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[+18]*Poisonous Blood: 1.Renacer*[S&S]

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Dresti:
Holaa! ya stoy de vuelta con la contii!!

11.

El teléfono sonó en medio de la oscuridad del cuarto.
Sasuke abrió los ojos pesaroso en busca de su teléfono, pero no era el de él el que sonaba.
Se giró y miró hacia el otro lado, era el móvil de Sakura el que sonaba.
Miró a la pelirosa, completamente dormida.
Estaba hermosa con los ojos cerrados y había tanta paz en su cara que decidió no molestarla.
-¿Diga?-contestó.
Hubo un momento de silencio.
-¿Sasuke-kun?-preguntó la voz de Hinata, extrañada.
-¿Teme?-esta vez era Naruto el que hablaba, al parecer le había quitado el teléfono a Hinata-¿por qué contestas al teléfono de Sakura?
-Hmp, no te importa.
-¿Está ella ahí?
-Está durmiendo.
Hubo otro momento de silencio.
-¿Sabes lo qué estás haciendo Sasuke?-preguntó el rubio en un tono muy serio.
Sasuke sabía a lo que se refería.
-Hmp.
-Bueno, llamaba para saber si ella estaba bien pero supongo que sí-dijo.
Pero algo en el tono de Naruto le hizo preocuparse.
-Dímelo-susurró.
-Tal vez luego me pase por tu casa tengo algo que darte antes de irme.
-Hmp.
Tras eso Sasuke colgó el teléfono y lo volvió a dejar en su sitio.
Se quedó pensando, ¿qué cosa tan importante habría pasado para que Naruto se arriesgase a volver a Konoha?
Presentía que no sería nada bueno.
A su lado, Sakura se removió.
-Umm-murmuró.
Abrió los ojos lentamente y los fijó en los negros que la observaban, sonrió.
-¿Ya estás despierto?
-Desde hace poco-contestó él saliendo de la cama en boxers.
Sakura clavó la vista en él, ahora que sus instintos naturales se habían despertado todos sus sentidos estaban más afinados y era excelente poder contemplar cada parte del cuerpo de Sasuke con esa vista tan buena.
-Acaban de llamar Hinata y Naruto preguntando por ti-dijo él mientras le lanzaba su ropa interior y una camiseta de él.
-¿Y qué querían?-preguntó empezando a vestirse.
-Saber donde habías pasado la noche, deberías haber avisado Sakura-contestó con una media sonrisa.
Ella se sonrojó por completo.
-¿Y tú que contestaste?
-Que te habías quedado aquí conmigo.
El sonrojo de la chica creció hasta tal nivel que Sasuke no pudo aguantar una sonrisa divertida.
-No tiene gracia Sasuke-dijo ella.
Él se acercó a ella y la arrinconó contra la pared.
-¿Y no es cierto que pasaste la noche conmigo?-le susurró en el oído.
Cada terminación nerviosa de la pelirosa se estremeció al sentir la suave voz del pelinegro rozando con su tímpano.
Los labios de Sasuke se movieron por la mejilla de la chica hasta desembocar en sus labios, los cuales besó con pasión.
Sintió que volvería a desfallecer tal y como sucedió en la noche, nunca había sentido nada igual a lo que sentía por el pelinegro.
Enredó sus brazos alrededor del cuello del chico y se apretó más contra él.
Bendita era la inexistencia de tener que respirar.
No supo cuanto tiempo estuvieron besándose, si fue un segundo, un día, una semana, un año...
Solo se acabó cuando Sasuke se separó de ella y la miró entre deseoso y divertido.
-Tienes que ir a clase-dijo él.
-¿Tengo? será tenemos.
Pero en la mirada de Sasuke se reflejó que él no tenía ninguna intención de ir.
-Tengo que resolver unos asuntos con Naruto.
Ella le miró, preocupada.
-No es nada grave, solo iremos al Poisonous Blood y cuando acabemos...
-Yo quiero ir-dijo ella con gran determinación.
-No.
-¿Por qué no?
-Porque es peligroso y punto.
Sakura infló los cachetes.
-Soy una sangre pura no me puedes obligar.
Pero la mirada de Sasuke se tornó tan fría que la pelirosa supo en ese instante que era mejor no llevar la contraria.
-Está bien-acabó cediendo-iré a clase.
-Bien, ¿tienes hambre?
Sakura lo miró con cara de circunstancia.
Claro, por momentos se le olvidaba que ella ya había dejado la existencia como humana.
-Sasuke, yo... ¿crees qué si voy a clase le haré daño a alguien?
La voz de la pelirosa sonó cargada de preocupación.
-¿Tienes sed?
-No.
-Entonces no pasa nada.
Pero ella no estaba tan segura, igual decidió callárselo.
-Tengo que irme-dijo el pelinegro-procura no llamar la atención.
Ella asintió aunque no sabía que quería decir con eso.
Sasuke ya iba a salir del cuarto cuando se paró en seco y retrocedió.
Sin previo aviso le dio un beso que la dejó sin respiración y después se fue.
Sakura se quedó clavada en el cuarto y no se movió hasta que uno de los relojes de pared de la casa marcó las siete, dentro de una hora debería salir para el instituto así que se dispuso a arreglarse.
Lo primero que hizo fue cambiar la cama mientras un pequeño sonrojo cubría su cara al recordar lo sucedido la noche anterior.
FLASH BACK
No sabía en que momento había sucedido pero cuando abrió los ojos descubrió que ya no se estaban besando en el cuarto del piano sino que estaban en una habitación grande y con una cama igual de grande, debía ser el cuarto de Sasuke.
¿Pero cómo habían llegado tan rápido hasta allí? ah claro, la súper velocidad, debería acostumbrarse a ese tipo de cosas.
No tuvo más tiempo para fijarse en el cuarto porque Sasuke volvía a reclamar su atención y Sakura se sorprendió ante lo que vio.
Tras dejar atrás el comportamiento que utilizaba para parecer humano Sasuke era diferente.
Al sonreírle ya no le ocultaba los colmillos y por una extraña razón eso le gustó, le gustó demasiado.
Volvieron a fundirse en un intenso beso y esta vez cayeron con fuerza sobre la cama, haciendo que una de las patas se rompiese.
Sasuke quedó a cuatro patas sobre ella.
Estaba todo oscuro pero gracias a su vista ambos conseguían verse perfectamente el uno al otro.
-Tus ojos...-susurró la pelirosa-brillan.
Era cierto, los ojos negros le brillaban con mucha intensidad provocando escalofríos en la pelirosa.
Él sonrió de medio lado de una forma tan tentadora que Sakura sintió que haría todo lo que él le pidiese.
Las manos de Sasuke ascendieron lentamente por la cintura de ella hasta llegar a la zona del cuello donde la capa del disfraz estaba anudada.
La quito con suma lentitud para desesperación de la chica, que necesitaba con toda su alma sentir las manos del pelinegro sobre su piel.
Cuando logró quitar la capa Sasuke se tomó su tiempo en quitar los cordones de la parte de arriba del disfraz.
Sentía como la pelirosa empezaba a jadear con desesperación, pero él lo haría así porque quería que se quedasen grabados todos los detalles de ella en su cabeza.
Aquello que estaban haciendo era prohibido y extremadamente peligroso por lo que había que disfrutar del momento al máximo.
Acabó de desanudar el vestido y lo fue bajando lentamente por todo el cuerpo de la chica, maravillándose con cada pedazo de piel que quedaba al descubierto, hasta que esta solo quedó en ropa interior.
Volvió a abrir los ojos, quería ver lo que estaba haciendo el pelinegro y se encontró con que la miraba muy intensamente.
Sabía que ella lo deseaba tanto como él pero no podía continuar sin preguntárselo antes.
-¿Tú quieres esto, Sakura?
Bien era verdad que era la primera vez que llegaba hasta tales extremos pero si no continuaban se arrepentiría por el resto de su vida, asintió.
Las manos de Sasuke recorrían lentamente los laterales de su cintura mientras le daba un lento pero intenso beso.
Volvió a separarse de ella, esta vez para quitarse la camiseta.
A Sakura se le cayó toda la baba, si Sasuke era perfecto con ropa, sin ropa lo era bastante más.
El pelinegro descendió y recorrió con la punta de la lengua todo el cuello de la pelirosa arrancándole el primer gemido.
Escuchaba como la sangre de la pelirosa corría a una velocidad vertiginosa por los vasos sanguíneos de esta.
Como todo amante deseaba probar la sangre de su amada pero sintió que eso no era justo y además era tremendamente peligroso para Sakura así que se aguantó.
''Que me muerda, que me muerda'' rogaba la pelirosa mentalmente, el solo pensar en los colmillos de Sasuke clavándose en su piel y bebiendo de ella la excitaba tanto que dos gemidos se escaparon de su boca pero Sasuke siguió descendiendo por su escote y ella se sintió como una estúpida al pensar en tales cosas.
Alzó a la pelirosa y pasó los dedos por el cierre del sujetador, quitándoselo y mandándolo bien lejos.
Los senos de la chica quedaron al descubierto.
-Eres preciosa-susurró inconscientemente.
Los ojos de Sakura se abrieron de par en par, había tal sinceridad en las palabras de Sasuke que se quedó abrumada pero pronto su mente la volvió a abandonar cuando sintió la boca del pelinegro en uno de sus pezones.
Se llevó una mano a la boca antes de que se le escapase un sonoro gemido, aquello era lo mejor que había sentido en toda su vida.
Su pulso se aceleró hasta velocidades insospechadas y el límite de control sobre su cuerpo se fue desvaneciendo a grandes pasos.
Sin dejar lo que hacía Sasuke llevó una de sus manos y a la cara de la chica y le retiró la mano de la boca, quería escucharla gemir fuerte.
Y así fue cada vez se escuchaban gemidos más altos en la habitación.
El pantalón de Sasuke estaba empezando a ser una molestia para el pelinegro que se separó de los senos de la chica.
Sakura observó con atención todo lo que él hacía.
El pantalón del pelinegro corrió la misma suerte que la ropa de ella y entonces la chica pudo ver el no pequeño bulto que equivalía al miembro del chico.
Toda la vergüenza que no había sentido hasta entonces apareció de golpe haciéndola sonrojar entera.
Pero lo peor vino cuando Sasuke se quitó la última prenda que le quedaba, Sakura alcanzó el rojo más intenso al observarlo completamente desnudo.
Él volvió a situarse encima de ella y le fue retirando las braguitas mientras la besaba con furia.
Sakura era adictiva y no veía el momento de sentirse completamente dentro de ella, claro que sabía que debía ser cuidadoso, era la primera vez de ella y no quería lastimarla.
Con delicadeza le fue abriendo las piernas y colocó su miembro en la entrada de la pelirosa.
Ella se tensó pero aún así no dijo nada, confiaba en Sasuke.
Fue introduciéndose lentamente, aquella cavidad era incluso más exquisita de lo que pensaba y un sordo gemido escapó de sus labios.
Miró a la pelirosa que no se encontraba en las mismas circunstancias de placer, tenía el ceño fruncido y los ojos y los labios apretados con fuerza.
Decidió acabar con aquel sufrimiento de una y con una fuerte estocada eliminó cualquier resto de virginidad de aquel cuerpo.
Sakura abrió los ojos de golpe, soltando varias lágrimas en el acto, el dolor que sentía era punzante.
Sintió algo cálido en su rostro, los dedos de Sasuke que le limpiaban las lágrimas.
Cálidos, claro ahora ella también tenía la piel tan fría como la de él.
-Sakura...-la llamó él al ver que la chica no se movía.
La pelirosa lo miró y le sonrió levemente.
-Estoy bien, no te preocupes.
El pelinegro empezó a moverse lentamente hasta que Sakura se acostumbró por completo y comenzó a disfrutar tanto como él de aquella situación.
Los gemidos inundaron toda la instancia desembocando en el más intenso de los placeres.
Sasuke no pudo contenerse y derramó toda su semilla dentro de ella.
Los dos estaban agotados.
Sasuke dejó caer su cabeza sobre el pecho de la pelirosa y ella lo abrazó mientras intentaban recuperar la normalidad.
-Creo que es tarde para volver a casa-susurró ella.
-Y aunque fuese pronto no te iba a dejar ir-contestó Sasuke.
Ella sonrió.
El pelinegro se levantó para recoger sus boxers y se los puso, iba a darle a Sakura su ropa interior pero la chica se había quedado dormida.
La tapó bien con las sábanas y se acostó al lado de ella.
La estuvo mirando por largo rato.
Nunca podrían estar juntos por lo que ambos representaban en la sociedad pero hacía mucho tiempo que él no sentía que tenía algo tan importante por lo que seguir enfrentándose a la inmortalidad.
Pasó su brazo por la cintura de la pelirosa arrimándose a ella y así se quedó dormido.
FIN DEL FLASH BACK
-Esto está acabado-dijo cuando terminó.
Recogió su ropa del suelo, le quedaba tiempo de sobras para darse una ducha reconfortante.
Pero al salir al pasillo se quedó indecisa.
¿Dónde podría encontrar el baño en todas las habitaciones que había en los cuatro pisos de la casa?
Se le ocurrió una idea, la habitación que sería el baño tenía que oler a jabón, champú y pasta de dientes.
Guiándose por esos olores se sorprendió al descubrir que el baño se encontraba justo cerca del final de aquel pasillo.
Era un baño grande y con bañera, así que adiós ducha, sacó una toalla de uno de los armarios, se quitó la ropa y se metió en el agua caliente.
Justo enfrente de la bañera había un espejo.
Se volvió a mirar sorprendida, era la misma pero a la vez distinta Sakura que la de antes.
Sin duda ahora comprendía a lo que se refería Sasuke cuando le dijese que disimulase, los colmillos le quedaban al descubierto y el pelo era demasiado largo.
Bien, el pelo tenía solución y lo de los colmillos ya se apañaría.
Quince minutos después salió completamente aseada de la bañera.
Buscó en los cajones unas tijeras y empezó a cortarse el pelo mirándose al espejo.
Se lo dejó hasta mitad de la espalda.
-Vaya estropicio-dijo viendo la cantidad de pelo rosa que había quedado en el suelo.
Se vistió con el disfraz, ya se cambiaría cuando fuese a buscar a Hinata a su casa,
 y se secó un poco el mojado cabello.
-Tendré que barrer esto.
Salió del cuarto de baño y llegó hasta el final del pasillo, donde estaban las escaleras.
-Buff-resopló al ver todo lo que tenía que bajar.
Pero luego se acordó de su nueva naturaleza, ¿y si saltaba por el hueco de las escaleras? de ese modo era más práctico y rápido, pero aquella inmensa altura le producía algo de respeto.
-Eres inmortal-susurró infundiéndose valor.
Y sin más dilación saltó para poco después caer con delicadeza sobre el suelo.
-¡Wow!-exclamó.
Entró a la cocina y sacó una escoba.
-Y para subir puedo usar la super velocidad.
Echó a correr y vio como en menos de dos segundos volvía a estar en el cuarto piso.
Entonces se dio cuenta de otra cosa que le había parecido extraña aquella noche.
Se había estado moviendo a velocidad vampírica todo el tiempo, de modo que eso también tendría que corregirlo si no quería ser descubierta.
Lo intentó y se sorprendió al ver lo lentas que le resultaban ahora las acciones humanas, pero tendría que actuar así.
Barrió todo el pelo y lo tiró en el cubo de basura que encontró en el baño.
-Bien, esto está acabado.
Miró uno de los relojes del pasillo y se sorprendió al ver que solo había tardado diez minutos en realizar algo que como humana le llevaría mucho más, sin duda aquello empezaba a gustarle.
Se dedicó a ensayar delante del espejo formas de ocultar los colmillos hasta que unos veinte minutos después más o menos consiguió el efecto deseado, solo tendría que procurar no hablar mucho.
Quedaban diez minutos para las ocho así que debía ir saliendo pero justo cuando salió al pasillo su mirada se posó en la parte que iba más al fondo.
En esa zona el pasillo estaba completamente a oscuras y al fondo se veía una vieja puerta de madera con goznes dorados.
Un aura de misterio venía de aquel sitio, ¿qué habría allí encerrado?
Se lo preguntaría a Sasuke después, ahora iba con el tiempo justo.
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Naruto ya estaba en el Poisonous Blood cuando Sasuke llegó.
Parecía preocupado, algo no muy habitual en él.
Saludó a Sasuke con la cabeza y se apuró un largo tragó de su Bloody Mery especial.
-¿Qué es lo qué tienes que decirme?
-Las cosas no andan bien Sasuke.
-Eso ya lo sé yo.
Naruto negó.
Sasuke lo observó atentamente, el rubio estaba abatido y parecía como si hubiese estado toda la noche llorando, algo gordo había pasado.
-Han matado a Idel-dijo.
El pelinegro se quedó de piedra, matar a un sangre pura era el más grande de los crímenes.
-Fue la Reina.
Vale, eso sí que lo había sorprendido de verdad.
-¿Por qué?
-Idel no estaba de acuerdo con el nuevo plan de su majestad.
-¿Nuevo plan?
-Sí, cederles Hokkaido a los sombras porque cree que así dejarán de interesarse en nosotros.
El pelinegro se llevó una mano a la cara, esa mujer no estaba liderando un reino, solo estaba jugando al monopoli y de la peor manera.
-Pero para ello necesitaba todo el apoyo de los nobles, Idel se negó-continuó Naruto-al día siguiente apareció muerta, dijeron que fue cosa de un sombra porque además se habían llevado los papeles con todas sus propiedades terrenales, pero yo tengo fuentes importantes que saben cuál fue la verdadera razón.
-¿Ella era la única que se oponía?
-En realidad todavía queda una persona que no se ha pronunciado-dijo el rubio.
-¿Quién?
No hizo falta que Naruto hablase, su mirada lo decía todo.
Por supuesto que ella era la única y la más importante, su opinión tendría gran peso.
Pegó un puñetazo en la mesa.
-¿Qué harás?-preguntó Naruto-esto te viene grande Sasuke, tendrás que explicarle esto a Sakura ella es la que debe decidir.
-¿Y cómo? apenas sabe que es vampiro desde ayer y ahora le voy a pedir opinión sobre un reino que desconoce por completo.
Naruto agachó la cabeza.
-Hay otra cuestión-dijo-Hinata...la chica que Sakura convirtió...
-¿Qué pasa con ella?
Naruto lanzó una mirada significativa hacia el rincón de los licántropos y señaló a Neji.
-Es su prima.
Muy bien, aquello mejoraba a cada rato, no solo tendría que enfrentarse a la Reina sino que también a una manada de chuchos deshonrados.
-No sé qué hacer con ella-dijo Naruto-al no nacer vampiro y tener ascendencia lobuna no la aceptarán ni como guardiana ni como miembro de la Guardia Real, lo mejor que puedo hacer es dejarla aquí.
-¿Dónde está ahora?
-Con Eishel.
Asintió.
-¿Y tú qué haces aquí? eres un desterrado, si alguien de la Guardia te ve te matarán.
Naruto hizo un intento de sonrisa.
-En este momento no me importa morir, he vivido 2.000 años e Idel está muerta pero creo que puedo servir de ayuda, además-añadió-no pueden llevarme preso sin el permiso del sangre pura propietario de este terreno, no creo que su alteza Serim me entregue, creo que le caigo bien.
El intento de humor de Naruto fue desastroso, se notaba a leguas que estaba fatal.
-Solo estaré una semana y después me iré-dijo.
-Hmp, ten cuidado.
-Tú también, te estás metiendo en aguas muy profundas Sasuke.
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-¿Y bien?-preguntó la Reina.
Volvía a estar en Alemania, en el salón del trono.
Itachi la miraba de soslayo.
-Todavía no he podido hablar con su alteza real la Shii-dijo.
-¡Pero tú sabes donde vive!
-Sí pero antes de reunirme con ella debo anunciar mi presencia, no puedo aparecer allí sin más, el protocolo lo impide.
La Reina bufó.
-Mándale una carta de anunciación a tu hermano y consigue audiencia con la chica.
El pelinegro asintió.
-Debemos entregarle Hokkaido a los sombra, es la única forma de calmarlos y evitar una guerra.
-Con todo mi respeto majestad, creo que con eso lo único que hacemos es darle entender a los sombra que les tenemos miedo, eso los alentará y cargarán con más fuerza y si eso sucediese el apoyo de Hokkaido sería imprescindible.
-No me cuestiones Itachi, recuerda que yo hago todo lo mejor por mi pueblo.
-Si majestad, disculpe.
-Consigue reunirte con la Shii y no vuelvas sin una respuesta.
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Sakura y Hinata se encontraban las dos sentadas en una de las mesas de la cafetería del instituto.
-Todo el mundo nos mira-susurró la peliazul sonrojada.
Al parecer disimular era más difícil de lo que pensaban.
No conseguían andar con la lentitud que lo hacían los humanos, a pesar que un día antes ellas misma andaban así, parecía como si lo hubiesen olvidado.
-Ay no-se quejó Hinata mirando hacia la puerta-ahora no por favor.
Sakura siguió  el hilo de su mirada y vio a Neji entrando con el ceño fruncido y la mirada cargada de furia en la cafetería.
-¡Tú!-exclamó señalando a Hinata con fiereza.
Un asqueroso olor entró por la nariz de Sakura, Neji olía a perro abandonado.
Hinata parecía haber notado lo mismo y miraba a su primo con la nariz arrugada y sin entender.
-Eres una traidora chupasangre-le dijo su primo.

12.

Hinata y Sakura se quedaron sin habla.
¿Por qué Neji se comportaba así?
-¿Qué te prometieron Hinata para que aceptaras ser una chupasangre?-exclamó el ojiperla.
Hinata abrió los ojos de par en par, ¿cómo sabía eso Neji?
La gente que estaba en la cafetería comenzó a prestarles atención.
-¿De qué estás hablando Neji?-preguntó Sakura.
-¡No hagáis que no sabéis, un licántropo es capaz de detectaros, chupasangre!
-¿Licán...?
-¿...tropo?-acabó Hinata.
-¡Sí, eso dije!
La gente empezó a murmurar y Sakura comprendió que no era conveniente seguir hablando allí.
-No debemos hablar aquí-dijo la pelirosa-vayamos a otro lugar.
El pelimarrón la observó, furioso.
-¿Y quién eres tú para darme órdenes?
Pero lo supo cuando la miró a los ojos, incluso un licántropo como él era capaz de sentir el relativo respeto hacia una sangre pura de los vampiros, y se quedó callado, furibundo.
-¿Qué significa esto Neji?-preguntó Hinata.
El ojiperla las miró a las dos y luego echó a andar sintiendo como ellas le seguían.
Siguió por el pasillo y se encerró en los baños, poco después entraron ellas, con la elegancia sutil y amenazante que caracterizaba a los de su especie.
Neji tuvo que luchar contra su instinto que le gritaba que estaba en peligro y que debía matar inmediatamente a esos dos seres que se encontraban delante de él.
Pero incluso el ojiperla era consciente de que un hecho así sería muy imprudente.
-¿Por qué le has dicho eso tan horrible a Hinata? ¿Qué sabes tú sobre...sobre lo que somos?-preguntó la pelirosa.
Neji la miró con odio y Sakura pudo sentir las ansias y el odio que la movían a matarlo, pero debía controlarse.
-Porque nos traicionó al convertirse en vampiro-escupió con odio taladrando a su prima con la mirada-traicionó a la manada.
La ojiperla ni se movió pero si mostró una expresión dolida.
-Yo no he traicionado a nadie Neji, no sé de qué manada me hablas.
Neji se rió, sarcásticamente.
-Pensé que era lo bastante inteligente para descifrar nuestro comportamiento, te quejabas de que no actuábamos como humanos, pues bien, ¡es que no somos humanos! ¡Somos licántropos!
-Yo...-empezó Hinata.
-¡Nos has traicionado!
-Yo no lo sabía, yo no quería...
-¡Eres una traidora Hinata!
Las lágrimas resbalaron por la cara de Hinata como gotas de agua cristalinas.
Sakura sintió odio hacia Neji, ¿cómo se atrevía a decirle aquello? Hinata no sabía nada, ella no había hecho nada malo, había sido ella quien la había convertido.
-No es culpa de ella, yo la mordí-dijo con aparente serenidad-en contra de su voluntad.
Neji se quedó de piedra, con la mirada clavada en Sakura, y el odio no tardó en hacer aparición y en liberarse.
Todo sucedió en pocos segundos pero Sakura fue capaz de distinguirlo todo como si se tratase de una película a cámara lenta.
Neji empezó a convulsionarse mientras saltaba hacia ella con las fauces abiertas y de repente...
Apareció Sasuke.
Apartó a las dos chicas de un golpe provocando que Neji, que ya estaba medio metamorfoseado, cayese encima de él.
Sakura y Hinata observaron la batalla horrorizadas, Neji ahora era un lobo enorme y peludo que descargaba sus fauces intentando alcanzar el cuello de Sasuke, pero el pelinegro era muy rápido y también hacía sus intentos de clavar los largos caninos en el lobo parar herirlo.
Ambos rodaban de un lado a otro enmarañados en una bola de pelo y dientes.
-¡Se van a matar!-exclamó Hinata por encima de los ruidos silbantes que producía Sasuke y los rugidos que salían de la garganta de Neji.
Sakura estaba aterrada, confiaba en Sasuke pero Neji era muy fuerte, tenía que hacer algo.
Su oído afinado le avisó que por el pasillo se acercaba gente.
-Humanos-susurró Hinata horrorizada.
-¡Parad!-gritó Sakura.
Ninguno de los dos le hizo caso.
-¿A dónde vas?-preguntó Hinata al verla levantarse.
La pelirosa caminó con determinación hacia donde estaba los dos.
-¡Basta!-rugió interponiéndose entre ambos.
El lobo se echó hacia atrás enseñando los dientes.
-Para ya, Sasuke-dijo agarrando al pelinegro que volvía a por el lobo.
Sasuke estaba enfurecido, los dientes estaban llenos de sangre, al parecer había conseguido morder al lobo.
-No vuelvas a tocarla o te mato-amenazó recomponiéndose.
Delante de sus ojos Neji recuperó su forma humana y los miró con odio, pero aún así no dijo nada cuando pasó pero su lado, en cambio si se detuvo cuando alcanzó a Hinata.
-Para la familia-dijo con desprecio-estás muerta.
Hinata estiró la mano hacía su primo en un intento de remediar las cosas pero Neji se apartó y se marchó.
-¡No vuelvas a hacer eso!-le gritó la pelirosa a Sasuke.
-Hmp, vámonos de aquí.
Sakura iba a replicar pero Sasuke la agarró fuerte del brazo y con el otro cogió a Hinata arrastrándolas hacia afuera ante la atónita mirada de los humanos ante las ropas despedazadas de Sasuke.
Subieron en el coche y estuvieron todo el trayecto hacia la casa de la pelirosa en completo silencio.
Sasuke estaba enfadado y ella lo sabía por lo que no dijo nada y se dedicó a consolar a Hinata, se sentía muy culpable por aquello que le estaba pasando.
Cuando llegaron a la casa Sasuke se bajó del coche.
-Espera aquí-le dijo el pelinegro.
Hinata y él estuvieron hablando por breve rato delante de la puerta y luego esta entró en casa y él volvió al coche.
-Siéntate adelante-dijo con voz un poco más cordial.
Sakura obedeció y se sentó en el asiento del copiloto, Sasuke arrancó el coche.
-¿A dónde vamos?-preguntó.
-¿Cómo se te ocurre hablar con un licántropo?-estalló él-¿estás loca?
-Fue él el que vino hacia nosotras y se puso a llamarle chupasangre a Hinata.
Pero Sasuke no le hizo caso.
-Podría matarte Sakura-dijo y la pelirosa se dio cuenta de que la miraba con desesperación.
Sasuke se había preocupado por ella.
-Lo siento.
-Los licántropos son muy peligrosos-dijo él.
Agachó la cabeza apenada y entonces lo vio y lo olió.
En la pierna de Sasuke se había formado un tajo que sangraba abundantemente.
La garganta empezó a arderle y el deseo de beber palpitó por sus venas, pero con un admirable autocontrol se sobrepuso y subió la mirada encontrándose con la de Sasuke.
-No tiene importancia-dijo él, no sabía si lo decía porque había deseado su sangre o por no preocuparla.
-Estás sangrando.
-Tranquila, soy inmortal.
-No tiene gracia Sasuke.
Claro que no tenía gracia, nada de lo que pasaba tenía gracia y por encima la pérdida de sangre empezaba a hacer mella en él, estaba sediento.
Debía hacer algo o sino la llamada de la sangre de Sakura lo descontrolaría.
Paró el coche en un descampado y se bajó.
Escuchó como ella lo seguía.
-¿A dónde vas, Sasuke?
No contestó, la garganta le ardía horrores.
Sus sentidos le advirtieron de una mujer humana que se encontraba sola haciendo footing.
Sakura iba detrás de Sasuke, el pelinegro se comportaba extraño y eso la asustaba un poco.
Su mente seguía atormentándola, había estado a punto de sucumbir al deseo de beber la sangre de Sasuke, odiaba aquello, odiaba sentirse sedienta.
Delante de ellos apareció una mujer humana.
Sasuke se quedó quieto, muy quieto y ella también se paró.
¿Qué iba a hacer Sasuke?
La mujer cada vez estaba más cerca y los ignoró por completo pero cuando estuvo a dos metros Sasuke saltó encima de ella sorprendiendo a Sakura.
La mujer no tuvo tiempo ni de removerse, cuando Sasuke le hincó los dientes fue cerrando los ojos como si la durmiesen con algún tipo de anestesia.
Sakura se quedó clavada en el suelo mientras miraba a Sasuke que bebía con fluidez.
No podía decir que le repugnase aquello, simplemente se odió a si misma por desear acercarse al pelinegro y beber ella también.
Como si le leyese el pensamiento Sasuke levantó la cabeza y la miró, tenía la boca llena de sangre.
-Ven-le dijo.
Ella negó con lágrimas en los ojos.
No podía, ella no podía hacer eso, pero la sed...
Se llevó una mano a la garganta intentado frenar el ardor que le atravesaba el cuello.
Sasuke seguía extendiéndole la mano.
Sabía que pensaba Sakura, pero ellos no podían hacer nada contra las leyes de la naturaleza.
-Los humanos matan animales para alimentarse y no les importa-dijo intentando aliviarla.
-Pero...
-Sakura, no eres una asesina, esto es parte de nuestra vida.
La pelirosa fijo sus ojos en la mujer que yacía en el suelo.
-Tienes que beber, si no lo haces puedes perder el control y harás cosas peores-insistió él.
No podía soportarlo, la sed era demasiado fuerte.
Poco a poco y sin dejar de llorar se acercó a Sasuke y se agachó junto a él.
-Ellos... ¿sufren?-preguntó.
-Nuestra saliva funciona como anestesia así que no sufren casi nada-aclaró él.
Antes de inclinarse Sakura miró la cara de la mujer, parecía como si durmiese.
''Lo siento'' pensó ''no puedo evitarlo''
Y acto seguido clavó los dientes donde lo había hecho Sasuke y bebió, al principio despacio y luego con desesperación.
Se sorprendió al descubrir que sabía mejor de lo que hubiese probado nunca pero aún así se odió a ser misma por tener que hacer aquello, la naturaleza era cruel.
A su lado Sasuke también continuó bebiendo y así estuvieron hasta que ambos acabaron.
-Me odio-dijo ella refugiándose en los brazos de él y llorando contra su pecho.
-No puedes cambiar lo que eres-dijo él abrazándola.
Después de estar un rato así Sasuke enterró el cuerpo de la mujer.
-Deberíamos rezar por su alma-dijo Sakura.
Sasuke sonrió con desgana.
-Nosotros no podemos rezar y mucho menos nombrarlo a él-dijo señalando al de arriba.
Sakura creyó que la engañaba pero en el momento que quiso empezar a rezar un fuerte dolor le inundó todo el cuerpo.
-Te lo dije-dijo él divertido al verla encogerse-ahora eres una criatura del diablo, felicidades.
La agarró de la mano y la volvió a llevar hacia el coche.
-¿Y ahora a dónde vamos?-preguntó.
-Hoy he recibido una carta de mi hermano-dijo Sasuke-es el jefe de la guardia real y ha recibido órdenes de la Reina para que te lleve ante su presencia.
-¿La Reina quiere hablar conmigo? ¿De qué?
-No lo sé.
En la voz de Sasuke se notó desconfianza y preocupación, al parecer la Reina no era alguien digno de confianza para él.
-Quiere que la apoyes con sus propósitos de guerra.
-¿Qué?-preguntó escandalizada-Sasuke yo no sé nada de eso.
-Precisamente por eso vamos a ver a Shikamaru, él te dará clases de protocolo.
¿Protocolo? ¿En qué berenjenal se había metido?
-¿No me puedes enseñar tú?
-Sakura cielo, ¿me ves pinta a mí de conocer el protocolo?
Sinceramente no, Sasuke era demasiado independiente como para seguir las órdenes de alguien.
-Debes estar preparada para encontrarte con esa mujer y lo más importante, nunca me nombres.
-¿Por qué?
-Solo hazme caso, la Reina no es de fiar, nadie es de fiar, quien menos te lo esperas puede ser un sombra.
Sakura se distrajo meditando mientras miraba la herida de Sasuke, que prácticamente había desaparecido.
Presentía que pasaba algo malo y que Sasuke se lo ocultaba, le había prohibido que se mostrase cariñosa con él en la calle y que apenas le hablase, eso solo podía significar que había algo malo que estaban haciendo, o que nadie podía enterarse de lo suyo por algún motivo.
En un arrebato envolvió una de las manos del pelinegro con la suya y la apretó con fuerza.
-Te quiero-le susurró.
-Hemos llegado-dijo él desviando el tema.
Habían ido a parar a una enorme pradera donde un chico alto y de pelo castaño recogido en una coleta los esperaba.
-Que hay Sasuke-saludó cuando este se le acercó.
El pelinegro le contestó con un ademán y luego los ojos de Shikamaru se clavaron en ella, abiertos de sorpresa.
-Alteza, mucho gusto-dijo inclinándose.
De verdad que odiaba que hiciesen eso.
-Mi nombre es Shikamaru Nara, será un placer...
-Yo soy Sakura, y levántate, odio toda esta parafernalia-se quejó la chica.
Shikamaru la miró sorprendido.
-Te dije que no era una sangre pura común-dijo Sasuke-trátala normal o si no te matará.
-Bien al...Sakura-dijo intentando sonar familiar, no era normal que un sangre se comportase así, al parecer era cierto que esa chica no tenía ni idea de protocolo-creo que tendremos que emplearnos a fondo, ¿cuándo vendrá Itachi a buscarla?
-Dentro de dos semanas.
-¿Estás de broma?-dijo Shikamaru-me llevará años enseñarle todo.
-Pues esfuérzate.
-No seas tan estricto Sasuke-dijo la pelirosa-prometo que prestaré mucha atención y aprenderé rápido, muchas gracias Shikamaru-sensei.
La pelirosa lo estrechó en un abrazo, que lo dejó estupefacto y a Sasuke lo llenó de celos.
-¿Cuando empezamos?-preguntó emocionada.
-Hoy estoy ocupado-contestó el chico cuando se hubo repuesto del inesperado abrazo-empezaremos mañana a la misma hora y aquí, un placer conocerte Sakura.
-Adiós-se despidió ella.
-Nos vemos Sasuke.
Y dicho esto el Nara desapareció en una abrir y cerrar de ojos.
-Me cae bien-dijo la chica con una sonrisa.
-Hmp.
Sakura lo miró y sonrió.
Sasuke tenía el ceño fruncido y le torcía la cara.
-¿Estás celoso?
-Yo no estoy celoso-dijo.
Ella sonrió, sin duda, estaba celoso.
-La verdad es que es bastante guapo y muy educado, las clases serán amenas-dijo mirándolo de reojo.
La reacción fue inmediata, Sasuke frunció más el ceño.
-Lo celebro por ti-contestó en una especie de murmullo.
¿Qué pretendía Sakura con aquello? ¿No se suponía qué lo quería solo a él? las carcajadas de la pelirosa lo distrajeron.
-¿Qué te hace gracia?
-Tú-dijo acercándose y colgándose de su cuello-estás celoso.
-Yo no estoy celoso.
-Sí, lo estás-insistió con una sonrisa divertida.
-No.
Con otra sonrisa Sakura lo empujó hacia atrás haciéndolo caer en la hierba con ella encima.
-Tú me gustas más, mucho más-susurró ella antes de juntar sus labios con los de él.
Esa mujer era endiablada, le gustaba hacerlo sufrir y eso le indignaba, darse cuenta de que estaba más atado a ella de lo que le hubiese gustado.
La abrazó por la cintura y la apretó contra él cargando todo el peso de la pelirosa sobre su cuerpo e intensificando más el beso.
La pelirosa separó su cara de la de él y la hundió en el hueco de su hombro.
-Quiero estar así para siempre-dijo-porque presiento que algo malo pasa y que tú me lo ocultas.
Sasuke no le contestó y ella supo que sus sospechas eran ciertas.
-¿No podemos...estar juntos?-preguntó mirándolo.
Él cerró los ojos, intentando escapar de su hipnótica mirada, así le sería más fácil explicarle.
-No-contestó-con esto estamos incumpliendo las leyes.
Sakura volvió a refugiarse en el cuello de él.
-¿Por qué?
Sasuke suspiró.
-En nuestra sociedad las leyes prohíben que un sangre pura y su guardián tengan ningún tipo de relación, si alguien llega a incumplir esa norma el guardián será inmediatamente desterrado o en los casos peores será sacrificado.
Los dedos de Sakura se agarraron con fuerza a su camiseta.
-No quiero que te separen de mí-dijo-ni quiero que te pase nada.
Sasuke le acarició la espalda con una mano mientras el dulce olor a cerezos de ella lo envolvía.
-Eso no sucederá.
Tras eso estuvieron un rato en silencio.
-Tengo una idea-dijo ella alzándose y clavando sus vivaces ojos en los de él-dijiste que yo era la verdadera sucesora al trono, cuando me haga Reina eliminaré esa ley estúpida y nadie nos separará.
El pelinegro sonrió de medio lado, era imposible creer que alguien como ella fuese una sangre pura o incluso un vampiro, ella irradiaba luz y vida, algo de lo que carecía el resto de su especie, pero era demasiado inocente.
-No es tan fácil-le dijo-aunque fueses la Reina no todo el mundo estará de acuerdo con tus decisiones y puede formarse una revolución.
La cara de la pelirosa se entristeció.
-Da igual, nadie me apartará de ti-dijo.
Se salió de encima de Sasuke y se tumbó en la hierba al lado de él.
-¿Te puedo preguntar una cosa?-susurró.
-Dime.
-¿Cuántos años tienes?
-468 o por ahí-contestó.
Ella se alzó y abrió los ojos como platos.
-Estoy saliendo con un viejo-dijo estallando en carcajadas ante su propia ocurrencia.
-Tu padre tenía 600 años más que tu madre cuando se casaron-dijo él con tono ofendido.
Ella se quedó callada.
-¿Conociste a mis padres?
Asintió.
-¿Cómo...cómo eran? ¿Eran buena gente?-preguntó con un brillo intenso en la mirada.
Quería saber cómo eran sus padres, conocer algo de su familia, sabía que Alecto era su prima pero quería saber más del resto.
-Tu padre era un vampiro imponente-dijo Sasuke-todo el mundo le tenía mucho respeto, no lo conocí muy bien pero por lo que decían era alguien bastante bondadoso pero firme ante cualquier incumplimiento de las normas, tenía un pelo muy raro, cuando era pequeño siempre me llamó la atención, era blanco como la nieve.
Sakura escuchaba embelesada, no solo por oír hablar de su padre sino porque era la primera vez que Sasuke se mostraba tan expresivo, sonrió.
-¿Y mi madre? ¿Cómo era mi madre?
-A ella la vi más veces-dijo él rememorando la cara de aquella mujer tan bella-eres exactamente igual que ella, en todo.
Sakura trató de imaginar a su madre, no la conoció y nunca pudo estar con ella pero sentía gran admiración hacia ella por todo lo que le habían contado.
-Tenías muchos hermanos-dijo Sasuke-pero no los conozco a todos, eran muchísimos.
La pelirosa se acurrucó contra él, quería hacer una pregunta más pero no sabía si sería adecuado.
-¿Y...tu familia, Sasuke?
Como supuso la cara del pelinegro se contrajo, sabía de la existencia de su hermano Itachi, pero por el resto no sabía nada.
-Murieron-contestó sin ninguna emoción.
-Lo siento.
-Hmp.
Tras eso volvieron a quedar en silencio.
Sasuke se había quedado pensativo e intuía que triste, no debía haber preguntado.
-Te hecho una carrera-le dijo levantándose.
Sasuke la miró, entre cansado y sorprendido.
-Perderías.
-No creo-insistió ella-apostemos.
Aquella proposición hizo brillar los ojos de Sasuke y este se puso de pie.
-Si pierdes harás lo que yo te pida y te advierto que ganaré, la meta será aquel árbol solitario del fondo.
Ella sonrió al haberlo convencido.
-Ya veremos.
Los dos se retaron con la mirada y a la de pocos segundos se lanzaron a la carrera.
Era maravillosa la nueva velocidad que alcanzaban sus piernas y sentir el aire en la cara.
Al principio iban emparejados pero luego Sasuke la adelantó.
Eso no podía ser, aceleró el paso y esta vez fue ella la que le adelantó y al pasar por su lado le echó la lengua.
-No ganarás Sakura-dijo él apretando más la carrera.
-Sí que lo haré.
La meta estaba cada vez más cerca y él estaba dispuesto a ganar, nunca le daría el gusto a la pelirosa de ganarle, estaba a punto de alcanzar la meta cuando ella pasó por delante de él y le sonrió triunfal.
No lo podía creer, le había ganado.
-Gané-dijo ella.
-Hmp.
No estaba dispuesto a reconocerlo.
La agarró por la cintura y la arrinconó contra el árbol besándola con ferviente pasión.
Sus lenguas iniciaron una intensa pero dulce batalla en la que él ganaría, iba a someterla a su voluntad.
Un gemido escapó de la boca de la chica cuando él se apretó más contra ella y sus senos quedaron aplastados contra el fibroso torso de él, pero reuniendo un poco de compostura se separó de él.
Sasuke no la engañaría, ella había ganado y él tendría que hacer lo que ella le dijese.
-Una promesa es una promesa-dijo ella.
El pelinegro bufó, pero no se movió ni un milímetro.
-¿Qué quieres?-preguntó mientras le besaba el cuello.
Ante aquel gesto le costaba pensar.
Sasuke estaba seguro que le pediría que la hiciese suya pero la cosa que le pidió la pelirosa lo dejó totalmente descolocado.
-Quiero que me enseñes lo que escondes en la sala del final del pasillo del cuarto piso, la de la puerta antigua con goznes dorados.
La cara de Sasuke se ensombreció.

Greenie:
Hola!!!
KAWAIIII♥....
ME ENCANTO... ESTOS CAPS ESTAN SORPRENDENTES...^^
JAJA ME FASCINO QUE SAKURA NO LE PIDIERA QUE ESTUVIERA CON ELLA, SINO LO DEL CUARTO... JAJAJ
^^ ESPERO CON ANSIAS LA CONTI (:

Dresti:
aki la conti^^

13.

-No es justo-reclamó la pelirosa mientras abría la puerta de su casa.
Eishel y Hinata los vieron entrar a los dos y una sonrisa divertida amenazó con aparecer en el rostro del hada.
-Te dije que no Sakura-contestó él con el ceño fruncido.
-Pero yo te gané, tienes que cumplir tu promesa, ¿qué a caso no puedes enseñarme lo que tienes allí?
La pelirosa se tiró al sofá haciendo un mohín y dándole la espalda a él.
-No hay nada en ese cuarto, está vacío-contestó él molesto.
La pelirosa se giró y le plantó cara.
-Mira que no te creo-le retó acercando su rostro al de Sasuke.
Hinata y Eishel observaban la escena en silencio, divertidas.
-Hmp, como si me importase-dijo Sasuke también acercando su rostro al de ella.
-Pues bien.
-Perfecto.
-Chicos, ya dejad la pelea-dijo el hada.
-Es que Sasuke no sabe cumplir una promesa-protestó ella.
El pelinegro se llevó una mano a la cara, aquella actitud lo exasperaba.
-Yo me largo-dijo.
-¡Eso vete!-gritó ella cuando él salió por la puerta.
Luego volvió a sentarse en el sofá y clavó la vista en un punto inespecífico, con el ceño fruncido.
-¿Y ahora qué pasó?-preguntó Eishel.
La pelirosa se encogió en su asiento.
-El muy idiota no me quiere enseñar que es lo que esconde en una habitación de su casa.
-Sasuke-kun acaba de decir que no hay nada dentro de ella-dijo Hinata.
-Miente, yo sé que allí dentro hay algo, me podría engañar mientras era humana, pero ahora no.
Se quedaron en silencio, en problemas de pareja era mejor no meterse.
-¿Y bien? ¿Por aquí que pasó?-preguntó desviando el tema.
-Llamé a Naruto-kun tal como me mandó Sasuke-kun y vendrá a recogerme esta noche-dijo con un sonrojo.
Sakura la miró fijamente.
-¿Y a dónde te lleva?
Los nervios se hicieron presentes en la cara de la peliazul y Sakura pudo oler su miedo.
-Vamos a hablar con...el jefe de la manada-susurró.
-¿Con tu padre?-abrió los ojos como platos.
-Si no se aclara esto los hijos de la noche y los hijos de la luna podríais tener un gran problema-dijo Eishel.
Sakura se encogió, todo eso estaba pasando por su culpa, por haber sido incapaz de controlarse.
La imagen de la mujer deportista apareció por un momento en su mente, ella era una bestia y no podía hacer nada para remediarlo.
Bien, siendo aquello su culpa lo único que podía hacer era dar la cara y enfrentarse a las consecuencias.
-Voy con vosotros-dijo.
Hinata se la quedó mirando con ojos como platos.
-No creo que sea buena idea-dijo-tú eres una...
La cara de la pelirosa se ensombreció.
-¿Podemos dejar los títulos sociales de lado, por favor? soy tu amiga, estás aquí por mi culpa y te voy a ayudar.
-Pero Sasuke-kun...
-Sasuke no es el dueño de mi vida-contestó molesta.
Eishel apareció delante de ella y le dio un vaso con algo rojo, llevaba sangre sin duda.
-He tenido una sesión de caza esta mediodía-contestó apenada.
El hada la miró, transmitiendo comprensión.
La que si se quedó fijamente mirando el vaso fue Hinata, la pobre no se había alimentado en más de 24 horas, entonces Sakura se preguntó si su amiga no había asesinado, bueno cazado, a nadie mientras Naruto se la había llevado.
-Lo siento Hinata-dijo Eishel-pero esta infusión solo hace efecto en los...
Sakura la fulminó con la mirada.
-En Sakura-rectificó.
No tardó mucho en escucharse el sonido de alguien entrando por una de las ventanas de arriba.
-¿No sabes usar la puerta?-preguntó Eishel.
Tal y como había sentido, la pelirosa vio bajar a Naruto por las escaleras con una sonrisa de disculpa.
-Es la costumbre-se disculpó-buenas noches a todos, y bien, ¿estás lista Hinata-chan?
Sakura notó un deje de tristeza en la voz y se acordó de lo que Hinata le había contado en clase.
Poco antes de que la llamasen por teléfono para preguntar donde se encontraba, Naruto había recibido una llamada que lo había dejado muy triste.
Al parecer habían asesinado a la sangre pura que él había protegido antes de que el fuese desterrado por mantener una relación con ella.
La pelirosa quiso decirle algo pero los esfuerzos de Naruto por parecer alegre la frenaron, no era necesario remover en la llaga.
-Voy con vosotros-se limitó a decir.
Al contrario de lo que ella pensaba Naruto le sonrió y alzó el pulgar, entonces recordó que Naruto era bastante más concesivo que Sasuke.
-¿Y el teme no viene?
-Ese se queda en su casita-contestó Sakura con voz fantasmal.
Naruto se encogió de hombros.
-Pues en marcha.
Las dos chicas se levantaron y tras despedirse de Eishel salieron de la casa.
-Es mejor que vayamos andando-dijo Naruto-a estas horas todavía hay humanos en la calle.
Ellas asintieron e hicieron sus mayores esfuerzos por mantener una velocidad más o menos humana.
Caminaron en silencio aunque eran muchas las cosas que podían oír.
A pesar de vivir en las afueras Sakura era capaz de escuchar todo el barullo que había en el centro como si solo estuviese a una manzana de distancia.
-No le gustará nada esto-dijo Naruto cuando pasaron por delante de la casa de Sasuke.
-Me importa bien poco-susurró ella.
Aún así sintió la necesidad de mirar hacia la casa, como si algo extraordinario estuviese pasando.
Sus ojos se clavaron en la enorme mansión y entonces comprendió porque se había sentido tan ansiosa.
La luz donde debía encontrarse aquella habitación secreta estaba encendida.
La furia se encendió en su interior.
-¿Con qué no había nada, eh? que se prepare cuando lo vea.
Apenas si lo había susurrado pero Naruto lo escuchó perfectamente y se le escapó una sonrisa.
-Naruto-lo llamó-¿tú sabes que guarda Sasuke en la última habitación del pasillo del cuarto piso?
El rubio se paró de golpe y aunque Sakura solo le veía la espalda pudo adivinar la cara de sorpresa que seguramente tenía el ojiazul en eses momentos.
-Ah...no-contestó.
Sakura decidió no insistir.
-Es aquí-anunció Hinata.
No hacía falta que avisase, el olor a perro lo inundaba todo.
-Mi casa es la del centro.
Naruto tocó la puerta aunque estaba completamente seguro que ellos sabían de su visita incluso antes de entrar al barrio.
La puerta se abrió y por ella apareció Hanabi, la pequeña hermana de Hinata.
La niña al ver a su hermana mayor se lanzó a sus brazos y la abrazó con fuerza.
-Nee-san, pensé que te habías marchado.
Hinata respondió al abrazo de su hermana, presentía que sería el último que recibiría de alguien de su familia.
-Hanabi, ven aquí.
La severa voz de Hiashi resonó por toda la estancia.
Para sorpresa de Hinata allí se encontraba casi todos los vecinos del barrio, al parecer todos eran licántropos.
La mirada que le dirigió su padre fue la más hiriente que había recibido en toda su vida.
-¿Qué queréis, hijos de la noche?-preguntó clavando la mirada en Naruto, no muy amistosa.
-Hablar y solucionar este problema-contestó el rubio.
Hiashi les echó un vistazo a todos, mirando con cierta sorpresa a Sakura pero en seguida recuperó su expresión fría.
Al ver que no decía nada, Sakura dio un paso al frente, cansada de toda esa tontería.
Los lobos dieron un paso hacia atrás, salvo Hiashi y Neji, los únicos que habían tratado con un sangre pura anteriormente.
-¿A qué debemos la presencia de la gran dama Serim en nuestro humilde hogar?-preguntó el ojiperla con sarcasmo-no veo a su guardián por ningún lado, alteza.
Sakura ya estaba cansada de ese dichoso tratamiento, aunque fuese irónico.
-Venimos a hablar y Sasuke no ha venido para no humillarte otra vez, perro-la autoridad con que Sakura habló hizo estremecer al ojiperla.
Sakura sonrió en su fuero interno, al parecer en algunos caso era buena idea la de hacerse pasar por sangre pura arrogante y altiva.
-Hablaremos, pero solo nosotros cinco-dijo Hiashi abarcando a los tres vampiros y a él y a su sobrino Neji.
Sakura asintió.
-Sakura da miedo-escuchó que Naruto le susurraba a Hinata.
Su amiga se había mantenido todo el rato callada con la mirada fija en su madre que ni siquiera se dignó a mirarla.
Pasaron al enorme salón y cuando estuvieron todos Neji cerró la puerta.
Hiashi clavó la vista en Sakura, solo en ella.
La pelirosa estaba nerviosa, era la primera reunión que oficiaba y no tenía ni idea de cómo afrontar ese asunto, pero se dedicó a mantener la mirada del macho alfa.
-Hace años que los hijos de la luna hemos firmado un pacto con vosotros-empezó-os ayudaríamos contra los sombra con la condición de que no mordieseis a ninguno de los nuestros, cabe destacar que esa regla se ha incumplido.
Dicho esto clavó con desprecio la mirada en su hija.
-Y para más colmo tu guardián agredió a mi sobrino.
De la cara de Sakura salió una sonrisa ácida.
-¿Le mencionó su sobrino que Sasuke lo atacó porque él se había lanzado a por mí?-dijo.
Hiashi clavó la mirada en Neji, quien agachó la cabeza.
-Aún así eso no cambia las cosas-se defendió él-la chupasangre no tenía derecho a morderla.
-Un respeto perro-gruñó Naruto.
-Papá, nada de esto es culpa de Sakura-intervino la peliazul-yo debí darme cuenta, pero también es culpa vuestra.
-Como te atreves...-dijo Hiashi levantándose.
Hinata también se levantó, y para sorpresa de los demás encaró a su padre.
-Nunca me dijisteis en lo que yo me iba a convertir, nunca me hablasteis de vampiros ni de lobos, ¿cómo habría podido yo adivinar esto?
Ni Neji ni Hiashi contestaron.
En ese momento se abrió la puerta y por ella entró la persona que Sakura menos se esperaba ver.
-Señor en la puerta hay...-Ino se quedó muda al ver quien estaba allí dentro.
-No lo puedo creer-murmuró la pelirosa.
La rubia y ella mantuvieron la mirada por un instante hasta que Ino la retiró con desprecio.
-En la puerta hay un vampiro-continuó.
No hizo falta presentaciones todos sabían quién era.
Sasuke hizo su aparición lleno de furia.
-Ino, márchate-dijo Neji.
Sakura fue incapaz de decirle algo antes de que esta se marchase, luego miró a Sasuke.
Este la miraba con una furia y un enfado que no recordaba haber visto antes.
-Ahora ya estamos todos-ironizó Neji.
-Sakura, nos vamos-dijo el pelinegro.
Ella alzó una ceja, no pensaba moverse de allí.
-Has interrumpido mi reunión, Uchiha-contestó.
Él se enfadó aún más.
Luego miró a Naruto y este se encogió de hombros.
Suspiró, ¿es qué esa chica no había entendido lo peligroso que era aquello? le daba igual lo que le dijese, se iría con él en ese mismo momento.
Pero Sakura lo ignoró y volvió a mirar a Hiashi.
-Disculpe la interrupción señor Hyuuga-dijo-mi subordinado es un poco rebelde.
El golpe que recibió el orgullo de Sasuke casi pudo oírse en los oídos de la pelirosa que sonrió al haber conseguido lo que quería.
Pudo sentir la mirada iracunda de Sasuke mientras este se sentaba al lado de Naruto.
¿Cómo se atrevía Sakura a tratarlo así? después tendrían un par de palabritas.
-¿Qué podemos hacer para que este hecho no pase a mayores?-continuó la pelirosa con la charla.
-Que ningún hijo de la noche vuelva a relacionarse con nosotros, tal vez así no rompamos el tratado de paz-contestó el jefe lobo.
-Pero tío...
-¡No me discutas Neji! ¡Y ahora fuera!-exclamó-¡y tú Hinata, espero no volver a verte nunca más! eres una deshonra, sino se va de esta ciudad tendremos problemas.
-No se pase ¿eh?-esta vez fue Naruto quien habló-es su hija, ¿va a abandonarla por qué no es como usted? es una actitud muy injusta y cobarde.
-Naruto-kun...-susurró la peliazul sonrojada al ver que él la defendía-no pasa nada, comprendo.
-Mejor vámonos de aquí-continuó el rubio ofendido-tanto olor a chucho me marea.
Todos salieron por la puerta sin ni siquiera decir nada ni mirar a nadie.
-Esto es increíble-se quejó el rubio cuando les cerraron la puerta en toda la cara-como se atreven a tratar así a Hinata-chan.
Sakura a penas si hacía caso, ya que la mirada de Sasuke sobre su cogote cada vez era más profunda.
Los cuatro se quedaron en silencio.
-¿Qué haré ahora?-dijo la peliazul-sino me voy de la ciudad estaremos en problemas.
-Puedes venir conmigo-dijo el rubio-en teoría yo tampoco debería estar aquí.
La peliazul se sonrojó sobre manera.
-No quiero ser una molestia...
-En absoluto-dijo él-además puedo enseñarte muchas cosas.
-Sakura.
La voz que sonó tras ella era fría, al parecer Sasuke estaba más enfadado de lo que pensaba.
-¿Qué?-intentó sonar tranquila, pero el temblor de su voz la delató.
Hinata y Naruto se quedaron callados, más aún así percibieron que en ese momento sobraban.
-Em... ¿qué tal si vamos a cazar Hinata? se te ve con hambre y...-se esforzó en buscar una excusa.
-Sí, nos vemos luego Sakura.
Tras eso los dos desaparecieron.
Sakura se dio la vuelta, nerviosa, para encarar a Sasuke.
Este había empezado a andar y ya le llevaba una buena delantera.
Ella lo siguió en completo silencio y con la cabeza gacha.
-Yo...
-Calla-la cortó Sasuke.
La pelirosa se quedó en silencio y se puso a la par de él.
Sasuke se había puesto las gafas y Sakura fue incapaz de saber lo que pasaba por la mente del pelinegro.
-Yo solo quería ayudar a Hinata-intentó de nuevo-no puedes controlar todo lo que hago Sasuke.
Él se quedó quieto pero continuó sin mirarla.
-No tiene porque dar explicaciones, alteza-dijo con la voz fría como un tempano.
Aquello le dolió a la pelirosa, sabía que era culpa de ella por no haberle dicho, sabía que lo había preocupado, pero Sasuke debía entender que ella era lo suficientemente grande para defenderse.
-No tienes derecho a enfadarte-continuó ella-tú tampoco has querido decirme que guardas en ese cuarto, y no me vengas diciendo que nada porque he visto las luces encendidas, ¿qué hay ahí?-exigió saber.
-No es algo que os incumba, alteza-repitió con sarcasmo.
Habían llegado a la casa del pelinegro y atravesaron la verja en el silencio más incómodo y frío.
-¿Qué debo hacer para que confíes en mí?-preguntó la pelirosa cuando estuvieron frente a la puerta.
Sasuke se quedó callado, con la mano en la perilla de la puerta.
-Eres una auténtica molestia-dijo antes de entrar y cerrarle la puerta e las narices.
Sakura se quedó helada, quiso reaccionar, gritarle a Sasuke que era un desconsiderado, pero de su garganta solo salió el sonido del llanto.
-Eres un idiota-dijo hacia la puerta, sabiendo que él la escucharía-tú no entiendes nada, solo quiero saber de ti, porque te quiero, pero da igual, si esto va a seguir así, pues adiós Sasuke Uchiha.
Dicho eso se fue de allí, necesitaba alejarse de esa casa.
-------
Se había quedado apoyado en la puerta, sin quitarse las gafas de sol.
Con un grito dio una patada en el suelo, abollándolo un poco.
Tan siquiera llevaban un solo día juntos y ya la había visto llorar, odiaba verla llorar y más si era por culpa de él.
¿Pero es que Sakura no comprendía? se había sentido horrible cuando se dio cuenta de que la pelirosa iba a reunirse con los lobos.
¿Es qué ella no entendía que cada vez que se jugaba la vida él agonizaba con solo pensar que le podía suceder algo?
Sabía que no podría sobreprotegerla por toda la eternidad, que a lo mejor en el momento que la Reina se reuniese con ella la apartaría de él y no la volvería a ver, pero él no permitiría que nadie le hiciese nada malo.
Sakura era un ser inocente y puro que nunca debió verse involucrada en semejantes asuntos, ni si quiera debía haberlo conocido a él y así nunca estaría pasando eso.
Pero a pesar de todo no soportaba la idea de verse lejos de ella y mucho menos de verla llorar por culpa de él.
Maldijo y dirigió su vista hacia el último piso.
Quería ser sincero con Sakura pero no podía enseñarle lo que había allí dentro, era algo muy privado de él y todavía no se sentía capaz de enseñárselo a ella, tenía miedo de su reacción, incluso la de Naruto al verlo no fue muy buena y no se quería imaginar la de la pelirosa.
Ahora debía ir a buscarla y arreglar las cosas, no soportaba estar mal con ella.
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Había entrado como una exhalación en casa y se encerró en su cuarto sin escuchar las preguntas que le hizo Eishel al verla entrar en pleno llanto.
Se tiró en la cama y hundió la cara en la almohada.
¿Por qué todo tenía que ser tan complicado con Sasuke? ¿Por qué el pelinegro no podía entender cómo se sentía ella?
Todo aquello era nuevo en su vida, apenas llevaba unas horas siendo consciente de lo que era y no sabía cómo actuar, ni si quiera sabía que era y que no era peligroso.
Pero lo que más le dolía era la actitud con la que él se había dirigido hacia ella apenas unos minutos y el hecho de que se negase a decirle que le escondía.
¿A caso había hecho algo mal para qué Sasuke no confiase en ella?
Escuchó unos golpecitos en la puerta de la terraza, sabía quién era pero lo ignoró, no quería hablar con él.
Los golpes se repitieron, esta vez más fuerte.
La pelirosa metió la cabeza bajo la almohada en un intento de ignorarlo, a pesar de saber que él no se daría por vencido.
Sasuke acabó abriendo la puerta y poco después la cerró, pasando las cortinas para que nadie los viese desde fuera.
Siguió sin levantar la cabeza cuando él se sentó en el borde de la cama y le puso una mano en la espalda.
Su cuerpo tembló incapaz de ignorar el suave tacto de él sobre su columna vertebral, estaba arrepentido pero ella sabía que nunca se lo diría con palabras.
Sasuke se entretuvo mirándola, Sakura había ocultado la cabeza bajo la almohada, no quería verlo lo que significaba que estaba realmente dolida.
Se sintió una basura.
Se tumbó en la cama al lado de ella y de un movimiento le retiró la almohada de la cara, que estaba totalmente mojada de haber llorado.
La pelirosa había cerrado los ojos para no mirarlo más aún así se veía hermosa.
Lentamente fue pasando los dedos por su cara, secando todo rastro de líquido mientras ella se calmaba y dejaba de temblar.
La chica abrió poco a poco los ojos, haciendo que los jades impactaran con los de él.
Enredó su mano con la de Sasuke y la dirigió hacia su corazón.
El pelinegro se distrajo sintiendo el pausado latir y la calidez de su corazón.
Sabía lo que le decía la pelirosa, que lo quería.
La otra mano de la chica se posó en el pecho de él y cerró los ojos para dejarse llevar por el ritmo también pausado del corazón del pelinegro.
Aquella conversación muda fue bastante para darse cuenta de lo que se estaban diciendo el uno al otro.
Sasuke volvió a abrir sus ojos y la miró, tranquila, con los ojos cerrados y una linda sonrisa en su rostro.
Lentamente se acercó a ella y unió sus labios en el beso más tierno que había dado en todos sus siglos de vida.
La pelirosa amoldó sus labios con los de él, le gustaba sentir las manos del pelinegro en su cara, acariciándole las mejillas y la nuca.
Ella tenía sus manos hundidas en el suave pelo, acariciándoselo.
Cuando se separaron apoyó su frente junto a la de él y le sonrió de la forma más dulce que él había visto.
-No importa que no quieras enseñármelo-susurró-es algo muy personal ¿verdad?
Sasuke se quedó por un momento perdido en esos ojos, pero luego asintió.
-No sé qué tan malo es-continuó ella-pero no me importa, no me importa.

14.

-¡Arriba!

La luz del día entró como un torrente en su cuarto cuando Eishel abrió las cortinas.

Un gritito salió de su garganta cuando sintió la fuerte luz solar golpear en sus ojos y por inercia se arrojó al rincón de la habitación donde no daba tanto el sol.

-Soy una criatura nocturna, duermo por el día ¿sabes?-se quejó la pelirosa.

Eishel, que estaba en su forma humana, sonrió.

-Pues esta criatura nocturna tiene que ir a clase-contestó.

Sakura agarró sus gafas de sol y se las puso.

-A la tarde tengo mi primera clase con Shikamaru-sensei, necesito dormir sino tendré sueño-se quejó mientras el hada le lanzaba el uniforme escolar.

Eishel soltó un bufido.

-¿Y tú no decía que eres una criatura nocturna? cielo, los vampiros no estáis obligados a dormir, simplemente lo haces porque es una costumbre que has adquirido.

La pelirosa no supo que contestar, solo en ese momento se dio cuenta de que no estaba ni siquiera un poco cansada.

-Pero Sasuke duerme-dijo.

-He dicho que no estáis obligados a dormir, no que no lo hagáis nunca, por supuesto que de vez en cuando dormís, pero muy pocas veces.

Sakura comenzó a vestirse preguntándose cuantas cosas más le faltaban por saber de su propia naturaleza.

-¿Y por qué estás en tu forma humana?-le preguntó a su ''madre'' cuando salían del cuarto.

Desde que sabía la verdad Eishel se mostraba ante ella con su verdadera forma, nada más usaba su forma humana para hacer los recados habituales.

-La directora me ha llamado, está preocupada por el escándalo que se montó ayer.

La pelea con Neji, claro, lo había olvidado.

-Ha mandado llamar también a la familia Hyuuga pero ellos se han negado a ir y bueno...en cuanto a la familia de Sasuke...

-En fin, que en calidad de madre solo vas tú-dijo la pelirosa.

La mujer asintió.

La pelirosa no pudo más que pensar en el pelinegro, había estado con ella hasta las tantas de la madrugada y habían estado hablando de como había sido la experiencia de Sakura como humana.

¿Cuánto tiempo llevaría Sasuke solo? debía haberlo pasado muy mal.

-¿Tienes hambre?-preguntó el hada cuando estuvieron en la cocina.

-Beberé un café-dijo.

-¿Tienes sed?-preguntó después.

-Mmm, no, creo que no.

Eishel le sirvió el café y Sakura se sorprendió al ver que le sabía igual, o incluso mejor que antes, aprendió otra cosa, la comida humana seguía sabiendo genial incluso siendo un vampiro.

El hada solo se limitó a comer un poco de fruta y al acabar ambas salieron a la calle.

Esos días el sol pegaba fuerte y Sakura se vio obligada a caminar bajó las sombras.

-¿Estará bien Hinata? no volvió en toda la noche-dijo preocupada.

-Llamó hace un rato, dijo que se fue con Naruto porque los lobos no la querían en la ciudad-contestó-pero que vendrá todos los días a clase, Naruto le insistió mucho en eso.

Siendo sinceros, le costaba ver a Naruto obligando a nadie a hacer algo, pero seguro que lo hacía por el bien de ella.

Delante de ellas, al otro lado de la calle, apareció la gran mansión de Sasuke.

-Lo llamaré-dijo la pelirosa.

Tocaron al timbre y en menos de cinco minutos Sasuke apareció en la verja.

No se saludaron, ni se miraron, ni se tocaron, pues cualquier vampiro podría verlos y las cosas podrían acabar muy mal.

-Estoy nerviosa-dijo Sakura.

Sasuke la miró de reojo.

A pesar de haberla visto cientos de veces con el uniforme escolar cada vez que la pelirosa aparecía ante sus ojos solo existía una palabra en su mente capaz de calificarla, hermosa.

-No creo que Tsunade sea muy dura-contestó Eishel.

Pero a Sakura no era Tsunade quien le importaba, sino las clases que tendría a la tarde con Shikamaru, no se creía capaz de estar a la altura y de aprenderlo todo en dos semanas.

Iban andando tranquilamente cuando de pronto Sasuke se quedó muy quieto, demasiado.

-¿Pasa algo?-preguntó la pelirosa.

Los colmillos de Sasuke aparecieron por entre sus labios.

El olor dulzón que caracterizaba a los de su raza golpeó con fuerza en la nariz de Sakura, pero este olor tenía un matiz diferente al olor de Hinata, de Naruto, de Sasuke o de ella misma.

-Sal-exigió el ojinegro con su voz fría.

-¿Ya no me reconoces Sasuke?

De un árbol cercano descendió una chica hermosa, con el pelo color café recogido en dos moños.

Sakura se acordó de ella.

-Tú eres Tenten-dijo.

Sasuke la miró sorprendido.

-¿La conoces?-preguntó.

-Su alteza real y yo nos encontramos por casualidad, yo la confundía con alguien que venía a invadir mi territorio pero ya me disculpé del modo adecuado.

Los ojos miel de Tenten quedaban cubiertos por unas gafas de última moda que hacían juego con su brillante sonrisa.

Llevaba un vestido rojo de tirantes y un bolso negro de Dolce & Gabana.

El reloj también era carísimo, un Rolex y nada que decir de los pendientes y pulseras que llevaba, esa chica estaba forrada.

-Pues a mí me parece que una sangre pura como tú se encuentre con Sakura no es una casualidad.

Sakura se quedó de piedra, ¿Tenten era una sangre pura?

La sonrisa de la chica se ensanchó.

-Siempre desconfiando Sasuke, creo que a veces se te olvida el hecho de que estás utilizando a mi guardián para tus propios fines.

-¿Su guardián?-preguntó la pelirosa.

-Shikamaru es su guardián-contestó Sasuke-veo que él te lo contó todo.

El ceño de Tenten se frunció.

-Mira Sasuke, sabes muy bien lo que yo he hecho por ella-dijo señalando a Sakura-nunca he estado de acuerdo con...su majestad y si algo de lo que hice tiempo después ha valido para empañar mi imagen ante ti debes saber que no me ha quedado otra, los sangre pura también estamos vigilados por la Guardia Real.

Sakura miraba a la pelicafé y a Sasuke sin entender.

-¿Entonces por qué nos seguías?-preguntó el pelinegro más calmado.

-Quiere prestar su ayuda en la formación de Sakura-contestó Eishel-puedes fiarte de ella, es cierto que me ayudó a esconderla.

Tenten clavó su vista en aquella humana y entonces pudo percibir el polvillo amarillo.

-Cuanto tiempo sin vernos Eishel-san, no te había reconocido con ese disfraz, bien, lo que dices es cierto-saludó-confío plenamente en Shikamaru pero hay ciertos conocimientos de los sangre pura que solamente un sangre pura sabe por lo cual, cuando lo creáis necesario ojo-sama, podéis venir a mi casa, Sasuke puede indicaros el camino.

El tono empleado por la pelicafé fue extraño y un tanto divertido. Sasuke solo se limitó a soltar un bufido.

-Si me disculpáis debo ir a atender unos asuntos terrenales, ahora que Idel-sama ha muerto su territorio está sin dueño y hay que aprovechar, espero que volvamos a vernos pronto, como siempre es un gusto verla ojo-sama-se despidió.

Y tras eso se marchó.

Sasuke comenzó a caminar, molesto.

Sin duda alguna él y Tenten se conocían bien pero prefirió no preguntar de qué, no por ahora.

-¿Y Shikamaru? ¿No se supone que los guardianes debéis estar siempre con vuestros protegidos?

-Los guardianes estamos dotados de un sexto sentido que nos alerta de cuando los sangre pura que protegemos están en peligro, da igual a la distancia que nos encontremos-respondió el pelinegro poco antes de llegar al instituto.

En la puerta Naruto y Hinata los esperaban.

Sakura se extrañó pues Hinata no vestía el uniforme, es más nunca hubiese imaginado verla así vestida.

Llevaba el pelo recogido en dos trenzas con los mechones del flequillo cayéndole por la cara, una camiseta azul oscuro de tirantes con dibujitos de calaveras negras y unos vaqueros negros con una cadenita, de calzado llevaba una sandalias planas también negras.

Los ojos perla estaban tapados por unas gafas de sol negras pero aún así Sakura descubrió que un segundo antes de llegar ellos esos ojos estaban clavados en cierto rubio.

-Realmente estás loco dobe-dijo Sasuke-si te llegan a ver por aquí te matan.

Naruto se encogió de hombros.

Él vestía parecido a la ojiperla, llevaba pantalones y cazadora de cuero negro y una camiseta y unas zapatillas blancas.

-Nos hemos encontrado al lobito B por el camino y creo que si no llego a venir yo con Hinata-chan, la hubiese destrozado.

Sakura comprendió que con lobito B, se refería a Neji.

-Además parece que la manada tiene un especial interés en este instituto.

El dedo de Naruto apuntó hacia atrás de él.

Había un grupo de cuatro personas del cual provenía un olor espantoso y que vestían el uniforme del instituto.

-Kiba, Neji y las dos renacidas, Morgana e Ino.

Su amiga tenía la vista clavada en ellos pero en ella no encontró ni rastro de aquella antigua amistad que las unía, solo desprecio y recelo.

-¿Dónde habéis ido por la noche?-preguntó Sakura mientras entraban en el instituto.

Eishel, Sasuke y Naruto caminaban delante, hablando de cosas que solo ellos entendían, mientras que ella y Hinata los seguían.

-Fuimos a cazar y luego estuvimos de paseo por ahí-contestó algo sonrojada.

-De paseo por ahí, ¿eh? no sé yo si vosotros estaréis empezando a...

-No digas eso Sakura-cortó la peliazul, rojísima-Naruto-kun está muy dolido por la muerte de Idel-sama, la amaba mucho y yo...yo todavía sigo mal, no es fácil aceptar esta nueva situación, ¿sabes lo duro que es para mí intentar convencerme de que no soy una asesina y que mi familia me odia?

Sakura comprendía perfectamente a su amiga y le pasó un brazo por el hombro en señal de apoyo.

-Debemos acostumbrarnos a esto, pero será duro-susurró.

No tardaron en ayarse frente al despacho de la directora, Tsunade los estaba esperando.

La directora estudió al contingente en apariencia humano.

-Buenos días, soy Naoko Haruno-dijo Eishel con una sonrisa-la madre de Sakura.

Tsunade asintió y luego clavó la vista en Naruto.

-¿Y tú eres...?

-Em, bueno verá, supongo que se habrá enterado de que la familia de Hinata se ha desentendido de ella y ahora yo soy su tutor legal por estos meses que le faltan para cumplir los dieciocho, mi nombre es Naruto Uzumaki-se presentó el rubio.

Sasuke alzó una ceja, le costaba realmente imaginarse a Naruto llevando la economía de la peliazul cuando ni siquiera era capaz de controlar bien la suya.

-Bien, solo quería informarles de lo sucedido el día de ayer, no dispongo de muchos datos pero creo saber que se produjo una pelea entre Uchiha y otro alumno y que la señorita Haruno y la señorita Hyuuga también estaban presentes.

-¿Y por qué ese ''otro alumno'' no está aquí?-preguntó Sasuke con molestia.

-Porque en el día de ayer él todavía no pertenecía a este centro-contestó la directora.

Sasuke soltó un bufido.

-Espero que ahora tengan a bien en contarme que sucedió exactamente.

Sasuke fulminó a la directora con la mirada, la llevaba clara si pretendía que él le dijese algo.

-Neji entró de golpe en la cafetería insultando a Hinata-dijo Sakura-yo le dije que fuésemos a hablar a otro lugar porque no era necesario que nadie más se enterase y entonces fuimos al baño.

Sasuke continuó con la vista clavada en la directora que no parecía estar muy convencida.

-Eso no explica la actuación de Uchiha.

-Cuando estábamos en el baño Neji quiso pegarme-añadió Sakura- y en ese momento apareció Sasuke y me defendió, eso fue lo que pasó.

Todo se quedó en completo silencio, la mirada de Tsunade pasó de ellos a Naruto y a Eishel, que escuchaban callados.

La verdad que aquella escena era de lo más extraña, casi todos llevaban gafas y desprendían un aura de atracción extraña que a Tsunade le costaba ignorar, aquella gente era demasiado rara, sobre todo aquel chico rubio, no le echaba más de veinte años ¿y ya era tutor de alguien?

-Bien, si el señor Uzumaki y la señora Haruno están de acuerdo, quedarán los tres castigados sin recreo por dos semanas.

De la boca de Sasuke casi se escapa una carcajada, ¿de verdad pensaba esa mujer que un castigo así les afectaría?

Naruto y Eishel estuvieron de acuerdo y Tsunade les dio permiso para marcharse.

-Bueno, bueno, Sasu-chan luego vendré a buscarte, pórtate bien sino papá te dará en el culo-dijo Naruto.

-Te la estás ganando dobe-contestó el pelinegro.

Naruto sonrió y él y Eishel se despidieron.

-¿Y tu uniforme?-preguntó Sakura a Hinata-pensé que no lo traías porque no te ibas a quedar.

-La verdad es que se me rompió por un lado mientras estábamos de caza-contestó la peliazul-y Naruto-kun se ofreció a comprarme ropa.

La campana sonó y Sakura miró a Sasuke, él iba en otra clase por lo que debía separarse de ellas.

-Nos vemos luego-dijo con una sonrisa dulce.

-Si, hasta luego.
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-Estoy muy nerviosa-dijo Sakura.

Ya era por la tarde y ella y Sasuke iban en el coche de este camino al lugar donde los esperaba Shikamaru.

El pelinegro le agarró una mano intentando tranquilizarla y en parte lo consiguió, más aún así el cuerpo de la pelirosa no dejaba de temblar.

-¿Y si no doy aprendido pronto? ¿Y si no valgo para esto?-preguntó al borde de la histeria.

-Sakura, supiste llevar la situación en casa de los lobos ¿no? pues si has hecho eso puedes estar tranquila que estarás a la altura.

-¿Tú crees Sasuke?

-Hmp, si.

El ojinegro detuvo el coche, pues ya habían llegado.

Shikamaru los esperaba tirado en medio de la hierba.

-Buenas tardes Shikamaru-sensei-saludó la pelirosa.

-Buenas tardes, puedes irte tranquilo Sasuke-dijo mirando al ojinegro-estuve explorando la zona y por aquí no hay nadie.

Pero Sasuke no tenía intención ninguna de moverse allí, no señor, en lugar de eso se arrimó contra un árbol y se sentó, con la vista clavada en ellos.

Shikamaru suspiró ante la actitud infantil de su compañero pero dejó de prestarle atención para mirar a Sakura.

Todavía le costaba tratarla con naturalidad, ni siquiera con Tenten se permitía un trato tan cercano.

-¿Bien por qué cosa quieres comenzar? historia, política, trato social, costumbres...

La pelirosa se quedó en actitud pensativa, tratándose de una reunión con la Reina lo que consideraba más importante era saber como tratarla.

-Trato social-dijo.

Shikamaru asintió, de acuerdo con ella.

-Bien, lo primero y lo más importante-dijo el pelimarrón-nunca debes dirigirte a la Reina sin que ella te haya dado pie a ello.

La pelirosa asintió.

-Cuando entres deberás saludarla con una reverencia, la misma que hacían antiguamente las damas inglesas y nunca, nunca darle la espalda.

-De acuerdo, reverencia, no hablar hasta que ella me de indicio y nunca darle la espalda.

-Tampoco debes descuidar tus gestos y tu tono de voz, puedes ofenderla, por lo que deberás siempre hablar pausadamente, no interrumpirla y evitar gestos que la puedan ofender.

Sakura arrugó la cara, aquello si que sería más complicado.

-Lo sé, es problemático pero si te esfuerzas lo conseguirás-dijo Shikamaru.

Conforme la tarde iba avanzando Sasuke miraba como Shikamaru fingía que era la Reina y Sakura tenía que tratarlo.

Una sonrisa de medio lado aparecía de vez en cuando en su rostro ya que las primeras veces la pelirosa lo hacía fatal, pero poco a poco iba aprendiendo.

Le encantaba ver como la pelirosa ponía todo su empeño en aprender porque la verdad era que el tiempo les iba justo, pero Sakura aprendía pronto y estaba convencido que sabría comportarse a la altura cuando estuviese con esa arpía.

Y ese era el problema, lo que realmente pretendiese hacer la Reina cuando Sakura estuviese en frente a ella, eso lo preocupaba demasiado.

-Bien, esto ya está casi dominado-dijo Shikamaru cuando ya el cielo estaba oscurecido-lo repasaremos dos horas cada día y el resto de horas lo emplearemos en los otros temas que son más densos.

La pelirosa asintió con una sonrisa brillante.

-Hasta mañana Shikamaru-sensei.

Él se despidió con un gesto de los dos y luego se fue.

-¿Qué tal lo hice?-preguntó la pelirosa tirándose a los brazos de Sasuke, que la recibieron gustosos.

-Hmp, para ser tú no está mal.

-Cuidado con lo que dices Uchiha, soy una sangre pura y puedo ordenar que te corten la cabeza-dijo en broma.

Él la pegó con fuerza a su cuerpo y la besó con intensa necesidad sintiendo como ella se abandonaba completamente al beso.

-Te llevaré de caza-dijo él.

La pelirosa arrugó la cara, tenía sed pero la idea de volver a matar la aterraba por completo.

-Ya hemos hablado de ello Sakura-dijo el pelinegro.

-Lo sé, pero debes entender que me costará acostumbrarme.

Sasuke sonrió de medio lado y la atrajo hacia así luego de un salto los dos quedaron subidos en la copa de un árbol.

-¡Guau!-exclamó la pelirosa al verse tan alto-es impresionante.

Debajo de ellos quedaba todo el bosque y arriba un enorme batallón de estrellas.

Sasuke la soltó y de un salto fue a parar a otro árbol.

-Vamos-dijo.

Ella asintió y armándose de valor saltó.

Aquello era alucinante.

Sasuke avanzaba de árbol en árbol y ya le llevaba una buena ventaja, bien, no podía dejarse atrás y comenzó a seguirlo a toda velocidad.

Delante se escuchaban las risas divertidas de él y no pudo evitar reírse ella también, hacer aquello era muy divertido y relajador.

Comprendía también porque Sasuke hacía aquello, la estaba enseñando a cazar y a reconocer el territorio.

Pronto llegó a ella el olor a humanos mezclado con el del humo.

Sasuke saltó silenciosamente al suelo y ella le siguió.

-Debes acostumbrarte a hacer esto-dijo él.

Ella no tuvo más remedio que aceptarlo y asintió, estaba dispuesta a aprender a matar aunque le costase.

-Primero debes localizarlos-dijo él-para eso debes usar tus sentidos.

Sasuke cerró los ojos y se quedó muy quieto, olisqueando el aire.

Ella lo imitó.

-Concéntrate y luego dime que es lo que percibes.

La pelirosa obedeció.

Al principio la información le llegaba confusa pero conforme se fue relajando todo fue más claro.

-Hacia el noroeste hay un campamento con una fogata-dijo sin abrir los ojos.

-¿Qué más?

-Hay dos humanos y el resto de olores...no sé que son...

Abrió los ojos para ver si había acertado.

-Hacia el noroeste hay un campamento con una fogata, la tienda de campaña está hecha de tela de poca calidad y por dentro está forrada con plástico, hay dos humanos, una mujer y un hombre, la mujer lleva puestos vaqueros y una camiseta de algodón, el hombre lleva chándal.

Sakura se quedó estupefacta y él sonrió al ver su cara.

-Con el tiempo aprenderás a reconocer todos los olores.

-S-si...

Lo primero que hicieron a continuación fue avanzar en dirección noroeste en completo silencio.

Sasuke le indicó que se ocultase tras un arbusto.

-Debes ser rápida, levantarte y saltar hacia tu objetivo sin darle tiempo a reaccionar.

Ella asintió.

-¿Lo harás?-preguntó el pelinegro.

-Tú primero-dijo ella.

Sasuke se agazapó un poco y en un segundo dio un increíble salto cayendo encima del hombre y clavándole los colmillos.

La mujer se levantó y empezó a chillar.

Sakura desde el matorral tragó grueso, era ahora o nunca, aquello era lo que era y debía aprender a aceptarlo.

Cerró los ojos y luego los abrió con determinación y de un salto cayó encima de la mujer que la miró con terror.

-Lo siento-susurró antes de hincar los colmillos en el cuello.

Sintió como el cuerpo perdía fuerza a causa de la anestesia de su saliva y mientras bebía fue escuchando como poco a poco la vida de la humana se iba apagando entre sus brazos, sin duda le costaría acostumbrarse, le costaría y mucho.

-Con esto tendremos para una semana-murmuró Sasuke-si tomamos toda la sangre de un humano no necesitamos alimentarnos en varios días.

Sakura suspiró, al menos no tendría que hacer eso todas las noches.

Sasuke enterró los cuerpos y apagó la hoguera, después regresaron a la pradera en completo silencio y subieron en el coche.

Sasuke conducía a toda velocidad mientras Sakura miraba por la ventana, en silencio.

-¿Quieres ir a dar un paseo?-preguntó él, rompiendo el silencio.

-De acuerdo.

-¿A dónde quieres ir?

Sakura se quedó pensando.

-A ese bar que vas siempre, al Poisonous Blood.

Sasuke dio un giró brusco al coche y siguió conduciendo a toda velocidad hasta que llegaron al local.

-No habrá mucha gente, todavía no es media noche-dijo abriéndole la puerta del coche.

La pelirosa bajó y luego entraron por la puerta del bar.

Abrió los ojos de sorpresa, había esperado encontrarse con un antro de mala muerte con ogros y todo tipo de cosas asquerosas pero aquel era el mejor bar que había visto.

Parecía una discoteca, del lado derecho estaba la barra y unos sillones en los que había seres de todo tipo sentados, mientras que al lado izquierdo estaba la pista de baile donde la gente bailaba al son de la música rock.

Había duendes, hadas, algún que otro humano, vampiros y licántropos, pero por suerte no estaban ni Neji ni Ino.

Sasuke la condujo hacia la barra en medio de todas las miradas asombradas que se habían clavado en ellos, sobre todo las de los vampiros.

Se sentaron en unas banquetas y pronto apareció Nefiri con su larguísimo pelo verde recogido en una coleta.

Le sonrió a Sasuke y clavó sus ojos dorados con interés en la pelirosa, luego hizo una reverencia.

-Ojo-sama es un placer que nos dignéis con vuestra presencia, mi nombre es Nefiri y os atenderé en todo lo que pidáis.

Sakura se quedó mirando a la chica, los dos olores que venían de ella los conocía, humano y hada, por lo que debía ser una mestiza.

-A mí tráeme lo de siempre y otro igual para ella.

Nefiri se marchó con elegancia.

-¿Qué es ''lo de siempre''?-preguntó la pelirosa.

-Un Bloody Mary especial, en vez de salsa de tomate lleva sangre-explicó.

Nefiri volvió con dos vasos y se los dejó delante y volvió a marcharse.

Sasuke bebió un trago y Sakura lo imitó.

La verdad es que sabía bueno.

Estuvieron bebiendo en silencio.

Sasuke no hacía más que mirarla de reojo mientras ella bebía de una forma que le resultó tan sensual que notó los efectos en su amiguito.

Sakura podía notar la mirada de Sasuke clavada en ella, y la cantidad de feromonas que transpiraba estaban por volverla loca, por eso aceptó gustosa cuando él le dijo que lo acompañase.

Atravesaron la pista de baile y se encerraron en los baños que nadie utilizaba y que solo servían de adorno para cuando los inspectores de sanidad del gobierno japonés fuesen al local y pensasen que este era normal.

Bien, Sasuke esa noche pensaba usarlos.

Abrió de golpe la puerta de uno de los retretes y luego la volvió a cerrar cuando él y Sakura estuvieron dentro.

El espacio era tan reducido y estaban tan apretados que Sakura notó la erección de él contra su abdomen, un pequeño gemido escapó de sus labios

Sin esperar más Sasuke se lanzó con fiereza a por ella besándole los labios con total frenetismo.

Sakura se aferró a su cuello y él la alzó.

Sakura se sujetó a la cadera del chico con fuerza mientras que con leves movimientos rozaba su intimidad con la de él por encima de la ropa.

Los gemidos de ambos quedaron mitigados en el tan ferviente beso.

Una de las manos de Sasuke se escabulló por debajo de la camisa del uniforme de ella y después por debajo del sostén, acariciando un pellizcando uno de sus senos haciendo que los gemidos de ella fuesen más altos.

Su boca descendió hasta el cuello de la pelirosa y se entretuvo en él dejando pequeñas marcas de propiedad.

Sakura se sentía en el cielo y gemía sin ningún tipo de autocontrol.

El pelinegro sabía que cualquiera de los de afuera podía escucharlos con sus mejorados oídos por lo que debían acabar pronto.

Dejó a Sakura en el suelo y empezó a desabrocharse los pantalones.

Ella hizo lo mismo.

Se quitó la falda y las braguitas tirándolas al suelo mientras que Sasuke se bajó los pantalones y los bóxers.

Volvió a alzarla y la penetró con fuerza.

Un ronco gemido acompañó al placentero de ella y así iniciaron los frenéticos movimientos.

Sin ningún tipo de autocontrol, haciendo el amor como animales, como bestias, que a fin de cuentas ellos eran eso.

Ella volvió a sujetarse a las caderas de él con fuerza haciendo las penetraciones más profundas.

Sus sentidos humanos quedaron nublados por completo y la única parte mental que quedó activa fue la bestia.

Sasuke y ella se besaron con furia una y otra vez hasta que de una potente embestida ambos llegaron al cielo o al infierno, a donde quiera que fuesen los vampiros.

Sasuke descargó toda su esencia en ella y ambos se quedaron quietos mientras recobraban el control sobre si mismos.

Volvieron a vestirse, completamente satisfechos por lo que acababan de hacer y tras un rato que invirtieron para relajarse volvieron a salir.

Todo seguía igual, nadie los había escuchado.

Pagaron la cuenta y volvieron al coche.

-Mmm-murmuró la pelirosa cuando descargó su peso en el asiento.

Sasuke sonrió de medio lado.

No tardaron ni cinco minutos en llegar a la casa de la pelirosa.

Antes de que Sakura llegase a la puerta él la agarró y de un salto fueron a parar a la terraza de la pelirosa, abrió la puerta y una vez dentro del cuarto corrió las cortinas.

-Esto-beso-se está-beso-volviendo una costumbre-dijo ella.

-¿Te molesta?

-Para nada.

Ambos se fundieron en un largo y lento beso hasta que Sasuke se separó de ella.

-Debo solucionar unas cosas, nos vemos mañana.

Le dio un beso en la frente y luego otro en los labios y después se fue.

Sakura se quedó mirando la puerta de la terraza con una sonrisa.

Abajo Sasuke entraba en el coche con una mirada de determinación, descubriría cuales eran los planes de la Reina costase lo que costase, no se creía que esa mujer quisiese a Sakura solo para que la apoyase en la campaña de Hokkaido, allí había algo más y él iba a descubrirlo.

Greenie:
Holaaaaaaaa Dresti-san ^^
Me encantoooooooooooooooooo Oo... jaja
¿Por que Ino es asi? Tks me molesta.. :S pero me molesta aun mas la actitud
de los Hyuuga :/
Bfff En un balo... espectacular jajajaja.... ;)
Espero con ansias la continuacion...
Un Beso..

Dresti:
15.

-Esto es muy complicado Shikamaru-sensei-se quejó la pelirosa.

Era media tarde y ella y el pelimarrón se encontraban sentados en el suelo dando clases de Historia.

-Esto se está haciendo muy problemático-murmuró él.

Sakura tenía el ceño fruncido, en verdad que aquello era demasiado difícil, llevaba bien todas las demás asignaturas, política, trato social...etc, pero Historia se le resistía, ya que el concepto de ella misma no era igual para humanos que para los vampiros.

Su raza se había visto envuelta en miles de guerras, tratados, reyes, reinas, rebeliones...todo estaba guardado en su cabeza sin problema, pero lo que no lograba cuadrar en su mente era los diferentes estamentos y los últimos veinte años.

-No comprendo porque un renacido no puede ser guardián-dijo.

Shikamaru se llevó una mano a la cabeza y tomó aire, aquella chica era de lo más exasperante.

-Empecemos de nuevo, más despacio ¿si?

La ojijade asintió.

-Hay cuatro tipos de vampiros en nuestra sociedad, los sangre pura, los nobles, los civiles y los renacidos.

Hasta ahí todo estaba claro, porque en la sociedad humana las cosas eran más o menos parecidas.

-Los sangre pura son aquellos nobles por cuya sangre no hay rastro de sangre humana y por lo cual los que tienen más posibilidades de enfrentarse al Rey por el trono, tú eres una sangre pura.

-Vale, comprendido.

-El resto de nobles son aquellos que su sangre es primordialmente vampira aunque existe un leve porcentaje de sangre humana en sus venas, ellos son los encargados de trabajar para los sangre pura.

La pelirosa frunció el ceño.

-Es como lo que los humanos llaman la alta nobleza y la baja nobleza, la baja nobleza sigue siendo noble pero siempre tiene que seguir los pasos que les indica la alta nobleza.

-Ah, ahora ya entiendo, pero entonces...

La pelirosa abrió los ojos de par en par.

-Exacto-dijo Shikamaru con una sonrisa-los guardianes, los miembros de la Guardia Real y todos aquellos que desempeñan un papel importante a la hora de ayudar a los sangre pura somos nosotros, la baja nobleza.

Sakura e quedó de piedra y su boca se abrió de par en par.

-¿Eso quiere decir que Sasuke y tú sois nobles?

Shikamaru sonrió y asintió.

-Pero no nos obligan a ser guardianes, hay mucho donde escoger, las cosas se tuercen cuando alguno de la baja nobleza decide ir por libre, en términos generales, llevar la vida de un civil.

-¿Y los civiles? no entiendo que son.

-A ver, volviendo al esquema de la Edad Media, los vampiros civiles equivaldrían al campesinado, al pueblo llano, la gente de a pie o como quieras llamarlos, ellos pagan impuestos a los nobles y son ellos los que tienen que ir a la guerra cuando su señor les da orden.

-Pues vaya sociedad más arcaica-rezongó.

-Ya bueno, nadie dijo que todo fuese color de rosa-contestó-y luego están los renacidos, aquellos humanos que son convertidos, nadie los toma en cuenta y normalmente son ignorados por el resto de la sociedad.

Sakura suspiró, en menudo lío había metido a su amiga.

Pero lo que más ansiaba en ese momento era preguntar, formular aquella pregunta que la atormentaba.

-Y dime una cosa Shikamaru-sensei, ¿qué hay de las relaciones amorosas?

Aquello tomó desprevenido a Shikamaru.

-¿A qué te refieres?

-Pues, si por ejemplo, un civil o un renacido pueden casarse con un noble.

El ceño del pelimarrón se frunció, no entendía a que venía esa pregunta pero aún así respondió.

-Solo con la baja nobleza-contestó.

-¿Y qué hay de los sangre pura? ¿Ellos no pueden casarse con alguien de la baja nobleza, o con un civil o un renacido?

Shikamaru suspiró.

-No, está terminantemente prohibido.

Aquellas palabras supusieron un cantazo en el corazón de la pelirosa, pero aún así se sobrepuso, quería saber la razón.

-¿Por qué?

-Porque son los sangre pura los que mantienen viva nuestra especie, muchas veces la mujeres civiles dan a luz hijos humanos, si los sangre pura empezasen a mezclarse con civiles, con los de la baja nobleza o con humanos, la raza con el tiempo acabaría por extinguirse.

Sakura agachó la cabeza.

-Eso es muy injusto.

-Lo sé, pero es la única forma de sobrevivir.

La ojijade asintió.

Shikamaru se la quedó mirando fijamente, algo no andaba bien, esas preguntas no se hacían sin motivo, pero prefirió no preguntar, que Sakura fuese tan amable no debía hacerle olvidar que era una sangre pura y que él no debía meterse en sus asuntos.

-¿Seguimos la clase?-preguntó.

Sakura asintió con una leve sonrisa.

Clavó su vista en ninguna parte concreta, por alguna razón extrañaba la presencia de Sasuke.

Él siempre la acompañaba cuando estaba en clase, pero llevaba tres días que la dejaba y luego se iba, estaba muy raro.

Solo esperaba que no fuese por ella.

--------

Se encontraban en las afueras de Konoha, concretamente en un callejón oscuro y abandonado por el que no pasaba nadie.

Ambos estaban en silencio, algo no habitual, por lo menos en el rubio.

Ella lo miraba de reojo, estaba dándole demasiados problemas a Naruto.

Sabía que él estaba mal por lo sucedido con Idel-sama pero siempre que hablaba con ella le sonreía.

Y tampoco era que la peliazul estuviese de buen ánimo, cada día tenían que moverse de un lado a otro, uno escapando de la Guardia Real y ella de los lobos.

Eran dos desterrados, no pertenecían a ningún sitio.

A veces pensaba que si no hubiese sido por el rubio ella estaría perdida.

Tenía a Sakura y en cierta parte a Sasuke, pero ellos ya tenían suficiente con lo suyo.

En cambio Naruto se encontraba en su misma situación y el hecho de pasar todo el día juntos le hacía ver que en una sola semana él se había convertido en indispensable para ella.

Le enseñaba a cazar, le hablaba de cosas del mundo de los vampiros y le contaba historias de cuando él era ''joven'', le hizo mucha gracia cuando le dijo que realmente se llamaba Marco Julio Prisco, antiguo comandante romano del ejército de César, de quién era hijo bastardo.

-A veces me pregunto-empezó él de golpe-¿por qué nacimos inmortales y al mismo tiempo podemos morir?

Hinata sabía que él se estaba haciendo eco de sus pensamientos, siempre lo hacía cuando pensaba en la muerte de Idel-sama.

-Supongo que a todos nos llega la hora-contestó ella.

-¿A dónde crees que vamos nosotros Hinata-chan? es imposible que Él nos acepte en su reino-dijo señalando al cielo.

-No lo sé Naruto-kun, pero seguramente que Idel-sama está en un lugar precioso.

Él sonrió.

-De verdad que me alegro de tenerte de compañera Hinata-chan.

La chica agachó la cabeza, sonrojada.

-No es justo lo que hacen contigo, no se debe juzgar a nadie por lo que es ni por lo que siente, eso está fuera de toda ética-dijo él.

Hinata iba a contestar pero en ese momento cierto olorcillo le llegó a la nariz, todos sus sentidos se alteraron al sentir la única presencia que en ese momento temería, lobos.

Naruto se levantó de golpe.

-¿Es qué no nos van a dejar en paz?-preguntó.

Ambos se mantuvieron alerta, pero el olor ni avanzaba ni se alejaba, era como si los estuviese espiando.

-No conozco este olor pero vaya que voy a averiguar quién es, ya está bien de tanto cachondeo.

Naruto avanzó dando zancadas y ella lo siguió.

-¡Sal y da la cara, cobarde!

Pero cuando Naruto amenazaba con descubrir al espía este pareció esfumarse.

-Se fue...-susurró la peliazul.

-Si, pero esto no se queda así, vamos Hinata.

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-¿Se puede saber que haces tú aquí?-susurró Alecto a borde de un ataque histérico.

Sasuke solo se limitó a echar una ojeada al jardín trasero donde se encontraba.

Llevaba una semana intentando averiguar qué pasaba por el reino pero la gente o no sabía o no quería decirle nada.

Así que la única forma de enterarse de si había algo raro de por medio era vigilar a los sombra.

Por eso había decidido presentarse en el mismísimo castillo de Demetrio, sin importarle el peligro que corría haciendo aquello.

-Imbécil, si mi padre te ve te mata-continuó ella-espero que no hayas traído a mi prima contigo.

La peliverde estiró la cabeza para mirar por detrás de Sasuke y suspiró de alivio al ver que la pelirosa no andaba por allí.

-¿Tú sabes algo de lo que trama la Reina?-preguntó él sin más.

-¿Qué?-preguntó ella estupefacta-¿cómo voy a saber yo de la Reina? solo sé que piensa darle Hokkaido a mi padre.

Sasuke cerró los ojos, lleno de frustración.

Pensaba que Alecto podría saber algo.

-¿No has notado nada raro? ¿Tu padre no te ha dicho nada?

Una sonrisa ácida apareció en los labios de ella.

-Soy una vulgar mestiza, hija de una sangre pura Luminati, no se fía de mi, ¿realmente piensas que me hubiese contado algo?

-Hmp.

Alecto se lo quedó mirando, algo no andaba bien, lo notaba en la mirada del chico.

-¿Se puede saber qué pasa Sasuke? ¿A qué viene de repente tanta urgencia por saber si la Reina es una traidora?

-Ha solicitado verse con Sakura dentro de una semana-soltó-y sobre a lo de traidora no necesito que nadie me lo confirme, sé que lo es, lo único que quiero saber es que demonios pretende con esto.

-¿Y en que te basas para decir eso?-preguntó ella-es una acusación muy fuerte.

-Hmp, tengo mis motivos.

Alecto suspiró.

-Está bien, centrémonos, piensas que la reunión tiene un fin que no se os ha dado a reconocer y tal vez tengas razón en cuanto a algún pacto con mi padre, estos días está muy ansioso.

Sasuke no dijo nada, aquello no hacía más que alarmarlo más, en su vida había olido tan de cerca semejante conspiración.

-¿Y tú hermano no puede decirte nada?

-¿Qué pretendes que me diga mi hermano? está bajo órdenes directas de la Reina.

-Bueno vale, pero no perdamos la calma, si dices que la reunión se celebrará en una semana, entonces debemos emplear bien el tiempo, yo me ocuparé de los sombra, tú encárgate de los Luminati, esto huele demasiado mal.

Sasuke sonrió de medio lado, sabía que podía contar con ella, aquella chica era endiabladamente inflexible cuando se le metía algo en la cabeza y nada ni nadie conseguía volverla atrás.

Sus afinados oídos les advirtieron que alguien bajaba de uno de los pisos en dirección a aquel jardín

-¿Podrás sola con esto?-preguntó por último.

Ella sonrió maliciosamente.

-En todos mis años de vida nunca estuve tan preparada como ahora créeme, mejor ten cuidado tú, mi prima depende de ti y ahora márchate, es una de mis hermanas, está buscándome.

Sasuke asintió y minutos después desapareció.

-Conque estabas aquí-escuchó Alecto tras ella.

Alecto no tuvo que girarse para saber que se trataba de su hermana Anferis.

-¿Qué quieres de mí?-preguntó molesta.

Su relación con el resto de sus hermanos no era muy cordial, de hecho a la mayoría ni los conocía, pero si alguno de ellos era odioso esa era Anferis.

La chica era alta y hermosa, su piel pálida quedaba adornada por unos enormes ojos rojos y un pelo largo y dorado, que le llegaba hasta la cintura en unos rizos hermosos, su cara parecía la de un ángel si uno no se fijaba en aquella maquiavélica boca por la que asomaban dos inmensos caninos.

Al igual que muchos vampiros su hermana seguía el modo de vida tradicional, había nacido hacía quinientos años y seguía usando la ropa de la Edad Media, en ese instante se trataba de un vestido rojo sangre ceñido a la cintura y con una falda lisa.

-¿Dónde quedó tu tratamiento de respeto?-dijo furiosa.

Alecto le mantuvo la mirada, por ser quien era se veía obligada a tratar a toda su familia como unos extraños.

-¿Qué quiere de mí Anferis-san?

Se negaba a darle un trato más elevado.

Su hermana sonrió.

-Padre tiene un encargo para ti, personalmente creo que no estarás a la altura pero no seré yo quien le contradiga.

La peliverde empezó a taconear el suelo, impaciente.

-Dentro de una semana se celebrará una reunión entre la Reina Luminati y una sangre pura muy importante, no necesitas saber quien, lo único que debes hacer es trabajar de espía y más te vale hacerlo bien, Padre se encuentra muy alterado en estos días.

Alecto no pudo más que sonreír disimuladamente, realmente la suerte le venía de cara.

Anferis se largó de allí sin despedirse pero no le importó, apenas tenía tiempo y muchas cosas por hacer.

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Ino y Kiba caminaban bajó la luz del atardecer mientras hacían la ronda por la ciudad.

La última vez que el lobo asesino había atacado fue cuando mordió a Ino pero aún así no debían bajar la guardia ya que en cualquier momento podría regresar.

Esa tarde les tocaba a ellos y mientras revisaban iban hablando sobre lo pasado una semana antes.

-¿Cómo te sientes?-preguntó el castaño-ellas eran tus amigas.

La rubia lanzó un resoplido y clavó la vista en el suelo.

-Pues no es fácil de aceptar, no es fácil saber que son vampiros, como no es fácil saber que yo soy una loba-contestó con dureza.

Pero muchas cosas habían cambiado, en realidad todo había cambiado para ella.

Desde lo sucedido con sus padres se había vuelto una persona fría que nunca se involucraba con nadie y que constantemente estaba metida en peleas, su único amigo era Kiba, porque de alguna forma él la entendía, sus padres habían muerto en batalla.

-Me quedé muy sorprendido con lo de Hinata, el Jefe debió de comportarse más duro-dijo el chico.

Ino clavó sus ojos en él.

-Te diré que no las defiendo porque ya no son mis amigas, pero gran parte de culpa aquí la tienen él y Neji, ¿qué pensaban que Hinata lo descubriría sola? ¿Y luego que pretendía ese imbécil lanzándose a por una sangre pura? yo seré una novata pero en las dos semanas que llevo metida en esto sé lo suficiente como para saber que lo hicieron de puta pena.

Kiba asintió, la verdad es que Ino tenía razón en todo, aquello no solo era culpa de los chupasangres.

En ese momento pasaron por delante de la anterior casa de Ino y la rubia se quedó clavada allí, observando el edificio llena de rabia.

-¿Quién crees que fue?-preguntó.

Kiba se encogió de hombros.

-Tarde o temprano daremos con él, que no te quepa duda.

Tan concentrados estaban que no se dieron cuenta que unos ojos perrunos los observaban desde la distancia mientras una sonrisa se formaba en sus fauces.

Sus orejas se plegaron cuando sintió dos nuevas presencias, chupasangres y se dirigían hacia allí.

Se mantuvo quieto, ya que no quería delatarse por el olor.

Ino y Kiba también notaron la presencia de los dos vampiros.

-Ino...

Aquella voz la dejó paralizada.

Cuando se giró quedó cara a cara con la que había sido su amiga, Hinata y con el vampiro rubio que se llamaba Naruto.

Sus ojos se endurecieron y su nariz se arrugó al igual que la de Kiba ante aquel asqueroso olor dulzón.

-¿Qué quieres?-preguntó.

-Nada malo-respondió Naruto-un lobo nos ha estado siguiendo por estos días y queríamos saber a qué se debe.

Ino y Kiba se quedaron desconcertados.

-No hemos mandado a nadie a seguirles ¿no?-preguntó la rubia.

-No.

-¿Entonces?-preguntó Naruto, impaciente.

La rubia y el castaño se miraron, preocupados.

Si nadie de la manada había estado siguiendo a los vampiros, solo quedaba una opción.

El lobo asesino, pero, ¿por qué actuaba así? ¿Con qué fin?



16.

-Esto es impresionante-dijo la pelirosa cuando salió del coche.
Sasuke bajó tras ella en completo silencio y se dirigió al timbre de la puerta, a pesar de saber de sobra que los que allí vivían ya se habían dado cuenta de su presencia.
Por su parte Sakura seguía sin salir de su asombro, aquello era enorme.
Estaban prácticamente en medio de la nada.
En todo el trayecto del viaje no habían abandonado un pequeño sendero bajo el cual se distinguían vestigios de una antigua calzada que debía llevar allí por lo menos un par de siglos.
Todo daba el aspecto de estar abandonado y por el camino las malas hierbas rozaban constantemente la carrocería del flamante coche.
En varias ocasiones estuvo tentada de preguntarle a Sasuke si era posible que alguien como Tenten viviese en un lugar tan abandonado como aquel.
Pero Sasuke no es que estuviese muy comunicativo esos días, durante todo el viaje había estado con la mirada clavada al frente, eclipsada bajo sus oscuras gafas, y ni siquiera cuando la fue a buscar le dirigió la más mínima palabra.
Sakura no entendía lo que pasaba, estaba raro pero aquello era algo normal en la actitud de alguien como Sasuke, solo debía esperar a que se le pasase y hablase con ella.
Por lo demás la situación no era muy acogedora, dentro de dos días se celebraría la reunión con la Reina y la pelirosa no se sentía preparada, a pesar de que Shikamaru-sensei siempre le decía que ya era casi una autoridad en el tema.
Pero sus pensamientos pasaron a un doble plano cuando el coche giró por el sendero y delante de ella se descubrió la mansión más grande que sus ojos habían visto.
Era toda negra y bien era cierto que daba un poco de miedo pero Sakura no se sorprendió ante el estilo, a fin de cuentas era la morada de un vampiro, aunque si bastante extraña para ser encontrada en un país no católico y asiático como Japón.
La casa estaba dividida en tres secciones, dos naves laterales y una central, en la cual el centro estaba coronado por un tejado en pico debajo del cual se reflejaba el sol en dos enormes ventanales y una puerta de caoba maciza.
Las otras dos partes de la casa eran igual de sorprendentes, con su aguda visión pudo apreciar las innumerables ventanas y detalles que, tras estudiar con Shikamaru-sensei, identificó con el estilo barroco.
Era incluso más sorprendente que la mansión donde vivía Sasuke.
Era un poco extraño ver cosas de estilo occidental en un país tan tradicional como Japón, pero nada resultaba extraño tratándose de un vampiro que seguramente había estado en mil millones de sitios.
Su atención se esfumó de la casa cuando Shikamaru apareció junto a la verja, vestía como un humano cualquiera, vaqueros, camiseta y gafas de sol.
-Tenten-sama os espera-dijo.
Todo resultaba muy formal y Shikamaru los trató como si se tratase de desconocidos, tal y como mandaba el protocolo, algo que sin duda odiaba fervientemente.
Al entrar en la casa su sorpresa aún fue más grande, todo estaba completamente iluminado, ninguna cortina cubría las inmensas ventanas por lo que el sol entraba con fuerza en la estancia.
-A Tenten-sama le gusta la luminosidad-aclaró Shikamaru al ver el asombro de la chica-ella nació en un lugar donde daba el sol la gran parte del año.
Caminaron por los rincones en sombra, en medio de grandes estatuas, cuadros y demás cosas que cualquier museo respetable del mundo pagaría por tenerlas en sus exposiciones.
Se pararon en frente de una enorme puerta que Shikamaru abrió tras haber llamado a la puerta.
El salón era enorme, Sakura calculó que hacía por veinte habitaciones suyas juntas.
Las paredes estaban pintadas de negro y en el techo se representaba en un enorme fresco de algo que parecían demonios y que arrojaban a la Tierra unos seres que se abalanzaban sobre los humanos.
-La creación de los vampiros-dijo Tenten saliendo de entre las sombras-buenas tardes ojo-sama, Sasuke.
Sakura se apresuró a poner en práctica lo que había aprendido y reclinó levemente la cabeza.
-Buenas tardes, Tenten-sama.
La pelicafé sonrió.
-Shikamaru os ha enseñado bien pero conmigo no tenéis porque comportaros así ojo-sama.
-Entonces yo debo decir que tampoco uses ese tratamiento de respeto, lo odio-añadió en un susurro.
Tenten volvió a sonreír.
-Igual que tu madre-dijo-bien, veo que necesitas de mí, acompáñame.
La ojimiel echó a andar y Sakura la siguió pero se giró al ver que ni Sasuke ni Shikamaru las seguían.
Miró al pelinegro pero lo único que este hizo fue indicarle con la cabeza que fuese.
Y ella así lo hizo.
Después de andar varios minutos tras la elegante sangre pura, aquella sala parecía no tener fin, esta se detuvo delante de una pequeña puerta de madera fina, la abrió y ambas entraron.
-Este es mi pequeño lugar de descanso.
No conocía el uso del lenguaje de la sangre pura pero sin duda aquello de pequeño tenía poco.
Era una pequeña habitación al estilo de los salones de 1800, con una chimenea, dos butacas delante de ella, una pequeña biblioteca, un mueble bar con todo tipo de bebidas, y una mesa de banquete.
-Toma asiento por favor-pidió la ojimiel.
Ambas se sentaron una en frente de la otra en las butacas.
-Supongo que Shikamaru te ha hablado de todo lo relacionado con la política y las clases sociales-empezó la pelicafé-pero no de la forma subjetiva con la que lo haré yo.
Sakura frunció el ceño.
-No te voy a dar clases de política ojo-sama, pero si te hablaré de como son cada uno de los miembros de la nobleza sangre pura y sobre todo de la Reina.
Sakura abrió los ojos de par en par.
-¿Conoces la historia de nuestra creación?
La pelirosa negó, nadie le había contado nada al respecto.
-Era de esperar, pon mucha atención-contestó Tenten-hace miles de años Lucifer buscaba la manera de acabar con la raza humana, esos seres inmundos que servían a...al creador del mundo y que a él lo despreciaban.
La sangre pura dio un largo suspiró, parecía que la mención de Él, la había dejado exhausta.
-El demonio contaba con la presencia de una joven humana a la que había raptado en una de sus muchas salidas al mundo superior-continuó-y una horrible idea se formó en su cabeza, copuló con ella y de esa unión nacieron dos seres medio humanos y medio demonios que mataron a su madre nada más nacer, los primeros vampiros, un macho y una hembra.
La pelirosa escuchaba con gran atención, al parecer ellos siempre estaban rodeados de maldades.
-A las pocas décadas Lucifer contaba con el número suficiente de vampiros y él y sus otros demonios los arrojaron a la tierra con el fin de que exterminasen a los humanos pero las cosas se torcieron cuando Él-señaló al cielo-creó a otros seres que los humanos siempre asociaron con el diablo-dijo la pelicafé-nuestros eternos enemigos, los lobos.
Aquello sí que la dejó impresionada, ¿alguien como Él había creado a los licántropos? eso si que era algo que no se esperaba para nada.
-Pero algo pasó luego con los licántropos que hizo que su creador les diese la espalda y la gente empezase a llamarlos criaturas del diablo, pero eso es una historia que no tiene por qué interesarte.
Pero al contrario, había despertado la máxima curiosidad en la pelirosa, no en vano su amiga Ino era un licántropo y se preocupaba por ella, aún así decidió no ser mal educada y no interrumpió.
-Pero los vampiros evolucionamos como los humanos y algunos empezamos a tener conciencia sobre nuestra naturaleza y nuestro deber como criaturas superiores, algunos decidimos convivir pacíficamente con los humanos y solo alimentarnos cuando fuese estrictamente necesario mientras que otros siguieron en la oscuridad, ahí nacieron los Sombra y los Luminati.
Una sonrisa surcó el rostro de la pelicafé y Sakura pudo ver sus afilados colmillos.
-Personalmente puedo presumir de ser una de las sangre pura más viejas del mundo, nací en España en 1230 en una pequeña aldea que estaba situada donde ahora se encuentra la principal ciudad del país.
Sakura se quedó de piedra, en ningún momento pensó que la sangre pura fuese occidental pues sus rasgos eran totalmente asiáticos.
-Nunca conocí a mis padres y no tomé conciencia de mi verdadera naturaleza hasta que al cumplir los 18 años maté a la señora que se había hecho cargo de mí.
Una sombra de dolor atravesó los ojos de la noble, Sakura no dijo nada, el sufrimiento que debió haber sentido Tenten era muy fuerte.
-Me apresaron y me condenaron, creían que era una bruja, que el maligno me había poseído, no andaban muy desencaminados la verdad, hasta que el día de mi ejecución apareció ella, una mujer de cabello rosa y ojos verdes con una cara surcada por algunos rasgos asiáticos-los ojos de la pelicafé se iluminaron de respeto y admiración-dijo que venía a buscarme y yo me pregunté que podía ver aquella extraordinaria dama en mí para querer llevarme con ella, dijo que ella era como yo, que no debía tener miedo porque ella me llevaría a su casa y me explicaría todo, vestía unas ropas carísimas y llevaba una diadema y una anillo de oro con una esmeralda.
-¿Quién era esa mujer?-preguntó Sakura curiosa.
Tenten sonrió.
-Tu madre, la princesa de Europa, Akari Serim.
-Mi madre...-repitió la pelirosa emocionada.
-Me llevó a su palacio en Génova y allí me explicó esto mismo que hoy te explico yo a ti, me quedé con ella como su doncella, ella y su hada, Eishel-san, cuidaron de mí y me enseñaron todo lo que sé, mis padres habían muerto en España asesinados por un sombra, estaban de viaje por unas semanas y luego regresarían a Japón, mi madre se puso de parto allí y tenían intención de volver rápidamente a casa para presentarme a la nobleza, pero...ya ves, así que cuando cumplí los 30 años pasaron a mi disposición todos sus territorios, que no son pocos, no sé si sabes que toda España, Suiza y Dinamarca me pertenecen.
La pelirosa se quedó embobada.
-Aún así seguí viviendo con tu madre y posteriormente con su marido y sus tantos hijos, lamentablemente ninguno sobrevivió, hasta que sucedió aquello que puso fin a la realeza Serim.
Se acercaba la parte de la historia que despertaba el más intenso interés en Sakura.
-Por entonces tu madre y tu padre ya eran reyes de los continentes y tú ya habías nacido, la gente culpa a los Sombra del asesinato y no se equivocan, pero lo cierto es que Demetrio nunca hubiese tenido éxito sin la ayuda de alguien de nuestro clan, irrumpió en el castillo y mató a todos los Serim llevándose con él a la hermana de tu madre, tu tía.
La pelicafé tomó un respiro mientras clavaba los ojos en un punto inespecífico rememorando lo sucedido aquel día.
-Eishel y yo nos encontrábamos en tu cuarto cuando todo pasó, tuvimos el tiempo justo para escapar contigo, cuando huíamos nos encontramos con su majestad por el camino, nos dijo que te cuidásemos y que te escondiésemos y eso hicimos-siguió-fue muy doloroso para mí, la quería como una madre y cuando me enteré de su muerte fue como si yo misma hubiese muerto.
Sakura hacía un gran esfuerzo para contener las lágrimas, todo era tan cruel, tan injusto...
-Por aquel entonces había llegado a la corte una nueva noble-dijo Tenten endureciendo de golpe su voz-venía de Alemania y en seguida encandiló a todos con su largo pelo rubio y sus ojos claros, había sido una valquiria y había luchado por su país en el ejército humano y dijo que había abandonado sus tierras al saber de la muerte de los monarcas y sus sucesores, su campaña fue todo un éxito, salvando la rama asiática de tus padres, el trono siempre había pertenecido a los occidentales, la familia Serino de Italia era la más importante del mundo, que con el tiempo pasó a llamarse Serim, así que vieron la llegada de aquella mujer como un bendición.
-La Reina-dijo la pelirosa.
-Exacto, todos la veían como una chica inocente y buena pero a mí nunca me convenció, esa venía a por el trono, supe en mis investigaciones que pertenecía a una familia de sangre pura de poca importancia y que era dueña del reino de Alemania-continuó destilando odio-el gobierno estaba en caos y si queríamos evitar que los sombra nos masacrasen debíamos elegir rápido a un nuevo monarca, al no existir monarca en esos momentos no se podía realizar la tradicional pelea por el trono y tuvimos que convocar elecciones populares, ella se presentó voluntaria al igual que yo y varios sangre pura más, nadie la conocía pero ganó, somos pocos los sangre pura asiáticos y entre los occidentales hay mucho racista, así que ella era adorada por los sangre pura pero los civiles la odiaban.
-¿Crees que lo tenía todo planeado?
-Todo lo que está pasando es obra de ella, sino ¿por qué querría entregar Hokkaido siendo una de las regiones más poderosas del reino de Japón? ¿Y por qué tendría tanto interés en conocerte? eres una amenaza para ella ojo-sama por eso debes tener cuidado, no te fíes ni de ella ni de la Guardia Real, ni de su camarilla de lores, los ancianos, y nunca, nunca te separes de tu guardián.
-Va-vale.
-No pretendo asustarte, solo te digo como están las cosas, así está nuestro mundo-dijo levantándose-ya es de noche y debo atender unos asuntos, por favor no dudes en buscarme cuando me necesites, tu madre fue muy buena conmigo y no dejaré que nada malo le pase a su hija y verdadera Reina.
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Iban de regreso en el coche, en silencio.
Sasuke la miraba de reojo, Sakura lloraba con la cabeza apoyada en la ventanilla del coche, más de su boca no salía ni un triste sonido.
Podía imaginarse lo que Tenten le había contado, lo que a él le había faltado el valor de decirle por no hacerle daño.
-¿Tú también piensas que es una traidora? ¿Qué fue ella la que ayudó a Demetrio a matar a mi familia?
-Sí.
Ella se giró y lo miró.
-¿Por qué no me has dicho nada? ¿Por qué tengo que enterarme por los demás de las cosas relacionadas conmigo? ¡Debías habérmelo dicho tú, Sasuke!
-¿Y qué hubieses ganado con ello?-dijo secamente-¿te haría sentir mejor? da igual quien te lo contase.
Ella se quedó callada.
-Yo quería que me lo dijeses tú-susurró-nunca dices nada Sasuke, siempre te quedas callado y vas y vienes de un lado a otro sin decirme nada, ¿cómo crees que me siento?
Él no le decía a donde iba porque no quería preocuparla.
-Hmp.
Ella estiró su mano y la dejó encima de la de él, acariciándole los dedos.
-Desearía volver a ser humana-dijo de repente.
Él la observó durante un segundo, la chica tenía la mirada perdida en la nada.
-¿Por qué?-preguntó.
-Porque si yo fuese humana ninguna estúpida regla me mantendría alejada de ti.
Los ojos de Sasuke se oscurecieron aún más.
-Te dije que no te abandonaría-susurró, decir aquello era difícil para él-no eres como los demás Sakura por eso yo...te amo.
Había dicho aquello tan bajo que Sakura apenas lo escuchó.
El corazón le latió con fuerza, aquella era la primera vez que él le decía que la amaba, le había dicho que la quería pero no que la amaba.
Sasuke estaba algo sonrojado y tenía la cara medio volteada, ella sonrió dulcemente y se limpió las lágrimas.
-Yo también te amo.
Él sonrió de medio lado.
Realmente Sakura era extraordinaria y en ese momento supo que ya no había más razones para ocultarle cosas.
-Te voy a enseñar una cosa-dijo.
La pelirosa lo miró con curiosidad.
-¿El qué?
-Hmp, ya lo verás.
-No seas malo Sasuke, dímelo.
Él negó con la cabeza.
La pelirosa se pasó todo el rato insistiendo que le contase hasta que llegaron a la casa del pelinegro.
Sasuke la agarró de la mano y la condujo en silencio hasta la puerta de su casa.
-Sasuke, dime ya.
-Mira que eres molesta.
Los dos subieron por las escaleras hasta el cuarto piso y solo entonces Sakura comprendió lo que Sasuke estaba haciendo.
En su rostro apareció una sonrisa emocionada.
Las manos empezaron a sudarle y el corazón le martilleó contra el pecho con cada paso que daban hacia esa extraña puerta.
Sasuke la miró con una sonrisa de medio lado, él también estaba expectante.
Sacó del bolsillo unas llaves viejas y abrió la puerta, esta crujió por lo vieja que era pero abrió fácilmente.
Sakura abrió la boca de par en par, lo que había detrás de esa puerta era nada más y nada menos que otra casa.
Una casa dentro de otra casa.
Miró a Sasuke con una interrogante.
-Bienvenida a la casa donde viví una buena parte de mi vida.
Aquello sí que la dejó atónita.
-En 1670 esta casa fue tachada de embrujada porque en ella aparecieron muertos una familia en extrañas circunstancias y en 1800 volvió a repetirse la historia-realtó él con un tono divertido.
-¿Vosotros eráis los cadáveres?
Sasuke asintió.
-La primera vez éramos nosotros, para la segunda vez usamos los cadáveres de dos humanos y sus dos hijos que se parecían a mi familia.
La pelirosa arrugó la cara de asco.
-Entonces los ruidos, las luces...no eran fantasmas.
-Éramos nosotros-aclaró el pelinegro divertido-los humanos tienen una imaginación desbordante.
Sakura se echó a reír, pensando en todas aquella personas que decían que habían fantasmas, y resulta que era la propia familia que seguía viviendo allí.
-La mansión en realidad eran dos casas unidas-dijo él mientras caminaba por la estancia.
Aquel era el salón, lo supo por las cantidad de ricos sillones, cuadros y adornos.
En el centro había una mesa de banquetes la cual estaba llena de papeles y con una silla ligeramente separada.
-Puedes mirar, hablan sobre ti-dijo él señalando los papeles.
Y en efecto, allí estaba toda su vida como humana, sus aficiones, sus costumbres, resultaba espeluznante imaginarse que había sido investigada con tanta eficacia.
-Conseguí la información haciéndome pasar por tu hermano desparecido, así en cualquier lado me daban información de ti.
La pelirosa sonrió.
En la mesa también había una copa de whisky medio vacía y un vaso.
(Este es el lugar donde se encontraba Sasuke la primera vez que apareció Naruto en el fic, como veis esta habitación ha aparecido en el fic desde el principio).
Continuó paseando por la estancia, todo estaba muy vacío y los pocos muebles que había la mayoría estaban tapados con sábanas, como en la otra casa.
-Nadie vivió aquí desde que mis padres murieron-dijo el pelinegro-y si no hubiese sido por ti seguiría deshabitada.
La pelirosa abrió la otra puerta que había en la estancia y que daba a un pasillo.
El pasillo estaba lleno de cuadros.
-La familia Uchiha-dijo él-la familia sangre pura más poderosa de Oriente.
Sasuke caminó hacia el primer cuadro, en él se veía a un hombre moreno y de ojos grandes y negros, iba vestido de una forma que Sakura jamás había visto, era un extraño traje militar.
-Este es Shizui Uchiha, mi abuelo, vivió desde el año 300 antes de...Jesús, hasta que nací yo en el siglo XVI, no lo conocí pero sé que fue un sangre pura miembro del consejo de ancianos, que son los que controlan las actividades de los guardianes y de la Guardia Real.
Sakura asintió, Shikamaru-sensei le había hablado de ellos que también se hacían llamar Cámara de los Lores.
Luego avanzó hacia el siguiente cuadro, esta vez era una mujer.
-Mi abuela, Fumijo Uchiha, sangre pura y dama real de tu abuela materna, la Reina por aquel entonces, tampoco la conocí, pero dicen que era una mujer con carácter.
Era una mujer hermosa de pelo y ojos castaños, expresión severa e inteligente y vestida con un sencillo kimono.
El siguiente cuadro era otra vez de un hombre, de pelo castaño y ojos oscuros, el parecido con Sasuke era enorme y tenía esa misma expresión fría.
-Es mi padre, Fugaku Uchiha-dijo él con voz apagada-era un sangre pura miembro de la corte real y un buen padre, siempre nos trató bien aunque nosotros no fuésemos sangre pura.
Sakura no tuvo tiempo de preguntar pues él volvió a hablar.
-Mi madre, Mikoto Uchiha-dijo pasando al siguiente cuadro-era una renacida, él la convirtió porque se había enamorado de ella y no soportaba la idea de verla morir, vivieron su romance a escondidas, ya sabes por qué, mi padre tuvo que casarse con otra sangre pura, pocas veces venía a vivir con nosotros pero siempre sacaba tiempo, él le cedió su apellido a escondidas y la trajo a esta casa.
En el cuadro aparecía una mujer preciosa, con el pelo negro largo y unos ojos del mismo color que expresaban una gran tristeza.
-Tuvimos que fingir nuestra muerte en el año 1670 porque un humano empezó a decir que éramos ''raritos'', vivimos hasta 1790 aquí escondidos y luego volvimos a la otra casa, ya nadie nos recordaba y fue fácil fingir que éramos unos nuevos inquilinos pero en 1850 tuvimos que escondernos otra vez, esta vez tuvimos que usar el cuerpo de una familia humana para fingir nuestra muerte y luego volvimos para aquí, fue divertido fingir millones de veces que éramos nuevos inquilinos, creo que eso ayudó a crecer la leyenda, pues cada diez años se cambiaba de inquilinos, o eso creían los humanos.
-¿Qué pasó después?-preguntó la pelirosa.
La voz de Sasuke se quebró.
-La mujer de mi padre nos descubrió y fuimos acusados, no tuvimos tiempo de huir todos juntos, mi padre estaba con nosotros en ese momento, mi hermano y yo pudimos escapar pero mis padres no pudieron y la Guardia Real los mató.
La voz de Sasuke expresaba gran dolor.
Sakura lo abrazó con fuerza, por eso él odiaba a los sangre pura, aquello había sido horrible.
-¿Sabes quién era la mujer de mi padre?-dijo él con odio y abrazándola con fuerza-la Reina.
El corazón de Sakura se quedó paralizado y lo abrazó con más fuerza.
Que mujer más horrible, ¿cómo había sido capaz de hacer aquello?
Y ahora también entendía el miedo de Sasuke, el miedo que sentía por ellos dos, porque la historia de algún modo se repetía.
-Eso no nos pasará a nosotros-dijo mirándolo a los ojos-nosotros estaremos juntos Sasuke.
Los dos se agarraron de la mano y continuaron viendo los cuadros.
El siguiente lo reconoció, era Itachi, de adolescente, vestido con unas ropas de la Edad Media.
Sasuke no dijo nada de él solo mencionó que ahora era jefe de la Guardia Real.
No debía ser fácil entender porque tu hermano se había unido a los que habían matado a tus padres.
-Y este soy yo-dijo señalando el último cuadro.
Un niño de cinco años completamente diferente al Sasuke de ahora, en el cuadro tenía el pelo peinado a la perfección y lucía una cálida sonrisa de la cual faltaban dos dientes, realmente el pintor había reflejado cada detalle.
Sakura pasó una mano por la pintura y sonrió tristemente.
-Injusto-susurró llevándose la mano a la boca y dejando escapar unas cuantas lágrimas-es muy injusto.
-Es algo que ya pasó-dijo él endureciendo la voz y siguiendo hacia delante-las demás puertas son habitaciones pero no tienen nada especial salvo una de ellas.
Sakura se secó las lágrimas y miró por última vez al Sasuke sonriente del cuadro antes de seguir al pelinegro.
Entraron en la última habitación.
Era negra y todos los muebles estaban ocultos bajo sábanas.
-Este era el cuarto de huéspedes, y te diré que aquí residió tu madre durante un día.
Sakura abrió los ojos de par en par.
-Tu madre no era como los otros sangre pura, nunca nos delató y siempre apoyó a mi padre, eran muy amigos al igual que con tu padre, siempre nos ayudaron y por eso Itachi y yo pudimos vivir sin que nadie nos juzgase, porque ellos nos apoyaron, pero eso no era lo que quería enseñarte, aquí hay algo que es tuyo por derecho.
Se alejó de Sakura y se acercó a uno de los cuadros cubiertos, el más grande de todos.
Descorrió la sábana y quedó al descubierto una mujer que era el vivo calco de ella misma, salvo por aquellos rasgos occidentales que se mezclaban con los asiáticos.
-En ese día que estuvo aquí mi madre se hizo muy amiga de la Reina, mi madre le expresó sus deseos de tener un cuadro de ella, diciendo que nada le haría más ilusión que aquello y tu madre le cumplió el capricho.
-¿Es...mi madre?-preguntó emocionada mirando fijamente al cuadro.
Sasuke asintió.
Llevaba puesto un vestido negro y rojo, el pelo rosa caía suelto por su espalda y hombros haciendo juego con la diadema dorada que llevaba en la cabeza.
Sus ojos jade refulgían de vivacidad y en su mano llevaba un anillo dorado con una esmeralda redonda.
-No tengo nada de tu padre porque ni mi madre ni mi hermano ni yo lo conocimos como para que nos hiciese regalos, solo mi padre tenía trato con él, pero pensé que debía entregarte este, a fin de cuentas es tuyo.
-Gracias, gracias, gracias-dijo abalanzándose sobre el pelinegro y cubriéndolo a besos.
Aquel era el mejor regalo que le habían hecho nunca.
-Lo que si me gustaría saber es...el nombre de mi padre-dijo-conozco el de mi madre, se llamaba Akari, pero no sé el de él.
Sasuke reflexionó un momento hasta que se acordó del nombre del monarca.
-Se llamaba Mitsuhito Serim, no es extraño que los sangre pura de una misma familia se casen entre sí-dijo al ver la cara de la pelirosa-pero no es obligación.
-Menos mal, por lo menos sé que no tendré que casarme con Alecto-bromeó.
Él sonrió.
Los dos juntaron sus labios en un largo y dulce beso.
Tras ellos se oyó el chasquido de una ventana rompiéndose.
-Ops, sentimos la interrupción-dijo la voz de Naruto tras ellos.
Hinata y Naruto los miraban avergonzados.
Sasuke se lo quedó mirando contrariado y Sakura atónita.
Parecía que venían de la guerra, con todas las ropas rotas.
-¡Ahí va! ¡Le has enseñado el cuadro de la Reina a Sakura-chan!
-Es su madre imbécil, claro que se lo enseñé-dijo-¿me puedes decir que pasa aquí?
-Mira Hinata-chan, mira como se parecen-dijo él desviando el tema.
-Es cierto-dijo la ojiperla asombrada.
-Hmp, ¡¿me decís de una vez qué hacéis aquí?!
-Ah, jajaja-empezó Naruto con una risa nerviosa-verás un lobo asesino nos seguía y...
-¿No eres capaz de defenderte solo, idiota, que vienes a pedir ayuda?
-Mientras lo seguíamos junto a otros dos licántropos...la Guardia Real me vio y en este momento vienen a por mí.
Sasuke se llevó una mano a la cabeza y luego se abalanzó sobre su amigo.
-¿Y se te ocurre venir a refugiarte aquí? ¡Este es el sitio menos indicado!
Naruto agachó la cabeza.
-¡Lo sé! no vengo a pedirte que me des refugio a mí, solo quiero que cuides de ella-dijo señalando a Hinata-yo me entregaré.
Sasuke dio una patada a la pared, agrietándola.
-De aquí no te mueves-dijo esta vez Sakura-ya encontraremos una solución.
-Por supuesto que de aquí no se mueve-dijo Sasuke-me lo vas a explicar todo.
Pero las palabras se perdieron en el aire en el momento que llamaron al timbre de la verja.
-¡Joder!-exclamó Sasuke.

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