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Cicatrices del pasado. (drama, romance) Capitulo VIII

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Jaspe:

Hola Damas y caballeros este fic original esta dedicado a mis hermanas y mejores amigas, a todos ustedes que se tomaran el tiempo en leerlo y a esa persona especial de donde vino toda la inspiración te deseo la mejor de las suertes en el camino que elegisteis aunque no sea el mismo que el mio.
 
CICATRICES DEL PASADO.

“EL PASADO Y SU HERIDA MORTAL HACIA EL CORAZON, UN FUTURO LLENO DE AMOR???
 Y UN PRESENTE ENTRE EL DESEO Y EL DOLOR…
EL RENCOR TIENE CURA… NO LO SE”
Capitulo I

La luna llena brillaba como nunca esa noche, cada uno de sus frágiles rayos iluminaba las penumbras de la oscuridad. Como deseaba ser aquel manto negro y frio, que un pequeño y cálido rayo de luna iluminara la penumbra de su herido corazón. Pero en que pensaba aquel sentimiento conocido como amor no existe, si no existe porque lo anhela tanto… si solo era un juego de su corazón y sus sentimientos tratando de doblegar a su razón y su pensamiento.

No podía seguir así ella era una de las pocas chicas inteligentes en esa época, una de las pocas que no se dejaban llevar por el romanticismo… pero si era así como fue a caer con un tarado traicionero, la habían rechazado de la manera mas indigna de la sociedad… esa época en la que una chica rechazada por un hombre era considerada una basura, los hombres dominaban todo, poniendo en un lugar mas bajo que la porquería a las mujeres, algo que ella odiaba con toda su alma. Pero si lo odiaba por que cada noche añoraba aquellos fuertes brazos masculinos rodeándola, era el único que podía hacerla sentir débil…que la hacia sentir mujer y al único que le rechazo una noche de placer.

-Todo por el estúpido sexo - menciono suavemente su voz femenina, poseía una tonalidad seductora como la de una ninfa, sus ojos negros la belleza de la oscuridad y su cabellera violeta lograba una combinación mitológica. Encontrarse acariciando esa delicada y nívea piel era para cualquier hombre ver una musa, que lograba desprender de sus poros una fragancia hechizante que solo las rosas negras de su jardín poseen. Ella era un ser prohibido y eso fue lo que el no entendió - Te odio corazón - menciono apresando sus manos en contra de su pecho, como le hubiera gustado ser un hombre ya que ellos no poseen un corazón y la sociedad no los critica, ya que  defendería su “honor” en un duelo de espadas.

Una fina lágrima recorrió su rostro al recordar que su orgullo quedo en el suelo, al recordar como la cambio por una chica de burdel, desde ese momento ella decidió hacerle a su vida un pequeño cambio, dejaría de ser aquella tonta e ingenua chica y se convertiría en lo que el más amaba. Sus oscuros ojos observaron la luna era vergonzoso para su orgullo haber sido atrapada por un tonto niño mimando de la aristocracia.

-Ayame Minamino, aun esta despierta jovencita - le susurro una voz cariñosa introduciéndose en su habitación, la joven desvió su mirada de la luna hacia el intruso, era el único de los hombres que si valía la pena, lastimosamente era su padre - Mi princesita es hora de que usted se duerma - le ordeno de una forma tan afectuosa que ella lo único que hizo fue asentir. No comprendía a su madre y hermana mayor ya que cada día le reprochaban su forma de ser y como perdió a un prospecto como el príncipe Ikuto.

Poco le importaba lo que pensaran esas dos, la única opinión que deseaba era la del único que la amaba de una forma sincera - Padre, usted me odia - menciono ya acostada en su cama, el hombre la arropo mientras le daba un tierno beso en la frente y le susurraba “Como podría odiar al tesoro mas valioso que tengo” ella sonrió débilmente mientras sus parpados lograban cerrase con algo de culpa -“Tal vez tengan razón…he deshonrado a la familia”- pensó cayendo en un profundo y frio sueño.

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Aquella luna le parecía fascinante e intentaba de todas las formas posibles plasmar su belleza en aquel lienzo blanco, pero no cooperaba, donde se encontraba esa inspiración que ella deseaba, antes le resultaba tan sencillo plasmar lo que veía en una pintura… pero ahora le faltaba algo, sonrió con ironía al recordar lo que le faltaba. Dejo con un suspiro aquel pincel y se paro mientras tiraba al frio suelo otro cuadro sin concluir, donde se encontraba aquella facilidad de mostrar romanticismo solo con pensarlo.

-Acaso el no tener corazón - susurro observado en el suelo el desperdicio de lienzos; ella para que deseaba una pintura que ante sus ojos era un horror, soltó un leve suspiro de frustración, la habían mutilado en vida.

Camino en aquella habitación, su cuerpo se paro por inercia frente al espejo - “¿Qué observo?”- se pregunto mentalmente, con su mirada observo su cuerpo estudiándolo con detalle, era una chica nada atractiva; sus ojos eran negros y sin expresión alguna; su cabellera plateada era algo poco común y que la hacia sentir como un fenómeno; su piel demasiado nívea, aun no entendía por que le decía su nana que era tan suave como una pluma o una pequeña flor de algodón. Se observo de una forma mas interna su carácter, era decidida y lo expresaba en cada pincelada; una artista orgullosa que amaba lo creaba y creaba lo que amaba. Nunca nadie la cambiaria - Por eso me remplazaste - susurro con la mirada mas fría, no había mas lagrimas, ya no poseía, los recuerdos del pasado la acechaban a cada momento intentando arrebatarle su tranquilidad - Y todo por ser igual a las tontas enamoradas - dijo para si misma al recordar que casi le entrega todo a ese hombre, recordar como el la abandono por otra y mas doloroso que su familia le dio la espalda- El amor es un veneno para un artista - sonrió de una forma apagada - “Los Misay”- aquella familia que solo podía seguir el protocolo y por no ser unos salvajes, decidieron deshacerse de la mala hierba de la familia.

-Señorita Misay - Menciono su nana con ternura observando como aquella pijama que portaba se encontraba toda cubierta por pequeñas gotas de pintura y en el suelo los lienzos nunca terminados - Asumí duerma - menciono con autoridad, la joven simplemente asintió, observando desde su balcón el hermoso reino “Una noche como esta acabe con mi futuro” pensó observando con mas tranquilidad a la luna - Una noche como esta perdió su ternura, calidez y sus sueños - finalizo la mujer de edad avanzada retirándose de la habitación, no valía mucho la pena mandarla a dormir, era una artista frustrada y sin anhelos de seguir.

La mujer se retiro y la dejo como a ella le encantaba…sola. Sus ojos se cerraron y pudo sentir aquella herida latente en su interior que había logrado acabar con su pasión y amor. Lo único que le quedaba era su orgullo, con eso no podría nunca plasmar al símbolo universal del romance - “¿Cómo planea un artista demostrar amor, sin un corazón?”- pensó, una sonrisa irónica y hasta hipócrita se formo en su rostro, como le agradecía a Kenji Hará por haber acabado con su existencia, sus ojos se cerraron por inercia al sentir aquella cálida brisa marina y mas le agradecía a ese idiota por cambiarla.

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Los suaves y cálidos rayos del sol, la despertaron de su fría pesadilla, dio inicio a otro día en el que  prometía seducir a todo hombre de la realeza que se le atravesará en el camino, ninguno se salvaba Príncipes, Condes, Reyes y hasta los guardias. A todos les iba parejo; su único interés era divertirse, demostrar que era la mejor chica de burdel; con una sonrisa orgullosa se levanto con aquella bata blanca cubriendo su desnudez y se dirigió con sigilo al cuarto de baño.

-Por favor señor permítame le mano de su hija - menciono por millonésima vez aquel joven de atractivo ver, su cabellera negra y lacia; aquellos ojos oscuros como la noche; su piel nívea que le hacia combinación con ese cuerpo atrayente y seductor, el era la personificación del deseo hecho hombre.

El rey suspiro de una forma cansina al joven, el le agradaba pero no era lo que su hija necesitaba - Lo siento Yurem, pero mi hija se ira a un convento - menciono con dolor, al aceptar con molestia, la condición de su esposa - Es lo mejor - intento auto-convencerse, ya que su hija se encontraba fuera de control y como padre debía hacer algo - Además que te hace pensar que cambiara su actitud - menciono observando al chico; el no era malo, lo único que tenia era que poseía una igualdad en personalidad con su hija, ambos deseaban complacer a todos; sonrió con ironía mientras recordaba que no le haría un bien esa relación, no la cambiaria la corrompería mas de lo que ya estaba.

-Yo la amo y cuando quiero alguien es con todo mi corazón y no me importa su pasado - menciono decidido y a la vez arto de que todos le mencionaran que era un sueño intentar cambiar a una musa que nació para complacer al mundo.

-----------------------------------------------Flash Back---------------------------------------------
El se encontraba en la taberna del pueblo, un lugar nada digno para alguien de su categoría, si su mejor amigo lo hubiera visto en ese lugar lo reprendería por el mal gusto, el era uno de los reyes mas codiciados de la aristocracia de los ocho reinos… pero eso no lo sabia nadie en ese reino. Habían iniciado hace siete años un viaje para encontrar el amor verdadero y lo único que encontró es la desilusión.

-Saben besa como una ninfa - menciono uno de sus ebrios compañeros con una sonrisa y cara ilusionada, al recordar la noche llena de caricias que ella le ofreció.

-Te apoyo - menciono otra voz masculina con un deje de depravación - pero esas largas piernas ufff… una completa tentación - mientras terminaba de consumir aquella copa de vino barato.

El se sentía ofendido, como odiaba que hablaran así de su futura reina y mas que le dijeran que el seria parte de la centena, no lo entendía - Dejen de hablar de esa forma de la mujer que amo - no podía hacer nada mas que defenderla, pero su reputación no le ayudaba en nada, además que no había tenido ningún encuentro con ella.

-Cálmate Yurem - menciono colocando una mano sobre su hombro - te comprendo pero esa princesa es de todos los hombres del reino - finalizo logrando hacerlo enojar, no ella seria solo suya y de nadie mas, el seria el que curaría esa herida que no le permite amar sinceramente.

--------------------------------------------Fin del Flash Back--------------------------------------
Una atrayente joven bajaba con delicadeza las escaleras, logrando hacer entrar en un sueño de seducción hasta el mas experto de los hombres, aquel vestido negro con violeta que demostraba lo mucho que le encantaba y lo elegante que era; su cintura ajustada con un corset negro que lograba dejar al descubierto su bien formado cuerpo, una falda larga y gruesa que debajo se podían notar las botas negras, que tanto deseaba tener sobre su pecho.

-Hola Yurem - menciono de forma seductora con aquella sonrisa cómplice. Si se lo llevaría en el saco también, lo observo detenidamente mientras se mordía el labio inferior; aquel pantalón negro ajustado a su figura, esa camisa blanca de mangas largas con tres botones desabrochados, tentándola e invitándola a pasar y tomar todo lo que deseara; ese saco negro… era un estorbo para todo lo que planeaba hacerle a ese joven.

-Ayame, nos vamos - la jalo su padre del brazo sacándolo así de su rango de visión - Yurem, ya le ofrecí mi respuesta - fue lo único que menciono mientras se retiraba por el umbral de la puerta.

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Que tenia de atrayente la vida para alguien como el, siempre sentía que algo le faltaba, pero aun no se enteraba que era; ¿Qué le podría faltar a un futuro rey? Las personas de sociedad se lo preguntaban, el era apuesto gracias a eso podrían obtener a la mujeres que quisiera, tenia riquezas, un titulo de la aristocracia. ¿Qué le podría faltar a Julián Misay?

Continuara...

espero que les guste.[/color][/b]

Jaspe:
Bueno espero que les guste el capitulo II y gracias por su tiempo

Capitulo II

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Que tenia de atrayente la vida para alguien como el, siempre sentía que algo le faltaba, pero aun no se enteraba que era; ¿Qué le podría faltar a un futuro rey? Las personas de sociedad se lo preguntaban, el era apuesto gracias a eso podrían obtener a la mujeres que quisiera, tenia riquezas, un titulo de la aristocracia. ¿Qué le podría faltar a Julián Misay?

El era un joven de apenas 22 años que había logrado mucho en tan poco tiempo, poseía una cabellera lacia de una tonalidad Castaña-rojiza, sus ojos verde esmeralda que con solo una mirada lograba que cayeras en su dulce juego, su piel nívea que combinaba con un muy bien formado cuerpo; como le agradecía a su prima menor el hecho de permitirle llevar bajo su cargo la grandeza familiar, como la “quería” era la “mejor”.

-Señor Misay, ya solo nos falta un día de camino - le menciono el cochero del carruaje un poco agotado, con una sonrisa cansada asintió. Comprendía al pobre hombre, el también se encontraba en su limite ya que ese viaje era el mas largo que había realizado en toda su vida; como habían exagerado sus tíos al exiliar a su única hija.

-Diez días de mi vida perdidos en una visita - menciono frustrado era un hombre poco paciente y era lógico a su edad ¿Quién lo seria? - “Odio que para tener el trono, me impongan una prometida” - pensó observando el paisaje era tranquilizador ver la naturaleza tan armoniosa - “A veces me encantaría tirar el protocolo por la borda y hacer que la prestigiada familia “Misay” se perdiera” - menciono mientras se observaba en un espejo, no comprendía por que de tantos Misay, el y su prima debían cargar con las reglas del protocolo, sonrió con desgano a veces como adiaba que el y su prima fueran los únicos de sangre real que aun existían - “Y pensar que deseaban que me casara con mi hermana”- era hijo único pero su prima era como su hermana menor y debía cuidarla - “el protocolo es una porquería”.

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El joven observo como el rey se llevo a su único amor, su única ilusión lejos de el, un convento era el único lugar donde un hombre no podría entrar por respeto, ¿Qué podía hacer?, nada se le había acabado el tiempo de su aventura ya tenia 22 años y según el protocolo debía casarse aunque no quisiera, lo peor era que el consejo elegiría a su futura esposa.

-Desperdicie mi oportunidad - menciono en un susurro mientras salía del castillo del reino de la rosa; había perdido todo derecho a escoger a una joven que el amara o que solo le gustara, ya que la única que logro cautivar su corazón no mostraba ni el mas mínimo interés en su persona; debía volver y solucionar muchos pequeños problemas como el de que un chico de 22 años compro la mitad de su patrimonio familiar.

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Se encontraba en el carruaje frustrada su padre había impedido que se llevara en el saco y que al fin completara la centena, no tenia nada en contra de los hombres, solo que detestaba a los representantes de la realeza, pero Yurem era algo especial, a el lo observaba como un rival, fiero y digno; sonrió de forma arrogante, le resultaría fascínate descubrir en carne propia que era lo que las mujeres disfrutaban y deseaban de el.

Su padre la observaba con arrepentimiento por lo que le haría a su hija, pero le había dado su palabra a su mujer “¿Por qué nunca te quiso?” se pregunto de una forma deductiva y con una sonrisa irónica “seguro por que no es su hija”. El destino era cruel ya que el adoraba a su hijastra y por que su mujer no podía amar a su única hija; suspiro de una forma cansina - Ayame lo siento, pero no puedo condenar a mi tesoro en un convento - le menciono sorprendiendo a la joven, ella lo sabia su madre nunca aceptaría su forma de vida; pero un convento era demasiado - Así que te mandare a otro lugar, para que inicies de nuevo - lo dijo demasiado dolido pero era lo mejor; la saco del carruaje con lagrimas en los ojos, la abrazo con todas sus fuerzas y le entrego una bolsa con monedas de oro y muchas alhajas de la corona. - Cuídate hija mía - fue lo único que escucho decir a su padre antes de que se marchara.

Muchas dudas inundaban su mente y la única respuesta era comenzar de nuevo, una nueva persona, un nuevo ser y un nuevo chico en este mundo. Al fin descubrirá lo que se siente ser un chico aunque sea solamente disfrazada.

Después de tanto pensar y comprar decidió iniciar su nuevo viaje, mientras subía al carruaje que la alejaría de su amado reino y de Ayame Minamino, esa chica ahora estaba muerta.


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Sus ojos negros se abrieron un poco, no podía creer que esos hombres hablaran tanto, se encontraba en una reunión en la que por cierto se quedo dormido; los consejeros del rey lo ponían al tanto de todo.

-Déjeme entender - dio un suspiro y los observo de manera fría - ustedes quieren que mi hermanita se case con el rey - menciono su voz masculina de una forma nada satisfactoria ya que el grupo de personas de edad avanzada asentía con orgullo.

Uno se levanto de su asiento y con una sonrisa menciono - exactamente…además que usted por supuesto según el protocolo se case con una joven de buena posición - esa sonrisa se amplio, el dio un suspiro no le gustaba nada lo que le exigían; había escapado una vez del protocolo y ahora lo quieren volver a inmiscuir en el.

-Lo siento, pero mi hermana se casara con quien ella decida - menciono de una forma cortante mientras se colocaba de pie y realizaba una reverencia mientras se retiraba de la habitación.

-Su señoría Takashi Kanai, no se vaya…- pero fue inútil detenerlo, cuando ese joven se proponía algo lo conseguía y ellos también; habían cometido un gran error al venderle la mitad del reino y ahora la única forma de recuperarla es que su rey contrajera nupcias con la hermana de ese joven adinerado.

-“¿Quién dijo que era difícil ser un chico?”- pensó con orgullo, mientras caminaba por los pasillos con un porte de galán, se observo en las paredes del palacio que reflejaban su persona… que reflejaban su nuevo yo “Takashi Kanai” un joven huérfano quien lo único que tiene en la vida es a sus riquezas y a la dueña de todo su hermana, la cual por una extraña razón no sale a la luz publica y solo se mantiene en el castillo que le construyeron.

El era un joven de cabellera plateada y ojos negros como la noche muy vacios, poseyendo un porte masculino, nadie pensaría que era ella en realidad, la forma en la que había logrado que su larga melena tuviera una forma masculina y como oculto sus atributos femeninos que había logrado desarrollar con el paso del tiempo.

Sin perder más tiempo salió del castillo de cristal y monto a su hermoso semental negro, que lo ayudaba a mostrarse más galante y orgulloso de lo que era; logrando que cada chica del reino se sonrojara con los piropos que les dedicaba. Aquel reino era hermoso, como el de un cuento, dio un leve suspiro de frustración al recordar que su talento se había marchitado como las hojas de los arboles.

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Se encontraba en frustración, ¿Cuánto mas le podría faltar para llegar a ese alejado reino? No podía contener mas la curiosidad de ver a su querido familiar, como seria observarla de una forma distinta; suspiro con desgano al recordar que si la sociedad se enterara de lo que hizo la flamante señorita Misay, la ejecutarían al instante. Pero lo único bueno es que el no hablaría, pero las mentiras se descubrían fácilmente; observo por la ventana aquel majestuoso y lejano reino que se habría paso por el espeso bosque, dándole un toque sobrenatural al paisaje- “Uno de los reinos mas hermosos”- pensó observando cada detalle, era mas que mágico verlo surgir con los rayos del sol y combinado lo perfectamente con el verde de las plantas.

-Su majestad Misay, ya hemos llegado- menciono el cochero de forma aliviada y entrando por las majestuosas puertas de piedra que impedían el ingreso aquel esplendoroso lugar, sin perder tiempo observo lo hermosa y tranquila que era aquella villa que relucía como los cristales y respiraba la refrescante brisa del mar; ahora entendía por que su prima vivía ahí.

Observo como se hablaba del conde Takashi Kanai, parecía ser uno de los prospectos mas reconocidos del reino; según lo que su prima le conto deseaban que contrajera matrimonio con una dama de sociedad. Aquella idea le resulto graciosa, su prima casada con una tonta de las que tanto aborrece - Llévame al hogar del conde Kanai - fue lo único que menciono, mientras se preparaba mentalmente para seguir el plan, ya que la aristocracia no lo obligaría a casarse con una ilusa niña de la sociedad; el deseaba un reto propio alguien que le costara trabajo dominar; se podría decir que deseaba una chica indomable.

≈○≈
Caminaba cabizbajo ese viaje había sido una perdida de tiempo, ni amigos verdaderos, solo consiguió engañarse a si mismo, el desamor, la traición y la humillación mas grande de su vida; todos había participado en ella. No entendía donde se encontraba la lealtad de un amigo sincero, sonrió al recordar que su único amigo se encontraba en casa.

-La realeza esta condenada a la soledad - menciono en un susurro cansino, observado el suelo de madera de aquel carruaje, una figura lo observo con una sonrisa, como tenia razón Yurem - Aborrezco el protocolo - finalizo de una forma frustrada, sintió lastima aunque no entendía ¿Por qué?

Continuara...

PennyDraco:
Hola ante todo.
B
ueno, había leído el primer capitulo esta historia, eh, y creo que me faltó comentar.
Está interesante el tema aunque soy algo alejada en un mínimo porciento  a esa experiencia pero los casos de “mis pacientes” me hacen imaginar las circunstancias. Yo hubiera optado, si no te molesta, tomar nombres de personas algo comunes, para ser más fácil de entender, lol, es que ando con más nombres en la cabeza que me dificulta recordar.

Jaspe, escribes bien aunque tienes algunas fallas en la tildacion diacrítica.
Espero la continuación de esta historia, paso a retirarme a terminar hacer mis deberes.
Nos vemos

Jaspe:
hola gracias por tomarse su tiempo en leer mi pequeño fic.

PennyDraco: primero que nada gracias por leerlo, también te agradezco por los comentarios constructivos que me diste, voy a hacer mi mejor esfuerzo en mejorar mi ortografía para que leerlo sea mas cómodo para ti... bueno el asunto de los nombres discúlpame por eso, es que cada uno de las personas que me inspiro para crear este fic ya que les pedí autorización y ellos eligieron sus nombres; espero entiendas y otra vez gracias por leerlo.

Capitulo III 


-La realeza esta condenada a la soledad - menciono en un susurro cansino, observado el suelo de madera de aquel carruaje, una figura lo observo con una sonrisa, como tenia razón Yurem - Aborrezco el protocolo - finalizo de una forma frustrada, sintió lastima aunque no entendía ¿Por qué?

(Narra Ayame)

No entiendo por que Yurem aborrece esa ley que todo noble debe seguir hasta el fin de sus días; según lo que recuerdo el era solo un simple soldado de baja categoría en el reino.

-Te apoyo amigo - le menciono forzando mi voz para que aparente la de un chico, el me observa de una forma sincera y honesta - Pero no tiene porte de alguien de la realeza joven - le menciono con un deje de curiosidad en mis palabras, observo como observa hacia otro lugar, algo malo pasa y realiza esa sonrisa irónica.

-NO - solo menciono aquella sencilla palabra - No mas mentiras - continuo con frustración, aun no entiendo en que me mintió pero lo descubriré - Un placer mi nombre es Yurem Kamiya, soy el único heredero al trono del reino de Cristal - menciono con orgullo, a lo único que pude hacer es sorprenderme “Un rey se encontraba enamorado de mi” y lo peor no me lo pude llevar en el saco, eso si era humillación total.

Con una pequeña sonrisa en mi rostro mencione orgulloso - Mucho gusto su alteza, yo soy un simple consejero - mencione con una sonrisa, eso nadie me lo creería - Me llamo Kira Kuren - le extendí la mano de una forma decidida; aun no estaba perdido me lo llevaría en el saco aunque sea para el un sueño, mi orgullo esta en juego.

-Un placer conocerle joven Kuren - menciono de una forma demasiado formal, me siento extraña así; ya que en cada palabra que su gruesa y sensual voz se podía expresar que fue criado según las reglas del protocolo. Me extendió su grande y masculina mano - Solo pido que seamos unos amigos sinceros - dijo mientras su mirada se nublaba, se lo que se siente no tener un amigo que te quiera por tu interior. La realeza esta condenada a la soledad, digna maldición de un ángel oscuro.

 Le sonreí de una forma afirmativa. El, seria el primer amigo de Kira Kuren… pero nunca de Ayame Minamino.

≈○≈
Se encontraba cómoda portando aquella vestimenta, era mas liberal que las ropas que utilizaba a menudo, aquellas negras botas se encontraban extendidas sobre la pequeña mesa de cristal; su cabellera plateada suelta, ya no portaba los vendajes que ocultaban aquellos firmes y frágiles senos; toda su vestimenta se encontraba con pequeñas gotas de pintura. Su mente se encontraba en aquel pequeño trozo de papel que le llego esa mañana; hace mucho que no escribía desde que se fue.

“Querida mía.

Es hermoso el mundo, discúlpame por tener que dejarte sola al frente del negocio.
Donde me encuentro llueve todos los días, como si el cielo intentara purificar la maldad del mundo. Al observar la lluvia recuerdo el día en que nos conocimos… lo recuerdas.

Llovía tanto y tu frágil cuerpo se encontraba sucio y mojado, pero aun así no perdías esa ternura que te caracteriza; me robaste mi dinero y mi comida; pero no te culpo era la necesidad.

Tus labios pálidos temblaban sin control, cuando te encontré rodeada por aquellos bandidos que deseaban abusar de ti. No lo pensé dos veces al salvarte; pero el salvado fui yo, es irónica la vida.

Cada vez que llueve recuerdo esa noche que pasamos juntos abrazados, sin necesidad del tiempo. Esa noche en la que decidí mantenerte a mi lado, protegerte y cuidarte de todo aquel que te hiciera daño.

No quiero verte llorar… Nana me comento que no lloras más; que reprimes el sentimiento, eso esta mal; ya que cada lágrima tuya es un pequeño cristal de ilusión.

No permitas que nadie te humille, ya que el día que te abandonaron dejaste de ser una Misay y te volviste un tesoro… dejaste de ser una muñeca y te volviste una artista… no hay pintura que puedas crear sin esfuerzo...y no hay mas belleza que concluir una obra.

La vida es como unas decididas pinceladas, tú decides que rumbo toman.
No intentes escribir el futuro sin curar el pasado.
No imagines observar una hermosa pintura sin concluirla primero.
Con todo mi corazón, para el tesoro mas grande que un día
Encontré en mi vagabundo camino.

Firma: TU ARTISTA ENCANTADO.


Sonrió de una forma sincera, el era un tonto que se ilusionaba, pero como lo quería; dio un leve suspiro y observo el lienzo que pintaba era para cualquiera un auto retrato donde se encontraban Takashi y Asumí juntos; sonrió era tan fácil pintar después de recordarlo.

-Si las personas te vieran ¿Quién pensarían que eres? - le menciono sorprendiéndola una voz masculina que logro sacarla de su pequeño trance - Takashi o Asumí - se levanto y lo observo de una forma fría fusionada con la arrogancia de un noble.

-Bienvenido príncipe Julián y Futuro heredero al trono del reino Orquídea - Dijo realizando una reverencia con la destreza de un espadachín - ¿Cuándo se casara y será al fin rey, joven? - pregunto a lo que el ojos esmeraldas la observo con un deje de rencor. Pero recordó que no solo el poseía heridas, observo entre las manos de la joven un trozo de papel logrando llamar su atención.

-Admiradores - menciono frio y con un deje de curiosidad - eso no es permitido y lo sabes - finalizo observándola sonreír; parecía no importarle el protocolo, parecía no importarle el presente ni el futuro de su familia. Su mirada observaba fijamente el lienzo pintado eran dos personas tan parecidas - ¿Quiénes son? - pregunto con curiosidad y sin mostrar emoción alguna.

-NO te interesa Julián - finalizo retirándose con esa sonrisa llena de ilusión, el sonrió de la misma forma al verla no tuvo el valor para informarle que sus padres la deseaban de vuelta ya que el Príncipe Kenji deseaba reparar el error. El sabia que el lo que deseaba era otra cosa por eso no se atrevió a mencionar palabra alguna frente a la joven.

-Sígame le mostrare su habitación - le menciono de forma firme aquella anciana sacándolo así de sus pensamientos - Joven Julián espero que el viaje no fuera muy pesado - le insinúo de una forma dulce, a lo que el negó; caminaba por el majestuoso lugar aun no entendía como pudo llegar a poseer tanto dinero en tan solo cinco años.

-Le va bien en los negocios- susurro lo suficiente audible solo para el, aun no se creía que su prima… una mujer tuviera tanta suerte de crear su propia fortuna - Es todo un éxito…pero solo espero que se recupere de la herida mortal del pasado - finalizo de una forma fría al recordarla, aquella peli verde de ojos aguamarina, piel nívea tan suave y hechizando como la de una musa; con la gracia de un felino al caminar - “Melany” - menciono de una forma mental y frunció su rostro al recordarla en la cama con otro hombre y ese otro era un Misay de baja categoría.

La nana lo había estado escuchando atentamente, lo estudio y su diagnostico fue que el también poseía una herida profunda en el corazón - Y usted se curo de la traición - finalizo de una forma tierna mientras se retiraba, dejándolo de una forma choqueada en la entrada de su habitación.

Regreso a la normalidad, el había cambiado ya no era un artista, un poeta que pese a las observaciones plasmaba la belleza de la mujer de una forma mítica; ya no… esa parte murió el día que la observo deseosa de encontrarse entre los brazos de otro. Fue la única que logro humillar su orgullo y no permitiría que otra arribista reinara en su corazón.

Sin mas se introdujo en su habitación y desde la ventana observo a su prima en un balcón y recordó que esa chica ya no era Karumi Misay esa joven había muerto; logrando crear de sus cenizas a la flamante Señorita Asumí Kanai. Sonrió para sus adentros deseando que esa herida del pasado se curara para que el pudiera ser un artista de nuevo; un hombre digno de apreciar la belleza de la mujer aquel embrujo que podía general una joven doncella entre sus brazos - Pero como estudiar su atractivo; si eran como las serpientes entre mas bellas mas ponzoñosas - dio un suspiro mientras dirigía su verde mirada hacia el punto que mantenía a su prima en trance - “sigues enamorada de la luna” - pensó al observar una hermosa luna llena, con un arcoíris rodeándola, logrando demostrar así que ningún artista se resiste a su presencia.

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Aquella rubia observaba todo a su alrededor no perdía detalle alguno su rostro se fruncía cada instante al escuchar al hipócrita de su hermano exigir algo que el mismo rechazo y abandono.

-¿Dónde se encuentra mi prometida? - que ironía, el una noche de luna la rechazo con tal orgullo que no logro comprender nunca; cada día se preguntaba: Sera amor o simple conveniencia, no sabia que era pero de algo estaba segura su amiga nunca seria feliz al lado de un niño mimado de mamá.

-Por favor Kenji, ten paciencia - le menciono un hombre de avanzada edad con un tono de frialdad en su rostro - Julián fue por ella al reino de Cristal, la sacara de la miseria en la que vive - finalizo observando al joven guardar silencio de una forma pacifica.

Continuara...

Jaspe:
hola disculpen el retraso aqui les dejo el capitulo IV :shifty: espero que les guste y gracias por leerlo  :ohnoes: 8)

Capitulo IV

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Aquella rubia observaba todo a su alrededor no perdía detalle alguno su rostro se fruncía cada instante al escuchar al hipócrita de su hermano exigir algo que el mismo rechazo y abandono.

-¿Dónde se encuentra mi prometida? - que ironía, el una noche de luna la rechazo con tal orgullo que no logro comprender nunca; cada día se preguntaba: Sera amor o simple conveniencia, no sabia que era pero de algo estaba segura su amiga nunca seria feliz al lado de un niño mimado de mamá.

-Por favor Kenji, ten paciencia - le menciono un hombre de avanzada edad con un tono de frialdad en su rostro - Julián fue por ella al reino de Cristal, la sacara de la miseria en la que vive - finalizo observando al joven guardar silencio de una forma pacifica.

No comprendía como un día el pudo haber acabado con ese compromiso y el otro reconocer que fue un error; no era un hombre muy confiado pero así salvaría a su hija y el prestigio de la familia Misay.

-Esta en el Cristal - susurro solo audible para el y la joven que lo acompañaba, desde que inicio ese circo barato para tener posición y dinero - Julián no hará un buen trabajo…- menciono retirándose del castillo, ni una reverencia realizo, la joven lo observo con pena ya que su hermano no poseía respeto por nadie excepto el.

 -Kenji-sama ¿Qué haremos? - le pregunto de una forma asustada, le temía a ese hombre y a su primo.

Nunca tuvo confianza con nadie, no conoció a nadie; simplemente se la oculto del público y si se negaba hacer lo que le ordenaban la castigarían con el látigo, lentamente acaricio su piel por encima de la tela, aun le dolían las cicatrices del último castigo y esas se las había obsequiado su “madre” aun no lograba entender por que la aborrecían todos.

 El se detuvo a las afueras del castillo y la observo con desprecio - Tú que crees bazofia - menciono con asco, al recordar que ella era un simple error que tuvo su difunto padre y que ahora ellos tenían que cargar - Iremos al reino del Cristal por la otra arrastrada - menciono subiendo al carruaje y ordenándole al cochero que diera inicio a la marcha hasta su castillo.

La joven de cabellera rubia, ojos miel, piel nívea que portaba un vestido viejo de color negro con blanco, que ocultaba su verdadera belleza bajo esos viejos y sucios trapos, su propia familia la hacia ver como un fenómeno ante la sociedad.

-Dijo que iríamos - susurro con desgano ella no era nada en esa familia, nadie la quería en ese lugar y ¿Por qué dejaba que la trataran como un perro enfermo? lo recordó con un punzante dolor en el corazón, se lo había prometido a su difunto padre - el me dijo que un día todo cambiara…solo tengo que tener paciencia - menciono mientras caminaba con toda calma rumbo al lugar de sus pesadillas, la mazmorra de sus sueños y todo por ser la hija ilegitima de un difunto rey.

 ≈○≈
La noche dominaba todo a su alrededor y ella por primera vez en mucho tiempo lograba conciliar el sueño que un día le fue arrebatado, su rostro se notaba tan tranquilo y pacífico que lograría embrujar hasta al mas duro corazón, no mostraba aquel sufrimiento que la vida le obsequio. Pero ningún sueño esta totalmente lleno de felicidad.

-------------------------------------------SUEÑO-----------------------------------------------------

Observaba como todo era adornado con orquídeas doradas, cada lugar de aquel magnifico castillo era una ilusión, en su rostro una sonrisa se dibujaba tan sincera que no se podía  identificar que era ella en realidad.

-De que te ríes, te felicitas por deshonrar a la familia - le menciono un hombre  histérico y lleno de furia logrando abofetearla en el rostro, con tal fuerza que le hizo caer al frio suelo de mármol. - Eres una deshonra para mi, me da vergüenza llamarte hija - le menciono mas furioso y con un látigo la azoto sin compasión alguna, como dolía cada latigazo pero mas herían esas palabras de desilusión.

-PAPÁ - grito ya sin poder soportar más y con las lágrimas brotando por sus ojos como si fueran fuentes, lo observo tomar una espada. - NO PERDONEME - le grito corriendo donde se encontraba su madre y esta simplemente la abofeteo y la lanzo a los brazos de ese ser tal malévolo que deseaba su destrucción. ¿Cuando su amorosa familia se perdió y la abandonó?

Sintió el filo del metal rozar su piel con tal deseo de sentir y ser manchado con su carmesí liquido vital, al instante una lagrima callo de sus ojos.

Todo se volvía oscuro y sin luz como ella,  lentamente se observaba la iluminación de un hermoso jardín cubierto por rosas, jazmines, claveles, tulipanes, margaritas y de más flores, todas de un hermoso color negro.

-¿Por qué tan hermosa dama llora? - le pregunto una voz masculina, tomando su mentón y con el pulgar de su mano limpiando cada rastro de aquel cristalino liquido - Una hermosa mujer no debería de llorar- menciono observando como las oscuras miradas se hipnotizaban entre si.

¿Por qué no se movía? ¿Por qué no podía responder? simplemente observaba aquella negra y fría mirada que la lograba desarmar por completo.

-¿Qui..en…e…es u..us…usted?- le pregunto tartamudeando, por primera vez se sintió tonta ante aquella mirada que no la perdía de vista.

-Aun es muy pronto para que sepa mi nombre- finalizo y todo se oscureció de nuevo.

Se sentía sola como una niña abandonada, quería sentirse querida una vez en la vida, ante ella se abrió paso a dos caminos muy distintos.

-Uno es el camino de un artista un completo enamorado de la vida - le susurro el viento en una ráfaga que logro que las hojas de los arboles bailaran su ultimo vals hasta el suelo - y el otro es el camino del pasado que te suplica que vuelvas - concluyo el aire decidido y en aquel camino su mirada observo a Kenji Hará con esa sonrisa de autosuficiencia.

-------------------------------------------FIN DEL SUEÑO----------------------------------------
Sus ojos se abrieron asustados, aun temblaba por haber observado al culpable de que su destino se destruyera en mil pedazos; su blanquecina mano acaricio su mejilla y sintió aquel extraño liquido derramarse lentamente por sus ojos, se maldijo mil veces ella no lloraba por nada. Dio leves suspiros para tranquilizarse ya no era Karumi Misay ahora era mejor que ella, a esa chica la asesino su “familia” ya hace cinco años y cada tormentoso día lo recuerda por las cicatrices que ese hombre que llamo padre grabo por siempre en su piel.

Guardo silencio al recordar aquellos oscuros ojos estudiándola totalmente, intentándola proteger de todos como si cuidara a una extraña flor única en su especie; esa ternura no la había visto en otro que no sea su artista encantado, aquel hombre que la rescato de ser una Misay.
 
-¿Quién era? - se preguntaba al recordar aquel desconocido que se introdujo sin autorización en sus sueños - Aunque es tan lindo sentir que le importas alguien de nuevo - menciono levantándose de aquella cómoda litera y se dirigía hacia el balcón observando como aquella noche se le había escapado en aquel desconcertante sueño.

≈○≈
Ambos dormían en el carro ya que había decidido acortar el viaje al reino, era solo un día de camino incluida la noche, el joven observaba el techo de madera del carruaje sin mucha emoción, recordando aquel dulce sueño algo le decía que el regresar a su magnifico hogar será único y mas si se encontraba aquella niña de ojos negros tan vacios como el firmamento. No deseaba dejarla sola en ese camino, sacudió su cabeza –“tal vez es un juego de mi imaginación”- pensó cerrando los ojos deseando que esa dulce ninfa lo tortura todas las noches de su vida.

Kira simplemente dormía y en su rostro se formaba una sonrisa de perversión.

----------------------------------------------SUEÑO--------------------------------------------------

Se encontraba en aquella habitación con una suave bata de seda cubriendo su desnudes total, aquel hombre la observaba.

-me soltara de las cadenas para demostrarle que es un verdadero hombre - le menciono de una forma seductora; nunca en su vida había observado aun chico así de dispuesto a jugar tan bruscamente con ella, todos eran unos niños de mami. - Si me libera tendremos mas diversión - menciono con una sonrisa tratando de convencer a la joven con aquella vestimenta blanca y el podía observa como las botas negras realzaban ante todo.

Observo sin ningún pudor el cuerpo femenino que se encontraba frente a el, era una joven de muy atractivas y tentadoras caderas, su mente vago hacia el inicio de sus senos firmes y atrayentes, como deseaba darse el gusto de escudriñar aquellos atractivos atributos con su boca ya que en ese lugar prohibido se encontraba oculta la llave que lo libraría de esa condena y como disfrutaría buscándola.

Continuara...

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