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El Frasco de los deseos
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Hola, pues... esta es otra historia de Vocaloid, basada en la saga de los pecados capitales. Mi profesora de etimologías lo calificó como Novela Negra, pero me gustaría saber que piensan ustedes tambien jeje.
1. La estrella llamada Meikai.
Hace muchísimo tiempo en algún lugar existía un único país en el mundo, pues un rey, “El Rey morado” de Lucifenia, había logrado unificar las seis naciones de la pangea bajo el nombre de Evillious, pero para permanecer prioritariamente sobre su antiguo reino dividió el nuevo país en seis regiones: Asmodean, Belzenia, Lucifenia, Elphegort, Levianta y Marlon.
Una de ellas, Asmodean, era conocida también como la ciudad de la Lujuria, mas que nada porque era bien sabido por los habitantes del país que ahí llegaban a parar las parejas de amantes que escapaban de sus compromisos, poca era la gente que conocía del amor verdadero y lo que implicaba. Sin embargo, también era la base de una gran banda de ladrones conocida como “La compañía de Asmodean”, la cual estaba en constante riña con el Rey morado y buscaba la independencia de la región.
Un día, la Compañía regresaba exhausta luego de una lucha que mantuvo contra el ejército real de Lucifenia en la región de Belzenia. De siete mil hombres que fueron a luchar en nombre de su región solo volvieron setecientos; la ferocidad del Rey morado y su armada eran imparables.
Gast Venom, quien fuera el dirigente y fundador de la Compañía, buscaba hombres para un nuevo ataque, pero ya nadie creía en las palabras que gritaba con tanto entusiasmo y convicción al centro de la plaza de la ciudad. Tantas mujeres que se quedaron sin marido y tantos hijos que se quedaron sin padre. La situación económica de Asmodean pendía de un hilo y los impuestos que exigía el Rey morado solo empeoraban el asunto.
Pero había gente que se mantenía ajena a ello, que aún veía lo bueno de estar vivo y agradecía al cielo de que así fuera. Liane era parte de esta gente, una niña de trece años de edad que solo conocía la fe, la esperanza y el amor.
Liane era hija única; sus padres, un ex oficial de la guardia real y una ama de casa, no pudieron concebir más hijos, pero eso no molestaba a Liane o Lily, como le decían por su constante tartamudeo al tratar de decir su nombre cuando era mas chica, ya que siempre encontraba a alguien para jugar, charlar y pasar el rato mirando las estrellas de la noche.
Ese alguien era Sateriajis Venomania, hijo de un conde y sobrino de Gast Venom, un amigo frecuente para Liane y eso era algo que agradecía internamente el joven muchacho cuatro años mayor a ella. Sateriajis siempre estaba al borde del llanto, raramente sonreía y se la pasaba encerrado en la mansión donde vivía a menos que Liane llegara a tocar la puerta de la casona y lo obligara, aunque sea en la noche, a mirar el cielo.
-¿Por qué lloras siempre? –Preguntó Liane una vez que ambos estaban tendidos en el pasto de una colina, observando como brillaban los astros en la penumbra.
-Porque me miran diferente. –Respondió seco Sateriajis, tratando de evitar el tema –¡Mira, una estrella fugaz! –Dijo señalando el cielo.
-Pide un deseo. –Sugirió Liane cerrando los ojos y juntando las manos sobre su pecho.
-Es tonto pedir algo como eso a mi edad.
-Yo no lo creo, ¿acaso no hay algo que quieras con toda tu alma? –Liane se subió sobre Sateriajis, quedando en su pecho, y el chico solo atinó a sonrojarse por la cercanía que tenían sus rostros en ese momento. Sateriajis asintió levemente con la cabeza -¿Qué es? –Dijo Lily separándose de su amigo y tendiéndose a su lado nuevamente, poniendo las manos sobre su estómago.
-Es algo vergonzoso confesarlo. –Respondió él ladeando un poco la cabeza.
-Vamos, sabes que puedes confiarme todo sin importar qué. –Alentó ella. Él solo atinó a suspirar derrotado.
-Quiero que Gumina Classred llegue a amarme. –Pidió en un susurro cerrando los ojos y con una mano sobre su corazón.
Liane animó a Sateriajis a conquistar el corazón de Gumina, una muchacha un año menor a Sateriajis e hija única de un aristócrata conocido de la región. Ella, poseedora de gran belleza y gracia, contrastaba su apariencia con su actitud altanera, egocéntrica y egoísta; gozaba de molestar e incluso humillar al hijo del conde frente a los ojos de este; todo mal le era perdonado y en ocasiones, incluso, alabado por querer formar un carácter fuerte en el hijo del conde. A pesar de todos los maltratos que recibía por parte de ella, Sateriajis la amaba en secreto con locura. Lily estaba preocupada por su amigo y su felicidad, lo alentó a no perder la esperanza y a seguir pidiendo deseos a las estrellas del cielo para conseguir un día el corazón de la muchacha.
Sin embargo, Liane estaba tan concentrada en ayudar a Sateriajis que no notó que la situación de Asmodean empezaba a teñirse de tintes violentos. Gast Venom, iracundo por no haber juntado los recursos suficientes para lanzar otro ataque a la capital de Lucifenia, empezó a mandar a sus hombres a tomar los tesoros y el dinero de la alcaldía a la fuerza, incluso reclutó gente que nada quería con la Compañía, pero que fueron obligados a unirse a ella. El supuesto orgullo de aquella banda de ladrones estaba en no obligar a sus protegidos a hacer algo que no quisieran.
Entre las personas que no tuvieron tanta suerte estaban el ex comandante de la guardia real de Lucifenia y su esposa, los padres de Liane; fueron tomados por sorpresa en el desayuno y su única hija jamás volvió a verlos de nuevo.
Nadie hizo nada por detener a Gast, no por nada lo apodaban el Demonio de Asmodean, era fiero, implacable, desleal, traicionero y confiado como cualquier otro demonio del que se haya escuchado.
Lily estaba desolada, sin nadie que la cuidara o de quien depender empezó a trabajar a en una cantina como lavaplatos. La paga no era mucha, pero si la suficiente al menos para comer bien por dos días. Sateriajis también la apoyó, le daba generosas cantidades de dinero para que pudiera subsistir por más tiempo, sin embargo él no quedó exento de la repentina toma de posesión de Gast. El conde fue asesinado y gran parte de sus riquezas fueron saqueadas, obligando a su hijo a huir a Belzenia para estar a salvo, no contando con que Gast tenía la misma idea que él para preparar un nuevo ejército.
El Rey morado envió a su armada mas tarde a suprimir a los rebeldes, pero fue derrotado en esa ocasión y en las siguientes.
Una mujer, Castiel, la hermana menor de Gast y tía de Sateriajis, comandaba la Compañía en Asmodean mientras su hermano luchaba en Lucifenia. Con ella en el poder de la región, las cosas se estabilizaron un poco tanto para la gente como para Liane, pues Castiel asaltaba las caravanas de Levianta y repartía lo que obtenía a todo el pueblo.
Liane pedía constantemente audiencias con Castiel, quería que le regresaran a sus padres o al menos poder verlos de nuevo. Los ladrones la tomaban a burla y la golpeaban, pero eso no detuvo a la jovencita.
Todos los días a las tres de la tarde se paraba a la entrada de la alcaldía y gritaba ver a Castiel Venom, hasta que en una ocasión la comandante respondió a su llamado.
-Ellos están en el frente junto con mi hermano –Respondió ella tomando el rostro de Liane con una de sus manos –Tu padre es el estratega y tu madre una cocinera, están vivos.
-¿Podré volver a verlos? –Volvió a preguntar Lily. Castiel negó con la cabeza.
-No lo se, pero te prometo que si siguen vivos hasta que mi hermano vuelva solicitaré que los dejen ir para cuidarte como se debe.
-¿De verdad? –Suplicó Liane al borde de las lágrimas, al menos sabía que tenía una oportunidad para estar con ellos de nuevo y eso la volvía sumamente feliz.
-No soy como mi hermano –Aseguró regalándole una sonrisa a la niña y entregándole un par de bolsas –Esta tiene treinta monedas de oro, te servirán por un tiempo, y esta otra, un regalo de mi parte.
Lily corrió a abrazarla, ella correspondió el gesto y besó su frente. Lily no olvidaría esos ojos rojo escarlata que la miraron con la misma dulzura con la que lo hacía su madre. En la noche, tendida en la colina que visitaba constantemente, le pidió a una estrella que cuidara de Castiel, a otra le pidió por la seguridad de Sateriajis, a otra la vida de sus padres y a la luna, a la luna rogó que vigilara su sueño.
La bolsa que le había dado de regalo Castiel contenía unas piñas negras con líneas horizontales pintadas de color amarillo, adornos para el cabello seguramente. Colocando dos del lado izquierdo y dos del lado derecho de su cabeza se sentía la niña más hermosa de todas.
Su cabello largo y rubio, su piel de porcelana, todo herencia de su madre a excepción de los ojos, azules como los de su padre; al menos tenía el consuelo de que ellos le dejaron un recuerdo en ella misma. Si los extrañaba bastaba con mirarse en un espejo para verlos en su reflejo.
Dos meses después, Sateriajis volvió de Belzenia convertido en Duque a la edad de dieciocho años. Castiel desocupó la mansión Venomania para que su sobrino pudiera vivir ahí, claro que eso no le gustó a la Compañía, que usaba el edificio como un burdel, pero por ser la hermana de Gast no se atrevieron a repicarle nada.
Lily notó algo cambiado a Sateriajis. Ahora, una sonrisa siempre adornaba su rostro, sus facciones se volvieron más maduras y atractivas, su cabello creció hasta la cintura y la voz, que antes era aguda en su totalidad, se volvió gruesa, pero fina a la vez. Si las mujeres no caían a sus pies por su belleza, caían por su hipnótica voz.
Sateriajis abrazó a Lily apenas la vio, pero se mostró extrañado al ver que no recibía la reacción esperada. Ella seguía estática en su lugar, sorprendida por ver a su amigo de nuevo. Tardó en contestar el gesto, pero el que lo rodeara por el cuello fue suficiente para que él sonriera complacido.
-Creí que te habías olvidado de mí.
-Mis estrellas escucharon mi deseo –Respondió Liane contenta –Es bueno verte de nuevo, espero hablar contigo en otra ocasión.
-¿Estás ocupada?
-Tengo trabajo –Dijo ella soltando a Sateriajis y entrando a la cantina donde trabajaba.
El ahora duque le pedía que viviera con él en su mansión, pero ella no podía hacerlo a menos de que le fuera entregado el trabajo de sirvienta, no quería ser una mantenida de su amigo, así no la educaron sus padres.
Pero desde el regreso de Venomania cosas extrañas empezaron a suceder, no solo con él llegó el resto de la Compañía de Asmodean, sino también se encontraba la repentina desaparición de cinco jovencitas en una semana. Entre las desaparecidas estaban Lukana Octo, Mikulia Gregonio y Gumina Classred, todas conocidas de Liane.
Ellas y varias mujeres más empezaron a desaparecer en los siguientes dos años, cerca de la mitad de la población femenil de la ciudad capital de la región de Asmodean se esfumó para la noche que Liane cumplió los dieciséis años de edad. Entonces, pasó algo extraordinario.
En su casa, la que había sido de sus padres y ahora legalmente pertenecía a ella, porque antes vivía en uno de los cuartos de la cantina; cerca de las once de la noche, Liane se empezó a revolver entre las sábanas, sudaba frío y respiraba con dificultad. De un momento a otro Liane desapareció de su mente y ahora se encontraba en la colina que compartía con Sateriajis, frente a ella había una niña encapuchada con una máscara cubriéndole la mitad del rostro, solo alcanzaba a ver sus labios rojos y algunos mechones verduscos que eran de su corta cabellera. Pestañeó con incredulidad, no recordaba haberse quedado dormida en la colina como en otras ocasiones, porque si lo había hecho. La niña caminó hasta donde se encontraba ella, Liane retrocedió un par de pasos, pero sintió que ya no podía retroceder más.
-Me llamo Meikai, Meikai Nushi y soy la estrella que concederá todos tus deseos –Habló convencida la niña mientras apuntaba con el dedo a Lily.
Fin del capítulo uno
Bueno, he aquí el capi, espero haya sido de su agrado n.nU
Dejen que se escape mi ego un rato
Ego: Esta es mi mejor obra -w-
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Wow. La verdad q wow. Estoy sin palabras.
De verdad q muy interesante, creo tu maestra tiene razón, es algo oscura, aparte de q como verás el tema q has escogido es bastante delicado y hasta ahora lo has sabido llevar muy bn.
Pregunta:
Los nombres de los lugares, los leíste en algún sitio o te los inventaste? XD
2do, si entendí bn, cada ciudad, o como sea, representa un pecado, los vas a mencionar más adelante?
Pon continuación lo más pronto posible quiero saber el des enlace de esta historia.
Y si, creo q es tu mejor obra xD
Dimencio:
Tardé bastante, ya que, tampoco recibió muchos comentarios.
2. El primer tesoro, escondido en la mansión de Venomania
-¿Qué? –Lily no daba crédito a lo que veía, pero algo le decía que podía confiar en aquella niña.
-Así es, pero para que eso ocurra debo ponerte a prueba. –Dijo ella más seria. –Deberás encontrar seis tesoros que están dispersos alrededor de todo el mundo. –Meikai hizo aparecer una niebla a su alrededor, la cual empezó a tomar diferentes formas. –Una espada, una copa, un espejo, una muñeca, unas tijeras y una cuchara. Si logras juntarlos entonces yo te obsequiaré esto. –Dijo extendiéndole un frasco que contenía varias luciérnagas de diferentes colores. –Esto te concederá cualquier deseo que pidas.
-¡¿De verdad?! ¿Dónde debo comenzar a buscar? –Exclamó entusiasmada.
-Si te dijera le quitaría lo divertido, pero como soy una buena estrella y me siento generosa esta noche, comienza a buscar en tu ciudad, encontrarás algo interesante seguramente. –Sonrió ella.
Liane abrió los ojos al momento siguiente, de nuevo estaba en su cuarto, ya había amanecido y una nueva jornada de trabajo se presentaba. El día entero se preguntó si lo que había soñado fue real, tenía sus dudas acerca de ello, pero nada perdía con intentarlo, además, la niña había dicho que era una estrella y ella creía en las estrellas que conceden deseos.
La tarde siguiente a su cumpleaños fue de lo más agradable, la gente la felicitaba y se disculpaba por no haberla visitado el día anterior, pero Liane se contentaba con un abrazo o una sonrisa. Algo que si la sorprendió fue que Sateriajis le había regalado un caballo, muy bello por cierto, y no pudo negarse bajo la excusa de que no podría mantenerlo, Sateriajis fue muy claro, él se haría cargo del animal en su mansión, pero seguiría siendo de ella. Incluso la había invitado a cabalgar en la tarde, después de que ella terminara sus deberes en la cantina.
Su mente seguía en la noche con Meikai, varias veces su jefa tuvo que reprenderla por estar durmiendo en el trabajo, pero ya era de esperarse esa actitud soñadora de la muchachita rubia, siempre ajena a lo que ocurría a su alrededor.
Liane volvió a ver a Castiel Venom alrededor de las doce de la tarde. Ella no se veía muy bien, su rostro estaba golpeado y su ojo derecho lloraba sangre; un par de soldados de la Compañía la ayudaron a sentarse en la barra y luego se retiraron.
-¿Qué ocurrió? –Preguntó Liane preocupada por el estado de la comandante.
-Traté de cumplir mi promesa, pero mi hermano es tan testarudo que mandó a que me hicieran esto. –Castiel le sonrió con tristeza. –Al parecer tu padre hizo un muy excelente trabajo en el frente, Gast tiene controlado Toragay y la mitad de Levianta, no lo quiere soltar y tu madre se convirtió en la diversión favorita de los cerdos. Lo lamento, no pude hacer nada.
Liane no pudo evitar derramar lágrimas por esa noticia, su pecho se oprimió tanto que sintió que su corazón dejaría de latir. Castiel estaba humillada, derrotada y ese estado tan lamentable que mostraba hizo imposible que Lily se enfadara con ella, así que la abrazó para compartir un poco el dolor.
Leslie, la jefa de Liane y encargada de la cantina, invitó a Castiel a refugiarse unos días en su casa. Gast Venom no dejaba ningún asunto sin terminar y le estaba claro a ella que lo de Castiel solo estaba empezando. Liane también quiso ayudarle, pero sería demasiado peligroso para ambas si el demonio de Asmodean llegaba a enterarse de que fue ella la persona a quien Castiel le prometió devolverle esas personas que tanta utilidad tenían para él.
Leslie y Liane acomodaron un espacio para que la comandante pudiera dormir. Castiel sonreía con ironía al darse cuenta de cómo es que se sentían sus víctimas cuando juraba cazarlos hasta la muerte.
Después de eso, Leslie le dio el resto del día a Liane y ella lo agradeció infinitamente, pues ya era casi hora de verse con Sateriajis. Pidió poder arreglarse en la casa de su jefa y después se marchó velozmente a la mansión de Venomania. Apenas puso un pie dentro de la vieja construcción un escalofrío recorrió su espalda, extrañamente el ambiente que rodeaba el lugar era muy diferente al que recordaba. Apestaba, no de manera desagradable, pero varios aromas atacaban la nariz de Lily, entre ellos pudo reconocer el olor del sudor y…
-Me alegro de que hayas venido. –Sateriajis la sorprendió por detrás -¿Nos vamos?
-Si. Oye, ¿no sientes que huele algo extraño? Cuando yo venía a molestarte siempre apestaba a incienso, pero ahora…
-Recuerda que usaron mi casa como un burdel, es difícil deshacerse de ciertos olores.
-Si, pero eso fue hace dos años, el aroma es más intenso ahora. –Sateriajis pasó de largo el comentario y la ayudó a montar su caballo.
-Hablaremos de eso luego, ¿te parece? –Sateriajis montó su caballo, un bello corcel blanco, y ambos cabalgaron hacia las colinas.
En el camino no hablaron mucho, no había nada que fuera realmente importante comentar que les haya pasado. Bueno, Liane no quería decir algo con respecto a Castiel porque seguramente eso afectaría a Sateriajis, si de por sí fue demasiado malo que él viera asesinado a su padre ¿cómo sería si se enterara que su tía huía de su propio hermano?
Le urgía un tema y pronto, a ella no le gustaba demasiado el silencio, contrario a Sateriajis que no decía más de lo necesario. De pronto él se detuvo y Liane lo imitó. El duque bajó del asiento de su caballo y con un ademán con la mano le indicó que lo esperara, después desapareció entre el follaje del bosque al que se internaron.
Venomania caminaba sin rumbo fijo aparentemente, pero en realidad sabía a donde se dirigía entre el espeso y oscuro bosque. Tardó media hora hasta que pudo regresar. Liane lo notó algo cansado y no dudó en ayudarlo a subir a su caballo nuevamente, pero también notó que de su mano derecha escurría un pequeño riachuelo de sangre.
-Tranquila, era algo necesario. –Lily no entendió, pero confió en las palabras de su amigo y volvieron. Apenas guardaron los animales en el establo, Sateriajis tomó de la mano a Liane y la obligó a verle a los ojos. –Liane, me encantaría que trabajes para mí.
-Tardaste bastante en reconsiderar la oferta. –Se burló ella y él atinó a sonreír. -¿Qué te hizo pensarlo?
-El miedo, han estado desapareciendo muchas mujeres y no quiero que tu desaparezcas, por eso, si estás conmigo podré cuidarte mejor –Explicó el duque con preocupación en su voz, pero los ojos de él le decían a Lily otra cosa. Un extraño brillo púrpura en aquellos orbes le hacía dudar.
Sin embargo, aceptó. Sateriajis, encantado, mandó a algunas de sus sirvientas a transportar algunas cosas de la casa de Liane a su mansión.
-¿Tendré que decirte amo?
-Si gustas, en realidad, ninguna de mis sirvientas me llama así. –Respondió divertido por la actitud de burla que su amiga había tomado al momento de formular la pregunta. –Me dicen Duque, pero tu puedes seguir llamándome como siempre lo has hecho, Lily.
-Bueno, pero empezaré a trabajar mañana, ¿te parece? Quiero despedirme de mis otras compañeras de la cantina.
-Como gustes, pero no regreses después de las ocho, te tengo una sorpresa.
Liane le sonrió a manera de despedida. Corrió a la casa de Leslie y anunció su renuncia, la jefa no pudo oponerse porque Lily le había servido muy bien desde que empezó a trabajar, incluso con su llegada el resto de las camareras habían logrado hacer que obtuviera mayores ingresos, por lo que lo menos que podía hacer era una pequeña fiesta de despedida.
Las camareras bebieron, comieron, bailaron, se emborracharon y quedaron rendidas en el suelo. Leslie y Liane fueron las únicas que se abstuvieron de beber, pero a la jefa le encantaba fumar y el humo de la pipa que mantenía en su boca la mareó de sobremanera. Lily se encargó de llevarlas a sus respectivas casas. Cuando dejó a Leslie en la suya, aprovechó para saludar a Castiel y regalarle un poco de pastel que habían preparado durante la fiesta.
Regresó a la mansión del duque cinco minutos antes de la hora que le había fijado. Cuando entró, los olores que la atacaron en la tarde volvieron a ella con mayor intensidad, pero eso no fue lo extraño. Liane notó que las mucamas no se encontraban en ningún lado, la casa parecía desolada y varios pequeños grititos hacían eco en las paredes desgastadas de aquella vieja mansión. Lily se asustó un poco, pero su misma curiosidad le hizo avanzar al lugar donde provenían los quejidos: el sótano.
-Me sorprende lo afortunada que eres.
-¿Meikai?
-En la biblioteca puedes encontrar cosas más interesantes que un aburrido sótano. –La voz de la niña estrella retumbó en sus oídos, pero Lily no atinaba a verla. Aún así, decidió hacerle caso y caminó a la planta alta, donde había una pequeña librería.
Liane recordó que hace mucho tiempo, en una de sus visitas a la mansión, el conde Venomania le había regalado una copia de la llave que daba acceso a la librería, pues el hombre había visto que a la pequeña le encantaba leer cuentos y novelas de caballeros. Lily siempre cargaba esa llave a modo de collar y se convirtió en su tesoro. La muchacha abrió la librería y se dispuso a buscar algo, no sabía exactamente qué, pero Meikai le dijo que lo hiciera. Fue entonces que, revisando algunos documentos regados por la mesa empolvada (se notaba que la ni la Compañía ni Sateriajis tuvo la molestia de abrir el cuarto), encontró un par de notas de adquisición que le llamaron la atención. Una era de un espejo valuado en más de doce mil monedas de oro, algo exagerado para el gusto de la rubia muchacha, y otro era una espada valuada en tan solo cuarenta piezas de plata.
-La espada. –Murmuró Liane. –Pero, ¿será la que busco acaso? –Meditó. –Seguro que si, Meikai me dio la pista, así que debe ser esa.
-Es raro que conserves esa manía de hablar sola y más a tu edad. –Sateriajis la tomó por los hombros y eso claro que la espantó.
-Sateriajis, sabes que detesto que la gente me llegue por la espalda.
-¿Por qué crees que lo hice? –Se burló el duque.
-Eres un pesado, Venomania –Escupió Lily disimulando una sonrisa. –Bueno, ¿me dirás donde voy a dormir?
-Si, sobre eso –Sateriajis se rascó apenado la cabeza –Las habitaciones están llenas, creo que tendré que hacer un recuento de personal, pero por el momento ¿te molestaría si tienes que dormir en el sótano?
-Para nada, ya te he comentado que solía dormir en hoteles de un millar de estrellas. –Bromeó Lily mientras caminaba, al lado de Sateriajis, rumbo al sótano. Pero alguien llamando a la puerta hizo detener su marcha. –Yo voy.
-No es necesario, puedo ir yo mismo. –Trató de frenar su avance, pero Liane prácticamente ya estaba con la mano en el pomo de la puerta.
-Si voy a trabajar para ti, será mejor que haga un buen trabajo desde ahora, ¿no crees?
Liane abrió la puerta, detrás de ella esperaba una jovencita de más o menos la misma edad que ella, de cabellos rizados y rubios, con un vestido azul ceñido a la cintura. La damisela mantenía la mirada gacha y escondía las manos en su pecho.
-Disculpe, ¿se encuentra el duque Sateriajis? –Preguntó con una hermosa y melodiosa voz la mujer frente a ella.
-Si, pero, ¿puedo saber quien es usted? –Dijo Liane tratando de sonar educada y amable. La damisela no supo que responder, pero el duque lo hizo por ella.
-Es mi invitada. Liane, ya puedes retirarte, mañana en la mañana puedes empezar a trabajar realmente.
-Entonces, con su permiso. –Liane le dirigió una última mirada a Sateriajis y a la invitada del duque, pero lo que vio no le gustó en lo absoluto… aquella mujer… escondía un cuchillo en sus manos -¡Sateriajis, cuidado!
Lily embistió a la muchacha y la tiró, el duque se quedó petrificado por la acción de su amiga, pero pronto comprendió el porque. Liane y la misteriosa mujer peleaban en el suelo por el control del cuchillo que sostenía la muchacha. Sateriajis fue a separarlas, a Liane la tomó de la mano y a la mujer del cabello para reprenderla, cual fue su sorpresa al darse cuenta de que en realidad lo que sostenía era una peluca y que “ella” resultó ser un “él”.
-Kachees Crim. –Murmuró el duque al reconocer a aquel hombre.
-Has tenido suerte, Sateriajis, si no te hubiera salvado otra de tus encantadas ya estarías en el infierno. –Bufó Kachees mirando con rencor a Sateriajis. –Te haré pagar por haberme arrebatado a mi esposa.
-Sateriajis, ¿Qué ocurre? ¿De qué está hablando el señor? –Lily se encontraba confundida, pero alerta.
El hombre disfrazado de mujer aprovechó que el duque aún tenía agarrada a Liane de la mano para atacar de nuevo, esta vez, ante los ojos de la muchacha, logró su objetivo: Sateriajis Venomania había sido atravesado en su pecho por una daga. Lily abrió los ojos de par en par, su amigo ahora se encontraba de rodillas tratando de detener la hemorragia, pero para colmo de males, al separar el arma de su cuerpo, ambos notaron que de la hoja escurría un líquido azulino que reconocieron al instante como veneno.
Kachees Crim separó bruscamente a Liane del duque y tomó a este por el cuello. –Ahora me dirás dónde está ella. –Sateriajis le miró con una sonrisa burlesca y eso irritó más al muchacho.
-Esta maldición la tengo en mis manos… no despertaran de aquel pacto y si no me crees… anda… ve y pregunta a cualquier mujer que aquí estuvo. –Cantó él en respuesta mirando a Liane.
-Desgraciado, ¡¿Dónde la escondes?! –Exigió saber y el duque solo se limitaba a entonar una melodía con el aliento que conservaba.
Kachees iba a golpearlo para mandarlo directamente a conocer al demonio, pero varios gritos de mujeres y golpes que provenían de la puerta que daba acceso al sótano lo detuvieron. Ni tardo ni perezoso, Crim corrió hacia la puerta, empujando a Liane en el trayecto. Pero a ella no le importó, ahora solo quería ayudar a su amigo mal herido.
-¿Cómo te encuentras? –Era más que obvia la respuesta, él no se encontraba bien, pero lo había hecho con intenciones de hacerlo sonreír al menos.
-Me siento como una hoja de papel, liviano y como si en cualquier momento me fuera a volar. –Respondió Sateriajis mirándola con dulzura. –Liane, las estrellas no pudieron conceder mi deseo, tuve que buscar otros medios para enamorar a Gumina.
-No encontraste la estrella indicada. –Liane acariciaba los largos y lacios cabellos del duque, intentando no dejar escurrir lágrimas, mientras que él acariciaba el rostro de la muchacha rubia. –Créeme que si pudiera… yo… te daría la estrella que cumplirá mi deseo… ¡de veras que si!
-No llores, Lily, esto me lo busqué yo mismo. –Consoló limpiando una gota cayendo por la mejilla de ella. –Al menos tú no caíste en mi encantamiento, eso es bueno, siempre fuiste buena conmigo y no quería…
El estruendo que produjo la puerta del sótano al abrirse provocó que Sateriajis dejara de hablar y abriera los ojos con dolor. Liane y Kachees vieron como una cantidad horrorosa de mujeres salieron corriendo a las puertas de la mansión buscando libertad. El hombre buscó con la mirada, y evitando se aplastado por las damiselas, a su esposa hasta hallarla y huir con ella de aquel podrido lugar. En efecto, empezaba a oler a podrido o algo más o menos similar desde el sótano.
Algo le decía a Liane que saliera, otro algo la decía que entrara al sótano a ver por qué esas muchachas habían salido de ahí y otro algo le gritaba ayudar a Sateriajis. Haría las tres de todas formas, fue lo que pensó.
Apoyó al duque contra uno de los pilares de la construcción y logró evitar que la hemorragia siguiera. Se le hizo curioso que el paño con el que limpió un poco la sangre que terminaba por escurrir fuera de color violácea en lugar de roja. Después, caminó de prisa hacia el interior del sótano; conforme avanzaba el olor aumentaba, ahora se parecía más a un aroma de pescado.
Liane se sorprendió mucho cuando notó que el lugar a donde había ingresado se trataba de un enorme dormitorio. Cuando ella jugaba a las escondidas con Sateriajis no recordaba que el sitio fuera tan enorme; alrededor de seis literas acomodadas en dos filas, a los costados de la habitación, y una gran cama matrimonial en el centro conformaban el amueblado, había sábanas de seda regadas por todo el lugar y sobre estas varios pétalos de rosas.
Sateriajis gritó de dolor, pero no de dolor físico, sino más bien fue un desgarrador dolor emocional. Lily dejó de mirar el lugar y salió corriendo hacia donde su amigo. El duque se encontraba tirado boca abajo en el suelo, con la mano extendida a las puertas de la mansión y la mirada perdida entre ellas. Se estaba ahogando con la sangre purpura que salía de su boca y el llanto de su alma. Liane trató de calmarlo, de volverlo a incorporar y buscar la manera de salvarle la vida.
-Nunca pude decirle… lo mucho que la amo… Liane. –Sateriajis siguió llorando y con una mano aferrada a la cintura de la muchacha. –Perdóname… dile a ella que yo… lo siento. –Y Sateriajis murió sin que Lily pudiera hacer algo para evitarlo.
La chica lloró, perdió a su amigo y todo por su curiosidad. Si tan solo hubiera evitado ver el sótano y contemplar lo que ahí había, hubiera podido socorrer a Sateriajis, llevarlo a donde Leslie para que ella lo tratara y así salvarle la vida. Pero no, ahora sostenía el cadáver de su mejor amigo, de quien la ayudó y estuvo a su lado en los momentos que más necesitaba, como cuando sus padres fueron secuestrados por la Compañía de Asmodean. Liane lloró y lloró hasta que no quedaron más lágrimas que derramar.
De pronto escuchó unos pasos a su espalda. Se preguntó quien sería ¿La servidumbre acaso? No, no podían ser ellas porque ellas también escaparon con el resto de las mujeres. Volteó la mirada sobre su hombro y lo único que alcanzó a ver fue una capa atravesando tranquilamente las puertas de la mansión. Cuando devolvió la vista al frente, el cuerpo de Sateriajis desapareció y en su lugar se encontraba una fina espada de mango morado. La hoja tenía inscrita la palabra “Luxury”.
Fin del capítulo dos
Espero les guste nwn
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Nuevamente: wow.
Al principio me tomo un poco difícil reromar la historia pero después entendí y recordé todo.
Te las guillaste la verdad.
Sigue así!!!
Esta tan brutal q ahora mismo voy a enviar el link a mis amigos :D
Dimencio:
Volví a tardar, pero veo que varios lo han estado leyendo (Aja, solo 39 visitas, esto está mas aburrido que la pera) En fin, tengo a una espectadora así que por ella continuaré hm
3. La espada Venom
Liane no sabía que hacer ahora, tantas emociones en un día y tantas cosas que no se pudo explicar. Primero, ¿por qué habían tantas mujeres escondidas en el sótano?, segundo, ¿quién era Kachees Krim y por qué dijo que Sateriajis había secuestrado a su esposa?, tercero, ¿qué quiso decir Sateriajis cuando se refirió a “encantarla a ella”?, cuarto, ¿Por qué desapareció el cuerpo de Sateriajis y apareció en su lugar el primer tesoro?
-Meikai… -La estrella posiblemente le daría las respuestas, fue lo que pensó.
Lily salió corriendo de la mansión de Venomania, debía notificarle a Leslie y Castiel lo ocurrido. A su jefa porque tal vez ella sabría responderle la duda que tenía sobre Kachees Krim y a Castiel porque era su responsabilidad decirle que Sateriajis murió. Menos mal la cantina se encontraba a tan solo dos calles de la mansión, por lo que no tardó más de cinco minutos en llegar.
No había camareras. Leslie la notó extrañada, Liane sudaba, tenía la respiración agitada, sus ropas estaban salpicadas de morado y sostenía una espada de plata con la mano derecha. Castiel, en tanto, miró sorprendida el arma y prácticamente se la arrebató a Liane apenas se puso de pie.
-¿Dónde obtuviste esto? –Castiel miraba insistente a Lily.
-Sa…Sateriajis murió. –Fue lo que alcanzó a responder, recordando el suceso volvió a derramar lágrimas, pero en menor cantidad aunque el dolor fuese el mismo. –Un tal Kachees Crim… lo asesinó con una daga envenenada.
Leslie fue a abrazar a Liane, Castiel se dejó caer en el suelo con los ojos bien abiertos mientras se abrazaba a la espada que sostenía con ambos brazos. Las tres lloraron y el momento fue interrumpido por la clientela que entraba a buscar un trago.
-Menos mal ese bastardo murió, no puedo creer que nos haya obligado a hacer esas obscenidades. –La muchachita rubia reconoció al instante aquella voz áspera y ácida y sabía a quien se estaba refiriendo.
-No creo que nos haya obligado, más bien nos embrujó para que lo hiciéramos por voluntad propia. –Escuchó a alguien más, igualmente la reconoció, pero esta voz era indiferente ante lo sucedido.
-Es lo mismo, embrujadas o no, no hay forma de borrar esas sensaciones. –Una tercera que igual fue fácil de reconocer, entonces Liane sintió que ella posó una mano en su hombro. –Incluso Lily debe sentirse así, ¿no es verdad amiga?
-Creo que ella fue la más afectada, después de todo siempre fueron muy cercanos.
-Tal vez demasiado, pero lo que me sorprende es que no la hayamos visto en el sótano por dos años.
-Seguramente la tenía a parte para su mejor deleite, Mikulia, Lukana, o a lo mejor quiso guardar a la mejor ramera para el final. –Liane no toleró que la llamara de esa forma y menos la persona de la cual su amigo estaba enamorado.
-¡Cierra la estúpida boca, Gumina! –Exclamó tras abofetear a la aristócrata.
-¡Lily! –Nadie dentro de la habitación esperaba tal acción por parte de la muchachita rubia, mucho menos Gumina, quien tantas veces se mofó de ella como del duque.
-¡No puedo creer cómo es que Sateriajis se enamoró de alguien como tú! –Exclamó.
-¿De qué estás hablando?, se notaba a leguas que tú eras la enamorada de ese depravado. –Puntualizó Gumina a modo de defensa y mirándola con resentimiento. -¡Si tu no te hubieras puesto en mi camino, Sateriajis hubiera sido solo mío!
Liane no supo que responder ante eso. Castiel, para evitar la pelea, se interpuso entre ambas féminas; todas respetaban la autoridad de la comandante a pesar de que estuviera siendo perseguida por la propia Compañía. Leslie parecía la única en comprender todo lo que ocurría a la completa perfección, así que invitó a todas a tomar un trago para explicar las dudas que seguramente tenían rondando por sus cabezas.
-Está más que claro que Sateriajis fue quien raptó a todas esas mujeres, independientemente lo que hizo fuera con la ayuda de magia o no, es un crimen. –Dijo Leslie y Castiel bajó la mirada.
-Un crimen que fue pagado con la pena máxima. –Susurró la comandante con tristeza. –No creí que mi sobrino llegara al extremo de usar esta espada maldita.
-¿Qué quieres decir, Castiel? –Preguntó Liane un poco más confundida de lo que estaba. -¿Qué tiene que ver esa espada con lo que le pasó a Sateriajis?
Castiel suspiró y todos la miraron expectantes, salvo Leslie porque lo disimulaba bien.
-Esta espada, seguro que viste la inscripción que tiene, ¿no, Lily? Pues verán, Luxury significa Lujuria en latín.
-Sigo sin entender. –Comentó Gumina recargando su rostro en la barra de forma perezosa.
-Mi familia a usado este objeto como una ventaja para crear relaciones y compromisos a conveniencia, es decir, alberga una magia tan poderosa que puede cambiar los sentimientos de la gente. –Decía mientras observaba la hoja de plata. –Solo la primera hija de cada familia de Venom tenía el “privilegio” de portar esta espada. –Susurró con melancolía. –Con un corte, un simple roce en la mano bastaba para encantar a los hombres; pero como Sateriajis usó la espada en si mismo tuvo el efecto opuesto.
Pero entonces ¿Por qué ella no cayó bajo el hechizo, si siempre estaban en contacto físico? Liane entendió esa pequeña felicidad en Sateriajis, nunca fue su intención encantarla, seguramente él decidía a quien encantar y a quien no.
-Pues si que cayó bajo ese afeminado. –Soltó ácidamente Gumina, pero Lukana pudo notar algo su tristeza muy oculta en el matiz de su voz.
-Yo también lamento su pérdida, Gumina. –Mikulia también adivinó como se sentía la aristócrata. Esta no hizo más que dar un respingo y se fue, Lukana y Mikulia la siguieron después de dar sus respectivas condolencias a Castiel.
-También me voy, tengo que arreglar cuentas con ese Kachees Crim. –Castiel iba a salir, pero Leslie la detuvo.
-Sabes tan bien como yo que si te ven ahí afuera los de la compañía, morirás y de nada habrá servido que hayas salido a buscar a Crim. –Más la comandante rió ante la advertencia.
-No mientras me sigan teniendo miedo y, con esto en mis manos… –Refiriéndose a la espada. –Nada malo me pasará.
Y lo cierto es que nada malo le pasó, Castiel volvió a las tres horas después con un rostro bastante satisfecho; tres hombres de la Compañía cargaban con otras tres personas, hombres para ser más específico, y los tendió sobre el suelo frente a Liane. Estos se encontraban atados de manos y vendados por los ojos suplicando piedad.
La chica más o menos sabía que es lo que pretendía hacer Castiel. La comandante quería que ella identificara al asesino de su sobrino y hacerle pagar con la misma moneda. Entre las tres personas que los hombre de la Compañía trajeron se encontraba el verdadero Kachees Crim, a los otros dos no los había visto nunca en el pueblo. Liane no quería ser la culpable de la muerte de una persona, aunque esta haya asesinado a su amigo en primer lugar no tenía el valor de quitarle la vida a alguien aunque fuera de manera indirecta, porque estaba claro que Castiel le daría una muerte lenta y dolorosa.
-Bueno, ya que no quieres cooperar, supongo que tendré que acabar con los tres y problema resuelto. –La comandante alzó la espada de Venomania pretendiendo atravesar la espalda de su primera víctima, pero antes de que algo pasada una pantalla de humo las envolvió después de escuchar una explosión cerca de ellas -¡¿Pero qué demonios?!
Luego la puerta de entrada se abrió estridentemente y varios hombres ingresaron a la cantina. Eran otros miembros de la Compañía de Asmodean, de eso se dio cuenta en cuanto el humo se dispersó, pero no eran miembros cualquiera, eran los soldados de mayor confianza de Gast; Castiel los reconoció por la capa morada que cubría su cuerpo y, aparte de eso, una cinta roja atada al brazo derecho.
-¡Castiel Venom, hemos venido por ti! –Gritó el que parecía ser el líder de aquel pequeño escuadrón, de cabello rojizo y atado en una cola baja; llevaba colgando en su espalda una alabarda.
La comandante no hizo más que sonreír ante tal amenaza. –Liane, quiero decirte que fue un gusto haberte conocido, me hubiera encantado cuidar de ti cuando eras más pequeña, pero ese trabajo no me correspondía.
Castiel hizo un ademan a sus hombres para que se retirara, los cuales obedecieron escapando rápidamente por la parte de atrás, sin embargo, la capitana Teto Cetera, que era como se llamaba, mandó a los suyos para ir tras ellos.
-Lily, huye con estos Kachees y avísale a Leslie que no llegaré a cenar, pero que no se preocupe, cerraré la cantina antes de irme.
-No hagas promesas que no puedas cumplir, Castiel. –Dijo Teto apretando su alabarda y colocándose en pose de combate. -¿Debería decirte traidora? Tu hermano fue muy específico: Tráiganme su cabeza.
-Pues entonces sabrás el motivo por el cual me llaman “La luna roja de Asmodean”. –Castiel en ningún momento borró la sonrisa de su rostro; aquellos orbes escarlata situados en su bello rostro brillaron brevemente y relamió sus labios. –Antes, quiero despedirme de quien me hubiera gustado considerar como mi hija. –Teto chasqueó la lengua, pero relajó la guardia un rato para concederle su deseo.
Liane fue rápido a abrazar a la comandante, ella le susurró lindas palabras al oído de ella, después le dio un medallón que solo era para los ojos de la muchacha rubia. Teto miraba impaciente, de no ser por que anteriormente fue una guardaespaldas de la reina Marlon y se guiaba por un código de honor, ya hubiera asesinado a su objetivo. Castiel escondió en los ropajes de Lily el medallón y después le dijo: -Algo me dice que viajarás muy lejos, esto que te doy te protegerá de bandidos y ladrones en tu camino. Suerte. –Después besó su mejilla y devolvió la cara a su contrincante.
Liane liberó a los acusados del asesinato de Sateriajis y salió junto con ellos del lugar. Liane le dedicó una última mirada a Castiel antes de salir por la puerta de atrás. Dos hombres corrieron, pero Kachees Crim se quedó al lado de Lily, con la mirada gacha y esperando decir algo.
-¿Por qué no me entregaste? Se que Sateriajis era tu amigo y lo maté frente a tus ojos, hubiera sido justo que dejaras que me mataran.
-Porque nadie merece la muerte como castigo o venganza, independientemente de qué hicimos, algún día saldaremos cuentas con quien corresponda. –Fue la respuesta de Liane.
Kachees se disculpó y se fue. Lily se quedó en la puerta de la salida de de la cantina, desde ahí oía claramente los gritos de batalla y el sonido del metal chocando. Quería ayudar, quería evitar que lastimaran a Castiel, pero nada podía hacer. Se mantuvo en ese lugar hasta que los sonidos cesaron y, rogando porque nadie muriera, se fue de ahí.
Fin del capítulo tres
Ok, capi aburrido tal vez, pero era necesario para lo que sigue. Bye Lao
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