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Inuyasha: Malos De La Cabeza [AMOR] [LEMON]

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Sugarbabe:
Este capitulo contiene partes sobre consumo de drogas duras y partes LEMON!

CAPÍTULO 7
ADMITIR

      Kagome despertó con un dolor de cabeza y una resaca impresionantes. Daban las 11 am y aún tenía sueño, pero volteó y Hojo estaba despierto, mirándola en silencio. Se sonrieron y se dieron un suave beso.
-¿Cómo estás?- le preguntó Hojo.
-Tengo resaca, ¿y tú?
-También. Tengo aspirinas, puedo traerte agua.
-No, no te preocupes. Sólo si me acaricias...- insinuó ella, como niña consentida, sonriendo coqueta. Hojo se le acercó para acariciarle el rostro y el pelo.
-Oye, te agradezco mucho esta invitación- comenzó él, y ella le hizo un gesto de silencio con su dedo.
-Me has dado las gracias varias veces, ya no es necesario. Eres mi novio, te quiero y no podía no traerte.

      Hojo acentuó su sonrisa, y se volvieron a besar. Ahora, el beso se tornó más apasionado y profundo. Era lógico lo que Hojo quería y Kagome lo estaba deseando también, pero continuaba teniendo miedo y empezó a temblar un poco. Dejaron de besarse y ella iba a decirle todo lo que sentía, pero Hojo entendió de inmediato.
-No tenemos que hacerlo si no quieres, no voy a obligarte- prometió Hojo. Kagome negó con la cabeza y lo volvió a besar con desenfreno.

      Él no sabía cómo mostrarle las ganas que tenía de hacerle el amor, pero Kagome se lo estaba demostrando en todas las formas que sabía y podía. Lo besaba dulce y apasionadamente, le acariciaba el pelo y la espalda, y lo abrazaba con fuerza. Quería mucho que él la tocara pero aún estaba muy temeroso, por lo que tomó una de sus manos y la llevó a su cuerpo. Se miraron y poco a poco, Hojo comenzó a dominar los confines del cuerpo de su novia.

      Le quitó la ropa y la admiró, mientras ella se dejaba observar en su timidez y vergüenza. Kagome se dió la licencia de observarlo mucho pues sólo había visto desnudos de hombre en películas, y muy poco. Cuando lo tuvo encima suyo, se dedicó a disfrutar del placer que él era capaz de darle, acariciándola, besándola y lamiéndola. Finalmente y antes de disponerse a entrar en ella, saboreó la femenina humedad de Kagome, haciéndola sentir verdaderas ganas de hacer el amor. Le costó mucho penetrarla, pero lo hizo con la mayor de las delicadezas y aún así a ella le dolió el proceso. Estando dentro de ella, empezó a moverse suave y lentamente, para que Kagome pudiera acostumbrarse. Ella se olvidó pronto del dolor y se prestó a sentir el placer. Apenas se sintió lista, le pidió más a Hojo, a lo que él la complació de inmediato. En el momento en que se encontró murmurando su nombre, Kagome no podía creer lo indescriptible de la sensación, que sin duda no se comparaba con ninguna otra cosa. Hojo tampoco podía creer que le estaba haciendo el amor a la novia más linda que había tenido, y le decía cosas románticas a cada momento. Después, todo ese amor, esa pasión y ese deseo salió de ellos sin previo aviso, haciendo que tuvieran un orgasmo celestial. Kagome reía levemente de sorpresa y de incredulidad ante tan intensa emoción. Hojo la miraba sonriendo, y se daba cuenta de que la quería el doble que al principio. Se miraron agotados y jadeando por unos minutos.
-Te adoro, princesa- murmuró Hojo, acariciándola.
-Y yo te adoro a tí- murmuró ella, y se besaron suave y profundamente. Creía que no iba a parar de sonreír en un buen tiempo, pues había perdido la virginidad por opción propia y con su hermoso novio.

      Sango despertó al lado de Miroku, aunque no cerca de él. Se revisó temiendo estar sin ropa, pero por suerte estaba vestida. Fue al baño y al volver, Miroku recién despertaba.
-Buenos días, Sango- le dijo él, sonriéndole. Ella sonrió levemente y se acostó a su lado.
-Hola.
-Veo que te sientes mejor.
-Sí, diablos que me afectó el ácido.
-A todos.
-Oye, siento ser tan antipática ayer- se sonrojó Sango, apenada. Miroku rió levemente y le negó con la cabeza, mostrándole que no había problema -Seré más agradable, lo prometo.
-¿En serio?- preguntó con esperanzas Miroku, a lo que Sango asintió -Genial- dijo, rieron y continuaron conversando normalmente. Sango pensaba que ya era hora de tratarlo mejor, después de todo le gustaba, lo quería mucho y ya fue bastante de complicarle la vida.

      Al cabo de una hora, Koga despertó en su habitación. Miró a su lado y se encontraba Ayame mirándolo fijo, quién le sonrió de inmediato. Koga sonrió también y estuvieron unos minutos así, hasta que se acercaron y se besaron suave y profundamente.
-No hay muchacha que se vea mejor que tú por las mañanas- murmuró Koga.
-¿Ni Kagura?- preguntó seriamente Ayame, y Koga frunció el ceño. La chica rió relajada -No te molestes, es una broma. No quiero que discutamos más, creo que ya tuvimos suficiente de ello- se sinceró. Koga sonrió levemente y asintió sereno -Quiero que sepas... que nunca te olvidaré... Me encantas y te quiero demasiado, pero le dimos un término a nuestra historia y yo tengo otra ahora que me gustaría que saliera bien. En verdad quisiera que fueras feliz también, Koga- se puso seria Ayame. El rostro de Koga se llenó de seriedad al escuchar sus palabras.
-Prometo que nunca le haré saber a Bankotsu que estuviste conmigo, para mí es un secreto absoluto y no voy a pensar mal de tí por ello. Siempre voy a quererte conmigo, pero te entiendo, nuestra historia se acabó y los dos tenemos derecho a continuar. Lo único que te pido es que no te alejes de mí, me dolería que no habláramos más ni que no nos viéramos en la Universidad y esas cosas- confesó él, y Ayame sonrió enternecida. Koga no pudo evitar sonreír también -Te quiero mucho, nena- murmuró, y se besaron suave y profundamente.

      Estando todos en pié, los chicos salieron todos juntos a comprar para el desayuno mientras las chicas se quedaban solas en casa haciendo el aseo de todo el lugar.
-Oigan, chicas...- comenzó a hablarles Kagome, sonriéndoles levemente. Todas la quedaron mirando para tomarle atención. Rin rió levemente.
-¡Tuviste tu primera vez!- exclamó, adivinando de inmediato. Ayame y Sango quedaron boquiabiertas, mientras Kagome se sumaba a las risas de Rin.
-¡Puta madre!- exclamó Sango riendo y Ayame también rió.
-¡Cuéntalo todo!- exigió.

      Kagome les contó todo con lujo de detalles, como suelen hacer las grandes amigas. Las chicas estaban eufóricas y emocionadas, alegres porque Kagome también lo estaba. Le aconsejaron que debía ir al ginecólogo y empezar a tomar pastillas anticonceptivas como ellas ya lo hacían, porque un embarazo era gratis.

      Hacia la noche, los chicos decidieron salir de casa. Se dirigieron al barrio de la bohemia, lleno de bares y discotecas y entraron a la discoteca más destacada. Era buenísima en verdad. No muy cara, grande, con muy buena música y gente más o menos de la misma clase que ellos.

      La fiesta empezó entonces, con mucho alcohol, marihuana, cigarrillos y baile. Para variar, ninguno se estaba midiendo y la que enloqueció primero fue Ayame. Estaba al extremo de mareada a causa de la marihuana y el alcohol, y depronto tenía la sensación de desmayarse en cualquier momento. Koga la cuidó en unos asientos un rato y luego se le acercó Sango y la llevó al baño.
-Cielos, estoy demasiado mal- dijo Ayame, mientras se encerraban juntos en uno de los baños.
-Traje la cocaína, te hará bien. ¿Qué dices?- sugirió Sango. Ayame la miró con dificultad y asintió. Inexperta, Sango dibujó 4 líneas en su carnet de identidad, usando también el de su amiga. Enrolló uno de sus billetes en forma de cilindro y jaló una línea por cada fosa nasal. Cierto era que también lo necesitaba, pues estaba empezando a sentirse mal. Posteriormente, le alcanzó el tubo de billete a Ayame y ella jaló las dos líneas por sus fosas nasales con dificultad, pero logró hacerlo de todas maneras -Ahora, debemos sentarnos hasta que nos sintamos mejor- dijo Sango, tomó a Ayame y salieron.

      Poco a poco y mientras conversaban, volvieron a sentirse lúcidas. Sesshoumaru, Miroku y Koga también consumieron, por lo que igualmente pudieron sentirse mejor. Sin embargo, Kagome, Hojo y Rin terminaron vomitando. Volvieron a casa a eso de las 5 de la mañana, cuando la discoteca terminó y todos se sentían mejor. Se quedaron enfiestados bebiendo en la sala de estar como solían hacer. Pusieron música más que nada para conversar, reír y cantar. Estaba sonando "Best of you" de Foo Fighters, y Sango y Miroku estaban comenzando a coquetearse. Puesto que se sentaban el uno al lado del otro, no demoraron en darse un "primer beso".

      Se miraban como si fuera primera vez que se hubieran besado y pronto sintieron unas ganas enormes de tener sexo.
-¿Hagámoslo?- le preguntó Sango al oído, coquetamente. Miroku asintió seductor, la tomó de la mano y se la llevó a la habitación.

      Ya allí, Miroku cerró con llave y ambos se desnudaron de inmediato. Estaban desesperados, se besaban frenéticamente y se acariciaban casi con violencia, como si el mundo se fuera a acabar. Sango acarició, besó y lamió la parte más sensible de Miroku con delicadeza, disfrutándolo totalmente. Desnudos, Miroku la sentó a orillas de la cómoda para abrirle las piernas y dedicarse a complacer la femeneidad de Sango con su boca. Posteriormente, él le acarició la entre pierna y sobre todo su punto débil con su masculinidad, hasta que ni él ni Sango soportaron más y Miroku entró en ella. Él no podía evitar moverse fuerte y rápidamente, y ella no podía evitar aprisionarlo en un fuerte abrazo. En cosa de unos 15 minutos, tuvieron un orgasmo que dejó el vientre de Sango empapado de Miroku. Se besaron, ésta vez romántica y tranquilamente y luego se miraron fijamente, sonriendo.
-Imagino que ésto significa que estamos juntos de nuevo- dedujo Miroku.
-Si no pretendes estar con otras chicas además de mí- advirtió Sango.
-Te prometo que no se volverá a repetir- prometió él, acariciándole el rostro. Sango rió levemente, se abrazaron y volvieron a besarse.

      La vuelta a Tokyo fue buena, pero algo triste. Todos hubieran tenido ganas de estar por más tiempo juntos, pero también era preciso compartir con sus familias y otros amigos. Sin embargo, pronto iba a tornarse todo color de hormiga.

      Luego de dejar a sus amigos en sus casas, Ayame y Sesshoumaru llegaron a la suya. Todo estaba en orden, pero sus padres no estaban y los empleados les dieron una horrible noticia. Inuyasha había tenido hace un par de horas un accidente automovilístico y estaba en la clínica más cara de la ciudad. Dejaron sus cosas y llegaron lo más rápido posible en el auto de Sesshoumaru.

      Se encontraron con sus alterados y preocupados padres, y se dispusieron a tratar de calmarlos. Esperaban a que les permitieran verlo, y justo después de unos momentos que llegaron ellos, se les acercó el doctor para dejarlos pasar. Inuyasha yacía en la camilla con cuello ortopédico, la mano izquierda vendada y la derecha enyesada, y con la frente también vendada. Estaba con oxígeno para pronto quedarse dormido y descansar, por lo que mantenía sus ojos cerrados. Izayoi casi se lanzó encima de él, y él abrió los ojos, muy apenado.
-¡Inuyasha! Hijo, por Dios- le dijo Izayoi, con la voz quebrada y tomándole la mano. Había llorado mucho, tenía los ojos enrojecidos y húmedos. Al verlo así, a Ayame se le llenaron los ojos de lágrimas. Sesshoumaru la contuvo, manteniéndose fuerte ante todo.
-Mamá, ya pasó. Estaré bien- le prometió Inuyasha, muy calmado y miró a Ayame y Sesshoumaru, sonriéndoles levemente -Los extrañé, ¿cómo la pasaron sin mí?- preguntó engreído. Ayame rió levemente apesar de la pena que sentía.
-Hablaremos cuando estés mejor, ahora debes descansar- le contestó Sesshoumaru, muy serio. Inuyasha les guiñó un ojo y cerró sus ojos, en verdad estaba muy cansado. Izayoi le acarició el pelo y el rostro, algo más calmada por verlo.
-Hay que dejar que descanse- dijo Tetsuya, refiriéndose a que debían salir. Izayoi asintió y salieron de la habitación.

      Los 4 se quedaron en la sala de espera hasta que llegó la noche y prefirieron no llamar a los chicos, pero pronto Rin llamó a Sesshoumaru y tuvo que contarle. Ella prometió no contarle a nadie pues iba a preocupar a todos, pero sí tenía que ir a acompañarlos a la clínica. Ayame prefirió llamar a Bankotsu para contarle que había llegado y preguntarle cómo iba todo en Hiroshima, aprovechando de comentarle lo de Inuyasha.

      La clínica sólo le permitía a dos personas quedarse durmiendo junto a los pacientes en las habitaciones, por lo que Sesshoumaru y Ayame decidieron quedarse. Izayoi se mostró reacia al principio, pero Tetsuya la convenció de que ya no le pasaría nada peor a Inuyasha y estaría bien bajo los ojos de sus hermanos. Se llevaron consigo a Rin, Ayame se sentó en una silla a la orilla de la cama de Inuyasha tomándole la mano, mientras Sesshoumaru observaba desde un sillón al frente de la cama. Pronto se quedaron dormidos al igual que su hermano, pero en un par de horas los despertó.

      Inuyasha tenía pesadillas, sonaba preocupado y angustiado y llamaba a Kagome, pidiéndole que por favor no lo dejara. Ayame y Sesshoumaru despertaron alarmados y se ocuparon de despertar a Inuyasha. Él los miró a ambos una vez que tuvo los ojos abiertos, suspirando y dándose cuenta de que aún estaba en la clínica.
-Diablos- murmuró, jadeando sonrojado. Ayame le acarició el pelo -Soñaba con Kagome- comentó, dificultosamente.
-¿Y éso por qué?- indagó Sesshoumaru, apesar de que sabía la respuesta al igual que Ayame. Inuyasha bajó la mirada y no dijo nada.
-¿Inuyasha?- preguntó Ayame, incentivándolo a hablar. Él los miró seriamente.
-Admito que...- comenzó, pero sentía su corazón estremecerse por lo que sentía y nuevamente calló unos segundos -Admito que siento muchas cosas por Kagome- dijo, y sus ojos brillaron al pronunciar su nombre. Ayame y Sesshoumaru se miraron en señal de confirmación de lo que ya sabían y comentaban hace tiempo.
-No tiene nada de malo- lo hizo sentirse mejor Sesshoumaru.
-Sí que es malo, ella está con otro- se enfadó Inuyasha.
-Me gustaría decir que no es tu culpa, pero lo es- le dijo Ayame y por unos segundos, Inuyasha la detestó.
-No me recalques mi error, ya lo tengo muy claro y me siento lo suficientemente mal- dijo, y sus hermanos se quedaron en silencio, lamentándose -¿Ustedes creen... que yo tenga posibilidades de estar con Kagome?- preguntó, tímidamente y con un dejo de esperanza en su mirada. Ayame miró a otro lado, sabía lo feliz que su amiga estaba con Hojo y no sabía qué decir -Díganme la verdad- dijo Inuyasha en tono de mandato. Sesshoumaru también había visto que Kagome no podía estar mejor en su relación con Hojo, pero no iba a dejar a su hermano desesperanzado.
-Si de verdad la quieres, tendrás que jugar absolutamente todas tus cartas- aconsejó. Inuyasha miró a Ayame entonces.
-¿Y tú qué dices, Ayame?- le preguntó, temiendo una mala respuesta de parte de ella. Ayame volvió a mirarlo, seria pero serena.
-A decir verdad, veo a Kagome muy feliz con Hojo- reconoció apenada. Inuyasha bajó la mirada entristecido -No lo sé, Inuyasha. Pero nada es imposible, ¿sabes?- fue lo único que pudo decirle. Inuyasha la miró y le guiñó un ojo.
-¿Podrían llamarla mañana y llamar también a los chicos? Quiero verlos, y quiero... hablar con Kagome- les pidió. Sesshoumaru asintió.
-Haremos que Kagome venga sin Hojo, no te preocupes- le aseguró.

      A la mañana siguiente, mientras Inuyasha despertaba algo mejor y tomaba su desayuno, Sesshoumaru y Ayame llamaron a los chicos y todos prometieron asistir después de almuerzo. Izayoi y Tetsuya llegaron y luego del almuerzo, les fue posible conocer a los amigos de sus hijos. Los dejaron unos momentos a solas con Inuyasha, y posteriormente, Ayame y Sesshoumaru se las arreglaron para dejar a Kagome y a Inuyasha a solas.
-Gracias por venir a verme, Kagome. En serio- rompió el silencio Inuyasha, nervioso y sonrojado, sin parar de mirar a Kagome.
-No es nada, tenía que venir. Somos amigos, ¿no?- quitó la mirada Kagome. Inuyasha continuaba poniéndola algo nerviosa apesar de su noviazgo con Hojo pero ahora que estaban solos, era peor. Inuyasha se quedó callado, había detestado éso que dijo Kagome sobre ser amigos, aunque fuera la verdad.
-No quisiera serlo más- dijo, tranquilo pero firme. Kagome lo miró extrañada, ¿qué le pasaba a Inuyasha ahora? ¿La odiaba o algo así?
-¿A qué te refieres con éso?- se molestó.
-A que quisiera que fuéramos más que amigos- respondió, sonrojándose el doble. La sorpresa, la tristeza y la confusión hicieron callar a Kagome, quién nunca se había esperado escuchar a Inuyasha diciendo algo de ése tipo. Se sonrojó y no le quitó los ojos de encima -Kagome, me he dado cuenta... de que eres la única chica que me gusta y que quiero tener como novia... Sé que estás con Hojo y que eres feliz con él, pero... te conquistaré... Lo prometo- terminó, decidido. Menos aún Kagome pudo hablar, ¿era ése un sueño? En unos segundos, recordó todo lo que había sentido por Inuyasha desde que lo conoció la primera vez y lo mal que se sintió cuando supo que se acostaba con otra chica.
-Lo siento, Inuyasha. Tengo que irme- dijo, tomó sus cosas y salió prácticamente corriendo de la habitación. En el pasillo, nadie pudo detenerla y sus amigas prefirieron dejarla ir.

      Kagome corrió y corrió hasta el subterráneo para irse a casa. Sus ojos se llenaron de lágrimas y comenzó a sollozar en silencio, intentando no ser notada por nadie. Qué tarde se había dado cuenta de las cosas Inuyasha. Después de que ella hubiera estado con él sin problemas antes de Hojo, ahora que estaba en paz, tenía que venir Inuyasha a arruinarlo. ¿Arruinarlo era la palabra? No lo odiaba ni nada por ello, pero cierto era lo confundida y angustiada que se estaba sintiendo en ése momento. Tampoco iba a abandonar a Hojo inmediatamente por Inuyasha, pero necesitaba y anhelaba poner su mente en orden.

      Posterior a unos días, Inuyasha volvió a terminar su recuperación a casa. Sesshoumaru y Ayame pasaron mucho tiempo más a su lado, apesar de que él los alentaba a salir y no quedarse encerrados junto a él en casa.

      Por su parte, Ayame estaba pasando por un tiempo de extrema confusión al igual que Kagome. Lo sucedido en Kioto junto a Koga había puesto su cabeza y su corazón patas arriba. Bankotsu era su novio, lo quería mucho y sentía muchas cosas por él, pero Koga... era otra cosa. Su historia había sido demasiado genial y especial, y la sensación que él le causaba en su mente, en su corazón, en su alma y en su cuerpo era algo delicioso y difícil de ignorar. ¿Se había enamorado de Koga? No tenía idea, debía pensarlo y esperar a Bankotsu para hablarlo con él.

      Bankotsu llegó un día en la tarde a Tokyo y de inmediato invitó a su novia a tomar un café y comer algo a una distinguida cafetería, pues deseaba mucho volver a verla. Se reunieron y Ayame estaba muy feliz por verlo, aunque muy nerviosa también. Bankotsu notó de inmediato ésto, Ayame era muy expresiva y no dudó en preguntar, sin dejar de temer algo malo.
-Cariño, ¿te sucedió algo? Digo, ¿aparte de lo de Inuyasha?- preguntó mientras la tenía tomada de la mano, serio y sereno.
-Hay algo que quisiera pedirte... Es importante- contestó Ayame mucho más nerviosa, y miró a Bankotsu apenada. Él frunció el ceño, asintiendo -Necesito que me des un tiempo...- comenzó, a lo que Bankotsu se mostró sorprendido y molesto.
-Aaahh, el viaje a Kioto. Es por Koga, ¿cierto?- preguntó, soltándole la mano. A la pelirroja se le llenaron los ojos de lágrimas, pero no dijo nada y él terminó de enojarse y entristecerse -Es mejor que rompamos en vez de que nos tomemos un tiempo- dijo. Las lágrimas de Ayame cayeron negras por sus mejillas, pero no podía pedirle que no rompiera con ella.
-Lo siento, Bankotsu. Te prometo que no fue mi intención- le dijo, con la voz quebrada. A Bankotsu le fastidió eso aún más y sus ojos se tornaron vidriosos con lágrimas de rabia.
-¡De todas formas me hiciste daño!- exclamó, y Ayame empezó a sollozar en silencio -Yo estaba enamorado de tí, Ayame... Pero ésto se queda hasta aquí- dijo, tomó sus cosas y dejó a Ayame abandonada.

Utau13Tsuki:
Brutal!!!
aunque algo triste TT.TT

espero la conti... esta muy interesante
espero que pronto salga Jakotsu!! XDD

Sugarbabe:
Este capítulo contiene partes LEMON!

CAPÍTULO 8
FINALES Y COMIENZOS

      Koga veía videos en YouTube y permanecía conectado en Facebook ésa noche, bebiendo un café y fumando un cigarro. Terminando de ver un video en YouTube, volvió a Facebook para responderle en el chat a Inuyasha y a Kagome. Sin embargo, en las noticias salió algo que lo dejó sorprendido. Ayame había pasado de estar "en una relación" con Bankotsu, a "soltera". Dentro de la sorpresa y extrañesa, no pudo evitar sonreír levemente. Sin embargo, pensó que no podía ser tan cruel como para sonreír y sacudió la cabeza. No podía sentirse bien porque ellos habían terminado, siendo que Ayame podía estar mal.

      CHAT DE FACEBOOK:
Koga: oye maldito, no me mencionaste que ayame rompio con bankotsu
Inuyasha: no, no queria decirte porque se que vas a venir a buscarla de inmediato y ella necesita un tiempo de soledad
Koga: no lo voy a hacer, es obvio que necesita un tiempo de soledad. pero como esta? crees que es apropiado llamarla?
Inuyasha: no, es mejor que no. lo siento hermano, pero ella esta muy mal. se ha encerrado en su habitacion y con sesshoumaru preferimos dejarla sola, aunque ya la consolamos un momento cuando llego llorando
Koga: mierda, odio que llore. odio que este mal
Inuyasha: sesshoumaru y yo mucho mas, es nuestra hermana de verdad
Koga: cuidenla y subanle el animo, por favor
Inuyasha: tranquilo, estara bien. oye, si vuelves por ella, es de esperar que hayas roto con kagura. si llego a saber que no es asi, no sabes la golpiza que te llevaras y no me interesa que seas como mi hermano. ayame esta primero
Koga: jajajajajajaja no te preocupes por ello
Inuyasha: ;) confio en ti!
Koga: ;) gracias, hermano!

      Faltaba una semana para volver al segundo semestre de clases en la Universidad, e Inuyasha estaba casi totalmente recuperado del accidente. Además, el reposo y cuidados en casa le habían ayudado a aclarar su mente. Tenía que ir por Kagome, estaba decidido a conquistarla aunque significara pasar por encima de Hojo.
 
      Sin embargo, primero, debía terminar su "relación" con Kikyo. La invitó a comer algo a un Mc Donald's y allí se reunieron. 
-¿Sabes, Kikyo? Quisiera decirte algo importante, sólo espero que no te molestes- comenzó Inuyasha, muy tranquilo. Ella lo miró extrañada y asintió -Preferiría que no siguiéramos viéndonos ni nada de esas cosas- lo dijo con sencillez. El rostro de Kikyo se desfiguró a la molestia por ser rechazada.
-Me estás rechazando...- concluyó, algo horrorizada. Inuyasha se complicó un poco ante tal comentario.
-Es que hay una chica con la que en verdad quiero estar, y me dí cuenta hace poco de ello- reconoció.
-Está bien, está bien- lo interrumpió ella, muy enojada -No te preocupes. Quédate con ésa chica, yo me quedo con Naraku de Medicina- le dijo en tono de amenaza, tomó sus cosas y se fue muy indignada.
-¡La pasé muy bien, gracias!- le agracedió Inuyasha, quién se había limitado a mirarla irse mientras comía de su hamburguesa y bebía, sin darle mayor importancia.

      Todos volvieron muy animados al segundo semestre de clases en la Universidad, era obvio que disfrutaban mucho de andar juntos y se extrañaban.

      Miroku y Sango llevaban un tiempo considerable saliendo a citas juntos, pero él creía que era el momento de pedirle que fuera su novia. Se gustaban y querían muchísimo y simplemente ya era pérdida de tiempo seguir saliendo juntos sin tener una relación oficial.

      El primer día de clases, Miroku no asistió a la Universidad tal como solía hacer siempre al principio. Sin embargo, se presentó en el hall del edificio a la hora que Sango y Rin salían de clases. Habían acordado reunirse allí, pero ella no tenía idea de lo que se le pasaba por la mente a Miroku ese día.

      Llegó con un ramo grande de rosas rojas, el que Sango no pudo creer que lo trajera para ella. Rió nerviosa y Rin rió emocionada, temiéndose lo que iba a pasar.
-Miroku, qué hermosas rosas- le dijo Sango al encontrarse con él. El chico sonreía sonrojado y nervioso, con un aire de esperanza.
-Sí, son para tí- se las alcanzó amablemente. Sango las recibió como si se tratara de un bebé, y luego volvió a mirar al chico -Sango, yo... quería pedirte que fueras mi novia- dijo.
-Oh mi Dios- murmuró Rin alegre y emocionada, pero ninguno de los dos la escuchó. A Sango se le borró la sonrisa, estaba demasiado sorprendida y sonrojada además.
-Me tomas el pelo- comentó.
-No, es de verdad- dijo Miroku, riendo nervioso. Sango sonrió entonces, emocionada y sonrojada. Se lanzó a los brazos de Miroku y él la alzó para girar juntos. Se besaron mientras él aún la tenía suspendida en el aire, suave y apasionadamente. Luego, él la volvió a depositar en el suelo con delicadeza.
-Es el día más feliz en mucho tiempo, cariño- dijo ella, sin poder contener la felicidad en su corazón.
-Es el de los 2, nena mía- dijo él, sintiendo que ahora su mundo era de verdad, completo.

      Entre tanto, Koga esperaba la llegada de Kagura en una estación de subterráneo. Estaba tranquilo, pero sentía un peso que quería sacarse lo antes posible. Como primer día, había tenido la oportunidad de toparse con Ayame y sus sentimientos y deseos por ella estaban totalmente intactos. Parecía estar mejor por lo de Bankotsu pues estaba muy alegre y calmada, y además, aún existía entre ellos esa inevitable química en todos los sentidos. Tenía que romper con Kagura e ir tras Ayame y hacer lo que ella dijera con el propósito de volver a tenerla finalmente. Ya no resistía más.

      Vió a Kagura llegar apresurada y entusiasmada, alegre. Sin embargo, ella intentó besarlo en la boca y él le corrió la cara. Ella intentó ignorar dicha reacción, sin dejar de mostrarse extrañada.
-¿Cómo estás hoy?- le preguntó, algo preocupada y asustada. Koga la miró serio, y prefirió evitar la conversación de rutina para ir al grano y no hacerla perder más tiempo.
-Kagura, yo... lo siento, pero quiero estar con otra chica- comenzó. Ella se entristeció mucho, pero entendió de inmediato cuál era el motivo de tal situación.
-La pelirroja- concluyó, serena. Koga se sorprendió ante su reacción y comprensión. Asintió, y ella suspiró -Ok. Gracias por decírmelo- dijo, sin saber qué otra cosa decir.
-Fuiste un hermoso amor para mí, pero no sabía que ella era la chica de mi vida- le explicó Koga, intentando que no se sintiera tan mal. Kagura sonrió leve y apenada.
-Tú tambien lo fuiste, y entiendo que hayas encontrado a otra. Sólo espero que ella te ame a tí y que sean muy felices- dijo con los ojos llenándose de lágrimas. Se le acercó, lo besó en la comisura de los labios y apresuró el paso para volver por donde mismo había llegado.

      Koga la miró irse, pero a la misma vez vió venir ésa oportunidad definitiva que tenía de ir por Ayame. No pudo evitar sonreír, y volteó para caminar también y acentuar su sonrisa. La pelirroja invadió aún más sus pensamientos y sentimientos.

      Continuó caminando por el paseo comercial y de servicios y como si se hubiera tratado de un genio que le cumplió su sueño, vió a Ayame. Traía bolsas de compras y encendía un cigarro, parecía lista para irse. El corazón de Koga se aceleró y rió levemente al volver a darse cuenta de la deliciosa sensación que le causaba su prescencia. Estaba tan hermosa como siempre, y sus ojos lo encontraron respondiendo a su llamado. Ella sonrió automáticamente, emocionada y sonrojándose. Botó el humo y se apresuró al encuentro con Koga.
-Koga, ¿qué andas haciendo por aquí?- le preguntó, riendo levemente. Koga se le acercó y le besó la mejilla, cerca de sus labios, inspirando su perfume.
-Me reuní con Kagura- contestó aparentando normalidad, y Ayame se apenó un poco pues suponía que aún estaba con ella. Asintió comprensiva, volviendo a fumar -Ya no estamos juntos- continuó él, haciendo sonreír amplia e inevitablemente a Ayame. Ambos rieron levemente y se sonrojaron, nerviosos. Sabían lo que significaba estar solteros, y era obvio que iban a aprovechar por igual la oportunidad.

      Kagome había estado todo ese tiempo de aclaración de su mente, evitando reunirse con Hojo. Pero, tal como ella sabía, él pronto iba a molestarse de verdad e iba a querer averiguar la verdad. Como aquél día.

      Ella estaba en casa tranquilamente al atardecer, cuando Hojo la visitó de sorpresa. Se saludaron como normalmente en el living, pero no tan amorosamente, lo que preocupó de inmediato a Kagome. Sin embargo, tenía muy claro que pronto iba a tener que enfrentar su verdad.
-Bueno, Kagome. Dime, te escucho- comenzó él, molesto.
-Había estado intentando evitar éste momento, porque me pone demasiado triste. Pero creo que no mereces seguir así- comenzó de una vez Kagome, armándose de una vez para continuar -Pasa que quiero a Inuyasha... Y a nadie más... Discúlpame, Hojo- terminó, y sus ojos se llenaron de lágrimas. Sentía tristeza por haberle hecho éso a él, pero a la vez se sentía aliviada y cómoda quitándose aquél peso de encima. A Hojo se le transformó el rostro, no se esperaba que le dijera que sentía algo por Inuyasha después del bello noviazgo que llevaban juntos.
-Ya veo... No tengo nada más que hacer aquí- dijo desconcertado y dejó a solas a Kagome. Ella corrió a llorar a su habitación, pero tenía una razón para sonreír después.

      Era casi de noche y estaba completamente a solas en su mansión. Sus hermanos habían salido ésa noche, y él había preferido quedarse. Miraba el cielo oscurecerse en su ventana, pensando en ella. Su ser se revolucionó cuando la vió caminando de la mansión de sus papás a la suya, mirando a su ventana. La chica le saludó sonriendo con la mano y él sonrió nervioso automáticamente. Corrió a abrirle, de hecho casi se cayó en las escaleras. Al abrirle, ella parecía nerviosa y alegre por algo, con un sonrojo en sus mejillas. Él se sonrojó también, inevitablemente.
-Hola, Inuyasha. Siento llegar así, tan de sorpresa- se disculpó Kagome, algo avergonzada. Inuyasha rió levemente.
-Pierde cuidado, pasa- le dijo, algo ansioso. Ella entró, y volteó para quedarse quieta. Cuando Inuyasha cerró la puerta y volteó, quedaron de frente -¿Te sucedió algo? ¿Todo bien?- le preguntó, nervioso. Ella negó con la cabeza y suspiró, tenía que reunir fuerzas para decirle toda la verdad. Su verdad. Inuyasha se puso aún más nervioso, pues no tenía idea de lo que pasaba y al parecer, Kagome quería que él supiera algo, por lo que sólo podía esperar.
-Rompí con Hojo, porque... quiero estar contigo, Inuyasha- dijo en voz baja Kagome, como si fuera el más hermoso de los secretos. De hecho, para Inuyasha, lo era. Él sonrió levemente, sorprendido y sonrojándose el doble. Ella rió un poco y se sonrojó hasta las orejas, esperando a que él le respondiera.
-Soy yo el que quiere estar contigo- le dijo y no la dejó ni pensar ni respirar. Se le acercó veloz, la tomó del rostro y la besó suave y profundamente. Kagome correspondió de manera automática, y sólo ése beso hizo a sus mundos girar en descontrol. Cuando terminaron, se miraron fijamente y muy de cerca. Se deseaban muchísimo además de gustarse y quererse, pero Inuyasha tenía en mente ir más despacio que éso. Para su tortura, Kagome quería todo,... en ese mismo instante.
-Quiero que hagamos el amor- murmuró ella, deseosa. Inuyasha se sorprendió y tembló de nervios nuevamente.
-Kagome, no es necesario que lo hagas. Podemos esperar más, hacer las cosas con calma- explicó. Ella negó con su cabeza.
-No quiero que sea después, quiero que sea ahora- murmuró en tono de mandato. Inuyasha rió nervioso, pero ella sólo lo tomó del rostro para besarlo apasionadamente. Kagome se las iba a arreglar para calentarlo al punto de hacerlo cambiar de opinión. Su cuerpo clamaba por tener a Inuyasha dentro suyo y no iba a descansar por nada.

     Por primera vez en su vida, una muchacha que le gustaba muchísimo estaba tomando la iniciativa a todo volúmen. Kagome lo apretaba, lo tomaba del rostro, le acariciaba el pelo, le mordía la lengua y los labios. Para más remate, después comenzó a tocar y a manipular su masculinidad, y llevó su boca allí. En ése momento, la resistencia de Inuyasha llegó a su límite y cuando ella se detuvo, él se prestó a hacerle todo lo que había soñado hacerle. La llevó a su habitación y finalmente entró en ella. La soledad de la mansión escuchó todo el derroche de amor y placer sucedido en la habitación de Inuyasha, que los dejó dormir exhaustos hasta el otro día. 

      Después de ése repentino encuentro en la calle, ambos habían quedado en las nubes. Koga quería invitarla a salir lo más pronto posible pero sin parecer desesperado aunque en verdad lo estuviera. No obstante, no sabía que Ayame iba a darle una grata sorpresa.
   
      Se toparon un día en el chat de Facebook y comenzaron a hablar como normalmente, cuando Ayame dió el primer paso.

      CHAT DE FACEBOOK:
Ayame: oye, koga :$
Koga: dime :$
Ayame: queria preguntarte... si te gustaria salir conmigo... es decir, hacer todo de nuevo :$
Koga: :o es en serio?
Ayame: siii, en serio. muy en serio :D o tu no quieres?
Koga: por favor preciosa, como crees que no voy a querer? :D yo iba a invitarte a salir, pero ya que tu lo hiciste jajajajajajaja <3
Ayame: :o :$ geniaaal! <3
Koga: siii :$... ya te estaba extrañando demasiado :$
Ayame: :$ de verdad?... pues, yo tambien... despues de lo que tuvimos en Kioto, yo... no pude quitarte mas de mi cabeza... fue por eso que rompi con bankotsu :$
Koga: yo tambien rompi con kagura por ti :$... no podia hacerme el tonto con lo que siento por ti :$
Ayame: yo tampoco :$... somos unos tontos, ciertamente XD jajajajajajajajajaja :$
Koga: jajajajajajajajajaja :$ si, pero eso ya se acabo :) <3
Ayame: prometido! :D :$
Koga: completamente! :$ :* <3
Ayame: :* <3

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