Hola a todos. Primero que nada, gracias a Oz-chan que paso a avisarles que el capitulo saldria hoy (Miercoles), pues explico muy bien los motivos por los cuales lo subi hasta hoy.
Bueno, no tengo mucho que agregar mas que para el domingo estara el otro, y que este me salio algo corto jejeje...ya saben espero sus comentarios y demas...sale gracias.
6
Conmoción
[spoiler]La incredulidad en Tsuna fue evidente. La suficiente como para no dar cabida a lo que sucedía y al mismo tiempo para convencer a Rackphiell de que realmente se encontraba severamente herido. Ese concepto se confirmo cuando el muchacho cayó sin fuerza de rodillas en el suelo. Para después continuar desplomándose de sopetón con todo su peso sobre un charco de sangre.
Yume aun sostenía la espada al frente con las dos manos sujetas a la empuñadura fuertemente, temblando al blandirla. Las salpicaduras de aquel liquido carmesí plasmadas en los pómulos finos y las piernas rígidas, sin dar crédito a lo que había hecho minutos antes. Observo a Tsuna como si se tratara de un filtro de fotográfico en colores sepia, boca abajo inconciente en aquel riachuelo que se extendía por debajo del pecho. A su vez se percato de la presencia de Rackphiell, quien hizo una mueca de cierto asco al ver a Tsuna sin aliento tumbado en el suelo. Era obvio que no pretendía acercarse para corroborar que realmente ya no siguiera respirando. Con tiente rodeo el cuerpo, para ladearse e ir hasta Yume.
—Tsuki-chan lo ves. Nada en ti ha cambiado —susurro siseante—. He de aplaudir este magnifico trabajo —vanaglorio chocando las palmas para causar ese efecto. Tal y como si el mismo hubiera hecho esa estocada.— Me imagino que ahora ya lo recuerdas, pues de esta forma también acabaste con el resto de tu familia, con cada miembro que era parte de ella. Así como aquellos que pretendían deshacerse de ti. Terminaste con todos ellos tu sola. Aun puedo verlos con aquellos rostros suplicantes, rogando porque alguien les salvara de ese final inminente ejecutado por ti. Esa expresión dolorosa y a su vez atemorizante por afrontar la realidad —rió con desden—. Supongo que no debe ser fácil asimilar que tu hija es quien provocara la destrucción del mundo.—Las cuencas rubíes no dejaron de mirarle de forma lasciva, de un modo superior, arrogante y fastuoso. Como queriendo probar un poco de aquella carne jugosa.
Sostuvo por unos minutos uno de los mechones azules del cabello largo entre sus dedos, se lo llevo cerca de la nariz, pasa aspirar esa fragancia que despedía sutilmente. Ese despreciable gesto no duro mucho. En una fracción de segundos tuvo que apartarse de ella como aludido para evadir un objeto esférico lleno de púas afiladas que paso raudo entre ellos.
—¡No te atrevas a tocarla! —los ojos de Hibari no demostraron descompostura pero si ese enfado descomunal por esa acción. Era el único que podía acercársele de ese modo. Con una especie de humor enardecido por haberla dejado desprotegida se coloco en una posición defensiva.
Yume continúo estática a pesar de reconocer la voz de Kyoya continuo paralizada como en una especie de trance involuntario que no le permitía desbloquear sus movimientos.
—Oh pero que grata sorpresa el cazador ha venido por la presa —formulo Rackphiell riendo —lamento decepcionarte guardián Vongola de la Nube, pero no seré yo quien caiga atrapado en la jaula. —Desde esa distancia murmuro otras palabras— aun podemos jugar Tsuki-chan si así lo deseas. —hizo un movimiento agitando la mano al frente, como si acabara de empujar a Yume que se perfilo directo hacia Hibari, con la espada lista para volver a atacar.
Esa reacción fue peligrosa, supuso Hibari, era como verla ser manipulada por hilos invisibles. Una estocada tras otra intentó golpearlo, en una danza mortal. Con cierta exasperación Kyoya noto en el rostro de la muchacha esa aflicción. La consternación y alarma surcando su rostro por no poderse detener. Los ojos azulados se anegaron en lágrimas que bajaron por las mejillas. Dolor y pena se reflejaron en las delicadas facciones, a su vez que una desesperación agria que le oprimió el pecho.
Hibari-san no utilizo la caja arma, pues era demasiado arriesgado considerando que ella era quien se le enfrentaba, en su lugar activo la segunda fase de su anillo. El Vongola Gear de la nube se desplegó en una serie de cadenas salientes de las tonfas que el muchacho llevaba consigo. Su intención era cortar esas ataduras. Los extremos dieron vueltas alrededor y logro deshacer el control que de algún modo, Rackphiell había establecido en ella. Hibari-san apenas estuvo lo suficientemente cerca como para no correr peligro la sujeto, cargándola en sus brazos como si se hubiera lastimado un tobillo, de tal forma que el filo de la katana no le causara ningún dañó. En esa posición Yume tembló igual a una criatura indefensa al mismo tiempo que el corazón le punzaba dolorosamente entre las costillas, por lo ocurrido con Tsuna.
—Yo…yo…no…quer…—chillo, pero las demás palabras se quedaron estancadas en la garganta.
—Todo esta bien Kotori-chan —dispuso Hibari-san repegandola hacia él. No parecía estar enfadado con ella, pues su voz era mesurada, amable, con esa entonación reconfortante conteniendo a la vez una pizca de incolora austeridad. —Ya estoy aquí y no permitiré que nada te pase —la tranquilizo de aquel modo apegandola hacia su pecho. Debía sacarla de ese lugar lo mas pronto posible, antes incluso de que el propio poder de la joven pudiera lastimar seriamente a los dos.
Por un rato ignoro el hecho de que Tsuna aun yacía tendido en el suelo, pero después le estudio desde su posición, y se percato que una tenue flama naranja aun seguía encendida en uno de los puños. Así que después de toda esa angustia también formaba parte del plan.
Mientras eso sucedía en el saloncito, arriba en la azotea la situación no era del todo mejor.
—Valla, valla se me escapo el disque carnívoro —resolvió la muchacha frente a ellos. Kaila Moltrex, era una mujer hermosa, con el cabello color lila cayendo hasta sus hombros, la piel tersa, blanca, sus ojos del mismo color mas obscuro que hacían juego ahora con el atuendo que llevaba, una capa púrpura le protegía de las inclemencias del tiempo, pues afuera hacia bastante frío. Aquella bella apariencia contrastaba con la personalidad, arrogante, presuntuosa, materialista, individualista, de aquella gente que lo único que le interesa es cuantos zapatos puede comprar para dilapidar la fortuna de sus padres— No importa —bufo con una entonación insignificante —supongo que jugar con ustedes también será divertido.
Efectivamente en un descuido por parte de Kaila. Hibari-san logro fugarse para escabullirse por el cubo de las escaleras, no para huir de ella, sino para regresar al saloncito. No tanto por la seguridad de su propio jefe, sino por Yume quien seguramente tendría algunos problemas para estar cómoda en un lugar completamente cerrado. Era de las personas que prefería la mayoría de las veces espacios abiertos, con fácil acceso a salidas o ventanas que le permitieran entrar la luz a la recamara donde ella estuviera, con la suficiente iluminación como para no sentirse aislada o estar dentro de alguna jaula.
El guardián de la nube aprovecho esa distracción para poder irse dejando en su lugar a cargo a Mukuro y Freyja, los cuales considero lo suficiente mente competentes como para hacerle frente a la guardiana de arena. Serian suficiente para detenerla.
Luego de unos minutos Freyja y Mukuro se miraron entre si. Como si uno pudiera leer los pensamientos del otro y por medio de estos, saber que estaban pensando. La primera en actuar ente Kaila fue Frey.
El arco apareció en sus manos, enseguida lanzo una flecha hacia el cielo. Lo que Kaila considero una tontería, pues en lugar de ir dirigida hacia ella opto por lanzarlo al espacio abierto.
—Me imagino que les he causado gran impacto, tanto que incluso tu puntería es definitivamente mala —resolvió Kaila con una ligera entonación de altivez, pero mas que nada en una mofa engreída en cuanto a la dirección de la joven. Se observo la manicura de las uñas como restándole importancia, como fastidiada.
Esperando a ver que haría el guardián de la Niebla Vongola con respecto a ese hecho. Para distraerse de esa aburrición, Kaila formo ante Mukuro una figura idéntica a ella de arena y arcilla para coquetear descaradamente con el muchacho de cabellera azulada en pina justo frente a las narices de Freyja, que únicamente le dedico una examinadora mirada a Mukuro.
—Podrías dejar a esta muchachita fea por alguien mucho mejor. Se me ocurre tal vez alguien como yo. Hariamos bastantes travesuras juntos —le susurro al oído, pasando sus dedos granulados sobre el hombro del chico.
—Kukuku —rió divertido— No lo creo, pues ni siquiera superas la inteligencia de ella para efectuar algo entretenido, mucho menos su ingenio y hermoso atractivo —respondió el guardián provocando el enojo en Kaila, con agravio y desconcierto, claramente ofendida.
Justo en el momento en que la flecha destello con la flama marrón creando una red rectangular, parecida a un domo de cuatro esquinas sobre ellos.
—Considerare eso como un cumplido —anexo la joven mientras el arco se cubría con la misma energía que la del techo deseándole una sonrisa de complicidad a Mukuro por esa reacción que tuvo ante el intento fallido de seducción de Kaila por tratar de conquistarlo. —Pero no creas que ella también esta disculpada por tal descaro —la barrera destello enseguida.
—Siempre tan suspicaz Frey —el muchacho preparo el tridente que llevaba consigo— entiendo —Mukuro fijo la vista en Kaila y luego la paso de un salto a Freyja, de aquellos rayos de luz ya descendían otros que se fusionaron a la llama índigo del muchacho. Enseguida Mukuro agito el tridente que poseía y con ello apareció un inmenso desierto frente a ellos.
El sol brillante. El viento que se deslizaba por las dunas de granos diminutos creando surcos cambiantes en las cordilleras interminables de esas montanas, les hizo tener la sensación de estar en un lugar donde contenerse no era necesario.
—Muy bonito —rechisto Kaila— al parecer son mas tontos de lo que creí —observo con engreídamente. —El primer error que han cometido ha sido tráeme a este lugar, pues les informo que el elemento de mi flama de obscuridad es este mismo. Valla guardianes idiotez que se han conseguido el décimo Vongola y la Treceava Lunottory, pero que podía esperar de líderes blandos como ellos —delimito, de la tunica saco una especie de flauta, con nueve hoyuelos en ella, se la acerco a los labios, soplo levemente en la boquilla de esta. El aire se enrareció con un olor agridulce, y un torbellino de arena se levanto ante ellos—Han hecho una excelente elección pues sus tumbas las cavare aquí.
—Quien acabara enterrada será otra —resolvió Mukuro impaciente por atacarle.
—Eso ya lo veremos —agrego Freyja y los dos se lanzaron al ruedo para atacarla.
En el salón principal los disparos de Celeste surcaban el techo igual a luciérnagas turquesa enormes de forma esférica, intensas, peligrosas, raudas. Trataban de derribar al sujeto sobre que ya les atacaba, montado sobre una plataforma rectangular de un material duro pero sumamente ligero como para poder flotar. Le servia como deslizador.
Al mismo tiempo Hayato defendía los flancos laterales resguardando al resto de los invitados inconcientes, con la ayuda del sistema cambio forma. Pues quien los enfrentaba hizo un esfuerzo por atravesar tal protección que les brindaba con diminutas lanzas de un verde fosforescente para perforar los cuerpos dormidos.
Afortunadamente Gokudera era lo suficientemente veloz para impedir aquello, con ayuda de Vianca que cubrió sus puños con una flama verde obscuro, logrando desviar la mayoría de los tiros al golpearlas con tal fuerza que logro hacerlas añicos.
En apoyo de los dos se encontraba la golondrina que ya había liberado Takeshi sobrevolando en círculos lejos del peligro pero lo suficientemente cerca como para contra restar el poder de la flama de la obscuridad. La primera katana de Yamamoto fue directa a clavarse en el techo cerca de Kojiro, la segunda la clavo en el piso, sujeto una tercera y una cuarta en las manos, lo que logro amenizar el efecto de la flama de la lluvia intensificando su alcance. El atuendo del muchacho había cambiado por uno al estilo de los samurais, el kimono era de un blanco pulcro en la parte superior mientras que el gris del la parte inferior de este era de aquellos que parecen tallados en la plata fina. Celeste le vio de reojo, con un ligero sonrojo que se escapo en sus mejillas, pero enseguida agito la cabeza para concentrarse, no era tiempo para pensar en lo bien que se veía su novio.
Gotas gruesas de lluvia se formaron ascendentes desde los charcos en el piso elevándose como proyectiles hacia el muchacho.
Sin embargo ninguno logro acertarle.
—Les daré merito por este pobre intento para detenerme —objeto su atacante sin mucha algarabía, mas bien con esa voz intelectual, mesurada de un modo sabiondo.
El cabello blanco, los ojos nevados como los de un lobo invernal por debajo de los lentes de armazón ligero les vieron con algo de desden. La complexión delgada, esbelta, ágil, con ese sutil atractivo entre un color pálido y ligeramente tostado, como trigueño, pero a su vez alvino en una combinación exótica de matices intrigantes le hacia verse como alguien que dibujas en una pintura. Pero el aire altivo, prepotente, con una alusión intelectual exagerada le resto esa sutileza de ser alguien bien parecido, pues esa personalidad chocante resaltaba a la vista.
Hacken Leydan era uno de los pocos miembros originales pertenecientes a los Kuroyami, que después pasaran a ser los Chainsberg. El fue uno de los pocos que acepto la transición de dicha familia, pues el jefe de estos últimos fue relevado de su puesto por Rackphiell. Estaba mucho más de acuerdo con el modo de manejar los asuntos de este que su anterior sucesor. El muchacho se hacia cargo de la sección de inteligencia informativa y tecnológica de operaciones secretas de los Chains. Además de que destacaba como uno de los diez mejores hackers del mundo, únicamente superado por Celeste Velerette quien le sacaba solamente doce puntos de diferencia el ranking, siendo ella quien ocupaba el primer puesto.
—Estas subestimando nuestras habilidades, es algo mal hecho para alguien que se jacta de tener mayor intelecto —le ataco Vianca, la actitud de superioridad en Hacken le molesto bastante, quien se atrevía para juzgar que tan buenos eran en lo que hacían, pues el era mucho peor que Rack.
—Mmmhj —emitió como fastidiado—de no ser porque Rackboss tiene un especial interés en el conejito de la luna, ustedes hubieran acabado ya dispersos en moléculas que nunca podrían integrarse de nuevo —observo con insolencia—, esto es nada mas para evitar que alguno de ustedes pueda ayudarles. Nadie debe de intervenir en la fiesta privada del jefe —subió los lentes con dos dedos en un aire de autosuficiencia cargada —en lo personal, para mi esto es tan poco productivo. Aunque lo tomare como un incentivó extra al próximo pago que me den. En algo debe contar el poder acabar con cuatro de los “mejores” guardianes de ambas familias nefastas y de tan poco temple, será todo un logro de tantos en mi haber —hablo con esa expresión desaforada de ser mucho mejor que ellos en todos los aspectos.
—Eres un hablador nada mas ¿no es así? Leychii —Celeste regreso ese comentario con deliberado empeine de querer molestarlo.— Todo esto nada mas para demostrar que eres mejor que yo, pero vamos acéptalo nada mas eres un chiquillo mimado que juega a ser el tecnólogo del año.
Eso disgusto evidentemente a Hacken que enseguida de un costado de la plataforma saco una especie de mini laptop, conecto el cable usb al lado y enseguida comenzó a teclear rápidamente.
—Si eso crees entonces dejare que jueguen un rato con mis mascotas —del exterior se colaron por la ventana un montón de robots con formas de insectos, arácnidos y uno que otro cangrejo, corriendo por las paredes al calvar sus dagas metálicas y puntiagudas en el cemento.
—Si piensas que ganaras algo con esto, estas muy equivocado —La paciencia de Takeshi fue impresionantemente gélida, como aquel asesino que espera el justo momento para atacar dando la estocada certera que le impida escapar.
—Pues ya veremos entonces Yamamoto-san. Hasta ahora solo hay una persona que ha sido capaz de desafiar mis invenciones tecnológicas, y nadie mas las ha superado, así que prueben suerte si es que creen tenerla, pues los tontos únicamente aprenden de ese modo, por la experiencia estúpida.
De vuelta al pasillo principal. Ozura y Aldred se debatían entre las cadenas de eslabones casi cerrados que les sujetaban fuertemente para impedirles escapar. La única que se logro escapar por poco, y porque Aldred la hizo a un lado para ser el quien recibiera el ataque, fue Hana.
Por unos pocos minutos permaneció medio aturdida en el suelo. Se incorporo levantando la cabeza para ubicar a sus dos compañeros a atados por aquel extraño que permaneció de incubierto bajo la capucha que cubría el rostro.
Entonces por fin se decidió a actuar. No podía quedarse con los brazos cruzados mucho menos cuando formaban parte de un equipo. La muchacha discretamente se atrevió a sacar dos espadas, no muy largas, de una empuñadura corta que podía sujetar con facilidad, de una hoja que terminaba en punta ensanchándose de en medio. Para ella eran sumamente ligeras, perfectamente adecuadas a la complexión y agilidad de la joven.
Se enfilo hacia ellos pegando una carrera, moviéndose como una gacela, veloz, grácil al mismo tiempo que segura y con esa convicción entusiasta que pocas veces se le veía.
Blandió las espadas dando vueltas en círculos, primero hacia Aldred y luego hacia Ozura apuntando entre los giros hacia los eslabones metálicos, partiéndolos por la mitad.
—Uff valla, estupendo. No me esperaba esto, mucho menos de la mas pequeña de los Lunottory —se admiro Rem bajamente divertido e intrigado, en cuanto vio a Hana tomando la iniciativa de ataque.— Tal parece Shun que tus cadenas se han debilitado notablemente —llamo al otro por aquel nombre, sin revelarlo por completo con una entonación burlona ante el encapuchado.
—Cállate Rem, sino quieres que el encadenado sea otro —musito con violencia “Shun”.
—Bueno eso no me molestaría si prometes que será entretenido —una vaga sonrisa picara se dibujo en los labios de Rem. En una especie de invitación. Inalterable a la situación que padecían, especialmente al estar conciente que ese tipo de comentarios seria un estimulo para que Shun tomara la iniciativa en un arranque compulsivo.
—No sabes cuando cerrar la bocota ¿vedad? —inquirió el otro, por un fugaz instante Hana logro ver bajo la sombra del gorro un brillo de ojos azulados. Esa mirada traspaso la distancia que había entre ellos.
Enseguida más cadenas salieron de las paredes y de las mangas amplias de la tunica para ir a atrapar a Hana. Fallo. La espada de la chica recubierta por una capa espesa de flamas doradas fue mucho más efectiva. Destruyo con suma facilidad cada eslabón. Rompiendo una tras otra las cadenas, segmentando cada tira hasta hacerlas unas finas tiras de metal que ya no podían hacer daño.
Una vez libres Ozura y Aldred se unieron a la jovencita, algo agitada pero feliz de que esa técnica hubiera dado resultado.
Entonces de imprevisto, el brazalete que Remulus traía consigo en la mano izquierda, como si fuera un reloj de grueso extensible comenzó a brillar tenuemente en una luz blanquecina, pálida y mortecina al igual que el de “Shun”, sin saberlo lo mismo paso con el de Kaila y Hacken.
—Es hora de regresar —dijo Rem componiendo una mueca disconforme como si ese aviso le irritara tenuemente.
—No se irán a menos así nada mas —objeto Ozura.
—Aun nos deben algo —secundo Aldred.
Todo paso tan rápido que no les dio tiempo de reaccionar, lo unico que se escucho fue un estruendo a lo lejos. Una columna de humo negro alzándose al cielo con las llamas que devoraban en lo alto el edificio. Silencio y obscuridad llegaron en un segundo.
Continuara…[spoiler]