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[+18]*Poisonous Blood: 1.Renacer*[S&S]
Greenie:
HOLA
DRESTI (: ME HAN GUSTADO MUCHISIMO LOS CAPISSS
SAKURA ES UNA EXCELENTE AMIGA.. Y SASUKE ES TAN PERFECTO...POBRE DE NARUTO
PERO BUENO ALMENOS YA ENCONTRO EL AMOR ES UNA CHICA DIFERENTE Y CUANDO DIGO DIFERENTE ES PORQUE ES DIFERENTE ^^
UN BESOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
ESPERO CON ANSIAS LA CONTINUACION :D
Dresti:
Holaaa!! siento el retrasoo, keria venir antes peo es lo mismo de siempre, sta semana k viene es mi ultima semana de instituto y stoy hasta arriba de examenes y stoy con riesgo de dejar una(y asi no podria pasar pa la uni) asi k stoy super estresada!! peo en fin aki traigo otros dos capiis^^
7.
Sakura bajó rápidamente las escaleras y recogió sus cosas del sofá, donde se las había dejado su madre antes de irse a trabajar y se puso las gafas de sol.
El timbre volvió a sonar, recogió todo y después salió a la calle donde la esperaba Hinata.
-¿E Ino?-preguntó buscando a la rubia con la mirada.
Hinata se encogió de hombros.
-Fui a buscarla a casa pero nadie me contestó así que pensé que había venido directamente hacia aquí, pero cuando llegué no había nadie-contestó.
-Que extraño-dijo la pelirosa.
Normalmente si pasaba algo Ino las avisaba con antelación.
-Puede que ya esté en el Instituto-dijo la ojiperla.
Así que empezaron a andar sin más miramientos.
Al pasar por delante de la casa embrujada Sakura no pudo evitar mirar hacia ella, Sasuke ya había salido hacia el Instituto, lo sabía porque todas las cortinas estaba descorridas y él siempre las tenía cerradas cuando estaba en casa, y porque el flamante mercedes negro no estaba aparcado en su sitio.
Había pasado un mes desde que había jurado ser su amiga para siempre y con frecuencia iba a visitarlo por la tarde y había ido casi todos los fines de semana a desayunar con él.
No había sucedido ningún incidente como el del café aunque esa especie de atracción seguía existiendo entre ellos.
En ese tiempo lo había conocido mejor, Sasuke era un chico reservado y escaso en palabras, casi siempre era ella la que hablaba mientras él escuchaba sin decir nada, pero también era una persona atenta y para nada desagradable como quería dar a entender él.
Le había hecho varias preguntas sobre su familia pero él siempre evitaba el tema por lo que al poco tiempo desistió.
Lo que más le fascinaba de él era su entorno, la misma apariencia de él y toda la casa.
Los muebles seguían cubiertos con sabanas amarillentas y las cosas parecía que no se usasen desde bastante tiempo a pesar de que él viviese allí.
Con respecto a su apariencia el pelinegro nunca vestía colores llamativos, siempre iba de blanco, negro, gris o colores oscuros, nunca de otra forma.
Cualquiera persona lo tacharía de rarito y lo dejarían de lado, pero ella no podía más que sentir cada vez más atracción por ese extraño chico.
-Sakura, vuelve-dijo Hinata.
-¿Eh?
-Te has quedado mirando a la casa de Sasuke-kun y no me contestabas, apúrate o llegaremos tarde.
-Sé que te parece extraño pero a mí me cae bien-dijo la pelirosa.
-Creo que ya me he acostumbrado, no sé si te lo conté pero yo el mes pasado también conocí a un chico extraño.
-¿Si? cuenta, cuenta-la apremió Sakura.
-Fue al salir de tu casa el día que fuiste a desayunar con Sasuke-kun, pues yo iba toda apurada porque tenía miedo de que me saliese un pervertido por el camino y me choqué con él.
-¿Y cómo era?-preguntó la ojijade con curiosidad.
-Muy guapo-contestó sonrojada-era rubio y tenía la piel muy bronceada, ah si y los ojos azules, altísimo.
-Que suerte tienes-dijo la pelirosa-¿y qué pasó después?
-Me acompañó a casa para que no me pasase nada y luego se presentó, creo que me dijo que se llamaba Naruto.
¿Naruto? ¿no se llamaba así el amigo de Sasuke?
Pronto abandonó sus pensamientos pues habían llegado al instituto.
No había ni rastro de Ino en la entrada pero al que si encontró fue a Sasuke y no estaba solo.
A su lado se encontraba aquella chica de extraño pelo verde que había llamado a casa de Sasuke hacía un mes.
Hablaban muy serios hasta que los ojos azules de la chica se posaron en ella y la saludó con la mano.
-¿La conoces?-preguntó Hinata.
-Es una prima lejana de Sasuke.
-Ah, bueno yo voy a dentro a ver si encuentro a Ino.
Hinata se marchó y la pelirosa se acercó a saludar.
-Buenos días, ¿estás de visita Alecto?-preguntó con una sonrisa.
La ojiazul miró a Sasuke, que se mantenía impasible apoyado contra la pared.
-Solo vine para hablar con Sasuke de asuntos familiares pero ya me voy, que tengáis buen día, cuidate Sakura.
Aquellas últimas palabras sonaron como imploración en los oídos de la pelirosa.
-¿Entramos?
Sasuke la miraba de la misma forma que siempre, sin ningún tipo de emoción, resignado ya a su compañía.
El pelinegro no podía evitar sentirse nervioso cada vez que otro de los de su especie se acercaba a ella.
Alecto le había dicho que ese exceso de preocupación acabaría trayéndole problemas tanto a él como a Sakura, y él lo sabía pero es que por más que intentase poner tierra de por medio entre ellos dos era incapaz de separarse de ella.
Además ella era muy terca y por culpa de esa estúpida promesa era incapaz de sacarsela de encima, siempre lo buscaba y le hacía preguntas comprometedoras, aunque ya se había acostumbrado a eso.
-Estoy preocupada-dijo la chica mientras entraban-Ino no ha venido a buscarme y tampoco estaba en su casa, ojalá que esté aquí y que Hinata la haya encontrado.
-Hmp.
Al llegar a clase se encontraron con Hinata en la puerta, pero ni rastro de Ino.
-No está-dijo la ojiperla-ni siquiera contesta al móvil, Sakura me estoy preocupando.
-Bueno, después iremos a buscarla a su casa-dijo la pelirosa.
-¡A clase!-gritó Kakashi-sensei tras ellos.
Sakura y Sasuke se sentaron juntos en sus respectivos sitios.
La pelirosa tenía la cabeza gacha, se la notaba muy preocupada, pero él no podía hacer nada al respecto.
-Como podéis observar delante de cada uno de vostros he dejado un aparatito pequeño-dijo Kakashi-sensei-pues es un medidor de energía, seguro que os gustará ya que lo que haremos con él es muy sencillo, primero mediremos la nuestra propia y después cogeremos de la mano al compañero y mediremos la de los dos juntos.
La cara de Sakura se sonrojó por completo de solo recordar la sensación que había sentido cuando Sasuke y ella se habían rozado.
Miró de reojo al pelinegro pero este parecía muy tranquilo.
-Empezad-dijo Kakashi-sensei.
La pelirosa carraspeó y llevó su mano al pequeño aparato, poniendo el dedo índice en el lugar indicado, el medidor de energía emitió un pequeño sonido y una lucecita amarilla parpadeante mientras medía la energía eléctrica de su cuerpo en watios.
A su lado Sasuke hacía lo mismo, en serio que aquellas chorradas de los humanos a veces lo exasperaban, apuntó los datos finales, retocándolos, ya que la energía eléctrica de un vampiro superaba por mucho la de un humano y luego esperó a que Sakura acabase.
-No sabía que tuviese tanta energía-dijo la pelirosa apuntando los datos.
Ya se encargaría él más tarde de cambiarlos a escondidas.
-Etto...ahora habrá que...ya sabes-dijo la chica cohibida.
Él suspiró y estiró la mano hacia la chica mientras la otra la mantenía en el medidor.
Sakura tragó grueso mientras miraba la mano estendida del pelinegro, su corazón había empezado a latir frenéticamente y la garganta se le resecaba.
Con lentitud llevo su mano izquierda al medidor y su mano derecha hacia la de Sasuke.
Él la miraba con indiferencia, pero en el momento en que sus manos se rozaron sucedió algo extraordinario.
Un torrente de energía los sacudió a ambos.
Los dos sintieron como una fuente inmensa de poder iba creciendo cada vez más en su interior, como un torrente imposible de esquivar que los obligaba a mantenerse cogidos de la mano.
Ninguno de los dos entendía nada de lo que estaba pasando y buscaron respuesta en los ojos del otro.
El pelinegro quedó marabillado, los ojos de Sakura refulgían exultantes de energía y sintió como aquella vista le aceleraba aún más el corazón.
El sonido de los medidores se hizo ensordecedor, el nivel de energía era tan alto que no lo resistieron y explotaron en mil pedazos soltando una maraña de chispazos, haciendo que todo el mundo gritase del susto.
Pero ellos se mantenían igual, mirándose a los ojos y con las manos cogidas con fuerza.
Sakura pudo sentirlo, como la energía suya se mezclaba con la de Sasuke y viceversa, era como si se estuviese estableciendo entre ellos un fuerte lazo que no los dejaría soltarse nunca más.
Pero pronto comprobó que no era así, pues Sasuke le soltó la mano con tanta rápidez que apenas se dio cuenta.
El pelinegro cogió sus cosas, se levantó y salió de clase sin mediar palabra, dejando a Sakura desconcertada.
Todo el mundo estaba en silencio, con la mirada incrédula puesta en la pelirosa, Kakashi-sensei incluido.
-Ejem, esto...bueno, después de este desafortunado accidente, recuperamos la normalidad y seguimos con la clase, ¿te encuentras bien Haruno?
-Si-si-contestó la chica.
Estaba incrédula, ¿qué había sido aquello? ¿por qué había pasado? ¿y por qué Sasuke se había marchado de esa forma, sin mirarla tan siquiera?
Un mal presentimiento se apoderó de ella, como si no volviese a ver a Sasuke en mucho tiempo.
Al final de clase, Hinata la esperaba con la boca abierta.
-No sé lo que pasó-contestó la pelirosa antes de que su amiga preguntase nada.
-Creí que os iba a pasar algo-dijo la peliazul-tenías que ver como saltaban las chipas alrededor vuestro.
-Tranquila que no pasó nada.
-Pero parece que a Sasuke-kun si, salió muy enfadado de clase.
-¿Enfadado?-preguntó extrañada.
-Si, debió lastimarse o algo, pero la verdad es que estaba demasiado enfadado.
¿Se habría enfadado con ella? pero ella no había sido la culpble, aquello no había sido culpa suya, luego iría a hablar con él.
-Estuve pensando en lo de Ino-dijo la ojiperla-y creo que no ha venido porque esta preparándose para Halloween.
Sakura alzó una ceja.
-Si, ya sabes como es ella con esto de las celebraciones, se lo toma muy en serio y Halloween es dentro de 10 días, seguro que no debemos preocuparnos.
-De todos modos si mañana no da señales de vida, iré a buscarla-dijo la pelirosa.
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Entró en casa y tiró con furia las cosas contra la pared.
¿Cómo había permitido que eso llegase a ocurrir? ¿cómo había aceptado acercarse a Sakura sin medir las consecuencias? estaba perdido si alguien se enteraba de lo que acababa de pasar en clase de biología.
Al principio no lo vio claro pero ahora comprendía completamente lo que había sucedido, entre Sakura y él se había producido un Lazo Rojo, un fenómeno muy poco corriente entre los de su raza pero que a veces sucedía.
Eso quería decir que estaban destinados a estar juntos.
Dio un fuerte puñetazo en la pared, haciendo que la casa temblase, ¿qué haría ahora? los matarían, a los dos.
Tenía que hacer algo de inmediato y solo se le ocurría una cosa.
Renunciar a su trabajo de guardián y así no volver a verla nunca más.
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Neji y Kiba entraron en el pequeño apartamento, todo estaba a oscuras pero gracias a sus ojos de licántropo veían todo con claridad.
Todo estaba patas arriba y en el aire había un fuerte olor a sangre, como si se hubiese producido la peor de las luchas en aquel espacio tan reducido.
-Aquí ha estado uno de los nuestros-dijo Kiba mientras olisqueaba el aire-esto no es obra de un chupasangre.
Neji maldijo por lo bajo, aquello era lo único que les faltaba, un asesino en la manada, como si no tuviesen ya suficientes problemas.
-Hay marcas de uñas lobunas en la pared-dijo-son de un cachorro, pero no consigo averiguar quien pudo ser.
-Yo tampoco, pero por Kami que ha sido una masacre, aquí hay dos personas entre los escombros.
Neji se acercó y entre los dos examinaron a los humanos, ya era demasiado tarde, tenían todo el cuerpo desgarrado y habían perdido mucha sangre.
Neji se llevó una mano a la cara.
-Esto tiene que ser informado de inmediato, vete a decírselo a mi tío, yo me quedaré echando un vistazo.
-Ten cuidado-dijo Kiba antes de marcharse.
El ojiperla contunuó inspeccionando el lugar.
Los humanos habían intentado defenderse del monstruo pero había sido totalmente imposible, el que lo había hecho había actuado de forma muy sanguinaria.
Las marcas de sangre y de uñas estaban presentes por todos lados.
Su oído captó un ruido extraño, de una de las habitaciones provenía una especie de llanto silencioso.
¿Podría ser que hubiese un superviviente?
Se dirigió rápidamente hacia el lugar de procedencia del sonido y encontró un espectáculo espeluznante.
Había una chica tirada en el suelo, la mitad superior de su cuerpo era de una chica humana pero la inferior era de lobo.
-¿Quién está ahí?-preguntó con voz trémula.
Neji se acercó a ella.
-¿Qué te ha pasado?
-Me ha mordido-contestó la chica entre sollozos-me ha mordido después de acabar con mis padres y ahora yo soy un monstruo igual que él.
Neji suspiró, nunca había tenido que enfrentarse a un caso así, un caso de conversión.
Aquella chica nunca más sería una humana, la mordida estaba en un estado muy avanzado y dentro de poco completaría su transformación inicial y a partir de ahí dejaría el mundo de los humanos para siempre.
-¿Cómo te llamas?-le preguntó.
-Ino.
8.
No sabía por qué pero ese día estaba más nerviosa que de costumbre, sentía una extraña sensación en el cuerpo, como si estuviese en pleno proceso de cambio.
Estaba tirada en la hierba del jardín que había detrás de su casa pensando.
Hacía una semana que no se encontraba ni rastro de Sasuke, no había ido a la escuela y no estaba en casa.
¿Por qué se habría ido? la pregunta volvía una y otra vez a su cabeza.
Estaba algo decepcionada porque Sasuke no le había comentado nada al respecto.
Para más inri tampoco se sabía nada de Ino, era como si ella y su familia fuesen borrados del mapa.
Todo aquello parecía sacado de una película de terror que le venía al pelo a aquella época, dentro de tres días sería Halloween.
Se llevó una mano a la garganta, le picaba y le escocía desde hacía tres días y ninguno de los remedios que le daba su madre servían para nada.
Su piel se había vuelto más rígida y blanca de lo normal y si uno se fijaba bien se daba cuenta de que el pelo le crecía un poco cada día.
Llevaba puestas las gafas de sol ya que le era totalmente imposible salir sin ellas a la calle.
Sugirió ir al médico pero su madre dijo que aquello era algo pasajero, aunque la verdad es que ella la notaba muy extraña y vigilándola a todas horas.
Pero lo que realmente la asustaba era el hecho de que a veces se sorprendía paladeando el exquisito aroma que desprendían las personas de su alrededor.
¿Qué le pasaba? se sentía extraña y por alguna razón sentía que el único que la comprendería era Sasuke, pero él no estaba.
Se levantó de la hierba y entró en casa.
Estar allí tirada sin hacer nada no le ayudaba a despejarse.
Adentro su madre la miró preocupada, Sakura no hacía más que llevarse la mano a la garganta.
-Voy a salir mamá-dijo la ojijade.
-¿Salir?-preguntó alarmada-estás mal Sakura, es mejor que estés en casa.
-Llevo dos días en casa mamá, no me pasa nada y además quiero ir a ver a Sasuke-contestó.
-Ese chico se marchó de la ciudad-dijo su madre.
-¿Y tú como estás tan segura?-preguntó la chica.
La mujer se quedó callada y bajó la cabeza.
-Voy a ir.
La pelirosa salió de la casa y atravesó la calle de camino a la casa del pelinegro.
La enorme casa parecía más fantasmal sin el flamante mercedes.
Tocó varias veces el timbre pero tal y como esperaba nadie contestó.
-No servirá de nada, o no está o no quiere contestar.
Sakura se giró y quedó frente a frente con Alecto, que también llevaba unas gafas de sol.
-¿Tú tampoco sabes donde está?-preguntó la pelirosa.
Alecto negó con la cabeza.
-Pero no es a Sasuke a quién busco, te buscó a ti.
Sakura se sorprendió.
-¿A mi? ¿por qué?
-Mira Sakura, lo más seguro es que no creas nada de lo que te digo-dijo la peliverde-pero las cosas se han complicado mucho, mi padre me ha ordenado que te mate.
-¿Matarme? ¿cómo?
-Con esto-dijo Alecto mientras le enseñaba los afilados colmillos.
Sakura se quedó de piedra, Alecto tenía los ojos inyectados en sangre, habían pasado de azules a rojo intenso y ahora se acercaba sigilosamente hacia ella con los enormes colmillos al aire.
Un instante antes de que ella rozase a la pelirosa una mancha negra se interpuso entre ellas.
Era Sasuke, que también exibía unos larguísimos colmillos y miraba con furia a Alecto.
La chica volvió a la normalidad con una sonrisa.
-Hacerte aparecer ha sido más fácil de lo que pensaba Sasuke-dijo-¿en realidad pensabas que iba a matarla? que poco me conoces.
El pelinegro también volvió a la normalidad con un bufido.
-Sinceramente no me he creído esa pantomima de que te ibas de Konoha para separarte de ella, eres incapaz de hacerlo porque el lazo de sangre es demasiado fuerte para permitírtelo ¿cierto?
Sasuke se quedó callado, odiaba cuando la peliverde se hacía la sabelotodo y se entrometía en su vida y sobre todo cuando lo dejaba en completo ridículo como en aquella situación.
Sakura los miraba a los dos entre asustada y sorprendida, ¿qué era lo que estaba pasando?
-Hmp, me voy a ir, es cuestión de horas que llegue mi permiso de abandono y me largue de esta ciudad.
El corazón de la pelirosa se paró, ¿se iba a ir? ¿por qué? se sentió como si alguien le hubiese clavado una estaca en el corazón.
-No quieras engañarte Sasuke, nadie puede luchar contra...
-¡Me voy y punto!-exclamó el pelinegro-toda esa tontería del lazo es una patraña, yo no siente nada por ella.
-Mide tus palabras-dijo Alecto mirando a Sakura-no sabes cuanto pueden llegar a lastimar.
El pelinegro se giró y se dio cuenta de que Sakura lloraba mientras lo miraba.
El corazón se le oprimió, ¿qué era lo que había hecho? ahora ella estaba llorando.
-¿Te vas y no me has dicho nada?-susurró la pelirosa-yo creí que era tu amiga.
-No sabes nada de mi, no sabes que es lo que soy-dijo el pelinegro-no te convengo y no me convienes eso es todo.
-¿Por qué soy humana?-preguntó al pelirosa.
Aquella pregunta dejó fuera de batalla tanto a Sasuke como a Alecto.
-Sé que no eres como los demás, no soportas la luz del sol, tu vida practicamente es nocturna, vives solo, tienes mucho dinero, apenas comes, te llevas con frecuencia la mano a la garganta y me miras como si yo fuese algo comestible, tu piel es muy blanca, acabas de aparecer de la nada, ¡demonios Sasuke te he visto manchado de sangre! ¿qué es lo que pasa?
Se negaba a creer la idea que navegaba por su mente en ese momento, porque era imposible, era imposible que aquello fuese verdad pero saltaba a la vista que Sasuke y su prima lejana no eran normales.
-No pasa absolutamente nada-dijo Sasuke.
-Alguna vez ella tendrá que...-empezó a decir Alecto.
-¡No!-exclamó Sasuke-esto se acaba aquí, nos vamos Alecto, nos vamos ahora mismo.
-No te vayas-pidió Sakura-por favor Sasuke dime que pasa.
-Hmp.
Alecto le lanzó una mirada de disculpa y después de eso los dos se marcharon dejándola sola en medio de la calle.
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La Reina se encontraba asomada en la alcoba de su palacio, en Alemania, de vez en cuando le gustaba regresar a su tierra natal y respirar el aire puro del bosque donde varios siglos atrás ella había vivido con su familia siendo una guerrera valquiria.
Ahora, siglos después todo había desaparecido, no quedab ni rastro de lo que antes había sido su pueblo y ella como Reina había mandado construirse una palacio en aquel lugar para honrar a lo que en tiempos pasados había sido su hogar.
-Majestad-se escuchó detrás de ella.
Sonrió, por fin había llegado la persona a la que había estado esperando.
-Itachi, pasa por favor.
El pelinegro obedeció y se quedó un paso detrás de la reina, como establecía el protocolo.
-¿Puedo saber para que me mandó llamar?-preguntó el Uchiha.
-Itachi, sabes que como Reina tengo derecho a una serie de cosas al igual que tengo otras prohibidas.
-Si, majestad-contestó él confundido, ¿a dónde quería llegar la Reina?
-Una de esas cosas que tengo prohibidas es el acceso a la Cámara de Archivos Secretos de los Guardianes, sabes por qué ¿verdad?
-Para impedir que el soberano mande asesinar al resto de las familias reales y que se establezca una dictadura, el gobierno de los vampiros solo puede pertenecer aquel sangre pura que sea más fuerte, es decir, a aquel que consiga derrotar al anterior emperador.
-De modo que si llega a existir algun sangre pura que me desafíe y que me gané yo perderé el título de Reina y volveré a ser una subordinada más.
-Si, pero no entiendo a que viene esto ahora majestad-dijo Itachi.
-Últimamente he estado muy preocupada por la seguridad de mi reino, sé que hay alguien, diría que varias familias de sangre pura, que no están de acerdo con mi forma de gobernar y que le están pasando información al enemigo para acabar conmigo.
-¿Está segura majestad?
-Completamente, me extraña que tú, miembro de mi Guardia Real y una persona de mi total confianza, no se haya enterado-dijo con las cejas alzadas.
Bueno, los sucesos del mundo vampírico eran demasiados en aquellos tiempos como para estar enterado de todos.
-Precisamente por que eres alguien en quien confío quiero pedirte una cosa Itachi.
-Como usted desee.
-Quiero que entres en la Cámara de Archivos Secretos de los Guardianes y me traigas información de los sangre pura más importantes de reino.
La cara de Itachi palideció.
-No puede pedirme eso majestad, eso está prohibido.
Si alguien llega a enterarse de que la Reina quiere esos documentos se desataría una grave guerra interna, lo que menos les convenía en eses momentos.
-No te lo pediría si no fuese estrictamente necesario.
-No puedo hacerlo-repitió.
-¡Lo harás!-dijo la Reina mirándolo con furia-¡me traerás esa lista sino quieres morir!
Itachi se quedó de piedra, los ojos de la Reina eran extraños, despedían un aura oscura.
¿La Reina quería los papeles para el beneficio del reino o para otra cosa?
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Eran las 11 de la noche y ella estaba tirada en el sofá del salón haciendo zapping.
En realidad no tenía ánimos ni para ver la tele ni para hacer nada, estaba triste y alicaída.
Nunca había pasado demasiado tiempo con Sasuke pero ahora que sabía que se había ido para siempre su ausencia pesaba en el corazón de la pelirosa como un ladrillo.
Recordó los grandes colmillos que habían salido de su boca y con que velocidad se había colocado delante de ella.
¿Qué era Sasuke? ¿realmente sería lo que ella creía que era? ¿y por qué se referían a ella de aquella manera tan misteriosa? ¿qué tenía que ver ella con ellos? ¿y quién era el padre de Alecto que despertaba tanto odio en el pelinegro?
Las preguntas le taladraban la cabeza y sabía que solo existía una persona capaz de responderlas y ese era el propio Sasuke.
Pero no sabía donde estaba.
-¿Sigues triste por ese chico?-preguntó su madre detrás de ella.
-Si-contestó.
Su madre se sentó a su lado y Sakura clavó la vista fijamente en ella.
Alrededor de la mujer danzaban pequeños polvos amarillos que no se desprendían de ella ni caían al suelo.
-¿Qué es ese polvo amarillo mamá?-preguntó.
La mujer se quedó callada.
-No se despega de ti-dijo intentando coger un puñado.
-Serán imaginaciones tuyas Sakura, aquí no hay polvo amarillo-contestó.
Pero la pelirosa pudo percibir un tono de precaución en la voz de su madre.
-Aquí está pasando algo muy raro-dijo la pelirosa-primero Sasuke y ahora tú, ¿qué es lo que me estáis ocultando?
-Nada hija, yo no tengo nada que ver con ese chico.
-¡Mientes! todas las noche te asomas a la ventana y miras hacia su casa y murmuras cosas y luego siempre me estás diciendo cosas raras cada vez que voy a verlo, ¿qué pasa aquí? ¿por qué nadie me dice nada?
-¡Porque no hay nada que decir deja esas tonterías!-exclamó su madre.
-Muy bien-dijo la pelirosa levantándose-esto se acabó.
-¿A donde vas?-le preguntó al ver que la pelirosa cogía su chaqueta.
-A buscar a Sasuke, él me dirá si o si lo que está pasando.
-No puedes salir Sakura, es de noche, ¡es peligroso!
La chica no le hizo caso y salió a la calle.
Sabía a donde debía ir, ahora lo sabía, Sasuke había mencionado que él por la noche solía ir al Poisonous Blood y aquel era el único sitió donde podría encontrarlo.
Caminó decidida por las calles hasta que el fondo divisó el letrero parpadeante.
En la puerta había un grupo de gente charlando animadamente.
Cuando se acercó un chico de pelo castaño recogido en una coleta se la quedó mirando con ojos desorbitados y se acercó a ella rápidamente.
-Hola ¿qué haces aquí?-le preguntó con tono extraño.
El chico la había reconocido de inmediato, ese pelo rosa era inconfundible, ¿pero qué hacía ella allí? era muy peligroso estando toda la manda de lobos reunida en el bar, ¿dónde andaba Sasuke que la había dejado acercarse tanto?
-Estoy buscando a un chico de pelo negro que se llama Sasuke creo haberlo entendido que venía a veces a este bar, ¿le conoces?
¿Estaba buscando a Sasuke? ¿qué coño pasaba?
-No, no me suena y ahora por favor márchate, tenemos una fiesta privada y no puedes estar aquí.
La chica alzó la cabeza y se fijó en el grupo de gente que ahora los miraba fijamente, de un modo muy hostil.
Algo llamó su atención, una chica rubia que estaba al lado de un chico de pelo corto castaño.
Sus ojos se abrieron como platos al reconocer a Ino.
-Tienes que dejarme pasar-le dijo al hico de la coleta.
-Ni hablar, no puedes-dijo él empujándola y alejándola del bar.
Sakura forcejeó, pero él era más ferte y no pudo hacer nada.
-----
-¿Qué hace Sakura aquí?-preguntó Ino.
Kiba la miró extrañado.
-¿La conoces?
-Si, es amiga mía, ¿qué pasa con ella?
-¿No te has dado cuenta?, presta más atención a las evidencias ya no eres humana.
Ino agachó la cabeza y con curiosidad olisqueó el aire.
-No...no puede ser...
-Exacto, tu amiguita es uno de ellos, es un vampiro.
Greenie:
ME ENCANTO ESTE CAPI ^^
BUENO, INO ES LICANTROPO AHORA, HINATA ME IMAGINO QUE TAMBIEN... Y SAKURA ES LA UNICA VAMPIRO!
QUE FRUSTRANTE DEBE SER PARA SAKURA.... JAJAJJA ME ENCANTA ESTE FIC...
ESPERO CON ANSIAS LA CONTI (:
UN BESO
Dresti:
9.
Todo su cuerpo se estremecía bajo el frío viento que sacudía a Berlín a las tantas de la madrugada.
Itachi se encontraba esperándolo apoyado en una de las barras que bordeaban un lago.
No llevaba puesto el uniforme de la Guardia Real, lo cual significaba que aquel asunto sería rápido.
-¿Por qué me has hecho venir hasta Berlín?-preguntó.
-¿Por qué quieres dimitir?
Sasuke arrugó el ceño, no le gustaba cuando Itachi lo ignoraba de esa forma.
-Hmp, es asunto mío.
-Ya, asunto tuyo que da la casualidad que nos atañe a todos, ¿qué clase de imbécil estás hecho?
-¿Y a ti qué mierda te importa lo que haga o deje de hacer?
Itachi murmuró algo para sí mismo mientras se llevaba una mano al pelo.
-Dime, ¿por alguna casualidad sabes qué día es hoy?
¿A qué coño venía esa pregunta?
-31 de Octubre.
En ese momento se dio cuenta, Halloween, la maldita noche de Halloween.
-Bien, ahora ilumínate a ti mismo y a ver si sueles recordar lo que nos pasa en Halloween.
Estaba empezando a pillar por donde iba su hermano y no le estaba gustando nada, pero nada.
-Los sombras salen a cazar vampiros-susurró-y nosotros nos volvemos igual de sanguinarios que ellos.
Ya le había dado la impresión de que esa noche se sentía más salvaje que de costumbre.
-Ahora dime qué pasa cuando una Shii de la familia heredera al trono puede sufrir si no sabe lo que esta noche se le viene encima, más con su período de transición tan cerca-dijo Itachi burlándose de su hermano.
El rostro de Sasuke palideció por completo.
Al desconocer su naturaleza Sakura podría adelantar su transición total a vampiro y perder el control o caer en manos de los sombra, o lo que es peor matar a otro vampiro y convertirse en sombra.
Solo en ese momento fue consciente de lo que acababa de hacer.
-¿Tú no deberías estar con la Reina?-preguntó intentando salirse por la tangente.
-Se fue a Konoha.
-¿Qué hizo qué?
-Que se fue...
-¡Ya lo sé imbécil! pero cuando se fue.
-Hace unas horas.
Sasuke ni se despidió de su hermano, salió corriendo a toda la velocidad que le permitían sus piernas.
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Cualquiera que viese el castillo a esas horas estaría completamente convencido de que se estaban preparando para la guerra.
Alecto estaba de pie en medio del gran vestíbulo observando como todos iban y venían presos de la furia y sed típicas de Halloween.
Lo cierto era que ella también estaba ansiosa, pero al mismo tiempo preocupada.
El descerebrado de Sasuke se había dado el piro y ahora su prima estaba totalmente desprotegida.
Ella no podía hacer nada, su padre siempre encontraba algo que mandarle y casi nunca tenía oportunidad de ir a echar un vistazo.
Aún así estaba segura de que esa noche sucedería algo extraordinario.
Vio a su padre salir de entre la muchedumbre todo vestido de negro, más pálido y con los ojos más rojos que nunca.
-¿Aún no estás preparada?-preguntó mirándola con desaprobación.
La peliverde llevaba puesto un vestido lavanda y unas bailarinas plateadas.
-Esta noche tenemos un invitado muy especial, así que vete a cambiarte.
-No estaré en casa-dijo la chica con total naturalidad.
-¿Cómo?
-No voy a estar en casa-repitió-es Halloween, estás de guasa si crees que me voy a quedar.
-¡Tienes que quedarte!
-Supongo que con que estén todos mis hermanos no se notará que falta la asquerosa mestiza, os hago un favor y me hacéis un favor-dijo.
Demetrio pareció meditarlo un poco y luego la miró con desconfianza.
-No hagas algo de lo que puedas arrepentirte.
-No, señor, no te preocupes.
Después de librarse de su padre y de la marea de sombras que atestaban el vestíbulo salió a la fresca noche y aspiró el aire puro.
Hoy más que nunca sentía el dulcísimo y exquisito olor a sangre en la atmósfera.
Pero no debía entretenerse.
Si el imbécil de Sasuke había dejado desprotegida a su prima, ella no dejaría que nada malo le pasase.
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Se quedó quieta delante del espejo, observándose de nuevo con su disfraz.
El largo vestido negro le caía hasta los pies y la capa roja arrastraba un poco por el suelo.
El larguísimo pelo rosa, casi le daba por debajo de las nalgas, caía en cascada por su espalda, ondulado, como se le había puesto hacía unos días, a juego con sus brillantes ojos jade.
Había algo en aquel reflejo que la emocionaba al verse disfrazada de vampira, alegría, añoranza...
No lo había hecho falta ni una pizca de maquillaje, ya que su piel había alcanzado un tono más blanco de lo normal.
Estaba fascinada y confundida con los cambios, en una semana se había convertido en alguien completamente distinta, nunca había sido modelo pero en ese momento sentía que sería capaz de desbancarlas a todas, sus rasgos se habían afinado y había en su cara una expresión peligrosa pero a la vez divertida.
¿Qué había provocado ese cambio? se sentía capaz de todo, y de cualquier cosa.
El olor dulzón lo invadía todo, y los sonidos de miles de animales la absorbían por completo, el mundo era maravilloso, y ella era maravillosa.
Esbozó una pequeña sonrisa y bajó las escaleras.
Al verla, su madre se quedó muda de sorpresa.
-Estás...
-Debo irme, Hinata me espera y quiero que esta noche sea todo perfecto.
-¿Te tomaste tu medicamento?-preguntó su madre sin apartar los ojos de ella, realmente guardaba mucho parecido con la difunta madre de la pelirosa, era como estar viendo una reencarnación.
-Sí, lo tomé hará una hora.
Era mentira, no la había tomado, la verdad es que ahora ya no le hacía efecto esa asquerosa medicina, pero le decía a su madre que la tomaba para no preocuparla.
Salió de casa sin decir una palabra más.
Todo el mundo en la calle estaba disfrazado y clavaban sus ojos en ella.
Era curioso, hasta había visto una mueca de terror en una cara y a un tipo haciéndole una reverencia inconscientemente.
Todos olían tan bien...
Aún así no se detuvo y continuó hacia casa de Hinata.
Cada paso que se acercaba a la casa de la chica sentía en el aire un olor asqueroso, como arena mezclada con pis y olor a perro, así que le mandó un mensaje a su amiga para que le saliese al camino, ya que aquello era insufrible.
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Neji y Kiba miraban desconfiados por la ventana.
-Estoy seguro de que es un chupasangre-dijo el segundo-hasta me atrevería a decir que es ella.
-¿Sakura?-susurró Neji.
El otro asintió.
En ese momento Hinata bajaba por las escaleras, disfrazada de mujer araña.
Sintió mucha ternura hacia su prima, ella desconocía su naturaleza y nada se le revelaría hasta que cumpliese los 17 y sufriese su primera transformación, por ahora solo era una simple humana.
A la cual, por orden de su tío, debían dejar salir con una asquerosa princesa negra en la noche más peligrosa del año.
Solo esperaba que a su prima no le pasase nada, o si no perdería los nervios.
-Shikamaru dijo que es probable que el asesino de nuestra manada se haya compinchado con los sombra-continuó Kiba-¿crees que es buena idea dejar a Ino sola? fue su última víctima.
-Ino hará lo que se le ha dicho y no pasará nada, yo más bien tendría miedo por el asesino, si nuestra cachorrita lo pilla, lo destroza vivo.
Kiba tragó grueso al recordar como Ino había vencido en un solo asalto a casi todos los miembros jóvenes de la manada, tenía una fuerza extraordinaria.
-Ya me voy primito-dijo la peliazul acercándose y dándole un beso en la mejilla a Neji-adiós Kiba-kun.
La peliazul salió de su casa contenta, esa noche sería de auténtica fiesta y puede que apareciese Ino, buscó con la vista a su amiga Sakura y la encontró unos metros más allá, apoyada en un árbol.
Algo había cambiado en ella aquella semana, su pelo había crecido y ondulado y era imposible mirarla sin pensar ''que ser tan encantadoramente aterrador'' si, aquello se le pasaba por la cabeza cada vez que veía a su amiga.
No obstante esa noche pasaba algo raro con Sakura, era como si estuviese dominada por algo lo notaba en sus ojos y en su comportamiento, pues se había puesto a andar sin decir absolutamente nada.
La ojiperla la siguió extrañada y sin decir nada, por los oscuros y vacíos callejones.
-¿A dónde vamos Sakura?-preguntó.
La pelirosa no contestó.
Sakura se sentía extraña, incapaz de reconocerse a sí misma, ¿qué estaba haciendo? solo existía una palabra en su cabeza, ''cazar'' pero, ¿cazar qué?
Una enorme punción le atravesó la garganta y entonces lo supo.
Se giró hacia su amiga y empezó a caminar lentamente hacia ella.
Su mente gritaba ''no lo hagas, es Hinata'' pero la sed era superior a todo lo que ella pudiese imaginar.
-Sakura, ¿qué haces?
No contestó.
Sintió como algo en su boca se agrandaba y los ojos de Hinata se abrían como platos mientras su espalda chocaba contra la pared.
Los ojos de Sakura se habían vuelto extraños y exhibía unos enormes colmillos.
Sin previo aviso la pelirosa se lanzó hacia ella y le clavó los dientes en el cuello.
Hinata perdió la consciencia.
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Aceleró el paso, presentía que algo malo pasaba.
En el momento que había pasado por delante de la casa de los chuchos para dirigirse a la de su prima lo supo.
El olor de Sakura le indicó el camino.
Había ido acompañada por alguien, hacia la parte abandonada de la ciudad, y ese alguien era humano.
Maldijo una y mil veces a Sasuke mentalmente por no hacerle caso.
Sakura estaba cazando, y podía cometer cualquier estupidez.
Cada vez estaba más cerca, lo sentía, hasta que el rastro se detuvo en un pequeño callejón, en el fondo alguien estaba tirado en el suelo agarrando algo y balanceándose.
Al acercarse contempló la macabra escena.
Sakura estaba de rodillas en el suelo, con los ojos llorosos perdidos en algún punto, mientras sujetaba entre sus brazos el cuerpo de una chica con una fuerte mordida en el cuello.
-Soy un monstruo, soy un monstruo-murmuraba la pelirosa una y otra vez, completamente ausente del mundo.
Alecto se acercó y en el mismo instante que entró en el radio de Sakura esta se levantó y dejó a Hinata para abalanzarse sobre ella.
Instinto de propiedad.
-¡Sakura!-gritó la ojiazul.
La chica se quedó parada a mitad del camino como si hubiese recobrado el sentido y se la quedó mirando.
Luego se echó a llorar y se apartó lo más lejos que pudo de ella y de Hinata.
-Llévatela-dijo señalando a la chica peliazul-y marchaos, soy una asesina.
-No eres una asesina Sakura, ella está viva, tú no pudiste controlarte.
¿Controlarse? era una sádica, ¿dónde se había visto a alguien bebiendo la sangre de otra persona y más cuando esta es tu mejor amiga?
Vio como Alecto se acercaba a Hinata y le medía el pulso.
-Como suponía-susurró.
Se preocupó.
-¿Qué pasa?
Alecto suspiró.
-Es una historia muy largo.
-Me da igual, quiero saber, quiero saber quién soy, que es lo que me ha llevado a esto.
-Lo primero de todo-dijo la peliverde-eres la heredera al trono vampírico de Europa, Asia, América, África y Oceanía y acabas de convertir a tu amiga en uno de los nuestros.
Todo el cuerpo de Sakura se quedó congelado.
No, no era verdad, se negaba a creerlo, pero aquello que había hecho, aquella semana..., luego la actitud de Alecto y la de Sasuke.
Sasuke, su amado Sasuke, él también era un vampiro.
¿Por qué no le había dicho nada?
Sentía que iba a volverse loca hasta que vio como Hinata empezaba a levantarse.
-¿Tienes suficiente control de ti misma?-le preguntó Alecto alejándose de la ojiperla.
-Sí, ¿por?
Hinata se había levantado y las miraba a ambas con ojos rojos como sangre.
-Cuando nace un nuevo vampiro necesita urgentemente sangre y tiene por costumbre tomarla de lo primero que vea, no va a ser fácil mantenerla bajo control.
Sakura se quedó de piedra mirando a su amiga, o al monstruo en el que la había convertido.
Hinata iba a lanzarse hacia ellas hasta que de repente un chico rubio, Sakura supo por su olor que era vampiro, se interpuso en su camino y agarró a la peliazul fuertemente por las muñecas.
-Buenas noches alteza-le saludó con una reverencia-mi nombre es Naruto y tengo por costumbre llegar en el momento más oportuno.
-¿Qué haces aquí? ¿Estás chalado?-le dijo Alecto-como lo Guardia Real te vea en Konoha, te mata.
-Lo mismo va por ti, yo soy un desterrado tú la hija del malo, pasaba por aquí y me encontré con esto, solo quise ayudar.
Sakura los miraba alternativamente, si aquel era Naruto entonces era aquel amigo de Sasuke que se había ido de la ciudad.
-Me encargaré de ella alteza, la conozco-dijo el rubio mirando a Sakura con una admiración rayana a la devoción.
Claro, el debía ser el apuesto rubio que había conocido hacía un mes.
No lo conocía de nada pero algo le hizo confiar en él, él sabría cómo ayudar a Hinata, ella no podía hacer nada.
-Te esperamos en mi casa-contestó con una voz tan autoritaria que apenas parecía la suya.
Naruto inclinó la cabeza y se marchó rápidamente con Hinata.
Sakura se volvió hacia Alecto.
-Iremos a mi casa y me lo contarás todo, quiero saber de una vez quien soy.
10.
Demetrio se hallaba sentado en la cabecera de la mesa del salón grande del palacio cuando uno de los guardias abrió la puerta.
-Como habéis ordenado le he mandado esperar en vuestro despacho señor-dijo el sombra.
-De acuerdo, cenad sin mí queridos hijos-dijo Demetrio dirigiéndose a toda la prole de nobles sombra que estaban sentados a la mesa.
Uno de ellos, el mayor de todos, de ojos borgoña y pelo gris se levantó.
-¿Puedo saber si Alecto está enterada de cualquiera que sea la reunión que vais a celebrar padre? y en ese caso, saber por qué no se nos ha informado a nosotros.
Demetrio se giró y clavó la vista en su hijo.
-Alec querido, tu hermana pequeña no se haya aquí porque sepa qué situación me atañe esta noche sino por su naturaleza rebelde y alocada, debe estar pasándoselo bien por ahí y en cuanto a lo de esta reunión, si lo hubiese encontrado oportuno os daría todos los detalles acerca de la persona que se encuentra en estos momentos esperándome en mi despacho, como no es algo que os afecte a vosotros debéis seguir disfrutando de esta magnífica noche y no meter vuestras narices donde no os llaman.
-Disculpad mi intromisión padre.
Demetrio abandonó la instancia sin decir ni una palabra más.
Le hubiera gustado que Alecto estuviese presente pues como mucho era la única de su prole que sabría llevar con mayor exactitud el problema por su carácter aventurero, el problema era que era una sucia mestiza y que sus inclinaciones hacia cualquiera de los bandos eran dudosas.
Se quedó parado delante de la puerta de su despacho durante unos pocos segundos y sonrió de la mejor forma que pudo antes de abrirla.
-Buenas noches-saludó a la persona del interior.
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Sakura caminaba decidida por las calles de Konoha seguida de cerca por Alecto hacia su casa.
Estaba aterrada y conmocionada por lo sucedido hacía apenas unos minutos.
Casi había matado a su amiga, bueno técnicamente lo había hecho, y ahora sentía como la sangre de Hinata discurría por sus venas.
-Esto nos traerá problemas alteza-susurró Alecto.
-¿Desde cuándo me llamas alteza?-preguntó Sakura-es más no entiendo a que se debe ese trato.
-Te lo explicaré cuando estemos en tu casa y seguras de que nadie nos escuche.
-Una pregunta Alecto, ¿mi madre está enterada de esto?
-Sí, aunque debes saber que ella no es tu madre.
Por alguna razón aquello no sorprendió a la pelirosa pero si la dejó muy afectada, quería a esa mujer sobre todas las cosas, ella había sido la que se había ocupado de ella y la que la había cuidado.
-¿Y Sasuke? ¿Qué relación tiene él con todo esto?
-Todo a su tiempo.
Sakura no dijo nada más hasta que vio la puerta de su casa a unos metros de distancia y a su madre esperándolas en la puerta.
Al parecer había intuido que algo así pasaría.
-Alteza-saludó la mujer con una reverencia.
Aquello era el colmo, creía que tenía la suficiente confianza con ella como para que estuviesen con esas formalidades.
-Ya está bien de tanta reverencia mamá-se quejó-entremos y ya quiero que me lo expliquéis todo.
Por supuesto que no perdió detalle del extraño polvo amarillo que no se desprendía de su madre ni por un instante.
Una vez estuvieron dentro de la cocina, las tres se relajaron.
-Bien, empezad-apremió la pelirosa.
Alecto y su madre se dirigieron una profunda mirada y esta última fue la que tomó la palabra.
-Antes de nada creo que debo mostrar mi verdadero aspecto-dijo.
Ante los ojos de Sakura la mujer de mediana edad y pelo castaño recogido en un moño experimentó un cambio espectacular.
Su cuerpo se encogió hasta la altura de un metro, su piel se volvió de un tono más oscuro, el pelo se alargó y cambio a naranja brillante al igual que el pequeño vestido que le daba un aire salvaje junto a las finas membranas naranjas que formaban sus alas.
Si Sakura no hubiese visto lo que aquel ser era antes juraría que aquello era una niña disfrazada de hada.
-Mi verdadero nombre es Eishel y soy un hada perteneciente al clan del sol, lo que significa que soy un hada diurna.
Sakura se agarró tan fuerte a la mesa que se quedó con un pedazo en la mano, vaya debería acostumbrarse a su verdadera naturaleza.
-Em...lo siento, continúa por favor.
-Nuestro clan nunca ha sido muy amigo de los hijos de la noche, los vampiros, y casi siempre nos posicionábamos a favor de los licántropos pero hace 150 años sucedió algo que nos dejó en eterna deuda con los hijos de la noche.
La pelirosa prestó toda su atención al relató del pequeño ser, que ahora se mantenía flotando en el aire agitando sus graciosas alas.
-Nuestra reina tenía un hijo muy travieso y este un día desapareció cayendo presa de los duendes, que por algún motivo siempre nos han odiado, entonces muy amablemente una mujer del mismo color de cabello que tú lo rescató, exponiéndose a los rayos del dañino sol y poniendo en peligro el secreto de la existencia de su raza peleando contra los duendes delante de varios humanos.
-Era tu madre-aclaró Alecto.
-Nuestra reina no supo como agradecer aquel acto y contrajo una deuda de por vida con los hijos de la noche, y como las hadas vivimos eternamente..., yo soy hija de la reina y como parte de la compensación me mandaron de vasalla para con tu familia.
-Por esa época-interrumpió Alecto-el gobierno estaba en crisis, había dos bandos formados, uno constituido por los llamados Luminati, partidarios de convivir pacíficamente con los humanos, y el otro era el de los Sombra, que querían implantar la tiranía en el mundo y que además eran caníbales.
Aquello hizo que un escalofrío recorriese la columna de la pelirosa.
-Hubo un golpe de Estado en el que se aniquiló a toda la familia real, tu familia y mi familia, tu madre y la mía eran hermanas-aclaró al ver la cara de asombro de la chica-todos murieron.
-¿Quién los mató?-preguntó Sakura, sobrecogida.
La expresión de Alecto se endureció.
-El jefe de los sombra, mi padre.
Sakura la miró estupefacta.
-Antes de matar a toda la familia real raptó a mi madre y la obligó a casarse con él, la obligó a hacer cosas horribles y después de nacer yo la mató, nunca se lo he perdonado y al ver que yo no heredaba las aptitudes de los sombra, los ojos rojos entre otras cosas, me trató como a un subordinado más.
Sakura no sabía que decir, era sorprendente toda aquella historia.
-Tu madre siempre supo que algo de eso pasaría por lo que me ordenó que escapase contigo, que de aquellas eras un bebé-dijo Eishel-y eso fue lo que hice, vine aquí y empezamos a llevar una vida humana.
-En el reino todo era un caos, al quedar sin monarquía no quedó más remedio que nombrar reina a una de las nobles más acaudaladas, una alemana y así se han mantenido las cosas hasta ahora.
En ese momento sonó el timbre de la puerta.
Las tres se pusieron alerta.
-Somos nosotros-se escuchó la voz de Naruto.
Eishel abrió la puerta.
Naruto entró precedido de Hinata.
En la peliazul se había producido un cambio extraordinario.
Su belleza había alcanzado límites insospechados y su forma de actuar era totalmente distinta.
Sakura se levantó de la silla y abrazó a su amiga.
-Perdóname Hinata, perdóname, yo no quería.
-No pasa nada-dijo ella correspondiendo al abrazo-Naruto-kun se ha encargado de mí y me ha enseñado a controlarme, ahora ya estoy mejor.
-¿No os ha visto nadie?-preguntó Alecto.
Naruto negó con la cabeza.
-Me estaban contando la historia de mi vida-dijo Sakura.
-Sí y creo que Naruto podrá resolverte otro tipo de dudas que nosotras no sabríamos explicarte bien, ¿verdad, Sakura?
Sakura sabía bien a lo que se refería el hada.
-Sasuke-dijo.
Naruto asintió.
-No sé si sabes que la sociedad vampírica se divide en 4 estamentos-dijo el rubio.
Ella negó.
-Existen los de a pie, como en este caso sería Hinata, vampiros que equivaldrían a tus amigas humanas-empezó a explicar-luego están los sangre pura y la familia real, que serías tú alteza, también tenemos a los militares, que forman la Guardia Real y que su función principal es garantizar la seguridad de la Reina y del pueblo, y por último estamos nosotros, los guardianes, nobles.
-¿Guardianes?-preguntó la pelirosa.
-La función de cada guardián es proteger al sangre pura que se le asigne hasta que el guardián o el sangre pura mueran o por causa de otras circunstancias-dijo con una evasiva-Sasuke es, bueno era, tu guardián.
Sakura se quedó impactada, eso explicaba muchas cosas, el por qué él siempre estaba tan pendiente de ella no era porque fuese su amiga ni nada por el estilo solo era porque tenía que protegerla, porque era su obligación, aquello la entristeció.
-¿Y dónde está? ¿No tiene que protegerme?
Nadie contestó y ella asintió, dolida.
-Necesito tomar el aire.
-Alteza, es peligroso-dijo el rubio.
-Voy a salir-dijo autoritaria y entonces sí que nadie se atrevió a contradecirla.
Le dirigió una mirada de afecto a su amiga y luego salió a la calle.
Sabía a donde quería ir.
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Después de varias horas de intensa carrera por fin había llegado a las afueras de Konoha.
Su mente solo atendía a una cosa, el peligro que corría Sakura.
Había sido tan estúpido y egoísta al dejarla sola, solo esperaba que nadie le hubiese hecho nada.
No tardó en divisar la casa de la pelirosa y hasta entonces no redujo el paso pero su instinto le dijo que no debía pararse allí, por lo que continuó su camino hasta su casa.
Su instinto le avisaba del intruso, mejor dicho la intrusa, que debía encontrarse en alguna parte de la vivienda.
Entró con los nervios a flor de piel en la casa, todo estaba a oscuras y no había ni rastro de que alguien estuviese allí pero aún así subió por las largas escaleras hasta el cuarto piso.
Caminó por el pasillo y abrió la segunda puerta de la derecha.
La habitación estaba vacía salvo por el inmenso piano negro instalado en el centro y la chica que se encontraba sentada en frente a él con la mirada clavada en las teclas.
Al principio no la reconoció, pues el cambio era total, pero aquel pelo rosa, esos ojos jade brillantes y ese olor a cerezos le hicieron reconocerla.
Estaba hermosa, el pelo se le había ondulado y le llegaba hasta las nalgas de modo que al estar sentada casi le llegaba al suelo, sus rasgos se habían endurecido y su piel era más fina y blanca.
Llevaba puesto algo parecido a un disfraz, de vampiro sin duda, que la hacía terroríficamente hermosa.
La cabeza de ella se alzó clavando en él los ojos de una criatura asesina pero a la misma vez tierna y dulce.
El cambio se había operado.
Ninguno de los dos dijo nada ni se movió mientras se miraban.
Él pudo ver por sus ojos que la chica lo sabía todo, completamente todo. Entonces hizo lo único que se le pasó por la cabeza.
-Alteza-dijo haciendo una reverencia.
Ese gesto de completa frialdad le dolió en el alma y apartó los ojos de los de él cuando las lágrimas empezaron a caer.
-¿Por qué no me has dicho nunca nada, guardián?-dijo con la rabia impregnada en la voz trémula.
Él sabía que algo así podía pasar y era lo mejor, pero verla llorar no era nada agradable.
-No hubiese servido de nada.
-Claro.
Siguieron durante un rato más en silencio.
-Que tonta fui al creer solo por un instante de que te interesabas en mí como persona, ¿sabes que feliz me sentí al saber que por lo menos alguien no huía de mí? pero claro, como iba a averiguar yo lo que pasaba realmente-dijo-dime Sasuke, ¿alguna vez has sentido por mí algo fuera de tu deber como guardián?
Claro que sí, pero aquello era algo que no podía ser.
Ella solo pudo soltar una carcajada cansada al ver que él no decía nada.
-Pero lo peor de todo es que yo me ilusioné y realmente me preocupé por ti y me volqué para que no sintieses la soledad que yo sentía cuando Naruto se fue-continuó-¿y sabes que es lo peor y lo más patético de todo?
Continuó sin decir nada, ella no le miraba a la cara pero aún así sentía todo el dolor de ella como si fuese el suyo propio.
-Lo más patético de todo es que me he enamorado de ti-susurró mirándolo a los ojos.
El corazón de Sasuke dio un vuelco total, ¿por qué el destino era tan cruel? aquellas palabras eran las que más había ansiado oír pero no podía, no, no podía.
Ella se levantó y se acercó a él hasta quedar a medio metro de distancia de él.
-¿De verdad qué no hay nada?-preguntó.
Él estaba turbado, por la cercanía y por los labios de la pelirosa moviéndose y llamándolo.
Con los ojos clavados en los jade de ella se fue inclinando poco a poco.
Sabía que no debía hacerlo, que luego sufrirían las consecuencias, pero en ese momento no le importaba.
Sus labios se rozaron en un dulce y profundo beso.
Un calambre de felicidad recorrió el corazón de la pelirosa, cerró poco a poco los ojos y rodeó el cuello del pelinegro con los brazos.
Él se sentía mejor que nunca lo había hecho en sus varios siglos de vida, los labios de la pelirosa eran suaves e inexpertos pero eran el bálsamo que él tanto había estado buscando en esos años.
Le rodeó la cintura y la pegó más contra sí.
-¿Donde te habías escondido en todos estos siglos?-preguntó en un susurro.
Ella sonrió.
-Estaba buscándote.
Él sonrió de medio lado.
-Esto es imposible.
Ese comentario preocupó a Sakura, ¿a caso él iba a dejarla? si lo hacía se sentiría la persona más desdichada del mundo.
-No me dejes-suplicó.
Él volvió a sonreír.
-He dicho que esto era imposible no que no fuese a intentarlo-dijo volviendo a reclamar los labios de la pelirosa con furia.
Greenie:
HOLAAAAA...
ME GUSTOOO MUCHO...!!
YA ME HICE LA IDEA DE COMO ESTABA DE BONITA SAKURA...
BFFF ME IMAGINO QUE SASUKE ESTABA EMBOBADO... PERO ME ENCANTO TODO.. EL BESO Y ESA ESCENA FUERON LAS MEJORES PARTES... LA PREGUNTA AQUI ES HINATA ES DESCENDIENTE DE LICANTROPOS ¿COMO ES LA COSA HAY SABIENDO QUE YA ES VAMPIRA?... ¿SE ANULA EL EFECTO O QUE?
UN BESO, ESPERO CON ANSIAS LA CONTI ^^
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