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[+18]*Poisonous Blood: 1.Renacer*[S&S]
Greenie:
ME ENCANTO.....................
^^
ESPERO QUE HINATA Y NARUTO SE ENCUENTREN BIEN, ¿QUIEN SERA EL LOBO MALVADO?... ME TIENE
CON INTRIGA ^^ JAJAJA ESPERO COMO SIEMPRE CON ANSIAS LA CONTINUACION
UN BESO
Dresti:
aki la contii :)
17.
Los cuatro se quedaron quietos.
Sakura miraba horrorizada a Sasuke, si la Guardia Real encontraba allí a Naruto este podía darse por muerto y ellos se meterían en serios problemas.
Sasuke se acercó a la ventana más próxima en dos zancadas y con dos dedos apartó ligeramente la cortina.
Miró a ambos lados y tras eso abrió la ventana de par en par y se asomó a medio cuerpo.
-¿Qué haces, Sasuke?-preguntó.
El pelinegro no contestó, se giró para preguntar a Naruto pero no lo vio.
Sin que se diese cuenta el rubio se había colocado al lado de Sasuke.
-No hay nadie-susurró el pelinegro-pero el aire...
Sakura olisqueó y noto un leve olorcillo que no daba asociado a nada.
Algo no andaba bien, lo sabía por la cara de Naruto que, al contrario que Sasuke, mostraba toda su confusión y preocupación.
-¿Qué pasa Naruto-kun?-preguntó Hinata en el momento que Sasuke se puso de pie en la ventana.
-¿A dónde vas Sasuke?-preguntó Sakura alterada.
Él se giró y la miró, estaba seguro que aquello no tenía nada que ver con la Guardia Real y que algo extraño estaba pasando por lo que debía hacer todo lo posible para protegerla.
Sonrió de medio lado, esa noche habría acción.
-Nos vemos ahora-dijo antes de mirar a Naruto de forma extraña y desaparecer por la ventana.
-¿Qué es lo que pasa Naruto?-insistió Hinata, cada vez más asustada.
El vampiro rubio se giró y las miró fijamente.
Sakura estaba asustada, ¿a dónde iba Sasuke? ¿Qué era lo que estaba pasando?
-No pasa nada, Sasuke y yo vamos a reunirnos con la Guardia y a solucionar esto de forma pacífica, vosotras debéis iros, no es recomendable que vean a Sakura.
Sakura no se creyó nada, justo en el momento que fue a replicar un fuerte olor ácido le invadió la nariz.
La cara de Naruto demudó por completo, pasando de preocupación a terror.
Era una trampa, y él había caído en ella.
Claro, por eso el lobo los perseguía, maldijo por lo bajo, ahora todo quedaba claro.
-¿Qué pasa Naruto? ¿Qué es ese olor?-preguntó Sakura.
Pero Naruto la ignoró y se subió al alfeizar de la ventana.
-Naruto-kun...
-¡Iros ya!-gritó el rubio antes de lanzarse por la ventana.
Hinata agarró la ventana mientras sus ojos seguían la trayectoria de Naruto, corriendo campo a través, y entonces supo que era lo que había alterado a Naruto.
No conocía aquel olor ácido pero si aquel que se filtraba levemente, un olor que pertenecía a un licántropo en concreto, el lobo asesino.
Detrás de ella escuchó a Sakura revolverse hacia la puerta, sabía lo que quería hacer.
-No vayas Sakura-dijo.
-Tonterías, algo pasa Hinata, necesitan nuestra ayuda.
-Naruto-kun tiene razón, si sales de aquí morirás-susurró.
Sakura se quedó clavada en la puerta.
Hinata hizo memoria rápido y recordó una explicación de defensa contra lobos que le había explicado Naruto el día anterior.
Los lobos no soportaban ni el más mínimo roce con un objeto de plata.
Paseó la vista rápidamente por la estancia en busca de algo de plata pero no encontró nada.
Sakura miraba extrañada como su amiga iba de un lado a otro en busca de algo.
Al cabo de diez minutos la ojiperla lanzó un suspiro de alivio y se guardó algo en el bolsillo del pantalón.
Todo ante el inmenso cuadro, la madre de Sakura parecía dirigirles una mirada aterrada en contraste con sus fracciones armoniosas.
El olor cada vez era más intenso y la mente de Hinata luchaba consigo misma.
Amaba a Naruto y tenía miedo por él, era un desterrado y si lo cogían no habría piedad, pero luego miró a su amiga, a pesar de solo llevar unas semanas en su nueva vida, era plenamente consciente que la pelirosa debía vivir, vivir para salvar a los que ahora eran sus hermanos de sangre y tal vez, si ella llegaba a ser Reina, Naruto y ella ya no tendrían que huir por lo que eran.
-Tenemos que irnos Sakura.
La voz de Hinata estaba cargada de miedo y eso no hizo más que alarmar a Sakura.
-Yo no puedo irme, tengo que ayudar a Sasuke-dijo la pelirosa.
El miedo de que algo le pasara le aterraba más que nada.
-No te das cuenta ¿verdad?-dijo la peliazul-yo también quiero ayudar a Naruto pero solo seríamos una carga, no puedes morir Sakura, entiéndelo.
Sakura la miró, sorprendida.
Hinata sin duda sabía lo que estaba pasando.
-¿Qué pasa, Hinata?
Los ojos de la peliazul se inundaron de lágrimas que a duras penas consiguió retener.
-Vámonos y te lo cuento.
Agarró a Sakura de la mano y ambas echaron a correr con toda su rapidez por los pasillos de la casa hasta que llegaron a una puerta lateral que Sakura nunca había visto, aquella casa parecía un laberinto.
En el exterior ambas se quedaron muy quietas, no se oía nada, aquel era un silencio aterrador, un silencio que no presagiaba nada bueno.
Buscó como loca un signo que le indicase que Sasuke estaba bien, que nada les había pasado a él ni a Naruto pero allí no había nadie.
Pero aún así el olor cada vez era más fuerte.
Sakura seguía a Hinata desesperada, ¿por qué su amiga no le decía nada?
Volvieron a empezar la carrera.
Atravesaron todas las calles del barrio y ni siquiera se detuvieron ante la casa de la pelirosa.
Hinata sabía que la idea que estaba siguiendo era descabellada, había prometido no volver a poner los pies en aquel lugar pero no le quedaba más remedio, era la única forma de ayudar a Naruto y a Sasuke frente a la amenaza desconocida.
Hinata corría como una posesa y Sakura se quedó de piedra al ver donde se dirigían.
Al barrio de los licántropos.
Al fondo de la calle Ino miraba concentrada las estrellas pero al sentir ese olor tan familiar se giró para quedar en frente de las que antes habían sido sus mejores amigas.
Ni siquiera tuvo tiempo de preguntar qué hacían allí cuando Hinata habló.
-Nos atacan-fue lo único que dijo llena de terror-el lobo.
Los ojos de Ino se abrieron de par en par destellando furia.
Por fin aparecía ese monstruo.
Sakura se sentía desconcertada, quería saber para así poder ayudar a Sasuke.
-Pasad-dijo Ino-el jefe no está pero podemos hablar con Neji-san.
Sakura fue arrastrada por Hinata al interior de aquella casa donde había estado días atrás.
-¿Qué pasa aquí?-dijo Neji cuando entraron en el salón.
El ojiperla estaba en medio de un juego de guerra en la Play Station y soltó una maldición cuando, a causa de la distracción, recibió un balazo que lo descalificó.
Sus ojos se clavaron por un momento en Hinata haciendo que ella agachase la cabeza pero luego se clavaron en la pelirosa.
Las dos estaban aterradas y ni Uzumaki ni Uchiha estaban con ellas, algo muy extraño.
-Los atacan-dijo Ino.
Neji miró a la rubia, Ino lanzaba furia desde cada poro de su piel.
-¿Y a nosotros que nos importa?
-El desterrado está con ellos-contestó la rubia.
La expresión de fastidio de Neji fue sustituida por una seria y concentrada.
Saltó de inmediato del sofá y se dirigió directamente a Sakura.
-Normalmente no solemos ayudar a los chupasangres-dijo-pero es esencial que cacemos al miserable que nos deshonra.
Danzó por toda la sala cogiendo todo un arsenal de objetos que tenía guardados en cajones.
-Ino, ve a donde Kiba y que llame al escuadrón con discreción, mi tío no está y no hay necesidad de asustar a la manada, presiento que esto es más grande que un simple renegado de los nuestros.
Ino obedeció y salió del salón.
-¿Poseéis algún objeto de plata, alteza real?-preguntó Neji con sorna.
Miró irritada al pelimarrón, Shikamaru le había hablado sobre la relación entre los licántropos y la plata, ojalá tuviese algo de dicho material y se lo incrustaría en la lengua a ver si así le quedaban ganas de reírse.
Hinata metió la mano en su bolsillo y sacó una enorme cruz de plata.
Neji se alejó instintivamente.
Sakura miró a Hinata sorprendida, los vampiros no podían tocar objetos sagrados.
-Está sin bendecir-aclaró en un susurró.
Sakura volvió a mirar a Neji y decidió pagarle la jugada de antes.
-Creí que nunca necesitaría defenderme de un licántropo porque pensé que estábamos en paz pero si el jefe o su segundo son incapaces de controlar a la manada creo que empezaré a cuidarme.
La cara de Neji se ensombreció y apretó con fuerza una cruz que llevaba en la mano.
-Si ya habéis acabado largaros de mi casa, esto no es un refugio de chupasangres.
Sakura lo taladró con la mirada.
Hinata le tiró de la manga de la camiseta y las dos salieron de allí dejando a Neji preparándose.
-Debemos volver-dijo la pelirosa-ese inútil no podrá ayudado a Naruto y a Sasuke.
-Naruto-kun dijo que nos fuésemos-recordó la ojiperla.
-Ellos solos no podrán y no pienso dejar que nadie muera por defenderme.
A esas alturas estaba completamente segura de que iban a por ella.
-Si vas, solo lograrás ponerte en peligro a ti y a Sasuke-dijo Hinata como último recurso.
Sakura se paró en seco.
-Sakura, si tú vas a la pelea Sasuke se verá obligado a dividir su atención, luchará mejor si sabe que tú estarás a salvo.
-Pero...
-Él regresará pronto a por ti, ahora solo debemos encontrar un lugar seguro al que ir.
Sakura comprendió que lo que su amiga decía era cierto, yendo, solo complicaría las cosas.
-Sígueme, conozco un sitio en el que podemos esperar y recibir ayuda-dijo finalmente.
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Con un rápido movimiento esquivó la dentada mortal que le lanzó el vampiro castaño que tenía delante.
Ya llevaban quince minutos peleando y no dejaban de llegar sombra por todas partes.
Sintió la espalda de Naruto pegada a la suya y como su amigo rechinaba los dientes.
Todo había sido una trampa.
Habían hecho creer a Naruto que la Guardia Real lo seguía para así poder encontrar a Sasuke y a Sakura, ya que sabían que el rubio buscaría su ayuda.
Con un rápido movimiento saltó encima del sombra con los dientes brillando en la luz de la noche pero el vampiro fue rápido y solo consiguió rozarle el lacio pelo castaño.
-Ese asqueroso Demetrio, cuando lo pille lo descuartizo y entierro sus pedazos en una...-el grito de Naruto quedó ahogado por el rugido que lanzó el sombra contra el que peleaba después de que el rubio le hundiese una daga en el cuello.
El sombra contra el que Sasuke peleaba se distrajo durante un momento y el pelinegro lo aprovecho para herirle con una daga de plata que sacó del bolsillo.
Se la hundió en el corazón, matándolo al instante.
Pero un segundo después volvía a estar ocupado con otro.
No paraban de llegar y por encima seguía sintiendo el olor de Sakura en la casa, ¿es qué la chica no pensaba irse?
En medio de aquel asqueroso olor ácido que producían los sombra se filtró otro el doble de asqueroso.
-El lobo asesino-informó Naruto.
Genial, aquello mejoraba por momentos, ahora no solo eran los sombra sino que también un licántropo con los circuitos flojos.
Para su alivio comprobó que ahora si que no quedaba ni rastro del olor de Hinata y de Sakura en la casa, por fin se habían ido.
Bien, debía acabar con eso y adivinar que mierda estaba pasando.
El descomunal lobo no tardó en aparecer.
Era enorme y de un gris tan brillante que dañaba en los ojos.
Sasuke se fijó en la enorme luna llena.
Con la luna así el lobo estaría en su máximo nivel de fuerza. Fantástico.
Acabó con los sombra que lo atacaban y fue a encararse con él.
El lobo exhibió toda la extensión de sus dientes y su fétido aliento chocó en la cara de Sasuke.
El pelinegro tanteó en sus bolsillos en busca de una daga de plata que guardaba en el bolsillo pero luego recordó que la había dejado clavada en el pecho del sombra.
Tendría que atacar cuerpo a cuerpo.
Observó el terreno en busca de Naruto.
Su amigo hacía alarde de su fuerza y su agilidad peleando con cinco sombras a la vez.
Luego amplió más su visión, un puñado de sombra estaban entrando en la casa exterior, bien, no encontrarían nada ya que la casa estaba bien protegida.
Rechinó los dientes.
Los ojos del lobo llameaban, clavados en el cuello del ojinegro.
Ambos tensaron sus cuerpos y un segundo después saltaron el uno hacia el otro.
Sasuke enredó las manos en el pelaje del animal y buscó a tientas su yugular, pero el lobo se defendía extraordinariamente bien.
Le dio con toda la zarpa en el hombro y Sasuke siseó al sentir las uñas hundiéndose en su piel.
Nadie nunca le ponía la mano encima y luego vivía para contarlo.
Se lanzó con todo lo que tenía a por el lobo, pero las heridas le escocían mucho mientras que el lobo estaba prácticamente intacto.
Volvió a recibir un zarpazo, esta vez en la barriga. En momentos así agradecía tener una capacidad de curación superior a la normal.
-¿Quién eres?-preguntó.
El lobo solo se limitó a arrojarse sobre él, impidiendo con sus zarpas que Sasuke alzase los brazos.
Sasuke rechinó los dientes y alzó las piernas empujando al lobo a unos cien metros haciendo que este se golpease contra la pared y quedase inconsciente.
-Esto está muy mal Sasuke-dijo Naruto arrimándose a él.
Unos quince sombra los estaban acorralando.
-Vienen a por Sakura-susurró
-¿En qué lo notas?-preguntó Naruto, sarcástico.
El pelinegro lo fulminó con la mirada, en ese momento no estaba para chistes.
Otro ramalazo de olor lo sacudió todo.
-¡Ah, no! con esto ya era suficiente-dijo el rubio.
El aire se había cargado del olor apestoso de los lobos y Neji y su cuadrilla no tardaron en aparecer.
-Vaya, parece que estáis en problemas-dijo el ojiperla al ver la situación presente.
Los lobos se echaron a reír mientras se lanzaban a por los sombra.
-Lo que me faltaba, un puñado de chuchos salvándome el culo-refunfuñó Naruto-¿dónde queda mi honor?
Sasuke bufó molesto, no soportaba a Neji pero debía reconocer que necesitaba su ayuda.
-Vayamos a pelear-siseó.
Pero en el momento en que ambos quisieron moverse un dolor abrasivo les recorrió la espalda.
-No iréis a ninguna parte, salvo que sea conmigo-les susurró una voz en el oído.
Sasuke quiso removerse pero el objeto llameante se le clavó en la espalda más fuerza.
La persona que los amenazaba los arrastró hasta la parte trasera de la casa donde les esperaban dos sombra.
-¡Apresadles!-ordenó el otro.
Los dos se revolvieron pero fue inútil, estaban debilitados debido al dolor punzante, y los dos sombra los sujetaron fuertemente.
Al ser apresados quedaron de frente a su captor.
Sasuke nunca lo había visto pero bastó su olor para saber que era un mestizo, medio humano y medio duende, aunque fácilmente hubiese pasado por una serpiente.
Tenía el pelo largo y negro, su piel era demasiado blanca y tenía los ojos de un dorado extraño.
En sus manos divisó los dos objetos que los habían reducido, claro, por eso es dolor punzante.
No eran otra cosa que dos enormes cruces de oro bendecidas.
-Y bien guardián, ¿dónde está tu bella dama?-preguntó el hombre.
Sasuke escupió en el suelo.
-Creo que no has comprendido la situación-dijo el hombre-soy Orochimaru, carcelero del gran señor Demetrio.
Lo conocía, a él y a sus métodos de tortura.
-Estás loco si crees que te diremos algo, un guardián nunca traiciona a su protegido-bramó Naruto-así que lárgate o te daré una patada en el culo.
Orochimaru le torció la cara de un tortazo.
-Llevadlos a la cárcel, allí seguro que se muestran más participativos.
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-¡Ineptos!-gritó Anferis-¡ineptos, imbéciles!
La hija de Demetrio se paseaba furiosa de un lado a otro.
La incursión había sido un fracaso, la sangre pura Luminati había escapado y ahora ella pagaría las consecuencias.
La puerta de su cuarto se abrió y por ella entró la odiosa de su hermana menor.
-Una carta para ti-dijo Alecto fastidiada tendiéndole un papel doblado.
Anferis se la arrancó de la mano y leyó.
A cada paso su cara se ponía más blanca.
Como no hiciese algo pronto su situación se vería muy mal.
-¿Y bien?-preguntó Alecto.
-¿Y bien qué?
-Que que hago ahora.
La puerta volvió a abrirse estrepitosamente.
Por ella entró Orochimaru, con una sonrisa.
-Tengo al guardián y a ese vampiro rubio desterrado, los tengo en la sala de torturas preparados para el interrogatorio, me preguntaba si quería estar presente.
Anferis sonrió maquiavélicamente.
¿Guardián? Alecto miró a su hermana con curiosidad.
-Voy ahora mismo, espérame allí-dijo.
Orochimaru hizo una reverencia y se retiró.
-¿Qué guardián?-preguntó Alecto.
Anferis sonrió.
-Sasuke Uchiha.
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Hinata y Sakura esperaron en la verja hasta que Shikamaru fue a abrirles.
-¿Sakura?-preguntó extrañado mientras clavaba su vista en la peliazul que la acompañaba.
-¡Sasuke está en peligro!-gritó la pelirosa.
La cara de Shikamaru demudó por completo.
La pelirosa lloraba a mares y su mirada era de puro horror.
-No sabemos qué pasó pero de repente todo se llenó de un olor ácido-empezó atropelladamente-Naruto y él...
Shikamaru no necesitó saber más y las dejó entrar diciendo que Tenten estaba en su rincón privado y él salió disparado hacia la Camarilla de Lores, aquello necesitaba atención urgente.
Sakura y Hinata entraron en la casa y se encontraron a Tenten donde el pelimarrón les había indicado.
-Cálmate ojo-sama-dijo ella cuando las chicas acabaron de contarle-toma un poco de infusión relajante, tu también Hinata-san, es de un valle donde viven hadas.
Las dos aceptaron y se bebieron el líquido, Hinata sin dejar de mirar asombrada el lugar donde se encontraba.
So corazón latía a mil por hora, Tenten acababa de decirles que ese olor ácido correspondía a los sombra, sus ojos ya eran incapaces de sostener las lágrimas por lo que estas continuaban recorriendo su cara.
-Shikamaru no arreglará nada-dijo Tenten-es obvio que esto es obra de la Reina.
Sakura apretó los puños, si eso era cierto ella misma le arrancaría los ojos a esa sucia arpía.
-Ayudaremos a Sasuke y a Naruto, tranquila, pero ahora hay otro problema.
¿Otro problema? su único problema era el miedo de no saber qué pasaba con Sasuke.
-Dentro de dos días es la reunión con la Reina, debes ir pero necesitas un guardián.
-No me importa la reunión, yo solo quiero a Sasuke.
Tenten sonrió con desgana ante la inconsciente declaración que había hecho la pelirosa.
-El amor, intenso y doloroso-recitó-siempre es más cuando está prohibido.
Sakura no dijo nada, no le importaba que la sangre pura la reprendiese pero lejos de eso Tenten sonrió.
-Los sangre pura tenemos ciertos...dones, cada uno, uno diferente claro-dejo en el aire la pelicafé-pronto descubrirás tú el tuyo.
En otro momento Sakura hubiese bombardeado a la sangre pura a preguntas, pero en ese momento se sentía incapaz de pensar en otra cosa que no fuese Sasuke.
Aquello era una encerrona y lo sabía.
Pero a la hora de elegir entre ella y Sasuke, la vida del pelinegro podía más.
-Iré a la reunión.
Tenten asintió y luego se quedó pensativa.
-No tienes guardián pero la Reina no podrá mostrar objeción si te acompaña una dama de compañía.
Luego miró a Hinata.
-Y ese papel es perfecto para una renacida.
-Ya he metido a Hinata en muchos problemas y...
-No te preocupes alteza, iré, yo también quiero ayudar.
Sakura sonrió y la abrazó, sin duda era una buena amiga, aunque ya hablaría con ella sobre lo del tratamiento de alteza.
El móvil de Hinata sonó.
-Es Neji-dijo nerviosa.
-Tendrás que salir afuera aquí no hay cobertura-dijo Tenten.
Hinata desapareció con el teléfono en la mano.
La pelicafé se acercó a la pelirosa y la abrazó, para sorpresa de ella.
-Ten entiendo ojo-sama, entiendo lo que estás sufriendo, la nuestra no es una vida fácil por eso debemos luchar, no te juzgaré por amar a alguien, yo he hecho muchas cosas peores y no creo que enamorarse sea un delito, ayudaré a Sasuke y os ayudaré-dijo.
Sakura se aferró con fuerza a la noble, esas palabras la esperanzaban, no estaba sola y eso la animaba.
Ni siquiera pasaron dos minutos cuando Hinata regresó.
Sakura se separó de Tenten y miró a su amiga, la peliazul estaba en un mar de lágrimas y Sakura supo lo que había pasado y cayó de rodillas al suelo.
-¿Qué pasó Hinata-san?-preguntó Tenten.
-Los...los sombra...los han secuestrado.
18.
Todo estaba oscuro, ni una línea de luz se filtraba entre los resquicios de las paredes de la puerta, pero en realidad eso poco le importaba, a fin de cuentas él era una criatura nocturna y nunca necesitó el sol para sobrevivir.
Ni siquiera en ese endiablado frío sentía la necesidad de los rayos solares y su calidez.
Una gota de agua cayó por enésima vez al lado de él, haciendo eco en aquel reducido lugar.
Olía a humedad y a sangre seca, olía a odio, a impotencia y a sudor, todo mezclado con el olor del musgo que crecía en la pared y con el metálico olor de los grilletes que le encadenaban las manos al techo obligándolo a permanecer de rodillas con los brazos extendidos.
Por enésima vez tiró de las cadenas hacia abajo pero fue imposible, eran tan fuertes y gruesas que ni siquiera un vampiro podía romperlas.
A su lado sintió como el aire se removía y otros dos pares de cadenas se zarandeaban en el aire.
En realidad no le importaba mucho sentirse así, encerrado como un vulgar perro, en otras ocasiones había sido peor.
Su vida no había sido tranquila precisamente y había tenido que combatir en muchas guerras y había sido capturado muchas veces y llevado prisionero a las cárceles de la antiguedad.
Todavía podía sentir como los monjes cristianos lo bañaban en agua bendita para que les confesase el secreto de la inmortalidad.
Como si él lo supiese.
Incluso podía sentir las llamas de la hoguera quemándole la piel cuando lo quemaron por brujería.
Los humanos, aquellos a los que consideraban tan débiles, sin duda alguna si llegabas a caer en sus manos podías darte por muerto, al menos así era antes, ahora la gente ya no cree en vampiros ni brujas.
Por lo tanto sentirse allí era como un viejo recuerdo.
Por supuesto que también había sido torturado por vampiros, pero lo había aguantado, para él no había nada peor que el hecho de que le hubiesen echado agua bendita por encima.
Pero ahora había una cosa que podía llegarlo a torturar aún más.
No sabía que había sido de Sakura, sabía que estaba viva y eso lo tranquilizaba pero no sabía si estaba a salvo o la habían capturado.
Dejó caer la cabeza hacia adelante y volvió a agitarse con desesperación.
Llevaba dos días encerrado e iba a volverse loco como no supiese algo de la pelirosa.
Intentó levantarse pero las piernas le flaqueaban, se le habían dormido a causa de la postura en la que estaba y de los golpes que habían sufrido.
Percibió una total aura de hostilidad y humillación a su lado.
No lo veía pero sentía la presencia de Naruto y podía asegurar que él estaba tan frustrado como él.
Como digno comandante romano Naruto llevaba el honor a unos extremos ilimitados.
Naruto era un caso especial entre la baja nobleza, nunca conoció a su madre y siempre vivió como un humano hasta que su verdadera naturaleza se hizo presente cuando tenía veinte años.
Él era hijo bastardo del entonces joven Julio César y de una esclava asiática que se había comprado y que había resultado ser una sangre pura capturada por humanos.
A esa edad ostentaba uno de los puestos más altos en el rango militar romano, siendo comandante de la legión romana, la más importante de todas.
Todos lo temían, nunca había perdido una batalla y lo veneraban como si fuese un dios.
Tenía dinero y todas las mujeres morían por él, pero la vida de Naruto, al igual que la de él, estaba destinada a otra cosa.
Un día el rubio había amanecido sintiéndose extraño, como si un animal lo invadiese, había pasado la noche con una mujer y ella nunca más volvió a salir de allí.
Horrorizado por lo que había hecho el rubio estuvo a punto de volverse loco, hasta que su padre, Fugaku Uchiha, se lo llevó con él.
Fue muy frustrante para Naruto pasar de ser el jefe a un simple guardián pero supo afrontarlo con orgullo y pronto se ganó el respeto de casi todos.
Naruto le había contado mil veces esa historia cuando era pequeño y él trabajaba como guardián de su padre.
Sasuke todavía recordaba como cuando al tener cinco años miraba maravillado a Naruto cada vez que entraba en casa.
El rubio los quería como a la familia que nunca había tenido y nunca pudo superar el hecho de no lograr defender a sus padres, por eso él y el pelinegro estaban tan unidos.
Sasuke sonrió de medio lado, era curioso ver como la persona a la que había admirado de pequeño lo trataba como a un igual.
Definitivamente Naruto era mucho más importante que Itachi.
-Esto es una vergüenza-dijo el rubio removiéndose de nuevo-juro que cuando vuelva ese imbécil le meteré las cadenas por el...
-Deberías guardar tus energías para luego comandante-dijo Orochimaru mientras abría la puerta.
La luz entró como un torrente y Naruto y Sasuke lanzaron un alarido de dolor.
Estaban solo en bóxers y sentir la luz del sol directamente sobre su piel no era nada agradable.
-Maldito hijo de perra, te cortaré la lengua y se la lanzaré a las serpientes.
Orochimaru sonrió.
-Me costó creer que tú eras el tan famoso comandante romano, tan débil, ¿qué pensarían tus legiones si te viesen así?
Naruto se lanzó hacia él pero las cadenas y la fuerte luz del sol lo obligaron a volver a su sitio.
-No creo que hayas venido para repasar nuestras carreras militares-gruñó el Uchiha.
-Me olvidaba de ti, tu nombre también aparece varias veces en la historia, el mejor guardián de todos los tiempos y debo admitir que me quede sorprendido cuando me enteré que habías soportado un baño de agua bendita sin apenas pestañear.
-Entonces ya debes darte cuenta de que tus torturas solo nos hacen cosquillas-dijo Naruto-no te diremos nada.
-Esto no es ni Roma ni el Renacimiento y tampoco yo soy un humano, acabaréis hablando.
Sasuke le enseñó los dientes, la llevaba clara si creía que le iba a decir donde estaba Sakura.
Cuatro soldados del ejército de Demetrio entraron en la celda y los desataron.
Tanto Sasuke como Naruto cayeron desmadejados al suelo ante el regocijo del mestizo.
Dos sombra lo agarraron por los brazos y lo sujetaron fuertemente para evitar que se soltase.
-Os llevaré a un sitio que os encantará.
Salieron al exterior y por primera vez Sasuke vio el lugar en donde se hallaban.
Después de una primera tortura en el castillo de Demetrio, Orochimaru los había trasladado con los ojos vendados hasta ese lugar.
Era un monasterio enorme parecido a los que había conocido él en Francia y otros países.
¿Pero como habían entrado si era un edificio sagrado?
Entonces lo comprendió, las mazmorras tenían salida directa al exterior y al no estar en contacto con el resto del edificio no hacían ningún daño sobre ellos.
Siseó, el fuerte sol quemaba su piel y sus ojos pero aún así se negó a cerrarlos y los deslizó por todo el paisaje.
Estaban en medio de la nada, a su alrededor solo había prado y más prado y ni un vestigio de humanidad llegaba a su olfato.
Extrañamente algo de aquel lugar le resultaba vagamente familiar.
No podía asegurarlo ya que casi todo estaba en ruinas pero una sensación de inquietud lo invadió.
Al frente podía ver lo que en sus tiempos fue la entrada al edificio principal, casi podía asegurar como había sido este, normalmente todos los monasterios eran iguales.
La puerta daría a un enorme claustro por donde los hermanos transitaban todo el día de un lado a otro pensando en sus quehaceres.
Más adelante encontraría la biblioteca, donde guardaban sus libros y pergaminos de propiedades. No lejos encontrarían un corredor que los llevaría hacia la cocina y hacia el despacho del prior, pero si seguían más adelante se llegaría a unas escaleras que llevarían exactamente a la habitación privada de este y a las que se guardaban para los nobles o gente rica que acudía a ellos.
Otro corredor los llevaría directamente al exterior, justo enfrente de la iglesia o capilla exterior, y el último conducía a los sótanos, donde dormían los monjes en sus celdas.
Para su desgracia, el conocimiento sobre ese tipo de edificios no había sido muy reconfortante para él.
-Hace un día precioso, ¿verdad? el sol es tan reconfortante...-dijo Orochimaru.
-Que te jodan-susurró Naruto.
Uno de los guardias que lo sujetaban le dio una patada en las costillas.
Orochimaru sonrió.
-Me gusta este sitio, se respira tanta paz...sin duda el monasterio de Saint-Pierre es precioso.
A Sasuke se le heló la sangre.
Orochimaru sonrió.
-Veo que recuerdas-dijo-entonces sabrás a donde nos dirigimos.
Los ojos de Sasuke se abrieron desorbitados al comprender que iba a hacer ese demonio.
Los iba a meter en la iglesia.
Empezó a revolverse como un loco, una cosa es que hubiese soportado un baño en agua bendita y otra diferente es que quisiese probar otro.
Naruto miraba a Sasuke sin comprender, en su vida lo había visto así.
-Tengo entendido que no os pasa nada si nombráis a la virgen y a Jesús-continuó recitando el mestizo como si nada-es curioso, ¿pasará lo mismo si los tocáis?
El hecho de que pudieran decir virgen, María o Jesús, venía a cuento de que esas palabras se utilizaban para otras cosas.
Naruto no necesitó más para comprender y empezó a removerse igual que Sasuke, el rubio también había sufrido una mala experiencia cuando después de su conversión se le ocurrió la brillante idea de entrar en el Panteón de Roma, el mismo momento en el que tocó el altar de los sacrificios su mano estalló en llamas.
No tardaron mucho en quedar en frente de la capilla de Saint-Pierre y justo como la última vez, Sasuke era llevado a rastras hacia ella.
Fue inútil removerse y pelear.
La construcción románica se alzaba imponente ante ellos, oscura y terrorífica.
-¿Vas a hacer entrar a tus hombres ahí dentro?-preguntó Sasuke gélidamente-no soportarían ni el roce de la puerta.
A decir verdad, los sombra que los agarraban estaban incluso más aterrados que ellos.
Como si lo hubiesen escuchado, del interior de la iglesia salieron dos hombres altos.
No eran humanos, parecían mestizos, igual que Orochimaru.
Los agarraron con fuerza y los sombra que los habían llevado hasta allí corrieron despavoridos hacia otro lado.
-Bien, hagámosle una visita al Señor.
Impotente, Sasuke se vio arrastrado al interior del edificio.
Fue como si le hubiesen clavado millones de cuchillos al mismo tiempo.
-¡Ah!
El gritó de Naruto hizo temblar las paredes.
Orochimaru se echó a reír al verlos en ese estado.
-Dios se alegra de veros criaturas del demonio.
Sasuke no hizo caso a la burla, sentía como su cuerpo se estremecía en abrasadores dolores, sabía que si no salía pronto de allí moriría.
-Padre nuestro que estás en los cielos...-empezó a rezar Orochimaru.
El dolor empeoró, llegando a extremos inimaginables.
Sus captores los soltaron pues en ese estado no eran ninguna amenaza.
Naruto se llevó las manos a las orejas, intentando arrancárselas para no oír las palabras de Orochimaru.
Los otros mestizos volvieron a acercarse a ellos con lo que a Sasuke le parecieron unos baldes.
-Llega la hora de la ducha.
Sintió como cada poro de la piel se le despellejaba ante el contacto del agua bendita y entonces gritó.
Gritó como un animal en medio de la peor de las muertes.
Se sentía gelatina, los músculos no le respondían y cada gota de agua se colaba en su ser suponiendo el más terrorífico de los dolores.
Cayó al suelo en medio de espasmos y entonces vio a Naruto.
Partes del cuerpo del rubio estaban en carne viva y sus ojos amenazaban con salírsele de las órbitas.
-¿Dónde está la sangre pura? ¡Decídmelo!
La voz de Orochimaru le sonó lejana pero suficientemente clara como para entender.
Le llevó su tiempo procesar la información ante tanto dolor.
Sakura, la cara de la pelirosa apareció en su frente, sonriendo, mirándole con esos ojos llenos de vida y pureza.
Ella era la luz, era la luz en medio de la oscuridad, no era como los demás, ella estaba fuera de cualquier maldad, era un ser puro y brillante y él era el encargado de que ella siguiese brillando.
No le importaba morir en la peor de las muertes si lo hacía por ella.
-Pu...púdrete...en el...infierno-dijo con dificultad.
La cara de Orochimaru se contrajo de ira y lo enganchó por el pelo, obligándole a levantar la cabeza.
Los ojos del pelinegro ardieron cuando entraron en contacto con los de la réplica de Jesucristo en la cruz, más aún así no dijo nada. Se comió su dolor.
-No...di...diremos...na...nada-farfulló esta vez Naruto-mejor...ve-vete rezando...por...porque pron...to vas a...morir.
Orochimaru le soltó el pelo y se dirigió al altar.
Lo siguiente que Sasuke recordó fue una enorme cruz clavándose en su frente y después...
Nada.
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La pelirosa mantuvo su mirada clavada al frente.
Desde la ventana del carruaje de Tenten se veía el agreste paisaje de Alemania.
Era la primera vez que abandonaba Japón y estaría más ilusionada si el miedo no la carcomiese por dentro.
Sasuke ocupaba cada parte de su mente.
¿Qué le estarían haciendo?
Desde hacía dos días sentía un profundo dolor en el corazón aparte del suyo, era como si a través del Lazo Rojo sintiese el dolor de Sasuke.
Las lágrimas volvieron a rodar por sus mejillas.
A fuera el sol brillaba con intensidad en el cielo, como si se quisiese burlar de ella y de su infelicidad, achinó los ojos, echaba de menos sus gafas pero se las había dejado en Konoha y tendría que aguantarse.
Cansada de ver que el mundo seguía su curso sin importarle lo que estaba pasando volvió a mirar hacia el frente.
Hinata estaba sentada delante de ella.
Sakura nunca la había visto tan destrozada, era como un autómata.
Estiró su mano y agarró la de su amiga, Hinata se la apretó con fuerza.
-No voy a ser capaz de hacerlo-se derrumbó la pelirosa-no puedo fingir tranquilidad y menos delante de la que puede ser la culpable de esto.
-Es la única forma de ayudarlos-dijo la peliazul más para si misma que para su amiga.
La pelirosa estaba aterrorizada, estaban solas, solas en el extranjero de camino a la casa de una mujer que lo más probable era que quisiese acabar con ella.
Pero tenía que ser fuerte, tenía que salvar a Sasuke.
-¿Cómo crees que será?-preguntó Hinata.
-No lo sé, solo sé que es malvada.
-Todo es aterrador-murmuró la peliazul-es como una vuelta a la Edad Media.
Era cierto, si algún humano las llegase a ver en ese momento pensaría que estaban sacadas de una película de la realeza del siglo XV.
Llevaban vestidos dignos de nobles de aquella época.
El de Sakura era de terciopelo verde esmeralda con ribetes de oro a la altura del pecho y hombreras y cordeles blancos.
Se sentía extraña con las ligas y las calzas que llevaba bajo el cancán y la falda pero no eran incómodas.
El problema era andar, con aquellos zapatos negros de tacón y con la falda arrastrando por el suelo era prácticamente imposible.
Del cuello le colgaban dos pesados colgantes de plata y zafiros, la plata para prevenir contra los lobos.
Y en el pelo llevaba una tiara de oro y diamantes.
Todo pertenecía a Tenten.
Hinata en cambio iba vestida más austeramente, tal como debía una dama de compañía.
Llevaba un vestido azul oscuro y blanco de lino a juego con los guantes de ganchillo blanco, era igual de vaporoso que el de la pelirosa pero sin duda menos ostentoso y más cómodo para andar.
Los zapatos eran negros y planos y como joyas llevaba únicamente una gargantilla de plata.
El pelo lo llevaba recogido en una coleta.
Y el carruaje...bueno sin duda era un par de siglos más moderno que las ropas.
-Alteza imperial, estamos llegando-dijo el cochero desde afuera.
Sakura se secó las lágrimas, tenía que ser fuerte.
El corazón empezó a latirle desbocadamente y la ansiedad se adueñó de su cuerpo...
El carruaje se paró.
-¿Estarás conmigo?-le preguntó a su amiga.
-No me moveré de tu lado...
Las dos se agarraron de la mano y bajaron del carruaje con la ayuda del cochero.
El castillo aún quedaba lejos, pero al estar en la cima de una colina el carruaje no podía llevarlas hasta arriba.
-Gracias cochero, sus caballos son impresionantes-agradeció la pelirosa.
En realidad el cochero era un primo hermano de Eishel y había encantado a los caballos para que estos fuesen más rápido.
El hombre se despidió con una reverencia y luego regresó al carruaje mientras ellas comenzaban la ascensión.
-¿Y si los tiene encerrados ahí dentro?
-No los tiene.
Sakura registraría el olor de Sasuke aunque estuviese a treinta quilómetros de ella, pero allí no había ni rastro de él.
-A veces me olvido de que soy un vampiro-susurró Hinata avergonzándose de su pregunta infantil.
Sakura no contestó, ella en cambio era incapaz de olvidarlo.
No tardaron en llegar a la cima.
Realmente era un castillo espectacular.
La torre colmada de almenas ofrecía un aspecto aterrador para todo aquel que tiempos atrás hubiese querido invadir el lugar.
El castillo estaba rodeado de una sólida pero desgastada muralla que se perdía más allá de los confines del castillo.
Entonces recordó que en el interior de algunos castillos había por lo general dos pequeñas aldeas.
No tuvo tiempo de seguir pensando ya que la puerta levadiza de la muralla se abrió después del chasquido de las oxidadas cadenas.
Tras la puerta aparecieron dos personas, una mujer y un hombre.
Sakura reconoció a Itachi de inmediato, su parecido con Sasuke era espectacular.
Llevaba puesto el uniforme de la Guardia Real y el pelo negro recogido en una coleta ofrecía un aspecto imponente y amedrentador.
Pero la que realmente helaba la sangre era la mujer.
Era alta, rubia y de ojos verdes claro, su piel era blanca como la nieve, era hermosa, pero de ese tipo de hermosura letal.
Vestía al igual que ella solo que con un vestido completamente blanco y estaba cargada de joyas de oro.
Soltó la mano de Hinata y caminó hacia la Reina con la peliazul un paso atrás de ella, tal y como mandaba el protocolo.
-Es un placer conoceros majestad-su voz sonó como un témpano mientras hacía una leve reverencia, Hinata la imitó.
La cara de la mujer se torció en una dulce sonrisa que para nada concordaba con sus malévolos ojos.
-Bienvenida Ojo-sama.
Su voz dulce y tranquila hizo que el corazón de la pelirosa se acelerase de miedo, toda ella rezumaba maldad.
Itachi se acercó a ella y la saludó con una reverencia.
-Alteza real, sois realmente igualita a vuestra madre.
Sakura no lo miró, seguía mirando fijamente a los ojos de aquella mujer hasta que un destello en su cabeza la obligó a clavar la vista en la diadema de oro que llevaba.
Inmediatamente la furia se apoderó de ella, aquella diadema era la de su madre.
-Tenéis razón comandante-contestó gélidamente-pero veo que son otras las que gozan de su legado.
La cara de la Reina se torció en una mueca de ira pero en seguida la disimuló con una dulce sonrisa.
-Esta diadema pertenece a la Reina, como lo hizo siempre-dijo-pero no es momento de hablar de esas cosas ojo-sama, ¿puedo preguntar por qué no venía con vuestro guardián? no creo que esta renacida lo sea.
Hinata miró preocupada a Sakura, pero esta no se movió ni un pelo.
¿Cómo se atrevía esa mujer a hacerle aquella pregunta? deseaba matarla allí mismo.
-Surgió un imprevisto del que después hablaremos Majestad, en cuanto a Hinata, es mi dama de compañía, amiga mía desde que soy pequeña, es de total confianza.
Realmente Hinata admiraba como la pelirosa llevaba la situación, estaba destrozada pero no se encogía ante la mirada de aquella horrible mujer.
-Entonces será mejor que me sigáis hasta mis aposentos, allí hablaremos tranquilas.
Los cuatro entraron dentro de la muralla y Sakura se quedó impresionada con lo que vio.
Era como haber retrocedido varios siglos en el tiempo.
La gente andaba de un lado a otro, campesinos mezclados con oficiales de la Guardia Real.
Había puestos de mercado y ni el más mínimo rastro de que esos seres vivían en el siglo XXI
Pero lo que más le sorprendió e indignó fue la pobreza.
Un niño mendigo la miraba desde el suelo con ojos cargados de tristeza.
Las lágrimas vinieron a sus ojos y tuvo que llevarse una mano a la boca para no sollozar.
La gente sonreía y hacía reverencias a su paso.
Que diferencia entre Konoha y aquello.
¿Cómo podía la Reina permitir aquello?
La mujer se paseó entre la multitud como si estos no existiesen y entró en el castillo como si nada.
Caminaron por largos pasillos llenos de guardias que no dejaban de hacer reverencias hasta que llegaron a lo que debía ser el despacho de la Reina.
-Itachi y Hinata-san deben quedarse aquí fuera.
Hinata miró con horror a Sakura, dejarla a solas con esa mujer...
-Hinata espera aquí-dijo la pelirosa tranquila-no tardaremos.
La peliazul no dijo nada.
Sakura entró detrás de la Reina, con el corazón desbocado, estaba muerta de miedo y no sabía si sería capaz de hacer lo que tenía pensado.
Hacer un trato con la Reina.
Greenie:
Holaaaaaaa!!
Me encantooooooo el capi ^^.... ¿Que pasara con Naruto y con Sasuke? :S.... esa reina es una arpia de primera ¬¬
Ojala todo este bien, esperare con ansias la conti ^^
un beso
Dresti:
19.
El despacho de su majestad era la estancia más grande que Sakura jamás hubo visto anteriormente.
Parecía sacado de un cuento de reyes medievales.
Había una enorme mesa rectangular de madera situada en el medio de la estancia, quedando de espaldas a una ventana grande de medio punto que no tenía cristal y por la cual entraba constantemente una suave brisa que hacía zarandear las finas cortinas de tela azul.
En cada pared había una puerta de madera maciza que debían trasladar a uno a cada ala del castillo.
También había una biblioteca enorme y entonces Sakura supo cuan aferrada estaba esa mujer a la época en la que había nacido.
Ni siquiera había algo que perteneciese a una época más tardía que 1400.
Se sentía completamente extraña, supuestamente ese era su mundo pero ella estaba lejos de sentirse integrada.
¡Venía del mundo de la tecnología y aquello parecía un agujero en el tiempo!
-Disculpadme si os sentís fuera de lugar ojo-sama-interrumpió la Reina volviéndola a la realidad-comprendo lo extraño que es para vos el hecho de entrar en una época a la que no pertenecéis.
Sakura se obligó a ocultar el escalofrío que le recorrió la espalda y a no mirar las gárgolas que la observaban desde todos lados.
-No me siento para nada confusa majestad, la razón de esta reunión es la misma tanto en la Edad Media como en el mundo actual, un simple cambio de inventario no me va a asustar-contestó en el tono más neutral del que fue capaz.
La mujer rubia sonrió y se sentó en la trona de piedra anclada al suelo detrás de la mesa.
Sakura la imitó sentándose en una de madera.
Las dos se midieron durante un segundo con la mirada.
La pelirosa estaba furiosa, ya no solo el hecho de la situación sino por el modo de vida que esa mujer les obligaba a llevar a sus súbditos.
-Me sorprendéis ojo-sama-dijo la Reina-la mitad de la gente que conozco estaría asustada frente a esta situación.
-La mitad de la gente que vos conocéis majestad no llega ni a tener una pizca de la sangre real que yo tengo y ahora os agradecería que entrásemos en el tema, yo también tengo algo que discutir con vos acerca de una situación muy precaria.
La Reina alzó las cejas ante el atrevimiento más no dijo nada.
-Está bien, creo que no es necesario explicaros la situación en la que vivimos con nuestros hermanos los Sombra, veo que estáis enterada de más cosas de las que yo pensaba.
Sakura pasó por alto el tono hostil que se escondía en la voz de la mujer.
-Los Sombra tienen castigado a Japón-continuó-no podemos pasarlo por lato ya que es uno de los países más importantes del imperio y por eso me vi forzada a llegar a un trato con Demetrio.
-Entregarle Hokkaido, y por eso estoy yo aquí.
La Reina sonrió de medio lado.
-No me parece una solución-dijo la pelirosa-lo único que conseguirá haciendo eso es que ellos tengan más territorio y se hagan más fuertes, personalmente me parece imposible que Demetrio deje de atacar todo Japón porque le cedemos una simple isla al norte, sin contar que es la isla más fuerte desde un punto de vista militar.
La Reina restalló en rabia pero se controló.
-¿Qué queréis decir con eso ojo-sama? ¿Qué estoy vendiendo la victoria al bando contrario?
Sakura no desvió su mirada ni un ápice de la de ella.
Con eso se estaba saltando todas las reglas de trato social pero no le importaba, ella estaba allí por un motivo concreto.
-Lo que quiero decir es que un grupo de Sombra han entrado en la casa de mi guardián y lo han secuestrado, eso es lo que quiero decir.
Ni un rastro de emoción alguna apareció en los ojos de la mujer y Sakura se obligó a quedarse quieta para no lanzarse a su cuello y gritarle que le devolviese a Sasuke.
-No se me había informado de eso-se limitó a contestar-pero no entiendo que tiene que ver eso con la cuestión que nos ocupa.
Sakura se quedó estupefacta, esa mujer trataba la vida de Sasuke como si se tratase de algo sin la menor importancia.
-Tiene que ver a lo poco que se encuentra protegido mi país, a eso tiene que ver, no es normal que una horda de Sombra circulen por la calle como el que se va a dar un paseo, ¿dónde está la Guardia Real en esos casos? ¿Qué está haciendo el ejército que no se da cuenta de que el enemigo se le escapa?
La Reina se levantó de su silla y dio un fuerte golpe en la mesa con cara contraída en odio.
-¡Nadie cuestiona como manejo yo mis Reinos por muy hija de quién seas!
Sakura también se puso de pie.
-No se trata de quién es o no es el rey, la gente muere majestad, y un rey sin reino no es nada.
El corazón de la pelirosa latía desbocadamente por el miedo, esa mujer podía hacerla papilla si le daba la gana pero no podía demostrar debilidad no cuando se jugaba la vida de Sasuke y la de Naruto.
-Entonces, ¿qué sugerís, ojo-sama?
-No estoy de acuerdo con algunas cosas, eso es cierto, pero estoy dispuesta a hacer un trato.
La Reina la miró con interés.
-Yo la apoyaré en su campaña en Hokkaido si usted habla con Demetrio y consigue que me devuelvan a Sasuke y a Naruto.
La cara de la Reina se avivó de interés.
-¿Por qué tanto a cambio de un guardián y un renegado? bien es cierto que Sasuke es muy bueno en su trabajo pero siempre me ha desobedecido y mejor no entrar en detalles con respecto a Naruto, no estoy en el deber de ayudarlos.
Sakura se enfureció y siseó dejando entrever los colmillos.
-Yo tampoco estoy en el deber de ceder ante vuestra idea de regalarle Hokkaido a Demetrio, vos decidís majestad, solo firmaré el tratado cuando tenga a Sasuke y a Naruto delante de mí.
La sonrisa de la rubia se esfumó y se contrajo en una expresión llena de cólera.
-De acuerdo ojo-sama, se hará como queráis, ahora si me disculpáis tengo asuntos que atender.
Sakura realizó la reverencia estipulada y salió del despacho.
-¿Sakura-sama?-preguntó Hinata al ver a su amiga parada junto a la puerta con la cara pálida y el cuerpo temblando.
Una vez pasado el mal trago el miedo se había adueñado de ella, dejándola paralizada.
Sintió como Hinata la abrazaba y le acariciaba la espalda para reconfortarla.
Ella lloró amargamente en el hombro de su amiga.
-Te llevaré a nuestra habitación, Itachi-san me dijo que estaba en el segundo piso en la primera puerta.
-¿A dónde fue él?-preguntó la pelirosa más calmada mientras seguía a Hinata hacia la escalera que se veía al fondo.
-No lo sé, se fue sin decir nada después de que entrases con la Reina, este sitio es horrible, estaba muy asustada Sakura, ¿de qué hablasteis?
La pelirosa negó, a pesar de que allí solo veía los aterradores cuadros que colgaban de la pared, no pensaba que estuviesen solas así que era mejor no decir nada.
-Cuando lleguemos a nuestra habitación.
Subieron las escaleras en completo silencio hasta que Hinata le indicó el cuarto que habían preparado para ellas.
Las dos se quedaron mudas de asombro, era precioso y espacioso.
Estaba muy iluminado aunque las vidrieras de las ventanas impedían que los rayos solares dañinos para los vampiros invadiesen la estancia.
Había dos camas, una en un lado del cuarto y la otra en el lado opuesto.
-¿Alguna vez habías dormido en una cama tan fina y con dosel?-preguntó la pelirosa.
Hinata negó, aquella riqueza era más que lo que ella alguna vez hubiese visto.
Después de inspeccionar el cuarto ambas se sentaron juntas en la que habían decidido que sería la cama de Sakura.
-Esa mujer es horrible Hinata-empezó a hablar-ni siquiera sé como logré hablar con ella.
Su amiga la abrazó.
-¿Y al final que hará Sakura?
-Hemos hecho un trato, si ella me devuelve a Sasuke y a Naruto vivos yo le daré mi permiso de darles a los Sombra la isla de Hokkaido-contestó-pero no me fío Hinata, esa mujer es horrible y ahora no dudo de las advertencias de Tenten y de Sasuke, esa mujer es mala.
-Lo sé, pero no te preocupes, no estás sola, y ahora nos devolverán a Sasuke y a Naruto, ellos sabrán que hacer.
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Sasuke tiró por enésima vez de las cadenas que lo mantenían sujeto a la pared.
Los habían dejado prendidos al muro exterior de las mazmorras.
Era un día frío y hacía poco acababa de llover.
-¿Alguna idea para soltarnos de aquí?-preguntó Naruto.
-Si la tuviera ya la habría puesto en práctica dobe-rezongó-¿no eras tú el brillante comandante?
-Estas costumbres no son de mi época, los monjes te apresaron a ti no a mí.
Eso era cierto, él estaba más familiarizado con estas cosas.
Naruto siempre se las había arreglado para escapar de la inquisición y no había sufrido la tortura de ningún monje.
Sin embargo Sasuke las había sufrido todas.
-Oh, genial-bufó Naruto al ver que el pelinegro no contestaba.
-Que haya vivido mi etapa humana en esta época no quiere decir que sepa como deshacerme de esto, estúpido-contestó-no es como tú, que en vez de ser el castigado eras el castigador.
Naruto sonrió diabólicamente.
-Pero nunca até a nadie con grilletes, nosotros utilizábamos el potro y luego la cruz de madera.
-Hmp.
Sasuke estaba frustrado, ninguno de los dos sabía como soltarse de esa mierda de pared y el tiempo corría, Sakura estaría ahora sola con la Reina, ese pensamiento bastó para calentarle la sangre por completo y empezar a removerse de nuevo.
Tenía la mayor parte del cuerpo quemada, por la incesante cantidad de agua bendita que le habían echado por encima y la boca llena de ampollas de cuando le habían obligado a rezar. Pero aún así aquello no era suficiente para detenerlo, él debía salir de allí, protegería a Sakura aunque eso significase la muerte para él.
El aire se cargó de un olor vicioso cuando Orochimaru salió al exterior de las mazmorras.
-¿Tomando el sol, chicos?-preguntó divertido.
-En realidad estaba relajándome mientras pensaba que sería lo siguiente, ¿el potro o la doncella de hierro?-preguntó Naruto-aunque para que mancharte las manos, igualmente no te diremos nada.
Orochimaru lo ignoró y miró a Sasuke con odio.
-La zorra de tu novia ha hecho un trato con nosotros, ella nos entrega Hokkaido si os devolvemos con vida.
Sasuke se esforzó por no suspirar de sorpresa y alivio al saber que ella estaba bien y en parte porque lo reconfortaba saber que se preocupaba por él, pero eso no estaba bien, aquello era un movimiento muy peligroso.
-Si vuelves a hablar así de ella te desgarro imbécil-rugió.
Orochimaru sonrió.
-Si, me encantaría que nos conociésemos un poco más pero es hora de que vuelvas con ella, son órdenes de Demetrio.
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Era de noche cuando alguien llamó fervientemente a la puerta del cuarto de Sakura y Hinata.
-¡Ojo-sama, su majestad os espera en la entrada, Sasuke y Naruto están aquí!
Aquello fue suficiente para que Hinata y Sakura se lanzasen hacia la puerta y quedasen enfrente de un exhausto y feliz Itachi.
Sakura se sorprendió al verlo así, ella pensaba que el Uchiha mayor no se preocupaba por Sasuke pero aquello desmentía su opinión, Itachi estaba que no cabía en sí de gozo.
Las dos no esperaron ni un minuto más y echaron a correr escaleras a bajo hacia la entrada.
La Reina las esperaba abajo y al lado de ella estaban ellos dos.
El corazón de Sakura amenazó con salírsele del pecho al ver el estado en el que estaban.
Tenían las ropas rotas y horribles quemaduras por todo el cuerpo, aunque estas ya estaban empezando a sanar.
Los ojos de Naruto relucieron cuando vio a Hinata y ambos se abrazaron y para sorpresa de la pelirosa Hinata le estampó un caliente beso en los labios a Naruto, quien no dudó en corresponderla.
Más ni ella ni Sasuke se movieron, ellos no podían hacer eso en público o sino morirían.
El dolor la invadió cuando vio la necesidad de Sasuke de consuelo en su cansada vista.
La Reina se acercó a ella y le tendió un papel.
-Ahora debéis firmar el tratado tal como prometisteis.
Sakura firmó rápido y luego miró de nuevo a Sasuke.
-Necesito hablar con mi guardián majestad, nos vemos más tarde, Uchiha sígueme.
Con el corazón martilleando fuertemente salió del castillo con él a escasos metros de distancia.
Quería abrazarlo pero sabía que debía esperar a alejarse lo suficiente del lugar y así poder estar con él sin temor a que nadie los viese.
Sasuke la seguía con apremio.
Estaba feliz de que nada le hubiese pasado y por volver a estar con ella, olor su suave aroma y ver una vez más lo hermosa que era.
La pelirosa se adentró en un bosque y hasta que no estuvieron rodeados por kilómetros de árboles ella no se detuvo.
Usando su velocidad se giró y se acurrucó en los brazos de él, llorando a mares y repartiendo besos por cada trozo de piel del pelinegro que encontraba.
Él correspondió al abrazo.
-Tenía tanto miedo-susurró ella-prometiste que no me dejarías Sasuke y mira lo que te han hecho.
-No es nada-dijo él con los ojos cerrados.
-¡Casi te matan!-exclamó-no descansaré hasta que vea la cabeza de esa zorra en una bandeja.
Él sonrió y no aguantó más sin besarla, sin sentir ese néctar que era su boca y que curaba todas sus heridas.
-Tú no harás nada, seré yo el que la mate por haber hecho esto, tú te mantendrás a salvo.
-Pero...
Volvió a ser callada por los hambrientos labios del pelinegro y entonces fue consciente de una cosa.
Sasuke tenía sed, su boca estaba demasiado seca.
-No te han alimentado-dijo ella.
Él agachó la cabeza y no dijo nada, no era necesario preocuparla.
Entonces ella hizo algo que lo dejó de piedra.
Se apartó el pelo del cuello y se lo ofreció.
-Bebe.
-No puedo, eres una sangre pura.
-¿Ya estamos otra vez con esa tontería? tienes sed Sasuke y yo quiero que te alimentes así que bebe.
-Te mataré, la sangre de otro vampiro es una droga para nuestra especie, si te mato no habrá vuelta atrás, seré un sombra y te asesinaré cruelmente.
Ella le sonrió dulcemente.
-Yo confío en ti y sé que no beberás más de lo necesario, ahora bebe.
Los ojos de Sasuke se clavaron en la fina piel de su cuello y la necesidad lo abrumó.
La agarró de los hombros y la atrajo hacia él clavándole los colmillos.
Lejos de lo que ella pensaba aquello no le dolió ni le resulto repulsivo, era un acto de amor de ella hacia él y estaba feliz de ayudar a Sasuke.
Lo abrazó por la espalda y escondió la cara en el hueco de su cuello.
A cada trago que bebía Sasuke sentía la necesidad de beber más, aquella era la sangre más exquisita que había probado en su vida y no quería parar nunca.
-Sasuke, tienes que parar ya-escuchó una voz.
No hizo caso.
-Sino paras Sasuke te convertirás en un sombra y yo moriré.
Las dos últimas palabras calaron hondo en su corazón.
Tenía que soltarla, no quería matarla, ella era Sakura, la cosa más preciada que tenía en el mundo.
Luchando contra su bestia interior la soltó y la miró a los ojos.
Ella le sonrió y con los labios fue retirando los restos de sangre que quedaban en su cara.
-Casi te mato.
-Pero no lo has hecho y yo estoy feliz de haberte ayudado Sasuke, no arruines el momento.
Antes de que él pudiese decir nada ella aprisionó sus labios y lo obligó a tenderse en el suelo, con ella encima.
-Déjame que cuide de ti-le susurró en el oído.
Sasuke observó embelesado como ella empezaba a desabrocharse el complicado vestido y como su cuerpo empezaba a encenderse, ella era preciosa.
Ella se deshizo de su vestido quedando en ropa interior y luego volvió a colocarse en cima de él.
Lo besó dulcemente en la frente, los ojos y la mandíbula mientras que con las manos recorría todo su cuerpo.
Sasuke estaba abrumado por la ternura que había en sus caricias, la manera en que ella le demostraba que él era importante para ella.
Sakura bajó hasta su cuello mientras empezaba a restregar su intimidad con la de él.
Eso lo volvió loco y no pudo evitar gemir, ella sonrió mientras bajaba hacia su pecho.
Sasuke se quedó sin aire cuando sintió los colmillos de ella rozándole los pezones mientras sus manos lo tocaban por encima del pantalón.
Él actuó por propio instinto y le envolvió la espalda con las manos, acercándola más a él.
Era una situación extraña, él les había hecho el amor a muchas mujeres pero nunca una se lo había hecho a él y menos de la forma en la que Sakura lo hacía.
-Mmm-gruñó cuando ella metió la mano por debajo del pantalón y lo tocó mientras que con la lengua lamía su ombligo.
Sakura estaba completamente entregada a lo que hacía, él siempre cuidaba de ella y era hora de que ella le devolviese el favor.
Le desabrochó los pantalones lentamente para dejarlo en bóxers.
Se sonrojó al ver el enorme bulto debajo de la tela pero aún así no se rindió, le quitó también los bóxers y lo dejó expuesto ante ella.
Sasuke gimió fuerte cuando la lengua de ella comenzó a jugar con su miembro.
Demonios, aquello era lo mejor que había sentido en toda su vida.
Sakura recorrió toda la extensión de él con a lengua mientras Sasuke le agarraba la cabeza con las dos manos, lo miró y se enorgulleció al verlo con los ojos cerrados, disfrutando de lo que ella le hacía.
Si Sasuke creía que aquello era lo mejor que ella podía hacerle realmente superó todas sus expectativas cuando se metió su miembro en la boca, juró que había visto las estrellas.
Con necesidad apremiante tiró de ella hacia arriba y la besó con furia y necesidad.
Sakura alzó sus caderas y se auto penetró de una haciendo que ambos gimiesen en los labios del otro.
Él dejó sus labios para ocuparse de sus pezones mientras ella seguía con las penetraciones.
La ayudó con sus manos penetrándola más fuerte y Sakura gritó al llegar a su orgasmo, con dos estocadas más Sasuke echó la cabeza hacia atrás y llegó a su clímax.
Con la respiración entrecortada ella se derrumbó sobre él, buscando el calor de su cuerpo y dándole un tierno beso en el hombro.
-Las heridas están curando-dijo aliviada.
-Es por tu sangre, es más fuerte que la mía y me ayuda a curarme, gracias.
Ella le sonrió y se pegó más a él.
-No me des las gracias, yo por ti me moriría Sasuke, no sabes lo mal que lo pasé, no permitiré que te hagan nada otra vez.
Él sonrió de medio lado.
-No hace falta que me protejas, ellos querían que les dijese donde estabas para matarte, pero ya saben que pueden hacerme lo que quieran que nunca te entregaré, tu...
Las palabras se le atragantaron en la boca.
-Tú, Sakura eres...eres mi vida-susurró.
-Ya lo sé-contestó ella-pero ni pienses que me quedaré de brazos cruzados ¿eh? si alguien vuelve a lastimarte se las verá conmigo.
La pelirosa le dio un beso y luego se levantó para vestirse, él hizo lo mismo.
-Debemos volver a dentro no tienes camiseta y enfermarás-dijo ella.
Él negó.
-Personalmente no quiero pillar a Naruto y a Hinata haciendo a saber que cosas, en la entrada casi se comen uno al otro.
Sakura se echó a reír.
-Entonces vayamos a dar un paseo.
20.
Naruto y Hinata caminaban por la extensa llanura que rodeaba el castillo bajo la clara luz de la luna.
Ninguno había sido capaz de decir nada al otro desde que se habían besado en el vestíbulo del edificio principal.
Él iba delante por lo que Hinata era capaz de ver las innumerables heridas y quemaduras que le atravesaban la piel. Se llevó una mano a la boca intentando contener los sollozos al imaginar todo el daño que le habrían hecho, ¿qué mundo tan cruel era éste? los malditos sombra deberían pagar por todo lo que le hicieron.
Naruto suspiró tranquilamente y se giró hacia ella, estaba hermosa con aquel vestido que la hacía parecer una princesa, sonrió y extendió una mano para rozarle la mejilla. Ella era una joya demasiado preciosa para que alguien la lastimase y se maldijo una y otra vez porque ahora lloraba por culpa de él.
-¿Me perdonas Hinata-chan?-susurró-al parecer todo lo que quiero acaba siendo lastimado.
El tono en que pronunció aquellas palabras hizo que el corazón se le encogiese, ¿por qué le pedía perdón si era ella la que tenía que disculparse por haberlo besado?
-Deberías alejarte de mí-dijo él-ya ves lo que le pasa a la gente de mi alrededor, fue mi culpa que nos cogiesen a Sasuke y a mí, no debería haber ido a esconderme a su casa, y en cuanto a Idel...estoy maldito.
Hinata no pudo evitar sonreír ante el juego de palabras.
-Creo que todos estamos malditos Naruto-kun-contestó-además estás equivocado, no eres tú el que trae mala suerte, sino yo.
El rubio alzó las cejas, ¿cómo ella podría traer mala suerte?
-Todo me sale mal, yo tendría que haber sido una mujer lobo y lo único que soy es una inútil neófita a la que su familia no quiere y que no soy más que una carga para Sakura y Sasuke-kun, y para ti.
La peliazul agachó la cabeza y dejó que las lágrimas escurriesen por su cara, ella nunca podría aspirar al amor de un noble porque era una vulgar renacida con sangre de licántropo en las venas, ella sabía muy bien que era repulsiva para los de su raza porque odiaban todo cuanto venía de los hombres lobo.
-Tú no eres ninguna carga Hinata-chan-aseguró él-más bien piensa lo que hubiese pasado conmigo después de la muerte de Idel si tú no llegases a estar conmigo, me hubiera vuelto loco, yo soy la carga ¿entiendes? yo soy el peligroso, soy un desterrado y fíjate donde estoy, en la cumbre de la realeza, acabo de salir de un lugar horrible para meterme en otro peor, tú al menos estás fuera de eso.
Hinata sonrió tristemente.
-No te equivoques Naruto-kun, tú no has visto como me miran los demás, les soy repugnante porque saben de donde vengo, ¿crees qué no lo veo en sus miradas? solo me tratan bien porque mi creadora es la princesa Serim, solo porque vengo con ella sino tú mismo sabes lo que me hubieran hecho-dijo llorando cada vez más fuerte-me habrían echado a la hoguera, Eishel-san me lo contó, yo soy la peligrosa, yo nunca seré como Idel-sama, por eso yo nunca podré...
La frase de Hinata se cortó a la mitad agachando aún más su cabeza, no podía decírselo, no quería ver el rechazo y el desprecio en los ojos de Naruto, lo soportaba de los demás pero de él no.
-¿Qué es lo que no podrás, Hinata?-preguntó él.
Naruto la miraba fijamente mientras ella lloraba aún más fuerte, no le gustaba verla llorar, le hacía incluso más daño que el agua bendita quemando su piel.
-Dímelo Hinata-chan por favor-le pidió.
Quería saber que era lo que tanto daño le hacía.
-Yo...yo...-tartamudeó ella sin mirarle-yo nunca podré esperar que tú me ames Naruto-kun.
Las palabras fueron un leve susurro más aún así impactaron de lleno en los oídos de Naruto que fue incapaz de decir o hacer algo mientras su corazón amenazaba con salírsele del pecho.
Al ver que él no contestaba ni hacía nada se entristeció aún más, debía haberse callado pero ahora ya no importaba, lo había dicho todo.
-Yo sé que sigues amando a Idel-sama y que yo ni siquiera puedo competir con ella aunque esté muerta, yo te amo pero...
No pudo acabar, Naruto se había movido a la velocidad de la luz hacia ella y ahora sus labios se movían sobre los de Hinata en un lento beso. La peliazul se quedó sin aire por un momento pero luego poco a poco fue cerrando los ojos y envolviendo el cuello de Naruto con sus brazos.
El rubio solo era capaz de pensar en lo que ella le había dicho. ''Te amo'', esa frase sonaba una y otra vez en su cabeza, nunca nadie se lo había dicho, ninguna mujer con la que había estado, ni siquiera Idel, pero Hinata...ella había visto lo peligroso que era estar con él y las pocas esperanzas de vida que tenía y aún así ella lo amaba.
Pero lo más importante era que él también la amaba a ella, nadie nunca le había dado lo que Hinata en esas dos semanas, compañía, comprensión, cariño y...amor.
-Es cierto que no eres igual que Idel-dijo separándose de ella y mirándola a los ojos.
Una punzada de dolor atravesó a Hinata al saber lo que vendría a continuación y dos lágrimas escaparon de sus ojos.
-Tú eres mucho mejor que ella-le susurró al oído-te quiero, que digo te quiero, te amo.
El corazón de Hinata se paró mientras ella procesaba la información, ¿en verdad aquello que acababa de oír era cierto? pero ella...
Naruto la miró con una determinación que la dejó sin defensas.
-No dejaré que nada malo te pase y si alguien más vuelve a mirarte mal o te hacen algo los mataré-aseguró con una voz cadavérica.
La cabeza de la peliazul daba vueltas y en su cara se dibujó una sonrisa al ver que era cierto lo que Naruto le decía, él la quería.
El rubio se sonrojó al ver la forma en que ella le miraba.
-Joder, si Julio César me viese en estos momentos sería el hazmerreír de toda Roma-murmuró.
Escuchó el sonido más hermoso que sus oídos habían captado en sus casi dos milenios de vida, Hinata se reía.
-A él probablemente le daría igual-dijo entre risas.
Él también se río.
-Probablemente me fulminaría con la mirada y diría: ''Nunca debes mostrar debilidad ante una mujer''-dijo en latín.
Se quedó callado al darse cuenta de que después de tantos años había vuelto a hablar en su lengua natal, eran extrañas las cosas que le pasaban cuando estaba con ella.
-¿Y eso qué quiere decir?-preguntó la chica.
Naruto hizo la traducción.
-Ya sabes el concepto que se tenía antes de las mujeres, me avergüenza pnsar que yo antes era uno de esos.
-Eráis crueles-dijo ella.
Él se encogió de hombros.
-No conocíamos otra cosa, pero puedo decirte que yo nunca me propasé con ninguna, soy un hombre de honor y cuando quieras te lo demuestro.
Hinata volvió a reírse mientras Naruto la besaba de nuevo.
Estuvieron así durante varios minutos, era magnífico que siendo vampiro uno no tenía la incesante necesidad de tomar aire cada dos por tres.
Las manos de Naruto empezaron a ascender y descender por la espalda de Hinata en un rítmico y pausado movimiento hasta detenerse en los cordones los cuales fue quitando poco a poco.
Hinata debería sentirse escandalizada ante tal hecho porque sabía muy bien lo que aquello significaba, pero lejos de lo que ella pensaba estaba muy tranquila y lo único que hizo fue pegarse más a Naruto.
Los dedos del rubio acabaron de desatar los cordones del vestido, que al estar sin sujetar cayó al suelo, dejando a Hinata solamente en ropa interior.
La abrazó contra él mientras la besaba en el cuello, donde podía notar como la sangre de la chica circulaba como un torrente, las manos temblorosas de ella en su espalda provocaron que un intenso nudo se le formase en la boca del estómago.
Por Venus aquello era delicioso.
Llevó sus dedos al cierre del sujetador y lo desabrochó mientras la acostaba debajo de él sobre la fina hierba.
Hinata mantenía los ojos cerrados mientras sentía la boca de Naruto en su cuello y sus manos acariciándola, eso sin duda alguna era lo mejor que había sentido en su vida, la respiración se le había acelerado y no podía controlar los jadeos que escapaban de su boca, no le importaba, ni siquiera le importaba el hecho de estar desnuda en frente de él, solo quería compartir su amor con el rubio.
Naruto fue descendiendo desde su cuello hasta uno de sus senos donde empezó a chupar suavemente el pezón, no quería hacerle daño a Hinata, solo quería que ella supiese cuan verdadero era lo que él le había dicho.
Un gemido escapó instantáneamente de la boca de la peliazul mientras seguía con los ojos cerrados, el cuerpo le ardía con cada lamida y caricia de Naruto, sentía como su razón la abandonaba y solo quedaba en ella las inminentes marcas de placer que él iba trazando por su cuerpo.
Naruto volvió a ascender para esta vez besarla apasionadamente. Una de sus manos bajó desde el seno de la chica hasta su parte más íntima, donde introdujo un dedo después de retirarle las braguitas.
El sonoro gemido de la ojiperla quedó sepultado en el cada vez más exigente beso del chico, torrentes de lava la inundaban mientras el movía su dedo incesantemente acariciando su clítoris y luego introducía otro. Si seguía tocándola así ella bien podría volverse loca.
Cuando creía que iba a estallar de placer Naruto retiró su mano.
-Hinata-llamó-yo...quiero que me mires mientras te hago mía.
Solo hasta entonces ella se dio cuenta de que había mantenido los ojos cerrados, haciendo caso de su petición los abrió y se quedó mirando al rubio.
Él se había alejado de ella para terminar de desvestirse, ya que no llevaba la camiseta desde el principio. Hinata vio como las gotas de sudor descendían por el cuerpo magullado del ojiazul y le atravesaban las heridas, aquello debía escocer pero a Naruto no parecía importarle, lo observó atentamente mientras él acababa de desvestirse y quedaba completamente desnudo ante ella.
Solo entonces un sonrojo apareció en su cara al ver que tan necesitado estaba él de ella. Entonces se puso nerviosa, Naruto era demasiado...no estaba segura de que aquello pudiese coger dentro de ella.
El rubio volvió a recostarse sobre ella mientras le abría las piernas con cariño.
-Yo...procuraré ir lo más despacio posible-le aseguró mirándola fijamente a los ojos.
Ella le sonrió y lo abrazó, sabía que Naruto nunca le haría daño intencionadamente y por eso confiaba en él.
El miembro del chico se fue abriendo paso a través de ella lentamente, dolía un poco pero Hinata era capaz de soportarlo. Naruto se detuvo cuando llegó a la barrera que la mantenía aún virgen, descendió y la besó mientras rompía el himen de una sola estocada.
Hinata se abrazó fuerte a él cuando el dolor atravesó su cuerpo.
Naruto no se podía creer lo bien que se sentía el estar dentro de la chica, necesitaba moverse ya pero fue paciente y esperó hasta que minutos después ella dejó de sentir dolor.
Hinata se aferró a la espalda de él cuando Naruto empezó a moverse dentro y fuera de ella. Todo el dolor que había sentido antes no era nada comparado con la tan exquisita sensación de placer que sentía ahora, incapaz de aguantar más se dejó llevar por la situación y los gemidos escaparon libremente de su boca acompañando a los del mismo Naruto.
Las piernas de ella estaban enredadas fuertemente a sus caderas mientras él aumentaba el ritmo de las penetraciones, sentía que no aguantaría ni un minuto más.
Escuchó como el cuerpo de Hinata se arqueaba y gemía fuerte llegando al orgasmo, él no lo soportó más y se unió a ella liberando toda su esencia en el interior de la chica.
-Naruto...-susurro entrecortado, cansada.
Él se hizo a un lado, saliéndose de ella, mientras la abrazaba.
-¿Estás bien?-preguntó preocupado al ver la sangre que cubría las hierbas.
-Si... ¿tú?
-Nunca había estado mejor-dijo él con una sonrisa.
Tras calmarse ambos un poco, él se vistió y luego le ayudó a ponerse el vestido a ella.
-¿Vamos a pasear? me parece que Sasuke y Sakura están algo ocupados y no sé si estarán en el cuarto-dijo el rubio con una sonrisa.
Ella asintió.
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A LA MAÑANA SIGUIENTE...
Sasuke y Hinata estaban ''desayunando'' tranquilamente mientras Sakura y Naruto iban a firmar un indulto temporal para el rubio.
Como ella era la única sangre pura del grupo solo la pelirosa podía conseguir que se dejase en paz a Naruto por un tiempo.
Ninguno hizo comentario alguno sobre lo sucedido la noche pasada.
-No me fío de la Reina Sasuke-kun-dijo la peliazul mientras tomaba un sorbo de sangre de su copa-verás...esto no se lo dije a Sakura para no preocuparla pero creo que tú debes saberlo, ayer mientras ella hablaba con la Reina tu hermano me dijo algo.
Sasuke la escuchó con atención.
-Alecto vino ayer antes de que llegásemos nosotras.
Sasuke casi se atraganta, ¿a caso esa mujer estaba loca? y luego ella lo había reprendido por ir solo al castillo de su padre.
-¿Y qué vino a hacer?
-Oficialmente venía a traer el tratado de paz que le cedía Hokkaido a los Sombra, al parecer la Reina ya daba por hecho que Sakura aceptaría su propuesta.
Bien, él ya se esperaba algo así, era muy propio de aquel monstruo y ahora las cosas estaban empezando a volverse claras.
-Pero después se reunió con tu hermano-continuó la ojiperla-Itachi no sabía nada de lo de tu secuestro y se enfureció.
Oh si claro, podía imaginarse cuantas lágrimas había derramado su adorado hermano por él.
-Le dijo donde os tenían secuestrados e Itachi mandó un escuadrón a escondidas de la Reina para que os rescatasen, así que aunque la Reina se negase a liberaros estaríais a salvo igualmente.
Vale, aquello si que lo sorprendió, Itachi nunca hacía nada a escondidas de la Reina, pero aún así aquello no bastaba para que dejase de desconfiar.
-Alecto es una imprudente-murmuró-no me fío de Itachi y ella lo sabe.
-No sé nada sobre lo que pretende tu hermano Sasuke-kun, lo que realmente me importa es lo que pretende hacer esa mujer con nosotros, si ella de todas formas no iba a mataros y solo quería utilizaros como moneda de cambio, ¿por qué no simplemente os encerró y ya?
Bien pensado, él no había llegado hasta ese punto. Esa mujer quería algo más y no era la ubicación de Sakura porque la pelirosa estaba con ella mientras los torturaban, ¿entonces que quería?
Una bombillita se encendió en su cabeza y la furia lo dominó.
-¡Será hija de puta!-bramó mientras salía del cuarto dejando a Hinata sola.
Recorrió los pasillos del castillo bufando y siseando en dirección al despacho real.
Bajó por las escaleras y siguió todo recto hasta ver a los dos guardias que custodiaban el despacho de la Reina, le daba igual, pasaría por encima de ellos si hacía falta.
Los guardias al ver el estado en que iba Sasuke le ordenaron que se parase pero al ver que este no lo hacía se lanzaron sobre él.
El pelinegro se los quitó de encima sin ningún esfuerzo y entró como una exhalación en el despacho.
La Reina estaba sentada tranquilamente en su trono de piedra y ni siquiera se dignó a mirarlo.
-¡Eres una zorra, Crimilda!-dijo él lanzándose a por ella.
Una llama de furia atravesó la mirada de la Reina.
-¡Cuidado con lo que dices Sasuke o lo pagarás caro!
El pelinegro pasó por alto su amenaza.
-¿Deberas pensabas qué ibas a conseguir lo que querías?
La Reina fingió una mirada de ignorancia.
-No sé de que me hablas, solo me limité a ordenar que os fueran a rescatar.
Sasuke siseó enseñándole los dientes.
-No me tomes el pelo-le advirtió-nos conocemos los suficiente para saber que tú nunca harías nada por el hijo de tu marido y su amante.
La cara de la Reina se contrajo de rabia y le enseñó los afilados dientes.
-Estás sellando tu sentencia de muerte bastardo.
-Tú has sellado la tuya desde que mataste a mi madre.
-Yo no lo hice.
Una carcajada escapó de la boca de Sasuke.
-Uno de tus perros cantó antes de que lo matase mientras volvía a reunirse contigo, desde ese día juré que te mataría y créeme que con esto que estás haciendo aceleras el proceso.
-No sé de que me hablas.
Sasuke se obligo a serenarse y no lanzársele al cuello y despedazarla.
-Tú mandaste secuestrarnos no para decirte donde vive Sakura, ni siquiera hacer un intercambio era tu objetivo real-gruñó el pelinegro-tú lo que querías era encontrar un punto débil para que ella se entregue a ti voluntariamente.
La Reina no contestó.
-Te equivocaste de persona Crimilda, ella no es débil como tú y nunca cometería las barbaridades que tú has hecho.
La Reina sonrió.
-Realmente estás equivocado con respecto a mí Sasuke, no me interesa eso que tú dices, lo único que quiero es acabar esta guerra.
Si claro, y él era un inocente estudiante de instituto que llevaba una vida humana normal.
-Es una advertencia Crimilda, en el momento que hagas algo no me importará quien seas y cuantos están de tu lado, te perseguiré hasta matarte.
Dicho esto, abandonó el despacho.
Regresó a donde Hinata y vio que Sakura y Naruto ya habían regresado.
-¿Dónde estabas Sasuke? Hinata dijo que te habías ido echo una furia maldiciendo a la Reina-dijo la pelirosa.
-Recoged las cosas, nos vamos de aquí ahora mismo-dijo el pelinegro.
-¿Qué ha pasado?-preguntó Naruto.
-Este sitio no es seguro, nos largamos ya.
Sakura se acercó a él y lo interrogó con la mirada.
-Esa mujer quiere matar a Sakura y si nos quedamos un solo minuto más ninguno podremos defenderla.
Eso fue suficiente para que reaccionasen y empezasen a recoger las cosas.
-¿Y a dónde iremos? no tenemos un carruaje que nos lleve hasta Japón-dijo la ojiperla-y no hemos traído suficiente dinero para coger un avión.
-Tengo una casa en Rumanía, pasaremos el día allí y mañana nos volvemos a Japón como podamos, cuanto más lejos de esa zorra mejor.
Greenie:
HOLAA!!
DRESTI-CHAN :D
ME ENCANTO LA FORMA EN LA QUE SAKURA LE HABLO A ESA "REINA"
JAJA HASTA QUE POR FIN NARUTO Y HINATA JUNTOSSS , QUE TIERNO :D
ESPERO CON ANSIAS LA CONTI, UN BESOO
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