí Sakura corría verdadero peligro.
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Sakura llegó a su casa y dejó las cosas en la entrada.
En la mano llevaba el bolígrafo que Sasuke se había dejado en clase.
En un acto inconsciente se lo llevo a la nariz y aspiró su olor, aquel olor dulzón que la había invadido esa mañana cuando se habían conocido.
Su madre salió de la cocina con el delantal puesto y le sonrió.
-¿Qué haces ahí parada cielo?-le preguntó-se te va a enfriar la comida.
Sakura asintió y entró a la cocina donde su madre la esperaba para comer.
-¿Y qué tal hoy en clases?
La pelirosa se llevó los palillos a la boca y tragó los ricos fideos.
-Pues bastante bien, tenemos un compañero nuevo que se sienta a mi lado-dijo con una sonrisa.
-Parece que ya te cae muy bien-dijo su madre de igual forma.
-Si, aunque nadie se acerca a él por la historia de que vive en la casa embrujada.
La sonrisa de su madre se torció.
-Bueno tú no les hagas caso, a la gente se la debe juzgar por su carácter.
La chica sintió y se acabó su comida.
-Creo que debo ir hasta allí, a la mañana se dejó su bolígrafo en clase y debo devolvérselo.
-Pues ve hija, no pierdas tiempo-la apremió su madre.
La pelirosa no sabía porque su madre se había puesto tan nerviosa.
-Ay oka-san que solo voy a darle el bolígrafo.
-Pues ve anda.
La chica salió de casa con el gesto fruncido.
Como acto reflejo achinó los ojos, aunque el cielo estuviese nublado la luz le molestaba sobremanera, otra de las cosas que aumentaban los motivos de por qué la llamaban chica rara.
Pero el día no era en el fondo tan aterrador, una de las cosas que más le gustaba era escuchar el cantar de los pájaros y aquel extraño y exquisito olor dulzón que desprendían las aglomeraciones de personas, aquel mismo olor que desprendía Sasuke.
Se quedó parada delante de la enorme verja negra y sus ojos volvieron a clavarse en aquel magnífico coche, no lograba entender como alguien tan joven y que vivía solo podía tener tanta fortuna.
-¿Puedo ayudarte en algo?-preguntó una voz a su lado.
La chica dio un salto del susto, a su lado había un chico altísimo y de pelo castaño que la miraba fijamente.
-Em...ah no... sólo venía aquí a traer una cosa...
-¿A la casa embrujada?-dijo el chico-es extraño que alguien se acerque aquí, muy extraño.
La forma de hablar y de actuar de aquel chico la estaba poniendo nerviosa y algo asustada.
-S-solo vengo a devolverle una cosa a...Sasuke...
Un atisbo de sorpresa atravesó los ojos del chico y solo en ese instante Sakura se dio cuenta de que color eran, rojos como la sangre.
Se sacudió la cabeza y luego clavó la vista de nuevo en aquella cara, el color de ojos no había cambiado.
-Yo...también vengo a ver a Sasuke-dijo el chico-pero lo más seguro es que no quiera verme, soy su primo de Rumanía y vengo a darle un recado de su familia, a lo mejor podrías dárselo tú.
Sakura asintió lentamente.
-Bien, dile que se ande con cuidado, lo han visto por ese lugar que él sabe que no puede andar, solo es eso, no quiero que le pase nada.
Antes de que ella pudiese decir nada, el chico ya se había marchado.
Después de unos minutos de confusión, bajó de su nube y volvió a la realidad.
Premió el botón del timbre y esperó.
-¿Si?
La voz de Sasuke sonó por el telefonillo.
-Eh...soy Sakura, vine a traerte el boli que te dejaste en clase.
La verja chirrió y se fue abriendo lentamente.
Sakura caminó lentamente hacia la enorme puerta de entrada, de cerca la casa era más hermosa y siniestra, pero no daba nada de miedo.
La puerta se abrió sola justo en el momento que ella llegó.
Entró, pero no había nadie en el enorme hall, así que se quedó quieta.
La entrada era grande y poco iluminada por lo que pudo abrir bien los ojos, a pesar de la poca luz podía distinguir cada recodo y mueble de la estancia, todo de un estilo clásico que debería pertenecer al siglo XIX.
Al fondo había unas enormes escaleras blancas por las cuales apareció Sasuke.
Aquel olor dulzón volvió a invadirlo todo.
Ninguno de los dos dijo nada hasta que estuvieron frente a frente.
Sasuke era tan alto como su primo pero no era aterrador, Sasuke era hermoso.
-Vine a traerte tu bolígrafo-dijo la chica tendiéndoselo.
Él lo recogió y cuando sus manos se rozaron un escalofrío les recorrió el cuerpo, Sasuke se soltó de inmediato.
Se dio la vuelta y volvió hacia las escaleras.
No había más que decir, así que Sakura debía volver a su casa.
-Acabo de ver a tu primo de Rumanía en la entrada y me dio un recado para ti-dijo ella.
Sasuke se quedó quieto.
Él no tenía ningún primo.
-Dice que no debes volver a ese lugar prohibido o algo así.
Una lucecita invadió su cerebro.
-¿Cómo era su aspecto físico?-preguntó volviendo la vista hacia la pelirosa.
-Pu-pues era alto, muy pálido, así más o menos como tú, tenía el pelo castaño y los ojos de color rojo, o eso creo, la verdad es que daba un poco de miedo.
Sasuke dejó de escucharla en el momento que dijo ojos rojos.
Se lanzó como una bala a la puerta y la abrió, no quedaba rastro de nadie.
-¿Sabes hacia donde se fue?-preguntó.
Sakura estaba asustada por la reacción de Sasuke, era como si hubiese pasado algo malo.
El pelinegro estaba preocupado, no sabía ni cuando ni como, pero un sombra los había localizado y ahora corrían grave peligro, sobre todo ella.
La pelirosa no le contestó y eso lo irritó, se volvió hacia ella y la agarró por los hombros.
-Si lo sabes dímelo.
Sasuke daba realmente miedo así, así que hizo un esfuerzo por recordar.
-Creo que iba hacia el bosque.
-Hacia el bosque-repitió el pelinegro.
Después se dirigió hacia uno de los muebles de la entrada y cogió sus gafas de sol y una chaqueta, luego volvió junto a ella.
-Espérame aquí, vuelvo en unos minutos-dijo mientras salía por la puerta.
Sakura se quedó estática, con la mirada fija en la puerta.
¿Qué había pasado? algo le decía que Sasuke no se alegraba mucho de saber que su primo lo había estado buscando, había sido tan aterrador cuando se lo había dicho que en esos momentos hubiese echado a correr hacia su casa.
Pero a pesar del miedo que tenía se quedó, Sasuke se lo había dicho y ella esperaría, quería volver a verlo.
...
Mientras conducía hacia el bosque sacó el teléfono y llamó a Naruto.
-¿Qué pasa?-respondió Naruto.
-Asegúrate de que tu protegido está a salvo y mueve tu culo para el bosque.
-¿El bosque? acabo de volver de allí, ¿qué quiere la reina ahora?
-No es la reina dobe, creo que un sombra ha estado en la puerta de mi casa y ha huido al bosque.
-¿Qué? espérame que ahora mismo voy.
Sasuke colgó el teléfono y clavó su vista al frente, justo al tiempo que llegaba al bosque.
Dio un fuerte frenazo y bajó como una centella.
El aire estaba impregnado de olor a sangre seca, el olor de los sombra, de modo que era verdad que uno había rondado por su casa.
Poco después escuchó el ruido del coche de Naruto frenando junto al suyo.
-¿Lo has encontrado?-preguntó el rubio.
-Si lo hubiese encontrado no estaría aquí parado idiota.
Naruto no hizo caso de su comentario y empezó a husmear de un lado a otro.
-Ya está demasiado lejos-dijo-creo que lo más acertado es que volvamos a casa y avisemos a los demás...
-Los demás me importan bien poco, así que si quieres llamar hazlo tú, yo me vuelvo ahora a casa, Sakura me está esperando.
-¿Su alteza?
-Si, fue ella quien se encontró con el sombra.
-¿Ella? ¿y sigue viva?-preguntó el rubio asombrado.
Cuando un sombre encontraba a un miembro de la familia real luminati desprotegido lo mataba sin contemplaciones, algo raro estaba pasando.
-¿Tú no escuchas? está en mi casa.
Naruto suspiró.
-Mejor volvamos, no vaya ser que a este le de por volver.
-Pues que vuelva y así me dará el placer de descuartizarlo-susurró el pelinegro.
...
Sakura seguía parada en medio del hall cuando Sasuke regresó.
No dejó de mirarlo mientras este se sacaba la chaqueta y las gafas con toda parsimonia y luego entraba por una de las puertas.
Ella lo siguió, aquel sitio era el salón y Sasuke se encontraba llenando un vaso de whisky.
El pelinegro señaló la botella, ofreciéndole un trago.
-Gracias, pero no bebo-contestó.
El ojinegro se ventiló su vaso de un trago y luego se quedó mirando a la chica.
-¿Encontraste a tu primo?-preguntó ella evadiendo su mirada.
-No.
-Pero, fuiste a buscarlo, ¿no?
-Si.
-Parece que no os lleváis muy bien.
-No.
Sakura asintió, al parecer Sasuke no estaba muy por la labor de mantener una conversación con ella.
-Bueno, ahora que ya llegaste y te devolví el boli me voy a mi casa.
-Quédate-dijo él.
La pelirosa lo miró a los ojos, ¿para qué quería que lo hiciese?
Sasuke la miraba fijamente a los ojos.
No la conocía de nada pero ella de algún modo le hacía sentirse bien, los dos eran una especie de bichos raros que no encajaban en ningún sitio y eso le hacía sentir que no estaba tan solo.
Sacudió la cabeza, no, él no sentía eso, solo quería que se quedase para que los sombra no la encontrasen y así él luego no tendría problemas si algo le pasaba.
-E-está bien.
Sakura se sentó en un sillón frente a él, sin mirarlo a los ojos.
-¿Estás asustada?-preguntó de golpe.
Sakura no supo bien que contestar, las preguntas y acciones de Sasuke siempre la tomaban por sorpresa.
-No-contestó-no hay nada que temer así que ¿por qué debería estarlo?
Él sonrió de medio lado haciendo que el corazón de la chica diese un vuelvo.
-Estás en la mansión embrujada, cualquier chiquilla normal estaría aterrada.
Sakura frunció el ceño, ¿chiquilla? si los dos tenían la misma edad.
-Bueno, yo no soy como las demás, ya te habrás dado cuenta y tampoco soy ninguna chiquilla, para asustarme hace falta más que una simple leyenducha sin bases.
Interesante, Sakura era muy interesante y eso de algún modo le hacía gracia.
-Aquí asesinaron a una familia y nunca supieron quien fue.
-Eso no significa que haya una maldición y si la hubiese entonces tú ya estarías muerto.
Sasuke volvió a medio sonreír ante tal comentario, hacía bastante tiempo que él estaba ''muerto''
-¿Saben tus padres que estás aquí?
Sakura ya se sentía más confiada y contestó sin ningún tipo de vergüenza.
-Mi madre si, pero ella tampoco cree en esas tonterías-contestó restándole importancia al asunto con un gesto.
-Hmp.
Sasuke volvió a beberse otra vaso de whisky.
-Eres demasiado joven para beber tanto-dijo la pelirosa.
Sasuke la miró de reojo.
-Tienes los mismos años que yo.
-Eso no tiene nada que ver con la madurez-contestó.
Sakura notó que empezaban a coger confianza, pero él seguía empleando aquel tono frío y misterioso de siempre.
-Ya, claro, tú eres muy maduro.
-Hmp, si hiciésemos una prueba de madurez entre tú y yo perderías por muchos puntos.
Sakura abrió la boca en un gesto de indignación.
-Lo dudo mucho.
Sasuke sonrió de medio lado, Sakura se veía tan...apetecible.
Un calambrazo recorrió su garganta, empezaba a tener sed y Sakura olía deliciosamente.
Se sacudió la cabeza, debía controlarse o sino tendría problemas serios.
-Tengo que irme-dijo de golpe.
-Vale.
Sakura se levantó al mismo tiempo que él.
-¿Estás bien?-preguntó ella al ver el gesto de contención de él.
-Si, solo necesito ir a por una cosa, te acompaño a casa.
-No es necesario.
-Si, lo es.
A pesar de que estaba sediento tendría que hacer un gran esfuerzo y acompañarla, si el sombra la encontraba sola de esta vez si que podría matarla y eso también le traería problemas.
Los dos salieron de la mansión, aún era de día y por instinto Sakura achinó los ojos.
-¿Quieres unas gafas de sol?-preguntó él indiferente.
Sakura lo observó, él también tenía unas puestas.
-¿También te molesta la luz?-preguntó ella.
-Es por una enfermedad ocular-contestó secamente-póntelas.
Le dio unas gafas iguales a las de él a Sakura y esta se las puso, así se encontraba mucho mejor.
A lo mejor ella también tenía esa enfermedad ocular.
Recorrieron la calle en completo silencio hasta que llegaron a casa de la chica.
-Es aquí-dijo ella parándose.
-Hmp.
Sasuke ya se iba a ir cuando ella le habló.
-Te dejas tus gafas.
-Quédatelas, puede que las necesites-le dijo antes de irse.
Sakura lo observó marchar, parecía apurado.
Entró a casa sin quitarse las gafas y después de saludar a su madre subió a su cuarto.
Allí si que se las quitó y las observó durante un buen rato, luego las acercó a su nariz y aspiró el aroma, aquel olor dulce intenso.
Sonrió, puede que algo en Sasuke comenzase a gustarle.
Greenie:
ME ENCANTO...
DEBO DE DECIR QUE SOY TU ADMIRADORA :D
ES FASCINANTE ESTA HISTORIA VAMPIRICA, ME RECUERDA A VAMPIRE KNIGHT GUILTY...
ME GUSTO MUCHISIMO, ESPERO CON MUCHAS ANSIAS LA CONTI
UN BESO...
Dresti:
aki la conti^^
3.
El timbre sonó varias veces seguidas.
-¡Ya voy!-gritó la pelirosa desde el piso de arriba.
El timbre volvió a sonar insistentemente.
-¡Que ya voy!-gritó la chica bajando a todo correr con las cosas de la escuela en la mano.
Llevaba puestas las gafas que le había dado Sasuke ya que le resultaban muy cómodas a la hora de salir a la luz de la calle.
Abrió la puerta e Ino se le echó encima.
-¿Le has ido a llevar el bolígrafo?-preguntó toda nerviosa.
Detrás de ella estaba Hinata, que aunque no decía nada se notaba que sentía la misma curiosidad.
-Si me dejas salir os lo cuento por el camino-dijo Sakura.
Ino se apartó y le dejó paso y luego las tres empezaron a caminar hacia el instituto.
-Si, si que fui-contestó ante la penetrante e impaciente mirada de la rubia.
-¿Y?
-Pues no paso nada, en cuanto llegué él tenía que resolver unos cuantos asuntos y me dejó un rato sola, en cuanto volvió le di su boli, intercambiamos unas cuantas palabras, me acompañó a casa y me regaló estas gafas-dijo señalando a dicho objeto.
Ino estaba que no podía de la emoción.
-¿Y de que hablasteis?
-Am... Pues… de su casa.
En la cara de sus amigas se reflejó claramente la decepción.
-Vamos a ver si nos entendemos-dijo la rubia-tienes la gran oportunidad de hablar con el tío más bueno que has visto en toda tu vida ¿y solo habláis de su casa?
-También me dijo que tenía una enfermedad ocular-dijo la pelirosa a modo de disculpa.
Ino rodó los ojos.
-Como sea, tienes más oportunidades de hablar con él-se animó a decir Hinata-os sentáis juntos en biología, vivís cerca...
-Bueno si, pero no es muy sociable, creo que no le agrada tener compañía.
-Bueno un poquito raro si que es, recordemos que vive en la casa embrujada.
-Ay Ino, ¿ya estamos con esas? no hay ninguna casa embrujada, todo son cuentos chinos de la gente para meter miedo.
En ese momento llegaron al instituto, donde el flamante Mercedes negro estaba aparcado, con Sasuke recargado en la pared de la entrada mirándola fijamente.
Como cada vez que él aparecía un olor dulzón invadió el aire y esa sensación extraña que no daba identificado.
Lo más extraño de todo eran aquellos ojos negros que la miraban con fijeza, unos ojos que brillaban con luz propia y que al mismo tiempo refulgían la más aterradora oscuridad.
Desviando un poco su mirada observó que el chico llevaba algo en su mano y cual fue su sorpresa al ver que era una chaqueta negra de ella, que curiosamente había perdido hacía una semana.
¿Pero de dónde la había sacado? más bien, ¿cómo era que la tenía él?
Confundida se alejó de sus amigas y caminó hacia él.
-La encontré tirada en una de las calles del barrio mientras daba una vuelta ayer por la noche-respondió a la pregunta mental de la chica.
Sakura recogió la chaqueta pero no se movió del sitio.
-¿Cómo sabías que era mía?-preguntó-no lleva mi nombre ni nada que la identifique conmigo.
Sasuke se inclinó un poco hacia delante, pegando su oreja al oído de la chica.
-Huele exactamente igual que tú-susurró-a cerezos.
Un escalofrío recorrió toda la columna de la chica, Sasuke estaba demasiado cerca y eso la hacía sentir extrañamente bien.
Después de eso se marchó, dejándola en un mar de confusiones.
Sasuke apretó la mandíbula de paso que se dirigía al interior del instituto.
La verdad es que la chaqueta estaba en propiedad del sombra que se había hecho pasar por su primo, Naruto y él lo habían pillado a la madrugada vagando a un kilómetro de la casa de la pelirosa.
Estaba preocupado, aquello estaba tomando un tono que no le gustaba nada, tal vez hubieran matado al sombra, pero eso solo significaba que pronto llegarían más, y el protegido de Naruto y Sakura, incluso ellos mismos, corrían demasiado peligro.
Se restregó los ojos con la mano, durante la pelea nocturna se le habían roto y el par de repuesto ahora lo tenía Sakura.
-Tsk.
Hoy no tenía clase de biología, y casi mejor, cuanto más alejados pareciesen él y Sakura todo iría mejor.
Pero eso era casi imposible, como todo ser de su naturaleza, sentía una extrema curiosidad por todo aquello que no fuese común.
Y Sakura no era común en ninguno de los aspectos, lo había comprobado en esos tres días que llevaba protegiéndola.
La campana sonó indicando el inicio de las clases.
Con pesadez caminó hacia el aula donde tenía matemáticas, todo eso del instituto te acababa cansando si tienes más de 100 años de vida y te has graduado como mínimo unas 200 veces.
Pero para su sorpresa, antes de llegar al aula algo llamó su atención.
Al fondo del pasillo estaba Itachi, con la mirada clavada en la avalancha de alumnos que se dirigían a las clases.
Casi podía escuchar como a su hermano se le hacía la boca agua, pero igual que él, Itachi nunca lo reconocería.
Lo más extraño era que llevaba puesto el uniforme de la guardia real.
Sasuke maldijo por lo bajo, el uniforme era demasiado llamativo, negro y rojo sangre y con un diseño un tanto peculiar que consistía en pantalón y chaqueta de corte militar, todo negro exceptuando los bordes de los bolsillos y cremallera que eran del color rojo antes mencionado.
Más de un humano se lo quedó mirando alucinado y luego aterrado, ya que la expresión seria de Itachi no acompañaba a los términos de persona agradable.
Sasuke esperó a que todo el mundo se fuese para clase y cuando el pasillo estuvo vacío se acercó a su hermano.
-Aplaudo tu manera de pasar desapercibido-gruñó.
-Estoy de servicio.
-Yo también y así lo único que haces es asustar a los alumnos y ponerles una carnada fácil a los sombra.
Itachi pasó olímpicamente del comentario.
-El sombra que matasteis ayer se llamaba Kidomaro, trabajaba como oficial de Demetrio.
Sasuke alzó las cejas, cuando Demetrio mandaba a un oficial de su guardia secreta era que consideraba de vital importancia la muerte de aquel a quien mandaba buscar.
-¿Y por qué está tan interesado en mí?-preguntó- se supone que nadie sabe quién es Sakura.
Itachi solo se limitó a mirarlo.
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Maldijo entre susurros.
Les había dicho a Ino y a Hinata que fuesen andando hacia clase porque ella iba a guardar la chaqueta en su taquilla.
Pero esta se había atrancado y tuvo que estar como unos diez minutos tirando de la puerta hasta que logró abrirla, al parecer se había quedado atrancada con un envoltorio de chocolatina.
Y ahora la campana había tocado y ella llegaría tarde a clase de Inglés.
Siguió maldiciendo hasta que antes de llegar a la esquina del pasillo que la llevaba a su clase escuchó dos voces.
Una muy conocida, la de Sasuke, y al parecer estaba bastante irritado.
-Te he hecho una pregunta-dijo el pelinegro.
La pelirosa se asomó solo durante un instante para ver con quien hablaba este.
En frente de Sasuke había un hombre casi idéntico a él pero un poco más mayor, seguro que era su hermano o otro familiar directo.
Iba vestido con un traje militar bastante extraño pero que se le hacía muy familiar, aunque no lograba recordar de qué.
-Después de la Reina es la propietaria directa del trono-contestó el otro.
Sasuke no contestó durante unos segundos.
-¿Y esa es la respuesta?-preguntó irritado-¿quieres decirme algo que no sepa ya?
-Yo no sé nada, ya sabes que la Reina es muy estricta a la hora de guardar los secretos de estado...
-Si tan lista es que venga ella a proteger a su alteza, ¿uno de sus sangre pura en peligro y ella tan contenta? ¿qué coño tiene en la cabeza? no pienso seguirle el juego, yo no olvido tan facilmente como tú.
Sakura estaba aturdida, ¿qué era todo eso que andaba diciendo Sasuke? ¿de qué reina hablaba? ¿a quién estaba protegiendo?
Tal vez Reina fuese el nombre de una persona y a quien Sasuke protegía era a un miembro de su familia, igual todo aquello era muy confuso.
-Cuidado con tus palabras Sasuke, que seas tú no quire decir que te permita esta humillación, solo vengo a decirte lo que hay porque me han mandado la Reina y los ancianos de la cámara, nadie más quería venir por tu carácter.
-Ya, por eso mandan a alguien que tiene un carácter incluso peor que él mío.
Sakura suspiró, así que ese era el hermano de Sasuke, bien entonces si que trataban asuntos de familia, entonces era mejor irse, espiar no estaba bien.
-Hay alguien que nos está escuchando-dijo Itachi cuando ella hubo dado el primer paso.
La pelirosa se quedó helada, ¿y ahora que hacía? como la descubriesen quedaría como una cotilla entrometida delante de Sasuke.
Los pasos del pelinegro se escuchaban desde el fondo del pasillo dirigiéndose hacia donde ella estaba.
Nerviosa, miró hacia todos los lados hasta que divisó la puerta de los baños, al girarse una de sus pulseras quedó enganchada en un sobresaliente de la pared sin que ella se diese cuenta, como una centella se encerró en el de las mujeres justo cuando Sasuke doblaba la esquina.
El pelinegro se asomó por el pasillo pero no vio nadie, a pesar de haber escuchado una puerta cerrarse, olisqueó el aire pero nada olía ni a humano ni a sombra, sin embargo si captó aquel aroma que él empezaba a conocer tan bien, cerezos, entonces sus ojos detectaron una pulsera rota en suelo.
Una pulsera que ayer llevaba Sakura.
Se llevó una mano al pelo, maldiciendo y esperando que la chica no hubiese escuchado nada, bueno a la salida o mismamente en el recreo la buscaría con cualquier excusa y averiguaría.
-Te estás haciendo viejo Itachi, aquí no hay nadie-dijo, Itachi no tenía por qué enterarse, aunque sabía que su hermano había captado el aroma.
Se guardó el objeto en el bolsillo y se volvió hacia su hermano.
-¿Algo más que decir?
-No-contestó Itachi.
-Bien, pues ahora me voy, tengo que ir a clase.
-Hmp, estate alerta-dijo su hermano antes de desaparecer en una nube de humo negra.
A Itachi le gustaban ese tipo de fantasmadas.
Luego su vista se clavó en los aseos femeninos, estaba casi seguro de que Sakura estaba ahí dentro.
Sonrió de medio lado y se encaminó hacia su clase.
Sakura cada vez era más interesante, muy interesante y... vulnerable.
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Era ya de noche y estaba sentada en su cama con la vista clavada en el techo.
No había dejado de pensar en Sasuke durante todo el día, en aquella extraña conversación que había mantenido con su hermano.
Para colmo, había perdido su pulsera de la suerte y estaba casi segura de que se le había caído cuando estaba escuchando la conversación.
Se llevó una mano a la cara, como Sasuke la encontrase sabría que era de ella, estaba segura, y quedaría como la chismosa de turno.
Se levantó de la cama y salió al balcón, necesitaba despejarse un poco.
La calle estaba solitaria, salvo por una persona que estaba recargada contra la pared del final del callejón, era un chico.
Estuvo observando durante un buen rato, entonces, sin más ni más, el chico se tensó y medio se inclinó hacia delante, al parecer queriendo atacar o defenderse de algo.
Sakura extrañada siguió su ángulo de mirada y fue a topar con otra persona que se encontraba justo en la otra esquina de la calle.
Al principio no supo quien era, pero al final reconoció a Sasuke.
El pelinegro estaba completamente erguido, no como el otro, y lo estudiaba atentamente con la mirada.
Entonces empezó a hablarle en un idioma extraño al otro chico, que con cada palabra se ponía más furioso.
Sakura volvió a clavar su vista en el otro chico y se quedó completamente horrorizada al ver que este la miraba con unos brillantes ojos rojos como la sangre.
Empezó a temblar, incapaz de escapar a aquella mirada, sentía miedo, mucho miedo pero era incapaz de moverse o hacer algo.
Lentamente volvió a mirar a Sasuke que también la miraba, por algún motivo se sintió más tranquila.
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Tanto rato la había estado mirando que el sombra se había escapado sin que él hiciese nada.
Sabía que Sakura había vuelto a entrar en su cuarto y que lo había visto todo.
Maldijo por lo bajo, aquello estaba llegando a límites insospechados.
Antes de haberse fijado en la pelirosa le había preguntado en rumano al sombra que qué era lo que estaba haciendo por allí, que demonios era lo que andaba buscando, pero este no le había contestado y ahora lo había perdido.
A penas un momento atrás había salido de su casa para ir a donde Sakura y devolverle la pulsera, ya que aquella mañana no la había vuelto a ver y justo cuando dobló la calle se encuentra frente a frente con uno de ellos.
Aquello no podía ser cosa de Demetrio, él hubiese ordenado la inmediata ejecución de Sakura y ya iban dos veces en las que la pelirosa había salido totalmente ilesa, tenía que haber alguna razón que explicase tan extraña actitud.
Después de hablar con la ojijade iría de caza, al parecer le esperaba una larga temporada de cazar noche si noche también, día si y día también a los sombra.
Tocó a la puerta de entrada.
Poco después la puerta se abrió y por ella pareció una mujer de pelo castaño largo y sonrisa amable.
El pelinegro abrió los ojos de sorpresa, al igual que hizo ella.
Todo el cuerpo de la mujer desprendía un polvillo amarillo, polvo de hada.
-Vampíro-susurró ella con una sonrisa-tiempo sin verte Uchiha.
-¿Me conoce?-preguntó él.
-Cuando naciste.
Bueno entonces era normal que no la conociese, ¿cuanto hacía de aquello? ¿200, 300 años? hacía tiempo que no llevaba la cuenta.
-Sé por qué has venido, las noticias vuelan-dijo la mujer.
-¿Dónde está, ella?
-¡Sakura baja!-gritó-¡han venido a verte!
Poco después se escuchó a la pelirosa bajar las escaleras a toda prisa y quedarse pasmada al ver a Sasuke.
Aún había vestigios de miedo y lágrimas en su cara pero por lo demás estaba bien.
Se acercó a la puerta mientras su madre se marchó hacia la cocina.
-Creo que esto es tuyo-dijo el pelinegro-se está volviendo demasiado frecuente que pierdas cosas.
Al ver la pulsera todas las alarmas de Sakura se dispararon, ¿se habría dado cuenta ya, Sasuke?
-Y que luego las encuentres tú también-respondió con seguridad-me preguntaba donde estaba, al llegar al instituto fui a llevar la chaqueta a mi taquilla pero esto estaba atrancada y luego fui al baño, llegué tarde a clase, seguro que con las prisas se me debió caer.
La pelirosa mentía bastante bien pero él en seguida se dio cuenta de que mentía, aún así no le dijo nada.
-Gracias por traérmela-dijo cogiendo la pulsera y volviendo a ponérsela.
-Hmp.
-¿Quieres pasar?-preguntó ella.
La verdad es que sentía una enorme curiosidad por saber como era la vida de la pelirosa, ya solo el hecho de que vivía con un hada era todo un prodigio, poco gente, incluso entre la realeza, conseguía tener un hada como ama de cría, la pelirosa tenía una vida muy interesante.
-No, gracias, voy a ir a un bar cercano.
-¿Al Poisonous Blood?-preguntó la chica como si nada.
-Hmp, ¿por?
Él la miró sorprendido, ¿cómo lo conocía? ese era un bar exclusivo para seres mitológicos y algún que otro humano sometido a secreto.
-Allí van todos los raritos de la ciudad, yo personalmente nunca iría, es un antro de mala muerte.
Bueno eso lo decía alguien que no sabía nada de lo que se cocía allá dentro.
-Así que según tú, tengo pintas de rarito, ¿eh?
La pelirosa se sonrojó y trago grueso.
-A ver, no me malinterpretes, pero es que tienes una forma de ser bastante peculiar, eso te hace raro-medio murmuró.
Él sonrió de medio lado.
-A lo mejor tú eres tan rara como yo, que pases buena noche-dijo antes de marcharse dejándola con la palabra en la boca.
-¿ya se fue ese chico?-preguntó su madre saliendo de la cocina.
-Si-contestó cerrando la puerta-ha venido a traerme una pulsera que perdí en clase.
-Es un chico muy guapo-dijo su madre-espero que no se sobrepase de sus límites.
-¡Mamá!-se quejó la ojijade toda sonrojada-solo es un conocido.
Su madre sonrió.
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-¡Sasuke por fin has llegado!-exclamó Shikamaru desde el otro lado del local.
El Poisonous Blood estaba a medio llenar, todavía eran las primeras horas de la noche y aquello no se llenaba hasta la madrugada, que era cuando aparecían la mayoría de los seres nocturnos.
El aire estaba contaminado por la única cosa que Sasuke consideraba más asquerosa que el olor a sombra, olía a licántropo que apestaba.
Él personalmente no tenía nada en contra de ellos, pero la guerra entre vampiros y hombres lobo era tan antigua que no podía evitar sentir repugnancia hacia ellos.
A pesar de todo, Shikamaru compartía mesa con la manada, él era así, sino fuese porque lo había visto bebiendo sangre nunca hubiese dicho que era un vampiro, no se comportaba como tal.
Naruto estaba sentado un poco más adelante conversando animadamente con un duende, que al parecer no le prestaba mucha atención.
-Ah, Sasuke, ya estás aquí-dijo con su típica sonrisa y con un baso del ''bloody mary'' especial del local.
Era especial por que contenía todos los ingredientes del bloody mary: vodka, sal, zumo de limón, con la única excepción de que el zumo de tomate era sustituido por sangre.
El duende al ver en Sasuke su salvación se marchó antes de que Naruto volviese a fijarse en él.
-No es normal que vengas tan pronto-dijo el rubio mientras pedía lo mismo para el pelinegro.
-Hmp, fue un día difícil.
Nefiri, la camarera, una chica mestiza, media hada medio humana, le sirvió el pedido con una sonrisa.
Su larguísimo pelo verde rozó los brazos de Sasuke produciéndole una sensación de cosquillas frente al polvo de hada que se resbaló por ellos.
-Es un placer tenerte por aquí tan pronto Sasuke-dijo.
Nefiri estaba muy interesada en él, pero por suerte para Sasuke la chica era medio humana y carecía del poder de atracción de las hadas y duendes, aunque más de una vez había pasado un buen rato con ella.
-Hmp, déjanos solos-dijo.
La chica se apartó de inmediato.
La vista de Sasuke se clavó en uno de los hombres lobo que estaba separado de la manada y que bebía un vaso tras otro de algo de color verde ponzoñoso que Sasuke identifico con agua ponzoñosa o algo por el estilo.
Lo conocía bien, se llamaba Neji y aunque no era líder gozaba de gran respeto en su manada.
-¿A ese que le pasa?-preguntó.
Naruto giró la cabeza hacia el ojiperla.
-Es la época en la que los cachorros abandonan la camada, creo que le preocupa verse solo-contestó el rubio medio en burla..
-¿Qué tal chicos?-dijo Shikamaru acercándose.
-Joder-dijo Sasuke llevándose una mano a la nariz.
-Que asco-exclamó Naruto haciendo lo mismo.
-¿Qué pasa?
-Hueles a perro que tiras para atrás-dijo el rubio.
El castaño se echó a reír.
-Es que estuve hablando con los chicos de la manada del Norte-dijo-están preocupados porque últimamente están muriendo muchos de los suyos, a Hyuuga se le murió la madre hará a penas dos días, el pobre aún no lo ha superado.
-Creo adivinar a quien le van a echar la culpa de las muertes-dijo el rubio-empieza por 'n' y acaba en 's'.
-Nosotros-completó Shikamaru-ellos mismos lo vieron, dijeron que una pareja de vampiros está exterminando lobos por toda la ciudad.
-Es no es raro si piensas que estamos en guerra permanente, ellos también matan vampiros de vez en cuando-dijo Naruto.
-Ya pero es que esa pareja en concreto se dedica a matarlos y luego beberles la sangre.
A Sasuke se le revolvió el estómago y Naruto escupió todo lo que tenía en la boca a causa del asco.
-Ya sabéis quienes son los únicos que tienen suficiente estómago para beber sangre de licántropo-dijo Shikamaru.
-Los sombra-contestó Sasuke.
-Pues vaya problema, a ver si ahora vamos a tener que cargar con las consecuencias de esa basura-refunfuñó Naruto.
-Nos recriminan el hecho de no mantenerlos a raya y dicen que si las cosas siguen así intervendrán.
-Como sea, la peor parte se la llevarán ellos-dijo Sasuke-un hombre lobo no tiene la más remota posibilidad de ganarle a un sombra.
-Eso díselo a Hyuuga, planea vengarse.
-Que haga lo que quiera, yo ya tengo suficiente con lo mío, como para solucionar los problemas de un puñado de perros mal olientes.
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-Estás muy callada, hija.
Sakura se había pasado toda la cena revolviendo la comida con los palillos, no hacía más que pensar en Sasuke, en sus ojos, en su voz, en sus labios, en su cara, en su pelo, en su aroma, ese exquisito aroma.
-Creo adivinar que estás pensando en el chico de antes-dijo con una sonrisa.
Sakura se sonrojó.
-Pa-para nada.
-Sakura, a mi no me puedes engañar, soy tu madre y te conozco.
La pelirosa dejó caer los palillos, abochornada.
-No sé si me gusta, lo he conocido apenas unos días atrás, pero hay algo en él que me llama mucho la atención.
Estaba muy sonrojada, hablar de esas cosas con su madre le daba mucha vergüenza.
-Es muy guapo.
-Bueno, si...pero no es solo eso hay algo en su olor que... no sé.
Su madre sonrió.
-El amor es algo precioso Sakura pero debes fijarte en la persona a la que decides amar, hay amores plenos, los que son correspondidos, luego los dolorosos y triste, cuando alguien ama sin ser correspondido.
La pelirosa no dijo nada.
-Pero el peor de todos es aquel que a pesar de florecer en ambas personas no puede ser, un amor prohibido-continuó su madre sin apartar la vista de ella-ten cuidado a quien eliges amar, a veces el destino se empeña en separar a las personas que se aman y no permite que se junten de nuevo, haciéndolas sufrir.
-¿Por qué me dices eso, mamá?
-Solo es un consejo que te da tu madre, interprétalo como quieras, pero recuérdalo-contestó.
Esa respuesta no fue suficiente para Sakura, ¿a caso su madre insinuaba que ella nunca podría ni siquiera aspirar con poder amar a Sasuke?
4.
Aquel sin duda sería uno de los mejores días del año para Sakura, estaba tronando y el cielo estaba completamente oscuro, ni un rayo de sol lo atravesaba, como consecuencia, ese día no habría clase.
Sonrió, le encantaba la tormenta, y era realmente maravilloso salir a la calle sin que el sol cegase sus ojos.
Por otra parte también estaba preocupada, una tormenta así podía provocar desastres y matar a alguien.
Decidió apartarse de la ventana y volver a tumbarse en la cama.
A pesar de que ella no tenía miedo de salir a la calle ni Ino ni Hinata lo harían, ellas estarían aterradas escondidas debajo de sus camas.
Volvió a levantarse y abrió su armario, saldría a hacer un poco de deporte y así alejaba todas esas malas vibraciones que llevaba en el cuerpo.
Había pasado una semana desde que vio la extraña escena desde su balcón.
No se había atrevido a preguntarle a Sasuke por temor a entrometerse en sus asuntos más de lo que ya lo había hecho, y además por que en esa semana solo se habían visto en la clase de biología y solamente cruzaron unas cuantas palabras.
Aún así ella no podía evitar pensar en él, lo sentía tan cercano..., era un sentimiento difícil de definir, no se conocían de nada, pero él tenía algo que ella había anhelado desde su existencia, eso era lo inquietante, no sabía que era.
Se puso un chándal rosa claro y se calzó unas gruesas zapatillas de deporte, después recogió sus llaves y su mp3 de la mesilla y bajó las escaleras.
Al bajar vio a su madre asomando la cabeza por la ventana de la entrada, con la cortina tapándole medio cuerpo.
Miraba a ambos lados como si estuviese buscando a alguien.
-¿Mamá?-dijo.
Su madre dio un respingo y se apartó de inmediato de la escalera.
-Que susto me has dado Sakura, ¿vas a salir con este tiempo?
-Si, ¿pero qué mirabas? ¿esperas a alguien?
-No-contestó su madre con una sonrisa-si vas a salir por lo menos ponte un chubasquero o te empaparás.
-Con la capucha del chándal bastará, después vendré y me daré una ducha, necesito salir.
Su madre se encogió de hombros, ya estaba acostumbrada a las rarezas de su hija.
La pelirosa abrió la puerta y se puso la capucha.
Cuando empezó a correr el agua de la lluvia la golpeó fuerte pero ella solo lo notó como una suave y refrescante caricia, le gustaba esa sensación.
Se dejó llevar mientras escuchaba la canción que la tenía obsesionada de la película que la tenía obsesionada, Crepúsculo, la nana que Edward le había hecho a Bella y era la melodía más bella que había escuchado.
Sonrió, otra de sus rarezas, adoraba las películas mitológicas, en su opinión sería genial que existiesen vampiros, licántropos, hadas...y demás seres.
Viró por una de las calles cuando algo apareció de repente frente a ella.
Era una chica realmente hermosa, llevaba el pelo castaño recogido en unos rodetes y tenía unos impactantes ojos de color miel, pero algo en ella no andaba bien, además olía parecido a Sasuke, un olor dulzón pero mezclado con otro aroma distinto, como a lavandas.
Sakura se dio cuenta de que era su boca, la chica estaba medio inclinada y se enseñaba los dientes, en su vida había visto unos colmillos tan grandes.
-Estás invadiendo mi territorio-siseó la ojimiel.
Era cierto que ella nunca había ido por ese extremo de la ciudad, pero cada uno era libre de ir por donde quisiera.
-Solo vengo a pasear-dijo levantando una mano.
La chica se tensó más y clavó sus ojos en los jade de Sakura.
De repente la cara de la ojimiel se transformó, pasó del mayor de los enfados a peor de los miedos.
-Discúlpeme ojo-sama(alteza)-dijo poniéndose de rodillas y haciendo mil y una reverencias-por favor perdóneme.
Sakura estaba estupefacta, ¿la había llamado alteza?
Avergonzada agarró a la chica del brazo y le instó a que se levantara.
-Te perdono, pero no eran necesarias las reverencias.
La chica parecía no escucharla en absoluto, era como si hubiese visto la luz y ahora la tuviese ante sus ojos.
-Me llamo Tenten-se presentó-si alguna vez necesita de mi ayuda no dude en buscarme, será un honor para mi servir a la familia Serim.
Dicho esto se marchó.
¿La familia Serim? ¿dónde había oído ese nombre? bah, estaba segura de que la había confundido con otra persona.
Últimamente le pasaban cosas de lo más extrañas, y al parecer no pararían.
Al volver sobre sus pasos, vio a Sasuke caminar bajo la lluvia, a pesar de estar de espaldas lo había reconocido por aquel dulce aroma suyo.
Un impulso le instó a seguirlo y así lo hizo.
Él caminaba a paso ligero y no hacía más que mirar a los lados, al parecer buscaba algo.
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-¡Alecto!-la voz resonó por todo el pasillo.
Demetrio, con el pelo rubio revuelto y los ojos borgoña refulgiendo de furor, caminaba enfurecido por los pasillos de las mazmorras de su castillo, sentía como la furia borboteaba por toda su ponzoñosa sangre y la única razón era obvia, su hija pequeña, Alecto.
Nunca hacía nada como se le mandaba, siempre todo al revés, de sus tantos hijos ella sin duda era la más problemática.
Una chica de pelo color verde claro salió de uno de los cuartos con cara de pocos amigos.
Demetrio clavó su mirada en aquellos ojos azules inexpresivos.
-¿Qué excusa me pondrás ahora?-tronó su padre.
-Señor, no me pareció buena idea que se matase a esa gente.
-Esa gente son Luminati y a ellos no les tiembla la mano a la hora de matarnos ¿entiendes? estoy cansado ya de tus estúpidos errores, eres una deshonra.
La chica soportó estoicamente la humillación paternal, aquello se había vuelto una costumbre.
-A lo mejor es que quieres unirte a ellos-dijo su padre con veneno en la voz-eres una traidora.
La chica sonrió con desgana, así era la vida de la hija del líder de los sombra, siempre tenía que estar intentando ganarse un pedazo de reconocimiento por parte de él, todo por seguir viva.
Pero así eran todos los de su rama, solo querían poder y vivir en la oscuridad, por eso la rechazaban, ella odiaba la guerra y odiaba matar por matar.
-Lo mejor que puedes hacer es matarme señor, nadie sufriría por mí-dijo.
Demetrio apretó la mandíbula.
-Como tu madre tenías que ser.
Eso le decía siempre, la madre de Alecto, última esposa de Demetrio era una Serim, la familia más importante en la realeza Luminati.
Todavía le costaba comprender como Demetrio se había casado con ella.
La había secuestrado, exterminando al resto del clan, y la había obligado a casarse con él por alguna extraña razón.
Desde que ella había muerto, él se hacía cargo de Alecto y todos los días se encargaba de hacerle ver lo estúpida e inútil que era, al igual que su madre Luminati.
-Ahora mismo irás a terminar con lo que se te ha ordenado, ¡¿de acuerdo?!
La chica torció la cara, por mucho que le pesase no tenía opción, ella era una sucia mestiza y debía cumplir lo que su señor le ordenaba.
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Sakura llevaba ya media hora persiguiendo a Sasuke, se sentía estúpida por hacerlo, pero al parecer espiarlo era algo inevitable para ella.
De repente el chico se quedó parado en frente a una puerta y luego llamó tres veces.
Sakura estaba escondida detrás de un cubo de basura.
Un chico rubio de faciones medio asiáticas y medio occidentales salió por la puerta en pijama y saludó a Sasuke con una palmadita y una sonrisa.
-¡Teme!
Estaba lo suficientemente cerca para oír la conversación.
-No montes escándalo, dobe-dijo el pelinegro-¿tienes lo que te pedí?
-Desde luego que forma de saludar-dijo el rubio haciendo un mohín.
Entró en la estancia y luego salió con un pequeño paquetito en la mano.
-Aquí lo tienes, no sabía que necesitaras este tipo de cosas de mí.
Sasuke abrió la caja y sacó unas gafas iguales a las que tenía y se las puso.
-Hmp, nos vemos dentro de unas horas-dijo despidiéndose.
-Ya tengo ganas de ir al Poisonous Blood, necesito un buen ''bloody mery'' ya me entiendes-dijo el rubio con una sonrisa-últimamente la vigilancia casi no me deja ''comer''.
Sasuke alzó la mano y luego el rubio cerró la puerta.
Al comenzar a andar el pelinegro se quedo parado junto al contenedor.
Sakura ni siquiera respiró.
-Si sigues ahí luego olerás mal-dijo el pelinegro asomando la cabeza y mirándola.
-Ah...Sasuke...
Que vergüenza, la había pillado.
El sonrió de medio lado y luego echó a andar, ella lo siguió.
-No pienses que te estaba siguiendo-dijo atropelladamente.
-¿Debería pensarlo?
Sakura se sonrojó, sin duda la había descubierto.
-Hmp.
-Es que... me preocupas...-se intentó excusar.
Sasuke alzó las cejas.
-Siempre estás solo en tu casa, no tienes amigos, bueno ese chico parecía serlo, pero...
-¿A caso eso es malo?-preguntó él.
-No...es solo que...nunca había conocido a alguien que...
''Que se parezca tanto a mi'' pensó la pelirosa.
-No es bueno que me sigas-dijo el pelinegro.
Ella agacho la cabeza.
-Lo siento-dijo apenada-no era mi intención molestarte, yo...me gusta estar contigo-susurró.
Sasuke se quedó sorprendido, se sintió extraño y de pronto aquella chica menuda le pareció la cosa más hermosa que existía en el mundo.
Se sacudió la cabeza, aquello no era bueno, ellos nunca podrían ser nada, estaba prohibido.
-Será mejor que vuelvas a casa, la tormenta va a empeorar.
Ella asintió y se dio la vuelta, empezando a caminar sin mirarlo, de regreso a casa.
Aquella fue la primera noche que Sasuke Uchiha sobrepasó los límites de seguridad, haciendo guardia delante de la casa de la chica mientras ella dormía.
Desde la cocina de la casa la madre de Sakura lo observaba con una sonrisa. triste.
-Vampiro estúpido-susurró-sabes que está prohibido y aún, inconscientemente, sigues acercándote a ella.
Greenie:
EL AMOR, EL AMOR, EL AMO ESTA EN EL AIRE...
SI ESTE FIC TIENE ALGO PARECIDO A CREPUSCULO Y ESO LO HACE TAN GENIAL
ME ENCANTO TODO Y MAS LA REVERENCIA QUE TENTEN LE HIZO JAJAJA
ESPERO CON ANSIAS LA CONTI
UN BESO
Dresti:
Hola people!! weno aki regreso con mi historia k se me habia olvidado k la habia subido xD(Inner: y lo dice tan tranquila ¬¬) n.nU gomen ne pero sk km stoy en mis dos ultimas semanas de insti(bien!!) stoy super liada con los examenes >:(y ps es lo k hay peo weno aki subo la conti, spero k os guste, nos vemos, ja na ;D
5.
-¿Esto es realmente posible?-preguntó el rubio escandalizado mirando de nuevo el papel.
-Que quieres que te diga, nunca me he encontrado con un caso así-respondió Shikamaru, que le había llevado el mensaje de la reina.
Sasuke se dedicaba a girar el vaso vacío entre sus manos, todavía no encontraba explicación al hecho de estar reunido en el Poisonous Blood con aquellos dos.
-¿Qué pasa ahora dobe?
El rubio se giró, indignado.
-Pasa que me han despedido, que ya no soy guardián, que estoy en el paro-soltó de una.
-¿Es una orden de la reina?-preguntó interesándose.
-En persona-contestó Shikamaru.
Sasuke leyó el papel con la confusión pintada en la cara, ¿qué mierda era aquello? nunca en todos los años que había vivido un guardián era despedido, su cometido solo finalizaba cuando su protegido moría y sabía que el de Naruto estaba vivito y coleando.
-Es que no hay explicación-dijo el rubio-no hay explicación.
El pelinegro le devolvió el documento a Shikamaru.
-Bueno dobe, ahora tendrás más tiempo libre.
Naruto se sentó en una de las banquetas dejando que todo su peso cayese sobre el acolchado asiento.
-No puedo dejarla sola-dijo el rubio negando con la cabeza-¿qué le harán si no mandan a ningún buen guardián? ella correrá peligro.
Sasuke no pudo creer lo que sus ojos veían, nunca había visto a Naruto llorando y en aquel mismo instante lo estaba haciendo.
-¿Tú sabes por qué te han despedido verdad?-dijo Shikamaru apenado.
Sasuke miraba sin comprender, al parecer ellos dos sabían algo que él desconocía.
-¡Pues menuda mierda!-exclamó el rubio tirando un vaso al suelo, con lágrimas de rabia cubriéndole la cara-¡menuda asquerosa mierda!
Todos en el local se quedaron en completo silencio, con la mirada clavada en el rubio.
-Mañana te llegará la orden de destierro-añadió Shikamaru con impotencia-si no abandonas Konoha en un mes la Guardia Real irá a por ti.
Aquello despertó la curiosidad, ¿qué era lo qué había hecho Naruto?
-¿Has inquebrantado la ley?-preguntó alzando las cejas.
Creía a Naruto capaz de muchas cosas, menos de inquebrantar la ley.
Se escuchó una risita al fondo, proveniente de la manada de lobos.
La mirada que les lanzó Naruto fue suficiente para hacerlos callar.
-Si-fue lo único que contestó.
Sasuke no hizo preguntas del tipo; ''¿Por qué? ¿qué hiciste?'', él no era de esos y además conocía el genio que se gastaba Naruto, nunca le preguntabas a un soldado de la antigua Roma cosas que pudieran incomodarle.
Aunque algo gordo había sido, Naruto nunca había llorado.
-Me iré mañana, ¿tengo derecho a despedirme?
Solo Shikamaru entendió a que se refería.
-Sabes que no puedes Naruto, no lo hagas más difícil.
El rubio soltó una imprecación y se marchó del local como una exhalación, poco después Shikamaru le siguió, en completo silencio.
Poco a poco el local recobró su clima de siempre.
Estaba solo, no es que antes estuviese muy acompañado, pero Naruto y él siempre habían estado juntos, lo sentía más hermano a él que a Itachi, no lloró, ni siquiera mostró ningún tipo de emoción, solo se sintió solo.
Dejó un billete encima de la mesa y salió al aire libre.
Era exactamente media noche, cuando los de su raza se sentían completamente ''vivos'' y en paz.
Echó a andar y su mente lo trasladó a una de esas situaciones que pocas veces había vivido.
Hizo un repaso general de todo lo que había sido su vida, curiosamente todo lo que destacaba en ella eran muertes y más muertes, era un asesino, un cazador solitario que apenas se relacionaba con los demás.
Siempre había vivido bien así, pero el hecho de que Naruto se fuese a cambiar de ciudad, incluso puede que de país, lo había despertado a una absoluta y total realidad, él solo era una máquina de matar con la que nadie se atrevía a hablar, nunca dejaba que nadie entrase en su vida, tenía un instinto muy elevado de intimidad y territorio.
Cuando sus pies se pararon sonrió de medio lado al reconocer el lugar al que lo habían llevado.
¿Quizás era ese sentimiento de temprana soledad lo que le hacía quedarse allí de pie cada noche?
La luz se reflejaba a través del balcón, todo estaba en orden, pero al parecer no era el único que pasaba una mala noche.
Tras comprobar de nuevo la zona y ver que podía abandonar su puesto durante una hora más decidió ir a saciar su sed, que hacía rato que lo atormentaba, después ya regresaría.
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Colgó el teléfono y se sorprendió al ver la hora que era.
Había estado todo el rato hablando con Hinata por teléfono y ni siquiera se había dado cuenta de que eran las doce de la noche, suerte que al día siguiente sería Sábado.
Dejó el inalámbrico sobre la mesa del escritorio y bajo a tomar algo de cena, el estómago le pedía algo sólido urgentemente.
-Creí que te habías quedado pegada al teléfono-dijo su madre sentada en el sofá del salón, con la televisión encendida en una canal de cocina.
-Estaba hablando con Hinata-contestó y se me pasó el tiempo, ¿queda algo de cena?
-En la nevera hay algo de ensalada-dijo su madre señalando dicho objeto.
Sakura sacó el bol de lechuga con tomate con total parsimonia.
Una especie de embotamiento le invadió la mente, olía muy fuerte a una clase de olor dulzón que no provenía de ninguno de aquellos alimentos, era un olor puro que le penetró hasta la garganta haciendo que esta le escociese.
-¿Te encuentras bien Sakura?-preguntó su madre al ver a la pelirosa inclinarse con la mano pegada al cuello.
-No...pasa nada-dijo la chica.
Su madre la miró preocupada, muy preocupada, pero no le dijo nada.
-Será mejor que vayas a dormir-dijo.
Miró a su madre y se asustó, pues no la veía como tal, sino como algo comestible pero desgraciadamente repulsivo.
Cerró los ojos y respiró profundamente hasta que consiguió que aquella horrible sensación la abandonase.
Más calmada se reincorporó y tras tomar unas bocanadas de aire miró el bol, de ensalada, todo el hambre se había esfumado de un pepinazo.
Clavó la vista en su madre, que tenía los ojos clavados en una de las ventanas con el ceño fruncido.
-Acaba de cazar y viene directo aquí, sin esperar a que se borre el olor-murmuró sin que la pelirosa llegase a comprender del todo-un día nos llevaremos un disgusto.
Después, como en un flash, su madre la miró con expresión tranquilizadora.
-Iré a tirar la basura, volveré en un instante.
-Déjame ir a mí-pidió la chica.
Aquel olor dulzón que provenía de fuera seguía llamándola a gritos y sentía una enorme curiosidad por adivinar que era aquello que crispaba a su madre.
-Pero...
-Me vendrá bien un poco de aire.
Y sin darle opción a su madre a contestar, cogió la bolsa de la basura y salió a la calle.
El aire le azotó la cara llenándole los pulmones al olor dulzón que la obsesionaba.
Dejó la bolsa de la basura en el contenedor y empezó a andar hacia el lugar de donde creía que venía el olor.
Dobló la esquina y siguió caminando, sentía que cada vez estaba más cerca.
Al principio no lo vio porque el portal estaba integrado en unas galerías sin iluminación, pero la luz de la luna le bastó para reconocer la figura de Sasuke sentado en uno de los bordillos con los ojos clavados en ella.
Sus ojos eran como dos lámparas en la oscuridad que le robaban una a una las defensas mentales de su cuerpo y la arrastraban, el fuerte olor venía de él, algo en su actitud no estaba bien, no dejaba de mirarla y no se movía, quizá fue ese echo lo que la abrumó, la llamada silenciosa de aquellos dos ojos y así su corazón empezó a latir a un ritmo feroz.
-¿No deberías estar en la cama?-preguntó el con voz tranquila.
A pesar de la distancia de diez pasos que los separaba Sakura se dio cuenta de que el fuerte olor dulzón que estaba siguiendo provenía de él.
-Necesitaba salir al aire libre-contestó en el mismo tono.
En silencio se acercó a él y se sentó a su lado sin apartar la vista de él y al estar tan cerca pudo apreciarlo.
Las comisuras de los labios de Sasuke estaban manchadas de gotas de sangre al igual que su camiseta.
Sangre. La palabra taladró su cerebro como si se tratase de la palabra más bella del mundo.
El pelinegro se dio cuenta de que la pelirosa observaba con imperiosa necesidad la sangre que aún le manchaba la boca, entonces eso demostraba que Sakura no era tan normal, se limpió antes de que llegase a pasar algo.
Aquel acto hizo que ella volviese a la realidad y trasladase su vista de nuevo a los ojos de él pidiendo una explicación, uno no encontraba todos los días a alguien manchado de sangre.
-Una pelea-se limitó a decir.
No sabía por qué, pero con la pelirosa siempre sentía la necesidad de dar una explicación.
-¿Estás bien?-preguntó preocupada.
-Claro.
Él retiró la vista y la clavó el la pequeña franja que en ese momento era la luna creciente.
La pelirosa no se creyó la respuesta, en los ojos del chico existía rabia y ¿dolor? ¿cómo saberlo? solo su intuición le decía que al pelinegro le pasaba algo.
-No sé por qué haces esto-dijo.
-¿Hacer lo qué?
-Ser así, tan cerrado en ti mismo, no te dejas que nadie te ayude, no quieres que nadie se te acerque...
-No lo necesito-contestó.
La chica se mordió el labio inferior, harta de esa contestación que él daba siempre.
-¿De verdad piensas que vivirás mejor sin nadie con quien estar?
-No lo necesito-repitió más estricto.
Sasuke estaba perdiendo la paciencia, ella no entendía nada, nunca lo entendería.
-Todos necesitamos a alguien-continuó ella-tal vez un amigo...
Sasuke se levantó de golpe, asustándola y taladrándola con los ojos.
-¿Qué sabrás tú?-escupió-¡los amigos vienen y van, cuando tienes uno este tarde o temprano te dejará! ¡para eso es mejor no tenerlos!
La pelirosa se quedó muda, la voz de Sasuke destilaba rabia y aquella forma tan siniestra en la que la había mirado.
-Lo siento, solo quería ayudarte-dijo apenada.
La ira de Sasuke fue mitigando poco a poco al ver aquella expresión de pena en el rostro de la chica, en ese momento se parecía tanto a las grandes esculturas de las diosas que había visto en Grecia que se quedó sobrecogido.
-Hmp-dijo sentándose de nuevo.
El silencio posterior no fue incómodo ni tenso, pero si extraño, hasta que la pelirosa lo rompió.
-¿Lo dices por el chico rubio?
Él la interrogó con la mirada.
-Tu amigo-aclaró-¿se ha marchado?
La cara de Sasuke era totalmente inexpresiva en el momento que contestó, pues no estaba dispuesto a reconocer que aquello lo entristecía aunque solo fuese un poco.
-Tuvo que marcharse por algunos problemas.
La pelirosa asintió, ahora comprendía, estaba completamente segura de que Sasuke era de esas personas a las que la gente no se arrimaba por lo tanto no tenía apenas amigos.
Se sintió mal por él, si ese chico se iba, él estaría solo en esa ciudad, ella no quería eso, una persona como él no se merecía eso.
-Yo seré tu amiga-dijo ella-yo nunca me iré.
Los ojos de Sasuke se abrieron de sorpresa pero ella no pudo notarlo, ¿su amiga? ellos dos no podían ser nada, solo guardián y protegida, nada más.
-Yo solo tengo dos amiga y si me llego a quedar sin ellas me moriría-continuó-nadie se merece estar solo Sasuke, nadie.
Aquellas palabras calaron hondo en él.
La pelirosa se levantó y lo miró con una sonrisa.
-Y me da igual lo que digas, no estarás solo-dijo-incluso los raritos nos merecemos tener a alguien con quien hablar.
El chico sonrió de medio lado mientras contemplaba la sonrisa de ella, ¿cómo podía existir alguien así? ¿alguien que daba sin esperar recibir nada a cambio?
La chica le tendió la mano.
-Ten invitaría a cenar pero mira la hora que es, además tienes que darte una ducha, cualquiera que te vea así pensará que eres un vampiro.
Sasuke soltó una risotada.
-Puede que si.
Luego se levantó, ignorando la mano de la chica, y se quedó parado delante de ella.
-Debes irte a casa, la coche es peligrosa.
-Si, ya veo que tú lo sabes bien-dijo mirando fijamente la sangre seca, sintiendo otra vez esa atracción.
-Será mejor que volvamos ya, empieza a hacer frío-dijo él sacándola de su ensoñación.
Tres minutos más tarde se despidieron delante de la casa de la chica y esta entró.
-Creí que te había pasado algo-dijo su madre con el ceño fruncido.
La chica no le hizo caso y en sus labios se formó una sonrisa, había conseguir abrir un poquito más la coraza que protegía a aquel misterioso pelinegro.
6.
Estaba centrado leyendo los papeles que hablaban sobre Sakura.
Estaba tan confundido...
Sabía que no podía acercarse a ella, que las leyes lo prohibían pero aún así siempre había algo que hacía que él y la pelirosa acabasen siempre encontrándose.
Sacó su botella de wisky del mueble bar y bebió a morro un largo trago, relamente no sabía que hacer, esa época estaba siendo de las peores de su vida.
Se llevó una mano al pelo y lo removió varias veces.
Iba a echar otra ojeada a los papeles pero justo en ese momento alguien llamó al timbre.
Miró el reloj, era un Sábado a las 8 de la mañana, ¿quién madrugaba tanto en fin de semana?
Antes hubiese pensado que sería Naruto pero el rubio no era de los que se levantaban a esas horas y mucho menos llamaba al timbre.
Bajó las escaleras despacio, seguro que sería Itachi que venía a recoger el informe semanal o algún que otro tocapelotas de la Guardia Real, últimamente todo era posible.
Pero para su sorpresa no era nadie que él hubiese pensado, en la puerta con las gafas de sol y saludando hacia la entrada estaba Sakura con una bandeja en la mano.
Curioso le abrió la puerta y la pelirosa poco después ya se encontraba a su lado.
Sasuke percibió que iba totalmente preciosa.
El pelo rosa le caía por toda la espalda y lo llevaba ondulado con el flequillo sujeto hacia atrás con dos orquillas, llevaba una camiseta verde y fucsia de manga corta y unos pantalones largos de color negro.
-Buenos días-saludó la chica entrando en la casa dejándolo a él sorprendido en la puerta-he venido a desayunar contigo, ¿todavía llevas puesta la ropa de ayer?
El pelinegro se echó un vistazo, ni siquiera se había acordado de cambiar la ropa.
Lugo volvió a mirar a Sakura, que andaba de puerta en puerta, seguramente buscando la cocina, cuando la encontró, entró en ella y dejó la extraña bandeja encima de la encimera.
-He decidido venir a desayunar contigo porque me tomo muy en serio lo de ser tu amiga-empezó a decir-he traído unos cuantos pastelitos, no sé si te gustan pero como no me has dicho nada decidí probar suerte, ¿dónde tienes la leche?
Sasuke todavía estaba perplejo, la había creído cuando la noche anterior le había dicho que sería su amiga para siempre pero de ahí a llegar a desayunar juntos...
-Está en la nevera-contestó señalando el electrodoméstico.
-Que llena la tienes-comentó.
Normal que estuviera llena, solo comía comida de humanos a la cena y por puro placer, no por hambre.
Sakura empezó a sacar cartones de leche y zumo y unas cuantas rebanadas de pan.
-Eres muy alto así que debes comer bastante para mantenerte bien-dijo la pelirosa.
Él sonrió de medio lado.
-¿A caso eres mi madre?-preguntó irónicamente.
-No, pero me preocupo por ti, como cualquier buena amiga, así que no me rechistes y siéntate a esperar.
El pelinegro alzó las manos y luego se sentó en una de las sillas mirándola mientras hacía el desayuno.
La ojijade se movía gracilmente de un lado para otro de la cocina y no paraba de hablar para sí misma en voz baja.
Costaba creerse que una persona así fuese un vampiro de la realeza, ellos siendo tan estirados, finos y prepotentes, mientras que ella era alegre, vivaz y corriente.
Eso es, ella era alguien corriente y especial al mismo tiempo, y él era encargado de proteger aquella mezcla tan extraña.
Pero también era el que más lejos debía mantenerse de ella, por regla general un sangre nunca debía intimar a su guardián y mucho menos mantener una relación de cualquier tipo con él.
Saltaba a la vista que ellos no estaban cumpliendo aquella norma.
-¿Cómo te gusta el café?
El pelinegro volvió en sí y la miró inquisitivo.
-Te pregunté como te gusta el café.
¿Café? ¿y él que sabía? nunca bebía café.
-De acuerdo, te lo haré igual que el mío, mira que eres reservado.
-Hmp, ¿reservado?
-Si, ni siquiera me dices como te gusta el café-dijo.
El pelinegro arqueó las cejas mientras ella le llevaba el café.
Justo cuando la pelirosa se lo iba a dar esta tropezó con sus propios pies y cayó encima de pelinegro tirándole el café por toda la camiseta.
Sakura se sonrojó y levantó la mirada para disculparse.
Su boca estaba a escasos centímetros de la del pelinegro y sus ojos chocaban como imanes contra los negros de él.
El corazón empezó a latirle desenfrenadamente y la respiración se le agitó.
Por su parte el pelinegro se quedó con la garganta seca, su corazón también latía con fuerza y su respiración chocaba con la de la pelirosa, al igual que su mirada.
Se obligó a tragar cuando notó que la garganta se le había quedado como un corcho y cuando lo hizo notó como todo su cuerpo se amoldaba con el de ella.
Entonces se imaginó como sería tocarla, besar esos carnosos labios...
Sacudió la cabeza y apartó a la pelirosa de sí, aquello no debía de ocurrir, tenía que dejar de beber, empezaba a tener efectos secundarios.
-Lo...lo siento, soy...una patosa-se disculpó la chica, colorada hasta la médula.
¿Qué había sido aquello? su cuerpo entero se había sacudido en una descarga cuando Sasuke la había tocado para apartarla, su corazón casi estallaba cuando la había mirado de aquella manera y casi se quedaba sin respiración cuando la de él chocó con la suya.
-Hmp-dijo él sacándola de sus pensamientos.
Sasuke cogió una servilleta y empezó a limpiar los chorretones de café ardiendo que le caían por la camiseta. En momentos así agradecía ser un vampiro, su piel era insensible a cualquier cosa excepto al exceso de sol, el mordisco de otro vampiro o una paliza también de otro vampiro.
-Lo siento, te has quemado-dijo la pelirosa al ver el estado de la camiseta-déjame que te vea.
-Si me quieres ver sin camiseta dilo y ya está, no busques excusas-dijo él altanero.
-No me provoques Uchiha y haz lo que te digo-contestó ella con voz seria.
Él sonrió de medio lado mientras hacía lo que ella le decía.
Sakura tuvo que disimular su sonrojo cuando aquel bien formado cuerpo quedó al descubierto. El pelinegro era musculoso, pero no exagerado, lo era de un modo perfecto, ni mucho ni poco, y su piel blanquecina brillaba bajo la tenue luz solar que se colaba por una de las ventanas.
Simplemente era un Dios.
-Ejem-carraspeó él divertido.
La pelirosa volvió al mundo y rápidamente puso cara seria, allí no había ni una triste quemadura, a pesar de que el café le había caído encima de lleno.
-No tienes ni una quemadura-susurró llevando una mano al abdomen del chico.
La piel de Sasuke era suave y fría, sin ninguna imperfección, era un adonis.
El pelinegro cerró los ojos al contacto con la mano de la chica. La mano de Sakura era cálida debido a que constantemente ingería alimento humano y se pasaba la mayor parte del día fuera de casa.
Era suave y delicada, podía notarlo perfectamente.
-Entonces todo está bien-dijo cortante, separándose de ella.
-Eh...sí, claro, ¿comemos los pasteles? los ha hecho mi madre-contestó la ojijade cambiando de tema rápidamente.
-No tengo hambre-contestó.
-Bueno, yo tampoco la verdad.
Sonó el timbre y Sasuke fue a abrir, ¿quién sería ahora?
Al abrir la puerta se encontró de frente con una chica de pelo verde claro y ojos azules.
-¿Qué haces aquí?-le preguntó.
-Habíamos quedado-contestó Alecto en tono indiferente-la semana pasada sino te acuerdas.
Sasuke bufó al darse cuenta de que la chica tenía razón.
-Pues ahora no puedes entrar porque...
-¡Hola!-dijo Sakura apareciendo detrás del chico.
Sasuke se llevó una mano a la cara en gesto resignado y luego miró a Alcto, a la que poco le faltaba para que se le descolgase la mandíbula.
-Soy Sakura, una amiga de Sasuke, ¿tú eres su novia?
-No-contestó éste inmediatamente-es una prima lejana.
-Si, soy una prima lejana-contestó esta volviendo a la realidad-me llamo Alecto.
-Que nombre más raro, se nota que es extranjero.
Alecto miraba a Sasuke con ojos inquisitivos y cargados de sorpresa, y es que no se creía lo que veían sus ojos, aquella chica era una sangre pura y no una sangre pura cualquiera, una de la familia Serim, su prima la desaparecida, y ella que creía que su madre había sido la última del clan.
-Vuelvo en otro momento veo que...
-No hace falta-dijo la pelirosa-os dejo solos, seguro que tenéis mucho de lo que hablar, te dejo los pasteles, espero que te gusten Sasuke, los ha hecho mi madre.
La pelirosa se marchó de allí y los dejó a solas.
-¿Pasteles? ¿su madre? ¿amiga tuya?-empezó la peliverde-¿qué significa esto? ¿por qué la heredera desparecida de los Serim estaba desayunando en tu casa?
Sasuke resopló, Alecto era la hija de Demetrio, el jefe de los sombra, pero aún así era una chica en la que se podía confiar y que siempre le pasaba información sobre los sombra, precisamente la semana pasada se había visto a escondidas en una de las casas de Demetrio, ''el lugar prohibido'' del que había hablado aquel asqueroso sombra que se había hecho pasar por su primo.
-Hmp, entra.
Los dos se dirigieron a la sala y Sasuke le lanzó los papeles que estaba leyendo justo antes de que Sakura llegase.
Se sirvió un vaso de wisky mientras Alecto leía los papeles, totalmente asombrada.
-Según lo que pone aquí ella es tu protegida.
-Ajá.
-Esto es...imposible-dijo sorprendida.
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-¡Sakura, Hinata está aquí!-exclamó su madre desde la planta de abajo.
La pelirosa volvió al mundo, se había pasado toda la mañana y la mediodía pensando en Sasuke y esa chica, de verdad que había temido que fuese su novia, ¿pero eso no debía alegrarla? a fin de cuentas Sasuke era su amigo y debía desearle lo mejor, aún así no pudo evitar sentir alivio cuando ella le contestó que era su prima lejana.
Se levantó de la cama y salió del cuarto.
Su madre y Hinata la esperaban en el salón, tomando un té.
-Hola Hinata, que bueno que ya hayas llegado-saludó.
-Si, la verdad es que como estuve de compras ya vine directamente hacia aquí-dijo mientras enseñaba una pequeña bolsa de joyería-mi madre, resulta que rompió los pendientes.
Sakura asintió, la verdad es que en esos tiempos en la familia Hyuuga sucedía de todo, la tía de Hinata se había muerto en extrañas circunstancias y había dejado huérfano a Neji, el primo de la peliazul.
-Mi familia está hecha un caos-le dijo la peliazul una vez ya estaban en la calle-nadie me dice nada pero yo sé que salen todas las noches a las 12.
-¿Y qué tiene eso de malo?-preguntó la pelirosa-a lo mejor salen a tomar algo.
-Yo también pensé eso, pero mi padre no es de los que salen y últimamente sale con mi primo Neji, vestido de una forma muy rara-dijo-es más últimamente está muy raro.
-¿Raro?
Hinata puso una cara extraña.
-Ayer me decidí a preguntarle a dónde iban por las noches y el me contestó: ''ya queda poco tiempo para que tú también participes''-contestó-en realidad no sé a lo que se refiere.
Las dos se quedaron calladas por un momento.
-Pero dejemos ese tema y dime que tal te ha ido hoy, ¿has hecho algo interesante?
-He ido a desyunar con Sasuke-contestó como si nada.
Hinata se quedó clavada en el sitio.
-¿Cómo?
Sakura empezó por contarle lo sucedido la nohe anterior y luego procedió a lo de aquella mañana.
-Ese chico no me da buena espina-dijo la ojiperla-hay algo en él que no me gusta.
-Eso es porque no lo conoces, parece alguien frío pero yo creo que es así solo para aparentar, a veces es simpático.
-No sé Sakura, alguien que vive en esa casa...
-¿Ya estamos otra vez con la dichosa casa? hoy he estado en ella, y he estado más días y no me ha pasado nada, todo eso es una patraña para asustar a la gente.
-Pero aún así él te mira raro.
-¿Raro?-preguntó, confundida.
-Sí, como si te estiviese vigilando.
-Desde luego Hinata ves cosas donde no las hay-dijo con una carcajada.
La ojiperla se encogió de hombros, ella estaba segura de que era así.
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Ya eran las 11 de la noche y Naruto caminaba por la ciudad con las maletas en la mano, le hubiera gustado despedirse de Sasuke pero lo tenía prohibido, no podía despedirse de nadie.
Había sido un estúpido al pensar que podía mantener su relación en secreto por toda la eternidad, era obvio que alguien se daría cuenta pero él no lo quería ver, estaba tan enamorado de Idel que se negaba a creer que alguien o algo podría separarlos.
Y ahora estaba sin casa, sin familia y se tenía que marchar a 30 km de la ciudad y no se le permitía volver jamás, aquel era el castigo por infringir las leyes.
Delante de él apareció la figura de una humana que caminaba lentamente.
Ojalá que esa chica llegase sana a casa, con todo lo que se cocía en esa ciudad por la noche era mejor andarse con cuidado.
Hinata iba muerta de miedo, se había quedado hasta tarde en casa de Sakura y ahora tenía que regresar de noche a la suya.
Miraba constantemente a los lados, tenía miedo de que algún pervertido la atacase.
Iba tan distraída que no se fijó en una piedra que había en el suelo y tropezó.
Cerró los ojos, pero antes de caer al suelo algo la detuvo.
Abrió los ojos y se encontró con unos azules y brillantes y una sonrisa de dientes blanquísimos, le dio un escalofrío, no de miedo sino de extraña inquietud.
-No deberías andar sola de noche señorita-dijo el chico, que era rubio y extremadamente guapo.
Ella agachó la cabeza, completamente sonrojada.
-Lo siento, no miraba por donde iba y...
-No pasa nada, tú no te lastimaste ¿no?
Ella negó.
Naruto se quedó observándola, era linda, su pelo azul oscuro quedaba perfecto, en armonía con la noche y la luz de la luna, al igual que sus brillantes ojos perla.
Pero lo mejor era el olor, diferente al de cualquier ser humano, olía a bosque, a exquisita hierba mojada mientras el rocío caía sobre ella.
-Me voy es tarde y...-empezó a decir la peliazul.
-Te acompaño, es muy tarde y la noche es muy peligrosa-sonrió al escuchar aquellas palabras de su propia boca, siendo él el cazador más peligroso.
Hinata enrojeció completamente pero empezó a caminar con él sin decir nada.
-Me llamo Naruto ¿y tú?
-Hinata-contestó en voz baja.
Continuaron el resto del camino en silencio.
Hinata se esforzaba por mantener la vista pegada al frente mientras que él la observaba de reojo.
-Lle-llevas maletas-dijo fijándose en aquel detalle.
-Me voy de viaje-contestó él con una sonrisa-necesito cambiar de aires.
La chica asintió.
No volvieron a decir palabra alguna hasta que la ojiperla se quedó parada en frente de una modesta casa.
-Gracias por acompañarme-agradeció sin levantar la cabeza.
-De nada, un placer conocerte.
En ese momento la puerta de la casa se abrió y por ella salió Neji en pijama.
-¿Hinata? ¿con quién hablabas?-preguntó.
La ojiperla se giró pero Naruto ya había desparecido.
-Con nadie-dijo entrando a la casa.
Neji echó un vistazo y luego olisqueó el aire, olía a chupasangre.
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