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[+18]*Poisonous Blood: 2.Sobrevivir[S&S]*

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ann91:
¡¡Hola!!
Aww no te entendi nada  :=s:
Pero, bueno supongo que a partir del otro capitulo
comenzare a entender jejejeje  :=p:
Espero la continuación
 :ohnoes:¡¡Hasta Pronto!! :ohnoes:

Dresti:
lo siento fue un error, en realidad esta es la conti de ''Reflejos de mi pensamiento'' ahora la quito y la pogo en su sitio, disculpad por el error pero estos dias estuve enferma y no sabia ni por donde me venia el aire xD

ann91:

--- Cita de: Dresti en Enero 26, 2012, 08:20 am ---lo siento fue un error, en realidad esta es la conti de ''Reflejos de mi pensamiento'' ahora la quito y la pogo en su sitio, disculpad por el error pero estos dias estuve enferma y no sabia ni por donde me venia el aire xD

--- Fin de la cita ---

Jajajajja Con razón no entendi!!  :lol:
Buehh...Espero la continuación
 :ohnoes:¡¡Hasta Pronto!! :ohnoes:

Dresti:
Hola! (Dresti se acerca con armadura y escudo para evitar los posibles ataques) antes de nada tengo que pedir obligadas disculpas por estar tanto tiempo ausente pero como sabéis los exámenes de la universidad me tenían por completo aislada de todo y solo ahora que los terminé pude ponerme con la conti. Me he tirado cuatro horas seguidas escribiendo así que espero que el capi merezca la pena y que os guste, no hay Lemon (T_T) pero si que lo habrá en el próximo capi jejejeje (espero no tardar tanto en poner la conti, haré todo lo posible por venir cuanto antes) y ahora os dejo que leáis, espero que os guste^^

Cuenta de twitter: DrestiChan

12. Despertar

Sasuke corría como loco de un lado a otro del pueblo con Sakura en brazos, era de día y la gente llenaba las calles, pero al él no le importaba que la gente se lo quedase mirando porque fuese corriendo a una velocidad poco normal, no le importaba nada, solo quería encontrar un hospital.
-Où est l’hôpital?-gritaba como loco. (¿Dónde está el hospital?).
Alecto iba detrás de él, con la niña en brazos envuelta en su camiseta, lo cual la dejaba a ella en ropa interior y no en muy buenas condiciones debido a la sangre que le manchaba los brazos. Aguantaba las ganas de llorar como podía, tenían que encontrar un hospital, puede que los vampiros no fuesen como los humanos pero algo podrían hacer los médicos para ayudarla, algo tenían que hacer.
Después de un buen rato acabaron por llegar al hospital, Sasuke tiró con la puerta llamando a gritos a un médico. Dos camilleros salieron corriendo hacia él y se llevaron a Sakura a toda prisa hacia el interior del hospital. Una enfermera se acercó a Alecto para cogerle la niña pero Sasuke lo impidió poniéndose delante y gruñendo. La enfermera se apartó asustada.
-Sasuke-dijo Alecto en tono conciliador-tienen que llevársela para que vean si está bien.
-No-gruñó.
No se iban a llevar a su hija, ¿y si aparecían los Sombra para llevársela? Bastante hacía con permitir que se hubiesen llevado a Sakura sin él como para dejar que se llevasen al bebé también. Su deber era proteger a su familia, no podía permitir que les pasase nada.
-Elle est bien-le dijo a la enfermera. (Ella está bien).
La enfermera no necesitó más para marcharse aterrada.
-¿A ti que te pasa? ¿Y si la niña no está bien?-le reprochó Alecto.
-El bebé está bien-sentenció él-dámela.
La peli verde fue a replicar pero la mirada que tenía Sasuke era suficientemente clara así que le tendió la niña.
Cuando el pelinegro la tuvo en sus brazos sintió como si parte de la ira que sentía se fuese de un plumazo. Más calmado se volvió hacia Alecto.
-Vuelve a llamar a Tenten, los necesitamos aquí ya-dijo-Akatsuki no debe estar muy lejos.
Alecto asintió y salió corriendo del hospital.


Demetrio estaba sudando frío desde el momento en que había salido de aquel maldito centro comercial, no podía creer que una persona pudiese tener poder semejante, ni siquiera un sangre pura de una de las familias más poderosas de los Luminati.
Lo que le había enseñado aquel vampiro en sus visiones casi le provocó la locura, todos los momentos más complicados de su vida habían desfilado por delante de sus ojos, varias veces seguidas, y por último… lo último fue lo peor de todo. Con un escalofrío se sacudió esos pensamientos de la cabeza, no era momento de centrarse en eso. Habían descubierto su tapadera en Italia, así que el frente en Europa debía ser abandonado, por completo. Ahora mismo cogería un avión hacia Francia, no era conveniente que ningún vampiro lo viese recorriendo él solo y a pie el camino hasta Borgoña y menos en ese estado.
El móvil empezó a sonar, iba a pasar de él pero al ver que era Akatsuki el que llamaba decidió conquistar.
-¿Qué quieres?-contestó.
El teléfono se quedó en silencio durante un rato bastante largo.
-Señor…-se escuchó la débil voz de su siervo-hay algo que…
-¿Qué demonios pasa, estúpido?-dijo perdiendo la paciencia, presentía que lo que ese idiota tenía que decirle no era nada bueno.
-Mi… mi hermana y…Alecto…
-¡No sigas!-exclamó-¡no sigas que ya sé lo que viene! ¡Vuelve de inmediato a Japón y cuando nos veamos allí te mataré! ¡Juro que te mataré!
Colgó y tiró el teléfono al suelo y gritó. ¿Cómo podía estar rodeado de tantos incompetentes? Ahora la princesa había escapado y con ella su hijo, al que necesitaban para el sacrificio y el tiempo se agotaba, no quedaba nada. Sabía que Suigetsu estaba reuniendo a los sangre pura y nobles fieles a los Serim para lanzarse en una guerra contra él y contra Crimilda, serían pocos pero él sabía muy bien que a veces los números no ganaban las batallas.
Volvió a recibir otra llamada, pero esta vez no era telefónica, Anferis había entrado en su mente porque quería comunicarse con él.
‘’Padre’’ la escuchó ‘’debéis volver de inmediato a Japón, tenemos problemas’’
‘’ ¿Qué pasa ahora?’’ exclamó mentalmente.
Pero Anferis había cortado la comunicación, gruñó, ahora tendría que dejar de lado el tema de Sakura y regresar a su morada, a saber qué demonios habían hecho sus hijos en su ausencia.
No podría imaginar que lo que allí sucedía era más preocupante de lo que él pensaba.


Cuando Sakura abrió los ojos descubrió que estaba en un lugar completamente blanco, no había suelo ni cielo, todo era blanco, todo era uno.
-Buenas tardes, ojo-sama-dijo alguien detrás de ella.
Asustada se giró y quedó en frente de un hombre alto y facciones muy marcadas y aterradoras, pero de sonrisa y mirada amables, sus ojos eran verdes, normales, pero el pelo, era blanco como la nieve. Llevaba puesto un esmoquin de color negro y unos mocasines del mismo color.
El hombre se echó a reír ante la mirada perspicaz y desconfiada de la chica.
-Te das cuenta de lo rápido que pasa el tiempo cuando vez lo rápido que crece la gente joven-continuó.
Sakura seguía callada, ese hombre parecía conocerla muy bien pero ella no sabía quién era él.
-Es curioso ver cómo te pareces a tu madre, es como si el destino no quisiese que su recuerdo cayese en el olvido y te mandase a ti en su lugar.
-¿Conoció usted a mi madre?-preguntó con curiosidad pero sin bajar la guardia.
El hombre sonrió.
-Ella tampoco se fiaba mucho de la gente desconocida, recuerdo que cuando la conocí me miró de la misma forma que tú lo estás haciendo ahora, en fin, algo tuve que hacer bien para que al final acabara cansándose conmigo, ¿no crees?
Sakura se quedó de piedra, no… no podía ser cierto, ese hombre no…, no podía ser porque tenía que estar… muerto, pero ese hombre estaba allí, delante de ella. Su cara se contrajo en una mueca intentando contener las lágrimas, si lo que ese hombre decía era cierto entonces él era…
-Y también pones la misma cara que ella cuando llora…
No pudo terminar porque Sakura se le había lanzado a los brazos y lloraba desconsoladamente en su hombro. Él correspondió al abrazo y le pasó la mano por el largo cabello.
La verdad es que Sakura no sabía muy bien como debía sentirse en ese momento, estaba inmensamente feliz, pero a la vez confundida.
-Disculpadme, no he sido muy educada, Majestad-dijo separándose y haciendo la mejor reverencia que pudo.
Él sonrió y la obligó a levantarse.
-Nunca he obligado a mis propios hijos a inclinarse ante mí cuando era rey, y menos ahora que ya no lo soy, y mucho menos a tratarme de usted o ‘’vos, Majestad’’.
-Pero vos… tú estás…
-Muerto-concluyó él-no lo digas con temor, porque es la verdad, estoy muerto.
-Pero no puede ser, si vos… si tú estás muerto ¿cómo es que puedo verte?
Él volvió a sonreír, mostrando su blanca y perfecta dentadura, ni siquiera esos enormes caninos lograban restarle un ápice de ternura a su sonrisa.
-Bueno, es un asunto bastante complicado de explicar, verás este lugar en el que estamos se conoce con el nombre de ‘’limbo’’ generalmente, aunque también se conoce como ‘’purgatorio’’ es el lugar a donde van todas las almas antes de ser juzgadas.
-¿Entonces estoy muerta?-preguntó horrorizada, si ella estaba muerta, el bebé…
-No, hija, tú no estás muerta, a este lugar también vienen las personas que están en riesgo de morir, hace poco estuvo aquí Sasuke, y estuve hablando con él, un hombre muy sensato y valiente, has elegido bien.
La peli rosa no pudo evitar sorprenderse, pero claro, la vida de Sasuke hacía poco corría peligro.
-Pero ¿él no está muerto de verdad?
-No-contestó su padre-claro que no, todavía no es lo suficientemente viejo, además es él quien te ha traído al hospital.
-¿Hospital?-preguntó.
-Ahora estás siendo atendida en un hospital de Francia, Eishel le contó todo y él fue a buscarte, perdiste mucha sangre durante el parto.
La cara de la ojijade se puso totalmente lívida.
-El parto…oh, señor… el bebé…
-No te preocupes, la niña está bien, Sasuke no dejará que le pase nada malo.
Sakura suspiró aliviada, al menos su bebé, que al parecer era una niña, estaba sana y salva con el pelinegro, eso la tranquilizó.
-Me alegra ver que tu vida es feliz, bueno todo lo feliz que puede ser la vida de un sangre pura-añadió.
-Y en gran parte es al gran sacrificio que habéis hecho todos por mantenerme a salvo-dijo-al principio sentí rencor y rabia pero ahora que voy a ser, que soy, madre puedo entender la cantidad de cosas que un padre está dispuesto a hacer para mantener a salvo a su hijo.
-No fue fácil ver como uno de tus hijos mata a sus hermanos delante de tus ojos y que tú no puedas hacer nada-dijo dolido.
-Sí, he tenido el placer de conocer a Akatsuki-susurró.
-Al menos tú has sobrevivido, y Sai, los únicos junto a tu tío que quedáis de los Serim, y junto a tu prima Alecto, una chica muy valiente.
Sakura sonrió, era cierto, su prima era muy valiente, sin ella no habría podido sobrevivir durante todo ese tiempo.
Hablando sobre vivir y morir, se quedó mirando fijamente a su padre.
-¿Llevas esperando dieciocho años por tu juicio, aquí en el ‘’limbo’’?-preguntó preocupada-esto es muy solitario.
Él se rió.
-Oh no, este sitio y yo somos viejos amigos, incluso cuando estaba vivo venía a pasear por aquí.
Sakura abrió los ojos como platos, sorprendida.
-Mi poder sangre pura me permitía transportarme del mundo de los vivos al de los muertos, con limitaciones por supuesto, ya debes saber que hay ciertos lugares en los que nuestra presencia no es bien recibida.
-Sí, soy conocedora del odio de… Él hacia nuestra especie, ¿entonces estás en el infierno?-la preocupación volvió a asaltarla.
-Oh no, incluso para nosotros hay un lugar al que ir sino hemos sido ‘’muy malos’’ en vida, pero eso no es lo que importa ahora, tengo poco tiempo para hablar contigo-su cara ahora se puso seria-se avecina una guerra Sakura, una guerra muy peligrosa que no solo afectará a los vampiros, conoces a Demetrio, sabes de lo que es capaz y lo que pretende hacer.
La chica asintió.
-Debes estar preparada, conocerte a ti misma, potenciar tus virtudes y corregir tus defectos, cualquier mínimo error podría ser fatal.
-Tenía entendido que los sangre pura no moríamos-dijo, pero antes de acabar se dio cuenta de lo estúpida que había sido esa frase.
-Y no es frecuente es cierto y eso es porque nuestra sangre es más fuerte que la de cualquier vampiro, el veneno demoníaco recorre nuestra sangre y eso es lo que nos hace tan poderosos y letales, pero como todo ser que habita esta tierra podemos morir.
Él vampiro frunció el ceño en señal de seriedad y concentración.
-La sangre completamente humana de los renacidos hace que estos, aunque sean vampiros, sean incapaces de regenerarse de las heridas más graves-explicó-los vampiros nobles tienen sangre humana y pura mezclada por lo que los hace más fuertes que los renacidos pero pueden morir si alguien los decapita o les clava una estaca en el corazón, de ahí nació la leyenda de que los vampiros solo moríamos si nos clavaban estacas de madera en el corazón.
-No sabía eso-reconoció ella-la verdad es que no sé mucho de nuestro mundo, solo lo que me enseñó Shikamaru-sensei en esos pocos días.
-Tendrás tiempo de aprender pero ahora escucha-prosiguió-nosotros, con nosotros los sangre pura no se acaba tan fácilmente, nos curamos de cualquier herida, incluso de una estaca clavada en el corazón, nuestros huesos son duros como el acero por lo que no pueden decapitarnos ni mutilarnos, somos técnicamente invencibles, pero existe una forma de matarnos, una única forma de hacerlo.
Sakura centró toda su atención en lo que su padre le decía, sentía curiosidad y a la vez miedo por conocer lo que podría causar su propia muerte.
-Nuestra sangre.
-¿Nuestra… sangre?-preguntó confundida-¿no es la sangre lo que nos da la vida?
Su padre sonrió.
-¿Irónico, verdad?-dijo-lo que casi mata a Sasuke es la ponzoña que Crimilda le inyectó en el cuerpo, tu morirás sino detienen la hemorragia… esa es la manera de matarnos, infectando nuestra sangre o bien desangrándonos, nuestra sangre es a la vez la más fuerte y la más débil de todas, por eso existen los guardianes, por eso nos protegen, no solo nos protegen, si lo puros dejamos de existir los vampiros estarían condenados a la extinción.
-Es… increíble-murmuró ella.
-Por eso tú y Sasuke sois los elegidos para esta misión, él ahora tiene la barrera infranqueable, nadie puede tocarle, ni hacerle un leve rasguño y tú… oh, Sakura ni tú misma has alcanzado a ver cuán poderosa eres, hasta ahora solo has descubierto la tele transportación pero eso solo es la mitad, hay más y solo tú puedes sacar a la luz tu verdadero potencial.
-Pero… ¿cómo?
-Confiando en ti, eres más fuerte de lo que crees, escucha, Suigetsu está reuniendo un ejército, tu ejército, al que tú debes dirigir como heredera al trono, tranquila-dijo al ver la palidez que estaba adquiriendo su hija-tienes gente que te ayudará a tu lado, Sasuke, confía en él, él sabrá cómo ayudarte, y será su deber como rey consorte.
Rey consorte, ejército… la información pasaba por ella a toda velocidad.
-No queda tiempo, debes volver, pero no sin antes transmitirte un mensaje de tu madre, Akari desearía verte pero ella no puede salir de donde ahora vivimos, solo quiere que sepas que te quiere y que siente mucho no haber podido estar contigo, siempre tendrás nuestro apoyo, siempre.
Entonces fue como si el lugar se fuese apagando lentamente, como una puesta de sol y su padre a lo lejos, despidiéndose con un ademán y una sonrisa.


Dormía, a pesar de todo el escándalo que había a su alrededor ella dormía, a pesar de que habían pasado horas allí en ese hospital y Sakura ya estuviese fuera de peligro en aquella habitación, ella seguía durmiendo, y la niña igual, como si ambas estuviesen en una misma sintonía.
Al final había consentido que una enfermera examinase a la niña y la limpiase y la vistiese, todo con él presente claro, no podía separarse de ella, su naturaleza de vampiro le impedía dejar sola a su descendencia sino estaba la madre presente, y bueno, con naturaleza o sin ella tampoco lo haría.
Y allí la tenía Alecto en sus brazos, ya que él estaba demasiado nervioso y tenía miedo de lastimarla, completamente lavada, con un pijama rosa y envuelta en una manta blanca, humana y frágil, como todos ellos cuando llegaban al mundo.
-Itachi no tardará en llegar-dijo Alecto-volví a llamar hace un rato y dijo que estaban de camino hacia aquí, sonaba débil pero no quiso contarme nada.
-Hmp, muy propio de él.
-En realidad muy propio de los Uchiha-protestó en apenas un susurro.
Sasuke iba a replicar algo pero en ese momento Sakura se removió y sus parpados empezaron a moverse. Un intenso frenesí se apoderó del cuerpo del pelinegro, que recorrió lo que restaba de habitación en un suspiro. Con alivio y alegría vio como la peli rosa abría los ojos y se lo quedaba mirando, primero con confusión y después con felicidad.
-¡Sas…!-quiso reclamar pero los labios de él sellaron las palabras en un intenso beso que duró varios minutos.
Ambos estaban felices, al saberse juntos y ver que los dos estaban vivos y que nada más los volvería a separar.
-Oh, Sasuke, lo siento mucho-empezó a balbucir ella entra sollozos-no quería pero tenía que manteneros a salvo a ti y al bebé… acabo de ver a mi padre y él…
Sasuke no entendía casi nada de lo que ella le decía pero le daba exactamente igual, tenían tiempo para hablar, lanzar reproches, discutir, reconciliarse… ahora solo quería abrazarla y besarla y asegurarse de que no se volvía a escapar, porque esta vez no la dejaría.
Volvió a besarla otra vez y otra vez y otra, y así unas cuantas veces más hasta que la leve risa de Alecto los interrumpió. Sakura se sonrojó y él se separó un poco, por un momento habían olvidado donde estaban.
-Me alegra ver que estás bien Alecto, lo siento mucho de verdad, lo siento por todos, he sido una egoísta y…
-No pasa nada, no eres ninguna egoísta, solo hacías lo que creías mejor, nadie puede condenarte por ello-dijo su prima con una sonrisa-además, todos estamos bien y eso es lo único importante.
Sintió como la mano de Sasuke apretaba la suya en un gesto de cariño y ella le devolvió el apretón pero ahora sus ojos se encontraban clavados en aquella manta que tenía Alecto en sus brazos, el sentimiento de ansiedad y expectación que la invadió fue completamente nuevo para ella, mezcla de ternura, protección y amor.
Alecto se acercó a ella y le tendió la niña. Sakura la cogió con manos temblorosas, había empezado a llorar, no se podía creer que ese bebé fuese suyo, después de nueve meses y ahí la tenía, la cosa más bonita que había visto en su vida.
Sasuke observaba sobrecogido como Sakura inspeccionaba a su hija de arriba abajo, reacción natural de toda madre, como la acariciaba y como la arrimaba a ella con infinito cuidado y amor. Él, que nunca había creído en milagros, en ese momento se sentía más cercano al cielo que otra cosa. La niña se había girado y pegados sus mejillas al pecho de su madre y así se quedó.
-Oh, por favor, me estoy emocionando-escuchó murmurar a Alecto mientras se secaba dos lágrimas con la mano-en fin, nunca pensé que llegaría el momento en el que vería algo que realmente hicieses bien Sasuke.
-Hmp.
Sobreponiéndose un poco a su propia confusión se levantó.
-Tenemos que abandonar el hospital-anunció-¿te ves capaz?
Sakura asintió decidida.
-Saldremos de aquí y esperaremos a los demás en las inmediaciones y luego partiremos hacia Rusia junto a mi madre y Eishel-dijo recuperando el tono frío que lo caracterizaba.
Sakura suspiró y sonrió, le hubiera gustado tener un momento más de esa paz y tranquilidad pero no podía ser, ya tendría tiempo de pasar tiempo a solas con Sasuke y la niña. La miró, con el pelo negro como la noche y la piel blanca, le recordaba a aquel lugar, al ‘’limbo’’ al principio blanco y luego negro y sonrió. Era como una puesta de sol, como el crepúsculo, la naturaleza de un vampiro en estado puro. La primera de una nueva dinastía de Luminati.
-Hinoiri-susurró-el crepúsculo que da fuerza a los vampiros.

Dresti:
Cuenta de twitter: DrestiChan

13. Un rato de felicidad

Estaban fuera del hospital, esperando a que Sasuke terminase de hacer lo que sabe quién estaba haciendo en esos momentos. No podía evitar sentirse nerviosa y asustada, su instinto materno la obligaba a estar continuamente alerta observando todo lo que sucedía a su alrededor por si había algo sospechoso, aunque viendo el manojo de nervios que era también el cuerpo de su prima le hacía pensar que no estaba tan paranoica.
-¿Dónde demonios se ha metido este hombre?-la escuchó rezongar mientras miraba por enésima vez a la puerta del hospital-seguramente tenemos una horda de Sombra, demonios y sabe qué más persiguiéndonos y se entretiene ahí dentro.
El olfato agudizado de Sakura enseguida sintió otro olor, aquel olor tan dulce acompañado por el sonido de sirenas.
-Una ambulancia-dijo tragando grueso.
El olor dulce cada vez era más fuerte y cuanto más lo sentía más le ardía la garganta. Oh señor, se horrorizó, llevaba varios días sin alimentarse y además acababa de perder una gran cantidad de sangre. Sus colmillos apretaban contra sus labios, la sed empezaba a hacerse insaciable.
-Sakura-era la voz de Alecto, ella también sonaba ansiosa pero no lo parecía tanto como ella-será mejor que vayamos a esperar a Sasuke a otro lado, en nuestra situación no es seguro que nos quedemos aquí.
Sakura cerró los ojos y sujetó con más fuerza a su pequeño bebé. Hinoiri estaba dormida, ajena al resto del mundo. Ella quería marcharse, tenía que hacerlo, no solo para no llamar la atención, no solo por ella, aquella persona que iba en la ambulancia que en cinco minutos llegaría al hospital, en concreto aquella mujer que había recibido un balado en el estómago, merecía vivir, ella no era nadie para matarla. En realidad ella nunca fue nadie para haber matado a tantas personas como lo había hecho en esos casi doce meses que había descubierto lo que era, un monstruo.
-Vámonos Sakura, por favor-sabía que su prima también estaba sedienta.
-No puedo-dijo desenfundando sus colmillos-no puedo hacerlo… huele tan bien…
Abrió los ojos de par en par, allí estaba la ambulancia y todo dejó de importar, no había nada más que ella como depredador y aquella mujer como su presa, su comida. Cuando quiso darse cuenta iba corriendo a toda velocidad hacia el vehículo. Estaba llegando y ella estaba preparada para saltar cuando algo se cruzó en su camino y la empotró contra la pared. Ella se revolvió y se deshizo en puñetazos y mordiscos contra aquel ser que la sujetaba, le decía algo pero ella no escuchaba, solo escuchaba como latía el corazón de la mujer en la ambulancia, cada vez más lentamente, más lentamente, más lentamente, hasta que el sonido se apago y el olor a sangre fue esfumándose poco a poco, al igual que fue regresando su control.
Solo entonces se dio cuenta de que aquello que la retenía era el cuerpo de Sasuke, que la mantenía pegada contra la pared de un edificio. Al ver que ella había regresado en sí él la soltó. Estaba lleno de mordidas por todos lados, mordidas de ella. Sakura se llevó las manos a la boca horrorizada, pero se detuvo a mitad del camino. Sus manos… sus brazos estaban vacíos, el terror la llenó por completo, el bebé, ¿dónde estaba el bebé? Horrorizada se dio cuenta de que cuando echó a correr ya no la tenía, ¿dónde estaba?
-Tranquila Sakura, bebe esto-dijo Sasuke acercándose con cautela a ella y ofreciéndole un plástico lleno de líquido carmesí-te sentirás mejor.
-La niña Sasuke, ¿dónde estás Hinoiri? ¿Qué le he hecho?-sollozó.
-Hinoiri, está con Alecto, ella la recogió del suelo y está a salvo.
-¿Qué he hecho?-se recriminó-soy un monstruo, abandoné a mi hija.
-No, Sakura, no la has abandonado es normal que…
-¡¿Normal?!-exclamó histérica-he abandonado a mi hija para satisfacer mi sed, ¿es que no lo entiendes? ¡Soy un monstruo!
Se dejó caer como un fardo al suelo, ocultando la cabeza entra las piernas flexionadas. De inmediato sintió como Sasuke se sentaba a su lado y la rodeada con un brazo.
-Esa mujer ha muerto y yo lo único que podía pensar era en lo bien que se sentiría su sangre en…-un sollozo cortó la frase.
Sintió como Sasuke le colocaba la bolsa de sangre entre las manos. En ese momento se daba asco a sí misma por lo mucho que deseaba beber de aquel néctar, pero debía hacerlo antes de que pasase algo peor. Se bebió todo el contenido en diez tragos y enseguida se sintió mejor, físicamente, porque sicológicamente se sentía como una mierda. El pelinegro la ayudó a alzarse y a caminar, podía ella sola, pero necesitaba su ayuda o ella misma se dejaría caer.
Pronto apareció Alecto con la niña en brazos y Sakura no pudo más que cogerla y abrazarla mientras lloraba a lágrima viva y Sasuke le ofrecía otra bolsa a su prima.
-He hablado con Tenten-dijo el pelinegro-ha tenido problemas en el aeropuerto de Roma pero en cuanto puedan pillarán el primer avión a Rusia, nos encontraremos en Vladivostok, ya les di la dirección.
Alecto asintió algo apenada.
-Nosotros debemos irnos ya, tenemos que ir corriendo, estarán buscándoos por todos los aeropuertos y estaciones de transporte públicas, no podemos arriesgarnos.


-No me lo puedo creer-susurró Itachi-¿de verdad yo hice todo eso?
Estaban sentados en el aeropuerto, esperando a su avión, hechos todos una mierda, con las ropas destrozadas y con varias heridas feas, los lobos eran los únicos que se librarían si no fuese por los desgarrones que la transformación había producido en sus ropas.
-Parecías poseído Itachi-san-reconoció Sai-parecía como si Demetrio estuviese sufriendo la peor de las torturas.
-No recuerdo apenas nada-dijo el Uchiha-solo que no podía controlar mi cuerpo, ¿y dices que era Tsukuyomi? Pero ¿cómo? De todos es sabido que Ellos odian a las criaturas del demonio.
-No intentes comprender a las fuerzas del bien y del mal, no es tan simple, así como el maligno encontró en Lucifer, uno de los arcángeles celestiales un servidor, no resulta extraño que Él o Ellos, según se vea, tenga servidores entre las huestes del mal.
-Pues puedo asegurar que aquellos parecía más cosa del diablo que de Dios-dijo Kiba, recibiendo por respuesta un bufido de cinco vampiros a la vez-ah sí, se me olvidaba que no se puede mencionar la palabra tabú.
-Lo importante es que nadie resultó herido y mi prima está bien-dijo Neji.
Hinata estaba sentada al lado de Naruto, completamente curada, por suerte todo había quedado en un susto.
-Siento haber sido un estorbo-se disculpó.
-No debes disculparte Hinata, en realidad si Tsukuyomi no llega a hacer su aparición todos habríamos acabado muy mal-contestó Tenten.
-En realidad el mérito fue de nuestra manada particular-añadió Naruto-porque a Tsukuyomi le importaba más bien poco si mataba a Demetrio o a uno de nosotros, lo siento Itachi pero es así.
-Eso solo pasó porque nos pasó porque nos pilló desprevenidos-dijo la peli café-con el tiempo Itachi aprenderá a controlarlo.
-Es imposible-dijo él-no te haces idea la cantidad de poder que había.
-Era un dios, es normal-interrumpió Kiba, recibiendo de nuevo un bufido por parte del público noctámbulo.
-¿Por qué no cierras la boca, estúpido?-le regañó Ino-que tu puñetazo haya salvado la situación no cambia que seas un bocazas.
PASAJEROS DEL VUELO 411 CON DESTINO A VLADIVOSTOK, EL VUELO SALDRÁ EN DIEZ MINUTOS, LES ROGAMOS QUE SE VAYAN DIRIGIENDO A LA PUERTA DE EMBARQUE.
-Es nuestro avión-dijo el rubio-nunca pensé que diría esto pero estaba deseando largarme de Roma.


Sasuke observaba como su madre arropaba a su hija tras haberla aseado y envuelto con dos mantas. Habían llegado hacía una hora y el estado anímico de Sakura había sido tan deplorable que no podía hacerse cargo de la niña. Allí en el salón también estaba Alecto, con la mirada perdida en la ventana, esperando la llegada de Itachi, sin duda tenían muchas cosas de las que hablar, pero ahora no tenía ganas ni fuerzas para hacerlo.
-Será mejor que vayas con ella-le dijo su madre-no dudo que Eishel la cuide bien, como quién dice es su madre, pero ella te necesita a ti y tú la necesitas a ella, lleva contigo a la niña te hará bien.
Él asintió.
-Alecto, querida, tenía pensado salir a comprar u poco de ropa para el bebé y pasar de paso por el aeropuerto, tal vez quieras venir conmigo y no nos haría mal llevarnos también a Eishel, ¿podría avisarla, hijo?
Sasuke sonrió de medio lado mientras asentía, Apreciaba lo que su madre quería hacer así que entró al cuarto con el bebé.
Sakura estaba sentada con las rodillas abrazadas sobre la cama, mientras que Eishel le tapaba los hombros con una manta. Sasuke le transmitió la noticia al hada y esta los dejó solos, escuchándose poco después la puerta de la calle, sinónimo de que ahora solo ellos tres quedaban en esa casa.
-Te he traído a la niña, tiene hambre-dijo sentándose a su lado.
-Harías bien en mantenerla alejada del monstruo de su madre-susurró sin moverse un ápice.
-No eras tú Sakura, es algo normal después de lo que te hizo ese animal de tu hermano, al cual mataré en el mismo instante que se aparezca ante mis narices-gruñó-la niña te necesita, eres su madre.
Pero Sakura siguió sin moverse. Algo tendría que hacer para animarla.
-En 1680 trabajaba como soldado en el ejército francés, tenía un amigo humano, se llamaba François, por supuesto él no sabía lo que yo era-empezó a hablar-yo por aquel entonces no había llegado ni a los 50 años pero creía que tenía mi naturaleza completamente bajo control así que no dude ni un segundo en ir a la guerra.
Ahora Sakura lo miraba fijamente, atenta a lo que él contaba.
-Pero aquello no era lo que yo pensaba, puedes controlarte ante pequeñas cantidades de sangre pero con todos aquellos cadáveres… fue horrible, me volví loco y empecé a beber delante de todos, me miraban horrorizados pero yo no volví en mí hasta que varios hombres me sacaron de encima de mi última presa, era François.
Sakura abrió los ojos de golpe.
-Fui capturado por la inquisición y me llevaron al mismo lugar donde tú estuviste cautiva, me torturaron de todas las formas habidas y por haber, pero nada me dolió más que haber matado a mi amigo, fue horrible sí, pero si quieres aprender a vivir con esto debes luchar por controlarlo, y eso no se consigue si tú no pones un poco de tu voluntad, así que coge a la niña y haz lo que tienes que hacer.
-Yo… está bien-se resignó ella.
Sasuke tenía razón, no podía dejarse vencer así que cogió a la niña, que empezaba a llorar de hambre.
Se quitó su camiseta y desabrochó el sujetador y empezó a darle el pecho, ante la mirada atenta del pelinegro.
-¿Lo haremos bien, Sasuke? Se espera tanto de nosotros…
-Hmp-en ese momento no podía importarle menos lo que se esperase de ellos.
Hinoiri terminó pronto y Sakura volvió a vestirse para luego llevarla a una cuna improvisada que Eishel había creado con magia.
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.-Espero que puedas perdonarme.
-Ha sido difícil Sakura, llegué a pensar que estabas muerta, no dejaré que vuelvas a hacerme esto, nunca más-dijo serio-porque entonces no respondo.
-Te lo prometo-contestó ella-yo misma me di cuenta de lo idiota que he sido, solo quería proteger a todos pero…
-Casi mueres, Sakura, ¿qué crees que podías hacer tu sola que no pudiésemos hacer juntos? Casi te matan, yo podría haberte ayudado.
-Lo sé, pero fue un intento de alejarte de esto, pero es imposible, debí recordar que eres más cabezota que yo, y que eres capaz de enfrentarte a estas cosas mucho mejor que yo, además Hinoiri también es tu hija, no tengo derecho a separarte de ella, y…
-¿Y?
-No podría vivir mucho tiempo sin verte-reconoció.
-Lo sé-sonrió con arrogancia.
Ella le dio con la almohada en la cabeza, pero luego se lo compensó con un beso. Tenía que aprovechar ese ratito de felicidad.
-Nuestra hija duerme como una piedra-susurró mientras miraba hacia la cuna.
-Eso no es algo tan malo-añadió él.
Los dos se echaron a reír.

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