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Inuyasha: Malos De La Cabeza [AMOR] [LEMON]
Sugarbabe:
Disclaimer: Todos los personajes de Inuyasha pertenecen a Rumiko Takahashi. En éste fic, algunas de sus características y de sus tramas personales han sido modificadas y llevadas a un Universo Alternativo.
Advertencia: El siguiente fic puede contener escenas Lemon y puede tratar sobre drogadicción, alcoholismo, entre otros temas que sólo son aptos para mayores de edad.
Espero que disfruten este fic :)
Si les gusta, comenten y subo nuevo capitulo ;)
INUYASHA: MALOS DE LA CABEZA
CAPÍTULO 1
LA UNIVERSIDAD
¿Alguna vez has aprovechado tu adolescencia al máximo? ¿Hiciste los mejores amigos y pasaste los mejores momentos con ellos en la Universidad, por ejemplo?... La mayoría de los adolescentes, como yo, y tal vez como tú, salen del colegio con el sueño de ir a la Universidad. Y una vez dentro, sus expectativas se hacen pequeñas comparadas con todo lo que allí viven. Si en el colegio no tuvieron novios o novias, en la Universidad, las tienen. Si no tuvieron sexo, en la Universidad, lo tienen. Si no fueron a fiestas, si no consumieron alcohol ni drogas, ahora lo hacen... Sin embargo, nada será como mirar a sus amigos y encontrar el perfecto refugio en ellos.
La Universidad de Tokyo recibía esa mañana a sus miles de estudiantes de vuelta a clases. Era un edificio de arquitectura moderna de 10 pisos, con grandes jardines, canchas y demases. Daban las 9:20, y el día estaba despejado y caluroso, con suave brisa.
La bella muchacha de cabellos azabaches y ojos chocolate caminaba por la calle apresurada y nerviosa hacia el gran edificio. Era su primer día de clases y su primer año en la carrera de Ingeniería Comercial. Usaba un flequillo a lo ancho de su frente, su cabello era muy sutilmente ondulado y caía hasta su cintura, su piel era blanca y sus ojos, grandes y expresivos. Llevaba puesto un ligero vestido de verano amarillo pastel y unas mangas tejidas color crema. Era delgada, y tenía suaves, pero lindas curvas. Al hombro un bolso y en los pies, unas delicadas hawaianas color cobre. Entró y quedó impresionada con la magnitud del lugar y la cantidas de jóvenes como ella andando de aquí a allá. Sacó un papel de su bolso donde había anotado la sala de su primera clase, sacado de un e-mail que le envió la misma Universidad. Le preguntó a un guardia más o menos la ubicación de su sala y dió con ella.
Kagome se asomó tímidamente y se encontró con cerca de 15 estudiantes en silencio. Todos eran nuevos, y era obvio que no se conocían, lo que la hizo sentirse mejor. No era la única. Tomó asiento en un lugar, llegaron unos 10 estudiantes más y se presentó la profesora. Era el ramo de Gestión I: Empresa y Gestión, y demostraba ser una profesora acogedora, pero también seria y exigente. Llevaba 10 minutos hablando, cuando una muchacha entró apresurada, dando un portazo. Se quitó los amplios lentes de sol azules y se dió cuenta de que todos la miraban.
-Ouch, siento llegar tarde- dijo, riendo avergonzada por lo bajo.
-Está bien, sólo por ser primer día- le dijo la profesora, haciéndole un gesto para que tomara asiento. La pelirroja dió un rápido vistazo y se dirigió sin pensar al asiento sobrante al lado de Kagome, mientras la profesora continuaba hablando.
Ésta la vió acercarse, y se asombró y se admiró por su estilo y belleza. La muchacha medía 1,60 de altura, algo más pequeña que Kagome. Tenía la piel blanca, unos cálidos ojos almendrados de un verde esmeralda y el cabello rojo como el fuego, en suaves ondas y que llegaba hasta sus caderas, con flequillos a ambos lados de su rostro. Vestía una maxi blusa arremangada y desabrochada dejando un escote, la cual era de un celeste claro. Debajo, unas leggins azul marino hasta debajo de sus rodillas y en los pies, unas sandalias blancas. Apesar del tamaño de la blusa, se notaba muy bien que tenía un muy buen cuerpo y unas sensuales curvas. Llevaba también una cartera mediana de cuero color celeste y al cuello, una cadena de oro con un nombre en oro a modo de dije: "Asami". Kagome supuso de inmediato que ése era su nombre.
Al sentarse a su lado, miró a Kagome y le sonrió. Traía sus largas y frondosas pestañas con rímel negro y los labios con un gloss rosa.
-Hola- murmuró, y se prestó a guardar sus lentes para escuchar a la profesora. Kagome sonrió también.
-Hola- le dijo, y descubrió que en el reverso de su muñeca derecha tenía tatuada una flor de loto en tonos violeta y lila. Y tenía otro tatuaje, cubriendo todo el empeine de su pié izquierdo y el principio de su pierna. Éste era un pez koi rojo con pequeñas olas de agua, nadando hacia arriba.
La clase siguió su curso, la profesora les hizo una pequeña y sencilla actividad de introducción al ramo y luego los dejó salir más temprano. En eso, Kagome y la pelirroja belleza volvieron a intercambiar miradas.
-Siento no haberte saludado bien- dijo ella, y se tomó la licencia de intercambiar un beso en la mejilla con ella -Ayame Nijima, un gusto- se presentó, sonriendo. Kagome le sonrió de vuelta.
-Yo soy Kagome Higurashi, el gusto es mío.
-Ya que tenemos que salir de la sala, vamos a recorrer la Universidad. ¿Te apetece?- propuso Ayame. Kagome asintió de inmediato, y salieron a caminar sin rumbo.
-¿Cuántos años tienes?- le preguntó Kagome, para entablar la conversación.
-17, ¿y tú?
-17 también.
-¿Por qué optaste por Ingeniería Comercial?
-Quiero poder administrar alguna empresa y ganar mucho dinero, ¿sabes?- rió Kagome, y Ayame rió también.
-Igual que yo, tal vez quieras hacer negocios conmigo más adelante. Quién sabe- comentó Ayame, algo misteriosa.
-¿Sí?
-Sí, verás. Mi papá prometió ayudarme a construir un bar-discoteca cuando termine mi carrera.
-Wow, ¿en serio?- le preguntó la morocha beldad, sorprendida y maravillada.
-Claro que sí, si te animas, podemos ser socias- ofreció Ayame, acentuando su sonrisa.
-Sería fenomenal, pero aún nos quedan algunos años en la Universidad- rió Kagome, y la pelirroja rió junto a ella.
A lento caminar, conversaron y compartieron muchas cosas de sus vidas en general. Les sorprendía la confianza que se estaban inspirando y lo fácil que estaban congeniando. Kagome le contó que venía de una familia de clase media que cuidaba un templo y vivía junto a su madre, su hermano y su abuelo. Ayame le mencionó que vivía junto a su padre, su madrastra y sus hermanastros. Kagome supuso que venía de familia de clase alta por lo costoso que parecía su atuendo y cada cosa que tenía. Sus largas uñas con manicure a la francesa parecían de peluquería, percibió que su perfume era el Can-Can de Paris Hilton, su cartera era Louis Vuitton y su teléfono era un iPhone blanco. Sin embargo, no quiso preguntar nada sobre eso y al parecer Ayame tampoco alardeaba sobre esas cosas.
Caminando y caminando, llegaron a las terrazas traseras de la Universidad, donde muchos chicos y chicas compartían. Había un Starbucks que daba hacia afuera con cómodas mesas y sillones.
-Estupendo, Starbucks. ¿Quieres un café? Te invito- le ofreció alegre la pelirroja a la morocha.
-Pues sería genial, gracias- contestó ella. Hicieron la fila, pidieron sus cafés y Ayame se dispuso a pagar cuando se dió cuenta que tenía sólo un billete de 50 yenes y no tenía cambio ni ella ni la cajera. Estaban tratando de pensar qué hacer, cuando una muchacha le tocó el hombro a Ayame.
-¿Qué sucede?- le preguntó amablemente la muchacha de piel blanca, cabello liso color chocolate y ojos marrones. Estaba acompañada por otra muchacha de cabello negro y ojos chocolate.
-No tengo cambio. ¿Por casualidad tú tienes?- le preguntó Ayame.
-¿De cuánto?
-50.
-Yo tengo- le guiñó un ojo la muchacha, sonriéndole y buscando su billetera en su bolso. Ayame le sonrió e hicieron el cambio.
-Gracias- le dijo, y entonces pagó. Ayame y Kagome recibieron sus cafés y fueron a sentarse afuera a los sillones. Continuaron conversando, y unos momentos después se acercaron el par de chicas que habían visto recién.
-Hey chicas, ¿les importa que nos sentemos con ustedes?- preguntó la de pelo negro, sonriendo al igual que la otra chica.
-No hay problema, siéntense- les contestó Kagome, sonriendo junto a Ayame. Ambas se sentaron muy alegres.
-Sango Baisotei, un gusto conocerlas- se presentó la que le había hecho el cambio a Ayame. Su cabello era tan largo como el de la pelirroja, y usaba flequillo recto. Era de la misma altura que Kagome, y tenía una figura algo similar a la de Ayame. Traía puesta una musculosa ajustada a rayas blancas y rojas, jeans pitillo, zapatos bajos blancos y un bolso blanco al hombro.
-Y yo soy Rin Erizawa, un gusto- se presentó la otra chica. Ella llevaba puestos unos short de jeans, un strapless verde limón y sandalias verde oscuras, con una cartera al hombro. Era de la misma altura que Ayame, tenía unas curvas tan suaves como las de Kagome y llevaba el mínimo de maquillaje. Su cabello era del mismo largo que el de Kagome y también usaba flequillo.
Kagome y Ayame se presentaron, y comenzaron a simpatizar de inmediato, entablando conversación de manera fluída. Ayame les ofreció cigarrillos Marlboro Light, pero era la única que fumaba junto con Sango y ella ya tenía los suyos.
Sango y Rin eran compañeras de Derecho, también de primer año y buscaban formar amigas al igual que Kagome y Ayame. Sango venía de una familia de clase media-alta, y sólo vivía con su padre y su hermano. Rin vivía sólo con su madre y abuela, cuya familia era de clase media igual que Kagome. Terminados sus cafés, decidieron irse a sus clases porque aún quedaba una, pero no sin antes intercambiar sus números de casa, celulares, direcciones de Facebook y MSN.
Ayame y Kagome tuvieron su clase de Introducción a la Economía y salieron algo más temprano pues sólo era una clase de presentación.
-Bueno Kagome, nos veremos mañana. Vine en el auto de mi hermanastro, así que me iré con ellos- explicó Ayame, apenada de tener que dejarla. Kagome rió levemente, enternecida.
-No te preocupes, ve. Cuídate.
-Tú cuídate- le dijo sonriéndole, se besaron en la mejilla y tomaron caminos distintos.
Ayame se dirigía a uno de los ascensores, cuando sonó su iPhone con Rude Boy de Rihanna. Era uno de sus hermanastros.
-Inuyasha, ¿dónde estás?
-Ya en el estacionamiento. Esperándola, mi lady- bromeó el chico. Ayame rió.
-Voy para allá- dijo, y cortó.
En el estacionamiento, la chica se dirigió al impresionante BMW Z4 plateado, con el par de chicos de cabellos también plateados conversando. El dueño del auto era el más serio y alto de los dos, medía 1,85 y su nombre era Sesshoumaru. Su hermano, Inuyasha, medía 1,80 y parecía algo fanfarrón. Ambos tenían la piel blanca, el cabello largo con flequillo y los ojos dorados, y eran igual de guapísimos.
-¿Cómo estuvo su primer día?- les preguntó ella, llegando alegre y cálida.
-Bien- resumió Sesshoumaru, con voz grave mientras su hermano bostezaba.
-Si no hubiera sido por los chicos, hubiera sido un asco- contestó Inuyasha.
-¿También hicieron amigos? Genial.
-Sí, son Miroku y Koga. ¿Y tus amigas?- le preguntó Sesshoumaru.
-Kagome, Sango y Rin- contestó Ayame, alegre.
-Somos 4 y 4, ¿no es formidable?- le preguntó Inuyasha, bromeando. Ayame rió.
-Ya, vamos a casa- les dijo, subiéndose en el lugar del copiloto.
Inuyasha y Sesshoumaru habían entrado a estudiar Ingeniería en Informática, pues tenían especial destreza en esos terrenos y soñaban con crear su propia marca de computadores.
Con Ayame, se conocían hace 2 años y desde el principio, tuvieron una química casi de hermanos. Hace 3 años, sus padres se hicieron novios, hace 2 se casaron y hasta ahora viven juntos. La madre de Ayame murió cuando ella tenía 7 años, mientras el padre de ellos murió a los 5 años de Inuyasha y a los 7 de Sesshoumaru.
La mansión de Tetsuya e Izayoi estaba ubicada en el barrio alto de Tokyo. Era simplemente impresionante, sofisticada y lujosa. Ambos vivían en la parte de adelante, mientras que los chicos tenían su mansión igual de grande en la parte de atrás, después de la gran piscina.
Los 3 eran unos adolescentes mimados. Tetsuya era dueño de la cadena de hoteles 5 estrellas más grande de Tokyo, el que también tenía hoteles en China, Estados Unidos e Inglaterra. Izayoi por su parte, había heredado la automotora Kuwabara de manos de su padre. De ahí que Sesshoumaru poseía ese BMW Z4, mientras que Inuyasha tenía un Aston Martin DB9 Coupe en burdeo y Ayame, un Volkswagen Beetle blanco. Les tenían abiertas tarjetas de crédito de sus tiendas favoritas y además, Visa y Master Card para que compraran lo que quisieran. Además, no les coartaban su libertad en cuanto a fiestas.
Ya en casa, Ayame se dedicó simplemente a matar el tiempo a solas. Hacia el atardecer, se encontró con sus nuevas amigas en MSN y estuvieron hasta la media noche conversando sin parar. Era increíble la facilidad con la que había hecho amigas tan geniales, estaba realmente muy feliz.
Al día siguiente, anduvo con Kagome a todos lados y también con Sango y Rin entre breaks. A la salida, las invitó a pasear al centro comercial en su auto. Las chicas aceptaron encantadas, y no podían creer la belleza de su auto cuando lo vieron.
-¡Wooow!- dijo Kagome, emocionada.
-¡Es un Volkswagen Beetle!- exclamó Rin, atónita.
-¡De éstos se ven poquísimos en Tokyo!- le dijo Sango, sorprendida. Ayame rió.
-Vieran los autos de mis hermanastros, se mueren- les dijo, cuando notó que venían ellos -Allí vienen- les volvió a hablar, indicándoles. Las chicas se ordenaron riendo avergonzadas.
-Hola- las saludó Inuyasha, a unos pasos de ellas.
-Hola- le dijeron todas al unísono. Los encontraron muy guapos, pero a Kagome le encantó Inuyasha y a Rin, Seshoumaru.
-Oigan, ellas son Kagome, Sango y Rin- las presentó Ayame.
-Inuyasha- dijo él, quien se quedó mirando a Kagome por unos momentos.
-Sesshoumaru- se presentó él, sin mirar a ninguna en particular.
-¿Van a casa?- les preguntó Ayame.
-Sí, ¿y ustedes?- le contestó Sesshoumaru.
-Al centro comercial.
-Nos vemos en casa, entonces- les dijo Inuyasha, y se despidió con la mano.
-Chao- se despidieron las chicas, y Sesshoumaru sólo les dió una mirada. Los chicos caminaron, y las chicas se subieron al auto.
-¿Qué les parecieron?- les preguntó Ayame, pícaramente.
-Demasiado apuestos- contestaron Kagome y Rin al unísono, lo que hizo a todas matarse de risa.
-Tranquilas, chicas. Podrán conocerlos a través de mí- les guiñó el ojo Ayame, haciendo partir el auto y continuaron riendo.
-Ya que Kagome y Rin ya los escogieron, ¿tus hermanastros no tienen amigos que nos presenten?- le preguntó Sango a Ayame, con picardía.
-Sí, me dijeron que tienen dos amigos más. Ahí están los nuestros, Sango- volvieron a reír.
La salida al centro comercial fue lo mejor que pudieron haber hecho. Exploraron todo lo que había, Ayame y Sango hicieron algunas compras, y Ayame le regaló unas cosas a Kagome y a Rin. Almorzaron Mc Donald's, estuvieron unos momentos afuera y luego Ayame las dejó en sus respectivas casas.
Mística:
Wow, para comenzar, estuvo muy interesante. Buena redacción, no noté faltas de ortografía, aunque yo para eso soy muy mala y además, el capítulo estuvo tan interesante que de haberlas, no las hubiera notado xDDD
Bien, sucedieron varias cosas en este capítulo. Las chicas se conocieron, se hicieron amigas, conocieron a los chicos... me gusta Sesshou xDDD. Me impresionó el lujo en el que viven Ayame y sus hermanastros, sus autos, ¡wow! ¿no hay manera de que salga por ahí un ferrari? y si es rojo, mejor hahaha, ewe.
Muy buen capítulo y me agradó la manera de como lo haz desarrollado. Debo confesarte que no leo lemon, así que te agradeceré mucho el aviso cuando alguno de los capítulos lo tenga xDD
Y un último consejito, sin pretender incomodarte uuu, Mmm, he notado que a la mayoría le gusta la estética en los párrafos y se ve mejor si en cada punto y a parte, o en cada párrafo, das doble espacio, así quedan separados los párrafos y la lectura se hace menos pesada y mejor enfocada. Por alguna razón, el que los párrafos estén juntos hace pesada la lectura, quizás se deba a que no es lo mismo leer en la pantalla del pc que directamente de un libro.
Me gustaría saber que más sigue, así que espero:
¡Continuación!
Agracias por compartir tu fic con nosotros xDDD
¡Cuídate!
Sugarbabe:
Geniaaal, kerida ;)
Seguire completamente tus consejos y pronto subire continuacion, aunke el tercer capitulo se viene lemon XD
Pero puedes saltarte esa parte, los capitulos no seran completamente lemon :)
Muxas gracias, un beso!
Sugarbabe:
CAPÍTULO 2
QUÍMICA PURA
Llegando a casa, Ayame encontró a Inuyasha y a Sesshoumaru tomando el sol luego de un par de chapuzones y fumando hierba. Los 3 fumaban y sus padres sabían, pero ellos guardaban sus propias plantas a salvo y en secreto en otro lugar. Aún así, no fumaban siempre.
-Hola, guapos- les dijo ella, cariñosamente.
-Ayame, ven aquí- le pidió Inuyasha, incorporándose en la reposera.
-Dime.
-Con Sesshoumaru pensamos...
-No, yo no pensé nada- lo interrumpió Sesshoumaru, quien dió la última fumada y le ofreció a Ayame. Ella lo recibió sin decir nada.
-...que sería buena idea que saliéramos mañana después de clases por unas cervezas, tus amigas y nuestros amigos- continuó explicando Inuyasha. Ayame rió.
-Pero, ¿cómo saber que tus amigos son interesantes también?- inquirió la pelirroja, fumando.
-Para eso está Facebook, sígueme- propuso Inuyasha, llevándola a la mesa de la terraza donde estaba su laptop plateada encendida.
Mientras Ayame continuaba fumando, Inuyasha buscó en su Facebook el perfil de Miroku Arishima.
-Él es uno de mis amigos- le explicó Inuyasha, mostrándole las fotos del cautivador chico de ojos de zafiro y cabello negro amarrado en una coleta.
-Ya veo, es lindo- comentó Ayame, en verdad no le entusiasmaba y volvió a fumar.
-No me agrada mucho para tí, es algo casanova para sus cosas- le comentó Inuyasha, tranquilamente.
-Bueno, a Sango puede que le guste.
Inuyasha puso entonces en pantalla el perfil de Koga Ryusaki. Sus ojos celestes y su largo cabello negro amarrado en una alta coleta le encantó de inmediato. Era en verdad muy atractivo y sugerente, se veía simpático y vestía muy bien.
-Me gusta- sonrió Ayame, entregándole el cigarro de marihuana a Inuyasha.
-Entonces, ¿qué dices?- preguntó Inuyasha, sonriéndole también.
-Mañana- le guiñó un ojo ella, volteando y dirigiéndose a su mansión.
-No puede faltar nadie, ¿eh?- le aclaró él, y ella le mostró su pulgar en señal de aprobación.
Hacia el anochecer, Ayame se reunió con las chicas en MSN para contarles la noticia.
MSN:
Ayame: chicas, mañana despues de clases iremos por unas cervezas con mis hermanastros y sus amigos. PROHIBIDO DECIR QUE NO!
Sango: :O
Rin: estoy dentro! :D
Kagome: wow, geniaaal! gracias, ayame! jajaja
Sango: excelente, yo tambien voy! ;D
Ayame: asi me gusta, chicas ;) sango, creo que miroku esta para ti jejeje tiene los ojos azules y el cabello negro corto, amarrado en una coleta
Sango: mmm suena muy bieeen!
Kagome: jajajajajajajajaja
Rin: jajajajaja y el chico que sobra, ayame?
Ayame: sera para miii (H) jajajajajaja es super atractivo (L) jajaja
Sango: genial, estamos todas listas :D
Rin: siii ;) jajajajaja
Kagome: estupendooo (L)
Ayame: chicas, LAS QUIERO CON LA MEJOR ROPA. y kagome: TE MAQUILLAREMOS! ;)
Sango: siii, de todas formas ;)
Kagome: jajaja :( bueno, chicas
Rin: te veras aun mas linda (L)
Ayame: esperenme!
Inuyasha le estaba hablando en otra ventana de MSN.
MSN:
Inuyasha: linda, les dije a los chicos que te agregaran a Facebook. dame los Facebook de tus amigas, con Sesshoumaru las agregaremos :)
Ayame: ok :) Kagome Higurashi, Sango Baisotei y Rin Erizawa
Inuyasha: gracias! (K) acepta las solicitudes! (koga penso que eras hermosa)
Ayame: jajaja esplendido ;)
Entonces, volvió a la conversación con las chicas para avisarles y se entusiasmaron con la idea de salir con ellos aún más.
Ayame aceptó las solicitudes, y de inmediato se percató de que Koga estaba conectado. Lo dejó así, sólo se dedicó a mirar sus fotos y las cosas de su muro. Continuó hablando con las chicas, cuando él tomó la iniciativa.
Chat de Facebook:
Koga: hola, ayame :)
Ayame: hola :)
Koga: espero no te moleste que te tenga en Facebook sin conocerte aun...
Ayame: jajaja tranquilo, no hay problema ;)
Koga: jajaja genial :)
Así continuaron su primera conversación, cargada de química y magia. Ambos se sintieron muy a gusto conversando aunque fuera por Chat, y depronto ansiaban que llegara el día siguiente para verse en persona.
Al día siguiente, acordaron juntarse a eso de las 5 en los estacionamientos. Las chicas se reunieron una media hora antes de la hora acordada, y fueron a los baños a prepararse. Sango maquilló a Kagome, siendo aconsejada por Ayame y Rin. Kagome sólo usaba maquillaje para ocasiones especiales, pues pensaba que se veía mejor al natural y éso era verdad, pero las muchachas pensaban que se vería mejor con algo de maquillaje. Todas estaban guapísimas, en verdad iban a pasarla genialísimo.
Ayame traía puesto un enterito ligeramente ajustado, strapless con short, en negro con flores blancas y con gris. La parte de arriba tenía un bolado y el short llevaba una delgada pretina para afirmarlo. En su hombro izquiero, siguiendo su clavícula, lucía el tatuaje de un colibrí en pleno vuelo, en tonos azul, verde esmeralda y celeste. En los pies, llevaba unas sandalias bajas abotinadas en gris y un bolso cruzado negro. Su cabello iba peinado en una trenza que nacía por sobre su oreja izquierda y caía sobre su hombro derecho, dejando sus flequillos libres. Sus ojos iban cargados al rímel y sus labios, de un intenso rojo.
Terminaron de maquillar a Kagome, y en realidad estaba bellísima. Las demás retocaron sus maquillajes y esas cosas, y luego partieron a los estacionamientos. De lejos se escuchaba a los chicos hablando y riendo. Ellas venían cuchicheando y riendo nerviosas en silencio, y ellos pudieron notarlo de inmediato. Koga mantuvo su mirada en Ayame y ella no la despegó de él, hasta que se saludaron.
Él era... demasiado guapo. Lo que lo hacía así era su piel morena, su 1,83 de altura, sus ojos celestes y su hermosa sonrisa. Vestía una musculosa blanca, unos short sueltos de jeans y unas Adidas con caña blancas con negro. Su cuerpo era delgado y fibroso, y tenía tatuajes al igual que ella. En el costado izquierdo de su cuello, llevaba un tribal negro. En su brazo izquierdo, desde la muñeca al codo, llevaba una partitura de música y todo con notas, y flameando junto a pequeñas estrellas. En su brazo derecho bajo su hombro, un lobo ahullándole a la luna. Por último, en su pantorrilla derecha, un tigre bajando.
A su vez, él encontró en ella a una diosa en cuerpo de mujer. Muy encantadora, atractiva y sensual, se veía mejor en persona que por fotos. Además, olía delicioso, tenía una voz dulce y sensual y unos dientes muy blancos.
Luego de que todos se saludaran e intercambiaran algunas palabras, comenzaron a discutir sobre el lugar al que irían. Pronto decidieron asistir al J Rhythm, un bar-discoteca en uno de los barrios bohemios más concurridos de Tokyo, el que tocaba reggae, dancehall, rap y hip hop.
Camino en el auto de Ayame, a ésta última se le había olvidado preguntarle algo a las chicas, antes de meter la pata.
-Chicas, quisiera preguntarles algo- les dijo depronto, interrumpiendo sus risas. Todas la miraron tranquilas pero algo extrañadas.
-Dinos- le dijo Sango.
-¿Alguna de ustedes consume marihuana?- preguntó. Rin y Kagome se miraron entre ellas, mientras que Sango rió levemente.
-¿Por qué, trajiste algo?- le preguntó. Ayame rió junto a ella.
-Mis hermanastros y yo tenemos algunas plantas criadas de forma natural, y Sesshoumaru secó algo ayer.
-Genial, veremos como está. ¿Y ustedes, chicas?- les preguntó Sango a Kagome y a Rin.
-Yo nunca la he probado, pero no niego cierta curiosidad- reconoció Rin.
-Pues yo tampoco la he probado, y prefiero dejarlo así- dijo Kagome.
-Está bien, chicas. Nadie las obligará aquí. Y Rin, cuando quieras probarla, puedes quedarte a dormir en mi casa y cuidaré de tí por si te pasa algo. Tú sabes, todos reaccionamos distinto- explicó Ayame, y Rin le sonrió.
-Gracias, linda- le dijo, y luego continuaron hablando de otras cosas.
Llegando al bar, se estacionaron, se encontraron, escogieron una larga mesa adentro con unos largos sillones y tomaron asiento. Ayame y Kagome quedaron juntas, al lado de ésta última estaba Inuyasha, lo seguía Sesshoumaru, luego Rin, Sango, Miroku y finalmente Koga, volviendo al lado de Ayame. De inmediato pidieron jarras grandes de cerveza para todos, y entonces se pusieron a conversar entre ellos.
Koga y Ayame encendieron sus cigarros y comenzaron a conversar de inmediato. La química y la magia alrrededor de ellos se multiplicaba por mil ahora que estaban lado a lado. Se contaban cosas sobre ellos y sobre su vida, y se coqueteaban mutuamente.
Mientras tanto, los chicos pasaban por momentos parecidos, pero no iguales. Kagome estaba interesadísima en Inuyasha, y a él sólo le parecía linda y simpática, por lo que se mostraba más que nada jactancioso. Sango hacía lo posible por atraer a Miroku y lo estaba logrando, y él pensaba que ella era la más hermosa, pero también las demás estaban buenas. Rin y Sesshoumaru eran los más normales. Apesar de que ella se sentía muy atraída hacia él, ambos hablaban lo justo y necesario, y en verdad él no parecía muy entretenido que digamos.
Cuando llegaron las cervezas, todos comenzaron a soltarse y pronto a Ayame se le hizo agua la boca por fumar marihuana.
-Oye, ¿y tú fumas?- le preguntó a Koga. Él asintió -Mis hermanastros trajeron algo de nuestro cultivo personal- alardeó ella en tono de broma, y rió junto a Koga. Miró a Inuyasha, y le hizo un gesto disimulado. Él le devolvió la mirada, ella le hizo el gesto técnico de cuando se fuma marihuana y él entendió de inmediato. Buscó en el bolsillo de su jean y sacó un paquetito pequeño pero grueso y se lo entregó. Ella le guiñó el ojo y se lo pasó a Koga.
-Se me hace que es harto- comentó el chico, y lo olió, mientras ella buscaba algo en su bolso -Huele bien- dijo, y ella sacó un paquete de smokings.
-¿Lo haces tú o yo?- le preguntó ella, coqueta.
-Deja verte cómo lo haces- le contestó él, seductor. Ayame le guiñó el ojo, y entonces se puso a "fabricar".
A eso de las 9, no había ninguno que no estuviera medio borracho o volado, en el caso de Ayame, Koga, Inuyasha, Sesshoumaru, Sango y Miroku. Kagome debía irse o su madre iba a estar muy preocupada, por lo que le dijo a Ayame sobre ésto. Y bueno, en verdad todos tenían que irse, ya era suficiente como primera ocasión que se reunían.
-¿Podría irme contigo?- le preguntó Koga a Ayame, sonriéndole. Ella le devolvió la sonrisa y le guiñó un ojo. Habló con Inuyasha para que por favor se llevara a Kagome, y le pidió a Sesshoumaru que se llevara a Rin, Sango y Miroku.
Todos se despidieron, Ayame se subió al volante y Koga en el asiento del copiloto.
-Iría a algún lugar a comer algo, maldita marihuana que me da hambre- se quejó apenada Ayame, riendo levemente mientras partían.
-Detengámonos en algún lugar, yo invito. También tengo hambre- ofreció Koga, luego de reír junto a ella y volvieron a reír.
-Podríamos comer en Subway, a los dos nos gusta- recordó ella, era uno de los gustos que tenían en común en cuanto a comida.
-Será exquisito.
Ayame demostró su habilidad tras el volante apesar de estar drogada y algo borracha, y en unos momentos se vieron entrando a un Subway relativamente lleno. Ella pidió el sandwich de atún pues lo adoraba, y él, el de carne. Se sentaron en una mesa algo apartada, muy cerca el uno del otro. Cualquiera que los veía, hubiera pensado que eran novios. Por unos momentos, sólo cruzaban miradas y se reían avergonzados de lo hambrientos que estaban, sin cruzar una palabra. Cuando iban en la mitad, Koga notó que Ayame tenía la comisura de los labios manchada con mayonesa y en un suave gesto, la limpió con su servilleta. Ella se sonrojó y se le acercó para besarlo coqueta y suavemente en la comisura de sus labios. Koga se estremeció y se sonrojó mucho más que ella, y continuaron comiendo en silencio, pero ahora más calmos, y casi sin parar de mirarse.
Al terminar, Ayame suspiró de lo satisfecha que estaba y Koga rió, lo que hizo reír también a ella. Después, terminaron de tomarse sus bebidas.
-Wow, estaba sabroso- dijo Kouga, hechándose hacia atrás.
-Sí, muchas gracias- le dijo ella e iba a besarlo nuevamente, cuando Koga se adelantó y la besó en la boca. Quedaron mirándose de cerca por unos segundos, Ayame estaba sorprendida pues le derretía que le robaran besos. Se miraron las bocas, y Koga esperaba con ansias a que ella le devolviera el beso, a lo que ella apretó sus labios contra los suyos. Pronto, abrieron sus bocas en un acto reflejo y comenzaron a explorar sus bocas y a acariciarse las lenguas suave y profundamente. Los escalofríos recorrían sus cuerpos al tiempo en que se daban cuenta de lo bien que el otro besaba. Al final del beso, Ayame le mordió el labio fuerte y traviesamente.
-Ouch, eso duele. Pero me gusta- rió leve y seductoramente Koga, lo que hizo reír también a Ayame. Ambos permanecían sonrojados
-Esperaba que me besaras.
-¿En serio?
Ayame sólo asintió, y le acarició el rostro.
-Yo también lo esperaba, y ahora espero mucho más- dijo él, lo que impresionó a Ayame y la hizo sonrojarse aún más -Me sentí atraído a tí desde que ví tu foto en Facebook. Eres una delicia- reconoció.
-Y tú- reconoció ella también, el le acarició el rostro y volvieron a besarse.
Pasaron otros momentos más así, y decidieron irse. Koga enlazó su mano con la de ella sorpresivamente, como si fueran novios. Ayame se sintió aún más a gusto así, y volvieron al auto.
-¿Te dejo en tu casa?- le preguntó, luego de que se pusieran sus cinturones.
-No, no. Sólo déjame en el centro y tomaré un autobus- contestó él.
Y la chica lo hizo, pues en unos momentos encontró lugar para estacionarse en el centro de Tokyo. Koga se sacó su cinturón y se acercaron para besarse, de forma suave y profunda. Se estaban deseando y atrayendo tanto, que Koga se la hubiera llevado a otro lugar donde estuvieran solos. Pero de un momento a otro, ambos sentían que era mejor dejar que las cosas fluyeran su curso y de hecho, se sentían muy a gusto así.
-Te llamaré cuando llegue, nena. Ve con cuidado- le dijo él, disponiéndose a bajarse.
-Bueno, que llegues bien a casa- se despidió ella con un movimiento de su mano. Koga se bajó y al caminar, se daba vuelta riendo a mirarla a cada momento, y Ayame no lo perdió de vista desde su auto.
Sugarbabe:
Este capítulo contiene partes LEMON!
CAPÍTULO 3
SUBE LA TEMPERATURA
La semana que siguió, empezó de lleno con las clases. Las chicas se reunían en todos los breaks, y a veces, también con los chicos. Era obvio que pronto iban a ser un gran grupo de buenos amigos. Por su parte, Ayame se veía en ocasiones a solas con Koga y cualquiera que los veía daba por hecho que eran novios. Por un momento, ambos habían pensado estúpidamente que iban a saludarse en la Universidad como si nada hubiera pasado, pero se equivocaron. Se saludaron con un beso espontáneo, suave y profundo. Y era increíble lo bien que se llevaban y lo bien que se veían juntos. Conversaban mucho, reían, se acariciaban, se abrazaban, se besaban, y todo en completa calma y relajo, como si no hubiera nada que los apresurara. Sin duda, disfrutaban muchísimo el uno del otro.
Lo que pasaba entre los otros chicos, era algo diferente. El casanova de Miroku continuaba coqueteándole a Sango, pero sus amigos bien sabían que también le andaba coqueteando a otras chicas por ahí y Sango aún no se percataba de eso. Sesshoumaru y Rin, poco a poco, agarraban confianza y hablaban más, y estaba logrando hacerlo reír más seguido. Y Kagome, estaba ilusionadísima con Inuyasha, apesar de que comenzaban a llevarse mal. Ésto era porque Inuyasha era demasiado engreído y fanfarrón, Kagome era de carácter fuerte y no lo soportaba.
Para el sábado, el Centro de Estudiantes de la Universidad, les tenía preparada una fiesta de bienvenida en una de las mejores discotecas de la ciudad. Ayame quedó de ir con Koga y Sango, con Miroku. A Kagome no le dieron permiso para salir, y Rin tenía el cumpleaños de otra amiga. Sesshoumaru decidió salir con otros amigos a un bar porque casi no iba a discotecas, e Inuyasha fue con un par de amigos por su propia cuenta.
Esa noche, Ayame vestía una remera amarilla fluorescente, la que le quedaba grande y ancha. Tenía un cuello amplio que mostraba todo su hombro derecho, mangas cortas y llegaba hasta su cintura, enseñando lo que quedaba de su vientre plano y firme, con un piercing plateado en el ombligo. Jeans pitillo ajustados azul oscuro tiro bajo y con pretina, y en los pies, zapatos estileto de cuero dorados con taco bajo. Esta vez, llevaba su cabello rojo extremadamente liso, gracias a su plancha para pelo. Sus ojos iban maquillados con amarillo, delineador negro alrrededor de todo su ojo y rímel. Sus labios llevaban un gloss rosa claro. Se cubrió de perfume, se cruzó un pequeño bolso dorado y partió a la casa de Koga.
Éste la había invitado a fumar marihuana y a beber unas cervezas antes de salir a la discoteca. Ella llegó sin mayores inconvenientes a la casa de segundo piso en un barrio de clase media-alta a 15 minutos del centro de Tokyo. Luego de estacionarse, tocó el timbre y esperó.
Un momento después, se asomó una bella mujer de unos 40 años, piel morena, grandes ojos celestes y melena negra. Traía puesto delantal y se sonrieron con Ayame, mientras ella se acercaba a abrirle la reja.
-Hola, tú debes ser Ayame- le dijo, haciéndola pasar amablemente.
-Sí, y usted debe ser la mamá de Koga- respondió ella y se saludaron de beso en la mejilla, riendo. En eso, Koga se presentó corriendo en el umbral de la puerta.
-Mamá, te dije que iba a abrir yo- le dijo, avergonzado y sonrojado cuando vió a Ayame junto a ella.
-Vamos, no es problema para mí. Además, tú sabes que quería conocerla- dijo la mujer, sin parar de sonreír. Ayame se sonrojó ante el comentario y rió levemente. Koga la miró y rió también, tímidamente -¿No van a saludarse?- les preguntó ella, riendo pícaramente.
-Claro, si entras- le dijo Koga, sonrojándose aún más.
-Qué niño tan complicado- se resignó la mujer, y entró. Ayame se le acercó a Koga y entonces se besaron.
-Te ves hermosísima, aunque me gusta más tu cabello al natural- le dijo él en voz baja cuando se miraban de cerca luego del beso. Ayame acentuó su sonrisa.
-Gracias, nene- dijo,y entonces Koga la hizo pasar. Lo primero que se encontró fue el living, con cómodos y bellos sillones, piso alfombrado, mesa de centro y un amplio plasma, en el que un hombre de unos 40 años veía un partido de fútbol acompañado por una cerveza. Éste se le quedó mirando con una amplia sonrisa a Ayame, y se puso de pié de inmediato para saludarla. Tenía los ojos verde claro, la piel blanca y el cabello chocolate.
-Hola, me llamo Hinata. Soy el papá de Koga- se presentó. Ayame le devolvió la sonrisa de inmediato, y se estrecharon las manos.
-Yo soy Ayame, es un gusto- le dijo ella.
-Pensé que Koga exageraba sobre tu belleza, pero veo que es verdad- dijo él, riendo leve y respetuosamente. Ayame volvió a sonrojarse.
-Oh, muchas gracias- dijo. Koga la tomó de la mano y la arrastró para que salieran al patio de atrás. Pasaron por la cocina, y su mamá parecía cocinar algo.
-¿Cómo se llama tu mamá?- le preguntó Ayame, ya en el patio. Tenían una mesa de terraza y unas cómodas sillas.
-Kokomi- contestó Koga, llevándola allí. Tomaron asiento, y Koga sacó un pequeño paquetito que contenía la marihuana de la que le había hablado.
-Te pareces más a ella- le comentó. Koga rió leve y tímidamente.
-Es verdad, aunque no sólo nos parecemos en lo físico.
-¿Les has hablado de mí?- preguntó ella, acercándosele con su silla. Koga volvió a reír avergonzado.
-Nunca les hablé tanto de una chica- reconoció él sin mirarla, aparentaba estar concentrado armando el cigarrillo.
-Me halaga- dijo ella, lo tomó del rostro y lo obligó a darle un beso.
-¿Quién no hablaría de una preciosidad como tú?- preguntó él, luego del beso.
-No creas que yo no hablo de tí.
-No he conocido a tu familia aún- bromeó mirándola, y rieron.
Fumaron marihuana y justo cuando terminaron, Kokomi se apareció trayendo una fuente con papas fritas.
-No tenía que molestarse- le dijo Ayame, enternecida.
-Déjala, ésta mujer es así- le dijo Koga, poniéndose de pié.
-Trae los condimentos, yo les traeré unas cervezas.
Ayame esperó, Koga trajo mayonesa, ketchup y mostaza, y Kokomi les trajo un par de Heineken de litro con dos vasos.
-En unos momentos saldremos con tu papá- le avisó Kokomi a Koga, mientras él abría una botella.
-Está bien, pásenla bien.
-Ustedes también, cuídense- les dijo a ambos Kokomi, cariñosamente.
-Gracias- le dijo Ayame.
-Ha sido un gusto conocerte.
-El gusto ha sido mío.
Comieron felizmente y se bebieron las dos cervezas. Faltaba poco para las 12 de la noche, por lo que decidieron que era hora de irse a la fiesta. Ayame le preguntó a Koga por el baño, y él la llevó al baño del segundo piso, omitiendo el baño de visitas. Ella se lavó los dientes, retocó su maquillaje y perfume y salió. A la vez, Koga estaba saliendo de la que seguramente era su habitación. Se acercaron en el pasillo y se besaron, para después salir de casa y ponerse en marcha a la discoteca.
Allí, ya llegaban los jóvenes a disfrutar de la fiesta, y Ayame y Koga entraron también. Adentro estaban todos muy animados y alegres, la música era genial y el lugar, amplio y bien adornado. Compraron una botella de cerveza y se sentaron en unos sillones al costado de la pista de baile. En eso, vieron entrar a Sango y a Miroku y les hicieron señas para que los vieran. Se sentaron junto a ellos, y Koga hizo otro porro para fumar junto a ellos. Luego, ellos compraron otra cerveza y así estuvieron un buen rato compartiendo juntos.
A eso de las 1:30, los chicos decidieron sumarse a toda la otra gente que bailaba. Estaban tocando dancehall, rap y reggae, los ritmos que mejor bailaba Ayame, y Koga no lo hacía nada de mal. Comenzaron a bailar pegados, y pronto se cautivaron por la forma en que bailaban y se coordinaban. De vez en cuando, hablaban, reían o se besaban.
Sango también disfrutaba del baile con Miroku, pero alguien a quién vió la hizo salir de su "concentración". Era Inuyasha, bailando con una chica... algo vulgar. Le tocó el hombro a Ayame y se acercó a su oído.
-Inuyasha está bailando con una chica allí- le indicó disimuladamente. Ayame miró y frunció el ceño. La chica le parecía algo vulgar igual que a Sango, y lo peor era que estaban bailando apretado. Era de piel pálida y cabello negro, liso y largo.
-¿Y ésa puta?- se atrevió a preguntarle Ayame a Sango al oído. Ella rió y le hizo un gesto mostrándole que no tenía idea.
En fin, ambas chicas decidieron olvidar el asunto para continuar disfrutando. La noche transcurrió mejor a cada momento. Pasaron de las cervezas, al ron y al vodka, y también se fumaron un par de porros más. Estaba apunto de terminar la fiesta y a ésas alturas, los 4 estaban borrachos, pero nadie como Sango. Ella y Miroku ya se habían dado su primer beso, así que ahora Miroku la tenía sentada en los sillones para que se sintiera mejor. Ayame y Kouga continuaban bailando, pero ya se deseaban con locura y estaban excitadícimos. La marihuana y el alcohol los hacía imaginarse en la cama, poniendo aquella química que tenían en total práctica. Ayame sabía mover su cuerpo y sobre todo sus caderas de tal forma, que Koga ya se la imaginaba sobre él, y Ayame se volvía loca al imaginarse a Koga desnudo y rodeándola con sus brazos. Sus besos se habían tornado más apasionados y profundos que de costumbre y sus abrazos eran mucho más apretados.
Depronto, Sango llegó corriendo acompañada por Miroku.
-Ayame, voy a vomitar- le dijo a duras penas la chica. Ella reaccionó de inmediato y la arrastró a los baños. Entraron juntas a uno y Sango vomitó instantáneamente, mientras Ayame le afirmaba el pelo.
-¿Ya está?- le preguntó Ayame, cuando pareció no querer vomitar más.
-Dios, hace tanto que no vomitaba. ¡Gracias, Universidad de Tokyo!- exclamó Sango, riendo a carcajadas y Ayame se sumó a sus risas, ayudándola a ponerse de pié. Se dirigieron a los lavabos, y Sango se enjuagó la boca.
-Te llevaré a casa, linda- le dijo Ayame.
-No, nada de eso. Yo sé que quieres acostarte con Koga, y no arruinaré tu momento- dijo Sango, apuntándole de cerca con el dedo y riendo estruendosamente. Ayame no se aguantó las ganas de reír -Y él tiene tantas ganas como tú, así que debes aprovecharlo- aconsejó Sango.
-No lo sé, ¿sabes? Estoy borracha y volada.
-Él también lo está. No hay nada de qué avergonzarse- dijo Sango y volvió a reír junto a Ayame -Vamos, nena, no seas tonta- le dijo y la tiró del brazo para que salieran del baño. A la salida, se toparon con Inuyasha. Éste las miró y se rió burlón.
-¡Mírense lo borrachas que están!- exclamó, cuando él estaba igual de borracho. Sango rió de nuevo junto a él.
-¿Quién era esa puta con la que estabas?- le preguntó Ayame, muy serena. A Inuyasha se le acabaron las risas.
-No es una puta, es una chica como cualquier otra- le contestó, algo molesto.
-Pues no tenía pinta de ser una chica normal. ¿La besaste?
-Sí, ¿y por qué te importa tanto?
-Sólo ten cuidado, nada más- le dijo algo entristecida, en verdad no quería referirse a Kagome, pero a ella y a Sango les molestaba ésto por ella.
-¡Já! Y tú, ¿te vas a casa?
-No lo sé, capaz que me vaya con Koga.
-Cuídate, ya sabes- le dijo, y siguió su camino al baño. Ayame prefirió dejar el asunto de lado y arrastró a Sango donde los chicos, la fiesta ya estaba terminando y todos se disponían a dejar el lugar. A la salida, los 4 se despidieron.
-¿Estás segura que no quieres que vaya a dejarte?- le preguntó Ayame a Sango en secreto, cuando se daban un cariñoso abrazo.
-Tú tranquila. Espero que tengas todos los orgasmos que puedas- contestó Sango en voz baja, y ambas se rieron por lo bajo.
Ayame y Koga dejaron a Sango y a Miroku y caminaron de la mano al Volkswagen Beetle blanco. Koga la detuvo antes de que se subieran, la trajo hacia sí tomándola de la cintura y la besó impetuosamente.
-Oye, preciosa...- comenzó a decirle después del beso, muy cerca de ella y tímidamente.
-¿Sí?- preguntó ella aparentando inocencia, cuando en verdad sabía lo que él iba a decirle.
-¿Irías conmigo a casa?- le preguntó en voz baja. Ayame sonrió leve y coquetamente, y asintió -¿En serio? Nena, no tienes que ir si no quieres- sonrió él.
-Sí quiero- dijo ella en un murmullo seductor. Él se mordió el labio deseoso y se dieron un último beso para subirse al auto y partir.
Camino a la casa de Koga, éste se atrevió a tocarla en la entre pierna, por encima y por debajo de toda su ropa. Ella hizo lo mismo pero por menos tiempo, pues debía cuidar del volante. Se besaban apasionadamente y se tocaban en cada semáforo, era el deseo y el placer que los llevaba.
-¿Y tus padres?- le preguntó Ayame cuando se estacionaba, había olvidado éso.
-No iban a volver a casa, se quedaban donde unos amigos suyos- contestó Koga. Sus hermanos tampoco iban a estar pues se iban de fiesta, como le había mencionado a Ayame.
Koga abrió paso para Ayame y cuando estuvieron encerrados bajo llave en el living, comenzaron de inmediato a besarse apasionadamente. Entre besos, él la dejó semi desnuda, sólo en ropa interior, y se detuvo a observarla. Traía puesto un sostén sin breteles blanco de media copa y unos sensuales collaless también en blanco. La acarició toda con calma, mientras ella lo miraba sonriendo seductoramente. Llegó a su perfecto trasero y de allí la pegó a él para que volvieran a besarse. Ella le quitó la remera para tocarlo mientras continuaban besándose y luego lo hizo sentarse en el sillón. Procedió a quitarle los jeans de la forma más sensual que había visto en su vida y debía mirarla para creer lo que estaba por hacerle. Ella tomó entre sus dedos ésa parte de su cuerpo que le demostraba a ella lo caliente que lo tenía y comenzó a darle los más exquisitos mimos con su boca. Ésos minutos se hicieron largos para Koga, quién gemía suavemente y pronunciaba el nombre de ella. Pronto sus ganas de torturarla él también, lo hicieron tomarla entre sus brazos, y ella rodeó su torso con sus piernas. Koga subió cuidadosamente las escaleras y llegando a su habitación iluminada por la luz de la luna, la depositó delicadamente sobre su cama. Lo primero que hizo fue quitarle el sostén, el que dejó ver sus medianos, redondos, firmes y hermosos senos. Los tocó, los besó y los mordió, haciendo que Ayame gimiera de placer. Después bajó por su vientre dejando un camino de besos y le quitó el collaless. Para su sorpresa, Ayame pagaba para ser lampiña y lucir el encanto de ésa zona que comenzó a besar y a lamer a su antojo, mientras escuchaba a Ayame pedir más. Él la torturó por mucho tiempo, hasta que ella le pidió que lo hiciera. Koga se ubicó deseoso encima de ella quién habría sus piernas hacia él y lo recibió por fin dentro suyo. Gimieron al unísono al sentirse finalmente uno los dos por primera vez, y se besaron apasionadamente, mientras Koga comenzaba a moverse. El éxtasis y el placer comenzó a correr más rápidamente por sus venas, haciéndolos gemir una y otra vez a cada beso, cada caricia, cada abrazo, y cada posición nueva que tomaban para continuar disfrutando. Ayame pasó cada segundo con la sensación de acabar, pues Koga la tenía pidiendo más. Lo observaba sudando y gimiendo por ella, y éso la calentaba aún más. Koga no creía posible lo irresistible que era Ayame. Se veía tan preciosa y sensual disfrutando de todo ese placer y ese deseo, dejándole ver y explorar cada centímetro de su delicioso cuerpo, que por un momento deseaba nunca salir de dentro de ella. Paulatinamente, el placer les cobró la cuenta y los hizo acabar de una forma que los llevó más allá del cielo, y que hizo a Koga dejar considerable parte de sí dentro de Ayame. Sus cuerpos se relajaron, se abrazaron y se dieron un beso suave, profundo y calmo, jadeando de cansancio y placer. La incomparable sensación permaneció en ellos unos segundos más de lo normal, mientras se observaban agotados. Ayame se acurrucó entre sus brazos y Koga le acarició el pelo.
-¿Quieres dormir, cariño?- le preguntó el moreno a la pelirroja. Ayame asintió -Buenas noches. Date la vuelta para abrazarte- le sonrió. Ella le sonrió de vuelta y se besaron nuevamente. Ayame se dió la vuelta y Koga la abrazó firme por la cintura.
-Buenas noches, nene- murmuró ella, y a los momentos después, estaban profundamente dormidos.
El muchacho moreno despertó a eso de las 10 de la mañana. Miró a Ayame durmiendo a su lado, sin creer lo que había pasado entre ellos la noche anterior y admirando lo bella que se veía así, con su espalda al descubierto. Se levantó, se puso sus boxers y fue a revisar si no había llegado nadie a casa, y por suerte no. Sin embargo, era evidente que nadie podía ver a Ayame allí. Se acostó a su lado y la acarició para despertarla.
-Ayame- murmuraba, y la chica despertó poco a poco, hasta darse cuenta de la presencia de él y sonreírle ampliamente. Le acarició el rostro y se acercó para besarlo suavemente -¿Cómo te sientes?
-Ni te cuento- le dijo, en tono seductor. Rió junto a Koga levemente.
-Y bien, ¿te gusté?
-Me encantaste. ¿Y yo a tí?
-Cielos, eres una completa delicia.
Rieron sutilmente y se volvieron a besar, hasta que Ayame recordó a los padres y hermanos de Koga.
-No ha llegado nadie a casa, ¿cierto?- preguntó, preocupada. Koga negó con la cabeza -Koga, lo siento pero tendré que irme. No quiero que nadie de tu familia me encuentre aquí- le dijo, apenada. Koga sonrió apenado también.
-Lo entiendo, de hecho también me preocupa eso- dijo. Ella le guiñó un ojo y se besaron nuevamente. La muchacha se levantó y comenzó a vestirse, con Koga observándola.
-¿Sabes qué? Tengo una idea, ¿por qué no vas conmigo a casa hasta la noche y nos bañamos en la piscina?- preguntó, alegre y entusiasmada.
-¿No hay problema?- preguntó él, avergonzado.
-Para nada. Bueno, estará mi papá y mi madrastra, pero ambos son geniales.
Koga lo pensó por unos segundos, pero aceptó entusiasmado y buscó su traje de baño para llevar, junto con su cepillo de dientes y otras cosas. En unos minutos, estuvieron en camino a casa de Ayame.
Entre tanto, Sango despertaba dificultosamente en una cama y en una habitación que no recordaba. Se destapó, estaba en ropa interior y comenzó a asustarse. ¿Donde mierda estaba? Se levantó, se vistió enérgicamente, tomó su bolso e iba a salir corriendo, cuando chocó de lleno con Miroku en la entrada.
-Sango- le dijo, extrañado por su rostro de preocupación.
-¡Miroku! ¿Ésta es tu habitación?
-Sí, tranquila- dijo él tomándola del rostro. Sango suspiró de alivio y volvió a entrar, para sentarse a la orilla de la cama -¿Cómo te sientes?
-Como nueva. Estaba tan borracha- dijo la chica, tomándose la cabeza con las manos.
-Sí que lo estabas- rió con picardía Miroku. Ella lo miró, por un momento, horrorizada.
-Para, ¿por qué desperté en ropa interior?
-Llegamos a casa e intentaste tener sexo conmigo, pero te quedaste dormida cuando estabas en ropa interior- explicó Miroku, tranquilo y divertido. Sango se tapó la cara con las manos, era una de esas metidas de pata por borrachera en las cuales deseas que te trague la tierra.
-Demonios, lo siento- lo miró, sonrojada. Miroku rió relajado.
-No te preocupes.
-Puedo compensarte si quieres- ofreció ella, coquetamente.
-¿De verdad?- sonrió él, deseoso. Sango asintió.
-Ésta semana.
-Me parece genial.
-Ahora debo irme- dijo la chica, poniéndose de pié.
-Ok- le dijo él, y la llevó fuera de casa.
Ayame y Koga llegaron a la gran mansión. Él no decía nada de lo impresionado que estaba al ver lo imponente que era el lugar. Ayame reía al ver su expresión.
-Wow, ¿aquí vives? No puedo creerlo- le dijo, cuando ella estacionó y se bajaron del auto. Ayame, Inuyasha y Sesshoumaru tenían cómo pasar directo a su casa sin pasar por la de sus padres, pero ahora Ayame quería llevar a Koga donde ellos.
-¿Quieres conocer a papá y a mi madrastra?- le preguntó. Koga sólo asintió -¿Estás seguro?
-Sí, ¿por qué?
-Porque ustedes los chicos tienen problemas con ése tipo de cosas- reconoció Ayame, y rieron juntos.
-Si te presenté a mis padres, es justo que yo conozca a los tuyos- dijo Koga. Ayame le guiñó el ojo complacida y lo arrastró de la mano a la puerta de la casa. Tocó el timbre y los recibió el mayordomo alegre y acojedoramente. Pasaron al living y esperaron por el papá y la madrastra de Ayame. Koga continuaba impresionándose por la belleza y elegancia de la casa, se notaba que eran una familia muy rica. En eso, se presentó una linda mujer de unos 50 años, de largos cabellos negros, piel blanca y ojos color miel, muy claros.
-Oh, hola Ayame- dijo al verla, sonriéndole cálidamente. Ella y Koga se pusieron de pié para saludarla, sonriendo también.
-Hola, Izayoi. Él es Koga- se lo presentó.
-Un gusto, señora- le dijo él.
-Qué chico más educado trajiste a casa, Ayame. El gusto es mío, mi nombre es Izayoi- dijo ella y en eso, llegó un hombre de unos 50 años, cuyo pelo era marrón, ojos turquesa y piel blanca.
-Hija adorada- dijo al verla, sonrió ampliamente y estiró sus brazos acercándose hacia ella. Ayame se apresuró y se lanzó a sus brazos, riendo levemente.
-¿Cómo estás, pa?
-No tan bien como veo que estás tú, pequeña- le dijo refiriéndose a Koga, y lo miró bajando la intensidad de su sonrisa.
-Papá, te presento a Koga- dijo ella, dándose cuenta de que Koga le devolvía la mirada.
-Ah, el famoso Koga- dijo él y se le acercó junto con Ayame, estirando su mano para saludarlo.
-Buenos días, señor- le dijo él sonriéndole levemente, mientras se daban un apretón de manos.
-Buenos días, yo soy Tetsuya. ¿Vienes a pasar el día aquí?- preguntó, curioso pero tranquilo. Koga se sintió como si estuviera frente a un policía de aspecto amable.
-Sí, Ayame me invitó.
-Ok, espero lo disfruten- le dijo y acentuó su sonrisa, para dirigirse a Ayame -Izayoi y yo saldremos a almorzar a un restaurante, pero nuestro cocinero estará aquí para el almuerzo.
-Bueno, papá. Que la pasen bien- les dijo ella.
-Ustedes también- les dijo Izayoi y los dejó, seguido por Tetsuya, quién le dedicó una última mirada de curiosidad a Koga. Ayame lo tomó de la mano y lo arrastró para llevarlo a la parte de atrás.
-Tu papá me miraba raro- le comentó. Ayame rió con normalidad.
-Pierde cuidado, siempre es así cuando traigo a chicos por primera vez- dijo. Koga hizo un gesto de no importancia, y dieron entonces con el patio de atrás, la piscina y todo eso. Koga no podía parar de sorprenderse al ver todo éso y al darse cuenta de que ella, Inuyasha y Sesshoumaru tenían su propia casa. Al mostrarle todo el lugar, se dió cuenta que ninguno de sus hermanastros había llegado -¿Quieres bañarte ahora?- le preguntó, cuando habían entrado a la habitación de Ayame. Koga sonrió seductor y se le acercó. Ayame rió leve y coquetamente, sabía lo que se planeaba y se besaron apasionada y frenéticamente. Ésta vez debían apresurarse, pues en cualquier momento iban a poder ser descubiertos y habían dejado la puerta abierta. Se quitaron la ropa velozmente, Koga se sentó en la orilla de la cama y Ayame se sentó con las piernas abiertas hacia él. Se besaron, acariciaron y masturbaron unos momentos, hasta que estuvieron listos para la acción. Ayame comenzó a mover sus caderas y a dar pequeños saltitos encima de él variando la velocidad y profundidad, mientras Koga la afirmaba de su trasero y de su cintura. Los dos se volvieron locos de inmediato, Koga la hizo apresurarse para acabar y Ayame le siguió el juego. En éso, el iPhone de Ayame comenzó a sonar estruendosamente.
-¿Quién diablos será?- preguntó la chica, jadeando.
-No contestes, volverán a llamar- la aprisionó Koga en un abrazo y un beso apasionado, que los hizo acabar de una buena vez. Ayame se obligó a volver del cielo y se quitó de encima de Koga para correr a contestar el celular. Y era Sango.
-Hola, Sango- le contestó, intentando no sonar agotada y excitada.
-Hola, guapa. ¿Estás en tu casa?
-Sí, ¿cómo estás?- le preguntó, mientras Koga la tomaba por atrás y la elevaba para arrojarla en la cama. Ayame lo miró tratando de aguantarse la risa y moviéndole el dedo para pedirle que no hiciera nada, pero él continuaba con sus zonas bajas dispuestas a continuar.
-Bien, ¿y tú?- le preguntó Sango y Ayame demoró en contestar, pues miraba cómo Koga le abría las piernas y comenzaba a besarla y lamerla.
-Eeehh sí, bien. ¿Pasó algo?- preguntó, aguantándose los gemidos que amenazaban por salir de su boca ante tanto placer.
-Nada, pero pensaba en lo de Inuyasha anoche. ¿Lo has visto hoy?- dijo, preocupada. Ayame se mordió los labios, pues Koga había rozado con su lengua cierta parte que la volvía loca y luego se disponía a penetrarla, poniendo las piernas de la chica flectadas hacia ella misma -¿Ayame?- le preguntó Sango extrañada, mientras Koga comenzaba a moverse dentro de ella y a gemir sutilmente, y a ella se le escapó un gemido en voz muy baja, que ella creyó casi imperceptible cuando se dió cuenta de que aún hablaba por su iPhone. Escuchó a Sango reír estruendosamente, se había dado cuenta de lo que estaba pasando -Había olvidado que ibas a acostarte con Koga, lo siento. Ya hablaremos más tarde. Un beso, adiós. Y mándale mis saludos a Koga- se rió de nuevo y cortó. Ayame dejó de lado el celular para seguir disfrutando junto a Koga.
Unos momentos después, aparecieron como si nada en la piscina y románticamente de la mano. Ayame lucía un sexy bikini de animal print, cuya parte de arriba era de cebra y abajo, de leopardo. Se dispusieron a disfrutar de la piscina con unos buenos chapuzones, cuando se aparecieron Inuyasha y Sesshoumaru. Éste último venía bostezando y con una cara de sueño que nadie se la quitaba, e Inuyasha venía con una sonrisa en el rostro que se le borró de inmediato cuando vió a Ayame y a Koga saliendo de la piscina para saludarlos.
-Buenísimos días- bromeó Ayame.
-Hola, chicos- les dijo Koga.
-Hola. Disculpen, pero necesito dormir- dijo Sesshoumaru, pasando de largo. Inuyasha se detuvo a saludar a Koga y a Ayame, en silencio. Cuando se disponía a dejarlos solos, Ayame volteó a mirarlo.
-¿Te la tiraste?- le preguntó, obviamente refiriéndose a la muchacha de la discoteca. Inuyasha no contestó nada ni volteó -¡El silencio, otorga!- exclamó, algo molesta.
-Cariño, es obvio que tuvo sexo con ella- le dijo Koga, acariciándole el rostro.
-Me hace enojar, tú sabes,... por Kagome- reconoció Ayame, algo entristecida. Koga le sonrió enternecido y la abrazó.
Hacia la noche, Ayame dejó a Koga en el centro de Tokyo, y se despidieron con un beso romántico y apasionado. De vuelta en casa, la chica llamó de inmediato a Sango.
-Fogosa- bromeó ella, y se largaron a reír.
-Antipática, ¿acaso no te tiraste a Miroku?- se atrevió a preguntar.
-No, no vas a creer lo que pasó- rió avergonzada.
-¿Qué? ¡Cuéntame!
-Miroku me contó que llegamos a su casa y tratamos de tener relaciones, pero me quedé dormida de golpe en ropa interior. ¡Y no recuerdo nada!- exclamó, y ambas volvieron a reír escandalosamente.
-Qué verguenza.
-Sí, tienes razón. Pero bueno, la otra semana será la venganza.
-¿De verdad?
-Por supuesto, tendremos más orgasmos que tú y Koga. Oye, ¿y cómo estuvo éso?
-Dios, es que no te imaginas lo bien que lo hace.
-Me dí cuenta cuando te llamé, ni hablabas- dijo Sango, y rieron juntas nuevamente.
-Nunca estuve con un chico mejor, creeme.
-Wow, ésas son palabras mayores.
-Sí que lo son.
-¿Hablaste con Inuyasha?
-No quiso hablarme, pero es obvio que se acostó con la tipa.
-Claro, qué chico no se acostaría con una puta así- dijo resignada Sango.
-Lo siento por Kagome, ¿sabes? Le está empezando a gustar, y no se sentirá bien si sabe que se folla a otra chica.
-Pero creo que es mejor que hablemos con ella y se lo digamos, antes de que sea tarde.
-¿En serio lo crees?- le preguntó preocupada Ayame.
-Sí, tampoco quiero que la pase mal.
-Mmm... Parece que tienes razón. Bueno, será mejor ver bien las cosas el lunes en la Universidad.
-Ok, linda. Aaahh, se me olvidaba. Un compañero mío te vió en la discoteca y dijo que estabas para chuparse los dedos- rió Sango, y Ayame sólo soltó una risita.
-Pues dile que gracias.
-Quiere que los presente, ¿qué dices?- preguntó Sango, sugerente.
-Sango, tengo a Koga.
-Ay, Ayame. No perderás nada con conocerlo. Te garantizo que no está nada de mal, ¿eh?- dijo Sango, y Ayame rió.
-Bueno, está bién. Cuídate, hermosa.
-Tú también, te mando un beso y un abrazo.
-Otros para tí- dijo Ayame, y cortó sonriendo satisfecha. Hace tiempo que no tenía un fin de semana en grande, y al parecer la Universidad de Tokyo prometía.
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