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[+16] Designios de grandeza{Capítulo 2}{27/10/2011}

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Lilia Inuzuka:
¡Venga,no te diculpes por eso! Al menos yo,entiedo que tienes una vida como los demas y que eso te impide por el momento,poner la conti. ;D
Estare al pendiente. n. n
Cuidate mucho y suerte con el examen. ^^
Bye. xD

Vestigio:
Si un hombre logra todo a costa de sacrificios, solo basta un hombre para dar la inspiración que necesitan otros para luchar por su libertad y la de otros. El sacrificio es la base del progreso y solo aquellos capaces de dar sin recibir pueden convertirse en Shinobi de verdad. Una historia llena de lucha y sacrificio es lo que aquí se está contando pero… El cuerpo es sólo una caja que guarda los sentimientos del alma y, ya muerto, no sirve para nada.


Precuela, archivo 0.1 – El día en que Kyūbi fue sellado

Las sombras palidecieron ante la enérgica entrada del Yondaime en compañía de su esposa y de su recién nacido hijo. Gamabunta brotó del mismo desconcierto que había generado la aparición del Shinobi, las esperanzas volvieron a gestarse después de que esta misma hubiese muerto. Minato entregó al pequeño a su esposa para, tras un par de breves frases intercambiadas, iniciar el que sería el reto más difícil que había afrontado hasta el momento. Un rayo de luz nació de la cabeza del sapo gigante al tiempo que este embestía con su Tantō en mano. La dama de cabellos rojos se sujetaba con su único brazo libre a una de las verrugas del animal, tenía que mantenerse firme y confiar en que su esposo ganase el tiempo suficiente como para realizar el sello…

Pero no tardó demasiado en bajar de lomos de la invocación pues, en cuanto el zorro estuvo lo suficientemente cerca como para sentir su aliento, saltó con una agilidad felina para, finalmente, posarse en el suelo. No parecía que hubiese caído desde una altura superior a veinte metros, sus pies se habían posado muy grácilmente sobre el suelo. Naruto no había, si quiera, emitido quejido alguno pese al movimiento. Estaba claro que, pese a estar debilitada, era una Kunoichi sorprendente. - ¡Necesitaré solo 2 minutos y medio! – exclamó desde el suelo sin darse cuenta de que el demonio ya había clavado su mirada en ella.

El Yondaime asintió con ferocidad solo para observar como la bestia con colas era azotada violentamente por el colosal sapo. Justo a tiempo para alejarlo de la mujer. Ella no se había dado ni cuenta, estaba depositando toda su confianza en los dos. No miraba al enemigo, solo se concentraba en cumplir su tarea. Mientras tanto, él ya se había encargado de disparar una ingente cantidad de sus Kunai especiales. Ya había marcado toda el área en ellos, su técnica estaba más que preparaba. El Hirashin no Jutsu explotó en todo su potencial con no otra intención que la de estorbar al Kyūbi. Sabía que era imposible derrotarlo, solo podía conseguir algo de tiempo. Tal vez dos minutos y medio fuese demasiado pedir pero no había otra opción. Tanto él como Gamabunta lo sabían, por eso no se contuvieron. Dieron el todo por el todo, sacaron toda su energía sin esperar que aquel combate se alargase.

Él Hokage comenzó a crear clones a una velocidad más que impresionante mientras que el sapo pugnaba contra el rival a batir en un simple gesto: empujar. Se le quemaba la piel del mero contacto pero era lo único que podía hacer, aguantar los furiosos mordiscos de sus fauces y resistir los iracundos latigazos de sus colas. Los clones comenzaron a prestar apoyo al animal gigante invocado mediante la ejecución de ataques físicos mientras que, el original, realizaba un Rasengan cada pocos segundos. No le hacía casi ni cosquillas pero, por lo menos, lograban enfadarle. Era una bestia colérica que, pese a saber que su mayor peligro era la dama, se centró en aquellos que lo provocaban. La ira le cegaba. Habían tenido suerte.

…………………………
Kushina había comenzado a ejecutar una gran cantidad de sellos. Una formación de tierra, similar a una columna pero de solo metro y medio, había emergido del mismo suelo. Cientos de series de sellos nacían del centro circular que suponía el final de dicha extremidad de la tierra. Treinta segundos pasaron, una cadena nació de la columna. Emitía un brillo azul muy intenso, casi parecía ser un ente celestial. Dicha cadena se dirigió contra Naruto y, tras rodearlo suavemente, lo alzó en el aire.

- Primer sello elemental, ¡Suiton! – enunció la pelirroja mientras colocaba la palma de su mano zurda sobre el suelo. Dicho esto, una gran cantidad de Chakra comenzó a salir del pequeño Uzumaki al tiempo que era rodeado por una pequeña esfera de agua. La primera fase había sido completada. Faltaban otros treinta segundos para completar la segunda. Nuevos movimientos nacieron de las manos de la mujer del Hokage, el segundo sello estaba siendo llamado.

…………………………
Minato y Gamabunta seguían combatiendo contra el demonio de nueve colas, pero era demasiado poderoso para ellos. Así lo comprobó el Yondaime cuando la muerte se alzó y arremetió contra él en forma de zarpazo al distraerse un momento mirando a su mujer… mas algo imprevisto sucedió pues, al grito de - ¡Doton: Yomi Yuma! – un gigantesco pantano nació a los pies del zorro. Este perdió el equilibrio y vio como su ataque era frustrado. Maldijo al cielo y al infierno. Aquel rubio era realmente rápido, pillarle desprevenido de nuevo iba a ser difícil. ¿Pero quién había salvado al Hokage? Jiraiya. El Gama-Sannin había entrado en escena en su forma Sennin. No había tiempo ara tonterías.

- ¿Y Tsunade? ¿Aceptó? – preguntó el Namikaze mientras miraba a su maestro. Este negó al tiempo que miraba a su izquierda. Allí estaba la rubia, levantando un gigantesco pedrusco, de más de diez metros de diámetro, que salió volando en dirección a la bestia. Estaba sumamente enfada pero, por el momento, parecía mostrarse colaboradora.

…………………………
- Segundo sello elemental, ¡Doton! – vocalizó Kushina solo para observar como una segunda cadena, de color marrón y con aspecto pedregoso, nacía para atarse a su cintura. La segunda fase del sello estaba completa, solo faltaban otras tres. Un minuto y medio, no necesitaba más.

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El combate ahora resultaba más sencillo y, aun así, seguía siendo terriblemente complicado. Ni con la ayuda de los dos Sannin lograban mostrar superioridad. No eran más que un grupo de molestias que acabarían siendo erradicadas de la faz de la tierra. Pero por suerte la ayuda no terminaba de llegar pues, cuando la bestia ya se había liberado de la prisión que significaba el pantano de Jiraiya, el anterior Hokage apareció en compañía de Genma. El rey simio fue a caer sobre la cabeza del demonio justo antes de transformase en barra. El Sandaime no dudó en tomar cartas en el asunto. Se armó con la vara en la que se había convertido su transformación y soltó un tremendo golpe en dirección a los ojos del zorro. El resto lo miraron sorprendidos pero, lejos de caer en el olvido, se alzaron de nuevo para seguir combatiendo.

…………………………

- Tercer sello elemental, ¡Raiton! – vociferó la dama de cabellos rojos. Una tercera cadena surgió de la misma nada. Era amarilla y de ella saltaban chispas, parecía una corriente de electricidad o una serpiente con sus mismas capacidades. Esta cadena había comenzado a danzar en círculos alrededor de la dama y del recién nacido, como si los estuviese protegiendo.

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Un sinfín de Shinobi y Kunoichi con el emblema de Konohagakure no Sato en sus protectores decidió sorprender al enemigo desde la bruma y la oscuridad. Miles de Shuriken surcaban el cielo, miles de Kunai cortaban el aire. Todos tenían la vana esperanza de ayudar en algo y, aunque sus poderes individuales fuesen reducidos, todos en conjunto suponían una gran fuerza. Cientos de técnicas nacieron de sus bocas y manos. La villa aldea oculta entre las hojas no se rendía hasta encontrar la muerte.

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- Cuarto sello elemental, ¡Futon! – dictaminó ella mientras notaba como las fuerzas empezaban a abandonar su cuerpo. Una cuarta cadena había hecho acto de presencia y, a diferencia de las otras, esta desapareció nada más mostrarse al mundo. Una fuerte oleada de viento empezó a azotar todo el lugar. La fuerza del viento era colosal, algunos árboles estaban empezando a salir despedidos.

…………………………
- ¡Vamos! ¡Ya casi está! – puntualizó el valeroso Hokage mientras cargaba al ataque acompañado de cientos de fieles guerreros. Todos bramaron con orgullo, deseosos de seguir a su líder sin llegar a conocer la verdad de todas aquellas palabras. Supusieron que tenía algún plan pero no trataron de indagar en el tema, simplemente depositaron su confianza en el actual líder de la aldea. Pero algo terrible estaba a punto de pasar. La bestia de nueve colas había detenido sus movimientos y había comenzado a cargar una tremenda cantidad de Chackra. Una gigantesca bola de energía comenzaba a formarse en el cielo, sobre su hocico. Todos miraron expectantes, y temerosos, que era lo que estaba a punto de pasar. Un frío abismal azotó el campo de batalla, la misma muerte parecía estar tomándolos de la mano cuando, para horror de todos los presentes, el zorro se tragó aquella esfera de color negro…

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- Quinto sello elemental, ¡Katon! ¡Sello de los cinco pentagramas elementales! – terminó de decir la pelirroja justo antes de que sus rodillas fuesen a dar con el suelo. La quinta cadena se dignó a mostrarse solo para cegar a todo el mundo con un fogonazo de luz. Nadie vio nada, nadie llegó a comprender que había pasado. La realidad es que la esposa del Yondaime había sido azotada por el propio destello y se había visto empujado hasta el mismo rostro del Bijū. Naruto flotaba encima de los dos al tiempo que las cadenas comenzaban a amarrar, sin posible oposición, a la bestia de Chakra. Tal fue la presión que ejercieron que el Zorro solo pudo soltar un clamor de dolor antes de estallar en una inmensa nube de energía que fue absorbida por el bebe. Todo parecía haber terminado pero no había sido así, ni mucho menos. Kushina soltó un grito de dolor y agonía, su alma había comenzado a abandonar su cuerpo para adentrarse en la de su hijo. El sello había sido realizado con éxito. Naruto se había convertido en el nuevo Jinchūriki de Kyūbi y, su madre, en la persona que serviría de soporte del mismo sello hasta el día de su muerte. (C/A: Antes de nada, me gustaría pedir perdón ya que no yo mismo estoy especialmente convencido de esta precuela pero, siendo sincero, me ha costado bastante escribirla. El tener que narrar una batalla contra el Kyūbi y explicar como Kushina iba realizando el sello me ha resultado, francamente, complicado).



Capítulo 2 – Sacrificios
Un nuevo día había comenzado. El nacer del sol tras los rostros de los Hokage provocó que pequeños rayos de sol se colasen en la habitación de un joven de cabello moreno que no tenía otra cosa en la cabeza más que las palabras de su amigo. Estaba francamente interesado en que era lo que iba a hacer Naruto que tanto iban a cambiar sus vidas. Seguramente no sería más que una tontería llevada hasta lo magnifico por su hiperactivo amigo pero, la verdad es que, pese a pensar de esa forma, el que le hubiese pedido que preparase las maletas le hacía sentirse inseguro… La verdad es que no habían muchas ideas respecto a las posibilidades que podría ofrecerle el Uzumaki con una petición como aquella y, la verdad, es que cada una sonaba peor que la anterior. No por lo que fuese a suceder, si no por lo que tendría que pasar el rubio para lograr obtenerlo. – Espero que no haga ninguna locura – se dijo así mismo Sasuke al tiempo que dejaba las maletas sobre su cama. Tras esto, simplemente se visitó y marchó del hogar. Sus pies marcaron dirección al punto de encuentro habitual que mantenía con su compañero antes de que ambos marchasen, juntos, a la academia.

Las esperanzas eran banales, ni tenían la verdadera fuerza como para convertirse en realidad pues, a fin de cuentas, cuando el destino estab escrito, eran pocos los que tenían las fuerza necesaria como para cambiarlo. Una verdad era la realidad a la cual se tendría qu enfrentar el joven Uchiha pues, a ojos de cualquier otro, lo que estaba a punto de hacer el descendiente de los Uzumaki era una verdadera locura. (C/A: Un dato. Suelo nombrar a Naruto como Uzumaki con mayor frecuencia porque, segun he leído, tenía más repercusión el apellido de la familia más importante y, por ende, el apellido Uzumaki, tendría más "valor").

Aunque la verdad es que la expresión que Naruto trajo consigo al encontrarse con Sasuke hacía pensar que todo iba de película, que no había nada que pudiese romper la felicidad desprendida por aquel joven de cabellos rubios. Era raro que, tan de primeras, aquel chico portase consigo una sonrisa como aquella pero es que, aunque fuese doloroso, por fin conseguiría ayudar a ese chico de cabellos morenos a quien consideraba su hermano. El día avanzó y no hubo nada que pudiese borrar aquella expresión del hijo del Yondaime, estaba radiante. Por eso cuando acabó el día, Sasuke ya no tenía mayor preocupación. Seguro que había conseguido algo muy bueno y estaba deseoso de mostrarselo aunque, ciertamente, el asunto de las maletas seguía siendo algo preocupante. Pero no le dio mayor importancia. Cuando la hora marcada hubo llegado, se encaminó a la mansión del Hokage.

- ¡Buenos días, Sasuke! - exclamó Naruto al ver como el Uchiha se acercaba con maletas en mano. Los padres del rubio observaron la cara de duda que traía el que podía ser su nuevo "hijo" y enseguida comprendieron que no sabía nada. El Jinchūriki se había encargado de que este no supiese nada. Así se aseguraba de que el moreno se negase y diese al traste con sus planes. Si lo descubría a última hora, ya no podría hacer nada. Había sido bastante inteligente al ocultar los datos sobre aquella visita. Había estado atento a las posibles consecuencias de hablar de más y, para alegría y a la vez tristeza de sus padres, había trazado un plan simple pero efectivo.

- Ven, acompañame - entonó el joven rubio mientras le quitaba, literalmente, una de las maletas de las manos para acabar dejándola en una habitación vacía. Sasuke emuló al que era su mejor amigo y luego se dejó guíar hasta lo que parecía ser el jardón más grande de la casa. Era interior y estaba bordeado por muros de piedra, árboles y arbustos que impedían que, desde el exterior, se pudiese observar lo que sucedía dentro del lugar.

…………………………
Lo que el Uchiha estaba contemplando era uno de los espectáculos más non gratos que jamás se hubiese podido imaginar. Por un lado, estaban el Yondaime y su hijo. El primero estaba de pie, con los brazos cruzados, ocultando su tristeza bajo una fachada de seriedad y frialdad que jamás habría creído poder ver. Por otro lado, estaba Naruto, recubierto de heridas y sangre, luchando por, simplemente, respirar. Aquello estaba siendo verdaderamente cruel, el Hokage le había pedido al muchacho que le diese, al menos, un golpe, mientras el usaba todas sus fuerzas. Era imposible que el muchacho pudiese lograr tal proeza pues, a fin de cuentas, se estaba enfrentando al Shinobi más veloz de todos los tiempos.

- Te quedan solo cinco minuto, Naruto - anunció su padre justo antes de volver a la carga y disolver su imagen en un haz de luz que no hacía más que sacudir el cuerpo del pequeño de los Uzumaki. Este no podía más que mantenerse en pie ante las bestiales acometidas del Yondaime. Y eso que, a pesar de todo, este n usaba toda su fuerza. Solo era velocidad pero, tras más de treinta minutos recibiendo golpes, un mero empujón era como una daga ardiendo en su pecho.

Su vista había comenzado a nublarse de la fatiga, su boca palpaba con mayor intensidad a segundo que pasabun horrendo sabor metálico que parecía no querer abandonarle. Su cuerpo se mantenía por meras agallas, sus pies seguían firmes por no más que voluntad. Solo sus ojos, azules como el mismo cielo, parecían seguir vivos detrás de aquella montaña de ropa, si todavía se la podía considerar así, y sangre...

El dolor que corroía sus entrañas era tal que ni las lágrimas podían salir. Su madre, horrorizada, estaba espantada por el mero hecho de tan solo tener que presenciar aquello. Sasuke, por su parte, no podía creer lo que estaba viendo. Su conciencia era un cúmulo de culpabilidades, todo aquello era por él y nada más que él. Naruto quería brindarle un hogar y, a causa de aquello, estaba sufriendo lo que se podia considerar una verdadera tortura. Pero quien peor lo estaba pasando era Minato, el "cruel" hostigador. Su mente solo gritaba de angustia, su alma clamaba por huir de la carcasa en la que se estaba convirtiendo su cuerpo solo de saber que era él quien estaba infligiendole aquel dolor a su hijo. No podía evitar cuestionarse el si era demasiado severo o si había llegado demasiado lejos... aquello le estaba dejando claro que si. ¿Sería el momento de terminar con aquel calvario familiar? Si, tenía que hacerlo. Él ganaba, Sasuke viviría con ellos. Tenía que parar aquello.

- Naruto, tu ganas, Sasu... - empezó a decir sin poder llegar a terminar la frase al sentir como uno de sus propios Kunai salía volando en dirección a su pierna, fallando por no más que unos centímetros. Su hijo lo miraba de frente, con las pocas fuerzas que le quedaban luchando por no caer al suelo. El pequeño rubio abrió la boca, saliva y sangre emergieron en un asqueroso coágulo que, instantes atrás, le había estado cortando el aire. Una serie de extraños sonidos guturales, procedentes de su garganta, trataron de tomar forma corpórea y entonar unas palabras inteligibles. Fueron necesarios varios minutos para que consiguiese decir, simplemente,"No".

Todos quedaron mudos nate la solida y férrea voluntad de aquel niño de tan solo trece años... ¿era eso o, simplemente, cabezonería? Tal vez era demasiado arrogante como para dejarse vencer por la pena y la compasión, tal vez todos aquellos duros años habían terminado por crear a un ente tan tenaz que ni la misma muerte era capaz de arrebatarle la última palabra. Él ya había conjurado su decisión, irrebocable e inqueivoca. Por eso su padre, sin poder reprimir las lágrimas, asintió mientras afirmaba fuertemente uno de sus Kunai. Pero fue el más pequeño de los dos Namikaze el que se lanzó a la carga. Corrió al frente, tambaleándose de lado a lado, con el puño cerrado. Estaba claro que no podia hacer nada y, al final, no lo hizo. Se limitó a caer el suelo, sus fuerzas no le habían dado para más que mantenerse de pie. El simple hecho de avanzar había acabado con él...

Frustración, rabia, dolor, ira, rencor, impotencia, furia, debilidad, congoja, deshazón, angustia, pesar, amargura, sufrimiento, tormento, aflicción, agobio, triseza, desconsuelo, odio, pesadumbre, cólera, exasperación, irritación... un nudo se había formado en la garganta del rubio ante la inesperada oleada de nefastos sentimientos que estaba albergando su corazón. Un colosal rugido emergió, de repente, desde lo más profundo de su ser mientras que, cegado por la histeria, posaba sus manos sobre el suelo y agarraba la tierra con fuerza. A su alrededor la atmósfera se hizo más pesada, una infranqueable ola de sed de sangre arrastró todo a su pasó y golpeó a los allí presentes con tal intensidad que hasta Minato retrocedió un par de pasos, Kyūbi había despertado de su letargo... No había sido el chico quien había dominado las acciones anteriores, había sido el zorro quien, viendo un posible escape, había comenzado a tomar control del muchacho y les había instando a continuar...




Bueno, finalmente, aquí les traigo el extra y el capítulo ^^. Me ha costado bastante escribir ambos pero bueno... espero que os guste ^^. Siento no dejar mucho más comentario pero esto lo he escrito a rato entre exámenes, tengo otro mañana, así que no puedo enrollarme demasiado jeje ^^. Bueno, ¡Nos leemos! ^^

Lilia Inuzuka:
Chico...Con esos capitulos tan buenos,te puedo esperar un mes,para que pongas las contis,eh. ^^
Todo,pero todo,esta perfecto. Lo unico que te puedo decir,es: "¡WOW!".
Espero la proxima conti,eh. xD
Cuidate mucho.
Bye. n. n

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