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[+18]-Seducción ¿el día o la noche?-[SasuSaku]

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Hinoshi Hazuno:
Nooooooooooooooooooooooooooo, xk eres asi??!!! yo pense k todo estaria bien y nooooooooooo, sakura tenia k salir con esoooo, maldito michael, k hace el alli, k vuelva al maldito taxi de regreso a Hawaii!!!!!!!!!!!!!!!

Greenie:
Dresti-chan...
SIMPLEMENTE ME ENCANTO...
SAKURA Y SASUKE SON TAN MADUROS PERO A LA VEZ INMADUROSS!
SE IGUAL FORMA SON DIVINOS JAJA ITACHI APESAR DE TODO ES UN BUEN PERO RARO HERMANO MAYOR! :D
ESPERO QUE LA RELACION DE AMBOS MEJORE...
TANTO SASU COMO SAKU ESTAN DESTINADOS A ESTAR JUNTOS!
EL QUERER ES PODER :)
UN BESO
Y ESPERO CON MUCHAS ANSIAS LA CONTINUACION

Dresti:
Hi people! aki traigo la conti, siento muxo la tardanza

29.

-Y entonces él me dijo que...-Yoko se calló al ver que por enésima vez Sakura la estaba ignorando-y entonces yo te dije que robásemos un banco y tú aceptaste, ¿qué te parece?
-Me parece bien-contestó la pelirosa aún con la mirada en el aire.
Yoko se inclinó por encima de la mesa de la cafetería en la que se encontraban y siguió la triste mirada de su compañera.
Sasuke estaba sentado en las escaleras del patio de la Universidad, estaba con Ino revisando en un libro y ambos discutían sobre algo relacionado con la discoteca.
Yoko suspiró al comprender por qué su amiga mostraba el más mínimo interés en lo que ella le decía.
-Sakura no me estás prestando atención-dijo-llevamos ya casi un mes así, ¿cuándo cambiará esto?
La pelirosa volvió la vista al frente y se encogió de hombros.
Buena pregunta, ni siquiera ella sabía cuánto tiempo seguiría así, a veces hasta pensaba que nunca acabaría, que nunca podría recomponer su vida.
Normalmente conseguía fingir que todo avanzaba y que ella estaba bien, que había recuperado su vida.
Había vuelto a trabajar en la barra de la discoteca y tenía más oportunidades que nunca para rehacer su vida sentimental pero cada vez que se decidía para darle una oportunidad a alguien su mirada viajaba hasta la puerta de la discoteca y lo veía allí parado, callado y serio como siempre, y entonces ella acababa inventando cualquier excusa para no salir con nadie.
Era una gran imbécil, había sido ella la misma la que había cortado toda esperanza de una relación y era ella la que más se resistía a abandonar el pasado. Por su parte, Sasuke había recuperado su vida por completo, era el mismo de siempre.
No podía evitar sentirse un poco resentida al ver lo fácil que estaba atravesando la situación, pero saber que él lo había logrado la ponía contenta y le daba ciertos ánimos para que ella también lo intentase.
-Lo siento Yoko, repíteme lo que me decías.
La pelinegra rodó los ojos y volvió a sentarse en su silla mientras tomaba un sorbo de su café con leche.
-A ver, te repito desde el principio, ayer estaba en casa cuando llamaron al timbre y cuando fui a abrir me encontré con Michael.
-¿El de Hawái?-preguntó extrañada-¿qué hace él aquí?
Yoko se encogió de hombros.
-Dice que ya lleva unas pocas semanas en Japón, que vino porque le entró curiosidad por conocer el país después de que yo le hablase de él-contestó-pero como no sabe japonés tiene problemas para comunicarse.
-¿Y cuánto tiempo se va a quedar?
-Pues no sé, dijo que sus padres aprovecharon su viaje aquí para irse ellos de vacaciones al Caribe y hasta que ellos no vuelvan él tampoco lo hará y como no sabe cuánto tiempo pasará aquí está buscando a alguien que le enseñe algo de japonés, el problema es que no encuentra a nadie que lo haga.
Sakura asintió mientras ella también tomaba un sorbo de su café.
-Enséñale tú-sugirió-tu padre es americano y tú te has pasado media vida allí.
-Yo no puedo, tengo que...resolver unos asuntos.
''Encontrar a mi madre'' pensó.
Sakura suspiró y por inercia volvió a dirigir su mirada hacia el cristal.
Su corazón empezó a latir furiosamente cuando descubrió aquella mirada negra penetrante que la miraba. Sentía lo mismo que el primer día, ternura, anhelo y amor. Por un momento creyó atisbar el mismo sentimiento en los ojos de Sasuke pero no pudo comprobarlo ya que Ino volvió a llamar su atención y el pelinegro retiró la mirada.
-¿Sabes? deberías colgar un cartelito de ''no disponible'' cada vez que te esté hablando y vayas a ignorarme-se quejó Yoko-en serio Sakura, yo no sé qué tipo de amistad tenéis vosotros dos, cuando os miro me parece estar viendo a Romeo y Julieta y me preocupa que en cualquier momento vayas a clavarte un puñal.
-No pasa nada Yoko, ambos lo estamos superando-mintió.
Aunque Yoko tenía razón, ellos habían quedado como amigos pero cada vez que uno coincidía con el otro uno de ellos se marchaba, apenas si se saludaban.
-Muy bien, sigue engañándote a ti misma y verás como tu vida acaba tirada por el retrete-dijo mientras se levantaba-tengo que marcharme.
La pelirosa alzó las cejas.
-Te queda una clase, ¿no piensas ir?
-Ya justifiqué mi falta, necesito acompañar a mi hermana a un sitio-dijo-ya sabes cómo es Yonehara, a  veces pienso que es peor que Paris Hilton, no, definitivamente Paris es mucho mejor.
Sakura se echó a reír ante la comparación.
-Ánimo y suerte-le deseó.
Yoko pagó su parte de la consumición y le guiñó un ojo antes de irse.
Miró el reloj, tenía una hora exacta para ir a reunirse con Ino en la casa donde ahora vivía con Sai para cobrar sus honorarios y pasar la tarde con sus amigos.
Volvió a mirar a través del cristal, pero ya no quedaba ni rastro de Ino y Sasuke.
Cerró los ojos, tenía que olvidarlo, ya.
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-Y se montó la gorda porque mi padre quiere adelantar la boda-dijo Naruto visiblemente enfadado.
-El que se casa eres tú ¿no? pues tú y Hinata decidía cuando lo hacéis y punto-contestó el pelinegro en tono ácido.
-Desde luego teme, estás completamente insoportable-dijo el rubio-más que antes y eso es un logro.
-Hmp.
-A ver, ¿cuánto hace que tú y yo no salimos de fiesta? ¡Hace medio año! y antes lo hacíamos todos los días, ¿qué es lo que te pasa?
-Pasa que ya no soy rico y tengo que trabajar-contestó de mala gana.
-No, yo te diré lo que pasa, porque solo pasa una cosa y tiene nombre y apellido.
-Hmp, haz lo que quieras-dijo alejándose de su amigo y dejándolo con la palabra en la boca.
No estaba para escuchar los sermones de nadie, ni siquiera los de su mejor amigo, bastante tenía ya.
Su padre se negaba a hablar con él, no es que hiciese mucho esfuerzo tampoco, luego por otra parte se encontraba a Itachi hasta en la sopa y lo que menos le apetecía era hablar con su hermano.
Si hubo un momento en que llegó a pensar que tenía una familia normal en ese momento se daba cuenta de cuan equivocado estaba.
Y la peor de ellos era su madre, aunque realmente ya no sabía que pensar, en ese tiempo ella había sido la única que prestó algún tipo de atención a su nueva situación. Cada dos semanas se encontraba un sobre con algo de dinero dentro del buzón, no tenía nombre de quién lo mandaba, solo aparecía una dirección, 12 distrito 22, Keitai, y sabía que su madre vivía en ese barrio.
No sabía que pretendía Mikoto al querer acercarse a él tan repentinamente, de todos modos agradecía su ayuda en silencio. Su gran padre ni siquiera se preocupaba por él.
Pero eso se quedaba en nada cuando uno reflexionaba sobre el ''problema mayor'', eso es, porque aunque quisiera ignorarlo el ''problema mayor'' estaba en todas las partes a donde él iba. En la Universidad, en la cafetería de la Universidad y en el trabajo. Simplemente fantástico, daba gracias de que al menos no tenía que afrontarlo por el camino a casa o mismamente en ella.
Porque, siendo sinceros, por muchas apariencias, todo seguía igual, incluso peor, rematadamente peor.
Perfecto y ahora miraba al frente y se encontraba con la pelirosada cabellera, ¿para eso había tomado el camino largo? Genial, fantástico.
No tardó mucho tiempo en alcanzarla, ya que la chica iba a paso lento, se dispuso a adelantarla pero los pies no le respondieron, solo le obligaron a seguir el ritmo de la ojijade.
Sakura mantuvo la cabeza gacha, no pensaba encontrárselo de camino a casa de Ino, pero al parecer ese día estaba destinado a encontrarlos de una forma u otra.
Sentía como el caminaba a su lado, mirándola de reojo y sin decirle una palabra, al fin y al cabo así era la ''amistad'' que ellos tenían, una farsa.
-¿Pasó...pasó algo con Ino?-se atrevió a preguntar.
La verdad es que no soportaba el hecho de estar con él y quedarse en un incómodo silencio.
Un escalofrío recorría la espalda de Sasuke al oír el suave tono de voz, para nada se esperaba que ella le hablase.
-Hmp, ¿por?
-Es que...esta mañana os vi discutiendo-se atrevió a levantar la cabeza y mirarlo.
Como suponía, esos ojos verdes seguían igual de brillantes y bonitos que siempre aunque por debajo estuviesen adornados de unas violáceas ojeras.
-Son problemas de la seguridad de la discoteca, el otro portero...Keita, últimamente no hace bien su trabajo y muchos menores se cuelan por el lado que él atiende.
Sakura asintió, ella misma había descubierto eso cuando chicas, niñas de unos catorce años, iban a la barra a pedirle y ella se veía obligada a mandarlas fuera.
-Ino lo despedirá-acabó por decir el Uchiha-tú... ¿tú qué tal en la barra?
Un puntito de calidez adornó el rostro de la pelirosa cuando sonrió débilmente, para Sasuke, la cosa más hermosa que había visto en esos últimos meses.
-Ya sabes, como siempre, algunos borrachos intentan pasarse de la raya pero por lo general las cosas andan bien.
La cara de Sasuke se puso dura como una piedra, si alguien llegase a causarle aunque fuese el más mínimos daño él lo mataría.
-Hmp, basura-murmuró.
Sakura se sonrojó ante el enfado visible del chico.
Sasuke se dio cuenta de ello y rápidamente volvió a su actitud neutral, fría.
-Yo...me preguntaba cómo te van...las cosas con tu familia.
Él se extraño ante el interés que mostraba ella, nadie le preguntaba por eso porque sabían que era un tema tabú y que él se enfadaría, pero como el estúpido que era siempre a ella se lo permitía todo.
-Sin ningún cambio.
-Yo...me siento un poco culpable-reconoció-si no hubiese sido por mi culpa...
-El hotel no está por aquí-dijo cortando de lleno el camino por el que iba la conversación.
-Hoy voy a casa de Ino, tenemos que arreglar unas cosas-contestó apenada.
Estaba claro que ninguno de los dos quería hablar del tema de la separación de Sasuke y de su familia.
En ese momento un coche de color azul eléctrico se paró junto a ellos.
-''Sakura, ¿de verdad eres tú?''
La pelirosa se giró hacia el chico que la llamaba y se quedó impactada al ver que Michael.
El rubio llevaba unas gafas de sol del modo aviador y le sonreía desde la ventanilla del coche.
-''Hola Michael, Yoko me dijo que habías ido a verla y que te quedarías una temporada aquí''-contestó.
Sasuke los miraba sin entender ni papa, hablaban en inglés y él no es que hubiese atendido mucho en esa asignatura.
El chico rubio paró el coche y luego se bajó de él, era alto y tenía buena planta pero había algo en él que a Sasuke le ponía de los nervios, el modo en que miraba a Sakura.
Nada más salir del coche Michael la atrajo a sus brazos y le dio un abrazo y un beso en la mejilla, todo con el consentimiento de la pelirosa.
Sasuke sintió que su fiera interior luchaba por salir a flote, ¿quién era ese tipo?
Los dos hablaban rápido y él era incapaz de entender ni una sola palabra. Michael lo miró directamente y él le sostuvo la mirada, supo desde ese momento que ese tipo nunca sería de su agrado. Al ver que Sakura ni se acordaba de que él existía fulminó al rubio con la mirada y se largó.
Michael sonrió al ver como aquel tipo que estaba con Sakura se largaba, que fuese tomando nota, Sakura solo sería suya.
-’’ ¿Así que irás a mi Universidad?''-preguntó la ojijade, ajena a todo-''con suerte nos toca en la misma clase''
-''Seguro''.
-''A por cierto, Michael te presento a Sasuke''-dijo girándose-''vaya juraría que estaba aquí''
Ni siquiera se había percatado de que el pelinegro ya no estaba.
''Así que ese era el tal Sasuke'' pensó Michael con una sonrisa, todo le salía a pedir de boca, ahora el tipo ese se pensaba lo que no era.
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Sasuke entró furioso en el portal de su edificio.
Se quedó agarrado a la manilla de la puerta y luego la cerró de un golpe.
¿Qué tenían ese tipo y la pelirosa? ¿Por qué él se tomaba esas libertades con ella?
Se sacudió la cabeza, no era asunto suyo, Sakura ya no sería nunca más asunto suyo, más aún así eso fue insuficiente para aplacar su ira.
Abrió la puertilla del buzón y recogió un sobre, la misma dirección y la misma cantidad de dinero, 30.000 yenes, no era mucho, pero sí mejor que nada.
Iba a cerrar el buzón cuando vio que había otro sobre, pensó que su madre le había dejado una carta pero la letra del sobre no era la de Mikoto.
Extrañado rasgó el sobre y desdobló el único folio que había dentro.
''Yo conozco la verdad de tu familia, lo que verdaderamente pasó''
Sasuke buscó una dirección en el sobre pero allí solo aparecía el nombre de una calle que ya no existía, tampoco había ningún nombre ni nada que pudiese identificar al remitente.

30.

-¿Un inglés? ¿Qué coño pinta Sakura con un inglés?-dijo Naruto.
Sasuke lo taladró con la mirada y acto seguido miró hacia el otro lado de la barra donde Sakura estaba atendiendo.
-Agradece que ella no te haya oído porque sino en este momento Hinata quedaría viuda antes de casarse.
Naruto soltó un bufido.
-Te diré una cosa teme, no sé que será peor, el hecho de que reconozcas ante mí tan abiertamente el hecho de que la quieres o, que lejos de como tú eres, no hagas nada por recuperarla.
El pelinegro se llevó a los labios la margarita que había pedido y dejó que su vista se perdiera al frente.
-¿Y tú como sabes eso, dobe?-dijo irritado-solo que no quiero andar perdiendo el tiempo con ella, solo sabe decirme que nunca podrá estar conmigo.
-Joder, esto es malo, ¿será que aparte de perder el dinero has perdido la personalidad? ¿Vives en una nube o en un piso de 60 m2?-exclamó Naruto-lo que estáis haciendo es patético, hasta yo me doy cuenta.
Sasuke volvió a dejar el vaso sobre la barra.
-Somos amigos.
-¿Amigos? jajajaja-se rio el rubio-yo a mis amigos los saludo, vosotros no, parece que le tengas miedo.
Eso sí que no, ya se había humillado suficiente reconociendo lo que pasaba con ella como para dejar que Naruto se tomase semejantes libertades.
-No tengo miedo de hablarle.
-Pues si no lo tienes vete a hablar con ella ahora, como hacen los ''amigos''.
Tras fulminar a su amigo con la mirada, el pelinegro se levantó de su sitio y se encaminó hacia la pelirosa, no permitiría que nadie dijese de él que era un cobarde.
Sakura estaba de espaldas y él se sentó justo en frente a donde ella tenía guardadas las bebidas más demandadas. Sonrió al verla trabajar, al principio apenas sabía cómo servir y ahora mezclaba las bebidas con un estilo y una rapidez deslumbrante.
Dejó que su mirada vagase por todo su cuerpo, ella siempre sería la mujer más hermosa que él conociese nunca. Llevaba puesta una camiseta color gris de tirantes con motivos negros y unos pantalones piratas vaqueros mientras que el corto pelo estaba recogido en dos pequeñas coletas dejando algunos mechones sueltos.
Recordó el día que ambos se habían conocido, en aquel mismo lugar y en aquel mismo tramo de la barra, él había ido a por ella como una conquista más, algo pasajero, y ella se había mostrado nerviosa pero a la vez pasional.
Era increíble que a partir de aquello hubiesen sucedido tantas cosas.
-Hola-dijo.
La pelirosa dejó lo que estaba haciendo y se giró, posando de esa forma sus ojos jades en los negros de él. Por un momento se quedó callada pero en seguida reaccionó, acercándose a él con algo de incomodidad.
-Hola-contestó-estaba preocupada por ti, esta tarde te desapareciste.
Él asintió, había hecho un ridículo espantoso.
-Recordé que tenía algo que hacer-mintió-¿y tú que tal con tu amigo?
Sakura enrojeció, para nada se esperaba tener así una conversación con él.
-Bien, es un amigo de Hawái que vivirá aquí por un tiempo y me pidió que le ayudase con el idioma, él no sabe japonés-contestó.
Las entrañas de Sasuke se removieron ante esas palabras, eso solo significaba que ella pasaría mucho tiempo con él, sintió como un fuego abrasador empezaba a consumirle el cuerpo.
-Hmp, que bien.
Sakura lo conocía demasiado bien como para saber que había algo que no andaba bien con él.
-No es mi novio-dijo.
Ni siquiera supo porque había dicho tal cosa, solo necesitaba que él lo supiera aunque con eso tirase al traste con su fachada de persona perfectamente recuperada.
-No es asunto mío-contestó él, más aún así sintió como se le quitaba un gran peso de encima.
Ambos se quedaron en un incomodísimo silencio, mirando a cualquier parte menos al otro.
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-Definitivamente imbéciles-sentenció la rubia mientras observaba a sus dos amigos junto con Naruto.
Acababa de llegar apenas un minuto después que Sasuke se dirigiese hacia donde Sakura y se había quedado a mirar la escena.
Ambos dos parecían recién salidos de un parvulario, cualquier persona normal entendía que cuando dos personas se amaban mutuamente debían estar juntas, pero algo no iba bien con aquellos dos porque se comportaban como dos reverendos idiotas.
-Yoko me ha dicho que en Hawái ese tal Michael estaba interesado por Sakura-dijo Ino-y creo que el hecho de que haya venido aquí es por eso y no por otra cosa, como no se espabile a Sasuke le van a hacer la cama.
Naruto asintió.
-Habrá que hacer algo con estos dos para que se entiendan de una vez-dijo la rubia-y creo que sé exactamente lo que les hace falta.
Naruto alzó las cejas.
-¿Y eso es...?
Ino sonrió malévolamente mientras metía una mano en el bolsillo de su falda y sacaba un preservativo.
-Creo que para que lleguen a eso primero necesitan volver juntos-sentenció el rubio.
-Mira que llegas a ser pánfilo, que yo recuerde estos dos se acostaron a días de conocerse y no estaban juntos.
-¿Y qué lograra hacer el sexo?
Ino se llevó una mano a la cara.
-¿Se te ocurre una mejor forma para que ambos recuerden que se siente al estar juntos? si, todo eso de la confianza está muy bien, ¿pero rendirse así? esto es una patética obra de Shakespeare.
Naruto entrecerró los ojos.
-¿Y qué piensas hacer para que se acuesten? ¿Por qué vas a hacer algo a que si?
Ino volvió a sonreír malévolamente.
-¿Qué te parece si los invitamos a tomar algo?-empezó-cuando estén lo suficientemente borrachos nos desaparecemos y los dejamos solos.
-Eso no tiene porque acabar en una cama.
-Los niños y los borrachos siempre actúan y dicen lo que sienten, estos dos no son diferentes.
Naruto sonrió. Ino llegaba a ser mortífera en esas situaciones.
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-Ino no me apetece tomar nada a estas horas-dijo la pelirosa mientras ella y su amiga caminaban por la calle, eran como las tantas de la madrugada y lo único que ella quería era irse a dormir.
-No permitiré que me dejes sola, ¿y si me pasa algo? pesará para siempre en tu conciencia-insistió la ojiazul.
Estaba decida a no dejar marchar a Sakura, ya tendría tiempo de agradecérselo en un futuro.
-Está bien, pero solo un poco-acabó accediendo la pelirosa.
Ino sonrió.
-¿Me puedes guardar esto en tu bolso?-dijo sacando el preservativo del bolsillo.
Sakura se puso roja como un tomate.
-Ino...
-A ver, solo por ahora, es que me he dejado mi bolso y me da cosa llevarlo en el bolsillo y que se me pueda caer-dijo.
Con un tremendo bochorno la pelirosa cogió el condón y lo guardó en el bolsillo de afuera del bolso.
Ino no podía estar más feliz, por ahora todo marchaba a pedir de boca.
No tardaron en llegar a la calle de los pubs y en uno en concreto se podía divisar a cierto pelinegro, al cual le había dado la noche libre, tomándose un tequila con Naruto.
Con decisión agarró a la pelirosa del brazo y tiró por ella hacia el pub.
-¡Este lugar me gusta! entremos aquí.
-Ino, si a ti no te gusta la comida mejicana-contestó.
-Eh...demo adoro el tequila y me apetece algo fuerte-dijo metiéndola en el pub.
Sakura se vio arrastrada hacia el interior y apenas pudo quejarse cuando vio junto a quién se sentaban.
-¡Chicos! pero que casualidad-exclamó la rubia-¿qué hacéis aquí?
La mirada de la pelirosa se clavó de inmediato en Sasuke, que estaba tan contrariado como ella.
-Tomando algo, ¿os invitamos?
-Claro, dos tequilas-dijo la rubia.
-Ino, sabes que yo...
-Vamos Sakura, una noche es una noche.
El camarero les sirvió las bebidas y se las tomaron de un trago. Sakura casi había olvidado lo fuerte que llegaba a saber aquello, con solo un vasito ya notaba como se le nublaba el juicio.
Y así fueron sucediéndose las copas y los ánimos cada vez estaban más relajados. Sakura se veía incapaz de parar de reír y Sasuke ya empezaba a abandonarse a la borrachera.
-Naruto-dijo Ino en el momento oportuno-antes me habías dicho que en tu coche guardabas algo que tenías que darme, ahora es el momento.
Naruto sonrió, y él e Ino se marcharon dejándolos solos.
Sasuke se echó a reír.
-¿De qué te ríes?-preguntó la pelirosa también riéndose.
-Es obvio que todo estaba preparado, Naruto no se comporta así frecuentemente.
A pesar de la nebulosa que cubría su cabeza Sakura se quedó contrariada.
-¿Qué dices?
-Querían dejarnos a solas, salta a la vista.
Sasuke se sentía mareado, el alcohol fluía a chorros por su sangre y sentía que no se controlaba a sí mismo del todo, sentía que su mente viajaba más allá de todo razonamiento y se abandonaba al deseo que empezaba a consumirlo.
Sakura estaba igual que él, podía leerlo en su cara y eso no hacía más que empeorar, o mejorar según se mirase, la situación.
-Menuda estupidez-dijo ella-eso sería...
Se cayó cuando los labios de Sasuke rozaron los suyos.
-Ya habrá tiempo de arrepentirse-susurró él antes de aprisionar sus labios en un potente beso.

31.

Sabía que ella no debía estar allí, sabía que aquello no debería estar pasando y lo sabía también que su mente le decía una mil veces que dejase aquello y que se marchase antes de que las consecuencias resultaran peores para su ya destrozado corazón.
¿Pero ella qué podía hacer cuando él la estaba mirando de esa manera? ¿Cuándo sabía que ambos se querían igualmente el uno al otro?
No importaba cuánto tiempo más siguiesen intentando eludir la verdad y diciéndose el uno al otro que la distancia era lo mejor para ellos, que era lo que más les convenía. Daba igual porque sus caminos seguirían encontrándose una y otra vez, en la universidad, en la discoteca, en la calle...
Así que visto desde ese punto no era tan extraño que ella hubiese acabado tan fácilmente allí, en casa de él, con el pelinegro unos pasos por delante, en medio del recibidor, mirándola atentamente.
Llevaba rato mirándola, pero Sakura seguía plantada al lado de la puerta de entrada, con la cabeza gacha y sin decir absolutamente nada.
Habían llegado hasta allí envueltos en un mar de besos y caricias pero ahora ella parecía arrepentirse.
-Puedes irte si quieres-acabó diciendo, él sería incapaz de obligarla a hacer nada.
Solo entonces la pelirosa levantó la mirada del suelo, él se había puesto serio de repente y poco después se giró y le dio la espalda, abandonando el recibidor y perdiéndose por el pasillo. Sabía que él se estaba conteniendo porque no la obligaría a hacer nada.
Una lágrima rebelde escapó de sus ojos, ¿qué debía hacer? ¿Continuar con aquello y arriesgarse a que saliese mal? ¿O marcharse y estar toda la noche llorando por lo que pudo ser?
Se dio cuenta de que ya estaba harta, de que ya no podía más, cualquiera de los dos eran tan estúpidos. Sobre todo ella, siempre complicándolo todo. Pensó que si ambos se alejaban los problemas cesarían pero no fue así, tal vez lo mejor fuese estar juntos y hacerle frente a lo que el destino les tuviese de parado. Sí, eso era lo mejor, y ella ahora tenía la posibilidad de enmendarlo todo.
Sonrío, volvería a abrirle su corazón a Sasuke y esta vez no sería tan tonta como para volverlo a dejar. Ya no más.
Caminó por el corto pasillo buscándolo, lo encontró en el último cuarto, sentado en la cama, con los codos apoyados en las rodillas y la cabeza en las manos. Se sentó a su lado y recostó la cabeza en uno de sus hombros y le pasó un brazo por la espalda.
-Quiero quedarme contigo-susurró-es lo que debí hacer siempre.
Volvió a levantarse y le agarró las manos, obligándolo a él a levantarse también.
La mirada de Sasuke era tan intensa que se sintió muy pequeña al lado de él. Él estiró los brazos y la rodeó en un cálido abrazo, Si, a lo mejor se sentía pequeña a su lado, pero al mismo tiempo se sentía bien, protegida y querida.
-¿Podrás perdonarme?-preguntó, mientras enterraba más su cabeza en el pecho de él.
-Creo que esto fue culpa de los dos-contestó-pero mejor olvidemos el tema, necesito sacar afuera al antigua Sasuke ¿sabes?
Ella se separó de él con una sonrisa divertida.
-¿Ah sí? ¿Y para que quieres sacar afuera al antiguo Sasuke?
-Ahora mismo te contestó.
El pelinegro se adueñó de los labios de Sakura en un exigente beso mientras que sus brazos volvían a rodearla y apretarla contra él.
Descendió con sus manos lentamente por la espalda de la pelirosa, haciendo que esta se estremeciese, y luego enredó los dedos en el borde de la camiseta de ella para acto seguido retirársela.
Se tomó dos minutos para contemplarla, abrasando con la mirada cada trozo de piel que esta recorría. Por fin, después de tanto tiempo ella volvía a estar allí a su lado.
Esta vez fue el turno de la pelirosa de sacarle a él su camiseta. Si, se notaba que Sasuke seguía haciendo ejercicio, aquel cuerpo lo demostraba.
Volvieron a besarse frenéticamente mientras él la tumbaba en la cama debajo suyo. El gemido de Sakura quedó ahogado en el beso cuando sintió la intimidad de Sasuke rozando con su bajo vientre. Dios, casi se había olvidado de cuan placentero podía resultar aquello.
Los labios de Sasuke descendieron desde los suyos hasta su cuello y comenzaron a lamer, chupar y mordisquear aquel pedazo de piel blanca que lo volvía loco. Sus manos seguían ancladas a ambos lados del cuerpo de ella para sostenerse y evitar aplastarla bajo suyo pero pronto pasar a tener otro papel.
La alzó por la espalda sin dejar su cuello y llevó sus manos al cierre del sujetador, retirando esa prenda y mandándola lo más lejos posible.
Sin perder el tiempo enterró un de los pezones de la chica en su boca. El gemido de Sakura fue instantáneo.
-Mm, Sasuke-jadeó.
La otra mano de Sasuke subió hacia el otro seno el cual masajeó, provocando que los gemidos de Sakura fuesen aún más seguidos y altos. La mejor música que sus oídos podrían oír nunca.
Fue bajando repartiendo besos por el vientre mientras desprendía a Sakura del resto de su ropa y la dejaba completamente desnuda ante sus ojos. La boca se le hizo agua. La miró a ella a la cara. La pelirosa estaba colorada y sudada con los ojos fuertemente cerrados y la boca entreabierta jadeando sin parar.
-Por favor, Sasuke...-rogó.
Él sonrió, la verdad es que él tampoco aguantaba más así que él mismo se quitó el resto de ropa que le quedaba y luego volvió a tumbarse encima de ella.
Sakura le rodeó el cuello con los brazos y las caderas con las piernas.
El pelinegro no esperó más y se hundió en ella de una estocada, los dos gimieron al unísono.
-Sasu...ke.
El pelinegro aceleró el ritmo de las estocadas mientras sentía las uñas de ella clavándose en su espalda de puro placer.
Ambos habían ansiado aquello desde hacía tanto tiempo que era tan extraño volver a estar así de nuevo.
Pronto sintieron aquel cosquilleo tan familiar que no tardó en llevarlos hasta el orgasmo.
Sasuke se salió de ella y ambos quedaron tumbados boca arriba, intentando recuperar la respiración.
-Vente a vivir conmigo-soltó de golpe.
Sakura abrió los ojos, no se esperaba para nada aquella petición, giró la cabeza y lo miró.
-¿Hablas en serio?
Él se levantó bajo la atenta mirada de ella y se puso los calzoncillos, cuando la miró estaba extraño, como si...como si estuviese avergonzado.
-Bueno...si tú quieres...
Ella sonrió y se levantó abalanzándose sobre él.
-¡Claro que sí!-exclamó.
Recogió su ropa interior del suelo y se la puso a toda prisa.
-Tengo que llamar al hotel para que me traigan las cosas-dijo dando vueltas de un lado a otro-si, lo haré ahora.
El pelinegro sonrió de medio lado, estaba contento porque ella hubiese aceptado a la primera y le gustase tanto la idea.
En ese momento sonó el timbre.
Sasuke maldijo, ¿quién sería el que llamaría a esas horas de la noche?
Se puso los pantalones y cerró la puerta del cuarto, dejando a Sakura llamando al hotel. Recorrió el pasillo y descorrió el pestillo de la puerta de entrada. Se quedó alucinado.
-¿Qué haces tú aquí?-preguntó.
Itachi lo miraba con el ceño fruncido.
-¿No tienes ropa, ototo?
-No me has dicho que haces aquí-insistió.
Por toda respuesta Itachi le tendió un papel.
''Yo conozco la verdad de tu familia, lo que verdaderamente pasó''
El pelinegro se quedó de piedra al ver que era el mismo mensaje que había recibido él no hacía mucho.
Alzó la mirada y se quedó mirando a Itachi.
-¿Quién te lo dio?
Su hermano se encogió de hombros.
-Estaba en la entrada de mi casa cuando lo vi-luego lo miró atentamente-tú has recibido uno igual ¿verdad?
-Pasa-dijo apartándose de la puerta.
Itachi entró a dentro, echando un vistazo general del sitio, no era un palacio pero parecía que su hermano pequeño se las apañaba en ese sitio.
Sasuke se dirigió de nuevo a su cuarto mientras Itachi lo esperaba en el pasillo.
-Sakura, mi hermano está aquí-dijo.
Itachi alzó las cejas, ¿la pelirosa estaba en casa de su hermano? vaya, vaya, menuda sorpresa.
Sasuke volvió a cerrar la puerta y pasó por delante de él para luego entrar en una mini cocina. Itachi se sentó en una de las sillas y Sasuke en frente de él.
-Vine aquí porque pensé que esto era una broma tuya-reconoció el Uchiha mayor-pero ya veo que no, ¿sabes quién pudo ser?
-Hmp, no-contestó-esto solo es una broma de alguien.
-Sí, eso pensaba pero...bueno tú no te acuerdas muy bien porque eras muy pequeño pero siempre hubo algo raro en todo el asunto de la partida de mamá.
Sasuke prestó atención.
-El día que ella se fue nos dejó una nota, yo vi como la escribía.
Sasuke abrió los ojos de sorpresa.
-Papá y ella habían discutido, no sé de qué porque cuando yo llegué mamá salió corriendo del despacho de él y se fue a encerrar a su cuarto, yo la seguí y la espíe, ella lloraba mientras escribía.
-¿Y por qué me vienes diciendo esto ahora?
-Joder, porque yo pensaba que ella nos había dejado porque no nos quería pero ahora ya no sé ni que creer-respondió-el otro día, cuando recibí la nota, llamé a papá e intenté averiguar, lo único que obtuve por respuesta fue silencio.
Sasuke se quedó callado, pensando. Todo aquello era más que extraño, muy extraño.
-¿Tú has hecho algo al respeto?-preguntó Itachi.
EL pelinegro negó. Había estado pensando en llamar a su madre para preguntarle, pero aún no la perdonaba y su orgullo se negaba a marcar el teléfono que ella le había dado.
-No tengo un puto duro y tampoco tiempo, dime tú como voy a hacer algo-dijo con rencor.
Itachi agachó la cabeza.
-No fue culpa mía que papá te echase de casa.
-No, pero lo disfrutaste, ahora debes estar saltando de alegría porque estoy en la miseria ¿no?
-Estoy saltando de alegría porque por fin has decidido hacer algo bien en tu vida-dijo señalando hacia su cuarto.
-Ya, claro-dijo con sarcasmo-como si a ti te alegrase que ella y yo estemos juntos, sé que te gusta.
Itachi se echó a reír.
-Ototo baka, no te has dado cuenta ¿verdad? el único fin de mis actos era ponerte celoso y que reaccionases, parece que has tardo un poco.
Sasuke no supo que contestar, no se fiaba de Itachi, no se fiaba de ninguno de su familia, pero si quería averiguar qué estaba pasando lo necesitaba.
-¿Qué tienes pensado hacer?-acabó por preguntar.
-Esperar, no creo que este sea el último mensaje, y cuando tenga un hilo por el que tirar iré hasta el fondo del asunto, ¿tú?
-Hmp.
Itachi sonrió.
-Bien, si quieres no te fíes de mí Sasuke-dijo levantándose-pero soy sincero cuando te digo que me alegra verte contento, nunca has tenido una buena infancia y esto es bueno para ti.
Itachi se levantó y salió al pasillo.
-Saluda a Sakura de mi parte.
Poco después se oyó el sonido de la puerta cerrándose.
Sasuke se llevó las manos a la cara, ¿qué debía hacer?
Sacó del bolsillo del pantalón su móvil y buscó en la agenda, allí estaba el número de su madre, ¿llamaba, no llamaba? estaba tan confundido.
-¿Ya se fue Itachi?-preguntó la pelirosa.
Sasuke la miró, se había vuelto a vestir y estaba recargada sobre el marco de la puerta.
-Sí.
Ella entró y se fue a sentar a su lado.
-Deberías relacionarte más con tu hermano, creo que él no tiene culpa de lo que te pasa.
El pelinegro suspiró.
-Por cierto, ¿qué es lo que quería?
Se quedó callado, sopesando si decirle o no, luego la miró y se decidió, ella ya tenía suficiente con su propia familia como para meterla en los problemas de la de él.
-Ver como estaba-mintió.
La pelirosa pareció y creérselo.
-Bueno, ya basta de caras largas, tendrás que hacerme un hueco en tu armario y bastante grande-dijo.
Él sonrió de medio lado.
-Creo que después de todo no mataré ni a Ino ni a Naruto-dijo pensativa-bueno, aunque una pequeña venganza no le hace mal a nadie.
En ese momento volvió a sonar el timbre.
-Creo que ya han llegado mis cosas.
Salió de la cocina y fue a abrir la puerta.
El pelinegro suspiró de nuevo.
Con ella allí la casa ya no se sentía solo y vacía, ahora le parecía el lugar más acogedor del mundo.

Greenie:
ME ENCANTA ESTE FIC.... VAYA QUE SI TE DEMORASTE, PERO IGUAL NUNCA DEJAS DE SORPRENDERME
JAJA INO Y NARUTO SON UNOS COMPLICES JAJA....
ME ENCANTO ESPERO CON MUCHAS ANSIAS LA CONTINUACION, DEFINITIVAMENTE ESTE ES MI FIC FAVORITO
UN BESO Y NO DEMORES MUCHO :D

Dresti:
Aki dejo hasta el ultimo capi k tengo hecho

32.

El sonido del despertador taladró su pobre cabeza, víctima de la fuerte resaca y de trasnochar la noche pasada.
Una mano fina y blanca salió de debajo del oscuro edredón y apagó el monótono sonido a base de fortuitos golpes hasta que al fin acertó a apagar el molesto aparato.
La mano volvió a desaparecer bajo el edredón para luego reaparecer por la parte superior del mismo y descenderlo hasta dejar al descubierto su ojerosa y cansada cara. Se destapó por completo y salió de la cama para después moverse a tientas hacia la salida del cuarto.
Su maleta estaba tirada cerca del pequeño armario de la habitación, hacía unas horas un botones del hotel donde había residido hasta entonces se la había traído, incluso ahora no entendía como había sido capaz de no mostrarse hasta arriba de borrachera.
A sus espaldas Sasuke se removió en la cama, al parecer en su misma situación.
-¿Qué hora es?-preguntó el pelinegro con un tono de voz cadavérico.
-Las siete-contestó mientras salía en dirección al baño.
Sasuke se levantó lentamente, al parecer el mundo estaba decidido a tambalearse a su alrededor, por lo menos el dolor de la cabeza era tan leve que casi no lo notaba.
Cuando consiguió recobrar el equilibrio imitó los pasos de la pelirosa salvo que él se dirigió hacia la cocina.
A penas había dormido, dándole vueltas al asunto de su puñetera familia y a todas las cosas raras que con ella sucedían. ¿Qué había pasado realmente con su madre? ¿Su padre había hecho algo que provocase que ella se marchase sin mirar atrás?
Le costaba tanto reflexionar sobre esas cosas, resultaba bastante difícil después de tantos años intentar pensar que a lo mejor su madre no era tan mala como pensaba. Pero luego estaba la parte en la que no se fiaba del todo de su hermano, ¿quién le garantizaba que no fuese el propio Itachi quién estuviera detrás de todo aquello? hasta podía ser su padre, aunque aquello plantearía una misma vía de pensamientos, él ya no estaba y no era necesario que siguiesen encima de él.
Preparó dos tazas de café mientras intentaba alejar esa niebla de pensamientos de su cabeza y se concentraba en otro hecho acaecido esa misma noche. Ahora Sakura estaba viviendo con él y volvían a estar juntos.
Luego sonrió al pensar que ellos nunca habían sido novios, al menos no en el sentido completo de la palabra.
Al otro lado del pasillo se escuchaba el agua de la ducha caer mientras Sakura maldecía de vez n cuando a Ino, a Naruto y al alcohol, en ese mismo orden, por provocarle ese mal estar.
Si, él también tenía que arreglar ciertas cosillas con sus amigos.
A parte de los cafés también preparó un vaso de agua con neobrofen para el dolor de cabeza de la pelirosa, él sabía muy bien lo que se sufría en esas mañanas de resaca.
-Aiis, noches alegres, mañanas tristes-dijo la pelirosa mientras aparecía en la cocina con solo una toalla cubriéndole el cuerpo y otra en la cabeza, la cual se aferraba con una mano.
Cogió el vaso con la medicina y lo vació de un trago, luego se tiró prácticamente encima de Sasuke.
-Hoy no voy a la Universidad-anunció-no quiero que nadie me vea y piense que los zombis existen de verdad.
Sasuke sonrió mientras la abrazaba.
-Entonces nos quedamos.
-De eso nada-dijo ella-tú tienes que ir a dejarle un mensajito a Ino y a Naruto de mi parte, les dices que lo sucedido en las Torres gemelas no será nada en comparación de lo que yo les haré a ellos dos, eso sí, cuando recupere todas mis facultades.
-Hmp.
El pelinegro se bebió todo el café y se fue a preparar sus cosas, luego regreso a la cocina.
-¿Estarás bien?-preguntó, la verdad es que quería quedarse a solas con ella un rato más.
Ella sonrió de esa forma que tanto le gustaba a él y le regaló un corto beso que él hubiese querido que durase para siempre.
-Claro que si, anda vete-dijo empujándolo hacia la puerta.
-Vale, vale, ya sé caminar solo.
Antes de salir volvió a agarrarla y apresarla en un furioso beso, nunca se cansaría de ella.
-Sasuke, no para, si seguimos así no llegarás nunca a clase-dijo ella, aunque la verdad tenía ganas de todo menos de que la soltase, más aún así ella no sería la culpable de que él desatendiese sus clases.
El ojinegro se separó de ella a regañadientes y más a regañadientes salió del piso y cerró la puerta.
Cuando volviese de la Universidad, Sakura no se libraría tan fácilmente de él.
------------
Sakura se quedó apoyada en la puerta con las manos en la cabeza, la cual creía que le explotaría en cualquier momento.
Le esperaba una mañana sola con su maldita resaca, maldito alcohol y aquel que lo había inventado.
Fue a secarse el pelo y se quedó mirando su reflejo en el espejo. Ya no había gafas, ni gorra, ni ropa suelta. Todo eso había quedado atrás, más de medio año.
Se dirigió hacia su maleta y sacó una camiseta de tirantes blanca y una sudadera rosa claro la cual combinó con unos jeans y las enormes zapatillas de Sasuke de andar por casa.
Miró a su alrededor y no pudo evitar estallar de emoción, por fin ella tenía una casa, un hogar al que llamar de ese modo y quería conservarlo por mucho tiempo, no, quería conservarlo para siempre.
Iba a empezar a organizar sus cosas cuando sonó el timbre de la puerta.
Salió del cuarto y fue a atender. Al principio no supo reconocer a aquella mujer pero el parecido con Sasuke e Itachi dejaba claro quién era.
Mikoto llevaba su largo y liso pelo negro suelto sobre una bonita camiseta de manga larga de color azul cielo y unos pantalones vaqueros negros. La ojinegra la miraba tan, o más, sorprendida que ella misma.
-Yo...creo que me equivoqué...lo siento-dijo la pelinegra.
-No...No se equivocó-se apresuró a decir-yo soy Sakura la novia de Sasuke.
Mikoto se la quedó mirando durante un rato más y luego sonrió.
-Me alegra saber que mi hijo tiene novia, eres muy guapa Sakura.
-Gracias.
Ambas se quedaron en silencio, cada una a su lado de la puerta.
-Perdón, no la dejé pasar-se disculpó la pelirosa cediéndole el paso a la pelinegra-disculpe que esté todo tan desordenado pero es que me mudé ayer.
-No pasa nada y por favor trátame de tú-dijo la pelinegra mientras pasaba a la cocina y se sentaba en una de las sillas.
Sakura la imitó y quedó sentada en frente a ella.
-Sasuke no está, acaba de irse a la Universidad-informó.
Casi pudo ver como mitad de la luz de los ojos de la mujer se pagaba.
-No lo sabía-contestó-vine porque estoy preocupada por él, le dejé mi número de móvil pero como no me llama decidí que lo mejor era venir hasta aquí.
La pelirosa asintió, le costaba asociar a la perversa madre que le había descrito Sasuke con aquella mujer que se notaba visiblemente preocupada.
-Pero supongo que ya no debo preocuparme por él, estoy segura que tú le cuidarás mejor que yo-dijo con una sonrisa mientras se levantaba.
Sakura la imitó y le cortó el paso.
-Por favor no te marches-pidió-Sasuke siempre me contó que tú eras una mujer perversa que los abandonó a él y a su hermano.
Mikoto agachó la cabeza, apesadumbrada.
-Pero yo no lo creo así-prosiguió-no pareces de esas personas.
Tras un segundo de silencio Mikoto volvió a hablar.
-Yo nunca habría abandonado a mis hijos-susurró-y no hay día que no piense en ellos y en cuanto les quiero y los echo de menos.
-Entonces, ¿por qué te fuiste?-preguntó Sakura.
Mikoto volvió a alzar la mirada, sus ojos estaban empañados por tal dolor y pena que Sakura se quedó sin habla.
-No tenía opción, Fugaku dijo que si yo no me iba de casa él mandaría a los niños al extranjero y que nunca más los volvería a ver-contestó.
La pelirosa abrió los ojos de par en par, incrédula al escuchar semejante acusación contra el mayor de los Uchihas, más aún así ella lo conocía de sobra, había hecho algo parecido con Sasuke y tal vez lo pasado con Mikoto encerraba un significado igual o peor que lo sucedido con el pelinegro.
-¿Qué...qué hiciste para que el señor Uchiha hiciese eso?-preguntó en un susurro.
La pelinegra volvió a guardar silencio durante unos minutos.
-La verdad es que cometí el error de volver a enamorarme-respondió mientras un puñado de lágrimas se liberaban de sus ojos-Fugaku nunca estaba en casa y cuando lo hacía era una persona fría, ya no era el de antes, y yo no pudo evitar volverme a enamorar.
Sakura le tendió una servilleta de papel para que se secase las lágrimas y le agarró la mano en señal de comprensión.
-El no debió soportar que yo me enamorase de alguien más joven que él y me acusó de que le estaba robando dinero, o al menos quiero creer que esa es la razón-prosiguió-luego me amenazó y la sola idea de dejar de ver a mis hijos me impulsó a abandonar la casa, jamás pensé que Fugaku fuese capaz de llenarles la cabeza de tantas mentiras, ni siquiera me dejó volver a visitarlos.
-¿Ellos saben esto?-preguntó la pelirosa, conmovida.
La pelinegra negó.
-Nunca quisieron saber nada de mí y aunque lo que les cuente sea la verdad no me creerán, da igual lo que haga o lo que diga.
Sakura sintió pena por aquella pobre mujer y una infinita rabia por la crueldad y frialdad del que había sido su marido, ese hombre era la persona más cruel que hubiese conocido nunca.
-Ahora debo irme-dijo Mikoto-tengo asuntos que atender.
-Mikoto-dijo la pelirosa, llamando su atención-te prometo que te creo y que te ayudaré a que tus hijos vuelvan a estar contigo.
La mujer la miró incrédula.
-Yo siempre he vivido separada de mis padres, no porque ellos no me quieran-aclaró la ojijade-sino por culpa de su trabajo y me hubiera gustado tener más tiempo para compartir con ellos, ningún padre ni ningún hijo se merecen estar separados, ojalá...ojalá mi madre hubiese querido estar tanto conmigo como tú quieres estar con tus hijos.
La pelinegra continuó sin decir nada.
-Te prometo que haré todo lo posible para que Sasuke acepte oír tu versión de tu propia boca, y si me es posible, que también lo haga Itachi.
La mujer le sonrió.
-Muchas gracias Sakura, muchas gracias de verdad.
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Sasuke no tardó en llegar a la Universidad, al parecer había llegado a tiempo ya que mitad de los estudiantes se encontraban a fuera o tomándose algo en la cafetería.
Paseó la mirada por todos lados en busca de dos cabelleras rubias, las cuales no encontró, ni después del segundo vistazo.
-Hola-saludó alguien a sus espaldas.
Sasuke se giró y se encontró cara a cara con la que probablemente hubiese llegado a ser su cuñada.
Yoko le miraba un poco cohibida, seguramente por el hecho de que a él prácticamente le había faltado darle una paliza cuando la echó de su casa. Ni se molestó en preguntar por qué ahora volvía a hablarle, la pelinegra tenía su móvil en una mano y era más que obvio que Sakura le había comunicado la noticia.
-Hmp, hola-contestó él.
-Ya me enteré de que Sakura y tú volvéis a estar juntos-dijo-me alegro.
-Hmp.
La verdad es que él no sabía que decirle, ahora se daba cuenta de que se había comportado con un auténtico cretino con la que había sido su amiga. Quiso irse pero ella lo detuvo.
-De verdad Sasuke-dijo-no quiero seguir enfadada contigo, es que se una tontería, hice mal en ocultarte lo que pasaba pero tú tampoco fuiste mejor cuando me dejaste tirada después de liarte conmigo.
Eso era cierto.
-¿Así que por qué no lo vemos como una compensación a nuestros actos? yo creo que no eres tan malo como le haces creer a los demás y quiero seguir siendo tu amiga.
-Hmp, como quieras-contestó.
Yoko sonrió y asintió.
Un coche azul eléctrico estacionó justo al lado de ellos y de él se bajaba un tipo rubio con gafas de aviador, una camiseta de manga corta negra y unos pantalones grises claros.
Inmediatamente su cara se convirtió en un tempano de hielo al reconocer al tipo que había estado flirteando con Sakura, ese tal hawaiano Michael.
-Hi guys (hola chicos)-saludó el rubio mientras se acercaba a Yoko y le daba un beso en la mejilla de saludo.
-Hi Michael, how are you? (¿qué tal estás?)-respondió.
-I think it says ''genial'', no?-contestó, luego miró a Sasuke quién lo fulminaba con la mirada-you are Sasuke, no? nice to meet you, maybe we will be ‘‘compañeros’’ (¿tú eres Sasuke, no? encantado, tal vez seamos compañeros).
El pelinegro no entendía lo que le decía pero intuyó que se estaba presentado cuando el rubio le tendió la mano en un intento de parecer amigable, intento que desmentía su cara la cual estaba contraída en una mezcla de profundo placer por fastidiarlo. El pelinegro lo ignoró por completo.
-Sasuke doesn't speak english(Sasuke no habla inglés)-aclaró la pelinegra al ver la declarada hostilidad incomprensible del pelinegro hacia el rubio-Sasuke, este es...
-Lo conozco-cortó-dile de mi parte que si sabe lo que le conviene se aleje de mí y de lo que es mío.
Dicho esto dejó a una confundida Yoko y a un complacido Michael, todavía no entendía japonés pero sabía que en esos momentos Sasuke lo odiaba tanto como él lo odiaba a él.
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El pelinegro estaba entrando a la Universidad hecho una furia, ahora ese desgraciado estudiaría en el mismo sitio que él y Sakura pero como intentase algo con ella se encontraría con que él, Sasuke Uchiha, le iba a joder la vida de principio a fin.
De un momento a otro delante de él aparecieron Hinata y Naruto, el rubio al ver a Sasuke acercándose a ellos de semejante humor ya pensaba que tendría los días contados.
-Sasuke, venga que la broma no fue para tanto-dijo.
Sasuke lo fulminó.
-Hmp, cállate la boca si quieres seguir viviendo dobe y mejor prepárate para lo que te hará Sakura cuando te vea.
-Sakura-chan y tú...-murmuró el rubio.
Iba a continuar pero Sasuke ya se había ido.
-¿Qué demonios le pasará a este ahora?-se preguntó.

33.

Levantó levemente el puño hacia la puerta de la entrada, pero ahí lo dejó, flotando en el aire, temblando de nervios e indecisión sin saber muy bien que la había movido a ir hacia aquella casa.
Las palabras de Mikoto aún resonaban fuertemente en el interior de su cabeza, ¿cómo el señor Uchiha había sido capaz de tal aberración? ya no solo era el hecho de menospreciar de esa manera a una persona tan bondadosa como Mikoto sino por mentirles tan vilmente a sus hijos.
¿Qué pretendía haciendo aquello? ¿Castigar a aquella mujer que le había negado su amor a cambio del de otra persona, más joven y más pobre económicamente?
Odiaba a esa gente, en concreto a esos hombres que trataban a las mujeres como adornos que solo servían para satisfacer sus necesidades y luego las trataban como a cualquier trapo viejo.
Al principio, en cuanto Mikoto abandonó el piso, había estado llena de furia y rabia y lo único que fue capaz de hacer fue salir corriendo hacia la casa de los Uchiha, a recriminarle su comportamiento a ese mal nacido.
Pero ahora que se encontraba en frente de la casa su determinación se esfumó en un soplido y ahora estaba allí parada como una auténtica tonta.
Para su sorpresa la puerta se abrió y por ella apareció Mair, la sirvienta la cual llevaba un uniforme diferente al anterior, un vestido de manga corta y de color blanco con un delantal color beige. La mujer se la quedó mirando sorprendida, mientras dejaba el cubo de basura que llevaba en las manos apoyado en un de las jambas de la puerta.
-¿Señorita Sakura?-preguntó en un claro tono de desconcierto-¿ha sucedido algo?
Sakura le sonrió.
-No, no es nada, solo venía a hablar con el señor Uchiha.
Mair se sorprendió aún más.
-¿Con el señor? Pero señorita usted...bueno ya sabe que él desde lo que paso...
-No vengo a hablar de lo que ha pasado conmigo y Sasuke, es otro tema diferente.
Mair iba a decir algo pero se vio interrumpida.
-¿Con quién hablas Mair?-Itachi apareció por la puerta, vestido con un elegante traje negro a juego con el maletín y las gafas de sol.
El pelinegro primero se quedó asombrado de ver allí a la pelirosa y luego sonrió de medio lado.
-Vaya, ¿vienes de visita?
La pelirosa le regresó la sonrisa.
-Bueno...no precisamente pero me alegro de verte-contestó-solo quería hablar con tu padre.
Itachi alzó las cejas.
-Hablar con mi padre-repitió-después de lo que pasó, estás loca.
-Es probable pero es urgente que contraste una serie de cuestiones con él.
-¿Y qué cuestiones si se puede saber?
Sakura no supo si contestar o no, por lo que sabía Itachi tampoco tenía en buena estima a su madre, y aunque su padre no fuese el colmo de su adoración no creía que fuese a creer nada de lo que Mikoto le había dicho.
-Es un tema bastante delicado-contestó.
-Ya-asintió él-pues déjame decirte que hoy no es su mejor día para atender ''asuntos delicados'' y mucho menos a alguien que detesta tanto como lo eres tú.
Bien, eso la animaba muchísimo más.
-Estás a tiempo de irte-continuó él-yo me quedaría y te haría de guardaespaldas pero tengo una reunión muy importante que atender y no puedo retrasarme.
-Tranquilo, no me da miedo-aunque la verdad estaba aterrada.
El pelinegro se encogió de hombros.
-Mair, acompáñala al despacho de mi padre-ordenó-esperó que nos veamos pronto Sakura, y ten cuidado con mi padre.
Ella se despidió con un ademán mientras Mair la guiaba por esa casa que llevaba tanto tiempo sin visitar. Todo seguía igual, pero ahora en su interior se había alojado una sensación de vacío que casi hacía parecerla una casa fantasmal.
Siguió en completo silencio a Mair hacia uno de los pasillos.
-Yo debo ir de inmediato a tirar la basura y recoger las camisas del señor de la tintorería, si me ve aún aquí se enfadará-dijo la sirvienta-el despacho se encuentra en este pasillo lo diferenciará por la puerta grande de madera, tenga cuidado señorita, el señor Fugaku no suele ser muy amigable.
-Lo sé, muchas gracias.
Mair se marchó y ella se quedó sola en mitad del pasillo, ahora sí que podía decir que estaba totalmente sola con aquel sujeto, ¿y si le hacía algo? desde luego que lo creía totalmente capaz.
-No seas cobarde-se reprendió.
Armándose de valor recorrió cuatro escasos pasos hasta que divisó la puerta de madera mencionada por Mair. Se quedó allí parada, de nuevo con la mano en alto y sin saber exactamente qué hacer, Dios santo, aquello era tan difícil.
Pero algo más llamó su atención, desde dentro llegaban una especie de dos sonidos amortiguados, como si algún tipo de superficie fuese doblada o presionada por algo, no quiso darle importancia al asunto pero la cosa empeoró cuando escuchó los gemidos de una mujer.
Se quedó congelada, aquello no podía ser cierto, si su oído no le fallaba, ahí dentro había dos personas haciendo el amor.
-------------
-¿Podrás prestar atención a tu jefa aunque solo sea por un segundo?-dijo Ino mientras dejaba los papeles de contabilidad sobre la mesa de la cafetería.
Dado que Sasuke era mucho más avispado en ese tema que ella había decidido pedirle ayuda a su empleado pero este parecía más interesado en el otro extremo de la cafetería que en los asuntos de la discoteca.
La ceja de Ino se frunció en un profundo tic al ver que no conseguía llamar la atención del pelinegro.
-Tierra llamando a Sasuke, ¡hola!-exclamó.
El pelinegro por fin la miró y ella hizo amago de agradecer al cielo.
-Hoy viene un inspector a la discoteca necesito tu ayuda o sino tanto tú como yo acabaremos sin trabajo-le regañó.
-Hmp.
-Es más, ¿qué tanto miras hacia allá, eh?-dijo siguiendo la dirección hacia donde miraba él antes.
En el otro lado del local se encontraban más mesas como la que ocupaban ellos dos, todas estaban vacías menos uno que se encontraba ocupada por Yoko y el chico hawaiano, Michael.
-¿Ha pasado algo?-preguntó al ver como el pelinegro volvía a mirar hacia allí con una mirada más fría de lo normal.
Sasuke se abstuvo de contestar, Ino no tenía que saber que aquel tío le tocaba las pelotas de manera increíble. Primero en clase, sentándose cerca de él y sin quitarle la mirada de encima mientras le miraba con una sonrisa de suficiencia que ya empezaba a irritarlo bastante.
Luego no mejoraba el hecho de que a cada sitio que fuese se lo encontraba, ¿es que lo estaba siguiendo? había ido a la cafetería con Ino y allí estaba él, como la puta sopa.
-Hmp, nada-dijo mientras volvía la atención al libro de cuentas-¿no te puede ayudar tu novio con esto? vosotros sois los dueños.
-Sí, ¿y ves a Sai por aquí? no-contestó ella-nos hemos repartido el trabajo y a mí me tocó esto, sabes que yo soy la encargada de decoración y material, yo no llevo las cuentas.
-Y según tú yo debo ayudarte después de jugármela anoche-dijo él.
Una gotita al estilo anime resbaló por la cabeza de la rubia.
-El fin justifica los medios y tú tienes mucho que agradecerme, yo te doy tu sueldo y te devolví a tu novia-se justificó-no veo que debes reprocharme.
El pelinegro no dijo nada más.
Rendido, Sasuke decidió que era mejor ayudarla, porque en el fondo tenía razón.
Al otro lado de la cafetería Michael lo observaba atentamente, le divertía ver el modo en que su presencia irritaba a ese estúpido asiático, eso era lo que quería.
Volvió su vista al frente, donde Yoko seguía hablando y hablando sin parar sobre su madre perdida, un total royo que él tenía que tragarse, debía hacerse amigo de todos los amigos de Sakura para luego mandarlo a él a la mierda y quedarse con la pelirosa.
-I'm sorry Yoko, I'm thirsty, I come back now (Lo siento Yoko, tengo sed, regreso ahora)-dijo mientras se levantaba hacia donde se encontraban las bebidas y la comida.
Se sirvió un poco de puré de patatas y un vaso de coca cola, luego empezó a caminar hacia donde se encontraba el pelinegro con aquella rubia para la que trabajaba Sakura y que era su amiga.
Fingió un tropiezo y basculó la comida y la bebida toda por encima del pelinegro.
Sasuke no pudo apartarse a tiempo cuando Ino le avisó de lo que se venía encima y justo cuando se giró le cayó encima una mezcla de patata y coca cola que lo ensució de arriba a abajo.
-Oh, I'm sorry, I don't wanna do...-empezó a ''disculparse''.
Fue incapaz de seguir ya que en un nanosegundo Sasuke se levantó y la agarró a trompadas con él.
-¡Sasuke!-exclamó Ino-¡para ya! ¡Solo fue un tropiezo!
Y una mierda pinchada en un palo, ese imbécil lo había hecho adrede y se le notaba en esa expresión de suficiencia que tenía.
Pronto sintió como dos brazos lo separaban de él y lo sostenían con fuerza.
-¡Para ya, Sasuke!-exclamó Naruto-¡lo vas a matar! ¿Estás bien, Michael?
El rubio se levantó con cara de inocencia mientras todo el mundo miraba acusadoramente a Sasuke. LLeno de rabia agarró sus cosas y se fue del local.
Michael sonrió sin que nadie lo viese, ese solo era el comienzo de la guerra.
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Sakura seguía parada delante de la puerta sin saber qué hacer, ahora no solo se oían gemidos de mujer sino también de hombre y esa era la voz de Fugaku. Estaba congelada, ¿qué debía hacer? tragando grueso llevó la mano a la perilla de la puerta y la abrió lentamente, dejando solo una rendija para que no la descubriesen.
De frente a la puerta se encontraba Fugaku, recostado sobre una mujer pelinegra que le daba la espalda, los dos estaban desnudos. La pelirosa tuvo que reprimir una nausea al ver aquella escena asquerosa en aquello no había nada de amor, solo era sucio placer carnal, ¿y aquel hombre le reprochaba a su ex mujer haberse ido con otro? a saber qué cosas había hecho él.
Iba a cerrar la puerta cuando la mujer se cerró y el corazón de Sakura se paralizó, era igualita a Mikoto pero supo que no se trataba de la pelinegra porque esta mujer tenía los ojos casi grises.
Asustada y nerviosa echó a correr por el pasillo sin cerrar la puerta, quería irse de allí de inmediato.
Fugaku se detuvo de inmediato cuando oyó ruidos de pasos y vio la puerta algo abierta.
-¿Por qué te detienes?-preguntó la mujer.
-Alguien nos ha visto Haruka-dijo él mientras recogía su ropa y empezaba a vestirse para luego salir afuera, pero allí ya no había nadie.
-Seguro que fue la sirvienta, no te preocupes.
Fugaku se quedó mirando hacia la puerta, él no estaba tan seguro.
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Sasuke salió de la universidad echando humo por las orejas, no era posible que semejante bronca le hubiese caído encima después de que lo embadurnasen de arriba a abajo con comida y bebida, ese gilipollas se merecía la golpiza y mucho más. Pero no, todo el mundo había dicho que él se había caído sin querer y que él como un animal había arremetido contra él, por si fuera poco la dirección le puso una sanción como una casa, rozando casi el expediente.
A la entrada ya no estaba la ambulancia que anteriormente había ido a buscar a Michael, bien, cuanto más lejos estuviese ese imbécil de él mejor. ¿Qué pretendía? ¿Dejarlo quedar como una mierda? estaba listo si eso era lo que pretendía, puede que ya no fuese un niño rico pero las noches de portero en la discoteca, tratando con maleantes le habían enseñado unas cuantas cosas en métodos de disuasión y estaría encantado en practicarlos con él.
Con frustración se paró en mitad de la calle, había andado sin rumbo y no se había dado cuenta de que estaba parado en frente de las piscinas. En aquel mismo sitio hacía casi un año que le había salvado la vida a aquella chica que usaba gafas y ropa anticuada, sonrió de medio lado, quién le iba a decir de aquellas que llegaría a quererla más que a nada en el mundo. Saltó la valla y caminó por el césped recién cortado tirando la mochila al suelo, cerca del borde de la piscina y él se sentó a escasa distancia.
El arrogante y guapo niño mimado y la tímida y fea niña solitaria, sin duda una historia de telenovela. Si se lo hubiesen dicho no se lo creería, nunca creería que acabaría de este modo, luchando por llegar al siguiente mes y absteniéndose de todos sus lujos y fiestas, y todo por amor, que ironía, él que nunca había creído en esas cosas. Pero era cierto, el amor te cambia la vida.
Pensando en Sakura, sacó el teléfono móvil del bolsillo y la llamó, por propia experiencia sabía lo malas que podían llegar a ser las resacas y estaba preocupado por ella.
-¿Sasuke?-la voz de la peli rosa sonó extraña.
-¿Estás bien?-preguntó preocupado-¿dónde estás? se oyen voces de fondo.
-Es que estoy en la calle.
-¿En la calle?-un mal presentimiento lo invadió-¿pasa algo?
-No-la respuesta fue tan rápida y alarmada que era obvio que era una mentira-tengo que dejarte Sasuke, estoy en la cola del supermercado y me toca pagar, nos vemos en casa, te quiero, adiós.
¿En la cola del supermercado? ¿Qué mierda de mentira era esa? Algo raro estaba pasando, no estaba en casa y si le mentía era que estaba haciendo algo que a él le disgustaría. Guardó el móvil y se levantó del suelo, dispuesto a ir a esperarla al apartamento.
-Así que estás aquí, ¿eh?
La voz de Yoko sonaba cargada de ira y sus ojos no eran menos.
-Hmp.
-Casi lo matas.
-Una pena.
-¿Es que estás loco Sasuke? ¿Se puede saber qué demonios te pasa?
Sasuke apretó los puños con fuerza, no tenía por qué darle explicaciones a nadie.
-Ese gilipollas me provocó.
-¡Fue sin querer!
El pelinegro se echó la mochila al hombro y pasó por su lado.
-Si vienes a molestar con esa mierda hubiese sido mejor que te fueses con él en la ambulancia.
Yoko maldijo y echó a andar tras él, ahora con expresión desconcertada.
-No sé qué te pasa, creí que habías cambiado, que ya no eras ese Sasuke caprichoso de cuando te conocí, pero esto...
-Hmp, me importa una mierda lo que ahora pienses, ¿sabes? en realidad me importa bien poco lo que piense todo el mundo de mí.
-A Sakura no le parecerá bien.
Sasuke apretó los dientes y tuvo que contenerse para no descargar su ira sobre ella.
-Ella no tiene por qué enterarse y ahora quiero que me dejes solo.
Yoko suspiró, era cierto que estaba enfadada con Sasuke por lo que le había hecho a Michael pero hacía unos días que necesitaba hablar con él, bueno, con él y con Itachi, de un asunto bastante complejo.
-En realidad tenía intención de preguntarte de otra cosa, bastante personal y que tiene que ver con tu familia.
Sasuke la miró de reojo, con el humor que tenía no estaba ni para tener conversaciones sobre su familia y estaba por mandar a la pelinegra al cuerno.
-¿Tu madre se apellida Tanaka?
Bien, una cosa era hablar de su familia, otra cosa era hablar de esa mujer.
-Hmp, me largo-dijo agarrando su mochila y empezando a caminar.
-¡Espera!-gritó Yoko a sus espaldas-solo quiero que me contestes si se apellida Tanaka.
Sasuke se paró en mitad del césped, justo donde comenzaba la valla y sin girarse le contestó gélidamente.
-Sí, es su apellido de soltera.
No esperó a que Yoko le dijese nada, ni siquiera tenía interés por saber a qué demonios venía ese estúpido interrogatorio sobre cómo se apellidaba o se dejaba de apellidar su madre, pero bueno, así era Yoko, a fin de cuentas sí que compartía algo de la estupidez de Yonehara.
Las piernas de Yoko temblaron fuertemente mientras veía como Sasuke saltaba la valla y se alejaba de las piscinas, sin ya poder sostener su cuerpo, sus rodillas se doblaron y cayeron al suelo rozando tan finamente la hierba como si de amantes se tratase.
Tomó dos grandes bocanadas de aire antes de descolgar su pequeña mochila del hombro y abrir la cremallera, con las manos trémulas rebuscó entre sus libros hasta que alcanzó lo que Naomi le había dado el día anterior.
En la foto, una mujer de pelo negro y largo salía de perfil, vestía vaqueros negros y una cazadora de piel del mismo color, casi se había desmayado cuando la había visto.
''Esta es tu madre, Tanaka Mikoto'' le había dicho Naomi.
Pero eso era imposible, ¿verdad? su gemela, ella y Sasuke habían nacido el mismo año y de partos diferentes, esa información tenía que ser imposible, completamente imposible. Giró la foto y tras ella encontró el número de móvil que Naomi había apuntado como perteneciente a Mikoto, ni siquiera había tenido el valor de marcarlo, ¿qué iba a decir? ‘‘Hola mamá, soy una de tus hijas abandonadas, ¿tomamos un café?''
Aún temblorosa, volvió a guardar la foto en la mochila y ella también salió de allí, necesitaba llegar a casa para cambiarse y volver al hospital, el pobre Michael no tenía  nadie que lo cuidase y necesitaba su ayuda.
Saltó la valla y estaba dispuesta a irse cuando por casualidad dirigió sus ojos hacia la izquierda, los abrió de par en par mientras sentía que su corazón se colapsaba.
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-Te lo dije Fugaku aquí no hay nadie-repuso la pelinegra mientras volvían al despacho tras un examen general de toda la casa-habrás visto visiones o yo que sé, tal vez era esa sirvienta tuya que andaba limpiando.
Contoneándose volvió a apegarse al Uchiha en un meloso abrazo, volvían a estar los dos vestidos pero a ella no le importaría empezar de nuevo pero Fugaku la apartó de un manotazo.
-Ahora no, mujer, será cuando yo diga-dijo.
La cara de Haruka se contrajo en una mueca de pura ira, a veces estaba por matar a ese cabrón machista pero debía aguantarse, los beneficios que obtenía a cambio eran demasiado sustanciosos como para echarlos a perder.
-Claro, amor-contestó-¿y al final como queda nuestro pequeño asunto?
Fugaku se sentó en la silla detrás de su escritorio y cerró los ojos para luego volver a abrirlos y clavarlos fijamente en ella.
-Mikoto sigue negándose a cooperar-contestó al fin-y estoy cansado de andar esperando a que me entregue lo que le pido de una buena vez, así que si no quiere por las buenas será por las malas.
Haruka asintió.
-Yo también estoy cansada de la mosquita muerta de mi hermana y tengo varias cosas que hacerle pagar, ¿entonces cuando quieres que empiece?
Fugaku sonrió torvamente mientras la miraba, tan iguales y tan distintas, mientras que Mikoto era una mujer débil e inservible Haruka era de otra pasta, aunque fuese una despreciable mujer, te hacía pensar las cosas, no por nada era una asesina profesional.
-Ahora mismo-sentenció-pero ojo, a él lo quiero fuera de esto-dijo señalando una foto de Itachi-todavía puedo manejarlo a mi antojo y conseguir que me dé parte de lo que busco, además no queremos levantar sospechas, ¿queda claro?
-Como el agua-contestó ella con una sonrisa.
-Entonces márchate y vuelve mañana a la misma hora, no he quedado satisfecho.
Haruka asintió y abandonó de inmediato el despacho y la casa, odiaba a su hermana pero Fugaku tampoco era santo de su devoción, sonrió, de él también se encargaría en un futuro.
Por su parte Fugaku salió del despacho y se dirigió de inmediato a la cocina, donde Mair acababa de llegar tras haber ido a tirar la basura.
-¿Ha venido alguien?-preguntó sin dilación.
La mujer no lo miró, tal vez por miedo, y tardó un poco en contestar.
-La señorita Haruno estuvo aquí hablando con el señor Itachi, quería verlo a usted y parecía bastante enfadada.
-¿Y entró?
La voz de Fugaku alcanzó tal nivel que Mair empezó a sudar y a temblar.
-El señor y yo le dijimos que estaba ocupado y que no recibiría visitas pero ella no quiso escuchar y entró mientras fui a tirar la basura y el señor Itachi se iba a la reunión.
La cachetada que le dio hizo eco por toda la cocina.
-¡Estúpida! ¡Te dije claramente que no dejaras entrar a nadie!
Si esa mocosa lo había visto con Haruka todo podía irse a la mierda, esperaba que la pelinegra actuase rápido.
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Sakura era incapaz de creerse aún lo que había visto, totalmente incapaz.
-Mikoto tiene una gemela-susurró-que se tira a Fugaku, oh Dios.
Pero su aturdimiento creció aún más cuando a puertas del edificio donde vivía con Sasuke encontró un coche de policía y a Yoko llorando a lágrimas viva apoyada en el hombro de Naruto. El corazón se le detuvo cuando su amiga Hinata la miró con ojos acuosos. La ojiperla se acercó a ella y la abrazó.
-Han secuestrado a Sasuke.

34.

La cabeza le dolía horrores, todo estaba oscuro, quiso abrir los ojos pero los párpados le pesaban tanto que decidió dejarlo hasta que se dio cuenta de que tenía los ojos abiertos y que eran las luces las que estaban apagadas. Pero... ¿dónde estaba? joder la cabeza le dolía horrores.
-¿Qué mierda es esto?-dijo al notar algo pegajoso que le resbalaba por la cabeza.
-Hasta que al fin despiertas Sasuke-dijo una voz a su izquierda.
El corazón de Sasuke se aceleró, él conocía esa voz, pero había en ella algo extraño, ¿qué mierda estaba pasando?
-¿Qué quieres Mikoto?-preguntó.
La mujer se echó a reír.
-No debí olvidarme del asunto de la voz, pero no, yo no soy esa mujer, aunque claro como culparte si tú no sabes nada, después de todo Fugaku es un auténtico cabrón así que no es de extrañar.
Sasuke no comprendía lo que su madre le estaba diciendo, quiso moverse pero se dio cuenta de que estaba atado de pies y manos, joder, esto no le estaba gustando ni un pelo, no entendía nada.
-Creo que te golpeé muy fuerte-dijo.
-¿Qué cojones está pasando?-preguntó.
Por toda respuesta oyó como su madre se movía a través de la oscuridad y accionaba la luz. Se quedó de piedra, ante él se encontraba una mujer vestida de arriba a abajo de cuero negro a juego con su larga melena, pero algo no estaba bien, aquellos ojos... aquellos ojos eran de color gris pálido y no lo miraban de la misma forma que aquellos negros que conocía tan bien, esos no eran los ojos de su madre.
-¿Quién eres tú?-preguntó.
La mujer sonrió de lado, curioso, lo hizo exactamente como Itachi y él.
-Encantada de conocerte sobrino, soy Haruka Tanaka la hermana gemela de tu mamaíta-se presentó.
Sasuke se quedó atónito, ¿hermana? ¿Gemela? eso... eso era imposible, él nunca lo había sabido, no podía ser, pero claro mirándola bien la exactitud física, salvo esos gélidos ojos, le demostraban que lo que decía era verdad.
-¿Qué te pasa Sasuke? te has quedado pálido, ¿no te lo esperabas?
El pelinegro despertó de su estupor y empezó a removerse con más fuerza, no sabía que estaba haciendo allí, y menos con su recién conocida tía, y siendo sinceros no tenía ninguna intención de saberlo.
-Es inútil-dijo la mujer volviendo a sentarse-soy buena en lo que hago y el nudo es demasiado difícil de deshacer así que no malgastes energías, ya perdiste suficiente con el golpe de la cabeza, al verte sangrar creí que habías muerto.
Así que era la sangre lo que le bajaba por la nuca.
-¿Qué quieres de mí? ¿Te mandó mi madre hacer esto?-preguntó.
-Tal como él dijo, la odias ¿verdad? es normal después de la manera que te abandonó.
-¿Quién es él?
Haruka se quedó pensativa y luego volvió a sonreír.
-Supongo que no pasa nada si te lo digo, no hemos hablado sobre ese tema y será divertido ver como reaccionas ante lo que te voy a decir-contestó-verás, aunque no lo creas mi hermana es una débil y sería incapaz de hacerle algo a uno de sus hijitos queridos, el que me ha mandado hacer esto es Fugaku.
Sasuke se quedó sin respiración, ¿Fugaku?
-¡Mientes!-exclamó-sé que ha sido mi madre la que...
-Oh vamos Sasuke, deja de hacer el numerito, tú lo sabes, tú sabes cómo es Fugaku, esto no debería extrañarte.
Vale, su padre era un auténtico cabrón pero no le haría algo así, él era su hijo no le haría nada malo ¿no?
-¿Por qué haría él algo así?-decidió preguntar.
-Porque eres un estorbo-contestó sin más-para él dejaste de ser útil en el mismo instante que decidiste dejarlo todo por esa novia tuya, Sakura, es una chica muy guapa, tienes buen gusto.
Las aletas de la nariz de Sasuke se dilataron de pura rabia y amarrado y todo se incorporó quedando de pie frente a Haruka, que ni se movió.
-Por tu bien espero que no le hayas hecho nada-siseó-si algo le pasa a Sakura...
-Tranquilo hombretón, la rosita está tranquila ahora en tu casita, si es que no se ha enterado ya de lo que te ha pasado.
Después de un rato de silencio volvió a hablar.
-¿Por qué nunca me han hablado de ti?-preguntó.
-Supongo que fue porque no convenía o tal vez estaban todos muy ocupados para pensar en Haruka, la que siempre tiene que hacer todo el trabajo sucio, no, tienes suerte de no haberme conocido, no soy nadie agradable aunque eso lo verás durante este tiempo que estemos juntos, ahora debo irme, espero que no te aburras en mi ausencia.
Dicho esto la mujer se levantó y salió por una puerta que el pelinegro no había visto, era negra, y al ser la pared de la pequeña estancia circular del mismo color apenas se distinguía. Escuchó como lo cerraba con llave y toda ilusión de escapar se le fue al garete, así que se sentó y se puso a pensar, iba a necesitarlo.
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-Tienes que tranquilizarte Sakura-dijo Ino mientras le servía un vaso de agua.
Las dos estaban en el apartamento de la rubia, donde antes vivía Sakura, porque el apartamento de Sasuke estaba siendo revisado por la policía por si encontraban allí algo que les ayudase a esclarecer el caso.
-¿Cómo voy a tranquilizarme Ino? Yoko vio como le daban un golpe en la cabeza y lo metían en un furgón, ahora puede que esté...puede que esté...
-¡No pienses eso!-dijo la rubia secándose una lágrima, después de todo Sasuke era su amigo y también se preocupaba por él-necesitamos estar tranquilos por si nos necesitan para algo, ahora están interrogando a Yoko y puede que dentro de poco nos llamen a nosotras.
-Yo lo único que quiero es que lo encuentren Ino, nada más.
La rubia se sentó junto a su amiga y la abrazó, llevaban dos horas allí las dos y Sakura no había podido dejar de llorar en todo ese tiempo.
-¿Te ha llamado Naruto?-preguntó Sakura-ya hace tiempo que él y Hinata se marcharon.
El rubio, movido por su dolor y la ira había agarrado su coche y se había marchado a la escena del secuestro hacía como una hora y Hinata lo había acompañado.
-Estarán dando vueltas por la zona, en el estado en el que iba Naruto...estoy convencida que tardarán en llegar.
El móvil de Ino dio un pitido.
-Es un mensaje de Sai, ya han acabado de interrogar a Yoko y vienen hacia aquí, ahora están hablando con Itachi, al parecer le dio un ataque de ansiedad y se puso a romper todo lo que encontró por el camino.
Era completamente normal, Sasuke era lo único que le quedaba de familia después de haber perdido a su madre, y ella...ella tenía a sus padres y a sus amigos pero Sasuke era lo que más amaba en el mundo, moriría si alguien le hubiesen llegado a hacer algo.
-Voy a hacer algo para cenar-murmuró Ino-luego Sai nos llevará a la comisaría.
Sakura no contestó.
-Sé lo duro que es esto para ti Sakura y sobre todo después de lo que dijiste que habías visto en casa de los Uchiha pero no puedes derrumbarte así, necesitas estar fuerte para soportar lo que va a venir.
Ino tenía razón, ella no podía seguir así, debía ayudar pero su estado no ayudaba, estaba asustada como nunca antes lo había estado, ¿por qué pasaban estas cosas? ¿Por qué? una nueva tandada de lágrimas barrió sus ojos y cara, arrastrando con ellas todo aquel inmenso dolor que anidaba en su corazón. Nadie tenía motivos para hacerle así algo a Sasuke, nadie.
La imagen de Fugaku y aquella extraña mujer apareció fugazmente en su cabeza, ¿y si la habían visto? tal vez podrían haber ido a buscarla al apartamento y como no habían encontrado a nadie habían merodeado por la zona buscándola y se encontraron con Sasuke. Se levantó con una mano en la boca y los ojos abiertos de puro terror, Fugaku, él no sería capaz de hacerle algo así a su hijo ¿no? pero aquel era un hombre que vivía para su dinero y su posición y si alguien se enteraba que tenía líos con mujeres...tal vez él había pensado que se lo había dicho a Sasuke y por eso...
-No por favor, no Dios mío por favor-rogó entre susurros.
Estaba casi segura de que aquello era lo más posible, no podía haber ninguna otra razón, no había ninguna otra razón, debía ser eso. Se agarró con fuerza al borde de la mesa y respiró con dificultad, ¿qué debía hacer? tenía que llamar a la policía pero... ¿quién creería que un padre había raptado a su hijo si no daba pruebas de ello?
-La mujer...-susurró.
Tenía que encontrar a aquella mujer, aquel calco de Mikoto salvo por sus ojos.
Mikoto, ella no sabía lo que había pasado con su hijo, ella debía decírselo y preguntarle por aquella extraña mujer, si todo aquello que pensaba era cierto Sasuke podría estar en peligro.
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-¡Mierda!-gritó Naruto dando una patada en la pared-no hay nada, nada, absolutamente nada.
Hinata observaba con el corazón encogido en un puño como Naruto se deshacía en golpes contra la pared de aquel edificio. Habían ido con esperanzas de poder encontrar algo pero no habían encontrado absolutamente nada.
-Naruto...-dijo mientras lo abrazaba por la espalda-si la policía no encontró nada es obvio que nosotros tampoco lo haríamos.
-Pero... pero es que tiene que haber algo Hinata, no pudieron largarse sin dejar alguna huella o algo.
-Ya ves que no hay nada que ver.
El rubio se separó de la pared y echó a andar calle abajo, hecho una furia.
-Me resisto a creerlo, Yoko aseguró que habían tirado a la calle el objeto con el que había golpeado a Sasuke, tiene que estar por algún lado.
-La policía cree que vio mal, que con la conmoción...
-¡Basta ya, Hinata!-exclamó-¡tus intentos de calmarme son realmente una mierda!
Fue tanta la rabia con la que gritó que la ojiperla agachó la cabeza dolida, ella solo pretendía ayudar, no quería que Naruto se hiciese ilusiones y luego sufriese.
-Joder, lo siento, perdóname, lo siento-se disculpó mientras la abrazaba-estoy tan alterado que ya no sé lo que digo Hinata.
-No pasa nada, es normal, lo quieres como si fuese tu hermano.
En ese momento un coche pasó con las luces encendidas por la solitaria calle inundando de luz todos los rincones oscuros y entonces Naruto lo vio, una barra de hierro tirada en el suelo...
-¿Un tubo de escape?
-¿Eh?-preguntó Hinata mientras veía como él recogía el objeto del suelo.
-Un tubo de escape.
-Es normal Naruto, estás al lado de un contenedor, alguien lo tiraría.
-Tiene sangre-cortó-además está inacabado y oxidado, un coche nunca podría haberlo usado.
Hinata se llevó una mano a la boca.
-La policía no se debió fijar en él, como nosotros, porque estaba oculto tras el contenedor-susurró.
-Desde luego el secuestrador tiene excelente puntería el hijo de puta-gruñó el rubio-si esta realmente es el arma lo más probable es que Sasuke esté retenido o en un taller o en una fábrica de coches.
-Tenemos que llamar a la policía.
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Se había ido del apartamento diciéndole a Ino que necesitaba tomar un poco el aire pero lo cierto es que iba a ver a Mikoto y ahora estaba en frente al edificio donde vivía.
-Por favor, que esté en casa-rogó mientras tocaba el timbre.
-¿Si?-respondió una voz masculina, seguramente su actual pareja.
-Soy Sakura, una amiga de Mikoto, ¿ella está?
-No, hace apenas un minuto su marido ha venido a buscarla, al parecer debían hablar algo sobre su hijo, ¿es urgente? ¿Quieres que le deje un recado de tu parte?
Pero nadie contestó, Sakura ya se había marchado. Tarde, había llegado tarde, ahora también tenía a Mikoto.

35.

La puerta se abrió de repente dejando entrar toda la claridad de golpe. Por acto reflejo Sasuke se llevó las manos a los ojos, después de horas totalmente a oscuras cualquier mínimo rayo de luz le lastimaba los ojos.
Al parecer la tal Haruka ya había regresado de lo que había ido a hacer y se iba a divertir un poco más liándole la cabeza, pero él estaba decidido a no creer ni una sola cosa más que saliese por aquella venenosa boca. Pero al parecer Haruka no venía expresamente por él.
-Te he traído compañía-dijo.
Sasuke apartó las manos de la cara y pudo ver que recortada por la luz aparecía una figura, la de Haruka, cargando con un peso muerto que tenía todas las papeletas de ser una persona. Inmediatamente se alarmó, ¿y si aquella lunática había ido a su casa y se había encontrado con Sakura? en seguida sintió como la ira empezaba a recorrerle por las venas.
-Tranquilo, no es quién tú piensas-garantizó mientras tiraba el bulto al suelo de cualquier manera.
La persona no se movió, probablemente llegaba inconsciente como le sucedió a él, sin ninguna otra explicación Haruka comenzó a atarla hábilmente completamente a oscuras por lo que él no podía ver de qué persona se trataba. Lo único que podía pensar era que por favor no se tratase de Sakura.
Cuando acabó de hacer su trabajo Haruka se reincorporó y se quedó mirando al suelo con una torva sonrisa. Los ojos del pelinegro casi acostumbrados de nuevo a la luz empezaron a vislumbrar sombras gracias a la rendija de la puerta mal cerrada por donde entraba un poco de claridad. Por lo que parecía la persona tirada en el suelo era una mujer pero tenía el pelo demasiado largo para tratarse de Sakura, incluso su cuerpo no era el mismo.
-Intrigado ¿eh?-preguntó su tía-no te preocupes ahora sabrás quién es tu nueva compañera, estoy seguro de que cuando despierte tendréis mucho de qué hablar.
En dos pasos la pelinegra se situó donde el interruptor de la luz y Sasuke pudo contemplar asombrado quién era la persona que estaba inconsciente cerca de sus pies. No era otra que su propia madre. Entonces era cierto que Mikoto no tenía nada ver con aquello, entonces... ¿su padre...? pero, ¿por qué?
-Bueno, os dejo, nunca se me han dado bien las reuniones familiares-dijo Haruka.
Sasuke ni le prestó atención, seguía contemplando con asombro el cuerpo inconsciente de su madre, hasta que volvió a quedarse completamente a oscuras.
Cada vez entendía menos de lo que estaba pasando allí.
Se quedó un buen rato mirando el cuerpo de su madre pero esta tardaba demasiado en reaccionar, un sudor frío le recorrió la espalda, ¿y si Haruka la había golpeado demasiado fuerte y la había matado? tragó grueso y se acercó un poco a ella pero luego negó con la cabeza y regresó a su sitio. Lo que le pasase a aquella mujer a él ya no debía importarle, a fin de cuentas ella tampoco había mostrado interés por ninguno de sus hijos cuando se lio con aquel chaval y se largó de casa, por él bien podía morirse, él no se preocuparía. Solo debería pensar en cómo podría salir él de allí.
-Mmm-justo en ese momento el cuerpo de Mikoto empezó a moverse y poco a poco se reincorporó-¿don-dónde estoy? ¿Fugaku...?
Sasuke estaba dispuesto a no decirle nada, pero al oír el nombre de su padre en labios de Mikoto era muy extraño, demasiado extraño.
-¿Por qué llamas por él? ¿No deberías llamar a tu novio?-escupió en tono monótono.
Mikoto se giró bruscamente hacia donde había escuchado su voz y enfocó en él su mirada hasta que por fin se acostumbró a la oscuridad y pudo vislumbrar la figura de su hijo menor, ¿qué estaba haciendo él allí?
-¿Sasuke? ¿Qué...qué haces tú aquí? ¿Y Fugaku?...me duele la cabeza-medio susurró mientras se pasaba la mano por el pelo-sangre... ¿qué está pasando?
Ignorando la confusión que sentía su madre en ese momento Sasuke se dedicó a penetrarla con la mirada.
-No haces más que llamar a papá, dime por qué.
-Él...él vino a buscarme a mi casa hace un rato-contestó.
-¿Para qué?
Mikoto no contestó y agachó la cabeza.
-Ja, no sé para qué pregunto si tú nunca respondes, ''mamá''.
Ella no se pronunció al respecto.
-Hmp, siempre es lo mismo-escupió Sasuke-vosotros con vuestros problemas en los que siempre acabo yo pagándolo, no me mires así, sino no me explico cómo esa mujer Haruka, tu escondida hermana gemela, me ha traído hasta aquí, estáis todos locos.
-¿Haruka? ¿Conoces a Haruka?-preguntó sorprendida.
Esta vez fue Sasuke el que no contestó, para qué, él no tenía intención de contarle nada a aquella mujer, no se fiaba de ella.
-Yo no tengo nada que ver con esto Sasuke, yo o sabía...
-A mi no me vas a engañar-dijo-no te creo.
-¡Yo nunca le haría esto a ninguno de mis hijos!
-Hmp.
En medio de la oscuridad Mikoto se echó a llorar, él resopló, lo que hacía falta, él numerito de las lágrimas.
-Me juzgas mal, Sasuke, no sabes por lo que he pasado.
-Claro, lo has pasado fatal-dijo con sarcasmo.
-Lo digo en serio, no tienes idea...
-Basta ya, no voy a creer ni una de tus sucias mentiras, estoy cansado, de ti, de papá y de todos, dejadme en paz de una vez.
Mikoto asintió y se limpió las lágrimas.
-Yo no quería que te hiciesen esto, si hubiese llegado a imaginar que haría esto le hubiese dado todo lo que me pidió de buena gana, pero jamás pensé que...-un sollozo ahogó el resto de sus palabras.
¿Pedir? ¿De qué estaba hablando?
-No puedo más, ¡no puedo más! ¡No puedo más!-gritó a pleno pulmón-ya me destrozaste la vida lo suficiente y ya estoy cansada.
Sasuke escuchaba aquel monólogo aturdido y en silencio, ¿de quién hablaba?
-Te lo voy a contar todo Sasuke, en tus manos queda creerme o no pero ya no me importa, solo quiero liberar este pesado secreto.
Pero en ese momento la puerta volvió a abrirse y por ella apareció Haruka de nuevo.
-No creas sus mentiras-dijo-ella siempre miente, puedes irte Sasuke, ya no nos eres necesario.
La pelinegra se acercó a él, lo desató y lo obligó a ponerse de pie.
-Lárgate de aquí y no vuelvas, sino tú y también tu madre acabaréis mal.
Sasuke miró a Mikoto con indiferencia y ella le apartó la mirada, aquella mujer nunca más sería su madre, la odiaba pero eso no quería decir que aquello quedase así, él tenía que saber lo que pasaba y para eso debía conseguir que Haruka la dejase libre.
Sin ninguna palabra se largó de ese lugar, primero se marcharía y luego pensaría en qué hacer.
-----------------------------------------------
-¿Todavía no han llamado?-preguntó Naruto de nuevo.
-No-contestó Ino-hay muchos talleres de ese tipo en la ciudad y encontrar el exacto llevará su tiempo.
Naruto resopló.
Todos estaban sentados en un reservado vip de la discoteca de Ino esperando a tener noticias de la policía, llevaban una hora esperando y todos estaban muy nerviosos.
Naruto no dejaba de dar vueltas de un lado al otro del reservado, Yoko lloraba mientras Hinata le agarraba de las manos con expresión compungida, Itachi, quién había ido hasta con Yoko después del interrogatorio, tenía su traje descolocado, la mirada perdida y bebía del whisky un vaso tras otro y por último ella, que no solo estaba preocupada por el asunto de la policía sino por Sakura, que estaba totalmente desaparecida.
En ese momento se descorrió la cortina del reservado y por ella apareció Sai, respirando agitadamente.
-Acaba de llamar Sakura, está en la comisaría, al parecer la madre de Sasuke e Itachi también ha desaparecido, su novio dijo que Fugaku había ido a buscarla y que desde entonces no la ha vuelto a ver.
-¿Pero qué demonios pasa?-exclamó Naruto-¿es qué todo el mundo va a desaparecer?
-No la encuentran porque es ella-dijo Itachi-seguro que es ella la que ha secuestrado a Sasuke, mi padre me ha contado varias veces que cuando se fue de casa ella le exigió una gran cantidad de dinero y que ha continuado así durante todos estos años, supongo que por eso ella ha intentado acercarse a nosotros durante estos años y se ha llevado ahora a Sasuke, para hacerle chantaje.
-¿Y por qué no le habéis dicho eso a la policía?
-Mi padre se lo contó pero al no haber pruebas... supongo que ahora que ella desapareció creerán por fin lo que él ha dicho.
-No creo que sea una mujer tan mala-dijo Ino-Sakura dijo que...
-Esa mujer engaña a todos, a todos.
--------------------------------------------
Allí estaba de nuevo, delante de aquella casa pero esta vez con un objetivo muy diferente. Sospechaba que todo lo que estaba pasando era culpa de Fugaku Uchiha, sino ¿por qué había ido a buscar a Mikoto justamente esa noche a su casa y luego esta había desaparecido? todo resultaba de lo más extraño. La policía le había dicho que el propio Fugaku había declarado que Mikoto llevaba sometiéndolo a chantaje desde que esta había abandonado su casa años atrás y la desaparición de la misma hacía sospechar a la policía que Mikoto había llevado su chantaje hasta niveles extremos, pero ella no se lo creía conocía lo suficiente a Mikoto y a Fugaku para saber que ella era una buena persona y él un ser de lo peor. Ahora sabía que tenía que haber contado lo que había visto, la escena de sexo entre ese hombre y aquella mujer que, sin duda, sino era una hermana gemela de Mikoto, era una pariente cercana.
Tocó el timbre, de nuevo con manos temblorosas, y esperó pacientemente a que alguien fuese a abrirle la puerta pero nadie contestó. Al parecer no había nadie en casa. Estaba dispuesta a marcharse pero una mano la detuvo, una mano masculina que la sostuvo fuerte, una mano que ella conocía muy bien.
-Debía suponer que no estabas en el supermercado-susurró una voz detrás de ella-chica tonta, arriesgarte de esta manera...
-¿Sa...Sasuke?-preguntó sin aún girarse y con la voz cortada.
-Hmp.
El pelinegro no podía estar más contento de saber que ella estaba bien, que Haruka no había logrado hacerle daño pero desde luego nunca había imaginado que se la encontraría en casa de su padre, ¿qué estaba haciendo ella allí?
Sakura se abrazó con fuerza a él y empezó a darle golpes.
-Idiota, imbécil, estúpido-murmuró-estaba muerta de miedo, Yoko vio como te daban con algo en la cabeza y Naruto encontró un tubo de escape ensangrentado, pensé que te habían matado.
-Hmp, hace falta más que eso para acabar conmigo-dijo respondiendo al abrazo y agachando la cabeza para darle un largo y profundo beso-el que debería preguntar qué haces aquí soy yo.
Sakura agachó la cabeza, nerviosa y apesadumbrada.
-Tú madre desapareció justo después de que tu padre la fuese a buscar-dijo-yo estaba preocupada así que... vine a hablar con Fugaku.
Sasuke cerró los ojos y suspiró con fuerza.
-No quiero saber cómo has llegado a enterarte de ese tema pero si quiero que te apartes de este tema Sakura, ¿entendido?
-Pero, ¿por qué? a tu madre podría pasarle algo y tu padre...
-Mi padre ser el culpable-remató con una sonrisa de medio lado-deberías empezar a darte cuenta de que Mikoto no es tan inocente como piensas, y no quiero seguir hablando del tema-cortó antes de que ella dijese algo-he conseguido escapar y lo único que quiero es descansar.
Sakura volvió a mirar con recelo la puerta de la casa de Sasuke, ahora sabía más que nunca que el pelinegro sabía algo que no le decía y que el secuestro de Mikoto era muy probable que estuviese relacionado con el de Sasuke, además, ¿por qué si había logrado escapar iba a casa de su padre y no a la de ellos? era todo tan raro, pero en fin, ahora lo que importaba era que él estaba bien y que estaba con ella, lo demás podía esperar, aunque no estaba dispuesta a dejarlo, sospechaba que algo gordo iba a pasarle a Mikoto.
-Nunca más vuelvas a darme estos sustos, ¿vale?-dijo abrazándose más a él-nunca más.
Pero Sasuke apenas la escuchaba, su padre no estaba en casa y su madre seguía con aquella mujer que era su tía, empezaba a sospechar que aquellos tres ocultaban algo y él no estaba dispuesto a ser el chivo expiatorio.
Agarró a Sakura por los hombros y volvió a besarla, ahora lo olvidaría todo y se iría a celebrar que seguía vivo con la mujer más guapa de la tierra, cualquiera de ellos podría esperar.
-Esta noche no te libras de mí...Kris-susurró con voz ronca.
Ella sonrió, pocas veces usaba su nombre falso, y cuando lo hacía era promesa de que lo que venía a continuación iba a ser algo muy placentero.

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