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El Frasco de los deseos

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No entiendi muy Bn la parte en q explicaste lo de la espada. Pero en lo e real todo esta Bn.
>> y no esta aburrido.
Esta de lo más interesante.

Y quien murió D:??????
Porq lo dejaste ahí???? TwT q tortura!!!!!!

Espero la continuación lo antes posible y tratare de encontrart gente para q lea y te comente la historia!!

Dimencio:
Y después de mucho tiempo, el índice de visitas no subió mucho. En fin, espero disfruten de este capi aunque sea un poco jeje

4. La capitana, la comandante y una carreta a Belzenia.

Liane llegó llorando a su casa. No quería saber nada, absolutamente nada, ni siquiera esperaba que alguien la llegara a consolar pues ya no había nadie. Primero sus padres, luego Sateriajis y tal vez Castiel… aquellos que se preocuparon por ella, y ahora dudaba de sus demás amigas, Mikulia, Lukana y Gu…

-Estoy sola, otra vez. –Dijo y se quedó dormida.

A los pocos minutos de eso, Liane volvía a soñar con la colina que visitaba con Sateriajis y donde había pasado algunas noches por simple gusto. Creía que Meikai aparecería en cualquier momento, pero su mente le jugó una mala pasada y ahora se veía a ella misma, con la tierna edad de 12 años, y a Sateriajis; Liane estaba recargada en el pecho del hijo del conde con las piernas extendidas y dándole nombre a las estrellas. Sateriajis reía con los disparates que su tierna amiga soltaba de su boca.

-Fue un buen chico, en su tiempo. –Meikai la tomó del hombro y el recuerdo se desvaneció. –Encontraste el primer tesoro, eso basta, y la reacción que tuviste cuando abofeteaste a esa chica Gumina me encantó. –La niña estrella sonrió.

-Si junto los otros tesoros, ¿me lo devolverás? –Dijo a modo de súplica la muchacha.

-Encuéntralos primero y entonces pide todo lo que quieras. –Fue la respuesta de Meikai. Liane asintió y preguntó donde se encontraba el otro objeto que necesitaba. –Si te lo dijera perdería todo chiste, solo te diré que Gast dará mañana un anuncio importante a toda la ciudad, asiste y encontrarás una pista. –Dijo y desapareció.

Liane despertó y se encontró de nuevo en su habitación, ya había amanecido y sus fuerzas estaban renovadas. Se mantuvo en cama por otra media hora, mirando el techo y a veces se asomaba por la ventana que tenía su habitación a ver que hacía la gente; se le hizo algo curioso que las calles estuviera vacías a esa hora, ni siquiera la vendedora de pan puso su pequeño puesto como de costumbre. Lily miró todo con algo de extrañeza al principio, pero no le tomó mucho tiempo recordar lo que Meikai le dijo antes de que se despertara.

No quería hacerlo, de verdad que no quería ver la cabeza de Castiel exhibida frente a todos, sería demasiado para ella que su “segunda madre” fuera humillada aún después de su muerte. Pero tampoco podía confirmar eso, la comandante no era temida por nada y el ser la hermana de Gast Venom solo le daba un bono extra a su reputación.

Pero bueno, dejando eso fuera de su cabeza, y confiando en la estrella a la cual le pidió que cuidara de la vida de la comandante, se marchó rumbo a la plaza de la ciudad para escuchar el discurso del dirigente de la Compañía de Asmodean.

Sintió algo recorrerle la espalda cuando también recordó que la estrella de Castiel no brilló esa noche.
Todos estaban en la plaza, Leslie, sus compañeras de trabajo, Lukana, Mikulia, Gumina, la panadera que no vio cuando despertó, Kachees, la que parecía ser su esposa y el resto de las mujeres desaparecidas junto a sus familias. Gast se encontraba dentro del pequeño kiosco y dando la cara a la gente, mantenía los brazos extendidos tratando de calmar los abucheos y murmullos en contra de su persona, incluso algunos de la Compañía estaban en contra del dirigente, pero se quejaban de forma discreta.

-¡Escuchen, no hay necesidad de escandalizarnos todos! –Gritó el dirigente.

Para Liane esa fue la primera vez que lo vio. Era muy parecido a Castiel ciertamente, su cabello largo y atado en una cola alta, sus finas facciones, aquel bello rostro como el de su hermana, lo único diferente y que pudo notar fueron sus ojos azules; Castiel los tenía rojos. Sin embargo, debía concentrarse.

-¡Tengo buenas noticias, el Rey morado a muerto! –Los barullos callaron a causa de la sorpresa que causó tal noticia. –Nuestra reina, la Dama de rosa ha tomado el mando del ejército imperial… ¡La independencia de Asmodean está muy cerca!

Los gritos inundaron la plaza inmediatamente tras eso, pero Gast se encargó de callarlos con una actitud mas seria.

-Pero también es mi deber darles una terrible noticia. –Agregó. Entonces Teto Cetera, la capitana, hizo acto de aparición al lado del dirigente, su rostro estaba bastante maltratado, cortado y golpeado. –Hemos sido atacados desde adentro, mi hermana menor, la comandante Castiel Venom fue asesinada.

Liane cubrió su boca con una de sus manos tratando de reprimir un chillido.

-Ella y mi capitana fueron atacados por otros soldados de mi propia Compañía, pero tengo razones para creer que fueron espías traídos desde Belzenia para acabar conmigo. Es obvio que la Dama de rosa, nuestra reina, me tiene miedo.

Liane no quiso seguir escuchando tales mentiras ¡Fue él quien envió a asesinar a su propia sangre, a su hermana! Lily limpió rápido sus lágrimas, contrario a la reacción de otras personas que suspiraron aliviadas la muerte de una tirana.

-Malagradecidos. –Murmuró ella acariciando las piñas que había recibido de regalo.

-¡Por eso enviaré tropas a Belzenia para que se de cuenta del poder que yo, Gast Venom, el Demonio de Asmodean, poseo! –Pareciera que nuevamente todos creían en la palabra de aquel ruin dirigente.

Lily salió corriendo de ahí no aguantando las ovaciones y algunas porras dirigidas a aquella persona. Se escondió en un callejón para poder llorar a gusto, pero más que tristeza, lo que sentía era ira sumamente contenida. Entonces, recordando las últimas palabras que Castiel le dirigió, buscó entre su vestido aquel medallón que le había obsequiado.

No era más que una medalla con base de oro y una gran gema morada sobre ésta, casi cubriéndola en su totalidad, dejando a la vista únicamente los bordes de aquel metal precioso; estaba finamente tallado de tal manera que toda la gema fuese lisa y, si concentraba la vista en el centro de aquella joya, podía ver inscrita a través de ella las palabras “Compañía por la Libertad de Asmodean” y debajo de estas el título de “Comandante”.

-Te protegerá… -Repitió Lily pasando la mano por aquel regalo de manera suave. –Tienes razón, con esto en mis manos nadie querrá acercárseme. –Sonrió de medio lado y después dirigió su mirada a uno de las paredes del callejón.

“La gran Gourmet, nuestra señora Vanika Conchita dará una fiesta en la plaza de la ciudad en donde se hará un concurso que tendrá la finalidad de encontrar al mejor chef de todo Evillious. El ganador, además de recibir la módica suma de diez mil piezas de oro, tendrá el honor de trabajar para nuestra señora”

Debajo del letrero estaba el nombre del lugar en donde se llevaría a cabo el concurso. –Belzenia.
Suspiró, quitó el poco polvo que se había pegado a su vestido amarillo y salió caminando tranquilamente del lugar con destino a su casa para así acomodar sus cosas, sería un largo, largo viaje. Curiosamente, mientras ella daba vuelta en una de las esquinas de la ciudad, chocó accidentalmente contra alguien, más específico, la capitana Teto Cetera.

-Disculpe, no vi por donde iba. –Fue lo primero que dijo la capitana del cabello pelirrojo, en esta ocasión lo llevaba arreglado en un par de taladros a los lados de su cabeza, cosa que la hacían ver muy infantil.

-No hay problema. –Respondió Liane tratando de evitar que la reconociera, sin embargo esto no paso.

-Tu… -La muchacha rubia no esperó a que la atraparan por lo cual salió huyendo de ahí. -¡Hey, espera!

La capitana Teto la siguió en su carrera, Lily la tenía muy cerca, bueno, era de esperarse de una militar. En un momento, Cetera logró atraparla de una muñeca y arrinconarla contra la pared; Liane temblaba de miedo a que aquella mujer le hiciera lo mismo que a Castiel. Pero fue curioso lo que pasó. Un pequeño deja-vu.

-Discúlpame. –Susurró la capitana bajando la mirada. –Yo la verdad no maté a Castiel. –Liane la miró confundida y en su mirada exigía saber una explicación. –Verás… yo… cuando estábamos luchando, ella… lo siento tanto, realmente era una buena amiga mía hace un tiempo, pero su traición hacia su hermano era algo a lo que me veía obligada a corregir. –Dijo con la voz un poco cortada.

-Gast es un mentiroso. –Ante eso, Teto figuró una sonrisa torcida en su rostro.

-Ella sabía que si no la mataba sería mi cabeza la que rodaría, así que se le hizo fácil suicidarse para salvarme… esa tonta. –Liberó a Liane de su agarre y la miró a los ojos. –Ella me pidió que te escolte a Belzenia como su sucesor, curiosamente el dirigente Gast lo sabe y lo acepta. –Teto volvió a torcer su rostro en una sonrisa, mas la muchacha frente a ella no dejaba de mostrar asombro por la revelación que le había dado. –Partiremos mañana a primera hora, espero que no de una mala impresión, comandante. –Dicho esto se fue.

Liane hizo caso a Teto, también partió a su casa y durmió hecha un mar de lágrimas. –Malagradecidos. –Volvió a murmurar.

Esa noche soñó que Castiel le acariciaba el cabello; Lily tenía solo diez años y la comandante usaba un vestido que recordaba era de su madre, pero igual se veía hermoso en ella.

Meikai no la visitó, pero gracias a ello Liane pudo pasar más tiempo con el espíritu de Castiel, aunque ella no lo supiera.

Amaneció, Lily estaba un poco mejor de ánimos así que guardó lo último que le faltaba en un pequeño bolso y salió. Cuál fue su sorpresa al darse cuenta de que Teto la estaba esperando afuera de su casa, ésta la miraba fijamente y sostenía un pequeño paquete en sus manos.

-Cámbiate, a Gast no le gusta que alguien no porte el uniforme. –Fue lo que dijo y la devolvió a la casa de un empujón.

Liane se quedó un poco confundida por eso, pero su ágil mente le dijo que el dichoso uniforme se encontraba dentro del paquete. Éste consistía únicamente en una capa morada que le cubría todo el cuerpo, con el cuello bordado con hilos de oro y las mangas bordadas con detalles lilas. Lily recordó entonces que Teto le había llamado “comandante” el día anterior, así que dedujo que debía colocarse el broche en alguna parte; optó por colocárselo en el hombro derecho. No dejó de lado sus adornos para el cabello y después salió.

-¡Todos saluden a la nueva comandante, Liane Venom!

-.-.-.-.-FIN DEL CAPÍTULO CUATRO-.-.-.-.-

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*tomando cafe*

Veo q al fin decidiste subir conti despues de hacerme sufrir un rato.


Todo esta muy bn, aunq encontré el capítulo algo corto. No tengo comentarios al respecto salvo q quiero saber q pasa.

Bueno solo un detalle:porq cuado el se declaró demonio nadie se alarmo ni hizo nada al respecto? Tengo una intriga respecto a eso

La historia cada vz se vuelve más interesante y quiero  saber q pasa

Espero la continuación.

Dimencio:
No mas por mi kohai subo esto. Espero que estés satisfecha Widget nwn

5. La ciudad de los manjares.

Habían pasado días desde su nombramiento de comandante, Liane no esperaba que le agregaran el apellido “Venom” a su nombre, pero como sucesora de Castiel entonces debía aceptarlo.

Ella junto con la capitana Teto Cetera y otros cinco miembros de la Compañía subieron a una carreta con dirección a la región de Belzenia. Según lo que había comentado Teto, su misión era encontrar a la supuesta espía que había asesinado a Castiel y acabar con ella, pero claro que esto era una fachada y no más que una excusa por parte de Gast para hacerse de las riquezas que ofrecía la segunda región más rica de Evillious.
Teto no hablaba, de hecho, ninguno de los que la acompañaban hablaba demasiado y eso le comenzaba a incomodar un poco, bueno, le incomodaba bastante hasta el punto de querer jalarse el cabello para dar un grito que rompiera el horrible silencio que estaba alrededor de ellos. La capitana notó eso, pero solo bufó y le extendió algo de pan a la muchachita rubia para que mantuviera su boca ocupada en otra cosa.

-Ya casi llegamos, no desesperes. –Dijo y se acomodó para dormir.

Los demás miembros de la Compañía hicieron lo mismo, a Liane no le quedó de otra mas que imitarlos, estaba cansada de no hacer nada, pero igualmente cansada.

Era de noche todavía cuando sintió que algo le aplastaba una mejilla, y con pereza empezó a despertar. Quien la obligó a abrir los ojos fue Cetera, no la miraba con buenos ojos, pero tampoco decía nada para confirmarlo. Lily alejó el sueño de ella con un largo bostezo, después acomodó un poco su capa y ató bien la Espada Venom a su cintura.

-No te duermas niña. –Dijo Teto y le dio la espalda. –Los demás ya se movilizaron, tenemos que terminar rápido el trabajo, contamos con dos días para infiltrarnos en la ciudad y hacer planos y mapas para entregárselos a Gast.

-Así que planea tomar la capital. –Analizó rápidamente ella.

-Y abastecerse, hay rumores de que la Dama de rosa ha estado contratando diferentes organizaciones terroristas para acabar con la Compañía, debemos ser precavidos.

Liane y Teto caminaron por unas alcantarillas y descansaron en un callejón hasta el amanecer. Teto le dijo a Liane que debían ocultar sus uniformes en algún lado o habría un gran alboroto; la Compañía de Asmodean no era deseada en ningún sitio.

Separarse, esa fue la sugerencia de Lily, pero Teto se opuso rotundamente alegando que ella era responsable, por el momento, de cuidarla; así que ahora se encontraban ambas caminando por uno de los grandes mercados de Belzenia, disfrutando del olor a especias y frutas que emanaba de los pequeños, pero bien surtidos, puestos.
Caminando un poco más alejada de Teto, pero no tanto, logró divisar que el puesto de enfrente estaba a punto de ser asaltado por una niña no mayor a los siete años, de cabello castaño y rizado, ella estaba haraposa y sucia, en cierta forma no la culpaba, pero eso no fue lo que pensó el dueño del puesto de frutas, un hombre superior a los 30 años, corpulento y con un cuchillo en su gran y peludo brazo izquierdo.

-¿Con que robando, eh? –El sujeto tomó el pequeño brazo de la niña con fuerza a lo que la pequeñín hizo una mueca de dolor. -¿Acaso no sabes el castigo por hurto? –El hombre alzó su brazo con el que tenía el arma blanca; estaba muy clara la acción que planeaba realizar aquel cruel hombre.

Liane no se iba a quedar de brazos cruzados, por lo que de manera rápida desenvainó la Espada Venom de su cintura e impidió que la mano le fuera separada del cuerpo a la niña. El frutero quedó impresionado por la reacción de la muchacha, pero no se detuvo a preguntar de quien se trataba.

-¡¿Qué cree que está haciendo?!

-¡Soy Liane Venom, la comandante de la Compañía de Asmodean y le ordeno que se calle! –Gritó lo primero que le vino a la mente para poder de alguna manera ayudar a la niña, sin embargo a Teto no le gustó eso, de hecho, a ninguno de los que la rodeaban le gustó. Había actuado por simple impulso.

A pesar de esto, el hombre comenzó a reír como loco.

-¿De verdad vas a creer que yo voy a creer semejante tontería? ¡Eres una idiota! –Algunas gentes de su alrededor le acompañaron en su burla y otras tantas regresaban a lo suyo con pena ajena. –Pero bueno, por haberme levantado el ánimo dejaré que tú y la mocosa se vallan.

Liane bufó molesta; le iba a mostrar el medallón para confirmarle que lo que decía era verdad, mas Teto se lo impidió tomando a ella y al niño y llevándose a ambos dentro de un callejón.

Cetera la miró fulminante y le reprendió por casi haber comprometido la misión, ignorando casi completamente a la niña que tenía al lado. Liane bajó la mirada y apretó los puños, a lo que Teto suspiró.

-Escucha, Castiel me salvó de una porque sabía que yo cuidaría de ti, si tienes un poco de respeto a su sacrificio entonces no te metas en problemas. –Se volvió hacia la niña y le extendió una bolsa de tela. –Aquí hay 20 monedas de plata y serán tuyas si prometes no decir nada de lo que oíste.

-¿Son de la compañía? –Preguntó la pequeña. Teto le indicó con la mirada que no preguntara de más. –Lo prometo –Respondió con temor. Tomó la bolsa y estaba por irse del callejón, pero unos hombres le taparon el paso.

-Comandante… espías… la guardia de Belzenia atrapó a uno de nosotros… nos vienen siguiendo. –Dijo uno con la respiración agitada, notoriamente cansado.

-¡¿Y los trajiste a tu comandante?! –Teto le golpeó con su alabarda, la cual había mantenido escondida de manera muy discreta entre su falda roja. –Imbécil.

Oyeron pasos apresurados y gritos no muy lejos de donde estaban. La capitana pensó rápido y tomó la mano de la niña castaña. -¿Tu casa queda cerca? –Ella asintió. –Llévanos y te recompensaré con 20 monedas de oro.
La comandante asomó la mirada para ver por donde iban los guardias que iban tras su búsqueda, algo alarmada tras verlos, apresuró a todos a marcharse.

Ciertamente la casa de la pequeña estaba cerca, apenas tuvieron que correr dos calles de donde se encontraban para estar a salvo. Su casa era de madera, bastante pobre en comparación de las edificaciones aledañas construidas con piedra y una que otra pieza de mármol; tenía una sola ventana y no contaba con puerta, solo una tela cayendo y moviéndose graciosamente por el viento en la parte superior del marco de la puerta daba acceso al interior. La niña pidió que se quedaran afuera unos instantes, pero Cetera no hizo caso y se adentró al lugar.

-¡Hermano, tenemos visitas! –Gritó felizmente la menor, olvidando completamente el por qué del asunto de sus “visitas”.

-Ya voy, Sari. –Oyeron escuchar desde otra sala y poco después un muchacho joven, de unos 16 años, de cabello castaño y corto y unos lentes adornando su rostro, fue a recibirlos. -¿Se les ofrece algo? –Preguntó cordialmente.

-Posada, solo esta noche –Respondió rápida y secamente la capitana. –Lamentamos las molestias, pero al parecer nuestra reservación en el hotel fue cancelada y…

-¡Kinky mira lo que me regalaron los señores! –Gritó la niña que respondía al nombre de Sari al momento que le mostraba el interior de la bolsa con la monedas de oro. –¡Corrimos de unos soldados y la mujer rubia me cargó en su espalda! Fue muy divertido.

-Con que eso pasó, ¿eh? –El hermano de Sari, Kinky, miró de nueva cuenta a la capitana, pero esta vez con algo de burla y diciendo con sus ojos “se te cayó el teatro”. Kinky se acomodó los lentes y después habló: -¿Por qué no mejor nos sentamos a tomar una taza de té y platicamos sobre su visita?, sin mentiras por favor.

Teto lo miró molesta, más Liane no pudo ahogar una pequeña risa ante la cara de fastidio que ponía su guardaespaldas; era la primera vez que la veía un gesto algo cómico formarse en las facciones de ella.

Kinky los llevó a su habitación y les sirvió cuatro tazas de té, una para cada uno. Sari quiso estar con ellos, pero su hermano mayor se lo impidió alegando que sería mejor que ella cuidara de su hermana mas pequeña, Juna. Liane pidió una pausa antes del interrogatorio pues quería ver a la tal Juna; curiosamente, Kinky accedió a la petición ya que Liane no le provocaba desconfianza, no en la misma medida que lo hacían Teto y los otros de la Compañía.

-Gracias por permitirme verla. –Dijo humilde y simpáticamente ella mientras era escoltada al lugar; Cetera no se le separó.

-De nada, seguro te va a adorar. –Respondió él dirigiéndole una sonrisa amigable. Al llegar ahí, Kinky abrió la puerta de la habitación de la pequeña Juna y en cuanto Teto intentó seguir tras ella éste le denotó un gesto de que debía permanecer afuera a lo que Liane, al darse cuenta de eso, asintió intentando darle seguridad a Teto de que estaría bien sola.

-Vamos, solo es una niñita, tampoco me voy a escapar por la ventana. –Bromeó Liane para molestar a Teto y cerró la puerta tras de si.

Kinky la invitó a pasar de nuevo a su habitación y a retomar su anterior asiento, entonces comenzó el interrogatorio indirecto.

-¿Quiénes son ustedes en realidad? –Preguntó el muchacho.

-Personas. –Respondió Teto solo para molestar y ver la reacción del chico, éste ni siquiera se inmutó. –Si te lo digo entonces tendría que matarte.

-Entonces son personas peligrosas.

-Algo por el estilo. –Comentó la capitana dando un sorbo a su taza de té.

-¿Qué es lo que buscan en Belzenia?

-Algo que no podemos conseguir de las demás regiones. –Volvió a responder Cetera. El resto de la Compañía se quedaba en silencio.

Estaba claro para Kinky que tratar de sacarles algo sería completamente difícil, pero tenía dos hermanas pequeñas a las que cuidar.

-O sea que pregunté algo que no debía. –Dijo el muchacho bajando la mirada en señal de derrota.

-Básicamente. –Teto no cambió las facciones de su rostro, en él se hallaba completa tranquilidad y control de la situación. –Pero calma, no queremos nada contigo y menos con tu casa, bueno, siempre y cuando no nos delates o de lo contrario tendría que tomar represalias.

En tanto, Liane quedó maravillada con la pequeña niña que dormía plácidamente en una pequeña cama de felpa, dentro de la habitación a la que había entrado. Sari estaba a su lado acariciando los cabellos de su hermanita, Juna.

La más pequeña no parecía mayor a los tres años de edad, era prácticamente adorable, parecía una muñequita muy frágil, tanto que a la muchacha rubia le daba algo de miedo acariciar su rostro y romperlo; Sari la animó a siquiera apretarle una mejilla y lo hizo, era muy suave.

-La gente nos llama “La familia de los chocolates” –Comentó Sari sonriendo infantilmente. Lily la miró divertida, entonces la niña continuó. –Es porque tenemos diferentes tonalidades de color en el pelo. Kinky lo tiene café, yo lo tengo casi negro y Juna lo tiene completamente oscuro. –Liane no evitó soltar una risita. –Papá solía hacer chocolate con esos colores desde que nació Juna, eran mis favoritos, incluso los llamó como nosotros.

-¿Chocolate Kinky, chocolate Sari y chocolate Juna? –Preguntó ella con gracia y Sari le asintió enérgicamente con la cabeza.

-¡Cuando papi regrese de la guerra quiero que me prepare montañas de chocolates Kinky, me encantan esos, son mis favoritos!

Entonces Liane cambió su expresión de felicidad por una mas seria. Sari compartía con ella varias cosas, en especial la situación en la que se encontraban sus padres.

-¿Crees en las estrellas que conceden deseos?

Más tarde, pero no tanto, cerca de diez minutos después, Liane y Sari salieron a hurtadillas de la casa. La niña de cabello castaño oscuro le comentó que un gran concurso de comida se llevaría a cabo en la plaza de Belzenia y que todo el público estaba invitado a participar tanto de las degustaciones como del torneo, todo gratuitamente pues, según Sari, todo era patrocinado por la magnate y gourmet Vanika Conchita.

En la plaza, es mas, apenas a tres cuadras del lugar del evento y ya se podía apreciar el olor de exquisitos platillos siendo preparados y horneados. Las dos jovencitas no pudieron evitar derramar algo de saliva y sus estómagos gruñeron de manera cómica para exigir comida. Hicieron una carrera, la cual ganó Sari por muchísima ventaja ya que Liane sin querer tropezó con una doncella de carmines ropajes.

-Disculpe, no fue mi intención. –Se disculpó bajando la mirada.

-No, perdóname tu a mi, se veía que te estabas divirtiendo con aquella niñita. –Respondió la mujer frente suyo. –Dime, ¿viniste a concursar o a degustar? –Liane no respondió. –Así que eres tímida. –La doncella rió. –Tranquila, creo que podrás ganar fácilmente la competencia; apostaré por ti. –Dijo ella sonriéndole amigablemente y desapareció después entre la multitud.

Lily se quedó pensando en qué habrá querido decir ella con eso, pero no pudo hacerlo por mucho tiempo; Sari estaba bajo su cuidado y tenía que alcanzarla.

-.-.-FIN DEL CAPÍTULO CINCO-.-.-

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Había olvidado pasarme a comentar~ lo siento mala mía.

Muy interesante el capi, como siempre me dejas con ganas de seguir leyendo.
Espero que profundices un poco más en la historia de los tres niños. No recuerdo haber leído nada de su mama supongo q estará muerta o no se. Siento lástima por lo de su papa. Y mi pregunta es como le hacen para sobrevivir??

También quiero que pasara con la mujer aquella qeblenpregubtoba lily Londres concursar o gustar.

Dejo todo en tus manos pues se que me cautivarás con elnotro cap

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