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[+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*
Dresti:
^^
8.
A pesar de la oscuridad que reinaba a lo largo de toda la estancia sus mejorados sentidos le permitían vislumbrar hasta el último recoveco del lugar. Él nunca había tenido gusto por lo exagerado ni el exceso de decoración, era un guerrero y su cuerpo, mente y alma seguían sintiéndolo así.
Cerró los ojos, podía olerlo, el sutil y agradable aroma de la guerra que no hacía sino más que comenzar, sonrió, y eso que él aún no había entrado en batalla, al menos no visiblemente. Delante de él, arrodillado y con la cabeza clavada en el suelo, se encontraba el peón más valioso que tenía hasta ese momento.
-Y dime Akatsuki, ¿cómo van las cosas con su alteza real?
-Sigue prisionera señor, igual que vuestra hija.
Sí, Alecto, ese gran estorbo, realmente había sido una tontería dejarse llevar por sus instintos de macho y acostarse con la hermana de la Reina. Brunilda había sido una hermosa princesa de pelo y ojos de color verde, la más pequeña de todos los hermanos de su majestad Akari. Había nacido en Portugal y allí residió hasta que él la mandó matar. La había tomado como prisionera, después de todo no había logrado olvidar la costumbre guerrera de violar a las mujeres de los perdedores. Poco después nació Alecto y se vio obligado a reconocerla como su séptima hija. Todo el mundo sabía que los hijos que tenía él por el mundo se contaban por centenares, pero él solo había reconocido legalmente a siete de ellos.
-¿Señor?-volvió a llamar la atención el pelinegro-sigue sin entender porque mantenéis recluida a Alecto.
Demetrio lo miró con furia.
-¿Y aún lo preguntas? Esa desgraciada me ha traicionado, su sangre Luminati ha prevalecido sobre la mía y ahora está al servicio de su prima.
-Entonces…-continuó Akatsuki tanteando el terreno-me pregunto por qué no habéis ordenado ya su muerte.
Demetrio ladeó la cabeza y contuvo una carcajada.
-¿Sabes quién entrenó a Alecto?-preguntó.
-No, señor.
-Yo mismo-contestó-¿si yo fuese cualquier persona te parece que habría continuado con vida durante dos milenios siendo quién soy?
-No, señor.
-¿Entonces realmente crees que tú o alguno de tus secuaces podrá vencer a alguien que ha sido alumna mía?
-No, señor.
-Bien, es bueno saber que lo entiendes, la única manera de matar a mi hija es haciéndolo al mismo tiempo que a la princesa, sus ganas de protegerla le impedirán hacer cualquier acto que pueda provocarle algún daño a ella.
-Sí, señor, se hará como vos ordenéis.
Demetrio se dio la vuelta, dando por zanjada la conversación, pero Akatsuki no se movió ni un pelo.
-¿Algo más?-preguntó.
-Tengo información sobre la presencia de dos sangres pura en Roma.
Bien, eso sí que era insólito, debido a su gran cantidad de edificios sagrados, sobre todo el Vaticano y el Panteón, no era el destino turístico preferido para ningún vampiro.
-¿Y eso que me importa a mí, imbécil?-rugió.
-Se trata de Itachi Uchiha y una tal Tenten.
¿Tenten? Nunca había oído hablar de ninguna Tenten.
-María del Carmen, la vidente española-dijo una voz detrás de ellos.
Anferis, otra de sus hijas reconocidas había entrado en la estancia, ese día llevaba un vestido negro de terciopelo típico de la moda renacentista y su pelo dorado rizado recogido en un elaborado tocado. Su cara de ángel quedaba mancillada por el rojo borgoña de sus ojos y la sonrisa malvada.
Demetrio miró a Akatsuki sin entender.
-¿Qué hacen ahí?
Pero no fue el híbrido quién contestó, sino su propia hija.
-He hecho ciertas cosas sin vuestro permiso padre, espero sepáis perdonarme-dijo.
Demetrio no entendía nada y eso lo enfurecía, como líder de los sombra odiaba que alguien realizase actos a sus espaldas y le ocultase información, aunque ese alguien fuese hijo suyo.
-Explícate-exigió.
Anferis se cruzó de brazos y se apoyó contra una de las paredes.
-Hace siglos que esa mujer nos anda espiando mediante sus visiones.
Eso él ya lo sabía, por eso la vidente estaba en su lista de personas a las que había que eliminar con urgencia.
-Vos conocéis mi poder padre, vos sabéis que yo puedo manipular la mente de la gente, fue difícil intentar penetrar en la de ella porque su capacidad sensorial es muy fuerte pero me di cuenta de que sus defensas quedaban totalmente anuladas mientras duerme, aún así no fue sencillo, los vampiros por lo general no dormimos a menudo y ella de aquellas cambiaba con frecuencia su hogar lo que la hacía difícil de encontrar.
Eso también lo sabía, una sonrisa se formó en su rostro, empezando a comprender lo que su hija había hecho. Había algunas mentes que eran fáciles de controlar y que apenas exigían esfuerzo, pero otras, normalmente de sangres pura, eran muy difíciles de penetrar y por lo tanto de controlar o modificar, el movimiento de Anferis había sido brillante.
-Pero gracias a mi paciencia y perseverancia logré localizarla unos meses después, no fue difícil acceder a su mente una vez la hube localizado hará algunos siglos en los aposentos en Italia de la reina Serim mientras dormía tras… una escapada amorosa-prosiguió la mujer-ella había tenido una visión sobre vuestros planes padre y yo… digamos que la modifiqué.
En ese momento Demetrio estalló en una carcajada.
-Ahora están en Roma porque piensan que vos abriréis allí la puerta al infierno, la convencí de que en esa ciudad estaba el lugar que vos más odiabais.
-La casa de Marco-su voz mostraba toda la furia que sentía hacia aquel hombre.
-Exacto, pero eso no es lo único que he hecho señor y padre mío-su sonrisa se volvió aún más atroz-ella sabe que pretendemos hacer algo con el hijo de Sakura, cree que lo necesitamos para abrir las puertas del Averno, de todos modos ella sabe que sus visiones pueden no cumplirse si se hace algo para remediarlo y está convencida que yendo en vuestra caza no podréis hacerle daño ni a Sakura ni al bebé.
-¿Y es eso cierto?
Anferis volvió a sonreír.
-Claro que es cierto padre, ahí se encuentra lo más retorcido del plan, el bebé de la princesa será salvado pero…
Se acercó a su padre y le susurró algo al oído. Cuando terminó las carcajadas de ella y su padre se elevaron tanto que Akatsuki estaba seguro de que podían oírse en todo el mundo.
-Sin duda eres la mejor de mi estirpe-reconoció Demetrio-pero esa mujer podría tener una visión de esta conversación y todo sería un fracaso.
-No os preocupéis padre, el poder de visión de esa mujer se encuentra en la parte subconsciente de su cerebro, aquella que en mayor parte solo es controlada por los sueños y yo tengo esa parte de su cabeza bien controlada.
Demetrio asintió.
-Bien, bien, todo esto que has hecho está muy bien pero…-su tez risueña cambió a una totalmente aterradora-si vuelves a hacer algo sin mi permiso te mataré.
La sonrisa se borró del rostro de su hija y esta agachó la cabeza en una reverencia.
-Perdonadme padre, solo me movía mi gran amor hacia vuestra persona.
Demetrio sonrió, sabía que su hija lo odiaba, un sombra no quería a nadie, pero ella lo obedecía porque no era tonta y sabía lo que le convenía. Con la cabeza gacha se retiró de nuevo de la estancia.
Cuando ella se hubo alejado Demetrio volvió su vista a Akatsuki.
-¿Todavía sigues aquí?
-Mi señor, vuestra hija no permitió que terminase con el informe-dijo en un susurro, la verdad es que estaba aterrado.
-Pues continúa antes de que se acabe mi paciencia y te mate.
-La partida de híbridos que mandó a Konoha ya ha llegado su destino.
-Entonces solo es cuestión de tiempo que Sasuke Uchiha pase a mejor vida, ¿cómo lleva su parte Crimilda?
-Todo bien, está ciñéndose a lo acordado y sigue sin saber de vuestros verdaderos planes-contestó-también le traigo algo de información adicional, no es algo relevante pero pensé que os interesaría.
-¿Y cuál es esa información?
-Se trata del comandante.
En los ojos de Demetrio se pudo ver por un momento un relámpago de furia pero su expresión de mantuvo estoica.
-Cualquier cosa sobre Marco siempre es importante, ¿qué sucede con él?
-Está en Roma con los dos sangres pura y con una renacida a la que tiene por novia, se trata de la hija de Hiashi Hyuuga.
-La que fue convertida por Sakura.
-Sí, señor, también sé que en esa comitiva los acompañan Neji Hyuuga, otros dos miembros de la manada y Sai-el último nombre le salió más bien como un escupitajo.
-Como bien se ha encargado Anferis ellos piensan que estoy allí y por tanto su amada princesa también-se quedó durante un momento pensativo-habrá que hacer algo al respeto.
-Si quiere puedo mandar a algunos de sus hombres para que acaben con ellos.
-No, no sería lo apropiado, conozco a esas personas y sé de lo que son capaces, además ni siquiera sabemos qué clase de poder tiene Itachi Uchiha, hacer eso sería arriesgado, yo les daré lo que buscan.
-Disculpe señor, no le he entendido.
-No tienes nada que entender, ahora regresa a tu puesto y no te separes ni un minuto de las prisioneras.
-Sí, señor.
Poco después Demetrio se quedó completamente solo.
Sonrió, ¿así que pensaban que estaba en Roma? Luego se echó a reír, si supieran cuan equivocados estaban, pero no era momento de pensar en esas cosas, tenía asuntos urgentes que atender.
Eishel miraba a Mikoto Uchiha con total asombro, después de haberse repuesto de la impresión que le causó ver a la mujer viva y lanzando chorros de aire contra aquellas criaturas del diablo había empezado a fijarse en el asombroso poder que tenía la mujer, era como si dominase el aire a su antojo. Hacía tiempo que ella sabía la verdad sobre los Uchiha, Sasuke no lo sabía pero había sido ella la partera que lo había traído al mundo, sin embargo ella había creído que la mujer realmente había muerto.
Sacudió sus pensamientos y volvió a centrarse en la batalla. La escena era del todo espeluznante. Aquellas criaturas seguían llegando constantemente, era un auténtico ejército mandado desde las profundidades del Averno. Mikoto luchaba con gran valentía, combinando los ataques físicos y los chorros de aire. Viendo aquello se preguntó porque los sangres pura necesitaban guardianes, ellos solos se bastaban para acabar con ejércitos enteros, era algo que nunca había comprendido.
Pero estaba claro que Mikoto no podría con toda aquella horda, era demasiado hasta para alguien como ella y Eishel, a pesar de estar usando casi toda su magia, sentía que dentro de poco ya no podría más. Si no llegaba ayuda pronto no quería ni imaginar lo que podría pasar.
Sasuke se encontraba caminando por un lugar completamente blanco, no había ni suelo, ni cielo ni nada, solo blanco, mirase donde mirase. Llevaba caminando por aquel lugar… ¿cuánto? Tal vez horas, tal vez días, tal vez semanas, puede que hasta meses o años, no sabía solo sabía que todo era blanco. Tiempo atrás, no era capaz de medir el tiempo, le había parecido escuchar la voz de Sakura, pero a pesar de buscarla con desesperación no la había hallado en ninguna parte. Seguramente estaba muerto, el veneno de aquella arpía debía haber terminado con su vida y ahora él estaba en algún limbo entre el Infierno y sabe quién al lugar que mandaban a los vampiros decentes, el cielo, sin duda, quedaba descartado.
Al fondo le pareció ver una figura acercándose, sus sentidos se pusieron todos alerta, no es que temiese que ese extraño fuese a hacerle algo, pero era una reacción instintiva para proteger su territorio. La figura fue acercándose cada vez más y pudo ver que vestía ropas caras, un esmoquin negro perfectamente planchado y unos zapatos igual de caros, pero lo que realmente le llamó la atención fue su pelo, era… blanco.
Los ojos se le abrieron como platos al reconocer a aquel hombre, entonces sí que debía haber muerto porque si no no se explicaba cómo estaba delante de aquella persona que estaba muerta.
-Buenas noches Uchiha-sama-dijo el hombre haciendo una suave inclinación de cabeza.
Sasuke no daba crédito a lo que veía, aquel hombre se había inclinado delante de él.
-Veo que estáis confundido, es completamente normal después de lo que vuestra familia tuvo que hacer para manteneros a salvo.
El pelinegro continuaba sin decir nada, no podía creer que estuviese allí de pie tan tranquilo, hablando con Mitsuhito Serim, el padre de Sakura y el anterior rey.
-Pero voy a aclararos vuestra situación, lo merecéis, y mi hija también-al hablar de Sakura los ojos verdes de aquel hombre se llenaron de pena y dolor-voy a contaros lo que realmente sucedió.
-No… no entiendo, ¿lo que realmente sucedió?
-Yo sé que vos siempre habéis creído firmemente que el asesinato de mi familia, mi persona incluida, ha sido obra de Crimilda y yo he de deciros que no errabais, fue ella quién ordenó nuestro asesinato en colaboración con Demetrio, haciendo eso ella podría vengarse de nosotros y a su vez podría usurpar el poder sin enfrentarse en combate directo con mi esposa o conmigo.
Sasuke escuchaba estupefacto.
-Sigo sin comprender, majestad.
Mitsuhito le contó entonces cual había sido la verdadera historia de Crimilda y todo lo que había hecho para llegar al poder. Casarse con Fugaku Uchiha, ascender en la sociedad, matar a su marido y su amante para hacerse con la mayoría de las propiedades Uchiha y luego aliarse con los Sombra para culminar su venganza con el asesinato de los Serim.
-Esa perra-gruñó Sasuke-dígame que debo hacer para salir aquí e iré a matarla ahora mismo.
Mitsuhito sonrió.
-Todavía no he terminado Uchiha-sama-continuó-esa es la historia de Crimilda, ahora he de contaros vuestra historia, la historia de vuestros padres.
-¿Perdón?
-Veréis no hay tiempo que perder así que seré muy breve, Mikoto Uchiha no era una renacida así que no eran los problemas sociales lo que hacía imposible su unión con vuestro padre, en realidad ambos eran primos, lejanos pero primos al fin y al cabo, por lo tanto su amor estaba tachado de incesto y era prohibido, fue necesario hacer creer al mundo que Mikoto era una simple renacida de la que vuestro padre se había encaprichado, por eso para completar el engaño vuestro padre se casó con Crimilda. Crimilda supo la verdad y fue a la caza de vuestra familia.
La mente de Sasuke daba vueltas en un vórtice sin fin, tanta información soltada así de golpe lo había dejado desconectado de todo.
-Pero si mi madre era… sangre pura, Itachi y yo…
Mitsuhito sonrió.
-Exacto, ambos sois sangre pura, la otra familia real más poderosa del mundo nunca dejó de existir, lo que quiere decir que vos sois un príncipe, estaríais en pleno derecho de retar a mi hija a una batalla por el trono pero sé que no lo haréis, vos reinaréis pero no matando a mi hija sino cansándoos con ella.
Sasuke continuaba sin poder pronunciar palabra.
-Y ahora será mejor que os repongáis y os despertéis, vuestra madre no podrá defenderos por mucho tiempo más.
Sasuke fue a decir algo cuando de repente la figura y el espacio en blanco desaparecieron. Se despertó y se encontró en medio de su cuarto, al parecer no estaba muerto. Iba a empezar a hacerse preguntas cuando escuchó los gritos y los golpes que venían de abajo. Salió de la cama como una centella, desnudo de cintura para arriba y con el estómago todo vendado. Fue corriendo hacia las escaleras y lo que vio lo dejó de piedra. Ante sus ojos estaba Eishel y… su madre, luchando con una horda de seres que en la vida había visto.
sakuritha_haruno:
Genial xD dress-chan ya no tengo palabras para decirte que tu trabajo es fantastico
ojala pongas pronto la conti besos
bye-bye
sakuritha_haruno
Dresti:
aQii dejo el ultimo capi k tengo escrito, asi k a partir de aora tardare + en subir xk no tengo exos mas capis, espero k os guste^^
9.
Tenía que estar soñando, definitivamente seguía tirado en la cama, porque aquello ni por el asomo podría ser real. Pero lo era, podía sentir las ráfagas de aire que su madre lanzaba contra aquellas bestias mestizas.
-¡Sasuke!-exclamó Eishel sorprendida-¡no debes estar aquí, es muy peligroso en tu estado!
El pelinegro no contestó, al oír su nombre Mikoto se había girado y ambos se miraban fijamente a los ojos. Era igual, exactamente igual a como había sido siglos atrás, el largo pelo negro cayéndole por la espalda y aquellos grandes ojos negros que lo miraban con ternura como si aún fuese un niño, era ella. Era su madre. Tras recuperarse, su corazón empezó a latir de nuevo, pasando del alivio, al dolor por ser engañado y posteriormente a la ira.
Mikoto observó impasible como cambiaba el rostro de su hijo, con Itachi había sido fácil porque su hijo mayor tenía un carácter más suave pero Sasuke no la perdonaría tan fácilmente, lo sabía.
-¡Cuidado!-gritó Eishel.
Uno de esos inmundos seres se encontraba encima de ella, Mikoto cerró los ojos durante un segundo intentando reunir las fuerzas para lanzar una nueva ráfaga, pues había gastado mucha engería, pero en cuanto los abrió no se encontró con el rostro de aquel demoníaco ser sino con la espalda de su hijo. Sasuke había descendido hasta el vestíbulo a la velocidad del sonido. Lo había hecho sin pensar al ver en peligro a su madre y había partido el cuello de aquel híbrido.
-¿Qué significa esto?-espetó mientras se lanzaba a por otro.
-Criaturas enviadas por Demetrio.
La mirada de rabia que le lanzó su hijo le bastó para darse cuenta de que él no se refería a eso, pero no dijo nada.
La mente de Sasuke estaba bloqueada más aún así su cuerpo funcionaba con la misma rapidez y eficacia que siempre. Sus fuertes manos y brazos desmembraban cuerpos y sus afilados dientes cortaban toda la carne que encontraban. Estaba furioso, por todo y descargaba toda su rabia en matar.
-No podemos seguir así-escuchó a Eishel a su lado-cada vez llegan más y tanto yo como Mikoto-sama hemos gastado mucha energía y no podremos seguir defendiéndonos.
Él lo sabía, sabía eso pero aún así no dejó de pelear, ya no solo por la rabia, ni por el orgullo, huir en una situación así no sería deshonroso y era lo más correcto, pero aquello era diferente, esa era su casa, allí había nacido, se había criado y en esa casa le había abierto su corazón a Sakura, no podía permitir que sus enemigos se apoderasen de su vida. Nunca.
Había tantos híbridos que ya muchos de ellos ascendían por las escaleras, o rompían muebles o paredes, destrozando todo. Su rabia aumentó y aumentó tanto que sintió como si su cerebro estuviese ardiendo y su sangre fuese a estallar en cualquier momento. En ese momento vio caer a su madre, exhausta, y uno de esos seres se reclinó sobre ella y le mordió el cuello, empezando a beber su sangre. Su cuerpo y mente perdieron toda noción de ser, sintió como si una especie de espíritu se apoderase de su alma y se sumió en la inconsciencia, pero aunque su mente racional se hubiese muerto, la parte animal, el vampiro en sí, había tomado todo el control de su cuerpo y ahora solo era un animal con aspecto de ser humano.
Horrorizada, Eishel vio como la columna del pelinegro abandonaba su cuerpo e iba ascendiendo haciéndose cada vez más grande y más ancha, después fue turno del cráneo. Era un espectáculo terrorífico, era como si todo el esqueleto de Sasuke lo estuviese abandonando pero este continuaba de pie, gritando de dolor y rabia. La cabeza del esqueleto tocó el techó y lo partió, derrumbándolo por completo, mientras cada trozo de grueso se recubría de una película final de algo parecido a carne pero de color blanco, lo último en aparecer fue una especie de fuego malva que salía despedido de aquella carne.
Ella había visto a aquel monstruo antes, en libros e ilustraciones típicos de la tradición japonesa, pero nunca llegó a pensar que existiese de verdad y mucho menos que nadie tuviese el poder suficiente para invocarlo. Aquel no era otro que uno de los dioses japoneses más importantes, Susanoo, hijo de Izanagi, y hermano de la diosa del sol, Amaterasu, y de Tsukuyomi, el señor de la noche.
-Dios del cielo-susurró-no puede ser verdad.
El monstruo permanecía totalmente quieto, igual que ahora Sasuke. Eishel observó aterrada como el esqueleto se iba cubriendo de más piel y en una de sus manos aparecía una espada. El cráneo también sufrió un cambio, quedó cubierto de piel y de las sienes surgieron dos gigantescos cuernos. Sasuke se mantenía quieto en el centro de aquel ser. Eishel llegó a pensar que estaba muerto pero este tenía los ojos abiertos y la cara contraída en la sonrisa más maléfica que había visto durante su larga vida. La aparición de Susanoo había sido completada, pero este no se movía, lo que era raro, porque era conocido como un dios furioso y colérico. Y entonces Eishel lo supo, sus ojos se abrieron por completo, hasta ahora había creído que la aparición del dios había sido casual pero se había dado cuenta que no era Susanoo quien poseía a Sasuke sino al revés, Susanoo no se movía porque Sasuke no se lo había ordenado.
Como escuchando sus pensamientos la bestia levantó una de sus manos y con ella apresó a tres híbridos, apretando tan fuerte que los hizo reventar, esparciendo sus vísceras por el suelo. Pareciese como si el dios hubiese despertado del letargo por su cuenta pero si uno se fijaba comprendía que los movimientos que Susanoo realizaba eran realizados también por el propio Sasuke. Dicho de otra manera, si el pelinegro movía un brazo Susanoo lo repetía con exactitud, como si fuese el reflejo del ojinegro. Eishel no pudo más que sentirse sobrecogida, se necesitaba un poder casi divino para poder someter a un dios de ese calibre y con tanta facilidad. Miró a Sasuke, este seguía sonriendo de aquella manera extraña y sus ojos...
-Oh Dios mío-susurró el hada.
Eran negros como el carbón, totalmente negros, el blanco en torno al iris había desaparecido por completo. Aquel no era Sasuke. Comprendió que aunque el dios obedeciese sin resistencia a los designios de Sasuke, este de alguna forma ejercía una especie de control sobre el pelinegro. Ella, como hada del sol, era capaz de observar la oscuridad que ahora manaba del cuerpo del ojinegro. Tenía que pararlo, sino lograba hacerlo, Susanoo lograría el control completo y solo Dios sabía lo que llegaría a pasar si se salía de control.
Sasuke, y por consiguiente la bestia, levantó los dos brazos y los dejó caer como plomo al suelo, el cual se resquebrajó, provocando que pedazos de baldosa saltasen por los aires. El temblor fue descomunal y la pared sobre la cual cayó la katana desapareció bajo el peso de esta. Bajo los brazos del ser murieron decenas de híbridos, bien aplastados o bien calcinados por aquel humo malva que cubría al dios. En ese momento Mikoto apareció a su lado, también se la veía aterrorizada.
-Hay que pararlo Eishel-san.
-Ya me dirá como Mikoto-sama, nadie puede enfrentarse a la ira de un dios.
Mikoto torció el gesto.
-Te agradecería Eishel-san que no mencionases esa palabra en mi presencia.
-Discúlpeme.
Las dos volvieron a mirar a Sasuke, quien avanzaba por toda la casa, destrozando con la espada de Susanoo todo cuanto se cruzaba en su paso. Iba hacia ellas.
-Sino hacemos algo mi hijo sucumbirá-dijo la pelinegra-podría intentar arrebatarle el oxígeno de los pulmones pero sería muy arriesgado y no pienso correr peligros con la vida de mi hijo.
Ninguna de las dos sabía que hacer, ni el poder de hada de la una y el control sobre el aire de la otra eran capaces de penetrar aquella férrea barrera que era Susanoo y llegar hasta el verdadero cuerpo de Sasuke. La bestia se detuvo ante ellas, de cerca era aún más espeluznante. Sasuke extendió lentamente un brazo y agarró a su madre entre los inmensos dedos de Susanoo.
-Me mentiste-dijo, pero su voz sonaba mucho más grave y neutra, con solo rabia tiñéndola de fondo.
-Tenía que protegerte-contestó ella a duras penas-a ti y a Itachi.
-¡Me has mentido!-gritó y apretó más el agarre.
Eishel observaba como Mikoto empezaba a asfixiarse sin poder hacer nada. Algo tenía que haber que ella pudiese hacer, no podía permitir que el odio controlase al pelinegro y mucho menos que este matase a su madre. Tenía que haber algo... casi inmediatamente se le encendió una bombillita en la cabeza. Sí, eso tenía que funcionar, no por nada tenía años de práctica de hacerlo con Sakura. Aprovechando que Sasuke estaba centrado en gritarle a su madre ella cerró los ojos y se concentró. Cambiaría de aspecto, no resultaba difícil hacerlo si tenías mucha práctica, tal como ella, y poco después se descubrió a si misma como una réplica exacta de la peli rosa, si había alguien quien pudiese hacer entrar en razón a Sasuke solo era ella. Con decisión se plantó delante de Susanoo.
-Sasuke-dijo lo más claro posible, intentando no sonar asustada.
Este giró la cabeza y sus ojos se encontraron directamente con aquellos jades.
-Sakura-susurró, confundido.
-Soy yo-contestó el hada, lo más convenciblemente posible-debes parar esto Sasuke, te está haciendo daño y tú estás haciendo daño a tu madre.
Él no se movió ni un ápice.
-Por favor Sasuke-rogó-sabes que no quieres esto, no quieres matar a tu madre, no quieres hacerlo.
Continuó sin recibir respuesta. Eishel ya no sabía que más hacer y actuó a la desesperada.
-Si dejas que Susanoo cobre el control, no solo morirá tu madre, sino que también moriremos yo y tu hijo-dijo llevándose una mano a la fingida tripa-¿quieres eso?
Los ojos de Sasuke parecieron abrirse un poco y miró justo a donde ella posaba la mano.
-Mi hijo-murmuró-mi hijo tiene que vivir, tú tienes que vivir, yo...
Mientras iba diciendo eso el cuerpo de Susanoo fue desapareciendo poco a poco, hasta que ya no quedó nada de él. Mikoto cayó al suelo, inconsciente por la falta de oxígeno. Sasuke por su parte continuó mirándola.
-Sakura...
-Lo siento, Sasuke-dijo Eishel recobrando su verdadero aspecto-tenía que hacerlo o sino moriríamos todos.
El pelinegro no dijo nada, se limitó a girar sobre sí mismo y contemplar lo que allí había sucedido. Durante todo el proceso había estado como inconsciente, había sido capaz de oír y ver pero su cuerpo funcionaba solo, no seguía ninguno de sus mandatos, era como si una presencia oscura hubiese entrado en su ser y solo fue capaz de combatirla cuando vio a Sakura, él no podía permitir que nada malo le pasase. Solo que aquella no había sido la verdadera Sakura, claro.
Sus ojos contemplaron los escombros a los que se había reducido las paredes y el vestíbulo de la planta baja. Por algún milagro del destino el pilar principal del edificio se mantenía intacto, impidiendo que este se les derrumbase encima. Luego miró a su madre, Eishel ya la estaba atendiendo y parecía que Mikoto recobraba la consciencia.
Se miró las manos, estaban limpias, pero él las sentía más sucias que nunca, había estado a punto de matar a su madre, a la madre que él había jurado proteger siglos antes de que todo aquello hubiese pasado. Se llevó esas mismas manos a la cabeza. Había perdido el control y eso no podía suceder. No podía permitir que aquel monstruo volviese a adueñarse de su ser. Había oído a su madre y a Eishel identificarlo como Susanoo, una divinidad tan poderosa como malvada. Entonces aquel era su poder, traer del ''cielo'' a un ser terrorífico que solo buscaba destrucción, pues si aquello era así él no volvería a usarlo. Nunca, nunca jamás.
Pero ahora debía hacer algo, después de lo que acababa de pasar era más urgente que nunca que abandonase Konoha y partiese en busca de Sakura. Auqellas criaturas que habían llegado hasta su casa sin duda alguna eran mitad demonio y mitad vampiro, híbridos creados para matar. No era seguro quedarse allí, enviarían más y él ya no tenía más fuerzas para convatirlos y no podía arriesgarse a que su recién poder/maldición de sangre pura descubierto volviese a tomar control de su cuerpo. Además si esos seres lo habían ecnontrado a él sin ninguna duda estarían en busca de Sakura, sino la habían encontrado ya, y solo ese mero pensamiento le hacía hervir la sangre, como animal, el vampiro macho de su interior estaba furioso porque alguien atacase a la hembra con la que se había apareado, pero como ser racional, clamaba por proteger la vida de la persona que más quería en este mundo y la de su hijo no nato. Y por último tenía otras cosas en mente que debía hacer, matar a unas cuantas personas y pedirle explicaciones a su madre. Se merecía una explicación después de años de dolor creyéndola muerta.
-Nos vamos de aquí-gruñó en dirección a las dos mujeres.
-Pero aún estás convaleciente...-empezó Eishel.
Sasuke la fulminó con la mirada.
-¡Nos vamos ya!-rugió-¡voy a buscar a Sakura y nadie me detendrá y vosotras dos venís conmigo! ¡tú y yo tenemos muchas cosas que discutir madre!
Dresti:
En el proximo capi reencuentro sasusaku^^
10. Huida
-Es inútil molestarse, esta ciudad es imposible, sin contar el calorazo que hace-se quejó Kiba.
Tenten se giró y lo fulminó con la mirada, oculta bajo unas gafas de sol.
-¿Te quejas del calor? ¿Tú?-gruñó-me gustaría verte en mi lugar.
Llevaban el día entero caminando de un punto a otro de Roma pero no habían encontrado ni el más mínimo rastro de dónde pudo haber estado la casa del rubio.
-Cállate ya Kiba-ordenó Neji-tal vez si dejaras de quejarte podrías prestar más atención.
-No, tiene razón-intervino el ojiazul-dando vueltas de un lado a otro no llegaremos a ningún lado.
Hinata le puso una mano en el hombro.
-¿Estás seguro de que no te suena nada?
El rubio cerró los ojos y suspiró.
-Os dije todo lo que recuerdo, la casa estaba muy cerca al foro de Julio César, en el cual estamos, y había un gran castaño en el patio interior.
-Lo cual sería útil si los de turismo no se hubiesen cargado toda la flora-rezongó Itachi, interviniendo por primera vez en todo el día.
En ese momento una mujer con pintas de guía turística se acercó a ellos.
-Scusi signori, mi posso aiutare?-preguntó.
(Disculpen señores, ¿puedo ayudarles?)
-Non è…-empezó a responder Tenten, pero Naruto se interpuso entre ella y la guía turística con una sonrisa.
-La ringrazio molto per l’interesse, siamo alla ricerca di una vecchia quercia vicino a questo fórum. (Le agradezco su interés, estamos buscando un antiguo roble cercano a este foro).
La guía se quedó pensativa.
-Sí, lo so. Ma non di più. (Sí, lo conozco. Pero ya no existe).
-Ci può dire dove se trovava? (¿Puede decirnos dónde se encontraba?).
La mujer señaló un punto a la distancia y luego dio una serie de indicaciones en un rapidísimo italiano. La expresión de Naruto pasó de una ceñuda a una de completa alegría y luego a otra de completo espanto.
-Grazie mille-le dijo a la mujer que luego se alejó de ellos hacia una pareja de alemanes.
-¿Y bien?-preguntó Itachi, impaciente.
-Tengo buenas y malas noticias-contestó, recuperando la seriedad-la distancia entre el foro y mi casa resulta que es mayor de lo que yo recordaba, casi un par de kilómetros, y no quedan ni rastro de sus ruinas, al menos si se ha hecho una excavación arqueológica o bien no ha sido terminada o ha sido terminada y no la consideraron de gran interés, lo cual dudo.
-¿Y por qué tendrías que dudar?-intervino Ino-según tengo entendido muchas casas antiguas se encuentran en Roma.
-Si-confirmó Naruto-pero no todas son del hijo bastardo de Cayo Julio César.
-¿Y esas son las noticias?-retomó el tema el pelinegro.
Naruto negó.
-Ese es el problema, una excavación así no se puede mantener en secreto-luego miró directamente a Tenten-¿tú lo sabes, verdad?
-¿Perdón?-preguntó ella, desubicada.
-Esa mujer me ha dado el nombre de la constructora que hizo el centro comercial para facilitarme su encuentro-dijo, Tenten abrió los ojos por completo, lo cual significaba mucho, pocas veces lograbas pillar a un oráculo con la guardia baja.
-Mare Nostrum-dijeron ambos al mismo tiempo.
-¿Mare Nostrum? ¿Eso no es latín?-preguntó Hinata.
-Era el nombre que los romanos le dieron al Mar Mediterráneo, ¿y eso en que nos ayuda?
-Ayuda mucho-habló Tenten-la batalla que Grecia, al menos lo que quedaba de ella rebelada contra Roma, libró contra los romanos y en la que Demetrio fue hecho esclavo, se libró en ese mismo mar.
-Literalmente Mare Nostrum significa Mar Nuestro-continuó Naruto-fueron las primeras palabras que le dije, reivindicando que el Mar Mediterráneo era propiedad de Roma y de nadie más, él nos deja pistas.
-Y ahora tengo claro que esto es una trampa-dijo Itachi-Demetrio te odia, por supuesto, sería un necio sino lo hiciese, pero su objetivo es mucho mayor que su simple venganza.
-Yo también pienso eso-dijo Sai, interviniendo por primera vez-atrapando a Naruto tiene a Sasuke, teniendo a Sasuke tiene a Sakura, y así conseguirá al bebé y no solo eso, Itachi como miembro de la casa real Uchiha y el resto de la familia Serim iremos en su busca, nos tiene a todos y en cuanto nos atrape nos matará y los Luminati quedarán sin monarquía.
-No solo los vampiros están en peligro-dijo Ino-¿alguien se ha parado a pensar en toda la gente que va diariamente al centro comercial? Morirán muchos humanos.
-Pues no vayamos-dijo Kiba.
-No es tan simple-esta vez quién hablaba era Neji-sino vamos, Demetrio seguirá con vida, irá matando a cada familia Luminati que se encuentre hasta dejar a la Monarquía sola y desamparada.
-Pues qué bien-suspiró el castaño-si vamos y no logramos matar a Demetrio, morimos, pero sino vamos acabaremos muriendo igual, ¿por qué Hollywood se empeña en hacernos creer que los sobrenaturales podemos con todo?
-Entonces vayamos-dijo Hinata-¿Naruto?
El rubio sonrió. Sus ojos eran como llamaradas de fuego azul.
-Vamos a matarlo.
Sakura cerró los ojos y se concentró con fuerza, ya ni llevaba la cuenta de las veces que había llevado a cabo esa operación durante los dos últimos meses. Pronto sintió como la energía le recorría todo el cuerpo y acababa en su mano para poco después volver a desaparecer. Abrió los ojos, la piedrita ya no estaba allí. Suspiró, ahora solo era cuestión de tiempo que la piedra volviese a aparecer, solo tendría que esperar, lo máximo que había logrado que desapareciese era una hora.
-Ahora esperar-susurró.
Cansada de estar sentada se levantó dificultosamente, ya que su barriga de dos meses a penas le daba espacio para moverse establemente. Apartó el pelo, que arrastraba por el suelo como si fuese una capa, y caminó hacia Alecto, que había estado callada durante todo el día, algo bastante extraño.
-¿Te pasa algo Alecto?-preguntó.
Su prima negó con la cabeza.
Alecto estaba cansada, mientras Sakura se había pasado los días entrenándose a sí misma ella había intentado hasta lo imposible para lograr vulnerar los barrotes recubiertos de agua bendita y lo único que había logrado era llenarse el cuerpo de importantes quemaduras que tardaban días enteros en desaparecer por completo.
-Tiene que haber algo-dijo-tiene que haber algo que nos permita salir de aquí a parte de tu poder.
Sakura se sentó a su lado.
-Me temo que esa es la única manera de salir de aquí-contestó la peli rosa-y al paso que voy mi hijo nacerá antes de que logre dominar esto por completo.
Alecto se levantó y caminó hacia la única y pequeña ventana, cubierta de barrotes también bendecidos, que había en la estancia. Entre los barrotes había únicamente dos arañas solitarias, una en frente de la otra.
-Hasta los insectos tienen que luchar para sobrevivir-dijo al ver como ambos bichos se lanzaban al ataque.
Sakura se levantó y se quedó junto a ella observando a los dos arácnidos pelear. Ambas se quedaron mirando atentamente al desarrollo de la batalla y entonces sucedió algo que les dio una gran idea.
-¿Y si…?-inició la pregunta Sakura, sorprendida.
Las dos se miraron y sonrieron.
¿Cómo era posible que aquello no se les hubiese ocurrido antes?
El centro comercial estaba hasta arriba de gente y eso no hizo más que aumentar la alarma que el grupo sentía. Nada más entrar habían sentido la presencia de una incontable cantidad de seres mágicos, y la mayoría no precisamente buenos.
-Tenemos que actuar con naturalidad-dijo Itachi-nos dejarán en paz si piensan que venimos solo a comprar.
-Ya, pero es que no venimos solo a comprar-apostilló Kiba, más alto de lo necesario.
Ino le dio un codazo.
-¿Es qué no puedes callarte ni un segundo? Ni siquiera sé porque te permití venir conmigo.
-Yo también me lo pregunto-añadió el ojiperla-ya fue demasiado traerte a ti aquí como para traerlo a él.
Kiba lo fulminó.
-Desde luego Neji-sama, eso realmente ha dolido.
Nadie más prestó atención a las quejas del castaño, ya para entonces el olor a Sombra era insoportable.
Tenten dio un suspiró de sorpresa y se quedó totalmente rígida y blanca durante un segundo.
-Saben a lo qué venimos, él está aquí-dijo recobrando la compostura.
Itachi y Neji se miraron fijamente.
-Ha llegado la hora, por favor sacad a la gente de aquí lo antes posible-dijo el pelinegro.
Habían quedado en que los lobos evacuasen el perímetro, mientras que ellos iban a solucionar el problema con Demetrio.
-Yo me quedo si me lo permites Neji-sama-pidió Sai.
Neji lo miró fijamente, Sai ya no era un vampiro, realmente nunca lo había sido al no consumar su transición, pero aún así seguía siendo un Serim y estaba en todo su derecho de encontrar a su hermana pequeña, ni siquiera él, el macho beta de la manada, era quién para prohibirle eso.
-Claro que sí-contestó.
Los dos grupos se quedaron mirando fijamente, eran enemigos por naturaleza, pero aquella aventura los estaba uniendo y ninguno les deseaba mal a los otros. Tenten y Neji se dieron un fuerte abrazo y un beso, mientras que el resto se dieron las manos y se desearon la mejor de las suertes.
-Procurad no morir, chuchos sarnosos-dijo el rubio con una sonrisa.
-Lo mismo va por vosotros, chupasangres, te mataré si dejas que algo le pase a mi prima-señaló a Naruto.
Un poco lejos de los demás estaban Ino y Sai. Ella miraba repetidamente al suelo y él pasaba inconscientemente la lengua por aquellos caninos vampíricos que nunca había llegado a usar.
-Yo…-empezó la rubia.
-¿Si?-dijo él.
-Verás…oh demonios-gruñó mientras lo agarraba por la camiseta y le daba un beso fogoso.
Sai se quedó de piedra pero segundos después reaccionó y la rodeó con los brazos correspondiendo al beso. Kiba los miraba de hito en hito mientras los demás se limitaron a sonreír.
Cuando se separaron Ino miró un poco avergonzada a los demás.
-Em… esto… ya podemos irnos-dijo, luego se giró hacia Sai-nos vemos luego.
Con un ademán de mano, los tres licántropos se despidieron y se alejaron entre la gente. Pocos minutos después se escucharon gritos y a gente como loca gritando, ‘’ ¡Han entrado lobos!’’ en italiano.
-Bien-murmuró Itachi-ahora es nuestro turno, debemos darnos prisa, evacuarán pronto pero que haya lobos en un centro comercial es algo que atraerá a la prensa.
Los cinco se pusieron en modo cazador y dejaron que sus desarrollados olfatos los dirigiesen hacia el lugar donde se encontraban los Sombra. Se hicieron camino sin mucha dificultad entre la manada de humanos que huían horrorizados hacia la salida hasta que llegaron a un pasillo de tiendas bastante caras que ya estaba completamente vacío.
-El olor se hace más fuerte aquí-dijo Tenten-pero no son muchos.
-Es uno solo y viene hacia aquí-matizó Sai, extrañado-es inútil cualquiera se daría cuenta de que estando solo no tendría ninguna posibilidad.
-Es Demetrio-cortó Itachi.
Naruto asintió mientras apretaba los puños, podía sentir cerca su presencia, aquel rastro de sangre envenenada podría olerse en medio del vertedero más grande del mundo sin ningún problema.
Los cinco se quedaron parados donde estaban, era evidente que el propio líder Sombra se presentaría ante ellos en poco tiempo y tenían que estar preparados, uno nunca sabía cómo iba a actuar un monstruo carente de moral como aquel.
-Estás aquí-dijo Naruto.
Fue decir eso y una mancha borrosa cayó del techo sobre él, pero el rubio tuvo unos reflejos rapidísimos y se apartó de su camino. Hinata y Sai se apartaron sobrecogidos por la sorpresa e Itachi desenfundó sus colmillos en un lento gruñido.
Allí, en medio de ellos, se encontraba un vampiro alto, de tez pálida, pelo rubio y ojos del color borgoña más profundo. Con su apariencia de joven de mediados de los vente, llevaba pantalones vaqueros una camiseta de manga corta ordinaria que le hacían parecer una persona normal, salvo que él era más que eso, era el líder de los peores asesinos del mundo.
-Ave Marcus-dijo con una maquiavélica sonrisa en su boca, mirando directamente al rubio.
-¡¿Dónde tienes a mi hermana?!-preguntó Sai sin menor dilación.
-Veo que estás aquí pequeño príncipe-dijo, sorprendentemente en japonés, lengua que nunca hablaba, sin apartar la mirada de Naruto-a tu hermana la he abierto en canal y a su hijo lo he echado a los perros.
Sai se abalanzó a por él pero antes de que llegara Itachi lo agarró con fuerza y tiró de él hacia atrás.
-Vas a decirme dónde tienes a Sakura y dónde tienes la puerta al infierno-exigió-o sino yo mismo te mataré.
Demetrio rodó los ojos.
-En realidad tus amenazas me importan bien poco, si yo quisiera en estos momentos estaríais todos muertos, pero si te diré que la puerta no está aquí, os habéis equivocado de ciudad, de país y de continente.
-Pero…-empezó Naruto.
-¿Creías que tu casa era el lugar que más odiaba?-preguntó-si que la odio, pero hay un lugar que odio aún más y ninguno de vosotros lo conocéis y que no encontraréis nunca.
-Mientes, yo lo vi-dijo Tenten.
-Tú ves lo que yo quiero que veas-se limitó a contestar-en realidad solo vine de visita, vosotros os venís conmigo.
-¿Perdón?-preguntó Naruto-nadie se va a ir de aquí hasta que te matemos.
-¿Si?-respondió con ironía-entonces no saldremos de aquí nunca.
Todo se quedó en silencio, sabían que si querían salir bien librados de allí tendrían que matar a aquel vampiro, pero incluso sobrepasándolo en número sabían que era prácticamente imposible acabar con él.
Akatsuki bufaba al mismo tiempo que caminaba entre los pasillos de aquellas inmundas mazmorras medievales. Estaba enfadado, no comprendía como Demetrio lo dejaba de lado de esa manera después de que él hiciese tantas cosas por su causa. Podría haberlo mandado a comandar alguna de sus batallas contra los Luminati pero no, lo tenía allí de niñera de su estúpida hermana. Estaba cansado y ahora tenía que ir a llevarle comida humana para que su hijo se desarrollase bien, bobadas.
No tardó en llegar a los barrotes de la celda pero el plato se le cayó al suelo de la impresión. Allí dentro solo estaba Sakura, no había ni rastro de Alecto, como si hubiese desaparecido.
-¿Dónde está?-preguntó mientras abría la celda y entraba adentro.
-Se ha escapado por la ventana-contestó seria y señalando el hueco con barrotes.
-Imposible-contestó él sorprendido.
-Tienes razón-contestó una voz tras él-en realidad ni siquiera tuve que salir para llegar a fuera.
Akatsuki ni tuvo tiempo a defenderse, el golpe que le dio Alecto en la nuca lo dejó inconsciente al acto.
Poco después desapareció y apareció unos centímetros más atrás, justo de dónde Sakura la había hecho desaparecer.
-Llega a tardar un poco más y sería incapaz de mantenerte fuera de la celda-dijo la peli rosa entre jadeos de cansancio.
-Sí, podía sentir como los átomos tiraban por mí de vuelta a la celda pero ha sido una experiencia genial, pero ahora démonos prisa, tenemos que huir de aquí antes de que se despierte.
Ambas salieron corriendo, al menos Sakura intentaba correr, de la celda.
La idea de su plan se les había ocurrido tras observar a las dos arañas. En realidad una de ellas ni siquiera lo era, sino un bicho muy parecido con un par de alas. Los dos bichos empezaron a pelearse hasta que el alado se alzó por el cielo, salió al exterior por los barrotes y luego volvió y mató a la araña por la espalda, luego se la comió.
Sakura sonrió, quién iba a decirle que gracias a esos bichos ahora volvían a ser libres. Alecto de repente dio la vuelta y se acercó a Akatsuki y le sacó algo de un bolsillo, un móvil.
-Para llamar a Itachi.
-¿A Itachi?-preguntó mientras no dejaba de correr.
-Ya te explicaré cuando estemos lejos de aquí-contestó con una sonrisa.
ann91:
¡¡Hola Dresti!!
Ufff tengo casi tres días leyendo la historia desde la primera parte Poisonous Blood: 1.Renacer hasta llegar acá...Y déjame decirte que me ha encantado la historia ¡¡Es increíble!! :ohnoes:...Realmente espero la continuación...
:ohnoes:¡¡Hasta Pronto!! :ohnoes:
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