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[+18]-Exóticos Placeres-[N&H]
Sakuramin20:
ayyy pero que bueno que esta!!!
dresti-san, espero que este muy pronto la continuación
en serio que lo necesito
Nos vemos
Sakuramin20 :P
Sabaku no Marina:
Wiiiiii!!! ya casi llegamos en lo q me quede!!!! :) no puedo esperar a q lo pongas!!!! tal vez vaya a tu otro foro y lo lea!!! ;) es q las ansias me matan jaja tal vez lo haga
sigue asi!!! escribes genial!!! ;D
sayo :)
Dresti:
aki keda la conti^^
12.
Hinata sentía que su cuerpo era inundado por la más intensa de las lavas, tanto que llego a pensar que en cualquier momento se consumiría por semejante fuego interno, ¿qué tenía él para ponerla así? ella nunca había sido una persona de ese tipo, que necesitaba sexo o se imaginaba sexo con alguien a todas horas.
Su razón tambaleó cuando una de las manos de Naruto descendió a su trasero, el cual oprimió con fuerza arrancando un gemido por su parte que quedó ahogado en el tan potente beso.
-¿Tanto te pone que la roce contra tu cuerpo?-preguntó mientras incrementaba los roces de su entrepierna contra el bajo vientre de la pobre Hinata.
La pelinegra luchaba por mantener su cuerpo bajo control pero le resultaba totalmente imposible con Naruto haciéndole las cosas que le hacía. Pos Dios si cualquiera podría llegar y descubrirlos.
Posó sus manos sobre el pecho de Naruto y lo empujó levemente, sin entusiasmo, pues aunque quisiera negárselo, era obvio que ella quería seguir sintiendo el calor que emitía su cuerpo pegado al de ella.
-¿Qué pasa? ¿No te gusta?-preguntó él, desconcertado.
Un intenso rubor cubrió las mejillas de Hinata ante esas preguntas, no le gustaba, le encantaba y la volvía loca que le hiciese esas cosas pero aquello no estaba bien, no estaba nada bien.
Naruto intentaba controlar los impulsos animales que le instaban a que se abalanzase sobre ella y acabase lo que había iniciado sin pensar, pero al parecer algo no andaba bien con Hinata y él no era de la clase de hombres que forzaba a una mujer a hacer algo que no quisiese, así que se obligó a controlar su irrefrenable deseo y esperar a que ella contestase.
-¿Y bien?-preguntó al ver que ella se mantenía callada y sin mirarle a los ojos.
-Las cámaras-acabó contestando.
Se sentía tan estúpida haciendo aquello, era como darle la razón, como decirle ''si, me pones tremendamente cachonda y quiero que me folles'', pero en ese momento fue lo único que pudo decir para que él comprendiera.
Una sonrisa divertida cruzó el rostro del rubio, Hinata estaba reconociendo que le gustaba aquello tanto como a él y eso no hizo más que calentarlo al máximo, si a ella le preocupaban las cámaras por eso no había problema. Se separó de ella escuchando como la chica soltaba un suspiro de anhelo al no tenerlo ya pegado a ella y como su propio cuerpo protestaba por la lejanía, pero él no pensaba hacerla muy duradera.
-Bueno corazón-dijo-todo el edificio está rodeado de cámaras.
Hinata no supo que contestar, la forma en que él la estaba mirando, o devorando más bien, hacían que se volviese loca por saltar sobre él pero luego el sentido del ridículo jugaba en su contra, ¿y si alguien los estaba viendo? no, ella tendría que soportarse el calentón y largarse de allí antes de que cometiese alguna estupidez.
-Pues yo me voy de aquí, no soy ninguna puta barata a la que graban en video y mucho menos una perra caliente que va detrás de ti suplicándote que me des placer, hay más hombres en este mundo.
Naruto alzó las cejas, estupefacto, era increíble lo que sus oídos escuchaban, ¿a pesar de todo se atrevía a negar lo que quería? si se notaba a leguas que estaba igual de desesperada que él, no había más que fijarse en aquellos hermosos senos, sus pezones erectos le lanzaban señales para que él se acercase a devorarlos, igual aquello fue comparable al pinchazo que sintió en su orgullo ante semejante desprecio hacia él.
-Pues perfecto, lárgate, también hay más mujeres en el mundo que tú y más bonitas-contestó.
Hinata frunció el ceño llena de rabia, y por qué no, también asqueada de imaginarse a Naruto satisfaciendo su necesidad con cualquier vagabunda.
-¿Te crees que por ese método me quedaré contigo? estoy demasiado por encima de esa clase de cosas como para sentir celos de algo así.
-¿Quién habló de celos Hinata?-dijo él con una sonrisa-¿tu boca se hace eco de tus pensamientos?
Vale, hasta ahí podíamos llegar, la pelinegra profirió un sonoro gruñido y se giró, dispuesta a irse.
La sonrisa de Naruto se borró de golpe al ver que ella no bromeaba cuando decía que se iba a largar y lo cierto es, que a pesar de lo que había dicho, a él solo le apetecía estar con ella y no con ninguna más, solo Hinata podría apagar el torrente de lava que se había vuelto su cuerpo. Sin pensarlo dos veces la agarró del brazo y la arrinconó entre su cuerpo y la pared haciendo que ella gimiese de sorpresa.
-¿Qué haces?-preguntó enfadada y tratando de soltarse.
-¿Piensas dejarme en este estado?-dijo él.
Hinata no pudo evitar que su mirada bajase hasta el hinchado miembro del rubio y que toda una serie de imágenes pornográficas pasasen por su cabeza, Dios mío lo que haría ella con eso, inconscientemente se mordió el labio inferior de una forma tan letal que Naruto casi tiene un orgasmo ante esa sola imagen.
-Tú lo deseas tanto como yo-le susurró en el oído mientras con su lengua chupaba el lóbulo de la oreja-corrígeme si me equivoco y te dejaré marchar.
Hinata fue a responderle pero en el mismo momento que abrió la boca lo único que salió de allí fue un gemido altísimo. Naruto había bajado una de las manos hasta su entrepierna, la cual era acariciada de una forma tan lenta que casi era un tortura para su pobre cuerpo.
-No me has contestado-repitió él cada vez más caliente ante los gemidos que su mano sacaba de ella.
Sus dedos deslizaron la tela de las braguitas hacia un lado y entraron en contacto con la ya húmeda zona de ella.
-No, para...-dijo ella sin mucha convicción cuando Naruto empezó a jugar con clítoris.
-Hasta que tú me detengas yo no pienso pararme-le susurró al oído-estoy dispuesto a arrancarte los gemidos de placer más intensos que hayas sentido.
Las piernas de la pelinegra flaquearon cuando dos dedos de él entraron de golpe en su intimidad y empezaron a moverse dentro y fuera a un ritmo que la enloquecía por completo.
''Tengo que pararlo, tengo que pararlo'' se repetía una y mil veces, pero su cuerpo se negaba a responder, dominado por la presencia influenciante del hombre que se encontraba frente a ella. Su cuerpo le jugó una mala pasada y se deshizo en gemidos imposibles de controlar ante tal acto y de repente todo se esfumó, no importaban las cámaras, no importaba su dignidad, no importaba nada, solo importaba el placer que él le daba.
Naruto sonrió triunfal al ver como ella cerraba los ojos y se dejaba llevar por el momento, sin retirar los dedos de su interior estampó de nuevo sus labios con los de ella y así iniciaron una irrefrenable batalla de lenguas, cada cual luchando por invadir el terreno de la otra.
Las manos de Hinata pasaron de estar colgando inertes de sus brazos a amarrarse con fuerza a la camiseta de él y jalarlo hacia sí con fuerza. La otra mano de Naruto viajó hasta una de sus piernas, izándola hasta sus propias caderas para así poder acceder más fácilmente con los dedos a la intimidad de ella. Oh si, esa mujer sabía a gloria y él no dejaría ningún rincón de aquella inmaculada piel sin probar.
Sus labios fueron bajando como un torrente por el níveo cuello de la ojiperla que al tener los labios libres inició de nuevo una placentera cadena de gemidos.
-Si, canta para mí-murmuró él con la voz ronca de deseo.
Sacó los dedos de su intimidad y se los llevó directamente a la boca y degustó aquel néctar como si fuese la comida más exquisita del mundo, Hinata lo miraba todo con un intenso rubor en las mejillas.
-¿Alguna vez te he dicho lo sexy que eres?-preguntó mientras sus manos cubrían los senos por encima de la tela del vestido-cada vez que te veo siento la necesidad de abalanzarme sobre ti y devorarte entera.
Hinata no lo soportaba más, los roces que él pretendía hacer casuales por encima de sus pezones la estaban derritiendo, con determinación cubrió las manos de él con las suyas y las aplastó contra sus senos, marcando ella el ritmo de las caricias.
-Así se hará-sonrió él.
Hundió los dedos por la tela del escote y rasgó el vestido de arriba a abajo liberando los tan ansiados senos de la ojiperla. Hinata cerró los ojos, impaciente por sentir las manos y los demandantes labios de él sobre sus pezones pero aquello distaba de los planes de Naruto. El rubio la sentó en el suelo, con la espalda apoyada en la pared y colocó ambas piernas de la chica sobre sus hombros.
Casi inmediatamente empezó a repartir besos y lamidas por las pantorrillas de la ojiperla mientras poco a poco iba retirando las braguitas de su intimidad, molestaban bastante para lo que pensaba hacer.
-Joder...-exclamó la chica mientras Naruto iba bajando por sus muslos hasta llegar a la ingle.
Ya había perdido la razón por completo, sabía que después habría consecuencias pero ahora ni su tan conocida conciencia hizo acto de presencia, era como si ella también supiese que ninguna lamentación sería comparable con el inmenso placer que sabía que iba a sentir, Aunque ni lejos imaginó cuanto más podía estallar su cuerpo cuando repentinamente los labios de Naruto se abrieron cavidad por el núcleo de su cuerpo. El gemido fue instantáneo y su mente luchó como una posesa por mantener la consciencia, buscó desesperada algo a lo que aferrarse mientras las olas de placer la atravesaban como cuchillos, pero el suelo estaba completamente desnudo así que sus manos se aferraron a lo único que encontró, la rubia cabellera de su amante.
El ojiceleste escuchaba enfebrecido como Hinata gemía sin parar y lo empujaba con sus manos en una muda súplica de que no detuviese lo que estaba haciendo y él no tenía intención de hacerlo pero su pobre cuerpo también le clamaba por un poco de atención, aceleró el ritmo de su lengua y casi al instante sintió como la ojiperla se corría en su cara con un potente gemido.
Escuchó como la pelinegra jadeaba ante los restos del primer, y no último, orgasmo de la noche mientras él se levantaba y se hacía cargo de su propia ropa.
La pelinegra no apartó la vista ni un instante mientras Naruto se desvestía dejando ese increíble torso al descubierto.
El rubio sintió la mirada deseosa clavada en su piel y él mismo clavó sus ojos en aquellos perla que lo miraban tan intensamente. Era impresionante la cantidad de apetito sexual que despertaban el uno en el otro y a veces él se llegaba a pensar si no sería algún tipo de embrujo porque en la vida él se había sentido tan necesitado de poseer alguien.
-¿Te gusta lo que ves?-preguntó cuando la mirada de Hinata volvió a bajar hasta su miembro-porque estoy dispuesto a dejarte hacer todo lo que quieras.
-Imbécil-murmuró ella mientras apartaba la mirada-no me creas tan pervertida.
-Como quieras-dijo él encogiéndose de hombros-pero si no vas a hacer nada, por favor no mires mientras me desvisto.
Hinata continuó con la cara vuelta, con un poco de razón recobrada, ella no mostraría debilidad, podía desvestirse tranquilo que ella no miraría, pero en cuanto escuchó el sonido del cinturón desabrochándose fue como la misma perdición, sus ojos ardían por mirar cada línea de aquel magnifico cuerpo masculino y aunque le daba pena y rabia sus manos se morían por delinearlo.
El rubio se echó a reír al ver los esfuerzos que hacía ella por resistirse, la cogió por los hombros y la alzó, obligándola a que le diese la cara. Ella no pudo resistirse a recorrerlo de arriba a abajo con la mirada, solo estaba en bóxers pero lo que allí abajo se veía no era un calcetín precisamente, sus fuerzas le flaquearon y sus manos cobraron vida, moviéndose lenta y suavemente por aquellos pectorales, vio como el rubio cerraba los ojos y disfrutaba de aquel momento. La expresión de su cara fue tan dulce y tranquila que llenó el corazón de Hinata de una ternura que nunca antes había sentido y solo entonces fue plenamente consciente de lo hermoso que resultaba él en ese momento. Sus brazos se enredaron alrededor de su cuello mientras ella misma lo acercaba así para juntar de nuevo sus labios.
Por su parte él la aferró por la espalda y la tumbó en el suelo, dispuesto a acabar con aquel placer que lo estaba matando. Ahora que ella no oponía ningún tipo de resistencia a sus caricias abandonó de nuevo sus labios y esta vez enterró la cara con ferocidad en el nacimiento de los pechos de la ojiperla que ahora le acariciaba con frenesí la cabeza, impartiendo los dos un mismo ritmo acelerado.
Los gemidos de Hinata volvieron a salir a flote cuando Naruto succionó uno de sus pezones y empezó a morderlo al mismo tiempo que el otro era atendido con igual intensidad por sus expertos dedos. Aquello era lo más parecido a tocar la nubes, era como ir volando dejando al mundo entero detrás.
-Ya no aguanto más-escuchó como decía Naruto mientras se deshacía de inmediato de la única prenda que le quedaba. Su miembro estaba completamente erecto e hinchado por causa de tan intenso placer y necesitaba ya que Hinata le devolviese aunque solo fuese una mínima parte de lo que él le había brindado.
Volvió a recostarse sobre ella abriéndole as pierna, buscando un contacto cómodo y la penetró mientras cerraba los ojos y dejaba que un ronco gemido acompañase al de Hinata. Los movimientos y las embestidas rápidas y profundas no se hicieron esperar y con cada golpe Hinata sentía que el acabaría partiéndola en dos.
Ahora las nubes quedaban lejos para cualquiera de los dos, aquello era decididamente el paraíso y pronto llegarían a su más placentero lugar, el clímax no tardaría en llegar y Naruto hizo que las estocadas fuesen cada vez más profundas hasta que sintió como el cuerpo de Hinata temblaba y se liberaba en un potente orgasmo.
Media desmayada se encontraba ella cuando sintió que él también acababa y se salía de ella jadeando sin control y quedando boca arriba a su lado.
Cerró los ojos, ahora que había acabado todo su conciencia volvía a castigarla, lo había hecho de nuevo, como si ella fuese una vulgar ratera, ¿qué estaba haciendo? ¿Qué demonios le pasaba?
Se sentó en el suelo y se llevó una mano a la cabeza, ella que presumía de persona seria y de mente fría de había dejado llevar por el estúpido deseo carnal. Se levantó en busca de su ropa, pero solo se pudo poner las braguitas porque el vestido estaba totalmente destrozado.
-Ponte mi camiseta-le dijo Naruto.
Él seguía tirado en el suelo, sin prisas por vestirse. Hinata recogió la camiseta, que por cierto le quedaba enorme, y decidió que no quería seguir viéndolo.
-¿A dónde vas?-preguntó al ver que ella se alejaba por el pasillo.
¿Le había pasado algo? ¿Tal vez él había sido muy brusco y la había lastimado? preocupado se puso la ropa interior de los pantalones y fue a buscarla.
Pero a ver donde demonios estaba ahora, ese pasillo tenía innumerables salas y la pelinegra podía haberse metido a cualquiera de ellas. La encontró en una de las salas intermedias, al fondo de todo, de pie, mirando un inmenso cuadro que Naruto conocía muy bien. ''Venus y Marte'' de Carlo Saraceni, sin duda algo muy apropiado para lo que acababan de hacer ellos dos.
-Esto no va a volver a pasar-dijo Hinata-nunca más.
El asintió, mientras se quedaba parado a su lado, con la vista clavada en el cuadro.
-Muy bien-dijo-pero antes explícame a que vino que te largaras sin más.
Hinata sonrió sarcásticamente.
-Porque todo está mal ¿tal vez? desde que nos conocemos nada ha ido bien en mi vida, yo no hago estás cosas en mi vida-enfatizó.
-Así que ese es el problema, que te cuesta aceptar que disfrutes del sexo conmigo-dijo con autosuficiencia-te cuesta aceptar que yo tengo razón.
-¡No!-gritó furiosa y enrojecida-gracias a Dios yo no soy una loca pervertida que me empalmo cada vez que estoy cerca de una tía.
-No lo haces porque no tienes nada que se te empalme-declaró el rubio.
-¡Arg!-exclamó ella-no te aguanto, en serio, no te aguanto, Dios mío y ahora todas esas guarradas quedaron guardadas en una cinta de vídeo, este es el fin de mi vida, ¡y todo por tu culpa!
Naruto presenciaba divertido todo aquel despliegue de ira que protagonizaba la pelinegra.
Hinata lo fulminó mientras se acercaba a él y le sacó el móvil de bolsillo.
-¿Qué haces?
-Llamar a un taxi, me voy-exclamó-lejos de donde estés, no te aguanto.
-¿Ajá y a donde vas?-preguntó.
-A casa de Ino a ver si así puedo recuperar mi vida-contesto- ¿hola? ¿Central de taxis? ¿Podrían venir a recogerme a la entrada del museo de Konoha de inmediato? muchas gracias.
Colgó y le devolvió el teléfono a Naruto el cual miraba divertido como ella se alejaba hacia el pasillo.
-Por cierto, te ves muy sexy con mi camiseta-le gritó-al taxista le dará algo cuando te vea así.
Hinata le contestó alzando su dedo corazón.
13.
Kakashi se recostó sobre la pared mientras observaba las volutas de humo que desprendía su cigarro recién encendido. Se había pasado toda la mañana revisando los equipos de seguridad con Nana y Yon, luego había ido a comprobar los sistemas de defensa que habían incorporado Ni y Go en la casa de Hachi y Nana, la cual ahora era su centro de operaciones.
Las cosas cada vez estaban más difíciles, Naruto y Hinata habían logrado escapar pero estaba convencido de que la próxima vez no sería tan fácil por lo cual había mucho por hacer y eran esos pequeños momentos de relax los que había que aprovechar. Pero algo seguía dándole mil vueltas en la cabeza y era el hecho de que ahora se les presentaba un nuevo problema, otro peligro igual de amenazador, el hecho de que alguien en la policía estaba manteniendo contacto con el chantajista y este le estaba pasando información.
En cualquier momento sabía que podría aparecer un coche de la policía allí mismo, en la explanada donde él y sus hijos aparcaban sus flamantes coches.
Se acabó el cigarrillo y volvió adentro, donde Hachi seguía observando una y otra vez todas las pantallas de los ordenadores.
-No entiendo como no estás mal de la vista con tanto ordenador-dijo.
-Hace dos años que llevo lentillas-se limitó a contestar el pelinegro.
Bien, era bueno saber que la información que le llegaba sobre sus hijos presentaba lagunas como esas. Pero ese no era el momento para charlas paternales, necesitaba que Hachi le hiciese un trabajo, un trabajo de suma importancia.
-Tengo un trabajo para ti.
-Ya lo he hecho-cortó el pelinegro-he bloqueado todas las cámaras de seguridad y detectores de la comisaría, ahora mismo iba a ir a por los documentos, según mi criterio no soy tan estúpido como para entrar en la comisaría tirando las paredes con un coche, apuntar a todos con una Tokarev rusa y mucho menos utilizar bombas de humo, así que me limitaré a hacer lo convencional para conseguir esos documentos.
Kakashi se quedó de piedra, ¿es que ahora todos actuaban sin su consentimiento? ¿No era el jefe el que mandaba?
-Nunca he obedecido órdenes y lo que hago lo hago porque me da la agana-se limitó a decir Sasuke-me llevo el coche del dobe.
El peligris observó como el otro se iba. Si, era cierto que Sasuke no era del tipo que montaba escándalos para entrar en los sitios que iba a asaltar, Sasuke era del tipo que era capaz de entregarse a la policía para conseguir algo y luego volarla en mil pedazos con sus modernísimas bombas electrónicas.
Solo esperaba que esta vez no hiciese ninguna tontería.
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Naruto estaba tumbado en el jardín de la parte trasera de la casa de Nana y Hachi, dejando que sus ojos vagasen desde el verde de la hierba hasta el profundo azul del cielo. Ayer había sido un día muy difícil y extraño. Primero casi los mataban a él y a sus hermanos, luego casi lo matan otra vez cuando fue a rescatar a Hinata y luego pasa un momento de lo más apasionado con ella en una de los pasillos del museo.
Sus días no es que fuesen muy normales, pero tales extremos...
-Hinata-susurró.
Ella estaría ahora en casa de Ino odiándolo porque seguramente pensaba que él la estaba utilizando como un simple consolador, y en la mayoría de los casos sería así pero para él, ella era más que un simple cuerpo que le descargaba de su necesidad social, al contrario de sus otras amantes, de las cuales no recordaba ni siquiera el nombre, ella tenía cara, tenía voz y recordaba perfectamente lo bien que podía sentirse estando con ella, no únicamente sexo, sino que también le gustaba discutir con ella. Le gustaba estar con ella.
Suspiró, ¿qué se suponía que le pasaba? él nunca creyó que pudiese sentirse tan confundido hacia una persona y menos hacia una que de modo tan extraño lo fascinaba tanto.
-¿Qué es lo que tienes, Hinata?-se preguntó-¿qué tienes que para mi eres tan diferente?
Sentía que se volvería loco si seguía así, necesitaba una respuesta pero sabía que en ese momento no la tendría, ella debía estar maldiciéndolo en ese instante y no le tomaría en serio si la llamase.
-Joder, basta ya.
Tenía que dejar ese tema a un lado, ahora estaban sucediendo cosas más importantes que sus malditos sentimientos y confusiones. Debía hacer algo, debía buscar la forma de solucionar aquel problema, porque era su problema y era responsabilidad de él resolverlo, no era asunto de Kakashi y mucho menos de la estúpida policía metropolitana.
Se levantó del suelo, iría en ese mismo momentos a la comisaría y les arrebataría la información que tenían y luego se encargaría de encontrar al topo que recibía información, así tuviese que tirar el edificio entero.
Se dirigió hacia la explanada donde había dejado su coche, pero no había restos del coche rojo por ningún sitio. Genial, ahora tendría que pedir prestado el coche de alguno de sus hermanos.
Justo en ese momento Ichi salió por la puerta de entrada, iba vestido con unos vaqueros caídos de color negro, una camiseta roja de manga corta y una gorra negra. Ichi solo llevaba gorra cuando iba a hacer alguno de sus chanchullos relacionados con coches.
-¿Vas a alguna parte?-le preguntó-porque necesito tu coche.
Su hermano se giró y se lo quedó mirando.
-¿Para qué?
-Cosas-contestó Naruto.
Ichi entrecerró los ojos, estaba claro que sabía que el rubio iba a hacer algo.
-Voy contigo, ¿qué pasa si utilizas mi coche para un atraco?
-Tú lo usas para carreras ilegales y robo, ¿qué diferencia hay?
El pelirojo se encogió de hombros.
-Quiere decir que si quieres mi coche tendrás que llevarme a mí, huelo emoción y adrenalina y no pienso perdérmelo.
Naruto rodó los ojos, sino había más remedio.
-De acuerdo, ven.
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-¿Estás segura de que no quieres llamarlo?-repitió Ino por enésima vez.
Hinata, que iba sentada en el asiento de copiloto del coche de Ino, suspiró y clavó la mirada al frente, concentrándose en el tráfico que circulaba delante de ellas.
-Por milésima vez Ino, ya te he dicho que no, me tiene harta, se acabó Naruto para mí-contestó.
O eso se hacía creer a sí misma, porque sabía que Kakashi nunca le quitaría los ojos de encima por el resto de su vida, por no mencionar que ella trabajaba en la brigada de policía encargada de perseguir a Kyubi, en fin, una situación de lo más perfecta que le demostraba lo realmente inútil que había sido al no dejar que el rubio se achicharrase en aquel incendio junto al museo.
''Sufrirías de conciencia sino lo hubieses hecho, tu deber es ayudar a la gente'' le dijo su voz interna.
-Es que las cosas no pueden quedar así Hinata, al menos si me explicases por qué razón te presentaste en mi casa solamente vestida con su camiseta...
-No pasó nada Ino, absolutamente nada y deja ya el tema porque no quiero seguir hablando de ello.
-Está bien, entonces cuéntame que tal fue tu cena con Kiba ya que no entiendo que si estabas con él acabases con...
-¡Ino!-se quejó-yo si que fui a la cita, fue Kiba el que me dejó plantada a mí.
Ino asintió.
-Y tú fuiste a refugiarte en los brazos de ese príncipe, has hecho bien.
La pelinegra se cubrió la cara con las manos, derrotada, ¿cómo le hacía entender a Ino que no quería seguir hablando de ese tema? Al parecer sería más fácil enseñarle a hablar a un burro.
-De todas formas si te ha hecho algo tú me lo dices y le parto los dientes-continuó la rubia-aunque después me arrestasen por estropear tal obra de la naturaleza.
Hinata se mantuvo callada, ya estaban cerca de la comisaría por lo que no tendría que soportar por mucho más la verborrea de su amiga. Eran sorprendentes las ganas que tenía de volver al trabajo, al menos así podría estar distraída y dejar de pensar en lo sucedido la noche anterior.
Ino dobló la esquina bruscamente y ella fue a reclamarle pero inmediatamente se quedó muda al ver el tan conocido coche rojo aparcado en frente mismo de la puerta de la comisaría.
-Parece que hoy no es tu día de suerte-se echó a reír la rubia mientras aparcaba su coche justo detrás del otro.
Hinata se bajó dando un portazo y se quedó mirando de reojo hacia el coche, no había nadie, bien, entonces ella podía evitar de cualquier manera encontrárselo. Entró a la comisaría y sin saludar a nadie ni esperar a Ino, se dirigió de inmediato hacia su despacho.
Como de costumbre todo estaba desordenado, las cuatro mesas, la de ella y las de sus compañeros, estaban completamente cubiertas de montones y montones de papeles.
-Buenos días-saludó a la nada.
Normalmente Chouji o Shino asomarían la cabeza y la saludarían pero hoy la recibió el completo silencio, ni siquiera Kiba estaba allí.
Se apoyó en su mesa y dejó que tanto sus ojos como su mente viajasen por distintos derroteros. Ella habían entrado rápido para no encontrarse con él pero lo cierto es que su corazón latía con fuerza al pensar que ambos se encontraban en el mismo edificio y que en cualquier momento se podrían encontrar. Se sentía mal, mal por no poder controlar todo eso que estaba pasando, por sentir cosas que no quería sentir pero que al mismo tiempo no quería dejar de sentir.
''Te gusta'' esa frase viajó por su mente en una mínima fracción de segundo.
-No-susurró-claro que no Hinata, claro que no.
Pero era difícil olvidar su cara, sus labios, sus ojos, sus manos... todo volvía a su cabeza una y otra vez. La manera en que él la había tratado cuando habían estado juntos, las caricias, los besos...
-Me estoy volviendo loca-susurró.
Al fondo del pasillo escuchó la voz exaltada de Kiba acompañada de unos cuantos pares de zapatos que se dirigían apresurados hacia allí. Medio segundo después la puerta del despacho se abrió y por ella aparecieron Kiba, Chouji, Shino y detrás de ellos un hombre vestido completamente de negro, con unos ojos y pelos del mismo color y una piel blanca como el marfil, guapísimo y altísimo.
-Buenos días Hinata-saludó el inspector.
Hinata sintió como el pelinegro clavaba su vista en ella y la miraba intensamente, produciéndole escalofríos en la nuca.
-Buenos días, ¿sucede algo?-preguntó.
Kiba se sentó en su sitio y señaló al hombre desconocido.
-Este hombre ha robado un coche, adivina cual, nada más y nada menos que el del tipo ese, Naruto.
Hinata miró al hombre de reojo, si sus sospechas eran ciertas ese hombre no había robado el coche por casualidad, podía tratarse de uno de los hermanos del rubio y eso era muy peligroso para él y, por extensión, para ella.
-¿Y sabes que es lo mejor de todo?-dijo Kiba-que dice que es suyo cuando sabemos que está a nombre de Kakashi Hatake.
-Hmp, encontré ese coche abandonado en un desguace-respondió con frialdad-si te fijas está casi inservible.
Sin saber por qué, eso la alivió, ese hombre podía ser una persona normal y corriente pero algo en ella le decía que estaba relacionado con Kyubi, un hermano o tal vez un enemigo.
-Nadie se cree que hayas encontrado un coche como ese abandonado en un desguace-dijo Chouji-mejor reconoce que eres un vulgar ladrón y empieza a largar.
El pelinegro sonrió de medio lado.
-¿Entonces me interrogaréis?-preguntó en burla, mientras volvía a mirar a la ojiperla.
Ella debía hacer algo ya, tenía que saber quién era ese tipo y que hacía allí, y tenía que ser a solas.
-Yo lo haré-dijo.
Los otros tres policías la miraron desconcertados.
-Pero Hinata, tú nunca has hecho un interrogatorio de este tipo, no tienes experiencia-dijo Kiba.
-Puedo hacerlo-dijo seria-además me debes una por haberme dejado plantada.
El desconocido sonrió mientras Kiba se quedaba totalmente estupefacto.
-Sígame, por favor-pidió ella dirigiéndose al pelinegro.
Hinata salió al pasillo con el hombre siguiéndola de cerca para luego entrar en la sala de interrogatorios que se encontraba al fondo de ese mismo pasillo. Dejó que el pelinegro entrase y se sentase en la silla de los presos mientras ella cerraba la puerta y se quedaba apoyada en ella con la mirada fija en el suelo.
-¿Quién eres?-preguntó.
-Hachi-contestó sin más.
Suspiró, así que aquel tiarrón era el novio informático de Nana, bueno, eso en parte hacía las cosas más fáciles.
-¿Qué estás haciendo aquí?
-Buscar los papeles que tiene la policía de mí y mi familia y a ser posible cargarme al topo, pero tal vez lo deje para luego ahora me interesa mucho más saber quién de mis hermanos es Naruto, para mandarle postales por Navidad.
Hinata reprimió una sonrisa ante el negro humor de Hachi y se sentó en la silla que quedaba en frente de él.
-¿Ha pasado algo?
-No, pero no queremos andar con la soga al cuello, nos llega con la orden de busca y captura que la policía ha lanzado en contra de mi hermana Yon.
Hinata se quedó de piedra, ella no sabía eso.
-Necesito que me lleves a donde está la sala de documentos, si me ven contigo no tendré problemas, bueno, ellos no tendrán problemas.
-¿Ahora?-exclamó-no puedo hacerlo, está todo vigilado.
Dios santo, aquella situación era de locos, ¿cómo había acabado ella metida en todo eso? ¡Ese tío pretendía robar en una comisaría!
El pelinegro sonrió.
-Oh no-gruñó Hinata-dime que no te has cargado las cámaras.
-No exactamente, así que ahora llévame a donde te dije.
El tío no se andaba con medias tintas pero ella no podía hacer lo que le pedía, una cosa era guardar su secreto pero otra muy diferente era robar a sus propios compañeros.
-No pienso hacerlo.
Él volvió a medio sonreír de manera burlona, algo que ya empezaba a irritarla.
-Tengo cierta grabación en mi poder...las noches en el museo son muy...
Hinata le tapó la boca, roja como un tomate.
-¿Qué haces tú con eso?
-Hmp, mi ordenador graba toda actividad sospechosa del museo así que fue una verdadera sorpresa encontrar ese video-contestó-tranquila solo muestra la parte en la que os liais.
Ahora si que estaba metida en un lío, si ese tío estaba la mitad de ido que Naruto, sería completamente capaz de emitirlo en público y entonces su vida acabaría para siempre. Menudos problemas traía un simple polvo. En actitud resignada se llevó las manos al pelo y se lo retiró de la cara.
-De acuerdo, pero no pienso intervenir si pasa algo.
-La cinta...-dejó caer.
-¡Arg! ¡Está bien! te llevaré al archivo.
Enfadada se dirigió a la puerta y él la siguió.
Con cada paso que daba, la pelinegra sentía que el corazón se le saldría por la boca. Sentía que todo el mundo la observaba, ¿tan obvio era que estaba aterrada? El sudor comenzó a caerle por la frente y la respiración se le agitó cuando dobló uno de los pasillos y se encontró de frente con la puerta del archivo y el policía que la vigilaba.
-Tienes que distraerlo-susurró el ojinegro.
-Gracias por señalar la obviedad, si me llegan a descubrir a ti y a Kakashi os faltará mundo para dar vueltas y a tu hermano Kyu, que es el mayor culpable por meterme en esto, lo caparé-aseguró en un arranque de ira.
-Mientras no me lo hagas a mí-apostilló mientras se apoyaba en la pared.
Hinata tomó una buena bocanada de aire y se dirigió hacia el guardia.
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Esperó hasta que la ojiperla consiguió convencer al guardia de que abandonase su puesto y, cuando ambos pasaron por su lado y desaparecieron de la vista, él se acercó a la puerta.
-Genial, un puto código exento-maldijo.
Observó el aparato con detenimiento mientras con un ojo observaba al torrente de gente que pasaba de largo ante la entrada del pasillo.
El aparato era un pequeño rectángulo de metal que tenía su propio mecanismo, por eso no se había desactivado cuando él había inutilizado los circuitos de seguridad de la comisaría. Estaba compuesto por números digitales, si se quería entrar debía introducir un número de cinco cifras que, desde luego, no conocía. Bien, no conocía el código pero si conocía la estructura de esos aparatos, un juego de niños para un buen informático. Ahora que si llevaba a cabo lo que pensaba hacer luego tendría que moverse rápido, de todos modos él era una persona que carecía de miedo así que la policía no era algo que le importase. Si hacía aquello tendría que atinar bien, si fallaba lo más mínimo el aparato rompería y esa puerta no volvería a abrirse hasta instalar un aparato nuevo.
Se alejó dos pasos de ella, alzó la pierna y pateó fuerte en el centro del aparato accionando el circuito de apertura de la puerta, la cual se abrió al instante. Lo que encontró lo dejó anonadado.
Ichi se encontraba recargado en una de las paredes mientras Kyu revolvía en los ficheros secretos de la policía. Una de las ventanas rotas del fondo estaba rota y por ella colgaba una cuerda, esos dos habían subido cuatro pisos por una vulgar cuerda. El rubio se giró.
-¿Qué haces tú aquí?-preguntaron ambos al mismo tiempo-buscar los papeles-volvieron a contestar al unísono.
-Impresionante vuestra capacidad de conexión, me hacéis llorar-intervino Ichi, quién por cierto, estaba con la cara llena de hollín-pero ahora tenemos prisa, alguien ha estrellado mi coche contra un pared de la comisaría y otro ha llamado aún más la atención al reventar la puerta del archivo.
-Hmp-lo fulminó-¿encontrasteis algo?
Naruto continuaba removiendo con frenesí, allí tenían que estar, estaba seguro.
-Pues no.
-Yo una revista de FHM pero no creo que interese-añadió Ichi.
Los otros lo miraron irritados.
-Chst-dijo Sasuke-viene alguien.
Los tres se ocultaron rápidamente en las jambas de la puerta. Los pasos cada vez se oían más cerca y cuando estuvieron al lado de ella Naruto apresó con fuerza al recién llegado por el pecho. Eso, hasta que se dio cuenta que los senos que estaba aplastando eran los de Hinata.
La pelinegra se quedó muda de miedo hasta que vio quién la tenía agarrada y dónde la tenía agarrada, todo el calor se le subió de inmediato a la cara.
-¡Imbécil!-dijo soltándose de él.
-Hinata-susurró.
-¿Imbécil? ¿Hinata?-preguntó Ichi confundido-¿me estoy perdiendo algo?
Hinata miró de arriba a abajo al pelirojo, guapísimo también.
-¿Qué haces tú aquí?-exclamó volviendo a prestarle atención-¡pero en que lío me he metido! ¿Quién es él?-preguntó refiriéndose al pelirojo-¿y quién ha dejado la puerta así de estropeada?
-La rompió él-señaló Naruto mirando a Hachi-y él es Ichi.
-Encantado preciosa-saludó tendiendo la mano.
Ella lo ignoró de mala manera.
-Joder como está el patio-murmuró retirando la mano.
-Si tenéis los papeles largaos ya, ha saltado la alarma de la comisaría y no quiero meterme en líos.
-Bueno, ya lo has hecho-se burló el rubio.
-Lo hice porque tu hermano me amenazó con sacar a la luz una cinta de tú y yo ayer en el museo.
-¿Y qué? es algo natural que hace todo el mundo.
Hinata se hubiese esperado todo tipo de reacción menos aquella.
-Esto es peor de lo que pensaba, estáis todos locos, ¿es qué no te tomas nada en serio?-dijo, empezaron a oírse a los policía al fondo-¡marchaos ya!
-Hmp, tiene razón y además tenemos que encontrar los papeles.
Ichi estaba asegurando bien la cuerda para volver a usarla, no era conveniente que se les soltase a tantos metros de altura, Hachi mientras aceleró la búsqueda de los documentos.
Naruto se quedó mirando a la pelinegra durante un buen rato, como siempre que ella aparecía se coronaba como el centro de atracción de su vista y esa personalidad tan fuerte hacía que se volviese loco.
-Aquí están los documentos-dijo Hachi señalando una carpeta llena de papeles-vayámonos ya.
Naruto asintió.
-Hinata-dijo-no te creas que te librarás de mí, todavía tienes que devolverme mi camiseta.
-Que pena, me quedaré sin trapo para fregar los platos.
El rubio sonrió.
Ichi y Hachi ya estaban medio descolgándose por la cuerda cuando él los siguió, pero antes volvió a girarse y a mirarla durante un rato. Hinata se quedó hipnotizada ante la intensa mirada que él le dedicó y sintió como todo su cuerpo se estremecía. Entonces él, en dos zancadas, acortó la distancia y sin previo aviso la besó, dejándola atónita y otra vez la sorprendió al soltarla tan rápido.
-Una cosa más, yo voy en serio contigo ¿y tú?-preguntó él.
Hinata se quedó de piedra, sin saber qué hacer o qué decir. Las voces de los policías cada vez se oían más cerca.
Él sonrió y se apartó de ella.
-Ya nos veremos-se despidió antes de descolgarse por la ventana.
Ella no se movió, su corazón latía desenfrenado a causa de tan repentina escena. Él le había dicho que iba en serio y sabía que lo había dicho de verdad, él iba en serio, entonces, ¿significaba que ella le gustaba? pero lo que realmente era preocupante era cual era su respuesta, ¿ella también iba en serio?
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-¿Dónde estabas?-le recriminó Hachi cuando llegó al suelo.
Naruto miró hacia la ventana. Desde la noche anterior él se había dado cuenta de que aquello era mucho más que sexo.
-Nada-contestó.
-Pagarás mi coche Kyu, mira como ha quedado Christine.
El jaguar de Ichi estaba empotrado contra la pared, totalmente destruido.
-¿Christine?-preguntó-¿qué mierda de nombre es ese?
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-¡Eres un inútil!-exclamó mientras le daba una bofetada.
El hombre de piel tostada se quejó al recibir la bofetada en el mismo sitio en que Hinata le había golpeado.
-¿Como has podido dejar que escapase? creí que eras el mejor de mis hombres y resulta que eres un completo fracaso-siguió exclamando-acabas de arruinar todo mi plan y pagarás por ello.
-No fue culpa mía, señor, ella fue muy...
-¡Es una mujer! ¡Una maldita mujer! ¿No te da vergüenza que te haya vencido? ¿Qué clase de hombre eres tú?
No contestó porque sabía lo que le esperaba.
-Pagarás por esto.
Por culpa de ese memo todo se había ido a la mierda y ahora él tendría que retirarse durante un tiempo e idear un nuevo plan de ataque.
Y la próxima vez no fallaría.
Sakuramin20:
Mmm.. me parece que eso no lo habia visto todavia
pero vaya que naruto si que es decidido cuando se lo propone
e ichi pone nombres a sus coches.. hahahahaha!!!!!!!
Nos vemos
Sakuramin20 :P
Taichi Yagami:
Super, me gustó la continuación
si esta dicho que Hinata y Naruto están echos el uno para el otro =P
jejeje
me dio risa lo de los nombres de los autos xD
encajan perfectas las personalidades de los personajes =P
jej felicidades
Saludos~~
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