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[+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*
Dresti:
Hola gente! si lo sé, queréis matarme y yo no tengo perdón por haber tardado tanto, mis disculpas son que estuve un mes de vacaciones y allí a donde fui no había internet y no podía conectarme y hasta ahora que he vuelto no he podido terminar el capi y subirlo.
Bueno algunos, sino la mayoría (eso seguro), desearéis mi muerte después de leer este capi así que me marcho a fortificar mi casa y a comprarme una armadura mientras os dejo leer.
Cuenta de twitter: DrestiChan
16. El adiós de una princesa.
Cuando llegaron al aeropuerto de Narita era noche cerrada, por precaución habían decidido viajar de noche en lugar de coger los vuelos más atestados que había a lo largo del día, sabían que corrían el mismo riesgo o más, pero no era necesario involucrar a los humanos en una guerra que no les concernía, al menos no directamente. Ahora se encontraban en un edificio abandonado a las afueras de Tokio.
Sakura se mantenía callada, sentada al lado de Sasuke y Hinata, quien seguía con Hinoiri en brazos. La peli rosa, a pesar de su posición y expresión estática estaba muerta de miedo, pues en esos momentos caminaban hacia la que sería la tumba de muchos de ellos, la de sus súbditos venidos de todas las partes del mundo y que la seguirían en aquella alocada aventura.
Suigetsu le había dicho que a su convocatoria había asistido unos cien sangres pura, dos mil nobles y seis mil renacidos. Un ejército de unos ocho mil hombres y mujeres, numeroso para alguien novato como ella pero a todas luces insuficiente para enfrentarse a los ejércitos de Demetrio y Crimilda juntos, nadie sabía cuántos serían pero Suigetsu ya había hablado de unos quince mil partidarios de la reina, y sin duda el ejército de Demetrio sería también bastante numeroso. Era un suicidio, pero no quedaba otra opción. Ella lo sabía muy bien, era su destino y no se podía escapar del destino, como le había dicho Tenten.
-¿Se ha decidido ya dónde tendrá lugar la batalla?-preguntó Naruto.
-Nadie lo sabe, Crimilda avanza de un lado a otro sin ningún tipo de organización y de Demetrio no se sabe nada.
Itachi negó con la cabeza.
-Esto no me gusta-dijo al fin-los sombra no suelen pasar inadvertidos y esta tranquilidad y repentino silencio no pueden traer nada bueno.
Naruto asintió.
-No podemos seguir así, el terreno ya no nos es muy favorable como para que por encima no sepamos a lo que atenernos cuando vayamos a combatir.
-No deberíamos haber vuelto a Japón-esta vez fue Sasuke quien intervino.
Todas las miradas se fijaron en él.
-Japón es el país más seguro para nosotros-dijo Itachi-dominamos casi todo el terreno y además los lobos están aquí.
-Japón no es ni de lejos el lugar más seguro para nosotros-contestó con su habitual tono frío-en primer lugar, es bastante obvio que vendríamos aquí y sin duda será el primer lugar a donde vengan a buscarnos por lo tanto perdemos el factor sorpresa, tampoco es el terreno adecuado para nosotros, es muy boscoso y no estamos acostumbrados a luchar juntos, mientras que nuestro enemigo sí y, además, Hokkaido pertenece a los Sombra.
-Esto va a ser una masacre-afirmó el rubio.
Sakura se había mantenido callada y pensativa durante toda la conversación, tampoco es que ella pudiese ayudar mucho, no sabía nada sobre organizar ejércitos o estrategia militar pero hacía un rato que una idea le rondaba la cabeza, era algo descabellado y seguramente imposible, pero visto lo visto era la única solución algo viable, no, ella sabía que era la única solución, muy a su pesar lo sabía perfectamente.
-Yo tengo una idea-dijo en voz baja, aún así todos la escucharon y clavaron sus ojos en ella-es algo descabellado y que posiblemente no funcione pero si se lograra podríamos resolver todos esos problemas que ha mencionado Sasuke.
Mantuvo un minuto de silencio ante tan atento público. La verdad es que cuanto más lo pensaba más loco le parecía su plan pero era la única forma, la única forma de que lograsen la victoria.
-Yo había pensado que el lugar del combate sea Japón, o eso les haremos creer a ellos-añadió rápidamente al ver un puñado de bocas abiertas dispuestas a replicarle.
-Demonios Sakura, habla de una vez-le espetó Ino.
-Yo puedo tele trasportar a ambos ejércitos al lugar que vosotros me digáis-terminó.
Nada más acabar de decir aquello todos negaban con la cabeza, todos menos Suigetsu, que la miraba interesado y pensativo.
-Es una locura, no controlas tu poder-dijo Alecto-pasados unos minutos volveríamos al campo de batalla de Japón y además eso te dejaría tan agotada que no podrías defenderte, hay que buscar otra forma.
Los demás asintieron.
-Pues a mí me parece un plan perfecto-dijo Suigetsu-sorprenderíamos al enemigo y llevaríamos nosotros la ventaja y tendríamos un grupo dedicado exclusivamente a proteger a Sakura para que nada malo le pasase.
-Sakura podría morir-añadió Alecto.
-Puedo entrenar, ya he mejorado bastante, podría lograr…
-No-se escuchó a voz de Sasuke-no vas a hacer nada.
-Es la única forma…-empezó Naruto, que empezaba a ver las ventajas del plan.
-¡He dicho que no!-rugió el pelinegro.
Sakura torció el gesto, estaba bien que quisieran protegerla, pero ella era la reina e iba a entrar en combate, estaría en peligro de muerte tele trasportara o no al ejército.
-No creo haber dicho que necesitase vuestra opinión-gruñó.
-No pienso permitir que…-empezó Sasuke.
Sakura se enfureció y le enseñó los dientes, cosa que dejó a todos sorprendidos, principalmente al pelinegro.
-Soy la Reina por derecho legítimo, no necesito que tú ni nadie me permita o no hacer lo que considere oportuno-escupió.
La mirada que le dedicó Sasuke fue la más gélida que había visto en toda su vida y Sakura enseguida se sintió mal por lo que acababa de decir, pero ya estaba cansada de que todos se arriesgasen por ella y que ella no hiciese nada, no era ninguna cobarde.
Sasuke le torció la cara y se marchó de la estancia dando tal portazo que rompió la puerta. El resto de presentes se mantenía en absoluto silencio. Suigetsu fue el único que se atrevió a romperlo.
-¿Entonces qué hacemos… Majestad?-añadió al final.
Sakura se puso colorada, pero tanto ella como ellos debían acostumbrarse a aquello, no en vano eso era lo que era, la legítima dueña del trono.
-Haremos lo que he dicho, solo falta buscar un lugar adecuado para la batalla y que yo lo veo con anterioridad, sino me será imposible hacer la tele trasportación-ya le sería bastante difícil de todos modos.
-Yo conozco un lugar-dijo Alecto-deshabitado, sin mucha vegetación y rodeado de montañas que nos pueden valer de defensa.
-¿Y cuál es ese lugar paradisíaco?-bromeó Suigetsu.
-El Tíbet.
Enseguida todo se convirtió en una refriega entre los que estaban acuerdo y los que estaban en desacuerdo pero Sakura no se quedó a escuchar, ellos entendían más que ella y ya le comunicarían lo que se haría al final, ella ahora tenía que buscar a Sasuke y solucionar el abismo que se había creado entre ellos dos.
No le costó encontrar su rastro y poco después se lo encontró sentado en la copa de un árbol con la mirada clavada en la luna casi llena.
-¿A qué has venido, Majestad?-le preguntó gélidamente.
-Tenemos que hablar Sasuke.
-Hmp.
Ella se encaramó al árbol y se sentó a su lado, en silencio, el primer silencio incómodo entre ellos dos desde que estaban juntos.
-Pensé que te habías marchado-susurró.
-Hmp.
Estaba claro que él no se lo iba a poner fácil y eso le dolía, ella no tenía opción, no podía apartarse de todo aquello, era la reina, la futura reina y era su deber estar allí, y él lo sabía, siempre lo había sabido.
-No me puedes hacer esto, Sasuke.
Una media sonrisa irónica apareció en el rostro del pelinegro.
-No se me ocurriría nunca decirle a su Majestad que debe o no debe hacer.
-Pensé que sería más razonable pero veo que no.
-¡¿Razonable?!-explotó él, arrancando una rama de cuajo-¡¿Qué no soy razonable?!
Sakura se quedó paralizada, era como si el ojinegro estuviese poseído por algo maligno, la estaba asustando.
-¡¿Fui yo el que se largó durante meses sin dar señales de vida?! ¡¿Fui yo quién te ocultó que íbamos a tener un hijo?! ¡¿Soy yo el que se va a lanzar a un ataque suicida?!
La miró fijamente a los ojos y así estuvieron durante un rato hasta que él se calmó y volvió a sentarse a su lado sin tocarla.
-¿Quién es la que no es razonable? Siempre haces lo que quieres Sakura, siempre.
-Yo no elegí esto, sabes lo asustada que estoy-las lágrimas le rodaban por las mejillas.
Él no contestó.
-No me lo hagas más difícil Sasuke, te necesito.
-Me necesitas Sakura-escupió él-yo también te necesito, te necesito viva, porque ten claro que si vas a esa batalla y llevas a cabo tu maldita idea no sobrevivirás, ¿o a caso piensas que los enemigos van a esperar a que recuperes las energías después de la tele trasportación? Verán lo débil que estas y se lanzarán a por ti, y te matarán, eso tenlo seguro, ¿eso es lo que quieres?
-No tengo otra opción-dijo derrumbándose-no puedo rendirme y no puedo seguir huyendo, ¿qué quieres que haga? ¿Qué mande a morir a todos mis amigos y gente que me apoya mientras yo me quedo calentita en algún lugar lejos del peligro? ¿Tú harías eso, Sasuke? ¿Serías capaz de dejar morir a la gente que quieres mientras tú estás sentado sin hacer nada? ¿Crees que no sé que me voy a morir?-las lágrimas abandonaban sus ojos como ríos de sal-no volveré a ver a mi hija, no volveré a estar contigo, nunca más volveré a Konoha ni a toda la gente que me quiso mientras era humana.
Mientras hablaba lo miraba fijamente y pudo ver como el odio desaparecía poco a poco y regresaba el Sasuke de siempre, el que la abrazaba cuando tenía miedo, el que estaba siempre con ella pasase lo que pasase.
-Me voy a morir-sentenció, dejando entrever todo el miedo que sentía-y no quiero estar sola.
Sasuke suspiró y apartó la mirada, pero no lo suficientemente rápido para que ella no viera la lágrima que se le había escapado del ojo.
-No me pidas que te deje morir-dijo en un susurro apenas audible-no lo permitiré.
-¿Sabes?-dijo ella-antes de subir al avión estuve hablando con Tenten, ella me vio morir, no me lo quiso decir antes, no quería preocuparme, pero al final me lo dijo, me dijo que solo ganaríamos la batalla si yo moría, no me dijo como, solo que pasaría, y si voy a morir Sasuke, será salvándoos a vosotros y llevándome por delante a tantos de ellos como me sea posible.
Había dejado de llorar, compartir aquel secreto con Sasuke la había llenado de una extraña paz, en cambio la cara de Sasuke era una máscara gélida de nuevo, como cada vez que intentaba ocultar todo lo que sentía.
-Nos rendiremos-dijo.
-Sabes que dará igual, si nos rendimos, morimos todos, si luchamos, sobreviviréis la mayoría.
-No te voy a ver morir-gruñó-te encerraré.
Sakura le cogió la cara con las manos y apoyó su frente en la de él.
-Mi valiente guardián-susurró-siempre me has protegido y me has querido como nadie, ahora tienes que dejar que me vaya.
-No puedes pedirme eso.
-Ganaremos y tú serás coronado rey y vivirás, vivirás para protegerlos a todos y para… y para cuidar de nuestra hija, yo no estaré para hacerlo y te necesitará, tú le darás el cariño que yo no podré darle y estarás con ella, será una buena niña y una buena mujer.
Volvía a llorar y lo que le hacía más daño, él también, Sasuke lloraba como nunca lo había hecho en sus tantos siglos de vida, lloraba de impotencia, de pena, pero sobre todo lloraba de dolor, siempre le habían arrebatado todo lo que quería y ahora Sakura se marcharía, para no volver nunca más, pero él no podía permitirlo, no quería aceptarlo, a la mierda el destino, el cielo y el infierno y toda esa mierda, él no la iba a ver muerta.
-No vas a morir-sentenció.
Ella negó con la cabeza, sabía que él no lo aceptaría fácilmente, ella en su lugar tampoco lo haría, pero la verdad era la verdad, por muy dura e injusta que fuese, aunque ya no tenía más ganas de intentar convencerlo, estaba asustada y lo único que quería era aprovechar los últimos minutos de vida que le quedaban con él.
Arrimó su cara a la suya y le dio un dulce y largo beso bañado en lágrimas.
Detrás de ellos se escuchó un grito espantoso, ambos reconocieron la voz enseguida.
-Hinata.
Demetrio sonrió triunfal cuando su hija Anferis le entregó el pequeño botecito de cristal lleno de sangre roja.
-No fue difícil conseguirlo tal y como vos dijisteis padre, la mujerzuela de Naruto tiene una mente fácilmente manipulable y bastaron solo unos segundos para hacerme con su mente y que mordiera al bebé, todo se sumió en el caos y me metí en la mente de los demás para que ninguno de sus malolientes cerebros me viese entrar en la habitación y robar la sangre de la niña.
-Podías haber aprovechado el momento y matarlos a todos-contestó él.
-El control mental exigía cada una de mis fuerzas, a penas si pude mantenerlo mientras escapaba y mucho menos podría matarlos, moriría yo en el intento.
-Es igual-sonrió él-lo importante es que tenemos la sangre y ahora podremos abrir la puerta y cuando Lucifer entre en este mundo con su ejército de demonios nada ni nadie será capaz de derrotarnos.
Dresti:
Hola gente! buf por fin puedo venir a subir la conti, creía que no podría volver al ordenador en años, de hecho los que me habéis visto por twitter fue desde el movil y poco... pero bueno por fin pude escaparme a subir la conti.
Las cosas se complican y la guerra ya está super cerca y con ella el final de este fic, pero en fin para eso todavía quedan algunos capítulos y ahora os dejo leer, ya me contaréis que tal.
Cuenta de twitter: DrestiChan
17. La Llegada
Si Sasuke había pensado que las cosas no podrían ponerse peor, en el momento que vio el cuerpo de su hija cubierto de sangre se dio cuenta de que estaba equivocado. En su mente todo se volvió rojo, escuchó los gritos de alguien y después un fortísimo golpe. No fue hasta el momento en que volvió en sí que se dio cuenta de que el grito había salido de la garganta de Sakura y el golpe fue provocado por Itachi cuando lo sujetó a él contra el suelo.
-¡Suéltame!-vociferó, forcejeando con toda la fuerza de su cuerpo-tiene que pagar lo que ha hecho.
Al otro lado del cuarto, Mikoto, Suigetsu, Neji, y Alecto agarraban entre todos a una enfurecida Sakura, y aún así les costaba retenerla, que había perdido todo atisbo de cordura. Naruto por su parte sostenía en brazos a una inconsciente Hinata.
Tenten, Kiba y Sai estaban ayudando a Itachi a sujetar a Sasuke mientras que Eishel se había llevado a la niña para curarla. Ino daba vueltas por todas partes, en una postura muy extraña, agachada con la nariz pegada al suelo y olfateando.
Pero en todo lo que pensaba Sasuke era en matar a la pelinegra que estaba en brazos de Naruto, solo quería matar a Hinata por lo que acababa de hacer.
-¡Soltadme de una jodida vez!-rugió lanzándole dentelladas a su hermano y a los demás-¡suéltame o acabo contigo, Itachi!
-¡No fue Hinata!-exclamó Ino como una loca para hacerse oír por encima de semejante caos.
-¿Qué estás diciendo? ¿Te has vuelto loca?-dijo Kiba-todos vimos a Hinata…
-A parte de nuestro olor aquí huele a otra persona, es un olor muy vago, casi imperceptible, pero te puedo asegurar que es el olor de un sombra.
¿Un sombra? ¿Demetrio? Si era así ese hijo de puta acababa de firmar su sentencia de muerte.
-Pero si eso fuese cierto lo habríamos visto-dijo Mikoto, que seguían forcejeando con el cuerpo enfurecido de la peli rosa.
-No tiene porque ser así-intervino Tenten-si esto ha sido llevado a cabo por Anferis, que es capaz de controlar las mentes, es totalmente posible, te felicito Ino, tienes un olfato excelente, nadie había captado ese rastro.
La rubia inclinó la cabeza en señal de reconocimiento.
-¿Has oído, ototo?-le susurró Itachi al oído-no ha sido Hinata, así que cálmate y te suelto, los de ahí necesitan mi ayuda para controlar a tu mujer.
Sasuke se quedó quieto y lo soltaron, pero para nada estaba relajado, un sombra se había colado delante de sus narices y casi había matado a su hija, sintió la ira subir por su cuerpo y lo que era peor sintió la ira de Susanoo en su cuerpo y como él iba perdiendo el control sobre sí mismo.
-¡Sasuke, no!-gritó su madre al ver como el cuerpo de su hijo se transformaba en el temible dios.
Cuando el chacra violeta rozó las paredes de la casa, esta se derrumbó y la tierra empezó a temblar.
En ese mismo momento Sakura dejó de pelear, volviendo por fin a ser dueña de su cuerpo y contemplaba como todos los demás el espectáculo terrorífico que ofrecía Sasuke.
Pero no tuvieron tiempo a seguir mirando porque enseguida Susanoo empezó a atacarlos con su enorme espada, provocando tal temblor que los mandó a todos por los aires.
Sakura estaba horrorizada, Eishel le había contado lo de Sasuke, él mismo le había hablado de Susanoo, pero ver aquello era horrible, allí no quedaba nada de Sasuke, eso era un auténtico demonio descontrolado, y si nadie lo paraba no quería ni imaginarse que podría llegar a pasarles a ellos o al propio Sasuke. Se giró en busca de la única persona que había visto anteriormente aquellos, Mikoto. La pelinegra estaba igual de aterrada que ella, no solo por lo que pudiese pasar, sino por el daño que podría sufrir su hijo en esos momentos.
-Mikoto-sama-la llamó la peli rosa-tienes que decirme como lo parasteis la anterior vez.
La pelinegra se quedó mirándola fijamente, al principio como si no fuese a decir nada, pero luego reaccionó.
-Eishel-san se transformó en vos ojo-sama-contestó-y entonces él se tranquilizó, pero esta vez… está más descontrolado, Susanoo no era tan grande la primera vez.
Sakura miró al monstruo, medía a lo menos 30m.
Se armó de valor, tenía que hacerlo, y se echó a caminar con paso decidido hacia el monstruo. Al momento se vio detenida por casi todos, sabía que no la soltarían, así que hizo lo único que podía hacer, desapareció y reapareció un paso al frente, volvieron a abalanzarse sobre ella pero su cuerpo regresó a su lugar de origen, aprovechando la confusión echó a correr hacia el pelinegro.
-¡Aquí!-gritó, para llamar la atención de Susanoo-¡aquí bestia inmunda!
Y lo logró, Susanoo se giró hacia ella e intentó matarla con su espada, pero ella la esquivó a tiempo.
-¡Escúchame Sasuke!-gritó-¡sé que estás ahí dentro y me oyes, tienes que volver! ¡Si no nos matará a todos! ¡Tienes que recobrar el control o… o si no me matarás!
Aquellas palabra fueron como la llave de un resorte, Susanoo se quedó paralizado y emitió un grito horroroso y después empezó a encoger, hasta convertirse en el inconsciente cuerpo del pelinegro, rápidamente corrió a abrazarlo.
-Es la ira-dijo Tenten.
Todos la miraron.
-La ira despierta a los… a Susanoo y los de su especie, y cuanto más profunda sea la ira mayor será el poder que ellos tengan sobre su portador-ante esto miró también a Itachi-sino aprendéis a controlar vuestra ira Tsukuyomi y Susanoo se apoderarán de vuestro cuerpo y vuestra mente y nunca más volveréis a ser libres.
El cuerpo de Hinata temblaba con tanta violencia que Naruto temía que la chica se fuese a deshacer en pedazos, por eso la llevaba fuertemente agarrada por los hombros. La situación ya se había normalizado, Sasuke volvía a estar consciente e Itachi y Alecto habían salido en busca de un nuevo lugar donde pudiesen quedarse ya que Susanoo lo había destrozado todo. Sakura había hablado con Hinata y, pese a que en un principio se había puesto hecha una furia, como era lógico al ver herida a su hija, había ido a donde Hinata, la había abrazado y se había interesado por su salud, diciéndole que no la culpaba a ella de nada de lo que había pasado pero aún así la pobre pelinegra era incapaz de dejar la culpa que sentía.
-Soy demasiado débil-susurró la ojiperla-no debería estar aquí, puedo poneros en peligro, el bebé… Hinoiri… casi muere por mi culpa.
Se acurrucó en el pecho del rubio, incapaz de aguantar los sollozos que le venían a la garganta.
-Te atacó a ti Hinata, porque aparte de Sakura eres la más joven, y a ella no se atreven a atacarla de ese modo porque su sangre es más fuerte, todavía no te has adaptado bien a tu nueva naturaleza, y además en tu caso es más complicado, porque estabas destinada a ser una mujer lobo, de esa forma los genes de vampiro no solo tienen que pelear contra los humanos sino que también contra los del lobo, eso debilita tu cuerpo, así que no debes culparte, más bien cúlpalos a ellos-dijo rechinando los dientes-esto te lo prometo Hinata, en cuanto me los eche a la cara les haré pagar con sangre lo que te han hecho.
-No quiero que cometas ninguna locura y menos por mí, no merece la pena-contestó ella medio sonrojada.
Naruto se paró en seco, la agarró fuerte de los hombros y la miró directamente a los ojos con el ceño fruncido, Hinata nunca lo había visto tan serio y enfadado.
-Ni por un momento vuelvas a pensar que luchar por ti no merece la pena, en todos mis dos mil años de vida nunca, óyeme bien, nunca había conocido a una persona tan especial como tú y ahora que te he encontrado no dejaré que nada ni nadie te lastimen, antes de hacerlo me doy un baño en agua bendita.
A la ojiperla se le nublaron los ojos, pero esta vez de felicidad, no entendía como alguien tan excepcional como Naruto la había elegido a ella, una chica tímida incapaz de defenderse a sí misma, sin nada especial.
Él se relajó un poco y le sonrió mientras le daba un beso en la frente.
-Aprenderás a valorarte, y cuando lo hagas nadie en este mundo podrá contigo-le susurró-así que basta de llorar y sonríe, no le des al demonio la satisfacción de ver a un ser de luz llorar.
Hinata se secó las lágrimas y sonrió, siempre era así, Naruto lograba sacar siempre lo mejor de ella misma, él también le devolvió la sonrisa y juntaron sus labios en un largo y profundo beso.
Suigetsu caminaba en círculos en medio de la oscuridad, una y otra vez, una y otra vez, cada vuelta más rápido. Desde unos metros de distancia Itachi y Alecto lo miraban fijamente.
-Tenía que ser justo ahora el momento elegido por los sangre pura para llegar a Japón-rezongó el pelinegro.
Los tres habían salido en busca de una nueva morada para pasar la noche después de lo pasado con su hermano y justo en medio del trayecto Suigetsu recibió una llamada avisando de la llegada de los sangre pura, todos los sangre pura que lucharían con ellos estaban llegando en esos momentos a Japón y los habían citado allí, en algún lugar perdido en medio de la absoluta nada.
-Por muchas vueltas que des no van a venir antes, así solo conseguirás prenderle fuego a la hierba-le dijo a su tío.
Este se giró y le levantó el dedo de en medio, y, aunque estaban a bastantes metros de distancia, Alecto, con su gran oído y aguda vista, vio y oyó perfectamente la respuesta de su tío.
-Es como un niño, no me extraña que quedase fuera de la línea sucesoria-dijo en voz bien alta.
Itachi sonrió.
-Entonces eso explica tus conductas infantiles.
Recibió un codazo que casi lo tumba en el suelo.
-Cuidado soldado, esta niña podría herirte y no precisamente en la barriga-advirtió con una sonrisa.
-Perro que ladra no muerde-contestó él apretando su cuerpo contra el de ella, en actitud desafiante y juguetona.
-¿Quién te ha dicho que yo sea un perro? Y, créeme cariño, muerdo, y mucho-dijo besándolo fieramente.
Itachi no pudo evitar una carcajada en medio del beso, era fascinante estar con Alecto, aunque fuese en un momento tan difícil como aquel.
-¿Debería, como tío que soy, preocuparme por la integridad de mi sobrina?-preguntó desde la distancia el peligris.
-No si quieres seguir conservando todas las partes de tu cuerpo intactas-le contestó la peli verde.
-Solo porque tu padre es quien es te perdono esa falta de educación-le respondió.
Alecto lo ignoró y volvió a besar a Itachi, esta vez más pausadamente.
-¿Qué crees que pasará?-le preguntó, ya hablando en serio.
-No lo sé, ahora Demetrio puede abrir la puerta y…
-Y si eso pasa todo habrá terminado-concluyó la ojiazul-a veces me doy asco a mí misma por tener algo de su veneno corriendo por mis venas.
-Tú no eres como él.
-Menos mal-contestó sarcástica.
Itachi la miró fijamente y notó su frustración.
-¿Qué te pasa realmente Alecto?
-Pasa que llevo toda mi vida viviendo con Anferis, conozco su aroma como si fuese el mío propio y no me he dado cuenta de su presencia, y una chica loba que nunca la ha visto en su vida ha sido capaz de notar su olor, eso pasa.
-Tampoco los demás nos enteramos, nos engañó a todos, si es culpa de alguien, es de todos por no estar lo suficientemente alerta.
Ella suspiró.
-Supongo que tienes razón.
-Yo siempre tengo razón-contestó él.
-Uchiha engreído-dijo con una sonrisa-después de todo tu hermano y tú no sois tan diferentes.
Itachi iba a contestar algo pero en ese momento un intenso olor dulzón, el más intenso que había captado en su vida, invadió el aire y ese olor solo podía pertenecer a la sangre dulzona de varios sangre pura acercándose.
Sakura se encontraba sentada con su hija en brazos junto a Eishel, que sostenía la cabeza de Sasuke en su regazo mientras murmuraba una especie de letanía relajante y de la mano le salía polvo de hada. Sasuke había vuelto a caer inconsciente debido a las secuelas del Susanoo y Eishel traba de ayudar lo máximo que podía.
El hada parecía una niña con su lustroso pelo naranja adornándole la cara pero sus ojos naranja fuego denotaban que había vivido y visto más de lo que ella tan siquiera podía imaginar, y esos ojos estaban preocupados. Sakura la recordó con nostalgia, no como hada, sino como su madre, la persona que la había criado y cuidado con amor.
-Nunca te he agradecido lo que has hecho por mí-susurró-ahora podrías estar con el resto de Hadas del Sol, sin tener que jugarte la vida con nosotros.
El hada la miró y le sonrió.
-Todo lo que he hecho lo hice a gusto y estoy orgullosa de ello-contestó-nunca podría arrepentirme, además la hadas lucharán, las hadas de la noche se han hecho poderosas y han sometido a los demás clanes y se han unido a los sombra, mi gente no se quedará con los brazos cruzados Sakura, esta guerra lejos de lo que parece, nos incumbe a todas las criaturas, incluso a los humanos, es una batalla entre el bien y el mal, y cualquiera que sea el resultado cambiará el mundo.
La chica asintió.
-Sé lo que te ha dicho Tenten sobre… sobre tu destino-prosiguió-he estado repasando todos mis hechizos por si encontraba alguna manera de ayudarte pero no he encontrado nada, si fuera necesario daría mi vida por la tuya.
-¿Por qué harías eso?-preguntó la peli rosa, sobrecogida.
-Porque aunque no sea tu madre biológica he cuidado de ti como tal en todos estos años y una madre no debe ver morir a sus hijos-dijo con lágrimas en los ojos.
Sakura miró a su hija y la entendió, hacía poco ella casi había enloquecido al pensar que su bebé podría estar muerta.
-No, no debería-contestó-¿puedo darte un abrazo, Eishel?
-Claro que sí-contestó el hada y las dos se fundieron en un afectuoso abrazo.
-Siento interrumpir-dijo Tenten-pero Suigetsu acaba de llamar, él, Itachi y Alecto vienen de camino, con todos los sangre pura, ha llegado el momento de que asumas el mando, Sakura.
sakuritha_haruno:
*O* *O* *O*!
Creo Que Morire x.x
Te Habia Dicho Que Eres Mi Idola? No?
Entonces Ahora Lo Digo
Eres Mi Jodida Y P E R F E C T A *-* I D O L A (Disculpa El Termino Jodida xD)
Espero Con Ansias La Continuacion
Dresti:
Hola gente, hacía mucho tiempo que no venía por aquí pero ha sido por una causa justificada, a parte de que esta semana he tenido los exámenes de la universidad, estos meses he tenido problemas personales en casa y he estado sufriendo ataques de ansiedad y no tenía ganas ni de salir de casa ni fuerzas para hacer nada y las pocas que tenía las gastaba en estudiar, así que no tenía las fuerzas ni los ánimos suficientes para ponerme a escribir, pero ahora ya estoy mejor y ya tengo ganas de escribir de nuevo. Este capi que traigo no es muy largo por un sencilla razón, como no quería haceros esperar más he decidido ir subiendo lo que ya tenía escrito del capi y cuando acabe la otra parte ya la subiré.
Bueno, solo espero que después de leer esto nadie quiera matarme, aunque los últimos capis que he escrito van a acabar llevándome derechita al cadalso xD
En fin, que ya no volveré a tardar tantos meses, no prometo actualizar todas las semanas porque no voy a poder, seguramente hasta me costará actualizar una vez al mes porque también tengo otra historia que escribir, pero prometo no abandonar esto, seríainacapaz, y ahora si os dejo leer :)
Cuenta de twitter: DrestiChan
18. Obsesión... 1ª parte
Demetrio no había estado más exultante en toda su vida, por fin después de tantos siglos podía llevar a cabo su sueño de dominar al mundo, por fin podría invocar a Lucifer, señor de las tinieblas.
Seguía en Hokkaido, porque sólo allí podría llevar a cabo su ritual, sólo allí. El lugar que más odiaba del mundo, el lugar que se lo había quitado todo hacía tanto tiempo. Siempre lo habían creído indigno, incluso ella que tanto dijo haberlo amado, esa estúpida mentirosa, la persona a la que más odiaba en el mundo.
Akari Milana Serim.
Cada vez que pensaba en ella le hervía la sangre, esa puta… ojalá estuviese ardiendo en el mismísimo infierno en ese momento, ella y el estúpido de su marido y sus hijos. Si, era el único consuelo que encontraba, que estaba muerta y la gente a la que ella quería también, bueno, casi toda, pero eso era algo que él remediaría en poco tiempo.
Una sonrisa maquiavélica apareció en su rostro cuando se imaginó como mataría a los dos hijos que le quedaban vivos, sobre todo a la princesita que tanto se parecía a ella, con ella sí que se iba a divertir, y a ese engreído romano también le guardaría su parte como esclavo privado, seguro que ahora estaba retorciéndose de ira al saber que había utilizado a su puta para atacar a la hija de Sakura. Sí, todo estaba saliendo mejor de lo que cabría esperar y pronto sería mejor. Tendría su venganza y como premio se convertiría en el dueño del mundo.
ROMA AÑO 939 D.C.
Odiaba esa ciudad, la odiaba con toda su alma y por eso le gustaba ir a ver las ruinas de los edificios que antaño habían sido el orgullo de sus explotadores. Le gustaba ver como se derrumbaba el Coliseo, donde hacía mucho tiempo había tenido que combatir varias veces como gladiador en la arena para divertir a los idiotas patricios romanos y sus mujeres. Le complacía ver el foro de Julio César completamente destrozado y más que nada, el inmenso hueco donde antes había estado la inmensa domus (mansión romana) en la que había vivido como esclavo de Marco (Naruto), el hijo bastardo de Julio César.
Sí, si seguía yendo frecuentemente a ese sitio era para ver como la arrogancia del Imperio Romano había acabado reducida a cenizas. Ahora Roma era la sede cristiana por antonomasia, después de Jerusalén obviamente, y sus calles estaban llenas de iglesias, que suponían un suplicio para él como vampiro que era, así como las ruinas de los antiguos templos, pero no le importaba, estaba acostumbrado al dolor.
Esos días la ciudad estaba muy animada, nadie diría que los aspirantes al Sacro Imperio Romano Germánico habían estado en guerra y que Italia era uno de los territorios más codiciados. Pero así era Roma, tan vanidosa que ninguna guerra la amedrentaba. ‘’La ciudad inexpugnable’’, escupió en el suelo.
Pero ese año en concreto no estaba allí por ninguna de las cosas anteriormente nombradas, eran asuntos de humanos y él hacía varios siglos que había dejado de ser uno. Ahora era un sangre pura vampiro, al principio despreciado por todos por no tener familia ni linaje conocidos, pero desde que era un Sombra había ido ganando poder y peso entre los suyos y ahora su nombre era pronunciado con temor. Pero no, ni siquiera había ido hasta allí por eso. Estaba allí por ella. Por la mujer que le robaba el sueño y lo volvía loco de deseo. Su peor enemiga, su amante ardiente, la hija de los Reyes vampiros.
La vio parada en medio de la gente, delante de una iglesia que mostraba su interior a través de sus puertas abiertas, miraba directamente hacia Jesús clavado en la cruz, sin pestañear, sin mostrar ni un solo atisbo de dolor. Se preguntaba como lo hacía, si él intentaba hacer lo mismo sentía los ojos arder y la cabeza dolerle como el mismo infierno. Era hermosa, la misma tentación en persona. Con cabello largo y rosa trenzado que le llegaba hasta el suelo (el pelo de una hembra sangre pura crecía varios centímetros cada día), un vestido ceñido del color de la sangre de los de su especie, borgoña oscuro, y una tiara dorada con rubíes y esmeraldas adornándole la cabeza. Su cuerpo era esbelto y curvilíneo, con la piel blanca y fina, labios rojos y pestañas largas y rizadas. Era hermosa incluso entre las de su raza.
Cuando estuvo a escasos pasos de ella, la mujer se giró, mirándole con aquellos ojos jade magnéticos y una enigmática sonrisa apareció en su rostro cuando lo vio allí plantado, mirándola.
-Deberíais saber señor mío, que no es correcto mirar tan descaradamente a una dama-dijo con su voz aflautada y cadenciosa cuando estuvo a su lado.
-Y vos, señora, deberíais saber que yo puedo mirar lo que a mí me plazca.
Ella sonrió y asintió, mientras miraba por encima de su hombro.
-Será mejor que vayamos a otro lugar, aquí podría vernos alguien-susurró.
Y eso no les convenía, ella era Luminati, miembro de la familia real, y él un Sombra, un asesino caníbal. No deberían estar allí juntos, nunca. Pero así era, así había sido desde que habían coincidido por casualidad y habían roto todas las reglas al mantener relaciones. No se amaban, pero la atracción había sido tal que habían pasado de coqueteos a besos furtivos y de ahí a mucho más, en tan sólo un mes. Era estúpido jugarse la vida por algo como eso, pero la tentación era demasiada como para poder resistirla, así que cada vez que tenían un rato libre se escaqueaban juntos.
En cuanto estuvieron ocultos de todo el mundo en un pequeño callejón dieron rienda suelta a todos sus anhelos. Demetrio le arrancó la ropa a mordiscos, mientras ella hacía lo mismo con su traje, yendo ambos a parar al suelo.
Demetrio reclamó los rojos labios y atacó la boca ajena con su lengua en un arrebato de furia animal, mientras ella se alzaba, rodeándole las caderas con sus piernas y tirando con sus manos de su rubia cabellera. Él gruñó cuando la sintió frotarse contra su erección. Se separó de sus labios para acto seguido atacar sus senos, uno con la mano y otro con la boca. Ella, con la boca ahora libre, no podía evitar gemir y aumentar el ritmo de las fricciones.
Aquello fue demasiado para él y de un fuerte envite la penetró, haciendo que Akari soltase todo el aire que llevaba dentro en un sonoro gemido, mientras él marcaba el ritmo que les resultaba más placentero a ambos. No tardaron mucho en llegar, en un potente orgasmo.
-Me voy a Escocia-dijo ella mientras se vestían.
Él no dijo nada, ella viajaba allí con frecuencia a ver a su hermano pequeño.
-No volveremos a vernos-continuó.
Esta vez sí que la miró, frío pero interrogante.
-Me he comprometido con Mitsuhito Serim, el príncipe de Japón, nos casaremos el próximo año-se la veía muy ilusionada-así que no nos veremos más.
Se sintió ofendido, no la amaba ni le importaba con quien se casase pero el hecho de que pareciese sentirse aliviada de no volver a verle le tocó su orgullo, ninguna mujer deseaba nunca que la dejara, pero esta parecía no importarle, como si él fuese un pésimo amante.
-Eres una puta-le dijo-sólo quieres a los hombres para revolcarte con ellos.
La cara de ella se contrajo en un furia impropia mientras le propinaba una bofetada.
-Como te atreves, sucia rata inmunda-gruñó, enseñándole los dientes- me das asco, no sé cómo te he matado antes.
-Estabas muy ocupada disfrutando lo que te estaba dando-contestó él-¿rata inmunda? ¿Qué diría mamá Serim si supiese que su amada Akari se ha revolcado con uno de los Sombra más importantes del mundo? Pensaría lo mismo que yo, que eres una perra y una traidora.
TIEMPO ACTUAL
Desde aquella no la había vuelto a ver nunca más, al menos no en persona. Un año después se había casado en la isla de Hokkaido y no tardó ni un día en decirles que sabía de buena información que él solía ir a Italia, concretamente a Roma, al menos una vez cada mes. Nunca se había sentido más humillado, y nunca mencionó su relación porque sabía que eso sólo lograría humillarlo más y hacerle quedar en ridículo delante de los notros Sombra, y aún así no podía evitar pensar en ella, era enfermizo.
Se había obsesionado con ella, y por eso la odiaba, por desearla tanto y poco más de dos décadas atrás no había podido aguantarse y fue a Japón, como no pudo raptarla a ella se llevó a una de sus hermanas y la torturó y violó cuantas veces se le antojó, aquella había sido la madre de Alecto, pero no era Akari, y aquello lo frustró aún más, la otra mujer, ya ni de su nombre se acordaba, no vivió mucho más y a él no le quedó más remedio que mantener a esa asquerosa abominación que ella había parido, y así se lo había gradecido, largándose con la mosca muerta de su prima. Pero poco les iba a durar la felicidad.
-Padre-la voz de Anferis lo sacó de su ensoñación-todo está preparado, podéis iniciar el ritual cuando gustéis.
Demetrio sonrió, por fin había llegado la hora.
Los sangre pura no aparecieron todos juntos, eso habría llamado mucho la atención y aparte, como los felinos, los vampiros gustaban de independencia y soledad, no llevaban bien eso de convivir en grandes grupos, no al menos con frecuencia.
Suigetsu soltó un bufido imperceptible antes de ensayar su mejor sonrisa y empezando a saludar a la primera pareja que había llegado. Un hombre y una mujer exactamente iguales, altos, de piel blanca, ojos azules y de una gran belleza.
-Son los duques de Noruega, Erick y Katrina, gemelos, llevan casados desde que tengo memoria y hace tiempo que dejé de contar cuántos hijos han tenido-informó el pelinegro.
-No sé si podría casarme con mi gemelo, ni siquiera con un hermano mío.
-Ya sabes el ideal sangre pura de mantener la pureza de la sangre y del linaje-contestó él-y de todos modos, nadie en su sano juicio querría casarse con alguno de tus hermanos.
Alecto sonrió divertida.
Los recién llegados saludaron a Suigetsu con una gran sonrisa pero cuando vieron a Itachi y a Alecto su expresión se congeló y los fulminaron con la mirada.
-Presiento que no seremos muy populares entre nuestro nuevos amigos-susurró Itachi-no creo que olviden fácilmente nuestro pasado.
Itachi tenía razón, según fueron llegando, los sangre pura trataban de manera muy amable a Suigetsu pero a ellos si bien no los ignoraban, y en algunos casos hasta hubiera sido mejor en vez de las miradas amenazantes, ni se molestaban en dirigirles la palabra.
Y no era para menos lo de sentirse intimidada, Alecto, aunque nunca había visto a esa gente, conocía a la mayoría de ellos por historias y leyendas y sabía que sólo era necesario el pestañeo de uno de ellos para borrarla a ella definitivamente del planeta Tierra, y si no lo hacían era porque sabían que ahora ellos estaban de su lado, aunque dudaba que en el fondo lo creyesen, podía leer la desconfianza en el rostro de todos ellos.
De repente todas las voces se apagaron, haciéndola salir de su ensoñación, interesada en ver u oír que era aquello que había silenciado a más de un centenar de sangre pura. Un hombre caminaba en solitario hacia ellos sin guardián (todos los sangre pura habían aparecido con sus respectivos guardianes nobles, quienes se mantenían en un discreto segundo plano), llevaba puesto un abrigo gris largo, unos pantalones negros de cuero, era muy alto, sobrepasaba con creces los dos metros, su pelo rubio oscuro le quedaba a la altura de las orejas y sus ojos… sus ojos eran de un naranja tan intenso…
-Oh, madre mía…-susurró la peli verde-pensé que era un mito.
-Yo también-contestó Itachi.
Suigetsu tuvo que hacer un gran esfuerzo para componer su rostro cuando el hombre se plantó delante de él y le tendió la mano, Suigetsu se quedó mirando durante un buen rato hasta que reaccionó y se la estrechó de tal manera que parecía que temiese que el hombre que tenía delante era de cristal.
Pero era normal cuando te encontrabas delante de una leyenda. Aquel hombre era Zael, no era un sangre pura, pero llevaba siendo vampiro más tiempo que ninguno de los sangre pura allí presentes, nadie lo había visto nunca, de hecho se creía que era un mito, pero allí estaba, el vampiro renacido más famoso del mundo, pero no era un renacido cualquiera, porque antes de ser un vampiro, Zael había sido un ángel.
karin-sakura:
Que cruel eres como ns dejas con ese final super interesante T.T. Muy bueno el capitulo e encanto voy ha esperar con ansias tu siguiente publicacion.
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