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Red. Fail. Cap. 3
Revelación:
Qué capítulo tan cool. Me ha gustado mucho. Así que Samantha está como en una especie de prueba. La comprendo, es horrible cuando tus padres no confían en ti, o peor, cuando no te toman en cuenta para nada.
(Fail. Melancolía gigante)
Cof, cof, ammm lindo capítulo. Espero que Samantha le demuestre a ese señor que es capaz de llevar a cabo de manera intachable la supervisión del hotel.
¡Y se han vuelto a ver más rápido de lo que pensé¡ ¡Y de la manera menos sopechada, jajaja! ¡Pobre Dick! Uuu, pero Peter no pinta nada mal xDD
Perdona por lo que dije en mi post anterior, ahora te pido lo cotrario, te mataré si no traes conti pronto xDD
EDIT: Me encanta el nombre de Samantha xD Así debieron ponerme a mí.
Snade:
No entiendo como pasé de largo esto.
Oh, en muchos momentos que relataste me sentí identificada en exageración con el personaje… junto a sus ataques de pánico incontrolables.
Es impresionante como unos sucesos así pueden marcar la mente de un pequeño, afectarle el desarrollo y formarle un trauma tan intenso que interfiera con las actividades normales del individuo.
¿Quieres ser mi guionista? xD
Nunca leí un relato sobre la Eritrofobia antes, pues siempre pensé que era difícil manejar una trama de estas. Lo haces muy bien, te felicito.
Además , tu estilo de escritura es increíble.
Y por alguna razón, me resultó graciosa la situación esa del accidente.
Y ya odio a un personaje, así que… me largo XD
Espero la continuación.
DarkHime:
Oh, ewe, Snade, que bueno verte por aquí xDD ¿Tu guionista? Ahaha, la verdad, no soy buena haciendo guiones, yo sólo escribo lo que sale y dirictamente de word. Sí tengo algunos cuadernos con otras historias, historias de cuando era niña, como esa de la "mi niñera", pero no esta xDD Esta está saliendo así como así. Acabo de hacer este capítulo, así que no prometo que sea genial ni nada de eso xDD
Gracias por tu valioso comentario Snade, lo mismo para tí Reve.
Capitulo 3
Fue como un golpe en pleno rostro. Uno de esos golpes que toman a la persona desprevenida, y después de la sorpresa, viene un cúmulo de diferentes emociones, irritación, ira y sobre todo, el deseo de devolver el golpe, pero no. En el caso de Dick Sullivan al ver aquella aparición, que como golpe sorpresivo y cruel le había dado de lleno, lo que quedó después de la sorpresa, fue el deseo de huir. La ansiedad se hizo presente provocando que su respiración comenzara a descomponerse, mientras el vuelco en su corazón le provocaba náuseas.
-¡Buenos días, señores!- saludó Samantha con voz un tanto temblorosa. La impresión de ver al accidentado le había hecho un nudo en la garganta. ¿No era pequeño el mundo? Su bochorno por lo sucedido esa mañana se hizo presente en sus mejillas, las que tomaron un color suficientemente colorado como para ganarle en tono al vestido que de manera atractiva la envolvía- Por favor, pasen.
Dick dio un paso atrás. Su único deseo era huir, como conejo despavorido ante el lobo que trataba de atraparlo, pero Peter lo sostuvo por el brazo y lo obligó a detenerse.
-Por favor, Dick- le susurró Peter entre dientes, mientras Samantha acudía al amplio escritorio y por el intercomunicador, solicitaba café a la secretaria- No distingues el color, ¿o sí?
Dick, quien había desviado su rostro para no ver a Samantha, suspiró sintiendo como la transpiración del pánico sentido, humedecía su espalda. Armándose de valor, echó una mirada a la chica con el único ojo protegido por el cristal de las gafas. De alguna manera, Julius le había conseguido un fino parche negro que cubría el ojo que no estaba protegido por el inexistente cristal, así, la apariencia de su rostro era como el de aquellos piratas de antaño que solían llevar uno de sus ojos ocultos.
Y mientras Samantha solicitaba el café, nerviosa pensó si acaso no había dañado el ojo cubierto del Sullivan y por eso llevaba aquel parche. Su bochorno aumentó de manera considerable, lo que hizo que sintiera de pronto que el ambiente entre los hombres y ella, era extraño.
La chica levantó la mirada del escritorio para mirarlos, así pudo descubrir que el accidentado… “Parece un pirata”, pensó perturbada, la estaba mirando y aunque no pudo distinguir la mirada de su ojo, a causa del oscurecido cristal, pudo sentir la profundidad de esa media mirada. Sí, media mirada porque la miraba con un solo ojo.
“¡Oh, oh, oh” musitó en su interior. “Si con uno solo de sus ojos me hace sentir incómoda, ¿qué será con los dos? Marrones, sus ojos son marrones y no recuerdo haberle dañado sus ojos” se consoló al recordar el breve momento que lo vio después del accidente.
Mientras tanto, el cerebro de Dick asimilaba la visión que la chica presentaba. Una figura tristemente gris. Cabello gris, rostro gris, ¿acaso la chica estaba ruborizada? “¡Y como no”, pensó ahora Dick frunciendo el ceño. “A punto de asesinarme, ella es la que debería desear huir, no yo” Su vestido gris dejaba adivinar una figura esbelta, de mediana estatura. Bajó la mirada a los chamorros bien formados, esbeltos como toda ella, firmes. La piel blanca de estos terminó en el gris de sus zapatos.
“¡Dios!” ¡Hasta sus zapatos son rojos! ¿Qué le pasa a esta chica que tiene tan poco gusto en la variedad de colores?”
-Mucho gusto. Soy Samantha Red- dijo ella con voz controlada ya a pesar de sentir la “media mirada” de él y venciendo la ansiedad de su bochorno, se dirigió a ellos para ofrecerles su mano en una calurosa presentación.
Peter tomo la fina mano con suavidad y con una enorme sonrisa respondió:
-Soy Peter Sullivan. Mucho gusto, Samantha Red- la miró con mucho interés.
Dick en cambio, pareció querer dejarla con la mano extendida, pero al final y puesto que el gris de ella no le afectaba, tomó la mano con rapidez sin alargar el contacto y desviando su mirada, masculló entre dientes y parco:
-Soy Dick.
Samantha se sintió rechazada de inmediato y algo parecido a la irritación la atacó, pero mostrando una media sonrisa, continuó con las formalidades:
-Gusto conocerlos. Por favor, pasen a sentarse. En un momento nos traen café…
-Nos gustaría que termináramos esto ya- la interrumpió Dick con frialdad y sin mirarla- No tenemos todo el tiempo del mundo. ¿Esos son los planos?
Sin esperar a ninguno de los dos, se dirigió a la gran mesa de trabajo para examinar los planos.
-Lo siento- susurró Peter- creo que tiene razón- y sin más, también se dirigió a la mesa.
-Claro- antes de reunirse a la mesa con ellos, fue a cancelar el café.
Así, los tres se enfrascaron en la observancia detallada de los planos, pero el ambiente entre ellos era pesado, o mejor dicho, entre Samantha y Dick. La realidad es que éste último prefería estar lo más lejos de ella y si por un acaso, ella se movía para situarse a su lado para mostrarle algo importante del plano, él saltaba como asustado.
-¡No me toque!- gritó Dick cuando en una de esas ocasiones, sus manos se rozaron y él saltó impresionado.
Samantha suspiró tratando de tener paciencia, así que con voz suave, se disculpó:
-Lo siento, fue sin querer- no pudo evitar mirar a Peter interrogante, pero él se encogió de hombros.
-Bien, creo que ya terminamos aquí- habló Dick con dureza enrollando los planos con sumo cuidado- Ahora solamente necesitamos hablar con la persona que supervisará los trabajos, porque supongo que su padre desea poner a un vigilante para que vigile que los trabajos se hagan como él quiere.
-Pues supone bien- respondió Samantha casi taciturna por la actitud del hombre- esa persona soy yo, así que ya han hablado con ella. Creí que estaba claro.
-¿Usted?- inquirieron ambos a la vez, aunque de diferente manera. Peter con asombro y Dick con desprecio.
-Pues sí, yo- recalcó ella enfrentando airada a Dick- lamento si eso le molesta.
-¡Demonios!- blasfemó Dick- ¿Por qué usted?
¿Qué clase de pregunta era esa? Samantha se irritó más. ¿No la creía competente? ¿Quién se creía el sujeto para insinuar tan absurda tontería? A pesar de su juventud, sabía a qué se estaba enfrentando. Conocía hasta el último detalle del trabajo que se haría.
-Porque sí, porque soy la hija del dueño, son también mis intereses y si ya terminaron con esto, entonces ¡que pasen buen día!- se dirigió con pasos firmes y actitud molesta a abrir la puerta- Nos vemos mañana.
El primero en salir fue Dick, ignorándola por completo, pero Peter se detuvo a su lado para despedirse con otro apretón de manos.
-Un placer conocerte, Samantha- la tuteó sonriéndole de manera encantadora- será placentero trabajar a tu lado.
El apretón de manos continuaba y si no hubiera sido porque Dick arrancó de un tirón violento a Peter del lado de la linda chica, esa unión de manos hubiera continuado hasta acrecentar la incomodidad de Samantha al por mayor al no poder soltarse. Hasta dejó de darle importancia al tirón de Dick que también le afectó a ella, pues la hizo sentir dolor en el brazo.
Cerró la puerta no sin antes escuchar a Peter decir, mientras Dick casi lo arrastraba por el pasillo:
-¡Es muy linda!
-¡Es un demonio!- y qué bueno que Samantha ya no escuchó eso, sino hubiera deseado lavarle la boca con jabón, de seguro- ¡Parece arder en llamas con ese horrible color!
-¿Pero qué dices, hombre?- Peter se soltó del fuerte agarre de Dick, quien parecía no querer soltarlo nunca, como si su hermano fuera su escudo protector a algo así- ¡Si ni siquiera la viste en su majestuosidad roja!
Dick guardó silencio. Peter no tenía por qué saber que Samantha era la chica que lo había atropellado. Así que para terminar con el tema del demonio en llamas, murmuró:
-De gris se ve mejor.
Pero Peter no quería terminar con el tema, pues respondió:
-El gris es muy triste. No puedo imaginar qué visión tuviste de ella.
-Créemelo, la visión que tuve de ella no es importante.
-Pero es que es preciosa.
-Es horrible.
-Su cabellera, ah, su cabellera es divina.
-Su cabellera es espantosa.
-Tiene un cuerpo maravilloso.
-Tiene un cuerpo envuelto en prendas infernales.
-Sus piernas son…
-¡Ya basta!- gritó Dick exaltado. Ya no quería seguir hablando de Samantha Red… ¿Red? Se asqueó. ¡Hasta su apellido era abominable!- ¡Suficiente tengo con que tendré que verla todos los días por quien sabe cuánto tiempo!- llegaron al elevador y Dick pulsó con con violencia el botón para hacerlo abrir sus puertas.
-¡Hey!- pidió Peter deteniendo la mano de su hermano que seguía pulsando el botón-¡Tranquilo! ¡La chica no te mató, después de todo!
Dick retuvo el aliento y miró a Peter con disgusto. Sabía que él se refería a que el color que envolvía a la chica no lo había matado por el trauma, pero su mente repasó el accidente y bufó más airado. Sin decir nada, se introdujo al elevador cuando finalmente abrió sus puertas y pegándose a la pared, se mantuvo en su actitud de ira. Peter le lanzó una mirada, más que nada divertida, pero ya no continuó con su alabanza para la chica de rojo.
-Si quieres-sugirió Peter cuando ya estaban transitando por las avenidas llenas de vehículos rumbo al restaurante donde solían almorzar, uno cerca del edificio donde tenían sus oficinas- Como siempre, yo me hago cargo de supervisar los trabajos en la construcción y tú te haces cargo del papeleo, pedidos de material, verificar su calidad antes de la entrega, ya sabes, todo eso y así no tienes que ver a esa chica. Te mantendría alejado de ella.
-Mmm, como siempre, mi trabajo se reduce a la oficina. ¡Estoy harto de todo esto!- refunfuñó Dick más furioso. ¡En verdad odiaba su trauma que lo imposibilitaba de hacer todo lo que quería hacer!- Creí que esta vez gozaría de ver cómo avanza poco a poco todo el trabajo, pero por lo visto, volveré a esas cuatro paredes. ¿Y qué hay de las nuevas gafas? ¿Ya hablaste con Cienti para pedirme otras? -
-¿Sigues empeñado en llamarlo Cienti? Sabes que no le gustan los sobrenombres.
-No importa, él no me escucha. ¿Ya le has llamado?
-No he tenido tiempo- respondió Peter maniobrando para entrar al estacionamiento del restaurante. Sacó su celular cuando bajaron del auto y se encaminaron a la entrada del restaurante. Una vez que le contestaron y pidió hablar con su amigo, escuchó con atención y frunciendo el ceño con desconcierto, soltó una maldición.
-¿Qué sucede, Peter?
Peter cerró su celular, tomó a Dick por el brazo y lo dirigió a una de las mesas que en ese momento se encontraba desocupada. El restaurante a esa hora se llenaba, pues estaba situado en una zona donde había todo tipo de negocios, así que el éxito que tenía era mucho, pero a Dick lo que menos le importaba era el éxito del restaurante, sino la expresión de su hermano, la cual no aventuraba nada bueno, por lo que una vez que estuvieron sentados, volvió a preguntar lo mismo.
-Resulta que Cienti no está. Salió de vacaciones y su ama de llaves no sabe cuándo volverá.
-¿Qué?- gritó Dick levantándose de la silla y sentándose enseguida de nuevo- ¿bromeas?
Peter movió la cabeza de un lado a otro.
-¡No puedo andar con este parche por todos lados- y al decir eso, miró a su alrededor e increíblemente la mayoría de los comensales lo miraban, unos divertidos y otros con curiosidad. Todos se conocían de vista, así que les admiraba de cierta manera la apariencia de Dick- ¡No me gusta llamar la atención de esta manera!
-No te quejes- le dijo Peter divertido- las mujeres te ven encantador.
Aunque a Dick le pareció una burla, así era y es que se veía sumamente atrayente con el parche sobre el ojo.
-He perdido el apetito- fue todo lo que dijo, acongojado por su situación- ¿Qué más puede salir mal?
-No seas dramático- objetó Peter comiendo lo que pidió mientras Dick se limitó a picar la comida- Ya volverá Cienti y te hará otras gafas.
-No soy dramático- se defendió y no sabía cuánto razón tenía.
Minutos más tarde, su pregunta se vio contestada y la respuesta llegó de manera inesperada, sin que ninguno de los dos se lo esperara.
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Por hoy, es todo. Pásenla bien *w*
Revelación:
Ooh, un capítulo interesante. Francamente la guerra entre Samantha y Dick ha comenzado. Me pregunto qué es esa respuesta. ¿Qué más le pasará a Dick para que sigan arruinándose sus planes? ah, pobrecito. Su trauma me enternece de manera sobrecogedora.
Jajaja, esa manera de ver a Sam fue definitivamente carente de vida. Toda gris, wow, se ve... pobre xDD.
No digo más, solo que espero la:
Continuación!!
Snade:
Lol, me siento tan identificada con ese fóbico.
Soy igual de quisquillosa cuando de asuntos de evadir situaciones que me producen pánico se trata. Y con el mismo temperamento…
Pobre Sam. Me compadezco enormemente de ella. Ya se ha sentido rechazada de un principio, y solo por nacer con ese color de cabello tan peculiar. Tiene razón con hastiarse… jaja, pobre.
En fin, buen capitulo. Quiero saber cómo sigue.
Nos vemos.
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