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¿Nosotros? ¡Vaya Broma! sasuxsaku
SeleSakura:
este no es mi fic sino pertenece Bbr94 en fanfiction pero me encantaría que imperio nippon la conociera por que sin duda ha sido de los mejores fics que he leído me ha encantado y espero que a ustedes también y dejen su opinión saludos y espero lo disfruten.
COMENTARIOS DE LA AUTORA
Esta historia se me ocurrio, ni si quiera se como ni cuando. Pero se que, es comun o algo asi. Asi que me disculpo si esta idea se le haya ocurrido a otro. Pq a mi parecer... Parece que si. xD
Pero estoy de vacaciones, y me prometi no escribir nada hasta tener las continuaciones de mis otras historias pero... Espero que les guste. Y no sean rudos conmigo.
Tiene un poco de Juliette Morillo y las orquideas rojas de Shanghai muy poco, casi nada. Pero debo mencionarlo para recomendar este libro y ahorrarme unos problemillas. Tal vez es su forma de escribir que se me ha pegado con la lectura de su fantastico libro pero, LAS ORQUIDEAS ROJAS DE SHANGAI, Y LOS PERSONAJES DE NARUTO NO ME PERTENECEN.
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-Sakura-chan, tenemos que hablar…-
La reciente llovizna que había azotado por varios minutos el deportivo de la preparatoria, le había dejado a su césped verde y gradas con bancos de madera, la humedad impregnada de el olor fresco de la tierra mojada, y el olor de las flores con sus pétalos recién bañados; girasoles, petunias, amapolas, y el pequeño rosal del club de jardinería. Un delicado y embriagador aroma que acariciaba el rostro con cada brisa fría; típicas de la temporada de lluvia.
La húmeda hacia que el cabello se erizara desafiante a la gravedad, pero se las apañaba con un listón verde pastel para recoger aquel cabello de un rosado chillón, unos mechones lograban escaparse, adheridos como molestas sanguijuelas tratando de robar el rubor cansado de sus mejillas, tenia la boca pequeña en contraste con su rostro, como un mohín permanente; del color de una cereza y la textura de una pasa, sus ojos eran de un color jade; grandes e infantiles, pero con pestañas largas y coquetas, se veían desordenadas como una sombra alrededor del parpado debido al y sudor y a la humedad.
Aquel frío-calor que sofocaba aun más rápido que un aire seco, hacia que las sudaderas, húmedas por el sudor se les pegaran al cuerpo como una bolsa de plástico, pero ella tenía discretas curvas y pequeños pechos; redondos y normales. A veces, mientras corría el zapato deportivo flaqueaba y le hacia perder el equilibrio, una y otra vez. Ya iban tres veces, en la práctica. También; el balón cada vez que era pateado se veía quisquilloso entre el barro, haciéndole que desplazarse con el se hiciera complicado y trabajoso.
-¿Qué sucede Naruto-kun?-
-Te quiero Sakura-chan te quiero tanto…
Sonríe. –Yo también te quiero mucho.- Le besa, él esta diferente, lo sabe.
-No.- Dice, apartándole. – No te merezco.-
-¿Naruto-kun?-
-Hinata, Hinata volvió…-
Pateo el balón con todas sus fuerzas; la esfera se vio frágil y peligrosa mientras cruzaba el campo a una velocidad que quería desafiar el sonido. La red atrapo el balón que la portera se había negado si quiera observar llegar. Limpio sus mejillas bruscamente, tanto que su reloj termino rasgando sus mejillas. Sentía su pecho apretado, y en su garganta un nudo le impedía hablar. Era el llanto que escondía celosamente de las miradas sorprendidas de sus compañeras de equipo.
-Uh…-
-Sakura, no lo hagas más difícil por favor…-
-Lo se. Se lo que significa para ti…
-Sakura ¡tu eres mi novia!. Pero Hinata…-
-Hinata es el amor de tu vida…-
-Sakura no es como tú crees…-
Se mordió el labio inferior, y sonrió. O eso intento. Luego alzo su mano, una blanca extremidad delgada y callosa, con dedos gruesos. – ¡Lo siento mucho!.- exclamo y sonó intenso para sus oídos, que todo el día habían pasado en una especie de mute. Luego cruzo el campo a trote. Los diálogos de la noche anterior se repetían en su cabeza, como un disco atascado en un tocadiscos. También, los sutiles gestos de Naruto; su novio, no: su ex novio. El brillo triste en sus azules ojos, sus labios apretados, sus manos grandes y gruesas tomando las de ellas…
Otra lagrima se deslizo, tranquila y sutilmente por su mejilla derecha. Apretó sus labios, y se palmeo las mejillas varias veces. - ¡Bien chicas, muevan sus cuerpos, aun queda mucho que hacer!-
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Cuando el campo estaba solo, le gustaba quedarse. Siempre parecía más grande, y algo acogedor. Empezaba a oscurecer, y hacia un frío que le hacia titiritar bajo su chaqueta; olía a tierra mojada y a sudor. Se había limitado a sentarse en una de las primeras gradas, abrazaba sus rodillas contra su pecho.
Una rubia: su mejor amiga; Yamanaka Ino, se le había acercado hacia menos de media hora, estaba al tanto de la situación, estaba triste también, pero se lo había advertido. Le pregunto que pensaba hacer, y la pelirosada solo se limito a mirarle con ojos hondos y llorosos respondiéndole un sutil: "Ahora solo quiero estar sola", Ino beso su mejilla y se retiro, a mitad del camino su silueta se giro a Sakura, iba decir algo. Pero se arrepintió.
Y entonces llego él. Oh, parecía más hermoso, como si haber terminado con ella le hubiese acentuado en la noche todos sus rasgos perfectos. No estaba solo, pero para ella era como si fuera así. No tenía ojos para más nadie…
No le había visto, y eso hacia que su corazón por cada desbocado latido le hiciera doler el pecho. Sabía que a esa hora, su equipo practicaba; era delantero y uno de los mejores…
Su cuerpo en un apartado y cómodo rincón de las gradas se estremeció.
-Vaya, Sakura. No me digas que esperas a Naruto-kun- Sus puños se tensaron, y se levanto bruscamente... Aquella voz, grave e irónica, tenia la particularidad de pronunciar su nombre con cierto veneno, como si escupiera, o insultara. También, destilaba un olor a perfume caro, que le causaba nauseas, ¿O era su mera presencia?. Seguro las dos. No se rebajo a mirarlo, tomo su bolso y salto las gradas con sigilo. Unos puestos mas arriba, él le siguió, con pasos cuidadosos, que producían un perfecto ritmo. – Porque, te informo si no te quedo claro con tu patético llanto, Naruto y tú… han terminado. ¡Oh no!, él termino contigo.-
- Uchiha Sasuke, ¿Desaprovechando tu oportunidad de estar con Naruto?. Déjame de decirte, yo a ti, que a diferencia de ti, él no es homosexual.- Se giro, encarando a aquel joven alto – 1. 88. – de mirada altanera y cabello negro. Tenia una sutil sonrisa en la comisura de sus labios, -delgados y carnosos, algo pálidos contrastando con su rostro-, elevando una de ellos. Sakura se encontraba 2 puestos más elevados que él, mirando altaneramente su figura centímetros mas abajo que ella.
-No, él esta muy interesado en Hinata-chan, Mi prima. - Alzo una de sus cejas, triunfante, disfrutando el vestigio de tristeza en los ojos de la chica. Había dado en la yaga. –Mi femenina, tierna, y hermosa Prima.- Subrayo, mirando despectivamente el maltrecho cuerpo de la mujer.
- ¿Tu sosa vida social te hace tener sueños húmedos con tu prima, cierto?. – se giro dándole la espalda, evitando – y fracasando estrepitosamente – que las acidas lagrimas resbalaras de sus parpados. Su vista estaba empañada por el dolor, y la ira. Escucho los pasos del moreno, siguiéndole.
Le golpearía, y con suerte al caer por los bancos de las gradas y se rompería el cuello.
- Esa no es forma de tratar a tu senpai. Sakura-chan.- Dijo, con fingido tono lastimero. Sakura bufo, empezando a descender las gradas. Ignorarle, seria lo mejor. Tenia seguro que si hablaba, un nudo de palabras, mocos y lágrimas estallarían, y con Uchiha Sasuke cerca, eso era un suicidio. Sobre todo considerando que varios metros abajo, su novio; ex novio, empezaba a calentar con su equipo: Hombres físicamente esbeltos y altos. Que con la humedad y el frío mantenían sus chaquetas deportivas cuello alto, acentuando una espalda ancha y caderas estrechas.
-Y'o, Sakura-chan.- El cielo empezaba a tomar ese color púrpura con matices de violeta y azul oscuro, las estrellas, puntos de un pincel cuidadosamente usado se empezaban a ver encima de ese matiz de colores y nubes disueltas. Bajo este espectáculo cotidiano; Nara Shikamaru-senpai, el novio de Ino le saludaba con la mano en alto y un andar aburrido; con las manos en los bolsillos y arrastrando los zapatos deportivos. El gesto, detrás de él hizo que Naruto voltease hacia ella.
Su corazón se detuvo, sintiendo eso. Eso que se siente con intensidad en la boca del estomago. Eso que sintió, en su primer juego, cuando metió su primer gol, en su primer beso, en sus primeras caricias intimas; torpes e inocentes. Todo, con Naruto. O Íntimamente relacionado con él.
Su sonrisa le destrozo…
En el lenguaje de las miradas y gestos, que había aprendido con los años había leído en ese engañosamente tierno gesto la palabra: Lastima.
Lastima, eso... ¿Eso sentía por ella?. Lo había leído ayer, bajo una manta de vergüenza en su rostro. ¿Lastima, de nuevo?. Pero prefirió ignorarlo.
-¿Sakura?- Shikamaru le espabilo, solo para hacerle ver un rostro preocupado, desencajado. Una mueca que no le quedaba bien.
-Shikamaru-kun, s-será otro día ¿Si?.- Con un sutil asentimiento. Como el delicado viento que dio vuelo a sus pies, se echo a andar: corriendo, perdiéndose de vista ante los muchachos, que apenas daban nota a su presencia.
-Shikamaru, ¿Qué le has dicho a Sakura-san?- pregunto haciendo un mohín uno de los jóvenes que se estiraba.
Shikamaru le miro, luego a Naruto.- ¿Yo?. Yo no hice nada.-
El mismo muchacho de cejas pobladas se volvió hacia Naruto. Prudentemente, cambio el tema.- Oi, ¿Y Sasuke-kun?.-
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Cuando Sakura llego al metro, sus piernas temblaba y el aire helado le salía de la boca y le secaba los labios, que humedecía constantemente. Sus mejillas mojadas por las constantes lágrimas que caían y era sustituidas por otras le hacían sentir el frío con mas intensidad del que quisiera. Era doloroso.
Mientras caminaba hacia los torniquetes del metro, no pudo evitar ver su reflejo en una de las casillas de referencia.
"Mi femenina, tierna, y hermosa Prima"
En su mente grabado con sangre, sudor, y tierra tenía la voz venenosa de Uchiha Sasuke repitiendo con orgullo a su perfecta prima: Hinata Hyuga. No pudo evitar compararse.
Femenina.
Solía vestirse en ocasiones especiales con vestidos, sencillos y largos. Los que pudieran cubrir su rebeldía de niñez y sus pantorrillas raspadas, y masculinas por el futbol. Pero, sus uñas no revelaban esmaltes de colores brillantes, y su rostro era pálido, aun mas con el frío. Tenía ojeras, y pómulos pronunciados y rasgos extranjeros herencia de su difunta madre española. Eso hacia que sus ojos sutilmente rasgados, fueran un poco mas abiertos en comparación a los asiáticos, y que su iris y su cabello tuvieran esos colores tan exóticos. Detallaba fervientemente su rostro, tocando la marca en su mejilla echa esa misma tarde.
… tierna,
¿Qué podía tener, aquella chica rustica criada con hombres de tierna?. Solía ser ingenua la mayoría de las veces, inocente al no entender algunos conceptos sobre la intimación de Hombres y mujeres. Sus ojos más bien, daban ese aire de curiosidad infantil, algo que con el paso de los años, y golpes de la vida, no perdía.
Hermosa…
-Como sigas mirando así ese espejo, se romperá. Aunque, la humanidad te agradece el gesto de darte cuenta lo horrible que eres.- Los dientes de Sakura chocaron, y su mandíbula se tenso, el reflejo del espejo daba a aquel moreno más tamaño del que ella hubiese querido. De pronto estupefacta se dio cuenta de lo que había echo, o no, ¡De lo que Sasuke Uchiha le había echo!.
Se giro, golpeando el pecho de Sasuke con sus puños, echa furia.
-Eres despreciable, despreciable, despreciable…- Le había bajado estrepitosamente su autoestima, técnicamente había caído en su juego de palabras: inmaduras y cínicas. Y ¡Dios!, ¿Qué tenia bajo esa chaqueta?, ¡¿Concreto?!.
Sasuke le tomo con brusquedad por los hombros, sin esconder la mueca de asco. Sakura intento golpearle, pero sujeto sus manos con una de las suyas, intento darle una patada y encontró su pierna atrapada entre las pantorrillas de Uchiha Sasuke.
-Llamare a la perrera y te llevaran. ¿No querrás volver ahí?. ¡Cálmate!, deja de moverte, ¡Tsk!.- apretó sus muñecas y ella gimió, entre lagrimas y mohines le miro con todo el odio a sus ojos.
Eres despreciable. Despreciable. Despreciable.
Minutos después, se encontraba sentada en un banco esperando el tren que le llevaría hasta su urbanización, junto con Sasuke. Que no paraba de decirle lo patética que era. Luego se hizo un silencio.
-¿Qué haces aquí?, ¿Se averió la limu de tu papi?.- Imito el tono de un niño burgués, con voz nasal. La gente iba y venia al frente de ellos.
-No eres muy difícil de perder de vista, sobre todo con ese horrible color de cabello, y echa mocos.- Contesto, arrogante.
-¿Me estabas siguiendo?.- Pregunto Sakura desconfiada girándose hacia Sasuke. Estaba de perfil, y su flequillo le cubría parte de su rostro. Solo la mandíbula tensa y gruesa se lograba entrever, - nunca lo admitiría en voz alta pero: Igual que un descarado modelo.- ¡Ja!.- soltó ella, y de reojo busco esa mueca de sorna que acompaña a Uchiha Sasuke cuando se dirige a ella.
Pero no había de ella nada.
-¿Qué sucedió?- pregunto ella seria.
El tren con destino a su urbanización llego. Con un ajetreo de gente y propagandas.
-Hinata volvió, porque yo le llame. Yo organice que dejara Francia.- Confeso sin ningún pudor, ni rastro de culpabilidad.
Sakura frunció el ceño. El nudo había vuelto a su garganta.
Hyuga Hinata, era una muchachita hermosa y tierna, que cautivaba con su mirada inocente y su gran… personalidad. Era adinerada, y cuando reía se le marcaban unos hoyuelos en sus mejillas, muy coquetos, es hija de un gran empresario: Hiashi Hyuga, ricos a nivel mundial, con una gran producción de cosméticos y una línea de moda, por la cual los diseñadores mueren para trabajar. Solo los mejores lo logran. Así que no era de extrañar que Hinata siempre estuviera rodeada de moda y elegancia, sin embargo no presumía de ello. Se había ido a Paris, la capital de la moda con su madre, hacia menos de 3 años. Naruto y ella vivieron una apasionante relación. Naruto jamás le perdono el haberse ido. Sin embargo, Hinata no tenia culpa, su primo Neji, se las había arreglado para romper esa relación indigna, delatando a Hinata con su padre. Sasuke Uchiha, su primo lejano, le había traído de vuelta. Y eso significó su ruptura con Naruto, y el terrible sufrimiento del que era presa.
Atónita, observo a Sasuke; tranquilo mientras humedecía sus labios para continuar. – Sabia que Naruto y tu iban a terminar con la llegada de Hinata. Solo adelante el curso de las cosas. – Había tanta tranquilidad en el tono de su voz, que parecía contar un sencillo relato de sus vacaciones.
-¿Por qué hiciste eso?.- balbuceo Sakura, estupefacta.
Otro tren, con el mismo destino del anterior se había detenido justo al frente de los jóvenes. 6 personas subieron. El tren, estaba prácticamente vacío.
-Porque: no me agradas. Y lo sabes bien, eres des…- La mano de Sakura se planto en su rostro, ante la mirada atónita de los citadinos nipones. Con ojos brillantes y rojos por las lágrimas se había parado justo al frente del moreno.
- ¡No tenias ningún derecho!.- Su cuerpo se estremeció ante el sollozo, mientras las personas intentaron retomar su camino, pensando que, solo era una disputa de parejas. - ¡M-me has…!. ¡Tu…!. ¡P-por tu culpa!- sollozo cubriéndose el rostro húmedo con sus manos, una de ellas irritada. – N-no es razón… no lo es…- Se decía en un murmullo distorsionado por las palmas de sus manos.
Retiro sus manos y busco la mirada de Sasuke, ahora estaba frente a ella. Su mirada era oscura, negra. ¡Como necesitaba mirar esos ojos azules mas que nunca!. Pero no, aquel despreciable ser, inmaduro, asqueroso se lo había arrebatado.
-¡Por tu culpa!, ¡Lo perdí por tu culpa!- Le golpe de nuevo en el pecho, Sasuke no hizo nada, como si soportar el suplicio de Sakura le llenara de gozo, como si sus golpes le proporcionaran cosquillas. Sin embargo no sonreía, 0 burla, 0 inmadurez.
Entonces hablo:- Te equivocas.- Hizo una pausa deteniendo los golpes de Sakura.- No puedes perder algo, que nunca fue tuyo.-
Otro tren; el tercero, con destino a la urbanización de Sakura llego. Esta vez, si lo tomo. Cuanto reaunudo su marcha, una pancarta con el rostro de una hermosa occidental promocionaba un labial. Hyuga Night.
karin-sakura:
¡Impresionante!, en verdad es muy buena la idea de la autora, espero el segundo capítulo con ansias.[/color][/b][/size]
SeleSakura:
HOLA aquí el segundo capi se que dirán esto no es un sasusaku nos mentiste! pero si lo es lo juro! y espero le den la oportunidad que se merece saludos y espero disfruten el segundo capitulo :=3:
CAP 2 UWABAKIS MALDITOS
¿Dios?, ¿Existes?. Si existes, ¡Debes tener un atrofiado sentido del humor!. Y odiarme. ¡Deja de hacerme bromas!, la estoy pasando muy mal…
El solitario departamento de Sakura, era la imagen de una chica sin madre, un padre que nunca estaba en el país, y la suya misma.
No había si quiera pasado el umbral, quitado sus zapatos, cuando de 3 zancadas atravesó el apartamento directo a la tina de baño. Sollozando como una niña pequeña.
Era un sencillo departamento, con una cocina-comedor-sala-aseo, y una habitación tipo estudio, semi-decorada. Estaba pintado del mismo color que cuando se mudo, un blanco ya gris por el paso del tiempo, y en las esquinas, los libros se apilaban, hasta la mitad de las paredes. Tenia una televisión y un Dvd, un reproductor de cd's, y un sofá beige de dos puestos con una mesita lo suficientemente cerca para estirar y colocar los pies cómodamente; había un balcón pequeño, donde colgaba sus ropas. Era pequeño; cómodamente acogedor.
Dentro de su baño, -no apto para claustrofóbicos- se dejo transportar por los aromas de su acondicionador y el jabón, se dejo limpiar por el agua caliente; mientras esta acariciaba sus poros y los renovaba, y también siguió la letra de algunos grupos de modas en su Mp3, lo que sea que le tuviera la mente ocupada. Luego con una bata de baño se dirigió a su habitación titilando, y con su pijama más abrigadora y cómoda se echo en su cama.
Sola. No lo quería pensar, pero estaba sola.
Ni el maullar de un gato, un hamster, ¡Si quiera un pez!. No, sola. Sin el beso de su madre, ni la presencia de su padre para sentirse segura. Entonces, evitando pensarlo, las palabras de Sasuke le taladraron su cabeza.
No puedes perder algo, que nunca fue tuyo.
¡Ah!, Naruto. El único capaz de sacarle de la soledad por el mejor año y medio de su vida.
Naruto era su amigo desde los 7 años, y luego su primer amor. Fue quien, a los 13 años le tomo del mentón y poso delicadamente sus labios sobre los suyos. Un nuevo mundo se abrió para ella, con colores vivos y hermosos, y mariposas, ¡muchas mariposas!. Ella tenia 13 y él 14 años, siempre un año mayor. Fue, también, con quien celebro vividamente su primer juego, su primer gol, y su primera copa ganada. Fue también a quien animo con el dolor del mundo a continuar su relación con Hinata. Quien le escucho hablar de ella como un querubín, un ángel que había perdido su camino al cielo. Solía imaginarse que era de ella, que esas palabras pertenecían a ella.
Estuvo ahí, cuando a sus 16 años le lloro en sus piernas, y olvido, si, olvido felicitarle en su cumpleaños numero 15. Hinata se había ido.
Luego, tres meses después; llego su oportunidad. El mejor regalo que pudo haber pedido.
Ya no había Hinata de por medio.
-Sakura-chan, me gustas mucho…-
Y ella había saltado a su cuello, aspirando su olor a hombre fuerte, un olor que le arrullaba y susurraba palabras bonitas. Y en sus cabellos dorados había enredado sus dedos. Fue entrando en otoño, llegando a su casa, cerca del parque. Donde justo ayer, habían finalizado su relación, bajo un cielo inhóspito y un calor insoportable, presagio de de la temporada de lluvia.
¡¿Cómo se atrevía, entonces, Uchiha Sasuke a decir que nunca le tuvo?!.
Estrujo con fuerza las sabanas de color verde acuarela. Solo imaginar que podría tener así el cuello de Uchiha Sasuke. ¡Lo odiaba!
-Hinata volvió, porque yo le llame. Yo organice que dejara Francia-
-No me agradas. Y lo sabes bien-
Sasuke para ella, no seria más que el niño de toda la vida amargado, odioso, prepotente con quien incontables veces se había peleado, discutido, etc…
Su relación se basaba prácticamente en las humillaciones públicas, insultos, bromas pesadas… Desde que tenía memoria, estar con Sasuke significaba un vaivén de insultos, competencias absurdas y probar que el otro no es más que la suela de su zapato.
Hasta ahí. Aun, imborrable tenía grabado los ojos de Sasuke, insensibles en su confesión, fríos, dos témpanos de hielo oscuro, jamás los había visto así, tan increíblemente inhumanos. Entonces antes de caer en el sopor del sueño…
Si él es malo… yo sere peor.
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La preparatoria Gakuen Konoha, era hermosa, y prestigiada. Tenía dos canchas de futbol, una piscina olímpica, dos canchas de tenis, un gimnasio y un aérea reservado para la práctica de la música y el arte. Sus alumnos, con buenas referencias llegaban a universidades dentro y fuera del país, llegando a ser profesionales exitosos.
En sus salones; en murmullos, carcajadas, cotilleos, y alumnos sentados en las mesas se esperaban a los profesores, que previamente a las clases se reunían en la sala de profesores; entre horarios y cafes. Solo en esa época del año, claro esta. Bajo la lluvia impetuosa que caía sobre Tokio, nadie quería quedarse a coger un resfriado.
Los años estaban separados por pisos. Primero quedaba en planta baja, y segundo y tercero en los pisos superiores. Se dividían por secciones, y cada cátedra tenía su propio salón en cada piso. En los salones había 6 hileras de escritorios y cada una de ellas había 5 escritorios. El escritorio de Sakura estaba cerca de la ventana, uno de los mejores puestos debido a las posibilidades de distraerte con el mundo exterior. Cosa que le venia de la patada los últimos meses de exámenes, y momentos como esos en los que quería quitarse la cabeza o el corazón para dejar de pensar y sentir.
Aquella mañana, su puesto estaba ocasionalmente vacío.
En la entrada principal, antes de las escaleras y entre el consultorio medico y el comedor se encontraba una enorme sala llena de estantes y lockers. Ahí, en la hilera horizontal 8, en el segundo cubicuelo, el nombre de Uchiha Sasuke estaba escrito en un papelito, sus ukabaki; negras – como su alma, había pensado Sakura.- se encontraban ahí. No había llegado, y Sakura le esperaba pacientemente.
Seguro; la "Limu" de su padre se averió. Pf. Infeliz Sasuke…
Tomo asiento en los bancos, frente los cubículos. Su uniforme escolar consistía en aquellas típicas faldas tableadas de un azul oscuro hasta la mitad del muslo, unas medias blancas o azules, - Sakura prefería las azules, se ensuciaban menos y le hacían ver las piernas más delgadas.- y el chaleco respectivo azul sobre la camisa blanca con un odioso lazo en el cuello. Sakura solo usaba la indumentaria correcta los días de frío, sin el lazo. "lo había extraviado".
Naruto…
Cuando sus pensamientos quedaban en blanco, la acostumbrada imagen de su rubio, florecía como una hermosa rosa en primavera. Y eso le hacia doler el pecho y le causaba una sensación de asfixia. Era agonía, que pronto se convertiría en depresión. Sus ojos se dirigieron a su cubículo, justo al lado de Sasuke. Sus uwabaki, no estaban. En cambio unos escolares negros los reemplazaban.
Quiso reservarse el pensamiento de saber que él estaba por ahí. Suspiro, resignada, afrontar la soledad no es algo que se le venga bien, por mucho que se haya visto rodeada de ella.
Cuando Sasuke llego, le ignoro. Ningún comentario, ninguna burla. Pero cuando le miro desafiante a sus ojos negros, observo de nuevo aquellos témpanos oscuros, inhumanos, desviar su mirada con desprecio. ¡Como le ponía de nervios y de malas pulgas esa mirada!.
Se levanto, él ya tomaba sus uwabaki.
-¡Bien, me vas a dar tus razones Sasuke Uchiha, para saber porque lo hiciste!- Sasuke le daba la espalda, ancha y musculosa que son una delicada línea se curvaba hacia sus estrechas caderas. El uniforme solo hacia acentuar su atlética figura, que idolatraban muchas de sus admiradoras. Pero para Sakura, seria siempre el niño arrogante de piernas delgadas que solía llorar cuando su madre le dejaba en el preescolar.
Le ignoro de nuevo. Se había sentado prudentemente a una distancia de ella, mientras se colocaba los uwabaki. Sakura se coloco frente de él, no le dejaría pasar por mucha repulsión se le hiciera.
- Respóndeme, infeliz.- gruño.
Pero de nuevo, ni una mirada.
Sakura le tomo de los hombros, por mucho que se le revolviera el estomago su presencia y su empalagoso perfume, le obligo a verle, y lo hizo.
-Te recomiendo que no vuelvas a tocarme.- Siseo él, venenoso. Como si el tacto de Sakura le quemara.
-¡Ja!, si tu te metes en mi vida personal, ¿yo no te puedo tocar?. Serás descarado. ¡Ahora respóndeme te lo ordeno!.- Sakura le tomo con fuerzas, como si Sasuke se le fuera a escapar – lo que era probable. – en cualquier momento, sin embargo era demasiado orgulloso. Sakura se mordió su labio inferior, desesperada. - ¡Te ordeno, entonces, que no me respondas! –
Sasuke no le obedecería, claro esta. Pero tampoco se iba a dejar manipular por ella.
- Pa-la-bras-Ma-gi-cas. (Por favor Sasuke-sama)-él alzo sus cejas y curvo una sonrisa maléfica en sus labios. El lugar estaba solo, las clases estaban por empezar y ellos estaban lo suficientemente cerca para adivinar la marca de la pasta dental con que se había lavado los dientes mientras hablaban. O se gruñían.
Sakura le empujo, luego se dio la vuelta dándole la espalda, frustrada. Rezongando, insultándole, triste, molesta…
De pronto el brazo de Sasuke rozo su mejilla, horrorizada observo como su brazo se extendía peligrosamente cerca de ella hasta su cubículo para colocar los zapatos. El pecho de Sasuke estaba tan próximo de su espalda que sentía el calor que emanaba de este, su respiración le producía algo parecido a escalofríos por toda la espalda, mientras movía unos mechones de cabello demasiado cerca de su oreja.
¿Qué dem…?
Le tomo dos segundos exactamente salir del sopor en el cual había caído repentinamente, se aferro al brazo extendido de Sasuke y con su otro brazo le golpeo en la boca del estomago, rápidamente le coloco contra los estantes y su cuerpo. Acorralándolo. Estaba tan molesta que sus orejas le ardían. Sasuke le miro, luego alzo una ceja.
- Me lo vas a decir por las buenas… o ¡Juro… juro…!- Arrugo su nariz. -¡Juro que te castrare!-
Sasuke se estremeció bajo su llave, conteniendo la risa, luego soltó la carcajada, Sakura le miro desconcertada. Lo repitió de nuevo, ¡Oh lo haría!.- ¡Lo digo muy en serio Sasuke Uchiha!-
- Ja, ja, ja, Ay…- Suspiro, secándose una lágrima en la ranura de su ojo. - ¿Tan desesperada estas por una noche conmigo?. Dudo que te sirva de vibrador, es muy grande…-
Humillada Sakura levanto su rodilla hacia la entrepierna de Sasuke, pero este le detuvo sujetándole la pierna. Las miradas de odio aparecieron de nuevo. Sasuke tomo la muñeca de Sakura entre sus dedos y en un rápido movimiento la aparto de si, pero esta le empujo al mismo tiempo… Lo que provoco que los estantes detrás de él se balancearan peligrosamente y le hiciera perder el equilibrio, junto con Sakura.
El sonido estruendoso de los estantes cayendo uno por uno, su espalda encima de los cubículos, zapatos y demás indumentarias se le incrustaban. Y luego, un mareo, un olor tan empalagoso que le asfixiaba. Todo demasiado rápido.
-¡¿Qué sucedió?!....¿Haruno... y Uchiha?-
-¿Haruno?, ¿Uchiha?.-
Los profesores llegaban uno por uno: Gai de deportes, Tsunade de biología y doctora, Kakashi de ciencia, Shizune de artes…
La situación empeoraba, y ellos con el estupor del golpe tardaron más de 10 segundos en caer en cuenta de sus posiciones… comprometedoras.
Sasuke tratando de dejar de contar Gais, Tsunades, Kakashis, y Shizunes. Tenia sobre si mismo a Sakura, que con las piernas dentro de cubículos diferentes había caído encima de su pelvis. Segundos después encontraron sus miradas: desconcierto, pensamientos como fue tu culpa, eres ridículo, te odio… y luego las miradas horrorizadas…
-¡ALEJATE DE MI!- Gritaron ambos, al unísono, trastabillándose mientras se levantaban. Ruborizados de ira y vergüenza.
¡AS-CO!.
SeleSakura:
COMENTARIOS DE LA AUTORA.
Capitulo Largo. :) No es por alardear pero, de todas las historias que he hecho, tengo el esquema de esta y puedo decir que... ¡Me encanta!. Por cierto Amor de locos continuara, si. y Civiles y Militares Tambien. Estoy en una de renovacion. ¡Siempre y cuando sus reviews me alienten!, ¡Apoyemonos!. De Fans, para Fans. Espero sus comentarios de este capitulo.
Dejo el tercer capi
CAP3. SENTENCIAS
Si las cosas van mal…
En los corredores de las aulas; largos pasillos con salones de puerta corrediza y ventanales a cada lado, se sentía aquel aire fresco casi frío de la lluvia, los ocasionales murmullos de los alumnos entre clases, y las voces de uno que otro sensei. En el 1-D, el último a la derecha, se encontraba Asuma-sensei haciendo apuntes en la pizarra, el cigarro en sus labios se inclinaba ligeramente, luego volvía a ser absorbido y una vez mas el humo toxico salía de su boca. Asuma era un hombre relajado, estricto si, de contextura gruesa y barba poblada, que detrás de su simpatía y sonrisas amistosas se conocía el bien conocido Verdugo de los alumnos: El profesor de Matemática. El hombre encargado de sacarle canas verde a al hermosa caballera de Ino a finales del año escolar.
Ino detestaba el cigarro, y las matemáticas: Asuma-sensei era una combinación de ambas; las 2 horas y medias más frustrantes de su vida. Sentada en la segunda hilera en los primeros puestos – porque para colmo no entendía ni jota de lo que decía el sensei.- podía sentir con irritación y desagrado el humo en su garganta y ojos. Jamás, la rubia de que pecaba de vanidosa y perfeccionista se le olvidaría el día en que Shikamaru entre mimos y besos aparto su rostro: Ino, apestas a cigarro. Aun es sus oidos retumbaban sus palabras:…Creo que me gusta.
Ino cuando solía distraerse con el pensamiento de Shiakamaru acostumbraba a apoyar su rostro en una mano y entreabrir ligeramente los labios, con las comisuras elevadas. También sus ojos de un color zafiro brillaban como si lagrimaran, y el lápiz en su otra mano se caía, casi siempre tres minutos después, despertando de nuevo de su ensimismamiento. Pero también ocurría el despertar molesto con una hoja arrugada que golpeaba su melena de un color rubio con matices platinado. –Un poco más natural de pequeña. – Como en aquella ocasión.
El papel yacía en el suelo, cerca de sus zapatos, lo tomo y lo estiro cuidadosamente de no ser descubierta. "¿Tu amiguita Sakura-chan opto por el suicidio al ver a Naruto feliz y soltero? Ja, ja, ja,. Que se puede esperar de esa cobarde. "
El papel en sus manos se volvió arrugar, ahora con nuevos pliegues, testigos de la cólera de la rubia. Ino volvió su rostro a tres puestos a la derecha, en la última fila. Donde yacía una pelirosa de gafas tomando apuntes. Con increíble precisión el papel golpeo su frente, haciendo caer sus gafas. Los ojos de un color zafiro brillaron triunfantes, mientras un regocijo interior le hacia sonreír despectivamente.
-Yamanaka-san, puede arrojar papeles al rostro del director. Pero no en mi clase.- la sonrisa de Ino se esfumo, y su mirada descaradamente altanera se alzo para entrever detrás del humo y la barba, el rostro de un Asuma súbitamente calmado en comparación a su tono de voz.
A su espalda la carcajada disfrazada de sollozo de Karin sentencio su destino.
-A fuera.- el aliento con olor a nicotina dio de lleno en su rostro. Si Asuma dice que a fuera, es a fuera.
-E-espere un momento sensei…- la voz de Ino se elevo unos tonos, la indignación y la injusticia le habían dejado de hito en hito. De pronto la mesa se había echo demasiado pequeña para ella.
- He dicho que A fuera.-
¡Dios, como odiaba el cigarro!
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Ino, era una chica sincera, extrovertida, arrogante…
-¡Esa zorra de Karin!. Ya vera, ya vera…¡Ja! Se anda dando aires porque se cree que es hermosa por ser peliroja…- Bufo, como si el simple echo fuera a sacarle toda la rabia contenía.- ¡Y peliroja!.- Pero sobre todo Ino era una chica sincera.
Mientras el cuerpo de la iracunda rubia se abría paso por los pasillos, su ira se iba drenando en pasos fuertes y ruidosos. Hasta que sin advertirlo su semblante se convirtió en una mascara de absoluta paz, y sus piernas largas le llevaron a las escaleras, donde tomo asiento, dejando divagar sus pensamientos. A diferencia de Sakura, Ino era una chica que osaba a extremar lo femenino, sin dejar la elegancia y lo Kawai por fuera, también a diferencia de Sakura sus curvas eran aun mas voluptuosas, y sus piernas largas le daban unos centímetros mas de estatura. Su centro y horizonte estaban guiados a las industrias de la moda: Yakamana Hana. Solía pensar todas las noches antes de dormir…
-¡Ah!, Ino-san…- cuando alzo su vista, y reconoció con cierto hastío la figura de Naruto, la sorpresa quedo pequeña con lo que se abría a su campo visual: su mirada se desvío unos cuantos centímetros mas abajo, donde la mano de Naruto se entrelazaba con una pálida y suave de dedos delgados y finos, como los de un pianista, con uñas brillantes y trasparentes, un poco largas. La boca de Ino, de pronto se sintió seca. Sus ojos, rápidamente se cruzaron con unas delicadas pestañas y finas cejas, ojos grandes de un color perla brillante, y la tez ruborizada de sus pómulos de muñeca, su boca pequeña y delgada de un color rosa pálido brillaban por un posible labial. Un flequillo medido que cubría una frente de 4 dedos realzaba su preciosa piel, su cabello le había creció en un hermoso liso azulado, y el uniforme de la preparatoria se ajustaba a su cuerpo ciñendo su busto, y su cintura pequeña. Era como si le hubiesen dado vida a una princesa…era tan hermosa…
Un golpe seco sacudió la escuela y logro ahogar los pensamientos de Ino. Naruto tomo en sus brazos a Hinata, quien se abrazo a su pecho; asustada, como un tierno gatito.
-¿Q-que fue eso?- Se aventuro Ino buscando la mirada de los chicos.
-No lo se… Pero vino de la entrada.- Respondió el rubio, sin dejar de abrazar a Hinata. Ino les miro unos momentos antes de ir en dirección al ruido metálico. Pudo ver el rostro de Sakura contrayéndose del dolor. Se sintió inesperadamente impotente.
Solo esperaba que Sakura estuviera bien, bien y lejos.
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En toda su vida, Sakura había estado involucrada en 3 grandes problemas. Uno de ellos le había grabado aquella cicatriz de 2 puntos en su mentón, curiosamente a Sasuke le había marcado una dentadura escasa de dientes, y una esguince en su tobillo. Sakura tenía 6 años, Sasuke cumplía los 7 años ese día. Fue en el parque de diversiones, donde su Mami, le había obligado a compartir su carrito con aquel niño odioso amigo de Naruto-kun. Aquel niño era el cumpleañero.
-¡Dame el volante!, ¡Yo quiero conducir!.-
-¡Que yo estaba de primera!, ¡Es mío!.-
-¡Es mi cumpleaños!, ¡Soy mayor que tu!-
- ¡Que no quiero!- Fue entonces cuando aquel niño de piernas delgadas y rostro fino de mejillas redondas y ojos grandes de color negro tomo el volante, aquella niña de cabello rosado con olor a caramelo y vestido celeste se defendió con lo único que podía. Ambos se estrellaron, y cuando se dieron cuenta sus padres, Sakura y Sasuke estaban envueltos en puños y mordiscos. Sakura se había golpeado el mentón con el volante y Sasuke se había doblado el pie.
- ¡Mami! ¡Sasuke me ha godpeado!-
-¡Oka-san!, ¡Otu-san!. ¡Sakura estrello el cadito!.-
Era un curioso recuerdo, que su memoria había enterrado. Y ahora le venia a la memoria como un deja vu. El parque de diversiones lleno de niños felices de mejillas sonrosadas y adultos nerviosos por la seguridad de sus hijos y el nivel de azúcar en sus organismos, había sido cambiado por adolescentes desconcertados que no paraban de murmurar sobre que había sucedido y sus objetos personales, con rostros confusos y miradas que iban y venían. Los adultos nerviosos que revoloteaban en el lugar, ahora estaban esperando explicaciones que pudieran relajar su rostro y cambiar su mirada de asombro. No paraban de caminar por el sitio, como si la escena del crimen fuera a desaparecer en cualquier momento.
Sakura y Sasuke, parecían ser los mismos chiquillos que se echaban la culpa de la situación. Pero fue en ese momento que los ojos de Sakura, distinguieron entre la multitud un rostro. Y recordó que su memoria no se detenía ahí.
No importaba cuantas veces le viera, o le hablaran de ella. El mismo desconcierto y asombro se apoderaba de Sakura cada vez que veía a Hinata. Siempre hermosa, siempre imposible.
Sus ojos se abrieron y sintió el aire humedecerlos cuando a su lado Naruto entrelazaba sus dedos con los suyos. Su pecho se apretó, y sintió como su exterior se hacia lejano, muy lejano. Oh, no. Naruto le huía su mirada, avergonzando.
Ino observaba la escena, distinguiendo el brillo de lagrimas en los ojos de Sakura, tenia que hacer algo, ¡Y pronto!. Entonces sus ojos brillaron y un pensamiento transformo en idea al morderse su labio con fuerza. Sakura, es por tu bien.
-¡Ey, picaros!. ¡Búsquense un Love-Hotel, no los lockers!.- los ojos de Sakura le ubicaron de inmediato, tan grandes que Ino tuvo que retener su risa.- ¡Miren que lo han hecho!.
Los aullidos entre los estudiantes, las exclamaciones pervertidas y ahogados gemidos de celos de las chicas, sentenciaron la reputación de Sakura. Su rostro se convirtió en la viva imagen de la cólera, sus manos se crisparon, ¿Qué acababa de hacer Ino?.
-¡Ey, ey!.- Gai-sensei alzo sus brazos, los jóvenes continuaron con su alboroto.-Ah, esta juventud de ahora que solo piensa en…-
-¡Gai!- interrumpió Shizune-sensei, con su rostro avergonzado. – Creo, que es mejor llevar a Sakura-san y Sasuke-kun donde Sarutobi-sensei.-
Tedioso, como resultaba esa tarea, un hombre de no menos de 30 años de cabellera plateada y rostro cubierto – Se corría el rumor de una cicatriz, una verruga, o una horrible dentadura- tomo a Sakura con firmeza del brazo y con su mano libre, tomo a Sasuke, que ni con su estatura y fuerza bruta seria capaz de encarar aquel hombre. Sin embargo se soltó de su agarre, siguiéndolo de cerca.
-¿K-Kakashi-sensei?- Balbuceo Sakura mas asustada que desconcertada por el brusco movimiento en que era arrastrada. - ¿A dónde me lleva?.-
-Pues, no será a dar un paseo. ¿Escuchas el alboroto?.- Sakura asintió violentamente, como si el hecho de no responder en seguida fuera a costarle la vida.- Hemos dejado esto en manos del director.- Y en todo el trayecto hasta la oficina, Sakura se limito a ser arrastrada, sin permitirse observar que, el sol a un lado del pasillo abierto había salido, y las nubes grises que hacia unas horas azotaban furiosamente a Tokio se habían convertido en trazos de una acuarela mezclada de gris, dorado, y azul. Sin embargo aquella magia de la naturaleza le permitió alzar sus ojos hasta Sasuke, y maldijo internamente su compostura firme, como si no tuviera la culpa de todo esto. Mientras ella temblaba, tratando de seguirles el paso.
Lamentablemente, estaba hablando de Sasuke. Aquel muchachito arrogante que no se doblegaba ante ningún problema, a si fuese el mas grande de ellos. Y, si este le involucraba a ella, seguro detrás de esa mascara de paz, se regocijaba por su cara demacrada y su corazón latiendo como metrónomo desajustado. ¿Pero que podía hacer cuando nada de esto había planeado?.
¿Dónde había quedado venganza?, ¿Dónde estaba la confesión de Sasuke sobre sus razones de separarle de Naruto?, ¿Y su compostura?. La puerta de caoba, por cada paso que daban se hacia mas grande, mas cercana, mas posible… Y su compostura más lejana.
Trago grueso, sus manos sudaban frio.
Kakashi abrió la puerta, y ante ellos la oficina de Sarutobi.
Pueden ir peor.
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Los love-hotels, son hoteles donde se puede pasar unas horas divirtiendose sin que se sepa tu identidad. O sea se pide la habitacion - acondicionada para ese tipo de diversion - te diviertes y sales como si nada. ¡Ah japon!. (diversion=sexo)
Otra cosa, a diferencia de los occidentales, en Japon lo Kawai: tierno. Es la moda, una cara de niña y la debilidad seducen a cualquer nipon. Por eso Hinata-chan es tan Kawai.
SeleSakura:
CAP. 4 sombras y apariencias
Las apariencias no solo engañan…
La oficina de Sarutobi nunca le pareció a Sakura tan grande como aquel momento. Y Sarutobi-sensei, jamás le había pareció tan frágil y tan fuerte al mismo tiempo. El ventanal de cristales corredizos y persianas blancas, hacia que la luz a su espalda quedara absorbida por su chaqueta gris de algodón, y su cabeza de escasos cabellos blancos brillara con intensidad, contrastando con el rostro opaco y las sombras que sus pliegues y arrugas hacían que su rostro de edad avanzada, - unos 70 y tantos le calculaba Sakura.- se viera profundo, aun mas demacrado. Sakura Tomo asiento con torpeza, sin retirar los ojos de los profundos grises de Sarutobi. Sasuke por su parte tomo asiento con elegancia, como si delante del sudor frío de Sakura, sus pasos se vieran aun más precisos. Más humillantes para la jovencita.
Sakura, en efecto, sentía un inmenso afecto por Sarutobi-sensei. Al no conocer sus abuelos paternos, su madre una española sin padre, y un papá el cual llamaba cada 15 y 30 del mes. Aquel hombre había llegado a formar parte de su vida desde que ella recordaba, mucho antes de la muerte de su madre, quienes fueron grandes amigos. Por eso Sarutobi-sensei le perdonaba sus faltas, retrasos y ocasionales pleitos, pero ¿destruir una instalación completa?. Corrección: Presenciar de cerca la destrucción de una instalación.
- Les recomiendo que hablen. –Sarutobi tenía una voz áspera de cualquier anciano, pero al mismo tiempo tenia esa calidez y confianza que te relajaba como el agua cayendo por los hombros luego de un día duro. Como aquella mañana, Sakura lo sintió igual. – Antes de que yo de mi opinión profesional. –
Sasuke carraspeo su garganta, un gesto que indicaba que cada palabra iba hundir a Sakura todo lo posible, atónita, Sakura observaba en una irónica cámara lenta como, el infeliz de Sasuke acomodaba su cabello, humedecía sus labios y…
-¡Sarutobi-sensei!.- Exclamo Sakura, en un agudo, y nervioso llamado de atención para el anciano que se estremeció en su asiento, alzo sus ojos y Sakura empezó a parlotear, un agudo y nervioso parloteo. Su boca pequeña se movía a velocidad, como una luz rosada que se prende y apaga en su rostro pálido, y sus ojos bien abiertos miraban fijamente al anciano que asentía de vez en cuando, y miraba de soslayo al moreno que cubría parcialmente su rostro con su mano. Sarutobi suspiro, cansado, y sus pobladas cejas castañas se alzaron formando un arco y dibujando una gran línea en su frente. No entendía ni una palabra.
La risa burlona que caracterizaba a Sasuke no tardo en salir, disimulando sutilmente aquella falta de respeto con un ataque de tos. – Lo siento, lo siento.- Sakura y Sarutobi le miraron de hito en hito. El ultimo, agradecido.
Sakura exploto, roja de ira, apunto de saltarle encima al moreno - ¡Ve, ve lo que digo!. ¡Es un inmaduro!.- Parecía un gatito mojado, pensaba Sarutobi. Un gatito rosado.
-¿Qué va estar viendo?. ¿Eres lerda?, Sarutobi no te esta prestando atención…Pareces una radio, una radio dañada. Calla de una vez.-
Sakura apretó tanto sus puños sobre sus piernas, que la falda se termino arrugándose, elevándose unos dos dedos mas de la mitad del muslo. Una sutil y delicada vena palpito en su frente. –No sabes cuanto te…-
-¡Bien, bien!- Sarutobi alzo sus manos de dedos largos y arrugados, torcidos como unos alambres.– Sakura-chan, respira. Sasuke-kun, un poco más de respeto. Gracias. Los senseis, ya me han participado lo ocurrido, y tratándose de ustedes y el historial personal que ambos comparten…- Carraspeo. – Errr, me temo que una falta más y ambos quedaran expulsados. Por eso…-
-¿E-Expulsados?- Balbuceo Sakura, frunciendo el ceño con preocupación, acentuando su expresión horrorizada.
-¿Historial?.- Sasuke por su parte, alzo sus cejas interesado.
-Por eso, - Continuo Sarutobi. Ignorándoles: – hemos encargado dos cupos para un curso de relaciones personales….
-¡¿QUE?!-
-… Y ambos por supuesto, tendrán que reparar el daño ocasionado a la instalación. Obviamente se les notificara a sus padres…-
- Dale pausa, viejo. ¿Relaciones personales?- Sasuke, con sus despótico trato hacia cualquier ser-cosa que no sea su reflejo en su espejo miro con ojos desafiantes a la figura del anciano detrás del escritorio. Sarutobi no se inmuto, sonrío divertido, entrelazando sus dedos encima del escritorio. Si, sin duda seria divertido.
-Sasuke-kun, tú más que nadie lo necesita. ¡Y con Sakura-chan!, no quiero terminar pagando con otro de sus infantiles pleitos. – Abrió una carpetita amarilla debajo de sus codos. – Este es el… décimo cuarto en lo que va de año. –
-Pero, ¿no me va a expulsar, cierto?- Sakura, en su asiento miro afligida a Sarutobi. Como si el hecho de pensarlo o si quiera decirlo le demacrara aun mas. Cosa que era cierto.
-Si ambos prometen llevarse bien…- Sarutobi sonrío, mas arrugas aparecieron en su rostro, sin embargo se ilumino; alegre, sincero. Sakura forzó una sonrisa, una mueca que solo parecía enseñar sus blancos dientes hasta los colmillos.
-Solo si… Sasuke-k-kun, madura.- Sarutobi suspiro en su asiento, hecho que acentuaba su vejez. ¿Estaría haciendo lo correcto?.
-¿Sasuke-kun?. ¡Vaya! no sabia que te habían entrenado también. – Sarutobi apoyo su frente en su mano, cabeceando negativamente al escuchar la replica de Sasuke.
-¿Entrenado?, ¡Cierto que no funciono contigo!. A ver si aprendes a no meterte en las relaciones de los adultos. -
- Chicos. Pueden irse. Llamare a sus padres. –
-¿Te refieres a Hinata y Naruto?. ¡Cierto que no se ven lindos! –
-… E-estas celoso de Hinata. Homosexual.-
-¡Tu también!.-
Cuando la puerta de Sarutobi se cerro, el silencio y la paz reinaron en su oficina. A unos metros las exclamaciones de Sakura y Sasuke aun se escuchaban. ¿Estaría haciendo lo correcto?.
- ¡Demonios Sasuke madura!.-
-¿Y donde esta el Sasuke-kun, Sakura?-
-Pues en tu…-
Si. Estaba haciendo lo correcto… por la escuela.
-¡Oh! Sakura-chan, ¿¡Con esa boquita rezas!?-
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.
.
Parecía increíble para Sakura, que todo había ocurrido un mismo día. Más que increíble, parecía lejano, como si aquello jamás hubiese sucedido. Su mente se había hecho uno con el violeta del cielo al atardecer, y su rostro pálido e inmaculado de frente ancha y ojeras grises pálidas como el lomo de un lobo se había entregado al frío viento que azotaba con furia sus mejillas, como aguijones incrustándose rápidamente en estas. Era una sensación agradable, le permitía olvidar y solo pensar en aquel punzante dolor que le congelaba.
Su olfato se deleitaba con el olor a tierra húmeda y el aroma de flores recién bañadas, que agradecidas parecían bailar en los árboles o en sus raíces, tarareando canciones con voz soprano. Una imagen que le recordaba a su madre, cantando alegremente algún bolero o agitando sus brazos en un armonioso ritmo de flamenco, con su largo cabello rosado exótico moviéndose a la par con sus caderas. Una sonrisa se cruzo en el rostro de Sakura, recordando aquellas promesas incompletas que su madre le susurraba los mediodías, o las mañanas de los domingos, mientras le servia el desayuno, con dos besos en las mejillas.
- Algún día te enseñare a bailar flamenco, mi niña. Vais a ver como dejas el futbol.–
- Puedo hacer las dos cosas mami. -
-¿Vas a estar despeinándote todo el día, Sakura?. Tienes trabajo que hacer, y por desgracia yo también. – Sonrisa que como un relámpago desapareció. La voz de Sasuke solía tener esos efectos a los cuales no se acostumbraba, cada vez era más desagradable. Hubo un ligero titubeo en sus pensamientos, mientras la voz cantarina de su madre se perdía entre nubarrones de desagradables insultos y malhumores, cruzarse con los ojos de color azabache de Sasuke le recordó la realidad.
- ¿Qué puede saber un hombre cuyo corte de cabello lo realiza una persona con Parkinson?- Contraataco Sakura, malhumorada y con los gestos dormidos. Se retiro de la ventana como quien va a una cita al odontólogo esperando la dolorosa anestesia.
- Mas que una mujer con el cabello como escoba psicodélica de alguna chica obsesionada con Sario. – Sasuke le siguió con las manos profundamente hundidas en sus bolsillos, curvando la comisura de sus labios unos milímetros. Un tic que molestaba a Sakura desde antaño.
Iba a ser una tarde-noche dura, muy dura. Sobre todo al entrar y observar el desastre ceñudos mientras se preguntaban lógicamente: ¿Cómo se pudo haber caído como un laberinto de dominós; 5 lockers, con zapatos, carteras, bolsos, patinetas…?
Pero la respuesta hizo que Sakura riera infantilmente mientras se las arreglaba para desplazarse hasta el otro extremo de la habitación. Es obvio, fue el ego de Sasuke.
-Bien, Sasuke, tu recoges los Lockers. Yo arreglare lo demás y así podremos salir de esto rápido. – Dijo Sakura.
- Espera, repite eso, porque suena encantador con la inocencia que lo dices. O ¿Debería decir, estupidez? – Respondió Sasuke, en un acido tono. Chasqueando la lengua con fastidio mientras eludía la mirada de Sakura.
-Dudo que te quieras cruzar conmigo las próximas… 3 horas. Además tú eres más fuerte, recoge los estantes. –
Hubo un gruñido de su parte, que Sakura interpreto como: "Lo hare porque tienes un poco de razón pero soy lo suficientemente estúpido y orgulloso como para aceptarlo. Además se que soy fuerte, mas fuerte… "Minutos después la pulcra chaqueta de Sasuke yacía tirada en una esquina.
El silencio reino por lo menos; media hora, donde los quejidos de Sasuke mientras alzaba los pesados estantes eran lo único que acompañaba el sonido de papeles, el de una lluvia de 20 minutos, sus pesadas respiraciones, uno que otro suspiro de Sakura y ese extraño confort entre ambos. Claro siempre y cuando se ignoraban.
Hubo unos minutos en que Sakura sintió cierta lastima – y regocijo – al ver a Sasuke, sudando sin inmutarse a encararle e insultarle, o a comentar sobre la poca ayuda que realizaba al leer los diarios de las chicas olvidadizas o tontas e insultarle al mismo tiempo, muy Sasuke como siempre. Pero fuera de todo aquello para Sakura había algo reconfortante en la manera en que los jadeos de cansancio se escapaban de los labios delgados de Sasuke por unos pocos segundos, o en la forma curiosa de raíces que formaban las venas de sus antebrazos mientras alzaban los lockers. O la manga de su camisa apretada contra los músculos, o las gotas de sudor que se deslizaban por su cuello hasta perderse en el comienzo del pecho…
¡Trabaja, esclavo!. Pensaba Sakura, sonriente.
Claro que aquello no duro más de lo que Sakura pudo haber disfrutado.
No habían parado de trabajar desde que empezaron, Sasuke había logrado levantar ya los lockers y descansaba cómodamente en una esquina, disfrutando del dulce gas de una soda sin sabor hidratar su cuerpo, no había soltado ni un solo insulto desde que se había sentado, y Sakura lo prefería así. Mil veces.
Entonces, a menos de un metro de distancia una delicada libreta de estampado estrellado llamo su atención. ¿No había ya acomodado – Leído – todos los cuadernos, diarios, libretas?. La tomo y bajo el sucio de sus dedos se sintió suave y fina. ¿Qué clase personas pueden tener una libreta así?… Frunció el ceño, y sin más ni menos violo la intimidad de aquella enigmática libreta. En la primera hoja de líneas moradas en la esquina superior derecha el nombre de Hinata Hyuga capto su atención y sus sentidos. Con un cuidado que llegaba a lo paranoico acaricio las hojas, todas y cada unas escritas con una caligrafía perfecta:
…Naruto-kun, espero que un día me perdones y entiendas. ¿Será nuestro amor posible?, no lo se. No quiero saberlo, no quiero conocer una…
Sakura cerró la libreta. La imagen de Hinata y Naruto tomados de la mano le hizo sentir de repente sofocada, asfixiada. Hacia apenas dos días había terminado con Naruto, serian tres aquella misma noche. Sus dedos temblaban cuando de nuevo en una página diferente leyó al azar.
…No puedo olvidarlo, no a él. No cuando cada vez que veo al cielo, es como ver su iris al hablarme, al decir aquellas palabras, al tomarme bajo su cuerpo con aquella dulzura que rebasa limites. No puedo olvidarlo cuando cada vez que intento conciliar el sueño, veo su cuerpo sobre el mío. Hermoso. Unidos…
La libreta cayo de sus manos, y ahogo rapidamente el gemido que escapaba violentamente con el sollozo y las lagrimas. Sus esperanzas se habían ido con las últimas líneas que azoraban a su mente violentamente. Naruto, su Naruto… no era de suyo, no. Nunca lo fue.
Era de Hinata.
Sasuke… tenía razón.
Su cuerpo, su dorado cuerpo rubio pertenecía a aquella princesa. No al triste y patético arlequín que le había entretenido, acompañado, consolado, amado…
…veo su cuerpo sobre el mío. Hermoso. Unidos…
Las piernas de Sakura temblorosas como gelatinas se levantaron con rapidez y presa de una ola de dolor y agonía corrió hacia los baños de chicas, dejando todo en una confusa nube oscura, mientras que el aire helado de la noche erizaba el vello mas intimo de su cuerpo.
La noche estaba ya muy entrada, y la escuela permanecía a oscuras, la tenue luz de la luna iluminaba levemente los pasillos y las escaleras, dándole ese toque espeluznante que ningún alumno quiere ver, con el pensamiento de que seria la ultima imagen que pasara por sus ojos. Este pensamiento, sin embargo, no detuvo a Sakura.
Sakura estuvo en el baño lo suficiente como para llorar, maldecir, gritar, hipar, volver a llorar, y maldecir de nuevo. Un continuo vaivén de emociones le impedían pensar coherentemente, la noción del tiempo había quedado atrás con la carrera. Cuando ya su coxis pedía a gritos que se levantara de la fría baldosa, Sakura se miro en el espejo, horrorizada con la desconocida chica de cabello rosado que le devolvió el cristal. Limpio su rostro salado, buscando borrar aquellas marcas rojas en sus parpados hinchados, el agua fría le ayudaba a pensar de nuevo…
Si Sasuke me viera… ¡Oh Dios Sasuke!.
Fue cuando Sakura cayó en cuenta de 3 cosas:
La preparatoria era digna de una escuela de película de terror.
¡Y ella era la protagonista de aquella película!.
¿Estaba preocupada por Sasuke?
Se acerco al marco de la puerta, dubitativa, como si de un momento a otro este le fuera a saltar encima, asomo su cabeza y observo atenta el largo, - demasiado largo. – pasillo, con el estampado de la sombra de los árboles en el suelo, moviéndose sutilmente bajo el viento, con ese crujido de ramas, que solo hizo aumentar su terror miope y sin sentido. Al final del pasillo distinguió las escaleras, demasiado oscuras y sospechosas para su gusto. El baño resultaba ser muy acogedor, además, se trataba de Sasuke.
Aquel inmaduro ser, el mal de sus males, la piedrita de sus zapatos. Seguro, se había marchado, seguro su papi le había buscado en una enorme limosina, seguro le había dejado sola, sola en aquel inhóspito lugar, a la intemperie de sombras, ruidos…
-¿S-Sasuke?- Balbuceo buscando inocentemente aquel ridículo peinado, - que ya no le parecía tan ridículo-, su garganta se seco, presa del miedo. Sus uñas se habían inescrutado en el marco de la puerta. Entonces, sus nervios colapsaron: ¿Qué es eso?, ¿Qué se mueve por allá?, Sakura Tranquila es solo tu imaginación. No salgas del baño Sakura. No te muevas. Es solo tu imaginación.
-¿Sakura?-
-¡Oh por Dios Sasuke!. – Y no le costo nada lanzarse sobre su peor enemigo, inhalando fuertemente su olor a hombre, y pasando por primera vez en gesto desesperado – casi necesitado – sus brazos por la cintura del joven. – Nunca pensé decir esto, pero… ¡Menos mal que estas aquí! –
Y Sinceramente, Sasuke tampoco pensó que lo diría. Jamás.
...También ayudan.
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