Rincón del Artista > Expresión escrita

Su boca sabrá a ajenjo (Capítulo Seis)

<< < (3/11) > >>

TinaK:
Yey!!!
Vuel IN vuelve esta grandíosa historia, una vez más decirte que me encanta la forma que toma tu narrativa yque estaré atenta a cada capi
Nos leemos.

Fluoradolescent.:
Gracias por el comentario, TinaK, sí, mañana habrá otro cap... Nos leemos! Au revoir :3

azulcielo:
Perdón si te molesta que diga esto, epro como ya sabes lo que me encanta la historia y considerandoq ue ya vi este capi voy a seguir esperando hasta los nuevos.
Sólo para que sepas que pasé por aquí

Fluoradolescent.:
Te lo agradezco mucho, azulcielo. Y a todas a las que ya les respondí los comentarios.
Ahí va el cap 2:

Capítulo Dos
Zoe

Dolor. Eso fue lo primero que pude sentir. Lo percibí incluso en el sueño que ya se alejaba de mi memoria y se volvía tenue y borroso, en el que alguien me había disparado en la cabeza.

Y ésta sería, definitivamente, una de las peores jaquecas que tenía en mucho tiempo.

Me levanté de la cama y volví a caer sentada en ella. Mi cabeza parecía tener el triple de su tamaño normal. Tenía que llegar al escritorio, y tomar las píldoras para la migraña.

La distancia de la cama al frasco me parecía infranqueable, y al levantarme me di cuenta de que aquel horrible dolor entorpecía también mi equilibrio. Fui prácticamente tambaleándome hasta mi objetivo.

Tomé dos píldoras y las tragué en seco, ir hasta la cocina por un vaso de agua realmente no era una opción. No sé de qué forma logré llegar a la cama otra vez.

Mi cabeza parecía ser un completo embrollo, apenas podía recordar qué día era, pero me parecía que había dormido durante siglos. Pensar parecía empeorar el dolor de cabeza, pero tenía que hacerlo.

Me pregunté por qué rayos no me había quitado los zapatos para dormir. ¿Qué hacía yo con los jeans puestos, y por qué mi camiseta favorita estaba rota? Iría paso a paso.

El día anterior había sido un viernes. Y nunca iba a olvidar esa tarde.

Flash Back

Acababa de salir de la clase de Literatura del séptimo periodo, me dirigía hacia las puertas del instituto, y sentí a alguien tomarme del brazo. Volteé, y me quedé absolutamente petrificada. Era Tyler Rhonson. ¡Tyler Rhonson, el popular chico estrella del equipo de fútbol americano!

-Oye… -me dijo con una sonrisa de dientes blancos y perfectamente alineados- te llamas Zoe ¿cierto?

-S-sí -tartamudeé, qué patética- ¿necesitas algo?

-Soy Tyler -se presentó. Como si no lo supiera de memoria- y… bueno, he estado observándote desde comienzos de año, ¿sabes?

Me quedé boquiabierta y con la mente en blanco. Eso no podía, sencillamente no podía ser cierto. Me dio otra sonrisa.

-Sé que no nos conocemos… pero quería invitarte a salir.

-¿Salir? -dije, tenía la boca seca- ¿q-qué quieres decir con eso?

-Salir como, ¿qué tal si nos vemos esta noche, en el club que se abrió la semana pasada...? Se llama Circus, creo. ¿Qué dices? -preguntó.

-Claro, ¿por qué no? -me apresuré a responder.

-De acuerdo. Nos vemos allí a las 10:30, ¿te parece? -volvió a preguntar

-Bien -asentí, y entonces se fue, luego de hacer una seña con la mano.

Fin del Flash Back

Sabía de sobra que mamá no me habría dejado ir. No si él no pasaba a buscarme, no a un club, no por la noche. Había corrido como una poseída hasta encontrar a Rhonda, mi mejor amiga, y se lo había contado.

Ella tampoco había podido creerlo, pero estaba igual de eufórica y feliz que yo. Fuimos a su casa, y empezamos a planear cómo haría yo para asistir a mi cita.

Finalmente habíamos decidido que le diría a mamá que me quedaría en su casa a estudiar, y que llegaría un poco tarde a casa, pero que Rhonda me llevaría.

Y así lo hice. Estuve lista y en el pub exactamente a las 10:32, lo sé porque me fijé en el reloj. Pero Tyler no estaba allí. Y los minutos pasaron rodando lentamente. Él no aparecía, y el hombre de la barra me había preguntado por tercera vez si iba a pedir algo. Soda. No era lo suficientemente mayor como para pedir cualquier otra cosa.

Miré al reloj de mi teléfono móvil por enésima vez. Las 11:44. Me había dejado plantada. ¿Cómo no se me había ocurrido que él podía hacer algo así? Era tan terriblemente obvio, lo único que había querido era burlarse de mí.

Y entonces, empecé a sentirme vigilada e incómoda. En toda la noche, prácticamente nadie había reparado en mí. Imaginé que según la mayoría de los chicos presentes, había chicas más hermosas -y mayores- en el club, chicas a las que no tendrían que molestarse en terminar de criar. Así que me pareció extraño.

Me ordené a mí misma no voltear, pero no pude soportar por mucho tiempo. La curiosidad mató al gato.

Así que pasé mi mirada por el antro rebosante de personas, y localicé de inmediato al único par de ojos fijos en mí.

Y ¡cielos! Ese era el chico más hermoso que había visto. Aún más hermoso que Tyler Rhonson, aún más perfecto que las estrellas de cine que más me gustaban. Su cabello era negro, desordenado, liso y reluciente, como las plumas de un cuervo. Y esos ojos… esos ojos también eran negros como dos pedacitos de cielo en una noche muy oscura.

Su nariz recta y orgullosa, sus pómulos, sus labios… parecían estar esculpidos en el mármol blanco de su piel perfecta.

Pero algo en mi interior me gritó que huyera. Y esa vocecita siempre tenía la razón.

Lo siguiente… no hizo más que empezar unas puntadas horribles en mis sienes. No quería recordar aquello. Me esforcé por desviar mis pensamientos, pero las imágenes, las sensaciones… se proyectaron en mis ojos y en mi cuerpo como si mi cerebro estuviera jugándome una muy mala pasada.

Vi de nuevo cada uno de los tres rostros de esos hombres ebrios, olí su aliento apestando a whisky sobre mi cara, sentí sus manos descuidadas sobre mi cuerpo, escuché sus voces, sus risas dementes.

Me di cuenta de que estaba temblando, había experimentado por primera vez lo que era la verdadera furia. Impotencia. Ellos iban a violarme. Y entonces ese chico del club apareció en el callejón. Los había asesinado, sin asco, sin perder ni por un segundo la elegancia y esa ligera mueca asemejada a una sonrisa en su rostro perfecto.

Y me había traído a casa.

Necesitaba limpiarme. No podía estar un segundo más con la ropa de aquella noche, me sentía sucia, quería quitarme de encima el tacto de aquellos hombres, quería borrar de mi mente esos recuerdos. Y no podía permitir que nadie, pero absolutamente nadie se enterara de aquello.

En primer lugar, era demasiado vergonzoso. Y en segundo, ¿quién iba a creerme? Ciertamente, visto en perspectiva, todo parecía tan estúpida y patéticamente irreal. Como si fuese parte de un sueño.

¿Y si era un sueño, después de todo? No, no podía ser así. ¿Cómo explicaría lo de la ropa entonces?

Mi jaqueca seguía sin disminuir, pero no podía estar un instante más con aquella horrible sensación en mi cuerpo, así que como pude, junté mis cosas y fui a darme un largo baño de agua fresca.

***

Mamá y Steve, su esposo, que debo aclararlo, no es mi padre, no estaban en casa. Me habían dejado una esquela en la mesa. La nota decía:

“Fuimos a casa de tía Dorothy, volveremos por la tarde, hay salchichas en el refrigerador, te hemos dejado dormir porque sabemos que estudiaste hasta tarde. Si necesitas cualquier cosa llámanos.
Con cariño, mamá y Steve.”


Los últimos resquicios de la migraña que me había aquejado durante toda la mañana se alejaron luego de que hube comido las salchichas que mamá había sugerido.

El teléfono sonó, caminé perezosamente hasta la sala, para atenderlo.

-¿Zoe? -preguntó la voz ansiosa y aguda de Rhonda en línea

-Rhonda -contesté, sin entusiasmo

-Tienes que contarme absolutamente todo -dijo ella rápidamente.

-Me dejó plantada -resumí tétricamente- lo esperé por una hora, pero no se dignó en aparecer.

-Dios, Zoe, lo lamento -dijo ella, me la podía imaginar mordiéndose el labio inferior, como siempre hacía.

-Tranquila, no importa. Hablaremos en el colegio, ¿quieres? -dije. No estaba de humor para hablar por teléfono.

-De acuerdo. Si necesitas cualquier cosa, llámame, ¿OK? -dijo ella antes de cortar.

Me quedé quieta por un momento, con el auricular en la mano. ¿Qué iba a hacer ahora? Necesitaba alguna ocupación, y la necesitaba pronto. No quería pensar en nada de lo que me había pensado la noche anterior.

Fui hacia la sala y me tiré en el sofá, frente al televisor, pero nada de lo que pasaban era suficientemente interesante como para mantener mi atención.

Sentía un vacío dentro de mi pecho. Y estar sola en casa no ayudaba. Podría haber llamado a Rhonda, podría haberle pedido que viniera a visitarme, pero entonces tendríamos que hablar de mi cita fallida, y no quería hablar de eso, sinceramente no quería.

-Daría cualquier cosa por no estar sola -murmuré apagando el televisor.

Me levanté para dirigirme a mi habitación.

-Define cualquier cosa -oí un susurro en mi espalda, y cada uno de los vellos de mi cuello se levantó.

Tenía miedo de voltear, pero sabía que no me había imaginado eso. Lo hice lentamente, cerrando los ojos.

Cuando los abrí, no supe definir exactamente si me sentí como si estuviera dentro de un sueño o de una pesadilla. Era el chico del club. Era más alto que yo, me pasaba por una cabeza, y se hallaba muy cerca de mí.

Tanto que podía sentir su respiración fría y pausada en mi frente. Tuve que alzar la cabeza para mirarlo a la cara. Tenía una sonrisa de lado, rayos. Era tan lindo.

-¿Q-qué rayos haces aquí? -me las arreglé para preguntar, al tiempo que retrocedía un par de pasos.

-Dijiste que no querías estar sola -dijo. Su voz era profunda, y al mismo tiempo casi parecía ser el sibilante siseo de una serpiente venenosa jugando con su presa. Hizo una pausa y continuó- Más específicamente, dijiste que darías cualquier cosa por no estar sola. Así que… aquí he venido a hacerte compañía.

Y me dio una sonrisa llena de dientes, que me aterrorizó por completo.

-¿Quién eres? -pregunté, presa del pánico- ¿Cómo has entrado?

-Mi nombre es Noah -se presentó, su mirada me mantuvo helada y paralizada- y dime… ¿de verdad quieres saber cómo fue que entré?

Dio dos pasos hacia mí, y volvió a situarse muy cerca de mi rostro. Bajó la cabeza, de forma que sus labios casi rozaban los míos, y no me sentí con fuerzas como para retroceder más, parecía que todo a mi alrededor empezaba a desvanecerse, tornándose borroso y sin importancia.

-Yo creo que lo que en realidad quieres es un beso -susurró sin dejar por un segundo de verme a los ojos.

Quise gritar, retroceder, alejarlo, pero descubrí que no podía moverme. Descubrí que ni siquiera podía apartar la vista, y que él estaba jugando conmigo. Comenzaba a caer en una especie de sopor, en el que ya no me importaba luchar. Me encontré a mí misma preguntándome ¿a qué sabrían sus labios?

¿Serían dulces como la miel? Quizá salados, como las lágrimas… O quizá fueran amargos, como el ajenjo.

-Dilo, Zoe -dijo entonces, aún sonriendo. Tenía una extraña manera de pronunciar mi nombre- di que quieres un beso -y cada vez que movía sus labios, éstos rozaban casi imperceptiblemente los míos.

-Quiero un beso -repetí involuntariamente, en voz muy baja, como si una fuerza ajena a mí me empujara, pero en el fondo aquello no me molestaba.

Noah sonrió y alzó una ceja, y luego se estiró de nuevo, para dejar un beso en mi frente. Sus labios se sintieron cálidos y suaves contra mi piel, y su beso quedó impregnado en ella, quedó como sellado en mi frente y en mi mente, como una marca indeleble que no se podría borrar.

Tararán! Eso ha sido todo, ¿qué les ha parecido? Dejen sus coments con sugerencias, opiniones y lo que quieran... Gracias por leer

Saga:
Debo admitir que me parecio realmente interesante, la historia promete.
Solo eh leido hasta el capitulo 1, pronto leere el 2° y espero que el 3° este listo pronto porque quiero leerlo.
Incluso ya me dieron ganas de publicar una historia original, algun dia tla vez.
Me parecio muy interesante, misteriosa y algo de suspense. Buen trabajo.
Continualo pronto vale?

Navegación

[0] Índice de Mensajes

[#] Página Siguiente

[*] Página Anterior

Ir a la versión completa